Sei sulla pagina 1di 2

HACIA LO SISTÉMICO

Muchas veces me han preguntado por qué decidí utilizar la terapia


sistémica y no otra y qué ventajas veía en el pensamiento sistémico.

Antes quiero decir que el hecho de aplicar la mayoría de veces este


tipo sistémico, no excluye, por lo menos en mí, la operatividad
ocasional de otro tipo de terapias y teorías conducentes a dar
recursos e intentar solucionar los problemas que se nos consultan.
Esto es así porque siempre defenderé el eclecticismo como principio
válido para no cerrarnos a las ingentes posibilidades que nos ofrecen
todas las corrientes terapéuticas.

Aun así tengo mis preferencias y mi especialidad, lo que me lleva a


defender lo sistémico, en principio, porque es un modo de
pensamiento que analiza, observa y estudia el todo y sus partes y las
conexiones e interrelaciones que entre ellas se dan. Es tan claro
como estudiar el todo para comprender las partes.

Cuando atendemos a una persona de forma individual, fuera de su


entorno, de su familia, de las relaciones que entre este sistema se
llevan a cabo, estamos percibiendo su visión de las cosas sin tener en
cuenta lo que puede haber surgido en su comportamiento por la
intervención de los demás componentes de ese sistema y es esta
razón lo que nos lleva a inferir que no entender que cada desenlace o
proceso que se efectúa, no es algo aislado, sino que interactúa con el
resto del cosmos, nos abocaría a una microvisión y en ocasiones al
fracaso.

Alguien dijo, y lamento no recordar quién, que “No hay éxito en lo


que hagamos, si no hay éxito para el sistema al que pertenecemos.”

Desde lo sistémico vamos al estudio de las relaciones entre


elementos de un sistema que permite poner de manifiesto la
estructura y las causas reales del comportamiento y de los problemas
que observamos.

Tratar sistemas es más complicado que tratar individualidades. No


funcionan las lógicas lineales simples, y no obtendremos el triunfo si
no se obtiene en todo el sistema; pero nuestra labor, siguiendo este
plan sistémico, no se basa en empujar para mover las cosas sino más
bien averiguar y eliminar lo que impide que se muevan. Cuando has
eliminado lo que impide el movimiento todo fluye suave y fácilmente.

No es difícil inferir, pues, que para lograr este objetivo no es


conveniente eliminar los síntomas que presenta el o los componentes
del sistema, sino poder controlarlos para obtener los datos que nos
permitan llegar a saber el qué, el cómo y el porqué sucede tal o cual
acontecimiento.

Tratar de demostrar que todo afecta a todo, que todo está


interconectado y todo interactúa, es relativamente fácil y para ello no
tengo más que poneros un simple ejemplo que seguro que os dará
una visión más clara de lo que quiero decir: La aparición de la Viagra,
a miles de kilómetros del hábitat de los rinocerontes, ha permitido la
recuperación de su población. Sé que parece ridículo y puede llevar a
pensar si es que los rinocerontes padecen de impotencia, pero la
solución es mucho más sencilla: según algunas creencias ancestrales,
se otorgaba al cuerno del rinoceronte unas propiedades afrodisíacas.
¿Qué os parece?

No podemos olvidar que estamos inmersos dentro de un inmenso


sistema que es la Tierra y el cosmos, y que del modo que sea, lo que
hagamos nos afectará.

Espero que se entienda porqué defiendo lo sistémico y abogo porque


es el tratamiento más eficaz ante los problemas personales, de
pareja, familiares, empresariales y sociales.

(Si queréis profundizar sobre el tema, podéis consultar la bibliografía de Peter Checkland.)

Juan José López Nicolás

Potrebbero piacerti anche