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a de la historia Eo meee a través de a Pelco Te [ola Zl rie Coser - Pile ee " ren é : Boleslao Lewin LOS ni RES on Le Beer Rect a Oman ue acorns Rec) ie uci u aCe eee AN es UN eur eee Rare eae eatsct ic eee ts eee Ween aries er aa cor ec aa aera Ma) See eeu ese gia Pierce ease ae Corie ee eee nae eRe esc) eat eee eee ems Peewee eee portavoces de la libertad y de su eee MCE aac Su representante maximo, en_un sentido general, es José Gabriel Drie foot eae a Ce Reeser Me Ren NaC Cee eeu OCR ur ck RECON IT Pees ee Reid rere wees oneerticy Prete eter] Riou) Panne ie here eat cece a Meee ee oa aunque tales reivindicaciones oti Oana CCC ae) Ce ee Rn cee Cee elcid Core ece ena Ren ee CCN Cae are) Creme nercnt acu ceas eo uC em ci} Coe ae aCe aero Oe TOC eee ee ana Cee ua CemE) eas ue ee OC re atc) Reco ces eect ce oa) asec Mey erence Cee CI en ie ie eine ale erste’ ee Teese eerie aes Cele meee ay eae es Ree ae enc (monarquia inca e igualitarismo) y Ue Calero CSUs marc Poca Securit Roce rues tee Peco MnO ee) eer ero’ ese ascucn ae etet ea Cie eng Ca RECT SMe ee eS ote uae! Peery cut Curent eee a cd Moisés, Contucio. Cera ea) Cor uce em Ae Me eCecen OEM Renee} Re oe ary SOR meray COL ae Neto mo aniny eet ea Nietzsche, Wagner. CeCe marcy industrial (*) Freud, Van Gogh, Leén Xill, Ford, Tolstoi, Bismark. Ra Cue Ln) Churchill, Einstein, Lenin, Gandhi Hitler, Garcia Lorca, Stalin, Picasso a eo oe ey peters ea eee ecres maemo ried Pa ae ee moe Peo ee Perey cay eee ee Peter een Aerie ac Peron era cee as ee tae (oar) Ce ae ee any orca ae reer ere Cee ee ea rary Dearie eae eer ec ae Manse?) Cie ieee at i740 Nace el 24 de marzo, en Surimana, pueblo situado a 4,000 metros de la provincia 0 conegimiento de Tinta. Son sus padres Mi guel Condoreangui y Rosa Noguera. Ape- Hides netamente espatioles son frecuentes entie sus antecesores. Pero Io notable es que ni Contloreangui ni otros apellidos son. los preferidos por la familia. Bsta se hace Tamar Tipac Amara, manifestando de tal ‘modo su aseendeneis ineaica, Son los primeros maestros de José Gabriel ‘Tapac Amaru los sacerdotes Antonio Lépez de Sosa y Carlos Rodriguez de Avila. 1753 Se matricula en el Colegio de San Francis- €0 de Borja, para caciques con derecho a ssucesién, en Cuzco, 1759 Egresa del Colegio con conocimiento de la doetrina cristiana y capacidad de leer y eseribir 1760 EL 25 de mayo contrac enlace con Micaela Bastidas, macida en Ia provineia o coreg miento de Abaneay el 28 de junio de 1744, Tienen tres hijos: Hipélita (nacido en 1761), Mariano (nacido en 1762) y Fer nando (nacido en 1768). Hipélito fue crue mente ajusticiado el 18 de mayo de 1781, uego de presenciar la muerte hotripilante de sus padres en Ia plaza principal de Guz 0, Mariano fallecié en 1784, en el navio EL Peruano en que era conducido a Espa- fa. Femando murié en Espasa a comien- 20s del siglo xxx, 1766 EL 25 de octubre José Gabriel Tipac Ama- 1u se presenta ante el eorregidor Pedro Mu- foz de Arjona, solieitando que se lo declare legitimo cacique de los pueblos de Surima- nie, Pampamarea y Tungasuca, 1767 Habiendo demostrado ser hijo legitimo de Miguel Condorcanqui, nieto de Sebastién Condorcanqui, bisnieto de Blas Condorean- qui “y tercer nieto de Diego Felipe Condor- eanqui y de la coya Juana Pilcohuaco, hija Tpac- Amar Bolesiao Lewin el ailtime inca don Felipe Tipac Amar (ajusticiado por el virrey Toledo en 1572), obtuvo el cacicazgo. 1770 Comienza los proparatives para Ja gran re belién formando micleos de adherentes su- yos a todo To largo del antiguo imperio 1776 EI 4 de octubre presenta ante el eseribano real de Cuzco, para que éste Io confirme, el_poder de los caciques de su provincia (Tints) que lo gutorizan a efectuar en Lima gestiones a favor de los indigenas. Fracasa en su empeno, qT EL 18 de octubre de nuevo hace gestiones ante las autoridades limefias a favor de los naturales, Es tratado con dureza y desdén. 1780 de noviembre da comienza a la te social y politiea més grande en Ia histocia colonial del continente americano, E110 de noviembre la ejecueién pabliea de Antonio de Arriaga, odiado comegidor (o- bemador) de la provinela (corregimiento) de Tinta, E118 de noviembre, victoria de Sangari que estremece a las autoridades espaiiolas Estas comienzan a reunir todo su poderio a fin de combatir Ja rebelién. El 28 de di- ciembre, al frente de su ejército se presenta en las alturas que dominan Cuzco, 1781 EL 10 de enero se retira do Cuzeo sin pre sentar batalla final EL 6 de abril es derrotado por las fuerzas espaiiolas y, debido a Ia traicién de un su- ordinado suyo, cae en manos de sus per- -guidores junto con su esposa @ hijo Hi polite. EL 14 de mayo es dictado el bérbato fallo contra Tipae Amara y su familia, El 18 de mayo, en la plaza principal de Cuzco, se procede a su descuartizamiento con eustro caballos. La ejecuciéim de la sen- tencia sufre entorpecimiento debido = un acto de sabotaje 0 a otra causa. El mismo 2 ia su esposa es estrangulada y su hile pilito ahorcado, entre otros familiares ‘A fines de abril Diego Cristobal Te Amara, medio hermano de José reemplaza a éste en In jefatura del miento y estableco su cuartel general ‘Azingro. Los hechos de armas som este perfodo més importantes que ea anterior, pero no dan victoria decisis: ninguna _de las dos partes cont El 12 de sotiembro indulto general todos, sin distinci6n, los partieipantes ea! movimiento rebelde y concesiones de ter administrative, econémico y social = Indios El 11 de diciembre firma del tratade az, 1782 EL 26 de enero solenmne confirmacin de paz, 1783 EI 15 de febrero Diogo Cristébal Te Amaru, todos sus familiares di son detenidos por las autoridades. EL 1 de agosto Diego Cristobal Tipae ru es ejecutado en forma més eruel que José Gabriel 1. Escudo de Nobleza de los Téipac Amari 2 Vecindades del Cusoo. Segin Rowe. 3. Plano del antigua Cuzco. Segiin Means. Fondo histirico EI buracin rebelde deseneadenado por Ta pac Amaru en 1780 ea los valles y altiph- nies del antiguo imperio incaico tavo Ii gar dieciocho afios después de Ix publica- ida de El contrato social, que proclamé Ia igualdad de los hombres 5 a soberania de Jos pueblos; trece aiios despuiés de la expul- sién de los dominios esparioles de Ia Com pafia de Jesis, que fue el més firme sostén del régimen absolutista colonial; cuatro ai después de la declaraetin dela Indepen- dencia de los Estados Unidos, que conmo- vid hasta las altimas fbras lt sensibilidad politica de los criollos; y un ano después del estallido de otro de Tos tantos conflictos Délicos entre Espaiia y Gran Bretafia, que parecia favorecer Ios proyectos separatistas No eabe duda —Ios documentos lo. pra: ie, a pesar de la Ientitud de Iss eo- snunicaciones en la época y de los obsticu- Jos inguisitoriaes, los acontecimientos de frascendencia universal menelonados tuvie- on honda repercusién en Hispanoamériea, singularmente entre las capas urbanas erio- lias y mestizas. Lo confirma la existencia de numerosas conspiraciones, en particular las de fines de 179 y de’ comienzos de 780, evidentemente influidas por el “per- nicioso” ejemplo de las Trece Colonias y las ‘ideas igualitarias de Rousseau. Espaiia no ignoraba del todo el estado en que se hallakan sus colonias, aunque —co- ‘mo siempre los mis interesados— no Io aquilstaba suficientemente. La rebelién de ‘Tipae Amaru fue el toque de atencién que le abrié los ojos sobre el peligro que amo- nazaba a sus posesiones de ultramar. A con secuencia de ello, el Gobernador Intendente de Venezuela, José de Abalos, en 1781 re- dact6 el Informe en el que acansejé el esta- Dlecimiento en América de cuatro. mona quias confederadas con la metzbpoli, Tdea expuesta, en otros términos, por el famoso estadista flustrado condo de Aranda en 1783 ¥ que involucraba cambios en Ja estmactura soil Descomposicién del régimen colonial ¥ surgimiento de una ‘autoconcieneia americana En Ia décimo octava centuria se opera un viraje en a formacién social y en la men- talidad hispanoamericana, La economfa, en los siglos xvr y xvi bisieamente minera_y de inmediata dependencia europea, en el Xvi comienza a ser también agricola y s1- fesanal, cuyos intereses y mereados san To- cales. Es entonces que el mestizo —espé- cimen hispanoamericano de clase media en formacién— se hace sensible a las reivind caciones politicas. Al’ propio tiempo las ideas dieciocheseas logran abrir brechas en Jas vallas restrictivas y aparecen portavoces de la libertad y de su eorolario: la Indo- pendencia, Su representante méximo, en tun sentido general, es José Cabriel Tipac Amaru 2 Los “infidentes", como es natural ex movimiento de independencia, se ‘dentificados con ls elementar femocionales autéctonos que les som Ta idea roussoniana del ser imams fen In sociedad primitva ex aplicads af ‘anato y confrontada con su eorelacio némico: 1a degradaciéa bajo un fexirinjero y de estructura complete fuente de ‘inspiraciia, en este onden ideas son los Comontarioe Reales del Garcilaso de la Vers, mestizo cxsqueso siglo x01, descendiente de una dazma de corte ineaica y de wa conquistador. A obra nostilgiea de Garedaso de la Ves que las autoridades probibirin despoés 1h gran rebelién indigena— recurren “infidentes”, entre ells José Gabriel Ta Amar 4 El vistago inca ‘A unas veinticinco Teguas al sur de Cuze, en un hermoso valle andino coronado por altos y escarpados picos con nieve eterna y en las estribaciones de las montafas, se en- cuentta Ia provincia 0 comegimiento de Tinta, Este corregimiento tiene de largo, de norte a sur, treinta leguas y de ancho quince. Su clima es muy frfo, debido a Ia altura y a Is veeindad de Tos eerz0s neva- dos de Vileanota, de cuyas minas en épocas anteriores se extraia plata, Por el valle de Tinta, que es una impor tantisiina via de comunicacién ¢ intercam- Dio, serpentea el rio Vileomayo, con pueblos indigenas en sus orillas. El valle, en la poca que nos intoresa aqui, tiene 20.000. habitantes, casi todos ellos indios y entre Jos cuales se mantiene latente Ja tradicién de su esplendoroso pasado antéctono. Les hhace recordar vivamente este pando el templo de Viracocha, la divinidad fundado- ma del Tshuantinsuys, que se encontraba en el distrito de San Pedro de Cacha, y Ia familia de los caciques de Susimana, Pam- Pamarca y Tungasuca, descendiente del in- ea Tiipac Amaru IL La grandiosidad del templo de Viracocha, con sus nieve puer tas y las paredes de piedra labrada en forma inigualads hasta hoy dia, contrastaba con la miseria de los edificios indigenas, del mismo modo que su situacién en la época con Ia pretérita, No todos los pueblos de Tinta, enya capital tiene el mismo nombre que la. provincia, estin en el valle. Algunos se ubicaron en altiplanicies euyo clima es ain més rigu- oso que cl del valle. Precisumente en una do Ins altiplanicies esti el eacieaago de los ‘Tépac Amari, obtenido como merced por dosa Juana Pileohuaco, esposa de Diego Felipe Condoreanqui e hija del inea Tipac Amaru I, sjusticiado por orden del virrey ‘Toledo en 1572. El eacicazgo, como hemos dicho, se componfa de tres pueblos: Surima- nna, Pampamarce y Tungasuea. En. Suri- ‘mana, que esté a una altura de 4,000 metros sobre el nivel del mar, el 24 de marzo de ‘Tépac Amant A740 nacié José Gabriel Tépac Amaru, des- ‘ceadiente por linea materna del desventu- “fado ines cayo nombre, y no el paterno (Gondoreanqui), usaron sempre él y su fa frie. Eso no nos parece simple apego al (ecizen inctico, sino mis bien proyecciin de fatimos anhelos, algo asi como ciertos seu- ‘Ginimos modernos: Stalin, hombre de ace- fo; Kemal Ataturk, padre de los turcos Jose Gabriel Tépac Amaru fue hijo de Mi feel Condorcanqui y de Rosa Noguera. ‘Qued6 Imérfano de madre y padre a muy ‘dema edad, cireunstancla que, conforme a flzunos psicélogos, predispone a actitudes ebeldes, sun cuando éstas quedan como Gustracin cuando no arraigan en Indivi- ‘duos excepcionales que persiguen un feoneordante con anhelos multitadinarios, ‘Con todo, coresponde decir que sus thos, Marcos Condoreangui y José Noguera, des- ‘emperiaron dignamonto su papel de tutores; fenize otras pruebas, porque, procuraron al feobring le mejor educacién posible en su medio. Flasta la edad de doce afios fueron maestros de Tipac Amara el Dr. Antonio Lépex de Sos, cura de Pampamarca y hombre bas: ‘tante instruido, a decir del meritorio ameri- ‘eanista ingl’s Markham, y el Dr. Carlos Fodriguer de Avila, cura de Yanaoca. Des: de ahora, pues, es ya notable Ia edueacién eligiosa en la formacién espiritual de Té- pac Amaru, eal El colesio para eaciques principales Por primera vez en 1758 las pupilas de pac Amaru se abren para admirar Ia ca ‘pital imperial de sus antepasados, Cuzco, fbicada en una hermosa hondonada de los ‘Andes Centrales, a In altura de 3.469 me- ‘tos, y acerca de la enal escuché tantos rela~ fos, cantos y leyendas nostilgicas. Pero To ‘embargn Ia tristeza al ver el trato que Tos Conquistadores dieron a las reliquins autéc- ‘tonas: donde antes se levantaba cl palacio denominado de Viracocha, el legendario fendador del incanato, se erguia ahora Ia ‘cxtedral catélica; cl templo del sol, el mis ‘eenerado santuario autéctono, estaba con- ‘fertido en convento de los dominicos; el pa- neio de Fiuayna Cépne, padre de Atshual- ‘pa ¥ Hulscar, en cuyo periodo so ews a Gabo Is Conquista, estaba transformado en ‘convento © iglesia de los jesuitas. Todo ‘clo hecho con méximo desprecio de los va- Jices autictonos y sobre los mismos cimien- tos, de sus ciclépeas construcciones a fin de ‘sesbolizar su aplastamiento. ‘Pezo el joven no tuvo mucho tiempo para ‘sememoranvas, puesto que Ie fue recordada ‘per sx tutor Ia urgencia en presentarse en ‘Sen Francisco de Borja, colegio regenteado 42 Te sazim por los jesuitas y fundado en 7650 para “los hijos mayores de caciques ‘principales y [a falia de éstos] segundas ‘Pessoa, sucesores en Jes cacicazgos", a fin Ge que & les eascfiase “he doctrina evan- (gets y |e politica cristina, quitindoles y ‘Tépac Amaru apartindolos de sus idolatrias, para que a ‘su imitacién no la siguiesen Jos demas in- dios’. En este colegio quedé matrioulado Tapac Amaru y de inmediato se hizo cargo de 4 al padte rector, quien Je enseié el Ingar que durante seis aflos seria su alo- jamiento. Le indieé también la indumenta- tia quo deberia vestir en adelante: capa corta, pantalén y eamiseta de color verde de jergueta o patio, sombreto negro, cal zado —obligatorio, para diferenciar los indios nobles de sus sibditos— y “una banda de tafetin earmest de Castilla, atravesada por el hombto derecho, que caiga debajo el brazo izquierdo, con un escudo de plata fcon las armas de su Majestad y debajo de lla, a un lado Tas del sefior Vierey y Prin tipe de Esquilache, por ser quien dio prin- Cipio a esta fundacién, y al otro, las de su Excelencia, por haberse acibado y sjustado ‘a su tiempo.” El cabello debfan Mevarlo Tos colegiales hasta Tos hombros, también para que no fueran confundidos con los hombres vulgares de su raza. Asi comenzé su vida en San Francisco de Borja. Este, segfin una deseripoién del siglo xvi, apli cable —con alggin insignfieante carl Ta época en que estudié Tupac Amaru (1758-1750) se desarrollaba de la manera siguiente: los alumnos se Tevantaban tem- prano ¢ “iban a dar gracias a Dios en su teapilla, que es tna cuadra muy eapay, g35- tan en esto poco més de un cuarto de horas toman de memoria la doctrina eristiana, a ayudar a misay otras cosas de devocién por espacio de una hora; diceles misa y después de misa van a almorzar [es decir, esayunar]. Lavego tocan a Ja escuela, en la eval gastan dos horas y media; pasan Ta octrina [cristianal y a las once se van comer, comen en el refectorio con toda po- Nicia, srviéndose unos a otros y uno de ellos lee a Ta mesa Ia vida del santo de aquel ‘ia; tienen su recreaciin hasta las dos que Jes tocan a. explicacién de la doctrina [eris- tiana] 0 plética que se Jes hace dos veces por semana en que. se les instraye en cosas de la fe especialmente; tienen su ejercicto ‘manual en que aprenden a bordar y pintar. Aderezan sus aposentos, acuclen al canto tclesiistico y enséiianse en un clavicordio para el érgano.” “Por a tarde tienen su escuela hasta. las cinco y media, que se les toca a rosario y Inego a ejereicio de lengua espaiioln y ora- ‘eiones breves, que se les da para que tomen de metnoria, Con que ensedian a hablar y policia, emo se han de tratar unos con otros: todos se Taman de Vuesa Merced y se tra- ttm con respeto para que se vayan ense- fando edo han de tratar con los demas ‘cuando salgan del Colegio. Un cuarto antes de tocar a cenar se les toca a letania, que ‘dicen de Nuestra Seftora y los domingos y fiestas cantadas, Después de cenar se Tes da reeresciGn hasta que tocan a examen. Des- puss de acostados media hora se les visita ‘Si estin acostades con modestia.” 4 sicntes dt El doctor Ignacio Castro, rector de otra ins~ tituto educacional ewzquetio en la época en ‘que Tapae Amaru estndiaba en San Fran- ciseo de Borja, informa que en este diltimo Ta instruceién que recibian los alumnos se Timitaba “a los rudimentos de la doctrina cristiana, leer y escribir”. Més 0 menos To ‘mismo que el autor de la detallada descrip- cién que hemos citado antes. De manera ‘que la cultura general de Tapac Amaru yeconocida por todos no procedia de Ins faulas del colegio jesuftico; pero si, sw for- macién religiosa. Porque digase lo que se diga: no hubo en Tipac Amaru deseo do reivindicar valores confesionales autéctonos. ‘Ahora bien, al aludir a la cultura do Ta ‘pac Amara no pensimos, sin embargo, Dre- fentarlo como un intelectual, sino como wna persona capaz. de expresar sus anhelos pro- feramaticos en forma coherente y capaz tam- bién —Ilegado el easo— de confiar su formu- lacion literaria a individues competentes. La forja del rebelde José Gabriel Tipac Amaru se formé en un ambiente impregnado de nostalgia por el fantiguo esplendor incaico y por el rechazo del dominio colonial hispano. Esta era In atmésfera familiar y ambiental que aspir6, pero de abi a tomar la gravisima decision de fublevarse contra el poder espafiol con el fin de establecer una monarquia propia, ay un abismo muy grande, Tapae Amara toms sobre sf el riesgo mortal de dar el salto sobre ese precipicto. gCémo lleg6 a tal idea y euiles fueron sus méviles? Na turalmente, tuvo motives personales y ge nerales: la tentativa de desposeerlo de su acicazgo y del titulo incaico al que éste estaba unido, la prepotencia de Tos funcio narios coloniales aun en relacién a él que ‘era descendiente directo de los antiguos mo- rnareas del pais, Ja degradante condieién de sus “paisinos", las ideas igualitarias de la Epoca_y el ejemplo de inmensas colonias del mismo continente que Iograron su inde- pendencia, Pero parecidas o aun més gra- Yes motivos tuvieron otros vistagos de Tos ineas.y, sin embargo, jamés Tlegaron a asumir después de la resistencia inicial & Ta Conquista— la diteccién de tan riesgosa empresa, De suerte que hay que buscar fsimismo sus causas en Ia personalidad de ‘TNipac Amaru. Este, por lo que es sabido, se earacterizaba por una honda sensibilidad Jhumana —acaso ineidia en ello su temprana orfandad— y por un alto —tal vez exage- rado— sentido de su importancia como des- teendiente de los incas. Lo iltimo es féeil- ‘mente comprobable en sus escritos y testi- ‘monios judiciales, mas lo primero silo es cconjetural, aunque también basado en prac bas documentales, Micaela Bastidas, su esposa y Ingarteniente Micaela Bastidas nacié el 28 de junto de 1744 en el pueblo de Timburco, capital ciieiiieniieaiaall del corregimiento de Abancey. Contrajo ex- lace con Tupac Amaru ol 25 de mayo de 1760, Contaba ella entonces dieciséis afios y Al veinte. ‘No podemos dar por confirmado Jo que de- ponen algunos testigos acerca de que la energia y “forocidad” do la esposa eran ‘mayores que las de Téipac Amaru. Lo que fluye de los documentos en forma indubi- table os que, en materia de direccién del ‘movimiento rebelde, Micacla Bastidas no se quedaba atris de su marido, Por el con- trario, toda la vida compleja de Ja retaguar- dia indigena estaba a su cargo. Y no s6lo esto: la esposa del jefe rebelde fue su lu gartenionto més inmediata y, a veces, su inspiradora. Para las relaciones entre In pareja principal rebelde es singularmento caracteristiea la carta de Micaela Bastidas a su esposo fe- chada el 6 de diciembre de 1780. Se trata de la époea-en que Tipac Amaru ya habia obtenido su resonanto triunfo militar de Sangnri (18 do noviembre de 1780) y se decide a tareas més bien de orden politico y administrative en voz de marchar, con sus hnestes enardecidas por la reciente vic- toria, sobre Cuzco, en aquel momento pric: ticamente desguarnecida, En vordad, ésto es uno de los enigmas de su tictica militar, cl que ofrece tanto pibulo para hablar de su falta de sentido préetico y de conocimien- tos imprescindibles para um jefo do ejér- citos, Nosotros no estamos en condiciones de dilucidar ese problema. Pero Micacla Bastidas que si Jo conocia, en Ja carta alu: ida hizo amargos reproches @ su esposo por no haber ~segtin ella crefa— atendido sus razones y no marchado sobre Cuzco. Parece que una noticia de Tdpac Amand tuvo el efecto de tranquilizarla un poco. Pero nada mis que eso, pues un die des- pués de su mencionada carta, el 7 de di ciembre, le escribe otra en un tono més roposado, aunque con iguales consuras © insistencias sobre la necesidad de dirigir todo el poderio indigena contra Ta vieja capital del Tahuantinsuyo; Como dora Mi- aela no era de las personas quo so satis: facian con dar consejos finicamente, en la misma carta del 7 de diciembre anuneié 12 su esposo el propésito do reclutar gente para estar rodeando poco a poco al Cuz co”. Su propésito Io evs a medias a la prictica, puesto que una carta de Tiipac Amaru con noticias sobre sus nuevas vieto- vias Te hizo tomar Ia decisién de retornar ‘a Tungasuea. Corresponde afiadir que ésta no fue la tinica accién notamento mater ‘emprendida por Micaela Bastidas. ‘Toda vez que peligraba la rebelién, 0 lo crefa nece- surio, acaudillaba huestes indias. En clerta ‘ocasion, al recibir una noticia acerca del po- ligro que corria su tnarido, exclamé subien- do a caballo: “jEstoy pronta a morir don- de muriese mi esposol” Tal fue ol espiritu de esta mujer extraordinaria 1, Alfareria mochica, Pert, 2. Dibujo mochica representando tn guerrero acompafiado de stmbolos ornitomorjos, 7) Goer oes Cea Actividad pibliea de Tiipae Amaru ‘entre los afios 1770-1780 Corresponde encarar como punto de par- ida de los esfuerz0s de Tiipac Amaru ten- dientes a cambiar radicalmente el estado de cosas en la colon, el afio 1770, en que ‘comienza las gestiones para obtener In con fiemacién de sus derechos de descondiente prinefpal de los “Sefiores que fueron de estos Reinos”. Quizis en otra época, y trax tndose de una’ persona de diferente com formacién mental que la de Tupac Amaru, tales gestiones no hubiesen tenido el ca- ricter que les atribuimos; pero en. nuestro ‘easo conereto, si, Lo expresado no es s6lo Ja opinién de quien esto escribe, sino tam- Dign Ia del Visitador general de los virrei- ratos del Peri y el Plata, José Antonio de Areche, quien en su trstemente célebre sentencia sostiene que Tépac Amaru, al reivindicar sus derechos al incazgo, se con- sideraba “duetio absoluto y natural de estos dominios”. También otro coetineo de Ti pac Amaru de gran significaeién por el pax pel desempefiado en los sucesos insurrec- cionales, el obispo de Cuzeo Juan Manne! Moscoso, en su carta del 17 de novienibee de 1780, afirma que “todos se hallaron pre- vyenidos con una especie de haberse decir ado por esa Real Andiencia a ese indio la Aescendiencia Tegitima del rey Tapac Ama- ru’, agregando que “Ia noticia es maligna para Ios indios féciles de seduccién; por cello se recelaba que todos los puebles cons- pirasen aun fanatismo...” Y en una Relacin de los primeros sucesos revolucio- narios se dioe que el reconocimiento por la Andiencia de Lima de In “descendencia legitima de que decia tener de don Felipe Tupac Amara [...] le hicieron formar una alta idea de su prosapia, que quizis Ia im- pprudencia de Ios que manejaron Tos docu- rmentos de su aleuria Te hizo llegar adonde no debia”, Agrega el documento citado que, al estallar Ja rebelién, Tiipac Amaru se pre- fentaba con “las insignias reales de los fincas”. Confirman lo expuesto la. orden rigurosisi- ma de Areche, contenida en Ia afamada sentencia, de reservar all propio monarea toda informactéim sobre nobleza india y las reales Srdenes, ropetidas veces dictadas, que prohibian el otorgamicnto de titulos a los indios, particularmente el “apelativo Inca”, Las gestiones de T\ipac Amaru para obte- ner Ja confirmacién pablica de su titulo de descendiente principal de los incas, eviden- temente, tuvieron éxito. Se desprende esto, ademés de numerosos testimonios imperso- nales, de las expresiones del obispo Mos- coso y de las del enemigo mortal de éste, deudo del ajusticiado corregidor Ariage, Eusebio Balza de Verganza, como también Ge los dictimenes favorables para Tiipac ‘Amaru del fiscal de lx Andiencia de Lima, don Serafin de Leytin y Mola, y del asesor del virey, doctor Francisco Lépez, aunque Tépac Amara no consta que el tribunal se haya expedide formalmente. Los trimites de Tipac Amara que hemos ‘mencionado, aunque impresionan como una actitud simplemente egolitrica, pierden bas- tante de sw careteristioa memimente per- sonal si se toma en consideracién que ha- ba varios pretendientes para el titulo que le correspondia a él, Pero, en la perspec: tiva histérica, no en Ja reivindieaclén de Jos justos derechos residia el problema sino en el hecho de que ser reconocido como ‘nea, en la atmésfera de le colonia impreg- nada de elementos autéetonos, significaba obtener un ascendiente enorme en la vida findigena y aun fuera de ella; era igual a transformarse legal y autométicamente, y sin necesidad de agrias Tuchas con otros pretendientes, que no faltaban y se unferon Tos espafioles para combatirlo, en jefe indiseatida de Jos indios. En la époce, es decir, en Ia segunda mitad del siglo xv, cuando sfloré un fuerte sentimiento telie rico entre los eriollos, un inea podia aspi- rar incluso, como Jo hacia ‘Tipe Amaru, hablar en nombre de todos los naturales de América. ‘A raiz de las gestiones aludidas, algunos cro- nistas de Ia época y clertos eseritores mo- dernos gustan explayarse acerca de Jos sen- timientos aristocritioos de Tipae Amaru, lo que —a juicio de ellos indicaria sa escaso interés por la situacién do los indios y por Ja de otras capas humildes. Hasta qué gr- do es injusta esa imputacién lo demuestra el hecho de que simultineamente con sus estiones de indudable tipo genealogista, bregaba por mejorar Ia suerte de los indi- sgonas. El 4 de octubre de 1778, José Gabriel Ti pac Amaru, que ya entonces hace prepara tivos para su magna empresa, presenta. al ‘escribano cuzquefio José Palacios un poder de los caciques de su provineia que lo nom- bran con el objeto de que prosiga en la ca pital del vireinato “la causa que tienen pendiente en el Real y Superior Gobiemo de estos Reinos, sobre que se liberten los naturales de sus ayllus de la pensién de la mits”. Con motivo de estas gestiones de ‘Tapac Amaru, el Visitador general Areche, en su dictamen del 28 de setiembre de 1776, dice: “La mita segin se practica en el Reino, es ‘a mi entender uno de Jos males que es fuer- za cortar brevemente, si queremos pobla- cién, civilidad y que se nos acerquen los Indios a lo que deben y pueden ser.” Agrega més adelante: “La mita y los malos tratamientos que re- ‘eiben los indios son eausas parciales y aca so algo mds para que. no tengamos tantos como tuvimos, y para que no prospere, su festirpe tanto como quieren Tas leyes y los flustrados gobiernos de nuestra nacién.” Pero cual es la respuesta de Areche 2 Té pac Amami? Tipfeamente de un buréerata que presiente algo grave y cree lo més 7 prudente postergar el asunto, He aqul ‘que le dice: “Al eacique que representa se le dick ¢ su escrito no trae Ia instrucelén que exe cesaria para hacer el recurso de la revs cidade la mita que pretende; y que se retize a sus pueblos por ahora, alli Ia providencia que, no obstante, 4 desde su destino el Seflor Superintend de le Mita, a quien se remite por & ‘como que seré la mds arreglada a la tancia de estos indios.” Aungue herido con esa resolucién lién, sus Grdenes fueron acatadas por le n= rmerisa mayorla de os indos y desu cura cas, sn los cuales nada sucedia en ln vida dle aquéllos, y pose a la estonia de otros preterdientes para el inenzgo Ahora bien, al producirse los sucesos revo- Tocionarios TTipac Amaru decia abrar auto- Hizado por una eédula real de. Carlos TI Y sus ediotes, cuando los diigin a los in- ios, comenzaban infaiblemente con la fae 12 se de “Tengo érdenes reales”... gas nia virtualmente? El mismo en el 2 quo nos roferimos en el apartado dice implicitamente que no era asi. Por su parte, Diego Cristébal Tapac Amana, fen su carta al digcesano pacefio del 19 de diciembre de 1781, después de haber eo ‘menzado las negociaciones entre ambas par tes contendientes, declara sin ambages que al iltimo inea “le falt6 jurisdiecién” en sus actos, es decir, no tenia autorizacién real para extirpar comexidores, como aseguraba. No obstante, el mismo Diego Cristébal no firmaba ningiin documento que no conti= vviera la frase sacramental de las. eédulas reales otorgadas a su hermano José Gabriel, Por qué estos procedimientos? Sin entrar en un anilisis psicolbgico 0 so- ioiégico, y sélo comprobando un hecho fi cilmente perceptible, porque el edndido se tir popular veia en Jas testas coronadas el simbolo de la justicia humana. Tan grande fue la fe en los jefes superiores, invisibles e inalcanzables, que cnando no se compren- dia de dénde emanaban las érdenes injustas se las atribuia a los efecutores con quienes se estaba en contacto directo, Baste decir fen nuestro cas que en Amérfea clrealaban, siempre leyendas fantisticas entre los i dios y los esclvos sobre supnestas oédulas favorables para ellos, que los malvados fun: coloniales mantengan ocultas Los caudillos rebeldes de naciones estruct turadas sobre Ia servidumbre de la gleba aprovechaban para sus fines este estado de conciencia popular. Los ejemplos, aum los teferentes a la época que tratamos, abundan, singularmente en la historia del pueblo mi so, tan lena de sublevaciones de caricter agrario, y en la historia francesa de Ia épo- ca de la gran Revolucién. Emilién Poga- chov, por ejemplo, que en 1773 se sublews contra la “déspota dustrada” Catalina TI, se presenté como Pedro II redivivo, De cia este famoso caudillo campesino ruso que 41 era el emperador que logré huir de la persecucién de los asesinos mandados por sa mujer. Pugachov public’ un edicto en el cual concedia libertad a los. siibditos “ticles”. A un expediente similar recurrie- ron los revolucionarios rusos de la. Narod- naia Volia de fines del siglo xx: con el fin de ganar a los campesinos brutalizados del Volga para la sublevacién que organizaban contra la servidumbre feudal, falsficaron tun edicto del zar, eontrario a los nobles y urderatas ‘Durante la Revolucién Francesa, los eam* pesinos de Auvernia, cuando iban a un pa- Tacio a quemar los archivos, anunciaban al sefior que lo hacian por ordlen del rey. Al- sgunas veces, en el mediodia de Francia, en las luchas por la tira, Jos eampesinos po- nian la siguiente inseripeién: “De orden del Rey y de x Asamblea Nacional, finiquito final de las rentas.” En la sesién de le Asamblea Nacional del 5 de junio de 1790 se tuvo noticia de los motines agrarios de Viste general de Machu Picchu. ‘Bourbon, Lancy y del Charolais, donde se cesparcieron falsos decretos oficiales, El procedimiento de Tipac Amaru fue idén- ‘ico. Teniendo nooién clam del atraso de las masas indigenas, conocienda las leyen- das circulantes entre los indios y negros sobre las supuestas cédulas roales de wna szenerosidad enternecedora, y en anteceden- ts de su temor piinico a jas cutoridades, ‘en los dias injciales de la rebelién oreys ‘oportuno presentarse —€l Inca— como re- ppresentante del rey Carlos III y obrar en sa nombre, Su politica con respecto a los espaiioles ccuropeos y amerieanos Esté fuera de duda que Tiipac Amare de- chro una guerza sin cuartel alos expafoles earopeos, proponigndose su extrpacién del suelo de América; pero excluia de seme- jante trato a los celesiésticos peninsulares, Tiipue Amaru es considerado adalid de las seivindicaciones indigenas. Y aunque tales reivindicaciones consttulan algo inmanente al movimiento rebelde por él disigido, es bsolutamente enéneo presentarlas como sus propisites nicos y exclusives. El perse- aia fines mis vastos, para exyo logro ne ‘esitaba imperiosamente del concurso de todos los que podian favorecerles, en primer término de los eriollos, que eran un factor poderoso en la vida (urbana) colonial, por sefan cierta cultura ¥ conoclan el manejo de las armas de fuego, cosa que Tos indios fgnoraban. De ahi que Tipac Amaru bicte- rm tan grindes esfuerzos por conquistar a Jos espafiles amerieanos y a los espafoles eropeos no menores para evitar sernefante caontingencia, Es necesurio dejar coostane cia que empleaba todos los medios a su falcance para dar por tera con la ereencia, fomentada por los espailes, de que se pro- pponia redimir a los hombres de su rz en Getrimento, también, de los espatioles ame- Tieanos, y no silo europeus. Precisamente @ aust de esa maligna, pero effcaz cam paiia, destacaba tanto Tipe Amaru st amor por todos Tos hombres, sin distinlén, rmacidos en suelo de América. La posiciin de Tipee Amant frente a los espafcles amerioanos no era una cosa de por si comprensible las multitudes ind’- fgenas que lo soguian, Por el eontraio, é- fas, por inclinacién xcnéfobe, propia de las sgentes de todas las épocas, odiaban a los hhombres de cara blanca sin distineion de oxigen, para quienes estaban reservades pri- vilerios especiales, y quienes, unos mis, ofos senios, los explotaban y vejaban. El jefe rebelde tavo que interponer todo el peso de su influencia para obligar a_sos subordina- dos a seguir esta politica. La logré impo- net, aunque chocaba con Ja resistencia de sus. gentes, exacerbadas por actos de bar basic cometidos por exes al servicio de Jos agaist. Lo notable es que la Funda- menial idea politica de Tlpac Amaru pe- ‘netr6 tan profundamente en Ja conciencia de los jefes superiores do ln rebelién que, ain después de su muerte, fue soguida fiel- mente; y no sélo por los miembros de su familia y sus allegados més cereanos, sino también por todos Jos caudillos miximos, Pero los eriollos —aun los mis decididos—, si bien estaban descontentos de las autor ades espaiiolas, no Hegaron a pronuneiarse 4 favor de Tipac Amaru. Eso en cuanto a Jos prineipios de Ia rebslién; después, los cespaiioles americanos hicieron causa comin con los peninsulares. Y a eso se debe su fin Aesastroso, El programa social de Tiipae Amara I movimiento tupamarsta es la rebelién so- ial mis grande en le historia colonial de América y su programa en este aspecta es desde el primer momento —si hacemos abs- traccién dle un punto solo~ cara y definide, En su carta del 15 de noviembre de 1780 al eacique Diego Chuauiguanca, lo formula ‘Tipac Amaru con las siguientes palabras: “Tengo comisiém para extinguir eoerewidores cen benefcio del bien public, en esta forma aque 0 haya més eorregidores en adelante, como también con totalidad se quiten mitas en Potosi, alesbalas, advanas y otras mu- chas introdueciones periciosis” Alin sus expresiones Micaela Bastidas, su esposa, quien decks estando presa que ol propésito de la rebel fue “gutta repart- mientos, coregidores,aleabalas y otros de- rechos" A su vex Bernardo de la Madrid, que ictal mente fue prsionero de Tiipac Amara, luego su embajador y después lo teafciond, infor sma que al estallar la rebelién su jefe mandé pregonar que el rey le habia dado orden ‘Ge quitar repartimfentos, obrajes,aleabalas, adoanas, mitas de Potost y estancos de tax buco. De modo que uno de los postulados Irisloos de la rebelién fue la eliminacién de las primitivas manufacturas textiles tan odiadas por los indfgenas. Refiere un do- camento fechado el 12 de noviembre, es decir ocho dias después del Grito de Tiota, que el inex mandé abrir en su presencia ef obraje de Pomacanchi, mandé que se pax tara a los operarios lo que el duetio les adendaba y los bienes restates los repartié entre los Su propésito era arasar ‘con todos los obrajes. Gabe destacar que en el axpecto social no 0 nota Ia disparidad, tan eavacteristica en Jn faz politica, entre los fines confesados ¥ las finalidades persequidas por el jefe xe- belde. En el bando real de Tiipac Amara IL se formulan los mismos_postulades que cn los prinipios de la rebeliin. Para mues- ‘ro asunto tiene interés el siguiente trozo de un poem colonial de procedencta espa- fiol, en el cual se formula con una plas- ticidad somprendente los fines socales de Jos indios: Nos hicieran {los victorionos indios) trabajar 16 1. “Con Manco Capac Inca comensé Ja dltima generacién de los Incas”. Guamén Poma (Museo Etnogrifico. H. Clemente). 2. “Gon ella, esposa de Manco Capac, comienzo la estirpe de las sefioras reinas". Guamén Pome (Museo Etnogrilico. H. Clemente). 8, Huacar Inca, “Fue ologido y nombrado de su padre el sot 4 fue logitimo y mayor heredero de todo el reino”. Guamén Poma (Museo Emogrifico. H. Clements). 4. “EL Inca tenia depésites en todo el reino, de matz, de camote, de aff, de algodén y de toda clase de comidas”. Guamin Poma (Museo Etnogréfico, H. Clemente). 1, 2, 8, 4. Distintos sectores de Machu Picchu. (R. Pica) del modo que ellos trabajan yy evanto ahora los rebajan, nos hicieran Frebajar; nadie pudiera esperar ‘casa, hacienda, ni esplendores, nninguno aleanzara honores, todos fueran_plebeyos, fuéramos los indios de ellos yellos fueran los sefiores. Sin embargo, lo més notable de la politica social de Tpac Amaru es su promesa —que xno podia contar con Ja entusiasta aprobacién do la masa indigena— de otorgar Ja libertad a Ios esclavos. No nos olvidemos quo es ‘en 1780 que se formula, esta promesa que aim en 1810 no fue posible cumplir de inmediato, Sus fines politicos Los autores que han escrito sobre el movi- miento acaudillado por Tépac Amaro, ba- sindose exclusivamente en las enunciaciones piiblicas de éste, no se atrevieron a asi narle tendencias emancipadoras, porque en Jos documentos que evan la firma del él- ‘timo inea, con exoepeién de uno, no figura de manera clara.e ineguivoea el propésito de romper Jos lazos con Espefia. Sin em- bargo, hay que tener en cuenta que Ia acti- vidad de Téipac Amaru —como es perfec tamente ligico— se caracterizaba por la exposicién gradual de los propésitos que lo animaban, de manera que respondieran a Jas circunstanelas eoneretas. De suerte que, cuando cbtuvo su resonante vietoria de San- gararé. (18 de noviembre de 1780) y su ominio estaba extendiéndose a todo al al- tiplano Peri-bolivieno y a algunas regiones argentinas, al dirigirse @ “sus vasallos de Arequipa” se refirié a las “amenazas hechas por el Reino de Europa” y les prometié que “en breve se verian libres del todo”. Ade- mis, les exigia que exclamaran “jViva el duet principal, muera el usurpador del mal goblemo!”. Hablaba asi a los arequipetios porque la plebe mestiza, durante los albo- otos que unos meses antes tuvieron lugar fen Ja ciudad, habia mostrado una notable ‘madurez politica. Hay una curiosa confir- ‘macién del contenido separatista del docu- ‘mento a que nos hemos referido, en un pas- quin fijado en Arequipa del tenor siguiente: Y pues el Indio ha exhortado 1 criollos, atrevido, fa seguir el vil partido que alevoso ha fraguado para que entienda el alzado que a todas Iuces se engafia criollo es el que desengatia y exhorta a la necia plebe que sélo conocer debe Por Padre y Rey al de Espatia, Pero, acaso, de mayor importancia ain que ‘su exhorto @ Arequipa es su misiva, del 24 de enero de 1781, al canénigo Paredes, de Ja eatedral pacefla. Dice en ella, Iuego de aarrar las injusticias que padecen los indios ¥ sus infructuosas gestiones ante las antori dades a fin de hallarles alguna solucién, que en vista del tal estado de cosas, “todo esto se ha procurado por mi parte ser obli- gacién hacerlo, por fitimo descendiente del Rey iiltimo del Peri y su heredero ...”. La deduccién nos parece chara: el éltimo des- cendiente de un monarea y su tinico here- dero es indisentiblemente rey. Un corone! de las milicias de Azéngaro, que en el comienzo mismo de la rebelién durante cuatro dias fue prisionero de Taipac Amaru, sostiene en sa carta del 20 de no- viembre de 1780, al corregidor de Larecaia, que tuvo “lugar y modo para averiguar y penetrar sus designios y disposiciones, aun Jas més secretas. E] principal fin de este indio Tépac Amaru es coronarse”. En la Relacidn de la expedicién punitive emprendida por el corregidor de Puno con- tra los indios, se dice que éstos considera ban a Tipac Amaru rey y sefior del Pert, ‘no reconociendo por “soberano al rey de Es- pafia”. Ademés, se afirma To siguiente: “De hecho [Tépac Amaru], levado a estas temerarias ideas [de impedir que se orga nizara la defensa cle Cuzco], diseurria como ‘un rayo por los pueblos, cometiendo atroci- dades inauditas y matando a todo europeo que encontraba, y aun a todas aquellos que se le resistian. Com estas bfrbaras eruelda- des quedaron tan atemorizadas las provin cias que sélo’esperaban a que entrase en elas el traldor para rendirle la obediencia: bien sea que con una resignacién forzada de les efectos de su tiranfa Jo gclamaban Rey, Redentor y Sestor, Propietario de los Reinos del Peri.” No obstante todo ello. hay divergenelas de ‘opinién y se elaboran extravagantes tearlas sobre los propésitos politicas de Tiipae Ama- ru, Coresponde declarar categéricamente que las opiniones divergentes acerca de la finalidad separatista de Tipac Amara son posteriores a la época de ta rebelidn y pa- ecen producto, cuando no son efecto de alguna ofuscacién, de un conoeimiento insu- ficiente del tema. Como hemos visto, a los oetdneos del gran acontecimiento histérieo de 1780, tanto a Tos espafioles europeos y americanas coma a Tos indios, no les eabia Ja menor duda de que se trataba de un mo- vimiento tendientes a romper los Tazos con Ja metrépoli. El mismo Tiipae Amara, tan euidadoso en sus procederes, daba pibulo a.ello desde el comienzo de la rebelién, ha- iéndlose recibir por los sacerdotes con eapa de coro, cruz alta y palio, es decir, camo ey. Gabe destacar asimismo que en Ia ¢9- mespondencia con su esposa Tipac Amara 5 tituladlo Soberano Sefor. No Ueja de ser sintomético que también Ja generaciin inmediatamente posterior a la rebelién, o la que la presencié en su infan- is, le atribuia caricter separatista. En este sentido es tipica le opinién de don Justo ‘Tépac Amara Apu Sahuarsura, quien, a Ta edad de siete aiios vio entrar en Cuzco el triste cortejo integrado por el inea Tiipac Amaru IT y sus fomiliares, Sahuaraura se refiere al engri- lado jefe rebelde como a descendiente de Tos soberanos incas que “quiso reasumir el Imperio del Pert", Ahora bien, la autenticidad de Ja viniea pie za documental que demuestra en forma in- dubitable el propésito de Jos’ Gabriel ‘Tipac Amaru de declararse sey de América fs puesta en duda por varios histriadores, quienes Megan al extremo de atribuir a los espafoles la falsifieaciin de ella para justi ficar Ia horripilante sentencia contra el dt timo ines, Aun haciendo abstraceién de que hay una prueba convincente de la existencia de un retrato de Tiipic Amara TT con in- signias reales, el argumento de marras es insostenible. Pues si bien es certo que se suele poner en duda Ia autenticided del Dando encontrado, segiin los historiadores aludidos, en uno de los bailes de ‘Tipae Amaru, y, segin la confesién de éste, en su propio bolsllo, no menos cierto es que nadie atribuye a las autordades espafiolas la fal- sifieacién del mismo band que sirvid para proclamar al rey inca en el pueblo de Silos (Nuova Granada), el 24 de mayo de 1781, durante la sublevacién de los comuneros. sSeri que se desconoce la existencia de este documento? Es muy posible, pues si nos tenemos a ciertas opiniones, debemos con- cluir que los indios de Silos copiaron el bando en cuestién de la falsifieacién que no se sabe cfmo y dénde Tlegé tan ripida- rente a sus manos (entre la detencién de fipac Amaru y Ia proclaimacién de Silos ‘transcurrié algo més de un mes), infun- diéndoles Idea de indepéndeneia, Cosa ab- solutamente incongruente y sobre la eual no vale la pena insistir. Corresponde destacar, en cambio, que Téipac Amaru confinné la autenticdad del docamento, aunque proct: x6 ~por razones bien comprensibles— desvir- tuar Ia impditancia de su contenido, Es de mucho interés la respuesta que dio a la insistente pregunta del juez Mata Linares sobre el aleance del bando real. No se puede ‘menos que ponsar que en vists de la impo- sibilidad de negar el enerpo del delito, aun en el momento supremo de su vida Tipac Amaru se desahoga poniendo en ridfculo el afin de sus inguisidores de conocer lo que 41 tenia resuelto no rovolarles. He aqui su forma de obrar: “Manifestésele un borrador que se hallé en los bolsillos del confesante, segiin aviso del sefior don José del Valle, inspector general ¥ comandante de las columns destinadas para Ia pacifieacién de la provineias, en el ‘que, agregado a eslos autos, aparece itu Jase con el nombre José primero y querien- do se publique a jura que ha hecho, responde que no ha escrito ni leido hasta ahora lo que se le manifiesta; que es clerto que su mujer Ie dio noticia de que le habfan escrito un papel el cual le habia leido a dicha su mujer Diego Ortigosa, y Ie di también dicha mujer haberse encontrads ‘este papel en un bolsillo de wn indio alealde do Mareapata, que muerto en el caming, varios indios Jo encontraron mucito en el ‘Comino y le entregaron a su mujer; y lefde or Ortigosa dijo que estaba bien puesto, yy le parece al confesante que la obra de este borrador es de un tal Higinio de Marcapata, espaiiol, mineto, blanco, pelo rubio, ojos azules, que estuvo con el confesante en una sola blanca...” éPero por qué guardé en sus bolsillos ua documento tan comprometedor y ofmo le= g6 a Silos? Esto no Io explica ni puede explicarlo ya que ante los jueces espaio~ Tes, sus mis encarnizados enemigos, niega ‘su propésito de coronarse, en la esperanza de aliviar su situacién, Como se trata de una pieza docamental muy importante para 1 estudio de Jos origenes de la Emaneipa cidn, vamos a transeribila integramente: “D. José I por le gracia de Dios, Inca, Rey del Pend, Santa Fe [de Bogotd], Quito, Ch Te, Buenos Aires v continentes de los mares del sud, duque do Ia Superlativa, Seftor de los Césares y Amazonas con dominio en el gran Paititi, Comisario Distribuidor de le pledad divina por orario sin par, et, "Por cuanto es acordado en mi Consejo por junta prolija por repetidas oeasiones, ya secreta, ya piiblicamente, que los Reyes de Castilla me ban tenido usurpada Ta corona y dominio de mis gentes eerea de tret siglos, pensionindome los vasallos con insoporta- bles gabelas, tributos, piezas, lanzas, adua- nas, aleabalas, estancos, catastros, diezmos, quintos, vineyes, audiencias, corregidores y dems ministros de esta fe, a quien més puia ya quien mis da, entrando en esto Jos emploos eclesiisticos y seculares, sim temor de Dios; estropeando como a bestias 4 los naturales del reino; quitundo Ta vida @ todos Jos que no supieron robar, todo digno del més severo reparo, Por es0, por los clamgres que con generalidad ham Iegsdo al Cielo, en el nombre de Dios ‘Todo-Foderoso, ordenamos y mandamos que ninguna de las personas dichas pague af ‘obedezca en cosa alguna a Jos ministros eu ropeos intrusos, y sélo se deber tener todo respeto al sacerdocio, pagindole el diezma y la primicia, como que se da a Dios inme= diatamente, y el teibuto y quinto a su Rey y Sefior natural, y esto con Tz moderacién ue se hard saber, con las demés leyes de ‘observar y guardar. Y para el pronto reme- dio de todo To suso-expresdo, mando se reitere y publique Iz Jura hecha s mi Real ‘Corona en todas las cindades, villas y Im sgares de mis dominios, dndome parte com toda Je verdad de os vasallos prontos y fieles para el premio igual, y de los que se rebelaren, para Ia pena que les compite, remitiéndonos la jura hecha, com razin de ‘cuanto nos conduzea, ete.” Sin entrar en detalles del documento, pues: 0 que su contenido separstista es indud- De y es esto Jo que nos ioteresa, vamos a fagregar que don Francisco de Miranda lo ncluyé entre los papeles de la insurreccio nnes de 1780 tendientes a la emancipaciin gue entregé a lord Chatham. Y nadie, su- ‘ponemos, negaré al Precursor conocimientos fen la materia, ‘Ahora bien, hemos citado hasta ahora sélo Tos documentos separatistas firmados por iipae Amaru; pero los procedentes de sus “subalternos son macho més mumerosos que Jos suyos propios, sobre todo en el Alto Peri, y también algunos en los Llanos de Venezuela, Pero altamente sintomitico es [que ciertos coetineos de los acontecimientos Gnsurreccionales establezcan un parangén. ‘nize el simbolo del regicidio de la época, Oliverio Cromwell, y el jefe rebelde indi gena Tipac Ama. El Grito de Tinta El 4 de noviembre de 1780 es la fecha del ‘etallido de la rebeliin simbolizada por el fsombre de Téipae Amara, Los aconteci- ‘rientos politicos dentro de las fronteras del Gmperio espaol y fuera de ellas se desarro~ flaron de tal manera que parecian favorecer Ts designios rebeldes, Espatia estaba en ‘guerra con Gran Bretafia y el descontento Ge los criollos —roliviantados por el ejemplo forteamericano— adquiria el caricter de al- ‘Zamientos armados en casi todos los centros ‘exbanos de Hispanoamérica. No estin de acuerdo entre sf los cronistas ‘ex a descripeién del primer acto de rebel- Gia abierta de Tipac Amaru. En lo que sf feinciden todos, es en asegurar que en la ‘Giada fecha el inca Tépac Amaru TI y el ‘comegidor de la provincia de Tinta, Antonio {Ge Arriaga, se reunieron en Ja casa del cura Ge Yanacoa, el antiguo maestro del inca Carlos Rodriguez, para “celebrar el din de ‘auestro augusto soberanc! : sinar la comida, fingiendo haber recibido ‘sn urgente llamado de Cuzeo, Tépac Amant fe retiré de la casa del eclesistico, y eulto en el camino que conducia a Tinta ‘con un grupo de sus fieles partidarios, es- ‘peraba el paso de Arriaga de vuelta al pue- ‘bio. En efecto, cuando el tan odiado co- ‘regidor aparecié en el camino fue detenido ‘olentamente con sus eriados y escolta. Tiipac Amaru llev6 a Arriaga a Tungasuca establecié alli su cuartel general, y no en Tints, porque Ta situaciin estratégica de ‘este pueblo es mucho menos favorable que Je de aquél, que se halla en la cordillera t es de dificil acceso, mientras el otro est Sal walle y al aleance de cualquier ex ‘pedicién punitiva. De acuerdo con el plan ‘Previamente elaborado y perfectamente eje- ‘Getedo, de inmediato oblig6 al correxidor 42 firmar una carta a su cajero, en la cual Je ordenba remitile todos los fondos dis- ‘ponibles y todas Tas armas alcanzables. Ex- ‘pics su apremio con la urgente necesidad (Ge exvier una expedicin al puerto de Aran- ‘t=, smenazado por los corsarios. El jefe ‘Tépae Amara rebelde que necesitaba armas tran premiosa- mente, sobre todo de fuego, y dinero, gracias a su ardid obtuvo 22,000 pesos, algunas ‘Darras de oro, 75 mosquetes, bestias de carga y malas. Pero el corregidor no sélo se vio obligado ‘a firmar esa carta; tuvo también que poner su firma bajo la misiva a su dependiente ‘Miguel de San Roque que no le presagiaba nada bueno. En ésta le ordenaba “fuese & Tungasuca Hevando dos pares de grillos, su cama y Ilaves de las principales viviendas del cabildo”. El alto funcionario espafiol, bajo el dictado de Tiipac Amaru tuvo que extender, el 8 de noviembre de 1780, érdencs a todos Jos pueblos de la provincia para que sus ha- hitantes, en el término de veinticuatro ho- ras, se presentaran en Tungasuca. En el pueblo se hicieron presentes, pues, miles de criollos, mestizos e indios, y hasta algunos europeos. Un genovés residente en Sicuani, de nombre Santiago Bolafios y de oficio “salchichero” en su declaracién judicial nos ofrece interesantes detalles sobre los mo- mentos iniciales de la gran rebelién de 178 Segiin dice, ya el dia 8 comenzaron a afl a Tungasuca muchas personas. De inmedi to fueron puestas en pie de guerra por Ta- pac Amaru, quien montado en un caballo blanco y vestido de terciopelo negro, dirigia Jos ejercicios militares en Ia pampa vecina ‘a Tungasuca, Daba érdenes en dos idiomas: a los indios, en quechua; a los exiollos y ‘mestizos, en castellano. El 10 de noviembre, reunidas las multitudes ‘en Ia plaza de Tungasuca, se lev 2 cabo la ejecucién del odioso funcionario superior de la provincia de Tinta. Para dar a ese acto un cardcter solemne, digno de una mi- sién especial confiada por el propio rey, ‘Tépac Amaru rodeo ¢] lugar de hh ejecucién ccon tres cordones de hombres armados: dos compuestos de criollos y mestizos armados de fusiles y uno de indios con palos y hon- das, Antes de subir al cadalso a Arriaga se pregoné una fingida cédula real en In que se declaraba a éste “dafiino” al reino y se anunciaba la supresién de los impuestos mnés ‘odiados por el pueblo y del servicio de 1a mita, Al conducirsele a Ia horea, el pre~ gonero repetidas veces anuneié en quechua yy castellano; “iManda el Rey nuestro Sefior quitar la vida a este hombre por revoltoso!” Con la ejecucién de Arriaga comienza, en realidad, la gran rebelién de 1780. Desde ‘ese momento no hay camino de retorno ni sirve de nada ocultar los propésitos. Todo To contrario: lo que importa es asestar golpes con la nfayor rapide posible. En efecto, al dia siguiente de la ejecucién del corregider, el 11 de noviembre de 1780, Tépac Amaru marché sobre Quiquijana, capital de la pro- vineia de Quispicanchi. Llegé alli en Ja madrugada del 12, El corregidor, Fernando Cabrera, de quien quiso hacer justicia, ha- ia huido, asi que después de ofr devota- ‘mente Ja misa cohtramarché a Tongasucs. En el camino de retorno a su capital, Tiipae Amaru destruyé los obrajes de Pomacanchi y Parapicchu, esas primitivas manufacturas textiles donde In labor esclavista del indio fra tan duro como en la mineria. A cargo del obraje de Pomacanchi quedé Juan Bau ‘sta Tapae Amaru, hermano del jefe re belde, a quien don Bernardino Rivadavia, en 1822, tovo la satisfaccién de otorgar una pension vitalicia De los sucesos acaccidos en el valle del Vilcomayo, las autoridades de Cuzco, ciudad vyecina al foco de robelién, se enteraron el 12 de noviembre de Jos numeroso fugitives. Es ficil imaginar que la noticia provocé la ‘méxima agitacién del ambiente y fue motivo de una actividad febril en la antigua capi- tal de los ineas, convertida en centro ad- rministrativo y eclesiéstica espaiiol de unos 25,000 habitantes. Mientras tanto Tépac ‘Amaru habia salido vietorioso del combate ‘en Sangararé, que tuvo lugar el 18 de no- viembre, Como a consecuencia de esta talla fue profanado el templo del lugar, com- vertide por los adversarios de Tépac Amaru en ciudadela defensiva, el obispo Moscoso cexcomulgé al inca rebelde. Después de la batalla de Sangararé, segiin creia su esposa Micaela Bastidas, Tipao ‘Amaru hubiera podido apoderarse de Cuzco, Jo que equivaldria para él a un triunfo muy grande, aunque no decisivo. Pero teniendo abierto el camino hacia Ja capital del in- ‘eanato, regres6 a su residencia de Tungasuca Tlevando los despojos de la victoria sobre los espafoles. El combate decisivo por la posesién de ‘Cuzco comenzé el 8 de enero de 1871, Aun cevando ninguno de los bandos logré ob- tener una victoria, pac Amaru resolvié cefectuar tna retirada, porque a medida que Jos realistas obtenfan refuerzos se debilita- ban sus flas por las numerosas desereiones. La aceién bélica en gran escala comenz6 el 28 do febrero de 1781, con In legada a Cuzco de las més altas autoridades esps- fiolas. Tenfan éstas a su disposicién un ejé- cito de 17.116 hombres y estaban decididas a terminar con Ia rebelién lo més pronto posible. No se satisfucian, pues, con medi- das militares tnicamente, sino que trataban de conceder a los indigenas las ventajas sociales que les ofrecia Tpac Amaru: abo- licién del roparto de los coregidores y su- presién de la mita. Por el cansancio de la guerra y por las ventajas comenzaron = aflojar Jas filas rebeldes. El eféreito realista, bajo el mando del ma seal José del Valle, salié de Cuzco a me- Giados de marzo y avanzaba paulatinamente al oeste del valle de Vilcomayo. ‘Tépac ‘Amara que fingla estar decidido a conchuir Ta contienda en el dia de San José, en ho- ‘a su santo que también lo era del comandante espafial, avisd a éste que se pre- pparase para dar el golpe decisive. Lo que ‘bligé al mariseal a estar sobre las armas Ja noche del 18 de marzo. Al amanecer del iii. eel oad Fee ear : Machu Picchu. (R. Pica). 2, 2 Vistas de ta fortaleza ebiceda a 3 km, de Cuzco. (R. Pica). ia siguiente no se enconteé ninguna buella del ejéxcito indio, cuyo jefe empled este fardid para Jevantar secretamento ol campo y ocullarse con su gento en las profundi- dades de una quobrada. ‘Todo parecfa con- tribuir a que su plan tuviese éxito, pues hhasta uma tormenta se desencadené el 21 de marzo, fayoreciendo sus planes, Pero éstos fueron delatados a los espatioles por un sub- ‘ordinado suyo Iamado Zimmiaiio Castro y de tal modo se produjo cl desastre del 6 de abril de 1781. Las hnestes de Tipac Ams ru, alacadas por los eostados con vivo fuego de mosqueteria y por In retaguardia con tropas provistas de bayoneta ealada, no fue ron capaces de ofrecer una resistencia firme y.se lanzaron a la fuga. En tal situacién, ‘Tépae Amara intent6 ponerse a salvo, “Mas habiendo sido informades —segtin un documento inédito— por los mismos indios 18 mulatos do Ia infantoria de Lima de la rotirada del Rebelde, lo fueron persiguiondo con el mayor empeio, pero antes que le~ gasen a la orilla se. ceh6 al rio, digo al agua, el Insurgente; los mulatos empeiiados de h consccucién de su arresto, deseosos de ganar los 20,000 pesos que Jos superiores ofrecian a quien lo trajese vivo, se arrojaron con temeridad al rio, cya corriente rapi- disima ahogé a dos de ellos, y los restantes 16 llegaron a Ia otra banda al tiempo que el Traidor habia hecho fnga en aquellas ma lezas. Los mulatos apresaron uno de sus csapitanes que lo habia seguido, y éste, por ssu libertad, ofrecié entregarlo, previniéndo- lesa los soldados que lo siguiesen en silencio mientras é se adelantaba a lamarlo, para que oyendo su voz se detuviese, Asi se ejecutd, pues a media legua o poco mis To aleanz6, y entretanto consultaba su desara- la con su capitin, To asaltaron nuestros rolatos, llevindolo preso a nuestro campo, de donde se va a conferir con buena guar dia al Cuzco, Se previene ‘al sefior Visl- tudor General remita tropa 0 salga, si gusta, con ella al pueblo de Calea, a cuyo puesto Tegard el lunes 8 del corriente; y después que se hayan tomado sus confesiones vere ‘mos los resultados de esta tragedia.” Era _intencién de Tas autoridades i terminar esta tragedia como bien Io el documento, Pero otra vez. no previeron cl desarrollo de Jos acontecimientos, puesto que, el descalabro del @ de abril no fue el unto culminante de las vietorias militares realistas, ni mucho menos el fin de Ta rebe- lin. Los indios rehicieron ripidamente sus fuerzas y bajo el mando supremo de Diego Gristébal Tépac Amaru, medio hermano del nea, el centro de la rebelién se trasladé al Collao, abarcando el sur del Perd, el AIK plano boliviano y el extremo norte de Ja Argentina. Los hechos de armas son més importantes en este periodo que en el ante- or, eontindose entre ellos la conguista de Sorata y el largo asedio, en realidad des- tmuceién, de Ta Paz. Pero ya declinaba el movimiento. Le falteba la cabeza aureolada de José Gabriel Tipac Amaru, que cohe- sionaba todo © imponia a sus Grdenes un respeto casi religioso. Pero el inca estaba fn poder de sus enemigos més erucles. Es- tos, ademds de someterlo a rigurosos tor- ‘mentos, el 17 de mayo de 1781 dictaron la tristemente oélebre sentencia. que, sin em- Dargo, no ereemos oportuno citar aquf, por- que el documento que selata Ja ejeeucién de ese cruel fallo alude también a varios de- talles de ella. Hélos aqul: “Tl viernes 18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza con Tas miliclas de Ia cludad de Cuzco, que tenia sus rejones yy alaunas bocas de fuego, y cercada la horea dde cuatro caras con el cuerpo de mulatos y Innamanguinos; arreglados todos con fusiles y bayonetas caladas, salieron de la Compa ‘fa [de Jestis, donde fueron mantenidos pre- sos] nueve sujetos, que fueron Tos siguientes: José Verdejo, Andrés Castelo, un zambo, Antonio Oblitas (que fue el verdugo que ahoreé al general Arriaga), Antonio Basti das, Francisco Tiipae Amara, Tomasa Con- demaita, cacioa de Acos, Hipélito Tipac Amaru, hijo del Traidor, Micaela Bastidas, ‘su mujer, y el insurgente José Gabriel. To- dos salieron a un tiempo, y uno tras otro venfan con sus grillos y esposas, motidos en ‘unos zurrones, de estos quo so tre yerba del Paraguay, y arrastrados a la cola de un caballo aparejado, Acompaiades de los sacerdotes que los auxiliaban y custodiados de Ia correspondiente gnardia, Tlegaron to- ddos al pie de Ia horea y se les dieron por medio de dos verdugos las sguientes muer tes: "A Verdejo, Castelo y Bastidas se los ahored Hanamente. A Franeiseo Tépac Amaru, tio del insurgente, y a su hijo Hipélito, se les corté Ta lengua antes de arrojarlos de la rscalera de Ta horea: y a Ta india Conde- ‘maita se Je dio garrote ea un tabhillo que estaba dispnesto, con torno de fierro que a este fin se habia hecho y que jamés habia~ ‘mos visto por acé. Habiendo el indio y su ‘mujer visto con sus ojos ejecntar estos. su- plicios hasta en su hijo Hipélite, que fue el Giltimo que subié a la horea, Inego subié Ja india Micaela al tablado, donde asimismo a presencia del marido, se le corté la len- gua y so le dio gamrote, on que padecié infinito, porque teniendo’ el pescuezo muy delicado no podia el torno ahogarla y fue ‘menester que los yerdugos, echéndole Iazos al pescuezo, tirando de una y otra parte y indole patedas en el estémago y pechos, Ja acabasen de mater. Ceré la funcién el rebelde José Gabriel, a quien se le sacé a media plaza. Allf le corté la lengua el ver~ dugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo, atéronle a las manes y pies cuatro lazos, y asidos éstos a la cinta de cuatro caballos tiraban cuatro mes- ‘zos a cuatro distintas partes. Especticulo que jamés se habia visto en esta ciudad. No sf si porque los caballos no fuesen ‘Tapa Amara e fietro, no pudieron absolatamente divi- irlo, después do un largo rato lo tuvieron tironcando, de modo que To tenian en el fire en un estado que parecfa una araia, tanto que el Visitador, movido de compasién, porque no padeciese més aquel infliz, des- pachd desde la Compaiiia [de Jesis, desde once dirigia Ja ejecucién] una orden, mane dando le cortae el verdugo la eabiezs, como $0 ojecut’. Después se condujo el cuerpo debajo de la horea, donde se Te sacaron los brazos y los pies. Eso mismo se ejecuté con Ja mujer: y a Tos demés se les sacaron las cabezas para disigiflas a diversos pueblos, Los enerpos del indi y su mujer se le- varon a Picchu, donde estaba formada una hhoguera en la que fueron arrojados y redu- idos a cenizas, las que se arrojaron al aire y al riachuelo que por alli cone. De este modo acabaron José Gabriel Tipsc Amara Y Micaela Bastidas, cuya soberbia y amo- gancia legé a tanto que se denomnaron reyes del Peri, Chile, Quito, Tucumin y tras partes, hasta inchuir el! gran Paitit, con Tocuras 2 este tono. “Este dia conewrrié un erecido némero de gente, pero nadie grité ni levanté una voz, Muchos hicieron reparo, v yo entre ellos, de que entre tanto ‘concutso no se vefan ine dios, a To menos en el traje mismo que ellos usan; y i hubo algunos, estarfan disfrazados ‘on eapas y ponchos. *Suceden algunas cosas que el diablo las trama_y dispone para confirmar a estos Indios en sus abusos, aglleros y supersticior nes. Digolo, porque habiendo hecho un tiempo muy seco y dias muy serenos, aquél amanecié tan atoldado que na s6 le vio cara al sol, amenazando por todas partes a lover. Y ahora de las doee, en que esta- ban los eaballos estirndo al indio, se le- vant6 un fuerte refregén de viento y tras éste un aguacero que hizo que toda Ta gente, y aun las guardias se retirasen a toda prisa. Esto ha sido causa de que los iar dios se hayan puesto a decir que el cielo yy kes elementos sintieron la muerte del inca que los espafoles, inhumanos e fmplos, es taban matando con tanta erucldad.” Ta terrible muerte del inea Tépae Amaru 11 no librd a las autoridades espafolas de las consecuencias inmediatas del movimento por él dirigido: el empleo de coregidor y oneroso reparto de mereaderias a los in- dios a él inherente fueron suprimidos, esta- bleciéndose en su lugar el régimen de Tntendencias, Tampoeo el espectro de su cuerpo ensangrentado, suspendido en el aire en ls Plaza de Armas de Cuzco, munca dejé de perseguirlas Ahora bien, Juan B, Tipac Amaro, que des- pués de inenarrables penalidades logré su libertad y alcanz) a ver Ta realizactin del ideal por el que Inché su hermano el inea, en sus memorias aparecidas en Buenos Aires deja escapar las siguientes expresiones pe- simistas: “Mi hermano, mértir de la Wbertad y de su amor 2 los hombres, pasar por 2 1. *Kero” de madera. Periodo Inoa. Peri (Museo Etnogréfioo, H. Clemente), ‘Tiipae Amara a de las suinas de Ia fortaleza de Paramonga. 2 Vista: panon tm perverso y su tentativa por un erie Afortunadamente, el anciano sobreviviente de Ja familia de Tapa Amara estaba equi vorado, La memoria de Tipac Amara TT no fue exeerada en su époea ni lo es hoy. En este particular, corresponde justicia a los grandes historiadores esparioles del siglo pa sado (Ferrer del Rio, Lobo y Danvila}, que fn forma roalmente eonmovedora condena- ‘rom el horroroso erimen cometido con Tpae ‘Amaru y su familia, sin sentir necesidad “como algunos autores hispanoamericanos de hoy~ de justificarlo con crimenes, tal ‘yez, no menos horrendos cometidos en otras épocas y en otros paises. ‘Comienzo de las gestiones de pax ‘Dos factores gravitaron en el establecimien= to de tratativas de paz entre los bandos en Jucha: uno, Interior, consistia en Ia ruina fecondmica de ambos virreinatos (Lima y Buenos Aires) de tal gravedad (aio sin ‘eosecha y de completa paralizacién comer cial) que exigl una solucién inmediata; otro, exterior, se fimdaba en varios avisos sobre los preparativos de tina invasién in- lesa a las costas sudamericanas. Por ello fel virrey del Pert, don Agustin de Jénregui, fe] 12 de setiembre de 1781, promulgé un fndulto general para todos los compromet os en los sucesos y Ia exenciin de tributos ypor un aio; temperamento a que adhirid, jpara no “diseordsr” de su colega limeti, el virrey de Buenos Aires, Juan José de Vet Diego Cristobal Tupac Amara fue notificado ‘ficialmente de la promulgacién del indulto ‘general en la carta que le escribié el ma- riseal José del Valle el 1? de octubre de Y781. El supremo jefe de la rebelién, en segunda etapa, oonocia demasiado bien 5 péfidos procedimientos de sus adversa- ios para aceptar su ofrecimiento sin sti= Tidas gatantias, En el sentido de inclinar su Janitno a favor de la aceptacién del indulto fnfluys mucho el obispo Moscoso, tanto con el prestigio do su investidura como eon sus escritos persuasives. El 18 de octubre de 1781 Diego Cristébal Tiipac Amara dio el trascendente paso, tan whelado por los espafioles y de tan trigicas secueneias para él y sus familiares.. EL fo dia envié a Del Valle Ia respuesta Ta misiva de éste del 1° de octubre y al rey del Peni un amplio Informe sobre ccansas, tal como él las entondia y su se rio se Ins formul6, de los acontecimien- insurreccionales. Tanto en Ia carta a Del Valle, como en el Informe al virrey, ‘sn importancia s6lo equiparable con ol 9 memorial del inca del 5 de febrero, CCristébal no s6lo no expresa arrepen- fento, sino que, por el contrario, defiende ‘programa social de la rebelién y critica rente a los espafioles enropeos.. - de Arequipa, don Ramén Arias. también, el 1 de diciembre de 1781, —————<$ lll si ‘Tépac Amare firmé el tratado entre ambas partes con- tendientes. Pero inmediatamente después de colocar su firma sobre el tratado de paz, y semanas antes de verificarse el acto solem= ne de su confirmacién, Diego Cristobal Tic pac Amar se sintié asaltado por dudas y sospechas. Las comunicaba, pidiendo acla~ raciones al obispo Moscoso, quien, por su investidura y por Io que afirmaba con tanta vehemencia, parecla ser la parte desinte- resada y la que estaba, ademfs, por encima de la tospecha de abrigar sentimientas 0 proyectos alevosos. Aunque fue, clertamente, muy importante 1 papel del Dr. Moscoso en el logro de la paz, eabe dudar de sus repetidas e insis- tontes afirmaciones de que se debié ‘nica mente a sus esfuerzos. En realidad de ver- dad, el maquiavelismo del divcesano cuz queso rindié sus frutos gracias a la situacién general: cansancio de Ja guerra sangrienta ¥ miseria horrible debido al abandono del ‘agro por los indigenas, sus tinicos cultivado- res, Por las enusas sefaladas, no obstante Jas vacilaciones de Diego Cristobal, se evs 1 cabo el acto solemne de confirmacién off- cial de las condiciones de paz y del a« riento pablico de la autoridad establec Ese acto tuva lugar el 26 de enero de 1782, fen el pucblo de Sicuani, perteneciente al corregimiento de Tints. Se puede tener idea de la importancia del evento si se toma en consideracién que, a consecuencia de él, €l virrey Jévregui mand6 iuminar las casas durante tres noches consecutivas y decir miss de gracia, Violaeién del tratado ese « haber logrado la paz mediante nego- ciaciones regulates y Formales, las autorida~ es coloniales se dieron répidamente a la tatea de extirpar del suclo de América a todos los “incas”, es decir a la familia de ‘Tipe Amaru, por mis lejano parenteseo ‘gue tuvieran con éste, Aunque se hayan mostrada premeditadamente infieles a su pa- labra, no cabe atribnirles en este caso una folonia especial, porque se trataba de un fendmeno comin en tales contingencias. No Inubiera podide cambiar mucho en eso mi siquiera la sincera adhesin de tos fami liares del ditimo inca al régimen colonial, porque su sola existencia constituia una cconstante amenaza para su estabilidad .Ya Maquiavelo, el consumado maestro do le metodologia politica, decla que para ase arar el poder en Tos pueblos conquistados ces necesario “borrar la linea de los pri ‘pes que los gobernaban”. Y los gobernantes espaiioles —basindese o no en las teorias del autor de EI Principe— procedieron asi con fl tiltimo inea reinante y obraron de igual modo con sus descendientes que, en con diciones muy diferentes y con propésitos Aistintos reivindicaron su herencia. La propia corte espaficla, cuyos represen tantes oficiales juraron solemnemente las cliusulas de paz, en mayo de 1782, advertia, on siti niseinaiaiatniihintanemmoriiiaaaaaaabinaiiital al virrey del Peré “sobre Ja ninguna fe que se debe dar a las palabras y ofertas de los traidores Diego [Cristébal] y Andrés Tépae Amaru”, La misma corte ya en abril de 1782 expresa Je conveniencia de apoderarse de los jefes indigenas, y en setiombro do 1783 ordena al Visitador Jorge Escobedo que no “deje restos ninguno de la infame y vil familia de los Tiipac Amaru”. Orden que el celoso funcionario habia cumplido antes de recibirla... Y dando Ia traicién fue consumada, Ia corte de Madrid, en una real orden reservada, divigida al vierey Vér- liz, decta ast: “Leida esta carta al Rey con Ta némina que V.E. acompaiia de los individuos que se hhan preso en esta ocasién, le ha causado una completa complaceneia, pues con Ta pri- sién de Diego, sus tres sobrinos, su familia y seenaces, regula $, M, como asegurados la tranguilidad y obediencia interiores del Peri.” Ademas de lo ya expuesto, obraba en el finima de las autoridades espatiolas el temor, que expresa el viney Jiuregui en su carta 1 ministro Galvez del 1 de abril de 1784, ante la posibiidad de que “alguna potenci fenemiga” se apoderase de esa “inieua fami Tia” y se sirviera de ella “para perturbar la tranquilidad de su Soberano Animo y la de estos dominios” No vamos a acumular més pruebas acerca de las promisas polltieas de la felonia Ne ‘vada a cabo apenas un afio después de Ta solemne firma de la paz. Gon les citadas ereemos que hasta Diego Cristébal Tipac Amara fue detenido fen Tinta el 15 de febrero de 1783. Sus Femnliares, desde los més proximos hasta Jos mas lejanos -menos Andrés, sobrino de José Gabriel, y Mariano, hijo de éste, apre= ‘sados en Lima el 97 de febrero-, fueron ‘eayendo en manos de Tas antoridades en los meses de febrero, marzo y abril. La senten= ‘ia contra Diego Cristébal Thipac Aman, ‘més despiadade atin que Ta recalda en otros pprocesos y sélo vista en la Antigiledad, fue promuneiada el 1? de agosto de 1783. Significado histérico de Ie rebetién de Tipse Amaru Ta rebelién de Tiipac Aman fue el jal mas importante en el camino hscis Ie ia Gependenca de Hispamoamésica. En los tsios que siguieron a la rebelidn, cuando los rnicleos separatists, “infidentes” 0 palion fas buscaban su eauce politico y su expe sién programética, a figura de Tipac Ama zu se convirtis, para ells, en precursors de Ja rebeldia en’ Hispanoamérioa: en cazsiio: para sus enemigos, 0 los misonestag ejemplo de un futuro aterrador, tanto exe ‘politico como en lo espirtual, Es sompmen= lente la vastedad de Ia fama de Tipu ‘Amara en la época previa 2 Ta Eancipe cin, cuantas veces so expresa el temor ante Jos graves acontecimientos que se avecines se eta su nombre; en el period de Ta lacks 2 Machu Picchu. (BR. Pica). ‘Tépac Amara por la independlencia, cuantas veces se la justifioa, se lo nombra Desde el punto de vista personal, Tipac ‘Amara ingpiré generalmente simpatia a sus ‘coctineas y aun a sus enemigos, lo que es fenémeno digno de atencién por tratarse de un jefe rebelde de capas sociales hu- mildes. Y si hoy algunos caudillos populs- res son exaltados sucede esto por tazones ppoliticas 0 despnés de arduos emperios vindicatorios. El caso de Tiipac Amaru es istinto, por lo menos bajo un aspecto: ya en su época, la sublevacién por él enca- ‘ezada no hallaba en ol terreno que po- riamos amar ideoléaico la resistencia que se podeia esperar hallase. Lo que es prueba de un grado muy avanzado de descomposi- ign del régimen. Por ello —como siempre fen regimenes eaducos— la represién fue tan cruel, tan despiadada. ‘Tiipac Amaru no se propuso meramente la restauracién de los incas, sino que bregé por la implantacién de un régimen igual tario para todos los naturales de América. ‘Tampoco persiguié el fin de reimplantar Ia cultura indigena, En este sentido, lo nis notable es su veneracién de Ia fe catblica. Lo que caracteriza al movimiento por él encabezado es el sineretisino politico (mo- narquia ince e igualitarismo) y cultural (ca- {olicismo y valores espitituales autéetonos). Bs facil percibir en ello ademis de su pro pia formacién espiritual, el poderoso influjo de la époea, Bibliogratia El trabajo esti atado, principalmente, en faentes inéitas, El ator publies tes exten- sae obras sobre el toma: Tupao Amaru el re- Tred, Caridad, Buenos Aires, 1943, La. re- Belién de Tipac Amaru y Tor origenes, do la tndependencia “americana. Hachette, Buenos ‘Airen, 1057. La rebelion de Tapac ‘Amaru y los ortgenes de ta Independencia de Hispano- ‘américa, SELA, Tuenos Aires, 1967. El fasciculo N° 48 de LOS HOM B RES tae 1a Historia Universal a través de ‘sus protagonistas contiene la biogratia completa e ilustrada de Carlos V Con el fundador del imperio ‘“‘donde nunca se ponia el sol”, el gran giro de la historia europea, de la hegemonia al equilibrio de poderes. cael Sie jUn momento apasionante de la historia que usted debe conocer! La historia del mundo es una, pero cada generacion tal como la ve el mundo contempordneo la ve en forma distinta Las conquistas de la ciencia y de la técnica; las nuevas teorias, tendencias y enfoques en el campo del pensamiento y de la accién; sus propias experiencias humanas hacen que cada generacién se construya una nueva vision del pasado de la humanidad. Los problemas politicos, sociales, econémi- cos, religiosos, culturales, raciales, que cada generacién debe enfrentar no se traducen so- lamente en una actitud hacia el futuro, sino también en una actitud hacia el pasado: esos problemas de algtin modo se proyectan so- bre la historia toda de la humanidad, El panorama de la historia universal que ofrecen LOS i 0 MBRES ee es el panorama de la historia universal LOS I 0 M B RES a Precio de venta licacién semana 140.- el ejempiar cada semana una biografia completa para formar la més moderna y actualizada coleccién de Historia Universal ARGENTINA: $140 CHILE: GUATEMALA: BOLIVIA: REP. 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