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biologia pareciera ser la ‘‘reina”’ scubrimientos fundamentales y 1as jcaciones de los mismos, le confieren restigio. Asimismo, juega cada vez un jal més importante y sirve de referencia a xiGn y de accion. Este volumen cumple con el propésito de explorar esas erciones, estudiando desde algunos didlogos re mbrados como Monod o Jacob, hasta disciplinas vinculadas como la etologia de Loreng, 1 teorias de Skinner, las précticas de la medicina, ‘economia, la ecologia. Este libro ‘esfuerzo concertado de estudiosos istintos campos cientificos, que toman la biologia ‘como fundamento ideol6gico. ‘Los autores Pierre Achard, sociolinguista (Maison des Sciences, de Homme, Paris) Antoinette Chauvenet, sociolingiista (Ecole des Hautes Etudes, CNRS, Paris) ‘Blisabeth Lage, psicosocisloge (Hoole des Hautes Etudes en Sclences Sociales, Paris) Frangoise Lentin, goci5logo (Grupo de soctologia dol trabajo, CNRS, Paris) Patricia Nave, psicosociéloga (Eoole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Paris) Georges Vignaux, psicdlogo (Boole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Paris) Hugo Mercer, pslcdlogo, autor del prologo, es Coordinador de le maestria en Ciencias de 1a Universidad Auténome Metropolitana, Xochimslco, Discurso biol6gico y orden social EDITORIAL NUEVA IMAGEN los eseritos tedricos como en las obras de divulgacién (F. Jacob, J. Monod, J. Bernard, K. Lorenz, y B. F. Skinner). En el segundo, las précticas observadas conciernen a secto- res fundamentales para la planificacién social (tecnocracia) como la medicina, la economia, las ciencias del comporta- miento y, mas recientemente, la ecologfa, El lector com: prenderé fécilmente la relacién dialéctica instaurada entre esos discursos y esas practicas. Ciencia de la vida y ciencia del hombre, la biologia pretende, actualmente, responder a cualquier pregunta que el hombre se formule. Su eficacia social se debe a que mas allé de una filosoffa del destino humano individual y colectivo, produce instrumentos con. cretos para dominio del cambio corporal; actia no solo en el curso de las enfermedades sino en el destino celular de la especie. Por esto, interviene en el campo politico al produ- cir nuevas técnicas de decisién y permite, de esta manera, Ia instauracién de un control social tanto més podereso cuanto que sus indicadores sociales se consideran como in- discutibles. Por esta situacién que le es propia, en la-con- vergencia de lo técnico y lo econdmico, es que se constituye como motor de crecimiento social al mismo tiempo que representacién uniforme del-destino individual y colectivo, De allf que sea campo de posturas politicas primordiales. 22 I. Biologia y gestién de los cuerpos Antoinette Chauvenet La primacia de la biologia sobre la medicina en el orden de las representaciones; la dominacién social del médico sa- bio sobre el médico humano; las prestaciones sociales para Ja enfermedad por el consumo de actos cientificos; un esta: tus social de aquélla que oscila entre la anomalia corporal y el deber del cuerpo en relacién con el crecimiento econé- mico; una estructura sanitaria organizada como un sector Particular de las actividades industriales: tales son los sig- nos del reino de la ciencia y de su producto, la técnica, so- bre los cuerpos. Sin embargo, la fuerza de la imagen de la ciencia brega por la neutralidad ideolégica. La naturaleza que explica Pertenece a una realidad en crisis con la cuestion de las metas inherentes y de las causas finales; pero, en tanto que acto de dominacién sobre las cosas y de dominio de la na- turaleza y de los comportamientos humanos, la ciencia es profundamente politica. Nuestro propésito es mostrar, a través del andlisis de las relaciones existentes entre la me- dicina y la biologia, que la paradoja de la omnipotencia de la ciencia, definida por su ncutralidad, brega por su real funcién social al servicio de un orden determinado. 1, La enfermedad como objeto cientifico El Larousse Médical de 1912 da tres definiciones de en- 25 fermedad. La de Sydenham: “Un esfuerzo de la naturaleza que, para conservar al enfermo, trabaja intensamente en la evacuacién de la materia morbifica”; la del profesor Bou. chard: “La enfermedad es el estado dindmico del organis- mo que, ala vez, soporta los ataques de la causay reacciona contra ellos.” El Larousse agrega que Ja reaccion bienhe chora puede ser de tal indole que el individuo se sienta me- jor después de una enfermedad, o al menos después del ac ‘ceso de una enfermedad. Tal es el caso, por ejemplo, de un gotoso luego de una crisis. Por dltimo, para Claude Bernard, ‘‘en la naturaleza todo ocurre segin las leyes que siempre son absolutas, es decir, que siempre son normales y determinadas; el estado fisio- Jogico y el estado patoldgico estén regulados por las mis- mas fuerzas”. El Petit Robert da, setenta aios més tarde (sic), una de- finicién cercana ata de Claude Bemard y muy diferente de las dos primeras: “*La enfermedad es una alteracién omgé- nica o funcional considerada en su evolucién, a la vez. que una entidad definible.” Entre Ia primera y Ia tiltima definici6n se opera un des- lizamiento considerable de las concepciones de la enferme- dad, en cuanto al principio de realidad que la define, a su sentido y ala funcién del sujeto. , Estas cuatro definiciones hacen aparecer una dicotomia entre la naturaleza y el sujeto, una exterioridad de ésta en relacién a aquél. Sin embargo, el sujeto no est’ completa- mente ausente en las dos primeras definiciones. En la de Sydenham, la naturaleza tiene por funcién la conservaci6n del enfermo y Ia integridad del sujeto. Este tiltimo se halla presente a nivel de la teleologéa de la naturaleza y de sus metas finales. En la de Bouchard, esté presente bajo la for- ma de la unidad y de Ia indivisibilidad del organismo, con- siderado como la entidad fundamental. Pero, al igual que en la definicién precedente, la lucha del organismo impli- ca la exterioridad de las cauisas, es decir, de la agresion de la naturaleza. En Ja definicién de Claude Bernard y en la del Petit Ro- By bert, la naturaleza obra con total independencia del sujeto, 1 cual esté absolutamente sometido a sus leyes. La dicotoma naturaleza-sujeto, ya presente en Hipécra- tes, s el fundamento de la medicina occidental como cien. cia espectfica. Es su fundamento como ciencia enel sentido fen que se niega al sujeto enfermo el derecho de conocer su enfermedad, debiendo some terse a una mirada exterior. La exterioridad de esta mirada y, por ende, su tratamiento, fundamenta el doble estatus del especialista y del cientifico, 1La exclusion del sujeto induce a una ruptura caracteristica de toda ciencia, al mismo tiempo que la sumisién al espe- cialista significa la intrusién del orden social en el cuerpo. El caracter especifico de la medicina como ciencia —y este estatus cientifico esun hecho contemporineo reciente se debe, a nuestro parecer, al hecho de que ella tiene, justa- mente, por objeto reprimir y negar la funcién del sujeto en su cuerpo, a fin de hacer reinar un cierto orden —determi- nado histéricamente— sobre el cuerpo y los sujetos. La ubieacién de un orden social de los cuerpos supone técnicas de control del mismo, una ciencia de los compor- tamientos, un arte, en sfntesis, de la dominacién del sujeto. Para instaurarse, debe imponer su ley a las disciplinas que rehabilitan al sujeto. La medicina, y todas las disciplinas cuyo objeto de estudio es el comportamiento humano, nie- gan el estatus de cicncia a aquellas que dan cabida al suje to. Si la psicologia y la medicina psicosomitica tienen de- recho de ciudadania —para hablar slo de las disciplinas 4ue interesan en elsujeto individual, lo tienen en tanto que disciplinas colonizadas por la medicina (medicina psicoso- matica); son un estatus de especialidad médica que figura al margen de las otras disciplinas médicas, cuando no son sim- plemente negadas (como es el caso de la psicologia y del Psicoanalisis). El principio de realidad (en el sentido filoséfico del tér- mino) en estas dos primeras definiciones es el sujeto, ya se trate del sujeto enfermo 0 del organismo; en las definiciones de Claude Bernard y del Petit Robert hay que buscarlos en Ja enfermedad o en las leyes de la naturaleza. 25 Mientras que hace un siglo se nos mostraba al cientifico contentindose con la observacién del trabajo del organismo para luchar contra la enfermedad, hoy el cientifico crea, con su sola intervencién, un principio de realidad; el trabajo de definicién y de clasificacién cientifica produce un hecho real: una entidad, la enfermedad. La ciencia se transforma en una instancia productora de lo real} por ella la enferme- dad existe, evoluciona, segin leyes naturales, y dentro de los limites de su definicién. Se desemboca en una hipéstasis de la ciencia y, al mismo tiempo, en la de su cbjeto. En el mismo movimiento se establece una confusién entre el ob- jeto y el método. Asistimos a una estricta objetivacion de Ia existencia humana regida por leyes cientificas, es decir, por leyes casi fisicas que descubren fisidlogos y biélogos y una percepcién magica de la funcién de la ciencia, en tan- to que instrumento de produccién y de dominacién de lo real EL médico se contentaba con aliviar —dentro de los 1i- mites de su arte— los sufrimientos del individuo en lucha con su propio destino, Actualmente pretende dominar al destino. El cientifico desposee al individuo de a realizacién de su destino, La mitologia médica produce una medicina omnipotente, capaz de decir la causa de la muerte, de deci- dir la hora de su llegada y de tenerla en jaqiue cada vex. mas. Estas definiciones se oponen, por iiltimo, enlo que hace al sentido dado a Ja enfermedad y a la teleologia de la na- turaleza, En las dos primeras, la naturaleza tiene por finalidad y por principio la conservacién del individuo. Enel orden de las representaciones y de las creencias, el destino humano se realiza a través del individuo (creado a imagen de Dios), principio y fin de toda empresa humana, La naturaleza es s6lo el medio de esta obra humana; esté al servicio de la ac- cién del hombre. En las concepciones actuales el principio y el fin dela naturaleza son exteriores al hombre-individuo y Jo dominan. BI individuo no es mas que un elemento some- tido a las leyes infalibles de 1a naturaleza y, por lo tanto, de la ciencia. Est en una situacién diametralmente opuesta 26 a la que ocupaba hace menos de un siglo: la finalidad, el sentido, le pertenecian. Actualmente, la ciencia legitima un orden natural (es decir, una forma social historica de domi- nacién) que somete al individuo a leyes tan infalibles como laley divina. La naturaleza tenfa por principio la conservacién del in- dividuo. Hoy tiene por principio la conservacién de la espe- cie. La enfermedad ya no trabaja por la conservacién del individuo sino por su destruccidn, en provecho de las ge- neraciones venideres (la promesa de un reparto de los bie- nes producidos en una maftana social eterno). Hoy es un episodio de una evolucién que conduce ineluctablemente a la destruccion, es decir, a la muerte del individuo. Las fuer- zas que hoy regulan el estado fisiolégico y el estado patold- gico obran por Ia conservacin ya no del indviduo sino de la especie, Asi surge, del andlisis listorivo de las deficiniones dela enfermedad, la extensién del poder cientifico. La natura- Jeza queda reducida a sus leyes, es decir a las leyes cienti- ficas. El positivismo cientifico pretende definir sélo lo real, Este avasallamiento de lo real por la ciencia, al aspirar al universalismo, debe establecer, necesariamente, un corte entre el terreno de la ciencia y el de las finalidades o de lo Politico. Este debe pasar por una neutralidad que permita 4 la ciencia ubicarse fuera, es decir, por encima de la pric- tica concreta, Esta especie de esquizofrenia permanente de Ja posicion cientifica es una de las consecuencias del corte establecido entre sujeto y objeto, y de la necesidad de re- currencia gencralizada al especialista, protesis universal del sujeto. El corte establecido por la ciencia en su propio in- terior no es algo nuevo: La tension entre Ia Razén, por un lado, y las necesidades y los ddeseos de la poblacion (que ha sido objeto pero rara ver sujeto de la Razén) por otro, ha existido desde el comienzo del em samiento flosofico y cientifico (..-) En la asotiacion entre Logos y Eros, Platon exigia ya una supremacia del Logon? 4 ML Marcuse, L'fomme Undimensioncl, Paris, Le Seu, 1968, EdiciSm en ‘Spalil: I. Marcuse, EI hombre unidimensional, Mexico, ). Morte, 27 2. Ciencia, medida y produccién Quien dice ley dice medida. Pero la medida no abarca la experimentaciOn, es decir, la prueba concretade los hechos; no es més que una de las formas posibles de la verificacion experimental y, sin embargo, es la tinica reconocida como medio de prueba en l mundo de las ciencias. Sélo ella per- mite dar a una disciplina el estatus de cientifica. La verifica- cién vivencial del sujeto, entre otras, no es admitida, sino antes bien rechazada como anticientifica. La experiencia del sujeto carece de suficiente credibilidad y la tinica que se reconoce es aquella que se somete a la medida, es decir, ala técnica, Desde el momento en que las tinicas leyes legitimas son aquellas cuyo caracter cientifico conduce @ la verificacién por la medida, la instramentacién, la manipulacién y la medida se transforman en constitutivas de lo real. La medi: da, ext Lanto que constitutiva de la realidad legitima, opera como selector de lo real, admitido en Ia esferade lo racio nal, Todo aquello que escapa a las ciencias fundadas en la medida es de dominio de lo irracional. Fuera de ella es el reino de la supersticion, de la locura, de la magia o de la re- ligion. . No hay que sorprenderse, entonces, de ver que lo que hoy se opone a la metafisica no ¢s ni més ni menos que la medida como principio explicativo del orden de las cosas y como finalidad historica. Asi, Jean Bernard sittia, actual- mente, la nocién de terreno: Durante mucho tiempo toda una cozriente de la medicina, alia da ela metafisica se saci6 de la nocién de terreno: pero he aqui ue, por primera vez, se da una definicion bioguimiea del t- 1, que por primera vez, se reconoce, se mide, la perturba: specifica responsable, La medida se transforma, al mismo tiempo y ya que opera como sistema de seleccién de lo real, en prineipio jerarquico, 2 J, nemard Grondeurs et Tentations deta médecine, 28 sistema de contraste de las diferentes ciencias. Jerarquiza a las ciencias exactas entre sf, y las opone globalmente a las ciencias lamadas inexactas en tanto que no han constitui- do su objeto en funcién de un sistema de pruebas, pasando por la verificacién experimental mensurable. Es en virtud de la negacién de todo medio de prueba diferente de la me- ida que las ciencias amadas exactas establecen su domi- nacién sobre las otras disciplinas del conocimiento y que excluyen de la esfera cientffica a la psicologia no experi mental y al psicoandlisis. Es asi como, por ejemplo, Jean Bernard encara el futuro de estas dos disciplinas: Pueden tenerse en cuenta dos hipdtesis: 1- Obien se propondran, en forma més omenos répida, explicaciones racionales, fundadas en pautas mensure bles, de todas las perturbaciones de las cuales se quejan los enfermos; 2. o bien persistiré, al margen de este campo mensura- do, un sector dominado por los mitos, por las fuerzas inconscientes, sector que sélo es asequible a ciertos domadores de mitos especializados.* La medida opera, entonces, como selector de lo real, co- mo principio de la seleccién de lo racional en relacién alo irracional, Ella asegura la dominacién de las disciplinas cien- tificas cuyo sistema de pruebas descansa en la verificacion cuantificable. Pero, éde donde vienen el reino de la medida y Ia hege- monja de las ciencias exactas? Aparentemente, habria que buscar una explicacién en la relacion existente entre la medida y su instrumento, la téc- nica: en efecto, la medida asegura la dominacion de 1os ins- trumentos que utiliza, es decir, el reino de la técnica. La Ciencia, o mejor dicho, las ciencias dominantes, aseguran, mediante un simple giro ideol6gico, el poder de la técnica: ésta, en tanto que provee el instrumento material de la me. 8 mid 29 ida y qué es, en Giltima instancia, lo que permite legitimar su estatus, se convierte en el objetivo, la finalidad de la cien- cia. Ella ¢s la que, finalmente, opera como selector princi- pal de lo real, y como principio de dominacién sobre los seres y las cosas. ‘Asi como la medida legitima su instrumento, la ciencia justifica la técnica y la promueve como fin y medio de toda ‘actividad humana tanto econdmica y social como intelec- tual y politica. Si tanto se habla de tecnocracia ¢s sin duda porque la técnica ocupa un primer puesto en el sistema de domina- cién social modemo: si la ciencia es el instrumento de pro- mocién politica ¢ ideolbgica de la técnica, ésta legitima y orienta el objeto de la primera, porque es, alavez, prueba ¥y producto de la ciencia. Tiene, al mismo tiempo, una fun- cién motriz en la produccién: promueve toda actividad hu- ‘mana al estatus de objeto y de mercancfa, La finalidad ins- trumentadora de la ciencia en busqueda de leyes siempre nuevas significa la busqueda de nuevos productos, de nuevas técnicas y, en general, de la produccién de objetos. Esta fi nalidad y la forma especializada de la actividad cientifica confieren a estos productos su naturaleza comercial. ‘Asi ocurre con la asistencia médica, que se comercializa cada vez mis, en un contexto de organizaciones altamente industrializadas. La era del médico para el cual su trabajo entra en la esfera de la medida y, por ende, del control ad- ministrative y de la cuantificacién economista, es Ia era de la medicina comercial. Mas que asistencia, los enfermos consumen productos médicos, técnicas y maguinaria mé- dicas. La ciencia va a remolque de la técnica. En los sectores “encumbrados”, los programas de investigacién se definen 1a partir de objetivos de desarrollo de las técnicas médicas. Se privilegia a nivel de la planificacién del sector de la salud, Iaextension del genio médico, es decir, el utillaje bajo todas sus formas. De este modo, la naturaleza de la realidad que la técnica fundamenta, es decir, el campo de la medida, le confiere su estatus racional. Principio, fin y medida de la ciencia, la técnica es el ins 80 trumento material ¢ ideolégico de dominacién, por exce- lencia, sobre Ja naturaleza y sobre el hombre. Su fuerza brega porque pueda omitirse toda otra referencia exterior a la ciencia, de orden politico © moral, para legitimarse. Las ciencias dominantes favorecen el desarrollo de la técnica, es decir, el crecimiento econ6mico. Actualmente estén enfrentadas en forma directa con las esferas politicas y econémicas. Es por ello que la biologfa figura en un buen lugar en el mundo de las ciencias. Pero creemos que el lugar dominante de la biologia en ese mundo no consiste sélo en su funcién de cxaltacién de la técnica tanto. en el plano ideolégico como en el material, funcién que comparte con todas las ciencias que se prestan a la experimentacién téc- nica, sino en su funcién privilegiada en las ideologfas socia- les, por un lado, y en su empleo por la medicina, por otro, en provecho de la instaracién de un determinado orden 3.La primacta de la biologia en el orden de las representa- ciones La biologia influye en forma determinante y hasta podria decirse hegeménica sobre la filosofia social en general, y sobre la filosofia de las ciencias mas particularmente. Ocupa, ademés, un lugar central en las ideologias médi- ‘as, ya se trate de las ideologfas profesionales o bien de las Tepresentaciones actualmente dominantes de la enfermedad de la muerte a influencia de la filosofia bioldgica no ha dejado hacerse enti desde Darwin en n> he Gelade de La fisica newtoniana y la biologia evolucionista tienden, desde sus inicios, a engendrar una fuerte impresin de universalidad; ‘parculas le segunda lo hace por ls analogs que no tard en fucsat en todo lo dominios en que se trata de procesos evo § , Papert“ . Papert “Eplstémologie de Ia eybemétique™, Logigue et Connaissonce ‘ientisiqu, Paris, Callimats, Encyclopedic de GF, Pri alia Encyclpeiie de la PUiade ec Jean Page, 31 BEES SESEE SBE SBE SE SBE SE SE SB SS La “teorfa”” de la evolucién eslo que actualmente sirve de sistema causal universal, sea cual sea el campo de reflexién, Influye sobre la filosofia social al proponer modelos de re- presentacién del cambio social, o del devenir dela sociedad, modclo de crecimiento y una filosofia del conflicto. Provee de una explicacién histérica a todas las preguntas que el hombre se plantea sobre su pasado, su presente y su futuro, Sus desazrollos mas recientes definen una nueva génesis que hace las veces de metafisica: asf el azar y la necesidad explican la creacién del mundo y su reproduceién en un sentido ineluctable, Por ultimo, puede dar cuenta del des- tino: la teleologia de la especie esta determinada por la evolucién bioldgica. Pero he aqui que se debe al hecho de que las teorias bio- Togicas neodarwinianas pueden esquivar Ia cuestién de la causalidad, cumpliendo con el esfuerzo légico consciente en atribuir a la actividad cientifica de los bidlogos o a las leyes que ellos definen, el mismo estatus que el objeto de su investigacién, que pueden pretender llegar al universalismo légico, politico y cientifico, y al universalismo causal en general. El razonamiento, fundamento del universalismo biolégico, descansa sobre un argumento de autoridad ca muflado detras de Ia ley cientifica: la evolucién es una ley que se aplica a las leyes de la naturaleza. Ahora bien, la ac- tividad cerebral es una actividad de la naturalezas en conse- cuencia, todo producto de esta actividad cerebral y, en parti- cular Io que dicen los bidlogos, entra en el campo de aplica- cién de las leyes biologicas. Un razonamiento de esta indole admitiria la coexistencia de una afirmacién que expusiera lo contrario, ya que ¢s igualmente el producto de la actividad cerebral. Por lo tanto, hay afirmaciones justas, y es alli donde se opera el esfuerzo légico. Los bidlogos utilizan su autoridad social, su posicién dominante en el campo de las iencias, para atribuir valor de verdad a sus afirmaciones filoséficas, con exclusién de otras formas de razonamiento: si los bidlogos dicen cosas justas es porque estan socialmen- te en condiciones de determinar lo Verdadero de lo Falso y de legislar en la esfera cientifica. Asi, el positivismo y el 32 | reduccionismo, particularmente impudentes en la filosofia neodarwiniana, aseguran al bidlogo una posicién de poder usurpada por un argumento de autoridad: se apoya en re- sultados, 0 en una eficacia en el orden de lo real para go- bernar alo real en su totalidad y no admite més que la ra- cionalidad evolucionista. Las cienciasbiolbgias parceen sure una especie de depresiia epistemologica que las condena a dadar entre una hurildad experimental tend por a virtid misma y una pretension filo sofica que en ninguna otra ciencia ets arraigada en tono tan polémico (---) De hecho, no existe ningin laro orginico entre In flosofiabiolbgica en In que todo ext permitido, y ls rigores experimentales del trabajo de laborstorio, donde toda alsion tebrica esté prohibida.® La superioridad del estatus cient{fico de la biologia sobre las otras ciencias se debe no sélo ala preeminencia de sus métodos sino a su posicion de fuerza en cl terreno de las ideologfas. La aplicacién de lo que no es mas que una sim- ple teoria, discutida, por otra parte, por numerosos bidlo- g03, en cualquier campo de la reflexion so pretexto de que su objeto seria la naturaleza (pero, équé escapa a la natura. leza?), desemboca en un sistema de pensamiento totalitario. Es un pensamiento positivista el que hace hipostdtica a la iencia y a todos sus subproductos. ¥ si éste no es nuevo, ha visto actecentarse considerablemente su imperio por la extension de la utilizacion de los resultados de la biologia. La primacia de la filosoffa evolucionista se afirma no sélo a nivel de las representaciones generales relativas a la ciencia y en los campos mas variados de la vida politica, cultural © social, sino particularmente en el campo de uti- izacién hoy privilegiado por la biologia, es decir la medicina. Asi, esta filosoffa cs omnipotente en Tas representaciones actuales de la enfermedad y de la muerte. La biologia no se contenta con aportar un punto de vista sobre la enfer- medad y un conjunto de tratamientos posible; pretende re- 5 Meyer “Situation pistemologique dela biologie" ce scentjiqu, Paris, Galimard, 1967. pique et Comnsican 33 ducir la enfermedad a un fenémeno biolégico, en sus causas mediatas ¢ inmediatas, su desarrollo, su tratamiento y su resultado. Jean Bernard afirma que “todos los desérdenes quimicos designados bajo el nombre de enfermedades estan ligados a des6rdenes bioquimicos fundamentales”.® Hemos visto que las definiciones modernas de la enfer- ‘medad hacian de ésta una realidad sustantivada, una entidad de orden biolégico sin interferencia alguna del sujeto, que obedece a las leyes de ta naturaleza. En virtud de esto, la enfermedad es reubicada en un proceso evolutive que, en su filosoffa, apela a la teorfa de la evolucién. La filosoffa neodarwiniana interviene a nivel de la causalidad, Ya no se trata de fatalidad, de maldicién o de pecado. Laenfermedad es un accidente 6 un azar programados. Se trata de un azar necesario, el de los evolucionistas. Como tal, el azar es un principio de causalidad exterior al sujeto que altera el rga- no o la funcién. Es una fatalidad estadistica soportada. El enguaje revela claramente esta ercencia en un golpe de suerte: s¢ “cae enfermo”, la enfermedad nos “golpea” incluso nos “aniquila”. Y ain més, es un estado, se “esta’ enfermo. La necesidad es un proceso evolutivo, & todas Iuces ine luctable por el solo hecho de ser reconstruido siempre @ posterion. La fuerza del destino le es conferidaipor este ca- racter ineluctable, pues nadie escapa a aquél. La necesidad ¢s del orden de la ley general; como tal, consolida la natu- ralidad de la enfermedad frente a la cual la intervencién del sujeto es del orden de la contingencia. En interés de la cu- racién mas vale que las formas de su propia enfermedad obedezcan a la ley general. De alli que la necesidad intro- duzca una nocién de conformidad y, en consecucncia, de orden, en las manifestaciones de carécter morbifico. La fatalidad natural conduce a la aceptacién de un desti- no al cual el sujeto es absolutamente extrafo. De alli que la regresion del enfermo, la intensidad de su peticién, sean también interpretadas como leyes naturales de la enferme- © §. Berard, op. ct, Ey dad, lo cual permite que no se responda a esta peticion, en el sentido en que la enfermedad es la expresién corporal de una cierta peticin de intercambio social. Por ejemplo, el delisio pireico, o delitio provocado por la fiebre, hace sos- pechoso Io que dice el enfermo, por el solo hecho de deli- ar. La medicina rechaza el informe somatico; su funcién consiste, precisamente, en negarlo atacando los sintomas, es decir, las manifestaciones del cuerpo. La medicina Occi dental, en tanto que medicina sintomatica, tiene una fun. cién de represin somética, independicntemente de una funcién moralista del cuerpo y del espiritu, de una funcién higienizadora 0, aun, de una funcién de regulacién social de los intercambios corporales. Los “‘signos” de la enfer- medad deben ser rechazados, reprimidos, borrados, negados © camuflados, en funcién de un cédigo determinado de vigilancia de la anomalfa corporal. Cicrtas enfermedades ‘vergonzantes” o invalidantes deben ser ocultadas o marcar lun estatus particular a aquellas personas 0 poblaciones que lassutren. ane Petry © poblaciones El psicoandlisis, escucha del delirio verbal, no podria “ha- cerse cargo” de este delitio corporal, no sélo porque la me- ina dominante que tiende més bien a naturalizar lo verbal Jo ha excluido del campo del soma, sino, sobre todo, por- ue su objeto de analisis son los desplazamientos del cuerpo en funcién del verbo y no los del verbo en funcién de la came: si el psicoandlisis no reafirmara sicmpre el dominio de la psiquis sobre el soma (lo cual es su inclinacién natu- ral en tanto que sistema total de interpretacién), no podrfa auibuir un lugar a las manifestaciones de ese cuerpo abso- lutamente colonizado por la ciencia, simplemente porque Ro es ése su objeto: ningiin lugar social esté a la escucha de ese cuerpo cuando se siente mal. Esta es la paradoja de la biologia o de la medicina que, aun ocupandose del cuerpo, niegan y prohiben sus expre: siones personales o los mensajes sociales, reteniendo sélo aquello que puede reducirse a leyes impersonales 0 a una maquinaria cualquicra, La percepcién naturalista de la enfermedad no es nueva, 35 RZ EES SSS SB SE SESE SE SS SE ES ni Jo era en los siglos xvt y xvut, en Jos cuales a enferme- dad era concebida como una advertencia de Dios, y el pecado como Ia causa principal del mal que se sufria. ‘La participacion de la naturaleza trabaja en ella en for- ma paralela y mas o menos independiente. Asimaismo, si las armas de las cuales dispone el enfermo son, en primer lugar, Ia oracién y la penitencia, la insistencia de la Iglesia en obligar al médico a someter al paciente lo mis répidamente posible a la confesi6n espiritual demuestra que esta actitud no cafa por su propio peso, y testimonia una percepcion extrarreligiosa de la causa de la enfermedad, El gran principio terapéutico de esta época era que con- venia dejar hacer a la naturaleza, que naturalmente trata de evacuar los humores viciados. El reconocimiento de la au- tonomfa de la naturaleza es, a pesar de todo, una impront de religiosidad, dado que ésta es obra de Dios. Y quizas haya que ver cn ello una de las raices de la falta de verda. dero caracter especifico de los remedios (hoy se hablaria de ineficacia de la medicina de entonces en relacién con un sistema de referencia contemporanco diferente), a pesar de la sorprendente variedad de sus componentes: a naturaleza, ‘cxeada por Dios, sigue siendo indivisible. + La independencia de la naturaleza aparece a través de dos factores importantes. Uno, concierne ala bisqueda dela cficacia: la sumisiOn a Dios se acomoda a una bisqueda por el dominio del mal: Los enfermos y los invalidos pueden y deben bascarsu curacion ‘en los remedios naturales, serve de aquellos que cl Sefior ha, ‘creado con este fin y emplear todo aquello que crean que puc de serles tl para aliviarse.” El otro concieme al andlisis de las causas de la enferme- dad: lejos estamos de la nocién de pecado y de castigo im- puesto al sujeto en el acercamiento médico ala nosologia: No hay que olvidar —dice Frangois Lebrun— que los antigues 7 Lebrun, Ler Hommes et le Mort en Anjow, aus. XVII et XIU sides, Pasta Mouton, 1971. 36 médicos atibuian una funcion determinante al medio y a sus ‘eventuales cambios.® x Sobre este tiltimo punto, los antiguos médicos dan prue- pas de un experimentalismo muy avanzado en relacién a Ios médicos modernos que no se han liberado de posiciones innatas (que adhieren a esquemas de causalidad anteriores a toda experiencia). E] reconocimiento de una cierta ontologia de la natura- Ieza en medicina existe desde hace ya tiempo en otros ém- bitos de la vida del hombre; asi lo testimonian las obras de los mas ortodoxos tedlogos. Santo Tomés propone la idea de una finalidad de la naturaleza distinta de la voluntad de Dios para prohibir la anticoncepcién: ‘Sin embargo, el semen superfluo en To que hace ala conserva ‘cién del individuo, es necesario para la propagacién de la es- pecie (:-.) De allf que sea necesario que se lo emita para ser Utllizado en la generacion par la cual el coite hasido ordenado. ¥ concluye: La emisién desordenada de semen es contraria Dien de Ia naturalezs, que es Ia conservacién de la especie? _Nos podemos preguntar qué es lo que da caricter espe- cifico a las representaciones de la enfermedad, tanto en su causalidad como en su finalidad. Hemos visto que la causa externa de Ta naturaleza y Ia independencia de ella no son nuevas, y que han coexistido dos concepciones: una natu- ralista, externa, y otraeminentemente interna, la del pecado. Las cosas han cambiado a nivel de la organizacién de las prestaciones sociales para la enfermedad: se ha operado luna transferencia del individuo que lleva a cabo un trabajo de penitencia para la reduccién del mal, a la sociedad, por medio de los organismos de seguridad social y de los médi os. El enfermo se somete noa la omnipotencia de la natura Teza sino a aquellos que tienen poder absoluto sobre ella, incluso aquél de modificar su evolucién. Por otraparte, debe 8 anid 9.276. ° J. Fandtin, “Contmacepein, mariage et relations smoureuss dans '0c ‘deat Chrétien", Annaler NowDie 1968, 24° Ano, 6. 37 participar activamente en su curacién, buscar siempre la salud que le permita saldar su deuda (con sus contribucio- nes y, por ende, con su trabajo) con una institucion que le da o le restituye la salud. Esta deuda le prohibe, por lo tan. to, enfermarse. 4. La muerte biolégica Si el positivismo de los biélogos neodarwinianos puede tes- timoniar la representacién dominante de la enfermedad, contribuye de manera esencial a las actuales representacio. nes de la muerte, As{ como la enfermedad aparecfa reducida una existencia biolégica en sf, sustantivada y cosificada, Ja muerte es naturalizada en un mundo médico y hospitala. rio. La muerte ¢s un hecho concreto, natural, reducido a un fendmeno biolégico. Bs un proceso natural évolutivo es- cindido en el tiempo en una serie de estados medidos en funcién de una-definicién legal y cientffica de la muerte. Esta definicién sustrae al sujeto de su propia muerte, en tanto que la medida de aquélla esta dada, justamente, por la actividad cerebral inscripta en el clectroencefalograma. La muerte no es mas que el grado cero del trabajo de la na- turaleza. La naturalizacién de la muerte es concomitante a su des- valorizacion social. Como dice Philippe Aris, l moribundo carece de estatus porque carece de valor social. La cuestién que se plantea es la de le naturaleza de la relacion, si existe, entre la naturalizacién de la muerte y su desvalorizacién social. Segiin parece, esta naturalizacién de la muerte puede ex- plicarse por la naturalizacién en general del valor social del hombre y de su accién, apreciados como simples objetos. El punto de vista positivista con que el cientifico enfoca la naturaleza, apreliensién que implica una relacién de domi- io, es del mismo orden que la éptica con la que actual- mente se enfoca al hombre desde las diferentes instancias del poder social. Podemos hablar aqui de tecnocracia en el sentido en que el punto de vista naturalista, producido porla 38 | | jnstancia cientifica que, llevada al hombre, instrumenta ja accion y el destino de éste, se extiende a las diferentes instancias del poder politico © ideolégico y ve llevada su utilizaciOn hasta las técnicas administrativas (véase, por templo, Ia técnica de la racionalizacién de las elecciones presupuestarias). | a filosofia y las teorfas biolégicas contribuyen de ma. nera esencial a la produccién de modelos ideolégicos, ya {que no solo asignan esta instrumentalizacién sino que tam: bién colocan a esta diltima en una doble perspectiva,ala vez metafisica y social. Las teorias neodarwinianas producen un razonamiento naturalista: escamotea al sujeto en beneficio de la sociedad y al individuo en provecho de la especie: el hombre como instramento escamotea al sujeto. El individuo, cuerpo pro: ductivo, se reduce a un clemento de este conjunto que constituye el cuerpo social, interpretado como organismo al cual se restituye la posicién de sujeto, en el sentido en que se le atribuye un destino y una finalidad. La restitucion de una teleologia (la de la especie) al sujeto social, negada sin embargo por principio por el razonamiento naturalista positivista, se hace a través de la teorfa modema de la re- produccién, Dado que la reproduccién de los hombres no se hace segtin un proceso de repeticién infinita, se atribuye a las caracteristicas de esas modificaciones un sentido, una finalidad. El cientifico, en este caso, al no contentarse s6lo con corroborar, sale de su neutralidad para hacer metafisi- a, Los mecanismos de la reproduccién estudiados lo con- ducen asi a hablar no sélo de teleologia de la reproduccién sino también a hacer de la especie un sujeto cuyo destino €s el fin dltimo y el valor central, El pasaje de canglomera: dos estadisticos a una entidad-sujeto asegura, mediante una simple metonimia, la preeminencia del sujeto sociedad: la especie, conglomerado polimorfo se convierte en una uni- dad sujeto, la sociedad, portadora de finalidad en tanto que capaz. de pensarse como sujeto. ‘La naturalizacién del destino del hombre y de su queha- cer se apoya en dos creencias producidas por la teoria neo- 39 darwiniana: la creencia en una evolucién ineluctable de Ig especie, que deduce su teleologia de su ineluctabilidad y la creencia en una ley natural del progreso. Sujeto y concien. cia se han transformado en los atributos de lasociedad, este nuevo ser orginico dotado de inmortalidad ya que se re produce sin cesar en un proceso evolutivo. La sociedad, y a través de ella Ia especie, se convierte a si mismaen su propia finalidad. E] individuo no se realiza més que a travésdela sociedad; y la naturalizacién del destino humano limita el devenir del Sujeto al tiempo social. La muerte individual no tiene fina- lidad para el hombre social. Al triunfo del individuo, por lz creencia en la inmortalidad del alma, le sucede el de la pe- rennidad de la especie o de la sociedad. Mientras que lain. dividualidad adquiria su forma definitiva en la muerte, punto culminante de la vida, gracias a una creencia en Ia vida eterna, la salvacién no reside ya en la inmortalidad del més alld sino en el trabajo en tanto que éste es la contribu: cién més activa al progreso social, y el portador de la pro- mesa, eternamente rechazada, del goce de los beneficios de ese progreso. Este declinar de 1a muerte triunfante,culmina en Jo que Philippe Ariés califica de fenémeno de inversién de la rela- cién entre la muerte y cl individuo;!° La desvalorizacién social de la muerte, patalelamente al desmoronamiento del individuo (piénsese s6lo en el empleo cotidiano del sondeo y en la produccién de una opinién pi- blica omnipotente en la vida politica), conduce a una pres tacidn social de un tipo particular de muerte. Por un lado, ésta es reducida a su cruel realidad, trivializeda, tratada en términos de higiene piblica, de responsabilidad administra tiva y de formalidades; por el otro, se observan conductas de escape, de negacién y de conjura fantasmagérica de la muerte, Gnicos refugios posibles de la expresién del sujeto ante ella, 10 p, Avis, “La mort inverse, le changement des attitudes devant la mort ans ies socétés occsdentales", Archives europsonnes de sciotogi, VIL, 1967, pp. 169-195. La muerte queda reducida al cadiver, el muerto a los despojos. Hay que desembarazarse cuanto antes de ese cuer- 0 objeto, maquina initil, pues ya no sirve ni a la sociedad Fata ciencia. Como parte de un ritual, el cuerpo es sacado de la vista de los profanos en el hospital, etiquetado, nume- rado, conservado en frio; se Ie hace la autopsia y recién en- tonces €s expuesto en secreto a los sabios, con exclusividad. Luego se lo elimina. Siguen entonces el farrago de las for malidades administrativas, cuyo ‘inico fin es hacer olvidar laverdadera cuestion. El mito de la infalibilidad cientifica o mis bien, el de la esperanza de que un dia la ciencia pueda explicar €l origen y el destino del hombre, aliado al vacio socialmente organi- zado en tomo de la muerte, dejan el campo libre a las préc- ticas de conjura y de escape ante aquélla. La ciencia sirve de soporte a estas précticas utilizadas con fines magicos, ‘como el encarnizamiento terapéutico y las investigaciones levadas a cabo sobre el cuerpo vivo o mucrto, El destierro del enfermo de su medio social hacia un ku- gar especial para estar enfermo y mori, la insistencia en ccultar la muerte constituyen, asi como el encarnizamiento terapéutico, otras tantas conductas de escape o de conjura de la muerte, Actualmente se tiende a aislar a los llamados enfermos crénicos, a los incurables y, en términos genera- les, a todos aquellos por Ios cuales la ciencia nada puede hacer, como los viejos y los morituri, relegindolos en lu: gares que funcionan como verdaderos calabozos subterré neos. Esta forma social de olvido y de represin de la muerte €smantenida por un recuerdo a menudo renovado de todas las victorias dela medicina tecnicista y por operaciones puer- tasabiertas multiplicadas en hospitales destinados a los bue- nos enfermos, es decir, a aquellos que son iitiles a la medi- ina. Sin embargo, la muerte reaparece constantemente, en forma salvaje y atormentadora, bajo la forma de fantasmas colectivos ¢ individuales. Impregna la vida cultural y social ‘cuyo orden amenaza bajo todos los aspectos, al margen de toda prictica colectiva consciente y organizada, como prin- ipio esencial de desorden, Es que la vida biolégica, actual a medida del ticmpo social, es un tiempo sin fronteras y sin confines, exclusivo de la muerte. Esta es constantemente reprimida. Toda transgresion de lo prohibido que pesa sobre ella amenaza de muerte a la sociedad. Asf, la muerte y la enfermedad son profundamente aberrantes desde el punto de vista social, anémalas y peligrosas. No hay aberracién mis grande que la que provoca la muerte y le hace frente. El suicidio es insoportable. 5. Los médicos y la biologia Las representaciones dominantes del cientifico, los siste- mas de representaciones que los profesionales tienen de su labor, participan de esa misma corriente filosética neodar- winiana positivista. Asi, el médico s¢ define actualmente como un sabio, cuanto més, como un técnico especializado con relacion a las otras dos definiciones de médico: el mé ico humano, sobre todo, y el hombre de arte. Se ha evocado la primacia de las ciencias exactas sobre Jas ciencias llamadas inexactas, es decir, las ciencias humanis- tas, También el estatus més elevado en miedicina esta ligado a una practica erudita, orientada ante todo hacia la investi: gacién en areas en las que la técnica tiene preeminencia sobre la “‘especulacién clinica”, Las estrategias profesiona- les se opoyan en la especializacién que garantiza el cardctet cientifico y el estatus social. Dentro de la escala de valores médicos, la medicina general ocupa el peldaie inferior. Los especialistas mas “técnicos” tienen el estatus més alto. Las especialidades mas encumbradas, Ia nefrologia y la cardio- logit, por ejemplo, estan de moda por vazones téenicas. Las especialidades permiten saber hacia dénde se va, establecer tun diagnéstico més sequro, més cientifico, Es mis interesan te, mas satisfactorio, y se obtienen buenos resultados. Cuando se hizo una especializaci6n y se vuelve a la medicina general, 1 wabajo aparece confuso, uno olvida lo que ha aprendide (Reportaje realizado s un intemista en medicina genersl) En el orden de las representaciones, puede afirmarse la 42 primacfa de la biologia sobre la medicina, y no lo opuesto. Sin embargo, historicamente, la biologia va a remolque de Ja medicina. Hubo que esperar una reforma autoritaria, la Debré de 1958, para que los bidlogos pudieran entrar en Jos hospitales. Mas atin, si la biologia tiene la primacia en el orden de las representaciones, sigue siendo en provecho de la medici- na y de los médicos, en tanto que sirve al orden del discurso y de la prictica médica. A nivel de trabajo médico, de sintesis diagnéstica y de administracién terapéutica, el examen bidlégico de labora- torio, por otra parte, calificado de examen complementario, sigue siendo secundario. El conjunto de la nosologia y de las categorias médicas permanece estructurado y dominado por la clinica aun cuando con una frecuencia cada vez mayor, labiologia porsi misma puede llevar a cabo un diagnéstico. (Véase por ejem- plo, el empleo reiterado del check-up.) En algunas éreas, en nefrologia, por ejemplo, el estado de los conocimientos biologicos cuestiona, inclusive, la clasificacién de las enfer- medades, éAcaso, Jean Hamburger no habla de la “crisis de la clasificacién de las enfermedades”? +.) Las fronteras de los que hoy en dia se Hama lupus erite matoso diseminado,no tienen porel momento, ninguna realidad ‘objetiva; no representan nada mas que un recortado provisorio concebido para reunir una serie de eatos patologicos que poseen ln cierto aire de parentesco (-..) Yano es posible hoy hacer entrar todos los casos observados en categorias con existencia propia, porque ya no hay convergencia de eriterios: las enfer medades se clasifican de manera completamente distin, segin se elija como criterio de clasficacion al agente causal, 0 a m1 ‘mecanismo de accidn, o a los signos clinicos, 0 a las lesiones sanatémicas, o ala evolucién y asi sucesivamente, ..)™ Si este fenémeno se extiende a la mayorfa de los domi- nios encumbrados de la medicina, se observa que las cate- J, Marner, Lt Ptece oe Fi Pa Pameon, Ca “Sal ‘w, 1972, pp. 52.58. 9 43 gorias mentales y las categorfas sociales no se ocultan, Las Categorias de la biologia pueden hacer saltar en pedazos 4 Jas fronteras de las enfermedades aisladas hasta ese momen. to, cuestionar su clasificacién, la nocin misma de enter medad y la de especialidad; biologia y medicina estan uni das en una relacién social que se hace en provecho de la medicina. Esta domina a la biologia en la medida en que cualquier ciencia es puesta al servicio de un cierto orden social, en este caso, el orden de los cuerpos. La medicina tiene en los hospitales un estatus muy supe- rior al de la biologia y la domina. Durante mucho tiempo, incomporados administrativamente al servicio delamedicing de la que cran simples anexos, los laboratorios de biologia no tenfan antonomia alguna. La reforma Debré en 1958, POF una parte, introduciendo la investigacién en las activ dades hospitalarias y, por otra, las reformas administrativas tendientes a organizar, racionalizar y controlar la actividad médica, han permitido la creacién de laboratorios centra les auténomos. Pero los jefes de los servicios centrales de biologia tienen que estar diplomados en medicina, salvo algunas derogaciones excepcionales. Los médicos con de dicacién exclusiva, aunque no los bidlogos, tienen doble sueldo, lo que es derogatorio en la funcién publica, El dominio de la medicina sobre 1a biologia'se manificsta por el monopolio médico de la decisién terapéutica. La sintesis diagnostica y la prescripcién quedan solamente en manos de los inédicos. Sien ciertos departamentos llamados “modelo” que cuentan con bidlogos, éstos trabajan en equi. Po con los clinicos y toman decisiones conjuntamente, es siempre un médico quien ejerce la autoridad médica de jefe de departamento. Si la medicina biolégica ha tenido preeminencia sobre la clinica, a veces llamada especulativa, ha sido para reforzar el poder de Ia medicina y de los médicos sobre la biologa, anexando en provecho propio los resultados y as categorias dela tiltima. Las ciencias biolégicas sirven a la medicina en dos nive- les: en el de sus resultados concretos, y en el ideologico, como medio de racionalizacién del eercicio de un poder erminado. veer llamado constante de los médicos a una racionaliza- cién cientifica de su practica sirve para ocultar el sentido eminentemente social de ésta, que siempre se dirige a suje- tos y s6lo cobra sentido en un intercambio social en prove: cho de su orden determinado, Permite también ignorar al enfermo, Lo que seha escrito sobre la medicina y que conficre actualidad en nuestros dias, ha sido desarrollado por los grandes maestros, mas cercanos ala investigacién que a los enfermos (remitirse a la reciente ola de obras de grandes maestros: M.J. Berard, J. Hambur. ger, A. Minkowsky, Mathé...) Una encuesta redlizada a alrededor de 600 médicos que, en 1969, ejercfan su profesin con dedicacién exclusiva en hosptales no universitarios, muestra que la motivacion pee mordial de esa eleccién es el interés cientifico “es decir, la posibilidad de tratar enfermedades més interesantes, hacer un estudio profundo de ellas y de esta manera, disponer de historiales susceptibles de ser explotados con vistas a un trabajo cientifico”, Este interés cientifico corre paralelo con el deseo de una mayor independencia en el ¢jercicio de la profesién para con un enfermo, “poder actuar teniendo en cuenta tinica- mente le enfermedad sin estar demasiado preocupado por las posibles repercusiones a nivel del cliente”. Esta encuesta indica, con clatidad, que la posicién cien- tifica excluye la interferencia del sujeto enfermo, declardn. dose cientifica; el médico se interesa cn la enfermedad y no en el enfermo. Al reivindicar un estatus cientifico, el médico se desen- tiende de lo humano: las dos posiciones son, por otraparte, completamente contradictorias. El humanisimo sdlo puede funcionar paralclamente y al margen de la prictica cientf. 12 Lops erie médecn, Ss sesionesnaionskes de hositalacién pica, arly 17 al 21 de noviembre de 1969. Reoue hospitaiée de Frnce, No. 225, noviembre 1963, pp. 45-78 45 fica, en forma sobreafadida a ésta, de Ia misma manera que disciplinas tales como la psiquiatria, Ia psicologia y el psi- coanilisis s6lo figuran como especialidades particulares, pa- ralelas a las lamadas “médicas”. (A nivel de los términos mismos, se observa que el término “médico” exclaye las especialidades que se interesan por el enfermo. Desde Hi pocrates, el objeto de estudio de la medicina es la enferme- dad, més allé del paciente.) ‘Aiin mis, Ia humanizacién actual de los hospitales tiende a reforzar la dicotomia instaurada entre lo humano y lo académico, subordinando aquél a éste. ‘A medida que la ideologia cientifica extiende su imperio, s recubierta por una ideologla de humanizacién, de dedi cacién, Pero esta ultima esté ahi para enmascarar a la pri- mera y dejar el campo libre para su extension. Lo humano se detiene ent el umbral del saber, se limita a la recepcién y caidado de los enfermos. (Ast, una circular de 1971, desti nada a organizar la calificacién de los auxiliares de enfer- meria, prevé oficialmente que el “contacto humano” con dl enfermo fundamenta el carécter de la funcién del auxi- liar de enfermerfa.) Lo humano es lo accesorio subordina- do alo cientifico. Cuando lo humano se bace pasible de un tratamiento particular, es porque ya no existe, en tanto que “especialidad”, salvo en la esfera para la cual se lo cred. Instrumento de racionalizacién ideol6gica de una practi- ca que quiere ignorar su dimensién social, la referencia cientifica modifica Ia relacion del médico con su enfermo y con la enfermedad, quitando implicancia a éste. El médi- co puede escudarse en la ciencia y en las leyes todopodero- sas de la naturaleza cuando enfrenta a la peticion imposible del enfermo. ‘Al definirse como “‘cientifico”, el médico pretende re- pudiar cualquier irracionalidad de su practica, ya se trate de modalidades concretas de ésta, de sus objetivos o de su relacién con el enfermo. Asi, la nocion de curacién es cues- tionada y considerada como anticientifica, Sin duda, es rechazada porque reintroduce en alguna parte al sujeto que Ia ciencia no domina... Ademas, se emparenta con la nocién 46 decurandero, connotando asi una dimensién irracional en el intercambio social que une al médico con el enfermo, La intervencién del médico, desde un punto de vista mo- demista (véase la corriente que anima las investigaciones de medicina preventiva de Nancy) esté alli, e interfiere para demorar o fomentar la evolucién natural de la enfermedad. No pretende curar, se atiene a una posicion mas modesta y més experimental, Bn tiltima instancia, la naturaleza si- gue siendo todopoderosa, ya que el desenlace Ilega a su fin, Ja muerte. Esta corriente sigue siendo muy marginal en el seno de una prictica orientada principalmente en una negacién fan- tasmal de la muerte y dominada por una creencia ilimitada en la ciencia. 6. Biologia y orden médico Si en las esferas de representaciones reinan las filosofias de 1a Diologia, écudl de los drdenes que dominan en esta filo- sofia: el positivismo, el evolucionismo y el cientificismo, sirven para el ejercicio de la medicina? La especializacién, inducida no s6lo por una diferencia- cin del saber sino por la distincién entre el objeto de estu dio y el observador, tiene por objeto distanciar cada vez mis al individuo del dominio de su propio cuerpo,a medida ‘que sc industrializa la medicina. Y, por afiadidura, lo cerce- a mas y més de su medio de vida, de su entorno soci mms y de vida, a tomo social y Este distanciamiento del sujeto respecto del dominio de su propio cuerpo es efectuado por el discurso médico, en tanto que discurso especializado, dominante y operativo con xelacién a una cierta prestacién médica para el cuerpo. Es efectuado a nivel del orden social por el aislamiento de individuos portadores de enfermedad y de muerte, por su destierro y concentracién en lugares especializados dentro del seguro social. & El discurso médico como sistema de orden ar El discurso médico en tanto que cientifico, es inaccesible al enfermo. El orden impuesto a los cuerpos, la represin de esta anomalia corporal que constituyc la enfermedad, pasa por este distanciamiento operado por el solo hecho de que Ja ciencia crea al especialista, es decir, excluye la pala- bra del sujeto. La regla de juego manda que el enfermo no comprenda y que no trate de comprender el lenguaje médico "que no habla mas que de enfermedad cuando el enfermo espera que se hable de €1”."5 Este discurso se vuelve puramente operative y simbélico, como dice Horkheimer “la significacién es suplantada por la funcién, el efecto en el mundo de las cosas”. ‘Cualquier uso que vaya més allé de una recapitulacion técnica auxiliar de lor datos factuales, ha sido eliminado como iltimo Gesecho de supersticion. Los Conceptos racionalizados se con. virtieron en aparatos economizadores del trabajo ad hoe. Como Hel pensamiento mismo hubiese sido reducida a nivel de pro- cedimfento industrial y sometido a una programacion rigurosa;, fen suma, como si se hubiese convertido en parte integrante de laproduccién (»»)34 Para el especialista en seméntica el lenguaje quedé redu- cido una herramienta més. La tinica frase puramente sim- bélica, puramente operativa, es decir, la frase sin ningin sentido, tiene un sentido. Esta operatividad del discurso sirve a una gestion tecnocritica de los cuerpes, y en tanto tal, adquiere un valor simbélico. Es en realidad, porque ya no tiene sentido, que el discurso médico cobra sentido para 1 enfermo. Ese sentido es el reconocimiento y la perpetua- cién del mito cientifico y del mito de progreso técnico. Es también la reposicin, la reedicién y la alienaciondel cuer- po a los médicos, para devolverlos al trabajo. La funcién ideoldgica del discurso médico reside en la perpetuacién del mito cientfico, de la ciencia como pro- 13 p. clavieal L’ordre médical, fbrez0 1976, Seminaio de Vincennes, 1975. M34, Horkheimer,Eaipze dele razon, Fars, Payot, 1974. 48 duocién de Verdad; su funcién operativa en una prestaci social y médica es concreta e incontestable, en tanto que coperativizada bajo el signo de la Verdad. La palabra cientifi ca se convicrte cn poder cuando accede al estatus de Verdad. Y en ese momento, es, en efecto, socialmente incontrola- ble. Lo es, sobre todo, para aquelios a los cuales debe girse. En realidad, no es un medio de comunicacién; su mismo estatus cientifico la excluye de la comprensién. Sim plemente, es compartida por el circulo de los Paves. Por no ser objeto de intercambios ni de comunicacibn, la palabra cientftica médica se transforma en un discurso cerrado, en un discurso para s{ misma. La clausura del hospital, que otrora era cerramiento de muros, confinamiento y represién, se atentia en provecho de una clausura més eficaz porque és menos visible, Cuando se multiplican las operaciones a puertas abicrtas es que no hay nada visible que esconder. Actualmente, la humaniza- ccién de los hospitales aprehende lo visible, vale decir, la re- cepcién, la hotelerfa, la decoracién. En los hospitales se abren salones de peluquerfa, bares, bibliotecas, salas de estar y de televisin. Pero, al mismo tiempo, la palabra cien- tifica y la prdctica médica se cierran a los ojos, a los oidos Y, generalmente, a la comprensién de los enfermos. El dis- curso cientifico se encierra en un cerco que aisla al erudito de lo humano y de cualquier contingencia que pudiera in- terfevir con la funcién mitica de la neutralidad cientifica. Esta tiltima y la practica “desinteresada” de la medicina, aliadas, son los dos grandes credos que aseguran el poder de los médicos. Pero el amor por el arte (de curar) y el amor or la ciencia, dan paso a la acci6n, y no son para nada in- genuos. El ciemre de un discurso médico, al excluir al enfermo y cobrar valor de mito, libra a aqueél la gestion tecnocratica de los médicos. La apropiacién social de los cuerpos por medio del hospital pasa por una expropiacién total de los individuos de sus cuerpos: el enfermo se convierte en un objeto de investigacién, sujeto pasive de constimo, psico- ogica y cientificamente infantilizado, o La curacion debe pasar por una simulacién activa al tra. tamiento y a la prestacién médico-social, El cuerpo objeto inerte, que padece en silencio, estd ahito, transfundido, he- cho trizas, cosido, lavado, décilmente atento para una pronta reposicién en el “circuito”. b. Bl orden médico y Ia gestién de los cuerpos EL orden que impone la medicina “es el silencio del consul- tante una vez que se hubo curado. La medicina reduce al enfermo al silencio, e impone el silencio de los érganos”. © La represin médica del sujeto significa para éste la sumi sion de su cuerpo a las necesidades de la produccién. Esta sumision es considerada como un deber de buena salud, de mantenimiento del cuerpo por medio de la negacién de los sintomas y de los signos del cuerpo en tanto que exige, en otro lenguaje, otra esfera de intercambio, La reivindicacién de un ereclio de salud contribuye aa alineacién total del ‘cuerpo al capital. Esté muy lejos del derecho a Ja enferme- dad, en tanto que derecho alaanomalia corporal, alabuelga al ttabajo por parte del cuerpo. Sin embargo, todos los sis temas de prestaciones su fundan en el reconocimiento de cierto derecho a la enfermedad, que no es mas que el rever- so del deber del cuerpo frente a la producciin por el reco- nocimiento de este derecho, la sociedad acepta pagar el riesgo inducido por el desarrollo econémico: Las enferme- dades engendradas por el sistema productivo son ¢] tributo pagado al crecimiento, vale decir, al bienestar social co!ec- tivo, La idea segin la cual el riesgo debe ser pagado consti: tuye la base de la creacién de las instituciones de seguridad social. Este riesgo que debe pagarse forma parte de lo que Jos planificadores Haman “‘el costo social del crecimiento econémico” El “riesgo social” no sélo est mal repartido, sino que, ‘ademés, traduce un sistema social de clases. Es porque s¢ manifiesta demasiado esta desproporcion que se cuestiona 18 p,creuh ope. 50 Ia Iegitimidad de los mecanismos de solidaridad social, y guizés de una manera mas amenazadora también para'cl orden social, 1a legitimidad del riesgo que se corre. Es asi como la realizacién del riesgo, cuando la realidad es dema- siado visible y el trabajo demasiado destructor, convierte al estatus de Ta enfermedad en anomalia y Ia enfermedad se transforma en una anomalia natural, ligada a la pertenencia de clase. El sujeto es responsable de esta anomalia calificada como inadaptacién corporal. Bs asi como esta vidapeligrosa a la que estén sometidas algunas profesiones, se transfor- ma, por un frecuente wuelco ideoldgico, en atributo natu. ral de ciertas clases sociales llamadas peligrosas. La solidari- Gad social y esta idea de que debe pagarse cualquier riesgo, s6lo tienen una funcién esencialmente mitica, El seguro so- cial se convierte en un don, sin lugar a dudas. Y este don social exige. Exige el pago infinito de una deuda ilimitada, dentro de un “cireulo vicioso” que encierra al trabajador y Jo sume atin mas en la enfermedad, para pagar siempre mas y manifestar mayor anomalia e inadaptacion, El andlisis de la tramitacién de las prestaciones en un de- partamento y de las determinantes sociales de las cargas xnos ha mostrado que el control social por medio de los me- canismos de prestaciones médico-economicas pesaba mu- chisimo sobre las clases con “alto riesgo” médico. El derecho a la salud es tanto més controlado, incluso ridiculizado, cuanto més importante ¢s el riesgo en nombre del cual fue creado este derecho. Las clases expuestas al peligro de la roduccién merecen su enfermedad. Por otra parte, las mo- alidades del tratamiento se destacan més por la exclusién © la curacién forzada que por la prestacién misma, literal- mente hablando. E] acceso a las prestaciones es repartido en forma desi gual en detrimento de las clases mas menesterosas, las pres taciones més costosas les son menos accesibles, las licencias Por enfermedad les son “‘dadas” en forma restrictiva: El fnfermo de las clases més expuestas al riesgo e3 un enfermo Sespechoso. Su enfermedad amenaza cl orden social en Suanto revela la desigualdad o mejor dicho, la explotacién 31 que la produce. Esta sospecha pesa sobre la legitimidad de su enfermedad: es un absentista. Si un mediterraneo sufre y expresa libremente su sufrimiento, la medicina dice que presenta “sindromes mediterrneos”, vale decir, que ¢s un simulador. La enfermedad es una amenaza para el orden social en tanto y en cuanto revele los efectos destructores del sistema de explotacién que lo sostiene. Lo amenaza también a nivel ideolégico y simbélico al inscribirse, como la muerte, en una ruptura con esta vision optimista de una evolucién social orientada hacia el mayor bienestar, gracias ala aceleracién de la productividad. Al igual que la muerte, introduce una finitud, un contrasentido ena vida del sujeto individual, cuando ésta sélo cobra sentido por la produc- cién, Revela lo absurdo de un sistema que posterga siempre Ia esperanza de los beneficios del trabajo. La enferinedad en tanto que anomalfa corporal puede, mucho més que la lorura, convertirse en el lugar geométr co de la subversion social porque las contradicciones socia. les se precipitan sobre el cuerpo. Contra ello nada pueden los gastos vertiginosos de medicina, ni el teatro médico simbélico de la teoria (médica) en lucha contra la muerte y la enfermedad (siempre ganadora). En realidad, sc debe a que la técnica es un instrumento material de dominacién y explotacién social de los cuerpos y por otra parte, a que la filosofia social dominante actual toma de Is biologia sus modelos naturalistas, que el cuerpo se convierte en princi- pal postura politica y la biologéa en un instrumento de do- minacién ideol6gica y politica central. Cuando la medicina es incapaz de atajar el mal, cuande persiste la enfermedad, cuando el retorno ala vida normal ya no es posible, la enfermedad debe ser ocultada; si no de be estigmatizar a los que la padecen. Es en este sentido, ‘és alla de las razones econémicas evidentes —los enfermos incurables y los viejos son improductivos~ que pueden ex- plicar este movimiento de tan vasta amplituc, que desde el final de la sltima guerra pretende encerrar a los incurables, a los morituri, a los ancianos sin recursos, a clasificar a los hospitales en funcién de la “duracién” de la enfermedad, @ 52 jjerarquizar los cuidados, los enfermos y las enfermedades cn virtud no sélo de la esperanza de los futuros provechos de los individuos, sino también, de las posibilidades de rea- Iizacién de la medicina. Los servicios de ancianos en hospi- tales universitarios 0 municipales son desterrados hacia la periferia de las ciudades 0 al campo, y se crean aquéllos amados “de despejo”, encargados de aligerar los servicios de enfermos agudos mientras se espera su orientacién hacia lugares especializados en el olvido social, y también médico. Los hospitales rurales, los servicios de enfermos crénicos, los hospitales especializados en largas permanencias, son el seguro “social” de todos aquellos para los que nada puede hacer la medicina. La especializacién técnica de los hospitales se adectia a tuna especializacién en la carga social de las enfermedades y de los enfermos. En su presentacién del plan general de Ia Asistencia Publica a los médicos, la administracion expl a que la distincién entre hospitales y establecimientos de readaptacién ¢s un objetivo tan importante como la crea- cién de servicios especializados que tienen que permitir asumir completamente Jas disciplinas universitarias de los médicos. Y estima que hay una necesidad de organizacién vertical que debe adecuarse a una jerarquizaciOn de los esta- blecimientos.'® El objetivo de rentabilidad de los hospitales, Ja rotaciém méxima de camas, es el criterio decisivo de cla. sificacién real de los servicios hospitalarios: el grado de especializacién de los servicios es inseparable de la nocién de duracién de permanencia; en las camas superespeciali- zadas, la permanencia debe ser mas breve. Este doble cri terio organiza una jerarquia de los servicios y de los esta- blecimientos en funcién del grado del seguro médico, es decir, de equipo que le es atribuido; en funcién de la natu- teleza de la enfermedad: enfermedad aguda o crénica. Por cllo, organiza una seleccién social de los enfermos, exclu- yendo del acceso a los cuidados més intensos a las pobla 16 de Ata el Comistin médica conmainn de In Asistenca Fabia, 9 dejo 53 ciones de los crénicos y a aquellos cuyas enfermedades son més invalidantes. As{ lo muestra el andlisis del sistema social de acceso a los cuidados en los diferentes tipos de servicios y estableci- mientos sanitarios de un departamento,"’ mientras que el caricter mérbido pesa mucho més sobre las eategorfas so. ciales obreras dado que estas iltimas tienen cuatro veces menos posiblidades de acceder a los centros hospitalarios universitarios que los cuadros superiores. Los resultados de este anlisis demuestran que el criterio de clasificacién de los hospitales y servicios, es decir, un ctiterio econémico y médico, funciona esencialmente como pauta de clasificacién social de las poblaciones. La medici. na excluye de los cuidados més téenicos a aquellos cuyos Cuerpos son més atacados por el sistema productivo. Es el fracaso de la medicina y de la técnica por el sistema de ex- plotacién de los cuerpos lo que constituye el principio de exclusién. Amenaza para el orden social, este fracaso no sélo excluye sino que sanciona como anomalia corporal a Jos que no se curan para reintegrarse al trabajo, encerrin: dolos en hospitales rurales, psiquidtricos y hospicios o es tigmatizéndolos (conferir la tramitacioy de integracién so- ial y el registro particular de los invalidos para el trabajo) 7. Biologia y gestién administrativa de los cuerpos En definitiva, fa apreciacion de Ia rentabilidad de los gastos ara la salud descansa en Ia determinacion del costo de vide ‘humano, El método empleado para este queacer solo puede Ser convencional con todos los peligros de arbitrariedad y de insuficiencia que eso implica. En la actualidad, este método consiste, esencialmente, en evaluar por uma parte, el perju io material soportado por las personas a cargo de! trabajador fallecido, y por el Estado y la sociedad, por la ota. 17s. chawenet, F, Chattee, of. cit 18 La ROB y los gastos de Salud, concurso médica, m6, de febrero de 1971. 5a Este método es la racionalizacion de las clecciones pre- supuestarias. La Ros’? es una técnica administrativa de de- tisiOn. Un sistema de eleccién de operaciones puntuales ‘0 globales, en funcién de su costo y de sus ventajas. El comin denominador de los estudios realizados es la técnica del “balance monetario actualizado", vale decir, Ia reduccién en valor monetario de todos los datos de los problemas, contabilizandose s6lo las ventajas y los costes econémicos de los diferentes sectores. Ta légica de este sistema es llegar a una evaluacién mo- netaria de los individuos, que varia segiin edad, sexo y ni vel de ingresos. Esto es lo que revelan, sobre todo, los re- sultados de un estudio sobre la prevencién del céncer de sitero. Ente estudio consistia en evaluar la rentabilidad de un diagnos: tico precoz sistemético del euello del itero, A este fin, se esta Dlecieron erénicas éptimas de diagndstica precoz para cada edad, siendo definido lo dptimo como la abtencidn del bene. ficio' miximo actualizado (-..) Las ventajas tomadas como jemplo estin, pucs, en funcién de los aiosvida ganados. Los valores del aiio-vida utilizados por los autores dependen de la edad y son iguales al valor del trabajo femenino, ya sea efee. twado en el exterior, eon remuneracion, o en el hogar, duran te el periodo considerado como necessrio para eduicar a los hijos (en este sltimo caso el SMG fue considerado como valor de referencia). Ademis, para todas lat mujeres, algunas horas de actividad doméstica por semana han sido valorizadas en base ala tarifa para el servicio doméstico. Los valores decrecen con Ja edad al mismo tiempo que el indice de actividad, tal come Jo muestra el siguiente cuadro: 2029 afios —$0-39ailes 40-49 alos. —_50-59 atios 12 700 12720 8030 8700 60-69 afios 70-79 aos, 470 Ta60 1 Retionaction: RacioralzacinChoix: Becciones, Budgies: rem ‘string (RCB).(N. del T.) 55 Esto da como resultado un valor medio de vida para una mujer adulta, en 1970, de 1 130 400 francos. Esta cfra es dos veces ‘menor que la utilizada para los estudios de retina: en efecto, cn estos estudios, el “valor de la vida humana” tiene en cuenta también los salarios masculinos que son mas elevados que los femeninos y los indices de actividades masculinas que son ris elevados que los indices confeccionados para este estudio Ademés, es contabilizado un cierto pretium vivendi, La | leccién econémica es propuesta gracias a la confrontacién | de os costos y del valor de las ventajas. En 1976, queda es. | tablecido, por ejemplo, que para una clase de edad de 20 anos, el beneficio actualizado es maximo si la crénica 6p- ima de diagnéstico precoz es la siguiente: «© primetos exdmenes a los 25 y 26 aos, « periodicidad ulterior de 4 afios, © Gltimo examen a los 60 afios. Los autores deducen que “tal estudio lleva a.preguntarse si es normal retener valores di ferentes para ta vida humana, segin se trate de iccidentes en la ruta tocante a personas de ambor sexos, de cualquier edad, y de cualquier categoria socioprofesional 6 segin se trate de una ‘enfermedad atinente a mujeres que aim “activae", estin menos valorizadas que los hombres en nuestra economia. La xcB, aunque muy criticada porque sus implicaciones sociales son demasiado evidentes, no por eso ¢s menos uti- lizada y muy eficazmente, en las esferas administrativas de elaboracién de las decisiones. Ademas, imprime una filoso- fifa de la decision que se extiende en numerosas areas de la vida social y politica, y que, sobre todo, prendié muy bien en el campo de la medicina. 29 “1a racionalizacion de las elecciones presupuestaris aplicads sla salud, téonias y metodo de estudio sectviales" Economie et Santé, nl maco de 1972. | 86 Hasta cl momento, tales técnicas alcanzaron distintas areas: la prevencién del cincer de cuello del iitero, la lucha ‘contra las enfermedades mentales, la prevencién de la peri- natalidad, del suicidio,® la comparacién entre dos scrvicios de tratamiento de las fracturas que utilizan técnicas dife- rentes, él rendimiento econémico de la vacunacién sistemé- tica por la 80G contra la tuberculosis, el de la vacunacién antipoliomielitica... Si estos andlisis no siempre desembocan en programas de salud, no obstante, el principio de andlisis se convierte en ‘modelo general de elaboracién de las decisiones en el cam- po de la medicina, como privilegiado para la aplicacién de este método en la medida en que se trata de un sector pi- blico (véanse, por ejemplo, los estudios recientemente rea- lizados cn el Ministerio de la Salud sobre el costo de la en- fermedad). Finalmente, el espiritu de la Rca ejerce cada vex mayor influencia sobre el cuerpo médico, fuertemente presionado por las instancias administrativas de la salud por participar en Ia gestién de Ia medicina y tener en cuenta pardmetros econdmicos y sociales en la decisién terapéutica. Puede decirse que la Ros es una técnica administrativa de reproduccién de la sociedad en clases o, generalizando mis, una técnica de produccién sistematizada de la jerar- quia social, en funcién de un objetivo de rentabilidad tota- lizada del sistema socioeconémico. En efecto, este método consiste en partir de datos sociales considerados como he- chos naturales ¢ indiscutibles, por ejemplo, la escala de los ingresos 0 de los distintos tipos de edad, y en definir obje- tivos en funcién de las ventajas econémicas méximas que Pueden esperarse de estas clases y escalas combinadas y idas cn términos econdmicos. Se trata de sistematizar, racionalizar y rentabilizar las diferencias sociales, definidas en forma mis o menos hdbil y exhaustiva: los principios de clasificacion social o “indicadores sociales”, por otra parte, tienden cada vez més a integrar factores extraeconémicos! 2 pa, 87 al andlisis del sistema de lucha contra las enfermedades ‘mentales integra en sus pardmetros ventajas llamadas no- mercancfas, tales como “la ventaja proteccién”, evaluada monetariamente a partir de las evaluaciones de los juicios de los tribunales referidos a los ataques a la integridad de las personas o de las depredaciones de bienes; tal como “la ventaja”, “adaptacion familiar y social”, estimada en tér- mino de puntos. En el estudio referente a la comparacién entre dos tipos diferentes de tratamientos de las fracturas, se retiene como costos las amortizaciones y los gastos mé dicos, mientras que se retienen como ventaja “la ventaja produccién”, “la ventaja ocio”, que corresponde al pre tim doloris de los tribunales, y “la ventaja validez”. ‘También basindose en la medicina es que el andlisis en términos de RcB define la nocién de costo social, Evahia financieramente cudles riesgos humanos y sociales puede so- portar la sociedad en una perspectiva de maximo provecho. La uucién de costo social es definida por las sumas que se habrian podido ganar o las pérdidas soportadas, 0 por soportar, por los miembros de la colectividad a la cual per. tenecen los enfermos. Un estudio realizado sobre la patolo- gia respiratoria™ contiene tres componentes constitutivos de exe costo social: 1. los recursos absorBidos por la enfer medad; 2. las inversionespersonales no amortizadas, es decir, Jos gastos de alimentacién, de formacién y de educacién destinados a un sujeto, y egado el caso, hasta el tiempo de su enfermedad; 3. los suplementos para el eratio piiblico que el individuo habria destinado a aportar si no s¢ hubiese enfermado. Se trata de la disminucién del régimen tributa rio directo pagado después de la enfermedad, de Ia dismi- nucién de las contribuciones a las cargas de interés general en el momento de los gastos ulteriores, de 1a disminucién del ahorro invertido y, finalmente, de la ganancia eventual de la sociedad sobre la jubilacién cuando el sujeto fallece por causa de enfermedad, antes de jubilarse. 22 pt costo de Ia enfermedad”, Recwe francaise des effeires sociales, 1975. 58 @Ba Ba 8 & ‘Todos estos estudios revelan la importancia de tener en cuenta indicadores sociales cuando se trata de integrar la actividad médica a la econémica. Muestran, sobre todo, que la medicina desempefia una funcién clave en la defi- nicién de los parémetros sociales utilizados en la elabora- ¢ién de las decisiones politicas, y eso no s6lo en materia de salud, sino en el conjunto de la economia. La medic na offece un campo privilegiado para la constitucién de técnicas administrativas de control social: proporciona in- dicadores sociales que integran aspectos siempre més im- portantes de la vida humana, ya se trate de la vida laboral, de lz familia, delos comportamientos psicolégicos y sociales fo dé todo aquello que tiene relacién con el cuerpo. Estas técnicas producen y reproducen incesantemente una clasificacion de la poblacién en funcién de criterios cada vez mas habiles que tienden a asegurar un control sobre los individuos y las clases sociales dominadas, y a asignar, en forma cada vez més restrictiva, a cada uno su lugar dentro del orden social. 8. Elandlisis sistemético El establecimiento de ese control social total utiliza técni- as administrativas que recurren al conjunto de conocimien- tos adquiridos por las ciencias dominantes en Jo atinente all comportamiento individual y social . Por otra parte, la RcB es el resultado del “andlisis sistemitico”, forma més mo- dema de los modelos de representaciones sociales que to- ‘man la mayorfa de sus ejemplos de Ia teorfa neodarwiniana, El anélisis sistematico ocupa un lugar importante en el Pensamiento tecnocritico. Se trata de un esfuerzo de aprehensién totalizadora del conjunto de los fendmenos en los que se interesa cl hombre y la sociedad con el fin de sis- tematizar su dominio y més particularmente, organizar el Sonocimiento en funcién de un objetivo de control de la Tealidad social. Todas las variantes del andlisis sistematico tienen una meta comitn: la integracién de los diferentes 59 campos cientfficos por medio de una metodologia unificads de conceptualizacion. El anilisis de sistemas (como por otra parte, uno de sug Productos, la RcB) tiene un origen especifico: las operacia. nes militares de la segunda guerra mundial, cuya programa, cién darfa nacimiento a la investigacién operativa encarga da de asegurar Ia planificacién de los sistemas militares. E] mismo término anzlisis de sistema, sélo aparece inmediata mente después de la segunda guerra mundial con un conte nido, al principio pricticamente idéntico al de la investiga cién operativa. Durante mucho tiempo, y alin hoy, el andlisis de sistemas se aplica esencialmente a sistemas militares o mejor aiin, a sistemas fisicos. Es recién después de 1960 que vieron Ja luz algunas tentativas de aplicacién a sistemas humanos. A nivel tedrico, son los bidlogos los que han for, mulado una aproximacién sistematica (Von Bertalanffy, en 1956 y en 1962, Ralph W. Gerard, en. 1958) con el objeto de superar la altcrnativa mevanismo-vitalismo que hace Cuarenta afios-estaba en pleno apogeo. Los matemiticos hicieron de ella un modelo porque ofrecia —més alla del punto de vista de las organizaciones complejas— posibili- dades de operatividad, sedujo a cientificos y tecndcratas € influyé a la clase tecnocrética en su filosofia social. Pro: Porcioné a los cient/ficos un modelo general y unificado de representacién del mundo, ya se tratara de disciplinas como a biologia y de las ciencias exactas en general, obien y de manera més peligrosa, de las ciencias sociales (las que se intitulan ciencias del comportamiento y la sociologi conferir en particular, los recientes andlisis de E. Morin ode Y. Barel). Se trata de un modelo puramente analégico y de un simple vocabulario que permite abordar, sin trans. cién, la m&quina o el organismo, la vida biolgica o la vida social: ‘Aparentemente, no hay nada en comin entre una sociedad molecular y una sociedad humana. Sin embargo, uno no deja de sorprenderse por la existencia de cierta analogia enue la evolucién filogenctica de los organismos y la evolucién hist’ rica de las sociedades, En ambos casos, intervienen la variacion 60 Ia scleecin, ¥ también las interaceiones que gobieran el or Jen molecular y celular, hacen pentar en lot fendmenos que fseguran cl funcionamiento de las sociedades humanas. Tanto Tas moléculas como los hembres estén sometidos a penosas rnormas. Finalmente, las moléculas rebeldes y las moléculas parésitas enen so equivalente en lat sociedades humana. Dejando de lado los modelos orginicos y mecénicos con- siderados inapropiados para el andlisis de los sistemas socia. Jes, dado que son ineptos para dar cuenta de la existencia de los conflictos, del cambio de anomalia y del control so- cial, se vuelve hacia los principios cibernéticos de control, toma de la teorfa de la informacion y de la teoria de los juegos sus conceptos, y de la biologia su metafisica y su filosoffa social. Se investiga cudles son las perspectivas que abren la teoria de la informacién y la cibernética sobre la estructura y el proceso, ala vez que se trazan lat bares de un modelo gencralirado de morfogencsis 0 structure elaborating process consideradg como ‘operante en los sistemas sociales adaptatives complejos El anilisis sistemético toma de la teorfa neodanwiniana en particular, las nociones de jerarquia de los niveles y de integracién; esta jerarqufa est& construida en funcién del grado de complejidad de los niveles (conferir la nocién de integrons sucesivos en F.M, Jacob). Se trata de puras ana- logias tomadas del arte militar, como bien lo dice M. J Aron.*® El anilisis cientifico es importante para conciliar las nociones de integracién y de relacién, Si se piensa en la integracién, la accién a distancia se desvanece, ya que ella supone la independencia de los fendmenos. Si se piensa en 33 A. Loft, Londre biologique. Edicion en espaol: A. Lwoll Et orden bo Uesiec, México, Selo XXL. MW. Buckley, Secclogy and Mader Systoms Theory, Englewood Clit, J.N. Prentice Hall, 1967 Vease ambien W. Buckley, Mode Systems Research jor 'he Behavioral Scientist, Chiaro, Aldine Publishing Company, 1968. 35 4. B Aron, Esais dipistimotogie biologi, Fais, Christian Bourgoi, 196, 6 la relacién, la unidad se disuelve en la multiplicidad de los mecanismos parciales. Toma igualmente de la teleologia su filosofia y por ende, su manera de esquivar el problema de la causalidad, De este modo, pretende evitar la perspectiva causal gra- cias 2 la utilizacion de conceptos tales como laequifinalidad y la multifinalidad, resuelve la cuestién de los objetives na- turalizando cualquier proceso, sea cual fuere, en términos de evolucién ineluctable, Recupera la contradiccién, ha- ciendo de ella un elemento del sistema natural. Esta inclusién de la contradiccién en el sistema, en virtud de la aceptacién de los datosa priori como hechos naturales, lleva como en Homans, a considerar que los controles no estan impuestos. Son el sistema y nada més que relaciones de mutua dependencia. La anomalia forma parte del siste- ma, “la regularidad del sistema sélo persiste porque la ano- malia encuentra su resistencia”.® Asimismo, la adaptacion no procederia de una imposible accion de lo viviente y del mundo “sino deuna reduccién de lo viviente a las leyes de Jos medios naturales”. 2” La sociedad es un sistema complejo adaptativo y natural; es en si misma, su propia finalidad. Estos sistemas concemientes alos niveles de psicologia evolut- va, los niveles flogenéticosy sociocultural ertincaracterizados or sus propiedades morfogenéticas. Estos sistemas se distin ‘gicn precisamente por el hecho de que mas que una organiza én minima, o mas que preservar una estructura fija, creany elaboran 0 cambian, de manera tipica, su estructura.como una condicién de! mantenimiento de sistemas viatles y evolut EI anélisis sistemitico afirma la dominaciin de la filoso. fia danwiniana en las representaciones de las relaciones so. ciales. Toma de ésta su percepcién de la vida y organiza una chley, op ct. aprehension naturalista de la sociedad, ineluctable y despo- jada de toda finalidad. Hace de la caja negra el principio y el fin de la vida. No tiene otra finalidad que el mantenimiento de la dominacién de esta caja negra, es decir, muerte y sepultura del sujeto, yasea individuo, sociedad o historia. Pero una vida con ciertas anomalias cobra forma en cl jerpo concreto, que cuestiona la caja negra o maquina de pour capialsta, producida por le imposbiidad de em contrar en alguna parte a ese sujeto ideal que se deja con- fundir totalmente con la norma natural ¢ impersonal. Su terreno defensivo, antieconémico, es la vida y Ia naturaleza (véanse los movimientos ecoldgicos, el mtr...). Por medio de estos movimientos el cuerpo se convierte en un nuevo lugar de la subversién social. ‘Actualmente, la medicina se ha transformado en una postura politica central porque supo extender el monopolio de su gercicio en defensa de la supervivencia del cuerpo humano y de la naturaleza (por medio de la biologia). Re- presentante de los intereses del cuerpo, tinico contrasistema de racionalidad en el pensamiento dominante, capaz, en nombre de una mejor gestion del crecimiento, de hacer frente a los excesos de la racionalidad econémica, la medi- cina se tomé aliada indispensable del sistema econdmico y politico, produciendo los indicadores sociales que definen sus limites al mismo tiempo que su legitimidad. 63

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