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OVIDIO FASTOS | NTRODUCCION, TRADUCCION ¥ NOTAS DE 'BARTOLOME SEGURA RAMOS, & BIBLIOTECA BASICA GREDOS BIBLIOTECA BASICA GREDOS (© EDITORIAL GREDOS, 8.4 Sanchez Pacheco, 85, Madi, 2001 {Quesan iguosamert prods, aj las sacionss eb or In ey fa teprocelonfta parcial de sabes por ‘taluier medio 0 procedimieno, as como so dstibucton ‘median lgulerepresamo pablo sin a auraacion sci does aes el copyigi Disco: Brugia ISBN 4.249.251 Depésto Lega: B. 12690 200, Iimpresin yeneusderacién ‘CAYFOSA QUEBECOR, Indust Grin ‘Sana Perpetua de ia Moya (Berelon). Impreso en Espana — Prine in Spin INTRODUCCION Publio Ovidio Nasén (nacido en Sulmona, en 43 a. Ca. muerto en Tomos, junto al Mar Negro, en 17 d. C.), el ‘apreceptor del amor» de la poesia romana, escribié los Fas- tos © Calendario romano en pleno climax de su capacidad literaria, en torno a los aos inmediatamente anteriores y posteriores al nacimiento de Jesucristo. Simultineamente trabajaba en la gran obra mitolégica de las Metamorfosis. Los Fastos, en st estado actual, constan de seis libros dedicados cada uno a uno de los seis primeros meses del ao (enero-junio). Sin embargo, era intencién del autor completar el afio con otros seis libros, aserto al que hace referencia en mas de una ocasiOn a 10 largo de los libros cexistentes (véase III 119; V 147), y para el que existe un dato concluyente expreso en su obra Tristia I 549, ss. —que es del afo 10 d. C. (por lo menos), no del 9, segtin firma el Dr. A. Ruiz de Elvira, v. Emerita 37 (1969), 420.422—, donde dice: «He escrito doce libros de Fastos, ¥y cada libro enciesra un mes, pero mi suerte ha arruinado festa obra que escribi para dedicartela y consagrartela a ti, César». La expresién whe escrito» (seripsi, en latin) parece {ue hay que interpretarla como «he disefiado o plancado», porque de fos seis libros que habfan de seguir a los actua- les no existe la mas leve noticia, En efecto, la obra, que sin duda habia sido planeada para 12 libros, uno para cada mes del aio, debid verse fatalmente interrumpic con motivo del doloraso destierro ‘que hubo de sufrir el poeta en 9d. C., cuando, por razo- nes atin no aclaradas, tuvo que abandonar Roma y mar- char a Tomos, pequetia ciudad junto al Mar Negro, en el 4spero pais de los getas, ‘Sin embargo, Ovidio debid de llevar consigo los seis li- bros escritos sobre los que volvi6 de tarde en tarde y de ‘manera parcial durante los ocho alos que atin vivid en el exilio. Los Fastos habian sido dedicados al emperador ‘gusto; mas, a la muerte de éste en 14 d. C., el libro primero lo dedicé a Germanico, en el que el autor haba puesto sus cesperanzas de volver algtin dia a Roma; no obstante, ex- cepto este cambio de dedicatoria del libro primero, asi co- ‘mo Ia inclusiOn en ese mismo libro de algin hecho que presupone un retoque posterior, a veces de muchos anos, a Ia redaccion originaria (por ejemplo, en I 384 hay una referencia a su desticrro; en I 285 se alude a la celebracién, del triunfo por Germanico, prevista para el aio 17, jel ‘fio mismo de la muerte del poeial, etc.), 1o que implica In existencia unos al lado de otros de versos correspondien- tes a épocas muy lejanas entre si, es imposible rastrear na- ‘da nuevo en los cinco libros restantes, hecho que significa {que esos libros quedan intactos, por lo que no se puede hhablar de una edicidn del destierro como pretenden algunos, En Tomos, Ovidio no tuvo ganas de revisar su obra, ‘cuanto menos de continuarla. A su estado melancélico, del {que sélo cabia esperar endechas doloridas como son los Trista y los Pontica, se sumaba la carencia de titiles de trabajo, como é! mismo sefala en alguna ocasién. Par con- erRODUCCION 9 nie, los Fasfos fueron editados péstumamente en el @stado en que los dejé su autor. Los Fastos estén escritos en disticos elegiacos (un pa- teado constituido por hexdmetro y pentémetro), que es la forma como lor poetas alejandrinas lircos escribian su poe- fundamentalmente amorosa, igual que el propio Ovi- dio lo habia hecho. Sin embargo, el tema ahora era esen- tlalmente distinto, puesto que en esta obra se propone et poeta contar los festivales o costumbres religiosas del pue- ‘blo romano, las causas u origenes de los mismos y los da- 0s astronémicos corzespondientes. EI antecedente princi pal para tal empresa viene representado por el poeta hele- histico Calimaco, que escribié unos Aetéa («Causas»), que Ovidio asimismo pone en la base de los Fastas. De las fuentes de que se sirvié Ovidio sabemos por una parte lo que él mismo cuenta: habria utilizado los Viejos ‘Anales, sin duda los Annales Maximi, aquellos registros fanuales de los sucesos de la historia de Roma cuya redac- cidn correspondia a los pontifices, asf como la investiga ida oral mediante encuestas personales realizadas por el ‘mismo autor; por otra parte, sélo restan conjeturas més ‘6 menos plausibles acerca de fuentes de las que no se pue- de precisar el grado. de utilizacién. En primer lugar, Ovidio debié disponer de la obra An- tiquitates rerum diuinarum del poligrafo M. Terencio Va- rn; para algunos pasajes de los Fastos se echa de ver como fuente directa la Historia romana de Tito Livio, cu- os primeros 16 libros habian visto la luz publica antes de Ia elaboracién de los Fastos, ademés: los Origenes de Catén el Censor, los Annales de Ennio, Del significado de las palabras del filblogo M. Verrio Flaco, siquiera fuese por acceso personal del poeta a esa obra, que veria Ia luz pliblica después del destierro de Ovidio; las obras eruditas 10 Fasros de Gayo Julio Higino, director de la Biblioteca del Palati- no; en fin, la Eneida de Virgilio; Porque, efectivamente, la obra de Ovidio versa funda- ‘mentalmente sobre religién, historia de Roma y astrono- fa esta dima en grado mucho menor, y aun asi se mues- tra Ovidio ignorante e inexperto en grado sumo respecto al tema, Por orden estrictamente cronol6gico, mes tras mes y dia tras dia, Ovidio describe las diversas ceremonias, festi- vales y cultos que practica el pueblo romano y cuyo origen se pierde muchas veoes en Ia noche de los tiempos. Por ello, al dar las causas, infinidad de veces aporta varias de clas, inclindndose todo lo mas en algunos casos por una; las més de las veces no muestra preferencia de ningiin tipo. La valoracién del material que acerca de la religion en- ccontramos en los Fastas ha oscilado, a lo largo del tiempo, centre la entusiéstica de Cyril Bailey (P. Ouidi Nasonis, Fas- forum liber HT, Oxford, 1961 (1.* ed., 1921) y la mas cit- ccunspecta de L. P. Wilkinson (Ovid surveyed, Cambridge, 1962, pags. 112-133). Ovidio pasa revista a esas ceremonias y cultos que ata- ften a Jano, Venus, Juno, Marte, Jipiter, Vesta, ete., a héroes como Hércules e infinidad de divinidades menores ‘que van apareciendo por doquier. Explica, en In medida de lo posible, como hemos insinuado mis arriba, las razo- nes y origen del culto, de determinados atributos de los. doses, de las costumbres y de los sacrificios. Destaca el tratamiento del culto de los muertos en febrero (Parenta- ia) y en mayo (Lemuria). Entreverdndose con este material religioso aparecen re- tazos de la historia y la leyenda del pueblo romano: llega- dda de Evandro y Eneas al Tiber; Romulo y Remo; Numa, Servio, Lucrecia; alude a la secesién de los plebeyos (aio meropuccios un 494 a. C.), gesta de los Fabios (477), ocupacién de Roma por los galos (390), Leyes de las XII Tablas por los decén- viros (450), Pirro, rey del Epiro, Apio Claudio el Ciego, derrota de Trasimeno, muerte de Asdribal, hermano de ‘Anibal, en la batalla del Metauro (ao 207). Asimismo, ‘aunque en menor medida, evoca hechos relativamente re- cieates, como la vietoria de Augusto en Accio (afto 31); menciona la ereecién del templo de Julio César (aio 29), la devolucign de las banderas perdidas por Craso (alo 20); todavia, alude a la restauracién del templo de la Madre de los dioses (afto 3 4. C.) y del templo de la Concordia (ato 10) por Augusto, «el fundador y restaurador de tem- plos», como Jo denomina Tito Livio. Clertamente, esta parte de los Fasios entronca con los tiltimos libros de las Mera- ‘morfosis en que Ovidio aborda la historia romana. El calendario, que da nombre a la obra (Fastos), cons- tituye la horma en Ia que Ovidio va encajando esos mate- riales heterogéneos. Como es notorio, el calendario roma: no fue corregido por Julio César, el dictador, en el aio 465 a, C., correccién que suponia aumentar en un dia cada ‘cuatro aflos los 365 dias asignados al aflo. Es el calendario juliano que con pequetias variantes, particularmente las in- troducidas por el papa Gregorio XIII en el siglo xv1, sub- siste detualmente. El calendario romano existente con an- terioridad, aunque no es absolutamente conocido, se sabe ‘que oscilaba en cuanto a su duracién, hecho que acarreé ‘numerosas confusiones que fueron las que indujeron a Cé- sar a su reorganizacién. Actualmente disponemos, siquiera sea fragmentariamer te, hasta de 30 calendarios latinos, alguno de ellos preju- liano (cuyo descubrimiento data de 1921, detalle que pasé inadvertido a Frazer; véase més abajo), de los cuales los de Preneste, Venusa y Ceres son los mas completos e im- portantes, 2 Fastos En dichos calendarios hallamos diversos signos, siem- pre aproximadamente los mismos, de los cuales son los principales: 1°) Los dias de la semana romana, denominada en latin nundinae (es decir, «nueve dias», segiin el cémputo inclusive romano, que, como hemos dicho, son ocho para nosotros), vienen sefialados con letras, de la A a la H, ‘cuya secuencia vuelve a empezar cuando termina Ia anterior, 2.°) Los tres dias de base para las fechas del mes apa- tecen senalados del modo siguiente: K. (=calendas, dia 1 de todos los meses); NON. (=Nonas, dia 5 de todos Tos meses, excepto para los de marzo, mayo, julio y octu- bre, en los que caen el 7); EID. (=Idus, da 13 de todos los meses, excepto para los mismos meses excluidos antes, en los que caen el 15). Los dias anteriores y posteriores a e305 dias de base se indican con los términos pridie y ‘postridie; los restantes, con referencia al dia de base uiente, sin que olvidemos el cSmputo inclusivo romano. Asi, el dia 7 de enero se diria en latin wel séptimo de las idus» (Idus=13; entre 7 y 13 median seis dias; sin embar- 0, como el 7 también entra en la cuenta, se dice «sépti- mop ¥ no «sexto») 3.°) Otros simbolos constantes son: F. (= Fastus, dia habil a todos los efectos), N. (=Nefastus, inhabil) y C. ‘omitialis), dia propicio para las actuaciones judiciales, asambleas, etc. AI margen de éstas hay todavia algunas indicaciones circunstanciales menos constantes y sistemé- ticas. El complejo calendario romano era fijado cada ano por los pontifices que seftalaban el caracter de cada dia. Y des- de luego, 40 dias al ano eran wnegras» (atri, en latin): du rante esos dias no cabia actividad de ninguna clase. Los ppontifices asimismo sefalaban las fiestas, que eran de tres mrRopucci6n B clases primordialmente: ferize statituae (festividades fijas), {Jeriae conceptiae (festvidades méviles) y Jeriae impera- tiuae o festividades extraordinaris. ‘Ovidio explica el origen del nombre de los meses; en ‘ocasiones da varias explicaciones. De enero a junio los nom- bres procederfan: 1. Enero (lanuarius). del nombre de un dios, lanus; 2. Febrero (Februarius), de februa, nombre de unas ceremonias expiatorias; 3. Marzo (Martius), de ‘Mars, nombre del dios de la guerra; 4. Abril (Aprilis, de ‘aperire («abrir»), entre otros origenes; 5. Mayo (Malus), dde maiores («ancianos»); 6. Junio (Iunius), de iuniores («is- venes») 0 de Juno, el nombre de la dios ‘Ya dijimos cémo los conocimientes astrondmicos de vidio son escasos, a pesar de que expresa su admiracién pot los astrénomos, a los que adula (véase 1 295, ss.) Inci- ide en miliples errores, confundiendo a veces la puesta de un astro con su salida, y al revés. Fl trabajo mis ex haustivo, completo y detallado sobre el aspecto astrondmi co de los Fastos sigue siendo una vieja obra, a sabe LL. Ideler, Uber den astronomischen Theil der «Fasti» des (Ovid, Abb, Akad: Berlin, Phil.-hist. Klasse aus den Jahren 1822/1823, Berlin, 1825. Desde el punto de vista literario se nos ofrece en primer ugar como hecho chocante Ia utilizacién del distico elegia- 0, cuyo empleo més comiin en otros temas vimos més arriba. Ciertamente, el poeta elegiaco Propercio lo habi ‘utiliado igualmente para tratar temas similares (sacra dies- que, «ceremonias y dias», IV 1, 69). A este hecho alude el propio Ovidio. Se hubiera esperado mas bien el hexme- two como verso iinico. Ovidio es ante todo un pocta alejandrino y, junto con Herédoto, el més grande fabulador de la Antigiiedad. Am- bas caracteristicas sobresalen en su obra por encima de cua 14 Fastos lesquiera otras, incluso mas visibles aparentemente, como la devocién a fos cultos o el patriotismo y propaganda de Ja politica augustea, o la exaltacién del emperador (véase a este respecto Katharine Allen, «The Fasti of Ovid and the augustan propaganda», Am. Journal of Philology 43 (1922), 250-266). La obra es una suma de episodios sucesivos en los que leyendas y pasajes de la historia romana, no sin ironia y ‘humor en tantas ocasiones, alternancia que busca la varie- dad para evitar la monotonia. El arte de la narrativa hele- nistica aflora por doquier. De la misma manera se mani- fiesta la tendencia erotirante del poeta en el tratamiento de muchas fabulas, entre las que sobresale la historia de Lucrecia, tan imitada en épocas posteriores. En general puede decirse que los Fastos responden bien 4 la encrucijada del Tiempo y del Espacio en la que el poeta se debate afanosamente. Por Ia primera linea ascien- de o desciende buceando en el misterio de la historia, de los simbolos con que los hombres se han ido enmascaran- do a lo largo de ella sin advertir, o haciendo como que no advierten, que Io suyo es dnicamente cumplir con el deber para con el Tiempo. En la otra coordenada el poeta ccontrae o dilata las dis entre el origen de los cultos y su implantacién en nuevas tierras; insiste minuciosamen- te en la localizaci6n de templos, santuarios, etc.; aparece tillando los caminos de la colina al rio, del puente a la plaza, del Foro caminando por la Via Sacra, lugares mu- chos de ellos eternos, y por los mismo fundides asimismo en el Tiempo, por los que todavia hoy puedes, visitante, caminar confuso con recuerdos milenarios. No debié de dar, efectivamente, la ultima mano a su ‘obra el poeta, excesivamente acongojado en ol destierro, y metnopuccion 1s de ello adolece en muchos puntos, con repeticiones abun- antes en las que lega a contar la misma historia de dos ‘maneras distintas (pero recuérdese a Virgilio, que describe Ja altima noche de Troya de dos formas divergentes en Jos libros I y VI de su Eneida), y hasta puros dobletes (1 149-160 y III 235-242). Por otra parte, todo hay que decirlo, el tema venta de- masiado grande (esto es, inapropiado) al «preceptor del amor» y consumado fabulador de las Metamorfosis, por Jo que la ténica narrativa decae en muchos momentos, vie- tima de Ia apatia y Ia falta de inspiracién, quedando bien por debajo de aquellas sus Metamorfosis. Se comprende ficilmente que los Fastas sean menos conocidos y leidos que otras obras del mismo autor. Con todo, no deja de ser amena su lectura en muchas de sus partes, que en ocasiones alcanzan una profunda be- Ieza y dramatismo, al margen del valor de primer orden que, a mi juicio, sigue teniendo como fuente para la histo- ria civil y religiosa del pueblo romano. Los Fastos de Ovidio nos han llegado a través de la historia en una transmisién separada de las restantes obras del autor, y de ellos existen alrededor de cien manuscritos (la mitad de los cuales, aproximadamente, se hallan en el Museo Britinico) que van del siglo x al xin. No hay, al parecer, un manuscrito predominante, aunque editores an- tiguos tamaron como base a alguno de ellos, en especial el simbolizado con la letra A (siglo x) por Merkel. Asimis- ‘mo han resultado vanos Jos intentos de reconstruccién del arquetipo, si bien, aparte de A, que va solo, se establecen algunas familias 0 grupos de manuscritos principales: GMI (G, del siglo sus; presenta muchas rasuras; Frazer lo deno- mina X; M, asi llamado por haber pertenecido al cardenal Mazarino; es del siglo x; 1, 0 Fragmentum Iifeldense, del 16 Fastos siglo xi); UD (U, del siglo 21, corregido por una segunda y tercera mano; se halla en Monte Casino; D, del siglo xu); BC (ambos del siglo xn o xm). Estos son los manus- critos en que se basan las ediciones de los Fastos, al menos. desde 1841 (edicién de Merkel); sin embargo, Landi (1928) utilizé algunos deteriores, o manuscrites considerados in- feriores. Ademés de esta tradicién directa, slidamente asen- tada, cabe todavia acudir a la llamada tradicién indirect: las citas de los Fastos que hallamos en autores latinos tar- dios, especialmente graméticos, como Capro, Servio, Dio- medes, Prisciano. Especificamente, los principales manuscritos aludidos son los siguientes: A = Codex Reginensis sive Petawianus, nimero 1708, de la Biblioteca Vaticana, en Iera carolina, Siglo x. Contiene los cua {ro primeros libros de los Fastosy veinticuatro versos del quint. Fue considerado basico por Merkel (1841) y Kruger, pero no por Bomer (1957). U = Codex Ursinianus sive Varicanus, nimero 5262, de Monte Casino. Siglo x1. Contiene los seis libros de los Fastos. D = Cader Mollersdorfionus sive Monacensis Latinus, mero 8122, de Ia Biblioteca Real de Munich, Si G = Codex Brusellensissiue Gemblacensis, nimero $369, de 1a Biblioteca Real de Brussas. Siglo xa, Frazer (1929) lo denomi- a X. M = Codex Mozarinianus sive Bodteianus, nimero 7992 de Ja Biblioteca Nacional de Paris. Siglo xy. 1 = Fragmentum Mfldense. Siglo x 0 xt. B = Coder Leidensis Vassiamus, dela Biblioteca de Leyden. Siglo x 0 am, © = Codex Vosionus siue Bodleianus, auct. 4, 29. Siglo xn F = Codex Cantabrigionsis Pembroclanus, nimero 280 de la Biblioteca de Pembroke College, de Cambridge. Siglo xt, nrRopucciN 0 H = Codex Hamburgensis sive Hauniensis G. K. 8, 2010. Si- lo xm P = Coaices Perisni, mero 8239 (Pa), 7991 (Pb), 8245 (Pe), 7993 (Pd). Siglo xm. La primera edicién impresa de los Fastos ¢s la romana de 1471, fecha desde la cual no dejaron de imprimirse en flodo lusar y época: 1474, Venesia 1701, Amsterdam, por Picier Brumann L477, Parma 1773, Leipzig, por Ficher-Emesti 1480, Bolonia 1812, Leipzig, por G. E. Gierig 1501, Paris 1824, Paris, por Lemaire 1803, Lyén 1839, Londres, por T. Keightley 1505, Paris 1841, Berlin, por R. Merkel 1513, Viena 178, Leipzig, por H. Peter 1323, Bases 4, Leipzig, por A. Riese 1327, Amberes 1881, Londres, por Hallam , Londres 1897, Turin, por Com: 1601, Francfort 1921, Oxford, por C. Bailey (1. 111) 1604, Heidelberg 1926, Leipzig, Ehwald-Lenz 1607, Leipzig 1928, edicion paraviana de Landi La edicién fundamental de los Fastos, que nos brinda ya pricticamente el texto actual, es la anteriormente citada, de Merkel, en 1841. Importantes posteriormente fueron: 1924, Ehwald-Lenz (alias Levy); 1928, Landi Las traducciones empezaron més tarde: 1551, tradue cidn italiana de Cartari, Venecia; 1640, traduccién inglesa. de J. Gower, Cambridge; 1660, traduccién francesa de Mi chel Marvilles, Paris; 1661, monumental edicién, traduc- cin y comentario por Nicolds Heinsivs En Fspaita hubo varias ediciones de los Fastos ovidia- nos durante el siglo xvm, codas ellas en Madrid: anos 1735, 18 Fasros 1741, 1758, 1785, 1792. Ese mismo siglo vio la luz una ‘edicién y traduccién espanola anotada de todo Ovidio: P. vidio Nas6n, Obras comentadas e ilustradas por el Dr Don Diego Suarez de Figueroa, Imprenta Herederos de Francisco de el Hierro, Madrid, 1728-1738. Los Fastos se contienen en los tomos XI y XII (t. XI: texto y traduccidn, pgs. 2-131; notas, pags. 132-328; t. XII: texto y tradue- ci6n, pgs. 2-132; notas, pags. 134-302). Mas recientemen- te: Obras de Ovidto, traducidas y anotadas por D. Ger- ‘man Salinas, Biblioteca Clasica, sucesores de Hernando, Madrid, 1917-1925, 3 tomos. Los Fastos se contienen cen el titimo volumen. Ulimamente ha visto la luz una rnueva traduccién al espafiol de M. A. Marcos Casquero, Publio Ovidio Nasén, Fastos, Madrid, Editora Nacional, 1984, LIBRO I ENERO Sora: Proemio (1-25) Romulo e abo 27-48. Los dia 4-82. — Dia: Jano (63-14), EL Ano Nuevo en enero (145-182). Regalos de buen aguero (183-226, Jano y el barco (227-284). Tarpeys (288.26). Jas ‘9 Gein (277-28). Exculapo y Véyovs (288-29), — Dia 3: Las entre las 295-310), Cine (311-314). — Dia $: La Lira (15316). — Dia “Agonala (317338. Clases de wens (335456). Et Delfin (57-458). — Dia 10 (489-460), — Dia 11 (461-44). Carments (465.542). Hercules y ‘Caco ($4358) — Dia 13: Augusto (587616, Dia 15: eta de Car ments (617-63). — Dia 16: Concordia (637-650). — Dia 17: Acuario (651-652). — Dia 23: La Lira (683-654). — Dia 24 La Festa del Siem tra (85-708), — Dia 27 (105-706). — Dia 30: El Altar dela Paz (709-728. Voy a cantar ! el calendario ordenado 2 lo largo del afto latino junto con sus Proemio casas *, y los astros que se ponen y sa- len bajo la tierra. Recibe con rostro sere- no, César Germénico *, esta obra, y gui cl camino de la nave temerosa, y sin volver Ia espalda a " Expresién habitual en Jos himnosy a Epica antgus, y que Ovidio repite en otros muchos pasajes de la presente ba Tres son los temas propuesios por el autor para ser tatador en poems: el calendari, las estrellas as cass, endo eta ima 2 rasros tun honor humilde, jea!, asiste propicio con tu numen al trabajo que te he dedicado. Reconocerds las ceremonias extraidas de los viejos Anales, y la raz6n por la que cada dia ha sido sefialado. Alli encontrards también las fiestas 10 que os pertenecen a vosotros *. Muchas veces leerés el nom= bre de tu padre, muchas veees, el de tu abuelo *. Los pre~ ios que ellos han logrado, que adornan el calendario pin- tado °, también los obtendrés td junto con tu hermano Dru- so 7. Que otros canten las armas de César: nosotros trata- remos los altares * de César y cualesquiera dias que é afiadid a las fiestas sacras. Da tu bendici6n al que preten- dde avanzar entre las loas de los tuyos, y sacude de mi pe- cho los temores espantosos. Ofrécete a m{ agradablemente, y habras dado fuerzas a mi pocma: mi arte se sustenta ‘© se viene abajo conforme sea tu mirada. Mi pagina se ‘conmueve porque ha de suftir el juicio de un principe doc- las mds importanes. El orgen de os Fantor parece hallars en los Ait (Cause) de Calimsco, sbio poeta alefandsine "A este personae dedi Ovdio et primer Libro de los Rasta. ra jo de Dauso Claudio Nerén, muerto at el ato 9 a. C. sobrino del tmperador Tiberi (asendigo al sono a la mute de Augusto et abo 1H de nuestra era; ermano del emperador Claudio y pade de Caligula. Murié en Ansioqua de Siri, e ato 19. “Lae familie inajudas posi fests gets particulars. En oa Sones Tos emperadores manipularon poliicamente Semejantes fiestas. Augusto, aunque por consangulaidad; slo era alte de Livi, expo sa de Auguste. Con letras rojas © rubice se adornaban Ios manasritesantguos * Hermanos sgifica agi ‘primo hermano’, por ctanto Dro era Iijo de Tibere: weave Rutz br Ftvina, Ovidio.«Metamorfors» I (Col bsp. aut. grt. las) Madeid, 1982, pég, 198, m1 22, Augusto (aol César) levanié durante 5) vida muchos aares, como se repsram en la famosa inseipién conecida tadicionalmente come Me: ‘umencem Aneyranum, pote agar (Ankara) ex ques conserva la ma vor pate nko 1 23 0, como enviada a que la lea cl dios de Claros ®, Pues 20 ‘cudl es la facundia de una boca cultivada lo advertimos uando ella empuié las armas ciudadanas en favor de reos temblorosos. Y cuando tu pasidn se entrega a muestras ar- es sabemos qué gran manantial fluye de tu talento. doses y hombres lo permiten, dirige, poeta como eres, las riendas del poeta, para que bajo tus auspicios transcurra feliz el ato entero, ‘Cuando el fundador de la ciudad orde- 1né Jos tiempos, dispuso que hubiese diez meses en el ano", Estd claro, Rémulo, que conocias las armas mas que las estre- Has, y que tu interés por vencer a los ve~ 30 cinos era mayor. Sin embargo, César, existe una razén que Je movi, y tiene con qué defender su error. Establecié ue era suficiente tiempo para el ano el que es suficiente para que el nifo ' salga del vientre de su madre. Ese mis- 3s ‘mo niimero de meses a partir de la muerte de su esposo Ieva senales de luto la esposa ! en la casa vacia. Asi pues, estos hechos tuvo en cuenta la atencién de Quirino '°, el Romie Apolo, que tena un famoso saniuario en Cliros (Asia Menon) ™ Sepun la tadicion romana, Rémulo instuyo un ato de diez meses con 304 dias, que comenzaba en maz, faltando, por tanto, los meses 4e enero y febrero. Algunos han cudado de la exstenca de semejante ano; otros han pensado que existiéefecivamente, pero con wn nimero 4e dias mayer que el normal de forma que los der meses sumaban 365 ais. Los romanos en genera hablan de dix meses de getacién en cm puto inclusive: vise A. Ruz ne Etvina, op cil, pig. 24 "Las lgetromanas permiian dice mer de Tuto como miximo a 4a mujer que peraia un parentecercano "Quirino ert ol dis de Ia guerra sabin: desputs de 1a deiicacisn de Romolo a le confiris « te dicho nombce, La tdbea era unt toga coe Tanja de pirpur. ey Fasros de la trabea, al dar leyes sobre el affo a pueblos ignoran- tes. El primer mes era de Marte“, y el segundo, de Ve- ‘4 nus: ésta era cabeza del linaje, y aquel su propio padre, El tercero tomé el nombre de los viejos, y el cuarto, el de los j6venes; el grupo siguiente se indieé con su mimero. ‘Ahora bien, Numa no se olvidé ni de Jano ' ni de las sombras de nuestros antepasados y antepuso dos meses a Jos primitivos, « Pero (para que no desconozcamos las leyes de los diferentes dias) no tiene cada ‘tos dias dla 1a misma misiOn. Es inhdbil el dia du- ‘ante el cual no se pueden pronunciar las tes palabras "; es habil el dia durante ‘el cual se permite que actle Ia justicia. Y no creas que so el dia conserva su pauta a lo largo de todo él: el que era inhabil por la manana se convierte luego en habil, porque tan pronto se han ofrendado las entrafias a Ia divinidad, se puede decir todo legalmente, y el honorable pretor tiene libertad de palabra. Hay también dias en que se puede en- cerrar legalmente a la gente en los cercados "; hay tam- El mee de Mare marzo; ef de Venus et abril, mponiendo gue ste nombre proceda de Afra, el nome giego dela Venus romana El mes de los vijor es mayo (Ge mtorr: wansianor) el de los jvenes {5 jlo (de tures. Julio we Hamaba Quimils Ge guint) ago, Sem ls (e seat}, or se eos los lugares que ocupaban en [a serie; de la misma forma sepiembre y 1s restates siguen esa. sere numérica "De Jano tenemos el nombre del prime mes: enero, y de la palabra ‘que indica lak sombras de los ancepasdes, februe,proaede el nombre al mes siguiente: febrero, But palabras sont do dco addi wentrego, sien, ve pronuncaba ol pretor al administer justia, "plu a ae castes o cercados en que penetraba el pueblo pars ‘mite el yoro en el Campo de Marte los dias electoral. sumo 1 2s bien dias que reaparecen cada periodo de nueve "El culto e Juno reclama las Calendas ausonias; en las Idus se sac fica a Jupiter una cordera blanca ya crecida; las Nonas ‘earecen de divinidad tutelar. El dia siguiente a todos estos (ano se te olvide, por favor!) es negro. EI mal agiero de esos dias se debe a un acontecimiento, y es que en tales fechas Roma sufri6 reveses amargos por mor de Marte, que le volvié Ia espalia. Queden dichas por mi una vez Dor todas estas advertencias que afectan a todo el c lendario, y asi no me veré obligado a interrumpir el ‘orden de su contenido, He aqui, Germénico, a Jano, que anun- cia un afo feliz para ti, y aparece el pri- is 1: mero en mi poema. ;Jano bieéfalo, origen ‘0 callado del afto que se desliza,tinleo de los de arriba que ves tus propias espal- das, presentate por la derecha a los conductores * por cu- ‘yo empefio la tierra feraz obtiene una paz sin cuitas, el ‘Ponto obtiene la paz! Preséntate por la derecha a tus pa- Ares y al pueblo de Quirino, y abre con tu consentimiento Jos templos relucientes. Una luz préspera se origina: ;pure- za en la lengua y en el corazin! Ahora hay que decir bue- fas palabras en el buen dia. Que los oidos estén libres de litigio y al instante se alejen las disputas no cuerdas; japla 2a tw obra, lengua envidiosa! con los fuegos perfumados y erepita la espiga clic wa Se refer a as Ferias © mundinge, que eran, para nuestro compute, a ocho dis "Tres dias megros a mes y tena y ses aa duran fos cuales no s@ podian emprender actividades nucras ee der el emperador Tiberi, st ho Driso ¥ Germénic, 2s el azatin,cuya mejor especies riba en Clic; © Ut tambien como perfome. bo Ves emo reluce el cielo 7 26 Fasros encender las hogueras? La llama reverbera con su brillo en el oro de Jos templos y esparce el resplandor tembloroso cen lo alto del santuario. Van con las ropas intactas al al ww czar de Tarpeya ® y el pueblo lleva el mismo color que el color de su fiesta; ya marchan delante los nuevos man- dos, nueva pirpura refulge y el macfil Hamativo ® siente ‘pesos nuevos, Novillos exentos del trabajo, que la hierba, falisca aliment6 en sus campifias ofrecen su cuello para ts que los hieran. Jupiter, cuando mira a todo el orbe desde su aledzar, no encuentra nada que ver que no sea romano. ‘Salud, dia bienhechor!: vuelve cada vez mejor, merecedor de que te honre el pueblo duento del mundo. Mas con to- v0 do, iqué dios diré que eres ti, Jano biforme? Pues Grecia zo tiene numen ninguno parejo a ti. Y a la vez revela el ‘motivo por el que eres el tinico entre los celestiales que ves lo que esti a la espalda y lo que esta delante, ‘Cuando yo daba vueltas a estas cuestiones al echar ma- no de las tablillas, me parecié més Iuciente la casa de lo ss que era antes. Entonces el sagrado Jano, admirable por ‘su imagen bicéfala, puso de repente delante de mis ojos ‘su doble faz, Me Hlené de temor y senti que se me erizaban, 10s pelos de miedo, y mi pecho estaba yerto por el subi frio. El, con ef baculo en la derecha y la llave en la iz- to» quierda, me revel6 estas palabras con la primera de sus dos bocas: «Aprende, pocia que trabajas en los dias, 10 que buscas, abandonando tu miedo, y recoge en tu mente ‘mi discurso. Los antiguos, pues yo soy un ente primitivo, ‘me llamaban Caos: mira de qué lejano tiempo voy a reci- El primero de enero los asus eleyidos marchaban en procesisa 1 Capitoio, una de cuyas partes era la Roca Tarpeya "Se trata de In sla cura sila de marl, 3 que tenian derecho Jos magitvados superiors upno t 2” los hechos. Este aire transparente y los tres elementos ue restan, fuego, agua y tierra, eran una masa uniforme fan pronto como esta masa se desligé por discordia de is componentes, y una vez dispersa, fue a buscar insolitas moradas: la llama buscé la altura, el espacio més cercano ‘admitio el aire, en medio del suelo se asentaron la tierra ¥y el mar. Entonces yo, que habia sido ovillo y mole sin figura, me converti en imagen y cuerpo dignos de un dios. fodavia ahora, como pequefta seal de mi en otro tiempo fconfusa apariencia, el mismo aspecto tiene lo que en mi ta delante y lo que estd detris. Escucha cual es Ia se- lgunda razén de Ia forma por que me preguntas, para que mozeas a un tiempo ésta y mi propia misién. Todo lo ue ves por doquier, cielo, mar, mubes, tierras, todo lo fabre y lo cierra mi mano. Solamente de mi depende la cus- todia del vasto universo y la regulacién del giro del mundo ‘me pertenece por completo. Cuando me viene en gana de- jar salir de su plicida mansion a Ia Paz, ésta pasea libre ¥ sin interrupcién por los caminos: todo el orbe se verd inundado de sangre mortal si los rigidos cerrojos no man- tienen encerrada a la guerra, Guardo las pucrtas del cielo con las misericordes Horas; en virtud de mi cometido en- tra y sale el propio Japiter. De ab{ que me llamen Jano: cuando el sacerdote me ofrenda Ia tarta cereal y harina revuelta con sal, te reirés de los nombres, pues ora me llama con su boca sacrificial Patulcio, ora Clusio *. Esté claro que aquella antigiedad inculta quiso significar come- tidos diferentes con uno u ott nombre. Queda relatado mi poder. Conoce ahora la raz6n de mi figura, aunque > Teoria de lon cuatro elementos del sof jénico Anaximandro, Pataki, de patere, sein nel abidorn; Cis, de claude, Sa rifle wel que cera 28 FASTOS tas ya la ves tii también en alguna medida, Toda puerta tiene {dos frentes gemelas, a un lado y a otra, de las cuales, la una mira a Ia gente y Ia otra, en cambio, al dios-lar. Y de la misma manera que vuestro portero, sentado junto al umbral de la entrada principal, ve las salidas y las entra das, asi yo, portero de la corte celestial, alcanzo a ver oa un tiempo la parte de Levante y la parte de Poniente. ‘Ves las caras de Hécate, orientadas en tres direcciones pa- 1a guardar Jas encrucijadas que dan a tres caminos; yo, para no perder el tiempo torciendo el cuello, tengo licencia para mirar a dos de ellos a la vez, sin mover el cuerpo.» us Dijo, y con la cara expres6 que no se- ria inasequible si yo queria preguntarle ‘més. Tomé énimo y di las gracias al dios sin asustarme, y mirando al suelo le ha- blé unas pocas palabras: «Dime, por fa- 110 Vor, :por qué comienza el Aflo Nuevo con los frios, cuan- «do mas bien deberia comenzar en primavera? Todo florece ‘entonces; entonces hay una fase nueva de tiempo y se hin- cha la yema nueva en la vid preniada; el arbol se cubre de hojas recién formadas y el tallo de la semilla asoma en 15 la superficie del suelo; los pajaros endulzan el aire tibio con sus cantos orquestados y los rebafios jucgan y retozan en los prados. Entonces los rayos del sol son suaves y sale la golondrina exética y fija en la viga alta su nido de ba- ro; entonces permite el campo su culivo y se renueva con wel arado. Con justicia habia que llamarlo el Anlo Nuevo». Le habia preguntado por extenso; él, sin detenerse mucho, redujo sus palabras a dos versos de la siguiente manera: ‘E] invierno es lo primero del Alo Nuevo y lo ttimo del 165 viejo; Febo y el afio toman el mismo comienzo». Después de lo cual seguia preguntando por qué el primer dia no ‘estaba libre de ltigios. «Escucha el motive —dijo Jano—: Bt Ato Nuevo imo 1 29 tasigné el nacimiento del afio a los quehaceres para que hho fuese inhabil el aito entero por causa de los auspicios. Por lo mismo, cada uno prueba sus aptitudes en la accién ¥ no testimonia sino su obra acostumbrada’». A cont cidn le pregunté: «Por qué, Jano, aunque debo aplacar Jos mimenes de los demés, te traigo a ti antes que a nadie fl incienso y el vino puro?». Me dijo: «Para que puedas ‘a través de mi, que guardo sus umbrales, tener acceso a ‘cualesquiera dioses». «Pero, gpor qué se dicen palabras de fel n los dias de tus calendas, y hacemos y recibi ‘mos votos rec/procamente?». Entonces el dios, apoydndo- se en el béculo que Mevaba en la diestra, dijo: «Los augu- rios suclen hallarse en los principios. A la palabra primera Jirigis wuestros ofdos temerosos ™, y el ave que primero vvio es la que toma en cuenta el dugur; estén abiertos los templos y los oidos de los dioses, ninguna lengua profiere votos perecederos y tienen peso las palabras Habia terminado Jano, pero yo no ‘guardé largo silencio, sino que con mis palabras empalmé sus dltimas palabras: ‘«,Qué significado tienen los datiles y Ios hhigos arrugados? —dije— gy la mic res- plandeciente que se ofrece en un vaso blanco como Ia nie- ve?». «El motivo —dijo— es el augurio: que semejante sabor persevere en las cosas y que el dulce ano termine ‘su camino emprendido.» «Ya veo por qué se regalan cosas dulces. Anade la razén de la moneda, para que ninguna eralos de ‘buen epuero % Los manos se preocupabanseramente de qu e primer nombre ‘ue se promuncabs ea as ocesiones solemn, o el nombre de la persons ‘ae acta en prime lgat fuesen de buen aglero. Asi cuando e a Sul hacia reclutanientor, el sombre del primer roldado debia ser fl tar igualmente debian tener nombres 30 Fasros parte de su fiesta me quede sin confirmar.» Se ri6, y dijo: “«iOh, qué poco entiendes a tu siglo, si piensas que la miel {es mas dulce que coger una moneda! Apenas vi yo a nadie ‘cuando reinaba Setumo ™, a cuyo corazén no fuese dulce 19s el lucro. Con el tiempo crecié el deseo de tener, que ahora es sumo: apenas si tienen donde avanzar mas. Las riquezas pueden ahora més que en los aftos del tiempo originario, cuando el pueblo era pobre y Roma era nueva, cuando ‘una pequefia cabafta acogia al hijo de Marte, Quirino *, 230 y la enea del rio ofrecia un lecho precario. Con dificultad se erguia por entero Jipiter en su estrecha ermita ” y en Ia diestra de Jupiter habia un rayo de barro. El Capitolio {que ahora lo adornan con perlas, lo adornaban con hojas, 20s y el senador en persona apacentaba sus ovejas; no era ver- gonzoso tomar un deseanso gustoso en la paja y poner la cabeza sobre el heno. El pretor hacia justicia al pueblo tan pronto dejaba el arado y una ligera barrita de plata fra un crimen, Pero una vez que la fortuna de este lugar 210 levanté la cabeza y Roma tocé con la coronilla alos dioses supremos, crecieron las riquezas y el loco deseo de riqueza ¥4 Por muchas que posean, més apetecen.,Compiten por ganar para consumir y por reponer lo consumido, y las smas virtudes sirven de pasto a sus vicios. Igual que aquellos cuyo vientre se hinché de hidropesia, cuanta més agua beben mis sed tienen. Ahora se valora el diner fortuna da los honores, ta hacienda, las amistades; al po- bre ge le abate por doquier. ,Y ti me preguntas si es stil 220 el augurio de a moneda y por qué las viejas monedas de 7 El reinido de Saturno er tenido como la Edad de Oro ™ El paquano temple de Jpiter Forevio, que Rémulo habia fundado en Capito. sumo 1 31 bronce agradan a vuestras manos? Antano daban monedas de bronce, ahora mejor augurio hay en el oro, y el metal primitivo, veneido, cedié ante el nuevo. También a noso- tos nos agradan los templos de oro, si bien aprobamos los lantiguos: esa excelencia conviene a la divinidad. Alaba- 22 mos los anos del pasado, pero vivimos en los nuestros: ‘sin embargo, ambas costumbres son dignas de ser aten- didas por igual. Habia terminado sus advertencias; de nuevo, con plécidas palabras, igual que Jona » antes, interpelo por mi parte al dios que fear eva la Ilave: «Mucho he aprendido, des- de luego; pero, gpor qué en una cara de Ia moneda de bronce hay estampada Ia figura de una nave 2 yen la otra una figura con dos cabezas?». «Me habris podido reconocer —dijo— en la dable imagen si el propio tiempo no hubiera gastado la vieja estampa. El motivo de fa nave es palmario: en una nave lleg6 al rio etrusco el dios portador de la Hoz, una vez recorrido previamente el orbe. Recuerdo que en esta tierra fue acogido Saturna, al 25 {que Jipiter habia expulsado de los reinos celestes. Por ello este pueblo conservé mucho tiempo el nombre de «pueblo, saturnion; también a su tierra se le llamé Lacio, por ha- berse ocultado el dios, Pero la buena posteridad estamps tuna nave en la moneda de bronce para dar testimonio de 29 la Megada del dios, su huésped. Yo mismo habité el sue- Jo * cuyo lado izquierdo lame la mas que mansa onda del Tiber arenoso. Aqui, donde esta Roma ahora, verdea- tba una selva nunca cortada, y un espacio tan grande eran los pastizales de unos pocos bueyes. Mi aleézar era la co- 243 % Loon del Janiculo, a a derecha del Tiber, de Ta que se trata 2 Fastos lina que Ia gente nombra por mi nombre y que la época actual llama Janiculo. Entonces reinaba yo, cuando la tie- ta era soporte de los dioses y los nimenes andaban mez clados con los espacios humanos. Las fechorias de los hom- bres no habian ahuyentado todavia a la Justicia (fue la ‘ltima de los dioses de arriba en abandonar la tierra), y en lugar del miedo gobernaba al pueblo la dignidad misma sin violencia; ningin trabajo costaba hacer justicia a los justos. Yo no tenia nada que ver con la guerra: tutelaba la paz y las jambas de las puertas y —dijo mostrando la lave esto es lo que levo por armas». Cerré la boca el dios. Entonces abri yo a mia del modo siguiente, con mis pala- bras provocando las palabras del dios Habiendo tantos porches, :por qué es- tds consagrado en uno solo, aqui donde tienes un templo unido a dos foros?» ". Acariviando con Ja mano la barba prolongada hasta el pecho, conté al punto lo de las armas del ebalio Tacio ”, y cdmo la frivola guar- diana ®, cautivada por las pulseras, condujo @ los sabinos silenciosos hasta la senda del alto aleazar. «Desde él —di- jo— habia una cuesta pronunciada hasta el valle y los foros, como hay ahora, y que es por donde bajdis. Y ya hhabia alcanzado Ia puerta, cuyos cerrojos echados des- Tarpesa Fano era el patra de Sos porches (luni el tomplete @ que squl aude Ovidio debia ser el siuado ene el Foro Romano y el Foro Sato, Tio Taci, rey de 1s sabinos, que se ctelan descendents de los ‘exparanos, uno de cuyos reyes fue Bale, Tac fe, primero, eDeED, Yes tarde, amigo de los remanos. *Tarpeya, hija de Tarpeyo, general del Capiobo. A cambio dejo yas y braaletes de oro uid por el sendero lor sbinot cuando éos Bacaron alo, mao 1 3 ‘corricra la envidiosa hija de Satuno ™. ‘Temiendo enta- bblar combate con numen tan poderoso, yo mismo, experto fen la que es mi arte, promovi una estratagema: abri las bbocas de la fuente, en cuyo cometido tengo soberania, y 27 ‘sibitamente eché fuera sus aguas. Pero antes infecté con auufre los veneros empapados para que el agua hirviente “cerrase el camino a Tacio. Cuando se comprendié su utili- dad, tras ser expulsados los sabinos, se devolvié el aspecto ‘que habia tenido a este lugar ya seguro. Me han levantado 2s tun altar unido a un pequeno santuario, que con sus Hamas despide el olor a harina y pastel quemados». «Pero, ipor qué te escondes durante Jn paz y sales de tu encierro cuando los ‘hombres empufan las armas?>. No hubo dilacién y me dio la raz6n que buscaba. «Mi puerta entera se abre de par en par ‘con al cerrojo descorrido para que las gentes tengan pa- 20 ente sin ningiin género de duda su marcha a la guerra. Durante la paz echo lat contrapuertas para que no pueda escapar por ningin sitio; bajo el numen de César permane- ceré encerrado largo tiempo». Dijo y, levantando la vista {que vela en dos dizecciones distintas, echd una mirada a ‘cada cosa por el orbe entero, Reinaba la paz, y el Rin 2% ‘ya te habja entregado sus aguas a tu servicio, Germénico, motivo de vuestro triunfo”. ;Jano, haz eterna la paz ya los ministros de la paz, y no permitas que su autor ‘abandone su obra! Jano Gioino Juno, que odiabs 4 fos romanos por rvalidad con Venus EX iruale de Germinio y Tibedo sobre ls gecmanos se cclebrd ex mayo del aio 17. Ahora bien, por Io que & mime fue 2 dado conocer de los Fastos mismos, los Exuaplo padres consagraron en este dia dos tem- y Véroris os ®, La isla que rodea el rio con sus dos brazos de agua acogié al que nacié de Febo y de la ninfa Corénida ”. Jipiter tiene su parte; cel mismo lugar albergé a ambos, y el templo del nieto esté uunido a su gran abuclo. 2s “Quién nos impide hablar también de las estrellas, cOmo sale y se pone cada tuna? Esto.es parte de mi promesa. iFel ces las almas que fueron las primeras en ‘ocuparse de conocer estas cosas y ascender ‘las mansiones de arriba! Se puede creer que aquellos sa 10 caron la cabeza por encima tanto de tos vicios como de los lugares humanos. Ni Venus ni el vino, el deber del foro 6 las fatigas de las campanas, quebraron sus pechos subli- mes. No les tentaron ni la ambicién ligera ni la gloria re- sos vestida de oropel ni el ansia de grandes riquezas. Acerca- on a nuestros ojos las lejanas estrellas y sometieron el firmamento a su genio. Asi es como se alcanza el cielo, sin necesidad de que el Olimpo se lleve al Osa y la cima del Pelio toque las mas altas estrellas. Nosotros también, +10 bajo la guia de ellos, mediremos el cielo y asignaremos sus dias a cada astro errante ”. Dis 3 Las exrellas 7 vii comin ren conoid onda de empl ™ Aloud sla empresa lgendaris de oe gigantes Oto y Efiater de smontonar las montatas teas. Virgilio (Grérgicas 1, 278-282) habla 4e otros gigantesy de co orden en cl amortonamiento dels montatas ™ Son fs signes del Zodaco, que camblan sa poscén en el ilo 2 lo largo del ato. Con rela a ellos se referen los comienzes de tos tetas, ammo 3s De manera que cuando sea la tercera roche antes de Ia llegada de las Nonas Cincer Ia tierra salpicada por el rocfo celeste cesté himeda, en vano buscaremos las pin- 2as del Cangrejo de ocho patas: se habré zambullido de cabeza en las aguas de Occidente ®. Las lluvias enviadas de las negras nu- 215 bes te darén la seftal, a la salida de la ira *", de que han llegado as Nonas ‘Afade cuatro dias a las Nonas conta- dos en orden y habra que expiar a Jano cen el amanecer Agonal *, La causa del nombre puede ser el oficiante con la t- nica arremangada, por cuya herida a la s20 victima cae ésta en honor de los dioses: cuando va a tenir de sangre caliente el cuchillo que tiene agarrado, pregunta siempre: «Actio?» , y no actia sino cuando le dan la ‘orden, Unos piensan que el dia tiene el nombre de agonal por la accién de uacarrear» “, ya que los ganados no «vie- nem» sino que son «acarreados». Otros creen que a esta 325 fiesta la lamaban los antiguos Agnalia *, de forma que se le habria quitado una letra en el lugar correspondiente. 20 bien, porque la victima siente miedo de los cuchillos que ve antes en el agua, se trasladé al dia el apelativo de Ja agonia del animal? También cabe que el dia tomase un ‘nombre griego de los juegos que se celebraban en etapas 0 ia 5: La Lira Dia 8: wAgonalios “ Idteica version en Calumela (De re rustica X1 2, 97) “Flea, La Lir sale varios meses ants “© Elnombre aparece en eros calendatos del suo iio. So origen “"En latin: agone? Le eplicaion procede de Vareén Agere lain. De agna, ecorderan; de donde: «fies de Ins corderasy 36 Fastos anteriores. ¥ es que la lengua antigua llamaba a la res ago- ‘nia. Esta tltima tazén es a mi juicio la verdadera. Y aun- ‘que no es segura, igualmente el Rey del sacrificio debe apla- car a las mimenes con Ia pareja de una oveja lanuda, as ‘Se llama victima al ser que ha caido a causa de la diestra victoriosa *®, Tiene el nombre de cenemiga» /hastia) por los ‘enemigos vencidos. Antes tenia poder pa- +4 conciliar a los dioses con el hombre la ‘wo harina *? y un grano brillante de sal pura. Todavia no ha- bfa traido una nave extranjera, surcando las aguas del mar, la mirra, ligrimas destiladas de una corteza, ni el Eufrates habia enviado el incienso ** ni el-balsamo Ia India, ni eran conocidos los hilos del rojizo azafran. Un altar, contento con las hierbas sabinas, y el laurel, quemado con no 54s chico crepitar, exhalaban el humo. Si habia alguno que pudiera afadir a las coronas hechas con flores del prado las violetas, era rico. Este cuchillo que abora abre las en- traftas del toro abatido no tenia en las ceremonias oficio alguno. La primera en alegrarse con la sangre de una ss0 cerda ** tragona fue Ceres, que vengaba a sus micses con Ja muerte merecida de la culpable. Pues se enterd de que sus sembrados, lechosos en primavera, los habia revoleado fen sus tiernos surcos el hocico de una peluda cerda. tase te siimas “Fuego etimoligico ene aleima y uitorte. Lav harina de ls espa que. sepn Jos testimonios anigues, fue 1 alineno oriainario de lor romans “EI incienso, en realidad, procedia de Arabi La sabin era una planta aromsticn que sstituia muchas veces a otros lugares repte Ovid la idea de que erdo fue o primer animal scrifeado, opiniin que signa a Pagers ake 1 a7 La cerda habia suftido su castigo; asustado con su cjem- lo deberias haberte abstenido de tocar la viha, macho ca- ‘brio. Alguicn, al verlo apretar los dientes en la vinta, dijo ‘con no callada indignacién Ias siguientes palabras: «jRoe Ia vid, macho cabrio! A pesar de ello, de lla saldra lo que pueda salpicar tus cuernos cuando estés junto al al- tar». Sus palabras se hicieron realidad: tu enemigo, Baco, se te entrega a ti para su castigo y se le salpican los cuer- nos con vino derramado. La culpa castigé a la cerda, Ja culpa castigé también a la cabrilla; vosotros, buey y ove- Jas apacibles, zqué culpa contrajisteis? Lioraba Aristeo ** al ver que sus abejas exterminadas hasta la dltima habian ‘bandonado los panales que comenzaran. Su madre verde ‘marina Ie consolé a duras penas su dolor, agregando sus razones estas iltimas palabras: «;Contén tus kigrimas, muchacho! Proteo aliviara tu pérdida y te dard el medi de reparar lo que perdiste. Pero para que no te burle con sus metamorfosis procura que atenacen sus dos manos unos Jazos apretados». E) joven llega hasta el profeta y ata los brazos que ha agarrado del viejo del mar, aflojados por el sueRo, El de las metamorfosis transforma su figura en ud de su arte: enseguida, reducida por las staduras, vuelve a su aspecto, y levantando el rostro que chorrea rocfo de la barba verdemarina, dijo: «;Buscas la forma dde recuperar las abejas? Entierra en el suelo el cadaver de un novillo sacrificado; enterrado te proporcionara lo que buscas de mir. El pastor ejecuta la orden; et buey podrido es un hervidero de enjambres *: una vida fenecida "a nora de Aristo, hijo de Apolo y dela nit Ciena, sein Diodora Siedo, I eventa mas pot extenso Visor las Gedraias TV sss 5 No on abeins sino moxardas as que naen ena earmeputefacta 44 los huevos que otras mosardas Uenden poner en los cadavers. 38 rastos rodujo mil vidas. EI Hado exige una oveja: sin recato ‘mordisqueé las verbenas que la vieja piadosa solia levar 4 los dioses del campo. :Qué se encuentra a salvo, cuando cl rebafo lanudo y los bueyes que viven en el campo de- sis jan su vida en los altares? Persia aplaca a Hiperién ® coro- nado por rayos con un caballo, para que no se ofrende un dios rapido una victima lenta. Como una vez se saeri- fic6 a la triple Diana * una cierva en lugar de una donce- lia, también cae ahora una cierva, pero no por doncella s90 alguna. Vi que los sapeos y quienguiera que habita en tus nieves, Hemo, ofrecian entrafas de perros a la Trivia * ‘También se sacrfica un asnillo para el envarado guardian aprons eheraday devel wraple det ofan propios. Pero, a pesar de todo, a todos se les tributan ho- Aue rhores humanos; s6lo Augusto tiene un nombre asociado Jipiter: todas las provincias fueron de- ‘a Jupiter supremo. Los patriios llaman augustas las cosas 0 ‘wueltas a nuestro pueblo y tu abuelo re | ibid el nombre de Augusto *', Lec todas las tablillas "* ‘sagradas; los templos que dedica la mano de los sacerdotes 610 | colocadas en los atros linajudos: ninguna persona posey6 4 tono con el ritual se Ilaman augustos. También «augu- \ tantos nombres ilustres. Africa lama a éste su vencedor "; tion tiene el origen en esta palabra, asi como todo lo que iro ® testimonia el varapalo que dio al poder de los isau- ‘Tupiter engrandece con su poder. Que acreciente el impe- 4 r08 0 de los cretenses; a éste ” Jo enorgulleen los mimidas, rio de nuestro conductor, que acteciente sus aos y proteja | ‘aque! ”, Mesina; el otro " recibié su apodo de la ciudad ‘wuestros portales con la corona de encina ® y que el here- 1s de Numancia; Germania dio la muerte y el nombre a Dru- ero de tan gran sobrenombre por el auspicio de los dioses so ™ (pobre de mi, iqué breve fue la gallardia de és tome sobre sus hombros el peso del mundo con el buen Si César buscase sus nombves en los vencidos, reibirfa tan. agdero de su padre! | ee 7 Cuando el sol que vea tras de sf a las | 3 HLF Boao, o de las boas a 1s dus sea el tercero, se oficiaran las cere- } Referensn «0 apteon é ‘Reste de monias relacionadas con la diose Parra- © ‘Asin al fieticio esto de Augusto de devlver el poder de tt Fee dad owe aijed Wonpistabanns ls oe provincia al Sensdo, por lo que fue agassado por fate con el tule | 4 Augusto, Segin el Menameto Aacrano, dot sa hia a0 278 dres ausonias carruajes (carpenta) (que «0 Af Soreos ss de cer gar oan ls eis de a ae también creo que se llaman ast por la madre de Evandro. " Publo Comatio cpm, Hamad tambiée ol Aco * Tito Manto, mado Torcato pore forges olla’) ue are » Pablo Servilo Vala, cin! en l 98. C. 6 aun alo en dl 36a. Curso Cocfo ats vacedoy defer sidan ob por come 'Marco Valerio tmé el nombre de Corvin en el 39 a. C. por | en Yaguta (10.107 4.) un cuervo que se posO en su enandatey ie ayulo gana la batalla, } * Apo Clann, el igo, vereedor de los cataginees el bata 1 Pompere, reno en Faria por to Clee || neva jam a esns 4 Senn se le en el Monumento Aniran, fue por un decrto det | Publio Cornelio Escpién, et Joven, dsiricor de Numancia (133 ‘Sendo por lo ue la casa de Augusto pda ser adornaa de st manera ey Crments Sela ama eparasian porave habla legge de Ara. Mies acdsee ia, de Ia que Parraia era un distito. 48 Fasros Mis tarde se les arrebaté este honor, por lo que nin- guna sefiora aceptaba renovar la descendencia de sus ingratos esposos con alumbramiento alguno, y, para evi tar el parto, se golpeaban a ciegas temerariamente y ex- «2s pulsaban de sus entrafias el peso que iba creciendo. Dicen ue los senadores llamaron al orden a las esposas que se airevieron a tal inhumanidad, pero que pese a ello les de- volvieron sus derechos. Y ahora mandan que se celebren dos ceremonias igualmente en honor de la madre tegeca, porque nazcan ninos y nifias. La ley no permite llevar «co pieles a su santuario para que esas picles muertas no co- rrompan el fuego puro. Quienquiera que guste de ritos an- tiguos, que se ponga junto al oficiante: escucharé palabras ‘que antes desconocia. Se realizan expiaciones a Porri- ma y a Postverta, hermanas tuyas, diosa menalia, 0 com- ‘9s paneras de tu huida. Se piensa que la una habia vatici- nado lo que habia ocurrido mucho tiempo atrés (porro), y la otra, lo que habia’ de sobrevenir en cl futuro (uersurum postmodo). Diosa refulgente ", el dia siguiente te instalé en un temple blanco como la nie- Dio 16 ve, donde la alta Moneta pasea sus pasos Comordia sulimes. yAhora verds bien a la muche- 0 dumbre del Lacio, Concordia; ahora te hhan colocado manos sagradas! Furio, vencedor del pueblo ctrusco, te habia prometido en exvoto en la antigiedad y habia cumplido su promesa. Fue la razén que la plebe ‘con las armas empufiadas hizo la secesi6n de los patricios, sy la misma Roma temia a su propia fuerza. La causa re- ciente fue mejor: la Germania ofrecié sus cabellos sueltos Concordia, ewo templo estabs al ceste det Foro, en lesion al CCaptolo, dende Juno Moret tenia 2 48 ver el say umRo ¢ 49 tus auspicios, capitan venerable '*. Entonces ofrendaste fl regalo del pucblo vencido y levantaste el templo a la diosa que ti mismo yeneras. Tu madre", la nica que Se ha hallado digna de compartir el lecho del gran Jupiter, fadorné este templo con un altar y demds accesorios. ‘Cuando transcurran estas fechas, Fe- bo, dejards a Capricomnio y te pondrés f correr a través del signo del joven que lleva agua ', ‘Cuando el séptimo sol, a partir de és- te, se zambulla en el agua, la Lira no brillard ya en parte alguna del cielo ‘A continuacién de su puesta, el fuego ‘que brilla en medio del pecho del Leén se sumergiré al llegar Ia noche. Repasé tres 0 cuatro veces las hojas de los Fastos ‘que sefalan el tiempo y no encontré dia falguno dedicado a la siembra. Entonces me dijo la Musa (pues sc habia dado cuenta); «Ese dia es de los que se setalan, ,por qué buscas en los Fastos flestas que no son fijas? Si bien no esta sefialado el dia de la fiesta, la época ‘es segura, porque en ella el campo se fecunda con las semi- las que en él se arrojany. Estaos con las guimaldas junto al pesebre, novillos: vuestra labor volverd con la primavera templada, Cuelgue el campesino el arado veterano en su ‘poste: la tierra reacciona con miedo a cada herida. Granje- Dia 17; Acwario Dis 2 La Lie Dis 26 "8" Tibero, que oor los despojs desu conguisa de Orman levan- 16 el temple, "Livia, madre de Tbero y spose de Augusto, con quien e896 en Sequndas naps levé una vida fla. El esamien’o con el erperador 4o compara el porta al csamieio con Jute "0+ No es 23 de enero sino el 9 ce febrero cuando se pon a sons telaion de le Li 50 asros ro, da descanso a la tierra después de hacer la siembra; da descanso a los hombres que cultivaron Ia tierra. Que om la aldea festeje Ia fiesta; recorred la aldea, colonos, offe- ciendo las libaciones anuales a los fuegos aldeanos. Que se aplaque a las madres de las mieses, Tierra y Ceres, pre- ftadas con el grano de trigo en sus entranas. La Tierra y ‘Ceres cumplen un mismo cometido: ésta confiere la razén 9s de ser a las mieses, aquélla, el lugar. «Consortes en la obra, por cuya gracia corrigiése Ia Antigiledad y Ia bellota de ‘encina fue vencida por un alimento mas itil, saciad a los vidos colonos de mieses infinitas, para que los cultivos reciban el premio que se merecen. Vosotras, propiciad ali- 80 mento continuo a las tiernas semillas, y que las nieves frias ‘no quemen la planta nueva. Mientras sembramos, despe- jad el cielo con vientos serenos; cuando la semilla esta. ocul- ta, rociadla de agua del cielo. Evitad que los pajaros, per- jjudiciales para los cultivos, arrasen los campos cereales en. ‘1s bandadas datiinas. Vosotras también, hormigas, absteneos de los granos enterrados; después de la recoleccién seré ‘mayor la abundancia de botin. Mientras tanto, que el tri- gal crezea sin que le toque el sucio tizén, ni se ponga en- fermo y pajizo por falta de agua, y que no deje de granar 190 de debilidad ni se asfixie por su propia exuberancia, més Tozano de lo que conviene. Los campos deben estar libres de la cizafta que hace mal a la vista "* y no debe aparceer Ja avena estéril en el suelo cultivado. ;Que el campo pague ‘4 enorme interés: los granos de trigo, de cebada y la espel- ta, que pasara dos veces '® por el fuego!». 1s” Por vosotros he rogado yo esto, colonos; rogadlo vos- ‘otros.también, y que ambas diosas colmen nuestros de- °S Para shuyentar el mal de ojo. "6 Primero se tontaba, y Iuego se coci, upko st ses. Las guerras ocuparon largo tiempo a los hombres: Ja espada se adaptaba mejor que la reja; el toro labrador . La madre feiga es Cibe- les; Ovidio probeblemente se confunde aqui con In madre Matua. OT Es Aton, como se lee en el Momumento Andrano, ¥ como le denomina Livi, IV 20, 7 “H" Podblemente una anigus divindad, de la que se sabe poco. Hr templo de Vesta umro 39 layer». Y mientras busca a la Lira advertird que también Ia espalda del Leén, por alli en medio, se ha zambullido de golpe en las aguas transparentes. El Delfin, que vela instantes antes re- ujado de estrellas, escapara a tu visiGn 90 a la noche siguiente. {Fue mensajero afortunade de amores ocultos, © habia traido la lira lesbia y a su amo '"? ,Qué ‘mar no conoce, qué tierra desconoce a Arién? Con su can- cidn detenia éste el agua corriente. Muchas veces, al per- seguir a una cordera, quedése paralizado el lobo por su yo. Muchas veces, la cordera, huyendo del vido lobo, quedése parada. Muchas veces, perros y liebres se recosta- ron en la misma sombra y la cierva se detuvo en una roca cercana a la leona, y la parlanchina corneja se acomodé ppelea con el ave de Palas ™, y Ia paloma formé pa- vo reja con el gavilén. Se dice que Cintia ", jArién, de voz bien timbrada!, se embeless muchas veces con tu musica, como si de su hermano se tratase. El nombre de Arién hhabia Henado las ciudades de Sicilia, y Ia costa ausonia se habia dejado cautivar por las notas de su lira, Desde 9 alli embareé Arién para regresar a casa y de esa manera se levaba la riqueza ganada con su arte. Tal vez, desgra- ciado, temias los vientos y las olas, pero en realidad el mar cra més seguro para ti que tu barco. Pues el capitan se planté empuftando la espada y el resto de la tripulacion cra su cémplice y sus manos estaban armadas. {Qué tienes ‘tu que ver con la espada? Gufa td la nave, timonel, que Dax: HL Delfin g "8° Ene Posidén, dis del mar, y Ante, diosa marina, "8 Anion, el cantor Isto. La chaz ° Diana, asf Hamada por ef monte Cinto en Delos 0 Fasros puede zozobrar. Esas armas no deben agarrarlas tus de- dos. El, pavido de terror, dijo: «No os pido que no me ‘matéis; pero permitidme que coja la lira y toque un poco». ves Le dan permiso y se rien mientras esperan. Toma él una ‘corona que podia sentar bien a tu propio pelo, Febo. Se habia vestido una capa, tefiida dos veces con purpura tria; la cuerda, rasgada con el pulgar, dejé off sus notas, como tio canta el cisne su melodia lastimera cuando la dura flecha hha atravesado su frente blanqueante. Acto seguido salté ‘con todos sus adornos en medio de las aguas. El agua re- ‘movida salpicé Ia nave verdemarina. Cuentan que luego {y es0 supera todo crédito) un delfin brindé su lomo cur- tis vilineo a la extrana carga. El conserva Ia citara sentado sobre cl delfin y paga el precio del viaje cantando y arru- Indo las aguas del mar con sus canciones. Los dioses ven las acciones piadosas. Jipiter acogié al delfin entre las cons- telaciones, encargindole que contase con nueve estrellas. ‘Ahora quisiera yo, Meénida ™, tener 120 anil lenguas y el pecho con el que celebras- (DiS te a Aquiles, para cantar a las sagradas siete Nonas en disticos: con ellas acaparan los Fastos el miximo honor. Me falla el in- genio y lo que me urge es superior a mis fuerzas: este dia 125 he de cantarlo con boca excepeional. {Cémo pretendi, po- bre de mi, echar un peso tan grande en los versos elegia- 08? Esto era cuestién del metro heroico. ;Oh santo padre de la patria! ": este nombre te ha conferido la plebe, el se~ nado, y nosotros también, los caballeros, pero ya te lo ha- Homer, cantor de la ela de Aguiles. Ung tora le hacia erii- Ene ito tele comfité a Augusto et ao 2 a. C., como rera en el Monumento.Anciano, umo 0 6 Dian dado los hechos. Tarde ademés recibiste el nombre ver- dadero, pues ya antes eras ti padre del mundo, Ti tienes en Ja tierra et nombre que tiene Juipiter en el alto cielo; td eres {1 padre de los hombres, él lo es de los dioses. ;Rémulo!, debes ceder. Este engrandece tus murallas vigilandolas: las que ti construiste pudo traspasarlas Remo '*. Tu poder Jo sintié Tacio "”, la pequeia Cures y Cenina: bajo Ja guia de éste, son romanos ambos hemisferios que el sol alum- bra. TU poselas una pequeia porcién, sea cual sea ésta, de la tierra conquistada: todo lo que existe debajo de Japi- ter supremo lo posee César. Ti raptas las esposas "; él las invita a ser pudorosas bajo su tutela. Ta admites lo prohibido en tu bosque “*; él Jo ha eliminado. A ti te gus- taba la fuerza; bajo el César florecen las leyes. Ta tenias titulo de Senor; él lo tiene de Principe. A ti te acusa Re- ‘mo: él ha perdonado a sus enemigos. A ti te hizo celeste tu padre; a su padre lo hizo él César. ‘Ya el muchacho del Ida ™* asoma hasta medio vientre y escancia aguas transpa- rentes mezcladas con néctar. Ademés, mira: si alguien solia temer al Boreas, que se alegre; Ia brisa que llega es la del Céfiro, que (es mis suave, © Cr. Ovo, Fastos 1V 838, 38 " Key oe los sabinos. cya capital era Cues. Cenina fue una peau a vila eereans « Koma, que Rémulo eonaus Como fats que extaban fs romanos de mujeres, Romulo Invitd {Jos sabinos a una ista en Roma y les quit las mujeres. Ovidio narra 1 suceso en IIL 195 y 55, "2 Un aloo regia inside por Rémato para lor que hubiesn cometido un crimes "> Ganimeder, que Is fantasia popular confuadia com Acuato a rastos ‘Cuando, cinco dias después, levante la Estrella de a Mafiana su brillo deslum- 10 brante de las aguas del mar, serd el co- ‘mienzo de la primavera. Sin embargo, no (odavia queda frio, queda, y el invierno al mar- ccharse deja considerables senales. Espera que llegue la tercera noche bie u; —Veras al instante que et guardidn de la 155 Le Ose Mayor, Osa ha sacado los dos pies. Entre las Calito”Hamadriadas y la flechadora Diana tenia Calisto " una parte del coro sagrado. Tocé ella el arco de la diosa y dijo: «Que el arco que toco sea el testigo de mi virginidad. Cinta Ia felicitd y afiadi ‘so «Cumple el pacto que has hecho, y serds la primera de mi ‘comitivan. Habria cumplido el pacto sino hubiera sido hermosa. Pudo mantener a raya a los hombres, pero Ia facusacién Ie vino por Kipiter. Febe regresaba de cazar mit alimafas en las selvas cuando el sol estaba poco més 0 14s menos a mitad de su carrera. Cuando legé al bosque (era un bosque oscuro de densas encinas y en el centro habia tuna honda fuente de agua helada), dijo: «Vamos a banar- nos aquf, en la selva, virgen tegeean. La otra se sonrojé por el falso nombre de virgen. También se lo dijo a las 170 ninfas. Las ninfas se quitaron la ropa, pero a ella le dio vergienza y demostraba malos indicios de demorada tat danza. Se quit6 por fin la tinica. Ella misma se traicioné ‘cogida in fraganti con la hinchaz6n del vientre y la propia denuncia de su carga, La diosa le dijo: «Hija perjura de Licaén, abandona la reunién de las virgenes y no manches 17s las aguas pudorosas». La luna habia llenado por diez ve- TH Arctofilace, constlacion ave sigue en el cielo a a Oss Mayor ™ Une ata. inno a 8 ‘ees con sus cuernos el disco nuevo: la que habia pasado por virgen era madre. Juno, zaherida, se enfurecié y cam- bid Ia figura de la muchacha. ;Qué es lo que haces? En contra de su voluntad hubo de soportar a Jupiter. Y cuando yo en su rival la fea cara de un animal, dijo: «Que vaya 120 Jupiter a abrazarla». Como osa desidiosa vagaba por los montes desolados la que poco antes habia sido amada por Jipiter supremo. El niflo concebide en pecado tenia ya quince anos cuando la madre se (ops con el hijo de sus entrafas. Ella ciertamente se paré a su lado enloquecida, ‘como si lo conociera, ¥ lanzé un grufido; los grunidos ran las palabras de la madre. El nifio, que no lo sabia, Ja hubiera atravesado con a jabalina de aguda punta, si ambos no hubiesen sido arrebatados a las mansiones de arriba, Los dos astros brillan cerca. Delante va la que amamos Osa, y el Artofilace da la impresin de ir a su 1% espalda. La hija de Saturno guarda todavia el rencor y pide a la blanca Tetis que no deje tocar ni baitarse en el agua a la Osa menali El dia de las Idus humean los altares del agreste Fauno en el lugar donde Ix isla" rompe y separa las aguas. Fuc el 195 ia que cayeron trescientos seis de los Fa- jos en la guerra de Veyos ™. Una sola casa habia asumido la fuerza y el peso de la ciudad. Los brazos de una familia enarbolaron las armas de que ha- bian hecho profesién. Del mismo campamento salié la tropa Jinajuda, entre la cual cualquiera era adecuado para a Dia 13: Lae Fabios Br templo de Fauno eaba en Ia ia del Tiber y fue dedicado on 1964. C. 4 Peyue ciudad ctrscs El sacezo favo lugar a pincipios dl siglo va CCL T Live, 1, 64 Fastos sirse en jefe. El camino mas préximo es por el arco dere- cho de la puerta Carmentis. Cualquiera que sea, no pases ‘por dl: trae mala suerte. Cuenta la fama que por ella salie- ron los Trescientos Fabios. La puerta esté libre de culpa, pero, sin embargo, trae mala suerte, Cuando legaron al voraz Crémera ' (que corria turbio de las aguas del in vierno), pusieron el campamento. Avanzaron con las espa- das desenvainacias a través de la formacién tirrena con ar- dor belicoso, no de otro modo a como los Ieones de raza libiea atacan a los rebanos desperdigados por los anchos ‘campos. Los enemigos huyen en desbandada y reciben por la espalda heridas infamantes; la tierra enrojece de sangre etrusca. Una y otra vez y muchas veces van cayendo de Ja misma manera. Desde ef momento que no podian ven- ‘cer en campo abierto, se aprestan a armas secretas: la semboscada. Habia una lanura cuyo thtimo confin cerraban unas colinas y una selva apropiada para ocultar a las alimaiias del monte. En el centro dejaron a unos pocos y unas cuan- tas reses diseminadas, y al resto del batallén se oculté es- condigndose entre las ramas. He aqui que, como el torrente que, acrecido con las aguas de la lluvia, 0 con la nieve que fluye derretida por el tibio Céfiro, corre por los sembrados ¥y por los caminos y no recoge las aguas, como solfa hacer antes, enverrdndolas en el margen de Ia ribera, repasan el valle los Fabios con amplias descubiertas, aniquilando lo ‘que ven, sin temer un segundo peligro, zAdénde os preci pitdis, casa linajuda? Erréneamente.os fidis del enemigo: {nobleza sin doblez, ponte a salvo de disparos de traidores! El valor sucumbe por obra del engafto. Los enemigos saltaron por todas partes a campo abierto, copando todos DF Un siachuto. uineo 1. 6s 6 Frentes, {Qué pueden hacer unos pocos valientes contra ;ntos miles? ,Qué salida les queda en tal situacién desgra- 230 jada? Igual que et jabali perseguido largo tiempo por las elvas laurentinas se deshace fulminantemente de los gal- 3 con el hocico, para mas tarde morir él también, ellos ‘no morian sin vengarse, hiriendo y recibiendo heridas al- nativamente. Un solo dia habia enviado a Ia guerra a ns los Fabios; enviados a la guerra, un solo dia los ex termind. Creible es, empero, que los propios dioses vela- yon por que la simiente de la raza herciilea ' sobrevivie- Se, pues qued6 un muchacho, todavia adolescente y sin servicio de armas, uno solo de la raza fabia, claro estd 209 que para que tti pudieses nacer alain dia, Maximo "”, por ‘cuyo procedimiento de dilacién pudo recuperarse el imperio. Hay tres constelaciones contiguas: el ‘Cuervo, la Serpiente y, en medio de am- Dia es Fi Quer y bos, ol Crater ®*, Durante las Idus per- 245 la Sepiente tmanecen ocultos y salen a la noche si- ‘uiente. Voy a contarte por qué hay tres ‘constelaciones tan agrupadas. Casualmente Febo prepara- boa Ia fiesta solemne de Jupiter (mi cuento no levard mu- cho tiempo), y dijo: «Ve, ave mia, que nada demore la ceremonia piadosa, y trac un poco de agua de la fuente 250 viva». El cuervo levanta el crater incrustado en oro con Jas patas ganchudas y recorre el camino aéreo, volando cn la altura. Habia una higuera cubierta por completo de hhigos todavia verdes; los probé con el pico, pero no estaban 7 Los Fabios crlan descender de Hercules ° Quinto Fabio Maximo, apodedo wel Contemporzador>, por su cautelosa esuracepia frente @ Anibal durante la segunda guerra pica (16202 aC). BI Cuero el Criter sn dos pequenas constelacones a espaldas le In laren consctacién de In Sepinte 66 Fasros 26 en sazén para cogerlos. Cuentan que se pos6 en el arbol olvidéndose del encargo hasta que los higos se pusiesen ‘dulees con la lenta espera. Cuando se hart6, cogié una serpiente grande com las negras uflas y regres6 ante su due- fo, y le cont Ia siguiente mentira: «Este habitante de las ‘aguas vivas ha sido la causa de mi tardanza; dominaba la sw fuente y me impidié cumplir con mi cometidon. Febo re- plicé: «Afades Ia mentira a tu falta y te atreves a preten- der engafiar de palabra al dios que revela el destino? Pues bien, mientras cuelguen lechosos los higos del arbol, no 2s beberds agua fresca de ninguna fuente». Dijo, y en recuerdo perenne del antiguo acontecimiento, brillan unidas las cons- telaciones de la Serpiente, el Cuervo y el Créter. La tercera aurora después de las Idus pais, contempla a tos Lupercos " desnudos, Le Pista dey entonces vienen las ceremonias de Fau- ‘es Laperces no, el de los dos cuernos. Decid, Piéti- des "°, cual es el origen de estas ceremo- zo nias, dénde fueron buscadas y alcanzaron las casas del La- cio, Se dice que los antiguos arcadios veneraron a Pan, dios de los rebafios, que abundan muchisimo en los montes ar- cadios. Testigo sera Féloe ", testigos las aguas del Estin- falo y el Ladén que desemboca en el mar con rapida co- 275 rriente, y los alcotes del bosque Nonacrino “?, coronados ata de as ests Lupereaia, unas de las mds ineresantes de Roms, ¥ 4 iver de las mds oscutbs. El dios que veneraban los Lapercos era Fauno, que los antguos identleaban con el dios grego Pan "kn eeeral, te eniende con este nombre a las Musas, aunque or inariamente ean seve doncsllas distintas a elas. Su olgen es Pera, on Teaia Montana, lago y vio dl norte de Arcadia © Amuigua ciudad del norte de Arcadia: Néni timo a de pinares, y Ja alta Cilene “? y las nieves parrasias. Pan cra alli el dios de la torada, et dios de las yeguas; recibia regalos por salvar a las ovejas. Evandro se trajo consigo, las deidades silvestres. Aqui, donde esta ahora la ciudad, 20 ‘estaba entonces el suelo de la ciudad. Desde entonces vene- ramos al dios, y celebramos la ceremonia importada de los pelasgos “+ el flamen dial debe marcharse de ella, se- ‘gin la costumbre originaria. ;Me preguntas, pues, por qué ccorren, y por qué (pues es costumbre correr de ese modo) ‘se quitan Ia ropa y llevan el cuerpo desnudo? La propia 25 deidad se goza en correr velozmente por las altas monta- fas y emprende espontineamente repentinas huidas. La pro- pia deidad va desnuda y manda que sus ministros vayan desnudos, pues la ropa no era muy cémoda para la carre- ra, Se cuenta que los arcadios ocupaban la tierra antes del rnacimiento de JOpiter, y esta raza era anterior a la luna“. 290 ‘Su vida era similar a la de las fieras, sin el ajetreo de nin- ‘guna funci6n; la gente era todavia sin artficio ¢ inculta, Por casa conocian las ramas, por micses, las hierbas, y el néctar era el agua que sorbian con las manos. El toro no 29s jadeaba por la reja corva y Ia tierra no estaba bajo el po- der del agricultor. Todavia no se empleaba de ninguna ma- nera el caballo, cada cual marchaba por su pie. La oveja ‘caminaba con el cuerpo cubierto de lana. Aguantaban a cielo raso y Mevaban el cuerpo desnudo, hecho a soportar 300 las luvias y los notos pesados. Desnudos ahora también evocan el recuerdo de la costumbre antigua y conmemoran los recuerdos de antao. Mas para explicar por qué ¢s Fau- [La montata mis alta de Arcadia, Parrasio es un adj apicado 4 te repidn osidental de Arcadia, “st'Bs dees, Evandro y os areas, ques tajeron eto al Lacio. Los aniquos rian que los. arcadios eran anteriores al luna: aT 68 Fastos ‘no quien principalmente rehiye cubrirse, se nos cuenta una sas fibula repleta de Jas chanzas antiguas. Casualmente iba el joven tirintio “* de acompanante de su dueha; Fauno vio a ambos desde un elevado otero. Los vio y se lend de fuego, diciendo: «Deidades del monte, nada tengo yo ‘con vasotras; ésta serd mi pasién». Iba Ia mednide "” con a10 el pelo perfumado echado sobre los hombros y digna de admirar por su dureo seno. Una sombrilla aurea alejaba los eallidos rayos del sol, si bien eran las manos de Hércu- les las que la Hevaban. Ya se adentraba en el bosque de Baco y los viedos del Tmolo "*, y la Estrella de la Tarde sis cabalgaba cubierta de rocio en un caballo tordo. Entra en tuna cueva artesonada de tobas y piedra pémez viva; a la puerta de entrada habia un arroyo cantarin. Y mientras fos sirvientes preparaban la comida y vino para beber, ella equipa al Alcida con su propio atuendo. Le da una tunica +9 transparente tefiida de mérice getulo "; fe da un cinturén torneado con el que antes se sujetaba. EI cinturén era pe- ueio para su vientre; aflojé los lazos de la tinica para poder sacar sus grandes manos. Habia roto unos brazale- tes que no estaban hechos para aquellas manos; sus grandes, 226 pies reventaban las pequefias correas. Ella misma tomé la ppesada clava y la piel del lebn y las armas menores guarda- das en su aljaba. Asi, terminada la comida, dan con su ‘cuerpo en el sue, acasténdose separados, pero cerca, en Jos lechos extendidos. La causa era que preparaban la ce- suo remonia del descubrimiento de Ia vid, la cual querian hacer Hrcules,lamadosrnio porque Earisteo, que Te impuso los doce lwabajos, era rey de Tisito. Su duena era Onfaa, reioa de Lidia Ye" Por ser reins de Lids, antguamente Meonia M Monat de Lidia % Purpura de ls geulos, pueblo africano de la zona que es hoy Marrusos mon o ‘con pureza cuando el dia fuese venido. Era medianoche. GA qué no se atreve el amor desenfrenado? Fauno llegé ‘en Ja oscuridad a la cueva recumante y, al ver a los acom- paftantes sumidos en el suefio y en el vino, concibid la es- fperanza de que el mismo sopor embargase a los sefiores. Entra el atrevido donjudn y se pone a deambular de allé 335 para acd, y extiende delante las manos precavidas, a las que sigue lentamente. Habia llegado ya tanteando a la cé- mara donde estaba extendido el lecho y se las prometia folices a la primera oportunidad. Cuando tocé la piel hirsuta de las cerdas del pardo leén, sintié temor y devuvo la mano 340 ¥ se volvid, aténito de miedo, como el caminante da mar- cha atrds muchas veces azorado al ver una eulebra. A con- tinuacién tocé las tiernas mantas dela cama proxima y una ccaracteristica falaz Ie engafié. Se subié y se recosté en la 35 parte més cercana de la cama @ él, y su miembro hinchado estaba mas duro que un cuerno. Mientras tanto, arreman- 126 Ia tinica, tirando de la parte més baja: unas piernas speras estaban erizadas de pelos espesos. Al ir a probar cl resto, de repente, el héroe tirintio lo empujé para atrés. 350 El otro cayé de lo alto de la cama. Se formé un griterfo. La mednide amd a sus acompafiantes, pidiéndoles luz. ‘Cuando trajeron la luz se descubrié lo que habia pasado. EI dios se lamentaba por haber caido pesadamente de lo ‘alto de la cama, y a duras penas consiguié levantar el cuer~ po de la dura tierra. EI Alcida y los que 10 vieron tirado sss se echaron a reir; la muchacha lidia se ech6 a reir de su amante, El dios burlado por Ia ropa no gusta de ropas ‘que engafian la vista, y llama a los suyos desnudos a la ce- remonia. Anade, Musa mia, razones latinas a las fordncas ¥y que mi caballo corra en el polvo de su carrera "®. Cuan- 30 En latin etuo.. pulueren quiere deci: ven au propio Ciecow 0 Fastos do se sacrifica ritualmente una cabra a Fauno, el de los pies de cuerno, viene invitada la masa al exiguo festin. Mien- tras los sacerdotes preparaban las entrafias, ensartadas en. ppinchos de sauce, cuando el sol estaba a mitad de su ca- 24s rrera, ROmulo y su hermano y la juventud pastoril entre- ‘gaban sus cuerpos desnudos al sol y a los prados; ponian ‘a prueba sus brazas, por diversién, con el boxeo, la jaball- na y el lanzamiento de piedras. Desde un alto grité un ‘99 pastor: «GRémulo, Remo, los cuatreros se llevan los novi- los fuera de! campo!n. Tomar las armas llevaba tiempo; ‘cada uno de Jos dos sale de una posicién distinta. BI borin, fue recuperado por Remo, que alcanz6 a los ladrones. Una ‘vez que regresd, sacé las entranas que chisporroteaban en los pinchos y dijo: «Estas, por cierto, no se las comer ns otto sino el vencedai». Dicho y hecho, y con él, los Fa- bios. Llegé allf Rémulo, fracasado, y vio las mesas y los Ihuesos pelados. Se rio y se dolié de que Remo y los Fa- bios hubiesen podido vencer y que sus Quintilios no hhubiesen podido. Queda la fama del acontecimiento: co- seo rren sin vestidura, y lo que salié bien tiene su fama que lo recuerda. Tal ver preguntes también por qué es aquel lugar el Lupercal y cudl es la causa para seftalar el dia con tal nombre. La vestal Silvia dio a Juz un fruto celeste, 24s cuando su tio paterno administraba el reino. Este ordend evar a los pequetios y ahogarlos en el rio. Qué ¢s lo que estis haciendo? Uno de ellos ser Romulo. Los sir- vientes cumplen a regafiadientes la orden deplorable, pero Horando llevan a los gemelos al lugar ordenado. El Albu- la, que se convirti6 en el Tiber porque Tiberino se habia 2 zambullido en sus olas, iba crecido casualmente con las " Ovidio supene que 1s Lupetcas surgleron por Is fusion de dos casas: los Fabio 9 los Quintos BRO tt m1 ‘aguas invernales. Aqui, donde ahora estin los foros y yace tu valle, Circo Maximo, se podian ver las barcas dando vyueltas. Cuando Hlegaron alli (pues no podian avanzar mas), dijo uno u otro de ellos: «{Pero qué parecidos son! {Qué hermosos son los dos! Sin embargo, éste es el que tiene mas vigor de los dos. Si la casta se ve en la cara, y 00 engafa la apariencia, sospecho que en vosotros hay no sé qué divinidad... Ahora bien, si algiin dios fuese l.autor de wuestra existencia, os traerfa ayuda en una ocasién tan critica, También vuestra made os tractia ayuda, si n0 es tuviera necesitada de ella, que en un solo dia ha sido ma- dre. y se queda sin hijos. ;Seres nacidos a un tiempo y que @ un tiempo vais a morir, id a las aguas a un tiem- pol». Terminé y se los quité del pecho. Los dos dieron ‘un vagido a la vez, como si se hubiesen enterado. Los sir- vientes volvieron a su casa con las mejillas humedecidas. La arqueta los sostuvo, como habia quedado, en Ia super- ficie del agua. ;Ay, qué gran destino levaba la pequeta tablillal La arqueta, impulsada entre selvas sombrias, se detuvo en el barro conforme disminuia la corriente de agua. Habia un arbol, del que quedan vestigios; y la higuera que ‘ahora se llama «Riimina», era la higuera de Romulo. Una loba recién parida leg6 hasta los gemelos expuestos; joh maravillal: zquién puede creer que el animal no hizo dafio, 1 los nifios? No hacer dafto es poco, incluso les hace un beneficio: ja quienes la loba alimenta unas manos parien- tes fueron capaces de intentar perderios! Se paré, y con cl rabo acariciaba a las tiernas crias, y con la lengua lar Ja figura de los dos cuerpos. Podria conocerse que eran hijos, de Marte: no tuvieron temor. Ellos tiran de las ubres y se alimentan con ayuda de una leche que no era la prometi- da. Ella dio nombre al lugar, y el lugar, a su vez, a los Lupercos. Grande es el premio que tiene 1a nodriza por n FasTos la leche que les dio. zQué impide que se llamasen Lupercos por el monte de Arcadia? Fl Fauno Liceo ' tiene un tem- .as plo en Arcadia. ,A qué esperas, desposada? No serds tt madre por cl poder de las hierbas ni por las plegarias ni por encantamientos magicos. Recibe pacientemente los latigazos ‘* de la diestra fecundadora y el suegro tendrd entonces el ansiado nombre del abuelo. Pues hubo un dia ‘20 en que las esposas echaban con parsimonia '** las prendas de su vientre por mor de una dura suerte. «uDe qué me sirve —gritaba Rémulo, y mientras decia esto tenia cogido el cetro— haber raptado a las sabinas, si mi agresién no me teporté sino una guerra? Mis me hhubiera valido no tener nueras». Al pie del monte Esau lino habia un bosque con el nombre de la gran Juno", que durante muchos afios no habia sido talado. Cuando Iegaron alli tanto los maridos como las desposadas hinca- zon suplicantemente sus rodillas en el suelo, y de repente ‘empezaron a temblar las copas de los arboles estremecidos 440 y la diosa promuncié palabras asombrosas a través de su bosque: «Que un macho cabrio sagrado —dijo— penetre alas madres itlicas ™*y. La multitud se quedé estupefac- 7 Despots de sugerir el poeta que el nombre de'Lupercos procede de ls tba que amamants 3 os dot gemelos fen ath pa), trata de nearar ahora tambin con el oxigen areaico del it, pues Liceo abies dir wlobunos, cn lo que hallamos ef mismo orgen, slo que ahora deta palabra ign pra bo. "Tos que propinban fos Lapercos, en vir de 1p cuales as em barazads tian un buen alumbeamieno. "es decir, que paran muy de tarde en ard. 3 By aniguo temple de Juno, Hamada Lucia, por ayuda os alu twamlents. La pute a qu se rflere es t monte Clpi, a none de ‘ncaa del Eglo: parte sry mas grandes lamabe d morte Oo "EI sentido es explcado a continiasgn. Sin embargo, en Eeipto se pracicaban contactor fos ene lat mujeres las cabras para seg rar in feria usxo B aterrorizada con la ambigua voz. Habia un dugur (cuyo bre se ha perdido a lo largo de los afios y que reciente- ate habfa legado desterrado de la titra etrusca; saci- as e6 un macho cabrio, y lus muchachas, como se les habia Iandado, oftecian su espalda para que sla flagelasen con Jas tras de la picl. La luna volvia a tomar los cuernos Iuevos a la décima sevolucién y de repente los maridos ‘se convitieron en padres y las desposadas en madres. ;Gra- cias a ti, Lucina! EI bosque (cus) te dio este nombre, © bien se debe a que ti potees el principio de la luz. Vela, «59 por favor, compasiva Lucina, por las muchachas embara- zadas, y Saca suavemente ef peso maduro de su vientre. Cuando amanezca ese dia” deja de ‘onfiar en los vientos. La brisa de la es- ‘Acuero —tacibn no es de fiar. Los vientos no son 4s Seguros y la ancha puerta de la cércel de Folo ™ permanece abierta sin cetrojos durante seis dias. Ahora se pone el ligero Acuario con su uma inetinada. Recibe @ continuacién los cabalios etéreos, joh Piscis! Cuentan que ta y tu hermano (pues sois estre- las que brilds juntas) llevastes a lomos a dos dioses. Hu- 40> yendo una vez Dione !? del terible Tfén ", por los tiem- os en que Jupiter empuné las armas en defensa del ciclo, Tego hasta el Eufrates acompanado del pequetio Cupido Y se sent6 ala orilla del agua palestina. El chopo y los 4s ‘eanaverales dominaban las elevaciones de las riberas, y los sauces prometian la esperanza de que podrian ocultarse ellos también. Mientras estaba escondida, resoné ef bosque con el viento; pélida de miedo, creyé que hebia Hegado algiin "BL de los Lapercalia 15 de febrero, "EL rey de los vienos 9 Venus © Gheante veneido por Jupiter y enteriado en el Etna " FAsrOs tropet de enemigos, y conforme tenia al hijo en el pecho, 1» dijo: «Socorredme, ninfas, traed auxilio a dos dioses». Y sin dilacién dio un salto adelante. Dos peces gemelos los recogieron sobre sus lomos; por ello ahora poseen las es- trellas, un digno regalo. De ahi que los reverentes sirios cconsideren un sacrilegio servir a la mesa esta especie y no profanen sus bocas con peces. os El dia siguiente no esta ocupado, pero Dies 16 17, tercero es dedicado a Quirino. El que ‘is Pesta’ lleva este nombre era antes Rémulo, ya de Quinn porque los antiguos sabinos llamaban cu- ris a la lanza (1 dios belicoso se encara- 1mé en las estrellas por dicha arma), ya porque los Quirites 4s pusieron su nombre al Rey, o bien porque éste habia reuni ficado cures y romanos. Pues el padre de armas podero- sas“, cuando vio las murallas nuevas y las muchas gue- ras llevadas a término por el brazo de Rémulo, dijo: «Oh ‘Jupiter, el poderio romano tiene vigor: no necesita ya de 485 los servicios de mi vastago. Devuelve el hijo al padre. Aun- ‘que ya ha muerto uno, el que me queda valdré por 1 y por Remo. Uno serd el que ti levantes'a los espacios azu- lados del cielo, me dijiste; que se cumplan las palabras de Hipiter». Jupiter hizo sefal del asentimiento, Con la «99 sefial temblaron los dos polos, y Atlas movié la masa del cielo. Existe un lugar que los antiguos Hamaron la Laguna de la Cabra. Casualmente, Rémulo, administrabas justicia 2 los tuyos. El sol se quité, y las nubes subsiguientes ocul- 4s taban el cielo, y una lluvia pesada caia a cimtaros. Por un lado tronaba, por el otro se abria el cielo con Ios rayos que caian. Se produjo la desbandada, y el Rey ascendia a las estrellas en los caballos de su padre. Habia duelo, y los padres se encontraban con la acusacién de un falso Mare, padre de Rémalo, ako 15 crimen, y quizé se hubiera metido aquella creencia en los ‘spiritus, Pero Julio Préculo legaba de Alba Longa, y la soo luna brillaba, y no habia necesidad de antorchas, cuando las zarzas de su izquierda se agitaron con un movimiento repentino. Eché un paso atrds, y se le erizaron los pelos. Rémulo, hermoso y de tamano mayor que el natural, ador- nado con la trébea, se le aparecié en visién en medio del camino, al tiempo que le decia: «Prohibe a os Quirites 1s Horar y mancillar con sus lagrimas nuestros niéimenes. Que 1 pueblo piadoso traiga incienso y aplaque al nuevo Quii- no y eultive las artes patrias y las artes guerreras». Dio el mandato, y se desvanecié de la vista en la brisa sutil. Préculo reuni6 a los pueblos y les narré las palabras, como s10 se le habia mandado. Se construyeron templos al dios; una colina recibié también su nombre, y determinados dias re- rnuevan las ceremonias del pads Escucha también por qué se lama a ese dia la Fiesta de los Tontos. La razén des- 14 Fite de de luego es liviana, pero oportuna. La ss fonlos sierra antigua no contaba con colonos ex- perimentados; las guerras brutales agota- bban la actividad de los hombres. En la espada habia més hhonra que en el arado curvo; el campo producia poco, des- ‘euidado por su amo. Sin embargo, los antiguos sembraban espelia y recogian espelta, y daban las primicias de la es- 20 ppelta segada a Ceres "*, Guindos de Ia experiencia, pusie- on a tostar la espeita cn las llamas y obtuvieron muchos perjuicios con su ignorancia. Pues, o bien barrian en lugar de la espelta la ceniza negra, o bien el fuego prendia en las propias chabolas. Hicieron diosa al Horno; los colonos s2s contentos con el Horno le suplicaban que no se propasase "= Coma dios de los cereals. 6 Fasros ‘con Jos cereales. Ahora el decurién maximo "® senala los Fornacalia con las palabras rituales sin convertirlas en ceremonia fija, y en el foro, mediante numerosos letreros ‘0 que cuelgan a su alrededor, se sefala cada curia con una marca determinada. Y los tontos del pueblo no saben ccudl es su curia, por lo que celebran la ceremonia poster- andola al ltimo dia. ‘También las tumbas tienen su honor. Aplacad las almas de los padres y levad Dis 2: 518 Ereulio'e —_pequetios regalos a las piras extintas. Los Jos muertos manes reclaman cosas pequefias; agrade- cen el amor de Ios hijos en lugar de re- alos ricos. La profunda Estige "* no tiene dioses codicio- sos. Basta con una teja adornada con coronas colgantes, tunas avenas esparcidas, una pequefia cantidad de sal, y ‘ trigo ablandado en vino y violetas sueltas. Pon estas cosas cen un tiesto y déjalas en medio del camino. No es que prohiba cosas més importantes, sino que las sombras se dejan aplacar con éstas; afiade plegarias y las palabras opor- ‘tunas en Jos fuegos que se ponen. Eneas, promotor idéneo de la piedad, trajo estas costumbres a tus tierras, justo, ss Latino. Llevaba regalos rituales al Genio de su padre; de 41 os pueblos aprendieron los rtos piadosos. Mas lube una época, mientras libraban largas guerras con las armas bata- Hadoras, en la cual hicieron omisién de los dias de los muer- tos, No quedé esto impune, pues dicen que, desde aquel ‘mal agdero, Roma se calenté con las piras de sus suburbios. 20 Apenas puedo creerio; dicen que nuestros abuelos salieron de sus tumbas, quejdndose en el transcurso de la noche Romulo dvi al pueblo en tents cura, al frente de cada una eas cuales habit un decinion, uno de los, ef de mania autoridad, fa llamado mixino "La Inguna de lor muertos, en ef mundo subterineo, inno n silenciosa. Dicen que una masa vacia de almas desfigura- das recorrié aullando las calles de la cludad y los cam- pos extensos. Después de ese suceso, se reanudaron los honores olvidados de las tumbas, y hubo coto para los prodigios y los funerales. Mientras tienen lugar estas cere- ‘monias, tened paciencia, jovenes sin marido; que la tea de pino " aguarde dias puros y que la horquilla ganchuda no arregle tu pelo de doncella que parecer madura a su ‘madre ansiosa, Guarda tus antorchas, Himeneo ", y ret ralas de los negros fuegos. Los llorados sepuleros disponen de otras antorchas. Que los dioses también se oculten teas las puertas cerradas de los templos, que los altares pasen sin incienso y.las fogatas permanezcan sin fuego. Ahora ‘andan vagando las almas sutiles y los cuerpos enterrados en los sepuleros; ahora se nutren las sombras del alimento servido. Pero esto no dura més que los dias que quedan del mes que son los pies que tienen mis versos '™. A este dia Jo llamaron Feralia “* porque trae las exequias "™. Es el tktimo dia para propiciar a los Manes. Hee ahi que una vieja cargada de aflos a se sienta entre las muchachas y cumple 1 dios con al rito de Técita *" aunque ella mis- Técta pa no se esté callada (taceo), y coloca en la parte del umbral tres granos de in- clenso con tres dedos, en el punto donde un minisculo, rat6n se ha abierto un camino oculto. A continuacién ata 2 La amtorcha mupeial, el casamiento. "Mt Djoe del matrimonio, "© Quiere decir east eepisco, que para Ovidlo eonsta de once pet, El dn acide seria ef desocho de fbvero, “* Normalment, significa «fnebre» 5 Feralia procede de fro, que significa «trser, "Pe eDjosa slensose», que més abajo Hama «Muto nm Fastos: ‘un trompo encantado '7" a un trozo de plomo oscuro, y remueve en la boca siete habas negras '?, y quema al fue~ 0 la cabeza de un pececillo que ha untado de alquitran ¥y cosido atravesindolo con una aguja de cobre. También te vino; el vino que queda se Io bebe o ella misma ‘6 las acompantantes, aunque ella mas. «Hemos amordaza- do las lenguas de los enemigos y las bocas hostiles», dice ja conforme se va, saliendo borracha. Ahora quecrés saber por mi quién es la diosa Muta. Aprende lo que me ‘85 €s conocido por los viejos de antafio. JGpiter, vencido por ‘el amor desmesurado de Yuturna '?, aguanté mucho, Io insufrible para un dios de su categoria. Ella, ora se oculta- ba entre los avellanares de Ia selva, ora saltaba'a las aguas, con ella emparentadas. Jupiter reunié a las ninfas, cuales- ‘9 quiera que habitaban en el Lacio, y les espeté las siguientes palabras en medio del corro: «Vuestra hermana tiene celos de s{ misma y evita acostarse con el dios supremo, cosa {que le seria provechosa. Ocuparos de los dos, pues si mi placer ha de ser grande, grande serd el beneficio de vues- ‘9s tra hermana. Cuando eche a huir, poneos delante de ella al borde de la orilla para que no zambulla el cuerpo en el agua del rio». Esto dijo. Todas las ninfas del Tiber asin- tieron y también las que agasajan tu télamo, divina Ilia "™, ‘Casualmente habia una ndyade, de nombre Lara ', aunque Desrocién de un encantemiento, confuse, por lo demds, en este "5 rapasnegras eran oftendas alos muertos en la festa de Lemuria, durante et mes de may. " Hermana de Turno, rey de los ritulos, pueblo itdice con ot que Eneas bo de guertear & su Hepada. a, la virgen Vestal, madre de Réimulo y de Remo, que oe uve de Marte PF Supere Lalas, de laldn, “hablar, en griego. pro ” fu nombre antiguo tenia la primera silaba duplicada por «0 error. Almén "le habia dicho muchas veces: «Hija, contén Ja lengua», pero ella no la contenia, Asi que dio con el Jago de su hermana Yutura, le dijo: «Algjate de las ori- las», y le refirié las palabras de Jipiter. También visité «os fa Juno y le dijo, compadeciéndose de las casadas: «Tu ‘marido esta enamorado de la ndyade Yuturna», Jupiter se encolerizé y arrancé a la nayade la lengua de que se habia servido imprudentemente, y llama a Mercurio: «L1é- vatela donde los Manes; ese es el lugar apropiado para los silenciosos. Seré ninfa, pero ninfa de la laguna soterrada». 610 ‘Se cumplen las érdenes de Jiipiter. Bl bosque acogié a los ‘que llegaban; se cuenta que ella entonces result6 del agra- do del dios que Ia conducia. Este se aprestaba a la violen- cia, ella suplicaba con el rostro sustituyendo a las pala- bras, esforzindose en vano por hablar con su boca muda. Quedé embarazada y parié dos gemelos: los Lares, que sis guardan y vigilan siempre las encrucijadas de nuestra ciudad El dia siguiente lo llamaron Caristia los parientes que se quieren (cari), y una tu ba emparentada se presenta ante los ses de la Hermandad. Naturalmente resul- ta agradable, después de estar en las tum- bas y con 16s parientes muertos, volver de inmediato la a ceara a los vivos; contemplar, después de haber perdido a tantos seres queridos, 1o que resta de la propia sangre y recorrer los gradios de parentesco. Que vengan slo Ios ino- centes. Lejos, lejor de aqui el hermano cain y la madre ‘que es cruel con su propio parto, el que considera longevo «2s al padre por interés, el que cuenta los afios de su madre, Dia. 22: Carita Rio, aflueate el Tier. 80 Fastos, Ja suegra siniestra que agobia y odia a su nuera. Que no se acerquen los hermanos, nictos de Téntalo "nila mu- jer de Jasin", ni la que dio a los campesinos semillas tostadas ", ni Procne o su hermana "°, ni Tereo siniestro 6» para las dos, ni quienquiera que aumenta su patrimonio con el erimen. Vosotros, los buenos, poned incienso a los dioses del parentesco (segin se dice, ese dia principal- mente hace acto de presencia la amable Concordia) y ofren- dad alimentos, que el platito que se envis, prenda de ho- nor que ellos agradecen, alimente a los Lares de vestidos «5 sucltos. ¥ cuando la noche himeda aconseje et plicido suetio, tomad en la mano vino abundante, en el momento de rezar vuestras plegarias, y decd derramando el vino con las palabras sagradas: «Por vosotras, por ti padre de la patria, César optimo». ‘Cuando haya pasado la noche, hay que we celebrar con el honor acostumbrado al er aul Fag Mos que destinda los campos com st se- fal. ;Término, ya seas una piedra o una estaca clavada en el campo, ti también tienes poder divino desde nvestros antepasados! Dos sefto- 13 te coronan desde partes distintas,trayéndote dos guir- ‘4s naldas y dos tarts. Se levanta un altar. La propia campe- sina propietara lleva ali fuego cogido de una hoguera tem- plada en un cuenco desbocado. FI viejo parte la lena y 7 Auco y Tiestes, hijo de Pelors, que fueron ateradamene reyes de cena, La bra Medea, Filomela, Procne se ead con Tere, rey de Tracla, del que tuv0 lun hij, 1s, Tereo seco derpues a Filomela, quien se To cont Ia hermana, Procne mato a Itsy lo svi a su padre, Tere, que lo coms en un tanauete, mo a1 con los trozos levanta un montén esmerado y pugna por lavar las ramas en la tierra compacta; luego aviva la pri- ‘mera lama con una corteza reseca, mientras un muchaco permanece a su lado sujetando en las manos unos canastos fanchos. A continuacién, cuando ha echado los frutos tres veces en medio del fuego, su hija pequefia extiende los pa- rales de miel castrados. Otros sostienen vasos de diferen- tes vinos: de cada uno se arroja en las lamas, La masa, vestida de blanco, mira y guarda silencio. Se salpica al compartido Término con la sangre de un cordero degolla- do y no se queja cuando se le ofrece una pequefia lechona. El vecindario sencillo se reine y celebra un banquete, y ‘canta tus loas, Término consagrado; ti delimitas a los pue- blos, las ciudades y los reinos extensos. Los campos sin ti serfan siempre un puro litigio, No existe forma de sobor- arte, ningiin oro es capaz de corromperte; conservas los ‘campos'a ti confiados con lealtad cabal. Si ci hubieras puesto las lindes en su momento a la tierra tiredtida "", no se hubieran enviado trescientos seres a la muerte, ni se hhubiera leido el nombre de Otriades en las armas amonto- hnadas. {Cudnta sangre dio aquél a Ia patria! ;Qué pasé ‘cuando se construy6 el nuevo Capitolio? Por supuesto, to- da la legién de los dioses cedié ante Jupiter, haciéndole io, Término, segin cuentan los antiguos, fue hallado en el templo, y alli se qued6, poseyéndolo junto con el gran Japiter. Ahora ademés, para no ver por encima de si nada {que no sean las estrellas, el techo del templo tiene una pe- uefa claraboya. A partir de entonces no eres libre de le= "Argosy emartano dcidieron crimi plete stents a dstri- to de Tirea con un combate entre tresientoh de cada bando, De los «2 partanosvélo qued® Orrade, que amontoné as armas e incibié fae ee nombre con sanere. 2 Fastos vantarte, Término; quédate en el emplazamiento en que te colocaron, y no cedas un atomo al vecino que te lo pida, para que no parezca que pones a un hombre delante de Jupiter. Ya te empujen con las rejas o con el rastrllo, rita: «Este campo es tuyo, aquél es suyon. Hay un cami- «w no? que Hleva a la gente a los campos laurentes, el reino ‘que el caudillo dardanio buscé en otro tiempo; en el sexto miliario desde la ciudad se celebra por ese camino una ce- remonia por ti, Término, con las visceras de una oveja Januda. Los demas pueblos tienen cada uno una tierra da- da dento de limites fijos; el espacio de la ciudad de Roma es el mismo que el del mundo. as ‘Ahora debo hablar de la huida del Rey, ‘pie d&ella tiene el nombre el sexto dia a par- La hide del fin del mes. Disfrutaba det wtimo ‘dei Rey geinado del pueblo romano Tarquino, hombre injusto pero valiente con las ar- mas. Habia conquistado unas ciudades y habia arrasado ow otras, y habia hecho suya la ciudad de Gabios ", por medios vergonzosos, Pues el menor de sus tres hijos; vas- tago legitimo del Soberbio, llegé en medio de los enemigos ‘durante la noche silenciosa, Ya habian sacado las espadas Dijo: «Matadme desarmado como estoy; es lo que desea- sn mis hermanos y mi padre Tarquino, que me ha en- sangrentado la espalda con crueles latigazos». Para poder afirmat esto, habia soportado algunos latigazos. Hacia lu- nna, Se quedan mirando al joven y enfundan las espadas, y al retirarle la ropa ven su espalda marcada. Lloran inclu- 50 y le suplican que intervenga en la guerra con ellos. ‘a Via Laurentina, que va de la costa a Roma 25 Km.) El cau lo dardenio es Enes. 1 puable vecine de Roma nko 3 #1 astutamente dijo que si a los incautos guerreros. Y 70 nada mas sentirse con poder, envid un amigo a su padre consultarle el modo que Ie sugerta de destruir a Gabios. Habia cerca un jardin bien cultivado de plantas olorosas, ccuyo terreno cortaba un arroyo de agua de suave murmu- lo. Ali recibi6 Tarquino el recado secreto del hijo, y con 7 tuna vara descabez6 los lirios. Cuando volvié el mensajero yy el conté el desmoche de los lirios, el hijo dijo: «Entiendo las Grdenes de mi padre». Sin dilacién, maté a los cabe- cillas de la ciudad gabina y entreg6 las murallas desiertas 10 @ sus generales. He aqui que (jsacrilega visién!) salié del medio del altar una serpiente y, apagado el fuego, se lev6 las visceras. Consultaron a Febo; el ordculo que ddio fue el siguiente: «Sera vencedor el que dé antes un beso a su madre». Cada cual dio deprisa y corriendo un 73 beso a su madre, masa ingenua que no Bruto habia entendido a la divinidad, Bruto "™ se hacia pasar sabiamente por tonto para ‘estar a salvo de tus triquifuelas, siniestro Soberbio. Postrado boca abajo dio un beso a la madre Tierra, creyendo la gente que habia caido en plancha por 120 haber tropezado con el pie. Entretanto las banderas romanas rodea- ron a Ardea", que sufria un largo y Lucrela _ilatado asedio. Mientras no habia nada ‘que hacer y 10s enemigos temian entablar combate, los soldados tenfan tiempo libre ¥y Se jugaba en cl campamento. El joven Tarquino entre- 73 ™ Sobrio de Targuino el Soberbio, Capital de fos rts, una de las eludades mie iat de I époce en Kali, a FasTos tenia a sus companeros con banguetes ¥ vino; el hijo del rey dijo entre ellos: «Mientras Ardea nos tiene ocupados fen una guerra perezosa y no nos permite devolver las ar- ‘mas « los dioses de nuestros padres, jes que el lecho ‘po conyugal cumple con su deber? {Es que muestras esposas se preocupan de nosotros a su vez?». Cada uno alaba 2 la suya; la disputa sube de tono con el partidismo de cada ‘cual, y la lengua y la cabeza entran en ebullicién con el abundante vino. El que habia tomade ilustre nombre de Colacia 1” se levant6 y dijo: «No son palabras To que hace 13s falta; fiaros de los hechos. Todavia queda noche: monte- mos a caballo y vayamos a la ciudad. Estuvieron de acuer- do con lo que dijo; los frenos sujetan a los caballos. Ya hhabian levado a sus duenos; éstos se ditigen en Iinea recta ‘hacia el palacio real; en la puerta no habia ningin guar- idm, He agué que hallan a las nueras del Rey pasando la ‘wo noche en vela con guirnaldas puestas en el cuello y vino servido, De alli van en busca de Lucrecia "™ con rapido paso, Estaba hilando; delante del lecho estaba el canastllo y la lana blanda. Las ctiadas tiraban de las hebras que les pasaba junto a una luz mortecina.’ Entre cllas hablé Luerecia de la siguiente manera con un hilillo de vor: 74s «Hay que enviar al sefior (venga, daos prisa ahora, mu- cchachas!) el eapote que hemos hecho con nuestras manos Pero, qué noticias tenéis? Pues vosotras podéis tener mas noticias, zCuinto tiempo de guerra se dice que queda? Pronto caeris vencida; te enfrentas con gente mejor que 1st, Ardea maldita, que obligas a nuestros maridos a estar ausentes, ;Sélo deseo que vuelvan! Pero es que aquel ma- TH ra costumire del vllado que volva de campata offendar sus trmay a un dios, generalmente Marte, "W Targuine Colina, Colaca ere una ciudad cecana a Roma Mujer de Tarquino Colatin. RKO 85 rido es muy osado y se abalanza por cualquier parte con la espada desenvainada. Se me va la cabeza y muero cada vex. que me viene Ia imagen del combatiente, y un frfo he- lado me acongoja el corazén», Terminé sollozando y solté los hlos que estiraba, y dej6 caer su rostro sobre el pecho. Esto mismo le sentaba bien. Las pudorosas légrimas le sen- taban bien, y su cara resultaba conveniente y pareja con ‘su alma. «No tengas miedo, he venido», dijo su esposo. Ella volvié en si y se colgé del cuello de su marido en dulce carga. En esto, el regio joven ™ siente un fuego furibun- do y enloquece arrebatado de amor ciego. Le gusta la figu- ra, el color blanco de nieve y los cabellos rubias, y la gra- cia que tenia delante, que ningin arte habia creado. Le agradan las palabras, su voz y su carécter insobornable, ¥ cuanto menor es su esperanza, tanto mayor desco sicnte, Ya habia alzado el canto el ave mensajera del dia, cuando los j6venes volvieron sus pasos al campamento, El sentia {que la imagen de la ausente devoraba sus sentimientos he- chizados. Al recordarla eran mas y més las cosas que le gustaban: «As! se sent6, asi estaba vestida, asi hilaba las hebras, asi le cafa el pelo al descuido sobre su cuello, esta cara tenia, estas fueron sus palabras, este era su color, este su aspecto, esta Ja gracia de sus rasgos». Como suele ir muriendo el oleaje después de un fuerte viento y, sin em- bargo, el agua se levanta por el viento que sopls, de igual ‘manera permanecia el amor que su belleza le habia inspira- do en su presencia, aunque esa belleza gustada ya no esta: 'ba presente, sino lejos. Se abrasa, y agitado por el estimulo de un amor ilegitimo, trama la violencia y el engafo de tun lecho que no lo merecia, «El resultado es dudoso: in- tentaremos lo whtimo —dijo—, jallé ella! A los audaces BL joven Terasino 86 Fastos, los ayuda la fortuna y la divinidad, También por la aude cia hemos tomado Gabios». Diciendo esto, cind la espada vas al costado y se puso a lomos del caballo. Colacia recibié al joven por Ia cancela de bronce cuando el sol se disponia ya a esconder su rostzo, Como un invitado penetré el ene- ‘migo en el hogar de Colatino, Se le acogié amablemente, unido como estaba por la sangre. ;Cuanta equivocacion ‘wo hay en las almas! Desconocedora de la realidad, aquella infeliz preparaba el banquete a sus enemigos. Habia ten nado la comida; el suefo reclamaba el tiempo debido. Era de noche y no habia ni una luz en toda la casa. Se levant6, y desenvainando Ia espada del tahali de oro, lleg6 a tu +95 habitacién, esposa pudorosa, y cuando se hubo echado en €l lecho, dijo: «iLuerecia, llevo conmigo una espada. El ‘que te habla es el hijo del Rey, Tarquino!». Ella no res- pondié nada, pues no tenia en el pecho ni voz ni fuerzas para hablar, ni idea alguna. Pero se puso a temblar como, la pequena cordera que se ve sorprendida en el redil aban- 100 donado y queda a merced del lobo, su enemigo. {Qué puede hacer? jLuchar? Una mujer que lucha ha de ser vencida. {2Gritar? Pero en la diestra habia una espada para impedir- Selo, ;Huir? Acosaban su pecho las manos colocadas en. 1, pecho tocado por primera vez por manos extrafias 4s Su enamorado enemigo la apremiaba con siplicas, con amenazas, con recompensas: ni con stiplicas ni con amena- zas ni con recompensas la impresionaba. «Pierdes el tiem po —Ie dijo—, te arrancaré la vida acusdndote; aunque soy el adiltero, seré el falso testigo de tu adulterio. Daré muerte @ un criado y correré la voz de que has sido sor~ tuo prendida con él». La muchacha, doblegada ante el miedo de Ia calumnia, sucumbid. ;De qué te alegras, victorioso? Esta victoria ser tu perdicion. ;Ay, cudnto le costé a tu reino una sola noche! Y ya habia amanecido el dia. Ella umko 1 87 ‘estaba sentada con el pelo alborotado, como suele hallarse Ja madre que va a partir para incinerar a su hijo. Mand6 sis amar del campamento a su padre, de mucha edad, y a su fiel esposo, y ambos Hlegaron sin tardanza. Al contem- plar su aspecto le preguntaron la razén de su pena, para ‘quin preparaba el funcral, qué desgracia le habia alligido, Ella guard6 silencio un rato y oculté el rostro pudoroso ‘con el embozo. Las légrimas le cafan como un torrente 120 dde agua. Por un lado el padre y por el otro el esposo trata bban de calmar sus ligrimas y le rogaban que se explicase, y lloraban y temian con miedo desconocido. ‘Tres veces intenté hablar y tres veces desistié, y Ia cuarta vez tuvo fuerzas, pero sin levantar la vista, con todo: «ZEsto tam- 125 bign se lo he de deber a Tarquino? —dijo—. ;Yo misma tengo que contarlo? {Yo misma, desgraciada de mf, tengo que contar mi deshonra». Conté lo que pudo. Quedaba el final; se eché a Horar, y sus mejillas de gran seftora se enrojecieron. El padre y el esposo dieron el perdén a tun hecho inevitable. «EI perdén que vosotros me dais —di- #30 jo— yo misma me lo niego». Y sin perder tiempo, atrave- 86 su pecho con un puffal que llevaba oculto, cayendo cu- bierta de sangre a los pies de su padre. Incluso entonces, cuando ya estaba muriéndose, miré por no quedar en posi cién deshonesta: tal fue su preocupacién hasta en la misma caida. He aqui cémo el padre y el esposo, olvidandase de ss a compostura, se arrojaron sobre cl cuerpo, llorando la pérdida comin, Bruto hizo acto de presencia, y por fin contravino con su arrojo el apodo. Sacé el arma clavada fen el cuerpo de la moribunda, y sosteniendo el punial que goteaba sangre de alcurnia, eché de su boca amenazadora #0 palabras sin temor: «Yo te juro, por esta sangre esforzada Y pura, y por tus manes, que serdn para mi un dios, que Tarquino y su estirpe desertora recibirin su castigo. Ya {us he ocultado bastante tiempo mi valor». Lucrecia, postrada, ‘movi los ojos sin luz ante sus palabras y dio la impresién de aprobar lo que habia dicho, sacudiendo el pelo. Lleva- ron a enterrar ala matrona de espiritu varonil, que consi 40 arrastraba légrimas y reprobacién. A la vista quedé la sso herida desangrada, Bruto arrastré con sus gritos s los Qui rites, narrandoles la incalificable accién del rey. Tarquino hhuyé con su familia, Un cénsul tomé el mando anual: aquet fue el itimo dia de la monarquia. ‘GMe engafio, © ha Uegado Ia golon- rina, mensajera de la primavera, sin te- “Le solondrbwe mor & que el invierno regrese y se cuele ws por algin sitio? Sin embargo, Procne "™, te quejaras muchas veces de que se haya apresurado demasiado, y tu marido Tereo se pondr con- tent6 con el frio que tt pases. 'Y ya quedan dos noches del segundo mes, y Marte apremia a los répidos caba- Bis 2 jos del tronco de su carro: con razén ha = conservado el dia el nombre de Equl- 7 ria, pues el dios mismo contempla cesas carreras en el Campo de su nombre. Con derecho He- gas, Gradivo ': tu época reclama su puesto, y en puertas est el mes sefialado con tu nombre ™. ‘Al concluir este libro y el mes, hemos liegado a puerto. Que a partir de ahora mi barco navegue por otras aguas, Dia 26 "La golondring en que fue metumorfoseade a rts del dramético scontacinienta can sé mado Tereo, Recatidese la n. 179 al. 625 "Carreras de caballo, ' Epteo habitual para Mare: el nombre procede de grador, exmarchars Maro, LIBRO III MARZO ‘Sovonss: Marte (14). Marte y Silvia (2.70). Ordenacitn del calenda so por Rémulo (71-166 — Dia 1: La Fiesta de las Matronas (167-258). Los Silos (239-398). — Dia 3: Pscis (999-402). — Dia $: El Boyero (403-414). — Dia 6: August, Pontfice Mavimo (15-42. — Dia 7: Vé yovis (29-448). Pegaso (149-45). — Dla 8: La Corona (489-516). — Dia 1M Equiria (517-522). — Dia 15: Ana Porenns (523-610. Ana y Marte (675.86). Muerte de César (97-710), — Dia 16: Escorpign (1-713. — Di 17: La Fesa de Baco (713-792) El Milano (793808), — Dia 19: Quineuatro (805-848), — Dia 23 (849-850). — (Dia 2): El Carero(851- 876), — Din 26 (877-879. — Dia 30 (879882).—Dia 3: Le Lane 85.880. ‘Ven aqui, Marte guerrero, deja un po- 0 el escudo y la lanza, y suelta tu pelo Mere _billante del casco. Quiza ti mismo pre- ‘euntes qué tienen en comin Marte y el poeta: el mes que voy a contar ahora lleva tu nombre. Td mismo ves que las manos de Minerva pro- ‘miueven guerras encarnizadas. :Acaso por ello se desocupa de las artes nobles? A imitacién de Minerva, toma ocasién dde dejar Ja lanza: hallaras qué hacer sin armas, Sin armas estabas también cuando la w sacerdotisa romana ™ te tomé para que Morte pudieses dar a esta ciudad semillas mag 7 Sivie ‘piticas, Silvia, la vestal (pues .qué se opo: re a que empecemos por ella?), fue una ‘mafana en busca de agua con que lavar los objetos sagr dos. Habia llegado a la ribera que descendia por un tramo ‘suave; bajé de encima de su pelo una tinaja de barro. 1s Se senté cansada en el suelo y se puso a tomar el aire con el pecho descubierto, y se arreglé el pelo alborotado, Sentada como estaba, Ie produjeron suelo los sauces som- brios y los pdjaros cantores y el murmullo ligero del agua, ‘Como un ladrén, la blanda quietud se desliz6 por sus ojos 2 vencidos, y aflojandosele la mano se le escurrié de Ia bar- billa. Marte Ia vio, sinti6 descos de ella y 1a posey6 como la habia deseado, y con sus divinos recursos disimulé su ultraje, Desaparecié el suefio y ella quedé embarazada; es de saber que a partir de entonces estaba en sus entraflas 2s el fundador de la ciudad de Roma. Se levanté desfallecida sin saber por qué se levantaba desfallecida y, apoydndose fen un Arbol, dijo las siguientes palabras: «Rezo porque sea fausta y beneficiosa la imagen que vi en sueftos. zO ‘era aquello més que tun sueho? Me encontraba ante las vo llamas de Troya, cuando la cinta de lana resbalé 1¥* det pelo y cayé delante de la hoguera sagrada. Luego surgieron ‘aun tiempo dos palmeras (jadmirable visién!); una de las dos era mas grande y con sus ramas pesadas habia protegi- do el universo entero y tocado con sus hojas las altas es- ss trellas, He aqui que mi tio paterno aprestaba la espada eta que se hablarh 4 contnsacitn. Llamada recudrdete Ian. 198 8 1 S38 Ean ints eran setal de viginidad uimro 93 contra ellas. Al advertirlo me invadié el terror, y salts de temor mi corazén. Un pico-carpintero, el ave de Marte, ¥y una loba pelearon por los tallos gemelos. Gracias a éstos estuvieron seguras las dos palmeras». Dijo esto, y con fuer- zas vacilantes levanté la tinaja lena: la habia lenado mien «0 ‘ras contaba la aparicién. En éstas, mientras crecia Remo y crecta Quirino, su vientre se hinchaba por el peso divino. Restaban dos constelaciones al brillante dios para que el ao terminase cumplida su revolucién. Silvia fue madre. «s ‘Se cuenta que las estatuas de Vesta se haban tapado los ‘ojos con sus manos virginales. En verdad, el altar de ta diosa temblé cuando su sacerdotisa estaba de parto, y Ia Tama se escondié asustada entre la ceniza. Cuando Amu- tio "%, despectivo con Ia justicia, pues al vencer a su her- ‘mano Ie habia arrcbatado el poder, tuvo conocimiento de s0 ‘esto, ordené arrojar al rio a los gemelos. El agua escapé det crimen: los nifios fueron a parar al suelo seco. {Quién ig- nora que los nis erecieron con la leche de una fiera y que el pico-carpintero lev una y otra vez alimentos a los expésitos? No te pasaré en silencio a ti, Larentia, nodriza ss de un pueblo extraordinario, ni tampoco tu ayuda, humil- de Faustulo. Fl agasajo a vosotros Megara cuando narre las Larentalias. Diciembre, el mes grato para los duendes, acoge esta fiesta. La descendencia de Marte habia crecido hhasta los diecisis afos, y ya aparecia una barba incipiente de pelo rubio. Los hermanos, hijos de Mia, brindaban las leyes que les pedian a todos los labradores y caporales de Jas toradas. Muchas veces volvian a casa euféricos por ha- ber matado a los cuatreros y reintegraban en sus campos Jos bueyes que se habian llevado. Al enterarse de su linaje, 6s '% Decimoquinto toy de Albu Longa, hermano de Numitor, pide e Silvia y abuelo de Rémulo y Remo. 34 Fasros ta excelsa condicion de su padre les acrecent6 Ios énimos, yy sentian vergilenza de que su nombre se limitase a unas pocas chaboias. Amulio cayé atravesado por la espada de Rémulo, y sv anciano abuelo recupers el reino. Se cons re truy6 una muralla que, aunque pequeta, sin embargo le habia convenido a Remo no pasar de un salto. Ya era una ciudad Jo que poco antes 7 habian sido selvas y retito de rebatios, dnvvendare cuando dijo el padre dela ciudad eterna: ‘nor Romo «Arbitro de las armas, de cuya sangre se me tiene por nacido (y para que asi se 1s erea aportaré muchas pruebas), a partir de ti damos co- ‘mienzo al aflo romano; el primer mes Hevaré el nombre 4ée mi padre». Confirmé sus palabras Hamando al mes por cl nombre del padre”, Cuentan que este detalle de amor filial fue det agrado del dios. Y sin embargo, antes que ‘» a nadie habian venerado los antiguos a Marte: en 61 puso sus afanes el pueblo guerrero. A Palas veneraban los ce exépidas "%; la Creta de Minos, a Diana; a Juno, Esparta y la Micenas de Pélope '%; la terra hipsiptea ™, a Vulea- 10; la regién mendlide *?, Ia cabeza portadora de pino 4s de Fauno. Marte habia de ser vencrado en el Lacio, poraue preside las armas. Las armas proporcionaban abastecimiento y gloria @-un pueblo feroz. ¥ si por azar tienes tiempo libre, echa un vstazo a los Fastos extranjeros; tambign en- ‘re é3t0s un mes Hevard el nombre de Marte. Era el tercero 2» para los albanos, y el quinto para los faliseos **,y en tus "7 Mare, de donde et nombre del mes: marzo 1% atenlenses, por cuanto Céerope fue un antguo rey su. 1 Abuelo de Agamentn, rey de Micenas 2 La in de Lemnos, donde fue rina Hipsipile. ™ Zona de Arcadi. 28 De Faeroe, enol our de Etro po un 95 pueblos, tierra hérnica ™, el sexto, Los aticinos y los Fas- tos albanos concuerdan entre si, asi como con Ia ciudad ‘cuyas altas murallas™ levanté la mano de Telégono, Los laurentes Io tienen por quinto mes, y los valientes ecuos por el décimo; para el pueblo curense es el cuarto. Vosotros, aguerridos pelignos, estais en acuerdo con yues- tros antepasados sabinos: Marte es el cuarto mes para estos dos pueblos. Rémulo, para vencer a todos éstos, al menos por el lugar de la numeracién, asigné el primer ‘mes al autor de sus dias. Antiguamente no existia el mismo rniimero de calendas que ahora. Entonces el afio era dos ‘meses més corto. Grecia no habia legado todavia sus artes vencidas a los vencedores; era un pueblo elocuente, pero cescasamente arrojado. El que combatia bien conocia el ex tilo romano, y quien podia lanzar dardos era elocuente. {2Quién habia caido entonces en la cuenta de que existian las Hiadas y las Pléyades de Atlas *5, y que el eje terra queo tenia dos polos iguales; que existian dos Osas, de las cuales los sidonios se gulaban por Cinosura y los bar- 0s griegos sefialaban a Hélice 2; y que las constelaciones que el hermano recorre en. un largo afo las atraviesan los, caballos de la hermana en un solo mes #""? Los astros co- trian libres y sin ser notados a lo largo del ato; mas, con todo; se sabia bien que existian Ios dioses. No tenian a su alcance los signos que se deslizan por el cielo, pero si 3 Antiguo pueblo latino entre Lanuvio y Alba 2% Tiscuo, imporante cudad de Laco,euyo fendador fue supues- lament Telégeno, hijo de Ulses y Cie 2 Se crea que las Pléyades eran sete hijas de Ata. La Ose Mayor; Cinosra era Ia Osa Menor * Las contelacones en cuestion Son 1s sgnos det Zodiac. Loe hermanos, respectivamente Apolo y Dina, so ientfeadoe por Ovidio con el sol y i hina 96 Fasros 11s los suyos ° propios, y perderlos era un gran crimen, Desde luego eran de heno, pero al heno se rendia pleitesia, la ‘que ahora ves que se rinde a tus éguilas. Una larga pértiga transportaba los manipulos *° colgados de ella, por lo que cl soldado recibe el nombre de «manipular». De manera que espiritus sin enseiianza y todavia privados de ciencia ta» contaban lustros menores en diez meses. EI ano se cumplia cuando la luna habja dado la décima revolucién. Este né- ‘mero gozaba entonces de gran honor: bien porque son diez los dedos con los que solemos contar, 0 bien porque la vas mujer pare a los diez meses ™°, o bien porque el nimero crece y Uega hasta diez, desde donde volvemos a empezar ‘cuenta nueva. Por ello Rémulo dividié a los cien padres ‘on diez secciones, ¢ instituyé diez de lanceros (hastati; los de primera linea disponian también de diez cuerpos, y de 1a otros tantos los lanzadores de dardos y los que hacian el servicio con caballos del Estado. Es més, a los Tities, a los que llaman Ramnes y a los Liiceres concedié Rémulo idéntico mimero de secciones. De modo que conservé en €l aio el numeral acostumbrado. Este es el tiempo que las guarda luto al marido la viuda desconsolada ”"". ¥ para que rno dudes que entonces las ealendas de Marte eran las pri- mmeras, puedes prestar atencién a las siguiente pruebas. Las, ramas de laurel de los flémenes que duran todo el aio, son retiradas, y aparecen hojas nuevas con ese honor. Ei tonces verdea la puerta del Rey * con el érbol de Febo *, 7 El pote jugs con el dob seaido dela palabra latina signe, ave son lar exrelinsy ls banderas del céreito romano. "Manoj de hen; a palabra monipuursgica el manoj y ts compan de soldaes. Vane 9. 1h a 133 30 Vani 912 41 3836 2 La Replay 0 atigna plac de Tos reyes de Roma BB Laue. uo ut 97 z ‘que se coloca alli, Lo mismo se hacia con tus batientes, ccuria antigua, Para que Vesta reluzca también cubierta de hhojas freseas, se retira del hogar iliaco ? el laurel blan- ‘quecino. Aftddase que, segiin se cuenta, prende un fuego ‘nuevo en el sanctasanctérum del templo, y la Hama rea vada toma fuerza. Y no es pequelio documento para mi vs de que los aftos antiguos partian de marzo el hecho de ‘que se empezase a venerar a Ana Perenna *" ese mes. Cuen- tan también que ese mes entraban en funciones las magis- traturas antiguas hasta la época de tu guerra, cartaginés traidor **. En fin, el quinto mes a partir de marzo se ha- bia llamado Quintilis y, desde éste, todos los meses llevan ‘el nombre del ordinal. El primero en advertir que faltaban ddos meses fue Pompilio *"” —que recald en Roma, proce dente de los Campos del Olivo—, bien porque se lo ensené el sabio de Samos, que opina que podemos volver a nacer, o bien por aviso de su Egeria *"”. Mas, sin embargo, 133 fel cémputo del tiempo andaba todavia extraviado, hasta ‘que la curiosidad de César ° en tantas cosas se cuidé de ‘esto también. Aquel dios, origen de linaje tan ilustre, esti- ‘mé que estas’cucstiones no desmerceian de sus deberes, y ‘quiso conocer por anticipado el cielo a 61 prometido y no 10 ‘entrar como un dios invitado en casa desconocida. Enseiia, Et temple de Vesa 2 Sobre ete peeonaje véate, mie adelante, HI 522 ss 2 Sin dd, Anibal. De todat maners se advierteanacronismo por parte de Oviio 2° (uma) Pomptio, sobre el que se ha hablado ye (143 98). La tierra del ov es la tera sabina, de donde procedia Numa 2 Pitégors 2" Ninfa 0 diosa con que esto eazado Numa 2 En el ato 46. C. Julio César reform ct calendari, constuyen do anos de 365 ais ¢ intercalando un dia cada cuatto af, 98 -astos la tradicién que é! organizé con datos definitivos los perio- ddos a lo largo de los cuales regresa el sol a sus propios signos. Afadié sesenta dias y una quinta parte de dia ws a los trescientos cinco. Esta es la medida del afio; el dia que resulta de sumar las cinco partes, debe afadirse a cada lustro «Si cabe a los poetas oft las revel bis 1. RES Secretas de los dioses, como al menos Le Pesta de eS fama que cabe, siendo como eres apro- les Matronsspiado para funciones de hombres, Gradi- a vo, dime por qué las matronas eelebran tu fiesta. Asi dije yo, Marte, dejando el casco, aunque fen su mano derecha continuaba la lanza arrojadiza, me bbablé del siguiente modo: «Ahora por primera vez se me invoca en mision de paz, dios como soy que rinde en las vrs armas, y encamino mis pasos hacia un cvartel nuevo, y no ime arrepiento de la empresa, Me agrada hallarme también ‘on esta funcién, para que no piense Minerva que solo ella puede hacerlo. Aprende, poeta empeiiado en los dias lati- nos, lo que preguntas, y graba mis palabras en tu mente para recordarlas. Roma, si quieres remontarte a sus prime- tio ros origenes, era pequefia, pero con ser pequetia tenia la esperanza de ser como ésta. Ya estaba en pie la muralla, csirecha para la poblacién futura, pero para la poblacion de entonces demasiado amplia, a su parecer. Si preguntas ccudl era el palacio de mi hijo, fijate en una casa de cafias vas y paja. En la paja se regalaba con el placido suefio, y, sin embargo, de aquel lecho llegé hasta las estrellas. Y el ro- mance tenia ya un nombre que desbordaba su lugar, pero I no tenia esposa ninguna ni suegro. Los ricos pueblos 190 veeinos despreciaban a los yemos pobres, ¥ dificilmente BY Cuatio aos; nota anterior. pro 99 crefan que yo era el autor de sus dias. Les perjudicaba hhabitar en las cabanas y apacentar ovejas y tener unas po- cas yugadas de suelo sin cultivar. Cada pajaro y cada ali- mana forman su collera y la culebra encuentra alguna con la que reproducirse. A las tribus mas remotas les es dado el matrimonio. En cambio, no habia ninguna que quisiera ceasarse con los romanos. Senti dolor y Ie dije: «Te he da- do, Rémulo, el carécter de tu padre: fuera las siplicas; las armas te dardn lo que deseas». Rémulo preparé las Fiestas de Conso *, Consa te dird el resto de lo que pasé 20 quel dia, mientras relatas su ceremonia. Los cures ™ y los que sufrieron el mismo dolor se consumfan de célera Entonces por primera vez un suegro se alzé en armas con- tra su yerno ™. Y ya las raptadas casi tenfan el nombre de madres, y la guerra entre vecinos habia sido aplazada por una larga tregua. Las desposadas se reunieron en el ms templo de Juno, como se les habla indicado. En medio de ellas, mi nuera ** se atrevié a hablar de la siguiente ‘manera: «Mujeres raptadas a un tiempo (puesto que esto tenemos en comiin), no podemos seguir demordndonos en el cumplimiento de nuestros deberes para con Ios nues- tros. Los ejércitos estin en sus posiciones, pero elegid por ceudl de las dos partes debemos implorar a los dioses. A 210 un lado empuna las armas nuestro esposo, al otro, nuestro padre. Hay que averiguar si preferis ser viudas 0 huérfa: nas. Yo voy a proponeros un plan arrojado y piadoso». ‘Les propuso el plan. Ellas obedecieron y se soltaron el pe- 7 Una deidad mey angus, peto cuya Idntldad se perdi en tiem- BY Alusin a César y Pompayo, que estaba caado con Julia, hija at primero, 2° Hers, mujer de Rémulo 100 Fastos lo, y cubrieron sus cuerpos desconsolados con vestidos de 215 luto. Ya habian formado los ejércitos dispuestos a combatit yy matar; el clarin estaba a punto de dar la seftal de com- bate. Llegaron las raptadas entre las filas de sus padres ¥ las de sus esposos, levando en su regazo a sus hijos, pprenclas queridas Cuando alcanzaron el medio de la caun~ 220 pitta, se pusieron de rodillas en el suelo, y los nietos, como si hubieran comprendido, dando tiernos gritos, tendian sus pequefios brazos hacia los abuelos. El que podia gritaba ue por fin habia visto a su abuelo, y el que casi no podi ns estaba obligado a poder. Cayeron las armas y los dinimos de los hombres, y, abandonando las espadas, suegros y yernos se estrecharon las manos. Alaban y retienen a sus hijas y sobre el escudo lleva el abuclo a su nieto, Este uso del escudo resultaba més dulee. A partir de entonces, las, madres ebalias ** consideran deber no pequeio celebrar 280 el primer dia que es mio, las calendas, bien porque se atre~ vieron a meterse entre las espadas empufiadas y con sus ligrimas habian puesto fin a las guerras marciales o bien Jas madres veneran ritualmente mi dia y su ceremonia por- as que por m{ fue Ha madre felizmente. :Pues qué? :No se ‘marcha entonces por fin el invierno cubierto de frio y se pierden las nieves derretidas con el sol tibio, y vuelven a los arboles las hojas que el frfo habia pelado, y se hincha Ja yema hnimeda de la vid tierna, y la fértil planta, oculta 20 tanto tiempo, encuentra ahora el camino secreto por donde asomarse a la brisa? Ahora esté el campo productivo, aho- ra ¢s la ocasion de eriar ganado, ahora prepara el pjaro su casa y hogar en la rama. Con razén veneran las madres, latinas la estacién fecunda, pues sus partos conllevan la 24s milicia y las plegarias. Anédase que donde el rey romano P Vease 260 ¥ a. 3, umno tt 101 ‘montaba la guardia, en la colina que ahora tiene el nom- bre de Esquilino, las nueras latinas levantaron ese dia a cargo del Estado un templo a Juno". A qué extenderme ‘cargando tu cabeza de miltiples causas? Lo que preguntas 230 helo ahi descollando ante tus propios ojos. Mi madre qui re a las mujeres casadas. Las madres vienen en legién a visitarme: esta causa tan piadosa es la que principalmente nos conviene». Traed flores a la diosa; con plantas flori- das se regocija esta diosa; cefiid vuestra cabeza con flores tiemas. Decid: «Ti, Lucina, nos diste la luz». Decid: 235 “«Atiende ti las plegarias de la parturienta». ¥ toda la que se halle embarazada, suéltese el pelo y rece para que ella resuelva su parto sin dolor. iQuién me diré ahora por qué los sa- ios llevan las armas celestes de Marte y 20 os Sutos —cantan a Mamurio #*? Comunicamelo, ninfa eneargada del bosque y del lago de Diana. Desciende a tus hechos, ninfa es- posa de Numa ™*, Hay un lago, rodeado por la selva som- bria del valle aricino, consagrado por antigua religion. Aqui 26s estd oculto Hip6lito ™, descuartizado por las riendas de sus caballos, motivo por el cual ningsin caballo puede en- ‘rar en aguel bosque. Cuelgan hilos que recubren largas fstacadas y hay dispuestas muchas tablillas en honor de la meritoria diosa ®". Muchas veces una mujer cumpliendo ‘con su voto y ciflendo las sienes con guirnaldas transporta 20 antorchas relucientes desde la ciudad. Los esforzados por FF Vaase 1438 y a, 158, 2B fe parece qe ra el dios de los «Danzantes 0 Salis ® Vense HT 156 y a. 218, 2 Veage mas adelante, I 735 2 Descrpcdn del templo de Disha en Arla (atl Ase 4 tos mas tcos y famosos de la antigua Tala, 102 astos sus brazos y de piemas veloces detentan la monarquia y cada uno va muriendo después, a ejemplo del anterior Corre desde alli un riachuelo pedregoso con murmullo in- seguro, Yo he bebido muchas veces de él, pero a pequefios 17s sorbos, La que ofrece el agua es Egeria, diosa grata a las Camenas ™, Ella era la esposa y consejera de Numa. En tun principio era norma ablandar a los Quirites, demasiado dispuestos para la guerra, con la ley y el temor de los dio- ses, Después se dieron leyes para que el ms poderoso no lo 2to pudiese todo, y se comenzaron a venerar con pureza los tradicionales. Se despojaron del salvajismo y la justi fa se hizo mas poderosa que las armas, y daba bochorno luchar a brazo partido con los conciudadanos. Y alguien que antes era despiadado se convertia al ver el altar, y 21s offecia vino y espelta con sal a los tibios hogares. Hete aqui que el padre de los dioses esparcié lamas rutilantes poor las nubes, dejando despejado el cielo después de vaciar Jas aguas, En ninguna otra ocasién cayeron més insistente- ‘mente los rayos enviados. El Rey se llené de pavor y el terror se apoderé del corazén de la gente. Dijle la diosa: ‘4jNo te espantes en demasia! Al rayo se le puede propi- 10 ciar y puede aplacarse la cdlera de Jupiter enfurecido, Pero ico y Fauno, uno y otro deidades del suelo romano, po- ddrdn aportar el rito de expiacién, Mas no lo aportaran sin hacerles violencia: captiralos y ponles cadenasn. Igualmente le indicé el artificio por el que podian ser capturados. 295 Al pie del Aventino habia un bosque sombreado por encinas nnegras, que una vez visto podias decir: «Aqui est la divini- 7 sacetdote de Diana se lamaba Rey del Bosque, y tenia que ser un escano que caupaba el puesto tras matat al anterior en combate Singular,» n © cual permaneia hast que oo eslavo le daba muerte Po Nina dels fuentes, que ms tarde fueron Wentindas con Ins Musas. uipRo mt 103 Ip. En su interior habia una pradera, y de unas rocas ‘un manantial de agua viva, cubierto de musgo verdoso. Jc él bebian sdlo, précticamente, Fauno y Pico. Alli llegé 200 rey Numa y sacrificé una oveja ala fuente, sirviendo fasos llenos de vino oloroso, y con los suyos él también cescondié en ta cueva. Las deidades de la selva legaron Ja fuente acostumbrada y calmaron sus pechos ardientes 9 abundante vino. A vino siguid el descanso, Sale Numa 30s Ja fria cueva y eoloca unas ataduras apretadas en las janos dormidas. Cuando pasé cl sueito, fos dioses pugna- yn por romper las ataduras. Al pugnar por ello las atadu- fas los sujetaban con mas fuerza. Entonces dijo Numa: ioses de los bosques, perdonad mi accién, si sabéis que 210 ‘mi ardid no tiene cabida el crimen. Indicadme de qué anera se puede propiciar el rayon. Asi habia hablado Nu- a. Fauno, agitando los cuernos, dijo de la siguiente ma- «Pides cosas grandes y no esti permitido que ti las rendas por comunicacién nuestra. Nuestros poderes di nos tienen sus limitaciones. Somos dioses agrestes, ensc~ 515, jeados de las altas montafas: el poder de sus armas le jresponde a Jupiter. Tu no podras hacerles bajar de cie- por tus propios medios, pero si usas de nuestra ayuda, iblemente podrés». Esto fue Jo que dijo Fauno; cer de Pico era el mismo, pero diciendo: «( iaduras. Jupiter vendré aqui conducido por un arte pode- rosa. La nebulosa Estige serd testigo de mi promesa». El hombre tiene prohibido saber lo que hicieron al verse li- bres de los lazes, Jos encantamientos que entonaron y el lartificio por medio del cual arrastraron a Japiter de sus ‘mansiones superiores. Nosotros cantaremos lo permitido, 325 lo que €s licito que diga la piadosa boca del pocta. Te ‘sustraen (eliciunt) del cielo, Htpiter, por cuyo motivo las ‘gencraciones posteriores se celebran hasta hoy llamandote 104 Fasros Elicio. Se sabe con certeza que las copas de la selva aven- so tina se echaron a temblar y la tierra se hundié aplastada por el peso de Jépiter. Le dio un vucico el corazin al rey y la sangre desaparecié de todo su cuerpo, y su pelo aspe- +0 se puso tieso. Cuando recuperé el aliento, dijo: «Coheé- deme la propiciacién certera del rayo, rey y padre de los 235 dioses encumbrados, si tocamos con manos puras tus often- das, si es justa fa lengua que implora eso mismo que pedi- mos». El dio asentimiento al orante, pero envolvié la ver- dad con ambages remotos, espantando al hombre con fra- ses ambiguas. «Corta una cabeza», dijo al dios, y el rey le swo respondi6: «Obedeceremos, cortaremos una cebolla arran- cada de mi jardin». El dios agreg6: «La de un hombre». El otro dijo: «Ti tomaras sus cabellosy. EI dios le pidié una vida, a lo que Numa respondié: «La de un pez» 2. El dios se 16 y dijo: «jProcura propiciar mis rayos con estas cosas, hombre al que nada aparta de conversar con los us dioses! Pero cuando el sol de maflana haya cchado fuera todo su disco, te daré prendas certeras acerca del impe: rio. Dijo, y se dejé llevar por encima del ter estremecido por un enorme trueno, abandonando al que le habia supli- cado, Numa, Regres6 éste contento, y conté a los Quirites +10 lo que habia pasado. Lentamente y con dificultades alcan: zacon crédito sus palabras. «Pero sin duda se lo merecerd si el éxito acompana a mis palabras; atencidn al dia de mafiana, los que estdis presentes. Cuando el sol haya echa- do fuera por la tierra todo el disco, Jupiter dard prendas ass certeras acerca del imperio». Mareharonse llenos de duda, y la promesa parecia que se demoraba, y el crédito depen: dia del dia venidero. La tierra estaba blanda, rociada por la escarcha de la manana. El pueblo se habia presentado >" Oueura ceemonia, caso significado eicapaba ya a los angus. upRo 1 105 we del umbral de su rey. Este salid y se semté en el jedio, en un trono de arce. A su alrededor, innumerables 309 [personas estaban de pie y silenciosas. El sol habia salido Jamente hasta el borde superior; los corazones estaban ‘encogidos, inquietos de esperanza y de temor. El rey tomé ito con la cabeza cubierta con un velo blanco como Ja nieve, y levant6 las manos bien conocidas de los dioses iciendo de la siguiente manera: «El momento del regalo x5 [prometido ha llegado; Jupiter, dispensa la prometida real zacién de tus palabras». En tanto decia esto, el sol habia ya emergido con su disco completo y desde al eje del fir- ‘mamento Hleg6 un fragor denso. El dios troné por tres veces sin que hubiera nubes; tres rayos lanz6. Creedme cuando 5 Jo digo: hablo de cosas maravillosas, pero que sucedieron. El cielo empez6 a abrirse por la regién central. La muche- dumbre bajé los ojos y su caudillo también. He aqué que un escudo, girando suavemente en la leve brisa, cay. El ‘griterio del pueblo subié hasta las estrellas. El rey, después 175 de sacrificar una novilla que no habia sometido el cuello 8 la presién de ningin yugo, recogié el regalo del suelo ¥y lo denominé ancile, por estar recortado por todas partes 'y no poseer angulo ninguno perceptible por ‘Accon- ‘inuacién, recordando que la fortuna del imperio dependia de él, forj6 un plan sumamente ingenioso. Ordené que se 390 hicieran muchos escudos, labrados con igual figura, para inducir a error a la vista de un asaltante *, Mamurio con- cluyé el trabajo. Dificl es para cualquiera decir si era més perfecto por sus costumbres 0 por el arte de la fragua. El generoso Numa le dijo: «Solicita la recompensa de tu 335 ‘obra; si conoces cémo es la palabra que doy, no vas a solicitarla en vano». Ya habia otorgado a los Salios este 9° Que quseserobar el escudo segrado, 106 FAsTos nombre, que viene de bailar (salt), y las armas, y palabras ppara recitar seguin determinado compés. Entonces dijo Ma- se murio: «Concédaseme por salario la gloria, y que mi nom- bre suene al final de la cancién». Desde entonces los sacer- dotes pagan la recompensa prometida por el viejo trabajo invocando a Mamurio. Las que deseéis casaros, aunque ‘uno y otro tengdis prisa, demoradlo. Las pequeftas demoras 29s tienen grandes ventajas. Las armas promueven los combates, yl combate es ajeno a los casados. Asi que se las haya ‘ocultado, el agilero sera més propicio. Estos dias la sagra- dda esposa del flamen dial, el que lleva el gorro, debe tam- bign tener el pelo sin peinar. ‘Cuando la tercera noche det mes haya ‘pias: —-mostrado sus estrellas, uno de los dos Pe- Pics ces (Piscis) se hallaré oculto. Pues dos: cel uno més corcano a los austros y el otro los aquilones; ambos levan el nombre del viento. Cuando Ia esposa de Titono haya em- pecado a manar roclo por sus mejillas Dias: gzafranadas y haga llegar las horas del #1 Borer auinto dia, la constelacién, tanto si es el Centinela de la Osa como si es el pere- 2080 Boyero, desaparecera y escapard a tu vista. En cam- bio, no escapard el Vendimiador. Mostrar de dénde tiene su causa esta estrella tampoco leva mucho tiempo. Se cuen- 40 ta que Baco se enamoré en las colinas del {smaro *** del melenudo Ampelo ®”, hijo de un sétiro y de una ninfa. ‘Tréjole una vid colgada de las frondas de un olmo, que ahora lleva el nombre del nombre del muchacho. Al coger imprudentemente las uvas coloreadas de una rama, se ca Liber se Hevé a los astros al muchacho perdido. en Trac 2 Signi sites on gree. mo us 107 Cuando Febo asciende el sexto dia al sis pias; Olimpo asendereado desde el océano y Awrusto, marcha por el ter con sus corceles alados, Pontfice Méximo quienquiera que estés ahi y cuidas de la cermita de Ia casta Vesta, deséale a ella pparabienes y pon incienso en los hogares iliacos. A los in- numerables titulos del César, se afiadié cl honor del pon- «20 tificado ™, ;Cudl hubiera él preferido tener? La voluntad divina del César eterno preside los fuegos eternos. Las pren- das del imperio las estas viendo una junto a la otra. {Dio- ses de la antigua Troya, presa dignisima del que os trans- orté, cargado con la cual Eneas estuvo seguro del enemi- ol: el sacerdote descendiente de Eneas toca las divinidades «as familiares, {Protege, Vesta, su cabeza familiar! Bien vivis vosotros, los fuegos que él aviva con su mano sagrada. Vivid inextinguibles, Hama y caudillo: ésta es mi plegaria. ‘Las Nonas de marzo tienen s6lo una caracteristica, y es que se cree que ese «30 pit: dia fue consagrado el templo de Véyovis Meer delante de dos bosques. Cuando Rémulo hubo rodeado el bosque con altas piedras, dijo: «Refigiate aqui quienquiera que seas, y estards a sal- ‘von. ;Oh, de qué origen tan humilde crecieron los romanos! iQué poco de envidiar era el pueblo antiguo! Pero para «3s ‘que no te sea un obstéculo la rareza del nombre, si no lo sabes, aprende de quién fue ese dios y por qué se llama asi. Es el joven Jipiter. Mira su cara juvenil. Mira luego su mano: no leva ningiin rayo. Jupiter ech mano de los rayos desde que los gigantes osaron intentar apoderarse del «0 cielo: en los primeros tiempos estaba desarmado, El Osa? Augusto acep6 el lo de Pontiie Maximo € 6 de marzo det ato 12 2. Veate 1-307 s, 108 Fastos y el Pelio, mas alto que el Osa, ardieron con los nvevos fuegos, y ct Olimpo, clavado en terra firme. Al mismo tiempo esté también una cabra; cuentan que la apacentaron las ninfas cretenses. Dio leche a Jiiter de nto. Ahora voy a lo del nombre. Las esposas de los granjeros aman a la espelta que ha erecido mal uegrandi, y a las cosas pequenas, uesca, Si ese es el significado de la palabra, ,por ‘qué no puedo sospechar yo que el templo de Véyovis es i templo del gran Jupiter? Y¥ ahora, cuando las estrellas salpiquen ¢l cielo azulado, mira hacia arciba: veras el cuello del corcel gorgéneo ™”. Segiin se ere, &tesalié saltando del cutlo cor- tado de Medusa ™" prefiada, con fa crin manchada de sangre, Deslizandose por encima de las nu bes ¥ por debajo de las estrellas, vo por tierra al cielo y por patas Ins alas, y ya habia reeibido su hoce recal trante frenos desacostumbrados, cuando la pezuha ligers ‘chapoted en las aguas aonias *“*. Ahora disfruta del cielo por el que antes vagaba con las alas, y reluce brillando con quince estrellas. TInmediatamente, al llegar Ia noche, ve- ris la Corona nosia. Se convrtié en dio- ae sa por el crimen de Teseo™?, Ya habia 42 Corore cambiado felizmente a su perjuro esposo or Baco, ella, que habia dado a su des- asradecido csposo hilos para recoser; gozindose con su Pegaso 3 EL caballo Pexsto. %" Azmngue las Gorgonas eran tes, lt Gorgon por antonomasia era Medusa, Eran monstrce con a cabeza rodenta de serpents y grandes mabitaban en el Occidente 2 Andeégz0, hijo del rey de Creta, Minos, fue muerto en ef Ati, nko 109 Jote de amor, dijo: «{Por que loraba, tonta de mi? Aquel espos0 infiel me ha resultado sti. Entretanto Liber ™ habia conauistado a Jos indios repeinados y habia vuelto ‘enriquecido del continente de Ia aurora. Entre las muchachas cautivas de rostro hermoso, Ia hija del rey resultaba part- cularmente agradable a Baco. La enamorada esposa llora- boa, y pascando por la sinuosa playa dejé oir, con el pelo Aesgrefiado, tales palabras: «iBa, olas, escuchad de nuevo ‘quejas semejantes! jEa, arena, recibe de nuevo mis Iégri- mas!» Recuerdo que decia: «Tesco perjuro € infiell», y 41 se marché. De las mismas acusaciones es objeto Baco. ‘Ahora ademés gritaré: «iQue las mujeres no contfien en los hhombres!». Cambiando el nombre mi causa se ha repeti- do. {Ojald que mi suerte se hubiese ido por donde ya ha- bia comenzado, y ya no existiria yo en el momento presen- tel 4Por qué me salvaste de morir en las arenas desiertas, Liber? Huubiera podido dejar de suftir de una vez. ;Baco ligero, més ligero que las hojas que cifien tus sienes! /Baco conocido para hacerme Horar! {Te has atrevido a pertur- bar un amor tan bien compaginado, trayéndome uns rival ante mis propios ojos? ;Ay!, zdénde esta la fidelidad pro- metida? {Dénde los juramentos que solias Wacer? Desgra- ciada de mi, jcudntas veces tendré que decir estas pala- bras? Recriminabas a Teseo y lo lamabas embustero; e- sgin tu propio juicio tu falta es més vergonzosa atin. ;Que nadie conozca esto, déjeme yo abrasar con dolores callados, or lo ques es impuso alos ateninsesentega cada ao catarcejove- nes de ambos sexos, para ser mutes. Tesco solved woluntaro fe dado en Ciets por la hija de Minos, Avadna, a la que prometis ca: fae con els; mat no campli su peeme:a, abandondndoa en Ia ila ‘de Naxos, donde I enconirs Baco (Dionito}, ave se caré con ella y le egal una corona, gue lego fue eatasteraada por Ze. ™ Veaae 1 403 3 10 rastos 4 que no piensen que he sido digna de que me engafiaran tantas veces! Querria principalmente ocultarselo a Teseo, para que no s¢ alegre de que ti seas el coparticipe de su propia culpa. Segsin pienso, has preferido una rival blan- ca? antes que mi morena. {Ojala se les ponga ese color ‘95 a mis enemigos! Pero, ;qué importancia tiene esto? Ella te es més agradable por su propia falta, ,Qué estas hacien- do? La otra mancilla tus abrazos. Baco, presta fidelidad y no prefieras a ninguna antes que el amor de tu esposa. Siempre he tenido por costumbre amar al marido. A mi ‘madre cautivaron los cuernos de un toro hermoso ™°; a mi, 190 Ios tuyos. A mi me alaban, aguél fue un amor vergonz0so. Que el amor no me haga dafo; tampoco a ti, Baco, te hizo dafo el haberme confesado ti mismo tu pasién. Ni porque yo me abrase es milaproso lo que haces: se dice {que naciste en el fuego y que la mano de tu padre te arre- 105 baté del fuego ™”. Yo soy aquella a ta que ti acostum- brabas a prometer el cielo. ;Ay de mi, en lugar del cielo, ‘qué regalos me llevol. Esto fue lo que dijo. Ya hacia tiem: po que Liber escuchaba las palabras de la doliente, pues casualmente la habia seguido a sus espaldas. Se abalanza sio a abrazarla y le seca tas ldgrimas con sus besos, y le dice: ‘«Encaminémonos juntos a las alturas del cielo. Ta, que has estado unida a mi en el lecho, tendrés un nombre uni- do al mio, pues levaras el nombre de Libera ™*, al ser 3 Trénico, por cuanto los romanos tenlan a 4s Indlos por negro. Mt Pasfae, madre de Avladaa, se enumors de un toro on et que ‘coneibié un monstruo Hamado Minotauro. Baco es represettado a3 * Sémele, madre de Baco, pid a Titer, de quien estaba encinta, ‘ue la visiae. El rayo de Site preadi en Semele y el dos exzao 4 Baco de las lamas vidio ienuica la heroin gress Ariana con In loss romana Litera umko m1 am transformada; y haré que contigo esté el recuerdo de. tu ‘corona, la que Vulcano dio a Venus, y ésta a tiv. Cumplié s1s ‘su palabra y transformé las gemas en nueve fuegor. Ahora Ia corona brilla como el oro mediante las nueve estrellas. Cuando el que acarrea el dia purptireo por el eje arrebatado ‘haya sacado seis dis- 0s y zambullido otros tantos, verés otros Equirria *” en el herboso Campo, cuyo 20 lateral lame el Tiber con su corriente en zig-2ag. Pero si, por casualidad, el agua se desborda y do- ‘mina la lanura, recibiré los caballos el Celio ** polvoriemto, El dia de las Idus es el festival del ge- rio de Ana Perenna *, no lejos de tus bia iS, sberas, Tiber, advenedizo. Se reine la ses "™? plebe, y echiindose por doquier en la hier- ba verde, se pone a beber, y cada cual se recuesta con su pareja. Algunos aguantan a cielo aso; ‘unos pocos ponen tiendas; otros levantan una chabola de hojas y ramas; otra parte, asi que han levantado canas a manera de rigidas columnas, colocan encima las togas 510 extendidas. Sin embargo entran en calor con et sol y el vino, y se desean tantos aiios como copas toman, y beben ‘contndolas. Alli podrias encontrar al que se bebe los afios de Néstor y la que se convierte en la Sibila ** con las copas ‘que se toma. Alli también cantan lo que aprenden en el si teatro y baten habilmente las palmas siguiendo la letra; Dia Fouire % Lox primers ern 127 de febrero, eto sgund, el 14 de maze 2 Una de lar colinas de Roma. 2 Feminizaci6n del ao perenne (annus perenis: su feta era una fiesta de Aho Nuevo, pues en el calendario antiguo ol mes de marzo comeazaba el ato 5 Néstor caballo helio, vs vari fetca de Apolo, era etn aeneracions; a Sia, pro 2 Fastos colocan un criter en el suelo y ejecutan duras danza, y ‘una muchacha ataviada baila con el pelo suelto. Cuando viene de vuelta, van haciendo eses y son el espectaculo de so la gente, y los grupos con que se topan los Taman afor- tunados. No hace mucho me tropecé con una romeria (me hha parecido digno de referit). Una vieja borracha llevaba fa rastras a un viejo borracho. Pero cudl sea esta diosa, puesto que anda extraviada entre rumores, no es mi pro- 14s pésito que lo oculte mi narracién. Dido, digna de compa- sida, se habia quemado en la pasién de Eneas, se habia ‘quemado en la pira levantada para su propia muerte. Fue- ron recogidas sus cenizas, y en el marmol de su tumba hhabia este pequeio poema que dejé ella misma al morir: Eneas le deparé el motivo de su muerte y la espada. ss Pero Dido cayé por obra de su propia mano. Inmediatamente los mimidas invadieron el reino sin su defensora, y el moro Yarbas tom6 posesién de la casa con- uistada, y acordindose del desprecio de que habia sido objeto, dijo: «A pesar de todo, he aqui que yo, a quien tantas veces rechaz6 ella, disfruto del télamo de Elisa **%», sss Los tirios huyeron a la desbandada adonde cl azar lev ‘a cada uno, como cuando se desparraman las abejas inde- cisas al perder al rey‘. Por tercera vez la mies habia egado a la era para ser trillada y por tercera vez el mosto hhabia ido a parar a Jos lagares céncavos. Ana fue expulsa- dda de su casa y dejé las murallas de su hermana derra- sw mando légrimas. Antes cumplid con el justo deber para ‘con su hermana. Las blandas cenizas bebieron los ungiien- ‘tos mezclados con las lagrimas, y recibieron los pelos arran- 2% Creenela antigua de que era un rey y no una cena. umno 1 ns cados de su cabeza **, Por tres veces dijo: «jAdiés!»; por les veces se acereé y hollé con su boca las eenizas, yen ellas le pareci6 que seguia estando su hermana. Haciéndose ses con un bajel y con compaiteros para la huida, se escurrié viento en popa, mientras volvia la mirada hacia las mut lias, dulce obra de su hermana. Mélite “* es una isla fért vecina de la estéril Cosira, que baten las aguas del mar bico. A ella se dirigié, confiando en la antigua hospital dad det rey. Su anfitrién era alli el rey Bato ®", rico en s10 recursos. Una vez que supo la desventura de las dos her- ‘manas, le dijo: «Por muy poca cosa que sea esta tierra, es. tuya». Y, con todo, hubiera mantenido el don de la hospitalidad hasta limites extremos, pero sintié miedo del gran poder de Pigmation **. El sol habia pasado revista sis por dos veces a sus astros, corria al tercer afto, y habi que agenciarse una nueva tierra para el destierr0. EI her- ‘mano se avecinaba, presentando batalla. El rey, que temia Jas armas, dijo: «Nosotros no somos guerreros, ti ponte 1 salvo huyendo». Huyé, tal como se le habia ordenado, confiando el barco al viento y a las olas: el hermano era s10 mas peligroso que cualquier mar. Cerca de las corricnte ricas en peces del Cratide * pe- dregoso existe un pequetto campo; la poblacién indigena lo llama Camere. Hacia alli dirigié su rumbo, y no distaba Era costumbre de foe doietes. 2 Malte Mélia es Malta, que era una colonia fica, como Dido 1 60 hermana Ana. Cosira es Ia moderna Panteliara "7'Ea Cine, Feicia, si hubo varios reyes de nombre Bato. Que hubiese un Bato, rey de Malta, silo lo sabemor por Ovid "9" Deformacion sriega del nombre feicio Pumi-yathon, que ea her mano de Dido y Ana. Dio muerte al mario de Dido, Sigueo, y obigs faa hermans 9 emiare, fundando Carag 9 Rischielo del sur de Wai, cera de Ia ciudad de Share, na rastos sas més de lo que pueden alcanzar nueve tiros de honda. Las velas se desarbolaron al principio y quedaron a merced de la brisa voluble, El capitén dijo: «Surcad las aguas a re- mo». Y mientras se dispontan a plegar las velas con las rmarras tortuosas el Noto *, arrebatado, golpes la corva popa, y el capitan, que luchaba en vano, se vio arrastrado ea mar abierta, y la tierra, que habia aparecido, se perdié de vista. Salté el oleaje y el mar se resolvié desde el fondo del abismo, y el casco se tragé las aguas blanquecinas. El viento vencid a la téenica y el piloto no hacia ya uso de 49s los mandos; él también pedia ayuda con plegarias. La des- terrada fenicia se vio arrojada a las aguas encrespadas y ‘cubrié sus ojos humecidos, protegiéndose en la ropa. En- tonces, por primera vez, la hermana llamé dichosa a Dido y a cualquier mujer cuyos restos se ha tragado la tierra. Un fuerte soplo encallé Ia nave en la costa laurentina y, ‘ow mientras todos salieron a flote, la nave se la tragé el agua yy desaparecid. Ya el justo Eneas se habia visto compensa- * do con el reino y con Ia hija de Latino y habia mezclado 1 dos pueblos. Mientras enfilaba con los pies descalzos un ‘camino oculto por la costa que le habia correspondido en ‘as lote, acompanado sélo por Acates, la vio yendo de un lado para otro, y no podia creer que era Ana: «iA qué iba alla a venir a los campos latinos?». Mientras Eneas decia ‘esto consigo mismo, Acates grité: «jEs Anat». Al oir su. nombre ella levant6 la cara. ;Ay! ;Se pondra a huir? {Qué «10 podia hacer? {Qué sima de la tierra buscaré? Ante sus ojos estaba el hado de su desgraciada hermana. El héroe cite- reo * se dio cuenta y le habl6 temblando como estaba (pero Horaba conmovido por tu recuerdo, Elisa): «Ana, 7 Viena de sr 2 porgue su madre era Venus, onrada en Ciera, al sur de Laconia umro nt us por esta tierra que en otro tiempo solias ofr que un hado mis feliz. me daba, te juro, y por los dioses compafieros 013, hha poco establecidas en este asentamiento, que fueron ellos Jos que tantas veces censuraron mis demoras. Sin embar- {g0, mi miedo no era de la muerte, ese miedo estaba lejos. TAy de mi! Ella fue mas valerosa de lo que se puede creer. [No me lo cuentes; yo vi las heridas indignas de aquel cuer- po, cuando me atrevia a visita las mansiones del Tértaro. 20 Pero, jea! tanto si tus proyectos te han traido a nuestras costas como si ha sido la divinidad, disfruta tu de los be- neficios de mi reino. Mucho te debo a ti, lo recuerdo, y todo a Blisa. En tu nombre propio sers gratificada, y gra- jeada en el de tu hermanan. En quien tal decia (pues sts no le quedaba otra esperanza) creyd, y abandond sus idas y venidas. Y cuando entré en la mansién vestida a la ‘moda tiria, empez6 Eneas (el resto del grupo guardaba silencio): «Un motivo justo tengo para presentarte a ésta, esposa Lavinia; consumi de néufrago sus bienes. Es ori- 00 Binaria de Tiro y poseyé un reino en Ia costa libica; te pido que la ames como a una hermana querida». Lavinia hhizo toda clase de promesas y en su alma callada reprimié la imaginaria herida, disimulando su indignacién. Y como os vela que antes sus propios ojos y abiertamente le llevaban ‘muchos regales, pens6 que también le enviaban muchos 4 ocultas. No tenfa decidido qué hacer. Sentia un odio fu- ribundo y preparaba un golpe bajo, y deseaba morir ven- gindose. Era de noche. Delante del lecho de Ana le pare- cid a ésta que se levantaba Dido ensangrentada y con el 6 pelo desgrefiado, y que le decta: «Huye, no lo dudes, huye de una casa entristecida». Tras estas palabras, la brisa im- pulsé la puerta quejumbrosa, Se levanté de un salto y se lanz6 rapidamente por una ventana baja, a ras de tierr l propio miedo Ia habia hecho atrevida. Y corrié por don- 64s 6 rastos de la empujaba el miedo, cubriéndose con la tinica arre- mangada, como una gacela atemorizada al oit a los lobos. Se cree que Numicio, portador de cuernos, la arrebats en. sus aguas encrespadas y la oculté en su lago. Entretanto bbuscaban a la sidonia con gran clamor a través de los cam- os. Aparecieron sefiales y marcas de los pies. Habian lle- ‘pado a la ribera: en la ribera haba huellas. El rio cémplice mmantuvo calladas a las aguas. Parecié que hablaba ella mis- ma: «Soy la ninfa del apacible Numicio; oculta perenne- ‘mente en el rfo me llamo Ana Perenna». Acto seguido se pusieron a comer contentos recorriendo los campos y se festejaron a si mismos y al dia con generoso vino. Para algunos ella es la una porque completa el ao ‘con los meses; otros creen que es Temis, y otros, que es la novilla de {naco. Encontraris, Ana, quienes te llamen la ninfa Azdnida * y digan que ti diste a Jupiter los pri- ‘meros alimentos. También ha legado a mis ofdos la opi- nign que voy a relatar y que no dista de la creencia verda- era, La plebe antigua, cuando ain no tenia la garantia de los tribunos, escapé ¥y se instalé en la cima del Monte ‘Sacro. Ya les faltaba también cl alimento que habian levado ‘consigo y el trigo apropiado para las necesidades huma~ nas. De las Bovilas, un arrabal de la ciudad, era originaria una tal Ana, una vieja pobre, pero de grandes recursos. Con el pelo canoso cefide por una mitra de poco peso, ‘aderezaba tortas risticas con sus manos temblonas, y de este modo, humeantes todavia, solia repartirlas entre el pue- blo por la mafana. Tal abastecimiento resultaba grato fla gente. Cuando se hizo Ia paz en la ciudad, levanta- = Apinids, que aparece tambien en el himno Romérco a Apolo (v 200), y que aria Ia niyace Hagno, hija de Axis, hij, a su ver, de ‘Areas y Erato UROL ur ron una estatua a Perenna por haberles ayudado cuando estuvieron necesitados. ‘Ahora me queda por decir por que las muchachas cantan canciones obscenas; pues efectivamente se reiinen y cantan de- terminadas chocarrerfas. Hacia poco que la habian declarado diosa. Gradivo se lle- 26 a Ana y, llaméndola aparte, tuvo con ella el siguiente coloquio: «Se te venera durante mi mes; he unido mi esta- cin contigo; tengo grandes esperanzas en el servicio que puedes hacerme. Portador de armas como soy, me abraso absorto en el amor de Minerva, portadora de armas, y des- de largo tiempo alimento esta herida. Haz que ella y yo, ioses de funciones parcias, podamos unirnos, Esta misign te cuadra bien a ti, amable vieja». Esto dijo. Ella engané al dios con una promesa vana y con sospechosas tardanzas daba largas a su necia esperanza. Ante la insistencia del dios, le dijo: «He realizado tu encargo; ella ha sido con- quistada y al fin ha respondido a tus ruegos». El enamora do lo creyé y preparé Ia alcoba. A ella acudié Ana, como la novia que'iba a casarse, con la cara cubierta. Al ir a darle un beso, Marte vio de pronto a Ana: ya la vergiienza de haber sido engafado, ya la rabia, le entré al dios. La nueva diosa se rié del enamorado de su querida Minerva, y ninguna otra cosa fue mas agradable a Venus que éta. ‘A partir de entonces se cantan chanzas antiguas y pala- bras obscenas y produce regocijo que Ana hubiese en- gafiado a un gran dios. Ana y Mare ng FasTos Tha a pasar en silencio las espadas que se clavaron en el principe *, cuando Ves- MSIE, ta me hablé desde su casto hogar de la siguiente manera: «No dudes recordarlo; 10 aguél era mi sacerdote **. Manos impias fueron a buscarme armadas. Pero yo quité de en medio al hombre y no dejé sino su imagen. La sombra de César fue la que sucumbié al hierro». El, por su parte, vio los atrios de pier, instalandose en el cielo, y tiene un templo ves dedicado en el gran foro. iAy!, pero todos los que se atrevieron al sacrifcio con Ia prohibicién de la voluntad divina y mancharon su eabeza de pontifice, yacen con muer- te merecida. Son testimonio Filipos ™* y aquellos cuyos huesos desperdigados blanquearon a tierra. Esta fue la pri- sera obra, el primer gesto de amor filial, los primeros ‘0 cimientos del César: vengar a su padre con armas justi- ‘Cuando la aurora del vive las ternas hierbas, se podré ver a Escorpién en su primera part El tercer dia después de las Idus es la Da 17, Celebracién mayor de Baco: asiste al poe- ta, Baco, mientras canto tu festival. Pero no voy a hablar de Sémele si Jupiter no le hubiera llevado rayos consigo, hi bias sido un pequeio indefenso. Ni tampoco de que, para Di 16: Esornion ‘de Bao Joie Cea. 2 Enel ato 63 4 C. César fue nombrade Pontiice Mérimo, que tiene mucha tlacién con el templo de Vest, Todos ls consiradores que asesinaron a Julio César pereciron en ltdrmino de tres abo. Flips fue gar de una brllante victoria de Augusto. Be Vease 9. 26 al v. $06 mom 119 {que pudieses nacer como un muchacho a su debido tiem- ‘po, la funcién de la madre fue completada con el cuerpo del padre. Es largo contar los triunfos sobre los sitones y los escitas y la dominacién de tus pueblos, indio cargado de incienso. Tampoco hablaré de ti ™**, cuando fuiste mala presa de su madre tebana, ni de Licurgo, 2 quien las Fu- rias empujaron contra su propia rodilla *. He aqui que ime gustaria hablar de los peces repentinos y de los pro‘ ios tirrenos 7”, pero no es objeto de este poema. El objeto de este poema es exponer las causas por las que una humil- de vieja vocea sus tortas entre la gente. Antes de tu naci- miento, Liber, los altares estaban sin honores y se encon- traba hierba en los fuegos frios. Cuentan que ti apartaste las primicias para el gran opiter, una vez sometido el Gan- ‘es y todo el Oriente. Ti fuiste el primero en ofrecerle cinamo e incienso que habjas confiscado y las entraftas bra- seadas de un buey paseado en triunfo. Del nombre de su Iniciador Hlevan ef nombre las libaciones (libamina) y las tortas (liba), porque, a ejemplo suyo, se asigna una parte alos sagrados fuegos. Se hacen tortas para el dios porque también él se alegra con los juegos dulces-y se dice que Baco descubrié la micl. Marchaba desde el Hebro arenoso, fen compafia de los sétiros (mi narracién tiene también bro- ‘mas agradables), y ya habian llegado al Rédope y al flori- 3 Pueblo det sur de Macedonia. se vefire a Penteo, ey de Tebas, quien, porno creer en el dos Baco, fue despedazado por su madre Agave y las demis bacanes "Liye era rey de los edonior —poebio tacio—, av, por iva tar a Buco se volvo loco y mat a 5 hilo, después de To cual se cod Jas plermas porta ria. f Los pirat tirenos capuraron Baco, quien los convo en etines.

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