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Capitulo 11 La oscuridad al otro lado del seto As, ambigua relacin con el mundo®, Para Lyotard, arte de las lacién con el mun: yotard, é a I ee guardias es sublime s or sustrae ala representaciOn Io oot 0 iopounh me >, BL placer y los limites 0 mn, lo posible, Ro puede mostrarse si no es en formes sca eats os Ios elementos de lo sublime se conservan y se potencian destruido ce Pin clade la poesfa y cn la reflexion de Giacomo Leopar di ee no co- fata Kant y, lo que es mas, desconfiaba de los filésofos alemanes minim manifies imos medios materiales, esha nef ae POF 10 tanto, a través : z , le wneral!, recoge por diversas vias la herencia anterior y contem- en los colores y en esfumados de un «neutro» EI itennae idos' ‘eutro» oun blanle sordnea de la estética de lo sublime. dimensiGn moral y fie nee asimismo en el hecho d Gus fuentes estan representadas, en primer lugar, por los clasicos ime estética) hay af ony stetica (0 entre lo subi le que entre sire el tema que se encontraban en la biblioteca de Monaldo (en defo able ny tnd pero no blime moral yla Pompeya, como la definié Francesco de Sanctis, donde el joven poe- launiversalidad moral come a tase puso a excavar con diligencia): dos ediciones de Longino “un puede conceder alo subnet texto que Giacomo empieza a traducir el 24 de diciembre de 1826, tud a las pasiones, ume moral es s aunque no pas6 de ahi- y la edicién italian, publicada en Milan por tético presupone tambiéi , Sonzogno en 1804, del Inguiry de Burket. que impice i | Yeopardi se habia aproximado a la categoria de lo «sublime» en 1811, leyendo la recensi6n de Pietro Borsieri del tratado Del be {lo ¢ del sublime de Ygnazio Martignoni®. Sin duda algunos pasajes ee te a de Borsieri permanecieron,mucho tiempo en su memoria, refor- mpestad, que se amontonan en | zados por el posterior conocimiento de Pascal, Shaftesbury, ‘Addi- los volcanes que desenecence fon, Blair, Young, Burke, Rousseau y Bettinelli. Por ejemplo, éste: ena “Cuando un objeto es, por cualquier motivo, inconmensurable, el Alma, arrojada a una inmensidad de este modo creada a la que no Ye limite ni salida, se queda at6nita y oprimida por un religioso part terror, Los objetos son inconmensurables bien por su ilimitada ex- ater ee tension, como el cielo, el océano, un desierto vastisimo, bien por m0 gn ntimero, como las estrellas o un inmenso bosque de arboles, 10 los terremotos o las erupciones volea- ‘es manifiesto que lo sublime hallase 1o que el ciclo entre relampagos truenos, bien por su fuerza, com nicas, eteétera. Por lo tanto, 50 a1 Ficilmente en las magnificas escenas de Ia naturaleza y raras veces Sn los limitados trabajos del arte>*, Del ensayo Due paesaggi fat per sian Lentusiasmo, de Saverio Beitinell, queda huella en este par sae: “También a mi me ha acontecido sentirme inspirado por wn sere ePentino y extraordinario, una vez en el Vesubio y otra cerea cla asombrosa cadena de los Alpes lamada Glaciares. En la wna cl fuego, en Ia otra el hielo forman mente Srandisimos en todas sus partes (...). Llevando por medios cor ios a un mismo sentimiento de ent alma aquel ciimulo mesuradisimo de montafias helades y resplan- decientes, que en los Alpes suizos se extienden hasta mds allé de Yonde Mega la vista y que la imaginacién extionde hasta el infiniton", Rue asimnismo determinante para él la lecuira de Hugh insistfa en la eliminacién de los limites como causa dle de lo sublime: «Quitad todo limite a un objeto y d tornais sublime. Por eso el espacio inmenso, el eterna duraci6n Henan la mente de gra las escenas de Ia naturaleza que mas elev sentimientos sublimes? No una pla © una prospera ciudad, rio, un bosque antiguo, un torrente que « sin embargo, son cominmente las escenas noc mes. Meno de estrell gran niimero y tan magnifica profusién, impr con una grandeza més sorprendente que cuando esti Por todo el esplendor del sol» No hay que olvidar, ademas de la evidente presencia de P ‘iejada por Locke: «cada vez que trato de impulsar mis pen- ntos hasta esta idca [de un espacio o un tiempo infinitos] con. ficso que me siento perdido y descubro que no puedo Megara una comprensiGn»”. Pasmna la idea «oscura y confusa de los océanos los, de la inmensidad y de la eternidad», de las cuales el tiene cl lugar de nuestra experiencia «son porciones distintas del como de los confines de un paisajer’ } aunque Leopardi no leyé a Kant, «El infinito» se corres- Asi onde exactamente con lo «sublime matemético», que se refiere a 2 fas que «La retama» se Ta inmensa grandeva de la naturaleza, mientras que «La reta ie corresponde con lo «sublime dindmico», que se refiere a s tructor, eee aah Bice 108 ante los ojos este famosisimo idilio de Lea my tan variadamente comentad, de modo que podamos dominar en Cialis momento su terminology xcs, Pecismente é de lo sublim r 41 se evocan todos los temas i ee tee Denne poético, desde este Angulo y proyectando la h ee art ari llegareimons nioatrar otros anpocton rasante de esa Sempre carro mi fur quest'ermo colle, e questa siepe, che da tanta parte natin orizzonte il guardo esclude. Ma sedendo ¢ mirando, interminati spazi di la da quella, ¢ sovrumani silensi, ¢ profondissima quiete ‘io nel pensier mi fingo; ove per poco il cor nom si spaura. E come il vento ‘odo stormir fra queste piante, io quello infinitosilensio a questa voce som ‘emi sovvien Veterno, le morte stagioni, ela presente viva, e il suon di lei. Casi tra questa Sannega il pensier mio; eil naufragar m’s dolce in questo mare. Siempre caro mle fue este cerro solitario, este seto, que de tanta parte dal nyo Dueoine ees oad cespacios més alld de él, y sobrehumanos silencios, y quietud profundisima en el pensamiento me finjo, en que casi wan. Y como oigo se espanta el corai susurrar el viento entre estas plantas, ese infinito silencio con esta voz 33 voy comparando: y me viene el recuerdo de ¥ de las muertas estaciones, y de la presente lo eterno, yvivay de su sonido. Asi, en medi inmensidad se anega el pen: ynaufragar me es dulce en es Intentemos enumerar los el derno que se encuentran e summa: lo infinito, lo eterno, la sol pérdida de todo pensamiento, Contraste con lo finito (el limite espa de la percepcion (el «cerro solitarion, ¢ to sentre estas plantas»); ese «casi» qu Ia «presente y viva» estaci6n; la dulvura del fi januento. Se moviliza aqui a tos sentidos nob junto con el pensamiento, que para Toque esd ausente, ” Pavangona Las «situaciones Para comprender a f a fondo estos aspectos es p {unas premisas. Al igual que todos los dems seres vives ot fezin Leopardi, cesea de manera eategériea un placer infinicg mites» en intensidad y en duracidn’, Por tanto/aahe 2 e n duracion’, Por tanto, sufte cuando se ds uentadesustinies, Hasta en los momentordcare ee Aine fitese todavia mas intenso, Por ello, su alma, sbuscanle ct Placer en todo, donde no lo encuentra ya no puiede ser saintecns 1820) agnctentea aborrece ls confines» (2,170, 1218 de julio de 20). Hay, no obstante, casos en los que los limites immune, : 3s limites im weidn directa de un placer Greased un placer infinito, en hy accion directa en lugar de causar repul tani ””. Lo que tememos en la muerte no cs més, en realidad, que pme natural moverno. Broado del deseo de css de racerla «toda divinay y, al mism« , d uraleza, de hacerla «toda divi i Be cnrenca’s un yo percibido fg orale de cree re su propia inmortalidad, de ‘ora el ins Iron pr conta oda eres en el anonimato del Too Bia eee ‘aceptacin de te mucaa no enemiga que hay a eee Rivas wurlar, sino vehicutordeSiernidad j de piadosa’el ists Ta parabola de lo de todo suftimiento) concluye con tonos budistas Ia parabola sublime europeo". 65 i il

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