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CRISTINA CEREZALES LAFORET MUSICA BLANCA © papal taco para la impel do ete lo es Con por cn sa ‘Soro y esté calficado como papel ecolégico. pe Epis mecénics, por fetocap, por grabacén u oes metodo, sno pemigo previo y por asorto del i Cocigo Pena. ecesta ‘por talgoro en el 81 70219 70/'86272 02 47, sina Cerezles Lafoet, 2009 clones Destino, $2008 Avoatda Bagel 6626 para, 08034 Sucsona Espana) rt planeta. com © Oi ° Dist dela sicién: Compan ea Esto! po Panta Iveion desea: Carmen aoe atcha Ost. eechos reservados Premera edicion en Austral: abel de 2014 Desire eres = Depsato age 8 4 960.2014 Sih ogt 4700 preien yenminsemonio: Pack Pret CP, Barone Printed in Spain - lamoreso on Espana. “ Biografia Cristina Cerezales Laforet (Madrid, 1948) ha conjugado, durante mas de veinte afios, su labor como pintora con las de profesora de arte, traductora y vi ra, Desde 1996 se dedica plenamente ala literatura, Ha publicado: Jas. novelas De aca a oca (2000), Par el camino de fas grullas (2006) y Musica blanca {2009}, asi como el libro de relatos Amards a tu hermano (2010) y, su ultima novela, El pazo del cielo (2013), todas en Destino. A Carmen Balcells, que un dia me inundé de su estimlante ‘ye animé a escribir sobre este tern. La misica blanca es una musica extra- Fa. A veces te desconcierta: se ejecuta sua- vemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como ofr cl silencio, y a Jos que la bailan estupendamente se les mirayy parecen inméviles. La mésica blan- ca esalgo rematadamente di Axessanpro Baricco Es un jardin de érboles altos y suelo de tierra batidla, Tu hermano. queria un lugar asi, con pinos y aire fresco y impio, como a ella siempre le habia gustado, Cercedilla El pens6 en Cercedilla, donde ella se refugiaba para tra- bajar y pasaba largas temporadas en casas humildes, la chimenea encendida a modo de calefaccién y escribien- do, veces arropada en tina manta, Vosotros disfrutabais teesas casas algéin fin de semana on verano, pero el aio fen que cumpliste los dieciocho, ta madrina cambid de co- che y te regal el Segoviano, su viejo seiscientos, y deseu- briste entonees que aquellos retiros eran estoicos. Aque= las huidasa la soledad de la sierra en invierno tenfan un precio, {Como saber ahora sia ella le gusta este jardin o no Algunas veces te inventas que si que ¢s un lugar especial aque ella habria clegido para recoger su silencio, y otras, prefieres no pensar porque se cuela en tel gusanillo dela tngustia, de la impotencia de hacerla feliz, de regresarla a stiser aunque fe asuste ese retorno, Poco a poco va reti- tandose dela palabra, dela misma forma que se retir6 de la escritura, aunque todavia de vez en cuando te dedica alguna frase que te emociona por su pure7. “Te ilusionaba a los dieciocho afos el regalo del coche, el primero que aparecia en la familia, y cecidiste aprove- char la libertad que te brindaba. Al caer la tarde subtas a Cercedilla para pasar las noches con ella en su retiro. Recuerdas el viento bramando contra los eristales y e0- lindose por las ranuras entre las ventanas y la pared. Eran casas de verano en malas condiciones para los frios serranos. No necesitabais a nadie. Os ten‘ais la una a la otra, juntas y separadas, cada una absorta en su mundo. Salo recibiais la visita de la lechera, envuelta en un chal negro moteado de nieve o de granizo, Se ha puesto contenta al verte. Y tii prefieres no ana- lizar Jo que sientes. Hoy decides pensar que todo ests bien, que la facilidad de su mente para evadirse del'en- torno la ayuda a superar esta dura etapa de la vida, Quie- res compartir la alegria que te ofrece, disfrutar con ella de la luz otofal que se filtra entre los arboles del jardin. Teacaricia la cara y te contempla con orgullo: «Mi nifia» Hoy es un dia importante. Has venido cargada con cua- dernos, lépices y bartulos de pintura. Quieres que ella escriba para ti. Piensas que va a hacerlo, no sabes por qué, has tenido u jonada, También has traido un lienzo, por si acaso, Puede que sean dos intentos intitiles porque hace tiempo que ella dejé de escribir y a ti te est abandonando la emoci6n de la pintura. A pesar de todo, quieres captar eso que lees en ella, esa sensacidn, Recuerdas aquella mesa en Cercedilla atiborrada de libros y papeles, y las papeleras repletas de cuartillas es- critas y rotas. Acomodaste un espacio para ti entre sus trastos, respetando su desordlen y anexionando el tuy sin mezclarlos, No ibas alli a distraerla sino a compartir ese retiro voluntario. Llegabas también cargada de bros, cuadernos y lipices, y reavivabas el fuego de la chi- menea que, a menudo en suensimismnamiento, ella dejado morir, 2 “Tienes la impresin de que ella esté viendo lo que ta ves, como si también rememorara aquellos tiempos de energia compartida. Lo intuyes en su mirada complice y ‘en su sonrisa. A lo mejor eso ayuda a tu propésito. Pien- sas que deben de exist algunas vias de comunicacién en- tre vosotras que quiz4 pudierais reactivar. Intuyes que ‘lla se ha retirado una vez mgs, como tantas; que se ba alejado para no ser dafiada y para no dafiar, pero l espa cio que ha elegido esta vez no es de facil aleance, Estés digpuesta, sin embargo, a intentar recorrer ese camino, Tienes que descubrir el vehicu- quieres llegar hasta ell Jo que te conduzea. Ya no sive el Segoviano que trepaba cuesta arriba hacia ese aire fresco y puro que ha evocado tu hermano ‘Agustin, Casi todas las noches se sala la leche del puche- ro porque olvidabais las dos que lo teniais al fuego. Te fpustaba dibujar sus manos tan expresivas, largas y ner ‘iosas, sujetando el pitilo o tecleando la maquina de es- cribir, A veces conseguias llegar mas temprano y hacia sol, aunque fifo, y saliais-a dar un paseo. «Quieres que caminemos un poco?>, le preguntas ahora, Le cuesta andar pero siempre se muestra dispues- ta a hacerlo apoyada en ti Aquellas caminatas por el monte bravo! jEsas sf que eran estimulantes! A veces hablabais de todo, peroa lencio, ti percibiendo colores y menudo paseabais en formas, ella dando vueltas en la cabeza a situaciones de su novela, Tanto ella como té sonrefais a lo que Hevabais, dentro, Y de vez en cuando os sonrefais la una a la otra. y damos la ‘Ahora también. «Llegamas hasta vuelta, gde acuerdo?» Estas impaciente por probar la es- critura. De pronto se te ha ocurrido que va a comunicar- 3 tealgo tevelador. Sabes que tiene dificultad en formar las letras y que hace tiempo que padece de grafofobia, pero no piensas rendirte, Ya habéis terminado ef paseo y os sentiis. Han llegado tu hija Clara y suamiga Miriam y se sientan con vosotras. Ella sonrie alas jvenes y les tiende Ja mano en un gesto caritoso. Cuando nacié Clara, jqué felicidad! Fue un descu- brimiento aquella inmensa alegria de ser abuela, «Yo no sabfa lo que me pasaba —te eanté—, Iba cantando por la calle, tenia ganas de parar a la gente para darles buena nueva.» Las chicas vienen alegres y traen dulees para la Non- na. Hay otras mesas en el jardin que van siendo ocupa- das, hace una tarde espléndida. Una sefiora se sienta frente a un teclado de piano y toca en él canciones pega~ dizas y alegres. «Son canciones de tw tiempo, ;verdad Nonna? i— + Eligié el nombre de Nonna cuando estaba en Italia. Le gustaba més que el de abucla y las nifias se acostum. braron a Iamarla Sigue el ritmo con Ja mano y sonrie, se le notan las ga- nas de bailar. Un hombre seacercaa vuestra mesa y 0s se- fala con el dedo: «Una, dos, tres, cuatro. Cuatro juntas para estudiar. Yo creo que se equivocan ustedes. Diganlo para rectificar>. Miras a Clara con angustia, pero ella se tie y barre las tristezas, La Nonna la mira con agradeci- miento. Le gusta que sus nietas estén alegres, que haya alegria a su alrededor. Repartes los papeles. «Lo mejor seri que escribamos todas para que no sea tan solemne.» Pero ella, rebelde como siempre, no se apunta al juego: Dibujad vosotras, yo prefiero miraros». Y ahi estais las tres dibujandbo y escribiendo mientras ella os contempla a 4 través del humo de su cigar to, Habéis agotado casi todos los papeles. Clara y Miriam ya tienen que retirarse. Tt te quedas un rato mas con ella, No te resignas, jestabas tan segura de que te iba a comunicar algo importante!, qui- za el vehiculo para acceder a su espacio. «Me haria mu- cha ilusién que me escribieras algo», le insistes. Las me- sas van quedando vaefas, pronto sera la hora de la cena. Esta vez accede a tu deseo, Te mira, te contempla, toma el lipiz y escribe dos palabras. Sélo dos: «UNA... UNI- COs. Las lees y no entiendes, No era eso lo que ti pen- sabas, ;qué esperabas? Le vuelves a insistir. Ella toma un lépiz rojo de la caja de colores y subraya las palabras con energia. No es un juego, no hay més, Eso es lo que ell quiere comunicarte, {Qué significa? Mienteas las j6ve- nes hablaban con ella tt has intentado esbozar su retrato. Contemplas tu trabajo pero no te gusta, Todo To que has pintado en el lienzo es demasiado evidente, zqué te im- portan las ramas de los pinos, os pliegues de Ta chaqueta, postura de las manos? Ta queeias su mirada, s6lo la pureza de sus ojos que han perdido todo rastro de oscu- tidad, como si hubieran muerto un poco, o vivieran sola mente en laluz... gC6mo se pinta La luz sin la oscuridad? Frente a ella dejas otra hoja del cuaderno. Ella dibuja para ti un animalillo saltando, como atravesando un ¢s- pacio blanco, Antes de entregarte su dibujo firma el pa- pel: Carmen Laforet. ‘Andrea del Sarto. Ahora estas viendo atu madre de nifia, come te ha contado, sentada en un sillén de su casa de Las Palmas, con uno de esos grandes tomos encuader- rnados en piel de Los Grandes Museos de Europa en las rodillas, admirando los cuadros de Andrea del Sarto a quien ella creia mujer. Algén dia yo seré como ella, pen- saba, una gran pintora. Fue escritora y su primera prota~ ‘gonista se llamé Andrea como Andrea del Sarto. Se lo hiciste notar. Ella nunca habia reparado en esa coinci- 15 dencia. La vocacién de pintora tela trasladé a tia tu her- inane Mantielfa ui hermena MattdsTe\pafece an lash ma que no haya podido dar el salto de una vocaci6n ota eunndo'se hize-necesaio| coandl ice untae ¥Oke vi6 enemiga y ya no servia a su expresién. “oe __Dettés de los pinos han aparecido unas nubes rojiza Bat aged fare, Uo nent, Seda cuenta de gue no hax entenddo, pero no pareceimportare,Vuelve 4 las mismas palabras para ti en la hoja que acabas le entregarle, y de nuevo las subraya. Afade alreded ‘unos signos extraiios, Le das las gracias y recoges | o peles. Ahora sabes que la escritura ha vuelto a serle fe y que esas dos palabras, aunque tii tadavi , aunque tél tadavia no lai das, son exactamente lo que ae te quiere transmitir. z Cuando te despides, ella experimenta un primer jomento de confusién, de desamparo, Después, st ex- presién se serena, como si ht recuperado un eslabé como si hul é biera u én Me sumer} Nyse ally desaparece la angustia de no sa- et ave significa este espacio ni quignes son las personas que me rodean. Acabo de acceder a mi mero ugar secteto decdonde ma- an. las maravillas, veo luces de colores que se desprenden de meee desvanecen en el aire. Trato de atraparlas an- tes de que desapatezcan, Algunas de las personas que circu- n por aqui tienen luz, muy pocas. Cuando alguna de ellas pas odnen @, Yo cierto los ojos, y veo. fer n0 es sélo ver, es comprender lo . 6 lero inexplicable. No pue a definir exactamente lo que es porque no existen palabras Ase ie coloco al lado de las personas que sufren porque que mi luz les aporta consuelo. A mis hijos ya no puedo conceit porque soy yo st preocupacién, Cuando vienet a visitarme, noto la pena en sus caras, 7 , ¥ cuando se van, me dein desampataa, Su tisteza me esta cela tengo qe sacuditmela de encima para seguir generando capacied e 16 vivir fl permanece conmigo. A veces siento Su Presencia, y otras no, pero il esté en mi. El Espiritu Santo al que yo tanto hheinvocado ha atendido mis stplicas. Yo a veces desesperaba deno tener respuesta porque atin no sabia que la vida es una sibracién y que la respuesta puede llegar, indiferentemente, en un punto u otto de la existencia. Ahora lo entiendo mejor al baber adquirido la habilidad de trasladarme a mis distintos cuerpos. No siempre es un viaje de placer. Ahora estoy’ age rrotada por fuera y antes estaba agatrotada por dentro. Peto tn mis paseos recupero por instantes los placeres sensoriales gjue son una trampa éelicosa, Me siento como Endimién, a personaje mitolégico que descabié en su libro:ml amigo En- Fue de Rivas, y que tena la facultad de volar enel espacioy en el tiempo através de otros cuerpos. Yo s6lo puedo volar & través de mis diferentes edades, pero es casilo mismo porque ‘i cuerpo hha ido cambiando tanto que es como si encarnara cuerpos diferentes cada vez. De vez en cuando se activa mt memoria genética y hago un vuelo més lejano traslacéndo- meal cuerpode algiin antepasaciode otro siglo, pero eso noes frecuente. "Ahora soy joven, Ya no tengo el pelo blanco sino wna es- pesa melena ondulada de color rubio oscuro, Estoy rodeada Je mis hijos-nifios sonrientes. Son mios y yo soy de ellos Toro también soy independiente, no quiero sentirme reduci- tia ala maternidad como Gnico objetivo de mi existencia Siento en mi una tebeldia estimulante, Me gusta este mo- jaento, pero alguien esté tratando de captarme en el presen te, regresdndome a mi cuerpo anciano. Parece necesario que olabore con la persona que me esté desvistiendo para acos- tarme, Es mi deber atender a este cuerpo, ayudarle a resistir. Con torpeza la muchacha trata de colocar mis brazos dentro de las mangas del camis6n, Quiero set arable con esta per- Sona, escuchar las palabras que me dice y que se desvanecen tn cuanto las pronuncia, sélo percibo la prisa que tiene por dejarme acostada y acabar su jomnada de trabajo. Se despide ide mi pidiéndome que duerma tranquila No siempre fue facil la comunicacién entre vosotras, Ella tenia lugares en sombra que no querfa desvelar. Ti que- rias forjar tu vida de adulta con total independencia, La disciplina férrea de la infancia impuesta en el piso pe- quefio de la calle O'Donnell, lugar de trabajo de los dos padres escritores ademiis de refugio de amigos necesita- dos, y guarderfa de los cinco nifios recluidos en una pe- quefia habitacién de juegos, se interponfa entre vosotras. Pero también estaban los veranos, las vacaciones sagra- das que nunca os escatimé. Arenas de San Pedro. El aire Pio y fresco lo sititas td en los pinares de Arenas, que corresponden mas a tu infancia que ala de Agustin, All vivias inmeesa en la naturaleza: aspirando, abservando, recogiendo y sintiendo. Sintiendo. Entonces entendias las cosas sin necesidad de palabras, sin saber por qué las entendfas. Recogias del aire vibraciones que se abrian en clespacio camo las ondas en el agua de la charca que con- templabas con paciencia inagotable de pescadora, A ve- ces pasabas tardes enteras balancedndote en el columpio de la higuera o escondida en la frondosidad del viejo cas- tafio, dando vueltas a tus pensamientos, sola, ni triste ni alegre, sintiendo la importaneia de tu presencia en medio de la naturaleza. Era una soledad elegida, ofas voces leja- nas que te reclamaban para el juego y en esos momentos no las atendias porque necesitabas ese tiempo y ese espa- 18 cio exelusivamente tuyos, A ella la percibias entonees dis- tanciandose y acercdndose, mis cerca de ti cuanto més alejada en distancia, Cuando no la vefas, cuando estaba lejos, sentias que te queria libre y salvaje, que deseaba que hicieras tado lo que se te ocutriera y que se te ocu- rrieran muchas cosas. Sin embargo, cuando aparecta y se concretaba, trafa a menudo consigo exigencias y enfados, deberes que cumplit, horas de siesta abligatoria. Sin sa~ ber por qué lo sabias, sentfas que todos esos obstaculos eran necesarios para alcanzar la verdadera libertad que nunca se ofrece sola, y és¢ era un pensamiento que te con fortaba y que aportaba a tu vida un equilibrio, A menu- do, casi siempre, resultaba dificil complacer a tu madre cen sus dos modalidades: la distante y la cercana. Ti sabias «que si obedecfas y te conformabas con una vida pequefia y estrecha estarfas complaciendo s6lo una parte de su ser la més cercana y superficial. Pero intufas también que si osabas atreverte a ser como eras, a cumplir tus deseos y desestimar las imposiciones, su enfado tremendo podria nublar la dicha de tener una hija libre y ocurrente. La so- lucidn era el secreto, En las horas de reflexién, cuando sentada en la rama de algiin érbol profundizabas en tus pensamientos, comprendias que era necesario llevar una vida secreta para cumplir el destino que ella habia desea- do para tiel dia de tu nacimiento. En las largas tempora- das grises del invierno en que tus posibilidades vitales se reducfan, tus sensaciones eran mas profundas y doloro- «sas. En Arenas, te abrian a la maravilla. :Cémo podrias explicarlo? Rescatas de la memoria el recuerdo de una tarde de tu vida seoreta. yes el canto de las chicharras. Es una tarde de vera- noy todo parece dormir en la casita de Arenas de San Pe- dro, Pero ella no duerme, Esta sentada bajo la sombra del emparrado tecleando en su maquina de escribir. Téitam- poco duermes. Desde la ventana de tu aleoba la observas 2 ella trabajar. Sabes reconocer los sintomas de su con- 19 centracidn y acechas el momento oportuno para deslizar- te sigilasamente por la ventana y escapar de la tediosa siesta, Tratas en vano de convencer a la gatita Basi o ala gallina Culosucio que suelen seguirte por las inmediacio- nies de la casa, para que te acompaiien. Es una hora incle- mente y todo invita al reposo; pero a tite gusta el canto de las chicharras, el calor seco de la tierra, la sombra tibia de los pinos, el croar de las ranas en la poza... Cruzas por detras de la casa hacia el manantial del bosque y pa- sas un buen rato entretenida en cuclillas persiguiendo a Jos saltamontes de alas azules que cazas con la mano y en- sartas sin compasidn en una paja acabada en espiga para utilizarlos mas tarde como cebo de pesca. Tienes las pier- nas morenas y arafiadas, y contemplas con orgullo varias cicatrices en las rodillas como trofeo de tus aventuras, De pronto, una sefial de alarma alerta tus sentidos. Todas las ranas apostadas en la orilla del manantial sal- tan al agua chapoteando al unisono. Alguien se acerca, La vida secreta corre peligro de ser descubierta. Te es- condes y aguzas tus ofdos, Es ella, y por la cadencia de sus pasos deduces que anda distraida, pensando en sus cosas. “Te apartas sdlo ligeramente del camino. En tu condicién silvestre puedes interpretar los euidos y los gestos. El pal- pito de tu corazn se serena, Cuando ella camina asi, con Jas manos en los bolsillos y la sonisa perclida, no hay que preocuparse porque mira sin ver, est4 inmersa en otra mundo, Pasa casi rozindote y te traslada, como en un suspiro, una imagen. Vesa una nifia rubia, mas © menos de tu edad, tumbada en el suelo en actitud de acecho, La nifia sujeta en Ja mano un trapo rojo y con él trata de atraer a un perezoso lagarto, Es la nifia que ella fue y es una escena de su vida que ella te ha contado, Pero esta ver la has visto y sabes que ella esta recordando sus vaca- nes de la infancia, ‘Te sientes orgullosa de tener ta también una vida libre y propia gracias a ella y a pesar de clla, La vision desaparece y se alejan los pasos, No tienes tiempo de analizar lo sucedido, corres hacia la casa escondiéndote, para no ser descubierta, tras los helechos gigantes, Al llegar a la carretera eliges el camino subte- rranco, la alcantarilla, que ya has utilizado en otras oca- siones, Te arrastras por el suelo con los ojos cerradlos y los, dientes apretados notando el roce de las telarafias y de Jos murciélagos enganchados en el techo. Has superado la prueba y sales del otro lado protegica por los érboles ‘Al llegar a casa, sofocada, sacudes la porqueria de tu cuerpo y te ditigesa la aleoba que compartes con tus her- manas. Antes de entrar, te asomas al espejo del cuartito de bao y echas una mirada complice a la nifia valiente que vesen él reflejada, tienes la piel tan tostada que en fa- milia te la negr: ido a algunos adultos decir que eres la més feticha y a otros pronosticar que de mayor serés muy goapa. Tu mirada es de orgullo, No te importan las opiniones de los demas, no quieres con- vertirre en mayor ni en guapa, eres exactamente como deseas ser, Hoy envidias esa seguridad que solo disfrutabas en la fancia en tiempo de vacaciones. an No quiero dormis, Antes, cuando era joven, siempre me refa en suefiosque eran agradables y divertidos. Una vez.soité yy yoera Isabel Il y me despertaba en una cama con baldag estitabe mis brazos tegorcetes y tne relemta delante de un co- ploso desayuno que me trafan en. una handefa, Me dio pena despertar. Me gustaba esa sensualidad que nut tide frente a la comida, y esa valuptuosidad de movimientes. Alo mejot me trasladé a ese cuerpo, eso ya ne lo sé, siempre pensé que habia sido un suet gut. Més tarde vinierom las hot lay cazads como bruja, qsemada parla [ng iumada y paseada por las calles de Mad’ por afrancesadla, y torturada en los campos de concenteaci fa tod lo posible por so adlentear: entonces yo na sabla disti n apenas darmve cuenta, me introducta 2 la que contaba y yo me 5 sando en la suerte de haber podide proporcienar an ‘ese regalo de la vido de mis hijos fue uno de mis grandes empetins, Vacaciones salvajes, pueblos donde los niflos aa tuviersn peligras de trafica y donde se les pudiera soltat alegremente calzados con alpargatas y provistos de somlbreras de paja “Ahora estoy paseande entre tus pinos de Arenas de San Pedro y oigo canciones infantiles. Ao lejos descubro la pal A veres era ta de dos 2 ‘sada vez mis i ces #388 eros de pia. (Céma me gustaria que n tan fehees come esos dos r ingo las caras de los nifios. Estis ent casa slindole suelias a las das palabras gue tw madre escribié y subrayé para ti. Ella se dio cuenta de que 10 no captabas el sentido de lo que te queria comuni- car pero na parecid importarle, camo si supiera de ante- mano que eso era lo que ihe @ acurrir, Sélo escribids pre- signada par tu insistencia, pero ti na aceptas la errata y tlemantienesen el empetia ce desvelar ese secreta que in~ tuyes te ha transmitido. Contemplas las palabras desde todos los Angulos, analizando la farma, ya qjue no logeas captar el conte lo: Depositas las hojas sobre la mesa, una junto ala otra, yobscrvas: las mismas palabras, pero diferente cseritura, Jatilde Ras, gratiloga, le eontaba a Carmen Laforet ‘que una manera de-slistinguir si una copia est becha por el mismo creador de la obra original es que en ella exista una diferencia. Matilde decla que un creador, aunque quiera repetir su propia obra, nunca Iu hace igual, Ne puede sustraerse a la centacién de probar otra posibili- dad, A seces las diferencias son minimas, pera prdctica- mente siempre existen. Carmen Laforet, en este tltime escrito, vuelve a dejar constaneia de su naturalera erea- dora, En La primera versién, las palabras estén situadas entre das guiones y separadas por puatos suspensivos, En la segunda, aparecen lilies de guianes y estén separadas 34 por una coma, os puntos suspensivas viene eolocadas al final, Esta veesidn contigne ademas unas signos cuyo sig ilicaclo desconoces. En ambos casos las dos palabras han sida subrayadas en rojo, como para destacar su impor- t ia Centrag tu atencién en el cambio de puntuacién, Juan Rardin fiménez diria que lo que cambia eset estilo, Has tecoracl Ia earta que cnviése) poeta exiliseo 4 ta joven escritora novel que acabaha de ganar el premio Nadal Enn ella lives Sen jpce me ha cbsesionado este sstunco del estilo. hora yo, que estay repasando toda sai obra escrita pars una edicién definitiva ly no mirarla mds}, me deleito en narales, estiow por ve= as, guitar todas las palabras menos n ‘ ano, ecuale, por como; «gualdos, por amarillo, por peru sans, por blanco; sestramuas, pot 280+ fos; wcalosfrinw, por esealofrio, ete. Gracias a mi destine, lee usado nunca, Y he sueltoa poner reps ficiones que eran necesarias doade [ns habia quitada, Yo feco que el esto se hace con la-exptesién, hablandctce- ‘Bienda, covs for pruntor y tar comas, Can. puntos y somas s© adornan todos los cstiles. Por eso gente del pueblo que no Septin ella exec, ha puesta a veces todos los puntos y las comas al final de una carta, para que el bector Jos caloguie donde los necesite. Y por eso ilustses filblogos aque yo conozco dejan Ia puntuacién ol cuidado de un exi~ gente corrector de prucbas. semperae sabe escil Siella te deseubricra en estos momentos, seE te se reiria de tu torpeza, Estis dando vueltas alrededor die la toca que contione cleo. Un ore deslumbrante que re cigga y que nose deja ver Estis decidida a intentar remover su memoria hasta lle- gar al momento actual, Estis dispuesta a tirar del hilo y conjurar el miedo al sufrimiento, a que vuelva a caer en la trampa, a que quede atrapada en esa tela dearafia del que no supo salir hacia delante. Salié hacia arriba hasta colocarse en un lugar inalcanzable. Esta vez, piensas, lo vas a conseguir. La guiarés con cuidado por los caminos escarpados. Pasaris por alto capftulos que no quiere re- cordar y que tii desconoces pero que sabes mas o menos donde sitwar. Preparastun dlbum de fotos con su infancia, su juven- tud, su risa, su camada de nifios alegres en las vacaciones, y mis tarde sus nietos, sus bisnietos. ‘Te gusta que las fotografias reflejen sobre todo ese tiempo de largos vera- neos que son tus recuerdos mas felices. Se interesa, Abre el dlbum por el final y va pasando las paginas de atrts hacia delante, roza con los dedos las caras sonrientes de bisnietos, nietos, hijos, paisajes... sin detenerse. Y llega a la fotografia de un joven detrds del cristal de Ja ventanilla de un tren, Acaricia la foto. ;Qué guapo! Ha derrumbado un muro de hormigén, Veinti- tantos afios sin mencionarle, sin querer hablar de él, sin dar explicaciones, Y de pronto, vuelve a descubrirle en el recuerdo, a rescatar el sentimiento intacto, el sentimien- to que destilan aquellas cartas de amor que tu pa 26 eee dfa te entregd. La imagen del tren te hace recordar una de ellasy Ta buscas llegar a cas Eat fecha ene} aho 1946. Fue enviada desde Ta pensién Santa Clara en To~ rremolinos, dos aiios antes de que ti nacieras, Querido Manuel: Anoche, cuando me despedi de E en la estacion tenfas un gesto que por muchos aftos que viva no olvidaré, Fue un minuto el que te vialli en el an- dén, Pero nunca me fuiste mas querido, an bajar y besarte en la boca ore tee ee tu eee oe IS. ego durante toda la noche lo hice. Durante la noche cn~ ices : ao En la Iluvia ofda desde mi cama, y te dejé alld abajo tera estuviste a mi cn los gritos lejanos de las estaciones, en el traqueteo stia- aaa tone. Bn el rio de las reds que siempre Fe- ‘ten hasta el infinito el nombre que se quiere oft. “Ahora estoy en una playa maravillosa, Est todo nu- blado pero no hace liso. Estoy al lado del mar ya tlo esto que tengoa mialreded orle pido alegr para drtela ente- racuando yuelva, Fe) s potros, los gatos, los tigres, los Leones, las Agui- i eee en nuestros cuerpos y anidan en ellos. Me los ‘0 ahora porque sé reconocerlos. Y también la ser- piente, Hoy he encontrado a un potro salvaje habitando mi cuerpo de treinta aiios. No me he sorprendido porque ya 2 conexfamos, El devora a mordscs el tiempo gis de mi exis tencia y me conduce agalope hacia un eapacia de algra y i bertad. No siempre consigue el galope, a veces Titan tyompicones pore Gene qe sae baa sin fin, como rentr uS ojos, Manuel, co isda istesy melanie, Uta clooy sen pltede llegar a tr cuando tx dejesetcapa por la umbia de tus pensamientos oscuos, icémo se enexbrita el pottoen- toncesl, ie6mo batalla por soltar la eadenas que lo aprisio- nan! Temo que sus telinchos y sus embistes te hieran, Ma- nuel, porque no puedo controlarlos. Pero més temo que en la batalla venza tu melancolfa porque entonces se apodera de mila sumisiGn y la derr io ylla derrota y ya nada ine importa y entro en 28 Hoylluevey no has traido ct album. No podéissalir al jar dim os sentdis en el sofé dela galeria. Ella apoya la cabe- ‘za en tu hombro. Esti bien asi. Abres un poco la ventana para sentir el olor a pinos y tierra hmeda. Te gusta no esear al alcance de su mirada porque de forma ridicula y Tonta estis llorando. Sientes ganas de gritar: «jPor quél» “Tienes la impresién de que ella posee todas las res- puestas,come el bude Dipankara, el que nunca dijo nada J lo sabia todo. Lentamente te va invadiendo el bienestar de su cercanfa, como si una presencia muy pura os acom- pafiara a las dos, os envolviera en un abrazo, Un tayo de pol atraviesa las nubes y se pasea por sus hombros rozdn- dola en una suave caricia. Pronto pasards una temporada sin verla, Te irs an- dando, en uno de es0s largos viajes, mochila al hombro y tl camino pordelante, sin ataduras, sin prisas, viviendo el “Gia a dia, subiendo montafas y recorriendo valles. Sabes Gque de alguna forma bs vasa llevar contigo, Quiz4 ella shmbign lo sepa y se quede tranquil, ahora que todo esti resuelto y no sufre la agonia de decidir qué hacer con st ‘da, Puede que extralic tu presencia en es0s dias de se- paracién, pero piensas que sabré pereibirte delejos y ave shar participar de silencio de la montafta del fluir de los atroyos, del sol y el aire vivificante. Antes de retirarte le lees el poema titulado «On climbing the sierra Matterhorn again after thirty-one cars»,® del libro de Gary Snyder No nature, que te acompaiia estos , fas: Range after range of mountains Year after year after year Jam still in love. Te hace un gesto con la mano para que sc lo vuelvas a leer, Te hace sentir con su expresin gozosa que entiende perfectamente lo que expresa Gary Snyder en su mini- poema: Cadena tras cadena de montaias aio tras ao tas ao, sigo enamorado. Porque ella también es cay ; z de atravesar el espacio y el tiempo para encontrarse con esa gracia perpetua de un amor intocable. Ya no necesita traduccién de los textos. En su nuevo estado ha derribado la barrera del idioma, Cualquier Jengua que se le proponga la entiende con a misma na- uralidad que la suya propi * «Sublet Matterhorn después de treinta 30 Me han sentado en un sill6m delante de una ventana, Detrés de los cristales veo unos Arboles y detrés de ellos, otra venta- na, Lo que més me interesa es la otra ventana, me gustaria ‘enterarme de la vida que discurre en esa casa. Solamente dis tingo un poco de movimiento, apenas unas sombras. Yo sé inventar la vida detrés de una ventana, pero ahora no quiero hacerlo. Ya no tengo fuerzas y me falta Rosa Cajal, mi amiga queria de tantos afios, tan enferma siempre, tan estupenda yy buena y que tanto me aytidé desde que la conoet déndome 4nimos pata el trabajo y pasando mis entedacios borradores @ réquina, Siento afioranza de su amistad y su ayuda, y af nal esa pena de que ya no pudiera entenderme... No puedo pensar en el trabajo, es0 ya pasé, ahora tengo bastante entre: tenimiento con recorrer mi propia existencia. Regreso de nuevo a mis afios jévenes y te busco a tl ‘Manuel, el hombre atractivo que me cautiv6, el intelectual ccuyos conocimientos y capacidad tanto admixé, iCémo nos divertiamos cuando tu estabas alegre y gastabas bromas con ese magnifico sentido dei humor que me enamoré! Pero luego venfan tus silencios acusadores que yo no sabia interpretar y aque me hacian sufrir. Necesitaba entonces marcharme,ale- jarme de ti, ylo hacia. Reconozco la energia de mi juventud cuando cierro la puerta tras de mi y corto para alejarme de la angustia. Me Tetiro a trabajar, a descansar, a llenarme de mar, @ tratar de 31 tecuperar la alegria, Me he alejac de tiy sin embargo sigues conmigo, Manuel, porque ests lejos yal mismo tiempo muy presente en mf, A veces me despierto con la sensacién de te- nerte al lado y pienso que no he sabido nunea hacette enten- det todo fo que pata mi has sido de revelacién de mi propio cuerpo y de mis propios instintos, La otra noche me desperté sintiendo como si mi sangre enteta me oprimiese. Entonces escuché el sonido del mar que rompfa, La habitacibn estaba a oscuras. Habia un silencio muy tibio y sentfa que estaba sola sin ti de manera diferente a la saledad sin ti que otras veces habfa tenido. Estiré mis brazos perezosos buscando tu refu- gio, Te veia tan bien, tant mio, en los momentos que recorda- ba... Y tan inmenso, Con tantos afios pasados, con tantos ensamientos que te habjan ido formando, con todas las pe- has que te habian desgarrado y con todos los momentos de placer que te fueron enredando antes de conocerme., Tan grande como un mundo casi desconocido. Ahora, de nuevo estoy frente a la ventana detras de la ventana, Ningtin movimiento. Ninguna sensualidad en mis muslos tesecos y mis pechos vacios de vida. Desaparecieron Ja tibieza del aire y el sonido del max. Siento crecer el nudo que oprime mi garganta y que llegaré a sofocar mi voz para siempre, Mi voz anciana no tendré salida en el sonido, Nun ca te contaré, Manuel, el agujero profundo que dejamos cre cer entre nosotros. Nunca sabras el dolor que se escondia de- trds de mifuria, Nunca volveré a expresar la rabia con que me debatf contra tu yugo psicol6gico-depresivo, Quiero que ven za el amor que en un tiempo fue nuestro y deseo quedarme sélo com ese inmenso regalo para entregérselo a nuestros hi jos. Te buscaré en las sombras del recuerdo atravesando de un soplo los tineles de depresién ya transitados para rescatar esa imagen pura de nuestros dias inmejorables, 32 Estamos en primavera. La perra Jara hace ny Yebs rredetris de una pita que atabasde lanza we tar ala Nonna. La habéis cambaclo ee alr De ra esta mas cerca de tu casa. lo 5 sy encinas, Es la primera vez que recorres eee dando. Hasta ahora no habia dessubieto farlo con esa visién del nitio que Jo habfa recibido. Yo ahora no sdlo lo entiendo sino que lo vivo casi permanentemente. Fs ese desplazamiento del punto que situamos en nuestro n= terion Bs el momento en que ese punto deja de existir en el propio cuerpo y se traslada al centro mismo dela materia bo- trando los limites, como si fuera un Fluido que se expande so- bore todas las personas y las cosas, que penetra en ellas sin re- sistencia. Yo ahora siento a Cristina desde dentro de ella. Me eaté Jeyendo las cartas de mi correspondencia con Sender para que yo juzgue si se han de publicar ono, Yo no necesito oir las palabras escritas en esa cortespondencia. Yo sé quien es Sender respecto a mfy quién soy yo para é. Aquella corres- pondencia es la historia de una gran amistad, puray si. att bigtedades, y me parece bien que se publique, Existfan et la vida de Ramén J. Sender dos tendencias paralelas, muy fuer- temente arraigadas en él, Estaba presente en el coraz6n de teste aragonés pertinaz, una vida material rica en pasiones, 59 -vehemencia, fogosidad y productivided creativa que no re- sultaba incompatible con su ternura, su particular religiosi- dad, su bondadosa generosidad y su nostélgica tristeza, A mi ‘me entregé la segunda parte de su ser, pero sélo es valida esta semblanza del esctitor conociendo Ia totalidad de su expre- siGn, Y como tanto en su obra como en sus opiniones polit cas y literarias Ramén J. Sender puso en evidencia esencial- mente la primeta parte, me gusta que se den a conocer las cartas que me escribié y que vienen a complementar su ca- récter. Haciendo un esfuerzo agotador (no tengo suficiente energia para repetirme) reitero varias veces mi consentimien- toy mi deseo de que se publique la correspondencia, porque mi hija, que sentfa mi distraccién durante la lectura de las cartas, necesité més de una aprobacién por mi parte para quedarse tranquila, Creo que finalmente he conseguido transmititle que si yo no estoy segura de algo, no hago el es- fuerzo de contestar. Si otorgo una respuesta, es porque estoy implicada en ella, En mi consentimiento no entran en abso- Iutolas razones que da la editorial: la promesa de reedicién de todos mis libros. Yo nocreo en ninguna promesa, Los libros se reeditarén cuando yo dé mi consentimiento interno. La ini- ca novela que lancé al mundo con entusiasmo fue Nada, que todavia sigue viviendo de aquel impulso libre y maravilloso. Sialguna vez, posteriormente, he tenido dudas sobre esta no- vela, no han lograco anular mi apoyo inicial. Los demés libros quedaton congelados en mi miedo paralizante, El éxito de ‘Nada y la posterior fama fueron para mi un suplicio, Ocho afios dejé pasar entre Nada y La isla y los demonics consu- miendo mi energ(a en ese absurdo debate interno entre ser mujer y ser escritora, La (fa y los demonies es una novela que estaba en mfy que incluso inicié antes que Nada, cuando yo vivig en Barcelona adonde legué cargada de la fuerza de la tierra de Canarias. Cuanda retomé su eseritura ya habla em- pezado a obrar en mf una limitacién de pensamiento, un cier- to temor a escoger libremente la temética de mis novelas hie desde luego-nadie me prohibia directa~ (miedo inconsciente, ee fe, enese panorama que J0-, pero cierto). Ahora sé qu moet ‘les desarrollé un buen trabajo que en oe tiempo no tenfa capacidad pata reconocer. Cristina sigue he ‘blandome con ilusién de la reedicién de mis libros que a el . Je encantan. Sentiria por ella que la defraudaran, pero ya aprenderé, Un gran reto ¢p mi oficio de esertora fueron in- cumplimientos y engaios' especialmente: de Destino. ee no importa, ya no tengo nada que temer ni nada que perder yy sf mucho que recuperar y ganar. Por es0 acepto la ae mis hijos para divulgar mi obra, Sélo porellos me hace usin gue ext sea posible, y sto por ellos les brindo mi apoye in Condicional, Los libros reaparecerén cuando yo los libe a prisign en que los encereé, Un lade éstos me pondré a lator tea, y cuando el trabajo esté cumplido, ellos solos encomtra- ran la ocasi6n que los merezca. Hoy, cuando Hegas a visitarla, te sefiala el album de fotos. Buscas el afio 1958 donde os quedasteis la vez anterior en este camino de vuelta por el que la estas acompafiando. Te paras en la pagina correspondiente y te quedas en blanco. Curiosamente, ningiin recuerdo acude a tu mente, Slo hay una foto tuya en la que apa- reces con la mirada perdida en la lejanfa, sin la chispa de viveza o alegria del verano, No recuerdas nada. Ella ha retirado los ojos y el interés a otra parte. Haces un gesto dle desaliento para seguir adelante cuando te detiene su pensamiento, 1958, Veo los ojos de la nifia al levantarla yo de la carretera. Las ojos que se empatian, se cuelven hacia dentro en los pars pados. Te recorre un escalofrio, Todavia no ests acostum- brada a este trasvase de recuerdos, Ahora sabes por qué tu memoria queria pasar pigi ce: su mano buscando la tuya, Acaricia tw piel y besa tus dedos uno a uno, Os sumergis en i bene ergis en el re- Es Semana Santa, domingo de Ramos. Viajéis hacia Arenas de San Pedro en la furgoneta del periédico Infor- ‘maciones, Os acompafia vuestea prima Lourdes, que tie- 62 ne tu edad y es hija del tfo Victor, hermano de tu padre. LLos nifios vais cantando, haciendo juegos, discutiendo. Como siempre hacéis un alto en el camino para estirar las piernas en un lugar que tt madre conoce y le indica al chéfer. Es uina parada habitual que hacéis delante de un tinel que permite cruzar la carretera por debajo. El cam- po est preciso, cuajado de flores. Julia prepara la papi- a de Agustin en la furgoneta. Las flores del otro lado de lacarretera reclaman vuestra atencién y queréis hacer un ramo. Ella os coge a Silvia y ati cada una de una mano, En la carretera no pasa ningtin coche pero cruziis por debajo del tinel para que nadie tenga la tentacién de hacerlo de otra forma, Estdis en el otro lado y avanzdis, hacia las flores, De pronto un frenazo, el ruido de un gol- pe y un grito. El terror os paraliza. Girdis la cabeza. Un paquete lanzado al aire, algo marrén, un coche blanco, un abrigo marrén, el abrigo de Lourdes, Lourdes! Mar- ta est de pie en la carretera, horrorizada. Las dos nifias ceruzaban de la mano. jNo! jNo! No! [bres los ojos porque no puedes resistir la imagen. La miras a ella, que los mantiene cerrados. Una kigrima resbala por st mejilla, Los vuelves a cerrar, no puedes abandonarla en un momento tan dramético. | Noha sido nada! —se esté repitiendoa gritosla nit que fuiste—. Ahora nos lo van a decir. Nos diran que ha sido s6lo un susto, que sigamos todos felices, que ha sido tuna falsa alarma. Pero clla no dice eso y 0s abandona corriendo mien- tras grita: «{Cruzad por el tiinell» ‘Yano tienes su mano. Te aferras ala de Silvia. Cuan- do llegdis.a la otra orilla, ella ya no esté,y s6lo alcanasisa ver el rastro de humo de la furgoneta que desaparece ca- imino de un hospital. 63 Ha caidola tarde. Estais en la carretera con Julia, tik tando de miedo y de frfoy esperando noticias. Un guar. ia civil se acerca para haceros compafita. No hay es ranza —dice sefialando una mancha en el asfalto—, és son los sesos de la nifia. j Seguis avanzando hacia atras, como ella ha elegido. Os is en el afio 1957. Lourdes posa en una foto con toclos yosotros. Ha venido a pasar unos dias del verano. Esté peinada igual que ta, con flequillo y el pelo cortado a mi- tad de oreja. Ella es la més alta del grupo. De pronto su imagen se difumina y desaparece y ti te quedas con una sensacidn de angustia, como si hubieras sido tt la respon sable de su. muerte, la ereadora. Comosi en esos instantes, de felicidad que quedaron reflejados en la foto, té ya co- nocierasel destino que la esperaba. Diriges tu mirada ala siguiente fotografia para conectar tu recuerdo a otro ins- tante. Es una pequeia instantinea en blanco y negro de Ja poza del rio donde os bafiabais todas las mafianas y donde ta pasabas muchas horas de la tarde pescando, Te refuugias en ese recuerdo. Intentas revivir la pasién del aceeho y la sensacién embriagadora del olor hiimedo de Ii orilla del rio, No te es dificil adentrarte en esas sensa- ciones porque son muchos los momentos inolvidables y sanadores quie te evoca esa estampa del agua que refleja un cielo que aquel dia aparecfa nublado, Gomo tocado por una varita mégica todo entra en movimiento: las hierbas verdes cargadas de ovas se balancean perezosa- mente y pasan las truchas rozando la tripa en la arena. Respiras tranquilidad y plenitud. Sabes que ella est con- go y se siente orgullosa de su hija en libertad. 65 En el aft 1972 regresasteis juntas a Arenas buscando Jos recuerdos, td llevabas en brazosa tu nifia de un ao, y 08 acompaftaban Toni (tu marido) y tu hermano Agus- tin, Ella entonces no quiso retroceder en el tiempo para Fecuperar su imagen de mujer joven en aquel lugar, de- cidié buscarte a ti, que estas a su lado, y atrapé una ins tantinea de aquel disfrute tuyo en la naturaleza que la hacia feliz. Lo describe asi en un articulo que escribié en aquellas fechas: He venido en busea de una de las niias que jugaban cn los atardeceres iluminados por las ventanas de la casa encenclida, La niftade piernas largas y sonrisa fil, la que, metida en el riachuelo, cogia peces con la mano, lo que le parecfa mis ffeil que com cata, ya veces llenaba su cubode iguete. Volvéis a recuperar la calma y la felicidad de las vaca- ciones de la infancia. Ora nifia ha surgido en vuestro re- cucrdo, tiene el pelo rubio pajizo y lleva un anzuelo y un trozo de tomate rojo en la mano con lo que se dispone a atraer a un perezoso lagarto, Las dos nifias se miran con complicidad y se funden en una, Abres los ojos pero no te encuentras con los suyos. Los mantiene cerrados y sigue sumergida en su proceso de interiorizacién. Tratas de adentrarte de nuevo en los recuerdos pero no puedes. Te asaltan las miltiples obli- gaciones que te estan esperando. Te levantas despacio para no despertarla, Antes de abandonar la habitacién te paras en el quicio de la puer- ta a contemplarla. Si te hubiera mirado, le habrias man- dado un beso de despedida y respondido con el mismo gesto, pero la sientes lejos, expresando.con todo su ser una dulce felicidad. De pronto te inunda la imagen que ella est contemplande. 66 a —————— 1957. Estoy bantando a Agustin bajo la parra de la casita de Arenas, El sol pone manchas luminosas, redondas en el agua Jjabonosa, El nifio se rie con su visa desdentada de tres meses cucando paso la esponja por suecuerpecillo, Estas trabajando en tu nueva novela Porel camino de las agrullas. Has creado un personaje al que llamas la dama- ave». Se lo estés contando sin saber site escucha, pero la ves fruncir el ceito con cara de verdadero enfado. ;Por qué? Después te parece adivinar y la tranquilizas, Le di- ces que la dama-ave no tiene nada que ver con ella. Sien- tes crecer su enfadlo, sigue manteniendo el ceito francido en una actitud hosca. «Quizé tenga algo que vers, reco- noces, porque la vida a veces se convierte para el escritor como la paleta de colores para el pintor. No niegas que a la hora de crear el personaje de la dama-ave te influyera el estado de ella que siempre tienes presente. Pero dofia Mariana no tiene absolutamente nada que ver con Car- men Laforet. Por fin sonrie. Ha comprendido. Te coge ambas ma- nos y las oprime muy fuerte. Sientes todo su apoye en tu momento creative y nace en ti una confianza nueva como de camino alianado. Una vez mas te aleanza su mensaje de que no te impongas tareas importantes. Y re- cuerdas sus palabras cuando te aconsejaba sobre tw pin- tara. «Tu obra —te decfa—, cuanto més sencilla sea y mas humildemente la hagas, més tuya y verdadera sera.» 68 es Nos situamos en 1956. La playa de Raj. ‘Una casita blanca y luminosa frente al mar. Esta vez si que es una casa de mar cémoda, limpia y soleada, y se ve la ria desde los ventanales del comedor; y se oye, se huele cl mar. Julia a veces se queda extasiada, con el trapo del polvo en la mano, mirando por la ventana. Ella, tu madre, es feliz. Esta vez. ha encontrado lo que buscaba, Los nifios disfrutdis cel buen tiempo que, por maravilloso azar, os ha tocado vivir en Galicia. Estéis sanos y fuertes y ella puede trabajar en su nuevo libro. Tu memoria salta de un punto a otro: de los viveros de mejillones a la nifia de los Ruano, que estaba de Tuto por un tfo que nunca habia conocido, y de ahi al c&ntaro ela vecina, que se te rom pié en mil pedazos, y alas com pafieras del Lieco Francés, que se unian a vosotros en las Excursiones de las tardes pero vestian tan clegantes que no podian partici par de vuestras correrfas salvajes.m “Te esti mirando con expresion severa. No esti enfa- dada, Reconoces cl gesto de cuando queria ensefiarte algo; de cuando se sentaba contigo para que te concen traras en los estudios. Entonces su severidad te product tuna angustia tan grande que te blogueaba. A ella Le falta- ba paciencia y ati te sobraba imaginacién viajera, No en~ rendias entonces qué es le que la enfadaba tanto y suftias Cy por no poder complacerla, Sélo una vez se puso de tu parte cuando la profesora la llamé para decirle que tensa Ja sensacién de que te refas de ella en la clase porque siempre tenias una expresi6n distraida y risuefia. Aque- lla vez te defendié porque a ella le habia ocurrido con frecuencia lo mismo, También habian interpretado que se refa de los demas cuando en realidad estaba muy lejos del entorno que le aburrfa, Pero ahora, piensas, zqué me querré decir? Recuerdas su decision de apayarte en tu 10 de narradora e interpretas que ahora, igual que dispersando en los recuerdos. Ella cierra ellbum con cuidado y lo deposita sobre la mesa, Sus ma- nos. Te contempla y cierra los ojos. ‘Ti también los eie- rras. Permaneces en actitud de espera. Te aleanza con suma nitidez la perfecta expresién de su memoria: 1956. Es verano. Paseo por el pinar de Rajé, sola. Veo abajo el mar de la Ria de un azul profiundo entre el verde. Le pido 4 Dios «Quiero ser mejor», «Del todo. » «Quiero cortar to- dos tos lazos, tener tu libertad. » 70 Hace una mafiana fresca y estimulante. Llevas trabajan- do varias horas casi sin sentir. La creacién esté fluyendo sin resistencias, Su ayuda te ha alcanzado, Dejas los pa peles sobre la mesa y te animas a ir a visitarla andandlo con Jara a través del bosque. Nolaencuentras en la galerfa y subes a su habitacién. sta sentada en el sillén junto a la ventana, Lleva un jer sey muy bonito que no le conocias, Una cuidadora joven esté a st lado arreglindole las ufias. La cuidadora se le- vanta y te saluda, Se llama Marta Oreajo. Entonces es ella, piensa, En la mirada de adoracién que tu madre Te dedica descubres que Marta es la creadora de ese bienes- tar que reina en la habitaciGn y de esas sefiales que tt lle- vas un tiempo percibiendo: la ropa tan arreglada, el cui- dado de su cabello, la piel hidratada ojos que delata una ilusién nueva. BI jersey se lo ha teji- docllay yale esta haciendo otro pero te pide que nole des las gracias por nada, Carmen y ella son amigas. El cuida- do amoroso que le dedica es un intercambio de amistad. ‘También ella recibe mucho de Carmen, tanto que le es dificil expresarlo. «Es como sitirara ce mi hacia arriba», te dice. Ella le manda un beso con la mano, y Marta la abraza. «:Te habla alguna vez?», preguntas. «Algunas veces, cuando lo considera imprescindible. El otro dia, por ejempla, yo venfa muy triste por la muerte de un se brillo en los n amigo. Enseguida que pude me acerqué a ella buscando suayuda. Ella palpé mis mejillas y recogié mis kagrimas. Y con perfecta claridad me pregunté: " ;Qué te pasa? Le conté lo ocurrrido, Habfa sido un acciclente terrible, el coche de mi amigo habia patinado y caido por un acanti- ido en la bahia de Santander. Se habian matado él y su novia. Ella me dijo: “|Qué horror!”, ¥ sent tanta ternu- ra emanando de ella que cambié mi angustia en agrade- cimiento. Supe en ese momento lo que era el verdadero consuclo.» Marta y té 08 abrazdis sin palabras, Tienes la impre- sién de recibir el regalo de una nueva hermana, una her- mana de espfritu que también sabe escuchar la musica blanca Sales de la residencia con una alegria nueva. Recoges a Jara, que te espera sentada frente ala verja del jardin y regresas con ella a casa andando relajaclamente por el bosque. Hay charcos de agua en el suelo que dejé la II- via derramada la noche anterior, los vas sorteando con =. tengo necesidad leno tener nada para mf, cosas ese solamente: como este refugio donde en mi habitacién solo tendré lo imprescindible para trabajar. Consiguié el piso que queria en la calle Lagasca y Jo mantuyo durante unos meses, en él se ocupé de aten- derte cuando nacié tu primera hija, Clara, y en parte se realiz6 su suefio de que Agustin disfrutara de la habita- cin que le tenia reservada, pero ella no tenfa la trangui- Jidad de espiritu para trabajar en esa etapa de su vida, y Jos otros dos hijos solteros entraban en edades en que buscaban su independencia, ¥ ella sintié defraudadas sus expectativas en ambas ilusiones. Comprendia la neces dad de sus hijos, pero le dalia su falta de poder para rete- nerlos, Lees en sus rasgos el sufrimiento que le atormenta y sabes interpretat en su silencio el tema que esti debatien- doen su interior. Le hablas de ello, buscas en tus recucr- dos de aquella época, dolorosa para todos, porque ella habia perdido el rumbo y batallaba a ciegas. Yo querfa proporcionar a mis hijos un rineén de encuentro y libertad, brindarles casa y protecci6n, refugto y amor. En ese primer momento de desposeimiento, de rompimiento de todo lo que hasta entonces habia side mio, lotinico que yo no podia abendonar era una relacién plena y constante con mis hijos, También era una necesidad de ellos el tenerme a mi, pero ahora sé que para que ellos pudieran aceptarla, esa rela- cin tenfa que entrar en su sistema Acrata y libre, sin espacio conereto ni fechas fijas y sin que mediara siempre entre no- sottos mi rechazo persistente a las decisiones que para ellos, tomaba su padre. ¥ me sitwé en ese terreno baldfo donde cre- cen los abrojos de La inseguridad y del miedo, un miedo in- controlado a que sus vidas se desencauzaran, a que fueran desgraciades, a perderlos para siempre, 95 Si bubiera quedado resuelta esta etapa de mi vida cor yo habria deseado, no se estarian humedeciendo ahora ojos resecos. A pesar del dolor que me produce esta reacei Fisica, la agradezco porque me alerta cle que hay algo por solver. Tengo que seguir avanzando con la ayuda del Esp Santo hasta que mi cuerpo consige mantenerse de for continua en ese estado que vislumbro en los mejores m mentos, en una entrega total, un espacio de no-deseo, de metimiento absoluto a la voluntad suprema. Sigo rogando al Espiritu Santo en una oracién constante para que me ayude a soltar todos los lazos hasta alcanzar Su libertad ¥ ahora, en que todos los que se eruzan conmigo me mi an con listima y conmiseracién, ahora, en que los que no sae ben, me juzgan acabada y muda, anclada en una silla de rue, das, ahora en que mi Gnica actividad isica esté encaminada a mantener mi cuerpo con vida para terminar a través de él [a labor encomendada, ahora ya puedo, ya siento al fin, libre de toda trampa mental, libre de los temores que entonces me cercaban, libre de aquel dolor [acerante que me aguijoneaba sin cesar libre del terror de lo que podia acontecer con las vi. das de mis hijos, ahora siento con plenitud de parte de tocios ellos el mar de su carifi, 1954. Estoy en Arenas, con la chimenea encendidda. Rom- piendo papeles y echdndolos al fuego. le 0 et .Déndeestits, Carmen, que te veo tan concentrada? —le quate Mare mientras contempla los gestos de sus pregunta Marta O. mientras contempla los gestos de manos ‘Ta has recibido otra perla, otro instante de pleitud Por qué no se recuerda escribiendo sino rompiendo ps peles y echandolos al fuego? 7 . Tnterpretas que se est acercando a ty s ai e aga de forma voluntaie sino porque en esc aaa formas de meadre-hija, cualquier punto de su tayo tiene significado par ti, Conese gesto cel posacl, ees indcando que eso mementos son necesaio y buenos Ti eres consciente, porque lo has vivid en tu peop 5 quehacer artistico, de la Tberacisa a supone po lr aeertadamente un trabajo. Pero ahors ex diferente, efi ereando juntas la mise oe oh He ee acién vital, y ella In esta ditigiendo, ¢Tal : Lae rumiedo aequivorarte? Quire que recuperes ta Hibertad,condicion imprescindible para Io cx. Ese instante de su vida recuperado te cecerdaeleaajo profiundo que subsitia bajo su faciidad y a wansparen- cia de su eseritura. No se trataba s6lo de «inspir Alllegac a este punto de su pensamiento, ella siente como si se disolviera algo fisico de su cuerpo, como si una resis. tencia profunda se fundiera, quedara liberada. Se entre: ne desmenuzando entre los ledos esa sustancia que s6lo la es capaz.de ver, despidiéndose para siempre de ese do. lor antiguo que ya na tiene razén de ser en su cuerpo. 97 vina» comoa tite parecfa cuando la velas ensimismada y ausente, escuchande esa voz que le dictaba desde dentro, desde un mundo distante en el que ti no tenias cabida, Fsa inspiracién existia, sin duda, pero luego habia que dlarle forma y en ello consistian tantas horas de trabajo, de eseribir y romper, de quemar y volver a empezar. Por 30 a sus hijos nunca os impulsé hacia la vida dedicada al arte que ella consideraba duara y trabajasa. Sin embargo, cuando ya estabais metidos en el proceso, siempre os ani- mé a no desfallecer en el esfuerzo,a perseverara pesar de las dificultades. 98 1953: El.coche se ha prado en medio de la carretera en ple- na noche de verano. No hay remedio. Bagamos a pasar horas bajo las estrellas, José Luis Peita, Manolo, Sagaz y yo. Me echo en la tierra sobre mi abriga y miro el cielo alto y estre~ Wado, Sagaz pone la radio del coche y suena lejos aquella indica que no hace falta. Luego se calla. Pasan las horas has- twelamanecer, como en un largo desierto lejos de todo, ‘Te esté aclentrando en su sentir de la forma més sencilla y natural. Te deja asomarte por una ranura al munclo inisterioso de los adultos del que te sentias por entonces excluida, ;Quiénes eran sus amigos? No sabias nada de Jo que ocurria en el tiempo en que tus padres se ausenta- ban de vosotros para estar con ellos. Cuando se reunian en tertulia en la sala de la casa de O’Donnell, tit estabas del otro lado, del de Los nifios que jugaban o lefan en el cuarto de juguetes al final del pasillo, a veces totalmente ajena y abstraida en tus juegos, otras, eonsciente de sus reuniones y de las voces que te llegaban salpicadas a me- nudo por las sonoras earcajadas de ella. De vex en cuan- do os Tamaban por requcrimiento de algin invitado para que entrarais a saludar y 0s retirarais después edu- cadamente. Hubo un tiempo en que te sentiste insegura, muy in- segura. Tentas miedo de perder a tus padres, de que de- 99 dlespejando incdgnitas del pasado, vas entendiendo sus ctitudes que a veces te resultaban desconcertantes por nesperadas. Comprendes que una realidad tiene miilti- ples formas y que uno elige una u otra para transmitirla dlependiendo del receptor del mensaje, Tomas concien- a de que el trabajo que estas haciendo es un aprendiza- je. No se trata s6lo de reconstruir la vida de tu madre, Carmen Laforet, sina de abriste al misterio de la condi- cién humana. saparecieran para siempre. Tenfas ocho aiios y tomas conciencia de que la muerte era una certeza de la que escapaba nadie. No podias soportar imaginar la vida si ellos, sin ella. Tu angustia crecié hasta tomar la apari cia de enfermedad. Te quitaron ese mismo aio el a dice y las amigdalas. Pero el bisturi no logré apaciguar nuevo estado de conciencia, y arrastrabas tu pena por rincones de la casa 0 escondida detras de los arboles Arenas de San Pedro. Era un tiempo de transformacién, algo nuevo crecfa dentro de ti, se iba modelando. Las sistencias del cuerpo fueron vencidas y poco a poco rect peraste parte de tu antigua seguridad, nunca del todo. Afios més tarde com partiste sus amigos, aquellos q vencieron la criba del tiempo y que mantienen su rela cién viva hasta hoy. Ahora, coma si ela los estuviera di rigiendo, esos grandes amigos, sin que tt lo solicites, t hacen entrega de las cartas que recibieron de ella, testi= monio de muchos afios de amistad, Y en esta correspon dencia vas descubriendo multiples facetas del cardcter de tu madre. Te vas adentrando en sus vivencias pasadas, por varias puertas diferentes. Te concedes tiempos de descanso y también sientes que hay apartados en los que no debes entrar. Los respetas, Na sabes como te llegan los mensajes, pero se van colando en ti de forma inconfundi- ble. Reconoces sin titubeos lo que ella quiere que leas y lo que todavia no ha liberado, De vez en cuando la vida tira de ti te lleva lejos, a otras ocupaciones, otros misterios, yloagradeces. No quieres que el tema de tu madre te po- sea de forma tan obsesiva que se convierta de nuevo en enfermedad, Pero siempre regresas a sus palabras escri- 135, al legado que te dejd en esas viejas maletas llenas de papeles, cartas, notas dispersas, y te encttentras con sus experiencias narradas de forma distinta segin a quien vayan dirigidas, Reavivas tu memoria dormidh y haces, merger de ella conversaciones que en un tiempo te re- sultaron confusas y ahora cobran todo el sentido. Se van 100 1952. Una expresin querida. Un ‘én querida. Un gesto que barre para siem: = Z oe Toda clase de vergitenea, Una ae a pro nda, profianda en el trenecillo de si i Hands profunda en el wenectlo de sera entre los pin Rastreas streas en tu memoria los recuerdos de aquel riem| ¥ los incorporas a los dat a et fos que aparecen en su corres Pondencia. Entonces tii eras demasiado pequefia para entender lo que ecu a tu alrededor, pero sentia algo habia astocal la vida de ell ren conesveni ly tuya y lade toda tu familia. Un aiio antes ella habia exp rimentado la ilurminacién mistia que eambié su runtbo xital. De ese tiempo es su correspondencia con Flena ridin que esté agonizando en una clinica de Barcelona ¥ por la que siente una amistad profundisima aunque sélo se hayan visto un par de veces. La correspondencia entre ambas Heya a tus manos de forma casual y miste rosa, leyéndola encuentras los nombres de Jas amistades de tu madre de aquella época, Sobre Lili A\ oad cribe a Elena Fortin: arez le es- He leito tu carta (en la que hablabas de religién) esta | amiga mia a quien quiero y que ha encontrado en Dios la felicidad de su wida, Es Lili Alvarez, no sé siti sabes algo de ella. Fue una mujer conocida en todo el mundo como 102 en la rel portsta. Es muy guapa y Mena de encanto atin hoy. Ha escrito un libro sobre espiritualidad y deporte y yo te to voy a enviar porque me ha dicho que lo haga. A esta amiga, que la impulsé a investigar y ahondar in, dedica su novela La mujer nueva ‘ambién habla en las cartas a Elena Fortin de Fer- Monasterio: 7 hand: Con Pernanda he charlado dos o tres veres. Sé que ta sabes sus cosas, Yo ahora también las sé porque vio que podia contérmelas tranquilamente. ‘Todo lo humano me interesa enormemente. Pero ti ves.. Dices que encuen- tras que ella coge val lor?.. jeualquiera sabe! rntemente la vida... gqué es el va Lilt Alvarez y Fernanda Monasterio forman parte mundo que rodeaba a tu madre durante tu infancia. Con estas dos amigas, por separado, ella fue descubrien- Jo la sierra de Guadarrama, Lilt Alvarez quiso enseiiar- ea esquiar, y con Fernanda Monasterio hacia largas ex- cursiones a pie, recorrienda Los siete picos, La mujer muerta, El montén de trigo.. nombres magicas y amigos que en aquellos afts se introchijeron por primera vez. en tu curiosidad, Con ambas mantenfa conversaciones inte- resantes ¢ intimas, :se referfa a una deellasen su mensi- je? Otra amiga de aquella €poca, presentada por Elena Forttin, es Matilde Ras, graféloga, que cuando conoce a tu madre ya es muy mayor y vive sola ¢ independiente con excelente salud, Matilde Ras siempre habia curado sus enfermedades con homeopatfa y logré marcharse del mundo cerca de los noventa afios sin haber probado un medicamento alépata. A partir del encuentro con Matilde Ras se introduce en vuestra Familia la homeopatia como ia curativa. ject: 1951. Experiencia religosa. Carta a Elena Fortin: Queridisima Elena méa. Te dcbo esta carta quic te escribo hoy. Me ha sucedido algo milagroso inexpresable, imposible de comprender para quien no lo haya sentido y que sin embargo tenge bsolutamente la obligacién de contara los que quiero. Y a todos, a toda el que quiera ofrlo. ‘Sé que no se puede comprender porque yo no lo com- prendfa. Y no sé por qué ami,a mime ha sucedido. {ih min Ha sido debido ato que habéis rezado por mt los que me queréis y al sufrimiento de alguien... Pero ha sido tan extraordinario, tan maravilloso, que nunca sabré ‘encontrar palabras para expresatlo. “Ta sabes, Elena mia, que hace tiempo, hace meses me interesaba por cosas de religiOn. Fl Evangelio entraba en mi com su encanto imposible de no ser entendido... pero nada més. En cuanto queria abordar un misterio con la in- teligencia, el misterio se volvia insoluble. Preferia no en- trar demasiado en elo. El domingo 16, te eseribs una carta, Fui a echarla a Correos y luego tenfa que hablar de un asunto con wna amiga. Fui a buscarla a la iglesia donde ella estaba en aquel momento Fezando por mi. No Tograbamos enten- dernos en algunas cosas; pero aquella tarde comprendt sus puntas de vista con gran facilidad. Me despedi y al valver hacia mi casa, andando, sin sabet cémo, Elena, sin que 105, mente. cuando no se tiene esto puede {agro con los ojos del cuerpo y no creer en él, pero cuan tuno siente dentro, dentro de uno el milagea més mara Hloso, la transformacién rad ser, el mui terio es s6lo lo verdadero, Dios me ha cogil por los cal los yme ha sumergidocen su misma Bsencia, Ya no esq saya dificultad para reer, para entender lo inexpe es que no se puede no creer en ello, Rezoel Creclo por ble, dau lena, la gracia tal como la he r felicidad més completa que existe. Jamas, j Inds se puede sospechar wna cosa dad humana, Elen Nada... No existe ni una tentacién... slo un temor dleses- Peratlo de perder esta sensacién de Dios que sabes que te asi, que se te ha dado por un misterio, por una ci6n indescifrablea la que tu mérito es ajeno por come pleto, Mientras tengas esto estas sal lo debe ser el mayor horror, Tod la tiende a conservarlo, Todos los sufrimientos, toda lo que pueda sucederme no es nada si tengo esto, Elena mia, Noes nada ‘ose puede comprender. No se puede imaginar nun- ca lo que esto cs... La Virgen y los santos y los dogmas to- ddos della Iglesia se acercan a uno, estn dentro de uno, No puedo descar otra cosa en la vida que el que los que yo gan esta sensacién int Y todos, todos los la pudieran tener! Pero no se sabe por qué este milagro inexpresable vie~ ey nos penetra y por qué precisamente algunos son cle ssdos. Sé querida de mi alma que hay persomas piadosas y han sentido esto, guera, un deslumbramiento, la, Es como si abrieran dentro de s puertas dé la Eternidad Nunca lo podré decir, pero lo tengo que decir, Es VERDAD, todo es verdad, todo es verdad. La verdad me bbuenas y temerasas de Dios que Es una llama una 106 10s mi- me ha cambiado en wna hora, en ida, Es verdad, Hlena.. Y jesa verdad ha ve- a teaspasa utos de mi ‘Batoy en las manos de Dios. Nada le smi wanddone otra Vee J Ja més que no me abi yh que dt to gracia a todas, que dé su gracia... Otra cosa no sé dir mp aturalmente he confesado y comuly ; seating Str el a “que trabajar ms que nuinea pero mi nombre y Oi unamor nuevo y eroa mimarieo,a mis hijas, con ilo J atodos los hombressélo porque pueden ser uedo pedir; {que dé su ado, Mi queten- maravil salvados : oy trastornada en absolu aa ele cs : lada, arrodillada delante de Dios, auiciada, s6lo mara ‘prada de que me haya dado esto. Temblando de no saber conservarlo, Amiga mia querida, Elena n Ibiéndote ast con infinitas repeticiones lo fete 7 escribir ni explicar ni mucho menos entenc 11a, ni nerviosa, ni des- seguirfa es que sé que no se pued _ Dios no quiere que se entiencla. :Por qué El me ha cogido un coe sospechaba, Todo lo que queria entender... faut holy rents velado estaba para mit, hasta au Dion quis hasta el momento fijado desde toda la Eternidad en qq see chona sé que en Sus Manos $0 hora antes ni lo, (1 pou no sé qué me dirs Qui ti ahora que puedo bobada con esta maravilla que me “Teabrazo una y mil veces. ‘Tu Carmen ia, Escribeme si puedes. Rezaré mucho por Sparse breaie “fe quiero mucho. Estoy em- carta ha rodaco muchos dias por mi eseritorio. legs... Y creo que por stigestion tuyas y cau 107 una alegria enorme. Mi vida ha cambiado mucho. mado un sentido magnifico. Ahora sé lo que ten hacer. Sé también que muchas veces me parecer4 pero que en el fondo, esa alegrfa de haber sentido es mada de Dios me sostiene. Elena mi mil gracias por todo fectivamente, tal como ella prevé en su carta, tuvo que lullar con situaciones dificiles, incluso quiz4 més de lo Wve clla habia imaginado. Em La mujer nueva traté de sctibir con palabras bellisimas lo que habia recibido a 1 de saber que st experiencia era inenarrable, que no ia palabras que pudieran expresarla. Recibié por este libro los premios Nacional de Litera- Jura y Menorea. Tuvo un reconocimiento literario, pero perdié la aureola de «mujer independiente y libre». Una experiencia como la que ella habia vivido no ¢s compar ible sino con quien la ha recibsido y la reconoce, y mucha yente confundi ese estado mistico que ella trataba de eo- Inunicar con una «beaterfa» perteneciente al rancio cato- smo de aquel tiempo. Durante el proceso de la novela ella escribe a su ami- Plena Fortin: Escribo mi novela procurando que dentro de su mo- desta categoria quede todo lo bien que yo pueda hacerla.. pero absol wtamente convencida de que esta labor mfa no dda ni quita un pice de espiritualidad al mundo, de que para nadie es importante; y yo me entregoa ella a sabien- das de sus muchos defectos, de sus enormes lagunas, de su mezquina talla, me meto en ella con cansancio, con rabia, con todo, y este trabajo, mientras lo hago, para mi es importante, porque me libera de muchas otras cosas. 109 todas estas contradicciones entre lo que hacia y inera de ser. ¥ luego otros siete afios en los que estoy ‘i huida, de volver a mi ser, de encauzar todo ami ra~ peace Dison td pte. ve ra tranquila, Si me voy a Paris, Dios Sin embargo a ti, que te mantienes fuera de toda tees como ura fears rng, Sin so). Pats, Dos gion, que no has recibido ninguna iluminacién pero en ist 8 o: eee buscasto diving, te legan profundamente las palabr olvidax Paulina en La mujer nueea porque no son palabras puladas sino que brotan de la experiencia directa: Me sirve de huida de mis mals fondos revueltos, esta por eso escribo, aunque me angustie escribir bien. El amor —notaba el alma de Paulina—, el al esalgo més alli de una pequesa pasién o de una gran mds. Es lo que traspasa esta pasién, lo que queda clalma de bueno, sialgo queda, cuando el deseo, el dok ansia han pasado, El amor se parece ala armonia del mt do, tan serena. A su inmensa belleza, que se autre so con las iuertes y las separaciones y la enfermeda {a pena... E] amor es més que esta armonias es lo qui sostiene... El amor dispone la inmensidad del Univer |b orclenacién de leyes que son matetndticamente las mi mas para las estrellas que para los étomos, esas leyes 4 en penosos balbuccos, a veces, descubre el hombre, El Amor es Dios —supo Paulina— Dios, esa inm sthoguera de felicidad y bien,en la que nos encont nos colmamos, a la que tendemos, «la que tenemos i no nos atamos nosotros misrnos pi dras al cuello, Mas adelante, ya con la perspectiva de varios af ella narra en una carta a Ramén Sender lo que ha tenia de bueno y de terrible este encuentro con Dios: 1950. Viaje a Canarias, Estoy con Matilde, Yoya, Julia, ‘amigas. Menos Julia y Stella las demas nos hemos casado,h ‘mos tenido hijos. No heros cambiado, y en la excursion a) Fuente de los Berros nos reimos como mas refamos ant Ellas me dicen: eves td ta que nos haces jévenes, Siento 0 gallo Después de recibir el mensaje la sientes alejarse a ott mundo, Esta ahora tan distante de ti como cuando acercabas de nifia y le presentabas el cuaderno de not para que lo firmara con la esperanza de que no se ent rara de lo que estaba haciendo. Permaneces a su Lada aguardando el regreso ¢ imaginéndola con sus amigas Canari Yo habfa pensado que no volveria nunca a Canarias. No que: rfa regresar ala isla donde habfan quedado mis recuerdos d juventud, de adoescencia. Los querfa intactos en mi memo tia. Y ademés estaba Silvia, tan chiquita que me daba mieda dejarla unos dias, Pero habia aparecido aquella oportunid que me tentaba, me habfan encargado un libro sobre las isla Pensé que debfa hacerlo, Silvia se puso mala, con descomy sicién, yo mirabe su carita tan demacrada y pasé una angus tia indecible, No sabia que querfa tantisimo a la nifia. Todo se fn contra, pero al fin salié. La nifia dej6 de pronto de ¥ se recuperd en pocos das. Yo habfa quedado agotada ‘ern joven y enseguida recuperé también la fuerza y Fue do el viae para la novela, para m{ misma, para mi matrimonial, para todos, traido la novela La isla y los demonios y te sientas a 4 su lado, la sientes tan ausente que te parece la me- forma de compartir el momento con ella, De vez en lo lees un pairrafo del libro en voz.alta y ella escucha amente durante unos instantes, pero pronto se aleja sjuievo, y queda absorta en su mundo interior. La dejas iquila y permaneces a su lado en silencio, joy pensando en Canarias para hacer mi estcipido libro, y ‘encuentro contigo, Elena Forttin, querida, porque veo las, por donde yo he cottido pensando en tiy contandote a ws mis tonterias, zno es esto muy raro? He sido tu verda- f amiga desde mi infancia cuando lefa tus cuentos. En lidad he vivido mucho tiempo contigo. De una manera rasa hemos ido a la par por la vida, atin sin conocernos y jpesacde la diferencia de edad. Desde que yo tenta siete afios, fempez6 4 publicarse Celia en Gente menuda, he tenido la ostumbre de dirigirme a ti y hacerte mil confidencias, No, no pienses que era a Celia a quien yo me ditigia. Mi fn. amiga de la infancia eras td, Elena, y también amiga de dia mi vida, Celia era nuestra protagonista, como después |p seria Andrea, Ti y yo éramos amigas y creadoras las dos. ‘V yoaprendia de tiy ve contaba mis soledades y mis dudas. Y Jjegé un tiempo en que vivien la juventud una situacién pa- ecida a Ja que td hiciste vivir a Celia en la infarc, de sol dad y aislamiento en un mundo de adultos que me resultaba otalmente ajeno. Cuando llegué a Barcelona sola, lo pasé fa- a al principio, antes de poder ir a la Universidad. Fueron. 3 unos meses terribles, Tuve que examinarme en enero de debo tanto, Elenal ]Qué bello fue ese momentoen que me asignatura pendliente de mi bachillerato y hasta juliono I arrastrada por el gozo de creat! hacer el examen de revélida. Durante aquellos meses Pero ahora regreso a este otro momento en que estoy temporadas con distintos familiares mios que vivian en Wui, pensando en mi segundo libro y necesito tu ayuda, versos lugares de Barcelona, Fue una temporada muy a. No sé lo que me pasa. Yo deseaba que la protagonista para maf, y no porque mis parientes fuesen terribles, al la historia fuera Ja tierra de Gran Canaria con sus mitos, trario fueron muy amables, sino porque no conocf a ningt w leyendas, su fuerza creadora, pero a medida que avan- persona de mi edad, Todos eran o ancianos, 0 personas yo en la novela, la historia se va convirtiendo en otra cosa. is de treinta aos, 0 nifios, y esto ocurria también con 4, ya sé, ta siempre me has dicho que me deje llevar. Marta amistades. Observé —muy a la fuerza—distintos tipos Camino ha surgido y ella me va a conducir. duros. Escuché historias que ni me iban ni me venfan de No te vayas, Elena! Ya estoy de nuevo en mi cuerpo mar- sonas mayores, Me fijéen personajes que me parecfan rar ‘hito. Tengo la impresion de estar sujeta ala vida s6lo por un nerviosos todos ellos, comprendf que mis propias historias Ilo delgadisimo, Es un hilo muy doloroso, Mi cuerpo est adolescente, que me parecfan importantes, no podfan inter gyartotado, apenas puedo tragar y con frecuencia tengo acce- sar a nadie después del cataclismo de la guerra y cerré la yos de flemas que duran dfas enteros... Hay momentos en ta de cualquier confidencia con dos vueltas de llave. Pero al que la sensacién de dolor fisico es el dnico vinculo que me ata estabas v6, Elena, siempre presente en mf y yo sabia que ttl slcuerpo y me sirve de estimulo porque me ayuda a compro- entenderias la situacién que estalsa viviendo y a ti te iba cons bar que todavia estoy dentro de él, Porque a veces tengo la tando las pequetias historias que surgian de mi observacién: sensacién de desprendimiento, o como si pudiera estar den- las fui transformando, creando, como ti habfas hecho cot ro y fuera a la vez. Es una serssacién curiosa, pero no deseo alia, Ya por entonces yo sabia que serfa escritora. Pero no es» terminar antes de tiempo, quiero que se cumpla en milo que cribfa, ésa es la verdad. Sél0 vivia como espectadora y con= Hl disponga. No me importa el sufrimiento, he descubierto versaba contigo. Después aprobé la revilida y entré en la Unie una nueva forma de libertad, la libertad fisica del euerpo, la i- versidad. Mi vida cambié por completo y ya tuve gran. bertad de elegir seguir viviendo sin atender al dolor, fse ha comunicacién de amistad con diversos grupos de gente jo= sido un descubrimiento reciente que me ha dado alegria ven, Pexo al final del afio euarenta y uno cuando fui a Madrid ‘Aunque quisiera expresarlo en palabras nunca podria, excep- y me puse finalmente a escribir, no fueron Las vivencias de co= to contigo, Elena, porque a ti siempre he podido contarte las municacién juvenil las que trasladé a la novela sino aquellas cosas atin sin palabras y nunca me has dejado sin respuesta, observaciones que yo habfa estado elaborando para ti, y me ‘Ahora mismo me esté llegando esa voz tuya que resuena den- use a contar con sencillez la aventura de una muchacha tro de mi, Me dices que ves mi transcuttir por la vida como joven que contempla un panorama humano a su alrededor, un bosque frondoso en que se superponen unas ramasa otras sin intentar analizarlo ni entenderlo: sélo verlo, el panorama sin concierto previo. El bosque, la forét, Carmen Laforet. Di- de unas gentes mayores y con experiencias de un derrum- ces que mi camino continta aunque en mi cuerpo se estén li- bbe de su manera de vivir provacado por la guerra civil. Hoy, brando todas las batallas inimaginables; que mai permanencia después de una larga vida, me doy cuenta de que ese derrumbe en la tierra tiene un sentido y que yo lo conozco. iCémo me se produce sin guerra también en el paso de las generaciones, ‘gusta escucharte, Elena, con estos ofdlos que no pertenecen a ng ns, mis orejas atrofiadas! iQué consuelo tan grande tus pala cuando me cuentas sobre el momento final que sabré nocer y podré precipitarme en él con uns libertad nueval tranquilizas sobre la angustia de la despedida final pi téndome que velaras para que alguien querido me acomy cen ese tltimo instante. Parece que hace un intento por abrir los ojos, y sobi todo por enfocarlos al presente. Te acercas a ella y tral de ayudarla a conectar contigo. Le hablas de La isla y demonios, de Marta Camino, de la identificacién que 1 viste con ella en tus aiios de adolescencia. Le hablas d cuarto bohemio de Marta y le preguntas siella también tuvoen Canarias, yas amigas de Marta zeran las mis que las tuyas: Matilde, Yoya, Estella, Julia, Carmei Lola...? Hace un gesto vago con la mano, como querien do decir siy no. Alguna de ellas, aunque no todas? Sf no. Y Marta Camino eras td, representaba tu adole cencia en Canarias? Esta vez cl gesto es contundente: |NO! Ha fruncido elcefio y parece enfadada, Lo comprendes, Has caido en misma pregunta que le repetian constantemente, como una cantinela; 2Es su obra autobiogrifica? jNo, no yno! :Cémo has caido td en ese error? ‘Tantas veces te ha: contado que ella habfa colocado a sus personajes en los. lugares por los que habia transcurride su vida porque de ellos tenfa los recuerdos olfativos y de color y de paisajes rantas veces contemplados y que por eso la gente confun= dea la autora con el personaje, y en cierto modo puede comprenderse que asf suceda con gente extrafia, jpero -. Todo eso te esta diciendo con su silencio airado, Le dices que tiene razén, que sabes que Marta Caminoes un. personaje creado, y las circunstancias de su vida son to- talmente inventadas, pero el alma de Marta Camino, su espiritu sensible y salvaje, su vida anbelante de aventura 116 Je ntcligencia pertenecen a Carmen Lafaret, Eso losa- s también, quiz4 mejor que ella. No puedes resistir la tentacién de leerle el parrafo w tienes delante, mientras, al mismo tiempo, echas de “en cuando una ojeada a sus manos huesudas, desear- retorcidas, llenas de poder y de fuerza a pesar de ‘wu deterioro, Sin embargo, ¥ sin saber por qué, las manos de ella (Marta Camino) al atraer st atencién le calmaron un poco, No es que fueran unas manos bonitas, pero eran, si esto puede decirse, unas manos Henas de inteligenci franqueza y desamparo. Unas manos capaces de trabajar suftir y sr instiles ni delicadas, ni sensuales. No parecfan hechas para acariciar, pero sf para moldear, para recoger en el tacto de sus delgados dedos, un poco fsperos, mil cosas de la vida, del alma de las gentes. Eran “pirituales y al mismo tiempo constructivas. Eran capa- ssde crear algo... A Pablo se le ocurrié que aquellas ma- nos tenfan un profundo:interés pata pintarlas, y una gran ficultad al mismo tiempo, porque si encanto no re~ fa precisamente en la forma, sino en lo que esta forma sugeria Las manos de Marta Camino no pueden ser otras que Jas suyas en la adolescencia, las mismas que th ahora con- nplas muchos aos después y que te parece, como al ntor Pablo, que tienen. un profundo interés para pin- las y una gran dificultad al mismo tiempo, porque su nto no reside en la Forma, sino en lo que esta forma sugiere, 7 Por la noche te deswelas y bajas a tu estudio, Coges trozo de barro y cierras los ojos. Acaricias la arcilla 0 tus dedos, te jas llevar suavemente, suavemente... Va sintiendo con la piel de los dedos ese barro que empieza pedir mas presién y se la concedes. Moldeas, horadas, 1 tuerces,relajas, te dejas conducir, més fuerte, més... Ali ra retrocedes a la caricia, a La primera intensidad y pe maneces en ella erosionando como el agua, sin for, pero con firmeza, sin saber lo que buseas, obedeciendo. tuna necesidad interior hasta que la sientes colmada positas la pieza resultante sabre la mesa y ya, trang relajada, como si hubieras soltado un gran peso, regre: ala cama y al suefio. Por la maiana contemplas la for abstracta, fuerte y expresiva, tierna y contorsionada, sientes que por primera vez has conseguido, sin proj nértclo, expresar lo que tantas veces te habias propuest sin conseguirlo: las manos de tu madre, Has legado hasta mf, Marta Camino, en bu: qhiento. Durante muchos afios rechacé tus hucidn adolescente, tu dejarte llevar por el capricho. Cuando gycribia el libro, a veces me desesperaba, 2A quién le iban a Importar las averturas de Marta Camino? Pensaba que a na- le. Me parecfa que a m{ misma me aburrfan y no era cierto. No podta dejar de hacer el libro, el estdpido libro, lo llamaba yo Algo me arrastraba a seguir en ello, Me transportaba una pasion, me dejaba llevar por tu energia y lo cuidaba contra {oda mi impaciencia y contra todo mi desaliento. Y es verdad que a veces también disfruté escribendo esa novela. En ella ‘yan muchas cosas que yo miré en la adolescencia, Piedras y Jucesy mares. Empece a escribirla antes que Nada, vino con- snigo de la isla y empecé a redactarla en Barcelona. Peto yono ‘(a estar incluida en la novela. Tampoco habfa pensado fueras la protagonista de ella. Cuando conceby La isla demenios, yo querfa que la verdadera protagonista fuera a, Pasaron muchos afios hasta que volvi a retomarla, y ‘ntonces apareciste ti y te impusiste en mi creacién, y tam- hign la majorera, que es uno de mis personajes, creo yo, més conseguido, Tanto ella como td nacisteis de la tierra de Gran Canaria, brotasteis de la Fuerza y del amor que yo sentia por quel paisaje. Un dia me encontré con unas viejas fotos de propaganda turistica que me sirvieron pata empaparme del ima de Fuerteventura (0 al menos lo que yo necesitaba 119 de esa alma) y para inventar integramente la historia de habfa planeado encerrarme en un correccional acuséndome ‘majorera. Disfruté mucho creando esa historia. Sin embar de-vida disolutal ; contigo yo sufrfa, Luchaba contra ti porque siempre he lus ‘Marta, mi nifia, me gusta tu pelo pajizo quemado por el chado contra mf misma, Ademés estaba carcomide por a i sol, y tus sandalias y tu piel morena. iCudinta vitalidad apor- seguridad, y eso no me habfa pasado con Nada. Quizé el m ta tu imagen a este manojo de huesos sin movilidad que soy tivo fuera la fama inespetada que alcancé con mi prime yo ahora! ,Qué me preguntas? IAh, si! También yo ae novela y la exigencia de calidad ala que me obligaba, quis novio en aquella época... Peto espera un momento, alguien me esté llamando, Tengo que dejarte, Marta, Vuelve a visitar- eta el miedo alos ataques que por esa misma fama recibi gested me en otro momento, me gustaria acabar la charla contigo. ose trataria de aquel gesto de duda que él me presentaba, ese gesto que aparecia en la comisura de su boca? A veces pienso que mi admiracién por su criterio literario minaba mi seguri- fete dad, destrufa mi espiritu. Otras veces al contrario, sentia que Mientras ella anda entretenida en sus ensuefios, a an sin su apoyo animandome constantemente a trabajar yo no anquilamente La isla y los demonios sentada a su lado, hubiera tenido la fuerza de seguir adelante. Entonces locali« Pero acaba de llegar otra visita que reclama sit ener zaba al demonio dentro de mi, en ese afan mio de entrega, de No te gusta coincidir con otras personas en tus ratos ele destruccién de mi yo, de falta de autoestima, de rechazo de mi midad con ella, pero a veees no puedes evitarlo. Ha misma, Te volvia la espalda a ti, Marta Camino, por ser una gaclo también la hora de la merienda y a ella le gusta patte de mi ser esencial. Ya lo sé, no protestes, sé que tu vidi concentrarse en lo que esté haciendo, Tt Jo sabes y pro- ¥ tus cizcunstancias te pertenecen como ser independiente, a na dintianss en aes innate) Ly vel 1G 9 ero tienes en tl ese ramalazo salvaje que nos une, Lo descil tiende vuestro momento, y habla para rellenar el silencio. bro en esa misma rebeldfa que te hace protestar, reclamar tt De vez en evando se pars a contemplate y coment con independencia, En eso somos la misma, y en tantas cosas. Yo (Gini ese | es era como t una chiquilla sensual en ei placer que me daba :ncémodas porque os han roba- simplemente estar viva, recibir el sol o la lluvia, o nadar en el do la paz. mar. Come td me extasiaba ante cualquier fendmeno natural como una tormenta o un amanecer, Sin ser yo, ti eres mi contrafigura en aquella edad de los dieciséis afios, Me gusta ahora estar contigo y recordar aquel gozo de vivir que no te- infa que ver con ninguna nota sexual (a pesar de lo mucho que nos criticaron a las dos por esa independencia que hacia sos- pechara la gente una vida disoluta y desearriada). iQué equi- vacados estaban! Ninguna de las dos tuvimos experiencias de ese tipo, ni siquiera el menor deseo ni interés ni curiosidad por tenerlas. Era algo que yo suponta y sabfa que llegaria a mi vida, mucho més adelante a ser posible, y a ser posible tam- bién, envuelto de romanticismo. iY pensar que mi madrastra lg. ‘posotras sin que lo llaméramos y sin damos cuenta. A mf me pasaba con mi primer novio lo mismo que a ti con el tuyo. Hasta en fos momentos de dicha a veces me rebelaba un poco. ‘Me patecta que era un poco menos «yo mismas cuando me tex ‘nla sujeta entre sus brazos y entonces queria marcharme, "Yi me entiendes, no? Porque td eres como yo, una batalla y una tormenta, un pudiado de sentimientos siempre en lucha. Pero los dias de tregua o de arco iris nos vestimos de blanco y el mundo es una maravilla Has contemplade durante un rato largo Ta expresién le jana de su rostro tan distante de ti, Has permanccido junto a ella en silencio, leyendo La isla y los demonios, pero ahora quieres captar su atencidn, quieres por lo me ‘hos compartir la lectura con ella. Lees en voz alta wn pa- frafo de su libro con el anhelo de atraerla a tu lade: Ya estamos de nuevo solas, Marta, puedes reunirte otra conmigo. Cristina esta sentada a mi lado pero su pre no estorba, Me deja vagar a mi antojo y de vez en cuando abraza y me da carifioy eso me gusta. Estoy vieja, Marta, y carifio es el sustento de mi vida. En el abrazo de mi hija siento que td también estas incluida, y me alegro porque necesitas aunque darias la vida antes de reconocerlo. Por mi cho que presumas de ser libre e independiente y de no neces taranadie, te mueres de ganas de ser atendida y escuchaday, iNo te enfades! Te conozco mejor que si te hubiera pati Eres mi personaje y eres también mi eyo adolescentes. muy bien cdmo somos tily yo, y que no nos gusta que nad se compadezca de nosotras. 1Eso es le dtimo que acepta mos! Es verdad que a temporadas nos hemos encontrado so- las hasta morimnos. Es verdad que hemos estado sedientas de carifio pero nunca aceptamos limosnes de afecto, nunca j mas, Hemas querido con caritio abnegado y violento a algu- nas personas que nos parecieron dignas de ello porque somos vehementes y cuando queremos, queremos ast... peto fuimos nosotras siempre las primeras en querer, nunca quisimos para pagar ningiin afecto... Si alguna cualidad verdaderamen- te mala tenemos es que alld en el fondo y sin poderlo evitar somos desagradecidas... y aclemés orgullosas... Todo lo que nos dan, asi como por compasién, nos hiere y nos molesta, En cuanto al amor, nunca clamamos por él, siempre vino a Elaire cilido y el mar leno de luz plateada la ban, Se desnudé répidamente en aquella profunda sole- dad de la arena con luna, y se metié en el agi mar guardaba el calor del dia y Mar nadado asi, con tal delectacién, entre a de luz. La vida le parecia irrealmente hermosa. “Tendida sobre el mar, sinticndo flotar sus cabellos, empez6 a reirse suavemente. Nunca nadie comprenderia el encanto de esta aventura contindola con las himitaclas palabras que tenemos para expresarnos. Por fin te mira y te sonrie. jAhora! Ahora estéis de .cvo unidas en esa experiencia tinica que no pertenece loa Marta Camino, sino ati y a ella. Estais en el mar, y al mismo tiempo en el jardin de la residencia compartiendo una alegria cémplice. Se acerca a vosotras un sefior de porte clegante y que, segtin te han informade, es psicélogo y pariente de otro, residente. Se para a vuestro lado y te recrimina: ra 133, —La he estado observando a usted y no apru su condueta. Lo que tiene que hacer es hablar con no leerle libros, Hablele despacio, ya vera como la tiende, La plicida sonrisa de ella consigue disipar cualqui sensacién de disgusto frente a la intromisién. 124 Siguiendo vuestro recorrido por las fotogratias del dl- hum llegais ala playa ce Fuengirola, y 6 apareces en la foto como una nifia morenita, con pantalén corto bom- bacho, de la mano de tu hermana mayor, mas dulce, mas tubia. Tenias un afio y medio y, por Io tanto, nada re- cuerdas, pero te han contado que eras valiente y osada, que metias las narices en todo sin asomo de vergiienza 0 dle temor. Tu hermana y sus amigos te utilizaban ese ve- rano para coger los escarabajos y otros bichos que a ellos yalles inspiraban respeto. Tampoco temfas ala oscuridad pia las alturas, Tu madre se refa con tus hazafas, pero a menudo tenfa que reprenderte porque trepabas a los nuebles, «las rocas, a lo que fuera necesario para alcan- yar tu deseo. Ya empezabas a chapurrear palabras con tina media lengua muy divertida. Ahora quieres compartir con ella aquellas historias que ella te conté-en algiin momento, le hablas de aquel dia que te pill6 en la bodega a oscuras comiendo chocola- te, de los bichos que coleccionabas en los bolsillos de tu pantalén... No te esté escuchando, En algcin punto ha desconec- Lado, Ella esté viendo otras cosas, viviendo otro momen- to, Cierras los ojos como ella y descansas la cabeza en su hombro. 135 ena nocke, en la playa de Pueng jlegrfa, profunda alegria. fn na. He dejado Ua cat com a la ando la cinta ancha de la luna, no me canso nunca dé radar. Al ‘pero Paguitay Jenny han idodet spaoy nade, pwn Pr Aly S 9 donde Vi nade a hos y ta noche, 2 aor ‘ve parece st peo que es) se ipreneent dem 194% alguna clave de nas ® descuit we te est conduciendoa las fuer jasensacion ae dé ndote el sonido base del qu inspiral” gnicos, Ta la vas siguiendo por hen despierta ecos en ti i >, de un instrumento y ti fteras of * resonancia. Te es dificil mant J que ta ya apenas ticnes puntos jesapareceriis, Quieres hacer un ine presente guidndote por la mitsica do. Se te ocurre que podria ser contigo al mat. Hace muchos nto. a yasacl erin 4 brit te estd brine [e i idea i we salud, ella no ba podido viajar por mat? ar. ¥ en ef mar est contenidog a4se CO” iacones las ondulaciones que cordes, stta Vida Toni y ea una casita cerea de la gis de OPE" Cadiz, Bs una casa antigua en ma pueblo Cn gerla aclla en swestacloactual. El modesta. No sabes st le atreverdas Sta idea se ha introducido como un inde tu mente, avert! qo en wn rin * ic Sigo pensandoen ti, Marta Camino, Ahora acuden a mi men te mi relacién con Diek ya tuya con Sixto. Yo no quise que se parecieran en nada pero siempre hay algo que se cuela, la misma sensualidad inocente, el mismo disfrutar dos perso- nas j6venes sin necesidad de trascendencia. Y también me he quedado pensando en la majorera, esa mujer primitiva, su- persticiosa y animal, y descubro que quizé ella también ani- daba dentro de mi, més de lo que yo he sabido nunca, En la medida en que me pertenece la recojo en este camino mic de ‘yuelta, como también te recojo a ti, asumiendo el dificl dis- cutrir de tu adolescencia que en algunos aspectos recuerda @ fa, Te ayudaré a eliminarlo gris de aquellos aos para co- tre: hacia la luz que a Jas dos nos atrata, Te escucharé, ya que nadie quiso escucharte en aquellos afios de incomprensién. Puedes leerme tus poemas a Alcorah, yo sf quiero oirlos. Te Jos hice destruir antes de abandonar la isla, pero los conservo dentto de mi, Miniita querida, también recojoa tu madre Te- tesa, esa parte de mi historia que yo desconocia cuando escri- biel libro. Ella es el cuerpo bloqueado y mudo que yo ahora encatno. Fijate cudintas cosas sabia yo cuando escribia, sin sa- ber que las sabia. Teresa y tii me habéis ayudado a mandar desde el libro un mensaje a mis hijos, pata animarles a que si- san adelante y cumplan sus destinos, que no se detengan ante mi, por mi. Lo que yo ahora les comunico a mis hijos es Jo que te bice sentir a ti frente a Teresa, que siclla te hubiera 127 impedido marchar, si te hubiera dicho: «No te vayas, ti que estar conmigo, te he levado dentro de mt, eree mia de todas formas hubieras huido, sin compasién, sin valvet cabeza, pata euimpir tu destino, Duerme tranquil, Mar cquedas integrada jruto's lo que ese on ia cn a fC nis hijosnifios, mis amores en sus momentos buenos, 1 amistades impagables, mis personajes creados... Apart d m{ los demonios que me alejaba: jue me alejaban de ti y t zc parce de a belleza dl alma. eonme Sabes que pronto vasa desaparecer de su camino de vuel~ ta porque en él esté Ilegando al afio euarenta y ocho, eb afo de tu nacimiento. Estés nerviosa porque se acerca {I momento en que ti ¥ ella os encontris por primera vez, Es un momento ceueial para ti, y también para Del relato que ella escribié sobre ese acontecimiento re~ cuerdas el agua que golpeaba los cristales, la Fragancia dela tierra mojada, la primavera pujante... Ya no sabes Silas sensaciones te las ha trasladado el euento o si re~ cuerdas realmente aquella habitacién eélida abierta a la naturaleza, aquel asonabro de tu Hegada a la vida rodea- dade amor y de duendes benignos. ««Brotan dos hojas y naceun sentimiento».. Nosé qué poeta dijo esto refiriéndose a abril. Mi aia ha nacido wna tarde de abril olorosa a hojas nuevas, a tierra regada de lluvia. Mientras el la tierra cantaba su mejor can cién de primavera. El mundo entero se volvia dulcemente ido para abrigar a los seres nuevas. Todos estibamos ‘ontentos, como esperando algo que habia de llegar... Lle- 6 Cristina, tan pequefita como una hoja nueva de abs Eomo una hierbecilla, como una estrellita pequetia. Lege por la tarde, mientras diluviaba,y la dejamos dormic en su cunita toda la tarde y toda la noche de Iluvia, Al alba te despert6 una algarabia de pajaros. En el jardin detris de la ventana hablaban los péjaros con los duendecillos de 128 129 130 abril, los duendecillos azules, los duendecill azules, los duendecillos blan: rosados como las flares de almendro. 7 —Serd un poquito duencle —decfan, ra coma los pajaros. legremente como la primavera. Ima llena de arco iris Presté atencién. Hablaban de Cristina reci La bendectan los magicos, deliciosos, duende 110s suyos los p de ia. Yel gran is del ama arco iris del amanecer d : dia, como simbolode buena suerts para minihachiea, Z Vienesa despedirte. Te vas sola unos diasa la casa del mar. Lecuentas que durante tu ausencia vendrén sus nietasa vic sitarla, Ella esté jugando con sus manos, moviéndolas y con templindolas, después ecorre con Ia punta delosdedosstt frente, las ces, presionando ligeramente en algiin punto. Esun gesto que hacea menudo cuando quiere concentrarse «,seglin td interpretas, bajar atierra para escucharte, Yano apoya los piesen el suclo, Parece como si sus piernas se cle= varan solas, No sabes cémo puede aguantar en esa posicion, con las piernas flotando estiradas, formando dngulo ree- to-con el resto del cuerpo. Ti intentas bajarle los pies para aque toque terra, para que esté presente por lomenos duran tett visita, pero inmediatamente los pies wuelvena elevar- seen el aire, sin peso, como si ésa fuera su postura natural, ‘Le das un beso de despedida y te sonrfe. Carninando por el bosque de regreso a casa recibes el siguiente mensaje: 1g48: Estamos en los lacabos det Rialto, Ella esté mareada. Me ha pedida que la acommparie. Lleva un traje de noche es- pectactlar,cetiido, como una artista de teatro. Ha estado bromeando, riendo y ahora se siente mal. Me coge por los Ihombros y sus ojos son de wna herenosura incretble —verdes, ensombrecidos— cuando me dice: —No puedo soportar la vida. Pasas la noche sofiando con ella, Exceso y carencia son sensaciones que se entremezclan constantemente en las escenas de tu suefio, Te despicrtas con ellas en la mente, Te resulta dificil expresar el senticlo que estas dos pala- bras aportan a tu entendimiento, Solo las anotas Estis en la casita del mar. Te preguntas por qué te gust tanto esta casa, te lo preguntan y no sabes responder: da alegeia, te da risa, no sabes por qué. Te encanta. como un viejo abrigo que te echas sobre los hombri y que se adapta a la perfeccién. Bstd llena de humedades has visto una rata en el patio. Pero no importa, vas a ver cer las dificultades, Estas dispuesta a enfrentarte a todk desafio que se presente, Quieres conquistar esta pla: rodeada de playas magnificas, salvajes, cerca de un bos que de dunas y de las marismas, La luz de Cédiz.te inunda de fuerza y de alegr Paseas por la playa al amanecer y, cuando el sol ei pieza a calentar, te sumerges en el agua fria Por la tarde enciendes el fuego de la chimenca y sientas en un pequeiio sof, rendida, eon un libro en Jas manos. Antes de abrirlo permaneces un momento tran= guila, contemplando las llamas, En tu mente relajada se infiltra sin previo aviso el siguiente mensaje: 1047. Empuja el cochecita de Marta hacia el Retiro, Es pri mavera, El mundo es demasiado brillante, las flores la aren de los paseos que reverbera. El mundo es demasiado brillante para mi, que estoy cansada, 132 1946. La ventana del sanatorio donde nacié Marta. Una ventana-balcén muy alta, con mucho vidrio. Por alli se aso- ‘maba el jardin, el da frtoy ta vida Caminas a grandes pasos recorriendo la playa de | Hierbabuena, Esté anocheciendo, El cielo se tife de ranja y violeta. Pisas los colores que se reflejan en laa na mojada, ‘Te gusta la huella solitaria de tus pasos. gaviotas esta tarde se han posado en el agua. El vie de poniente mueve la copa de los pinos, Sientes fri pero te retiene la belleza del paisaje. Hoy sélo quien pensar en ti, en tu escapada, en la libertad de sentir sola frentea la naturaleza. No quieres recuerdos ni ev caciones, nada. Ni siquiera utilizas el cuaderno y la acuarelas que llevas en la mochila, No te sientes eapay de contar en colores lo que estis viviendo. Tampoco palabras. Cuando has agotado tu eapaeidad de contemplacién, regresas a casa atravesando el puerto, El viento muey los méstiles de los bareos pesqueros anclados en el mu Ile, Aceleras el paso para combatir el frio. Llegas a casa con ganas de trabajar, cargada de bell za. Sacas el cuaderno, Te entretienes creando colores palabras, Tealcanza el suefio sin haber encendido el fu go. Te metes en la cama y te abrigas con varias man. tas. Entonces, el mensaje que ha estado esperando «0 discrecién exquisita se presenta en tu mente con toda Hablas con tus hijas y organizais un plan de visitas regu Jares, ambas tienen horarios flexibles en sus trabajos has wel veranoy pueden acudir con regularidad dos dias por semana cada una, Les propones que escriban un diario, de sus visitas para seguir su evolucién. Quizé ahora puedas meterte a fondo con la novela de Jas grullas. Necesitas un respiro, un alejamiento para po- ler crear. Con tus hijas, la atencién y el carifio estén ase~ gurados y td puedes seguir tu camino. Te acercas. ella y se lo explicas. Ella escucha atentamente y sonrie, Le gus- A partir de ahora los hijos ya no estaréis presentes en st ta estar con las nietas, Después de dar su aprobacién al camino de vuelta. Te sorprende encontrarte con ella en plan se enfrasca de nuevo en los pensamientas que la esa situacién aungue muchas veces te haya contado mo conducen, Esperas un ratito por si decicle volver contigo mentos de su juventud o infancia, Pero entonces eran r y finalmente desistes. La abrazas despidiéndote de ella cuerdos. Lo que te est4 mandando ahora ¢s otra cosa, por un tiempo. Su expresi6n es de concentracin profun- una vida que camina en direccién opuesta, una vida en la da y al mismo tiempo hace gestos con las manos como si que ella era madre y acaba de dejar de serlo, una vida en quisiera apartar algo que la molesta. que ella es y en la que dejaré de ser. En la que tui has sido y has dejado de ser. g¥ quién dejara de ser primero en el camino de ida? {Ella o t? Esta noche te divier que la vida sea enigmitica y guarde celosamente sus cretos. Esta noche estas a favor de la vida en su totalidad, a favor de la vida que contiene la muerte, A favor de li vida que se desprende de la unidad para volver a ella, Has contratado unos albafiles para acondicionar la casa, Han estado tapando agujeros y pintanelo las habita- ciones. La has dejado limpia y organizada para poder tracrla alla este verano contigo. Por ahora s6lo es un de= 3€0, no sabes sise pod cumplir, Mientras tt estabas fue- ra, tus hijas Fani y Andrea han ido turnandose pata visi tarla y hacerle compafifa, Cuando regresas, la encuentras estupenda, la comparifa de sus nietas la ha revitalizado con una ilusién nueva, Marta O. te confirma que este contacto con sus nietas esté resultando la mejor terapia, 136 ee elepeees Ss. mi nifio pequeo, Le meci en mis brazos, le bafié, le puse 2 dormir junto a mi. Y me desperté sin él. (Qué desesperacion me ents! Corri al dormitorio de Cristina y Toni, les desperté sritando: «EI nifo! INo encuentro a mi nifiols. Le estaba yendo Ilorar pero no le veia. Alguien lo setenfa lejos ce mt Cristina trat6 de tranquilizarme. Ella no entendia nada, no podia comprender que fo que yo le decta era cierto. Yo aca- baba de estar con mi nifo pequefio y todavia le ofa llorar. Su cuerpo se habfa alejado a otro tiempo pero no su llanto. siAyidame! —le pedi, aycidame a buscar, est llorando» ‘Ahora me rfo al recordar mi confusién, pero entonces sufrilo indecible, Cristina traté de tranquilizarme, de demostrarme queen a casa no habia ningtin nifio, quiso acerme creer que yohabria oido un gatito, a veces los maullidos, me decta, pue- den parecer el lanto de un nifio, Yo me indigné, ieémo podia decirme esol Acababs de mecer ala criatura en mis braz0s,le haba bafado... En ese momento empecé a comprender que quizd me habia confundido en el tiempo. Mihija también de- ide percbit algo, porque me pregunte: «ks Agustin el nifio que buscas?», Le dije que sf, Estuvo reflexionando un rato y después me dijo: «Puedes dormir tranquila, el nifio esta com Julia, ya sabes que con ella esté bien cuidado». Suspiséalivia- dda porque el llanto de pronto ces6, y pue imaginar que mi nifo dormia en brazos de Julia, Inmediatamente después tomé conciencia plena de mi confusidn en e! tiempo pero no le dije nada a Cristina para no cansasla y regresé a mi cama. Busco seguridad para seguir viviendo. Todo se confunde nn interior Mi sconrido parece emborronad Se meze los tiempos en un orden cada vez més caético. Pero detra todo estés tti, Sefior, y en ti est la seguridad. En mi ne cadtica también ests, Sefor, pero me cuesta encontrart Siento como una red tupida de telarafias delante de la fren+ te. Trato de atraparlas, de apartarlas, a Y ahora te veo a ti, Manuel querido, a ti que confundo con esa seguridad que persigo. Te presentas elegante de cue : y de alma, pero huyes de mf, no me dejas retenerte. INO yas, queridol Olvidaré las promesas que nos hicimos, olvi daré cémo nos amamos,.. Puedes, si me encuentras por ahi, saludarme y charlar conmigo sin ningtin temor... 7 s (Sessuma mi cuerpo tan joven e inseguroy entro.en ple parades: ora y yo la que quiere desaparecer. No eras Si Samuel a segudad que yobusciba, Qué psden nes ‘ ante todo ese tiempo? Cal en un pozo profun- lo, en una trampa de la que tti no puedes liberarme. Me vo} Ahora soy yo la que se niega a verte. ;Dénde buscar la se; i ridad? Deseo queter apasionadamente. A tite quise, Mancall contigo tue cinco hijs, toes estpen dos, por fo menos asf ios veo yo. Y también contigo llegé la disolucién eDénde estén mis hijos-niftos? Constantemente vienen avisitarme y van deindome aves n tuacioneicu las. Aquella noche en casa de Cristina yo estuve jugando con 138 139 ee ae ee Diario de Andrea 2de marzo de 2002 40 Cuando llego est en su habitacién k en su habitacién leyendo De ocx (la navela der sade) Le propongo dar un pase inte avanzar con la pierng da pero poco a poco va mejor, oda que se le ha dormido Jas escaleras y salimos al Hin. Marta nos ofrece un bas- més bien un estorbo porque lo “za con él. Poco a poco, Fuera nos sentamos ral 1a mesa y jugames un rato a las cartas. Tiene yner sobre la mesa el ntimero six glen. Le eueta un poco pero parece que seconoce las imeros porque separa la carta que corresponde. La materia se va haciendo cada vez més pesada, Noto cmo {a energia de mi nieta fluye directamente hacia mi, me da fuerza para aguantar en esta vida exterior. Sé que mi tiempo no ha terminado. Mis nietos me ayudaran a sobrevivir el es- pacio necesario. Han venido a visitarme Miguel y Marcela y devez en cuando viene Agustin con el pequerio Andrés. Tam- bign estuvieron Manuel y Nora con Julita, Daniela y Juan Pa- blo. Me dan alegtfa todos los nietos y la alegria es mi motor. Cristina se ha ido, Necesito su compania para apartat la som- bra que avanza inexorable porla noche. Cuando mi conmigo, mis pensamientos se colocan en orden, y puedo paso a paso seguir recorriendo mi camino de vuelta, Sin su ayuda siento cémo se apodera de mf la confusién y se arma tuna revolueién dentro de mi cabeza, se cruzan los tiempos y vuelve la sombra a atraparme y quiero gritar y no puedo... Después vienen mis nietas y traen la luz. 141 1945. Deseo intensamente volver a Madrid. Estoy en La Granja haciendo el Servicio Social. Los pinos, el frescor del campo, la amabilidad de todos no son bastante, Me siento libre, sedienta de mds libertad. Quiero volver a Madrid, al calor, a misamigos, ami vida, Marta O. te comenta que la siente inquieta y que duerme peor. De nuevo entra en un episodio de flemas y de atra- gantamientos. Piensas en el miedo de otras épocas que coincidia con esos ciclos. ;Estard asustada? Vas a verla, ella parece contenta pero busca con la mirada por detris de ti, Tiene w novela De aca a aca en cl regazo. Te dice Marta O. que estos dias no se separa deell Le hablas de sus nietas y se le ilumina la cara. Vuelve a mirar por encima de tu hombro hacia la puerta. Ahora ya sabes que las busca a ellas. Le cuentas que mafiana vendra Bani srta de Clara que est vivien= doen Tailandia, Antes de marcharte le lees unos poemas dle Mercedes Fernindez Marugan. Sonrie a algdn recuerdo, segura- mente reviviendo aquellas tardes no muy lejanas que pa- saba con su amiga conversando y escuchancl stt poesfa recién creada, Después se concentra profundamente, Cuando acabas la Lectura, eierra los como ausente. Le das un beso en la frente y Jos ojos, coge una de tus manos y la besa. Te retiras en six lencio, y recibes: le lees una 14a paseo. Acabamos sentadas frente a una mesa del also. [leva la bufanda a modo de pafiuelo sobre Ia cabeza (conto a ella siempre le gust6) y le pongo mis gafas de sol para que nole moleste la luz. [Le he traido helade de vainitla y se lo come chupando despacio y disfrutando mucho. Hoy esté muy contenta, como una rein ‘Al andar arrastra mucho los pies. Sobre todo el iz~ guierdo. Diario de Pani 5 de marzo de 2002 Miércoles, 13 de marzo de 2002 ‘Lavepeiisntresdormiaan Me cuca ‘Andrea y yo cambiamos los dias, A partir de hoy yo aba los oi08 nan we despertarla, que vendré los lunes y miércoles, y Andrea los martes y jueves, siente 0 niega con la cabe~ “Traigo tres ibros: su biogeafia (escrita por Agustin), a, pero no abre las ojos. Finalmente, cuan i te, cuando le digo que sus cuentos La llamada y el libro grande cle Platero y yo que apetece que lea y he traido fotos suyas de a joven, sabre, ; Je rogalé Marta O. Le pregunto cu Gling Los a y las fotos que le he trafdo de su tnedice (fala con el dedo) el de Plaero. Empiezo a leer cho leo) ain buck mauaie ent } cierra los ojos. Cuando me paro, hace un gesto con Ta asaje cn piernas y pies con eee Si ileeda a dermatolégica. Hoy me dice que si y que le Gado. nae! a volver a la galerfa, al principio na mont gihaac wuiere, Esté cansada. Pero logro convencerla y vamos an : . Se siente muy a gusto alll por Jindo muy despacio. ° qque estamos s nquilas y hay un ambient y tranguilas y hay un ambiente agrada- “Al salir del gimnasio, un sefior que hacia rehabilita~ ieee cjercicio subiendo la escalera y bajande la amined La que la quiere mucho es la Marta. fa O, me cuenta que hoy la Nonna le ha dicho: “em i todas las letras, jqué bonitol ‘ lejo en la galeria descansando con una sonrisa en wate Lunes, 18 de marzo Cuando llego ests muy earifiosa y contenta y dispucs- 6 de marzo de 2002 taaandar, Hoy hace mucho Frio, asi que nos dirigimos al gimnasio. Al principio va muy ligera, pero en cuanto se da Eventa de adonde nos dirigimos, baja el ritmo y arrastea Jos pies (creo que pensaba que tbamos a salir), No quiere subir rampa ni escaleras. Hace un buen dia, Nubes y claros y cuanco llego luce el sol. La abrigo y salimas al jardin, Damos un buen M4 45 La hago masajedemanory pers. Not ne may maisculo del que tenia en la pantorrilla que estamos andando. oe Cando regres mos, observ que mira ja sala donde se retinen las cuidadoras, también mil mente a todas ls que pasan y me doy cuenta de uuscando a Marta, que hoy ha librado. Se lo ex; rece que se tranquiliza, lego sobre las cinco mas 0 menos, Hace un dia estu~ pendo y cuando me ve se pane muy contenta (sonrfe mu- cho). Le pregunto enseguida si quiere dar un paseo por- gue hace muy buen dia, un dia maravilloso, vuelve @ sonrefr y me hace un gesto de asentimiento, Le he trafdo mimosa, una ramita bien florida y le gusta mucho. S: mos a caminar, va fenomenal. Al cabo de un rato nos sen- tamos y le digo que he traido un helado, Se lo digo dos o tres veces pero no me hace mucho caso, Pienso que quizé no le apetece pero cuando se ln ensefio abre Tos ojos de par en par, muy sorprendida y encantada. Mientras pascamos le he contade que a lo mejor Lapo ser eapitin de barco y que quizs nos embarquemos los ‘dos, Parece que lo entiende mal porque hace un gesto, pa- randose, como diciendo «que no, que no, que yo ne me cnrosotras dos mejor. Se toma el helado con mucho gusto, Empieza a ha- cer fric y volves a entrar. Pasamos por el gimnasio y asiente sin dudar cuando le propongo subir las escaleras rampa. ;Alucino! No la habia visto, jva fenome- a sola! Se lo digo mucho. Después la acompaiie hasta el comedor porque resul- ta que esa hora de conar, No me habia dado cuenta, Ad 147 vierto a las chicas de que se acaba de tomar un hela quea lo mejor no quiere cenar. Me despido y me coge fuerte I mano, Bajo y fe dejo Ja mimosa al lado de la cama. Suhimoscon inteneién de salir al aedin pero ala en- trada me sefiala los sillones negro no sematos al Lemos el principio de La Hamada y cuando le pre- quntos le gusta ysi quiere que siga me dice quest eee Jueves, 28 de marzo ie mucho cuando llego. Le Esté en su cuarto y me sonsie mi i 0 ensefio las fotos de Santander, Primero le digo e he ; . estado alli visitando a Maria (mi prima, hija le mi 2 ta) y Peto (su marido). Le digo que } fi tiene on fio precios J decirle lo de} nifio se emociona como st ai Peete crn noticia del naimient desu bisnie Hace un dia fantastico. Esta en su habitacién y se ‘muy contenta cuando llego. Le propongo que vayamos din y hace enseguida amago de levantarse. Hoy camina fenomenal, damos un buen paseo y n amos en una slla. Leemos «Oceano mater, el prime capitulo, en italiano, Le pregunto cada poco silo entiendk yasiente con la cabeza, parece que le guste acabara de conocer la not a to. Le ensefo las fotos le gustan mucho Lego lee iy unas fotos en blanco y negro de Mich (nuestro gato) ¥ claro, le encantan, Elige un par de ellas y se las dejo en st mesilla debajo del cristal. Lunes 25 La encuentro sentada en el jardin, Lleva un jersey muy bonito, nuevo, que le ha hecho Marta, Es la hora de la merienda, Primero le doy un poco con la cuchara y Iue~ gocoge ella el vasoy se lo bebe. También leemosalgo, pero con bastantes interrupciones. Es dificil seguir la historia, Antes de lees le he hecho elegir entre espaitol e italiano y ha elegido la versién italiana, ‘Cuando me despiclo me da muchos besos Martes, 26 de marzo de 2002 Esti sentada en stt cuarto. Es por la mafiana. Marta entra y me pide que la ayude a pesarla, Pesa 43 ki rece que ha subido bastante de peso (creo que la vex pesaba 37), Eso ¢s una buena noticia, Se lo digo a ella, que essintoma de que esté mejor. Le pregunto si efectiva. ise siente mejor y me dice que sf 449 Diario de Pani Shade, 6 de ab Atiero eseribir y no puedo, me persigue su mirada vigilante, su aura ascura y tortuosa. Me voy. No tengo fuerzas, no puedo luchar. Se complace en minar mi seguridad, en hacer- ime eluz de gass. No puedo escribir, Me voy lejos, lejos... Nada cambia, ;Me pertenecerd a mf ese aura oscura? Viajo de un Jado pata otro, buscando la aventura y la alegria. Quiero de- jar ateds la negra sombra que me nubla el entendimiento xy no me deja eseribit, pero no puedo, la llevo adherida a mis talones Cuando Hlego me da un abrazo. Parece muy cont déverme’<|Notabe ihe sche fishtedo le co am como quien no quiere la cosa— con eso de que te han pre= sentado al premio Principe de Asturias...!» Se incorpora_ con los ojos muy abicrtos dice (hablando}: «ZA mi?», Lav miroy estoy yo también impresionada. No pensé que fue+ raaafectarle tanto. Le cuenta entonces que el tema lo est4 oe Israel Rolén y que esta recibiendo el apoyo de muchos escritores, pero que ella no tiene que preocupars de ae Ella seguira aqui tranquila y ate ine a Tol tar (se lo digo por sile preocupa que vengan periodista vista) Sublmos andanda al comedon. Las ccslere lal sube como una centella y esta encantada, 150 Estis en casa escribiendo. Te has levantado muy tempra no y has escrito varias horas seguidas, Haces un descans ytetumbas en el sofa de la sala contemplando las glicinas del porche. Relajas la tensin de la frente y rec i 1944. Estoy em la ighesia de la Concepeién. Clotilde Fora me sha proporcionado un sombrerito y un abvigo ligero, gris. Y sé que estoy bier, que estoy elegante. Me siento segura. Ald arriba en elaltar se casan Linke y Pedro. El padre Litke esté ami lado. Tan pilido. Con las gafis su cava parece una calae vera. Me mina, le sale tna vor rata. —{No le da a usted pena? Yo le miro también. Me sonsio... —No, no me da pena. Estoy contenta. Y me alegro de que él sufa. 152 Diario de Fani Viernes, 19 de abril de 2002 Hoy si que hace un dia estupendo, iprimaveral, pri- maveral! Salimos al jardin a merendar. Hoy le cuesta bas- tante andar, va muy despacito. Marta O, me dice que esta mafana le pregunté: «Vana venir a verte hoy?». Y ella dijo: «No creo». Se ha puesto muy contenta cuando me ha visto. ‘Marta también me cuenta que le ha preguntado: «gQuién te gusta que te venga a ver?». Y ha contestado: «Las nifias» Entre otras cosas, le digo que mafiana es el cumplea~ fios de mamé y que cumple 54 afios. Eso la impresiona mucho. El préximo dia le traeré el album de mama que, tiene textos escritos por ella tan bonitos. Marta se acerca a darle un beso y a decirle que la quie~ re mucho y la Nonna se emociona y sc le Ilenan Jos ojos de Légrimas, Ahora, mientras escribo, ha cogide la cuchara y el vaso de batido y se ha puesto a comer sola, Se la ve muy a gusto. 153 Acaba de visitarme dofia Encarnacién Rodriguez Alfaro. Ri conoct st perfil de mujer dominante porque lo habla visto gr bado en un medallén que me ensefié mi abuela Carmen, nuera. Dofia Encarnacién me mira con severidad y hace i esto de cierto desprecio con su babilla autoritaria: Vamo ‘vamos, bisnieta... En qué estés pensando? Eres tonta, ;Vas consentir que la angustia por tus hijos te destroce el corazé como a la simple de mi nuera Carmen? No seas necia. La vi es cortay ancha. Hay tiempo para todo, zQuieres a tus ni tos? Cuéntales mi historia. Es una buena historia, Les dard 4nimos. ;Vives malos tiempos? No es verdad. Todos los te os son malos o son buenos. Depende dela fuerza con que n res el dia que comienza al levantazte. Y hazel favor de no tirte vieja. Hay que morir en lo mejor dela vida, en la plenit dela vida, Asf fue mi muerte, una hermosa muerte. Gracias es0 he llegado viva hasta ti. ;No me contestas? ¢No me qui¢ res? Eso es lo que tt te crees. En tu sangre estoy viva y ti alegras de eso. iVVenga! iLevantate de esa silla de ruedas, dete la pereza y la enfermedad y toma las riendas de tu vidal Diario de Pani Hablo con ella y Le acaricio la cara y poco a poco va, sndo de su suefio. Cuando esté ya despierta, le digo: 154 tuna pena que no quieras salir al jardin», Me hace un ges- to de indignacién, como diciendo: «; Yo? {Cémo no voy a querer yo salir al jardin!» Se levanta de la silla de euedas con fiemeza, como sile pareciera una acusacién su actitud de hace un momento, Buscamos tuna mesita a la sombra. Hoy anda mejor. Cuando nos levantamos, saludo a Rogelio (al que siempre habia ereido liicido hasta hoy) y me pregunta « gEs tu hermana? » refiriéndose a la Nonna, < Miramos las fotos del album de Cristina y le leo los textos, Al Tlegar a una foto del abuelo le digo que quiere venir a verla (me lo ha dicho Andrea) y le pregunto si le importa, Me hace un gesto de indiferencia, pero a partir dleese momento se queda un poco mas seria, Se acerca Ro- gelio y me dice: Hoy esta alegre. . Te habl6 de un sefior encantador al que deseaba in- Jensamente volver a ver. No supiste tit entonces interpre- Jur si aquel sentimiento era una jugada de su mente o si jor el contrario,liberada de la esclavitud mental, conse- {guia reencontrar al hombre de su vida, olviduda de re- proches y de prejuicios. Ahora esté enviando seftales inequivacas de que nece- sita encontrarse con él de nuevo. El también ha manifes- tudo reiteradamente el deseo de verla, ¢Por qué no esta Poi seralve : inisma tarde? Te pones de acuerdo con ély se lo anuncias, oe eae porta tne fell, Camino hacia la casa de O'Donnell x arrepientes envdis las dos'que quod st deta re cece de twofrecimiento, Estarde, hay un traficotremendo th tu padre. Marta te pregunta si se han visto ie estés agotada. Llevas mucho tiempo sin dormir, inten despnss de ia separacid y lecuentardeaquel dir tando trabajar por las noches para estar disponible du ds Agustin cuando ella accedi6 al encuentro deepal rante cl dia, Cuando llegas a O'Donnell, eneuentras a tu velStitantessdiordonegarsea yerlcon tabla a judre sentado en su sillon de a sala, conversando relaja~ vel6forny Agustin te coneé que vuesto padre e lev damente con Agustin, Esa imagen te lleva a otras més le- caja de bombones y que ella disfruts ak 4 My a janas, cuando aquella sala era el refugio de tus padres y inente mientras le esrachaha hablans Eaube coca en ella pasaban tantas horas leyendo, conversando, reei- serena, El dud6 que le reconociera y le preguntbs coSab bienda a los amigos. Hubo tiempos screnos y alegres en quién soy, Carmen? «Si, claro que pee gue él la cautivaba. con st inteligencia y su talante bro Sable’ perfectamente 1o qlie estaba haciendo, sabte Mh Inista y a menudo 06 ofas la risa de ella interealindose en fears clos dee elsoniclo elas voces, Pero no siempre fue ast, aunque vo- eupaba Gue dl vik con el pelo Blan yaveyano le oa sotros, los nifos, no fistis testigos de sus desavenencias, ta. Ya no le importaba nada de eso, y tn eve =a i sabes que Las hubo intermitentemente desde el principio mente poderosa nia la furia desbocada ae sem i ag de su matrimonio, En las cartas que ella escribe atu padre alla lo faltedeibertad inuclectuel aque janie «Ate cal desde los lugares de veranea donde ella pasaba con voso- eaten loi Glcinosdenipesdceowiventas Cal tros los tres meses de vacaciones, has encontrado frases Mas tarde bubo otro theventro-al cue ta j que delatan una sumisién por parte de ella que le desco- ‘uentro al que tampoco asis= noefas, y que probablemente utiliz6 para mantener un tiste, Ella le vio y no reconocié en él al marido Ge im que habf fals bri rir aca mperse. rechazado durante aos después de una brusca separa= fa = iii seine neem erecta ion, Le recibié como si le encontrara por primera ver y volvié a sentirse cautivada y enamorada por su encanto, ‘Te lo conté cuando vi Fuiste a visitarla un poco més tar Contemplas a tu padre y le sientes mayor a pesar de su buena forma fisica y mental, tiene doce afios mas que Curiosamente, después de la separacién, él se rehizo 57 de forma magnifica, y desde entonces ha vivido solo, « una autonomfa envidiable, escribiendo después de lado excelentes novelas para nifios y con gran disponil lidad hacia la familia, Sin embargo, ella, que propuso h separacién porque se sentia, entre otras cosas, coartadl cn st expresién literaria al estar a su lado, no pudo pre ticamente volver a escribir desde que se alej6 de él, a que hizo varios intentos que no llegé a culminat, Th abruma el sentimiento de la complejidad humana, D pronto te parece excesivo el esfuerzo de enfrentarte nuevoal trifico para conducirle hasta ella, de asistir a eu encuentro y volver a acompafiarle a casa. El se muest conforme en aplazar la visita a otro dia pero Agustin j siste en que ella debe de estar esperdndole, que es segurt que no ha olvidado la cita. El trifico esta imposible y Ik gis muy tarde. Marta O. esté ocupada en otras habita ciones y te dice la asistente que la acompaia que notaa madre nerviosa, como esperando algo. No ha quetido acostarse, Agustin tenfa razén, no ha olvidado la cite, Quieres estar alegre, pero no lo consigues. Ella tiene hi mirada lejana, perdida, él trata de conseguir su atenciény hablindole como se habla a alguien que no oye ni enti de, Suftes por ella, aunque no estas segura de que ella esté suftiendo, Tiene una expresidn severa cuando se dirige al. Sin embargo, hacia ti su expresién se dulcifica y te tiende la mano con carifio mientras retira tras la espalda Ja otra mano que él trata de coger. Una tristeza antigua cae sobre ti como Ihuvia venida de fuera, zo ser el can sancio? Ella te mira, te recibe en el refugio de una cueva acogedora y honda, tan profunda que no percibses el fon do. Cuando tu padre logra captar su atencién, atraer st) mirada, ésta vuelve a tornarse severa, distante, Sientes en toclo momento que ella te agradece que hayas cumplide tu palabra, que Ic hayas proporeionadoe! encuentro aun- que s6lo sea para mostrarle a él su enfado. Te preguntas si su actitud esta ocasionada por Ia falta de sensibilidad 158 que él esta mostrando en este encuentro. «Ti erees que tye?», te pregunta mientras le pasa la mano delante de Jos ojos para comprobar si ve. Very oft gpata qué? Veo y oigo tinicamente lo que quiero. Mi jgudeza visual ha disminuido notablemente y recibo las Imégenes como si estuvieran en un segundo plano, sin dejar- las penetrar en el citculo de mi intimidad, Pero mi visién ver- dadera se ha ampliado hasta limites insospechados. Oigo mejor que td, Manuel, y no me estoy refiriendo a tu sordera {isica, oigo la voz interior que alimenta mi sabidurfa, pero cierto mis ofdos cuando deseo; a vida en su canjunto me pa- rece de una banalidad aplastante, Resulta extraordinario to- parse con una expresién de carifio sincero y puro, con una mirada de amor inteligente, y cuands esto ocurre mi cuerpo se abre como una Flor para recibirlo. iQué alivio poder per- manecer lejos de las palabras y de las imagenes que no me son gratas! Esta criba que hace mi ctierpo anciano y desgas- tado resulta una verdadera liberacién. He esperado tu llega- da, Manuel, para despeditme de ti, para borrar las diferencias que un dia nos separaron, Peto hoy no se me ha concedido la jpracia de liberarme de los monstruos pasados. Tu presencia los ha revivido y he vuelto a sufrir en carne propia los mis- mos aguijones de dolor que me asediaron en el tiempo de huestra separacién, Entonces pasé los momentos més duros, pero itan hermosos! Sufrf rachas de dolor, de insegurided econémica, dé tener el alma baqueteada por el viento. Pero me sentia libre, Libre, si. ¥ cuando echaba la mirada atrés, con sinceridad, me daba horror aquel aplastamiento y aquel miedo, Aquella falta de unién y aquella escapatoria continua en mi opresin y miseria. Hoy no he podido ni he querido transmutar la materia que a ti me tne. Sdlo puedo dar gra- cias a Dios por haber saldo de equel tGnel en el que yo mis- ma me introduje, Tinel de horror, Tiinel de encierto. Tunel también de falsas y verdaderas alegrias. Alegria: mis hijos 159 Verdadera, animal, e , animal, espiritual... Fuerza para lucha Luché como puede Casco no ye scompais ea n fooeee eet durisimas. Y yo entonces escrib al, bien, como pude... Después tuviste mejor sue seguf. Como pude, Tuve ci oh Cone os fe cinco: hijos. Magnificos. In Hi encuentro entre tus padres te ha dejadoagotada, sobre todo porque piensas que no ba aportado nada positive peallos ni para ti, Sin embargo, han pasado los dias fall ha recuperado la serenidad, el buen humor, Han Jemitido sus episodios de Flemas y de ahogos, y la sientes eit navegando.a su aire por aguas que desconoces, TE titntas a st lado y la observas con placer porque tiene el fontro en paz y la sonrisa siempre cispuesta. Fatoy en easa dela tia Carmen, hettnana de mi madre, adon- de he llegado después de mi estancia en Barcelona en casa de Jos abuelos paternas. A pesar dela dureza de los tiempos y las Uificultades econdmicas de la tia, esta casa humilde esta tan tnaravillosamente limpia que el suelo de ladsillosrojos del pa- Io tiene un brillo de palacio renacentista. Empiezo a sentir {que se est realizado aquello que Tlevaba aos repitiéndo- thes que serfa una gran escritora. Noto dentro esa fuerza cre- iendo yexeciendo. La tia armen me facilitalatarea, ayuda dh por ss intuicién y generosidad y por el entusiasmo que pongo yo en mi trabajo, Todas las maianas reserva para mi Jr mesa del comedor y pide a sus hijos y otros sobrinos que ‘estén conviviendo en su casa conmigo que fespete con st silencio mi trabajo que ella intuye importante. 160 Unaasistente de la resideneia trae la merienda para t intentas regresarlaal presente, Lo haces con, que te parece notar que esté viviendo situacion gratas ll dondeella se ha situado, Te mira con aso) {Qué ha pasado? Ya no estoy en casa de la tia Carmeny| pena! Todo era allf catitio y confort, :Dénde estoy al Creo que en una cafeteria, Me traen algo que yo no he do. gstoy triste? No. Lo que pasa es que hace rato que un café y la camarera no me ha entendido. La observas en su momento de confusién, de rechazo merienda de leche con galletas que no le gusta. Pid sobre de descafeinaco, Finalmente se resigna y entr el presente, Te sonrfe y te tiende la mano. Despul concentra en su alimentaci6n. Ya no queda en su exp sién ni rastro de la alegria desenfadada que le prov ban sus pensamientos. Decides seguir el ejemplo de tus hijas y escribes diario de tu visita Al deseubrir que estoy a su lado me sonrfe, Desp dela merienda le propongo salir al jardin y asiente, guapfsima. Paseamos por el jardin, Anda muy bien, sentamos entre sol ysombra y lelea wn paema de Juan ‘mon Jiménez, Se concentra en escucharlo, Le gusta. Contemplamos los pinos y nos Hegan los ruidos de carretera cercana por donde circulan coches y autobut Ledoy la gelatina, que toma con gusto, Volvemos a pa de Barbate en Cadiz, Le pregunto sile apetece volver a vet cl mary mecontesta que sf con entusiasmo, Desde ese mi la escucha muy sonriente y contenta ella habla y me dice: «Es estupen- jc acuerdo y que yo también la la al campo. El indo Marta se al Le contesto que estoy quiero. yin leo trozos del ibro de José Antonio Mui Rojas Cosas del campo. Escucha con atencién y noto que le gusta nucha, Me haee sefias con la mano para que le siga leyen- Le encanta la buena literatura. Después nos quedamos en silencio y me sefiala de pronto un Tugar en el aire. Esta viendo algo y quiere com- partirlo conmigo. Yo le preguntor «Es algo que ti estés viendo? », Me contesta que si, Parece embelesada. «Yo no lo veo —le digo— pero siento algo.» Sontle concn ea entender que entiende lo que me pasa. Luego vuelve f rnrar hacia el mismo lugar eon arrobo. Al cabo de un ‘momento desconecta Se repite la misma escena poco ms tarde, Permanece- ios las dos tranguilas con los ojos cerrados escuchando Jos sonidos, sintiendo la caricia del sol. No sé euinto tiem- po nos mantenemos asi, Me levanto y le explico en voz. hhaja que voy'a cetirarme. Espero su respuesta. Sin abrir los ojos me dice adi6s con la mano y me manda wn beso. Sien- to su bendicién, Se van deshaciendo las formas amigas que me acompafan y de pronto me siento succionada hacia el fondo de un abismo. No trato de resistirme. Donde tu quieras, Sefior. Desciendo vertiginosamente entre sombras y luces, atravieso oscurida- des infinitas y finalmente llego hasta El, y en El reposo llena de felicidad. 6 de septiembre de 2002 Fostés preparando una gran fiesta en casa para c brar sus ochenta y un afios. Hace un dia espléndido, ts en la cocina con Julia, acompaiindola mientras fr las croquetas que son la delicia de todos. Julia ha venidk de Avila al cumpleaiios de la Nonna. En ningtin mi mento han perdido el contacto, Incluso la ha tenido un dias hospedada en su casa cuando ella estaba mejor pa viajar yalli pudo disfrutar de sus mimos y de las atenci nes de su nieto Manuel. . Hoy, celebrando su cumpleafios, esté muy content Han acudido sus cinco hijos y varios amigos muy que dos por ella. Ha recibido un regalo de cada uno de ello a cada uno ha brindado un regalo especial, No sa como ni cuando lo ha hecho, pero todos al despedirse han hablado de un momento en que ella les ha mira intensamente, como si los reconociera no sélo en ese mento sino en todos los que han compartide- con ell como si se despidiera dle ellos integrdndolos en su ser, 1943, Estamos en Aranjuez. Nos henvos puesto los trajes de bario en ef caftaveral caliente, soleado. De pronto nos mete- mos en el Tajo completamente sucio, arrastrando porque- rhas y barr. Es primavera y el agua estd completamente helada, Salimos como dos perrillos tiritones, Linka y yor riéndonos, iQué bien! Ya estoy de vuelta en casa de tia Carmen, Me en- canta esta casa modesta pero encantadora para mf, porque no sélo encuentro afecto en ella, sino absoluta libertad. La tia se preocupa de mis caprichos, como el de baftarme al amane- cet cuando me levanto, una costumbre que nunca he dejado dle practicar en mi vida. Pero ella tiene la preocupacién de que no me falte agua caliente al despertarme (a pesar de saber que me habria sumergido igual en agua fifa) y eso que parece tan sencillo, en el invierno frfo de Madrid y en estos afios di- ficilfsimos resulta complicado. Me siento muy feliz. No ten- go que dar cuentas a nadie de mis actos. Puedo llegar a la casa fa comer la hora que se me antoje, y por la tarde prolongo Imis sesiones de Ateneo hasta las doce (hora en que cierran el ‘Ateneo). Es la felicidad. Tengo varias casas amigas en Madrid, centre elas la de mi familia polaca —Linka, su hermano y sus padres que ahora wiven en Madrid en un piso muy grande de Ia calle de Castelld—. Con ellos me siento totalmente en fa- 165 milia. Su sentido del humor es el mfo, ciertos cédigos liares son tan vélidos para mi como para Linka, su madre rife y nos mima a las dos de la misma manera, Aunque Li no sea compaiera de Universidad ahora, sino que trabaj la. Cruz Roja polaca con su padre, y aunque yo vivaen casa ‘mi tfa, esa casa es mi casa también. Comparto sus preocuy ciones y alegrias fami res, Has Hamado a Linka por teléfono después de recibir escena del rfo, Hablar con Linkka es recibir un chorro, vitalidad. Te pregunta por el y te amuncia que pront 3stés haciendo los preparatives para el viaje a Barbate. irda visitar d Marta O. 08 va a acompaiiar. Esa ha sido la gran noticia, Estais sentadas en la galeria contemplando el bala con lla te sientes segura y crees que podréis vencer todas ceo de los drboles, Selo cuentas y alza un poco las cejas las dificultades. Habéis hecho unos pequefios arreglos en sefial de que te ha oido pero que no tiene ganas de cor la casa y saneado el patio. El conjunto tiene muchisimo tactar, La sientes ensimismada, metida hacia dentr encanto y, aunque las habitaciones son pequerias y oscu- Cada vez te resulta mas dificil atraer su atencién al mo as, estin el patio y las azoteas y, sobre todo, el mar y la mento presente luz de Cadiz, ; Cada vez que vasa verla le hablas de vuestro praximo viaje. Algunas veces aterriza en tu tiempo y se alegra de Ja noticia. El otro dia murmuraba algo € intentaste en tender lo que decfa. No ests muy segura pero te parece que hablaba de su tia Carmen, que murié hace muchos aos. ‘Te dice Marta que es normal que retroceda en el tiempo, que se sitvie en otra época. Muchos ancianos lo hacen. ; Sales con ella al jardin y os sentiis frente a una mesa, debajo de un arbol de morera, Dosa Ernestina viene a sentarse con vosotros, Ella también esté haciendo un ca- mino de wuelta porque se sitia en otras épocas de su vida y habla desde alli, A dofia Ernestina le gusta hablar y ati ‘escucharla, pero tu madre entonces se desinteresa de vo~ sotras y jUega con sus manos, cierra los ojas.. hasta que consigue situarse en su mundo interior y distante. Te despides entonces de dofta Ernestina, y a pequefios pasos Links ha sido, es y sera siempre para mi una fuente de di sién: la vida misma. iQuué falta me han hecho siempre las per= sonas vitales, las que levantan mi capacidad de alegria y ere cidn! gDénde estd Linka? Dénde estoy yo? Unas veces. avanzo hacia arriba y otras hacia abajo y hay una tercera via por la que circulo y que esta situada en el centro. En ella todo resbala y se tambalea, Es una especie de trastero donde los rex cuerdos y los pensamientos se amontonan sin orden ni con« cierto. Linka esté, es0 lo siento, No puede haber abandonada la vida. Uno no puede pensar que una hermana como es ella pueda faltarle a uno. No, no puedo. Linka desde hace mas de cincuenta aos es mucho en mi-vida. No importa no vernos, eso ne importa, Pero sf que esté 166 ey

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