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Carlos Antonio Aguirre Rojas

LA ESCUELA DE LOS ANNALES. AYER, HOY, MAÑANA

Capítulo VII. Después de 1989: ¿Cuatro Annales o nuevos Annales de transición?

1989 ha representado, en tanto fecha simbólica, el verdadero fin histórico del breve siglo XX. En esa fecha van a extinguirse
definitivamente varios de los trazos característicos de Annales cuyo despliegue llena las curvas esenciales de ese corto siglo XX.
Procesos complejos iniciados con la primera guerra mundial y que cierran su ciclo con al caída del Muro de Berlín, que van a crear
un vacío que será llenado con los nuevos desafíos sociales e intelectuales que se afirman en los últimos dos lustros.
Búsqueda de un nuevo camino de reorganización global para la sociedad humana, como la necesidad de reconstruir un paradigma
genuinamente crítico dentro del pensamiento social que sea capaz de dar respuestas y explicaciones fundadas y novedosas a los
nuevos movimientos sociales hoy activos. Desafíos y tareas del siglo XXI de una envergadura enorme, que en el plano de la
historiografía se proyectan también como la necesidad de contribuir desde el aporte posible del campo de los estudios históricos a
esa reconstrucción de un nuevo paradigma. Reconstrucción que no puede llevarse adelante más que sobre la asunción radical de los
mejores elementos de la herencia del siglo XX (proyectos analistas, conquistas de la matriz “marxista-annalista” reciente). También
la construcción de un diálogo plural de las historiografías de todo el mundo, sin relaciones de hegemonía y sin jerarquías.
Dentro de este contexto nuevo ha comenzado a desarrollarse el posible proyecto de unos cuartos Annales. Proyecto que ha tenido
que enfrentar tanto la crisis general de la historia de las mentalidades de los terceros Annales y el fin del auge de la matriz de los
marxistas. Cuarta generación: intento de respuesta y superación frente al conjunto de críticas a la generación anterior. Críticas que
cuestionaban sobre todo la utilidad del concepto mismo de mentalidades y la viabilidad del enfoque para abordar los problemas que
él mismo se planteaba, y que se extendían más allá, hasta abarcar los aportes generales de la corriente de Annales, o su rol histórico
específico dentro de la historiografía contemporánea. Críticas que permitieron desmontar todos los supuestos inconsistentes de esa
historia de las mentalidades, ilustrando sus limitaciones, pero que al combinarse con críticas que señalaban la institucionalización de
los Annales llegaron a provocar una fuerte polémica interna en el comité de dirección de la escuela.
Bernard Lepetit: impulsor de una renovación del proyecto intelectual de Annales, que toma cuerpo inicial, en primer lugar, con la
convocatoria de la editorial, “Histoire et sciences sociales: un tournant critique?”
La cuarta generación ha instaurado frente a su antecesor inmediato una clara relación de discontinuidad intelectual: expresada en el
abandono de las líneas del período 68-89 y con intención de reconectarse con la herencia marginada de los primeros y segundos
Annales. Propuesta: nueva historia cultural de lo social o historia social de las prácticas culturales. Sustitución del término
mentalidad por el más preciso y riguroso concepto de prácticas culturales. Visión de los temas culturales donde se vuelve obligada
la interconexión de esa cultura con su entorno social y material, a la vez que abre su operacionalización para ser capaz de reflejar la
diversidad.
Prácticas culturales remite a la materialidad misma de los procesos culturales, a los fundamentos sociales y económicos de dichas
prácticas. Además se reivindica nuevamente el carácter indisolublemente social de a cultura. Historia que además de recuperar las
diferencias culturales nacidas de la oposición de clases, es capaz simultáneamente de introducir los matices derivados de otras
diferencias de los grupos sociales.
Giro importante frente a la antropología histórica desplegada por esos terceros Annales, que era un intento de “historización” de los
temas abordados por los antropólogos. Va a transformarse para ensayar la construcción de una nueva mirada de esos mismos
problemas.
Una tercera frontera de demarcación se refiere a la clara marginación y casi abandono que los Annales franceses de 1968-1989
hicieron de la historia económica y de la historia social. Esos Annales de la última década van a recuperar y a relanzar de nueva
cuenta a la historia económica y a la historia social, rediscutiendo el efecto intelectual de las nuevas posibles alianzas e
interferencias, en cuanto a conceptos, problemáticas, técnicas y enfoques, entre la historia de un lado y la economía, la geografía, la
sociología y el derecho por el otro. Proyecto de reincorporar para el análisis histórico tanto los aportes de la sociología de la acción
y de los actores, como el paradigma de la economía y la sociología de las convenciones. Reivindicación de los varios campos
posibles de historia social que se acompaña con un paralelo relanzamiento de la historia económica reincorporada de una nueva
manera a través de la confrontación entre datos, fuentes y testimonios económicos disponibles y los discursos económicos que le
han sido contemporáneos. Eliminación de los supuestos de la historia económica anterior, como los de que la serie económica
refleja realidades homogéneas, etc.
Retoma la problemática de la historia global, definiendo nuevamente a la sociedad como un todo, replanteando la necesidad de la
historia total. Van a proponer que esa totalidad no se reduce en su explicación a un principio único, unificador del conjunto, sino
que remite al cruzamiento y multiplicación de perspectivas y de principios explicativos. Lepetit: restituir frente al peso inerte de las
estructuras el rol activo y cambiante de los actores, para acceder a las modalidades concretas de las configuraciones sucesivas que
conforman las dinámicas de los procesos sociales estudiados.

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Recuperación reivindicatoria, pero al mismo tiempo crítica y actualizadora de las perspectivas de la historia global y de la larga
duración.
Otro elemento de diferenciación entre la tercera y la cuarta generación annalistas: actitud respecto del debate metodológico y el
trabajo teórico y epistemológico fuerte. Apertura de un nuevo frente de reflexión teórica y elaboración metodológica. Explicita
recuperación de la historia síntesis, de la historia problema, del método comparativo y de la historia interpretativa.
Interdisciplinariedad “dura” que lejos de intentar reducir o hacer más tenue la frontera entre las disciplinas diversas, comience por
asumir radicalmente y hasta por reforzar dichas fronteras o barreras. Interdisciplinariedad como un proceso consciente y explícito de
transferencias reguladas, de técnicas, conceptos, miradas o paradigmas entre las distintas disciplinas.
Recuperación de los aportes e implicaciones de la microhistoria italiana: reproblematizaciones del procedimiento de “cambio de
escala” en historia. Problema de la dialéctica entre la historia general y las múltiples historias particulares que la constituyen, y por
esta via al problema de la dialéctica compleja entre macrohistoria y microhistoria.
Reconstruir nuevos y más complejos modelos generales de interpretación.
Reapertura fructifera que les ha permitido dialogar y debatir con autores marxistas y marxistas-annalistas como Wallerstein,
Bessmertny, Burke, Dosse, etc.
Trazo nuevo del posible proyecto intelectual en ciernes, exploración más sistemática de los horizontes, las culturas, los puntos de
vista y aportes de otras civilizaciones diferentes a la europea y al mundo occidental. Aún (1999) se hacen sentir las inmensas
dificultades para la consolidación completa de un nuevo proyecto intelectual alternativo.
Debates internos importantes, historia más teórica o historia más experimental; revista de historia europea o de historia mundial; etc.
Debates de los cualesdeberá derivarse una apuesta concretas de posicionamiento frente a los principales desafíos prácticos y teóricos
que hoy debe asumir la corriente annalista.
1- Es urgente acelerar la definición precisa de los perfiles específicos de ese proyecto intelectual nuevo. Para ubicar si existe
un proyecto nuevo o si se trata sólo de una nueva transición.
2- Necesidad de abrirse más orgánicamente al diálogo, al reconocimiento y a la colaboración sistemática, tanto con otras
posiciones historiográficas francesas, como con otras corrientes y perspectivas de la historiografía europea y mundial.
3- Ha llegado la hora de un verdadero balance crítico y autocrítico de toda la historia hasta hoy vivida por esa corriente de los
Annales. Construir lo nuevo desde la recuperación y refuncionalización de los mejores elementos de su herencia anterior.
4- Un último reto importante, revincularse doblemente a la historia contemporánea. En primer lugar, recuperando la
centralidad del estudio de los hechos y procesos que acontecen ahora mismo. En términos más prácticos, insertar más activamente a
la revista dentro de los debates sociales, políticos e intelectuales que hoy mismo se escenifican en Francia, en Europa y en el mundo.

Sólo al precio de hacer frente a estos desafios los Annales actuiales podrán convertirse efectivamente en unos cuartos Annales con
un estricto perfil de un nuevo proyecto intelectual.

[Carlos Antonio Aguirre Rojas, La escuela de los Annales. Ayer, hoy, mañana, Montesinos, pp. 190-211 (capítulo VII.
Después de 1989: ¿Cuatro Annales o nuevos Annales de transición?)]

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