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CAPITULO XVI

DE LA LIBERALIDAD Y DE LA MISERIA
La liberalidad que impidiese le temieran, le sera perjudicial en grado
sumo. Pero, como el que quiere conservar su reputacin de liberal no
puede abstenerse de parecer suntuoso, suceder siempre que un
prncipe que aspira a semejante gloria, consumir todas sus riquezas
en prodigalidades, y al cabo, si pretende continuar pasando por
liberal, se ver obligado a gravar extraordinariamente a sus sbditos,
a ser extremadamente fiscal, y a hacer cuanto sea imaginable para
obtener dinero, Ahora bien : esta conducta comenzar a tornarlo
odioso a sus gobernados, y, empobrecindose as ms y ms, perder
la estimacin de cada uno de ellos, de tal suerte que despus de
haber perjudicado a muchas personas para ejercitar una liberalidad
que no ha favorecido ms que a un cortsimo nmero de ellas, sentir
vivamente la primera necesidad y peligrar al menor riesgo. El Papa
Julio II, despus de haberse servido de la fama de liberal para llegar al
Pontificado, no pens posteriormente en conservar ese renombre.
El actual monarca espaol (Fernando, rey de Aragn y de Castilla) no
habra llevado a feliz trmino tan famosas empresas, ni triunfado en
tantas ocasiones, si hubiera sido liberal. Si alguien me objetara que
Csar consigui el imperio con su liberalidad y que otros muchos
llegaron a puestos elevadsimos porque pasaban por liberales, le
respondera yo que, o estaban en camino de adquirir un principado o
lo haban adquirido ya. Esforzarn que con sus ejrcitos hicieron
grandes cosas, y que tenan, sin embargo, nombrada de muy
liberales? Lo nico que puede perjudicarle es gastar sus propios
bienes, porque nada hay que agote tanto como la liberalidad
desmedida. Y, conduciendo a ello la liberalidad, concluyo que la mejor
sabidura es no temer la reputacin de avaro, que no produce ms
que infamia sin odio, antes que verse, por el gusto de gozar renombre
de liberal, en el brete de incurrir en la nota de rapacidad, cuya
infamia va acompaada siempre del odio pblico.

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