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GRAMATICA, LEXICOLOGIA Y SEMANTICA. Dado el carcter heterogéneo ¢ impreciso de las orientaciones que sigue la ciencia del contenido en el momento actual, me parece que una de nuestras tareas previas y més urgentes es, justamente, la de determinar su campo de aplicacién y sus limites precisos con res- pecto a otras zonas del saber lingiiistico. Ambas cuestiones me pare- cen de capital importancia, ya que s6lo podra haber una ciencia se- méntica cuando se haya delimitado su objeto y estén definidos sus principios metodolégicos. Naturalmente, no pretendemos con esta comunicacién resolver tan graves problemas, sino exponer algunas ideas que tal vez puedan contribuir, aunque en infima medida, a esta tarea esencial. Empezaremos por la consideracién de las ciencias de los dos pla- nos —expresién y contenido—, para hacer ver luego ciertos posibles errores metodolégicos en el andlisis del significado, asi como para in- troducir algunas precisiones en cuanto a los términos «Gramética», «Lexicologia» y «Seméntica», La ciencia de la expresién tiene por objeto, fundamentalmente, la determinacién de las unidades formales en este plano —partiendo de sus realizaciones concretas— y de sus propiedades distribucionales y combinatorias en el significante. Su criterio metodolégico nos pare- ce impecable, porque ha consistido siempre en situarse en el nivel de la expresién, tomando el contenido como mero con- traste, pero sin interesarse por él en cuanto tal, sino s6lo en cuanto medio. Asf, se nos puede decir que /p/ y /b/ son dos fonemas —in- variantes de expresién—, porque son capaces, por ejemplo, de dife- renciar peso de beso, unidades a las que corresponden significados diferentes, 104 RAMON. TRUJILLO La ciencia del contenido, por el contrario, no ha sabido hallar su verdadero camino, desorientada por la naturaleza misma del conte- nido —en su doble vertiente de «significado» y «designatum>— y, so- bre todo, por Ia perspectiva metodolégica adoptada, que, curiosa- mente, no ha sido la del contenido en cuanto tal, sino, por un error eparalelistico», la de la expresién. De esta manera se ha legado a la conclusién, mas © menos implicita, de que, por ejemplo, /-s/ (de casa-s, perro-s, etc.) o /padre/ son unidades, formas, de contenido, en cuanto que son susceptibles de transmitir una signt ficacién, pero no en cuanto significaciones. Esto viene a explicar la definicién de signo, en Hjelmslev, como forma de contenido més forma de expresin. Lo curioso es que esta interpretacién nos con- duce a una idea del signo fundamentalmente orientada desde la ex- presi6n, ya que el contenido se presenta como mera sustancia, valida, a lo sumo, para establecer, por la conmutacién, el cardcter invariante de las pretendidas «formas de contenido». El criterio adoptado no ha sido, pues, el del contenido, sino el de la expresién, y no se dife- rencia en su esencia del utilizado para determinar Jos fonemas (si /p/ y [b/ son dos fonemas es por su capacidad de distinguir dos con- tenidos; andlogamente, si pelo y cabello son dos invariantes de con- tenido es por la misma razén: la diferencia slo consiste en el cardc- ter «vacion, para los fonemas, y en el «lleno», para los «pleremate- mas»). Si dos unidades de contenido son invariantes, esto es, formas, es a causa de que comportan significados diferentes, pero Ia natura- leza misma de este significado no interesa en sf, 0 es, a lo sumo, objeto de una pretendida Semédntica, cuyo fin no es ya la forma en tanto que tal, sino la sustancia, mas o menos aprehensible, denotada por los signos. Tal es la actitud de Pottier, para el que la Semantica viene a ser la ciencia de la sustancia del contenido. No comprendemos qué podré resultar ast la Seméntica, si su objeto no son las formas, esto es, las constantes de significacién, y si no es capaz de delimitar en su propio campo Jo que es forma frente a Io que es sustancia, © quizé, con otras palabras, lo que es sustancia conformada frente a lo que es sustancia no conformada (es decir, no implicada en lengua, aunque actualizable en el habla). Sostenemos, por el contrario, que una ciencia del contenido que pretenda ser coherente consigo misma ha de adoptar necesariamente GRAMATICA, LEXICOLOGIA Y SEMANTICA 105 el punto de vista del contenido y servirse, al contrario que la ciencia de la expresién, de la expresién como mero contraste para establecer el carécter formal de sus unidades, pero sin interesarse, naturalmente, por la expresién en cuanto tal, que aqui no es més que un elemento secundario, valido sélo para establecer diferencias seménticas. Desde este punto de vista, la expresién en cuanto tal no es més que un medio: sélo interesa en cuanto diferencia, pero no en cuanto a sus cualidades especificas. A una misma estructura de contenido pueden corresponder expresiones diferentes: Io esencial es que la forma de contenido, conjunto de diferencias conceptuales, esté representada por diferencias de expresién, pero la cualidad misma de tales dife- rencias carece de relevancia. El aspecto material —o inmaterial— del significante no puede ser objeto, en si mismo, de la ciencia del con- tenido, sino de la ciencia de la expresién, Ya he dicho en otra parte! que lo mismo que puede hablarse de una Morfonologia, cuyo objeto comprenderé la combinacién de fonemas en el significante morfemé- tico, cabe pensar en una «Lexicofonologia», que estudie la combina- cién de los fonemas en el significante Iéxico. Lo que no podré hacerse nunca es una ciencia del contenido que tenga por objeto el signifi- cante Iéxico, o el significante léxico y su contenido, De la misma ma- nera que la Fonologfa no se hace cuestién de los significados, la cien- cia del contenido no podré hacerse cuestién de los significantes en cuanto tales, aunque deberd recurrir a ellos como medio para identi- ficar sus unidades. Por esto, la ciencia del contenido s6lo podrd es- tudiar «formas de contenido». El nivel significante no le serviré més que como medio para reconocer tales formas. Y esto tanto en el Lé xico como en la Gramatica. No hay en este nivel més que contenidos, formas de contenido. Abora bien, ¢qué es forma de contenido? Para cada unidad la forma de contenido estaré integrada por los rasgos diferenciales que Ja delimitan frente a otras, tanto en el nivel paradigmético, como en el sintagmitico. La existencia de tales rasgos o diferencias esta refle- jada necesariamente en el nivel significante, bien por una expresiOn diferenciada, bien por una distribucién diferenciada; pero, 1 «Para una Dialectologta estructural, a propésito de un ejemplo canarios, en publicacién en Homenaje al Prof. Serra Réfols, La Laguna, 106 RAMON TRUJILLO entigndase bien, la expresién o la diferencia de expresién no consti- tuyen en s{ rasgo alguno, sino sélo la prueba de tal rasgo. El rasgo o conjunto de rasgos que constituyen una invariante de conte- nido son sdlo elementos de contenido. El valor «pretérito imperfecto de indicativo» (llamémosto asf) es una forma de contenido que nada tiene que ver, en si misma, con los significantes que pueden expre- sarla: su existencia se da en funcién de ciertas relaciones con otras formas de contenido, no de su expresién (-ba, -fa). De igual manera, el valor «intencionalidad» que presenta ‘escuchar’ frente a ‘oir’ es un rasgo formal de contenido y como tal es indiferente a la naturaleza del significante que lo representa. Su existencia esta garantizada por las diferencias de expresién ofr-escuchar, de la misma forma que en el primer ejemplo, por la diferencia de -ba, fa con otras posibles de- sinencias. Pero tanto en un caso como en el otro sélo hay conteni- dos: las expresiones cumplen tinicamente funciones diacriticas, Su misién es fijar las diferencias sémicas que constituyen, negativamente, una forma de contenido (conjunto finito de posibilidades). Bien es verdad, sin embargo, que la distinta naturaleza de la relacién entre expresién y contenido da lugar a una importante diferencia, relativa a dos niveles de formalizacién distintos. En efecto: en el nivel del contenido nos encontramos con dos cla: ses de unidades. Unas poseen valores generales y por lo comtin vineu- lados a funciones sintécticas: su caracterfstica més notoria es la re- gularidad material en el nivel del significante, donde los componentes significativos pueden ser siempre analizados. Cada elemento signifi cante es constante o presenta un ntimero limitado de variantes, y su aparicién est4 regulada por reglas generales. Otras poseen valores més concretos y una marcada fuerza designativa que apunta hacia la realidad exterior y no hacia el mecanismo interno de la Jengua. Su valor no es nunca en si una funcién sintéctica, aunque pueda seguir reglas combinatorias particulares. Su més importante caracteristica es su aislamiento dentro del sistema de Ja lengua y su absoluta irre- gularidad con respecto a los componentes de contenido. As{ como en el primer caso hay una cierta adecuacién de los componentes semén- ticos con su expresién y éstos pueden ser analizados en el significante, en el segundo caso los componentes seman- GRAMATICA, LEXICOLOGIA Y SEMANTICA 107 ticos no tienen representacién analizable enel sig- nificante. Esto hace que en este segundo caso las relaciones internas no resulten visibles en el nivel significante (oir-escuchar), mientras que en el primero tales relaciones tienen expresién directa (gato-gata como perro-perra, etc.), En este ultimo caso se trata de contenido —forma de contenido— gramatical; en el otro, de forma de contenido Iéxica, Se trata, pues, de niveles de formalizacién dis- tintos en el plano del significado, en el plano de la Seméntica, y tanto en un caso como en el otro, y en medida diferente, el nivel signifi- cante es s6lo un indicador de funciones seménticas, pero no por si mismo, sino en tanto que exponente sensible de diferencias sémicas. Ni siquiera en el caso de la eregularidad» gramatical puede hablarse de «forma» legitimamente, refiriéndose a la expresién, ya que la forma no consiste en tal o cual secuencia fénica, sino en su cardcter cons- tante y regular para una forma de contenido, 0 para un componente de ésta, analizable siempre en el nivel significante. Por eso ha dicho Hijelmslev que «dos lenguas pueden tener Ja misma forma, aunque Jos procedimientos por los que se expresen difieran totalmente» (Prin- cipes de Grammaire Générale). La forma, tanto en la Gramética como en el Léxico, est en el contenido, pero es la expresién la que nos permite reconocerla, en primer lugar, e identificarla como gramatical © Iéxica, en segundo. Esto hace ver que la Gramética ha seguido con frecuencia un camino errado al apegarse demasiado a la expresién. Si la Semantica ha de definirse, pues, necesariamente, como cien- cia de la forma del contenido, su objeto no podra ser otro que lo gramatical y lo léxico, y no una cosa distinta de éstas, ya que, como hemos visto, tanto lo uno como Io otro son sélo forma de contenido. Una Gramatica o una Lexicologfa del significante son, como tales, un absurdo, Si reducimos lo gramatical al nivel significante nos queda- mos sélo con un esquema combinatorio, con unas reglas como las del ajedrez, ajenas a toda significacién. Tal es la consecuencia de pres- cindir del significado; cabe, sf, por ejemplo, una gramatica genera- tiva, para la que la lengua sea una mera combinatoria abstracta como el ajedrez o las Matematicas; pero no hay que olvidar que una lengua es una realidad de orden diferente del ajedrez (a pesar de las com- paraciones de Saussure), ya que las jugadas del ajedrez, aunque sean correctas, son ajenas a Io que lamamos significacién. Lo mismo ocu- 108 RAMON TRUNILLO rre si concebimos el Iéxico desde el punto de vista del significante, EI nivel significante se construye segiin reglas fonolégicas y, por tan- to, no puede ser objeto de una ciencia que estudie formas de conte- nido. Por eso creemos que debe hablarse tinicamente de una ciencia del contenido, la SemAntica, que puede dividirse en Seméntica gra- matical 0 Gramética, y Seméntica Iéxica 0 Lexicologia. El objeto de Ja Gramitica serén las formas de contenido —tanto en su dimensién paradigmética como sintagmdtica— que resulten analizables en los componentes del significante, y el objeto de la Lexicologia, las formas de contenido que no retinan este requisito. Pero tanto para una como para otra disciplina, el significante no podrd ser objeto en si mismo, esto es, forma, sino soporte y reali- zacién de la forma. No cabe, pues, hablar de una Seméntica como algo distinto de Ia Gramitica y, sobre todo, de Ia Lexicologia. Entenderlas como cien- cias de distinto orden implica una suposicién falsa: 1a de que Gra- miatica y Lexicologia se refieren a formas de contenido, pero en tendidas en tanto que «formalizaciones» en el pla no de la expresién, mientras que Semédntica implica s6lo sig- nificados (sustancias). Supone esto creer que la perspectiva formal es s6lo la de la expresién, con lo cual la Seméntica vendrfa a ser lo que en gran medida ha sido hasta Ia fecha: un casuismo anecdético y trivial, no una ciencia rigurosamente lingiifstica. No hay, pues, una Seméntica distinta de una Lexicologia, porque una de dos: o la Lexi- cologia adopta el punto de vista de la expresién y entonces no des- linda claramente su dominio de lo fonolégico, creyendo, por ejemplo, que drbol es una forma de contenido en tanto que forma de expresién «formalizadora» de un contenido, 0 adopta el punto de vista del con- tenido, con lo que se desliga de la expresién en cuanto tal y considera el signo como «forma de contenido» tinicamente, donde la expresin es s6lo un hecho de norma, susceptible de conformacién diferente sin que se altere el nivel del sistema. Entendida la Lexicologia como ciencia de la forma del contenido léxico —tanto en el aspecto paradigmatico como en el sintagméti- co—, no habrfa que separarla de una pretendida SemAntica que s610 estudiase el contenido, ya que el contenido nunca podré estudiarse aisladamente, sino en funcién de diferencias establecidas GRAMATICA, LEXICOLOGIA Y SEMANTICA 109 en el plano significante. Lo tinico que hay que destacar —insisto— es que el plano significante no es aqui relevante en cuanto tal, y que, por tanto, no puede hablarse de una Lexicologta, como Lexicologia de la expresién, frente a una Seméntica como Lexicologia del contenido, ya que la primera no serfa, en el fondo, més que una parte de Ja ciencia de Ia expresién, Ia Fonologia de Ja norma léxica, 0, como Ja hemos llamado antes, la Lexicofonologia, ciencia estadistica, sin duda importante, pero de otro orden. Caben, asf, diversas modalidades de estudio: a) Desde el punto de vista de la expresién, es decir, conmutando expresiones, sobre Ja base de diferencias de contenido: 1, Morfonologfa. Combinacién de los fonemas en el marco del significante morfemdtico y «fisonomfa> fénica de los morfemas de una lengua. 2. Lexicofonologia. Combinacién de los fonemas en el marco del significante léxico y «fisonomfa» fénica de los lexemas de una lengua. b) Desde el punto de vista del contenido, es decir, conmutando contenidos, sobre la base de diferencias de expresién: 1, Gramética, Estudio de las formas de contenido «arquitectura- les» de una lengua. Su caracterfstica esencial consiste en ser analiza- bles en el plano del significante, Naturalmente, la Gramética no podré, prescindir del conocimiento de los significantes, pero su objeto no seran éstos en tanto que tales (s6lo como indices de forma). 2. Lexicologia. Estudio de las formas de contenido «no arquitec- turales» de una lengua. Su caracteristica esencial consiste en no ser analizables en el plano significante. La Lexicologia no podré, tampo- co, prescindir del conocimiento de los significantes Iéxicos, pero ‘su objeto no serén éstos en cuanto tales. Preferimos Hamar Seméntica al conjunto de estas dos disciplinas iiltimas, 0, por comodidad, especialmente a la segunda, pero siempre entendiendo que no se trata de una cosa diferente. Esta es, en suma, nuestra vision de los hechos analizados y nuestra posicién metodolégica en lo que atafie al andlisis del contenido. Ramon TRUSILLO Universidad de La Laguna.

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