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TEOLOGIA MORAL SEGUN LA DOCTRINA DE LOS DOCTORES DE LA IGLESIA SANTO TOMAS DE AQUINO Y SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO POR EL, R. P. FR. JOSE M. MORAN DE LA ORDEN DE PREDICADORES SEGUNDA EDICION ANOTADA SEGUN LAS CLTIMAS DISPOSICIONES DE LA SANTA SEDE, DE LAS CONGREGACIONES ROMANAS, Y AL TENOR DE LAS VARIACIONES DEL CODIGO CIVIL ESPANOL VIGENTE, POR UN PADRE DE LA MISMA ORDEN. TOMO III. CON LAS DEBIDAS LICENCIAS MADRID ; MEXICO UUBRERI CATOUICA DE GBCGORIO OEL AND; LBRERA CATOLIA RE HERRERO HeRMaKOS Calle de la Paz, uiem. ti. Avenida del Cinca de Mayn, nim. 4. 1899 Se reserva la propiedad de esta obva.— Queda hecho el depéstto que marca la ley. TABLA DE LOS LIBROS, TRATADOS Y MATERIAS QUE CONTIENF ESTE TOMO TERCERO, CON INCLUSION DE LOS NCMEROS DE A TRATADO, Y EXPRESION DE LOS NUMEROS QUE COMPRENDE CADA LIBRO. | \ | NUMEROS | Numeras ee TITULO OB LAS MATERIAS QUE CONTIENE | yg ay (Wc ' Pt lade att tle to alate DI VIO 7." Del sacramento del Matrimonio... ..... » 2oSD S198 SES 1." De las ceusura: \ 2" De las irregularidade : ; That Evplicactn de la constituctou ‘Aposto- a Licae Sepis Aan seeeees HHIO 4° Catdloge de las propostetones condena- das por los Romanos Poitlifices...+.. 3499 3199 3326 APENDICES. 1. deerca dela resoluciou del Santo Oficio sobre el modo de proceder con los casados cfvilinente que, reconocidos, qiiercn contraer matrimonio candnico. Profesién de fe que debe hacer el hereje al abjurar de la herejia.— Abjuraciéu de la herejia. (Véase et nim, 2742.) I. Wesoluctones dela Sagrada Luquisicién Romana acerca de doni- clio para coutracy matrimonio, (Véase el mim. 3047} WH. Facultades del Exeno, Sr. Nuncto en Espana. Para absoli Sobre bienes.—Dispensas matrimoniales.~ Gractas a eclestis tcos.— Jurisdiccién.— Relrgiosas de clausura.— Otras varias gractas. (Véase el ini. 2077 | - IV. De los tmpedimentos dudosos. (ease cf niin, GOS: LIBRO SEXTO (CONTINUACION! TRATADO OCTAVO Del sacramento 2685. dije al comenzar 4 tratar del sacra- mento del Orden; esto es, que no’ habia sido institnido en beneficio de! una persona particular, sino de toda la Iglesia , y apliquese proporcional- | mente al sacramento del Matrimonio; ; porque asi como la Iylesia se conser- va, se propaga y se gobierna espiri- tualmente por el sacramento del Or- den, as{ se conserva, se propaga y se aumenta carnalmente por el sacra- mento de] Matrimonio. Lo que se dice . de la Iglesia, apliquese 4 todo el gé- nero humano; porque el matrimonio, 4un como puro contrato , existe , no sOlo entre los protestantes, sino tam- bién entre los judfos y gentiles, y es el medio de la conservacion y propa- gacién del linaje humano. Aunque algunos graves autores, al comenzar 4 tratar del matrimonio, ha- blan primero de los esponsales, por ser éstos preparacion para aquél, 4 mi me ha parecido mds conveniente seguir el orden de Santo Tomas, que hablo primero del matrimonio explicando su naturaleza, su origen y su licitud, antes de tratar de los esponsales; cuyo método siguieron después doctores gravisimos, antiguos y modernos, en- tre ellos Silvio, Billuart, Gousset, Towo ILI. del Matrimonio. ‘Téngase presente lo que Scavini y otros muchos: por lo tanto, trataré de los esponsales cuando hable ‘de los impedimentos del matrimonio, puesto que entre los impedimentos se ‘numeran los esponsales. CAPITULO PRIMERO VOMBRBS, NATURALEZA, DIVISION, LI- CITUD Y PRECEPTO DE CONTRAER MATRIMONIO sre EI matrimonio tiene ordinariamen- te cuatro nombres , los cuales, aun- |que en cierto modo son sinénimos, {tienen su peculiar significacion, 4 sa- ber: matrimontum, nuplic, connubinm, conjugium, Se Hama matyimonium, y no patri- moniwn, porque aunque el padre es la parte mas noble en la generaci6n, como se dijo en el tratado de la cari- dad, se Je llama, no obstante, con mas propiedad matrimoniumn, esto es, matris munium, porque, como dijo Gregorio IX (cap. Ex lilteris, De convers. infid.), «matri foetus est ante partum onerosus, dolorosus in partu, post partum laboriosus.» Ademas, no- tan los autores que la madre siempre 1 2 LIBRO VI. TRATADO VIII. es conocida , y que el padre no siem- pre lo es. Por dltimo, e] Catecismo de San Pio V (part. 2.*, cap. 8, niime- ro 2), dice asi: «Matrimonium ab eo dicitur, quod foemina idcirco maxime nubere debet , ut mater fiat; vel quia prolem concipere, parere , educare, matris munus est;» y por eso el doc- tisimo Aulo Gelio, que florecié en Roma 130 afios antes de la venida de Jesucristo, dijo que el matrimonio se derivaba @ matris nomine nondum com- pavato, sed compavando; asi como, por el contrario, prdrimoniun se toma a patris nomine, porque es oficio y obli- gacién del padre cuidar de los intere- ses de Ja familia y aumentarlos. El matrimonio se llama auptias & axbendo, porque antiguamente, cuan— do las esposas se entregaban 4 sus maridos, cubrian su cabeza con un velo, como dice San Isidoro por las siguientes palabras (lib. 2, De Offic., cap. 19): «cemine dum maritantur, ideo velantur , ut noverint se semper maritis suis subditas et humiles esse debere... Hinc refertur in Genes? Re- beccam Isaaco desponsatam, statim atque eum venientem procul conspe- xit, pallio se cooperuisse.» Otros di- cen que se llama nuptie y counudium, porque cuando se entregaba la esposa al esposo, se cubria con un velo: «do- cens (son palabras de San Ambrosio) verecundiam nuptiis preire debere: inde enim et nuptie dicta, quod pu- doris gratia puella se obnuberent.» Por ultimo, se dice conjugium , por cuanto la legitima mujer y el var6n por medio del matrimonio quedan en- lazados como con un yugo, segin explica el Catecismo Romano (par- © 2.", cap. 8, nim, 2}, y por esto al marido y 4su mujer se les llama con- yoges. $220 2686. Antes de explicar la natu- raizza 6 esencia del matrimonio, con- viene advertir, con Santo Tomas, que se puede considerar bajo diferentes aspectos. He aqui las palabras del Angélico Maestro (lib. 4 Conéva Gent., cap. 78): «Generatio humana, propter quam matrimonium est institutum, ad multa ordinatur, scilicet, ad perpe- tuitatem speciei, et ad perpetuitatem alicujus boni politici, puta, populi in aliqua civitate, et etiam ad perpetui- tatem Ecclesize , qua in fidelium col- lectione consistit. Unde oportet quod hujusmodi generatio a diversis diri- gatur. In quantum igitur ordinatur ad bonum nature, quod est perpetui- tas speciei, dirigitur in nem a natura inclinante in hunc finem; et sic dicitur esse nature officium. In quantum vero ordinatur ad bonum politicum, subjacet ordinationi legis civilis. In quantum autem ordinatur ad bonum Ecclesiz , oportet quod subjaceat re- gimini ecclesiastico. Hine non una datur matrimonii definitio.» Segtn, pues, la diversa acepcion en que se tome el matrimonio, asi sera distinta su definicién. El matrimonio, si se considera tan s6lo ud est in officium nature, se defi- ne: «Viri et mulieris maritalis con- junctio inter legitimas personas indi- viduam vite consuetudinem retinens.» Esta definicién esta tomada del Cate- cismo de San Pio V, y del Maestro de las Sentencias; mejor diré, del Dere= cho civil romano; y ella conviene al matrimonio instituido por Dios en el Paraiso antes del pecado , cuando el matrimonio, como dice Santo Tomas (ta Supplem., 3.% part., q. 42, art. 2), cordinabatur ad procreationem prolis, qua erat necessaria etiam peccato non existente.» Conviene también al matrimonio segin fué instituido des- pués del pecado, «secundum quod re- medium prebet contra vulnus peccati tempore legis natura.> Ademés, conviene esta definicién 4 la institucién del matrimonio segtéin la institucién que tuvo en tiempo de Ja ley de Moisés, en la cual se deter- minaron por Dios Jas personas, los impedimentos y condiciones con que DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. se habia de celebrar el matrimonio; y, por ultimo, Jesucristo elevd el matri- monio 4 la dignidad de Sacramento, derogé la poligamia, permitida entre los patriarcas de la ley antigua, y el libelo del repudio, El matrimonio, se- gan fué elevado 4 Sacramento en la ley de gracia , se define: «Sacramen- tum Nove Legis institutum 4 Christo Domino, causativum gratia unitive.» Aunque el matrimonio tuvo cuatro instituciones , una en el estado de la inocencia, otra después del pecado de Adan , la tercera en tiempo de la ley divina antigua, y la Ultima cuando Jesucristo elevé el matrimonio 4 Sa- cramento, pero realmente no fué sino una sola institucién divina con dife- rentes fines y relaciones; 4 saber, en el estado de la inocencia fué institut- do in officium nature, sive ad procrea- Hionewe prolis: después del pescado, antes de la ley de Moisés, se extendid su efecto como remedio contra morbum concupiscentie, como puede verse en San Agustin (lib. 9, De Genesi ad littvam, cap. 7). En la ley de Moisés fvé instituido el matrimonio en cuan- to 4la determinacién de las perso- nas entre las cuales se podia celebrar. En la ley de gracia , el matrimonio, elevado 4 Sacramento, representa pvopiamente la unidn de Cristo con la Iglesia, non solum per naturam, sed eliaa per gratiam, como dice Santo Tomas. 2687. P. El matrimonio en el estado de la inocencia, ¢fué Sacra- mento? R. No fué Sacramento, propia- mente hablando , porque no causaba gracia; aunque en cierto sentido puede decirse que antes de la ley de gracia el matrimonio era Sacramento, porque, segiin Santo Tomas (2.* 2°, q. 2, art. 7), el matrimonio desde el prin- cipio de su institucién significaba la unidn de Cristo con la Iglesia en cuan- to 4 la conformidad dz La naiuvaleza; y cuando en la q. 42 del Suplemento, art, 2, parece que dice lo contrario, 3 pero, como sabiamente nota Silvio en la concl. 3 del comentario de dicho articulo, «quod hic dicit (Divus Tho- mas), intelligendumest de conjunctio- ne non solum per naturam, sed etiam per gratiam: utramque enim illam conjunctionem representare matri- monium quatenus est Sacramentum Nove Legis, tradit Divus Thomas, q- 6t, art, 2 ad 1,4» 2688. P. ;Cudndo fué instituido el matrimonio? R, Algunos autores dicen que fué instituido en el estado de la inocen- cia, cuando Ad4n, inspirado por Dios, dijo: «Hoc nunc, os ex ossibus meisi.. Propter hoc relinquet homo patrem et matrem,» etc. (Génesis, cap. 2, ver- siculos 23 y 24); pero Santo Tom4s (q. 42 del Suplemento, art. 2 ad 4,%™) dice asi: «Ad quartum dicendum, quod matrimonium ante peccatum institutum fuit a Deo, quando homi- ni mulierem de costa formavit in ad- jutorium, et dixit eis: Crescite e¢ mul- “iplicamini: quod, quamvis etiam aliis animalibus dixerit, non tamen per ea eodem modo implendum fuit sicut per homines. Adam vero verba illa pro- tulit a Deo inspiratus, ut intellige- ret matrimonii institutionem a Deo factam.» Esta sentencia del Angélico Maes- tro es conforme 4 lo que dice el Padre San Agustin (lib. 14, De Civttate Dei, cap. 22) en cuanto a las palabras por las que Dios instituyé el matrimonio, crescite et multiplicamini ; y en cuanto aque Adan dijo, inspirado por Di Propier hoc relinguet homo, etc., se in fiere claramente del cap. 19 de San Mateo, en donde Jesucristo las atri- buye al mismo Dios, esto es , como sabiamente dice Silvio, «abi Salvator ait Deum illa verba dixisse, per Adam , scilicet , divinitus afflatam.» En cuanto al tiempo en que Jesu- cristo elevé el matrimonio 4 Sacra- | mento, Silvio cree que esta institucién «facta videtur, Joannis, 2, ubi Chris- tus nuptiis benedixit, non solum bene 4 precando vel aquas in vinum mutan- do, sed gratiam tribuendo et castita- tem conjugalem firmando: hujus be- nedicticnés meminerunt PatresConcilii Ephesini, Cyrillus in Joannem, Epi- phanius, heresi 51 et 67, et Avgusti- nus, tract. Xin Joannem.» Para la practica no importa mucho la deter- minacién del tiempo en que éste y algunos otros Sacramentos fueron instituidos; nos basta saber que es de fe que todos y cada uno de los siete Sacramentos fueron instituidos por Jesucristo, y causan la gracia, Acerca del matrimonio, he aqui la definicién dogmatica del Tridentino (ses. 24, can. I): «Si quis dixerit matrimonium non esse vere et proprie unum ex se- ptem legis evangelica Sacramentis a Christo Domino institutum, sed ab hominibus in Ecclesia inventum, ne- que gratiam conferre, anathema sit.» 2689. Pasando 4 explicar la defi- nicién del matrimonio, segdn convie~ ne 4 tedos los estados y edades del mundo, se dice: «Viri e¢ mulieris ma- ritalis conjunctio,» porque entre per- sonas de un mismo sexo no puede ha- ber matrimonio. Ademéas, se pone en singular wiri et mulieris, para denotar la unided en el matrimonio; porque tanto en la institucién primitiva del matrimonio, como en la ley de gracia, se prchibid per Dios la poligamia, esto es, que un marido tuviese mu- chas mujeres. Es verdad que dispen- s0 Dios en Ja ley antigua, y 4un an- tes de ella, después del Diluvio, para que un hcmbre pudiese tener muchas mujeres, 4 fin de que los adoradores de Dics se multiplicasen mas fécil- mente, La sentencia casi comin afrma que la poligamia fué dispensada por Dics, no sdlo para los judfos, sino tamb-€n para los gentiles: asi vemos que Ester, con la aprcbacién de su tio Mardcqueo, se casé con Asuero, viviendo su antigua esposa; y Jaccb se desposé con Lia y Raquel, hijas del irfiel Labén. Véase 4 Belarmino LIBRO VI. TRATADO VII. y 4 otros tedlogos. Billuart (diss. 5, De matrim., art. 1, § 2) dice que es mds probable que esta dispensa se hizo inmediatamente después del Di- luvio; que no se hizo antes, porque era tanta la longevidad de los hom- bres en aquel tiempo, que podia mul- tiplicarse facilmente el género huma~ no. Dice muy bien el Compendio Sal- maticense (tract. XXIV, cap. 2, punct. g}: «Ante Diluvium solus La~ mech fuit polygamus, Genes., 4, 19: et ut primus adulter reprehenditur a Sanctis Patribus, quia in longeva illa zetate sufficiebat monogamia ad pro- pegandam naturam.» Dios no permitié Ja poligamia en la ley de gracia: r.°, porque el género humano estaba ya suticicntemente propagado; 2.°, porque el culto de Dios, después de la venida de Jesu- cristo, que és el tiempo de la plenitud de la gracia, no se multiplica por la propagacién carnal en un pueblo de- terminado, como sucedia en la ley antigua, sino que se difunde en todas las gentes del mundo por la propa- gacién espiritual, como dice Santo Tomas (in Supple, q. 65, art. 2 ad 4.4), Aqui se ha de notar que Je- sucristo, al elevar el matrimonio 4 su primitiva institucién, no sélo prohi- bid la poligamia al pueblo cristiano, sino también 4 los judios y 4 los gen- tiles; asi es que en los paises idéla- tras, donde la poligamia esta admiti- da, cuando el maiido se convierte 4 la religién catélica, no puede perma- |necer sino con la primera mujer con quien contrajo matrimonio, con tal que ésta se convierta 4 la fe, 6 Alo menos quiera habitar con su marido pacificamente, sie cortumelia Creato- vis, Esta misma dectrina apliquese 4 los matrimenios de les judios y de los mahcmetanus, como lo declaré Ino- cencio III, in cap. Gas udemus, 8 El matrimonio se dice cunjunctio imavitelis para derotar que la palabra co: juncién no habla de ctres pactos que puede haber entre el hombre y la 2 DEL SACRAMENTO mujer, como de comercio, etc., sino del vinculo y obligacién indisoluble que nace dei matrimonio; y por esto se dice maviialis, esto es, perlinens ad finem proprium nuptiarum, como dice Drouven, 6 «ad significandum quod heec conjunctio ft ad ea que mariti officium requirit. Non dicitur uxoria, etiamsi eadem illa conjunctio ordine tur quogue ad ea quie uxoris officium requirit, quia, (como dice Silvio) non est vir propter mulicrem, sed mulier propter virum (I ad Cor., 11), ideoque magis debuit hee differentia sumi a viro, quam a muliere.» Se dice también maritalis, para sig- nificer que en el matrimonio no pue- de haber sino un marido; porque la poliviria, 6 sea que una mujer tenga mas de un marido, esta prohibida por el derecho natural primario, y es in- dispensabie zz omni eventu. La razin es, porque la poliviria se opofie al fin primario del matrimonio, que es la procreacién de la prolz, y se opone también al fin secundario, que es la educacién de la misma. He aqui cd5mo lo prueba Santo To- mas en Ja cuestidn citada, art. 1 ad 8.1m; «Unam uxorem habere pla- ves viros est contra prima praecepta legis natura, eo quod per hoc quan- tum ad aliquid totaliter tollitur, et quantum ad aliquid impeditur bonum s, quod est principalis matrimo- finis. In bono enim prolis intelli- gitur non solum procreatio, sed etiam . Ipsa enim procreatio prolis, si non totaliter tollatur, quia con- tingit post impregnationem primam iterum mulierem impreegnari, ut dici- tur VIL, De Andverl. (cap. 4 ad fia.), tamen multum impeditur; quia vix potest accidere quin corruptio accidat quantum ad utrumque feetum, vel quantum ad alterum. Sed educatio totaliter tollitur; quia ex hoc quod una mulier plures maritos haberet, sequeretur incertitudo prolis respectu pairis, cujus cura necessaria est in educando. Et ideo nulla lege vel con- DEL MATRIMONIO. 5 suetudine est permissum unam mu- lierem habere plures viros, sicut e converso.» Se dice iider personas legitimas, para dar 4 entender que aquellos 4 quienes est4 prohibido el matrimonio por la ley natural 6 por la ley positiva, no pueden licitamente contraerle, como se dird por extenso cuando se trate de los impedimentos del matrimonio. Se dice individuam vite consuetudi - nem (sive societatem) retinens, para manifestar la perpetuidad con que de- ben estar juntos en amor y en socie- dad el marido y la mujer, como lo manifesté Addn en el Paraiso cuando, inspirado por Dios, tan luego como vid por primera vez 4 su mujer, dijo: «Hoc nunc, os ex ossibus meis... Quamobrem relinquet homo patrem suum et matrem, et adherebit uxori sue: et erunt duo in carae una;» en lo cual denotaba el vinculo indisolu- ble que hay entre el marido y su mujer. 2690. P. 2En qué consiste pro- piamente la esencia del matrimonio? R. En el vinculo indisoluble entre el marido y la mujer, que nace del consentimiento interno y del pacto manifestado exteriormente cuando hicieron el contrato matrimonial. P. (El matrimonio es Sacramento en la ley de gracia? R, He aqui dos c4nones del Tri- dentino, en la ses. 24, en los cuales se define dogma catélico: en el pri- mero, que en la ley evangélica el ma- trimonio es verdadero Sacramento; en el segundo, que no es licita la po- ligamia. Primum: «Si quis dixerit ma- trimonium non esse vere et proprie unum ex septem legis evangelice Sa- cramentis a Christo Domino institu- tum, sed ab hominibus in Exclesia inventum, neque gratiam conferre, anathema sit.» Secundam: «Si quis dixerit licere christianis plares simul habare uxores, et hoc nulla lege divi- na esse prohibitum, anathema sit.» Para que mejor se entienda la na- 6 turaleza 6 esencia del matrimonio, conviene advertir que en él hay causa material, causa formal, causa eficien- te y causa final. La causa material, 6 sea la materia de este Sacramento, es de dos maneras: préxima y remota. La remota son los cuerpos de los dos contrayentes que no tienen impedi- mento dirimente y tienen consenti- miento interno. La préxima es la mu- tua tradicién de sus cuerpos, 6 sea el contrato Jegitimo con que se entregan el dominio de sus cuerpos en orden al matrimonio, 6 bien con palabras, co- mo se hace ordinariamente, 6 bien con signos que representen este con- sentimiento, como sucede en Cochin- china, donde la mujer, con sdlo reci- bir un ramo que en sefial de matri- monio le entrega el esposo, manifies- ta que acepta el matrimonio, y en ese caso la mutua aceptacidn sensibi- lizada es la forma del matrimonio: de | modo que la entrega de] dominio de; Jos cuerpos, en orden al matrimonio, es la materia proxima, y la aceptacién | mutua es la forma. Esta sentencia, que en el dia es comunisima, me parece cierta moral- mente para la practica, como se dira | cuando se trate del ministro de este Sacramento, Como en orden 4 la cau- sa eficiente de este Sacramento y 4 la causa final del mismo se han de tra- tar mas adelante cuestiones impor- tantes, no digo mas en este lugar. CAPITULO II DEL CONSENTIMIENTO NECESARIO PARA EL MATRIMONIO 2691. El consentimiento es in- dispensable para la validez del matri- monio, ya se le considere como con- trato, ya como Sacramento. Como contrato, porque éste exige el con- sentimiento mutuo de los que con- traen, de tal manera que seria nulo si LIBRO VI. TRATADO VIII. una de las dos partes no consintiese. Como Sacramento, porque fundando- se éste en el mismo contrato elevado por Cristo 4 Sacramento, si el contra- to, que es el fundamento, fuese nulo, también lo seria el Sacramento. El consentimiento debe ser de pre- sente, porque la promesa de celebrar contrato en lo futuro no tendria ra- zon de matrimonio , sino de esponsa- les. Cuando de presente se hace mu- |tua entrega y aceptacién de sus cuer- pos por los contrayentes en orden al matrimonio, pero se impone alguna condicién, se dira de esto al tratar del matrimonio condicionado. El consentimiento debe ser libre, porque produciendo el matrimonio un vinculo indisoluble, de libre eleccién, [que exige mutuo amor entre los ca~ lsados, seria muy duro este estado si ise abrazase por coaccién; y como las eargas deben ser comunes entre eb marido y la mujer, el consentimiento debe ser también reciproco. El consentimiento debe ser interno, porque es acto elicito de la voluntad. | 2692. P. Y siuno afirmase que no 'prest6 consentimiento interno en ef matrimonio sino fingidamente: 1.°, ase lle deberia dar crédito? 2.°, ¢cudntos 'pecados cometeria el que tal hiciese? R. A lo primero, ordinariamente ino se le deberia creer, porque de este modo se abriria una anchurosa puerta para deshacer matrimonios vAlidos, | pues los descontentos acudirian 4 este medio, A lo segundo, el que tal hiciese, r.°, pecaria mortalmente contra la ‘virtud de Ja verdad, mintiendo en imateria grave; 2.°, pecaria mortal- mente contra religién, violando la -/santidad de este Sacramento, hacien- do que fuese nulo; 3.°, pecaria mor- talmente contra justicia conmutativa, engafiando mentirosamente en mate- tia grave 4 la otra parte que habia puesto sinceramente su consenti- miento. 2698. P. iA qué estaria obligade DEL SACRAMENTO el que al contraer matrimonio dié fingidamente su consentimiento? R. San Ligorio (lib. 6, nim. 887) dice que el que se casd fingidamente est4 obligado después 4 tomar la mujer con quien habia contraido apa- rentemente, poniendo verdadero con - sentimiento; esto se ha de entender en el caso de que permanezca el con- sentimiento de la otra parte; porque si ésta hubiese retractado su consen- timiento, no podria revalidarse el ma- trimonio sin nuevo consentimiento de los dos. San Ligorio, siguiendo 4 Lugo, afiade que rava vez excusa al que puso el consentimiento fingido, para ponerle después verdadero, el que haya disparidad de cualidades entre los dos contrayentes, como de fortuna, ete.; porque si el engafiador no se casa con la parte engaiiada, ésta ni quedaria casada ni soltera; no ca- sada, porque la parte que no puso consentimiento no podia consumar el matrimonio; no soltera, porque como la Iglesia no da asenso 4 los que dicen haberse casado fingidamente, no per- mitira que ninguno de los dos se case con otra persona; y, por lo tanto, para reparar el dafio que la parte frau- dulenta hizo 4 la inocente, dice muy bien San Ligorio, aunque haya dis- paridad entre lcs contrayentes, rara vez se excusara de la obligacién de poner el consentimiento que falté. No obstante, San Ligorio, en el lugar ci- tado pone dos casos, en los cuales el que puso consentimiento fingido no estaria obligado 4 poner consenti- miento verdadero. Dice asi: «Excipi- tur tantum 1.°, si fraus mulieris in- tercesserit, ut declaravit Sacra Con- gregatio. Vide P. Zachar., apud Croix, loc. cit. Excipitur 2.°, si nul- lum damnum sit puelle obventurum, ut ajunt Sanch., loc. cit., num 5, et Croix, dict. num. 258, cum Palao et Krimer.» 2694. P. Si el que contrajo fin- gidamente afirmase con juramento que habia puesto el consentimiento DEL MATRIMONIO. 7 fingidamente, ¢se le creeria en el fuero externo? Rk. De ninguna manera, aun cuan- do los dos jurasen que no habian te- nido consentimienio. La razén es, porque, como dijo la Sagrada Congre- gacién del Concilio (in Novarzenst, at Februarii 1720), hablando del que afirma con juramento 4 la otra parte que puso consentimiento fingido, y asi que no puede pagar el débito: «Verum compars non tenetur credere alteri parti asserenti se ficte matrimo- nio consensisse, etsi jurejurando id affirmaret; ideoque licite potest con- jugale debitum petere; nullam siqui- dem promeretur fidem qui inficiatur quod solemniter professus est, nisi contrarium evidenter probet;» y lo mismo se dice del tribunal eclesidsti- co, el cual no dara crédito al que se presente alegando la nulidad de su matrimonio, fundado en que no dif su consentimiento interno al contraer- le exteriormente, por mas que una de las partes, 6 las dos, aseguren esto mismo con juramento: «Hac ratione (son palabras de Scavini) neutra pars in foro externo auditur, etsi uterque juret se ficte consensisse. Unde in praxi, qui ficte consensit, tenetur vere consentire; secus non satis damnum repararet, cum, semel publice cele- brato matrimonio, parti deceptee non amplius permittatur alteri nubere. Ita cap. 5, De eo gui.» (Scavini, edi- cién de 1874, tomo 3, num. 718, no- tas 2.° y 3.7) El consentimiento debe sertambién exterior; porque debiendo aceptarse por la otra parte, esto no se podria verificar si no se manifestaba con algtin signo externo. 2695, P.¢¥ es necesario que el consentimiento en el matrimonio se manifieste precisamente por palabras? R. San Ligorio trata esta cuestién en el lib. 6, nimeros 887 y 888, y dice que, exceptuados algunos pocos, es doctrina inconcusa de todos fos tedlogos, con Santo Tomds, que las & palabras no son absolutamente nece- sarias: «Probatur ex cap. 23, Dz spon- sal,, ubi muti et surdi valide quidem nubunt; ex cap. unic., § fin., De des- ponsal, dmpub., in 6; item ex cap. Is qut fidem, De sponsal.» En cuanto 4 si el usar de palabras en la celebracién del matrimonio obliga bajo precepto, aunque algunos autores dicen que pecaria mortalmen- te el que no manifestase su consenti- miento por medio de palabras, pero esta opinién no es admitida comun- mente, porque en ninguna parte se encuentra ese precepto grave. Inocen- cio III, preguntado sobre este punto, después de afirmar que eran conve- nientes guaniua ad Eeclesiam, dice bastante claramente que no son abso- lutamente necesarias: «nam surdi et muti possunt contrahere matrimo- nium per consensum sine verbis» | (cap. Tuc fraterndtatis, 25, De sponsal.); y la glosa, exponiendo las anteriores palabras, dice asi: «Non contrahitur sine verbis, vel per aliquod aliud per quod intelliguntur consentire. » Es verdad, como dice San Ligorio, que cuando no hay ninguna causa, pecaria venialmente el que, donde no hay costumbre en contrario, no ex- presase con palabras su consentimien- to; porque «alias ageretur contra con- suetudinem Ecclesiz;» pero afiade: «Sed a tali culpa (veniali) bene excu- saret verecundia, aut alia rationabilis causa.» Obsérvese en cada pais la costumbre vigente. En el reino de Tunquin, aunque estd publicado el Tridentino y los matrimonios deben celebrarse con presencia de testigos, pero como en las sangrientas y fre- cuentes persecuciones que alli se han levantado contra los misioneros se hace muy dificil que los fieles encuen- tren endonces sacerdote, el matrimonio se celebra del modo siguiente: en un convite, después que el hombre ma- nifiesta ptblicamente su consenti- miento para el matrimonio entregan- do un ramo de un Arbol, si la mujer LIBRO VI. TRATADO VIII. lo recibe, dun cuando no diga palabra alguna, el contrato del matrimonio queda perfeccionado. 2696. P. Si el padre 6 la madre (porque en esta materia es igual que sea cualquiera de los dos) estan pre- sentes, y lo esta también el hijo 6 la hija, si celebrandose el matrimonio el padre 6 la madre diesen su consen- timiento, gse deberia tener por cele- brado el matrimonio si el hijo 6 la hija nada dijesen de palabra 6 por sefjal, con tal que no contradijesen? R. Esta cuestién la trata San Li- gorio en el lib. 6, nim. 838, hablan- do de los esponsales; y lo que dice de éstos se ha de entender igualmente del matrimonio, como dice el Santo (nam. $87): «fd quod dictum est de sponsalibus filiorum, que, ipsis ta- centibus, a parentibus contrahuntur (vide num. 838), idem dicitur de ipsorum matrimonio tali modo inito. Vide Salmant., cap. 6, num, 61, cum Divo Thoma, Sanch., Bon., Con., ete.» Pues bien; habiando de los esponsa- les, he aqui lo que dijo Bonifacio VIII: «Porro ex sponsalibus que parentes pro filiis puberibus vel impuberibus plerumque contrahunt, ipsi filii, si expresse consenserint, vel tacite, ut si presentes fuerint nec contradixe- rint, obligantur.» (Ex cap. unic., § fin., De desponsat. impub., in 6.) 2697. Aqui es necesario hacer una importantisima advertencia, con San Ligorio y la opinién comin. Cuando se dice que el matrimonio celcbrado por alguno de los padres es valido si estando presente el hijo no reclama, esto se ha de entender en el caso de que el hijo hubiese dado su consentimiento interno, porque la autoridad de Bonifacio VIII se en- tiende tan sdlo en cuanto al fuero ex terno de la Iglesia; pero si el hijo di- siente interiormente, es cierto que no estd obligado al matrimonio ni 4 los esponsales contraidos por alguno de sus padres, 6 por los dos; y lo mismo se ha de decir si el hijo ni consintié DEL SACRAMENTO ni disintid, sed se habuit mere negative: aad contrahendam enim quamcumque obligationem positivus requiritur con- sensus,» dice San Ligorio (nam. $38). De modo que Bonifacio VIII no dis- pensé la necesidad del consentimien- to interno para jos esponsales y para e] matrimonio, ni 4un podia hacerlo; tan s6lo quiso que para el fuero ex- terno él consentimiento del hijo que habia de contraer matrimonio se ma- nifestase suficientemente cuando el padre 6 la madre daban su consenti- miento en presencia del hijo, y éste no contradecia. Este privilegio, dice San Ligorio como cosa cierta y con la sentencia comtn, es peculiar de los padres; de modo que 4un cuando el tutor 6 los hermanos consiotiesen en los espensales 6 en el matrimonio, no estaria obligado el que se casa 4 dar por valido el matrimonio ni los espon- sales, si no did expresamente su con- sentimiento. Cuando los padres contraen espon- sales 6 matrimonio por un hijo ausen- te, sobre si basta que el hijo no con- tradiga, 6 si es necesario que dé su expreso consentimiento, hay opinio- nes; y aunque San Ligorio tiene por probables las dos sentencias, se incli- na mas 4 la que dice que basta que el hijo no contradiga, y le parece mas probable; pero dice el Santo Doctor que no bastaria que el hijo supiese casnalmente que el padre habia con- traido en su nombre, y el hijo no con- tradijese, «sed insuper requiri, ut pa- rens vel per se, vel per epistolam aut auatiom filium certiorem faciat.» (Nd- mero 839.) 2698. P. ;Es necesario el con- sentimiento de los padres para la vali- dez del matrimonio? R. Es de fe que no se necesita, como lo defiaid el Tridentino en la ses. 24, cap. 1, De veformatione matri- monti; «Tametsi dubitandum non est clandestina matrimonia, libero con- trahentium consensu facta, rata et vera esse matrimonia, quamdiu Eccle- DEL MATRIMONIO. 9 sia ea irrita non fecit, et proinde jure damnandi sint illi, ut eos sancta Sy- nodus anathemate damnat, qui ea vera ac rata esse negant, quique falso affirmant matrimonia a filiis-familias sine consensu parentum contracta irrita esse, et parentes ea rata vel irrita facere posse; nihilominus sancta Dei Ecclesia ex justissimis causis illa semper detestata est, atque prohibuit.» Scavini (ultima edicién de 174, tomo 3, nim. 720), después de afir- mar y probar que no se necesita el consentimiento de los padres para la validez del matrimonio de los hijos, examina como y cuando se exige el consentimiento de los padres para la licitud del matrimonio de los hijos, y dice asi: «Secundo, requiritur tamen parentum consensum ad matrimonii licitatem, adeo ut filii-familias qui sine tali consensu contrahunt, peccent mortaliter, ex communiori' sententia. Etenim honor et reverentia parenti- bus debita postulat, ne filii absque ipsorum consilio tam grave °c pezpe- tuum negotium ineant; cum in eo illi experientia edocti sint, ac generatim valeant auxilium prabere opportu- num. Hine Ecclesia hee matrimonia semper detestata est ac prohibuit; merito ergo dicczesane Synodi (ut Novariensis) praecipiunt, ne hujusmo- di conjugiis assistat parochas; tanto magis, quia codices civiles graviter quoad effectus suos animadvertant in contravenientes sponsos. Attamen, gravi interveniente causa, licitum est filiis matrimonium inire insciis et etiam invitis parentibus. Esset si flius in remotis versetur, et ei offeratur matrimonium honestum et valde uti- le, quod ob graves circumsiantias sit ineundum, neque possit expectari pa- rentum consensus. Item si parentes essent irrationabiliter inviti; sed caute semper agendum hac de re, ut jurgia et offensiones multe vitentur: ideo licentia filiis concedenda non est, si fortiter contradicant parentes, incon- sulto Episcopo.» 10 2699. -P. Cuando el padre, pre- guntado si consiente en el matrimo- nio, no responde, {se ha de tomar su silencio por consentimiento, 6 por disentimiento? R. Scavini, en el lugar citado en el parrafo anterior, dice asi: «Si conjec- tura sit talis, quod taceat quia dissen- tit, v. gr., si taceat ne displiceat do- mino vel amico, tunc taciturnitas illa habenda erit pro expresso dissensu, Secus si conjectura sit, quod ideo ta- ceat quia sibi_ matrimonium non dis- plicet. In dubio communius tacitur- nitas pro consensu estimatur; nam qui tacet consentire censetur, maxime cum possit dissentire.» Si el padre ptimero disiente, pero inmediatamen- te consiente, aunque graves autores dicen que los contrayentes quedaa li- bres del compromiso (SAnchez, Soto, Roncaglia, los Salmaticenses, etc.), porque cbligatio semel extincta amplius non reviviscet, mas San Ligorio tiene por muy probable que se entiende cumplida moralmente la condicién; por el contrario, que si primero con- siente y luego disiente firmemente, tiene por mas probable que la condi- cién no se cumplié (lib. 6, num. 893). 2700. P. {Puede el padre impo- ner al hijo precepto de que se case? R. He aqui la respuesta de Santo Tomés, ins Sent., dist. 29, q. 1.*, art. 4: «Respondeo dicendum, qued cum matrimonium sit quedam quasi servitus perpetua, pater non potest cogere filium ad matrimonium per preceptum, cum sit liberee conditio- nis; sed potest eum inducere ex ratio- nabili causa: et tunc sicut se habet filivs ad causam illam, ita se habet ad preceptum patris; vt si illa causa cogat de necessitate vel de honestate, et preceptum similiter cogat; alias non;» y oponiéndose 4 si mismo el Angélico Maestro que el hijo debe obedecer 4 sus padres en éodas las cosas, segtin aquellas palabras del Apéstol San Pablo (ad Coloss., cap. 3, v. 20}: «Filii, obedite parentibus ves- LIBRO VI. TRATADO VIII. tris per omnia,» el Santo Doctor res- ponde asi: «Ad primum ergo dicen- dum, quod verbum Apostoli non intel- ligitur in illis in quibus sicut pater est liber, ita et filius; et hujusmodi est matrimonium, per quod etiam filius fit pater.» San Ligorio (lib. 6, nm. 850) afia- de 4 las palabras de Santo Tomas que el padre de manera alguna debe obli- gar al hijo por medio de reprensiones 4 que contraiga matrimonio, cuando éste quiere ser religioso 6 ser célibe, ni cuando quiere darle una esposa en- ferma 6 de mal cardcter. Tampoco podrd, sin justa causa, impedir al hijo 6 hija que contraigan un matrimonio honesto y conveniente para ellos; ni obligar al hijo que contrajo ya espon- sales (de los que no puede apartarse justamente) 4 que se case con otra: hoy los esponsales privados no tienen valor alguno. 2701. * Precisaconsignaren este lugar la legislacién que el Codigo ci- vil establece en el titulo 4, seccién segunda, art. 45, acerca del consenti- miento paterno que se requiere para contraer matrimonio, 4 fin de que los sefiores parrocos, en armonia con los deseos de la Santa Sede, se ajusten 4 sus prescripciones en todo aquello que no se oponga 4 los sagrados c4- nones y disposiciones vigentes de la Iglesia. Prohibe, pues, el nuevo Cé- digo, en su art. 45, la celebracién del matrimonio: 1.°, al menor de edad que no haya obtenido la licencia, y al ma~ yor que no haya solicitado el consejo de las personas 4 quienes corresponde otorgar una y otro en los casos deter- minados por la ley: 2.°, 4 la viuda durante les 301 dias siguientes 4 la muerte de su marido, 6 antes de su alumbramiento, si hubiese quedado encinta, y 41a mujer cuyo matrimo- dio hubiera sido declarado nulo en los mismos casos y términos, 4 contar desde su separacién legal: 3.°, al tu- tor y sus descendientes que tenga 6 haya tenido en guarda hasta que, DEL SACRAMENTO fenecida la tutela, se aprueben las cuentas de su cargo, salvo el caso de que el padre de la persona sujeta 4 tutela hubiese autorizado el matrimo- nio en testamento 6 escritura publi- ca. La licencia de que habla el na- mero 1.° del art. 45 debe ser conce- dida 4 los hijos legitimos 6 legitima- dos por matrimonio siguiente por el padre; faltando éste, 6 hallandose impedido, corresponde otorgarla por su orden 4 la madre, 4 los abuelos paterno y materno, y, en defecto de todos, al consejo de familia. Si se tratare de hijos naturales reconocidos 6 legitimados por concesidn Real, el consentimiento deberA ser pedido 4 los que los reconocieron y legitima- ron, 4 sus ascendientes y al consejo de familia, por el orden establecido en el pérrafo anterior. Si se tratare de hijos adoptives, se pedir el con- sentimiento al padre adoptante, y en su defecto 4 las personas de la fami- lia natural 4 quienes corresponda. Los demas hijos ilegitimos obtendrdn el consentimiento desu madre, cuan- do fuere legalmente conocida; el de los abuelos maternos en el mismo caso, y, 4 falta de unos y otros, el del consejo de familia. A los jefes de las casas de expdsitos corresponde prestar el consentimiento para el ma- trimonio de los educados en ellas (ar- ticulo 45). Los hijos mayores de edad estan obligados 4 pedir consejo al padre, y en su defecto 4 la madre. Si no lo obtuvieren, 6 fuese desfavorable, no podra celebrarse el matrimonio hasta tres meses después de hecha la peti- cién (art. 47). La licencia y el conse- jo favorable 4 la celebracién del ma- trimonio que el menor y el mayor respectivamente hubieran obtenido, deberdn acreditarse al solicitar éste por medio de un documento que haya autorizado un notario civil 6 eclesidstico, 6 el juez municipal del distrito del solicitante. Del mismo modo se acreditar4 el transcurso del DEL MATRIMONIO, tiempo 4 que alude el art. 47, es de- cir, cuando indtilmente se hubiere pedido el consejo (art. 48). Segtin el precepto del Codigo vigente (art. 49), los llamados 4 prestar su consenti- miento 6 consejo no estan obligados 4 manifestar las razones en que se fundan para concederlo 6 negarlo, ni contra su disenso se da recurso algu- no. Cuando asistan 4 la celebracién del matrimonio los Hamados por la ley 4 prestar el consentimiento 6 con- sejo, si fuese favorable, bastard que en el acto manifiesten su conformi- dad y firmen ellos, u otra persona 4 su ruego, el acta que el juez munici- pal 6 su delegado extender4 para la inscripcion del matrimonio en el Re- gistro civil. (Observacién 6.” al for- mulario C dela Instruccién dictada por el Ministro de Gracia y Justicia 4 26 de Abril de 1889.) Son menores de edad, como se ha dicho en el num. 972, sin distincién de sexo, los que no han cumplido veintitrés aiios; y téngase presente que para los efectos del matrimonio no se tiene en cuenta Ia mayor edad que establecen legislaciones especia- les, por lo cual este precepto del Cé- digo civil obliga en todo el reino. Conviene también tener presente que, segtin prescriben los articulos 322 y 323 del mismo Cédigo, puede un menor, huérfano de padre y madre, obtener el beneficio de mayor de edad por concesién del consejo de familia, aprobada por el presidente de la Au- diencia territorial del distrito, oido el fiscal, con tal que el menor tenga dieciocho afios cumplidos , consien- ta en la habilitacién y le sea conve- niente al mismo; cuya habilitacién debera hacerse constar en el registro de tutelas, y anotarse en el civil. No debe pedirse el consentimiento 6 con- sejo paterno para la celebracién de los matrimonios en el articulo 6 pe- ligro de muerte, cuando el caso sea urgente, segtin est4 declarado repeti- das veces por el Tribunal Supremo. IL 12 (véase Cadena, Tratado teérico-prdctico de Procedimientos eclesidsticos, tomo 1, edicién 2.", pag. 80). En todo caso, para que el matrimonio produzca efectos civiles desde la fecha de su celebracién, la partida sacramental deber4 ser inscrita dentro de los diez dias siguientes. (Cédigo civil, articu- lo 7S0.) Pueden pedir la inscripcién de este matrimonio, con arreglo 4 la Instruccién de 26 de Abril de 1889, los cényuges, sus padres € interesa- dos 6 su mandatario, aunque el man- dato haya sido verbal. (Véase Abella, en el comentario de este articulo.) Los viudos, sea cual fuere su edad, no tienen necesidad de consentimien- to 6 consejo paterno para contraer ma- trimonio, porque, ademas de ser emancipados, cumplieron con tal re- quisito la primera vez que se casaron. Real orden de 1863. (Véase Mach, nim. 659, pag. 1040, edicién 12.*) El Tribunal Supremo de Jasticia declar6, en sentencia de 12 de Mayo de 18S4, que no incurria en respon- sabilidad criminal el parroco que hu- biese autorizado la celebracién de un matrimonio sin que los contrayentes hubiesen obtenido el consentimiento 4 consejo paterno en los casos en que ja ley lo exige, fundandose en que el hecho de que se trata no esta previs- 10 en el Cédigo penal vigente, y en que la ley de 20 de Junio de 1862 que jo penaba, qued6 derogada por la de rmatrimenio civil de 1870, sin que sus prescripciones penales fuesen res- tablecidas por el decreto de g de Fe- brero de 1875. No obstante, los pa- srocos, por muchos conceptos, deben abstenerse de infringir por su parte las disposiciones legales relativas al consentimiento y consejo paterno. Mach, nim. 659, pag. ro42, edi- cion 12." ( Véase Cadena, en el lugar antes citado.) Deben obtener licencia del Rey para contraer matrimonio los Infan- tes y demas personas reales, sus hijos éinmediatos sucesores; los Grandes LIBRO VI, TRATADO VIII. de Espafia y los llamados 4 la suce- sién de la Grandeza, aunque estén en grados distantes, y los titulos de Castilla y sus inmediatos sucesores. (Véase elnim. 2733.) El art. 6 del decreto de 25 de Mayo de 1874 exi- mié 4 dichas clases de esta obliga- cién; pero derogado este decreto por elde 6 de Enero de 1875, en Real orden de 16 de Marzo del mismo afio de 1875 se declaré subsistente la ley y aquella prdctica. (Véase Cadena, tomo 1, pag. 84, y Alcubilla, tomo 7, pag. 203.) DISPOSICIONES RELATIVAS A CASAMIENTOS DE MILITARES Los cabos y soidados del Ejército no pueden efectuar su casamiento hasta haber transcurrido el plazo de tres afios y un dia desde que ingresa- ron enel servicio de filas, segdn los articulos 332 del Cédigo de Justi- cia militar, 12 de la ley de recluta- miento y 8.° del Reglamento para la ejecucion de éste. Por el art. 4.° se establece que los reclutas destinados” 4la segunda situacién permanezcan en ella, como maximum, tres afios. Las anteriores disposiciones han sido reformadas por otra de 3 de Ju- nio de 18g, la cual dispone que los individuos sujetos al servicio militar no sean autorizados para contraer matrimonio, ni se les expida el certi- ficado de solteria hasta que pasen 4 la tercera situacién, 6 sea a la de re- serva activa, siendo baja en filas, La misma disposicién rige para los soldados y cabos que pretenden recibir Ordenes 6 ingresar en reli- gidn, Ds cierto que hoy, los que es- tan 6 han estado sujetos al servicio militar, sean religiosos 6 seglares, no pueden recibir érdenes sin letras tes- timoniales de cada uno de los Ordi- narios en cuyas diécesis han perma- necido por el tiempo de tres meses. (Véase el ntim, 2593.) Primeramente la Sagrada Congregacién de Obispos DEL SACRAMENTO y Regulares dié esta disposicién para los religiosos de Italia, 27 de No- viembre de 1892. MAs tarde la exten- did 4 los clérigos de la misma na- cién, g de Septiembre de 1893, in una Fiymana, Ultimamente el Santo Oficio comprendié en este decreto 4 todos los que habiendo sido militares pretenden recibir ordenes. (Respuesta al sefior obispo de Urgel en 5 de Ene- ro de 1895.) Mas como los Ordina- rios en Espafia, atendida la legisla~ cién vigente, no pueden dar informes acerca dela conducta de los militares, por la razon de que éstos no son stib- ditos suyos, entendemos que se cum- ple con esta prescripcién de las Sa- gradas Congregaciones presentando jas letras testimoniales del [lustrisi- mo Sr. Vicario General Castrense, 4 quien tnicamente estén sujetas to- das las fuerzas del Ejército y de la Armada. Para proceder con mas segu- ridad en punto tan delicado, después de escritas las lineas que antece~ den, hemos consultado al muy Re- verendo Sr. Pro- Vicario General Cas- trense, el cual, con fecha 27 de Julio del corriente aio de 18gg, nos dice lo siguiente: «Es vigente la disposicién que establece se den exclusivamente por el M. Rdo. Sr. Vicario 6 Pro-Vica- rio General Castrense las testimonia- les de vite e¢ moribus de los que, ha- biendo prestado 6 prestando servicio} militar, aspiren 4 recibir Grdenes sa- grados 6 A ingresar en instituto reli- gioso. Estas testimoniales se refieren sOlo al tiempo servido por el militar, sea cualquiera el sitio donde lo pres- tase.» Agradecemos, como se merece, al ilustre Prelado su valiosa contes- tacion. Sien alguna ocasién las testimo- niales de que se trata fuesen defi- cientes, en este caso el Obispo que ha de ordenar al que ha prestado ser- vicio militar, debe, obtenida fa auto- rizacién de la Santa Sede, suplir la falta por medio del juramento, como prescribe la contestacién de la Sagra- DEL MATRIMONIO. 13 da Congregacién al sefior obispo de Urgel, arriba referida. Los mozos, antes de ser incluidos en e] alistamiento, pueden libremente contraer el matrimonio, puesto que ni Ja ley de reemplazo, ni otra ley al- guna, les impone tal prohibicion. Los sargentos, antes de reengan- charse, no pueden casarse. (Keal de- creto de g de Octubre de 1889.) eArt. 3r.. Los sargentos reengan- chados de todas las Armas y Cuerpos del Ejército que deseen contraer ma- trimonio, lo solicitaran de los res- pectivos Inspectores por conducto de sus jefes, acompariando copia autori- zada de la carta de pago 6 resguardo expedido por la Caja general de De- positos que acredite haber ingresado en ella la cantidad de 2.500 pesetas, 6 bien certificacién del jefe econémi- co 6 delegado de Hacienda de la pro- vincia correspondiente, que justifi- que satisface el recurrente por con- tribucién la cantidad que represente un capital igual 6 mayor 4 las cita- das 2.500 pesetas. »Art. 33. Los sargentos y cabos de Guardia Civil y Carabineros, los de cornetas y trompetas y los misicos de primera, segunda y tercera clase, podrdn contraer matrimonio sin pre- vio depésito pecuniario. » Respecto de los individuos 6 clases de tropa de la Armada, téngase pre- sente la ley de reclutamiento de la misma de 17 de Agosto de 1885, la cual prohibe, por regla general, con- ‘traer matrimonio 4 los individuos de la marineria durante los cuatro pri- meros afios de servicio activo, pu- diendo verificarlo en la reserva en cualquier tiempo; y 4 los inscritos disponibles, solo en el primer aijio. Sin embargo, podra concederse por las autoridades superiores de Marina permiso para contraer matrimonio en casos especiales, dando cuenta al Mi- nistro del ramo. (Art. ro, Alcubilla, tomo 7, pag. 124.) Suprimido por decreto de 21 de 14 Mayo de 1879 el expediente llamado de Real licencia para contraer matri- monio que se exigia 4 los militares, éstos hoy solamente necesitan, si son Generales, un certificado de sol- teria y de graduacién, expedido por el Ministerio de la Guerra; y si son je- fes y oficiales, igual certificado, expe- dido por su jefe jerarquico. Las mis- mas disposiciones que rigen 4 los matrimonios de los militares en ge- neral, son aplicables 4 los individuos de la Guardia Civil; sin embargo, téngase presente la disposicién que contiene la circular de 2 de Agosto de 1850. (Véase Alcubilla, tomo 7 de su Diccionario de Adnvinistyacién espa- jiola, pag. 198.) * 2702. * El Cédigo civil estable- ce las penas siguientes contra los que, 4 pesar de Ja prohibician del ar- ticulo 45, se casaren sin la licencia 6 consejo que en él se prescriben, de- clarando que, aunque el matrimonio serA valido, perolos contrayentes, sin perjuicio de lo dispuesto en el Codigo penal, quedardn sometidos 4 las si- guientes reglas: 1." Se entendera contraido el ca= samiento con absoluta separacién de bienes, y cada conyuge retendra el dominio y administracién de los que le pertenézcan, haciendo suyos todos Jos frutos, si bien con la obligacién de contribuir proporcionalmente al sostenimiento de las cargas del ma- trimonio. 2.* Ninguno de los cényuges po- dr4 recibir del otro cosa alguna por donacién ni testamento: lo dispuesto en las dos reglas anteriores no se aplicard en los casos del nim. 2 del art. 45, si se hubiere obtenido dis- pensa. 3." Si uno de Jos cényuges fuere menor no emancipado, no recibira la administracién de sus bienes hasta que Ilegue 4 la mayor edad, Entre tanto solo tendr4 derecho 4 alimen- tos, que no podran exceder de la ren- ta liguida de sus bienes. LIBRO VI. TRATADO VIII. 4" En los casos del nim. 3 del art. 45, el tutor perderd ademas la administracién de la pupila durante la menor edad de ésta. * CAPITULO III DE LA DIVISION DEL MATRIMONIO ARTICULO PRIMERO Divisién del matrimonio en general. 2708. Habiendo tratado de las cosas esenciales necesarias para la validez del matrimonio, trataré ahora de la division del mismo. El matrimonio se divide principal- mente en legitimo, rato y consumado. } legitimo se define: «Quod solo le- gitimo consensu inter habiles personas contractum est juxta leges naturales et civiles.» A esta clase de matrimo- nios pertenecen los celebrados en la ley natural y escrita, y los que en el dia celebran los infieles y judios, que, si no estan viciados esencialmente, son verdaderos matrimonios en cuan- to al contrato, pero no son verdadero Sacramento. El matrimonio rato es el que se contrae por los bautizados, y sdlo por los bautizados que no tienen impedi- mento alguno dirimente natural 6 eclesidstico. Se llama rato: 1.° Porque la Iglesia le tiene por valido, como fueron ratos los matri- monios clandestinos celebrados antes del Concilio de Trento, y como lo son hoy en las parroquias donde no se public este Concilio. 2." Se llaman también ratos, por- que no fueron consumados con copula carnal perfecta. E] matrimonio con- sumado es; «[psum matrimonium le~ gitimum seu ratum, in quo carnalis copula intercessit ad ipsam genera- tionem sufficiens, » 2704. Ademas de esta divisién principal del matrimonio, éste puede DEL SACRAMENTO dividirse en verdadero, presunto, pu- tativo, canénico, politico 6 civil. El verdadero es el que fué contraido realmente, y esto se puede probar con suficientes argumentos, por el testi- monio del parroco 6 de otros testigos, 6 por la partida del libro de casados. Aqui se ha de notar que se necesita mayor probanza para disolver un ma- trimonio que se cree contraido, que para probar su existencia. Matrimonio presunto es el que se tiene por verdadero segtin el derecho, 4un cuando pro foro inierno no exista realmente. Matrimonio futativo es aquel que el publico, y tal vez los contrayentes mismos, tienen por vdlido, pero que realmente es nulo, por haber interve- nido algin impedimento dirimente oculto. Matrimonio candnico es aquel en que se observan todas las leyes que Ja Iglesia prescribe para la validez del matrimonio. Matrimonio politico 6 civil es aquel en que se observan todas las solemni- dades que la ley civil prescribe. Es verdad que entre catélicos la potestad civil no puede moderar ni imponer condiciones respecto del matrimonio, sino en cuanto 4 los efectos civiles; pero de esto se hablara cuando se trate de los impedimentos dirimentes del matrimonio. ARTICULO IT Del matrimonio legitimo 6 verdadero. 2705. Es indudable que entre jos gentiles hay verdadero y legitimo matrimonio cuando contraen sin nin- gan impedimento dirimente de dere- cho natural, 6 divino, 6 civil. El Apéstol (I Cor., cap. 7, v. 13) dict «Si qua mulier fidelis habet virum in- fidelem,» etc, «Sed, afiade Santo To- mas, uxor non dicitur, nisi propter matrimonium: ergo matrimonium DEL MATRIMONIO. 15 trimonium.» (Ia Supplem., 3.® p., q. 59, art. 2.) El Santo Doctor lo prueba en el cuerpo del articulo, di- ciendo: «Qualibet res intendit effe- ctum suum naturaliter perducere ad perfectum,..; et quia (hc) perfectio prima communis esse potest infideli- bus et fidelibus..., ideo inter infideles est matrimonium.o 2706. P. El matrimonio entre los infieles, ges indisoluble por dere- cho natural? R. SantoTomis (In Supplem., q. 67, art. 1) dice asi: «Illud pracipue est de lege nature, quod natura bene instituta accepit in sui principio; sed inseparabilitas matrimonii est hujus- modi, ut patet Matth., 19: ergo est de lege nature. Preterea: de lege nature est, qaod homo Deo non contrarietur; sed homo quodammodo contrarius esset Deo si separaret guod Deus con- junxit: cum ergo ex hoc instituta sit inseparabilitas matrimonii (Matth., 1) videtur quod sit de lege natura, »Respondeo dicendum, quod ma- trimonium ex intentione nature ordi- natur ad educationem prolis, non so- lum ad aliquod tempus, sed per totam vitam prolis. Unde de lege nature: est quod parentes filits desaurizent, et filii parentum heeredes sint. Et ideo, cam proles sit commune bonum viri et uxoris, oportet eorum societatem per- petuo permanereindivisam, secundum legis nature dictamen. Et sic inse parabilitas matrimonii est de lege natura.» Nise diga que en el matrimonio rato no puede haber prole, ni la pue- den tener las mujeres estériles, y que, por consiguiente, en estas personas la indisolubilidad del matrimonio no sera de derecho natural, porque 4 este argumento se responde que esto es per accidens; pero e] matrimonio ex i#- tentéone natur@, como dice Santo To- mas, ordinatur ad educationsu polis: y en la respuesta ad 4." el Ai Maestro confirma esta doctrina, c quod est inter fideles, est veruam ma- do oponiéndos: 4 si mismo el siguien- 16 te argumento, 4 saber: «Aliquis vir non potest ex aliqua fcemina prolem accipere, qui tamen ex alia accipere posset, et qua etiam ab alio viro im- pregnaretur: ergo inseparabilitas ma- trimonii magis est contra legem na- ture, quam de lege nature,» el An- gélico responde asi: «Matrimonium principaliter ordinatur ad bonum com- mune...; et ideo in legibus matrimo- nii magis attenditur quid omnibus ex- pediat, quam quid uni competere possit: quamvis ergo matrimonii inse-' parabilitas impediat bonum prolis in aliquo homine, tamen est conveniens ad bonum prolis simplicity; et propter hoc ratio non sequitur. » Si bien muchos tedlogos niegan que el matrimonio rato sea indisoluble por derecho natural, tengo por mucho més probable que esta opinién no tiene sélido fundamente; porque, como | dice Billuart: «ld nobis est improba- bile, partim quia matrimonium natu- raliter exigit amorem mutuum et mu- tua obsequia; ubi autem liberum est uni ab alio discedere, frigescit amor et languent cbsequia: partim quia ma- trimonium definitur: Individua, id est, indissclubilis vitze societas; quod au- tem ponitur in definitione, pertinet ad naturem rei: partim quia id est de lege nature, quod natura accepit in suo principio; matrimonium autem ac- cepit in suo principio indissolubilita- tem: ergo,» etc. 2707. P. El matrimonio de los infeles, rato 6 consumado, ¢puede en algtin caso disolverse en cuanto al, vinculo? A. Puede disclverse por derecho divino, 4un el censumado, cuando uno de los dos cényuges infieles se convierte 4 la fe catdlica, y la otra parte: 1.°, 6 no quiere cohabitar con el ficl catélico; 2.°, 6 no quiere habi- tar sin contumelia del Criador; 3.°, 6 solicita al fiel 4 cometer algtin pecado mortal. Esta doctrina es comtn entre los tedlogos catdliccs, y esta expresa- mente aprcbada por Inocencio HI LIBRO VI. TRATADO VIII. (cap. Quanto, De divortiis), donde dice asi: «Si alter infidelium conjugum ad fidem catholicam convertatur, altero vel nullo modo, vel non sine blasphe- mia divini numinis, vel ut pertrahar ad peccatum mortale, ei cohabitare volente; qui relinquitur, ad secunda, si voluerit, vota transibit: et in hoc casu intelligimus quo ait Apostolus: Si infidelis discedit, discedat: frater lenim et soror non est servituti subje- ctus in hujusmodi.» «Ex his ergo Apostoli verbis (I Cor., 7) (continua Billuart), Ecclesia colligit rnatrimo- nium infidelium, uno ad fidem con- verso, in tribus casibus assignatis ex dispensatione divina posse disolvi. Nec cbstat quod Apostolus assignet tantum pro causa discessum infidelis; | quia qui non vult cohabitare nisi cum contumelia Creatoris, licet physice non discedat, discedit tamen aut qua- rit moraliter discedere.» Lo mismo dijeron los Pontifices que sucedieron 4 Inozencio ITI; de ‘modo que Benedicto XIV, fundado en la autoridad de sus antecesores y del Apéstol San Pablo en el libro 6, De Synodo, cap, 4, nim. 3, dice asi: «Certunt est, infidelium conjugium, ex privilegio in fidei favorem a Chris- |to Domino concesso et per Aposto- lum (1 Corinth., 7) promulgato , dissolvi, cum conjugum alter chri- stianam fidem amplectitur, renuente valtero in sua infidelitate obdurate cohabitare cum converso, aut coha- |bitare quidem volente, sed non sine contumelia Creatoris,» etc.; 4 cuyas palabras afiade el docto Bulsano: «Hance vero doctrinam in praxim de- ductam fuisse in universa Ecclesia evincitur ab eodem Pontifice, tum ‘loco citato, tum lib. 13, cap. az, !$2, etc,, qui plures casus recenset excussos et resolutos a Summis Pon- tificibus S. Pio V, Gregorio XIII, et Paulo V. Quibus adjici possunt responsa a S, Congregatione Concilii Tridentini Interprete szepius data, et variarum ecclesiarum ritualia.» DEL SACRAMENTO 2708. P. Cuando el cényuge in- fiel se presta 4 habitar pacificamente con su cényuge convertido 4 la fe sine contumeléa Creatoris y sin inducir- le 4 pecado alguno, ¢podra el fiel se- pararse de su esposa y pasar 4 otro matrimonio? R. Aunque Belarmino y algunos otros fueron de opinién que 4un en este caso podia separarse del cényu- ge infiel y casarse con otra persona, pero esta opinién es rechazada co- munmente; «quia, son palabras de Billuart (diss. 5, De matrimonio, ar- ticulo 2, $ 2), citato cap. Quanto, as- signantur tantum tres caus@ dissolu- | tionis matrimonii, nempe: altero non converso, vel nullo modo, vel non sine blasphemia divini numinis, vel ut pertrahat ad peccatum mortale, ei| cohabitare volente. Et cap. Gaude- mus, ibid., idem Innocentius II ex- presse definit quod numquam, ea vi+ vente (uxore), licite poterit aliam, etiam ad fidem Christi conversus, ha- bere, nisi post conversionem ipsius illa renuat cohabitare cum ipso, aut etiam si consentiat, non tamen abs- que contumelia Creatoris , vel ut eum pertrahat ad mortale peccatum. Ita etiam exprese docet S. Doctor noster, citatus in margine. Ratio item suadet; quia istud privilegium non est a Deo concessum nisi in gratiam fidei, et ne conjuges fideles perpetuo maneant calibes, quod plures posset retrahere a professione fidei: hoc ipso autem quo infidelis vult cohabitare pacifice, fides non periclitatur, et con- versus non manet celebs.» Lo mismo que Billuart dice Silvio (in Supplem., q. 59, art. 3, concl. 1); porque en el caso propuesto no se ve- tifica ninguna de las tres condiciones que puso Inocencio IH, y siguen co- munmente los tedlogos, como muy conforme 4 lo que dice el Apéstol: «Si quis frater uxorem habet infidelem, | et hee consentit habitare cum illo, | non dimittat illam. Et si qua mu-, lier fidelis habet virum infidelem, et! Tomo IIL. DEL MATRIMONIO 7 hic consentit habitare cum illa, non dimittat virum.» En cuyas pala- bras, como muy bien nota Biiluart, se ve claramente que 4un cuando la parte infiel no se quiera convertir, con tal que quiera habitar pacifica- mente sine contimelia Oreadoris y sin provocar al fiel 4 pecado alguno, no se puede disolver el matrimonio: «Ratio item suadet,» etc. Y no se diga que si no se quiere convertir la parte infiel, por esto mis- mo no quiere habitar sine contumelia Creatoris; porque, como muy bien dice Silvio en el lugar citado: «Apostolus dicens: Si consent? habitare cum illa, non dimittat virion, loquitur de ma- nente in infidelitate, et tamen non censet eum facere contumeliam Crea- tori.» 2709. P. Cuando la parte infel no quiere habitar con la fiel, ise di- suelve ipso facto el matrimonio? R. Como este privilegio lo conce- dié Dios en favor de la fe, la parte infiel quedara siempre ligada en el matrimonio, mientras la parte fiel no contraiga matrimonio con otra per- sona; y cuando el fiel ha contraido ya otro matrimonio, e! infiel puede también contraerlo. Aqui se ha de notar que aunque Santo Toms afirma que la parte que se convirtié 4 la fe queda ligada con el vinculo del matrimonio con la parte infiel mientras que no concurra alguna de las tres causas para proceder 4 contraer matrimonio con alguna otra persona, pero en la cuesti6n citada, art. 4, establece que la parte fiel, si la infiel no quiere convertirse, jac ipso puede separarse de ella quoad /abita- tionem. Benedicto XIV (lib. 13 De Synodo, cap. 21, nim. 1) dice que aunque el Concilio Toledano IV, in can. Fudai qui christianas, 28, q. 1, [parece prohibir que el cényuge fel convertido cohabite con el cényuge gentil, pero que se permite Ja coha- bitacion por los cAnones cap. Queantu, et cap. Gaudeamus, Dz divor 18 son muy posteriores al Concilio To- ledano IV. Benedicto XIV dice que, entre diversas opiniones, abraza la de Cabasucio. He aqui las palabras de Benedicto XIV sobre si el cényuge convertido puede habitar con el cén- yuge infiel, conciliando la opinién de Ics tedlogos que dicen que puede, y Ja de los que dicen que no puede: «At satis recto sentire videtur Cabassu- tius, qui in Theorem. ef Praxi Fur. Can., lib. 3, cap. 23, num. To et 11, hujus dubii resolutionem pendere af- firmat a casuum circumstantiis, et moribus regionum.» Silvio concluye asi esta cuestién; «Ex his consequenter est dicendum fidelem conversum, quamdiu ab Ec- clesia divortium non obtinuerit, te- neri ad reddendum debitum infideli pacitice cohabitanti. Sive autem di- vortium obtinuerit, sivenon, nunquam potest, ea vivente et in pacificam co- habitationem consentiente, aliud ma trimonium inire: quod si attentet, erit irritum; quia nullum est jure divino fundamentum dissolutionis matrimo- nii pro isto casu. Vide conclus. 1.2 art. sequent., et observa cohabitatio- nem pacificam importare quietam et ita tranquillam cohabitationem, ut non sit periculum quod nec conjagem néc liberos conabitur pervertere, aut in peccatum inducere, nec blasphe- miam ullam proferet contra religio- nem christianam.» Aqui se ha de advertir diligente- mente que toda esta doctrina est4 confirmada por un decreto de Ja Sa- grada Congregacién de 23 de Enero de 1603, como puede verse en el libro ro Decret., pig. 35, citado por Bene- dicto XLV, lib. 13 Dz Synodo, cap. 21, ndim. I, que dice asi: «Sacra Con- gregatio censuit ita respondendum: Minime posse praelictos ad veram fidem conversos accipere alias fideles uxores, nisi prius constiterit utrum prime voluerint cum eis permanere, vel non. Quod si noluerint cohabitare, vel si voluerint, non tamen absque LIBRO VI. TRATADO VIII. contumelia Creatoris, vel ut conver- sos ad mortale peccatum pertrahant, tunc posse eos alias fideles accipere uxores. Si cohabitare absque contu- melia Creatoris velint, et absque eo quod conversos ad mortale peccatum pertrahant, quamvis veram agnoscere fidem noluerit, non posse conversos alias fideles accipere uxores. Non suf- ficere ea que@ proponuntur, nempe, loci distantiam, difficaltatem, ac pre- sumptionem, cum constare debeat de voluntate ipsarum uxorum infi- delium.» Este gran Pontifice, en el mismo capitulo, § 2, pone dos casos diff- ciles que se consultaron 4 la Sagrada Congregacién De Proprganda Fide (et ab hac deinde, ut moris est, ad Congregationem Concilii, dice Bene- dicto XIV). He aqui los dos casos: «Piimus, videlicet, de infideli aliquo ad Christi fidem converso, qui, pro- priz sect errorem sequendo, plures duxit et habet adhuc uxores: cumque ignoretur an prima existis christianam religionem amplecti velit, secunda vero, aut tertia ad id promptam se exhibeat; dubitatur an permitti possit marito ut, priors illa relicta, posterio- ri, de cujus animo ad conversionem parato satis constat, deinceps adha- reat, etiamsi prima dumtaxat justa uxor ex omnibus censeri debeat, uti docet Sanctus Thomas in 4 Seni., dist. 39, q. unic., art. 3 ad 4.0", quem passim sequuntur alti thenlogi, sicut videre est aped Sanch., Dz weatvim., lib. 2, disp. 73, num. 4 et 5. »Alter casus est, cam aliqui, qui in statu infilelitatis matrimonio jun- cti erant, christianam religionem am- plexi, christianum conjagem cupiunt, sed penitus ignorant ubinam gentium sit primus conjux, ¢t utrum adhuc sit inter vivos, cum in captivitatem inci- derit a multo tempore et in longin- quas remotasque regiones abductus fuerit. His itaque evenientibus casi- bus, incerti quid consilii caperent, quamque agendi rationem et regulam DEL SACRAMENTO sequerentur tum ordinarii prasules, tum missionarii, preedicte Congrega- tionis et Sedis Apostolice sententiam exquisierunt.» 2710, A las dudas anteriores res- pondieron San Pio V y Gregorio XIII, fijando las reglas convenientes que habian de observar los Obispos, par- rocos y misioneros que consultaban. San Pio V (vov 4 copiar las palabras de Benedicto IV en el lib, 13 De Sy- nodo, cap. 21, num. 3) dice asi: «San- ctus Pius V ia apostulicis suis litteris, quarum initium est Runant Ponti ficis dimpressis in 5.” part. Coastitutionum Apostolizarum pro missionibus Sina- rum et Tanchini, etc., edit. Paris, exponit, quod indis, qui plures jn infidelitate uxores habaerant, si quando ad fidem convertebantur, in more positum erat, ut eam quisque uxorem retineret, que secum una Christum Deum agnoscere, ejusque fidem amplecti consentiebat, 11 vero magnas secum ferebat diffizaltates; cum et sepissime coatingeret ut ille quz cum maritis christianan religio- nem amplectebantur, uxores prime non essent; et aliunde arduum nimis esset eosden indos ab iis malieribas divellere que una cum ipsis ad bap- tismun sese offerebant. Itague, ut his difficultatibs malisque occurreret Sanctus Pontifex, sequentem edidit declarationem: «Idzo Nos, statuit di- sctorum indorum paterno affectu be- enigne consulere, atque ipsos Episc>- »pos et ministros hujusmodi scrupalis »eximere volentes, motu proprio, et ex vcerta scientia, ac de Apostolic po- vtestatis plenitudine, ut indi, sicut oprafertur, baptizati, et in futurum »baptizandi, cum uxore qua cam ip- vsis faerit baptizata, et baptizabitur, vremanere valeant tamquam cum suxore lezitina, aliis dimissis, Apos- vtolica auctoritate tenore, prasen- otium declaramus matrimoaium hu- vjusmodi inter eos consistere.» Gregorio XIII (son palabras de Be- nedicto XIV en el p4rrafo citado) DEL MATRIMONIO. IQ «in suis litteris incipientibus Quoniam s@pe contingit, que imprese habentur apud Pontium, De mairim., lib. 7, cap, 48, ntim. 23, cum exposuisset perseepe contingere ut ab Angola, et ‘Ethiopia, ac Brasilia in captivitatem abducerentur, et in remotas longe re- giones deferrentur homines uxorem habentes foeminaeque conjagali nexu conjuncta; qui autem vel qua in pro- priis regionibus remanebant, sese dis- positos vel dispositas exhiberent, ut christiane religioni nomen darent, et christifidelem conjugem accipere se velle ostenderent, magnas illico excitari solere difficultates, utrum ma- trimonium, sine quo baptismum for- tasse non sumerent, inire possent, propterea quod ignoraretur nym pri- mus Conjux, cum quo in in4dclitatis statu matrimonium contraxerant, ad- hac in vivis esset: his omnibus expo- sitis, opportunum comparare volens remedium, Episcopis, parochis et So- cietatis Jesa presbyteris ad excipien- das sacramentales confessiones ap- probatis, qui in iis regionibas de- gerent, facultatem et auctoritatem concessit «dispensandi cum quibus- vcumqae utriusque sexus christiiile- vlibus incolis dictarum regionum et vservis ad fidem conversis, qai ante »baptismum matrimonia contraxe- »rant, ut eorum quilibet, etiam super- ostite conjuge infideli, et ejus consen- »su minime requisito, responso non vexpectato, matrimonia cuni guovis »fdeli, alias tamen rite, contrahere, vet in eis postea caraali copula con- »summatis, quoad vixerint, remanere vlicite valeant.» Cumyue idem Pon- tifex animadvertisset fieri posse, ut post secundum initum matrimonium primus conjax repente prodiret + mans se prpeditum fuisse, qaominus voluntatem svam de amplectenda religione christiana manifestare, vel etiam se jampridem caristianos ritus amplexum fuisse antequam secundum illad matrimoniam celebrarctar; id- circo in iisdem litteris hoc additum 20 expressumque voluit, ut, his non ob- stantibus , secundum matrimonium validum et firmum haberetur: «Que »quidem matrimonia, etiamsi postea vinnotuerit conjuges priores infideles »suam voluntatem juste impeditos de- »clarare non potuisse, et ad fidem vetiam tempore transacti secundi »matrimonii converses fuisse, nihilo- »minus rescindi numquam debere, sed valida et firma esse.» 2711. Después de estos decretos apostélicos, Benedicto XIV, en el parrafo 4, prueba latamente que estos Romanos Pontifices no quisieron de- clarar que el Papa podia absoluiamente disolver el matrimonio consumado de los gentiles, sino (son palabras de Benedicto XIV) «dicimus, duos illos Summos Pontifices, expositis sibi di- ficultatibus consultures, nihil aliud egisse quam canonicarum legum ri- gorem temperare in eo quod pertinet ad judicialem interpellationem, quze infideli conjugi facienda esset, utrum velit ad fidem converti, illius mentis declarationem expectando per con- gruum tempus, ab ipsa lege aut a superiore ecclesiastico constitutum. Id satis aperte colligitur ex ipso brevi S. Pii Pape V, ubi leguntur hec ver- ba: «Maxime quia difficillimum foret »primum conjugem reperire.» Idem - que clare etiam infertur ex aliis Gre- gorii XIII litteris, in quibus inter cetera hec habentur: «Dummodo »constet, etiam sumarie et extrajudi- »cialiter, conjugem absentem moneri »legitime non posse; aut monitum, vintra tempus eidem monitioni pree- »fixum stam voluntatem non signi- »ficasse,» Después Benedicto XIV, en ef nu- mero 6, hace la siguiente importan- te advertercia: «Quemadmodum su- pra diximus, due ille S. Pii V et Gregorii XIII constitutiones certas quasdem regiones tantummodo com- plectuntur: neque vero, ut superius pariter assernimus, extendi possunt ad alias, quantumvis rationis et cir- LIBRO VI. TRATADO VIII. cumstantiarum paritas aut identitas id suadere videatur; quod etiam ani- madvertit Verricellus (De Apostoticis Massionibus, tit. 4, De privileg. regu- lar., q. 98, num. r8r.) Porro inter facultates, que Episcopis et vicariis apostolicis Asie, Africce et America, necnon prefectis missionum in iis- dem partibus tribuentur, hanc etiam, que sequitur, legere est, his verbis expressam: «Dispensandis cum gen+ »tilibus et infidelibus plures uxores »habentibus, ut post conversionem et »baptismum, quam ex illis maluerint, »si etiam ipsa fidelis fiat, retinere »possint, nisi prima voluerit conver- »tio In qua quidem formula nulla fit mentio de facultate dispensandi su- per juridica illa et formali interpel- latione, que primo conjugi fieri debet, ut mentem suam de Christi fide am- plectenda declaret, et subrogandi in illius locum aut extrajudiciales noti- tias, aut alias circumstantias et ar- gumenta, que suadeant improbabile omnino esse primum conjugem ad christianam religionem conyerti velle: jd quod expresse concessum legitur in duabus illis apostolicis constitutic- nibus S. Pii V et Gregorii XIIL.» 2712. De las palabras de Bene- dicto XIV se infiere: 1.° Que las constituciones de San Pio V y de Gregorio XIII, que sua- vizan mucho el rigor que antes s¢ observaba en esta materia, no se has de extender fuera de aquellos paises para los cuales se dieron expresa- mente, por m4s que parezca que en otras partes hay las mismas razones} 4 no ser que se conceda privilegio es- pecial del Romano Pontifice, como el que refiere Benedicto XIV en el citado parrafo 6, que sucedié en Napoles. 2.° En todos los casos que acaez+ can fuera de los paises privilegiados, cuando no se haga interpelacidn 6 rev querimiento 4 la parte infiel para qué diga si quiere cohabitar pacificamen- te con el esposo fiel size contumelia Creatoris, 6 conyertirse 4 la fe catéli- DEL SACRAMENTO ea, es necesario acudir al Papa para que dispense este requerimiento 6 in- terpelacién. 3.° En los casos en que el hom- bre convertido del gentilismo hubiese tenido muchas mujeres (por estar permitida la poligamia en muchas partes de infieles), si, por no querer convertirse ni habitar pacificamente ja primera, quisiese casarse con al- guna de las otras que habia abrazado ja fe cristiana, entonces deberia ha- cerse nuevo matrimonio, poniendo nuevo consentimiento. En esto no hay duda alguna, como dice Benedic- to XIV, citando 4 Santo Toméas, 4 quien siguieron comunmente los ted- logos. La razon es, porque la poliga- mia, segtin Santo Tomés, en la ley de gracia estd prohibida por el dere- cho divino; y si bien después del di- luvio fué permitida, fué por dispensa- cién divina, para que se aumentase el culto del verdadero Dios, suplien- do con su providencia en la parte que se opone al derecho natural secunda- rio. Fueron, pues, nulos todos los matrimonios que después del primero contrajo en la infidelidad el fiel con- vertido; y, por lo tanto, si se ha de quedar con la segunda, tercera, etc., esposa, es indispensable un nuevo matrimonio con nuevo y mutuo con- sentimiento, Me he alargado algin tanto sobre esta materia, porque, atendido el es— tado deplorable del mundo, y la li- bertad de cultos autorizada civilmen- te 4un en los reinos cuya inmensa mayoria es cat6lica, pueden ser con- venientes y dun necesarias estas doc- trinas 4 los confesores, y mas 4 los p4rrocos, pero muy especialmente 4 mis queridos hermanos misioneros del Tunquin, China, Formosa, y de las misiones vivas en Filipinas; pues aunque muchos de ellos tienen los; cecretos de las Sagradas Congrega- ciones sobre estas materias, encuen- tran aqui reanido lo més principal | que les conviene saber. DEL MATRIMONIO. 21 ARTICULO UI D:l matrimonio celebrado por procu- vador. 2713. Que el matrimonio cele- brado por medio de procurador es va- lido, con tai que concurran todas las circunstancias debidas, es indudable. Voy 4 copiar las palabras de Bene- dicto XIV (lib. 13 Dz Synodo Dicece- Sana, cap. 23, nim. g). Dice asi: «Ser - monem redigentes ad ea matrimonia que per procuratorem fiunt, hoc pri- mum asseremus, reperiri in Veteri Testamento matrimonium Isaac cum Rebecca per procuratorem Eliezer initum, sicuti legitur Genesis, cap. 24. Insuper statutas esse in jure canoni- co conditiones ad validitatem matri- monii per procuratorem celebrandi necessario servandas, que leguntur in cap. Procurator, De procuratovibus, in 6. Preterea communem hanc esse opinionem, matrimonia que per pro- curatorem fiunt, etiam post Tridenti- num Concilium, valida esse; eadem- que nostris etiam temporibus celebra- ri, et antehac celebrata fuisse, pre- sertim inter principes: quomodo Hen- ricus IV Galliarum rex Mariam Me- diceam duxit; et Hispaniarum regis filia cam Austria archiduce per pro- curatorem Ferrari coram Clemente Papa VIII matrimonium inivit.» Ademds, el Ritual Romano trae el modo de celebrar el matrimonio por medio de procurador: seria, pues, te~ meridad impugnar la practica general que observa la Iglesia. A la raz6n que alegan los que im- pugnan esta clase de matrimonios, 4 jsaber, que los que contraen de esta manera deben revalidar el consenti- miento en presencia de su parroco y de dos testigos antes de consumar el jmatrimonio, se responde que si bien jesto es conveniente para evitar frau- des y por si el mandante revocé su ' consentimiento, 4 lo menos interior- 22 mente, pero no es necesario para lo valido. He aqui las palabras de Bene- dicto XIV en su inmortal obra De Synodo Diecesana, lib. 13, cap. 23, num. g: «Theologos quidem pruden- ter consulere, ut qui matrimonio per procuratorem conjuncti sunt, vel ite- rum ipsimet coram parocho et testi- bus matrimonio jungantur, vel sal- tem quod ipsis absentibus actum est, praesentes ipsi coram Ecclesia ratum habere declarent; sicuti videre est apud Salmanticenses in Cursu Morali, tract. IX, De matrim., cap. 3, du- bit. 4, nim. 84. At hoc winime neces- sarvium reputayt, sed majoris dumta- xat cautele gratia faciendum suadzri; sicuti post Sotum, Sanchez, Gutie- rrez, Rzbellium, Bonacinam, aliosque fatetur Rosignolius (De matvin., par- te 1.*, tomo 7, contract. 15, disq. x, § 21, nam. 3). 2714. P. ¢Qué condiciones se deben cbservar para lo valido, cuando el matrimonio se celebra por procu- rador? R. 1.° No basta que el poderdante dé un poder general cuanto se quie- ra; debe expresar que Jo da para cele- brar matrimonio en su nombre. 2.° Debe expresar ademés el nom- bre y apellido de la persona para con lacual se da poder de contraer (leg. Generali 34 ff., De ritu nupt.). 3.° El mandataiio no puede sus- tituir 4 otra persona, 4 no ser que el pederdante le haya dado esta facul- tad. Estas tres condiciones las expre- s6 Bonifacio VILL in cap. fin., de procur. in 6, 4.° Ademés, si el poderdante im- puso al mandatario ciertas condicio- nes, por ejemplo, que el matrimonio se contraiga en fal tiempo, 6 con fal dote, etc., si el mandatario no las cumple, el matrimonio es nulo, como dicen Bonacina, Palao, Sdnchez, etc. San Ligorio dice lo mismo en el Ho- mo apostolicus, tract. XVIII, nim. 32; pero si el mandante dijese que se contraiga segan derecho, 4un cuando LIBRO VI. TRATADO VIII. el mandatario asistiese al matrimo- nio omitiéndose las proclamas, 4un sin licencia del Obispo, el matrimo- nio seria v4lido, aunque ilicito. Esta es sentencia comin; porque, como dice San Ligorio (lib. 6, ntim. 885), atalis forma (de que se celebre segin derecho) apponitur ad rite faciendum actum, sed non, ut conditio sine qua mandatum sit invalidum.» 5. El Sr. Carbonero y Sol, en su excelente Tra‘ado del Matrimonio (2.8 edicién, p4g. 99, ntim. 4), des- pués de citar la autoridad de Berar~ di, dice asi: «Nosotros creemos que Ja mujer puede dar poder para con- traer matrimonio; pero no lo conside- ramos muy decoroso 4 su sexo, sino en caso de necesidad, porque convie- ne més al pudor dela mujer ser bus- cada que buscar;» y aflade: «Ademas de esto, es mds natural y propio que pudiendo el varén dar poder, lo dé, pasa no alterar la costumbre de que el domicilio dela mujer sea el propio para la celebracién del matrimonio.» No cbstante, sucede algunas veces que hay circunstancias particulares per la distancia, urgencia, t otro mo- tivo, en que no sea indecoroso que la mujer dé poder para contraer matri- m onio ror procuador. 6.° El Sr. Carbonero y Sol, en el lugar citado, num. 1, dice que el po- der para contraer matrimonio debe ser formal cuando se da al mandata- tio para contraer matrimonio, asis= tiendo dos testigos, y tiene per mas probable que el apoderado no puede ser uno de éstos, La doctrina del se- ior Carbonero y Sol es muy prudente pira ¢] fuero externo, porque asi se evitan fraudes y reclamaciones; ade- mds de que ningtin parroco se presta- tia 4 celebrar matrimonio por precu- sador, sino tenia constancia sulicien- te de la personalidad del apodcrado. 7.° El mandato se debe manifes- tar delante del parroco y de dos tes- tigos, y celebrarse en su presencia; porque de ctro modo seria clandesti- DEL SACRAMENTO no el matrimonio, y por lo tanto nulo donde est4 publicado el Tridentino. El apoderado no importa que sea hombre 6 mujer; de modo que es igual que el poderdante para casarse con una joven 6 no joven dé el poder Aun hombre 64 una mujer, y vice- versa, 8.° La revocacién del poder dado para contraer matrimonio, dice el se- ior Carbonero y Sol en el lugar cita- do, nim. 2, se ha de hacer een for- ma legal, expresando el dia, hora y 4un minutos en que se otorga la re- vocaci6n, para saber, en caso de que el matrimonio se hubiese ya celebra- do, si en efecto se celcbré antes 6 después de la revocacisn, y por con- siguiente, si es vAlido 6 nulo, 6 tal vez después de la muerte de quien di6 el poder; porque de ser vAlido 6 nulo pudieran seguirse trascendenta- les consecuencias para Ja legitimacion de los hijos naturales, si los habia, y para la validez de la dote, si el mari- do habia dotado 4 su esposa en el caso de celebrarse el matrimonio. Lo mismo y por iguales razones ha de expresar el p4rroco que asiste 4 un matrimonio celebrado por procurador (Concil. Trident., cap. 1, sess. 24, De reform, matrimonti); pero si bien esta revocacién en forma legal es ne- cesaria para la constancia en el fuero externo, bastaria la revocacién mera- mente interna del consentimiento del poderdante antes de celebrarse e] ma- trimonio, si no le habia vuelto 4 po- ner antes que el apoderado asistiese al matrimonio. 9° E] parroco que debe asistir al matrimonio que se celebra por poder, debe preguntar al apederado y testi- gos si tienen noticia de algtin impe- dimento que obste al matrimonio, expresando el nombre y apellido de la contrayente y del contrayente, 6 sea el poderdante. Acerca del modo con que se han de expresar Jos consentimientos cuando DEL MATRIMONIO. 23 dor, San Ligorio (tract. XVIII, nd- mero 32 del Homo apostoltcus) dice asi: «In hujusmodi nuptiis parochus interrogare debet procuratorem: vis in uxorem Titiam nomine N. N. postea ad mulierem: vzs én vivum N.N. medio presente procuratore?» La fér- mula de la partida de matrimonio ex- presard el afio, dia y hora en que se celebré, el nombre y apellido del con- trayente ausente, del procurador que celebré en su nombre, y el de Ja otra parte que estuvo presente. El sefior Carbonero y Spi, en la pdg. too de su citada obra, explica minuciosa- mente la formula de celebrar el ma- trimonio y de extender la partida de casamiento. 2715. PP. Si el poderdante cayé en demencia perpetua después de haber dado el consentimiento, gser4 valido el matcimonio que celebré el apoderado? R. San Ligorio (lib. 6, nam. 82) y Lugo (De Sacram,, disp. 9, name- TO 139) convienen en que es valido el matrimonio por procurador, 4un cuan- do el mandante 6 poderdante esté dormido cuando se celebra el matri- monio; en esto parece que no hay duda alguna; pero cuando el poder- dante cayd en demencia perpetua, sobre si entonces seria vélido 6 nulo el matrimonio, Vecchiotti (cap. 2, De natura matrimonit, § 34) tan sélo dice: «Pontius negat, Sanchez affir- mativam tuetur sententiam. » Los Salmaticenses (tract. IX, De matrim., cap. 3, punct. 4, nim, 105), pregun- tando sobre si seria valido el matri- monio en este caso, dicen asi: «Res- pondetur affirmative cum Coninchio, sup. num. 70, Bonacina, num. 13, Trullench, num. 12, Sanchez, nume- ro 12, contra Basil, num, ry, Et tatio est, quia quando prior consen- sus non revocatur, semper manet in virtute; quemadmodum consensus in baptismo ante amentiam habitus suf- ficit ad valide recipiendum illum, si el matrimonio se celebra por procura-| forte in amentiam incidat qui petivit.» 24 Scavini (edicién de 1874, nota 1.*, pag. 603), dice asi: «Utrum vero va- leat matrimonium, etiamsi mandans in perpetuam amentiam inciderit ante matrimonium celebratum per procu- ratorem, alii negant; quia amens ha- betur ut mortuus, nec censetur tune altera pars consentire; alii affirmant; quia donec revocetur, prior consensus perseverat in virtute.» San Ligorio no trata esta cuestién del poderdante que cay6 en demencia perpetua antes de celebrarse el matrimonio (4 lo menos yo no la he encontrado). Confieso que no me atrevo 4 resol- yer esta cuestién; me parece muy fuerte la razon de los que afirman que no hubo consentimiento suficien- teen la parte que did su asenso al apoderado, suponiendo que la otra parte estaba en su juicio. Es verdad que al que pidid el Bautismo, aunque caiga en demencia, se le puede admi- nistrar validamente este Sacramento, porque se le administra tan solo para bien suyo; pero el Matrimonio tiene cargas muy graves, y no es facil creer que la parte que da su asenso al procurador quiera unirse hasta la muerte en vinculo indisoluble con un demente perpetuo, por ignorar su de- mencia; aunque el sano no imponia disenso in actu signato, lo tenia in actu exercito. De todos modos, yo creo que si sucediese un caso semejante, el Papa concederia la dispensa del ma- trimonio si éste se conservase rato, 6 por io menos daria lugar 4 una con- sulta al Romano Pontifice. 2716. P. Si el poderdante no hubiese prestado el consentimiento interno al autorizar el mandato, pero Je hubiese suplido antes de verificarse el matrimonio, ¢bastara para que el matrimonio sea valido? R. Aunque hay opiniones sobre esta cuestidn, la opinion mds comin y mds probable dice que seria valido el matrimonio. San Ligorio (lib. 6, nim. $86), hablando de la opinién de los que dicen que en este caso LIBRO VI. TRATADO VII. seria v4lido el matrimonio, dice asi: Hac videtur probabilior; y hablando de la opinién de los que dicen que seria nulo, afiade: Sed primam non censeo improbabilem; perocomo cuando no solo hay mayor probabilidad, como en este caso, sino también cuando hay duda, se decide por la probabilidad del matrimonio, como dice San Ligorio (Lomo apostolicus, tract. I, De couscéentia, nim. 27), creo que el matrimonio en este caso seria valido, como dicen Sanchez, Bonaci- na, Roncaglia, los Salmaticenses, etc.; esto es, que en el fuero externo se declararia vélido, y por consiguiente lo mismo seria en el fuero interno, 2717. PP. Si el mandante, cuan- do dié al mandatario la facultad de contraer en su nombre, la did fingi- damente en lo exterior, gpodra su- plirse esta falta si el poderdante da después interiormente su consenti- miento? R. Scavini(edicién de 1874, tomo 3, nim. 728, nota 3.°) es de opinion que cuando tan sdlo falté el consenti- miento interno en el mandante, basta que después lo ponga antes de cele- brarse el matrimonio por el mandata- tio; pero cuando se did el mandato fingidamente en lo exterior (esto es, por juguete 6 en broma), entonces no basta que el mandante ponga su con- sentimiento en el interior, sino que es necesario que dé otra vez seria- mente el mandato al procurador, y da la razén siguiente: «Nam cum nullum fuit ab initio mandatum ex- terius, nequit solo interno consensu validari.» 2718. £. Un matrimonio cele- brado por carta, {seria valido? R. He aqui lo que dice San Ligo- rio (lib. 6, nim, 886): «Matrimonium per epistolam contrahitur, quando unus, ex gr., sponsus scribit ad spon- sam se illi tradere in maritum, et ex tunc eam acceptare in uxorem; et sponsa idem rescribit viro, et uterque postea epistolas legit coram parocho DEL SACRAMENTO et testibus. Sed quando vir scribit foeminz se illi in virum tradere, et acceptare illius consensum ex tunc quo illa prestiterit, tunc, licet foemi- na non rescribat, sufficit ut matrimo- nium contrahatur, si femina coram parocho et testibus litteras aperiat et consensum prestet; ita Sanchez, lib. 2, disp. 12, nam. 3; Salman- tic., cap. 13, nim. 108, cum Diana et Villal., ac Pal., pag. 9, num, I1, cum Nav., Molin., Con., Henr. et Gutt.» Me parece suficientemente probable | la anterior doctrina del Doctor San Ligorio. Vecchiotti, en su excelente tratado De matrim., cap. 2, $34, De consensu matrimonial, después de re- ferir la opinién de los que dicen que no se puede celebrar por carta, ha- blando de los que dicen ser valido el matrimonio celebrado por carta, dice asi: «Validiora tamen, ni fallimur, ea momenta sunt, que contrarie et quidem communiori sententi suffra- gantur; quia jure antiquo, ut diximus, quod ante Tridentinum servabatur, traditio et acceptatio fieri potuit per epistolam, ut in ceteris contractibus. Cum igitur non constet quod Triden- tinum in hoc aliquid innovaverit , fieri etiam potuit post Tridentinum quod ipsa traditio et acceptatio utrius- que contrahentis coram eodem paro- cho et iisdem testibus facta digno- scatur. Quod autem traditio et accep- tatio etiam perepistolamcoram eodem parocho et testibus fieri possit, duo- bus exemplis ostendit Sanchez (lib. 2, De Matrimonio, disp. 12, nim. 3).» Omito los dos ejemplos que pone Vecchiotti, por brevedad; pueden ver- se adem4s en Sdnchez en el lugar ci- tado, donde cita 4 favor de esta opi- nién 4 Enriquez, Ledesma, Lépe ademas de los que escribieron des- pués del Tridentino, 4 Navarro, Pé- rez, Matienzo, Vega; y afiade que estos tltimos autores no hubieran de- fendido esta sentencia si aquel Con- DEL MATRIMONIO. celebrados por carta. Es verdad que en este modo de celebrar matrimonios pueden intervenir fraudes y reclama- ciones, y asi convendra que la carta se lea al pdrroco estando presente el interesado y dos testigos, y que des- pués el parroco dé testimonio, remi- tiéndolo todo 4 la otra parte que ha de contraer; y ésta leerd la carta y el testimonio 4 su pdrroco en presencia de dos testigos, aceptando el matri- monio y otorgdndole por su parte; porque como entonces se celebra el contrato y el Sacramento, el matri- monio, no asistiendo el parroco y dos testigos, parece que seria clandestino, y por lo tanto nulo, si en aquella pa- rroquia se habia publicado el Triden- tino. . El p4rroco que asiste 4 un matri- monio celebrado por procurador 6 por catta, si se dispensaron las procla- mas, debe preguntar 4 los testigos si tienen noticia de algin impedimento que obste 4 la celebracién del matri- monio; y como el parroco no debe proceder 4 la celebracién de un ma- trimonio por procurador 6 por carta sin contay con el Ordénavio, debe ate- nerse 4 lo que éste le ordene. Scavini (edicibn de 1874, tomo 3, nim. 728, 4), hablando de estos ma- trimonios, dice asi: «Attamen paro- chus non debet propria auctoritate seu inconsulto Episcopo tale matri- monium permittere; cum ex praxi Ecclesize vix inter alios quam inter principes id vigeat.» Esto es muy justo, si bien no necesario, para lo valido; porque puede haber algunos inconvenientes que sobrevengan en esta clase de matrimonios. En el dia no est4 tan en rigor lo que aqui dice Scavini, de que estos matrimonios no suelen celebrarse sino entre los prin- cipes, pues yo he visto celebrarlos en- tre personas que ni 4un siquiera eran nobles. Esto depende de las circuns— tancias que concurran, 25 cilio hubiera anulado los matrimonios 26 ARTICULO IV Del matrimonio condicionado. 2719. Es doctrina comin que el parroco no debe admitir que los con- trayentes pongan condiciones al tiem- po de contraer matrimonio; porque, como dicen los Salmaticenses, cual- quier clase de condiciones da motivo para dudas, escripulos y reclamacio- nes: ademas, si Jos dos contrayentes, 6 alguno de ellos, retractan el con- sentimiente, por el cumplimiento de Ja cendicién no se verifica el matri- monio, dun cuando tan sdlo se re- tracte interiormente; y como pudiera muy bien suceder que el_matrimonic condicionado se hubiese celebrade con testigos y en presencia del parro:! co, no pudiendo en ese caso compro- bar en tiempo habil su disentimient el que retracté en tiempo habil sz censentimiento, quedaria en Ja mis- ma perplejidad y peligro que el q se€ Casé con consentimiento fingido . después no lo puede probar, Anddase & esto, como muy bien dicen Scavir: y Gury, con otros autores, que el pa- rece no debe permitir ninguna con- dicién en la celebracién del matrime nio, sin cbtener antes la aprobaciés del Ordinario; y Ja razén es, co! dice Schulte, porque, sin licencia dei Ordinatio, el parroco no puede ap: tarse, en Ja celebracién de los mati morios, de la forma ordinaria que » acostumbra en la Iglesia. Por dlt!- mo, fuera de un caso de necesidad ra- cienal, no es Ifcito celebrar Sacrz mento bajo cendicién. No cbstante, convienen los autores en que, habiendo una gravisima cat- sa, bien se puede celebrar el matri- menio licitamente sub condztione: ure de les casos que ponen es el sigui te (si bien puede haber otros equive- lentes): Un casado, sin tener cons- tancia de la muerte de su esposz, contrajo matrimonio con otra mu‘er LIBRO VI. TRATADO VIII. de quien estaba apasionado, y de la cual tavo algunos hijos. Este desgra- ciado, estando en la hora de la muer- te, y deseando legitimar 4 sus hijos y cubrir hasta donde sea posible el ho- nor de la mujer con quien est4 unido, suplica al parroco que le case con ella condicionalmente, esto es, que si su mujer en aquel momento est4 muer- ta, se casa con aguélla con quien ha vivido unido maritalmente hasta en- tonces; y de esta manera, si realmen- te prueba después que su mujer habia muerto, los hijos quedan legitimados y se ccurre en Jo posible al honor de la madre. De este modo el testamen- to, si le hace el enfermo, tendra cons- tancia legal. Este es uno de los casos en que el pérroco podra ciertamente asistir 4 un matrimonio celebrado ast bajo condicién, sin acudir al Ordina- rio, sila gravedad de la enfermedad y la premura del tiempo no lo permi- tiesen. 2720. Esto supuesto, se pregun- ta: como se define la condicidn? RB, «Oratio qua id omne quod agi- tur, in futurum eventum suspendi- tur.» Hay algunas condiciones que los teélegos llaman universales y gene- rales, que se consideran inclusas en todes los contratos, dun cuando no se expresen, como dicen los Salmaticen- ses (tract, IX, nam. 7); por ejemplo: contr fecunt, St 1erds, $b VaXEri- mus, etc. Hay otras condiciones que son del todo intrinsecas al matrimo- nio: «ut contreho tecum, si non sis consenguinea, si non sit inter nos imped:mentum dirimens.» Hay otras que son necesarias por una necesidad extrinseca; por ejemplo: «Me caso contigo si el sol se pone.» Otras son impesibles, come: «Me caso contigo sitecas el cielo con un dedo.» Hay -|otras condiciones que son contingen- tes, y de éstas las unas son honestas, come: «Me caso, si quisiere tu padre; otras son inhenestas y torpes, 6 por- que son contrarias 4 la sustancia del DEL SACRAMENTO matrimonio, como: «Contraho tecum, si sterilitatem procures;» 6 son inho- nestas por otro fin extrafio al matri- monio, como: «Me caso contigo si me has de ayudar 4 robar.» Hasta aqui los Salmaticenses, tract. IX, cap. 7, num. 7, 1.° Todas las condiciones de pre- térito 6 de presente se puede decir que no son propiamente condiciones, porque no suspenden el contrato del matrimonio. Si uno dijese: «Me caso contigo si tu padre vive, 6 si tu padre musid,» este modo de expresarse no suspende el efecto del matrimonio, sino que en el acto es v4lido 6 nulo. Es verdad que no podrian usar del matrimonio hasta constarles que el padre vivia Py habia muerto. 2721. 2.° Aunque la Iglesia tie- ne por no piestas las condiciones de cosa imposible, 6 torpes, 6 necesa- rias naturalmente, pero esto se en- tiende en cuanto al fuero externo; porque en cuanto al fuero de la con- ciencia, si los centrayentes 6 alguno de cellos, Aun cuando fuese insensata- mente, tuviesen intencién verdadera de suspender el efecto del matrimonio hasta que se verificase la condicién, el contrato no se verificaria por falta de consentimiento; porque si bien la Igiesia, respecto de aquellas condi- clones, quicre que se tengan por no puestas cuando no consta Jo contra- rio, pero cuando el contrayente esta cierto de que no tuvo intencién de contraer sino cumplidas aquellas con- diciones, entonces el juicio préctico de la avtoridad eclesidstica se funda en una falsa presuncién, 4 la cual no puede conformarse el juicio de Ja con- ciencia, Es verdad que, cuando no consta lo contrario, se debe juzgar jus- to en el fuero interno Jo que se juzgé justo en e] fuero externo: «quia quan- do est praesumptio juris, transfertar onus probardi in adversarium (leg. Generaliser, § Sd sé ita ff. de fideicom- aiissariis), sta sentencia es comin, como puede verse en Soto (in 4 Sent., DEL MATRIMONIO. 27 dist. 24,q. 2, art. 3 ad 2.0m, et De Fust., lib. 4, q. 5, art. 3), SAnchez, Cornejo, ete. Me ha parecido conveniente hacer la distincién del fuero interno y ex- terno, porque algunos jévenes pudie- ran creer que cuando las autoridades eclesidsticas tienen por no puestas al- gunas condiciones, esto s¢ ha de en- tender tan generalmente que no se debe atender jamas 4 la intencién de los contrayentes; lo cual es falso, por- que ¢] consentimiento de los contra- yentes determina la validez de este Sacramento, y la Iglesia no puede su- plir la falta de ccnsentimiento, por- que €ste se exige esencialmente por derecho natural. Svupuestas las anteriores adverten- cias, digo: que las condiciones del todo neczsarias ab infvinseco, como contraho tum, si sol cras oviatur, no suspend:n ef matrimonio, como dicen comunmente los tedlogos, siguiendo 4 Santo Tomas (in 4 Sent., dist. 2, q. unic., art. 3, quazstiunc. 3; et dn Supplem., 9. 47, att. 5), Soto, Ledes- ma, ete; porque, como dice Santo Tomas, villa conditio determinata est in sua causa naturali, et sua deter- minatione est prasens, et sic habetur pro jam impleta.» Es verdad que si uno dice: «Me caso contigo si el sol sale mafiana 6 pasado msfiana,» se suspenderia el matrimonio hasta ma- flana 6 pasado mafana, si el que puso la condicién ligase expresamente su consentimiento 4 ese tiempo, como muy bien dice Scavini (lib. 3, ntime- ro 719, edicién de 1874). Tampoco se suspende el matrimo- nio diciendo: «Me caso contigo si vi- viéremos, 6 si td consintieres, + ano ser que la palabra si consintéeres se pusiese como condicién; porque en este caso sucederia como en los lega- dos, en los cuates, cuando el que lega dice: si legatarius velit illud, no se ad- judica el legado al legatario hasta que se vea su voluntad. «Quare, si ante talem expressionem moriatur, non 28 transit legatum ad heredes. Ita San- chez,» etc. 2722. En cuanto 4 las condicio- nes imposibles, las hay que lo son por su naturaleza, como: «Me caso conti- go si tocas el cielo con la mano;» otras son imposibles por el derecho, como: «Me caso contigo si no asiste ningén testigo al matrimonio.» Hay otras condiciones que omito por bre- vedad. Tan sélo advertiré tres cosas: x." Que si la condicién que era imposible la creia posible el que la impuso, el matrimonio queda suspen- so por falta de consentimiento. 2° Que si, 4un cuando fuese im- posible, el que la impuso ligé since- ramente 4 ella su voluntad, el matri- monio queda suspenso por la misma Tazon. 3." Sila condicién, aunque difi- cil, fuese posible, el matrimonio que- da suspenso; por ejemplo, si un joven dijese 4 una joven pobre: «Me caso contigo el dia que tengas cuatro mil pesos de dote;» porque esta condicién no es de las que son imposibles per se el ex natura sua. Cuando la condicién es honesta y de pre@tevito 6 de presenti, vale el ma- trimonio , y los contrayentes pueden desde luego usar de él, si les consta que la condicién est4 cumplida ; pero no lo podr4n hacer si no les consta el cumplimiento de la condicién, porque se expondrian 4una c6pula fornicaria. Cuando la condicién es de presente 6 de pretéritc, dun cuando sea torpe, vale el matrimonio; «v. gr.: si quis divat, 4 duco, si fornicasti.» Son pa- labras de Scavini, en el ntimero ci- tado. Si la condicién es de futuro contia- genti, y los contrayentes saben que se ha verificado ya, vale el matrimonio; por ejemplo: contralo decuin , si pater meus conscniiat: en este caso, si el pa- dre es muerto ya, cuando conste 4 los contrayentes, el matrimonio se consi- dera perfeccionado; porque, como dice San Ligorio, con ia sentencia comin, LIBRO VI. TRATADO VIIL si sabian que el padre estaba muerto cuando pusieron la condicién, ésta se entiende como no puesta; si no sabian que era muerto cuando pusieron la condicién, entonces es también vali- do el matrimonio, si averiguaron que habia ya muerto realmente cuando la pusieron. 2723. P. Si la condici6én es con- traria 4 la sustancia del matrimonio, gle vicia y le vuelve irrito? &. Es opinion comunisima de los tedlogos que es nulo el matrimonio si antes de contraerle se expresa alguna condicién contraria 4 la sustancia, esto es, 4 alguno de los tres bienes del matrimonio, 4 saber: bonwm prolis, bouunt fided , bonum Sacramenti. He aqui lo que dice Gregorio IX in cap. fin., De condit. apposit.: «Si conditio- nes contra substantiam conjugii infe- rantur, puta, si alter dicat alteri: Con- traho tecum , si generationem prolis evites, vel donec inveniam aliam ho nore et facultatibus ditiorem, aut, si pro quxstu adulterandam te tradas, matrimonialis contractus, quantum- cumque sit favorabilis, caret effectu.» Sobre cuyas palabras afiaden los Sal- maticenses (tract. IX, cap. 7 , ntime- ro 87) que esta opinién es comin en- tre los tedlogos, con Santo Tomas (in 4 Sent., dist. 29 , q. unic., art. 3, queestiunc. 3 ; et dz Supplem., q. 47, art. 5); y afladen: «Et hoc non solum quia jure positivo cautum est , sed ex natuya ved id sequitur. Unde bene in- quit Sanchez, Pal., Dicast., Ledesm. et N. Anton., sect. 8.*, Gregorium IX non statuisse jus novum, sed id quod erat ex jure natura, declarasse. Et probatur conclusio: quia sine propria substantia nihil consistere potest; sed matrimonii substantia consistit in consensu in conjugalem societatem, in quo tacite omnia bona matrinonii includuntur, nimiram indéssolubilitas, qua est boaum Sacramenti, fdzs ob- servanda, prolesgue suscipienda , sal- tem in potestate et in aptitudine: ergo qui contra substantiam matrimonii DEL SACRAMENTO aut illius bona conditionem apponit cui alligat suum consensum , plane convincitur se nolle verum matrimo- nium celebrare. Sed hoc intelligen- dum est, ut bene inquit Sanchez (nu- mero 5), si matrimonio proprio adji- ciatur, non si alieno; ut si contrahas cum Maria sub conditione, quod ipsa procuret sterilitatem sororis; quia tune salvatur substantia matrimonii; et talis conditio, ut turpis, rejicitur, et manet matrimonium validum ac si non esset adjecta.» 2724. Ademés de las tres condi- ciones que expresa Gregorio IX, hay otras semejantes que también lo anu- lan; de modo que aquel Pontifice no hablé ¢axative , sino demonstradive. He aqui lo que dice Benedicto XIV (li- bro 13 De Synodo Diwcesana, cap. 22, nim. 6): «Celebriores enim canoniste super laudatum textum scribentes do- cent , omnes quidem conditiones que in ea decretali a Summo Pontifice re- censite sunt, matrimonii substantie repugnare, sed eas minime solas esse; cum preeter illas alize non desint, que, si in matrimonii foedere contrahendo inserantur, nullitatis vitium in illud inducunt. Ita docet Abbas in dictum cap. Si conditiones 2: «Et licet textus »hic ponat tria exempla istarum con- »ditionum contra substantiam, tamen »multa alia possunt reperiri.» Et su- per eumdem textum ita prosequitur Ancharanus (nim, 2): «Adverte quod vista tria ponuntur in textu gratia oexempli (1); nam idem esset , ubi- acumque esset eadem ratio.» Consen- tiunt Joannes Andreas, Henricus Boich (nim. 5), Alexander de Nevo (1) El Compendio de Scavini , edicién de Barcelona de i877, en la nota1.* a) ntim. 911, tomo, dice asi: «Conditio de educanda prole in idololatria, nullum facit conjugium, cum id repugnet bono prolis Secus si sit de ea educanda in heresi, cum non excludalur christiana religio. etsi conditio sit iniqua ac nullius roboris. Dens.» No sé qué probabilidad tenga esta opinién de Dens. DEL MATRIMONIO. (nim. 3), Fagnanus (nim. 2) dictum cap. Si conditiones, de conditio- nibus appositis.» En el mismo lugar pone Benedic- to XIV una condicién distinta de las tres que puso Gregorio IX , 4 saber, de dos personas que al contraer ma- trimonio hiciesen pacto é impusiesen la condicién de que si uno de los dos adulteraba, el matrimonio quedaba disuelto en cuanto al vinculo, en cuyo caso el matrimonio seria nulo. He aqui sus palabras: «Licet inter primi generis conditiones eam non recen- suerit Summus Pontifex , qua conju- ges de matrimonio solvendo conve- niunt si alter eorum adulterii crimen patraverit, attamen, cum hac condi- tio revera contraria sit substantic matrimonii, cujus, ubi consummatum fuerit, perpetuum esse debet vincu- lum, et, ambobus conjugibus viventi- bus, insolubile, hoc satis profecto est ut, si hujusmodi conditio seu pactum in matrimonii contractu apponatur, matrimonium illud nullum et irritum censeri debeat.» 2725. P. Si cuando dos van 4 contraer matrimonio, uno de ellos , 6 los dos, impusiesen la condicién y pacto de que no se habia de consumar el matrimonio; por ejemplo, si dijese la mujer: contraho tecum, dummodo me non tetigeris , gseria v4lido el ma- trimonio? R. Hay dos opiniones: la primera, que defienden varios autores, dice que el matrimonio seria v4lido, y se fun- dan principalmente: x.° En que si dos antes de casarse mutuo consensit hacen voto de castidad, el matrimonio es valido, y, no obs- tante, ninguno de los dos puede pedir ni pagar el débito. 2.° Porque el dominio directo de una cosa es separable de la potestad del uso de la misma, 3.° Porque esa condicion, si s¢ impone después de celebrado el ma- trimonio, no le irrita. {Por qué, pues, le ha de irritar si se pone antes de 2g 39 celebrar el matrimonio? dice el Padre Gallo. Los Salmaticenses tratan con su acostumbrada erudicién esta contro- versia en el trat. IX, cap. 7, nim. 93 y siguientes; y después de exponer las razones de la sentencia anterior, dicen asi: «Veréor tamen est secunda sententia, qua dicit, etiam has con- ditiones (1), si i pactwm deducantur, matrimonium ipsum annullare. Et ideo Gregorius IX in dict. cap. indi tincte pro omnibus conditionibus op- positis matrimonii substantia dixit matrimonium irritare. Et si exempla adduxit de inhonestis conditionibus, non tamen ait eas, quia inhonest2, irritum reddere matrimoniam , sed quia ili contrarize; proindeque omnes | sive honestas sive inhonestas com- prehendit. [deoque Div. Thomas in 4 ! dist. 29. aa al 3,quxstiune. 3.°, q- 47, art. 5 De Onis | Et clarius in 4, dist. art. 4 ad 3.0" et in art. rad 3.um, hoc argum: 28, q. unic., Add't., q. 48, cum sibi proposuisset tum: Si muller dicat viro, consentio in te, dum tamen non cog-} noscas me, non est consensus matri- | monialis , quia aliguid est ibi contra} substantiam non esset nisi dictus consensus esset in carnalem copulam: ergo, etc.; re- spondet: Ad tertiam dicendam , quod; illa conditio explicita, non ‘solum | actui, sed etiam potestati contraria- tur copula carnalis ; et ideo est con- traria matrimonio.» 2726. Lasrazones en que se apo- yan los Salmaticeases, las omito por (1) Las condiciones que los Salmati- | censes havin puesto en la pregunta , son las siguientes: «Contrsho tecum, si nun- quam nos cognoscamus, si votum castita- tisemiserimus, siunte vel post consum mationem in religione profiteamur.> predicti consensus ; sed | | LIBRO VI. TRATADO VIIL. pugna la sentencia de Santo Tomas, de los Salmaticenses , etc. (Suppztie Frangeléi Preconibus, vol. 4, cap. 3, pag. 52), en donde, entre otras casas, dice asi (pondré por nimeros sus ra- zones para mayor claridad de las res- Ppuestag): «1° Primum quod spectat, fue- runtqui pactaum hujusmodi, matrimo- Nii, siei pregrediatur, validitati obes- se prorsus autumarunt. Contrariam Sententiam vix quempiam tueri pos- se subaudire videtur Benedictus XIV, dum ait (De Syuodo, lib. 13) ejusdem patronos necesse omnino esse de vi- tibas et subsistentia hujasce opinio- nis studiose disquirere. »2.° At perperam hic et illi: quid- | quid enim in contrarium affertar, mi- |serriino illo continetur sophismate , quo |Jus cum juris exercitio, ideoque usus jabdicatio cum juris non existentia confunditur. Sane oblizationen non tiexigendi aut non reddendi copulam + |Consistere posse cum jure in alterius Corpus , apprime patet ex eo quod | matrimonium valide contrahant spon- _si simplici voto castitatis adstricti (et adulter vocetur conjux alteruter ;extraneo se commiscens , postquam conjax uterque ordini religioso. se manciparit. 3° Insuper, hujuscemodi jus, exer- | citio juris suspenso per bimestre ad , deliderandum concessum, ac inde si religionem conjux saltem alteruter | ingrediatur, per totum tirocinii tem- | Dus revera permanet. Quid vero pro- j bibet | quominas Conjag 23 ipsi com- cauni invicem et ultronea consensione non solum ad bimestre vel ad bien- jum, sed ad vitam continentiz pace tum inire valeant, seu melias con nentiam sibi invicem spondeaat? Nihil benim esse viletur cur potestatem in | Proprium corpus sibi invicem ita tra- dere valeant, ut eodem tempore potestatis ipsizs usum sibi invicem cedant. i ahora; porque voy @ copiar parte de! las razones con que el P. Gallo im- 4° Si enim, ut omnes fatentur, !post initum matrimonium hujusce DEL SACRAMENTO generis ustm conjuges ita cedere pos- sunt, cur et non antea? At enim con- tractus effectu omni careret. Pernego: cum enim conjugum neuter nuptias alias inire possit, et adulter vocetur si sui copiam alteri faciat, fornicarius non est si, mutata sententia, conjugio uti velit; idque si nolit, jure tamen suo maxime utitur dum eo libere pror- sus se abdicat. 5.° Que omnia fere dixerim, epi- tome continentur paucis illis Docto- ris Angelici verbis (Supplem., q. 42, art. 4): Duplex est integritas: una que attenditur secundum perfectio- nem primam, que consistit in ipso esse rei; alia que attenditur secundum perfectionem secundam, qua consistit in operatione. Quia ergo carnalis com- mixtio est qua iam operatio, sive usus matrimonii, per quod facultas ad hoc datur, ideo erit carnalis commixtio de secunda perfectione matrimonii, et) non de prima.» Hasta aqui el Padre Gallo. Como en esta obra no he hecho nunca mencién del P. Gallo, debo decir que su obra Suppetia Evaugelit Preconibus, en cuatro volimenes (la que yo tengo esta impresa en Roma en 1872), es erudita: yo la leo con frecuencia y con placer, porque es muy curiosa; pero en la presente cuestion y en algunas ofrts no le sigo, porque las resuelve en un sentido al-| gda tanto ancho, y la aseveracién con que las afirma no corresponde 4 las razones en que las funda. Voy 4 dar soluciéa 4 los argumentos que{ alega para defender la opiniin contra- tia 4 Santo Tomés (cuyas palabras quedan citadas, y se volverdn 4 citar m4s adelante), 4 Soto (in 4 Sut., dist. 29, q. 2, art. 3), 4 Sanchez (lib. 5, disp. 10, nim. 2}, Layman, los Salmaticenses, Ledesma, etc. A lo primero que alega el Pa- dre Gallo digo, que se equivoca en citar A Benedicto XIV (lib. 13 De Sy- nodo Diwcesaua, cap. 22, nam, 12); DEL MATRIMONIO. 3r de citar los autores que defienden la opinién del P. Gallo, dice asi: «Sed et illud etiam negari non potest com- plures alios esse tum theologos, tum canonistas, qui oppositum doceant, contendentes utramque conditionem esse contra substantiam matrimonii, tam eam, scilicet, qua contrahentes mutuz corporum potestati in ante- cessum renuntiant, quam illam qua hujusmodi potestatis actum et usum sibimet ipsi interdicunt. Videndus est hac de re Schmalzgrueber ad tit. De conditéonibus appositis, § 5, num. 119 et seq.» Benedicto XLV atin mani- fiesta mds su inclinacién 4 la opinién de Santo Tomis, como se dira c1an- do se trate del matrimonio de la San- tisima Virgen con San José. A lo segundo que dice el P. Gallo, respondo que este autor sz exsedid xo- tablzmente cuando dice que Santo To- mas y los que defenden su opinién se engafiaron, por haber incurrido en el smiscrrimo sofisnz de confandir el de- recho con el ejercicio del derecho. No sélo Santo Tomis, sino también Domingo Soto, Tomas Sinchez, los Salmaticenses, etc. , sabian tan bien y dun mejor (perdénese la expresi6n) que el P. Gallo la diferencia entre el derecho y el uso del derecho; porque, como dicen los Salmaticenses en el lugar citado, nim. 96, «licet non sit de essentia matrimonii ut gués éndzndat siz aut prolem, est tamen ut now obligetury ad eam non intendendam: ergo per talem conditionem in pactum deductam solvitur substantia matri- monii, sine qua ipsum stare non po- test. Autecsdens probatur; quia ejas substantia stat in illa faculéate petendi aut reddendi debitun conjigale; sed per dictam obligationem solvitur talis potzstas. Quod sic magis explicatar: nam obligatio matrimonii consistit in mutuo jure petendi debitun, et mutua obligatione illad reddendi; sed per conditionem deductam in pactum se mutuo non cognoscendi oritur dab!2- porque este gran Pontifice, después gatio reddendi, imo obligatio ad non 32 reddendum, et privatio juris petendi, imo obligatio ad non petendum: ergo talis conditio involvit contraria sub- stantiz matrimonii.» El ejemplo que ponen los contra- rios, de que puede uno tener el domi- nio directo de una cosa y no el uso, no tiene fuerza alguna, porque el que tiene el dominio directo de una cosa no tiene ninguna foteséad sobre ella in ordine ad usum; pero los que con- traen matrimonio no entregan el do- minio de su cuerpo in abstracto, sino que se lo entregan mutuamente, in ordine ad copulam, si bien pueden te- ner intencion (sin pacto) de no consu- marle, y, despucs de haberle contraido, pueden, mutuo consensu, hacer voto de castidad y dun pacto de no usar del matrimonio. A lo tercero, es verdad que ningu- no de los dos casados dentro del bi- mestre esta obligado 4 consumar el matrimonio; pero esto nada tiene que ver con la presente cuestién. He aqui lo que dice Santo Tomés con su acos- tumbrado laconismo, claridad y soli- dez: «Ad secundum dicendum, quod ante carnalem copulam non est omnz- no translatum corpus unius sub potes- tate alterius; sed sub conditione, nisi interea alter conjugum ad frugem melioris vite convolet: sed per carna- lem copulam completur dicta transla- tio; quia tunc intrat uterque in cor- poralem possessionem sibi tradite potestatis. Unde etiam ante carnalem copulam non statim tenetur reddere debiturn post matrimonium contrac- tum per verba de presenti, sed datur eis tempus duorum mensium propter tria, Primo, ut interim possit delibe~ rare de transeundo ad religionem. Secundo, ut preparentur que sunt necessaria ad solemnitatem nuptia- rum. Terito, ne vilem habeat mavitus datam, quam non suspivavit dilatam.» Lo mismo se dice en el derecho ca- nonico, cap. Ex publico 7, De convers, conjugat, No stlo concede la Iglesia ese bimestre, en el cual los casados LIBRO VI. TRATADO VIII, no estén obligados 4 consumar el matrimonio, sino que, si uno de los conyuges profesase en religién, el matrimonio rato queda disuelto quoad vinculum. He aqui la definicién dog- mAtica del Tridentino (ses. 24, can. 6): «Si quis dixerit matrimonium ratum, non consummatum, per solemnem religionis professionem alterius con- jugum non dirimi, anathema sit.» En vista de.lo dicho aparece que el argu- mento del P. Gallo nada tiene que ver con la cuestién presente. A la cuarta razon (si tal nombre merece) del P. Gallo, se responde con aquel sabido axioma de los légicos: argumentum quod nimis probat, nikal probat; porque, como muy bien dicen los Salmaticenses (tract. IX, cap. 7, nim. 99), :si illud argumentum ali- quid probaret, probaret etiam quod non dissolveretur ex natura rei ma- trimonium, etiamsi conditio apposita contra illius bona aut substantiam esset inhonesta, quod est contra de- cretum Gregorii IX, supra adductum, et ipsos auctores, et alios. Probatur sic: quia in hac conditione inhonesta, contvaho tecum, si copiam alits tui cor- poris facias, solum ponitur obligatio proxima ad prostitutionem, servata obligatione radicali ad servandam fidem matrimonii: similiter in ista, contraho tecum, si generationem prolis evttave procuves, non tollitur obligatio radicalis ad non evitandam eam; et tamen per has et similes conditiones solvitur matrimonium, ideoque con- tra illius substantiam censentur: ergo quamvis per hance, contraho tecum, st awnquam me cognoscas, solum obliga- tio proxima ad copulam auferatur, manente radicali, irritum redditur matrimonium.» 2727. A la quinta raz6n se res- ponde que las palabras de Santo To- més que cita el P. Gallo, lejos de ser un epitome de las razones que este Padre alega, son del todo extraiias 4 la pre- sente cuestién. Santo Tomas en esas palabras dijo lo que todos los tedlogos DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. 33 afirman undnimemente, que Ia consu-|afiade que asi se ha de entender 4 macién actual del matrimonio no es | Santo Tomas cuando dice que es nulo de la primera perfeccién, 6 no es esencial 4 la validez del matrimonio. En esto no hay duda; pero el Santo Doctor dice también que es de la pri- mera perfeccién esencial que los dos contrayentes tengan muzua potestad el uno en el cuerpo del otro ad commz. tionem carnalent, seu ad copulam; pero el Angélico Maestro, en las palabras ya citadas del 4 de las Sentencéas, dice expresamente que el pacto de no po- der usar del matrimonio, precedente 4 su celebracién, es contrario 4 la} sustancia del matrimonio, y le anula. | el matrimonio cuando la mujer, al contraerle, da su consentimiento del modo siguiente: consentio in ze, dune ta- men noi cognoscas mee (Supplem., 3.” p., q. 48, art. 1, ad 3.0m). Este doc- to tedlogo, que por lo comtin es in- térprete genuino de Santo Tomas, en esta ocasién se equivocéd manifiesta— mente; porque el Angélico esta tan sumamente expreso, que no admite esa interpretacién sin violentar sus | palabras; porque después de oponerse el argumento 3, consentio in zz, etc., responde del modo siguient Ad Voy 4 repetir sus palabras (las del | tertium dicendum, quod illa conditio argumento quedan ya transcritas; tan | explicifa, non solum actui, sed etiam sélo pondré las de la respuesta): «Ad | potestati contrariatur copula carnalis; tertium dicendum, quod illa conditio | et ideo est contraria matrimonio:» de explicita, non solus acti, sed etiam po- modo que esta condicién, si se expresa westati contrariatur copule carnalis|antes de contraer el matrimonio, lo (consentio in te, duin tamen non cognos-anula; porque, como dicen los tedlo- cas me); et ideo est contraria matri-| monio.» El P. Cretoni, en las notas que pone al P, Gury (tomo 2, nam. 752, nota 2), después de referir las dos contrarias opiniones y exponer las ra- zones de ambas partes, se inclina mas 4 la opinién de los que dicen que seria nulo el matrimonio; y concluye asi: «Quare de valore matrimonii cum pacto continentiz initi, saltem dubi- tandum est. Inde duo pro praxi eruen- da sunt. 1.° Haud permittendum ut pactum ejusmodi in actu matrimonii contrahendi externe apponatur. 2.° Si forte appositum sit, et inde de matri- monii solutione queestio occurrat, pon- tificia dispensatione opus esse, saltem ad cautelam.» El doctisimo Billuart (De matrim., diss. 3, art. 5, object. 2) se opone 4 si mismo el siguiente argumento «Con- sentio in te, dum tamen non cognoscas me, est invalidum matrimonium;» y responde, que es invdlido cuando no se da la potestad; pero que es vlido cuando esta condicién se pone como impeditiva del uso del matrimonio; y Toso IT, gos, «sunt quadam conditiones, que express nocent, non express non nocent.» Concluyo esta cuestion, la cual no sucedera frecuentemente en la practi- ca; pero me he alargado algiin tanto, primero, para defender la doctrina de Santo Tom4s, que algunos autores respetan menos de lo que merece; segundo, porque al dilucidar cuestio- nes de esta naturaleza, se aclaran otras materias que conviene saber. Se dira que en la Historia eclesias- tica se lee de Santa Cecilia que se casé con Valeriano; de Santa Pulque- ria, que se casé6 con el emperador Marciano, y de otras Santas que, te- niendo voto de virginidad, hicieron lo mismo , voto que observaron en el matrimonio: pero estos ejemplos nada prueban; porque no habiendo inter- venido pacto 6 condicién expresa im- puesta por estas Santas 4 sus respec- tivos maridos de que éstos no habian de poder usar del matrimonio, el sim- ple voto que habian hecho no obstaba 4 la _validez del matrimonio; y como los Santos son dirigidos por consejo 3 34 especial del Espiritu Santo, puede creerse piadosamente (y esto se com- prueba por los efectos saludables que se siguieron de sus enlaces) que obra- ron licitamente. * El error particular de los contra- yentes acerca de los bienes sustan— ciales del matrimonio, no le anula, sial tiempo de celebrarlo no se ex- presan las condiciones contrarias 4 los dichos bienes, segtin afirma Be- nedicto IV, De Syxodo Diwcesana, li- bro 13, Cap. 22; v. gr., el matrimonio de dos infieles que creen que el que celebran es ad tempus, como suce- de en algunos puntos del Archipié- lago filipino y las Carolinas , si con- ditiones in pactum non deducantur. «Ve- rum si expresse hujusmodi conditio minime apposita fuerit, quamquam contrahentes in eo errore versentur, matrimonii vinculum propter adulte- rium dissolvi posse; nihilominus locus est prasumptioni, ut dum matrimo- nium contrahere voluerint, illud juxta institutum Christi, atque adeo inso- lubile inire voluerint, nimirum, gene- rali ea intentione contrahendi jux- ta institutionem Christi, privatum illum errorem quodammodo absor- bente. Nunguam enim tot szculis auditum est, acatholicum matrimo- nia propter hujusmodi errores aut leges id statuentes habita esse veluti nulla et irrita.» Ita etiam Pius VI ad archiep. Pragen., 1.° Julii 1789. Et S.C. C., 2 Oct. 1860, Scavini- Del Vecchio, tomo III, edicién 14.*, en la nota, * 2728. P. Entre la Santisima Virgen y San José, ghubo verdadero matrimonio , 6 tan solo meros es- ponsales? R. Benedicto NIV (lib. 13 De Sy- nodo, Cap. 22, nim. 13) dice asi: «Qui atfirmant Beatissima Virginis matri- monium cum Sancto Josepho in solis sponsalibus constitisse, ii temere fal- soque opinantur.» 2729. P. ;Como pudo casarse licitamente la bienaventurada Virgen LIBRO VI. TRATADO VIII. Maria teniendo como tenia hecho an- tes voto de virginidad? R. Santo Tomas explicé esta ma- teria en pocas palabras con su acos- tumbrada claridad. .° Dice asi: «Quia tempore legis oportebat generationi insistere tam mulieres quam viros, quia secundum carnis originem cultus Dei propaga- batur antequam ex illo populo Chri. . stus nasceretur, «Mater Dei non cre- yditur, antequam desponsaretur Jo- »seph, absolute virginitatem vovisse;a, sed licet eam in desiderio habuerit, super hoc tamen voluntatem suam divino commisit arbitrio» (3.*p.,q.28, art. 4). De modo que su voto no fué absoluto, «sed sub conditione hones- tissima, hac, scilicet, nisi Deus aliter ordinaret: nec istam conditionem ap- posuit, ut dubitaret an vellet virgo permanere, sed an deberet: et hoc est quod Augustinus in littera dicit, quod proposuit se perseveraturam virgi- nem, nisi Deus aliter ordinaret.» (In 4 Seiit., dist. 30, q. 2, art. 1, sol. 1.*) Me admira que algunos autores no quieran admitir que la Santisima Vir- gen hizo en un principio este voto condicionado de virginidad, parecién- doles que seria mas honroso para su virginidad el absoluto; pero, en mi concepto, es mas honroso para la Sefiora, que, siendo mds pura que los angeles y teniendo tan intensfsimo amor, en tanto aprecié la virginidad; € ignorando, por otra parte, lo que Dios dispondria de ejla, se resigné humilde 4 la voluntad divina, y, al hacer su voto, afiadié: Nist Deus aliter ordinei, como sienten los dos acaso mas célebres Doctores tedlogos que tuvo la Iglesia, San Agustin y Santo Tomas. 2.° La Santisima Virgen, antes de contraer matrimonio con San José, tuvo seguridad de que no exponia 4 peligro su voto, como afirma Santo Tomas en el lugar citado (4 Sent., sol. 2, ad 2."™), He aqui sus palabras: «Ad secundum dicendum, quod Beata DEL SACRAMENTO Virgo, antequam contraheret cum Joseph, fait certificata divinitus quod ; Joseph in simili proposito erat; et ideo non se commisit periculo nubens. Nec tamen propter hoc aliquid veri- tati deperiit: quia illud propositum non fuit conditionaliter in cousensu ap- positum: talis enim conditio, cum sit, contra matrimonii bonum, scilicet, prolem procreandam, matrimonium , tolleret, » Benedicto XIV, en el lib. 13 De Synodo, cap, 22, ntim, 13, copiando, casi literalmente las palabras de San- to Tomas, dice: 1.2 Que la Virgen hizo el voto al principio ea tamen addita conditione, si ita Domino placuisset. - \ 2.° Que, asegurada por Dios de que su voto le era agradable, hizo el voto absoluto; y asegurada también de que San José hizo el mismo pro- posito de guardar castidad, contrajo| con élel matrimonio sin imponercon-| dicién ni pacto alguno. Asi, pues, el matrimonio entre la Santisima Virgen y San José fué verdadero, legitimo, rato, v tuvo toda la perfeccién esen- cial. Fué convenientisimo, por las cuatro razones qie pone San Jeréni- mo en la vigilia de la Natividad del: Sefior, explicando el Evangelio de} aqueldia: «Cum esset desponsata,» etc. | (segtin el calendario dominicano). Dice asi el Santo Doctor: «Quare (Jesus) non de simplici virgine, sed de desponsata concipitur? Primum ut per generationem Joseph origo Marie monstraretur: secundo, ne lapidare- tura judzis ut adultera: tertio ut in gyptum fagiens haberet sola- tium. Martyr Ignatius etiam quartam addidit causam, cur a desponsata conceptus sit: «Ut partus, inquiens, ejus celaretur diabolo, dam eum putat non de virgine, sed de uxore gene- ratum.» Pudiera ponerse otra clase de con- diciones, y dun explicarse las puestas con mayor extensién; pero lo que se -Viva cum Palao} modus ha dicho me parece bastante. El que DEL MATRIMONIO. 35 desee enterarse mds por extenso, lea 4 San Ligorio sobre esta materia, & los Salmaticenses, Sanchez, etc. Aqui se ha de advertir, como dice San Ligorio (lib. 6, ndm. 895), «quod differt conditio a demonstratione, cau+ sa, modo, die; quia demonstratio sive causa adjecta (puta, si quis dicat: duco w, que es virgo, vel quia es vérgo) non vitiat mec suspendit matrimonium (esto causa sit falsa aut turpis, etiam contra substantiam matrimonii, ut Sanchez, lib. 5,disp. 19,num. 2), Nam icet ille non contrahevet si sciret eam non esse virginem, prebet tamen tunc absolute consensum, qui non impeditur nisi ab errore circa sub- stantiam sive circa conditiones sub- stantiales matrimonii; sed vide nu- mero 1012. Neque suspendit mcdus, si dicatur, v. gr., duco t2, ud mihi in- servéas. Ita Salm., cap, 7, num 5, et Viva, q. 4, art. 6, num. 2; etiamsi modus sit de re tarpi aut impossibili: duco te, ut occidas, etc. Ratio, quia consensus non pendet a modo, sicut pendet a conditions; et etiamsi (ait sit contra substantiam matrimonii, scilicet, duco te, ut adulterium facias, etc. Sed pro- babilius contradicunt huic Salmant., num. 7, cum Sanch.; quia non vide- tur habere animum contrahendi, qui intentionem habet contractui oppo- sitam.» 2730. P. Cumplida la condicién que se impuso al contraer el matrimo- nio, ¢es necesario, para que éste sea valido, que los contrayentes pongan nuevo consentimiento? R. He aqui como resuelve Billuart esta cuestion (De mazvim., diss. 3. art. 4, dzco 2): «Matrimonium est Sacramentum: ergo aliguid ejus sen- sibile debet existere physice, dum per- ficitur; atqui dum conditio ponitur, nihil tale existit: ergo.—R, Neg. sub- sumptum; existit enim tunc physice ipsa conditio, per quam ex pacto con- trahentium sensibilis efficitur eorum consensus Virtualiter perseverans; ‘in 36 illam enim cenditionem dirigitur, et ad illem usque extenditur, Intelligen- dam atbitror hance sententiam , modo parcchus et testes, in locis ubi Tri- dentinum est recepttm, adsint pia- sentes et dum consensus ponitur et dum adimpletur conditio, aut de ea certiorentur: quia si adsint tantum dum ponitur consensus, vere non as- sistunt’ matrimonio; cum enim tunc non sit prasens, sed futura tantum corporum traditic, consequenter non est presens matrimenium, aut saltem de illo non erunt certi si non suffi- cienter ipsis significetur adimpletio conditionis, Si vero adsint tantum adimpletioni conditionis, non fuerunt presentes consensui, qui proinde de- bet coram eis renovari.» San Ligorio (lib. 6, ntim. 895), después de exgoner Ja opinién de los que dicen que se necesita nuevo con- sentimiento, y exponer las razones en que se funda, da solucién 4 éstas y expone Ja sentencia de los que dicen que no se necesita nuevo consenti- mientc: da solucién 4 los argumentos, y conelvye asi: «Utraque sententia, est probabilis, at hac secunda (que no s€ necesita nuevo consentimiento } videtuy probabilior, Czeterum recte di- cunt Viva (q. 4, art. 6, num, 4), et Croix (Jib. 6, part. 3, nim. 762), con- sultius esse eo casu iterum contrahi matrimonium.» Scavini (edicién de 1874, tomo 3, mim. 867, quer. 4) transcribe las ra- zones de Buiiluart, y conclaye con las palabras de San Ligorio: «Hac se- cunda sententia videtur probabilior;» y yo afiadiria, con Billuart, que no solamente conviene renovar el con- sentimiento cuando se cumple la con- dicién, sino también que el] p4rroco y los testigos asistan, no solamente cuando se celebra el matrimonio con- dicionado, sino también cuando la condicién se cumplié, por las razones que este decto tedlogo alega, y tam- bién para evitar subterfugios y pre- textos engafiosos de los contrayentes, LIBRO VI, TRATADO VIII. que pudieran alegar que e] matrimo- nio era nulo. 2781. P. Cuando dos personas que tienen impedimento dirimente para casarse contraen condicional~ mente, diciendo: Contyaho tecum, st cessaverit impedimentum, cuando éste cesa, gse considerard pso facto valida el matrimonio sin nuevo consenti~ miento? : R. San Ligorio, al fin del nime- ro 895, responde asi: «Sentiunt pari- ter Sanchez (De matrim., lib. 5, disp. 8, num. 10) et Croix (Jib. 6, part. 3, nu mero 85) cum Ang., Covar. et Krimo, nec requiri novum consensum, si im- pedimentum cessat. Attamen Victo~ tia apud eumdem Croix censet requi- _ ti; hocque mihi videtur probabilius, dum consensus, tempore impedimen- ti prestitus, non videtur satis validus; et sic refert P. Zacharias apud Croix, loc. cit., in simili casu Sacram Con- gregationem declarasse.» Scavini dice asi: «Videtur autem novum requiri consensum, si sponsi impediti contraxerint sub conditione, si cessabit impedimentum; nam consen- _ sus, tempore impedimenti positus, . probabilius non vidétur satis validus. Ita refert Zacharias declaratum fuis- se a Sacra Congregatione Concilii (in Adnot. ad Croix). ARTICULO V Del matrimonio morgandtico. 2732. El matrimonio morgand- tico es el que se celebra entre perso- nas de diferente condicién. Benedic- to XIV, en su inmortal obra De Sy- nodo Diacesana, lib. 13, Cap- 23y nim 12, dice asi: «In pluribus Ger~ maniz locis etiamnum spe contin- git quedam fieri matrimonia, que dicuntur ad mcrganaticam; eaque sunt, quibus vir nobilis, post susceptos & prima uxore itidem nobili liberos, ¢@ defuncta, cum continentiz leges sine uxore observare non possit, coram} DEL SACRAMENTO parocho et testibus, obtenta prius a proclamationibus opportuna dispen- satione, alteram ex humiliori ordine ducit, addita conditione, ut tam mu- fier quam filii ex eo matrimonio nas- cituri nihil sibi juris ex eo acquirere possint, praterquam ad ea qua ad victum sunt necessaria. Hujus condi- tionis vir et mulier a participanda mariti dignitate excluditur, et filii ab omnibus titulis, muneribus, et pater- norum avitorumque bonorum succes- sione extranei censentur. De his ma- trimoniis Germani scriptores tam ju- triste quam theologi passim loquun- tur; eaque legitime contrahi tuentur tum quoad substantiam, ut dicunt, tum quoad modwn; primum quod ad sub- stantiam pertinet, quia ineuntur, ut incontinentie peccatis aditus inter- cludatur; secundum quod spectat ad- jectas conditiones et pacta, quia hee eo tendunt, ut filii ex prima nobili uxore suscepti aliique, qui ad haredi- tatem et bona, deficientibus iisdem filiis, jus habent, ab omni prajudicio seddantur immunes.» 2733. En Espafia, respecto de jos matcimonios de personas desigua- ies en riquezas y dun en nobleza, la habr4, mas yo no recuerdo haber lei- do disposicién algana civil que prive 4 los hijos legitimos de las riquezas 6 nobleza de sus padres; pero respec- to de los Infantes y Grandes de Es- pafia, en la ley 9g, tit. 2, lib. ro de la Novisima Recopilacién estén prescri- tas las disposiciones siguientes: «XI, Mando asimismo que se con- serve en los Infantes y Grandes la costumbre y obligacién de darme cuenta, y 4 los Reyes mis succesores, de los contratos matrimoniales que intenten celebrar ellos 6 sus hijos € inmediatos succesores, para obtener mi Real aprobacién; y si (lo que no es creible) omitiese alguno el cumpli- miento de esta necesaria obligacién, casandose sin real permiso, asi los contraventores como su descenden- cia, por este mero hecho, queden in- DEL MATRIMONIO. 37 habiles para gozar los titulos, hono- res y bienes dimanados de la Corona; y la Camara no les despache 4 los Grandes la cédula de succesi6n, sin que hagan constar al tiempo de pe- dirla, en caso de estar casados los nuevos poseedores, habzr celebrado sus matrimonios precedido el consen- timiento paterno y el regio sucesiva- mente. »XII, Pero como puede acaecer algdn raro caso de tan graves cir- cunstancias que no permita que deje de contraerse el matrimonio, aunque sea con persona desigual, cuando esto suceda en los que estan obligados 4 pedir mi Real permiso, ha de quedar reservado 4 mi Real persona y 4 los Reyes mis succesores el poderlo con- ceder; pero también en este caso que- dar4 subsistente € invariable lo dis- puesto en esta pragmitica, en cuan- to 4 los efectos civiles; y en su vir- tad, la mujer 6 el marido que cau- se la notable desigualdad quedard pri- vado de los titulos, honores y prero- gativas que les conceden las leyes de estos reinos, ni succederAn descen- dientes de matrimonios en tales dig- nidades, honores, vinculos 6 bienes dimanados de la Corona, los que de- berdn recaer en las personas en quie- nes en su defecto corresponda Ja suc- cesién, ni podran tatmpoco estos des- cendientes de dichos matrimonios desiguales usar de los apellidos y ar- mas de la casa de cuya succesion que- dan privados; pero tomar4n precisa- mente el apellido y las armas del pa- dre 6 madre que haya causado la notable desigualdad, concediéndoles que puedan succeder en los bienes li- bres y alimentos que deban correspon- derles, lo que se prevendra con clari- dad en el permiso y partida de casa- miento.» (Véase el nim. 2701.) 38 ARTICULO VI Del matrimonio de conciencia . 2734. Hablando de esta clase de matrimonios el inmortal Benedic- to XIV en su constitucién apostélica de 17 de Noviembre de 1741, que se halla en su Bulavio, tomo 1, pag. 89, y es la constitucién 35 dirigida 4 to- dos los Prelados del orbe catélico, ex- plica 4 quiénes y de qué manera se han de permitir los matrimonios de conciencia. Por no alargarme dema- siado, no transcribo toda esta consti- tucién apostélica; tan sélo extractaré lo més principal. Para manifestar que el espiritu de la {glesia se opone 4 esta clase de matrimonios, exceptuados algunos ca- sos extraordinarios, dice asi en el exordio: « Venerabiles Fratves, salutem et apos- tolicam benedictionem. — Satis vobis compertum esse non dubitamus, Ve- nerabiles Fratves, eam semper fuisse piz Matris Ecclesiae vigilem curam, ut sacramentum Matrimonii, wagniun ab Apostolo nuncupatum, publice et palam a fidelibus celebretur.» Después afiade en el parrafo 2 «Quantum a Sacramenti dignitate et ab ecclesiasticarum legum prescripto occulta hec matrimonia, conscdentie vulgo nuncupata, ut plurimum abhor- reant, satis superque conjicere quis poterit, qui mentis aciem ad exitio- sos illorum effectus convertat. Hinc enim gravia ortum habent peccata, presertim vero corum qui, divini ju- dicii interminatione posthabita, prio- Te uxore, cum qua clam contraxerunt, relicta, cum alia spe futuri matrimo- nii decepta, et in turpem secum vi- vendi licentiam abducta, palam con- trahere promittunt,» etc. Continda Benedicto XIV: § 3.° Leviora quoque damna non sunt, qua sumpte proli irrogantur. Sezpe enim contingit illam, a paren- LIBRO VI. TRATADO VIIL. tibus et a matre presertim amotam, nec pie nec liberaliter institui, sed in- certis fortuna casibus objectam re- linqui; nisi etiam parentes ipsi, con- tra nature leges, ausu nefario illiug vite insidientur. Ubi vero tam imma- ne facinus parentes deterreat, illosque ad sobolem alendam instituendam- que humanitas ipsa compellat, alia jmminet liberis susceptis ex occulte ; matrimonio lugenda avitarum facul- tatum et bonorum jactura, pro quo- rum possessione assequenda, quamvis clament jura sanguinis, illis tamen careant necesse est propter occulta - parentum matrimonia, et ademp- ‘ tam legitimitatis et filiationis proba- tionem. »§ 4.° Huic etiam malorum origint ° sunt referenda ipsa quoque secreta. matrimonia contracta a filiis-familias. contra patris juste dissentientis vo- luntatem; ex quibus quam gravia in- commoda exoriri soleant, neminent latet. Quid plura? Adeo invaluit ma- litia, ut quandoque in minoribus ordinibus constituti pensiones et bene- ficia, ad divinum cultum et ecclesias- tica munia instituta, etiam post ini- tum clam matrimonium retinuerint, : sibique de mammona iniquitatis locue :|los miserrime comparaverint.» Después Benedicto XIV, en el par trafo 5.°, dice que si bien los Obis-. pos estdn autorizados por el Triden- tino para dispensar las proclamas, pero de las palabras de la concesién se infiere que el Obispo no puede ha- cer esta dispensa sin justa causa. He agui las palabras de Benedicto XIV: «Praterea, licet Episcopo relic-- tum sit omnimode super denuntia- tionibus dispensare, hac tamen facul- tas non a sola dispensantis voluntate pendet, sed a Tridentino coercetur arctis prudentiz discretique arbitrit- legibus, quod idem est ac legitimam causam dispensationis requirere.» En el parrafo 6.° afiade Benedic- to XIV que el matrimonio se debe. celebrar en presencia del parroco ¥* DEL SACRAMENTO dos testigos: en defecto del parroco, debera asistir un sacerdote delegado por aquél, 6 designado por el Prelado diocesano, que es el] parroco de cada una de las parroquias de su diécesis. En el mismo p4rrafo 6.° pone el Papa un ejemplo en que se podia ce- lebrar uno de estos matrimonios de conciencia, y es, cuando estando dos personas casadas en Ja opinidn del pue- blo, estuviesen realmente amanceba- das. «En este caso, dice aque! gran Pontifice, seria cosa dura exigir de ellos que se casasen publicamente, exponiéndolos 4 su perdicién eterna, por la repugnancia que opondrian.» Afiade el Papa que no pone este caso porque sea el tnico en que se puede celebrar licitamente el matrimonio de conciencia; «porque puede haber otros, dice el Papa, no sdlo semejan- tes, sino tal vez ms urgentes,» y con- cluye asi: «Sed quia vestri pastora- lis officii partes versari debent in se- dulo investiganda legitima et urgenti causa dispensationis, ne matrimonia occulte celebrata luctuosos habeant exitus, quos intimo cordis mcerore re- censuimus.» En el parrafo 7.° Benedicto XIV encarga 4 los Obispos las diligencias que han de practicar antes de conce- der Ja licencia para contraer un ma- trimonio de conciencia, y dice asi: «Hune porro in scopum vos hortamur, et impense admonemus, ut persona- rum matrimonium secreto contrahere petentium diligens fiat a Vobis inqui- sitio: an, scilicet, ejus qualitatis, gra- dus, et conditionis sint, que id probe exposcant; an sint sui, vel alieni juris: an filii-familias, quorum nuptie patri juste dissentienti sint invise; ab epis- copali etenim, quod geritis, munere nimium esset alienum facilem pra- beri filio inobedientie occasionem; an Tes sit de personis ecclesiasticis, licet in minoribus ordinibus constitutis, pensiones et beneficia ecclesiastica obtinentibus, ut detestabilis illorum retentio in statu uxorato congruis DEL MATRIMONIO. 39 remediis postea compescatur. Potissi- mum vero curet vestra sollicitudo, antequam secreti matrimonii licentia concedatur, quod contrahentes clara, et indubia, et a quavis fraude immu- nia exhibeant documenta status libe- ti, ad avertendum ab iis, qui improbi sint ingenii, polygamie periculum.» En el parrafo 8.° encarga el Papa 4 los Obispos que escojan para mi- nistro 4 uno de los parrocos de los contrayentes, el cual, por el conoci- miento de las personas y por la ex- periencia, se crea capaz de desempe- far bien su cometido; pero bien po- dr& el Obispo comisionar 4 cualquier sacerdote ( gravi impellente causa ), cuando éste, por su probidad, doctri- na y pericia fuese ms 4 propésito para desempefiarlo. En el parrafo 9.” dice el Papa: «Uni tamen aut alteri Sacramenti ministro, a Vobis deputando, districte precipi tur ne matrimonio intersit, nisi prius paterna charitate conjuges jin Domino monuerit sobolem procreandam rege- nerari quamprimum oportere sacro baptismatis lavacro; ac Christo judici districtam reddituros esse rationem, nisi filios ut legitimos agnoverint, eosque pietate bonisque moribus im- buerint, et frui patiantur bonis tem- pofalibus a majoribus in supremis tabulis relictis, vel provida legum auctoritate delatis.» En el parrafo 10, hablando de lo que debe practicar el parroco 6 sacer- dote delegado que asistié al matrimo- nio, dice asi: «Celebrato autem ma- trimonio, indilate a parocho vel alio sacerdote coram quo initum est, ex- hibeatur Episcopo illius scriptum do- cumentum, cum nota loci, et tem- poris, testiumque qui celebrationi interfuerunt. Vestrum erit postea dili- genter incumbere, quod ut, ad peren- nem geste rei memoriam, prefatum documentum fideliter transcribatur in libro prorsus distincto ab altero in quo matrimonia publice contracta de more adnotantur. Hujusmodi li- 40 ber pro matrimoniis secretis apposite compactus, clausus, et sigillis obsig- natus, in vestra episcopali cancellaria caute erit custodiendus; et eo tantum casu resignari et aperiri, vestra acce- dente licentia, eum patiemini, quo alia id genus matrimonia describi oporteat, vel id sibi vindicet justitize administrande necessitas, vel demum aliquod documentum ab eo exposcant verum interesse habentes, quibus pro- bationum aliunde petendarum non suppetit copia: sedulo tamen animad- vertentes, quod, re absoluta, denuo claudatur, et sigillis, ut antea, obsig- netur. Fides seu attestationes clam celebrati matrimonii a parocho, vel sacerdote qui vices parochi gessit, exarande, vobisque exhibend@, trans- cribantur in dicto libro, prout jacent, de verbo ad verbum, a persona a Vo- bis deputanda, que apud omnes inte- gritatis probatique nominis luculen- tum habeat testimonium. Fides vero et attestationes ipsce in secretiori loco sarte tecteque a Vobis serventur.» 2735. En cuanto 4 lo que aqui dice el Papa, que se puede manifestar el matrimonio de conciencia 4 los que, no pudiendo probar un derecho que tienen de justicia si no se les fran- quea la constancia del matrimonio, Benedicto NIV, respondiendo 4 las dudas que se le propusieron sobre la inteligencia de la citada Constitucién apostélica, modificé algin tanto lo que aqui habia dicho con bastante generalidad; pues dice que solamente se puede revelar el secreto cuando los padres no denunciasen la prole y la bautizasen en nombre ajeno, 6 usasen de otro artificio, sin dar parte al supe- rior, como se dice en el parrafo 13. de la bula Satis zobis. Dice, por ultimo, que, fuera de los casos en que sé trata de los perjuicios que se siguen contra la esencia 6 efec- tos del matrimonio, no debe revelarse el secreto, Aun cuando de no hacerlo se siga perjuicio de tercero en sus in- tereses temporales, «por pesar mas LIBRO VI. TRATADO VIII. (estas son sus palabras) en la balanza de la justicia el no facilitar la revela- cién de los matrimonios secretus, per- mitidos 6 admitidos para quitar los concubinatos, que cualquiera perjui- cio de interés de tercero.» Confirma Su Santidad esta doctri- na con el secreto del Tribunal de la Inquisicién, que no puede revelarse por evitar el perjuicio de tercero; y dice que en esta parte es menester dejar el castigo 4 Dios, como cuando alguno se apodera secretamente de los bienes ajenos, etc. Algunas cosas mds dice Benedic- to XIV en su carta al Emmo. Carde- nal Malvezzi, arzobispo de Bolonia, aclarando las dudas que ocurrieron sobre su constitucién apostélica Satis vobis, de 17 de Noviembre de 1741, que se pueden ver en el tratado del Dr. D. Francisco Mazzei, De Mazri- imonto conscientia, pag. 218. 2736. En cuanto 4 la formula en que el Prelado diocesano ha de exten- der la comisién para que el parroco otro sacerdote delegado pueda cele- brar el matrimonio de conciencia, como también la férmula del certifi- cado del parroco t otro sacerdote de- legado que lo celebré, véase la segun- da edicién del erudito Tratado tedrico- préctico del Matrimonio, compuesto por el Dr. D. Leén Carbonero y Sol, pag. 84. Ademéas, Benedicto XIV, en su ci- tada constitucién Satis vobis, manda que la prole que nazca del matrimo- nio de conciencia sea bautizada en la iglesia; pero como no se han de poner los nombres de los padres en el libro comtin de bautismos, ordena que el padre, y, muerto éste, la madre, debe dar cuenta al Obispo, 6 por si, 6 por carta auténtica, 6 por persona de con- fianza, del nacimiento de la prole, y del lugar y tiempo de su bautismo, advirtiendo que la prole es verdadera- mente legitima, porque el Papa asi lo declara; y dice también que la clase de libros en que se escriban estas par- DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. tidas merece el mismo crédito que las partidas que se dan por los parrocos, sacadas de los libros en que estan in- critos fos matrimonios publicos. El Cédigo civil, en su art. 79, aprobando lo que la Iglesia dispone acerca del matrimonio de conciencia, se expresa del modo siguiente: «El matrimonio secreto de conciencia, ce- lebrado ante la Iglesia, no est4 sujeto 4 ninguna formalidad en el orden civil, ni produciré efectos civiles sino desde que se publique mediante su inscripcién en el Registro. Este ma- trimonio produciraé, sin embargo, efectos civiles desde su celebracién, si ambos contrayentes, de comin acuer- do, solicitaren del Obispo que lo haya autorizado un traslado de la partida consignada en el Registro secreto del obispado, y la remitieren directamen- te, y con la conveniente reserva, ala Direccién general del Registro civil, solicitando su inscripcién. Al efecto, la Direcci6n general levard un regis- tro especial y secreto, con las precau- ciones necesarias para que no sé conozca el contenido de estas inscrip- ciones, hasta que los interesados soli- citen darles publicidad, trasladando- las al Registro municipal de su domi- cilio.» ARTICULO VII Del Registro del estado civil, 2737. * El Cédigo civil determi- na, en su art. 332, que continuard tigiendo la ley de 7 de Junio de 1870 en cuanto no esté modilicada por los articulos siguientes.—Dice, pues, el Cédigo que los actos concernientes al estado civil de las personas, se haran constar en el Registro destinado 4 este efecto, El Registro del estado civil comprenderé las inscripciones 6 ano- taciones de nacimientos, matrimo- nios, emancipaciones, reconocimien- tos y legitimaciones, defunciones, na- turalizaciones y vecindad, y estara 4 cargo de los jueces municipales & 40 otros funcionarios del orden civil en Espafia y de los agentes consulares 6 diplomaticos en el extranjero. Las actas del Registro seran la prueba del estado civil, la cual s6lo podra ser suplida por otras en el caso de que no hayan existido aquéllas 6 hubiesen desaparecido los libros del Registro, 6 cuando ante los tribunales se sus~ cite contienda. No ser4 necesaria la presentacién del recién nacido al fun- cionario encargado del Registro para la inscripcién del nacimiento, bastan- do la declaracién de la persona obli- gada 4 hacerla. Esta declaracién com- prenderd todas las circunstancias exi- gidas por la ley, y ser4 firmada por su autor, 6 por dos testigos 4 su rue~ go, si no pudiere firmar, En los ma~ trimonios canénicos ser4 obligacién de los contrayentes facilitar al funcio- nario representante del Estado que asista 4 su celebracién, todos los da- tos necesarios para su inscripcién en el Registro civil. Exceptdanse los re- lativos 4 las amonestaciones, los im- pedimentos y su dispensa, los cuales no se haran constar en la inscripcién. No tendran efecto alguno legal las naturalizaciones mientras no aparez~ can inscritas en el Registro, cualquie- ra que sea la prueba con que se acre- diten y la fecha en que hubiesen sido concedidas. Los jueces municipales.y los de primera instancia, en su caso, podran corregir las infracciones de lo dispuesto sobre el Registro civil que no constituyan delito 6 falta, con multa de 20 4 100 pesetas. (Art. 325 y siguientes.) 2738. * Ante todo advertimos que las disposiciones del tit. 4, lib. x del Codigo civil, que trata del Matri- moaio, son obligatorias en todas las provincias del reino (art. 12); el cual, en su art. 42, reconoce dos formas de matrimonio: el candnico, que de- ben contraer todos los que profesen la Religién catélica, y el civdl, que se celebrar4 del modo que determina el Cédigo. 42 Los requisitos, forma y solem- nidades para el matrimonio cané- nico se rigen por las disposiciones de la Iglesia catOlica y del Santo Con- cilio de Trento, admitidas como leyes del reine (art. 75); reconoce que el matrimonio canénico producira todos los efectos civiles respecto de las per- sonas y bienes de los cényuges y sus descendientes. Al acto de la celebra- cién del matrimonio canénico asistira el juez municipal u otro funcionario del Estado, con el solo fin de verificar la inmediata inscripcién en el Regis- tro civil, de acuerdo con la Santa Sede (nétese bien esta circunstancia). Con este objeto, los contrayentes estén obligados 4 poner por escrito en cono- cimiento de] juez municipal respecti- vo, con veinticuatro horas de antici- pacién por lo menos, el dia, hora y sitio en que deberd celebrarse el ma- trimonio, incurriendo, si no lo hicie- ren, en una multa de 3 4 80 pesetas. El juez municipal dara recibo del aviso de los contrayentes; si se nega- re 4 darlo, incurriré en una multa que no baje de 20 pesetas, ni exceda de 100. No se procedera 4 la cele- bracién del matrimonio canénico sin Ja presentacién de dicho recibo al cura pérroco. Si el matrimonio se celebrase sin la concurrencia del juez municipal 6 su delegado, 4 pesar de haberle avisado los contrayentes, se hard 4 costa de aquél Ja transcrip- cién de la partida de matrimonio ca- nénico en el Registro civil, pagando adem4s una multa que no bajara de 20 pesetas ni excedera de roo, y en este caso el matrimonio producira todos sus efectos civiles desde el ins- tante de su celebracién. Si Ja culpa fuere de los contrayen- tes, por no haber dado aviso al juez municipal, podran aquéllos subsanar la falta solicitando la inscripcién del matrimonio en el Registro civil; pero en este caso no producira efectos ci- viles sino desde su inscripcién, Los que contrajeron matrimonio LIBRO VI. TRATADO VIII. canénico in avticulo mortis, podran dar aviso al encargado del Registro civil en cualquier instante anterior 4 la ce- lebracién y acreditar de cualquier ma- nera que cumplieron este deber, y las penas impuestas 4 los contrayentes que omitieren este requisito, no serén aplicables 4 casos del matrimonio in avticulo mortis, cuando conste que fué imposible dar oportunamente el aviso, En todo caso, para que el matrimo- nio produzca ‘efectos civiles desde la fecha de su celebracién, la partida sacramental debera ser inscrita den- tro de los diez dias siguientes (art. 78). Los matrimonios canénicos cele- brados antes de 1.° de Mayo de 1889 surten todos los efectos civiles, aun- que no se haya transcrito la partida sacramental en el Registro civil, en virtud de lo dispuesto en el art. 1.° del Real decreto de 9 de Febrero de 1875 yen el de 17 de Febrero de 1879, que prorrog6 indefinidamente el plazo para la transcripcién sefialada en el art.2.°del citado Real decreto de 1875 yen el de 17 de Febrero de 1879, y suspendié Ja exaccién de las multas en que deb{an incurrir los morosos. (Véase Abella, en la nota al art. 77). * 2739. * Para la inteligencia y ejecuci6n de los articulos 77, 78, 79 y 82 del Cédigo vigente, tendran pre sente los sefiores parrocos la Instruc- cién del ministro de Gracia y Justi- cia, dada en 26 de Abril de 1889, sobre inscripcién de los matrimonios candénicos en el Registro civil y sen- tencias de nulidad 6 divorcio de los mismos, cuyos principales articulos se indican 4 continuacién. La ins- cripcién de-los matrimonios canéni- cos se verificara en Ja oficina del Re gistro civil, en cuya demarcacién est€ enclavada la parroquia de que sea prroco el sacerdote que por si 6 por delegado lo haya autorizado. El ma- trimonio en el articulo de la muerte contraido por militares en campajia, fuera del territorio espaiiol, 6 los con traidos en alta mar, se inscribirén ea DEL SACRAMENTO la oficina del Registro en cuya de- marcacién tenga domicilio conocido el marido, 6 en su defecto la mujer; mas si ninguno de ellos tuviese do- micilio conocido, se inscribir4 el ma- trimonio en el Registro de la Direc- cién general. Los contrayentes daran aviso al juez municipal, con veinti- cuatro horas de anticipacién por lo menos, del dia, hora y sitio en que han de celebrar el matrimonio ca- nénico, Este aviso se extenderd en papel comin, se fijar4 por los contra- yentes, y si éstos 6 alguno de ellos no pudiere, por un vecino 4 su ruego, y se redactar4 en los términos que marca el formulario respectivo. Po- dran presentar el escrito de aviso los contrayentes, cualquiera de ellos 6 sus respectivos mandatarios, aunque el mandato sea verbal. Fl juez muni- cipal, 6 el que hiciere sus veces, en- tregaré el oportuno recibo al repre- sentante, y si no lo hiciere, incurrira en una multa que no excedera de 100 pesetas ni bajar4 de 20. Al mismo tiempo designar4 el funcionario que por delegacién suya haya de asistir 4 la celebracién del matrimonio, si él no pudiere, por cualquier causa, le- nar este deber, y lo comunicara al nombrado con la debida anticipacién para que pueda asistir. E} juez municipal podré delegar sus funciones para la asistencia 4 la cele- bracién del matrimonio en cualquiera de las personas siguientes: las que por razon de su cargo le sustituyan legal- mente en caso de vacante, ausencia 6 imposibilidad; el fiscal municipal y su suplente; el secretario del juzgado y su suplente; un notario del distrito; el alealde del barrio en cuya circuns- cripcién haya de verificarse el matri- monio; cualquiera otra persona que merezca Ja confianza del juez muni- cipal. Acreditado el aviso al juez mu- nicipal con la presentaci6n del recibo, la falta de asistencia del mismo 6 de su delegado, no ser4 obstaculo 4 la celebracién del matrimonio canénico DEL MATRIMONIO. 43 y transcripcién de la partida sacra- mental, con arreglo al art. 77 del Co digo civil. Las partidas de matrimonios ca- nénicos celebrados sin la concurren- cia del juez municipal 6 su delega- do, se transcribiran literalmente en el Registro civil. Podrdn solicitar la transcripciéa los cényuges, sus pa- dres y cualquiera otro interesado , por si 6 por medio de mandatario, aunque el mandato sea verbal. El juez municipal acordard que se prac- tique inmediatamente la transcrip- cién de la partida sacramental, ha- ciendo constar si los contrayentes dieron 6 no al juzgado el oportuno aviso para exigir la responsabilidad que proceda, y 4 los efectos de los parrafos 3.° y 4.°del art. 77 del Cé- digo civil. Podrdn pedir la inscripcién del ma- trimonio celebrado in articulo mor- tis, cuando no haya concurrido 4 su celebracién el competente funciona- tio del Estado, cualquiera de los cén- yuges, sus padres € interesados 6 su mandatario, aunque el mandato haya sido verbal, presentando la co- rrespondiente partida sacramental. La transcripcién contendra, ademas de las circunstancias referidas en el art. 15, expresién de la fecha de pre- sentacién de la partida en el Regis- tro. El encargado del Registro civil inscribird, 4 instancia de parte legiti- ma, las sentencias firmes en que los Tribunales eclesidsticos hayan decla- tado la nulidad 6 él divorcio de los matrimonios canénicos, poniendo ademas notas marginales de referen- cia en las inscripciones correspondien- tes, Ademés, el segundo apartado del art. 19 de Ja Instrucci6n manda que en ningtin caso se suspenda la ins- cripcion de un matrimonio 6 su trans- cripcién, 4 consecuencia de las dudas que los jueces crean necesario con- sultar como deben 4 la Direccién de los Registros civil, de la Propiedad y del Notariado, 4 tenor del primer 44 apartado del mismo articulo. (Véase integra Ja referida Instruccién en Abella, apéndice 3, en las anotaciones al Cédigo civil, 4.* edicién, pag. 553.) En algunos pueblos se exigen dere- chos 4 los contrayentes por el recibo gue el juez municipal entrega 4 los smos, 6 por la asistencia; pero con- viene advertir que niel Cédigo civil, nila instruccién del ministerio deGra- ciay Justicia sefialan derecho alguno 4 los jueces municipales y 4 sus dele- gados por la expedicién del recibo de aviso de matrimonio, asistencia 4 la celebracién del mismo y transcripcién del acta en el Registro civil (Mach, nam. 657, 1034, 12.° edicién). Los sefiores parrocos deben atemperarse en la celebracion del matrimonio 4 lo que dispone el art. 77 del Cédigo civil y la instruccién del ministerio de Gracia y Justicia, por hallarse el con- tenido del art. 77 concordado entre la potestad Real y Ja Santa Sede, como se ha indicado en el nam. 2738} pero sien algiin caso, por cualquier motivo, se celebrara el matrimonio sin la pre- sentacién del recibo de haber sido avisado el juez municipal, no incu- rren en responsabilidad penal, segin la resolucién de la Sala de Gobierno de la Audiencia territorial de Las Palmas, en 16 de Diciembre de 1889, por la que se declara improcedente la imposicién de una multa decretada por un juez municipal contra un cura parroco, segiin refiere Abella en la anotaci6n al art. 331 del Cédigo civil.* 2740. “ Este, como se ha di- cho en el nim. 2735, reconoce dos formas de matrimonio: el canénico en elart. 75, y elcivil en el articu- lo 83 y siguientes: el segundo, para los que no son catdélicos 6 han deja- do de serlo, El Cédigo vigente no prescribe forma alguna externa para exigir la abjuracién de la Religion 4 los catélicos que se presentan ante el juez municipal para contraer el ma- trimonio llamado civil; pero parece que no debe bastar la declaracién LIBRO VI. TRATADO VIL. verbal de que no son catélicos, hecha ante el juez, respecto de los que han sido bautizados; sino que es preciso que justifiquen haber abjurado del Catolicismo, en documento piblico, 4 fin de que el juez lo ponga en conoci- miento de la autoridad eclesidstica, al menos del pdrroco, para su conoci- miento y efectos consiguientes. De desear fuera que la autoridad compe- tente supliera esta deficiencia del Co- digo civil. P. El juez municipal, los oficiales y los testigos, {pueden asistir lfcita- mente 4 la celebracién del matrimo- nio Hamado civil? R., «Affirmative generatim quoad judices et officiales ubi lex hujusmo- di matrimonii sit stabilita, quia secus muneri suo cedere cogerentur. Ut li- cite tamen assistant, sese gerere de- bent ad normam sequentis responsio- nis, 8. Peenit., 2 Sept. 170: «Pos- sunt tolerari, dummodo prefati ma- gistratus et oficiales in conficiendis Actis intendant exercere cwremoniam mere civilem, et nihil peragant aut suadeant contra sanctitatem matri- monii et necessitatem illud contra- hendi coram Ecclesia. potius ad scandalum removendum contrahentes prudenter commoneant. Quod vero attinet ad casus, in quibus appareat fideles ad czeremoniam civilem acce- dentes male esse dispositos, neque matrimonium, quod regulariter prae- mitti debuisset, coram Ecclesia esse celebraturos, sed sub pratextu con- tractus civilis in concubinatu per- mansuros, ipsum magistratum et of- ficiales dirigendos esse juxta regulas a probatis auctoribus et presertim a S. Alph. de Ligorio, lib. 2, tract, IIL, dub, 5, art. 3, nimero 59, etc., circa cooperantes traditas, (Véase Moran, tomo I, nimero 355; Marc., tomo 2, namero 2126: Scavini- Del Vecchio, tomo 3, num. 503.) » Testes ratione cooperationis, non possunt assistere, nisi ob magum in- commodum inde proveniens, vel nisi DEL SACRAMENTO ratione muneris teneantur, sicut judex et officiales.» (Boletin del obispado de Oviedo, Resolut. casus 2 moralis, mense Januarii anni 1893, respon- dentis a ccetu Ovetensi concinnata.) P. (Puede y debe el juez recibir la abjuracién de la fe 4 los catélicos que quieren contraer matrimonio civil? R. «Ad 3.5 judex, servatis servan- dis, abjurationem fidei excipere potest et debet, quando ex pracepto legis, quamvis inique, requiritur. Sic agens non intendit, aut intendere non debet, peccato contrahentium cooperari: sed servare tantum legis prescripta in Actis conficiendis, et inquirere utrum revera civiliter contrahere valeant. Alii tamen contrarium sentiunt.» (Boletin Eclesidstico de Oviedo, 1.° de Febrero de 1896, pag. 47.) * 2741. * La Sagrada Penitenci ria, en 18 de Diciembre de 1863, di las siguientes declaraciones: 03, Quid agendum, si in foro civili sententia lata sit de separatione conjugum, qui etiam Matrimonii sacramentum sus- ceperunt, quando in foro ecclesiastico causa separationis non est admissa?— ++ Quid resolvendum, si unus eoram qui tantum civiliter juncti sunt, gra- viter egrotet et altera pars renuat tum a conjuge separari, tum legitimo matrimonio conjungi?— 5. Si semel contracto matrimonio in faciem Ec- clesiz , contrahat civiliter, quomodo ei occur- rendum tum in vita, tem in morte?= Resp. Ad 3. Sententize judicis incom- petentis non esse parendum, et non concurrente in foro ecclesiastico ali- qua justa separationis causa, conjuges teneri ut prius cohabitare.—=Ad 4 et 5. Consulenda esse decreta S. Concilii Tridentini, ses. 24, cap. 8, De veform., et habendas pre oculis regulas a pro- batis auctoribus traditas circa concu- binarios et adulteros in propositis ca- sibus existentes.» He aqui las palabras del Concili «Apostolus monet (I Tim., 5) publi- ce peccantes palam esse cortipien- unus sponsorum cum alioj DEL MATRIMONIO. 45 dos. Quando igitur ab aliquo publi- ce et in multorum conspectu crimen commissum fuerit, unde alios scan- dalo offensos commotosque fuisse non sit dubitandum, huic condignam pro modo culpz pcenitentiam publice injungi oportet, et quos exemplo suo ad malos mores provocavit, suz emen- dationis testimonio ad rectam revocet vitam. Episcopus tamen public hoc peenitentie genus in aliud secretum poterit commutare, quando ita magis judicaverit expedire.» (Compend. Sca- vini-Del Vecchio, tomo 2, nime- ro 1036.) El notario y los amanuenses em- pleados en las oficinas del Registro civil no deben ser molestados por ex- tender las partidas de los que se ca- san civilmente, ni por escribir sus nombres, siendo en realidad concubi- narios, como si fuesen cényuges legi- timos, y por reclamar y percibir los derechos: «hujusmodi notarios et offi- ciales non esse inquietandos,» dice la Sagrada Penitenciaria, 2 de Septiem- bre de 1870. Mach, nam. 678, pa- gina 1088, 12." edicién, (Véase la Instruccién de 1885.) ¢Pueden los que tuvieren impedi- mentos dirimentes, obtenida la dis- pensa candnica, pedir también la dis- pensa civil? «4/firmative, dummodo per hoc nullam potestati civili cons- tituendi impedimenta matrimonium dirimentia, aut ea relaxandi faculta- tem agnoscant, sed solum intendant injustas removere vexationes.» ¢Y céino debe proceder el parroco con los desgraciados que han cometido el crimen de vivir como casados me- diante el matrimonio civil, mas arre- pentidos, desean contraer el matrimo- nio canénico, tinico vlido y licito en- tre cristianos? Eneste caso, y antes de practicar diligencia alguna referente al matrimonio, debe exigirse 4 los interesados su separacién y que de- jen de vivir como casados ; luego se pondra todo en conocimiento del Or- dinario diocesano, quien dar4 las ins- 46 trucciones convenientes, 4 las cuales se atemperard en un todo el parro- co. «Concubinarius publicus etsi dis- positus , priusquam absolvatur, con- cubinam ejicere debet ad scanda- lum auferendum.» Attamen: «en al- gtin caso rarisimo (escribe el P. Se- gneri) puede hallarse en gente seme- jante una disposicién de dolor mara- villoso... Os indicaré el partido que debéis tomar respecto de un ptiblico pecador, si esté bien dispuesto. Ab- solvedle, y al mismo tiempo prohi- bidle comuigar, 4 lo menos en lugar donde sea conocido.» (Corfessore is- wuito, c. 5.) «Casus item contingere potest in persona civiliter tantum conjugata, que reducta ad poeniten- tiam, velit se sincere continere a pec- catis; attamen dum curat, ut ejus matrimonium legitimetur, nullimode potest separari quoad tectum. Tunc poterit absolvi, non communicare.» {Scavini-Del Vecchio, tomo 1, ntime- ro 463.) Por lo que se refiere 4 los hijos que resultaren de esas uniones ilegitimas, téngase presente la res- puesta dada por la Sagrada Peniten- ciaria en 4 de Septiembre de 1870 4 la pregunta que sobre este punto y otros hicieron Jos Prelados de la pro- vincia tarraconense. Dice asi: «No hay inconveniente en que se pongan Jos nombres de los padres en las par- tidas de los hijos, pero expresando que estén casados civilmente. (Cade- na, tomo 1, edic. 2.*, pag, 102.)* 2742. * Est4 declarado por el Santo Olicio que los que tuviesen el atrevimiento de casarse civilmente sean considerados como pecadores publicos, y sus hijos por ilegitimos; debiendo ser anotados en tal concep- LIBRO VI. TRATADO VIII. no tiene derecho 4 ser admitida 4 la bendicién que suele darse después del parto, 4 fin de que el concubinato de ningGn modo sea cohonestado (18 de Junio de 1859). Véase en el Apéndics una resolucién del Santo Oficio sobre el modo de proceder con los casados civilmente que, reconocidos, quieren contraer matrimonio canénico.* 2743. *Ponemos 4 continuacién las siguientes reglas de conducta, to- madas de Scavini-Del Vecchio, t. 3, num. 835, edic. 14.", para que sirvan de norma 4 los sefiores curas parrocos en los casos matrimoniales que les puedan ocurrir: | «Regula pro praxi. Si matcimonium quod civile appellant obtineat, hac pre oculis habere debet parochus: vl, Pergat catholicam de matri- monio doctrinam populum docere; et identidem, priesertim vero 4 domini- jca prima Adventus, eloquio gravi, et septumplum purgato exponat sacra- ‘menti Matrimonii naturam, sanctita- ,tem, finem, impedimenta ea maxime, que frequentius occurrunt, vel non satis a radibus noscuntur, speciatim public: honestatis, ac cognationis | spiritualis. | II. Qsos cognoscunt civiliter \tantum junctos, parochi et confessa- rii, imo omnes, saltem ex lege cari- fatis quoad possunt, et quamdiu spes vest, in Domino curent, ut etiam reli- giose jungantur, ipsis aperiendo in- gens fidelium .scandalum, .et maxi- mum, in quo versantur, periculum illico ad inferna descendendi, si eos adbuc in concubinatu subitanea mors ercutiat. Hine hortatur Episcopos | Leo Papa XIII, Encyel. Arcanum. In his ad officium revocandis hominibis to en el libro de bautismos, si bien se | Vestra sollers industria versetur; et observardn en la administracién del|cum per Vos ipsos, tum interposita Sacramento todos los ritos y ceremo- | vivorum bonoram opera, modis om- nias prescritos en el Ritual, omitien- | nibas contendite, ut sentiant se flagi- do toda pompa y solemnidad, y el to-|tiose fecisse, agant nequitie pceni- que de campanas donde haya costum- | tentiam, et ad justas nuptias ritu ca- bre (31 de Julio de 1867). (Acéa San-|tholico ineundas animum inducant. cle Sedis, tomo 3, pag. 243.) La mujer] III. Caveat parochus, ne publice y DEL SACRAMENTO veritatem docendo quempiam offen- dat, vel contra civiles leges insurgat, nisi velit gravi discrimini se commit- tere, et sine fructu. Contentio enim ad nihil utilis est, nisi ad subversio- nem audientium. Imo parochus mo- neat sponsos de necessitate se sub- mittendi etiam legibus civilibus , eorum matrimonium muniendo san- ctione legali; qua solum ipsi,et eoram filii civiles effectus, et politicos potiri possunt. Ipsa S. Poenitentiaria jussu Pii IX i declaravit opportunum, et expediens; nec desunt theologi qui contrahentes, si civiles caremonias omittant, culpa minime vacare do- cent, ob perniciosos effectus, qui exinde sequuntur. Plures autem Sy- nodi id preecipiunt. (deta Sancie Se- dis, tomo 12, pag. 168.) oIV. Si timendum sit, ne fideles, si prius civiliter contrahant, subito maritaliter vivant, antequam unian- tur etiam in faciem Ecclesia, ut ec- clesiasticum matrimonium premita- tur civili, quod semper si fieri potest, curandum est. Attamen (addit S, Poe- nitentiaria) si que coactio, aut abso- luta necessitas, que facile admitten- da non est, ejusmodi ordini inverten- di causa esset, tunc omni diligentia utendum erit, ut matrimonium coram Ecclesia, quam primum contrahatur, atque interim contrahentes sejuncti consistant, Coactio ordinem inver- tendi adesset, si lex civilis id praeci- peret sub poena. (Vide lib. 4, Ap pend. 75.) »V. Cum parochus audit sponsos, non satis est investigare, an aliquo canonico impedimento detineantur; sed etiam inquirat, an aliquid desit ex parte legis civilis. Detecto civili impe- dimento, differendum matrimonium quousgue obstaculum illud civile au- feratur; quod si urgeat causa statim contrahendi coram Ecclesia, incon- sulto Episcopo, parochus ne permit- tat, ex S. Poenitentiaria; ne eveniat, ut vir frigescente amore., relinquat uxerem ductam in faciem [icclesia, DEL MATRIMONIO. 47 et statim aliam ducat coram lege ci- vili, quod evenisse notum est, nec amplius suppetat remedium. aVI. Parochus curet omni modo, ut ecclesiastica impedimenta prius auferantur vel una simul cum civili bus, ne contingat, ut sponsi semel li- beri ab impedimento legis, sed adhuc impedimento Ecclesi ligati, coram officiali civili contrahant, et postmo- dum negligant (maxime si aliquid dif- ficultatis sit) curare dispensationem Ecclesia, et sic in perpetuo concubi- natu vivant. Et ideo prastat, ut pa- rochus penitus non ignoret impedi- menta a civili potestate inducta alias- que prescriptiones, ne se, aut alios gravi discrimini committat, » (Véase también en el mismo Scavini-Del Vecchio, tomo 4, nim. 553, la instruc- cién de la Penifenciaria, dada en 15 de Enero de 1866, la cual trata del contrato que v ulgarmente se llama matrimonio civil.) 2744, ~ P. (En qué penas in- curren los que celebran matrimonio ilegal? R. El que desee enterarse de la responsabilidad en que incurre el que contrae matrimonio ilegalmente, pue- de acudir al Cédigo penal, que trata de esta materia, desde el art. 456 has- tael 494, cuyo articulado omitimos por evitar prolijidad y porque en el nam. 270r se ha consigaado 4 quié- nes prohibe el Codigo civil contraer matrimonio sin la licencia 6 consen- timiento competentes. * 2745. * El art. 42 del Codigo civil reconoce que los matrimonios ce- lebrados segdn las leyes de la Iglesia, son legales; por consiguiente, los in- fractores de estas leyes incurriran en los castigos que el Codigo penal mar- ca en los articulos 4 los que se hace referencia en el numero anterior. * 2746. * Los matrimonios cele- brados antes de regir el Cédigo ci- vil, se probaran por los medios es- tablecidos en las leyes anteriores , dice el Cédigo vigente; mas los con- 48 traidos después se probaran sélo por Ja certificacién del acta del Registro civil, 4 no ser que los libros de éste no hayan existido, 6 hubiesen desapa- recido, 6 se suscite contienda ante los tribunales, en cuyos casos sera admi- sible toda especie de prueba. El mis- mo Cédigo, en su art. 55, prescribe que el casamiento verificado en pais extranjero, donde estos actos no estu- viesen sujetos 4 un registro regular 6 auténtico, puede acreditarse por cual- quiera de los medios admitidos en derecho.* ARTICULO VIII Del matrimonic mixto. 2747. Atendido el aumento de la incredulidad , especialmente en los jovenes de nuestros dias, y la libertad de conciencia permitida por la ley civil, me parece conveniente transcri- bir la Instruccién expedida por la Se- cretaria de Estado de Pio IX 4 todos los Arzobispos, Obispos y Ordina- rios , acerca de las dispensas sobre el impedimento de diversidad de reli- gién para los matrimonios mixtos, Ja cual es de sema importancia; por- que, ademas de ser la ultima que se ha dado sobre esta materia, y estar vigente , contiene algunas modifica— ciones, y suaviza algdn tanto las dis- posiciones anteriores de los Romanos Pontifices. Dice asi: «Etsi Sanctissimus Dominus nos- ter Pius IX Pontifex Maximus, gravis- simis causis impulsus, aliquod immu- tandum esse censuerit in formula dis- pensationum , que ab hac Apostolica Sede conceduntur ad mixta ineunda matrimonita, veluti Amplitudo Tua ex adjecta formula intelliget , tamen idem Summus Pontifex , de universi dominici gregis salute sibi divinitus commissa vel maxime sollicitus , pro apostolici ministerii sui munere non potest non summopere inculcare om- nibus Archiepiscopis, Episcopis, aliis- LIBRO VI. TRATADO VIII. que locorum Ordinariis, ut sanctissi-. ma catholice Ecclesie de hisce con- jugiis documenta integra et inviolata religiosissime serventur. Omnes enim norunt , quid ipsa catholica Ecclesia de hujusmodi catholicos inter et aca- tholicos nuptiis constanter senserit, cum illas semper improbaverit , ac tamquam illicitas planeque pernicio- sas habuerit, tum ob flagitiosam in divinis communionem , tum ob im- pendens catholico conjugi perversio- nis peticulum, tum ob pravam sobolis institutionem. Atque huc omnino per- tinent antiquissimi canones ipsa mixta connubia severe interdicentes , ac re- centiores Summorum Pontificum san- ctiones, de quibus immortalis memo- riz Benedictus XIV loquitur in suis encyclicis litteris ad Polonia regni Episcopos, atque in celeberrimo opere quod De Syxodo D:ccesana inscribitur. Hine porro evenit , ut heee Aposto- lica Sedes, ad quam unice spectat po- testas dispensandi super hujusmodi mixta: religionis impedimento, si, de canonum severitate aliquid remittens, mixta hee conjugia quandoque per- missetit, id gravibus dumtaxat de causis egre admodum fecit , et non- nisi sub expressa semper conditione de premittendis necessariis opportu- nisque cautionibus, ut, scilicet , non solum catholicus conjux ab acatholico perverti non posset , quinimo catho- licus ipse conjux teneri se sciret ad acatholicum pro viribus ab errore re- trahendum, verum etiam ut universa utriusque sexus proles ex mixtis hisce matrimoniis procreanda in sanctitate catholicee religionis educari omnino deberet. Que quidem cautiones re- mitti seu dispensari numquam pos- sunt, cum in ipsa naturali ac divina lege fundentur, quam Ecclesia et hac Sancta Sedes sartam tectamque tuert omni studio contendit, et contra quam sine ullo dubio gravissime peccant, qui promiscuis hisce nuptiis temere contrahendis se ac prolem exinde sus-" cipiendam perversionis periculo com- DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. mittunt. Insuper in tribuendis hujus- modi dispensationibus , preter enun- tiatas cautiones, qua preemitti semper debent, et super quibus dispensari nullo modo unquam potest, adjecte quoque fuere conditiones, ut hc mixta conjugia extra Ecclesiam , et absque parochi benedictione , ulloque alio ecclesiastico ritu celebrari de- beant. Que quidem conditiones eo Potissimum spectant, ut in catholico- Tum animis numquam obliteretur memoria tum canonum, qui istius- modi mixta matrimonia detestantur, tum constantissimi illius studii quo sancta mater Ecclesia numquam de- stitit filios suos avertere ac deterrere ab iisdem mixtis conjugiis in eorum et future prolis perniciem contra- hendis. »Jam vero quod attinet ad praedic- tas conditiones de his, nempe, mixtis nuptiis extra Ecclesiam, et sine paro- chi benedictione, alioque sacro ritu celebrandis, cum conditiones ips in plurimis similium dispensationum rescriptis clare aperteque fuerintenun- ciate, in aliis vero permultis rescrip- tis implicite continerentur , idcirco Sanctissimus Dominus noster pro summa ac singulari sua prudentia hanc formularum varietatem de me- dio tollendam existimavit, ac jussit in posterum unam eamdemque for- mulam esse adhibendam ab omnibus Congregationibus, per quas heec Apos- tolica Sedes dispensationes super hoc mixte religionis impedimento conce- dere solet. Itaque, rebus omnibus maturo examine perpensis, tempo- rumque ratione habita, et iis consi- deratis que a pluribus Episcopis ex- posita fuere, atque in consilium adhi- bitis nonnullis S, R, E. Cardinalibus, idem Sanctissimus Dominus noster constituit, in harum dispensationum concessionem utendam esse formulam illius rescripti, quo etiamsi conditio- nes predicte de mixtis hisce conju- giis extra Ecclesiam, et absque paro- chi benedictione, alioque ecclesiastico Toxo TIT. 49 ritu celebrandis haud aperte decla- rantur, tamen implicite continentur. Ac Sanctitas Sua omnes Archie- piscopos, Episcopos, aliosque loco- rum Ordinarios vehementer in Domi- no monet, hortatur, et excitat, eisque mandat, ut cum insi in posterum hujus rescripti formula ab hac Sancta Sede obtinuerint facultatem dispen- sandi super impedimento mixte reli- gionis, in eadem facultate-exequenda numquam desistant omni cura stu- dioque advigilare, ut sedulo quoque impleantur conditiones de mixtis his- ce matrimoniis extra ecclesiam, et absque parochi benedictione, alioque ecclesiastico ritu celebrandis. Quod si in aliquibus locis sacrorum Antis- tites cognoverint easdem conditiones impleri haud posse, quin graviora exinde oriantur damna ac mala, in hoc casu tantum Sanctitas Sua, ad hujusmodi majora damna ac mala vitanda, prudenti eorumdem sacro- rum Antistitum arbitrio committit, ut ipsi, salvis firmisque semper ac perdiligenter servatis cautionibus de perversionis periculo amovendo a con- juge catholico, de conversione aca- tholici conjugis ab ipso conjuge ca- tholico pro viribus procuranda, deque universa utriusque sexus prole in sanctitate catholic religionis omniho educanda, judicent, quando comme: morata conditiones de contrahendis mixtis hisce nuptiis extra Ecclesiam, et absque parochi benedictione im- pleri minime possint, et quando in promiscuis hisce conjugiis ineundis toleraci queat mos adhibendi ritum pto matrimoniis contrahendis in dice- cesano rituali legitime prascriptum, exclusa tamen semper Missi celebra- tione, ac diligentissime perpensis omnibus rerum, locorum, ac perso- narum adjunctis, atque onerata ipso- rum Antistitum conscientia super omnium circumstantiarum veritate et gravitate. Summopere autem exop- tat Sanctitas Sua, ut iidem sacrorum Antistites hujusmodi indulgentiam, 4 50 seu potius tolerantiam, eorum arbi- trio et conscientia omnino commis- sam, majori quo fieri potest silentio ac secreto servent, Cum vero contin- gere possit, ut iidem Antistites non- dum fuerint exeguuti illa similium dispensationum rescripta, que ipsis ante hanc Instructionem cconcessa iuere, idcirco , ad omnes ducitatio- nes amovendas, Sanctitas Sua decla- randum esse jussit, eosdem Antis- tites hance Instructionem sequi de- bere in commemoratis exequerdis re- scripti »Nibil vero dubitat Sanctissimus Dominus noster, quin omnes sacro- rum Antistites ob spectatam eorum religionem, pietatern, et pastoralis muneris officium pergant flag>antiori usque Zelo catholicos sibi conczeditos a mixtis hisce conjugiis avertere, eos- que accurate edocere catholic Eccle- sie doctrinam, legesque ad eadem conjugia pertinentes, atque eidem Sanctissime Domino nostro persuasis- simum est, ipsos sacrorum ~.ntisti- tes pr cculis semper habitarss Lit- teras et Instructiones, qua a suis fe- licis recordationis predecessor! Dus, ac prasertim a Pio VI, Pio VI, Pio VIII et Gregorio XVI, de hoc gravissimo sane argumento maximique momenti negotio ad,plures catholici orbis Epis- copos script fuerunt. »Hee Amplitudini Tue erant sig- nificanda jussu ipsius San ctissimi Domini nostri Pii Paps: IX, c2i nihil potivs, nihil antiquius est, quam ut catholice Ecclesia doctrina az disci- plina abique illibata custodiatur ac servetur. atum Rome, die <5 b CagpIN. ANTo- 2748. & mpendiando la Sitima ‘10S, se impuestas por la Silla Apostolica: junis perieulo zmoven- hiolico. ‘De conversione acatholic cf conjt- LIBRO WI. TRATADO VIL. gis ipso conjuge catholico pro virtbuy procuvanda, 3." Deque universa utvausque sexus prole in sanctitate catholice religionis omnino educanda. La primera condicién depende del juicio prudente que se haga de las condiciones morales de los dos cén- yuges. La segunda condicién exige la pro. mesa de la parte catdlica de pro- curar la conversion de su cényuge hereje. La tercera condicidn exige que el cényuge hereje se comprometa 4 que la prole del uno y del otro sexo sea bautizada y se eduque en la reli- gién catélica. Ademé: |, para conceder estas dispensas se exige causa muy grave, fundada en las virtudes mora- les que adornen 4 los oradores, en los grandes beneiicios que se han de se guir 4 la felicidad de las familias i se concede la dispensa: el informe fa vorable del Diocesano sobre la verdad de estas causas iniluird poderosamen- te para el feliz despacho de la dispen- sa pontificia. * En la celebracién del matrimo- nio mixto entre catdlicos y cismati- cos deben exigirse las mismas condi- ciones que en los matrimonios cele- brados entre catélicos y herejes, He aqui las dudas propuestas por el seiior obispo de Fort-Waine 4 la Sagrada Congregaci6n de Propaganda, 11 de Abril de 18g4, y su contestaci6n: 1.° An matrimonia catholicos inter et schismaticos, que in hisce regio- nibus facile evenize possunt, quoad conditiones canonicas premitti soli- tas, aquiparanda sint matrimoniis mixt is, 1. €., catholicos inter et ha- reticos ( baptizatos ) contrahendis? ° Utro in ritu baptizari et educati debeant filii flieque parentum catho- licorum quidem, sed ad diversos ritus pertinentium , veluti ad romanum, thenum, armenum? ete.—Porro om nibus. mature perpensis responden dum censeo propositis dubiis ut se DEL SACRAMENTO quitur: Ad 1.8 Affirmative. Ad 2.4” Filii-famiiias generatim loquendobap- tizari et educari debent in ritu patris.» (Véase La Ciudad de Dios, tomo 34, pag. 460, 2749, £1 matrimonio mixto, de- cia el derecho antiguo candnico, de- bia celebrarse «extra Ecclesiam, et absque parochi benedictione, alioque ecclesiastico ritu.» Esta prohibicién era absoluta y sin excepcidn; pero Pio IX mitigé algén tanto dicha pro- hibicidn, pues dice que si los Prela- dos diocesanos se convenciesen de que convenia que el matrimonio se eelebrase en la iglesia ad majora damna ac ital. ‘tan da, atolerari queat mos adhibendi ritum pro matrimoniis contrahendis i in Dicecesano rituali le- Scripta , exclusa tanten Miss celebratione, ac diligen- tissime perpensis omnibus rerum, lo- corum , ac personarum adjunctis , atque onerata ipsorum Antistitum conscientia super omnium circum: stantiarum veritate et gravitate.» 2750. Después de esta declara- cidn pont: , que fija las condicio- nes y el modo que han de observar los sefiores Obispos y parrocos para obtener de la Santa Sede la facultad de celebrar un matrimonio mixto, me parece muy conveniente y oportuno transcribir literalmente la sdlida y eraditisima pastoral del sefior obispo de Strasbargo, que publicd en 1863, ja cual es una elocuentisima predica- cién 4 los Geles para apartarlos del matrimonio mixto. {Ojala que esta pastoral se extendiese por todos los pueblos de Espaiia, 6 bien en un fo- Hetito, 6 bien en los periddicos caté- licos, porque ella es de tal naturale- 2a, que no solo ensefia, sino también mueve 4 apartar los grandes peligros ¢ siguen ordinardamente monios mixtos! Yo la v del Matrimonio, pu- blicado por tai ben amigo el meriti- simo doctor D, Leda Carbonero y Soi (pag. 622). Dice asi: DEL MATRIMONIO. 5t «ANDRES RAESS, Po LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOS- TOLICA OBISPO DZ STRASBURGO, ETC, v Al clero y fieles dela didcesés, salud y bendicion en nuestro Senor Fesucristo. »No ignordis, amados hermanos nuestros, cudnto ha deplorado siem- pre la Iglesia las uniones conyugales contraidas entre personas que profe- san diferentes cultos; uniones for- maimente reprobadas por los Santos Concilios, y contra las que los Sumos Pontifices no han dejado de levantar su voz. Si alguna vez, y por razones graves, han relajado algin tanto la severidad de los sagrados cdnones sobre este punto, siempre fué con pesar y con profundo dolor. »¢¥ como no habian de sentir y deplorar alianzas tan perniciosas 4 la verdadera fe, tan perjudiciales al in- terés de las familias, y tan contrarias 4 las invariables ensefianzas de la Iglesia? Sus temores han sido justi- ticados por una lamentable experien- cia; sien alguna ocasién se ha veri- ficado que alguna de estas uniones se ha convertido en provecho de la Igle- sia, por la conversién de un esposo 6 de una esposa aferrados en la herejia, jeudntas pérdidas, por el contrario, no ha tenido que deplorar ya, por efecto de estas alianzas temerarias! Y no podia suceder de otra manera. Estos vinculos ino se contraen fre- cuentemente con miras de intereses puramente materiales, 6 inspirados por una ciega pasion? gNo suponen siempre en el cényage catélico una fe muy débil, ya que no enteramente muerta? {Puede esperarse que el cielo bendiga una unién contraida con tales disposiciones, y tan contrarias 4 su voluntad? Si le faltan las bendiciones del cielo; si voluntariamente se pri- van de las gracias especiales reserva- das 4 los verdaderos fivies que se unen en matrimonio segia las miras

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