sonrisas, ni las llamas rpidas de la ira. Sin armas . Ni las aguas de la bondad sin fondo, ni la perfidia, Corvo pico. Nada. Sin armas. Sola. Ceida en tu silencio. S y no, maana y cuando, quiebran agudas puntas de intiles saetas en tu silencio liso sin derrota ni glora. Cuidado!, que te mata fra, invencible, eterna eso, lo que te guarda, eso, lo que te salva, el filo del silencio que t aguzas. Pedro Salinas