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DE
FILOSOFÍA
ACCESO
A MAYORES
DE 25 AÑOS
PLATÓN
Contexto histórico-cultural
Grecia se expandió por todo el Mediterráneo, lo que influyó en su forma de ser: un pueblo
aventurero e imaginativo. Los griegos vivían en ciudades-estado, por eso el hombre
griego es, ante todo, un ciudadano, nunca está aislado o solo. Pero el trabajo físico está mal
considerado. Los hombres libres prefieren dedicarse al “ocio” y propio de este ocio será
el filosofar. Las ciudades griegas se enfrentaron a un peligro exterior que podía haber
acabado con su civilización: los persas. Son la Guerras Médicas. Después del triunfo sobre
los persas, Atenas consolida la Democracia y será Pericles el que dé esplendor a la
cultura de Atenas. Pero las ciudades griegas acabaron enfrentándose en una guerra civil:
la Guerra del Peloponeso, en la que se formaron dos bandos: partidarias de Atenas y de
Esparta. Atenas es derrotada y la democracia tradicional ateniense será sustituida. Una
revuelta popular devuelve la democracia a Atenas. En este periodo llevan a los tribunales a
Sócrates y le condenan a beber la cicuta, después de acusaciones falsas. De ahí el rechazo
hacia la democracia de Platón.
El desarrollo de la democracia amplió la oratoria: el hombre griego tuvo que convencer
de sus ideas políticas o defenderse con discursos ante un jurado. Pero Platón lucha contra
la retórica, porque ésta no enseña lo que es verdadero, bueno y justo. La base de la
educación era la Paideia, que se centraba en elementos de la formación como la gimnasia,
la gramática, la retórica, la poesía, las matemáticas y la filosofía. Grecia ha sido la
cuna de la civilización occidental. Las manifestaciones culturales del pueblo griego se
caracterizan por su gusto por la sencillez, la claridad y la proporción. Su mitología hace
posible una lengua rica y desarrollada. Destacaron en la poesía y el teatro, la filosofía,
la historia y la oratoria.
La inmortalidad del alma es tema central del Fedón. Intentó demostrar que el alma es
inmortal a través de cuatro argumentos. Uno de ellos es el que se basa en “el origen de
los contrarios”: el alma es inmortal porque la vida procede de su contrario (la muerte). La
reminiscencia es otro de sus argumentos, según el cual el conocimiento es “recordar”
cosas sabidas anteriormente y ello es posible porque el alma recuerda las ideas tenidas
anteriormente a su unión con el cuerpo porque el alma ha existido en alguna parte antes de
unirse al cuerpo. El tercer argumento es la “simplicidad”, que afirma que el alma es el
lugar del conocimiento de las ideas y como las ideas son “simples”, el alma también es
simple y como lo simple no puede corromperse, tampoco puede morir. Por tanto, el alma
es simple y no puede morir: es inmortal. El cuarto argumento se basa en “el principio
vital”, según el cual el alma le da la vida al cuerpo y ese alma no puede recibir lo contrario
(la muerte) de lo que lleva en sí misma (la vida). El alma no recibirá la muerte y no morirá
jamás: es inmortal.
Esta demostración de la inmortalidad del alma nos permite plantear la concepción de
Platón sobre el ser humano como compuesto por alma y cuerpo: el dualismo
antropológico. El alma es una realidad superior: es nuestro Yo, es el auténtico ser humano,
es inmortal y se encarnará en un cuerpo (la transmigración de las almas le permite hacerlo).
El cuerpo es la “cárcel” del alma, es un mal (alberga las pasiones), es una sombra y es
mortal. Este dualismo también se refleja en la filosofía de Platón en su concepción de la
realidad, compuesta por dos mundos (dualismo ontológico): el de las Ideas (entes
superiores y verdadera realidad) y las Cosas (materiales y reflejo de las Ideas). Es el
dualismo ontológico.
Por último, también plantea Platón un dualismo epistemológico al diferenciar el
conocimiento que proviene de la Razón (mundo inteligible: conocimiento de lo universal,
estable y eterno; que se localiza en el Alma) y el que proviene de los Sentidos (mundo
sensible: conocimiento de lo concreto, cambiante, finito y mudable, que se localiza en el
Cuerpo). Por el primero se llega a la Ciencia (episteme) y al conocimiento del mundo de
las Ideas; por el segundo se alcanza la Opinión (doxa) y se conocen las Cosas.
Esta estructura compleja también la encontramos en la antropología; el ser humano
es partícipe del mundo de la materia, ya que tiene un cuerpo, y del mundo ideal, ya que
ésta es la realidad a la que pertenece el alma. Su unión es puramente accidental y el
objetivo de la vida humana es la purificación del alma de modo que ésta pueda regresar al
mundo del cual procede y al cual realmente pertenece.
Esta estructura dual del ser humano tiene su repercusión en la epistemología: el
cuerpo está capacitado para alcanzar conocimiento del mundo material, pero es,
lógicamente, un conocimiento de rango inferior, ya que trata sobre la realidad de rango
inferior: la materia. El alma, por el contrario, está capacitada para conocer las ideas, la
realidad más perfecta, y por lo tanto para obtener un conocimiento de realidad más
perfecta, y por lo tanto para obtener un conocimiento de rango superior.
El alma será tanto más capaz de alcanzar ese conocimiento cuanto más se libere de
las ataduras del mundo sensible, como se observa claramente en la teoría platónica de la
purificación del alma (teoría de claro origen pitagórico) que se sustancia en su visión
ascética del conocimiento explícita en la llamada “vía de la muerte”. Es importante añadir
que el conocimiento para Platón se produce por recuerdo, ya que el alma, perteneciente al
mundo ideal, conoce las ideas, pero las ha olvidado al “caer” en el cuerpo, y todo el
proceso purificador tiene como fin ayudar al alma a recordar.
El cuerpo constituye una especie de estorbo en el proceso de conocimiento;
recordemos que para Platón el alma habita en el cuerpo “como en una cárcel”. Por ello, el
proceso de conocimiento, el ascenso desde la contemplación del mundo material –doxa u
opinión para Platón- hasta el recuerdo de las ideas – episteme o ciencia- a través de la
Dialéctica supone también un camino de liberación del alma de las ataduras del cuerpo.
Por tanto se minusvalora la aportación de los sentidos en el proceso de conocimiento,
tal y como lo harán siglos después los racionalistas, y en oposición a otra manera de
entender el conocimiento que da primacía al papel de los sentidos y que encontraremos en
escuelas posteriores como la empirista.
Conclusiones
CONCEPTOS DE PLATÓN
DEMIURGO: para los antiguos griegos, espíritu que da origen y ordena todas las cosas a
partir del caos. El término surgió en la filosofía platónica para designar al artífice o
hacedor del mundo, tomando como modelo la Ideas eternas e inmutables crea el mundo
sensible a partir de la materia.
DIÁLECTICA: Método filosófico propuesto por Platón para acceder al Mundo de las
Ideas. La dialéctica es entendida como método racional, que consisten en un proceso
ascendente que sube hasta la Idea suprema y desde ésta desciende enlazando todas las
ideas y uniendo todos los grados de conocimiento. Este proceso empieza por las “sombras”
(imaginación), va ascendiendo en el conocimiento de las cosas materiales (Phycis o física)
para alcanzar los conocimientos más auténticos: primero los matemáticos y por último, el
más importante de todos, el auténtico conocimiento de la Ideas, que sólo la dialéctica
puede ofrecer. Es una actividad cognoscitiva pues se trata del ejercicio de la razón; su
objeto es el conocimiento del Mundo Inteligible, su aspiración última es el conocimiento
de la Idea de Bien y del modo en que ésta es el fundamento último de toda la realidad.
VIRTUD: vemos en este filósofo la huella del punto de vista intelectualista de su maestro
Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o
la justicia si no se sabe qué es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede hacer
un trabajo físico determinado, levantar un puente o construir una mesa si no se tiene un
conocimiento de ello. Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en
función de su propia naturaleza. Como en el alma humana encontramos varias partes, a
cada una de ellas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte
racional es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos
de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión
particular; a la parte irascible le corresponderá la virtud de la fortaleza, disposición de la
voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como
adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a
placeres y beneficios propios; finalmente, a la parte concupiscible le corresponderá la
virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser
perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos.
JUSTICIA: Virtud de virtudes, que tiene una dimensión individual y otra social.
Individualmente es justa la persona que posee armónicamente las virtudes de la fortaleza,
la templanza y la sabiduría. A nivel colectivo, una sociedad será justa cuando aúne
armónicamente las tres clases sociales que la constituyen, con sus virtudes
correspondientes: los gobernantes con la sabiduría, los guardianes con el valor y los
artesanos con la moderación. Es, por tanto, la justicia una especial armonía.
ALMA: Platón consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres
vivos, que les da vida y movimiento. El alma es la parte más excelente del hombre, gracias
a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma nos relaciona con el
mundo divino y es inmortal. Platón distingue tres tipos de alma: la racional, la irascible y la
concupiscible. La racional es la parte superior del alma humana, inmortal y divina; nos
permite el conocimiento y la realización del bien y la justicia; y está situada en la cabeza
(el cerebro). La irascible es la parte del alma donde se sitúa la voluntad y el valor; no se
define claramente si es mortal o inmortal; se encuentra en el pecho (el corazón). La
concupiscible es la parte mortal del alma responsable de las pasiones, los placeres y los
deseos; se sitúa en abdomen (el hígado).
IDEA: EN LA FILOSOFÍA PLATÓNICA, LAS ESENCIAS DE LAS COSAS, AUNQUE SEPARADAS DE ELLAS Y
LOCALIZADAS EN EL MUNDO DE LAS IDEAS. Según Platón, todas las cosas del mundo material
han sido creadas a partir de unas formas y moldes que denomina Ideas. Las Ideas son
entidades independientes de la mente humana ―aunque el hombre no exista, ellas
existen― y constituyen la auténtica realidad. Son eternas. Las cosas son un pálido reflejo
de ellas. En un sentido amplio, podemos definir las Ideas como las esencias
independientes: la Idea de Belleza es la esencia de la belleza, la Idea de Virtud la esencia
de todas las acciones virtuosas, la Idea de Cuadrado la esencia de las figuras cuadradas...
pero las Ideas o esencias no están en las cosas, no están en el mundo físico, sino fuera de
ellas en el Mundo Inteligible.
IDEA DEL BIEN: LA IDEA DEL BIEN ES LA ENTIDAD MÁS IMPORTANTE DE TODAS LAS ENTIDADES QUE
QUE SE MUESTRA A LOS SENTIDOS, FUNDAMENTALMENTE LAS COSAS FÍSICAS. Las características de
este mundo son su carácter temporal, espacial, cambiante y corruptible. Nuestro cuerpo se
incluye en el Mundo Sensible. Del Mundo Sensible no cabe la ciencia sino la mera
opinión. Las cosas del Mundo Sensible tienen ser en la medida en que participan o imitan
del mundo eterno de las Ideas. Este Mundo ha sido "fabricado" (que no creado) por el
Demiurgo a partir de la modificación y transformación que ejerce sobre la materia informe
tomando como modelo el Mundo Inteligible.
IDEAS COSAS
“EIDOS” “EIDOLA”
ESENCIA APARIENCIA
(entraña) (copias)
ÚNICAS VARIADAS
(sólo una idea) (muchas por cada idea)
ETERNAS FINITAS
(siempre han existido) (mueren o se destruyen)
INMUTABLES CAMBIANTES
(siempre son iguales) (varían con el tiempo)
PREEXISTENTES APRENDIDAS
(existen antes de nacer) (se conocen en la vida)
Se encuentran en el Se encuentran en el
mundo mundo
SUPRASENSIBLE SENSIBLE
RAZÓN SENTIDOS
MUNDO MUNDO
INTELIGIBLE SENSIBLE
Conoce Conoce
LO UNIVERSAL LO CONCRETO
Conoce
Conoce
LO CAMBIANTE
LO ESTABLE
Conoce Conoce
LO ETERNO LO FINITO
Conoce Conoce
LO INMUTABLE LO MUDABLE
Se localiza en Se localiza en
EL ALMA EL CUERPO
Se llega a la Se llega a la
CIENCIA (EPISTEME) OPINIÓN (DOXA)
Conoce el
Conoce el
MUNDO DE LAS
MUNDO DE LAS
COSAS
IDEAS
DUALISMO ANTROPOLÓGICO
ALMA CUERPO
REALIDAD CÁRCEL
SUPERIOR DEL ALMA
ES NUESTRO ES UN MAL
YO (pasiones)
Es una
Es el auténtico
SOMBRA
SER HUMANO
Es Es
INMORTAL MORTAL
Se encarna
EN UN CUERPO
TRANSMIGRACIÓN
FEDÓN
ARGUMENTO E IDEAS DEL FEDÓN
En el Fedón, diálogo en el que se relata la conversación que tuvo Sócrates con sus
alma.
verdadero filósofo debe afrontar la muerte con valentía y que puede esperar una vida feliz
en el otro mundo.
¿Por qué el verdadero filósofo no teme la muerte? Porque ella le libera del cuerpo,
que es un obstáculo para el alma en la búsqueda de la verdad. Pero, para que el filósofo,
liberado del cuerpo, pueda alcanzar la verdad únicamente con su alma, es necesario que
ésta sea inmortal. De ese modo es como Sócrates se halla obligado a demostrar la
inmortalidad. Esta demostración no se hace para justificar su esperanza, sino que es tan
importante en sí misma que ocupa el lugar principal de la obra, que puede haber sido
Una vez hecha la demostración, Sócrates saca las consecuencias morales: los buenos
serán recompensados y los malos castigados en el otro mundo. Y para darnos una idea de
ese otro mundo y de las morada reservadas a las almas, expone, en forma de mito, su
concepción de las tres partes de la tierra: la tierra pura y superior, la que nosotros
elementos.
cuerpo respecto al alma, por lo que la muerte, en la medida en que significaría la liberación
del cuerpo para el alma, llega a presentarse como el fin que debe perseguir el alma
filosófica, y que la filosofía, en tal sentido, no es más que una preparación para la muerte.
El alma, por lo demás, es considerada como una realidad simple cuya naturaleza se
identifica con la razón o intelecto; ninguna relación pues entre el alma y las pasiones o la
sensibilidad, que serán cualidades de un cuerpo que debe ser controlado lo más
En ningún otro diálogo mantendrá Platón una oposición tan radical entre alma y
cuerpo, por lo que intentar exponer el pensamiento definitivo de Platón sobre el hombre a
Los argumentos para demostrar la inmortalidad del alma en el Fedón son los
siguientes:
a) el de los contrarios;
b) el de la reminiscencia;
c) el de la simplicidad;
d) el del principio vital.
griega según la cual los contrarios proceden unos de otros, combinada con la
creencia de que nuestras almas van de aquí a otro mundo y que de ese otro mundo
retornan a este. Las almas vivientes procederían, entonces, de almas muertas, y éstas
de aquellas. No queda muy claro el argumento que utiliza Sócrates para defender la
temporalidad que, por lo tanto, con la idea de ciclo: «Pues si unas cosas no diera
volver de nuevo en su viaje de retorno, ocurriría que todas las cosas al final tendrían
referencia clara a la teoría de las Ideas. Si se admite que existen las Ideas y que el
esta vida. ¿Existirá también después de esta vida? Aplicando la fuerza del primer
c) El tercer argumento también está basado en la teoría de las Ideas. Si existen las
Ideas entonces tenemos dos tipos de existencia: el de las Ideas y el de las cosas. El
del alma le confiere el papel de conocer las Ideas (Formas) y dirigida al cuerpo, ha
de ser semejante a las Ideas o Formas, por lo que ha de ser simple y no compuesta.
d) Hay todavía un cuarto intento por demostrar la inmortalidad del alma, apoyándose,
esta vez, en la idea tradicional de que el alma es el principio vital de los seres: todo
lo que tiene alma tiene, pues, vida, y la vida acompaña necesariamente al alma; sería
contradictorio admitir que el principio vital «muere», por lo que el alma ha de ser
inmortal.
además, de naturaleza afín a las Ideas eternas, inmutables y simples. Por lo demás, la
separación entre las Ideas y las cosas se reproduce con la misma intensidad entre el alma y
el cuerpo.
FEDÓN
Es un intento de demostrar
LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Utiliza 4 ARGUMENTOS
EL ORIGEN DE LA LA EL PRINCIPIO
LOS CONTRARIOS REMINISCENCIA SIMPLICIDAD VITAL
El "Fedón" relata la conversación que mantuvo Sócrates en la prisión con sus amigos, el día de su muerte,
sobre la inmortalidad del alma y el significado de la filosofía y la vida del filósofo. Dos de los argumentos
utilizados para demostrar la inmortalidad del alma, el de la reminiscencia y el de la simplicidad, se basan
en la teoría de las Ideas. Los otros dos, el de los contrarios y el del principio vital, en creencias propias de
la época.
— La muerte.
— Estas dos cosas, si son contrarias, ¿no nacen la una de la otra, y no hay entre ellas dos generaciones o
una operación intermedia que hace posible el paso de una a otra?
— ¿Cómo no?
— Yo, dijo Sócrates, te explicaré la combinación de las dos contrarias de que acabo de hablar, y el paso
recíproco de la una a la otra; tú me explicarás la otra combinación. Digo, pues, con motivo del sueño y de
la vigilia, que del sueño nace la vigilia y de la vigilia el sueño; que el paso de la vigilia al sueño es el
adormecimiento, y el paso del sueño a la vigilia es el acto de despertar. ¿No es esto muy claro?
— Dinos a tu vez la combinación de la vida y de la muerte. ¿No dices que la muerte es lo contrario de la
vida?
— Sí.
— Sí.
— De lo que muere, replicó Sócrates, nace por consiguiente todo lo que vive y tiene vida.
— Así me parece.
— Y por lo tanto, repuso Sócrates, nuestras almas están en los infiernos después de la muerte.
— Así parece.
— Pero de los medios en que se realizan estas dos contrarias, ¿uno de ellos no es la muerte sensible? ¿No
sabemos lo que es morir?
— Seguramente.
— Es necesario.
— Revivir.
— Revivir, si hay un regreso de la muerte a la vida, repuso Sócrates, consiste en verificar este regreso. Por
lo tanto, estamos de acuerdo en que los vivos no nacen menos de los muertos, que los muertos de los
vivos; prueba incontestable de que las almas de los muertos existen en alguna parte de donde vuelven a la
vida.
— Me parece, dijo Cebes, que lo que dices es una consecuencia necesaria de los principios en que hemos
convenido.
— Me parece, Cebes, que no sin razón nos hemos puesto de acuerdo sobre este punto. Examínalo por ti
mismo. Si todas estas contrarias no se engendrasen recíprocamente, girando, por decirlo así, en un círculo;
y si no hubiese más que una producción directa de lo uno por lo otro, sin ningún regreso de este último al
primer contrario que le ha producido, ya comprendes que en este caso todas las cosas tendrían la misma
figura, aparecerían de una misma forma, y toda producción cesaría.
— No es difícil de comprender lo que digo. Si no hubiese más que el sueño, y no tuviese lugar el acto de
despertar producido por él, ya ves que entonces todas las cosas nos representarían verdaderamente la
fábula de Endimión, y no se diferenciaría en ningún punto, porque las sucedería lo que a Endimión;
estarían sumidas en el sueño. Si todo estuviese mezclado sin que esta mezcla produjese nunca separación
alguna, bien pronto se verificaría lo que enseñaba Anaxágoras: todas las cosas estarían juntas. Asimismo,
mi querido Cebes, si todo lo que ha recibido la vida, llegase a morir, y estando muerto, permaneciere en el
mismo estado, o lo que es lo mismo, no reviviese; ¿no resultaría necesariamente que todas las cosas
concluirían al fin, y que no habría nada que viviese? Porque si de las cosas muertas no nacen las cosas
vivas, y si las cosas vivas llegan a morir, ¿no es absolutamente inevitable que todas las cosas sean al fin
absorbidas por la muerte?
— También me parece a mí, Cebes, que nada se puede objetar a estas verdades, y que no nos hemos
engañado cuando las hemos admitido; porque es indudable, que hay un regreso a la vida; que los vivos
nacen de los muertos; que las almas de los muertos existen; que las almas buenas libran bien, y que las
almas malas libran mal.
Cebes, interrumpiendo a Sócrates, le dijo: lo que dices es un resultado necesario de otro principio que te
he oído muchas veces sentar como cierto, a saber: que nuestra ciencia no es más que una reminiscencia. Si
este principio es verdadero, es de toda necesidad que hayamos aprendido en otro tiempo las cosas de que
nos acordamos en este; y esto es imposible, si nuestra alma no existe antes de aparecer bajo esta forma
humana. Esta es una nueva prueba de que nuestra alma es inmortal.
Simmias, interrumpiendo a Cebes, le dijo: ¿cómo se puede demostrar este principio? Recuérdamelo,
porque en este momento no caigo en ello.
— Hay una demostración muy preciosa, respondió Cebes, y es que todos los hombres, si se les interroga
bien, todo lo encuentran sin salir de sí mismos, cosa que no podría suceder, si en sí mismos no tuvieran las
luces de la recta razón. En prueba de ello, no hay más que ponerles delante figuras de geometría u otras
cosas de la misma naturaleza, y se ve patentemente esta verdad.
— Si no te das por convencido con esta experiencia, Simmias, replicó Sócrates, mira si por este otro
camino asientes a nuestro parecer. ¿Tienes dificultad en creer que aprender no es más que acordarse?
— No mucha, respondió Simmias; pero lo que precisamente quiero es llegar al fondo de ese recuerdo de
que hablamos; y aunque gracias a lo que ha dicho Cebes, hago alguna memoria y comienzo a creer, no me
impide esto el escuchar con gusto las pruebas que tú quieres darnos.
— Helas aquí, replicó Sócrates. Estamos conformes todos en que, para acordarse, es preciso haber sabido
antes la cosa de que uno se acuerda.
— Seguramente.
— ¿Convenimos igualmente en que cuando la ciencia se produce de cierto modo es una reminiscencia? Al
decir de cierto modo, quiero dar a entender, por ejemplo, como cuando un hombre, viendo u oyendo
alguna cosa, o percibiéndola por cualquiera otro de sus sentidos, no conoce sólo esta cosa percibida, sino,
que al mismo tiempo piensa en otra, que no depende de la misma manera de conocer sino de otra. ¿No
diremos con razón que este hombre recuerda la cosa que le ha venido al espíritu?
— ¿Qué dices?
— Digo, por ejemplo, que uno es el conocimiento del hombre y otro el conocimiento de una lira.
— Seguramente.
— Pues bien; continuó Sócrates: ¿no sabes lo que sucede a los amantes, cuando ven una lira, un traje o
cualquiera otra cosa, de que el objeto de su amor tiene costumbre de servirse? Al reconocer esta lira, viene
a su pensamiento la imagen de aquel a quien ha pertenecido. He aquí lo que se llama reminiscencia;
frecuentemente al ver a Simmias, recordamos a Cebes. Podría citarte un millón de ejemplos.
— He aquí lo que es la reminiscencia; sobre todo, cuando se llega a recordar cosas, que se habían
olvidado por el trascurso del tiempo, o por haberlas perdido de vista.
— Pero, replicó Sócrates, al ver un caballo o una lira pintados, ¿no puede recordarse a un hombre? Y al
ver el retrato de Simmias, ¿no puede recordarse a Cebes?
— ¿Quién lo duda?
— Sin dificultad.
— ¿No es claro, entonces, que la reminiscencia la despiertan lo mismo las cosas semejantes, que las
desemejantes?
— Así es en efecto.
— Y cuando se recuerda alguna cosa a causa de la semejanza, ¿no sucede necesariamente que el espíritu
ve inmediatamente si falta o no al retrato alguna cosa para la perfecta semejanza con el original de que se
acuerda?
— Fíjate bien, para ver si piensas como yo. ¿No hay una cosa a que llamamos igualdad? No hablo de la
igualdad entre un árbol y otro árbol, entre una piedra y otra piedra, y entre otras muchas cosas semejantes.
Hablo de una igualdad que está fuera de todos estos objetos. ¿Pensamos que esta igualdad es en sí misma
algo o que no es nada?
— ¿De dónde hemos sacado esta ciencia, este conocimiento? ¿No es de las cosas de que acabamos de
hablar; es decir, que viendo árboles iguales, piedras iguales y otras muchas cosas de esta naturaleza, nos
hemos formado la idea de esta igualdad, que no es ni estos árboles, ni estas piedras, sino que es una cosa
enteramente diferente? ¿No te parece diferente? Atiende a esto: las piedras, los árboles que muchas veces
son los mismos, ¿no nos parecen por comparación tan pronto iguales como desiguales?
— Seguramente.
— Las cosas iguales parecen algunas veces desiguales; pero la igualdad considerada en sí, ¿te parece
desigualdad?
— Jamás, Sócrates.
— ¿La igualdad y lo que es igual no son, por consiguiente, una misma cosa?
— No, ciertamente.
— Sin embargo; de estas cosas iguales, que son diferentes de la igualdad, has sacado la idea de la
igualdad.
— Y esto se entiende, ya sea esta igualdad semejante ya desemejante respecto de los objetos que han
motivado la idea.
— Seguramente.
— Por otra parte; cuando al ver una cosa, tú imaginas otra, sea semejante o desemejante, tiene lugar
necesariamente una reminiscencia.
— Sin dificultad.
— Pero, repuso Sócrates, dime: ¿cuando vemos árboles que son iguales u otras cosas iguales, las
encontramos iguales como la igualdad misma, de que tenemos idea, o falta mucho para que sean iguales
como esta igualdad?
— Falta mucho.
— ¿Convenimos, pues, en que cuando alguno, viendo una cosa, piensa que esta cosa, como la que yo
estoy viendo ahora delante de mí, puede ser igual a otra, pero que la falta mucho para ello, porque es
inferior respecto de ella, será preciso, digo, que aquel, que tiene este pensamiento, haya visto y conocido
antes esta cosa a la que dice que la otra se parece, pero imperfectamente?
— Es de necesidad absoluta.
— ¿No nos sucede lo mismo respecto de las cosas iguales, cuando queremos compararlas con la igualdad?
— Seguramente, Sócrates.
— Por consiguiente, es de toda necesidad que hayamos visto esta igualdad fintes del momento en que, al
ver por primera vez cosas iguales, hemos creído que todas tienden a ser iguales como la igualdad misma, y
que no pueden conseguirlo.
— Es cierto.
— También convenimos en que hemos sacado este pensamiento (ni podía salir de otra parte) de alguno de
nuestros sentidos, por haber visto o tocado, o, en fin, por haber ejercitado cualquiera otro de nuestros
sentidos, porque lo mismo digo de todos.
— Es preciso, por lo tanto, que de los sentidos mismos saquemos este pensamiento: que todas las cosas
iguales que caen bajo nuestros sentidos, tienden a esta igualdad inteligible, y que se quedan por bajo de
ella. ¿No es así?
— Porque antes que hayamos comenzado a ver, oír, y hacer uso de todos los demás sentidos, es preciso
que hayamos tenido conocimiento de esta igualdad inteligible, para comparar con ella las cosas sensibles
iguales; y para ver que ellas tienden todas a ser semejantes a esta igualdad, pero que son inferiores a la
misma.
— Pero, ¿no es cierto que, desde el instante en que hemos nacido, hemos visto, hemos oído, y hemos
hecho uso de todos los demás sentidos?
— Muy cierto.
— Es preciso, entonces, que antes de este tiempo hayamos tenido conocimiento de la igualdad.
— Sin duda.
— Por consiguiente, es absolutamente necesario, que lo hayamos tenido antes de nuestro nacimiento.
— Así me parece.
— Si lo hemos tenido antes de nuestro nacimiento, nosotros sabemos antes de nacer; y después hemos
conocido no sólo lo que es igual, lo que es más grande, lo que es más pequeño, sino también todas las
cosas de esta naturaleza; porque lo que decimos aquí de la igualdad, lo mismo puede decirse de la belleza,
de la bondad, de la justicia, de la santidad; en una palabra, de todas las demás cosas, cuya existencia
admitimos en nuestras conversaciones y en nuestras preguntas y respuestas. De suerte que es de necesidad
absoluta que hayamos tenido conocimientos antes de nacer.
— Es cierto.
— Y si después de haber tenido estos conocimientos, nunca los olvidáramos, no sólo naceríamos con
ellos, sino que los conservaríamos durante toda nuestra vida; porque saber, ¿es otra cosa que conservar la
ciencia, que se ha recibido, y no perderla?, y olvidar, ¿no es perder la ciencia que se tenía antes?
— Sin dificultad, Sócrates.
— Y si después de haber tenido estos conocimientos antes de nacer, y haberlos perdido después de haber
nacido, llegamos en seguida a recobrar esta ciencia anterior, sirviéndonos del ministerio de nuestros
sentidos, que es lo que llamamos aprender; ¿no es esto recobrar la ciencia que teníamos, y no tendremos
razón para llamar a esto reminiscencia?
— Estamos, pues, conformes en que es muy posible, que aquel que ha sentido una cosa, es decir, que la ha
visto, oído o, en fin, percibido por alguno de sus sentidos, piense, con ocasión de estas sensaciones, en una
cosa que ha olvidado, y cosa que tenga alguna relación con la percibida, ya se le parezca o ya no se le
parezca. De manera que tiene que suceder una de dos cosas: o que nazcamos con estos conocimientos y
los conservemos toda la vida; o que los que aprenden, no hagan, según nosotros, otra cosa que recordar, y
que la ciencia no sea más que una reminiscencia.
— ¿Qué escoges tú, Simmias? ¿Nacemos con conocimientos, o nos acordamos después de haber olvidado
lo que sabíamos?
— Pero, ¿qué pensarías y qué escogerías en este caso? Un hombre que sabe una cosa, ¿puede dar razón de
lo que sabe?
— ¿Y te parece que todos los hombres pueden dar razón de las cosas de que acabamos de hablar?
— Yo querría que fuese así, respondió Simmias; pero me temo mucho que mañana no encontremos un
hombre capaz de dar razón de ellas.
— ¿Te parece, Simmias, que todos los hombres tienen esta ciencia?
— Seguramente no.
— ¿Ellos no hacen entonces más que recordar las cosas que han sabido en otro tiempo?
— Así es.
— ¿Pero en qué tiempo han adquirido nuestras almas esta ciencia? Porque no ha sido después de nacer.
— Ciertamente no.
— Sin duda.
— Por consiguiente, Simmias, nuestras almas existían antes de este tiempo, antes de aparecer bajo esta
forma humana; y mientras estaban así, sin cuerpos, sabían.
— A menos que digamos, Sócrates, que hemos adquirido los conocimientos en el acto de nacer; porque
esta es la única época que nos queda.
— Sea así, mi querido Simmias, replicó Sócrates; pero ¿en qué otro tiempo los hemos perdido? Porque
hoy no los tenemos según acabamos de decir. ¿Los hemos perdido al mismo tiempo que los hemos
adquirido?, ¿o puedes tú señalar otro tiempo?
— Es preciso, pues, hacer constar, Simmias, que si todas estas cosas, que tenemos continuamente en la
boca, quiero decir, lo bello, lo justo y todas las esencias de este género, existen verdaderamente, y que si
referimos todas las percepciones de nuestros sentidos a estas nociones primitivas como a su tipo, que
encontramos desde luego en nosotros mismos, digo, que es absolutamente indispensable, que así como
todas estas nociones primitivas existen, nuestra alma haya existido igualmente antes que naciésemos; y si
estas nociones no existieran, todos nuestros discursos son inútiles. ¿No es esto incontestable? ¿No es
igualmente necesario que si estas cosas existen, hayan también existido nuestras almas antes de nuestro
nacimiento; y que si aquellas no existen, tampoco debieron existir estas?
— Esto, Sócrates, me parece igualmente necesario e incontestable; y de todo este discurso resulta, que
antes de nuestro nacimiento nuestra alma existía, así como estas esencias, de que acabas de hablarme;
porque yo no encuentro nada más evidente que la existencia de todas estas cosas: lo bello, lo bueno, lo
justo; y tú me lo has demostrado suficientemente.
— ¿Y Cebes?, dijo Sócrates: porque es preciso que Cebes esté persuadido de ello.
— Yo pienso, dijo Simmias, que Cebes considera tus pruebas muy suficientes, aunque es el más rebelde
de todos los hombres para darse por convencido. Sin embargo, supongo que lo está de que nuestra alma
existe antes de nuestro nacimiento; pero que exista después de la muerte, es lo que a mí mismo no me
parece bastante demostrado; porque esa opinión del pueblo, de que Cebes te hablaba antes, queda aún en
pié y en toda su fuerza; la de que, después de muerto el hombre, su alma se disipa y cesa de existir. En
efecto, ¿qué puede impedir que el alma nazca, que exista en alguna parte, que exista antes de venir a
animar el cuerpo, y que, cuando salga de este, concluya con él y cese de existir?
— Dices muy bien, Simmias, dijo Cebes; me parece que Sócrates no ha probado más que la mitad de lo
que era preciso que probara; porque ha demostrado muy bien que nuestra alma existía antes de nuestro
nacimiento; mas para completar su demostración, debía probar igualmente que, después de nuestra
muerte, nuestra alma existe lo mismo que existió antes de esta vida.
— Ya os lo he demostrado, Simmias y Cebes, repuso Sócrates; y convendréis en ello, si unís esta última
prueba a la que ya habéis admitido; esto es, que los vivos nacen de los muertos. Porque si es cierto que
nuestra alma existe antes del nacimiento, y si es de toda necesidad que, al venir a la vida, salga, por
decirlo así, del seno de la muerte, ¿cómo no ha de ser igualmente necesario que exista después de la
muerte, puesto que debe volver a la vida? Así, pues, lo que ahora me pedís ha sido ya demostrado. Sin
embargo, me parece que ambos deseáis profundizar más esta cuestión, y que teméis, como los niños, que,
cuando el alma sale del cuerpo, la arrastren los vientos, sobre todo cuando se muere en tiempo de
borrascas.
— Entonces Cebes, sonriéndose, dijo: Sócrates, supón que lo tememos; o más bien, que sin temerlo, está
aquí entre nosotros un niño que lo teme, a quien es necesario convencer de que no debe temer la muerte
como a un vano fantasma.
— Para esto, replicó Sócrates, es preciso emplear todos los días encantamientos, hasta que se haya curado
de semejante aprensión.
— Pero, Sócrates, ¿dónde encontraremos un buen encantador, puesto que tú vas a abandonarnos?
— La Grecia es grande, Cebes, respondió Sócrates; y en ella encontrareis muchas personas muy
entendidas. Por otra parte, tenéis muchos pueblos extranjeros, y es preciso recorrerlos todos e
interrogarlos, para encontrar este encantador, sin escatimar gasto, ni trabajo; porque en ninguna cosa
podéis emplear más útilmente vuestra fortuna. También es preciso que lo busquéis entre vosotros, porque
quizá no encontrareis otros más capaces que vosotros mismos para estos encantamientos.
— Haremos lo que dices, Sócrates; pero si no te molesta, volvamos a tomar el hilo de nuestra
conversación.
— Dirijámonos desde luego a esas cosas de que hablamos antes, y cuya verdadera existencia hemos
admitido siempre en nuestras preguntas y respuestas. Estas cosas, ¿son siempre las mismas o mudan
alguna vez? La igualdad, la belleza, la bondad y todas las existencias esenciales, ¿experimentan a veces
algún cambio, por pequeño que sea, o cada una de ellas, siendo pura y simple, subsiste siempre la misma
en sí, sin experimentar nunca la menor alteración, ni la menor mudanza?
— Es necesariamente preciso que ellas subsistan siempre las mismas sin mudar jamás.
— Y todas las demás cosas, repuso Sócrates, hombres, caballos, trajes, muebles y tantas otras de la misma
naturaleza, ¿quedan siempre las mismas, o son enteramente opuestas a las primeras, en cuanto no
subsisten siempre en el mismo estado, ni con relación a sí mismas, ni con relación a los demás?
— Ahora bien; estas cosas tú las puedes ver, tocar, percibir por cualquier sentido: mientras que las
primeras, que son siempre las mismas, no pueden ser comprendidas sino por el pensamiento, porque son
inmateriales y no se las ve jamás.
— ¿Las unas visibles y las otras inmateriales? ¿Estas, siempre las mismas; aquellas, en un continuo
cambio?
— Veamos, pues. ¿No somos nosotros un compuesto de cuerpo y alma? ¿Hay otra cosa en nosotros?
— ¿A cuál de estas dos especies diremos, que nuestro cuerpo se conforma o se parece?
— Pero cuando hablamos de cosas visibles o invisibles, hablamos con relación a los hombres, sin tener en
cuenta ninguna otra naturaleza.
— ¿Qué diremos, pues, del alma? ¿Puede ser vista o no puede serlo?
— No puede serlo.
— Luego es inmaterial.
— Sí.
— Por consiguiente, nuestra alma es más conforme que el cuerpo con la naturaleza invisible; y el cuerpo
más conforme con la naturaleza visible.
— Es absolutamente necesario.
— ¿No decíamos que, cuando el alma se sirve del cuerpo para considerar algún objeto, ya por la vista, ya
por el oído, ya por cualquier otro sentido (porque la única función del cuerpo es atender a los objetos
mediante los sentidos), se ve entonces atraída por el cuerpo hacia cosas, que no son nunca las mismas; se
extravía, se turba, vacila y tiene vértigos, como si estuviera ebria; todo por haberse ligado a cosas de esta
naturaleza?
— Sí.
— Mientras que, cuando ella examina las cosas por sí misma, sin recurrir al cuerpo, se dirige a lo que es
puro, eterno, inmortal, inmutable; y como es de la misma naturaleza, se une y estrecha con ello cuanto
puede y da de sí su propia naturaleza. Entonces cesan sus extravíos, se mantiene siempre la misma, porque
está unida a lo que no cambia jamás, y participa de su naturaleza; y este estado del alma es lo que se llama
sabiduría.
— ¿A cuál de estas dos especies de seres, te parece que el alma es más semejante, y con cuál está más
conforme, teniendo en cuenta los principios que dejamos sentados y todo lo que acabamos de decir?
— Me parece, Sócrates, que no hay hombre, por tenaz y estúpido que sea, que estrechado por tu método,
no convenga en que el alma se parece más y es más conforme con lo que se mantiene siempre lo mismo,
que no con lo que está en continua mudanza.
— ¿Y el cuerpo?
— Sigamos aún otro camino. Cuando el alma y el cuerpo están juntos, la naturaleza ordena que el uno
obedezca y sea esclavo; y que el otro tenga el imperio y el mando. ¿Cuál de los dos te parece semejante a
lo que es divino, y cuál a lo que es mortal? ¿No adviertes que lo que es divino es lo único capaz de mandar
y de ser dueño; y que lo que es mortal es natural que obedezca y sea esclavo?
— Seguramente.
— Es evidente, Sócrates, que nuestra alma se parece a lo que es divino, y nuestro cuerpo a lo que es
mortal.
— Mira, pues, mi querido Cebes, si de todo lo que acabamos de decir no se sigue necesariamente, que
nuestra alma es muy semejante a lo que es divino, inmortal, inteligible, simple, indisoluble, siempre lo
mismo, y siempre semejante a sí propio; y que nuestro cuerpo se parece perfectamente a lo que es
humano, mortal, sensible, compuesto, disoluble, siempre mudable, y nunca semejante a sí mismo.
¿Podremos alegar algunas razones que destruyan estas consecuencias, y que hagan ver que esto no es
cierto?
— Siendo esto así, ¿no conviene al cuerpo la disolución, y al alma el permanecer siempre indisoluble o en
un estado poco diferente?
— Es verdad.
— Pero observa, que después que el hombre muere, su parte visible, el cuerpo, que queda expuesto a
nuestras miradas, que llamamos cadáver, y que por su condición puede disolverse y disiparse, no sufre por
lo pronto ninguno de estos accidentes, sino que subsiste entero bastante tiempo, y se conserva mucho más,
si el muerto era de bellas formas y estaba en la flor de sus años; porque los cuerpos que se recogen y
embalsaman, como en Egipto, duran enteros un número indecible de años; y en aquellos mismos que se
corrompen, hay siempre partes, como los huesos, los nervios y otros miembros de la misma condición,
que parecen, por decirlo así, inmortales. ¿No es esto cierto?
— Muy cierto.
— Y el alma, este ser invisible que marcha a un paraje semejante a ella, paraje excelente, puro, invisible,
esto es, a los infiernos, cerca de un Dios lleno de bondad y de sabiduría, y a cuyo sitio espero que mi alma
volará dentro de un momento, si Dios lo permite; ¡qué!, ¿un alma semejante y de tal naturaleza se habrá
de disipar y anonadar, apenas abandone el cuerpo, como lo creen la mayor parte de los hombres? De
ninguna manera, mis queridos Simmias y Cebes; y he aquí lo que realmente sucede. Si el alma se retira
pura, sin conservar nada del cuerpo, como sucede con la que, durante la vida, no ha tenido
voluntariamente con él ningún comercio, sino que por el contrario, le ha huido, estando siempre recogida
en sí misma y meditando siempre, es decir, filosofando en regla, y aprendiendo efectivamente a morir;
porque, ¿no es esto prepararse para la muerte?...
— De hecho.
— Si el alma, digo, se retira en este estado, se une a un ser semejante a ella, divino, inmortal, lleno de
sabiduría, cerca del cual goza de la felicidad, viéndose así libre de sus errores, de su ignorancia, de sus
temores, de sus amores tiránicos y de todos los demás males afectos a la naturaleza humana; y puede
decirse de ella como de los iniciados, que pasa verdaderamente con los dioses toda la eternidad. ¿No es
esto lo que debemos decir, Cebes?
— Pero si se retira del cuerpo manchada, impura, como la que ha estado siempre mezclada con él,
ocupada en servirle, poseída de su amor, embriagada en él hasta el punto de creer que no hay otra realidad
que la corporal, lo que se puede ver, tocar, beber y comer, o lo que sirve a los placeres del amor; mientras
que aborrecía, temía y huía habitualmente ele todo lo que es oscuro e invisible para los ojos, de todo lo
que es inteligible, y cuyo sentido sólo la filosofía muestra; ¿crees tú que un alma, que se encuentra, en tal
estado, pueda salir del cuerpo pura y libre?
— Por el contrario, sale afeada con las manchas del cuerpo, que se han hecho como naturales en ella por
el comercio continuo y la unión demasiado estrecha que con el ha tenido, por haber estado siempre unida
con él y ocupándose sólo de él.
— Estas manchas, mi querido Cebes, son una cubierta tosca, pesada, terrestre y visible; y el alma,
abrumada con este peso, se ve arrastrada hacia este mundo visible por el temor que tiene del mundo
invisible, del infierno; y anda, como suele decirse, errante por los cementerios alrededor de las tumbas,
donde se han visto fantasmas tenebrosos, como son los espectros de estas almas, que no han abandonado
el cuerpo del todo purificadas, sino reteniendo algo de esta materia visible, que las hace aún a ellas
mismas visibles.
Piénsalo bien, porque no se pierde el tiempo en repetirlo muchas veces. El cinco no será nunca compatible
con la idea de par; como el diez, que es dos veces aquel, no lo será nunca con la idea de impar; y este dos,
aunque su contraria no sea la idea de lo impar, no admitirá, sin embargo, la idea de lo impar, como no
consentirán nunca idea de lo entero las tres cuartas partes, la tercera parte, ni las demás fracciones; si es
cosa que me has entendido y estás de acuerdo conmigo en este punto.
Ahora bien; voy a reasumir mis primeras preguntas: y tú, al responderme, me contestarás, no en forma
idéntica a ellas, sino en forma diferente, según el ejemplo que voy a ponerte; porque además de la manera
de responder que hemos usado, que es segura, hay otra que no lo es menos; puesto que si me preguntases
qué es lo que produce el calor en los cuerpos, yo no te daría la respuesta, segura sí, pero necia, de que es el
calor; sino que, de lo que acabamos de decir, deduciría una respuesta más acertada, y te diría: es el fuego;
y si me preguntas qué es lo que hace que el cuerpo esté enfermo, te respondería que no es la enfermedad,
sino la fiebre. Si me preguntas qué es lo que constituye lo impar, no te responderé la imparidad, sino la
unidad; y así de las demás cosas. Mira si entiendes suficientemente lo que quiero decirte.
— Te entiendo perfectamente.
— Respóndeme, pues, continuó Sócrates. ¿Qué es lo que hace que el cuerpo esté vivo?
— Es el alma.
— ¿El alma lleva, por consiguiente, consigo la vida a donde quiera que ella va?
— Es cierto.
— ¿Qué cosa?
— La muerte.
— El alma, por consiguiente, no consentirá nunca lo que es contrario a lo que lleva siempre consigo. Esto
se deduce rigurosamente de nuestros principios.
— La consecuencia es indeclinable, dijo Cebes.
— Lo impar.
— ¿Cómo llamamos a lo que no consiente nunca la justicia, y a lo que no consiente nunca el orden?
— La injusticia y el desorden.
— Lo inmortal.
— No.
— Inmortal.
...
— Precisamente tiene que decirse lo mismo de lo que es inmortal. Si lo que es inmortal no puede perecer
jamás, por mucho que la muerte se aproxime al alma, es absolutamente imposible que el alma muera;
porque, según acabamos de ver, el alma no recibirá nunca en sí la muerte, jamás morirá; así como el tres,
y lo mismo cualquiera otro número impar, no puede nunca ser par; como el fuego no puede ser nunca frío,
ni el calor del fuego convertirse en frío. Alguno me dirá quizá: en que lo impar no puede convertirse en
par por el advenimiento de lo par, estamos conformes; ¿pero qué obsta para que, si lo impar llega a
perecer, lo par ocupe su lugar? A esta objeción yo no podría responder que lo impar no perece, si lo impar
no es imperecible. Pero si le hubiéramos declarado imperecible, sostendríamos con razón que siempre que
se presentase lo par, el tres y lo impar se retirarían, pero de ninguna manera perecerían; y lo mismo
diríamos del fuego, de lo caliente y de otras cosas semejantes. ¿No es así?
(Según la versión de Patricio de Azcárate, Platón, Obras completas, vol. V, Madrid 1871)
COMENTARIO
S
DE
FEDÓN
INSTRUCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DEL COMENTARIO
1. Localiza el tema:
Fedón. Platón
Cuestiones
- Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1 punto)
- Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la época en la que escribe
el autor (máximo 1 punto)
- Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o desde la perspectiva del
propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
b) Explica el sentido de esta frase:“nuestra alma esté contaminada por la ruindad de éste” (0,75 puntos)
***
Localiza el tema del texto:
-¿Tenemos entonces probado -preguntó Sócrates- de un modo satisfactorio, que todo se produce así, que las
cosas contrarias nacen de sus contrarias?
-Sin duda.
-¿Y qué respondes ahora? ¿No hay en eso algo así como dos generaciones entre cada par de contrarios, una que
va del primero al segundo y otra que va, a su vez, del segundo al primero? Entre una cosa mayor y una menor
¿no hay un aumento y una disminución? ¿Y no llamamos, en consecuencia, al primer acto aumentar y al
segundo disminuir?
-Sí -contestó.
-¿Y con respecto al descomponerse y al componerse, al enfriarse y al calentarse, y a todas las cosas que ofrecen
una oposición semejante, aunque a veces no tengamos nombres para denominarlas, no ocurre de hecho lo
mismo en todas ellas necesariamente, que tienen su origen las unas en las otras y que la generación va
mutuamente de cada una de ellas a su contraria?
-Entonces ¿qué? -replicó Sócrates- ¿Hay algo que sea contrario al vivir de la misma manera que el dormir es
contrario al estar despierto?
-¿Qué?
-¿Y no se origina lo uno de lo otro, puesto que son contrarios? ¿y no son dos las generaciones que hay entre
ambos, puesto que son dos?
-Imposible es negarlo.
-Pues bien -prosiguió Sócrates-, yo te voy a hablar a ti de una de esas parejas a las que me refería hace un
momento, de ella y de sus generaciones, y tú me vas a hablar a mí de la otra. Se trata del dormir y del estar
despierto, y digo que del dormir se origina el estar despierto y del estar despierto el dormir, siendo las
generaciones de ambos una el dormirse y la otra el despertarse. ¿Te basta con lo dicho, o no?
-Responde tú ahora de igual manera -añadió-, a propósito de la vida y de la muerte. ¿No afirmas que el estar
muerto es lo contrario del vivir?
-Sí.
-Sí.
PLATON. Fedón.
Cuestiones
- Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1 punto)
- Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la época en la que escribe
el autor (máximo 1 punto)
- Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o desde la perspectiva del
propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
a) ¿Qué significa que “las cosas contrarias nacen de sus contrarias? (0,75 puntos)
b) ¿Qué sentido crees que le da Platón a la muerte dentro de su filosofía? (0,75 puntos)
***
El tema del texto que analizamos y que pertenece al Fedón de Platón es la demostración de
la inmortalidad del alma a través de la teoría de “los contrarios”, según la cual todas las
cosas tienen un contrario y cada cosa procede de ese contrario: la muerte procede de la
vida y la vida procede de la muerte, por lo que es necesario que exista un alma inmortal.
—Lo primero que debemos preguntarnos a nosotros mismos—dijo Sócrates—es cuáles son las cosas que
por su naturaleza pueden disolverse; respecto de qué otras deberemos temer que tenga lugar esta
disolución; y en cuáles no es posible este accidente. En seguida es preciso examinar a cuál de estas
naturalezas pertenece nuestra alma; y teniendo esto en cuenta, temer o esperar por ella.
—Es muy cierto.
—¿No os parece que son las cosas compuestas, o que por su naturaleza deben serlo, las que deben
disolverse en los elementos que han formado su composición; y que si hay seres que no son compuestos,
ellos son los únicos respecto de los que no puede tener lugar este accidente?
—Me parece muy cierto lo que dices—contestó Cebes.
—Las cosas que son siempre las mismas y de la misma manera, ¿no tienen trazas de no ser compuestas?
Las que mudan siempre y que nunca son las mismas, ¿no tienen trazas de ser necesariamente compuestas?
—Creo lo mismo, Sócrates.
—Dirijámonos desde luego a esas cosas de que hablamos antes, y cuya verdadera existencia hemos
admitido siempre en nuestras preguntas y respuestas. Estas cosas, ¿son siempre las mismas o mudan
alguna vez? La igualdad, la belleza, la bondad y todas las existencias esenciales, ¿experimentan a veces
algún cambio, por pequeño que sea, o cada una de ellas siendo pura y simple subsiste siempre la misma en
sí, sin experimentar nunca la menor alteración ni la menor mudanza?
—Es necesariamente preciso que ellas subsistan siempre las mismas sin mudar jamás.
—Y todas las demás cosas— repuso Sócrates—, hombres, caballos, trajes, muebles y tantas otras de la
misma naturaleza, ¿quedan siempre las mismas, o son enteramente opuestas a las primeras, en cuanto no
subsisten siempre en el mismo estado, ni con relación a sí mismas ni con relación a los demás?
—No subsisten nunca las mismas—respondió Cebes.
—Ahora bien; estas cosas tú las puedes ver, tocar, percibir por cualquier sentido; mientras que las
primeras, que son siempre las mismas, no pueden ser comprendidas sino por el pensamiento, porque son
inmateriales y no se las ve jamás.
—Todo eso es verdad—dijo Cebes.
—¿Quieres—continuó Sócrates— que reconozcamos dos clases de cosas?
—Con mucho gusto—dijo Cebes.
—¿Las unas visibles y las otras inmateriales? ¿Éstas, siempre las mismas; aquéllas, en un continuo
cambio?
—Me parece bien—dijo Cebes.
Fedón. Platón.
Cuestiones
- Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1 punto)
- Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la época en la que escribe
el autor (máximo 1 punto)
- Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o desde la perspectiva del
propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
b) Explica qué significa “ Las que mudan siempre y que nunca son las mismas” (0,75 puntos)
***
Texto 4
—Respóndeme, pues—continuó Sócrates—. ¿Qué es lo que hace que el cuerpo esté vivo?
—Es el alma.
—¿Sucede así constantemente?
—¿Cómo no ha de suceder?—dijo Cebes.
—¿El alma lleva, por consiguiente, consigo la vida a dondequiera que ella va?
—Es cierto.
—¿Hay algo contrario a la vida, o no hay nada?
—Sí, hay alguna cosa.
—¿Qué cosa?
—La muerte.
—El alma, por consiguiente, no consentiría nunca lo que es contrario a lo que lleva siempre consigo. Esto
se deduce rigurosamente de nuestros principios.
—La consecuencia es indeclinable— dijo Cebes.
—Pero ¿cómo llamamos a lo que no consiente nunca la idea de lo par?
—Lo impar.
—¿Cómo llamamos a lo que no consiente nunca la justicia, y a lo que no consiente nunca el orden?
—La injusticia y el desorden.
—Sea así; y a lo que no consiente nunca la muerte, ¿cómo lo llamamos?
—Lo inmortal.
—El alma, ¿no consiente la muerte?
—No.
—El alma es, por consiguiente, inmortal.
—Inmortal.
—¿Diremos que esto está demostrado, o falta algo a la demostración?
—Está suficientemente demostrado, Sócrates.
Fedón. Platón.
Cuestiones
1. Comentario (con un valor máximo de 7 puntos)
TOMÁS
Contexto histórico
Tomás de Aquino nació, según las noticias más fiables de que disponemos, el año 1225, al
sur de Italia. Por su procedencia de una familia noble se vio inmerso en la mayoría de los
conflictos característicos de su época.
La Europa en la que crece Tomás vive uno de los momentos de transición más
importantes de toda la Edad Media; el proceso, iniciado en el S. XII y que ha sido
considerado como un auténtico “Renacimiento”, tiene entre otras, las siguientes
características: Aumento de la importancia económica, social y política de los burgos o
ciudades. En el mundo del arte esto supone el tránsito del arte románico al arte gótico,
eminentemente urbano y cuya realización más característica son las grandes catedrales.
Aparición de las Universidades en algunas grandes ciudades. Siguen dependiendo de la
Iglesia pero suponen un alejamiento de la investigación filosófica del ámbito de los
monasterios en los que se ha visto recluida durante varios siglos.
Centros universitarios como París u Oxford desarrollan el saber más puntero de la época.
Aparición y progresivo afianzamiento en la vida eclesiástica de las órdenes llamadas
mendicantes (dominicos y franciscanos especialmente) que sacan de los conventos a los
clérigos, a la vida activa, fuera de los claustros y sin posesiones terrenales. En el nivel de la
política destaca la larga polémica que se desarrolla entre las dos más importantes
instituciones del poder europeo: el papado y el imperio. Los partidarios del papado
(güelfos) y los del Emperador (gibelinos) aspiran a que tanto el poder temporal como el
espiritual sean ejercidos con la primacía bien del Papa bien del Emperador.
Santo Tomás procede a demostrar la existencia de Dios a partir de las cinco vías. Estas
demostraciones son demostraciones a “posteriori”, es decir, se parte de la experiencia
sensible (todo lo que observamos en la naturaleza). En este aspecto, Santo Tomás sigue a
Aristóteles, que a diferencia de Platón intentó crear su sistema basándose en la realidad
sensible mientras que Platón despreció la realidad sensible para afirmar como auténtica
realidad el mundo inteligible o mundo de la Ideas.
Hasta ese momento, la existencia de Dios había sido justificada con el argumento
ontológico de San Anselmo, que como antes se ha explicado partía de la idea de que
“Dios existe” es una verdad evidente en sí misma y, por tanto, no debe ser demostrada.
Pero Santo Tomás añadirá que no es una verdad evidente para nosotros aunque sea una
verdad evidente en sí misma. Por tanto, Santo Tomás sí ve necesario demostrar la
existencia de Dios.
La primera vía es la demostración de la existencia de Dios a partir de la idea de
“movimiento”. Como apuntamos en la determinación del tema del texto, Santo Tomás
parte de una observación de la realidad sensible: es indiscutible que en el mundo hay seres
que se mueven. A esta idea Santo Tomás aplica el principio de causalidad (todo tiene una
causa) y concluye que “todo lo que se mueve es movido por otro”. Pero no es posible
seguir buscando la causa del movimiento hasta el infinito y, por tanto, debe existir un
primer motor que no sea movido por otro. Y ese motor debe ser Dios. Dios existe como
Motor Inmóvil. Procede de Aristóteles.
En la segunda vía, utiliza el principio de “causalidad” para demostrar la existencia de
Dios. Su razonamiento se basa en la idea de que “todo lo que existe tiene una causa”. Pero
la cadena de causas tampoco puede ser infinita (no podemos estar buscando causas sin
detenernos nunca). Debe existir una causa primera, que sería Dios. Esta vía está
inspirada en autores como Aristóteles y Avicena.
En la tercera vía, recurre a la idea de “contingencia”, según la cual todos los seres existen
pero podrían no existir. La existencia de estos seres les viene dada de fuera, no existe en su
esencia. Por tanto, es necesaria la existencia de un Ser que deba su existencia a sí mismo
y no a otro, y que sea la causa de la existencia de todos los seres. Este Ser sería Dios.
Procede de Maimónides.
En la cuarta vía, plantea la gradación de las perfecciones. Se observa en la realidad que
unos seres son más buenos, más verdaderos o más nobles que otros. Por tanto, los seres
participan de la perfección en distintos grados. Así, los seres inferiores serán aquellos que
menos participan de la perfección (alma vegetativa: las plantas), seguidos por los seres
animales (alma sensitiva) y, por último, los seres humanos (alma intelectiva) que participan
en mayor medida de la perfección de un Ser superior que sería perfecto y no recibe su
perfección de otro ser, es decir, Dios. Procede de Platón: las cosas materiales participan
de la perfección de la Ideas.
La quinta vía se basa en la idea de finalidad, según la cual “las cosas que carecen de
conocimiento (como los cuerpos naturales) obran de acuerdo con un propósito, es decir,
tienden a un fin”. Y supone que debe existir un Ser (Dios) que les haya dado su
finalidad. Esta idea de finalidad tiene sus orígenes en la biología aristotélica, que
afirmaba que todos los seres tienden a un fin.
Las cinco vías intentan demostrar la existencia de Dios como Motor Inmóvil, Causa
Incausada, Ser necesario, Ser perfectísimo e Inteligencia suprema. Todo estos atributos
hacen de Dios un ser completamente distinto a todos los seres creados y superior a ellos.
En Dios se identifica su existencia con su esencia, en los seres creados la esencia es
distinta de la existencia.
Conclusiones (vías)
Las vías tomistas han sido discutidas por diversos autores. Las objeciones más
importantes son las siguientes:
En primer lugar, pensadores empiristas como Hume han rechazado el principio de
causalidad que se aplica a cada una de las vías. El principio de “todo efecto tiene su
causa” puede resultar problemático: Hume defiende que este tipo de afirmaciones incluyen
conceptos abstractos, de los que no tenemos impresión alguna (no podemos observarlos
con nuestros sentidos) y además se basan en la suposición de que la naturaleza funciona de
un modo regular y constante, lo cual no es evidente para el pensador empirista.
Kant también critica este principio de causalidad. Para él, el problema existe cuando se
busca en un ser del que no tenemos experiencia (Dios) la causa primera de todo aquello de
lo que sí tenemos experiencia sensible (el mundo). No se puede utilizar el principio de
causalidad más allá de los límites de la naturaleza. Por ello, Kant no ve ninguna
posibilidad de demostrar la existencia de Dios porque no podemos aplicar el principio de
causalidad como hace Santo Tomás.
En segundo lugar, la necesidad de encontrar un principio que detenga la cadena de
causas obliga a Santo Tomás a encontrar un origen a todo. Esto implica que necesita
introducir la idea de Dios. Pero porque no se puede afirmar que el mundo es eterno, un
conjunto de materia existente desde siempre y sometido a una serie de leyes como hacían
los antiguos griegos. Santo Tomás no es capaz de superar ese miedo al “infinito”.
También se podría afirmar, como hacen algunas teorías científicas modernas, que el
mundo proviene del “azar”. De esta forma, habría un origen del mundo pero no por la
acción de un ser superior, sino por una serie de procesos naturales azarosos.
En tercer lugar, las vías demostraría en el mejor de los casos la existencia de un Dios
como concepto, que en nada tendría que parecerse al Dios de las religiones. A través de
las vías no se llega a demostrar la existencia del Dios cristiano. Incluso ese Dios que ha
creado el mundo tenga unas características morales opuestas a las que tradicionalmente se
han asociado al Dios de cada una de las religiones.
LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE LA RAZÓN Y LA FE
Una de las preocupaciones más importantes del pensamiento medieval fue la relación
entre la teología y la filosofía, entre la fe y la razón. El problema es discernir cuál es la
relación entre el conocimiento sobrenatural del hombre, alcanzado por revelación, y el
conocimiento natural, logrado a través del intelecto y los sentidos. Así, la razón y la fe
pueden representar dos fuentes distintas de conocimiento que pueden ser compatibles o
incompatibles entre sí.
Dicho problema llega en Sto. Tomás a su punto culminante y, para muchos, a su solución.
La distinción filosofía/teología descansa en la separación entre orden natural y
sobrenatural. Son dos órdenes distintos, pero no opuestos ni contradictorios sino
complementarios: el orden de conocimiento natural procede de la razón humana, da
lugar la filosofía y posee leyes y métodos propios, con valor demostrativo. Por su parte el
orden sobrenatural procede de la revelación y de la fe y es un conocimiento oscuro por
naturaleza (“creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio
de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”); algunas de sus verdades están al
alcance de la razón, y otras la exceden. Ambos conocimientos provienen, en último
término, de Dios, por lo que entre ellos no puede haber contradicción. De esta forma, Sto
Tomás rechazará la teoría averroísta de la doble verdad.
Santo Tomás tratará de superar la aparente contradicción entre las verdades reveladas por
la Fe y las alcanzadas por la Razón. La tesis de Santo Tomás será la de considerar que las
verdades de la Fe y de la Razón son “complementarias”: existe un conocimiento
NATURAL, que corresponde a la Razón, y un conocimiento SOBRENATURAL, que
corresponde a la Fe. Y no puede haber contradicción entre ambas.
Para Santo Tomás, la Razón y la Fe “colaboran” y esta colaboración da como resultado la
Teología. La Fe orienta a la Razón para que no cometa errores. La Razón aclara los
misterios de la Fe. Hay, pues, dos tipos de teología: la racional, que utiliza la Razón para
llegar a Dios, y la sobrenatural, que usa la Fe revelada.
En Santo Tomás, la Razón conoce los Preámbulos de la Fe (verdades teológicas que
pueden ser alcanzadas por la Razón y reservadas sólo a los filósofos mientras que a los
demás seres humanos sólo pueden alcanzarlos con la Fe) y entre ellos se encuentran: la
existencia de Dios, la idea de que el mundo es creado por Dios o la inmortalidad del alma.
La Fe, además de revelar a la mayoría de los seres humanos los preámbulos de la fe, revela
los llamados Artículos de la Fe o Misterios, que no pueden conocerse por la Razón, como
son el misterio de la trinidad o el de la eucaristía.
La Teología, según Santo Tomás, estudia las verdades reveladas. Y la Filosofía estudia las
verdades NATURALES, verdades no reveladas que hay que demostrar. La Teología
Sobrenatural estudia las verdades reveladas sin posibilidad de demostración (artículos de
la Fe) y la Teología Racional estudia las verdades reveladas que también se pueden
adquirir por la Razón (preámbulos de la fe), que al ignorante le basta con creer pero que al
filósofo le está obligado demostrar.
Santo Tomás tratará de demostrar de la existencia de Dios a través de cinco vías. Estas
cinco vías se basan en cinco ideas: el movimiento, la causalidad, la contingencia, la
gradación de las perfecciones y la finalidad. Con ellas, Santo Tomás intenta demostrar
racionalmente que Dios existe como Motor Inmóvil, Causa Incausada, Ser necesario y
Inteligencia suprema. Santo Tomás utiliza la Razón para demostrar una verdad revelada:
Fe y Razón colaboran en un mismo objetivo.
Conclusiones (Fe y Razón)
Como conclusión, podemos decir que estas ideas de Santo Tomás suscitaron la oposición
por parte de los franciscanos, que reivindicaron a San Agustín, y de las autoridades
eclesiásticas de París y Oxford, que condenaron algunas de las tesis tomistas. Pero pronto
se producirá el triunfo de su filosofía en el pensamiento cristiano posterior y en la Iglesia.
En lo que respecta al tema del texto, debemos decir que en el siglo XIV Guillermo de
Ockham afirma que Fe y Razón son fuentes de conocimiento distintas, con objetos
distintos y por ello es imposible cualquier relación entre ambas. Es el reconocimiento de la
imposibilidad de hacer compatibles Razón y Fe.
Pero el tomismo tuvo gran éxito dentro de la Iglesia católica. Se fue extendiendo, primero
entre los dominicos –orden a la que perteneció- y posteriormente fuera de la orden.
En el siglo XVI, su teoría de la ley natural influyó en la Escuela de Salamanca (p. ej.
Francisco de Vitoria que desarrolló el “derecho de gentes”, antecedente del Derecho
Internacional) y en el Iusnaturalismo (Hugo Grocio).
En el siglo XIX, el Papa León XIII defiende el pensamiento de Tomás de Aquino como el
más adecuado al cristianismo. Surge así una renovación de su pensamiento con el
neotomismo o neoescolástica. La Iglesia estableció para sus centros de enseñanza
superior, seminarios y facultades de Teología los principios de la doctrina tomista. Sus
teorías aparecen reflejadas en Concilios, Catecismos y son fundamento de la moral católica
oficial.
CONCEPTOS DE SANTO TOMÁS
Potencia y Acto: “Potencia” es la capacidad de un ser de llegar a ser lo que todavía no es.
Para explicar la posibilidad del movimiento, Aristóteles usa el concepto de potencia: si un
ser antes no se movía y ahora se mueve, quiere decir que antes tenía la capacidad de
moverse (tenía la potencia del movimiento). “Acto” es lo que un ser es ya. Cuando un ser
ha realizado un movimiento o un cambio, decimos que ese ser ya está en acto. En la
naturaleza, los seres están en potencia cuando son semillas (en los vegetales) o embriones
(en los animales) y están en acto cuando ya son plantas o animales.
Innato: Innato es, por definición, lo no aprendido. Es decir, todo aquello que tenemos al
nacer y no aprendemos a lo largo de la vida. Santo Tomás afirma la existencia de lo innato
en la razón humana. Descartes parte también de estas ideas innatas para afirmar la
existencia de Dios.
Artículos de la fe: Los artículos de la fe son las verdades reveladas por Dios, que son
indemostrables por la Razón humana. Ejemplos son el misterio de la trinidad o el de la
eucaristía.
Preámbulos de la fe: Los preámbulos de la fe son verdades también reveladas, pero que
pueden ser demostradas por la Razón, como son la existencia de Dios, la creación del
mundo o la inmortalidad del alma. Estas verdades son reveladas a la mayoría de los seres
humanos, pero los filósofos están obligados a demostrarlas racionalmente.
Finalismo: es la teoría que afirma que todo lo que existe tiene una finalidad. Todos los
seres tienden a un fin, a un objetivo, prefijado por la Naturaleza o por Dios. Es una idea
que procede de Aristóteles y su teleología: todo ser tiende a un fin impuesto por la
Naturaleza. Santo Tomás utilizará este concepto para demostrar la existencia de Dios en la
quinta vía. En ella, Santo Tomás afirma que Dios es el que ha puesto en cada ser su
finalidad.
ALMA: principio de vida; por el que vivimos, sentimos, nos movemos y comprendemos.
Tomás de Aquino no separa tan radicalmente el alma del cuerpo como lo hizo la
concepción platónica pues considera que el cuerpo y el alma son principios que se
necesitan mutuamente: el alma es el acto del cuerpo, aquello que le da a éste la perfección,
el alma es la forma de los seres vivos porque es lo que les da realidad plena y les capacita
para las operaciones propias del ser viviente. Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás
considerará que hay tantos tipos de almas como tipos generales de actividades vitales: en
las plantas el alma vegetativa, en los animales el alma sensitiva y en los hombres el alma
intelectiva. El Alma Intelectiva es el principio gracias al cual el hombre puede realizar los
distintos tipos de actividades vitales. Sus facultades propias son el entendimiento y la
voluntad. Es inmaterial e inmortal. El Alma Sensitiva es el alma con las capacidades para
el conocimiento sensitivo, el apetito y la locomoción. El Alma Vegetativa es el alma que
permite alimentación, crecimiento y reproducción.
Escolástica: De Schola, escuela. Corriente filosófica y teológica desarrollada por los pen-
sadores cristianos durante la Edad Media (desde el siglo IX hasta principios del
Renacimiento (XIV). Se desarrolló primero en las escuelas monásticas y más tarde en las
catedrales y en las universidades. Aunque trataron todos los temas filosóficos más
importantes (ontología, antropología, teoría del conocimiento, ética, filosofía política...) las
preocupaciones fundamentales de todos los autores de esta corriente fueron de índole
teológica: básicamente la existencia y naturaleza de Dios, y las relaciones entre la filosofía
y la teología, la razón y la fe. Santo Tomás es el representante más importante de este
movimiento.
Esencia: El conjunto de rasgos por los que una cosa es lo que es. La escolástica
distingue también la esencia de la existencia. Santo Tomás consideró que en el caso de los
seres finitos la esencia se distingue realmente de su existencia y encontró en esta
circunstancia la raíz de su contingencia y finitud; sin embargo Dios no recibe la existencia
de otro ser sino de sí mismo, por lo que su existencia es necesaria y en Él no hay distinción
alguna entre esencia y existencia.
Dios: Santo Tomás considera que Dios es Motor Inmóvil (que mueve a todos los demás
seres), Causa Incausada (causa de todos los seres existentes), Ser necesario (da la
existencia a todos los seres contingentes), Ser perfectísimo (del cual participan los seres
imperfectos en una gradación) e Inteligencia suprema (que da su finalidad a todos los
demás seres). Además, Dios es el único ser en el que coinciden esencia y existencia (su
existencia se deriva de su propia esencia).
CONTEXTO FILOSÓFICO
DE SANTO TOMÁS
NEOPLATONISMO Movimiento
Siglo III: Plotino filosófico que sigue
las teorías de Platón
AGUSTINISMO Conjunto de
Siglo IV-V: San Agustín pensadores fieles al
pensamiento de San
Agustín
Teoría filosófica
AVERROÍSMO
Siglo XII: Averroes cristiana que seguía
LATINO
las ideas de Averroes
EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN
TEOLÓGICA Verdad de la FE
La Fe orienta a la
Razón para que no
cometa errores
COLABORAN
DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA
DE DIOS
SE CONCLUYE QUE
SE PARTE DE
DIOS ES LA CAUSA
SON LA
LAS
CINCO
DEMOSTRACIONES DE TODO LO
EXPERIENCIA
VÍAS
A POSTERIORI QUE EXISTE
SENSIBLE
EXTERNA
LAS CINCO VÍAS
DIOS COMO
PRINCIPIO DE
SEGUNDA VÍA CAUSA
CAUSALIDAD
INCAUSADA
QUE SE OTRO
Y ESE MOTOR
MUEVEN
DEBE SER
DIOS POR TANTO DEBE NO ES POSIBLE
DIOS
EXISTE EXISTIR UN PRIMER BUSCAR LA CAUSA
COMO MOTOR QUE NO SEA DEL MOVIMIENTO
MOTOR MOVIDO POR OTRO HASTA EL INFINITO
INMÓVIL
UTILIZA PERO LA
TODO LO
EL CADENA DE
QUE
PRINCIPIO CAUSAS NO
SEGUNDA EXISTE
DE PUEDE SER
VÍA TIENE
CAUSALI- INFINITA
UNA
DIOS EXISTE DAD
CAUSA
COMO CAUSA
NO PODEMOS
PRIMERA
ESTAR
DIOS DEBE EXISTIR
BUSCANDO
SERÍA LA UNA CAUSA
CAUSAS SIN
CAUSA PRIMERA
DETENERNOS
PRIMERA
NUNCA
TODOS
RECURRE LA EXISTENCIA
LOS SERES
A LA IDEA DE ESTOS SERES
TERCERA EXISTEN
DE LA LES VIENE DADA
VÍA PERO
CONTIN- DE FUERA (NO
PODRÍAN
GENCIA EXISTE EN SU
NO
ESENCIA)
EXISTIR
DIOS EXISTE
POR TANTO, ES
COMO
NECESARIA LA
SER
UN SER QUE EXISTENCIA DE
NECESARIO
SEA LA CAUSA UN SER QUE
PARA QUE
DE LA DEBA SU
EXISTAN
EXISTENCIA DE EXISTENCIA A SÍ
TODOS
TODOS LOS MISMO Y NO A
LOS DEMÁS
SERES OTRO
SERES
A PARTIR EXISTEN POR TANTO
GRADOS
DIOS EXISTE
COMO
LOS SERES LOS SERES
SER
HUMANOS INFERIORES
PERFECTÍSIMO
TIENE QUE SERÁN LOS QUE
PARTICIPAN EN
EXISTIR UN SER MENOS
MAYOR
PERFECTO QUE PARTICIPAN DE
MEDIDA DE LA
NO RECIBA SU LA PERFECCIÓN
PERFECCIÓN
PERFECCIÓN DE (PLANTAS Y
DE UN SER
OTRO SER ANIMALES)
SUPERIOR
UTILIZA EL TODO LO LAS CUERPOS
QUINTA PRINCIPIO QUE NATURALES
VÍA DE EXISTE OBRAN
FINALIDAD TIENDE A DE
UN FIN ACUERDO
DIOS EXISTE COMO
INTELIGENCIA A UN
SUPREMA OBJETIVO
QUE MARCA LA
FINALIDAD
SE SUPONE
QUE DEBE
FINALIDAD
COMENTARIO
S
DE
SUMMA
CONTRA
GENTILES
INSTRUCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DEL COMENTARIO
1. Localiza el tema:
TEXTO 1
La primera es: Todo lo que se mueve es movido por otro. Más el testimonio de
los sentidos atestigua que hay algo que se mueve, por ejemplo, el sol. Recibe, pues,
el movimiento de otro. Ahora bien, o este motor se mueve o no. Si no se mueve,
tenemos lo intentado, es decir, que hay necesariamente un motor inmóvil. Y a éste
llamamos Dios. Si, por el contrario, se mueve, es movido por otro. Luego se ha de
proceder indefinidamente, necesariamente hemos de admitir un motor inmóvil.
En esta prueba hay dos proposiciones que han de ser probadas, a saber: que
“todo lo que se mueve, es movido por otro”, y que “en los seres motores y movidos
no hay que proseguir indefinidamente”
Esto supuesto, razona así: El ser que se supone movido por sí mismo es
primordialmente movido. De dónde, paralizada una de sus partes, sigue la
paralización del todo. Pues si se mueve una parte y otra está en reposo, el todo no
sería movido el primero, sino la parte que se mueve. Nada que entra en reposo pro
el reposo de otro se mueve por sí mismo; porque, cuando el reposo de un ser sigue
al reposos de otro, es necesario que su movimiento siga el movimiento del otro, y
así no se movería a sí mismo. Luego el ser que se suponía como movido por sí
mismo, en realidad no se moverá a sí mismo. En consecuencia, lo que se mueve es
necesariamente movido por otro.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
1 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
2 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
3 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
4 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
5 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
TEXTO 2
La segunda prueba (de Aristóteles) es por inducción. Todo lo que se mueve accidentalmente, no se
mueve por sí mismo. Pues se mueve al moverse otro. Igualmente, tampoco se mueve a sí mismo lo que es
movido por violencia; cosa evidente. Como tampoco lo que se mueve por su movimiento natural, como los
animales, quienes consta son movidos por el alma. Ni, en fin, lo que se mueve por natural impulso, como lo
pesado y lo leve, que son movidos por quien les da el ser y aparta el impedimento. Es así que todo lo que se
mueve o se mueve por sí mismo o accidentalmente. Mas, si es por sí, o es por violencia, o por naturaleza; y
esto último, o por movimiento intrínseco, como el animal, o extrínseco, como lo grave o lo leve. Luego todo lo
que se mueve es movido por otro.
La tercera prueba es como sigue: Nada está simultáneamente en acto y potencia respecto de una misma
cosa. Mas todo lo que se mueve, en cuanto se mueve, está en potencia, porque el movimiento es “acto del
existente en potencia, en cuanto tal”. Pero todo lo que se mueve, como moviente, está en acto, pues nada obra
sino en cuanto está en acto. Luego nada es, respecto a un mismo movimiento, motor y movido. Y, de este
modo, nada se mueve a sí mismo.
Debe saberse, sin embargo, que Platón, al afirmar que todo motor se mueve, tomó la palabra
“movimiento” en sentido más universal que Aristóteles. Porque Aristóteles propiamente toma el movimiento
en cuanto es el acto del existente en potencia como tal, cual es exclusivamente el de las cosas divisibles y de
los cuerpos, como se prueba en el VI de la “Físicos”. Mientras que, según Platón, lo que se mueve a sí mismo
no es cuerpo; pues tomaba el movimiento en sentido de operación, así como entender y opinar son un cierto
moverse; expresión igual a la que Aristóteles apunta en el III “Del alma”. En atención a esto, decía Platón que
el primer motor se mueve a sí mismo en cuanto se entiende y se quiere o ama. Lo cual, en cierto sentido, está
en conformidad con las razones de Aristóteles; pues no hay diferencia en llegar a un primer motor que se
mueva, según Platón, y en llegar a un primer motor absolutamente inmóvil, según Aristóteles.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
6 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
7 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
8 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
9 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
10 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
TEXTO 3
Aunque la citada verdad de la fe exceda la capacidad de la razón humana, no por eso las verdades
racionales son contrarias a las verdades de la fe.
1) Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su falsedad.
Y menos aún es lícito creer que es falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado de modo tan
evidente por Dios. Luego, puesto que solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban
sus mismas definiciones, no es posible que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe.
2) Además, lo que es infundido por el maestro en el alma del discípulo pertenece a la ciencia del
doctor, a no ser que enseñe con engaño, lo cual no es lícito afirmar de Dios. Ahora bien, el conocimiento
natural de los primeros principios ha sido infundido por Dios en nosotros, ya que El es autor de nuestra
naturaleza. Luego estos primeros principios están contenidos en la Sabiduría divina. Por consiguiente, todo lo
que sea contrario a ellos será también contrario a la sabiduría divina. Esto no es posible en el caso de Dios. En
consecuencia, las verdades que poseemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento
natural.
4) No es posible que algo natural cambie y que permanezca su naturaleza. Ahora bien, en un mismo
sujeto no pueden coexistir opiniones contrarias acerca de una misma cosa, luego Dios no infunde en el hombre
una certeza o fe contraria al conocimiento natural.
Por eso dice el Apóstol: «Cerca de ti está la palabra, en tu boca, en tu corazón, esto es, la palabra de la
fe que predicamos. Pero porque está sobre la razón es tenida por muchos como contraria. Y esto no es
posible».
También la autoridad de San Agustín está de acuerdo con lo dicho: «Lo que la verdad descubre, de
ninguna manera puede ser contrario a los libros del Viejo y del Nuevo Testamento».
De todo esto se deduce claramente que cualesquiera de los argumentos que se esgriman contra la
enseñanza de la fe no pueden proceder rectamente de los primeros principios innatos, conocidos por sí mismos.
No tienen fuerza demostrativa, sino que son razones probables o sofísticas. Y esto da lugar a deshacerlas.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
11 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
12 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
13 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
14 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
15 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
TEXTO 4
Creen algunos que no debe ser propuesto al hombre como de fe lo que la razón es incapaz de comprender,
porque la divina sabiduría provee a cada uno según su naturaleza. Se ha de probar que también es necesaria al
hombre la proposición por vía de fe de las verdades que superan la razón.
En efecto, nadie tiende a algo por un deseo o inclinación sin que le sea de antemano conocido. Y puesto
que los hombres están ordenados por la Providencia divina a un bien más alto que el que la limitación humana
puede gozar en esta vida —como estudiaremos mas adelante—, es necesario presentar al alma un bien superior
que trascienda las posibilidades actuales de la razón, para que así aprenda a desear algo y tender
diligentemente a lo que está totalmente sobre el estado de la presente vida. Y esto pertenece únicamente a la
religión cristiana que promete especialmente los bienes espirituales y eternos; por eso en ella se propone
verdades que superan a la investigación racional. La ley antigua, en cambio, que prometía bienes temporales,
expuso muy pocas verdades no accesibles a la razón natural. En este sentido, se esforzaron los filósofos por
conducir a los hombres desde los deleites sensibles a la honestidad, por enseñar que hay bienes superiores a los
sensibles, cuyo sabor, mucho más suave, únicamente lo gozan los que se entregan a la virtud en la vida activa y
contemplativa.
También es necesaria la fe en estas verdades para tener un conocimiento más veraz de Dios.
Únicamente poseeremos un conocimiento verdadero de Dios cuando creamos que su ser está sobre todo lo que
podemos pensar de él, ya que la sustancia divina trasciende el conocimiento natural del hombre, como más
arriba se dijo. Porque el hecho de que se proponga al hombre alguna verdad divina que excede a la razón
humana, le afirma en el convencimiento de que Dios está por encima de lo que se puede pensar.
La represión del orgullo, origen de errores, nos indica una nueva utilidad. Hay algunos que, engreídos con
la agudeza de su ingenio, creen que pueden abarcar totalmente la naturaleza de las cosas, y piensan que es
verdadero todo lo que ellos ven y falso lo que no ven. Para librar, pues, al alma humana de esta presunción y
hacerla venir a una humilde búsqueda de la verdad, fue necesario que se propusieran al hombre divinamente
ciertas verdades que excedieran plenamente la capacidad de su entendimiento.
Otra razón de utilidad hay en lo dicho por el Filósofo: cierto Simónides, queriendo persuadir al hombre a
abandonar el estudio de lo divino y a aplicarse a las cosas humanas, decía que al hombre le estaba bien conocer
lo humano, y al mortal lo mortal. Y el Filósofo argumentaba contra él de esta manera: «El hombre debe
entregarse, en la medida que le sea posible, al estudio de las verdades inmortales y divinas. Por eso en el libro
XI De los animales dice que, aunque sea muy poco lo que captamos de las sustancias superiores, este poco es
más amado v deseado que todo el conocimiento de las sustancias inferiores. Si al proponer, por ejemplo,
cuestiones sobre los cuerpos celestes —dice también en el libro II Del cielo— son éstas resueltas, aunque sea
por una pequeña hipótesis, sienten los discípulos una gran satisfacción.
Todo esto manifiesta que, aunque sea imperfecto el conocimiento de las sustancias superiores, confiere al
alma una gran perfección, y, por lo tanto, la razón humana se perfecciona si, a lo menos, posee de alguna
manera por la fe lo que no puede comprender por estar fuera de sus posibilidades naturales.
A este propósito se dice en el Eclesiástico: «Se te han manifestado muchas cosas que están por encima del
conocimiento humano». Y en la primera carta a los de Corinto: «Las cosas de Dios nadie las conoce sino el
Espíritu de Dios: pero Dios nos las ha revelado por su espíritu».
Cuestiones
7
8 1. Comentario (con un valor máximo de 7 puntos)
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
16 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
17 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
18 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
19 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
20 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
DESCARTES
CONTEXTO HISTÓRICO
Descartes (1596-1650) es un filósofo del siglo XVII. El contexto histórico en el que fue
escrito el Discurso del Método es el Siglo de Oro francés. Políticamente, Francia, al igual
que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una
Monarquía Absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV y la identificación entre el
monarca y el estado.
El siglo XVII es también un período de crisis en Europa: La consolidación de los estados
modernos, sus afanes imperialistas y la lucha por la hegemonía entre Francia, España,
Holanda e Inglaterra, provocan grandes enfrentamientos entre ellos. Una buena parte de la
vida de Descartes coincide con la Guerra de los Treinta Años entre los estados católicos
y protestantes del imperio alemán. De hecho, el capítulo segundo del Discurso del Método
se ubica en Alemania.
Desde el punto de vista socioeconómico, en el siglo XVII se produjo un fuerte desarrollo
de la burguesía vinculada al capitalismo mercantilista, favorecido a su vez por la
expansión del comercio marítimo y colonial.
Si desde el punto de vista histórico el tiempo de Descartes es el siglo XVII, desde el punto
de vista cultural su tiempo es el Barroco. Es esta una época cuyo tono general es
pesimista. A este pesimismo contribuye en gran medida la confrontación teológica entre
católicos y protestantes de la que hemos hablado antes y en la que Descartes participó.
Otro rasgo cultural interesante de esta época es la invención y desarrollo de la imprenta.
Este invento permite, entre otras cosas, que el ámbito de la cultura salga fuera de los
círculos eclesiásticos (Monasterios, catedrales) haciéndose accesible a personas ajenas a la
religión. De ahí también que el latín comience a no ser la lengua culta en exclusiva y se
publiquen muchos libros en las lenguas nacionales. De hecho, el texto que estamos
comentando fue una de las primeras obras escritas en francés.
CONTEXTO FILOSÓFICO
Desde el punto de vista filosófico, podemos decir que ya hacía algún tiempo que Dios
había dejado de ser el centro de la preocupación filosófica como ocurría en la Edad Media.
El hombre se convierte en el objeto principal de la filosofía y, especialmente, los temas
relacionados con el conocimiento. Este es el terreno en el que Descartes es considerado el
fundador y principal representante de la corriente racionalista.
Esta corriente toma como referencia la ciencia moderna (Galileo, Bacon, Kepler) y como
modelo el método matemático. Además, como el propio nombre indica, conceden a la
razón, el conocimiento teórico, una importancia radical, aceptando el innatismo de los
principios esenciales del conocimiento y despreciando el conocimiento sensorial como
fuente fiable. Leibniz, Spinoza y, por supuesto el propio Descartes son los principales
representantes del Racionalismo.
Descartes formuló una teoría sobre el mundo físico (sustancia extensa) denominada
mecanicismo que intenta explicar el mundo como una gran máquina y que será precursora
de las concepciones materialistas posteriores.
Históricamente, el Racionalismo encuentra su oposición en el Empirismo británico de
Locke y Hume. Ellos, y especialmente Hume, representan la oposición radical a la filosofía
cartesiana fundando una corriente que rechaza la existencia de ideas innatas y pone en la
información sensorial, la fuente y el límite del conocimiento humano.
CONCLUSIONES
Con Descartes empieza la era de la primacía del sujeto sobre el objeto. Descartes se
queda encerrado en su cogito y no sabe salir de él. Toda la verdad se apoya en el sujeto
pensante: toda realidad es real en cuanto se piensa. Descartes se ve obligado a acudir a
Dios: la Filosofía se construye a partir de la teología (la creencia en Dios).
Pero hay que reconocer que a Descartes le debemos el nuevo rumbo que va a tomar la
Filosofía. Desde Descartes se va a valorar más al sujeto que el objeto, la persona humana
encontrarà su propia identidad (como ocurre con Ortega y Gasset).
Prepara el camino a la Ilustración del siglo XVIII, donde la Razón es la diosa que permite
el conocimiento y el progreso humano.
El esfuerzo cartesiano para dar el salto de lo subjetivo a la realidad exterior crea las bases
para una reflexión posterior: la Fenomenología o anàlisis interior subjetivo de las esencias,
y el Existencialismo (postura que parte del “yo soy porque pienso”), pero no fuera del
mundo, sino que definirán al ser humano como ser en el mundo.
También influirà Descartes en el desarrollo de la ciencia y la técnica, que dará lugar en el
siglo XIX y XX a movimientos como el Positivismo, que afirmará que la Filosofía debe
profundizar en la Ciencia.
CONCEPTOS DE DESCARTES
EVIDENCIA: Es una idea que no puede ser negada, al ser su verdad clara a la mente de
una forma inmediata. Descartes les atribuye el ser ideas “claras” y “distintas”, y las sitúa
siempre como ideas que se captan mediante la intuición intelectual. Las verdades evidentes
permiten demostrar otras verdades a través de la deducción. El “cogito ergo sum” es la
verdad evidente a partir de la cual se deducen todas las demás.
MÉTODO: Significa “camino”, procedimiento que se sigue para obtener algo. En el caso
de Descartes este término se aplica a los cuatro pasos que según él debe seguir la razón
humana para alcanzar la verdad de manera indudable: evidencia, análisis, síntesis y
enumeración. La obsesión de Descartes era llegar a la misma "seguridad" que tienen los
científicos. Por eso, buscaba un método que por medio de la "deducción" llegase partiendo
de una verdad evidente a las demás verdades. Así se puede construir un edificio filosófico
sólido, sobre un fundamente seguro. Este método consiste en la intuición y la deducción,
sin ellas no se puede alcanzar la verdad.
Intuición: verdades evidentes que de ninguna manera se pueden negar. Las verdades
admitidas por todo el mundo (universalmente). Proceden de Dios.
Deducción: a partir de una verdad evidente (yo pienso, luego existo) se pueden demostrar
otras verdades que constituyen "eslabones" de una cadena y que se hacen también verdades
evidentes.
ANÁLISIS: Segundo paso del método cartesiano que consiste en dividir un problema cuya
solución buscamos en las partes más sencillas que lo componen. Sobre cada una de esas
partes simples se podrá aplicar la intuición racional, paso previo imprescindible para
comprender el problema en su conjunto.
FILOSOFÍA: Descartes quiere hacer de la Filosofía una ciencia, en lugar de un campo de
discusiones estériles, sin sentido. Para él era preciso buscar una Filosofía única y
verdadera, un saber universal, válido para todos. Si no se ha llegado a esta Filosofía
definitiva, universal y necesaria, es porque no se ha utilizado un método válido y
adecuado. Y entonces, Descartes se fija en el modelo matemático. en el que hay
progreso, no existen distintas explicaciones para el mismo fenómeno, son universalmente
admitidas: nadie discute las verdades matemáticas.
DUDA: Hay que dudar de todo: su duda es universal. Hay que someter a la duda todas las
certezas que ha habido hasta ahora; todos los principios filosóficos en los que se apoyaban.
Duda de los sentidos. Duda del mundo exterior. Duda de los propios razonamientos. Duda
de sí mismo
El objetivo de la duda cartesiana es encontrar una verdad que pueda ser creída por sí
misma, independientemente de toda tradición o autoridad: una verdad de la que no pueda
dudarse y de la que se deduzcan las demás verdades.
La duda cartesiana no es una duda escéptica; no pretende destruir todas las afirmaciones
filosóficas, sino constructiva: pretende alcanzar la verdad, una verdad firme de la que no se
pueda dudar. Para él, la duda no es una forma de pensamiento, una costumbre; sino un
instrumento para alcanzar la verdad, un instrumento para elaborar la filosofía. Por eso la
podemos llamar metódica. No es dudar por dudar, sino para asegurarnos en las verdades
auténticas y encontrar la verdad absoluta. La duda no es un fin en sí misma, sino un
método para edificar la filosofía.
Lo que se propone Descartes es repensar la Filosofía, desde sus fundamentos.
DIOS: Descartes pensaba que si dudamos es porque somos imperfectos. Nos vemos como
seres imperfectos. Seríamos perfectos si tuviésemos certeza de las cosas y no dudásemos.
Es más perfecto no dudar.
Es decir, nos vemos como seres finitos. Seres limitados. Y al vernos como seres finitos lo
hacemos por oposición al concepto de infinito. Esa idea de infinito tiene que provenir de
un ser perfecto, porque de un seres imperfectos como somos nosotros no puede venir la
idea de infinitud, de los seres finitos no puede proceder el concepto de infinito. Tiene que
provenir de un ser infinito y perfecto, de Dios. Luego Dios existe.
IDEA INNATA: Las ideas innatas, según Descartes, proceden de la "propia facultad de
pensar", proceden de una cierta disposición que la mente posee. Son pensamientos que no
proceden de los objetos externos (ideas adventicias) ni de la propia voluntad (ideas
facticias). Es decir, no son ideas "construidas" por el sujeto. Son ideas propias de la mente,
que surgen en el acto de pensar. Asimismo, Descartes critica el innatismo concebido como
una teoría según la cual tenemos ya algunas ideas desde antes de nacer (reminiscencia
platónica).
Por ejemplo, son ideas innatas las ideas de pensamiento y existencia: pienso, entonces
existo. No son construidas, no proceden de la experiencia, sino que las encontramos en
nosotros mismos.
LIBERTAD: Con la independencia de cuerpo y alma, Descartes trata de de defender la
libertad del hombre. Su concepción "mecanicista" del mundo no permite la libertad. Por
eso, Descartes separa el alma del cuerpo. El cuerpo se rige por leyes mecánicas y no deja
lugar a la libertad. Necesitamos un alma separada del cuerpo para poder ser libres, sin las
ataduras del cuerpo.
La concepción mecanicista impide la libertad. La separación del cuerpo y el alma, que
sería autónoma e independiente de la materia, le permite afirmar la libertad del hombre.
EXISTENCIA: si se duda (si se piensa) es porque existe el sujeto que duda. Así es como
Descartes deduce la existencia del YO
El Yo posee la idea de infinito y la idea de perfección, que tienen que provenir de un ser
infinito y perfecto, porque de un seres finitos e imperfectos como somos nosotros no puede
venir la idea de infinitud ni la idea de perfección. Luego estas ideas proceden de Dios.
Luego Dios existe. Por último, Descartes prueba la existencia del mundo a partir de la
existencia de Dios. Si Dios existe y Dios es perfecto (de lo contrario no sería Dios), no nos
puede engañar. Si no nos puede engañar, las sensaciones que nosotros tenemos del mundo
son verdaderas. Luego el mundo exterior existe.
ALMA: Descartes opina que el alma y el cuerpo son pensados como cosas distintas. Pero
el pensamiento no sólo es distinto del cuerpo, sino que existe aunque no exista el cuerpo
(del cuerpo dudo, y por tanto a lo mejor no existe, pero mi pensamiento existe sin que yo
pueda dudar de él); es decir, no necesita del cuerpo para existir; es, por tanto, una
sustancia. A la sustancia pensante le llama alma; por tanto, el alma existe independiente del
cuerpo.
Cuerpo y alma son dos sustancias separadas que pueden existir la una sin la otra. Pero, sin
embargo, están unidas, hay un yo que las une: el mismo yo que piensa es el que sufre, el
que habla, el que crece, el que muere...
Esa unidad, piensa Descartes, tiene que ser accidental, ya que son independientes una de la
otra. No puede ser una unión sustancial como pensaba Aristóteles (materia y forma), sino
más bien se acerca a Platón (separación de las almas inmortales y los cuerpos mortales).
VERDAD: Descartes utiliza el principio de evidencia para llegar a definir la Verdad. Su
punto de partida es que “no hay que admitir nada que sea dudoso”. Será verdadero todo
aquello de lo que no se pueda dudar. Descartes busca ese principio indubitable y encuentra
uno del que no puede dudar: “no puedo dudar de que estoy dudando” (cogito ergo sum).
Todo lo que se perciba con igual claridad que el cogito ergo sum será verdadero. Éste será
su criterio de certeza. La Verdad y el Conocimiento se alcanzan a partir de este principio.
RAZÓN: será el instrumento que utilizará Descartes para alcanzar lo verdadero. La Razón
es la facultad primordial para superar la duda. Dios ha puesto en la Razón humana la
posibilidad de alcanzar el conocimiento verdadero. De hecho, el conocimiento se adquiere
según Descartes a partir de la Razón. Descartes es un representante del movimiento
racionalista, que da preponderancia a la Razón sobre la experiencia.
IDEA: realidad mental que puede tener tres orígenes según Descartes. Pueden ser innatas:
aquellas ideas con las que nacemos y que no dependen de nuestra experiencia, ideas
propias de la mente que surgen en el mismo acto de pensar y el entendimiento las tiene por
naturaleza (ideas de perfección, infinitud, existencia, pensamiento), ideas adventicias: son
las que vienen de fuera, aquellas que provienen de la experiencia (ideas de árbol, hombre,
cosas, etc.) y las ideas facticias: son las ideas que construimos nosotros combinando ideas
adventicias entre sí o con las innatas y provienen de nuestra imaginación, son voluntarias y
pueden no ser reales (un caballo con alas).
SUSTANCIA: es todo aquello que existe y se percibe como independiente. Para Descartes
existen tres tipos de sustancias: la Res Cogitans: el yo que piensa, el alma, el pensamiento;
la Res Infinita: la sustancia perfecta, Dios; y la Res Extensa: la sustancia corpórea, el
Cuerpo, la Extensión. La única sustancia absolutamente independiente es la sustancia
infinita, Dios. Las otras dos dependen de ésta.
DESCARTES
EL FUNDAR
UNA FILOSOFÍA
OBJETIVO UN SABER
DE VALIDEZ
ABSOLUTO
DE SU UNIVERSAL
FILOSOFÍA
ES UN SABER ACUMULATIVO
EL MODELO
CADA FENÓMENO TIENE
MATEMÁTICO UNA EXPLICACIÓN ÚNICA
ES
LA SOLUCIÓN SUS SOLUCIONEES SON
UNIVERSALMENTE ADMITIDAS
EL ENCONTRAR
DISTINGUIR LO UNA VERDAD
OBJETIVO
VERDADERO DE LO QUE PUEDA
DE SU SER CREÍDA
FALSO
FILOSOFÍA POR SÍ MISMA
LOS SENTIDOS
DE SÍ MISMO
VERDAD Y CONOCIMIENTO
EL YO LA SUSTANCIA LA SUSTANCIA
QUE PIENSA PERFECTA CORPÓREA
A TRAVÉS
DE LA
GLÁNDULA
PINEAL
EL ORIGEN DE LAS IDEAS
SURGEN EN
SON
EL MISMO
VOLUNTARIAS
ACTO DE PENSAR
PUEDE QUE
PERO NO SON NO SEAN REALES
IDEAS QUE SE
TENGAN ANTES
DE NACER POR EJEMPLO:
(REMINISCENCIA) UN CABALLO
CON ALAS
EL ENTENDIMIENTO
POSEE POR SÍ MISMO
ESTAS IDEAS
LAS TIENEN POR
NATURALEZA
EXISTENCIA DEL YO
DUDA DE SI DUDA SI PIENSA
(el pensamiento=el alma)
TODO PIENSA EXISTE
MECANICISMO Y LIBERTAD
MECANICISMO LIBERTAD
DIOS ES LA CAUSA
DEL MOVIMIENTO Y EL CUERPO SE
LO CONSERVA RIGE POR LEYES
MECÁNICAS QUE
NO PERMITEN LA
LIBERTAD
LOS SERES VIVOS
(PLANTAS Y
ANIMALES) PARA SER LIBRES
SON MÁQUINAS NECESITAMOS DE
UN ALMA
SEPARADA DEL
CUERPO
FUNCIONAN SIN
NECESIDAD DE
ALMA
LA LIBERTAD ES
POSIBLE PORQUE
EL ALMA
NO SON INDEPENDIENTE DE
LIBRES LA MATERIA
COMENTARIO
S
DEL
Discurso
Del
Método
INSTRUCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DEL COMENTARIO
1. Localiza el tema:
COMENTARIO 1
“Pues ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño
son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que
aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos? Y por mucho que estudien los
mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante a levantar esa
duda, como no presupongan la existencia de Dios. Pues en primer lugar, esa misma
regla que antes he tomado, a saber, que las cosas que concebimos muy clara y
distintamente son todas verdaderas, esa misma regla recibe su certeza sólo de que
Dios es o existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está en nosotros
proviene de él; de donde se sigue que, siendo nuestras ideas o nociones, cuando
son claras y distintas, cosas reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
21 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
22 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
23 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
24 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
25 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
COMENTARIO 2
Pero no podía suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa
manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay la menor
perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo;
de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente
más perfecta que lo soy yo, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera
tener idea: esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. A esto añadí que, supuesto que yo
conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese (aquí, si lo
permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente
necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese
adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de
tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del Ser perfecto, hubiera
podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y
ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y, en fin poseer todas
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
26 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
27 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
28 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
29 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
30 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
COMENTARIO 3
Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario
seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho
ya en la parte anterior; pero deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la
verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo
aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto,
no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los
sentidos nos engañan, a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como
ellos nos la presentan en la imaginación: y puesto que hay hombres que yerran al razonar,
aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que
yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las
razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que
todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos
durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas
que hasta entonces habían entrando en mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones
de mis sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es
falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta
verdad: «yo pienso, luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes
suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla,
sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
31 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
32 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
33 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
34 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
35 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
COMENTARIO 4
Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser
perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón
alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas.
Así, pues, habiéndonos testimoniado el conocimiento de Dios y del alma la certeza de esa
regla, resulta bien fácil conocer que los ensueños que imaginamos dormidos, no deben, en
manera alguna, hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos.
Pues si ocurriese que en sueños tuviera una persona una idea muy clara y distinta, como, por
ejemplo, que inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para
impedirle ser verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños, que consiste en
representarnos varios objetos del mismo modo como nos los representan los sentidos
exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar de la verdad de esas tales
ideas, porque también pueden engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como los que
tienen ictericia lo ven todo amarillo, o como los astros y otros cuerpos muy lejanos nos parecen
mucho más pequeños de lo que son.
Pues, en último término, despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino por
la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo de la razón, no de la imaginación ni de los
sentidos: como asimismo, porque veamos el Sol muy claramente, no debemos por ello juzgar
que sea del tamaño que le vemos; y muy bien podemos imaginar distintamente una cabeza de
león pegada al cuerpo de una cabra, sin que por eso haya que concluir que en el mundo existe
la quimera, pues la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero, pero
nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad: pues
no fuera posible que Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y
puesto que nuestros razonamientos nunca son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos
como cuando estamos despiertos, si bien a veces nuestras imaginaciones son tan vivas y
expresivas y hasta más en el sueño que en la vigilia, por eso nos dice la razón que, no
pudiendo ser verdaderos todos nuestros pensamientos, porque no somos totalmente perfectos,
deberá infaliblemente hallarse la verdad más bien en los que pensemos estando despiertos que
en los que tengamos en sueños.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
36 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
37 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
38 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o desde
la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
39 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
40 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
COMENTARIO 5
"En lugar del gran número de preceptos que componen la lógica, creí que me bastarían los
cuatro siguientes, con tal que adoptase una firme y constante resolución de no dejar de
El primero era no aceptar jamás como verdadera ninguna cosa que no reconociera
incluir en mis juicios nada más que lo que se me presentase tan clara y distintamente a mi
El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinase en cuantas partes fueran
El tercero conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los más simples y más
los más complejos, suponiendo que haya un orden incluso entre aquellos que no se preceden
Y el último hacer en todos los casos enumeraciones tan complejas y revisiones tan generales,
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
41 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
42 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
43 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
44 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
45 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
COMENTARIO 6
Pues en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios,
hasta donde la mía es capaz de conocerla, bastábame considerar todas las cosas de que
hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas, y estaba seguro de
que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí
están en Él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no
pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía
yo ideas de varias cosas sensibles y corporales, pues aun suponiendo que soñaba y que todo
cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran
verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la
naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota
dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no
podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por
consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas
inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del
poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
46 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
47 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
48 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
49 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
50 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
***
ORTEGA
Y
GASTET
Contexto histórico
Se puede decir que Ortega (1883-1955) es un de los más grandes filósofos españoles. En
España, en esos años, existía una intensa preocupación por reconstruir nuestra cultura y por
abrirse a Europa; ésta era la respuesta a la grave crisis de identidad nacional que se padecía
en nuestro país. Son años de “desastre”: la pérdida de nuestras colonias, la derrota en la
guerra de Cuba (1898) provocan en algunos intelectuales españoles, la generación del 98,
un replanteamiento ideológico, político, literario y filosófico. Ortega vive en una época en
la que en España se desarrolla una intensa actividad de reconstrucción cultural y de
apertura a Europa.
En Europa, la Primera Guerra Mundial dejará al continente destrozado. La Revolución
Rusa provocará una gran conmoción política y social en todo el mundo. Los “felices años
veinte” tratarán de hacer olvidar los trágicos acontecimientos. Se buscará disfrutar de la
vida, buscar el placer. Entran en crisis las normas, se huye de la realidad. Aparecen un
nuevo arte y una nueva literatura que reflejan esa nueva mentalidad: existe una crisis de lo
racional como forma de explicar la realidad.
La crisis económica de los años treinta y la crisis política del periodo de entreguerras
llevarán al mundo a un nuevo conflicto bélico: la Segunda Guerra Mundial. El impacto
de esta nueva confrontación en la moral y en el pensamiento serán decisivos: la cultura se
desprende definitivamente de normas y aparece un sentimiento de soledad que provoca la
aparición de filosofía “existencialistas”, que reflejan la profunda crisis de la sociedad.
En España, la inestabilidad política de los años de la Segunda República acaba en la
Guerra Civil, que provoca el exilio de Ortega y de numerosos intelectuales y escritores.
Contexto filosófico
Exposición del tema: (Para Ortega he dividido en tres posibles temas para que sea más
accesible, pero se pueden resumir los tres y hacer una sola exposición)
El tema del texto (la vida como realidad radical) es la teoría central de la filosofía de
Ortega. Su crítica del Realismo y del Idealismo le llevó a formular una teoría filosófica
conocida como Raciovitalismo. Esta teoría venía a decir que había que superar el
Racionalismo, que daba excesiva importancia al yo frente al mundo exterior, y al
Realismo, que no acaba de reconocer el papel del sujeto en la vida. El Raciovitalismo es un
punto intermedio, que reconoce el valor de la Razón pero también el aspecto irracional de
la vida. Es la estrecha unión de Razón y Vida. La Razón se usa para vivir: es una Razón
vital. La Vida tiene un carácter racional. Esta Razón vital es la misma vida humana que va
más allá de la Razón Pura de los Racionalistas.
La Vida como realidad radical significa, por tanto, que la vida da sentido a todas la demás
realidades y es la realidad básica, anterior a cualquier otra realidad. Pero vivir es
encontrarse con el mundo, un mundo que no se puede separar de nosotros ni nosotros del
mundo. Vivir es ocuparse de nuestro futuro: decidir con libertad sobre el futuro aunque
estemos condicionados. Vivir es un proyecto de vida, un crear nuestra propia vida que no
nos es dada, hay que construirla. Vivir es un problema: no sabemos cómo ni por qué
vivimos y la filosofía debe servirnos para aclararlo. Vivir es encontrarse a sí mismo: tener
conciencia de sí mismo y del mundo que nos rodea (“Yo soy yo y mis circunstancias”).
Vivir es convivir: coexistir con los demás, no se puede vivir aislado de la comunidad.
Esta concepción de la vida lleva al concepto de Razón Vital. Es la Razón que da cuenta de
la vida. Se opone a la Razón Pura, aquella que buscaba la esencia de las cosas, la de los
Racionalistas y de Kant, que es incapaz de de captar las realidades cambiantes y a la que
culpa de haber llevado a una reacción: el Vitalismo, que conduce al Irracionalismo. En
cambio, la Razón Vital permite entender la vida, permite analizar la vida. La vida misma
funciona como Razón: la vida se razona y se entiende en su contexto. Supera la definición
estática de la Razón Pura.
La vida como realidad radical no se entiende sino es como la relación entre el sujeto (el yo)
y el mundo exterior (las circunstancias). Así Ortega consigue que el ser humano conserve
su vida íntima, su conciencia, sin perder la visión del mundo exterior.
En su obra titulada "¿Qué es filosofía?" define esta disciplina como “el estudio radical de
la totalidad del Universo”, y presenta algunos rasgos principales que, a su vez, permiten
aclarar la definición citada.
Conclusiones
Ortega es el más importante filósofo español. En la España anterior a la guerra civil
Ortega fue uno de los grandes protagonistas de la vida cultural (mediante conferencias,
artículos periodísticos, la Universidad y el mundo editorial y erudito).
Mantuvo un gran compromiso político: Ortega se opuso a la dictadura de Primo de
Rivera, fundó con otros intelectuales la “Agrupación al servicio de la República” (1931).
Pero en 1936 cuando comienza la guerra civil se exilia. Regresa en 1945 pero no se
incorpora a su cátedra de la Universidad.
Tras la Guerra Civil, aunque es marginado por los círculos académicos, su influencia se
extiende del círculo de orteguianos españoles (Gaos, Marías, con quien fundó el “Instituto
de Humanidades”, Ferrater Mora, Aranguren…) al pensamiento latinoamericano.
Su influencia estuvo presente más allá del campo filosófico: en la historia del periodismo
fue uno de los grandes maestros del articulismo, dio a conocer a los principales autores de
la Generación del 27, se ocupó de la novela, el arte, la ciencia y la técnica, la unidad
europea…
CONCEPTOS DE ORTEGA
IDEALISMO: es la teoría filosófica que afirma que las cosas existen en función del sujeto
que las piensa. Ortega piensa que en el Idealismo el yo “se traga al mundo exterior”, de
manera que éste desaparece. El Idealismo propone que el pensamiento es independiente de
las cosas, de la realidad exterior. Ortega rechaza esta concepción y opina que el yo no
puede existir sin el mundo ni el mundo sin el yo.
CIRCUNSTANCIA: es todo lo que interviene en la vida del hombre y es utilizado por él
para hacerse a sí mismo. La circunstancia es el tiempo, el tiempo presente, sobre todo. Es
todo lo que no soy yo, los demás, los usos sociales, las creencias, las ideas, las opiniones,
todo lo que aparece a mi alrededor.
PERSPECTIVISMO: es la teoría que afirma que no hay un solo punto de vista absoluto
sobre la realidad, sino diversas perspectivas complementarias. Hay tantas perspectivas
como individuos. Nadie tiene la verdad absoluta. Uniendo las distintas visiones
particulares se puede alcanzar el conocimiento de la verdad total.
REALISMO: Teoría filosófica según la cual el objeto conocido tiene una realidad
independiente de la mente que lo conoce y puede existir aunque nadie lo piense o se lo
represente. Según Ortega, encontramos esta tesis en el hombre primitivo, el antiguo y
medieval, e incluso el hombre moderno cuando no filosofa (porque cuando filosofa ya no
acepta el realismo sino el idealismo). El realismo es la tesis que espontáneamente se forma
nuestra mente, es expresión, como dice Ortega, de la “actitud nativa de la mente”, la
“doxa” u “opinión espontánea”. La “opinión natural” considera como la auténtica
realidad el ser del cosmos, de las cosas, la naturaleza, el mundo corpóreo (y en su versión
espiritualista, las almas y Dios, entidades reales por independientes de la mente que se las
representa).
SER: El ser entendido como la realidad primordial es la vida. Ortega mantiene que, frente
a ella, el ser de las cosas es algo construido por el hombre como consecuencia de su afán
por encontrar orden en el caos. Responde que la realidad fundamental, la realidad radical
en cuyo seno todas las demás adquieren un sentido y se hacen presentes es la vida. No la
vida en abstracto, ni la vida biológica, sino la vida como conjunto de experiencias o
vivencias que cada uno experimenta realmente. A la segunda pregunta de la metafísica
(¿cuál o cuáles son los seres fundamentales?) responde Ortega: la vida mía y la tuya, la
vida de cada cual.
REALIDAD PRIMORDIAL: la realidad primordial es la realidad primera, aquella de la
que dependen o sobre la que descansan el resto de realidades. para ortega esta realidad
primera es la vida, y ello tanto desde el punto de vista epistemológico o relativo a la
fundamentación del conocimiento, como desde el punto de vista del ser u ontológico. La
realidad primordial en el sentido epistemológico: Ortega llama “dato radical” o “realidad
primordial” al ámbito de la realidad absolutamente cierto, indudable; la filosofía sólo
puede empezar a partir de datos radicales, datos primordiales absolutamente ciertos y a
partir de los cuales podamos construir todo el saber filosófico. La filosofía no puede
aceptar como verdad lo que a las otras ciencias les parece verdadero, pero tampoco lo que
en la vida corriente, espontánea, se cree, por ejemplo la existencia de un mundo
independiente del sujeto que lo experimenta o vive; en este sentido (y sólo en éste) la
filosofía se separará de la vida. Como dice Ortega, el ámbito en el que aparecen tanto el
sujeto como el objeto, tanto la subjetividad como el mundo, tiene en castellano un nombre
humilde: la vida. El dato radical es la vida.
FILOSOFÍA: conocimiento radical del universo o de todo cuanto hay. su ejercicio nos
lleva al descubrimiento de la vida como realidad primordial. En “¿Qué es filosofía?”
comienza Ortega definiendo la filosofía como el conocimiento del Universo o de todo
cuanto hay. Y pasa inmediatamente a describir algunos rasgos que definen el peculiar
modo que tiene la filosofía de averiguar lo que hay: Ortega se declara expresamente
heredero de Descartes: la filosofía debe utilizar como principio metódico la autonomía, el
no aceptar ninguna verdad que ella misma no haya fundamentado, no apoyarse en nada
anterior, no dar nada por supuesto. El objetivo de este método es encontrar la realidad
radical, el dato a partir del cual empezar la filosofía. A diferencia de las ciencias que
aspiran a comprender una parcela de la realidad abstrayéndola de la totalidad,
considerándola como parte aislada (el mundo físico, o el biológico...), a diferencia de las
ciencias particulares, la filosofía se presenta como el saber universal, en el sentido de que
debe aspirar al universalismo: “el filósofo es también un especialista, un especialista en
universos”.
MUNDO: realidad en la que se sitúa el sujeto. Es la “circunstancia” a la que se refiere
cuando plantea su “Yo y mis circusntancias”. El mundo vital en el que se halla inmerso el
sujeto, por lo que se incluye en ella el mundo físico y todo el entorno que aparece en la
vida (cultura, historia, sociedad, ...): en la circunstancia se incluyen las cosas físicas, pero
también las personas, la sociedad, el mundo de la cultura; es el mundo en el que el sujeto
está instalado.
ES UN
PRINCIPIO DE PRINCIPIO DE
CONOCIMIENTO
AUTONOMÍA UNIVERSALISMO
TEÓRICO
PERO ES UN SABER
LA EVIDENCIA DESCUBRE IMPRESCINDIBLE
ABSOLUTA “EL SENTIDO DE LAS PARA EL SER
ES LA VIDA COSAS” HUMANO
SATISFACE EL AFÁN
CUESTIONARÁ LAS IDENTIFICA LA
DE CONOCIMIENTO Y
CREENCIAS FILOSOFÍA
LA BUSQUEDA DE LA
MÁS ELEMENTALES CON LA ONTOLOGÍA
VERDAD
EL ASEDIO
FILOSÓFICO:
ES NECESARIA ES EL DAR VUELTAS A UN
PARA VIVIR CONOCIMIENTO TEMA
DEL UNIVERSO PARA
(TODO LO QUE HAY) PROFUNDIZAR EN
ÉL
TIENE QUE SER
ABIERTA,
FLEXIBLE COMO LA NO ESTUDIA LA FILOSOFÍA ES
VIDA CADA COSA AUTÓNOMA:
PARTICULAR EL FILÓSOFO NO
SINO LA TOTALIDAD PARTE NUNCA DE
DE CUANTO HAY CREENCIAS PREVIAS
SATISFACE
EL AFÁN DE
CONOCIMIENTO DEL
SER HUMANO
¿QUÉ COSAS HAY EL FILÓSOFO EXPLICA
EN EL UNIVERSO? CADA COSA EN
FUNCIÓN DE LA
CUESTIONARÁ TOTALIDAD DEL
TODOS LOS UNIVERSO
CONOCIMIENTOS LAS COSAS QUE
ADQUIRIDOS ACASO HAY
LAS QUE CREEMOS
QUE HAY
LAS QUE SEGURO EL FILÓSOFO DEBE
NO PUEDE TOMAR
QUE HAY BUSCAR LA RAÍZ DE
PRESTADAS LAS
TODO LO QUE HAY:
VERDADES
EL SER DE LAS COSAS
(LA ONTOLOGÍA)
EL PERSPECTIVISMO:
OPOSICIÓN AL REALISMO Y AL IDEALISMO
EL PENSAMIENTO NO ES
EL SUJETO ES EL QUE RECIBE LAS UNA SUSTANCIA PENSANTE:
IMPRESIONES DE LAS COSAS, LAS EL SUJETO QUE PIENSA NO PUEDE
SELECCIONA, LAS VIVE EXISTIR SIN PENSAMIENTO QUE
PENSAR, POR TANTO DEPENDE DE
SUS PENSAMIENTOS
EL REALISMO NO HA SABIDO DAR (NO PUEDE SER SUSTANCIA
IMPORTANCIA AL SUJETO Y HA QUE NO NECESITA DE NADA PARA
QUEDADO ABSORBIDO POR EL EXISTIR)
MUNDO EXTERIOR
ORTEGA HACE UNA
REFORMA RADICAL ATACA EL CONCEPTO
DE LA FILOSOFIA TRADICIONAL
(CRÍTICA AL DEL “SER”
IDEALISMO)
NI EL MUNDO NI EL YO
PUEDEN EXISTIR SOLOS
EL SER ES UNA
INTERPRETACIÓN
DE “LO QUE HAY” Y QUE SE LE
EL MUNDO Y EL YO UNIDOS IMPONE
FORMAN LA VERDAD AL SER HUMANO
RADICAL:
LA VIDA
RACIOVITALISMO:
PUNTO INTERMEDIO
VIVIR ES UN CONTINUO
EL SER HUMANO DEBE CREAR
QUEHACER:
SU PROPIA VIDA, QUE NO LE
LA VIDA ES UN PROYECTO QUE
VIENE DADA
ELEGIR
ES LA RAZÓN QUE
DA CUENTA DE LA VIDA
ES INCAPAZ DE
CAPTAR LAS LA VIDA MISMA
REALIDADES FUNCIONA
CAMBIANTES COMO RAZÓN:
LA VIDA SE RAZONA Y
RAZÓN MATEMÁTICA SE ENTIENDE EN SU
ALEJADA DE LA VIDA CONTEXTO
CULPABLE DEL
SUPERA LA DEFINICIÓN
VITALISMO
ESTÁTICA DE LA RAZÓN
QUE CONDUCE AL
PURA Y DEFINE AL SER
IRRACIONALISMO
HUMANO COMO “YO
SOY YO Y MIS
CIRCUNSTANCIAS”
YO SOY YO Y MIS
CIRCUNSTANCIAS
LA CIRCUNSTANCIA ES EL
LA PERSONA TIEMPO
HUMANA EL TIEMPO PRESENTE SOBRE
TIENE QUE TODO
CONSERVAR
SU VIDA ÍNTIMA
LA CIRCUNSTANCIA ES TODO
LO QUE APARECE
ALREDEDOR DEL YO
DEBE CONSERVAR
SU CONCIENCIA
EL YO SE VA HACIENDO A SÍ
MISMO CON LAS
CIRCUNSTANCIAS
SIN PERDER LA
VISIÓN
DEL MUNDO VIVIR ES ENCONTRARSE EN
EXTERIOR EL MUNDO Y PROYECTAR LO
QUE EL YO VA A SER
LA RAZÓN HISTÓRICA
EL HOMBRE VIVE EN UN
PERO LAS MASAS SE REBELAN
MOMENTO DETERMINADO, EN
Y ESO PROVOCA LA
UN TIEMPO, EN UNA ÉPOCA
INVERTEBRACIÓN DE ESPAÑA
HISTÓRICA
(EL PROBLEMA DE ESPAÑA)
EL PERSPECTIVISMO
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
51 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
52 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
53 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
54 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
55 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
consiguiente, abandonamos la tesis realista de los antiguos. Es, en cambio, indudable que
yo pienso las cosas, que existe mi pensamiento y que, por tanto, la existencia de las cosas
eso la aceptamos pero, para aceptarla, queremos entenderla bien y nos preguntamos: ¿en
qué sentido y modo dependen de mí las cosas cuando las pienso ―qué son las cosas, ellas,
cuando digo que son sólo pensamientos míos? El idealismo responde: las cosa dependen de
aceptamos.
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
56 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
57 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
58 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
59 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
60 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
Sean los que sean nuestros designios y nuestros intentos de innovación y progreso
de los griegos ni de los escolásticos... Vamos más allá del idealismo, por tanto, lo dejamos
a nuestra espalda como una etapa del camino ya hecho, como una ciudad en que hemos ya
vivido y que nos llevamos para siempre posada en el alma. Nos llevamos el idealismo, es
otro que está encima del idealismo y no debajo de él. Pero a este fin, necesitamos
Para realizar el comentario se han de seguir ciertos criterios de análisis. Aquí se sugiere uno,
entre otros posibles:
61 - Introducción: Localización del tema o asunto principal que se trata en el texto (máximo 1
punto)
62 - Presentación del contexto histórico: circunstancias sociales, políticas, científicas... de la
época en la que escribe el autor (máximo 1 punto)
63 - Contexto polémico en el que se inserta el texto, por contraposición a otros autores, o
desde la perspectiva del propio autor, antecedentes e influencias... (máximo 0,5 puntos)
64 - EXPOSICIÓN DEL TEMA (máximo 4 puntos)
65 - Conclusiones, proyección de las cuestiones planteadas en la actualidad... (máximo 0,5)
Nuestra vida, según esto, no es sólo nuestra persona sino que de ella forma parte nuestro
mundo; ella ―nuestra vida― consiste en que la persona se ocupa de las cosas o con ellas,
y evidentemente lo que nuestra vida sea depende tanto de lo que sea nuestra persona
como de lo que sea nuestro mundo. Ni nos es más próximo el uno que el otro término: no
nos damos cuenta primero de nosotros y luego del contorno, sino que vivir es, desde
luego, en su propia raíz, hallarse frente al mundo, con el mundo, dentro del mundo,
ese mundo, al componerse sólo de lo que nos afecta a cada cual, es inseparable de
nosotros. Nacemos juntos con él y son vitalmente persona y mundo como esas parejas de
divinidades de la antigua Grecia y Roma que nacían y vivían juntas: los Dióscuros, por
ejemplo, parejas de dioses que solían denominarse dii consentes, los dioses unánimes.
Conceptos:
Decir, pues, que nuestra época necesita, desea superar la modernidad y el idealismo, no
es sino formular con palabras humildes y de aire pecador lo que con vocablos más nobles y
graves sería decir que la superación del idealismo es la gran tarea intelectual, la alta
misión histórica de nuestra época, "el tema de nuestro tiempo". Y al que pregunte
cambiar, superar?, ¿por qué ese afán, ese prurito de lo nuevo, de modificar, de hacer
modas? ―como se ha dicho tantas veces contra mí- responderé que en ésta o la próxima
lección vamos, con tanta sorpresa como evidencia, a descubrir que todo tiempo,
mucho más aún- que literalmente hablando "tiempo no es, en última verdad, el que mide
los relojes", sino que tiempo es ―repito literalmente― tarea, misión, innovación.
Intentar la superación del idealismo es todo lo contrario que una frivolidad ―es
(Obras Completas,
CONCEPTOS:
Conceptos: