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B89F MD.FO fg FLACSO MATERIAL DE DISCUSION Cmte PROGRAMA FLACSO-SANTIAGO DE CHILE Sintoece NUMERO 70, Junio 1985 NOTAS SOBRE CULTURA POPULAR, INDUSTRIA CULTURAL Y MODERNIDAD*. José Joaquin Brunner 4/ ‘Trabajo presentado al Seminario Latinoamericano sobre Culture Trens- nacional, Culturas Populares y Polf{ticas Culturales que se realiza en BogotA, Colombia, bajo el auspicio del IPAL y el CINEP los dfas 18 a 21 de junio de’1985, Esta Serie de Documentos es editada por el Programa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago de Chile. Las opiniones que en los documentos se presentan, asi como los andlisis e interpretaciones que en ellos se contienen, son de la responsabilidad exclusiva de ‘ sus autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Facultad. PRESENTACION Estas notas de discusién tienen por objeto cuestionar la no- cién més reciente y extendida de cultura popular que se ha desarrollado en circulos académicos de las ciencias sociales de la regién. Dicha nocién combina por un lado“el anélisie @afasia en la hegemonfa, y por el Se intenta averiguar_si alguna vez existié propiamente una deophive. we cultura popular, en el sentido de.una organizacién de la cul-, tura de los grupos subalternos. Lo m&s_cercano a esa nocién podria haber sido el fenémeno de 1a cultura popular cémica de la Edad Media. Pero incluso ella no llegé a constituir una cultura en el sentido en que ese término es empleado habitual- mente por los teéricos latinoamericanos de la cultura popular ee Se_pri jek, ne _por_eso explorar la nocién alternativa de folklore y se estudian los dos grandes procesos modernos que erosionan las condiciones de ¢: iz de una cultura popular y que, en cambio, dinamizan la transformacién del folklore. Dichos Procesos son: la educacién formal (y la escuela) y el mercado nacional (y transnacional) de productos simbélicos (y la in- dustria cultural). En este contexto se introducen algunas pre- guntas sobre la modernizad en América Latina, entendida como la superacién del folklore por diversas vias y se eugictza> algunos tépicos de discusién e investigacién Aes Risen Segin una tésig°réciente, las cuiturds populares resultan de la reproduccién desigual de 1a sociedad’. En efecto, esta fitima generarfa: -apropiacién desigual de los bienes econémidos \ Le y culturales por parte de los diversos grupos y clases, celaboracién propia de sus condiciones de vida y satisfaccién especifica de sus necesidades por parte de los sectores excluidos dela partici- + paecién plena.en el producto social, -interacciones conflictivas entre las clases po-; pulares con las hegeménicas en torno a la apro~ piacién de aquellos bienes. Nos‘ipavéde que ésta tésis no resuelve los problemas teéricos que ella misma acarrea. Pues si bien resit@a la cuestién de la cultura popular, ubicéndola‘en un terreno de entrecruza- miento entre los conceptos y los hechos de la hegemonfa, de la cultura de masas, de las estructuras que rigen lo cotidiano y de los conflictos sociales en torno al consumo, sin embargo ella no somete tedos esos’conceptos»a un comin registro teédrico aut . Es decir, se hablaide cultura popular de un modo distinto. (teéricamente distinto) de como se habla de la cultura a secas, de la cultura de masas, de la hegemonia, etc. Lo que’ eh 1a tésis que comentamos aparece como una limitacién terminal, esto es producto de un previo desarrollo de ideas, 1/ Véase N. Garefa Canclini:"Cultura transnacional y cultura popular". Centro de Estudios sobre Cultura Transnacional, Lima,°198¥. *Documento inédito). . Para, una versién anterior y m4s extensa véase N. Garefa Canclini, Las culturas popu- lares en el capitalismo. Editorial Nueva Imagen, MExico, 2. DOCBMENTAS es por lo. general en otras tésis sobre.esta cuestién.de la cul- tura popular una limitacién-inicial. 7 0 sea, suele manejarse una nocién puramente descriptiva de cul- tura popular a la que luego se le sobreimpone una teorfa (en el sentido de ‘aparato ‘conceptual relativamente instituciona- lizado): asf, por ejemplo, como “explicacién" de esa cultura popular empiricamente. descrita (por-sus rasgos, carencias o latencias) se identificaré un principio de dominacién, o uno de relativisme cultural, o uno de continuidad local de tradi- ciones, y-as{ por delante, En el caso de la tésis de Garcia Canclini que comentamos, en @ambio, hay el esfuerzo por repensar la nocién de culture popular no de manera descriptiva sino que desde dentro; por asi decir; de una téorfa de la reproduccién. Pero no de cualquier tedrfa de la reproduccién. “El.trabajo dé nuestro autor’se muevéventre Gramsci y Bourdieu;es decir, sé mueve en un terreno donde la cultura expresa:siempre un orden simbélico e institucional hegeménico cuya reproduccién se realiza por medio de‘desigualdades ancladas estructural- mente. ‘Asi, "las clases hegeménicas fundan su posicién en la continuidad de este capital cultural (como garante boos ge la reproduccién de las estructuras sociales) y.. en la apropiacién-desigual de ese capital (como me- canismo reproductor de las diferencias)" 1/. [7 WN. Garefa Canclini, "Cultura transnacibnal y culturas " populares", op. cits, Py 4O. 2, Pero, zqué puede significar”én este contexto (teérico) la no- cién de una cultura popular? py q Sepfin e1 autor, ella%erfa una resultante: (i) de la. desigual apropiacién,. (ii) de 1a elaboracién propia de sus formas:cul- ¢ turalés por parte de los sectores subalternos; (iii) de las. ? interacciones conflictivas entre estos @iltimos y los sectores dominantes. Bien miradas las cosas, sin embargo, esos tres rasgos genés0 ticos_de la cultura popular no son especificos de ella sindi> que de toda cultura en una sociedad que se reproduce mediante _la transmisién (estructual) de desigualdades. . Lo finico que ocurrir& entonées, si'se adopta el punto de vis- | ta reproductivista para ubicar teéricamente 1a nocién de:cul- tura popular, ¢s que ella ser4 des-romantizada y que la cul~ | tura de los grupos populares (que ya no es Moultura popular") / ser4 vista en buena medida como una "interiorizacién de la‘hege- gonia"(zpero no es acaso esto lo que caracteriza a toda cul- tura en: una sociedad articulada por un bloque hegeménico?). La nocién de hegemonfa, en la medida que se entiende como ¥ lucha en torno a la integracién dentro de un consenso © con: formismo, servira en el intertanto para mantener un espacio ” de maniobra desde el cual las prdcticas populares puedan con tinkar ‘entehdiéndosé como" bedctiéas contra-hegeménicas, de alterhativa, resistéites} etcy, ISOS) OrtEg mt BR eet En efecto} sépiin’sefiala A "16 popular no puede definirse por yna serie de rasgos internos o un repertorio de contenidos tradicionales, premasivos, sino por una posicién: k la que construye frente a lo hegeménico" 1/. Lo popular, es, entonces, rélacional; no una sustancia. una oposicién-a-lo-hegem6nico ques para retomar el inicio de este comentario, resulta continuamente ‘de ‘la reproduceién de~ sigual de la sociedad. Decfamos sin embargo que esta nocién de lo popular y de la cultura popular no sé halla incorporada al mismo registro, teérico con el cual se generan los otros conceptos del dis- curso. L : Para decirlo metaf6ricamente: aqui es una cuestién de Gramsci © Bourdiewspues los:dos.juntos no caben en un mismo discurso sobre 1a cultura popularyy, adicionalmente, es una cuestién el alcance con que sevdebe proceder "gramscianamente" si se quiere usar creativamente a: Gramsci. such Veanos ambos puntos por ‘separado-en el siguiente capitulo. IIs : : En realidad, no interesa aqui 1a discusién.exhaustiva entre dos escuelas académicas: si Gramsci 9 Bourdieu. Sobre todo, porque ambos no son nada mas que pre-textos para pensar la cuestién dé la: cultura popular, sea enfatizando su ubicacién 1/ Ibid., p. 20. en un universo cultural hegeménico o hegemonizado, sea enfati- zando su colocacién en un proceso de reproduccién de relacio- nes materiales y simbélicas de desigualdad. Si la sociedad es vista como reproduccién de una hegemonfa (o% > sea, prima Bourdieu sobre Gramsci), entonces no se ve bien qué “ papel podria jugar en este proceso - Garcia Canclini habla aqui del "cfrculo de la reproduccién social" - 1a nocién de una cultura popular. Qué tiene de popular, en efecto, la cultura hegeménica interiorizada por los sectores subalternos? Qué tiene de opuesto a la hegemonfa la cultura popular que es la reproduccién de esa herenonia? 0 sea nos deslizamos aqui répidamente hacia 1a concepeién pura- mente descriptiva de la cultura popular: ella viene a ser, a fin de cuentas, nada m&s que la forma prdctica como los sec- tores subalternos internalizan y/o se incorporan a la cultura negeménica, a través de mecanismos diferenciales de apropia~ cién; de la elaboracién durante ese proceso de sus propias formas (icémo podria ser de otro modo!), y de la definicién de interacciones conflictivas con esa cultura hegeménica (1o cual también viene de suyo dado el supuesto de la apropiacién diferencial). En, breve, queremos sugerir que la reproduccién no sirve para construir una perspectiva teérica que nos pudiera servir para pensar los problemas de conformacién de 1a cultura popular. Lo anterior se vuelve ms claro si pasamos al segundo punto que enunciamos anteriormente. 0 sea, aquel que metaférica- mente llamamos de cudn gramsciano habrfa que ser para ser un intérprete creativo de Gramsci. Y no se trata meramente de un juego de palabras. Pues efec- tivamente aqui reside el nudo, de nuestro argumento; cual es que 1a nocién de cultura popular tiende a ser usada fuera del registro te6érico que permite la produccién, de los. dem&s con-_ ceptos que integran los varios discursos en boga sobre la cul- ‘tura popular. (Sobre. todo,.los.conceptos de cultura, hege- monia, consenso, etc.). Lo anterior es particularmente visible en aquellos discursos que reclaman, ubicarse en la tradicién de Gramsci. 0 sea, que se sitGadentro de una perspectiva teédrica a partir de la cual la cultura (toda cultura) es pensada como conteniendo por 1o -menos los siguientes elementos: una concepeién de mundo = unos productores especializados - unos portadores sociales preeminentes - una capacidad integrativa - una din&mica de conflictos = una organizacién (de la cultura) En efecto, nos parece que todos estos elementos, combinados entre si, son caracteristicos e inherentes a la nocién grams- ciana de cultura, entendida ya bien como cultura moderna, tra | dicional, de clase, hegeménica, regional "europea", occiden- tal, ete: | Sobre la centralidad del elemento concepeién de mundo en la perspective gramsciana de la cultura basta revisar las primeras p&ginas del Benedetto Croce. Se dice alli, en breve, que una concepcién de mundo puede entenderse como ideologia en el sen- tido més alto; esto es, como una concepcién de mundo "que se manifiesta_implicitamente en él’ artes en el derecho, en lavac- tividad econémica, en todas las manifestaciones de la vida in- dividual’y colectiva".. Pero ala vezs ella est4ildamada a pro- ducir "una actividadpf4ctica'y una’ voluntad"enrlas’ que esa eoncepeién estard contenida como "premisa teérica’implicita". POr fin, una concepeién de mundo asf. ententida cumple. la fun- cién de "conservar la unidad ideolégica de todo (un) bloque:_ social que precisamente es cimentado y unificado por esta ideo- logia")/, 4 Los préductores especializados de la cultura son, en medida decisiva, los hombres que se ocupan profesionalmente de la pro~ duccién y transmisién de esa concepeién de mundo en: los di- versos campos del arte, la literatura, el derecho, la politica, la’ filosofia, la religién, etc. En otras palabras; son los. intelectuales_profesionales, tradicionales y modernos. Para que pueda hablarse de una cultura, sin embargo, se requiere que esa concepoién de mundo se encarne cotidiana y socialmente. en la prdctica de grupos sociales importantes. Debe_conver-_ tirse el a dad; debe ser transmitida mediante instituciones que logren__ hacer una unidad entre’ intelectuales y simples. En la prac- , misma en un principio educativo dentro de la socie~ tica, aqui reside uno de los supuestos esenciales de la hege- monia. Hay direccién intelectual _y moral de unos grupos sobre , la sociedad en la medida que ellos logren definir una orien- taci6n y crear_un consenso. . Gramsci, El materialismo hist6rico y la filosofia’ de” %. Ediciones Nueva Visién, Buenos Aires, En otras palabras, la cultura tiene una capacidad integrativa: incorpora a los hombres’ a un conformisno.. "Se.'ee. conformista vvde algtin conformismo, escribié Gramsci; se es siempre hombre masa’ hombre: colectivo"4/, En este sentido puede decirse que crear’ unai nueva cultura es socializer un orden-moral e in- telectualy .es Devar a una masa de hombres "a pensar coheren- temente yen formaiumitaria". a Mas la capacidad integrativa de 1a cultura no supone, antes bien implica lo contrario, una superacién de los conflictos en-el terreno ideal. . Gramsci habla. por, 1o.mismo de..una lucha de ‘hegenonias; es decir, de un enfrentaniento entre goncepcic- nes divergentes de mundo en torno a la integracién (cultural) dé las masas y el control de la organizacién de la,cultura 0, por lo menos, de sus principales instituciones y circuitos. Todos los elementos enunciados concurren y se expresan even- tualmente en uno que es el m4s importante: la cultura es un hecho no puramente espiritual, ni meramente préctico-cotidiano, Gasp. Sine que tiene una dinonsién esencialnente organizativa, No 2 es que la cultura tenga una"organizacién"; la cultura es una__ Grganizacién de la ‘cultura. Esto es; una organizacién material institucional encaminada a "mantener, defender y desarrollar el ‘frente! teérico eideolégico" de la sociedad’. Mas tarde” esta visién de las cosas se codific6 bajo el rétulo althusseriano del papel decisivo-que debia atribuirse a los aparatos ideolé- gicos de Estado. Ibid. yp 8. wat oe . hameed, Passato e Presente. Editori Riuniti, Torino, 1975, p. 228. Gramsci aplicaré esta vicién de la cultura, resumida aqui por sus compohentes’ basicos, principalmente a’ una discusién sobre la ausencia, en Italia, de una cultura nacional popular. gPero qué entinde Gramsci por tal cultura? Antes que todo, la di- fusién en la sociedad italiana de una nueva hegemonia; de una nueva concepcién (laica) del mundo, capaz de extenderse "hasta en los estratos més riisticos e incultos". 0 sea, 1a formacién de esa cultura nacional: popular tiene que ver con el surgi- miento de una nueva concepcién del mundo (un "moderno huma- nismo" diré Gramsci); con la aparicién de nuevas capas de in- telectuales, ligados organicamente a los sectores mayoritarios de la nacién (sectores populares);:con la difusién de esa con- cepcién a lo ancho de 1a sociedad (bajo la forma de una nueva filosofia, de un nuevo periodismo, de una nueva literatura, etc.) con la superacién (conflictiva) de la cultura catélica (o su nacionalizacién), y con el desarrollo de toda una nueva organizacién de esa cultura nacional-popular~/ fi TIT. £1 privilegio de Bourdieu por encima ‘de Gramsci, o-sed de.la > segin hemos visto en reproduceién sobre la hegemonia se lig: ‘er afiterior ‘capftulo a una interpretacién_no \suficientemente gramsciana dé la visién de Gramsci. sobre la ‘cultura. Si se"quiere "prodiicir", en cambio, un coneépto de cultura populdr que provenga del mismo registro de produccién con: que 6@ ha ‘generado ‘la nocién de cultura (a seeas), deberfa uno 1/ Véase para una bréve sintesis de este enfoque A. Gramsci, Literatura y vida nacional. Juan Pablos Editor, México, I976, pp. 123-79. we ~ 10 preguiitarse, antes que tédo, si la nocién de cultura popular qué.se emplea es arménica con 1a de cultura (a secas). Tomemos el caso del registro gramsciano, que por~lo menos ,en América Latina tiende a estar en la base de la mayoria de.los discursos més interesantes sobre las culturas populares. Cultura popular deberfa significar entonces una especSfica ,con- cepcién de. mundo, provista de sus propios productores especia- lizados, con-unos portadores sociales preeminentes (las cla- ses populares), cultura con capacidad integrativa que se,de- fine conflictivamente respecto de otras culturas,y que posee su propia organizacién (cultural). Resulta claro, sin embargo, que. la nocién(bourdiano-gramsciana) en uso de'cultura popular no refine estos: componentes; esencia~ les que, por el éontrario, se supone.son decisivos.para la. no- cién de cultura que se emplea y que definen 1a figura de la hegemonia, respecto de la cual relacionalmente y por contraste u oposicién existiria aquella otra de cultura popular. Para partir por el principio: quien usa(bourdiano-gramsciana- mente) la nocién de cultura popular por lo general no implica que en’ esa nocién vaya envuelto el principio de la existencia de una concepeién de mundo, en-el sentido que el propio Gramsci usaba este término. Se sostiene en cambio, como vimos que hacia Garcia Canclini, que hay una participacién desigual (y por tanto subalterna en el caso-de los grupos. populares) en el capital cultural de la sociedad; esto es, en la concepeién de mundo de la clase dominante vuelta hegeménica y convertida en saber y habitos (culturales) acumulados y transmisibles, ineluso acumulables y'examinables al momento de la certifi- A n- cacién (conversién en capital escolar). Desde este punto de vista, en, consecuencia, lo popular de la cultura (popular) consistiria nada m&s queen una apropiacién desigual de los . cédigos culturales dominantes, pero no en la existencia de _ concepeiones de mundo diferentes, socialmente encarnadas y do- tadas, cada una, de su propia organizacién (de la cultura). - En breve, en esta visién no cabe el elemento lucha de hege- monias; hay, en el mejor de los casos, una definicién posicio— nal _relativa de las diversas culturas, donde una (la subalterna © popular) se halla relativamente subordinada a la otra (hege- ménica). Pero esto, gacaso no es puramente formal y obvio, dado que se parte de una definicién posicional relativa de los grupos sociales hegeménicos y subalternos? Ausente de la nocién de cultura popular aquella otra de una concepeién de mundo, la cultura popular necesariamente tenderé a ser descrita (y nada més) como representacién simbélica de grupos subalternos, dotada a lo mAs de una capacidad integra- tiva horizontal (pero ni siquiera eso muchas veces), puesta en conflicto con 1a cultura hegeménica (conflicto por lo dem4s desigual debido a la diversa composicién de ambas culturas) y provista de una débil (casi inexistente) organizacién propia. Sobre todo interesa destacar el aspecto no-organizativo de la cultura popular, que define asimismo el carécter. desigual del conflicto con la cultura hegeménica, provista ésta de todos los medios.para encauzar institucionalmente su transmisién y codificacién, ast como su transformacién en capital (cultural y escolar) valorizable en el mercado de los bienes simbélicos. El estatuto de la cultura popular es por tanto, desde el punto de vista de esta lectura gramsciana de Gramsci, el ser una no- -12- cultura, 0 sea, paradojalmente, 1a de no podeh’ étistir lla como un hecho sistem4tico de cultura, el que se’ caracteriza siempre por un contenido (concepcién de mundo) y una forma (organizacién de esa cultura). El propio Cramsci no habla por eso mismo de una cultura popular en-el--sentido en que este término es’ empleado hoy dia en América Latina (especialmente a partir dela combinacién de Bourdieu y Gramsci)’, mea Habla en cambio, como vimos, del proyecto de una cultura ‘na- cional popular (en el sentido de 1a creacién de una nueva clase dirigente, de un nuevo Estado, de una nueva Weltanschaung) y habla de otra cosa que llama folklore y sentido comin, pero que nada ‘tienen que ver con cultura popular en el sentido que hemos venido comentando. Fl folklore diré Gramsci debe ser estudiado ‘como una concep- cién del mundo y de la vida; esto es, debe ser interrogado en su eStatuto de una ‘cultura "en gran medida implicita de deter- minados’ estratos (...) de la sociedad en-contraposiéién (por lo general también implicita, mecdnica, objetiva) con las con- cepeiones de mundo oficiales..."2/. Por qué folklore y no cultura popular? Creemos estar ‘en lo correcto si sugerimos — que Gramsci usa un término y no el otro precfsamente porque es consciehte que cultura (popular) implicaria la existencia dé un orden’ intelectual y moral socialmente organizado como un capital transmisible (segtin diriamos ahora empleando el vocabulario de Bourdieu). 1/ Si a partir de Gramsci no puede hablanse de cultura popular, a partir =" de Bourdieu puede reintroducirse (falsamente) el tema hablando de “epropiacién desigual" de la cultura que reproduce relaciones cultura- les donde lo "popular" es una posicién (oposicién) frente a la cultura hegentinica. . : 2/ A, Gramsci, Literatura y vida nacional, op. cit., p. 239. st age £1 folklore, en cambio, refresenta una concepeién de mundo no sistemética ni elaborada) "ya qué el pueblo (es decir el con- junto de las clases subalternas e instrumentales...) por defi- nicién no puede tenex“éoncepciones elaboradas, sistemfticas y politicamente ofganizadds y centralizadas" En réalidad, el folklore no_es una cohcepeién de mundo, sind una concepeién m@ltiple, "no sdlo‘en’el sentido de lo diverso y yuxtapuesto, sino también en el sentido de estratificado de lo més grosero a lo menos grésero”} ‘si'acaso no cabe hablar directamente de “un aglomerad6 indigesto'de fragmentos de todas las concepcio- nes del mundo y de 1a vida que ge han sucedido en la historia,” de la mayor parte & las cuales s61o en el folklore se encuen- tran, sobrevivierites, documentos mutilados y contaminados"*/, El sentido comin'viene a ser, para Gramsci, folklore filo- séfico. 0 biel : folklore de‘la filosofia. Igual como el folklore, se presenta bajo formas innumerables;‘"su rasgo mas fundamental y m&s caracteristico es el de ser ‘una concepeién (incluso en cada cerebro) disgregada, incoherente, incongruente, conforme a 1a posi¢ién’ social'y cultural de las multitudes, cuya filosoffa es". Por el eontrario, cuando en la historia emerge un grupo social homopéneo "se elabora también, contra el sentido comin, una filosofia homogénea, es decir, coherente y sistemtica"2/, Luego, puede haber: Folklore (incluso folklore filoséfico=sen- tido comin) pero no hay, en el folklore, cultural popular. Ibid., p. 240. K. Gramsci, El _materialismo histévico..., op. eit., ps 126-27. a ou 2 - 14 - ofl ager swt /ia tésis m&s general que se desprende de esta lectura de Gramsci eres que_la cultiira hegenénica "penetra" entre los grupos subal- pace \ eens dando lugar al folklorés''el cual mezcla elementos - no- eo * \ dolas cacr "continuanente bajo €l dominio popular” donde.son \Ninsertadas en el mosaico de 1a tradicién"l/. — ciones, ideas, opiniones, etc/’- "separadas de su complejo. (en la cultura hegeménica) y m&s o menos desfiguradas" hacién- Asi, por ‘ejemplo, la penetracién dél perigamiento y las ciencias modernas alimentan continuamente algé ‘qué Gramsci no'trepida en llamar de "folklore moderno". Siempre, sin embargo, cuando sé trata de-"moral ‘del pueblo” © ‘de "religién del pueblo" o de lo qué’sea, nos encontramos ante el mismo fenémeno del folklore: una heteréclita asociacién de elementos estratifi- cados que rigen practicamente 1a ‘conducta’y.las creencias de un grupo subalterno, conjunto en qué’se'mézclah abigarradamente elementos provenientes de la religién 6°de la moral "oficiales" con tradiciones seculares, amoldados ambos tipos de elementos "por las condiciones de vida cultural del pueblo, si bien al- gunas concepciones del folklore se prolongan afin después de que las condicionés’ hayan"sidd (o parezcan) modificadas o hayan dado lugar a combinaciones caprichosas"2/. ¥ llegamos aqui a un punto de "politica cultural" que en el discurso gramsciano es decisivo: el del tratamiento que debe “aarse al folklore, especialmente desde el punto de vista de la accién formativa del.Estado. Pues el Estado, segfin dice el propio Gramsci, "no es agnéstico, sino que tiene una concepeién dela‘ vida que debe difundir, 1/ A. Gramsci, Literatura y vida nacional, op. cit., Pp. 240. 2/ Ibid. educando'a las masas nacionales". La escuela es en este sen- tido un hecho estatal dé primera importaneia.. Pues bien: la accién formativa del Estado (y de la escuela) no opera en un vacio, sobre la‘nada. "En realidad, tal actividad formativa esté en concurrencia y en contradiccién con otras concepeiones explicitas ¢ implicitas, y entre éstas una de las més impor- tantes y tenaces es el folklore que debe ser, por tanto, su- perado")/, Incluso, propone Gramsci que el estudio y 1a ensefianza del folklore (especialmente entre los maestros) debe ser tomado en serio, pues sélo de ese modo se podr& favorecer realmente "el nacimiento de una nueva cultura en las grandes masas". 0 sea y he aqui el punto clave de esta cuestién, "desaparecer4 la se~ paracién entre cultura moderna y cultura popular o folklore" Y¥ agrega Gramsci: una actividad de este género, realizada en profundidad, corresponderfa "en el plano intelectual a lo que ha sido 1a Reforma en los paises protestantes2/, * Es decir, la superacién del folklore implicaba refundar la cul-__ tura nacional sobre otras bases, socializando una_nueva_con- cepeién de mundo, él moderno humanismalaico (Gramsci pensaba que la filosoffa-de la praxis podfa ser esa concepeién), que llegaria entonces - a través de una organizacién propia de la cultura y, sobre todo, a través de la reforma de 1a escuela - a conformar una nueva voluntad y nuevas formas de comportamien- to individual y colectivo. Ldveultura popular o de masas que iba a nacer de alli era una nueva cultura nacional popular; una cultura moderna, popular en cuanto era nacional y en cuanto 1/ .Ibia ~ 16 - expresarfa una concepcién de mundo que habrfa superado el folklore de las clases subalternas (finica via para transfor- marse eventualmente ellas mismas en integrantes de un bloque hegeménico capaz de dinigir la sociedad, a través de un Auevo tipo de intelectuales, relacionados con los "simples" o gober- nados a través de un nuevo tipo, también, de cultura: de masas, ete.) Iv Tal vez debiera uno preguntarse a esta altura si alguna vez pudo existir algo que legitimamente pueda llamarse cultura popular, por diferencia con folklore (en sentido gramsciano). Quizés e1 més claro ejemplo que se encuentre-de una auténtica cultura popular sea, sintom&ticamente, el de la cultura oémica de la Edad Medial’. Esta cultura popular - formada a lo largo de varios siglos y que sobrevivia a través de las formas no-oficiales de la creacién popular y en la vida cotidiana extra-oficial - expre- saba una especffica concepcién del mundo. Bajtin habla de la "concepeién del mundo popular no-oficial", lig&ndola con la . risa, con el "aspecto festivo del mundo en todos sus niveles", con la oposicién entre lo serio y la burla, lo sagrado y lo profano. En efecto, la cultura popular cémica habria logrado “invertir el orden de lo alto y lo bajo, arrojar lo elevado 1/ Baso mi anflisis en M. Bajtin, La cultura popular en la edad media en el renacimiento. Barral Editores, Barcelona, 1974. (Hablo- = autentica cultura popular exclusivanente en un sentido teGrico: es Gecir, Gono una auténtica cultura, que incluye todos los componentes (gramscianos) de esa nacién). ‘yParitiguo y lo perfééto y terminado al infierno’de lo ‘inferior’ matérial y corporal, donde morfa y volvia a renacer La burlapoptilar*e6fstruye un mundo propio opuesto al mundo oficial, una iglesia"opuesta a°la oficial, un Estado opuesto al’oficial". Ella crea sus propios géneros, sus motivos, sus formas. ‘Vuelve el mundo ‘serio al revés, lo des-sacraliza, lo invierte. °Pero Atn’eSa'éultura popular, que posee una: concepcién de mundo propia, que tiene capacidades integrativas, sectores sociales que la soportan,’y sus productores a los que habria que encon- trar en la plaza piblica2/ durante las fiestas (bufones, es- tudiantes, maestros, miembros de las corporaciones y personas de condicién flotantes, marginados de la sociedad), no es en pigor cultura en el sentido (gramsciano) en que hemos apuntado a lo largo de este trabajo. En efecto, ella carece’ de continuidad y ocupa unos momentos so- lamente de la-vida popular: los momentos de la fiesta sobre todo, que hasta hoy siguen apareciendo como paradigmas de la cultura popular. Pero a esos momentos de victoria efimera segufan “los habituales dias de terror y opresién"; él mundo serio, de los * poderes civiles y de la iglesia recuperaba sus fueros, con to- dos ‘sus dogmas, su peso, su oscuridad. Si por un momento lo “temible se habfa vuelto ridiculo y los poderes habian sido re- diicidos a ‘su lado m&s grotesco, (y gracias a.esos resplandores la conciencia humana vislumbraba los horizontes de su libertad, segfin sostiene ‘Bajtin), al momento siguiente el mundo de las 1/ Bajtin, op. cit., p. 78. : 3) Véase el cap. II’del libro de M. Bajtin, pp. 131-76. formas, de lo serio, de la culpa, del trabajo, de la opresién y la avaricia recuperaba sus derechos e imponia su reing, La coneiencia de la libertad ganada en las fiestas era, diré Bajtin, limitada y utépica. Por eso, mismo la concepeién popular o no- oficial del-mundo no necesariamente era de un cardcter conscien- temente critico y deliberadamente opositor. "La libertad que ofrecfa 1a risa era sélo.un lujo,que uno podia permitirse los Con todo: 1a cultura popular de la Edad Media se parece mucho més a una auténtica cultura que lo que. frecuentemente pasa hoy dia-por cultura popular. iPero se,trataba efectivamente de una nueva concepeién de mundo capaz de socializarse ampliamente, de crear un nuevo tipo de lenguaje, de, voluntad colectiva, de velacién hegeménica en el seno.de una colectividad? A ratos pareciera que Bajtin lo insinfia. Pero en-el fondo €1 mismo, debe reconocer que la risa - incluso entendida en su acepcién no moderna, medieval - no constituye un principio capaz de dar base a una nueva concepeién de mundo que, entonces, pudiese desarrollarse superando: el folklore e integrando los elementos de la tradicién en una nueva sintesis cultural. La cultura cémica de la Edad Media estaba aislada, igual como lo est4 muchas veces la supuesta cultura popular de nuestros @fas. Estaba reducida a las fiestas, al carnaval, a lgs momen- : tos de recreacién, al -banquete.° "Los embriones de una nueva eéncepeién idel mundo empezaban (entonces) a aparecer, pero al estar encerrados en las manifestaciones .tipicas dela cul- “tura -émica, no podfan'crecer ni desarrollarse, disperses en ~ 19 - los:islotes utépicos de-la alegria que presidfa la fiesta po- pular, en:las recreaciones, en los dichos de sobremesa, yen el seno(cambiante dela lengua familian hableda")! Luego, para llegar a desarrollarse, 1a cultura popular cémica tenaria que haber superado a la cultura seria, oficial. Ten- dria que haber hecho aquello que Gramsci esperaba que una nueva cultura moderna hiciese respecto del folklore. Mas a la postre 1a superacién de 1a cultura oficial (feudal, catédlica, que como'dice Bajtin lleg6 a ser “universal y omni- presente" al punto que "comprendié y extravié a todo el uni- i) no vendria del lado-de la cultura cémica medieval sino comple- tamente de otro frente: de la cultura e ideologia del renaci- verso, incluyendo cada fragmento de la conciencia humana.. miento. ot La tesis de Bajtin'es que 1a ideologia del renacimiento pudo eventualmente:imponerse en tanto que se apoyé en la cultura po- pular cémica.’:Por’si misma esa ideologia nunca hubiese podido desmontar el poderoso aparato feudal y. gético, que con la ayuda de la Iglesia Catélica se habia universalizado durante los si- glos precedentes. "Sé1o 1a poderosa cultura cémica popular fornada a lo largo de miles de afios podta desempefiar ese roi"?/ 1/, Ibid., p, 91. 2/ Thid., p. 246. La tesis de Bajtin’ sostiene que fue mediante la cul- Fura Cémiea popular que se inicié la "carnavalizacién de 1a conciencia" que luego seria completada por 1a. ideologia del Renacimiento. El car~ naval habSa abierto Ja posibilidad de lanzar una nueva mirada sobre él mundo. Libraba la conciencia del dominio de la concepeién oficial. Habla permitido aprehender un nuevo principio material y del mundo a través de la fiesta. ‘Todo esto harfa posible, en su momento, “enfrentar al siglo g6tico y sentar los fundamentos de una nueva concepcién del ,:amundo"... Es pues a través de la carnavalizacién del mundo que el Rena- Cimiento introducirfa su liberacién de 1a seriedad g6tica a fin de “abrir via a una seriedad nueva, libre y licida". - 20 - Mas ella, por si sola, no podfa en cambio ofrecer una concep= cién de mundo alternativa que, a fin de cuentas, tenia que ba- sarse en un nuevo principio de seriedad (racionalidad) y_ no: meramente, en los aspectos festivos (utépicos) del mundo. En realidad, resulta dificil hablar de cultura popular a no ser que se haga bajo la forma del folklore y el sentido comin, para volver a Gramsci. Los sectores subalternos, sobre todo a partir del desarrollo del capitalismo y la expansién del mecanismos autorregulador del mercadol/, quedan sometidos a una nueva dinémica: son desarrai- gados del medio cultural tradicional, sobre cuyo territorio habia podido florecer todavia la cultura cérica popular de 1a época feudal, y sé convierten en clases y grupos © dentro de una naciente cultura nacional. Ingresan a‘la modernidad ‘por tanto a través del folklore y, crecientemente, bajo el control disci- plinador de la escuela. 3 La escuela medioval fue parte de la cultura seria, oficial: fue un dispositivo creado para satisfacer el reclutamiento para posiciones.eclesiasticas. Por sus claustros pasaba una minoria de jévenes que adquirfan los rudimentos. necésarios para, cumplir el oficio de 1g.miga. $610 m&s tarde, a partir del siglo XII, Jas escuelas catedralicias ya no dan abasto’y se autoriza por la iglesia el establecimiento de.escuelas parroquiales. 0 bien 1/__ Véase Polanyi, La gran transformacién.: Juan Pablos'Editor, “México, 1975. élla debfa‘autorizar @ meéstros privados para ejercer la ense- fianza. La resistencia a conceder esas autorizaciones llevaria al surgimiento de asociaciones de maestros y estudiantes que se alzarfan frente a la iglesias surgian asi algunas de las primeras l/ universidades+’;' y se extendfa, al mismo tiempo, una red de es~ cuelias de mayor o menor calidad. Pero la escuela medioval nunca abareé a un nfimero significati- vo de 1a poblacién. Recién con el Renacimiento se inicia la ex- tensién ‘de la ensefianza que llevarfa, ya entrado el siglo XIX europeo, a algo semejante a una educacién (primaria) universa: La idea de-wna educacién general que no sea adquirida con el aprendizaje del lenguaje, a través de la familia y en la comu- nidad es‘ una idea, por tanto, tipicamente moderna. Como lo es a nocién de 1a educacién elemental o bésica o primaria, que entrega al estudiante los rudimentos de un saber codificado, y la habilidad de leer, escribir y efectuar operaciones de cAlculo. Durante la Edad Media este conocimiento elemental y empirico no era ensefiando por la escuela: se adquirfa en el hogar y a través del aprendizaje de un oficio. La estructura y funeién de la escuela medioval era por tanto com- pletamente distinta a lo que hoy entendemos por una institucién escolar. “En efécto; como ha mostrado Aries, no existia gradacién curricular, las-materias se’ofrecian simulténeamente y sin suce- siones patadas sistem&ticamente, y:el método de ensefianza con- sistfa en la repeticién oral. Lo. cual lleva a que no existia tampoco una correspondencia entre edad y estudios; todas las e-~ dades se mezelaban y no existia todavia, social e ideolégicamente, 1/ Véase Ph. Aries, Centuries of Childhood, Penguin Books, Harmondsworth, 1973, cap. 6. alguien que pudiese ser 1lamado nifio ni 1a categorfa social de la nifiez. El gran cambio, que comienza hacia el siglo XV, es 1a trans- formacién progresiva de la escuela en una institucién que dis- ciplina a una parte creciente dela poblacién, sometiéndola.a una socializacién intensiva y sistemética en una cultura que se ha ido organizando y codificando al efecto. La educacién abandona la familia, que es donde estuvo radicada durante gran parte de la época de la cultura medioval popular, y que le permitié a ésta sostenerse y reproducirse. En efecto, en-esa época fue posible el entremezclarse de nifios y adultos, categorias ambas que socialmente no eran reconocidas como diferen- tes. El nifio trabajaba, vestfa comoun adulto pequefio (ver los cuadros'de la “>s0a), se-entretenfa con los mayores. "En breve, dondequiera que los hombres trabajaban o se regocijaban, incluso en.las tabernas de mala-reputacién,:los, nifios se hallaban entre- mezclados con los adultos. De este modo aprendian el arte de vivir a través de sus contactos cotidianos. Los grupos socia- les correspondian a divisiones verticales y comprendian,cada uno, diversos grupos de eda’. Después del siglo XV; en cambio, 1a educacién de los hijos pasa a ser comandada (y progresivamente monopolizada) por la escuela: La institucién e-colap no estara ya destinada exclusivamente a los clérigos. | Se-ind transformando.en el: instrumento normal de socializacién de la cultura y de iniciacién,en 1a vida. "Esta evolucién, segin exnlica Aries, corresponde al deseo de severidad moral de los p:dagogos; a su preocupacién por aislar a los j6- v venes del corrupto mundo de los adultos; a su determinacién de entrenarlos para resistir las tentaciones adultas. Pero corres- ponde, también, al deseo de los padres de vigilar més de cerca a sus hijos, de estar mis cerca déiellos, de no abandonarlos = aunque fuese temporalmente - al cuidado de otras familias. La sustitucién del aprendizaje por la ensefianza escolar refleja asimismo un movimiento de reacomodacién de las relaciones entre padres e hijos; entre el concepto de familia y el concepto de nifez... La familia se centré sobre el nifio"2/. . Bien, hagamos esta parte breve. La escuela extiende en medio de la sociedad un gesto que hoy nos es enteramente familiar: aisla a un grupo de edad para formarlo en un mundo aparte centrado sobre una organizacién de los conocimientos, a través de un método pedagégico cualquiera, influyendo a la vez en la formacién moral y afectiva del nifio y en la construccién de su identidad a través de variados medios y ritos escolares. La escuela, diremos en el lenguaje de Foucault2/, contribuye a dis: ciplinar a la poblacién. 0, como se decfa a inicios de la re- volucién industrial y en los tiempos que siguieron, la escuela debe hacerse cargo de moralizar y disciplinar a las masas Pero la cuestién no es meramente una de la expansién de cier- tas regulaciones a través de las cuales se realizaba ahora el proceso de educacién. La propio nocién de educacién - que en parte estuvo eusente de la Edad Media - surge con la escuela y llegaré a definir la paideia moderna y, en alguna medida, a la propia modernidad. El gran evento, segfin le llama Aries, fue el resurgimiento por el interés en la educacién. El nacié 1/ ‘Ibid., p. 357.°" tut 1 2), Wease M. Foucault, Vigilay y castigar. Editorial Siglo XXI, México, 1976. de tina transformacién de la religién, cuyos aspectos' morales ~y moralizadores) se volvieron predominantes, al tiempo que desplazaban a los aspectos puramente sagrados y escatoldégicos. Se produciria asf una "moralizacién positiva de 1a sociedad" uno de cuyos instrumentos mis poderosos seria la escuela dis- ciplinaria. La penetracién masiva de la escuela, en cambio, que llegarfa mucho més tarde con el desarrollo moderno del capitalismo a partir de los siglos XVIII y XIX, influirfa en una radical trans- formacién de las bases sobre las cuales: se asienta la cultura y su transmisién y organizacién. En esta fase posterior, la escuela desempefiard un rol funda- mental en expandir una concienciai nacional difundiendo 1a lengua dominante en el Estado, la literatura del pais. y socializando un sentido de la historia y de la identidad nacionales Pero, al mismo tiempo, la escuela se hard progresivamente cargo de difundir. la cultura moderna organizada de acuerdo a una peculiar elaboracién y dlasificacién de los conocimientos en cuya organizacién influyen la concepeién burguesa del mundo, (que es la m&s avanzada de.su poca),- las tradiciones humanis- tas del Renacimiento y la visién técriico-polftica y cultural del cuerpo de los maestros que lentamente ha ido estableciendo un monopolio de especialistas en torno a la transmisién del cono- cimiento educacional. Es en este sentido que hemos hablado de una opésicién ya no entre cultura seria y cémica, oficial y no-oficial o popular, ni en- tre el contraste entre alta cultura y cultura vulgar, sino entre cultura organizada por la escuela y folklore. Como dice Gramsci en otro pasaje bien conocido: "la escuela’ lucha cdn su ensefianza contra el folklore y contra los sedimientos de todas las tradiciones conceptuales del mundo para difundir una con- cepoién més‘ moderna cuyos elementos primarios y b&sicos los aporta el aprendizaje de las leyes de 1a naturaleza considera- da como algo objetivo y rebelde, a la que es preciso adaptarse para dominarla En breve, la escuela transmite una concepeién del mundo cuya base descansa en el modelo cientifico de concebir los procesos naturales, por atrasados que a veces sean los conocimientos in- eopporados en el curriculum de la escuela. Es evidente que la escuela no s610transmite el conceimiento clasificado por el oral y vi- curriculum; ella forma, ademis, a través del clima tual caracteristico'de cada establecimiento escolar; ella intro- duce en una disciplina corporal, mental y de comportamiento; ella selecciona para diversas carreras de vida y, mediante el sis- tema de’ ex4menes, certifica que el aprendizaje podré ser usado como capital escolar en él mercado. La cultura popular, alli donde pudo haber subsistido al menos como un universo relativamente rico de sSmbolos y précticas - es decir, como religién del pueblo, moral del pueblo, sentido comin, etc. - io puede, ‘er cambio, resistir al avance de la es- cuela. Ante la escuela esas expresiones de 1a cultura popular aparecen justamente comé 1o que son: folklore (en sentido grams- ciano): La escuela tratara de combatirlas por eso; de superarlas. 2/ A. Gramsci, La formacién’ de loc intelectuales. Editorial Grijalbo, México, 1967, p. 124 Allf donde’la penetracién de la escuela es més débil (o inexis- tente) - como ocurre entre los analfabetos, en zonas rurales o-apartadas, en’ espacios urbanos de. marginalidad extrema - esas exprésiones’ de cultura popular (folklore) seran mas: resisten- tes alicambio’ y/o a la extincién. ¢Pero cudnto tiempo pueden resistir? ~Cuanto m4s?. Las formas de cultura popular que resistan.1o hardén cada vez mas bajo la modalidad del folklore,donde el elemento recalcitrante pero a la vez mis débilmente generativo son las tradiciones y la herencia expresiva autéctona de los grupos subalternos, y el elemento dinémico, mutante, seran, aquellos, componentes re- lativamente dislocados de.la cultura moderna que penetran y caen bajo el dominio popular. De alli nacen lo que Gramsci 1la- maba, en otro contexto es verdad, ciertas "combinaciones ca- prichosas". En este sentido puede decirse que e} folklore est& bajo la doble presién de la escuela por un lado y,de los medios de comunica~ cién de masas y la industria cultural por el otro. En el caso de la escuela, estos vestigios de cultura popular ac- tian por lo general como resistencia para el tipo de aprendi- zaje que aquella impone; hay un choque entre folklore y cultura escolar. El fenémeno debiera ser estudiado seguramente con otras’ categorias que aquellas que se han empleado para él es- tudio de las resistencias que presenta la cultura de los hijos de clase obrera en su introduccién al mundo escolar propio de la cultura de clases medias. No hay por qué suponer, en efecto, que el folklore se manifiesta mediante una especie de cédigo vestringido frente a aquel otro m&s elaborado, propio de le cultura escolar y del estilo cultural de clases medias?’, tal como se ha observado en los paises de Europa. Ya vimos que el folklore,por el contrario, tiende a configurar estados de con- ciencia dispersos, fragmentados, donde coexisten elementos heterogéneos y diversos estratos culturales tomados de uni- versos muy distintos, Esto se traduce en resistencias para una normal integracién a la cultura escolar, cuya distancia respecto a la cultura propia (folklore) ha sido observada frecuentemente en el medio rural de América Latine’/ Por otro lado, desde esa misma cultura rural - donde se podria suponer subsisten de manera més vital aquellos elementos cons- titutivos de una cultura popular (folklore) - surge la demanda por la escuela, la educacién formal y la cultura oficial que en torno a ella se organiza. Al efecto se han esgrimido varios argumentos a manera de explicacién de este fenémeno 4) La educacin formal es. considerada como un bien en sf misma, incluso independientemente de su utilidad préctica in- mediata. 5 Gi) Ella es considerada una fuente de prestigio. En zonas cuya lengua autéctona no es el castellano este aspecto se re- fuerza, puesto que el bilingue es el que juega el papel (pres- tigioso) del mediador con el mundo externo (castellano). 1/. Véasé'B. Bernstein, Class; Codés and Control. Routledge and Kegan Paul, London, 1975, Vol. 3. — ~ 2/ Véase por ejemplo Proyecto Desarrollo y Educacién_en América Latina y el Caribe, "Sociedad Rural, Educacién y Escuela". UNESCO, CEPAL, PNUD, Infortes Finales/1, junio 1981. iii) La educacién aparece como una via de integeacién al mundo urbano y a la nacionalidad. Aprender 1a lengua de’ 1a escuela (del pais Ianto) ihcrementa ta’ sepuridad del campesino y sus horizontes de posibilidad. Los jadres’ exigen’ por ‘lo mismo que 1a escuela ensefie castellano. gel iv) Se considera a 1a ediitacién' formal’ coms ‘una ‘fente de conocimientos instrumentales: leer, escribiy,) ‘Pudiméritds ded G&lculo, castellanizacién’’, eid ’ bo cs es : re En neve 3 desde la cultura popular (folklore)la cultura oficial, “ge 1a naciémyde-te-geeyede dela senieda’ ee APece 7EGRO Un Bien "aprééiaae’y por ‘éso~es -Aemandadawbajo-aa forma dg , transnacional) con lo folkiérico (popular/nacional). Quien ha escrito sobre este segundo aspecto con la’ mayor origina- lidad no‘ha‘sido Paz sino Cablos Monsivais!/, otro mexicano: En.su obra. est4 registrado ese conflicto de una modernidad a ratos grotesea que penetra yes ‘penetrada por el folklores La seriedad latinoamericana, de origen eclesiastico y medioeval, ha desaparecido ahora, muchas veces; bajo.un estilo que no es popular sino burgués y mesocraticé.. En’ cambio, lo popular ya no es la cultura cémica, de la.parodia, de!lo no-oficial, sino que es el mundo del. folklore subsumido por el mercado dé los signos industrialmente producidos por la mo- derna (y frecuentemente “transnacionalizada) empresa’ cultural. El gran desaffo para la investigacién socialy cultural de estos afiod podrfa ser. por tanto um retorno~a los temas de la modernizacién y la ‘modernidad de los afios 50,'pero ahora desde un afigulo distinto y luego de haber pecado y perdido 1a “ino~ cencia. Ahora se tratarfa de saber cémo lia éntrado 1a modernidad en. nuestra cultura "y cémo ha \cambiado laipropia modernidad ‘en : contacto. con élla, con su sustrato popular, su componente ca- té1lico, sus elementos liberales, marxistas, ete. = Se tratarfa de:saber si tiene sentido entre nosotros hablar de una cultura popular (como:.suele hacerse) o de una cultura nacional, o de una cultura nacional popular, o de una cultura moderna. ~ 1/. Véase C.. Nonsivais, Diaside" guardar, ERAy 1970; y Amor per+ dido, ERA, 1977, Se tratarfa de indagar en los disefios de los actores - prin- cipalmente la empresa cultural operando en el mercado, el Es- tado, la Iglesia, los grupos de educacién popular - los es- pacios posibles para unas polfticas (culturales) que todavia estamos muy lejos de comprender, ni siquiera en cuanto 4 sus limites y a los mecanismos de su operacién. Sobre todo, se necesitarfa estudiar los innumerables y complejos circuitos del folklore y las maneras de aparecer de la con- ciencia folkl6rica, sabiendo que esos circuitos son probable- mente los mismos que constituyen la trama total de produceién, recepeién y transmisién de nuestras culturas. 0 sea, todos los sectores de la sociedad latinoamericana compartirfan el folklorismo solamente que con contenidos y alcances variados y en combinaciones diversas. En efecto: si lo subalterno es la base sobre la que florece esa cultura (folklore) entonces naciones subalternas en variados aspectos y campos de su exis- tencia no podrfan escapar a la suerte de una cultura nacional como folklore; por tanto, culturas nacionales no centralizadas ni suficientemente coherentes; sin una concepeién de mundo producida endégenamente; heterogéneas en sus componentes; ten- sionadas por elementos dispares y superpuestos como capas no siempre integradas, etc. En este contexto, entonces, qué significa la modernidad; 1a cultura moderna; una nueva cul- tura nacional? ¢¥ qué destino espera al folklore (popular) en la fase de construccién de una modernidad nacional (que escape asimismo al nacional-folklorismo? Es pregunt4ndonos este tipo de preguntas, me parece, que podemos reencontrar el sentido de una investigacién sobre lo popular, sobre las cul- turas nacionales y sobre el destino préximo de nuestra tardfa modernidad, Santiago de Chile, 8 de Junio de 1985, .

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