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VII
Gepetto vuelve a casa
y le da al mueco la comida
que el pobre hombre haba trado para s.
El pobre Pinocho, que an tena los ojos soolientos, todava no se
haba visto los pies, que los tena quemados. De modo que apenas oy la voz
de su padre salt de la silla para correr a quitar la traba; pero en cambio, despus de dos o tres tumbos, cay cuan largo era en el piso.
Y al caer hizo el mismo ruido que hubiera hecho un montn de cacerolas cayendo desde un quinto piso.
breme! gritaba mientras tanto Geppetto desde la calle.
Padre mo, no puedo responda el mueco llorando y revolcndose por el suelo.
Por qu no puedes?
Porque me han comido los pies.
Y quin te los ha comido?
El gato dijo Pinocho, viendo al gato que se diverta haciendo bailar
entre sus zarpas delanteras unos trozos de viruta.
breme te digo! repiti Geppetto. Si no, cuando entre en casa,
el gato te lo dar yo!
No puedo tenerme en pie, debes creerme. Oh, pobre de m! Pobre
de m! Tendr que andar toda la vida de rodillas!...
Geppetto, creyendo que todos esos lloriqueos eran otra travesura del
mueco, pens en acabar todo en ese momento, y trepndose a la pared entr
en la casa por la ventana.
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