Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
2009
© Sérgio Medeiros
© Jakembó Editores
ISBN: 978-99953-40-24-7.
Traducción al español:
Douglas Diegues y Cristino Bogado
2
T ÓT E M & S A C R I F I C I O
(Poesías o prosas)
Sérgio Medeiros
3
4
ÍNDICE GENERAL BILINGÜE
Español
1. LÓGICA, 7
2. EL BUEY CIEGO, 13
3. XIBALBA, 17
4. MÁS LARGO QUE EL RIO APA, 21
5. SACRIFICIO O LAS CENIZAS DE ALÍCIA, 25
6. TUNGA, 33
7. RETRATO TOTÉMICO DE CLAUDE LÉVI-STRAUSS, 37
8. UN CUENTO, 55
9. OTRO CUENTO, 59
Portugués
1. LÓGICA, 65
2. O BOI CEGO, 71
3. XIBALBA, 75
4. MAIS LONGO QUE O RIO APA, 79
5. SACRIFÍCIO OU AS CINZAS DE ALICE, 83
6. TUNGA, 91
7. RETRATO TOTÊMICO DE CLAUDE LÉVI-STRAUSS, 93
8. UM CONTO, 111
9. OUTRO CONTO, 115
5
6
1. LÓGICA
Lewis Carroll
7
8
1.1. PARES (EMBARAJADOS) DE PROPOSICIONES
ABSTRATAS Y CONCRETAS
Para Toninho
1.1.7. No m are x;
All y are m’.
9
1.2. NUEVOS PARES DE PROPOSICIONES
1.2.4. Un juego.
El jardinero transporta una hoja bajo el brazo como una
bandera arrollada.
10
1.3. SOLUCIONES INADMISIBLES
11
12
2. EL BUEY CIEGO
13
14
– la nube oscura – un buey
que se levanta
– y baja la cabeza –
su flanco – tiene brillos
15
16
3. XIBALBA
17
18
“Sala I”
“Sala II”
19
20
4. MÁS LARGO QUE EL RIO APA
21
22
Inmenso árbol
oscuro, poco aire,
al margen de un río –
aguas no visibles,
raíces largas
colgadas en el vacío
Si es de madera, estará
sucia y llena de polvo
Si es de barro, es-
tará rajada, allí y aquí
23
24
5. SACRIFICIO O LAS CENIZAS DE ALÍCIA
25
26
5.1. LOS CAMINOS DEL BOSQUE
27
5.1.15. Luego tras las ramas, espesa, niebla sin aire.
28
5.2. EL JARDINERO CHIFLADO
29
5.2.13. Con su masa fina la luz llena apenas la forma fría del
jardín.
30
5.3. LAS CENIZAS
31
32
6. TUNGA
33
34
La arena estaba húmeda, no había sol. Éramos tres.
35
36
7. RETRATO TOTÉMICO DE CLAUDE LÉVI-STRAUSS
37
38
Contiene, entre otros elementos:
Dibujos, palabras, películas,
Esculturas, animales momificados,
Plantas secas, mímica,
Objetos industrializados,
Música, luces, trampolin etc.,
Todo inextricablemente
Mezclado – como vísceras
De un padre monstruo.
luz suelta:
un pedazo nomás
clavado sobre el pasto,
en la brisa fría
que podría haberlo arrastra-
do (Scriabin)
la
tapa
negra,
arrugada,
es
retirada
con
cuidado
y
precisión
desde
arriba
40
de la
piscina
caliente,
como
un
ala
inmensa
de
pez-buey
amazónico
que,
solícito,
se
arrastrará
hacia
afuera
de la
academia
de
natación
(Scriabin)
visto desde arriba el suelo de cemento
es un cielo cerrado,
lleno de remolinos de viento,
pero sin cuervos o pedazos
de paraguas (Ives)
luego temprano el cuervo
ocupa um alumbrado público,
grande y fría, al desalojar
la gaviota que baja llevando
alguna luminosidad (Scriabin)
a la entrada del jardín,
niebla o un
resto de aire trabado,
atrapado, entre ramas,
pero no hay ramas
(Scriabin) una piedrita
se pela al viento, sin fin, como
cabeza de ajo (Ives) la hoja
que se arrolló sobre el piso está
41
a punto de caer, va y viene
más que las otras,
casi impasibles a la mañana
helada (Ives) los veladores prendidos
surgen como globos y
flotan por la casa tranquila que los
vientos circundan (Scriabin)
el cuervo se sienta sobre la madera
como una foca sobre una piedra, bajo
nubes bajas – pero se levanta entonces
el pecho caído, volando de pronto
veloz (Ives) cuando van y vienen
bajo la ventana, las hojas largas del
banano son dorsos de elefantes
reunidos en círculo sobre un picadero (Ives)
pequeñas ramas inclinadas,
desnudas, entre ellos un pájaro
salta hasta lo alto, de una rama
a la otra, la cola oscura tumbada (Ives/Scriabin)
sobre el techo una avispa mete la cara
en la lámpara caliente y gira como trompo,
pero no se tumba al suelo (Ives)
fino es el cuervo con su pico cerrado
bajo vasto bigote negro, inclinado como una curva,
las puntas para arriba, intacto al
viento (Ives/Scriabin) del caño blanco aban-
donado al sol escurre sombra
oscura por un lado, empapando
madera en tablas (Scriabin)
corriendo una tras la otra
hoja negra y la amarilla, como si el
viento dijera que una es la
sombra de la otra (Scriabin) las
sombras oscuras suben
del pasto, arrastrando hasta
arriba un plástico fino y claro,
que se evapora bién arrugado (Scriabin)
inclinados hacia adelante en el pasto,
de perfil, dos negros cañones de
luz, al final de este día, son
42
mansas aves que no dan ni un pío (Scriabin)
una tinta blanca en el pasto espeso,
a la noche, o pelambre erizada
de gato, trabado de pavor
(Scriabin) la densa neblina que regresa a la
madrugada es la pelambre de
un bicho que el viento
extiende y acaricia próximo a la casa
(Scriabin) un inmundo carrito de mano
en madera lleno de tierra y raíces
secas, hirsutas, decola como un cajón
abierto del jardin (Ives) al aire
(casi) parado el follaje
se mueve despacio, como lagartos
al sol, los ojos vidriosos
(Ives) en el aire que circunda hay hojas
duras, casi paradas, clavadas
en el suelo, entre mangueras de
plástico, ablandadas, inútiles (Ives)
pedazos de pétalos secos que parecen
pelear, saltar como ramas viejas,
lanzándose de la terraza y de pronto
calmas, como plumas
tumbadas, sucias, a un costado (Ives) el
blanco brilloso de alas (no se
ve el ave) se retorce al aire como bolsa
de plástico, atolondrada, después
cae como hoja de papel que el viento
había lanzado abajo (Scriabin) el
follaje deja ver las costaneras arqueadas
donde el viento penetra,
se frega y sopla intenso
(Ives) en el aire parado la sombra
del arbusto es una pelota redonda,
inflada y llena de agujeros,
estática sobre el pasto (Scriabin) guiña
el reflejo del sol en el cañon de luz
apagado cuando todo el jardín
se estremece de frío (Scriabin)
como piedras pequeñas, como añicos,
43
mariposas se mezclan de huellas
entre hojas (Ives) embarajadas,
ramas, pasto empapado,
madera lechosa, agua opaca, cielo
bajo, enteramente barrido,
pero no lustrado (Ives) tras
edificios lavados salen volando pájaros,
vapores siempre impuros (Ives)
el pájaro escurre por el cielo,
como gota en una botella helada
(Ives) la niebla espesa envuelve
los accidentes geográficos
y las orillas del agua,
el agua que se va sin fin
(Ives) el agua que avanza y
se arrastra en sí misma;
se accidenta
(Ives/Scriabin) pétalos
enmarañados, oscuros; estirados,
hojas claras
recicladas por el viento
(Scriabin) el pescador en sobretodo
se inclina extendiendo
los brazos juntos, como un pico
de ave – pellizca – estira hilos
largos (Ives) docenas de tazas
de cristal acostadas en la pileta de aluminio,
jeringas largas sin agujas, llenas
de vapor (Ives) puñados de pájaros,
piedritas negras lanzadas más allá
de las grandes piedras gris estáticas
(Scriabain) la cola dura es un
alambre, el hocico menos rosado
que una teja, la mofeta cruza
la construcción impregnada de
cemento (Scriabin) las ramas
que el hombre arranca del bajo
árbol vuelan a otros lados
más suaves que los cuervos que
de pronto sobrevuelan el muro
44
de piedra (Ives) entre tejas
muy juntas, tres árboles,
juntos, se debaten, como horro-
rizados, o intentando saltar
abrazados (Ives) el insecto
vuela caminando hasta la sombra
como trapecista y se para
sentado al sol (Scriabin)
pájaros
negros
pasan
en-
filerados
cerca
del
agua,
un
pedazo
de
amurada
que
se
hunde
(Scriabin)
la gata blanca no se levanta
del muro de piedra, como si a la som-
bra de la reja erizada de garras,
lanzada sobre ella,
la retuviera, allí, al lado de
afuera, (Scriabin) bajo el
tumulto del viento, que agita
las palmas y los tejidos, las
hojas apenas flotan
[en el agua de la pileta]
con ligeros temblores, entre
sombras que hierven (Ives/
Scriabin) una semilla zigzaguea
por la terraza, se entrega al
viento, como ojo claro,
erizado de largas pestañas
45
blancas, muy viejo,
insistente (Ives/Scriabin)
cortando el pasto, estilo
ballet ensordecedor, el
viejo parece demasiado joven,
la vasta melena negra
estaría ya escasa y canosa
(Ives/Scriabin) el jardinero
baja la escalera llevando
hasta abajo una larga
barandilla blanda y
podrida que se le quedó
en las manos, una rama seca (Ives)
bajo el plástico extendido
por el suelo el viento
asusta, cuerpo sin cuerpo que
estremece
(Ives) en la tele, en gran
escala, la mosca
aplaude y, frenética,
se frega las piernitas,
sin juntárlas
tranquila (Ives) la hormiga
transporta la avispa muerta
tan fácil como
globito cumpleañero
(Ives) el bosque de takuáras, ducha
prendida antes de la tormenta
(Ives/Scriabin) el con-
ductor uniformado le abraza a
las hojas grandes por la calle y las
arroja a un container,
como si se liberase de un
extravagante atuendo
carnavalesco (Ives) el
polvo creció como una pelota y
peló escamas, perdió
piel, relleno y se
hizo puro aire (Scriabin)
un pájaro se enroscó como
46
tornillo a la nube, pero otros
dos volaron veloces por los
bajos (Ives) y por los altos de la
construcción, hombres de
camisas coloradas,
idénticas, cruzan de
espaldas, lentos, como globos entre
el follaje (Scriabin) la
manilla brillosa vuela
en la puerta blanca como
ala y, no habiendo
viento, aterriza en la propia
sombra (Scriabin) solo viejas
tejas, como uñas arrancadas,
enteras, quebradas, con
pedazos de guantes negros,
húmedos (Scriabin) de
sombrero carnavalesco
brillando al sol, el
jardinero marcha llevando
estrellas secas, que había arrancado
de los tensos tallos del jardín
(Scriabin) un autobus para-
do bajo semáforo lanza su
amarillo que tembla
bajo la rueda de un vehículo
pequeño, que también
empieza a temblar (Ives/Scriabin)
el tucán de porcelana trucha,
gordote, mira hacia arriba,
el pico casi dentro
del velador, como si
apreciara la lámpara guarda-
da adentro, amarilla
(Scriabin) una mesita
entre sombras paradas,
de madera bajo la otra, sus
piernas se embarajan, una
misma araña, a punto de
moverse por el pasillo (Ives)
47
una canasta aún vacia
sobre la espalda del aprendiz de
jardinero que, por ahora,
circula apenas bajo las
ramas (Ives) hojas
de mandarinas maduras
que caen sobre el piso
de la cocina, bajo súbito rumor
de aire prendido (Ives) sin pro-
testas, el pájaro llevado es
por el aire, estirado
como un
bebe´í de los brazos (Ives)
cuando mueve las alas,
es un pájaro mal
montado, después, cuando
vuela, tiene las partes todas
en su lugar, a la tarde llena de
palmas activas bajo
su sombra (Ives) llena de aire
o firme como botellón,
la bolsa de plástico se
eleva desde el suelo y desliza en
círculos, obesa, ansiosa,
como uma criatura (Ives)
nomás una sobra de torta
oscura en una bandeja de
vidrio; el hormiguero
esparce por el cañon de luz,
redondo, sobre el suelo,
migas húmedas (Scriabin)
entre sombras paradas,
largas, una se mueve
suave, la palma se viene al suelo
(Scriabin) plantaciones
(.......................................
........................................
........................................
........................................
........................................
48
........................................
...)* (Ives) de intenso brillo
que rápidamente se multiplica
el barco no prueba
la agita-
ción; acoge apenas re-
flejos en el casco,
que se disloca moroso
(Scriabin) las hojas secas
diminutas se amontonan,
como el reverso oscuro y
arrugado de un órgano
que antes pulsaba, la car-
rera (Scriabin) (Ives) (Ives)
(Scriabin) (Ives) (Scriabin)
(Ives/Scriabin) (Ives/Scriabin)
(Ives/Ives) (Scriabin/Scriabin)
(Ives/Scriabin/Scriabin/Ives)
dos pulseras de cemento
esperan en la calle los brazos
que vendrán a arrastrarlas (Ives)
blanco y seco, la ducha se
curva sobre el arbusto verde,
que explota chorreante
(Scriabin) el insecto se
lanza a los extremos
del vidrio, como si buscara
el pasamanos que faci-
litara su ascenso al
techo (Ives) con orejas pá-
lidas y podrido hocico, un tronco
seco que huele a flores pyt s
del patio vecino (Scriabin)
tras
el
follaje
pasan
cuerpos
que
49
parecen
grandiosos;
se nota,
después,
en un
canto
desbastado,
que
son
mujeres
pequeñas,
friolentas,
caminando
frente a
la
mar
de
sobretodos
y
pantalones
largos
ajustados
(Ives)
el pájaro se pasea por la rama
seca, mezclando su cola
pequeña a otra, larga,
de cometa de papel (Ives)
girando como trompo, la hoja
baja con velocidad y
sentido de orientación, mientras
las mariposas se extravían
(Ives) como un pequeño delfín
blanco, la media-luna salta
entre nubes que se alejan
(Scriabin) las piernas largas se
multiplican, pero el insecto,
al caminar, se arrastra,
como atrapado en una red
de finos hilos (Ives) la hoja se dobla y cuenta
sus cuatro dedos, nomás sobra
50
uno, el más amarillo, al viento (Scriabin)
como burbujas, las luces se van explotando
tras los arbustos negros (Scriabin)
mientras llueve, las hojas duras saltan
eléctricas por las ramas, como pájaros
humedos (Ives) el señor que oyó la
alarma sonando repetidas veces, falseando intrusos,
percibe rápidas manchas cruzando el patio como
ropas o que se asoman a las piedras como
cabezas (Ives/Scriabin) la taza imprime sobre la madera
una luna mojada que ya se va apagando (Scriabin)
después de comer toda la escritura, el borrador
abandona sobre el papel gusanos
redondos (Ives) una caja de agua monumental
y vacía, en el suelo, como pulmón de animal
extinto; le ponen en la parte más alta de otro cuerpo,
duro y firme en las cuatro patas (Ives)
la caja de agua, un cuello gris
entre duras solapas de ladrillo,
en lo alto de la nueva torre; los cabellos se escurren,
porque llueve incesantemente (Scriabin) el agua se
estira en la luz, la luz en el agua, ambas se
pegan, papel y goma arábiga
(Scriabin) en el agua la luz se arrolla velozmente y
se reduce a un hilo suelto (Scriabin)
banco bajo (caja de instrumento musical);
cambia de ropa, acesorios dejados
allí por encima: el guante nunca alcanza
el sombrero (cuerpo dormido) (Ives)
un lagarto (ojo saltón: blanco bombón con
círculos chocolate) se estiende la lengua
rubra por arriba del murete: el extremo
doblado (Scriabin) el niño en la vitrina viste
una barriga fuera de la ropa; sus ojos, aún
abiertos, no fueron todavía implantados en su lugar
(Ives) una piedra pulida con gafas por arriba –
el teléfono (Ives) perfiles muy derechos engañan: toda la
cabeza se parece a una oreja inmensa, desde donde el cuerpo
se cuelga (Ives)
la flámula llena de polvo que, en el pasillo oscuro, se arrolla al
51
pecho de quien cruza, es de la luna, que la lleva (Scriabin)
volando con sus alas paradas el pájaro
quiere pedir calma a las aguas de la bahia (Ives)
con su ala torcida y el pico cerrado, la
hoja tensa descansa sobre el piso arrugado (Ives)
la persona, aturdida, hastiada con todo,
irritada, herida, se fuga como si realmente calle y
ciudad estuvieran siendo invadidas (Ives)
un hombre ante un plato de sopa
se levanta para ahuyentar a una gata en celo; después él se
sienta otra vez ante la sopa, que infinitamente se resfría;
entonces
el hombre se levanta para alejar a otra gata en celo
(Ives) vista a través de hierros forjados,
la luna, aunque en el cielo, parece en el agua, variaciones
de pez en el contorno, aparentemente definido
solamente (Scriabin) el pasto corto que va y viene
sobre el agua, es la luz, entre áreas limpias esparci-
das aquí y allí (Scriabin) como monstruo tragándose la
presa, isla erizada y oscura que se asienta entre
piedras blancas (Ives)
el
agua
por
sobre
la
pasarela
de
madera
chorrea
como
un
arbusto
crecido
y se
afirma
en el
aire,
pero
sus
52
hojas,
sus
ramas
se caen
inmediatamente
y son
sustituidas
febrilmente
por
otras
(como
takuáras
que
crecen
más
que
un
metro
por
día),
mediante
motor,
ruidoso
oculto
bajo
ramas
calmas
(Ives)
(*) Estas frases, a causa de la ilegible letra, no han podido ser rescatadas por el
autor, que siempre redacta sus textos a mano.
53
54
8. UN CUENTO
55
56
El viernes, antes de tomar el avión a Florianópolis, fui
con la familia al Jardín Botánico para ver la exposición de
Tunga. Bruno Napoleón se encantó con el lugar. No quería
salir más de allí. Se puso a llorar. Y solo se calmó cuando le
dejamos coger una ramita que estaba por el suelo para
llevarla como recuerdo. Al salir, un guardia le detiene a Bruno
Napoleón y dice que él no puede llevarse nada, ni una hoja
seca. Lagrimitas, protestas, crisis.
Pienso que el Jardín Botánico es como un poema.
Todo allí es importante. Y a la vez nada tiene importancia.
Pues, convengamos, un pedacito de vieja rama, caída en el
suelo, aun que elegante en sí misma, no haría mucha falta al
Jardín Botánico, ¿no?
57
58
9. OTRO CUENTO
59
60
Cuando nos adentramos en el Jardín Zoológico en Río
de Janeiro, amenazaba llover. Las aves (las primeras que
vimos, después de entrar) se parecían a gallinas en un
gallinero al oscurecer. Hojas gordas escurrían sobre jaulas
gigantescas. Pero las plumas de las aves estaban pegadas o
ajustadas al cuerpo.
Bruno Napoleón quería ver víboras, y habló de ellas
frente a los monos, los tigres, las cebras. La cebra. Una nomás
parece que había. Y cuando, al fin, llegamos cerca de los
animales dichos “exóticos”, lo oscuro del pasillo le asustó y
ya no quiso ver más víboras. Pude vislumbrarle a una, color
piola, que se desplegó como enorme manguera seca de
plástico o lona.
A la salída, Bruno Napoleó quedó chocho con el portón,
en cuya cimera estaban dos leones alados. Ahora, le cuenta a
todos que el león alado es el animal que más le gustó. Y lo
explica: “Es un ser mitológico.”
61
62
1. LÓGICA
Lewis Carroll
63
64
1.1. PARES (EMBARALHADOS) DE PROPOSIÇÕES
ABSTRATAS E CONCRETAS
Para o Toninho
1.1.7. No m are x;
All y are m’.
65
1.2. NOVOS PARES DE PROPOSIÇÕES
1.2.4. Um jogo.
O jardineiro leva a folha debaixo do braço como uma
bandeira enrolada.
66
1.3. SOLUÇÕES INADMISSÍVEIS
67
68
2. O BOI CEGO
69
70
– a nuvem escura – um boi
se erguendo
71
72
3. XIBALBA
73
74
“Sala I”
No centro da sala
um banco de ferro
bem aquecido:
no chão, ao redor,
bonecas e bonecos grandes
com o traseiro e
coxas danificados,
consumidos pelo calor
abrasivo.
“Sala II”
75
76
4. MAIS LONGO QUE O RIO APA
77
78
Grande árvore
escura, abafada,
na margem de um rio –
leito não visível,
raízes longas
pendem no vazio
Um casal fortemente
abraçado senta-se
na borda com sorriso
de deleite
79
80
5. SACRIFÍCIO OU AS CINZAS DE ALICE
81
82
5.1. OS CAMINHOS DO BOSQUE
83
5.1.15. Logo atrás dos ramos, nevoeiro sem ar.
84
5.2. O JARDINEIRO DOUDO
85
5.2.13. Com sua massa fina a luz apenas preenche a fôrma fria
do jardim.
86
5.3. AS CINZAS
87
88
6. TUNGA
89
90
A areia estava úmida, não havia sol. Éramos três.
91
92
7. RETRATO TOTÊMICO DE CLAUDE LÉVI-STRAUSS
93
94
Contém, entre outros elementos:
Desenhos, palavras, filmes,
Esculturas, animais empalhados,
Plantas secas, mímica,
Objetos industrializados,
Música, luzes, trampolim etc.,
Tudo inextricavelmente
Misturado – são como as vísceras
De um pai monstro.
luz solta:
um pedaço apenas
fica firme na grama,
na brisa fria
que poderia tê-lo arrasta-
do (Scriabin)
a
capa
negra,
enrugada,
é
retirada
com
cuidado
e
precisão
de
cima
96
da
piscina
quente,
como
a
nadadeira
enorme
de
um
peixe-boi
amazônico
que,
solícito,
se
arrastasse
para
fora
da
academia
de
natação
(Scriabin)
visto de cima o chão cimentado
é um céu fechado,
cheio de redemoinhos de vento,
mas sem urubus ou pedaços
de guarda-chuva (Ives)
logo cedo o urubu
ocupa a luminária pública,
grande e fria, ao desalojar
a gaivota que desce levando
alguma claridade (Scriabin)
na entrada do jardim,
uma névoa ou um
resto de ar paralisado,
preso a galhos,
mas não há galhos
(Scriabin) uma pedrinha
se descasca no vento, sem fim, como
cabeça de alho (Ives) a folha
97
que se enrolou no piso
está prestes a cair e se balança
mais que as outras ao redor,
quase impassíveis na manhã
gelada (Ives) os abajures acesos
surgem como balões e
pairam na casa quieta que a
ventania circunda (Scriabin)
o urubu senta-se na madeira
como uma foca numa pedra, sob
nuvens baixas – mas ergue então
o peito caído, voando de repente
veloz (Ives) quando se balançam
debaixo da janela, as folhas longas da
bananeira são dorsos de elefantes
reunidos em círculo num picadeiro (Ives)
pequenos galhos inclinados,
nus, entre eles um pássaro
salta para cima, de galho
em galho, o rabo escuro caído (Ives/Scriabin)
no teto a abelha toca a testa
na lâmpada quente e gira como um pião,
mas não despenca no chão (Ives)
é fino o urubu com seu bico fechado
sob vasto bigode negro, curvo,
as pontas para cima, intacto no
vento (Ives/Scriabin) do cano branco lar-
gado no sol escorre a sombra
escura para o lado, empapando
pranchas de madeira (Scriabin)
correm atrás uma da outra
a folha preta e a amarela, como se o
vento dissesse que uma é a
sombra da outra (Scriabin) as
sombras escuras sobem
do gramado, arrastando para
cima um plástico fino e claro,
que evapora bem amassado (Scriabin)
inclinados para a frente na
grama, dois holofotes negros
98
de perfil, no fim do dia, são
aves mansas que não dão pios (Scriabin)
uma tinta branca na grama espessa,
à noite, ou pelame eriçado
de gato, paralisado de horror
(Scriabin) a cerração que volta de
madrugada é o pelame de
um bicho que o vento
estende e acaricia na frente da casa
(Scriabin) um imundo carro de mão
de madeira com terra e raízes
secas e hirtas sai como um caixão
aberto do jardim (Ives) no ar
(quase) parado a folhagem
move-se devagar, como lagartos
ao sol, os olhos vidrados
(Ives) no ar que circula há folhas
duras, quase imóveis, pregadas
no chão, entre mangueiras de
plástico amolecidas, sem uso (Ives)
pedaços de pétalas secas parecem
brigar e pular como galos velhos,
se lançam do terraço e de repente
se aquietam, como penas
caídas, sujas, num canto (Ives) o
branco brilhante das asas (não se
vê a ave) se contorce no ar como saco
de plástico desengonçado, depois
cai como folha de papel que o vento
lançasse para baixo (Scriabin) a
folhagem mostra as costas abauladas
onde o vento se mete,
se esfrega e assopra fortemente
(Ives) no ar parado a sombra
do arbusto é uma bola redonda,
cheia embora perfurada,
imóvel na grama (Scriabin) pisca
o reflexo do sol no holofote
apagado quando todo o jardim
se enrijece de frio (Scriabin)
99
como pedras miúdas, como lascas,
borboletas se misturam de rastos
às folhas (Ives) ramos
embaralhados e grama encharcada,
madeira leitosa e água opaca, céu
baixo, inteiramente varrido,
mas não encerado (Ives) atrás
dos prédios lavados se levantam pássaros,
vapores sempre impuros (Ives)
o pássaro escorre no céu,
como gota numa garrafa gelada
(Ives) o nevoeiro envolve
os acidentes geográficos
e as beiras da água,
a água se vai sem fim
(Ives) a água avança e
se arrasta nela mesma;
acidenta-se
(Ives/Scriabin) pétalas
emboladas, escuras; esticadas,
folhas claras
recicladas pelo vento
(Scriabin) o pescador encasacado
inclina-se estendendo
os braços juntos, como um bico
de ave – belisca e puxa fios
compridos (Ives) dúzias de taças
de cristal deitadas na pia de alumínio,
seringas longas sem agulhas, cheias
de vapor (Ives) punhados de pássaros,
pedrinhas negras lançadas diante
de grandes pedras cinza imóveis
(Scriabain) o rabo duro é um
arame, o focinho menos rosado
que uma telha, o gambá cruza
a construção impregnado de
cimento (Scriabin) os galhos
que o homem arranca da árvore
baixa voam para os lados
mais leves que os urubus que
100
de repente se alçam por sobre o muro
de pedra (Ives) entre telhados
muito colados, três árvores
se debatem juntas, como horro-
rizadas, ou tentando saltar
abraçadas (Ives) o inseto
na sombra voa em pé
como um trapezista e pára
sentado ao sol (Scriabin)
pássaros
negros
passam
em
fila
rente
à
água,
um
pedaço
de
amurada
que
se
afunda
(Scriabin)
a gata branca não se levanta
do muro de pedra, como se a som-
bra da grade eriçada de garras,
lançada sobre ela,
a retivesse ali, do lado
de fora (Scriabin) sob o
tumulto do vento, que agita
as palmas e os tecidos, as
folhas apenas flutuam
[na água da piscina]
com tremores ligeiros, entre
sombras que fervilham (Ives/
Scriabin) uma semente zanza
no terraço, entregue ao
vento, como olho claro,
101
eriçado de cílios longos
e brancos, muito velho e
insistente (Ives/Scriabin)
cortando a grama, num tipo
de balé ensurdecedor, o
velho parece novo demais,
a vasta cabeleira negra
já estaria rala e branca
(Ives/Scriabin) o jardineiro
desce a escada trazendo
para baixo um longo
corrimão mole e
podre que lhe ficou
nas mãos, um ramo seco (Ives)
sob o plástico estendido
no chão o vento é
assustadoramente um corpanzil que
estremece
(Ives) na tv, em grande
escala, a mosca
bate palmas e, frenética,
esfrega as patas,
sem juntá-las
calma (Ives) a formiga
leva a abelha morta
tão fácil como
um balão de festa
(Ives) o bambuzal, ducha
ligada antes do temporal
(Ives/Scriabin) o moto-
rista uniformizado abraça
as folhas largas e as lança
na rua num container,
como se se livrasse de
extravagante fantasia
de carnaval (Ives) o
pó cresceu feito bola e se
descamou, perdeu
a pele, o recheio e
se tornou puro ar (Scriabin)
102
um pássaro se enroscou como
parafuso na nuvem, mas outros
dois partiram velozes por
baixo (Ives) no alto da
construção, homens de
camisas vermelhas,
idênticas, passam de
costas vagarosos, como balões entre
a folhagem (Scriabin) a
maçaneta brilhante voa
na porta branca como
uma asa e, não havendo
vento, pousa na própria
sombra (Scriabin) só telhas
velhas, como unhas arrancadas,
inteiras, quebradas, com
pedaços de luvas negras,
úmidas (Scriabin) de
chapéu carnavalesco
que brilha no sol, o
jardineiro marcha levando
estrelas secas, que arrancou
das hastes firmes do jardim
(Scriabin) um ônibus para-
do no sinal lança seu
reflexo amarelo trêmulo
sob a roda de um veículo
pequeno, que também fica
trêmulo (Ives/Scriabin)
o tucano de louça,
bojudo, olha para cima,
o bico quase dentro
do abajur, como se
apreciasse a lâmpada guarda-
da dentro, amarela
(Scriabin) uma mesinha
de madeira sob outra, suas
pernas se embaralham, uma
mesma aranha, prestes a se
mover no corredor (Ives)
103
um cesto ainda vazio
nas costas do aprendiz de
jardineiro que, por ora,
circula apenas sob os
ramos (Ives) folhas
de tangerinas maduras
caem no assoalho
da cozinha, sob o súbito rumor
do ar ligado (Ives) sem pro-
testo, o pássaro é levado
pelo ar, erguido
como um
bebê pelos braços (Ives)
quando move as asas,
é um pássaro montado
errado, depois, quando
plana, tem as peças todas
no lugar, na tarde cheia de
palmas ativas sob
sua sombra (Ives) cheio de ar
ou firme como garrafão,
o saco de plástico se
ergue do chão e corre em
círculos, rechonchudo e afoito,
como um menino (Ives)
apenas um resto de bolo
escuro numa bandeja de
vidro; o formigueiro
espalha no holofote
redondo, no chão,
farelos úmidos (Scriabin)
entre sombras paradas,
longas, uma se mexe
suave, a palma que vem ao chão
(Scriabin) plantações
(.......................................
........................................
........................................
........................................
........................................
104
........................................
...)* (Ives) do brilho intenso
que rápido se espalha
o barco não prova
a agita-
cão; acolhe apenas re-
flexos no seu casco,
que se desloca moroso
(Scriabin) as folhas secas
diminutas se amontoam,
como o avesso escuro e
enrugado de um órgão
que antes pulsava, a cor-
rer (Scriabin) (Ives) (Ives)
(Scriabin) (Ives) (Scriabin)
(Ives/Scriabin) (Ives/Scriabin)
(Ives/Ives) (Scriabin/Scriabin)
(Ives/Scriabin/Scriabin/Ives)
duas pulseiras de cimento
aguardam na rua os braços
que virão arrastá-las (Ives)
branco e seco, o chuveiro se
curva sobre o arbusto verde,
que explode como um jorro
(Scriabin) o inseto corre
para as extremidades
da vidraça, como se buscasse
o corrimão que fizesse
mais fácil a sua escalada até o
teto (Ives) com orelhas pá-
lidas e focinho podre, um tronco
seco cheira as flores roxas
do quintal vizinho (Scriabin)
atrás
da
folhagem
passam
corpos
que
parecem
105
grandiosos;
vê-se
a seguir,
num
recanto
desbastado,
que
são
mulheres
pequenas,
friorentas,
caminhando
diante
do
mar
de
casacos
e
calças
compridas
justas
(Ives)
o pássaro passeia no ramo
seco, misturando sua cauda
pequena com outra, longa,
de uma pandorga (Ives)
girando como pião, a folha
desce com velocidade e
senso de direção, enquanto
as borboletas se extraviam
(Ives) como um golfinho
branco, a meia-lua salta
entre nuvens que se afastam
(Scriabin) as pernas longas se
multiplicam, mas o inseto,
ao caminhar, arrasta-se,
como preso em rede de
fios finos (Ives) a folha dobra e conta
seus quatro dedos, sobra apenas um,
o mais amarelo, no vento (Scriabin)
106
como bolhas, as luzes vão estourando
atrás dos arbustos negros (Scriabin)
enquanto chove, as folhas duras pulam
elétricas nos galhos, como pássaros
molhados (Ives) o senhor que ouviu o
alarme soar repetidas vezes, falseando intrusos,
percebe rápidas manchas que passam no pátio como
roupas ou que assomam às pedras como
cabeças (Ives/Scriabin) a taça imprime na madeira
uma lua úmida que já se vai apagando (Scriabin)
depois de comer toda a escrita, a borracha
abandona no papel vermes
roliços (Ives) uma caixa d’água monumental
e vazia, no chão, como o pulmão de um animal
extinto; colocam-na no alto de outro corpo, duro e
firme nas quatro patas (Ives)
a caixa d’água, um pescoço cinza
entre duras lapelas de tijolo,
no alto da nova torre; os cabelos escorrem,
porque chove incessantemente (Scriabin) a água se
estira na luz e a luz na água, ambas se
grudam, papel e goma arábica
(Scriabin) na água a luz se enrola rápido e
se reduz a um fio solto (Scriabin)
banco baixo (caixa de instrumento musical);
peça de roupa, acessórios
deixados em cima: a luva nunca alcança
o chapéu (corpo adormecido) (Ives)
um lagarto (olho saltado: bombom branco com
círculos de chocolate) estende a língua
rubra por cima da cerca baixa: a extremidade
dobrada (Scriabin) o menino na vitrine veste
uma barriga para fora da roupa; seus olhos, embora
abertos, ainda não foram implantados no lugar
(Ives) uma pedra polida com óculos por cima –
o telefone (Ives) perfis muito retos enganam: toda a
cabeça parece imensa orelha, de onde o corpo pende (Ives)
a flâmula empoeirada que, no corredor escuro, se enrola no
peito de quem estiver passando é da lua, que a leva embora
(Scriabin)
107
voando com as asas imóveis o pássaro
quer pedir calma às águas da enseada (Ives)
com a asa torcida e o bico fechado, a
folha rija descansa na laje enrugada (Ives)
a pessoa, aturdida e enfastiada com tudo,
irritada e magoada, foge como se realmente a sua rua e
a cidade estivessem sendo invadidas (Ives)
um homem diante de um prato de sopa
levanta-se para afugentar uma gata no cio; depois ele se
senta de novo diante da sopa, que esfria infinitamente; então
o homem se levanta para espantar outra gata no cio
(Ives) vista através de uns ferros cruzados,
a lua, embora no céu, parece na água, com variações
de peixe no contorno, só aparentemente definido
(Scriabin) o capim curto que se balança
sobre a água é a luz, entre áreas limpas espalha-
das aqui e ali (Scriabin) como um monstro a abocanhar as
presas, a ilha eriçada e escura se assenta entre
pedras alvas (Ives)
a
água
em
cima
da
passarela
de
madeira
esguicha
como
um
arbusto
crescido
e se
firma
no
ar,
mas
suas
folhas,
seus
108
galhos
caem
imediatamente
e são
substituídos
febrilmente
por
outros
(como
bambus
que
crescem
mais
de
um
metro
por
dia),
graças
a
um
motor
barulhento,
oculto
sob
ramos
calmos
(Ives)
(*) Estas frases, em razão da letra ilegível, não puderam ser reconstituídas pelo
autor, que sempre redige seus textos à mão.
109
110
8. UM CONTO
111
112
Na sexta-feira, antes de tomar o avião para
Florianópolis, eu fui com a família ao Jardim Botânico para ver
a exposição do Tunga. O Bruno Napoleão adorou o lugar e não
queria sair mais de lá. Foi um choro só. Consolou-se quando
nós o deixamos pegar um galhinho que estava no chão para
levar de lembrança. Na saída, porém, o guarda barrou o Bruno
Napoleão e disse que ele não podia levar nada, nem uma
folha seca. Novo choro, protesto, crise.
Acho que o Jardim Botânico é como um poema – nele
tudo é importante e ao mesmo tempo não é. Pois,
convenhamos, um galho velho, caído no chão, ainda que
charmoso em si, não ia fazer falta ao Jardim Botânico, não?
113
114
9. OUTRO CONTO
115
116
Quando entramos no Jardim Zoológico do Rio,
ameaçava chuva. As aves (as primeiras que vimos, logo na
entrada) pareciam galinhas no poleiro depois que escurece.
Folhas graúdas desciam sobre as gaiolas gigantescas. Mas as
penas das aves estavam grudadas ou ajustadas ao corpo.
Bruno Napoleão queria ver as cobras, e falou nelas
diante dos macacos, dos tigres, das zebras. Ou zebra. Parece
que tinha uma só. Quando, enfim, chegamos perto dos
animais ditos “exóticos”, a escuridão do corredor o assustou e
ele não quis mais ver as cobras. Vislumbrei uma, cor de palha,
que se desdobrou como uma enorme mangueira seca de
plástico ou lona.
Na saída, o Bruno Napoleão se encantou com o portão,
onde havia no alto dois leões alados. Agora conta para todo
mundo que o leão alado é o animal de que mais gostou. E
explica: “É um ser mitológico.”
117
118
Se terminó de imprimir
el día del sacrificio
ante el tótem
de la poesía
el 10 de octubre de 2009
En los talleres de
QR ediciones
Tte.Fariña 322
Asunción-Paraguay
119