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“En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella”. (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 17).
“En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella”. (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 17).
“En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella”. (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 17).
atalaya a la casa de Israel, y oirs la palabra de mi boca, y los amonestars de mi parte. As que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. En la medida de sus oportunidades, todo aquel que recibi la luz de la verdad lleva la misma responsabilidad que el profeta de Israel, a quien fueron dirigidas estas palabras:. Aguardaremos que las profecas del fin se cumplan antes de hablar de ellas? De qu serviran entonces nuestras palabras? Esperaremos hasta que los juicios de Dios caigan sobre el pecador para decirle cmo evitarlos?. Dnde est nuestra fe en la Palabra de Dios? Debemos ver realizadas las cosas anunciadas para creer en lo que l nos ha dicho? En claros y distintos rayos, nos ha llegado la luz, ensendonos que el gran da est cercano, a las puertas. Leamos y comprendamos antes que sea demasiado tarde. Ezequiel 33:7, 2 Corintios 5:20; Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pg. 17
Velad, pues, porque no sabis a qu hora ha
de venir vuestro Seor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qu hora el ladrn habra de venir, velara, y no dejara minar su casa. Por tanto, tambin vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendr a la hora que no pensis. Quin es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su seor sobre su casa para que les d el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su seor venga, le halle haciendo as. Se ha perdido un tiempo valiossimo. Se han dejado pasar oportunidades doradas sin aprovecharlas debido a una falta de colirio espiritual esclarecedor y de una sabia direccin para hacer planes e idear mtodos y medios para frustrar al enemigo y anticiparse en la ocupacin del campo. Centinelas adormecidos. La luz se da nicamente a los que la hagan brillar sobre otros. Mateo 24:42-46; Manuscrito 107, 1898; El Evangelismo, pg. 110, Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pg. 217
Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi
santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el da de Jehov, porque est cercano Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. He aqu que Jehov el Seor vendr con poder, y su brazo seorear; he aqu que su recompensa viene con l, y su paga delante de su rostro. De la higuera aprended la parbola: Cuando ya su rama est tierna, y brotan las hojas, sabis que el verano est cerca. As tambin vosotros, cuando veis todas estas cosas, conoced que est cerca, a las puertas. Haced resonar la alarma en todo el pas. Decid a la gente que el da del Seor est cerca y que se aproxima con mucha prisa. Nadie quede sin amonestar. Somos deudores y por tanto debemos compartirla Si ocupamos con decisin nuestra posicin como obreros de Dios y si decimos: El Seor nos ha dado un mensaje y no podemos ser centinelas fieles a menos que permanezcamos en nuestros puestos del deber; llevaremos a cabo la obra a toda costa. Joel 2:1, 15, Isaas 40:10, Mateo 24:32, 33; Historical Sketches, pgs. 127, 128 [1886]; El Evangelismo, pgs. 163, 475
Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz
como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelin, y a la casa de Jacob su pecado. Levntese la iglesia y arrepintase de sus apostasas delante de Dios. Despirtense los atalayas y den un sonido cierto a la trompeta. Tenemos una amonestacin que proclamar. Es privilegio de estos centinelas de las murallas de Sion vivir tan cerca de Dios, y ser tan susceptibles a las impresiones de su Espritu, que l pueda obrar por su medio para apercibir a los pecadores del peligro y sealarles el lugar de refugio. Elegidos por Dios, sellados por la sangre de la consagracin, han de salvar a hombres y mujeres de la destruccin inminente. Con fidelidad han de advertir a sus semejantes del seguro resultado de la transgresin, y salvaguardar fielmente los intereses de la iglesia. En ningn momento deben descuidar su vigilancia. La suya es una obra que requiere el ejercicio de todas las facultades del ser. Sus voces han de elevarse en tonos de trompeta, sin dejar or nunca una nota vacilante e incierta. Han de trabajar, no por salario, porque se dan cuenta de que pesa un ay sobre ellos. Isaas 58:1; Mensajes Selectos, tomo 1, pg. 146, Obreros Evanglicos, pg. 15
A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por
atalaya a la casa de Israel, y oirs la palabra de mi boca, y los amonestars de mi parte. Cuando yo dijere al impo: Impo, de cierto morirs; si t no hablares para que se guarde el impo de su camino, el impo morir por su pecado, pero su sangre yo la demandar de tu mano. Y si t avisares al impo de su camino para que se aparte de l, y l no se apartare de su camino, l morir por su pecado, pero t libraste tu vida. Estas palabras del profeta declaran la solemne responsabilidad que recae sobre aquellos que fueron nombrados guardianes de la iglesia, dispensadores de los misterios de Dios. Han de ser como atalayas en las murallas de Sion, para hacer resonar la nota de alarma si se acerca el enemigo. Si por alguna razn sus sentidos espirituales se embotan al punto que no pueden discernir el peligro, y el pueblo perece porque ellos no dan la advertencia, Dios requerir de sus manos la sangre de los que se pierdan. Los atalayas necesitan vivir muy cerca de Dios, or su palabra y ser impresionados por su Espritu, para que la gente no confe en vano en ellos. Ezequiel 33:7-9; Obreros Evanglicos, pg. 15, Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pg. 396
Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de
su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ngel le sigui, diciendo: Ha cado, ha cado Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicacin. Y el tercer ngel los sigui, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, l tambin beber del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cliz de su ira; Ha cado, ha cado la gran Babilonia, y se ha hecho habitacin de demonios y guarida de todo espritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicacin; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y o otra voz del cielo, que deca: Salid de ella, pueblo mo, para que no seis partcipes de sus pecados, ni recibis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Apocalipsis 14:6-10; 18:2 (ltima parte), 3, 4; Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pg. 670
Sbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion;
levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusaln; levntala, no temas; di a las ciudades de Jud: Ved aqu al Dios vuestro. Grande es el da de Jehov, y muy terrible; quin podr soportarlo? Por eso pues, ahora, dice Jehov, convertos a m con todo vuestro corazn, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazn, y no vuestros vestidos, y convertos a Jehov vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. Es necesario despertar al pueblo acerca de los peligros del tiempo actual. Los centinelas estn durmiendo. Sufrimos aos de atraso. Sientan los principales centinelas prestar atencin a sus propios casos, no sea que pierdan las oportunidades que tienen de ver los peligros. Si el propsito de Dios de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habra venido ya a la tierra, y los santos habran recibido su bienvenida en la ciudad de Dios. Isaas 40:9, Joel 2:11-13; Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pg. 669, Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pg. 24, Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pg. 448