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LA EPIDEMIA
BLANCA
Durante décadas se escondió en el
silencio clínico, pero ahora la cocaína
pasa factura en España: crecen las
urgencias hospitalarias y la demanda
de tratamientos por adicción
Nadie sabe cuántos adictos hay realmente ni en qué situación
se encuentran. Los hay que se meten unas rayas el fin de sema-
na, y también los que no pueden trabajar sin esnifarla. La cocaí-
ha llegado y ha coincidido con el
descenso del consumo de heroína.
Se ve claramente en los hospita-
les, el primer lugar al que acuden
personas con serios problemas de
na, cuyo consumo se ha incrementado en los últimos años, sal-
adicción. En 2002 ya ha habido
más ingresos por cocaína que por
el resto de drogas”, comenta Mar-
tando cualquier barrera social, económica, cultural o de edad,
ta Torrens, jefe de sección de Sa-
lud Mental y Toxicomanías del
Hospital del Mar de Barcelona.
empieza a asustar a psiquiatras, psicólogos y responsables anti- Esa opinión coincide con los in-
dicadores de urgencias hospitala-
droga. Durante décadas ha estado callada, como si el problema rias recogidos por el Plan Nacional
sobre Drogas en 2002: en un 45,3
por ciento de las urgencias por
estuviera controlado. El aumento de trastornos psiquiátricos y reacción aguda a sustancias psico-
activas se mencionaba como droga
las urgencias hospitalarias están demostrando que no. principal el deseado polvo blanco,
superando así a las urgencias por
otras sustancias, como la heroína y

E
Alberto Gayo pidemia: enfer- hacer percepciones y a confirmar
agayo.interviu@grupozeta.es
medad que se lo que algunos expertos en psico-
propaga duran- logía, psiquiatría y farmacología
te algún tiem- intuyeron a finales de los 80: el
po por un terri- consumo de cocaína se va a exten-
torio acome- der sin saber de clases sociales, de
tiendo simul- grupos de riesgo ni de nivel cultu-
táneamente a ral, dando lugar a problemas psi-
gran número quiátricos de difícil solución. En
de personas. Si a uno de esos los 15 años que han transcurrido
chavales que está a punto de en- desde que se dieron las primeras
trar con un colega en el cuarto de voces de alarma, el silencio se ha
baño de cualquier discoteca para ido transformando en un ruido que
FERNANDO CARDENAS
el alcohol. Además, la demanda de
tratamientos para superar la adic-
ción a la coca se ha multiplicado
casi por cuatro desde 1996. “Aquel
silencio se ha acabado y la cocaí-
na empieza a dar la cara. Ya lo sa-
bemos, ahora el principal objetivo
es retrasar la edad de contacto con
las drogas”, reconoce Gonzalo
Robles, delegado del Gobierno pa-
ra el Plan Nacional.
Y es que si un chaval, en vez
de tener su primer contacto con

ponerse unas rayas de coca le ahora golpea a responsables polí- la cocaína poco después de cum-
preguntásemos si él se siente un ticos antidroga, instituciones de la plir los 15 años, como indican
enfermo, la respuesta sería siem- prevención y jefes de áreas psi- las encuestas escolares, logra lle-
pre la misma: no. quiátricas de hospitales. gar a la madurez con informa-

▲
Pero la realidad empieza a des- Julio de 2003. “La epidemia ya ción suficiente sobre sus riesgos,

8 interviú 11 de agosto de 2003 www.zetainterviu.com interviú 9

008-013_COCAINA 08/08/2003 12:06
interviú ANALIZA LA PUREZA DE LA COCAÍNA EN SEIS CIUDADES ESPAÑOLAS
LAS BARRANQUILLAS Y
CAN TUNIS, A LA CABEZA
I
nterviú ha recorri-
do varios puntos de
venta de cocaína en
seis ciudades para recoger
muestras y analizar su
composición. El primer
destino fue el poblado pon-
tevedrés del Bao, una pe-
queña colina cerca de Pon-
tevedra salpicada de cha-
bolas donde familias gita-
nas llevan vendiendo droga
varias décadas. Los análi-
sis, realizados por el Insti-
tuto Nacional de Toxicolo-
gía en colaboración con la
Agencia Antidroga de Ma-
drid, dieron como resulta-
do que el índice de pureza
es del 72,4 por ciento, por-
centaje de cocaína base
que contenía la papelina
de 217 miligramos recogi-
da en el Bao.
La mayor pureza se ha
encontrado en Vitoria, con
un 80,9 por ciento de co-
caína base, y en los dos
poblados más conocidos
de Madrid y Barcelona: Las
Barranquillas y Can Tunis.
En el narcohíper de la capi-
tal, los precios se mantie-
nen –60 euros el gramo– y
su pureza llega casi al 80
por ciento (79,3 por cien-
to). En la Ciudad Condal, el
10 interviú 11 de agosto de 2003
Página 10
porcentaje es del 79,4.
Cuando acudimos a las
muestras de una de las bo-
cacalles de la Gran Vía de
Madrid, donde la droga se
vende envuelta en plástico
como una pequeña bola, la
pureza baja hasta el 40,6
por ciento, lo que significa
que la coca se ha cortado
con alguna sustancia. Se
ha detectado lactosa, un
azúcar que se usa como
adulterante inocuo y que
sólo sirve para aumentar el
volumen. En Barcelona
ocurre lo mismo. Mientras
en el poblado su pureza
rondaba el 80 por ciento,
en el centro de la ciudad
apenas superaba el 42 por
ciento de cocaína base. En
este caso, se encontró un
24,6 por ciento de fenace-
tina, un analgésico, y un
23,2 por ciento de cafeína,
sustancia estimulante que
ayuda a simular los efec-
tos euforizantes de la co-
ca. Otro dato sorprendente
es la gran pureza –un 77,4
por ciento– de la cocaína
recogida en Villalba, en la
sierra de Madrid. Los análi-
sis también constatan que
en el barrio del Carmen de
Valencia la cantidad de co-
caína base encontrada en
160 miligramos de polvo
es de 49,6 por ciento, ha-
llándose un 18 por ciento
de paracetamol, un 1,4 por
ciento de cafeína y una
cantidad indeterminada de
manitol, un diluyente muy
común en el cor te de la
cocaína. Porcentaje simi-
lar, y utilizando también
como diluyente el manitol,
es el de la cocaína de Má-
laga, con un 54,1 por
ciento de pureza. También
se entregó a la Agencia
Antidroga una muestra de
cocaína base de la que
suelen consumir toxicó-
manos crónicos engan-
chados a la heroína. Su
pureza sobrepasaba el 85
por ciento.
Las Barranquillas Coca base
LA EPIDEMIA
BLANCA
▲
Bolsa blanca Papelina es posible que no acabe converti-
Peso: 95 miligramos Peso: 48 miligramos do en un farlopero.
Pureza: 79,3 por ciento Pureza: 85,9 por ciento Tomando con lógica precaución
los datos de que dispone el Go-
Villalba bierno, en nuestro país hay cerca
Gran Vía
de 200.000 personas con consu-
mos problemáticos de cocaína y
más de 500.000 que realizan con-
sumos experimentales y que no
tienen por qué llegar a mayores.
Bola Elisardo Becoña, catedrático de
Peso: 245 miligramos Papelina Psicología en la Universidad de
Pureza: 40,6 por ciento Peso: 69 miligramos Santiago de Compostela, acaba
Diluyente: lactosa Madrid Pureza: 77,4 por ciento terminar un estudio sobre los fac-
tores de riesgo y protección para
Málaga el consumo de cocaína, en el que
ha utilizado las respuestas de
1.659 jóvenes entre 14 y 25 años.
interviú tuvo acceso a las conclu-
siones, en las que se destaca que el
6,1 por ciento de la muestra ha to-
Can Tunis mado cocaína alguna vez en su vi-
da, y un 1,7 se ha metido unas ra-
Bolsa morada yas en los últimos seis meses. Ex-
Peso: 85 miligramos trapolando estos datos al conjunto
Pureza: 79,4 por ciento de la población española de esa
franja de edad, los datos comien-
zan a ser preocupantes: más de
400.000 chavales la han probado,
y casi 120.000 de ellos lo han he-
cho en el último semestre.
Del mismo estudio se deduce
Centro que los hombres toman más que
Bolsa blanca las mujeres, que diez de cada 100
Tubo de plástico Peso: 138 miligramos jóvenes de entre 22 y 25 han pro-
Peso: 44 miligramos Pureza: 54,1 por ciento bado la cocaína, que los que con-
Pureza: 42,1 por ciento Diluyente: manitol sumen esta droga mayoritaria-
Adulterantes: fenacitina (24,6), mente también le pegan al tabaco,
Barcelona cafeína (23,2) Pontevedra al alcohol y al cannabis; que los
habituales de la coca han visto el
Papelina doble de familiares ebrios que los
Peso: 160 miligramos que no consumen; que el consumo
▲
Pureza: 49,6 por ciento acarrea más problemas cuando se
Adulterantes: paracetamol (18,3),
cafeína (1,4)
Diluyente: manitol
Hay 200.000
Barrio del Carmen
consumidores
Valencia
problemáticos y
6 de cada 100
Vitoria Bao
jóvenes entre
Papelina
Peso: 195 miligramos
Bolsa blanca
Peso: 217 miligramos
14 y 25 años la
Pureza: 80,9 por ciento Pureza: 72,4 por ciento han probado
www.zetainterviu.com interviú 11
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VANGUARDIA CIENTÍFICA CONTRA LA ADICCIÓN
JOSÉ R. NARANJO
T odavía es ciencia ficción”, admite
el biólogo molecular José R. Na-
ranjo sobre la idea de aplicar en hu-
manos sus ensayos en ratones
transgénicos. Parte de la idea de
que la adaptación del cerebro a la
administración frecuente de cocaína
es lo que lleva al proceso de adic-
ción. “El cerebro es el lugar donde
más número de genes se expresan.
Éstos dependen para su regulación
de la necesidad y de la estimulación
externa. De los genes que se modifi-
can por cocaína hay varios que son
regulados por un gen que llamamos
‘Dream’”, explica Naranjo. Con un
Dream mutado de origen humano
preparan un ratón transgénico –al or-
ganismo del roedor le introducen un
gen que no tenía– y ven cómo influye
JOSÉ PÉREZ DE LOS COBOS
U na de las investigaciones más
llamativas tiene que ver con
los conos azules, células que hay
en la retina y que son responsa-
bles de captar este color. “Se ha
visto que en personas con falta de
dopamina (uno de los neurotrans-
misores afectados por el consumo
de cocaína y que está ligado a la
motivación natural con el placer) la
onda b de los conos azules está
aplanada”. La intención de Pérez
Cobos es lograr datos objetivos so-
bre el impacto de la droga en el
funcionamiento cerebral: “Si sabe-
mos cómo ha sido alterada la fun-
ción dopaminérgica, será más fácil
evaluar el grado de adicción y me-
12 interviú 11 de agosto de 2003
MARTA TORRENS
Centro Nacional
de Biotecnología
(Madrid)
La esperanza
del gen
‘Dream’
en otros genes, como la dinorfina,
que es importante en los procesos
de adicción. Los investigadores han
logrado que el animal tenga un pro-
ceso normal de sensibilización a la
cocaína, y que una vez pasada la ad-
ministración de cocaína, el ratón se
olvide de que ha tomado droga, se
bloquea el proceso de adicción. “Ac-
túa como si fuera la primera vez. Es
como si se olvidase de que ha toma-
do coca”. El objetivo final, un fárma-
co que modifique la acción del gen
para llegar a una situación similar a
la del ratón. “En personas se compli-
ca porque no hay humanos transgé-
nicos, y si lográsemos una píldora,
tendríamos que hacer que llegase a
la neurona que nos interesa, actua-
se y no matase a otras células”.
EMILIO AMBROSIO
Hospital de Sant Pau
(Barcelona)
La importancia
de los conos
azules
jorar así el tratamiento. Aunque pa-
rezca extraño, el estudio de esos
conos azules nos puede ayudar a
saber predecir mejor la gravedad
del proceso en el que se encuentra
cada paciente”.
Por el momento, su equipo reali-
za electrorretinogramas a pacien-
tes con problemas de adicción pa-
ra hacer una relación estadística
entre el deseo de consumir y las
ondas de los conos azules. El en-
sayo, que concluirá a finales de
2003, se ha realizado sobre 18 pa-
cientes a los que se controla an-
tes, durante y después de estar
tres meses sin probar un sólo mili-
gramo de cocaína.
C omo jefe de Salud Mental y
Toxicomanías del Hospital del
Mar, Marta Torrens fue de las pri-
meras personas que detectaron
los cambios epidemiológicos que
estaba provocando el consumo de
cocaína. El aumento de deman-
das de tratamiento por par te de
drogodependientes ha llevado a
esta psiquiatra a investigar todo
tipo de terapias. En la actualidad,
realiza un ensayo clínico con un
antidepresivo de nueva genera-
ción. “La cocaína gasta neuro-
transmisores del sistema ner vio-
so central como la serotonina, la
dopamina y la noradrenalina.
Cuando alguien tiene una depre-
sión, sufre el mismo mecanismo;
por eso se han intentado terapias
D esde su laboratorio de la Uni-
versidad a Distancia, este psi-
cobiólogo intenta determinar qué
cambios neurales (sistema nervio-
so y neuronas) provocados por la
cocaína pueden quedar permanen-
tes en ciertas regiones cerebrales
y que son responsables de las re-
caídas que tienen los enganchados
a la cocaína. Para sus estudios uti-
liza ratas albinas. A través de un
minúsculo catéter se les introduce
dosis de droga directamente a la
vena yugular. La rata aprende rápi-
damente que sólo tiene que apre-
tar una palanquita situada dentro
de la jaula para que la droga llegue
en pocos minutos a su cerebro. Se-
Hospital del Mar
(Barcelona)
En busca del
antidepresivo
ideal
farmacológicas con todo tipo de
antidepresivos. Pero la cocaína es
un problema grave que por ahora
no tiene tratamiento”, cuenta To-
rrens, que se queja de la falta de
inversiones para el desarrollo de
ensayos. “En Estados Unidos se
paga a los pacientes voluntarios y
hay grandes presupuestos para
pruebas clínicas. Aquí, muchos
abandonan antes de tiempo por
ser incompatible su trabajo con el
tratamiento”. Aunque hay cier ta
confianza en la acción de la farma-
coterapia, por el momento el único
tratamiento es el cognitivo-conduc-
tual, enseñar al paciente a contro-
lar los estímulos enfrentándose a
las situaciones de riesgo para que
sepa evitar el consumo.
Psicología de la UNED
(Madrid)
La huella
permanente de
la cocaína
gún las averiguaciones de Ambro-
sio extrapoladas al ser humano, al
mes de dejar de consumir se nota
ya mejoría de esas regiones cere-
brales, “pero aun cuando el sujeto
se recupere físicamente de los
efectos de la droga, el cerebro que-
da sensibilizado, sobre todo en el
sistema dopaminérgico, el que tie-
ne que ver con las situaciones pla-
centeras”, comenta Emilio Ambro-
sio. Cuando el ensayo de la jaula
termina, la rata es sacrificada, se
extrae su cerebro, se congela, se
disecciona en finísimos cortes y se
analiza. Esa marca sutil que ha de-
jado el consumo puede ser la res-
ponsable de las recaídas.
LA EPIDEMIA
BLANCA
▲
sale de marcha (multas, acciden-
tes o vandalismo), y que, curiosa-
mente, los consumidores tienen
una peor valoración social de ins-
tituciones como la Iglesia, la ban-
ca, la clase política y los cuerpos
de seguridad. Becoña insiste: “El
nuevo fenómeno de la vida recrea-
tiva ha transformado todo. Habla-
mos de divertirse por divertirse,
de abusar de la noche, un reflejo
del nivel económico, del nivel de
ocio y del nivel de hedonismo. Por
eso, la prevención hay que hacer-
la desde las drogas legales, el ta-
baco y el alcohol”.
Plaga psiquiátrica
“Si la heroína trajo la epidemia del
VIH, la cocaína trae una plaga psi-
quiátrica”, asegura Marta Torrens,
psiquiatra del Hospital del Mar de
Barcelona, quien confirma que, con
más frecuencia que los problemas
cardiovasculares, la cocaína está
dando lugar a trastornos psiquiátri-
cos, sobre todo depresiones y psi-
cosis. En su día la coca fue una sus-
tancia relacionada con el éxito so-
cial, la clase media-alta y las profe-
siones vinculadas con la noche,
sobre todo para alargar las horas y
mejorar la relación social. Hoy mu-
chas personas la consumen para
poder soportar trabajos que consi-
deran aburridos y mal pagados. To-
rrens ha visto incluso cómo se han
incrementado los casos problemáti-
cos en jóvenes que trabajan en el
mundo audiovisual, teleoperadores
y agentes comerciales.
“Durante años se han manteni-
do ocultos los casos porque los
consumidores pensaban que no
era un problema esnifar una rayas
de vez en cuando; el típico ‘me
voy a dar un homenaje el fin de
semana y luego lo dejo’ cada vez
es más difícil de cumplir. Aunque
sean consumos intermitentes,
cuando se tiene delante la coca
se convierten en compulsivos”,
comenta el psicólogo Emilio
Ambrosio, uno de los científicos
que más años llevan dedicados a
estudiar la huella que deja la co-
caína en el cerebro.
A la falta de percepción de pe-
ligrosidad se une que no hay una
sintomatología física como en la
heroína –donde la abstinencia
puede provocar sudoración, dia-
rrea, temblores y dificultad respi-
ratoria– y que, como mucho, la
coca lleva a irritación, insomnio
o falta de apetito. Como recono-
ce el psicólogo José Pérez de los
Cobos, del Hospital Sant Pau de
Barcelona, “la cocaína es una
piedra de toque, un problema de
primera categoría. No tiene tope:
si puedes estar durante 72 horas
despierto, el gasto es enorme y el
daño también. Ahora se observa
cómo muchos de los que siguen
esnifando empiezan a perder el
control. Es lo mismo que con el
alcohol, la percepción de riesgo
es mínima, pero los sucesos rela-
■ El psicólogo Pérez de los Cobos
piensa que los consumidores apenas
perciben riesgos, una situación
parecida a la que viven los alcohólicos.
Ya está a punto
una ‘vacuna’ que
impide que la
droga llegue al
cerebro. Si no hay
efectos, ¿para qué
consumir?
cionados con la pérdida de con-
trol, muchos”.
La ‘vacuna’ milagrosa
Hasta el momento, no hay trata-
miento para la adicción a la cocaí-
na. Se están utilizando sobre todo
psicoterapias cognitivo-conduc-
tuales para que el consumidor evi-
te situaciones de riesgo; y tam-
bién, tratamientos farmacológicos
a base de antidepresivos.
Por eso, los científicos están ex-
pectantes ante la próxima aparición
de una vacuna contra la cocaína
que ya se estaría ensayando en hu-
manos en Estados Unidos. ¿Será el
remedio definitivo? Nadie se atreve
a opinar. El fin de esta vacuna es
que la cocaína, una vez consumida,
no llegue al cerebro. Si no lo alcan-
za, no hay efectos euforizantes ni
placenteros, y entonces,
¿para qué consumir?
Ésta es la tesis. La co-
caína es una sustancia
extraña al organismo.
Cuando se esnifa una
raya, la droga discurre
en partículas muy pe-
queñas por los vasos
sanguíneos hasta alcan-
zar la red arterial que
riega el cerebro. Cuan-
do la coca llega a la neu-
rona, afecta al sistema
que regula la dopamina,
el neurotransmisor que
más se ve afectado por
el consumo de esta dro-
ga. La idea es que el or-
ganismo humano desa-
rrolle un anticuerpo
que se una a la cocaína,
creando una molécula
tan grande que no logre
pasar la barrera hema-
toencefálica (que no
atraviese los poros de los vasos
sanguíneos que riegan el cerebro)
y que acabe metabolizándose.
A punto de darse a conocer, ya
se han planteado los primeros pro-
blemas éticos. La mayoría de los
científicos creen que esta vacuna
solamente debería de utilizarse en
personas dependientes de la cocaí-
na, pero hay quien apuesta por de-
sarrollar estos anticuerpos en per-
sonas que puedan ser vulnerables
a la adicción y no sólo en adictos
reconocidos. Sobre la legalidad de
provocar el bloqueo antes incluso
del consumo existen dudas. Cuan-
do llegue la esperada vacuna, ve-
remos qué ocurre.
Ida y vuelta
Bola de ‘nieve’
M i buen amigo Ignacio Calderón,
director general de la FAD (Fun-
dación de Ayuda contra la Drogadic-
ción), siempre repite que sus campa-
ñas son efectivas en la medida en
que pueden romper ciertas imágenes
sociales preestablecidas cuya exten-
sión causa un daño letal en amplios
sectores de la población que se mue-
ven y actúan por estereotipos. Luchar
contra el consumo de heroína es rela-
tivamente fácil, porque la percepción
social de esta sustancia es tan nega-
tiva como dramática. El jaco no sólo
está mal visto por todo el mundo, si-
no que además la administración pa-
renteral de la droga es algo que cau-
sa rechazo y los resultados del cuel-
gue provocan repulsión generalizada
mandando a sus consumidores direc-
tamente al lumpen.
Lo de la cocaína siempre ha sido
otra historia. Algunos apóstoles de la
raya se han pasado de la ídem mu-
chas veces con una cierta apología
imbécil de los supuestos beneficios
de la nieve. Cantantes, escritores, ac-
tores y demás prescriptores sociales
han tenido hace años en sus honora-
bles colectivos a quienes han querido
ver en la coca una especie de travesu-
ra sin consecuencias y, lo que es más
grave, sin peligro. El consumo de co-
caína ha aumentado alarmantemente
en España y sus efectos se dejan no-
tar ya claramente en forma de epide-
mia en los hospitales del país, espe-
cialmente en Madrid y Barcelona.
Los casos de urgencias psiquiátri-
cas y físicas por el uso de cocaína
son tan numerosos y evidentes que
nadie puede mirar ya para otro lado.
Cerebros destruidos, voluntades ani-
quiladas, daños fisiológicos irrepara-
bles y futuros truncados, gentes deri-
vadas ya en juguetes rotos son con-
secuencias directas del consumo de
una droga que algunos, en su cegue-
ra, ni siquiera calificaban de tal. Pro-
metedores ejecutivos idiotizados,
brillantes profesionales fuera de la
realidad y personalidades arrasadas
por el maldito polvo blanco muestran
en toda su realista
crudeza el peligro
de la sustancia que
hoy tanto se consu-
me en España. Pa-
rar esta bola de nie-
ve es, sin duda,
una tarea que nos
compete a todos y
que ya no puede ANTONIO
esperar más. SAN JOSÉ
www.zetainterviu.com interviú 13