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. Sea ¡FELICIDADES PARROQUIA!

Porque, como Juan, nos invitas a la austeridad y a la búsqueda


Porque, como el nacimiento de Juan, eres motivo de alegría
Porque, como Juan, vas delante y detrás anunciando el Reino
de Cristo
Porque, como Juan, demuestras con valentía que tu fe no sólo
63+ es palabra
854796+
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¡FELICIDADES PARROQUIA DE SAN JUAN!
Porque, como Juan, sigues gritando en medio del desierto de
PARROQUIA muchas personas
Porque, como Juan, abres tus puertas para convertir corazones
Porque, como Juan, preparas a jóvenes y mayores ante la llegada
de Cristo
Porque, como Juan, perseveras aún en medio de incomprensiones
y burlas

¡FELICIDADES PARROQUIA DEL ANUNCIO!


Porque, como Juan, predicas que el hombre tiene posibilidad de
ser salvado
Porque, como Juan, señalas al que es Rey y Señor
Porque, como Juan, sabes que eres poco comparado con Aquel
que te sustenta
Porque, como Juan, darías tu cabeza para que el hombre acogiera
el amor de Dios

¡FELICIDADES PARROQUIA Y HOGAR DE LAS ALMAS!


Porque, como Juan, alzas la voz de tus campanas para que Valentín
Alsina se prepare para cuando el Señor llegue
Porque, como Juan, invitas a la conversión y a la penitencia,
al gozo y al encuentro
Porque, como Juan, reclamas la atención de aquel que se encuentra
Pte. Perón 2998 lejos y desolado
Valentín Alsina
4208-8234
¡FELICIDADES PARROQUIA DE SAN JUAN!
Porque, como San Juan, eres y estás enamorada de tu Señor
Porque, como San Juan, te disminuyes para que Dios crezca
en los hombres
Porque, como San Juan, alumbras con la lámpara de tu testimonio
AÑO XVI – 2010 Porque, como San Juan, encuentras tu gozo en anuncias a
Nro. 176
Aquel que viene
Por todo eso, y por mucho más, ¡FELICIDADES VOZ DE DIOS!
Dios está aquí
Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor: Dios está aquí. Es inaudito, pero es
la realidad. Para quienes no tienen fe es increíble, pero no lo es para quienes creemos en
la palabra de Dios. Jesús lo afirmó con claridad: Quien come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él (Jn 6,56).

Muchos le abandonaron entonces porque, sin la fe, esas


palabras resultan duras de admitir. Jesús, sin embargo,
no rebajó su contenido. ¿Queréis marcharos?, preguntó a
sus apóstoles. Porque las cosas son así, esta es la realidad.
Pedro, movido por Dios, afirmó: Señor, ¿a quién vamos a
ir?, de quién nos vamos a fiar, si sólo Tú tienes palabras
de vida eterna, y nosotros hemos creído y sabemos que Tú
eres el Santo de Dios (Jn 6,68).

Agradecemos a Dios que nos haya dado a conocer esta


verdad, pero se requiere como respuesta un acto de fe personal: Te creo, Señor; si Tú
lo dices, será así. Para eso hacía Jesús los milagros, para que, viendo sucesos
extraordinarios, creyeran cosas humanamente increíbles, misterios que sólo sabe Dios y
de los que desea hacernos partícipes. Los contenidos de la fe son un regalo para los que
tienen fe, para los humildes. Quien se fía de alguien que sabe más acaba sabiendo lo que
no conocía. Los cristianos conocemos realidades maravillosas y salvíficas que no pueden
ser conocidas los quienes se guían exclusivamente por sus propias evidencias, su
experiencia y su limitada razón. La Eucaristía, en este sentido, es un regalo para los que
tienen fe.

En la Biblia se descubre el interés de Dios por estar cerca de los hombres, de aquellos
que le pueden reconocer como Dios. Por eso, Dios hizo una alianza con el pueblo de
Israel. Ellos se comprometían a escuchar su voz y a obedecerle, y Dios se comprometía
a estar en medio de ellos y a protegerles. Su presencia estaba en un lugar sagrado (la
Shekinâ): Me harán un santuario y habitaré en medio de ellos (Ex 25,8). Primero fue la
"Tienda del encuentro" durante el éxodo por el desierto y luego instalada en Jerusalén,
y después reemplazada por el Templo de Salomón. Allí, en el "Sancta sanctorum"
habitaba Dios de una manera especial en medio de su pueblo.

Pero al llegar la plenitud de los tiempos, Dios mismo puso su tienda entre los hombres, y
habitó entre nosotros, como dice Juan en el prólogo de su Evangelio (Jn 1,14). Aquella
presencia de Dios en medio de Israel quedó sustituida por un Hombre en cuyo cuerpo
habita en plenitud la divinidad. Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros. Él predijo a los
judíos que, si le mataban, ya no habría templo en Jerusalén, y que Él al tercer día
reedificaría otro templo no hecho por mano de hombre.

Una vez resucitado ya no iba a haber más templo ni lugar donde se adorara a Dios,
porque los verdaderos adoradores adorarían en espíritu y verdad. Ya no sería un "lugar"
donde se adoraría a Dios, sino una Persona: dondequiera que se halle el Cuerpo de
Cristo, allí estará Dios. Quien desee encontrarse con Dios tiene que ir a Él, porque no se
nos ha dado otro nombre bajo el cielo, no hay otro camino, no hay otro lugar. Cristo está
en su Iglesia (Mt 28,20) y en todo hombre que permanezca en su palabra y en su amor
(Jn 14,16; 15, 4-9), pero de una manera especial -de modo sacramental- en su Cuerpo y
en su Sangre (Jn 6,56): Esto es mi cuerpo..., ésta es mi sangre... (Mc 14,22; 1 Cor 11,24).

En los sacramentos de la nueva ley se simboliza con signos visibles la realidad que
contienen, y en ellos se hace presente Cristo y nos da su gracia; pero "El modo de
presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la eucaristía por
encima de todos los sacramentos y hace de ella como la perfección de la vida espiritual
y el fin al que tienden todos los sacramentos. En el santísimo sacramento de la
Eucaristía están contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre
junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo
entero. Esta presencia se denomina real, no a título exclusivo, como si las otras
presencias no fuesen reales, sino por excelencia, porque es substancial, y por ella
Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente" (C.E.C., 1374).

La Eucaristía hace presente aquí -en las dimensiones del pan y del vino consagrados- a
Cristo vivo, y lo hace presente continuamente en la Iglesia a través de los siglos. La
Eucaristía no es una simple referencia a la persona de Cristo, sino que es su misma
Persona.

Para comulgar bien

Las condiciones para hacer una buena Comunión son tres:


estar en estado de gracia, guardar el ayuno eucarístico y
saber a Quién recibimos.

El estado de gracia es, después de ser bautizado, no


tener conciencia de estar en pecado mortal. Para
comulgar -salvo que haya una urgente y gravísima necesidad- no basta el acto de
contrición con el deseo de confesarse, sino que se precisa la acusación de los pecados
mortales y recibir personalmente la absolución.
San Pablo advertía a los cristianos que, "quien coma el pan o beba el cáliz del Señor
indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese pues, el hombre
a sí mismo... porque quien come y bebe sin discernir el cuepo, come y bebe su propia
condenación" (1 Cor 11, 27-29).
La Eucaristía es un manjar maravilloso, es "el Pan de los ángeles", pero hay que tener en
cuenta que produce efectos diversos según las disposiciones del que lo recibe: es un
bien para los buenos, pero hace un gran daño a los malos. Por tanto, con conciencia de
pecado mortal nadie debe acercarse a comulgar, pues cometería un pecado gravísimo, un
sacrilegio. Se puede comulgar con conciencia de pecado venial, pero conviene hacer un
acto de detestación, para procurar la mayor limpieza de nuestra alma a la hora de
recibir al Señor.

Saber a Quién recibimos significa saber que la Sagrada Comunión es el Sacramento del
Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, instituido por Él para alimento de nuestras almas,
y que, bajo las apariencias de pan y de vino consagrados está realmente el Cuerpo, la
Sangre, el Alma y la Divinidad del mismo Cristo.

Guardar el ayuno eucarístico consiste en no comer ni beber nada durante una hora antes
de comulgar. El agua no rompe el ayuno. Los enfermos y sus acompañantes pueden
comulgar aunque no haya transcurrido una hora de haber comido cuando les lleven la
Comunión.

Hay obligación grave de comulgar por lo menos una vez al año en el tiempo de Pascua. No
cumple con el precepto el que comulgare en pecado mortal. También es necesario
procurar que se administre la Comunión a modo de Viático al enfermo que está en
peligro de muerte. Conviene comulgar con frecuencia, y aun cada día, pues así como
alimentamos frecuentemente nuestro cuerpo, la Eucaristía es el alimento de nuestra
alma. Se puede comulgar dos veces al día si se participa en dos Misas, pero no más veces
ni si la segunda vez se tratara de comulgar fuera
de la Misa.

La Comunión espiritual

Santo Tomás de Aquino, explicará cómo pueden


recibirse los efectos del sacramento de la
Eucaristía sin recibir el sacramento mismo:
mediante el vivo deseo de la voluntad humana de
recibir el sacramento intensificando la fe y el
amor hacia Cristo Eucarístico, aunque con la Comunión sacramental se consigue más
plenamente el efecto del sacramento que con sólo el deseo (Suma de Teología, III, q.
80, a. 1).
En el siglo XX, san Pío X, que tanto hizo por fomentar la Comunión frecuente y diaria, y
adelantó la edad de la Primera Comunión de los niños, la describe así en su propio
Catecismo: La comunión espiritual es un gran deseo de unirse sacramentalmente a
Jesucristo diciendo, por ejemplo: "Señor mío Jesucristo, deseo con todo mi corazón
unirme a Vos ahora y por toda la eternidad", y haciendo los mismos actos que preceden
o siguen a la Comunión sacramental.
Muchos autores espirituales la han recomendado (santa Teresa de Jesús, Tomás de
Kempis, san Alfonso María, san Alonso Rodríguez, El Santo cura de Ars, etc. como medio
para crecer en el amor a Dios y remedio para cuando el amor se enfría. No hay una
fórmula concreta para practicar esta devoción, que debe de contener algunos
elementos: un acto de fe (creo que estás aquí), un acto de amor a Jesús Sacramentado
(Te amo sobre todas las cosas), una acción de gracias por haberse quedado con nosotros
y un acto de deseo (quisiera recibirte). En la vida diaria, a veces lo que más importa es
la intención, el deseo, aunque luego no se pueda hacer lo que se deseaba realizar. Una
fórmula popular breve es: Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y
devoción con que te recibió tu Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los Santos.
Como finalización del Año Sacerdotal y en el marco de nuestras fiestas patronales, nos
visita la imagen de San Juan María Vianney (el Santo Cura de Ars) patrono de los
Sacerdotes

1) Fe ardiente. San Juan María Bautista Vianney tu naciste de una madre


profundamente religiosa; de ella recibiste la santa Fe, aprendiendo a amar a Dios y
a rezar. Ya a temprana edad se te pudo ver arrodillado delante de una estatua de
María. Tu alma fue arrebatada de forma sobrenatural hacia las cosas más elevadas.
A pesar del alto costo respondiste a tu vocación.

Contra muchos obstáculos y contradicciones tuviste que luchar y sufrir para llegar a
ser el perfecto cura que fuiste. Pero tu espíritu de profunda fe te sostuvo en todas
estas batallas. Oh gran santo, tu conoces el deseo de mi alma. Quisiera servir a
Dios mejor. De El he recibido muchas buenas cosas. Por esto, obtén para mi más
valor y especialmente una profunda fe.

Muchos de mis pensamientos, palabras y acciones son inútiles para mi santificación


y mi salvación porque ese espíritu sobrenatural no impulsa mi vida. Ayúdame a ser
mejor en el futuro.

2) Completa confianza en Dios. San Juan María Bautista Vianney, ¡cuanta confianza
tenía la gente en tus oraciones! No podías abandonar tu vieja rectoría o tu humilde
iglesia sin verte rodeado por almas implorantes, que recurrían a ti al igual que
hicieron al mismo Jesús durante su vida terrenal. Y tu, oh buen santo, les dabas
esperanza con tus palabras que estaban llenas de amor para Dios.

Tu, que siempre confiabas enteramente en el corazón de Dios, obtén para mi una
confianza filial y profunda en su Providencia. Así como la esperanza de bienes
divinos llena mi corazón, dame valor y ayúdame a obedecer siempre los
mandamientos de Dios.

3) Amor verdadero al prójimo. San Juan María Bautista Vianney, por causa de tu
amor a Dios mostraste una gran caridad hacia tu prójimo. No podías predicar el
amor de Dios sin derramar lágrimas de amor. Durante tus últimos años parecía como
si no pudieras hablar acerca de otra cosa o vivir para cualquier otra cosa. Así te
sacrificaste a ti mismo por tu prójimo mediante el consuelo, la absolución y
santificándoles hasta el límite de tus fuerzas.

Tu caridad me inspira a un mayor amor a Dios, un amor que se muestra más por los
hechos que por las palabras. Ayúdame a amar a mi prójimo con igual generosidad a
como Cristo los ama.
4) Horror al pecado. San Juan María Bautista Vianney, tu fuiste tan inflexible
contra el pecado, y sin embargo, tan amable y dispuesto a acoger al pecador. Acudo
a ti hoy como si aún estuvieras vivo, como si estuviera arrodillado ante tus pies y
pudieras oírme. Inclínate hacia mí, escucha al confidente arrepentido por las
debilidades y acciones miserables.

Cura del Señor, infatigable confesor, obtén para mi el horror al pecado. Tu quisiste
sobre todo que evitáramos la ocasión de pecar. Quiero tomar tu consejo y hacer la
resolución de romper con los malos hábitos y evitar las ocasiones peligrosas de
pecar. Ayúdame hoy a examinar mi conciencia.

5) Confesor de almas. Oh Santo Cura de Ars, tu sabías cuan importante era una
buena confesión para la vida cristiana. Para procurar felices frutos a millones de
almas era por lo que tu aceptabas estar en un incómodo confesionario, que era como
una prisión, hasta 15 y 16 horas en ciertos días.

Voy a intentar a desarrollar el hábito de la confesión frecuente, a prepararme


adecuadamente cada vez y a tener siempre arrepentimiento de mis pecados, para
que así la gracia de la final perseverancia y también la santificación de mi alma sean
aseguradas. Pide por mi este gracia.

6) Presencia real. Oh Santo Cura de Ars, cuyo único consuelo en este mundo era la
presencia real de Jesús en el tabernáculo, ¿acaso no era tu gran felicidad distribuir
la comunión a los peregrinos que te visitaban?. Tu negabas la comunión a las almas
que se negaban a reformarse, pero a las almas de buena voluntad les abrías de par
en par las puertas de la fiesta de la eucaristía.

Tu, que cada día en la Santa Misa recibías la Santa Comunión con gran amor, dame
algo de tu fervor. Libre de pecado mortal, obtén para mi un sincero deseo de
beneficiarme al recibir la Santa Comunión.

7) Ahuyentador del demonio. Oh Santo Cura de Ars, los infames ataques del
demonio que tuviste que sufrir y las pruebas que te desalentaban hasta la fatiga no
te hicieron abandonar la sublime tarea de convertir las almas. Durante muchos años
el demonio vino a interrumpir tu corto descanso pero tu ganaste gracias a la
mortificación y las oraciones.

Poderoso protector, tu conoces bien el deseo del tentador por dañar mi alma
bautizada y creyente. El quisiera verme pecar rechazando los Santos Sacramentos
y la vida de virtud. Buen santo de Ars ahuyenta de mi toda traza del enemigo.

8) Pureza exquisita. Oh Santo Cura de Ars, de ti un testigo de tu vida dijo esta


frase: "Le hubiéramos tomado por un ángel en un cuerpo mortal".
Tu edificaste a tantos otros: la modestia y la exquisita pureza radiaban de tu
cuerpo. Con ese encanto y con ese entusiasmo predicaste a otros acerca de esas
bellas virtudes que tu decías se asemejaban al perfume de un viñedo en flor.

Por favor yo te imploro que unas tus súplicas a las de María Inmaculada y Santa
Filomena para que siempre guarde, tal y como Dios me pide, la pureza de mi corazón.
Tu, que has dirigido a tantas almas hacia las alturas de la virtud, defiéndeme en las
tentaciones y obtén para mí la fortaleza para conquistarlas.

9) Deseo de cielo. Oh Santo Cura de Ars, tus restos preciosos están guardados en
un magnífico relicario, donación de los sacerdotes de Francia. Pero esta gloria
terrena es sólo una pálida imagen de la gloria indescriptible que estas disfrutando
con Dios. Durante el tiempo que permaneciste en la tierra solías repetir en tus
horas de abatimiento: "ya descansaré en la otra vida". Ahora ya esta hecho: ya
estás en la paz y felicidad eternas.

Deseo seguirte algún día. Pero hasta entonces te oigo diciéndome: "debes trabajar
y luchar mientras estés en el mundo". Enséñame entonces a trabajar por la
salvación de mi alma, a difundir la buena nueva, el buen ejemplo y a hacer el bien a
los que me rodean y así poder recibir la felicidad de los elegidos contigo.

¡Oh San Juan Vianney, patrón de los sacerdotes,


ruega por nosotros y por todos los
sacerdotes!
JUNIO 2010
MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

02.06 Comienza la Novena al Sagrado Corazón de Jesús


03.06 1er. Jueves de mes. Adoración Continua del Santísimo Sacramento
Desde las 8.30 hs. hasta las 19.00 hs. Bendición y Santa Misa.
04.06 1er. Viernes de mes. Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
18.00 hs. Hora Santa. Exposición del Santísimo. Misa.
05.06 Procesión de Corpus. 15 hs. Misa en Pquia. San José de Villa Dominico
al finalizar la misma, procesión hacia la Pquia. de Loreto.
1er. Sábado de mes. Dedicado al Inmaculado Corazón de María.
06.06 Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
07.06 Recordamos a San Cayetano. Rezamos por el pan y el trabajo.
08.06 Recordamos a Ntra. Sra. que Desata los Nudos.
De 8.30 a 18.30 hs. Rosario c/hora. 19.00 hs. Misa.
11.06 Sagrado Corazón de Jesús
Recordamos a Nuestra Señora de Lourdes.
Bendición del Agua. Santa Misa.
12.06 Inmaculado Corazón de María
13.06 San Antonio de Padua
17.06 Comienza la Novena a San Juan Bautista
19.06 Recibimos la imagen peregrina del Santo Cura de Ars
Recordamos a San Expedito
19.00 hs. Misa por los Difuntos del mes.
24.06 Nacimiento de San Juan Bautista.

26.06 FIESTAS PATRONALES

16.00 hs. Procesión con la Imagen de n/Patrono.


Santa Misa.

29.06 San Pedro y San Pablo, Apóstoles.


Este mes, en Nuestra Parroquia...
se consagrarán los
siguientes enlaces
18.06 SAMPAULO, Nicolás Martín
SPATAPORA, María Celeste

por el Sacramento del Bautismo...


6.6 Antonella Caprio Visintin

13.6 Santino Joaquín Paz Muñoz


Matías Daian Toht
Benjamín Agustín Fernández

20.6 Diego Agustín Capano


Thaiel Novas Marrapodi

27.6 Tomás Ezequiel Marquez


Juan Ignacio Calvo

INFORME ANUAL DE CARITAS JUNIO 2009 – MAYO 2010

Atendidas en forma mensual con ropa y alimentos 48 familias de n/ comunidad.


10 familias y personas solas de otras comunidades u ocasionales
Comunidades con las que hemos colaborado:
Cristo Redentor (Villa Diamante) - 389 bolsas de ropa
Ntra. Sra. de Pompeya (Mte. Chingolo) - 68 bolsas de ropa
Cottolengo Don Orione (Claypole) - 12 bolsas de ropa
Ntra. Sra. de Luján (Lanús O.) - 62 bolsas de ropa

“ Hermanos háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor.
Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo…” (Gál. 5)

GRACIAS A TODOS POR COLABORAR, QUE EL SEÑOR LOS COLME CON SU BENDICIÓN

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