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ESTETICA JURGEN HABERMAS TEORIA Y PRAXIS ESTUDIOS DE FILOSOFIA SOCIAL } i i | | Signatura weap bey x04 Los derechos para la versi6n castllana de la obra ‘Theorie und Press. publicada originalmente en alemsin por ‘Hermann Luchterkand Verlag son propiedad de EDITORIAL TECNOS, S.A. Traduecion: Salvador Mas Torres (introducciones y Capitulos 1 2 7) y-Carlos Moya Espi (Capitulos 8 a 11'y Anexo) Revision de a raduecién ‘Tacobo Matoz Diseho de cublerta: J. M, Domingues y J- Sinehez Cuenca Impresién de cubierta: ‘Graficas Molina Chee D38354g LIBEUOS © 1963 by Hermann Luchterhand Verlag, Darmstadt und Neawied ‘© EDITORIAL TECNOS, 3.A., 1987 INDICE PROLOGO A LA NUEVA EDICION ereerenate Pie PROLOGO © LA PRIMERA EDICION IIeTRODUCCION A LA NUEVA EDICION. ALGUNAS DIFICHLTADES EN RL WTENTOBE Cop. LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA EN SU RELA: GION CON LA FILOSOFIA .... El balance de} tanancias alia por Veo a popisio dela comparationdelos pos de exudio moderncs con ov Sais “La reopen tomina da plitaaisoca:z00n pion = mo animal sociale ~ La ruptura con fa tradicidn: Los modernos conceptos de Io politico 2s shell mnndo deviant on ere policoveny proyeciado wopicamente. Maquiavelo y Moro, Et cambio de orientacion meiodol6pica: del saber préstco a! ate rap delete dl poder y del rena dea oce- Ue eeee ececatere sLroblanico aie de as nomas dea radn naar! spar dde'la mecinica de tos deseos naturales 1La primera antinomia: el utciamolamiento de los contenies ite rales ala forma absoliista de su sancionamiento {Lagi amino: impotence de tbe pode to socal 1a relacon de teria y pani en a flosotia social de siglo xm. ipoblom unite diced acre soc ore ‘expericocial de la conscencia prdtica DERECHO NATURAL Y REVOLUCION [La autocomprensin flosfica dela revolucin burguesa: a post- vaciOn del derecho natural como fealizacion de la filosotix Et sentido de «deciaracon en las declaraciones francess y amer- canas de derechos det hombre {a consiyecnisnaruralia Mera ea sociedad borg: Jn Locke y Thomas Paine {La preparacion de as consirucionesiusnaturalsas rivaled avo siedad burguesa: Rousseau y los fisigeratas, La relacion de Estado y sociedad en las dos constructiones sna ralistas 1La autocomprensién revolucionaria en la Franca jacobina y enla ‘Ameria de Jefferson: Robespiere y Paine vss, crea mania al derecho nara bral yn cnet ia ‘co de revolucion burguesa "7 a a 101 10s 109 us a ‘TEORIA Y PRAXIS abren una perspectiva para la accién estratégica y para las méximas Segiin las cuales se justifican las decisiones en los discursos que pre- paran la accién, Pero estas mismas interpretaciones objetivantes no pueden pretender una funcién de justificacién; deben aprehender con- trafacticamente la propia accin plancada (y la reaccion del adversa- rid) Como un momento de tin proceso colectivo de formacién todavia. no concluido. La certeza de la autorreflexién se apoya,.en cambio, én el hecho de que con el acto del recuerdo el proceso de formacién recordado queda rebajado al pasado. ‘Que la accion estratégica de aquellos que se han decidido a luchar, Y esto quiere decir: que se han decidido a tomar riesgos sobre si, pueda interpretarse hipotéticamente:en una mirada retrospectiva posibilita- da por la anticipacién; que,.cmpero, en este nivel no pueda también justificarse concluyentemente al.mismo tiempo con ayuda de una teoria feflexiva, esto, tiene un buen motivo: la reivindicada imperiosidad del ilustrador sobre aquél que ain hay que ilustrar ¢s teéricamente inevi- table, pero es al mismo tiempo ficticia y esta necesitada de autoco- rreccién: en un proceso de ilustracién sélo hay participantes. . L ‘| CAPITULO 1 LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA EN SU RELACION CON LA FILOSOFIA SOCIAL Ea I obra arstorlica J epotitiony «pare dea Glasafi pdc- sica, Su tradicion todavia aleanza mds alld del umbral del siglo XIX’, lo por medio del historicismo se quebré definitivamente?. Su ‘auce se seca cuanto mas se, desvia la corriente vital filosofica « los, canales de las ciencias particulares. Desde finales del siglo XVI, les nuevas ciencias sociales que se estan formando, por una parte, 7 las isciplinas del derecho piblico, por otra, desvian de este modo el agua fuera de los margenes de la politica cldsica. Este proceso de separa- ‘in respecto del corpus de la filosofia practica finaliza por de pronto ‘con el establecimiento de la politica segtin el madelo de una moderna - Gesen cambio, quiere crear él mismo la politica con vistas al conoci- iliento de la’Gsencidtsic la justicia, a saber, leyes,y pactos. Ciertamen- ena afrecion sigue el ideal coenoscitive eomempordneo de 1as ee ee ers ee In-medide on que lo podames produce Tir, Rite, w2ue Gundieavns der rauschen Philosophie be Ariat, en Archi ir Rechts wd Soetalptorophie, XL. 980, pp. 19 382 ta Stian, Nath bet Arcot, res pubee H Suant Oh, dl mii ater, roy und Pou, rash, (86,95. 9173 Eee oak Arn, Vt ha, Stiga, 96, Bl etal da erect i vesigasin de Hr Avec aera del ibd HG, Gates, Wahphe ana Me ‘ind fotngen: 1, de han hecho pretarme de afandamenal section de ited ainsi’ eae tenia pan HOT Veo. Gacenis nang ed, Avotbac, Munchen, 126, pp. 125 y 19. LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA 31 EL BALANCE DE PERDIDAS Y GANANCIAS REALIZADO POR VICO A PROPOSITO DE LA COMPARACION DE LOS TIPOS DE ESTUDIO MODERNOS CON LOS CLASICOS g fo Hobbe} comienza el{gapitulo 29\el Leviathan con la confiada afie- pinoectiounh nanigcnbe maura ae monrma eg ‘ifmen had use of reason they pretend to, their Commonwealths might be secured, at least, from perishing by internal diseases... Therefore “3 when they como to be dissolved, not by external violence, but intesti- “2 ne disorder, the fault it not in men, as they are Matter, but as they Sethe Malewand sdctsct bens teow soon ress lost npnsuge econete aes teen uN ‘retension de una fifosofia social cientificamente fundamentada apunta “4 1 © Spectnar douse amsnuament nda aus A. y Social correcto en general. Sus afirmaciones deberdn valet indepen- 9) \- J Gientemente de lugar, tempo y circunstancias, y deberan permitir al {| © armen i eta bercamatanss 9 deberds perm a und gSfa transformacian ovutilizacion de ios _@ simientos aparece como un probk écnico, En el conocimiento“7 de las condlelones sensrales de wo ation eat soca comeciossa nose Sous aceite el cores ‘una elaboraci6n c men ‘ra en consideracion tan s6lo GouigGnateria). Los ingenieros del orden correcto puieden prescindir de las categorias del trato moral y limitar- sea la construccién de las circunstancias bajo las cuales los hombres en tanto que objetos naturales, estan forzados a una conducta calcu. lable. Esta separacign de la politica respecto de 1a moral reemplaza la.conduecién_hacia una vida buena y juste por_la posibilitacion de. una vida holgada en un orden correctamente elaborado. En esia medida se modifica tanto el concepto de worden» como el «dmbito» que es ordenado: se modifica el objeto de la misma cien- cia politica. El orden del comportamiento virtuoso se transforma en tuna regulacién del trafico social. Al cambio aludido en la posicisn metodolégica, corres i6n del objeto cientifico. La po- thies se conviere en fosotia svial de modo ous, hoy em lec ta tee litica puede sumarse con justicia a las ciencias sociales. Desde Ia aclaracién realizada por Max Weber en la llamada disputa acerca de los juicios de valor, y desde la determinacién més precisa de una «ldgica de la investigacién» positivista*, las ciencias sociales > HeebeS © Resimiendo: H. Albert, «Probleme der Wisenschftalogik in der Sozialfars 32. ‘TEORIA ¥ PRAXIS sehan separadototalmente de os elementos normativos, de laheren. ‘cia.va olvidada de la politica clasica, en cualquier caso, de este modo se presenta su autocomprensidn tedrico-cientifica. Pero en la medida Sx gue lesion social debe encubric sus implicaciones normativas, | Yano puede reconocer aquello que de doctrina moral continia adhe “7 rido a ella; Yas deierminaciones normativas desaparecen en los equi- ‘vocos de la «naturaleza» del hombre y de sus direcciones. Porque aqui estin presentes las dos cosas: el origen en la politica cldsica y la enér- sca desviacién de sus prineipios, por esto, la filosofia social se ade- ‘cia tanto mejor a la explicacién historica de una pregunta, que seria mucho més dificil de desarrollarsistemticamente a partir de las anti- nomias de la autocomprensién critico-cognoscitiva de las modernas ciencias sociales: ;cémo es posible el conocimiento dei contexto vital social er atencion a ia accidn politica?, ;eomo y en qué medida pue- de explicarse cientificamente en una situacién politica aquello que al mismo tiempo es necesario practicamente y es objetivamente posible? En nuesiro contexto cabe retraducir esta pregunta del siguiente modo: ~Sucémo puede saldarse la promesa de la politica clasica, a saber: la ‘Orientacién préctica sobre aquello que en una situacién dada hay que hacer de un modo correcto y justo sin, por otra parte, renunciar al cardcterestrictamente cientifico del conocimiento, que pretende la mo- derna filosofia social en contraposicién a la filosofia practica de los clésicos?, zy como, contrariamente, puede cumplirse la promesa de Ia filosofia social, a saber: un andlisis tebrico del contexto vital social sin, por otra parte, renunciar a la orientacién practica de la politica eldsica? Por el camino hacia la ciencia, la filosofia social pierde aquell de jo aue Ja politica en tanto que sabidurla era capaz antiguamente. Esta pérdida de fucrza hermenéutica en la penetracién tedrica de las situacioaes que hay que dominar practicamente, ya la reconoce Vico ‘que, desde la perspectiva de la tradicién humanista-retérica, confec- ciona un balance de pérdidas y ganancias de la nueva filosofia inau- gurada por Galileo, Descartes y Hobbes: «Puesto que, en efecto, por hablar ce ta sabiduria en la vida ciudadana, las cosas humanas estén bajo ol sefiorio de la ocasién y de la eleccién, que son, ambas cosas, altamenteinciertas... de este modo, aquellos que solo ven lo verdade~ ro, s6lo dificilmente entienden e! camino que toman, y atin mis difi- cilmente sus metas... Asi pues, porque uno tiene que juzgar aquello ue hay que hacer en Ia vida segiin el peso de las cosas y de las adhe- rencias alas que se denominan circunstancias, y muchas de elias son posiblemente extratas y disparatadas, algunas a menudo trastocadas hangs, 1 Handbuch der empirischen Soviatforsehune, vo. 1, ed. Konig Stattgart, 1962, pp. 38 ss. H. Albert y E. Topltsch (ed, Werrurtedsstret, Darmstad, 1971 LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA 53 y de ver en cuando incluso contrapuestas a la meta, por estoy no-cab medir las acciones de los hombres segiin la linea recta det entenc iento, que es fija. Los instruidos no sabios, que se ponen en marcha directamente desde lo verdadero general hasta lo particular, rompen Jos enredos de la vida. Los sabios, empero, que por encima de las itre- gularidades e inseguridades de la praxis alcanzan lo verdadero eter no, adoptan, puesto que no es posible el camino recto, un rodeo, y Jos pensamicntos que ellos aprehenden prometen provecho por argo tiempo, tanto como lo permite la naturaleza» ce mantiene ep ‘a determinacisn aristotélica de Ja diferencia. Ha, entre episteme y phronesis: mientras que aqulla apunta a Eluantida normative de las leves se vacia de si mas no se suspende como tal— por medio de la reduccién a las es: tmucturassubyacentes, ya.sea.del daminio politico, ya sea de la explo- acion econémica, En atencion a la tarsa pedctica dela-conservaciSn ela vi Heguscs Y DE LA Seo Ni tan siquiera una interpretacién que, no sin una cirta estiiza tién, se deje guiar por el propésito de diferenciar en el Principe y en la Utopia los tasgos «modernos» del transfondo de la politica tradi- cional, podra disimular las barreras que separan a Maquiavelo y a Moro de Hobbes, el fundador de la filosofia social como ciencia. Se trata de una aac cane oS a oe ee Los intentos de investigar bajo un aspecto téenico y cada uno por si los desmoronados elementos de la filosofia social tomista — dominium y societas— siguen siendo abstractos. Maquiavelo igrora la tarea histérica del desarrollo de una esfera de la sociedad civil; y Moro ignora.los hechos politicos que nacen de la competencia entre estados soberanos. Hobbes esta libre de esta ceguera complementaria de sus antecesores; pues se le presenta la tarea sistematica de una re- construccién iusnaturalista de la soberania, puesto que, en la Inglate- rra del siglo XVil —a diferencia de Maquiavelo en la Florencia de co- mienzos del xvi—, la suprema porestas del soberano puede verla ta sélo en su conexién funcional con una societas que se ha emancipado civilmente, La constituciéa contractual de la soberanja principesca resulta obligada-en tanto que la autoafirmacién politica, seguin su con- tenido, se ha tornado dependent de las necesidades originarias de Wesfera social, Hobbes ya justifica Ia afirmacién dé la soberenia ‘Sfatal hacia el exterior por medio de ias tareas de la autoridad gubes- nativa en el interior; pues esta tltima debe garantizar el tratico, que deSgatisa en un contrato, entre los individuos privados: pacto social y.pacto de dominio coinciden, puesto que exigen un pactuim potentia. El soberano lleva la espada dela guerra como aquel al que se ha trens- ferido la espada de la justicia, a saber: la competencia para la adm nistracién de la justicia y para la ejecucién de las penas. Ejerce un ~ 8 Th: Motus, Uropla, ed. ct, p. 107. 64 TEORIA Y PRAXIS poder politico. en el sentido de Maquiavelo, puesto que elimina el estado politico universal del bellum ommium in omanes; y este desen- fretiado estado politico tiene que neutralizarse hasta conseguir la paz directamente en beneficio de una organizacién de la sociedad racio- nal: exactamente Ia demanda utdpica de Tomas Moro. Hobbes supera de manera atin més decisiva las debilidades meto- dolégicas de sus predecesores. Ni Maquiavelo ni Moro pretendieron tratar Ia politica y la filosofia social como ciencia, en el sentido tradi ional de la filosofia préctica, ni el sentido moderno de aquella for ma de proceder empirico analitica, que s6lo fue proclamada un siglo mis tarde por Bacon (sin que ni siquiera el llegar, por lo demas, a consumarla). Maquiavelo y Moro estan a mitad de camino: rompen ‘metodolégicamente con las presuposiciones de la tradiciéa y reem- plazan la orientacién préctica por una forma técnica de plantear los problemas; pero sin el estricto método cognoscitivo de Descartes y sin clexitoso método de investigacién de Galileo, todavia cultivan su ma- teria en cierto modo pragmaticamente. A una recomendacién de téc- nicas llega el uno; una propuesta de organizacién realiza el otro. ‘Cuando en 1517 aparecié el informe de Moro sobre la Nova Insu- 1a Utopia bajo el titulo De optimo Republicae, sus lectores humanis- tas debian aguardar una nueva formulacién de una pieza tradicional de la politica. Pero precisamente la comparacién con el modelo pla- nico, al que el mismo Moro se remite, muestra que el titulo condu- ce a milltiples errores: ei escrito no analiza la esencia de la justicia, sino que copia uno de los informes contemporancos de viajes, Puesto que Ia justicia —de acuerdo con ta concepcién de los griegos— slo puede realizarse en el consumado orden vital de la ciudad, los griegos dilvcidaban Ia esencia de la justicia en la esencia del Estado, y esto significa: en la acabada constitucidn de un dominio de ciudadanos li- bres. Moro, en cambio, ya no se remite a un orden esencial, ya no se remite a relaciones que hay que reconocer como necesarias y de las que querria ofrecer un ejemplo en la experiencia; su Estado no cs ningin Ideal en sentido kantiano. Mas bien, proyecta una «ficcion» al modo en el que el uso Tingustico inglés utiliza esta palabra para denominar un género del arte narrativo social. La imaginaciga de lo féctico nos presenta objctos y personas como si hubieran sido encon- trados empiricamente, tan azarosos ¢ inderivables como atestiguados sensoriaimente en su realidad. De este modo, Moro produce la ilu- sin de realidad en el marco de un viaje fingido de descubrimiento; ‘asi pucs, se trata de aquella forma de experiencia que los antiguos de- nominaban historia (Historie). «Si wi hubieras estado conmigo en Uto- pia y si hubieras visto con tus propios ojos las costumbres y las acti- ‘tudes del lugar, como me ha sucedido a mi, que he vivido alli mas de cinco afios y que nunca jamas habria querido partir a no ser para informar sobre este mundo, entonces confesarias sin mas no haber LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA 65 visto en ninguna otra parte un Estado tan bien ordenado como alli». Este «en ninguna otra parte» descubre el doble sentido y la pretensién aqui fundada de la Utopia: fingir realistamente celaciones sociales de tal forma que puedan ser representadas como existentes ‘bajo condiciones empiricas, pero sin ser ya conceptuadas. ‘Moro llega pragmaticamente a la conviccién wde que en todas par- tes donde hay propiedad privada, donde todos miden todo segtn el valor del dinero, apenas sera posible ejercer una politica justa 0 coro- nada con cl éxito». En vez de intentar comprobar cientificamente sta hipotesis entendida como proposicién de experiencia, proyecta el modelo de una constitucién que descansa en condiciones correspon dientemente variadas. Si cabe dar a esta ficcibn el cardcter de un em. lo en la experiencia con suficiente credibilidad, y esto significa: sin contradecir la experiencia que ha habido hasta la fecha, entoncesestd dada la prueba de que semejante estado de la sociedad puede repre- sentarse como existente bajo condiciones empiricas. De este modo, la regla técnico-social, segiin la cual a partir del estado existente debe surgir ef estado deseado —en este caso una modificacién de las rela ciones de propiedad— se controla indirectamente por la coincidexcia ‘con todas las experiencias habidas hasta la fecha. En principio, para este proceder son determinantes los mismos momentos que lo son pa- ra el modo el obrar completamente distinto de Maquiavelo. Maguiavelo disuelve el saber préctico de la politica en una habili- dad técnica. También entre los antiguos, un politico al que se le enco- mienda la direccién del Estado debia unir a la sabiduria un cierto oder, por ejemplo, el dominio de la economia y la estrategia. Pero en Maquiavelo, de la politica s6lo queda la competencia artesanal del estratega, Y, ciertamente, se refiere tanto a la competencia para el arte de la guerra en sentido literal, cuanto también a aquella destreza gue se configura cuando la politica se desarrolla exclusivamente bajo al punto de vista estratégico. Se convierte entonces en un «arten que no tiene modelo en el canon de las artes tradicionales: tal es el awén- tico descubrimiento de Maquiavelo. Este arte de la conduccidn de los hombres, como diriamos hoy en dia, también es a su manera un poder téenico, pero tiene como material de trabajo (lv cual serfa inconcebi- ble para los antiguos) en lugar de objetos de la naturaleza, el compor- tamiento humano). El comportamiento del mismo hombre, en expe cial sus impulsos de autoafirmacién y sumisiOn, son la materia que tiene que conformar el principesco artesano. Maquiavelo aun llega incipe debe emplear todos sus pensamentos y toda su aplicacin al etu- dio del arte de la guera, el unico cuyo dominio se espera deo.» N. Machiavelli: op. ei ML 58 66 ‘TEORIA ¥ PRAXIS a sus intclecciones psicol6gicas a la manera casuistica del historiador; pero se expresa con total claridad la intenci6n técnica de.ejercitar la politica como saber de dominio para erigir un regnum hominis tam- bién sobre la sometida historia: «Ni sin reflexién, ni sin fundamento acostumbran los hombres sabios a decir que para prever lo que seré se debe considerar lo que ha sido; pues todos los acontecimientos son siempre tan sélo los compafieros de algtin suceso del pasado. Esto viene de que... los hombres tienen constantemente las mismas pasiones y, fen consecuencia, la misma causa deberd producir siempre el mismo efecto», De aqui el anticipador comentario de Horkheimer: «L. grandeza de Maquiavelo consiste... en haber reconocido la posibil dad de una ciencia de la politica correspondiente. la nueva fisica y psicologia y a sus principios, y en haber expresado sus rasgos esencia- les sencilla y determinantemente». Esta interpretacién adelanta.a Maquiavelo en la medida en que la habilidad de conquista y conser- vacién del poder surge, ciertamente, a partir de una transferencia de la techné artesanal al campo, hasta entonces reservado a la phrone- sis, dela praxis, pero aiin carece de la precisién cientifica de la-técn a ‘calcuiadora. La pretensiOn de una fundamentacién de la politica segiin los principios de ideal galileano de ciencia s6lo puede surgir en el marco de una imagen mecanicista del mundo: ‘Ciertamente, el interés cognoscitivo que guia al Principe y ala Uto- pia esta ya encaminado a «actuar al modus del producir» #. Maquia- velo y Moto quebraron ta barrera — inviolable en la filosofia elési ‘entre prexis y poiesis y buscaron la relativa seguridad del saber técnico- artesanal en un campo que hasta entonces estaba reservado a la ine- ‘xactitud ¢ intransmisibilidad de la sabiduria practica. Sin embargo, esta prolongacién no podria levarse a cabo de una manera radical antes de que el mismo saber técnico fuera asegurado teéricamente, Y no tan sélo pragmaticamente. A este respecto, debia caer previa ‘mente otra barrera: la preeminencia greco-cristiana de la vita contem- lativa frente a la vita activa, el cierre de la teoria frente a la praxis. Para losantiguos, la capacidad de comportamiento teleol6gico, la des treza, la techne, asi como la sabiduria de la actuacién racional, eran phronesis, un saber que remite constantemente a la teorfa como al fin ‘supreme y como a la meta mas elevada, pero que nunea puede deri- varse deella, ni justificarse a partir de ella, Precisamente a causa.de ‘esta autosuficiencia de la contemplacidn, quedan capacidades cognos- citivas «mas bajas». La esfera del hacer y de la accién, el mundo de 1M, Horkhcimer, Die Anfante der birgerlchen Geschischsphilosophie, Stut- sant, 1950, p. 10. BML Arend, op. et, p. 293. LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA 7 vida de los hombres y de los ciudadanos ocupados en su conservacién © en'su vida en comin, todo esto, quedaba al margen de la teoria en sentido estricto. Esto se modificé por vez primera cuando ta moder- na investigacién de la naturaleze comenzé a manejar la teoria desde Ja actitud del técnico. [No es que la intencién cognoscitiva de las ciencias modernas, es- pecialmente en sus comienzos, haya estado orientada subjetivamente hacia la produccidn de un conocimiento utilizable técnicamente. Pero la intencién de la misma investigacién, desde los dias de Galileo, 25 objetivamente la siguiente: conseguir la destreza de hacer los mismmos rocesos naturales de igual modo a como la naturaleza los produce. La teoria se mide por la capacidad de reproducci6n artificial de los procesos naturales. En oposicion a la episteme, apunta, por su pro- pia estructura, a la gutilizacién», a la aplicacidn. En esta medida, ia teoria aicanza como un nuevo criterio de su verdad Gunto al cardcter 6gico concluyente) Ia certeza del técnico: conocemos un objeto en ia medida en que lo podemos hacer. Pero por medio de la investigacicn ejercida desde la actitud del técnico se modifica también el mismo com- portamiento téenico. No cabe comparar esta cérteza del téenico ca- Tacteristica del conocimiento dea ciencia moderna con la relativa se- guridad del artesano cldsico que domina su material por ejercicio » Es Hobbes quien estudia por vez primera las «leyes de la vida ciu- dadana» con la intencién expresa de colocar la accién politica sobre Jntbase insuperablemente cierta de aquella técnica dirigida cientifica- mente, que él conocia a partir de la mecdnica contemporanea. Han- nah Arendt ha caracterizado las construcciones del derecho natural racional como un intento de encontrar una teoria «con la que se pue- da fabricar con exactitud cientifica instituciones politicas que regula- fan Jos asuntos de los hombres con la misma seguridad con la que eLrcloj regula los movimientos del tiempo o la creacion entendida como elo} los procesos de la naturalezan*. {Pero por qué se sirve Hob- bes para este fin de! instrumento contractual, por qué fundamenta la filosofia social cientifica como construccién juridica? 3 Sobre ct concepto de interés cognoscitivo téenico, que no tiene un sentido ps ‘spl6gco, sino trascendental, eft. mi invesigacisn, Erkeninic wad Unteresse, Frank 5 fre, 1968; ademas, K. O. Apel, «Szientstik, Hermencuth, deologiekitien en Wie. ter Jahrbuch fr Philosophie, vol. 1. 1968, pp. 13s. reinps et, Hormencui tnd Tdegogiekritik. Theorie Dististon, Frankfurt, 1911. pp. Te SEH Arendt, op. ei, p. 291. 6 ‘TEORIA Y PRAXIS LA FUNDAMENTACION HOBBESIANA DE LA FILOSOFIA SOCIAL COMO CIENCIA: EL PROBLEMATICO ORIGEN DE LAS NORMAS DE LA RAZON NATURAL A PARTIR DE LA MECANICA DE LOS DESEOS NATURALES La conexién de dominium y societas, la unidad de Estado y socie- dad, se habia fundamentado en el derecho natural cli bajo los nomibres sindnimos de res publica y socitas civiles. Pero, ene tan to, la Reforma habia conducido a una positivacién y a una formali- zacién del derecho natural tomista dominante*, que autoriza a Alt- hnusins a plantear la pregunta: «Quis enim exacte stire poterit quid sit iustitia, nisi prius quid sit ius cognoverit eiusque species? Ex iure enim iusitian ®, El derecho se convierte en el " 3 jesun.contrata;, NG Ia valides de-estos contsa- tos (Hobbes extrac de aqui la consecuencia: «Aunque determinadas ‘acciones sean justas en un Estado ¢ injustas en otro, la justicia, y esto. significa: la obediencia a las lees, e5 en todas partes la misena»)”", ‘Underecho formal semejante. corresponde a las relaciones abjetivas. ‘medida en que en los Estados territoriales de los siglos xvi xvut ce leva cabo sculls los dos grandes procesos que modifican I iGn entre dominium y societas desde la taizi-me refiero a la (a Sougsion enue: donmtniurr socio desde [fz ero berano, asi como también a la expansion del trafico capitalista de mercancias y a la subversion paulatina del modo de produccién ligado a la economia de subsisten- Cia Pues este nuevo contexto de intereses —orientado al mercado en lugar de a la easa— de las economias nacionalesy territoriales se de- sarrolla hasta tal punto bajo la reglamentacion de una autoridad que obtiene por aquel entonces por vez primera el caracter soberano, que. esta esfera de la wsociedad cvily, por asf decilo, autorizada absolu tistamemte puede conceptuarse de una manera adecuada en el marco de las categorias del Estado moderno, precisamente en las categorias deun“derecho formal utilizable técnicamente para la regulacidm det trafico social. Las categorias fundamentales del derecho natural facional son pactiim y majestas. El contrato «3 xisto.como.un.instru- ‘mento-para obligar al Estado.ala.dobls tarca.de, por-una parte, im- Plantar el poder legalmente mongpolizado al servicio de Ie.paz y.cl_ 1 Cie-F. Borkenau, Der Ubergang von feadolen zum birgerichen Welbid, Pa ss, 1934, pp. 108s. 35. Althusis, Pottica Methodice Digest, ed. por C. ). Friedrich (Cambridge, Mag, 1932) sein a tercera ed Th. Hobbes, Grunduige der Philosophie, Leipie, 1985, I, 40. LA DOCTRINA CLASICA DE LA POLITICA °o iden x por otra. para el aprovechamiento del benesta, pero tam- El poder legitimado iusnaturalistamente organiza Ja amenaza y la utilizacién de la violencia para la proteccién de la sociedad civil, pre- cisamente con el fin se suprimen el miedo frente a los enemigos, fren- te al hambre y frente a la servidumbre. En Althusius, r amen accidental; nombra las instituciones existentes del trafico social y del poder estatal sin explicarlas. El ardid analitico de representarlas como si hubieran surgido a partir de contratos no conduce a la demostr cin de relaciones necesarias, sino sélo a la esquematizacién de rel jones accidentales. Althusius no puede explicar por qué los indivi- duos entran, en general, en contratos; no puede explicar por qué res petan los contratos en vigor; y, sobre todo, permanece sin explica- cién por qué el pod 16 se pi 0 Dr le tales | contratos, pero en tanto que poder constituido ya no puede ser im- ruanado bor las partes Sontiaventcs Ene medida erate TES ordena estos tres puntos en una conexién causal,.a partir del derecho ‘iencias v esta ci sisface, en efecto, su tarea cucn- do «investiga... los efectos a partir de las causas productoras 0, vice- versa, las causas productoras a partir de los efectos conacidos» ®, onexidn de las causas conocidas a partir de los efectos se pre- ¥ del mundo corrompido presupuesta en la misma medida por Ma quiavelo y por los Reformadores) debe él mismo concensuarse. ustada al modo mecanicista ”. Hobbes debe espe ‘tural que, e parti ‘con goesidad, da lugar a.una coercion altificial: precisairiente un Ordetiamiento juridico asegurado por com- Detencia penal. Y cree encontrar tal coerein natural en el miedo frente “Gla muerte violenta: «Pues cada uno desea aquello quc es bueno pata ai, Vreliaye aquello que es malo; rehuye sobre todo el mayor de los males naturales, Ia muerte; y ciertamente a causa de una necesidad natural no menor que aquella en virtud de la cual una piedra cae ha- Phi 1, p13, » Sobre la construction antropolépiea del estado natura ft. ahora B. Willms, Die Antwort des Leviathan ~ Th. Hobbes pollusche Theorie. Neawed, 1970 toma iamanenicalnexo. causal,

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