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El Libro de Buen Amor ¿es, en el fondo, una obra pesimista?

Por José M. Pérez Sánchez (JM.Persánch)


Artículo publicado en el número 39 de la Revista Literaria digital Remolinos © 2009 ISSN 1997-3489

El libro de Buen Amor (1330,1343) abarca los intentos de seducción

por parte de un arcipreste, ficional o no, que suelen acabar en fracaso. Sus

experiencias con varias damas resultan fatídicas, discute con el amor,

personificado en don amor, acusándolo de ser falso y embustero, donde se

nos informa sobre los peligros del loco amor, y avisa de las ventajas del buen

amor.

Es de todos conocido que El Libro de buen amor se nos presenta

como una obra abierta a la interpretación libre del lector, pues cada uno de

los elementos que lo componen se construye sobre una composición

ambigua.

La ambigüedad de Juan Ruiz no siempre se reduce a una sencilla


cuestión de punto de vista relativo (el dinero, bueno para el amor, es
un mal desde la perspectiva divina; el fracaso amoroso es una
desdicha para quien lo sufre, pero quizá represente su salvación
eterna). Enreda varios niveles de alegoría o parodia. 1 2

Se deduce pues que los esfuerzos de dar una única explicación del

Libro son estériles debido a que dejan múltiples cuestiones con más sombras

que luces, basadas en construcciones de indudable ambigüedad. Arduos son

los debates prolongados en el tiempo alrededor de los aspectos claves del

mismo; si es autobiográfico o fictional, el género, la intención...

En presente documento no se presentan esas herramientas en torno a

los debates consagrados, sino que estos son empleados como evidencia de

la temática propuesta: ¿El Libro de buen amor como obra que encierra un

pesimismo oculto o, por el contrario, ese pesimismo no es más que una

advertencia al lector en un afán didáctico? La respuesta es simplemente

compleja y no responde a una sóla verdad. El libro es completamente

adaptable, como lo llamó Menéndez Pelayo: es una comedia humana .

Es decir, que la defensa de un valor u otro dependerá en gran medida

de los ojos que la contemplen, pues la obra también es ambivalente en este

aspecto. Y gracias a esta subjetividad, la obra permanece fresca y viva a

través de los tiempos, renovándose y contemplando nuevos horizontes.

Lo equívoco no es sino un aspecto del sistema de tensiones


semánticas entre un sentido verdadero y una corteza significante
engañadora. El lector de buen entendimiento (cristiano) escogerá el
camino de la salvación, el loco tomará el del pecado. 2

El libro es pura síntesis reflejo de muchos aspectos de su tiempo,

caractrizado por situar al hombre en una constante dialéctica entre los

sentimientos religioso y profano. El Libro es por tanto considerado crisol del

1
Joset, Jaques. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A, 1990.
p.28
2
Ibid. p.28
conflicto interior del hombre de la Edad media, la dicotomía conflictiva entre
3
la fe (religión) y el deseo mundano (líbido) propio de la relajación de

costumbres de la época, que hacen saltar los resortes sociales mostrando

rebeldía frente a los valores antiguos por medio de las pasiones mundanas.

Se manifiesta como testigo de su tiempo y la mención de los hechos,


comportamientos y circunstancias que hoy nos pueden parecer
sorprendentes, no son sino una denuncia pública de los mismos. 3

En el prólogo en prosa se asocia y se opone el buen amor (divino) y

loco amor (mundano), realidad y apariencia... Te daré entendimiento y te

instruiré en este camino, por el que has de andar...por lo que yo, en mi

poca sabiduría y mucha y gran ignorancia, comprendiendo cuántos bienes

hace perder el loco amor del mundo al alma y al cuerpo, y los muchos

males a que los inclina y conduce... 4 En esta primera parte encontramos

generación asociativa del loco amor con el mundo que corrompe el alma y

conlleva muchas tentaciones y males. Y posteriormente se encuentra una

puerta a la esperanza para aquellos que decidan seguir el buen amor: Y así

este mi libro bien puede decir a cada hombre o mujer, al cuerdo y al no

cuerdo, tanto al que entienda el bien, elija la salvación y obre el bien

amando a Dios...5

Esta misma dialéctica será retomada por el petrarquismo haciendo

analogía idealista durante el Renacimiento; generaciones petrarquistas que

concebían la dama como un ser casi divino que refleja su perfección

espiritual y virtudes (pureza, castidad y virginalidad) en la aparincia exterior.

3
Serrano Segura, José Antonio, http://jaserrano.com/LBA/ apartado octavo: La intención (sexto
párrafo)
4
Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen amor, prólogo en prosa,
version modernizada del prólogo tomado de http://jaserrano.com/LBA/
5
Ibid.
Poetas lamentativos que llevaron al extremo la concepción de amor
4
platónico. (Diagram 1) El poeta se encuentra, al igual que el arcipreste en

El Libro, entre dos estados: el divino-buen amor- idealismo y el mundano-

loco amor- carpe diem.

Diagrama 1

Idealismo- Mundo Ideal Buen amor Dios Salvación

Poetas petrarquistas Arcipreste Hombre

Mundo real-Carpe Diem Loco amor mundano Pecado

Juan Ruiz se las ingenió para complementar un proceso de escritura

en el que la construcción de las apariencias llega a ocultar el verdadero

pensamiento, y nos invita a descubrir más allá del verbo y su apariencia.

A imagen y semejanza del diagrama anterior, Juan Ruiz establece la

misma polaridad a la hora de establecer la temática a tratar en este ensayo.

La muerte es un tabú social, en este caso minada por la moral católica; Juan

Ruiz disfraza su gran obsesión bajo el humor, la ironía y la sátira, reflejándola

al mismo tiempo, por lo que el libro se convierte, desde mi punto de vista, en

una obra atormentada disfrazada y engalanada tras un traje poético.

Como prueba de ello Juan Ruiz establece un paralelismo entre la

estructura de su obra y las estapas del hombre. Su estructura es decadente y

simboliza las dos etapas marcadas del mismo: su juventud, dónde, desde su

inconsciencia, nada tiene verdadera importancia (loco amor); y la madurez,

cuando somos conscientes de la muerte (Buen amor, amor divino, salvación).


Por ello la primera parte de la obra es afirmación de que el amor es
5
inseparable de la vida y de que nace como consecuencia de nuestra

existencia. Sin embargo, siguiendo el paralelismo metafórico, la segunda

parte nos muestra que el amor conduce inexorablemente a la muerte y que

no hay esperanza de amor duradero en la tierra, salvo el amor a Dios. De

hecho, dos de las catorce aventuras de loco amor acaban topandose con la

muerte de la pretendida: La quinta dama (copla 910 y sigs.) la jovencilla

delicada que murió en pocos días y la decimotercera (1332 y sigs.) dama la

monja doña Garoza.

Gracias a esta cohesión interna del libro que subyace en la narrativa,

se va avanzando en transición desde una despreocupación placentera en la

primera parte del libro hasta una actitud de meditación y reflexión a cerca de

la relatividad de los placeres mundanos y de la vida, amenazada por la

muerte (como podemos leer al final del episodio de las serranas).

En consecuencia el mensaje final es negativo, pesimista, a pesar de

tratar de ocultarlo tras una mascara de humorismo propio de quien tiene

miedo o no acaba de aceptar algo, una forma de evasión o escapismo.

Humor empleado como elemento innovador para anestesiar el dolor; así, por

tanto, el humor del arcipreste oculta una realidad dolorosa y advierte al

mismo tiempo de los peligros del loco amor (amor mundano, pecadores),

acercandonos a las ventajas del buen amor (amor de Dios, virtuosos).

El Arcipreste cree que se consigue más haciendo reír que haciendo


llorar, por eso escribe su libro en tono divertido; sabe que para hacerse
entender de la gente hay que hablar su idioma, y así emplea ejemplos
y razonamientos al alcance y gusto del pueblo a quien se dirige y con
quien se encuentra cómodo formado parte de él. 6

6
Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Editorial Castalia S.A, 1995, p. 15
Como digo, la muerte es uno de los tabúes de siempre en la sociedad,
6
es escondida y relegada a la oscuridad del trastero moral, en lugar de

aceptarla como parte de la vida y de nuestra naturaleza. Juan Ruiz señala y

refleja los variados enfoques medievales sobre la muerte al tiempo que trata

su gran obsesión, préstese especial atención al último verso de la siguiente

copla, 1520.

¡Ay muerte! ¡Muerta seas, bien muerta y malandante!


¡Mataste a la mi vieja! ¡Matases a mí antes!
¡Enemiga del mundo, no tienes semejante!
De tu amarga memoria no hay quien no se espante.7

La copla 1521 represnta una muerte igualadora e inexorable a todo

hombre, casi desde un sentimiento de admiración al encontrar en ella justicia

divina, devolviendo a la naturaleza su poder sacro.

Muerte, a aquel que tú hieres arrástralo, cruel,


al bueno como al malo, al noble y al infiel,
a todos los igualas por el mismo nivel;
para ti, reyes, papas, valen un cascabel.8

Otro concepto de muerte encontramos en la copla 1534 donde la

muerte es caracterizada como destructora de próceres y señoríos.

Muchos piensan ganar cuando dice:!A todo!


pero luego, un azar cambia el dado a su modo;
busca el hombre tesoros por tener acomodo,
viene la muerte entonces y lo deja en el lodo.9

Como se demuestra, la muerte es concebida de forma obsesiva por

nuestro autor, y marca la línea entre el buen y el loco amor en base a

creencias.

No puede pedirse prueba más contundente de que en el Buen amor el


vital horror a la Muerte predomina con mucho sobre la conciencia de
pecado. 10

7
Ibid. p.255
8
Ibid. p.255
9
Ibid. p.257
Además del pesimismo expresado por la muerte, siempre que no se 7

atienda a los presupuestos de la fe, la obra también presenta un balance

negativo en cuanto al resultado de las intenciones del arcipreste. Realmente

es un pecador, asumiendo que el hombre es pecador por naturaleza y que él

no es excepción, cediendo a las debilidades y tentaciones de la carne.

El uso de pecador casi como sinónimo de hombre y la concepción de


pecar como actividad inherente a la condición humana. Antevliene el
pecar de la flaqueza de la naturaleza humana que es el hombre, que
no se puede escapar del pecado .11

El arcipreste presenta un balance pésimo en el loco amor:

De las 14 aventuras del Buen amor cinco fracasan por negativa de la


amada (77 y sigs, 176 y sigs, 1317 y sigs, 1321 y sigs, 1508 y sigs) y
dos por su muerte (918 y sigs, 1332 y sigs ) dos por necedad del
mesajero (112 y sigs, 1622 y sigs) mientras en las otras dos cánticas
análogas, el poeta, como queda dicho, se pinta a merced de las
temibles serranas: 971 oue de fazer quanto quiso; 984 res ele e fuy
couarde. De suerte que la consumación del amor lo deja en postura
más ridícula que nunca. La única excepción es la aventura de don
Melón lógicamente, ya que a diferencia del resto, en ella el poeta no
inventa sino traduce, y ya que el triunfante enamorado no es el
Arcipreste sino don Melón, que acaba casándose con su bella. 12

A qué se debe que Juan Ruiz se ensañe con el arcipreste negándole

un amor terrenal, sin concesiones, castigado por el hombre y por el destino.

Que motivo o que mensaje se esconde en todo ello.

Para Kellermann el fracaso de los amoríos no emana de la intención


didáctica sino del supuesto tema central del Libro, que es el pecado y,
en particular, la tendencia al pecado más bien que el pecado en
acto. 13

Sea como fuere, el pecado copa gran presencia en el texto y se

convierte en sinónimo de loco amor, un amor terrenal al que no se puede

10
Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973. p.230
11
Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973. p. 231-232
12
Ibid. p. 249
13
Ibid. p. 249
escapar por la debilidad humana, pero contra el que hay que oponer
8
resistencia desde el amor a Dios, el buen amor que te guiará hacia una

salvación del alma.

Al asociar loco amor y pecado Juan Ruiz desnaturaliza el concepto

actual de amor, concebido como algo positivo. Así pues, este es también una

herramienta que trabaja en pro del pesimismo de la obra, transmitido a través

de un valor positivo, como se presupone el amor, pues, ahora, amor equivale

a loco amor y este a pecado.

Todo esto es posible debido a una concepción del mundo como algo

transitorio y fugaz, donde el cuerpo es cárcel del espíritu14, unos grilletes que

no la dejan libre hasta que llegua de la mano de Dios con su salvación.

Precisamente una faceta del carácter del Arcipreste de Hita que


aparece a través de su Libro de una manera destacada, sin que haya
que acudir a sutilezas para percibirla, es su profunda y arraigada fe;
entre las picardías y burlas, filosofías, lamentaciones y peroratas, está
la armazón solidísima de la creencia religiosa que no culmina, a mi
entender, en las composiciones devotas, sino en momentos dispersos
en el Libro de Buen Amor, como la confianza en Dios tantas veces
manifestada .15

El pecado es articulado conectándolo al sentido de vicio, como

expresión del loco amor, sirvan de ejemplo las próximas citas que recorren

todo el texto:

(173)

14
Esta concepción del cuerpo como cárcel o prisión proviene de una larga tradición discursiva, más
concretamente de una dualidad que surge del desconocimiento real de un hecho histórico: fue material
la prisión del arcipreste o tan solo metafórica:
Dámaso Alonso se inclina con bastante decisión hacia la idea de ver el encarcelamiento del Arcipreste
como suceso real (<<tres poetas en desamparo>>, artículo recogido en el volumen De los siglos
oscuros al oro, Madrid, 1958).También manifiesta el mismo criterio en <<La cárcel del Arcipreste>>
(cuadernos hispanoamericanos, num. 86, febrero 1957, p.165-177). Pero al término de sus
razonamientos, advierte, cauteloso, que por sostener tal tesis <<no pondría la mano en el fuego>>
María Rosa Lida prefiere considerar como espiritual la prisión discutida, pero concluye: <<ni he
excluido, ni excluyo la posibilidad de que el poeta haya expresado una situación concreta en estilo
devoto convencional>>. (Nuevas notas sobre el Libro de Buen Amor>> XIII, 1-2 p. 17-82
15
Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Editorial Castalia S.A, 1995, p. 13
Yo no perderé a Dios ni al bello paraíso
por pecado fugaz como sombre de aliso; 9
que no soy tan sin seso para tal compromiso,
quien toma ha de dar algo, díselo el sabio aviso.16
(218)
De todos los pecados es raíz la codicia
es tu hija mayor; mayordoma es la ambicia
y tu alférez también, la que tu casa oficia;
ella destruye al mundo, soborna a la justicia.17

(318)
Nunca estás inactivo: a quien una vez atas
haces pensar engaños y muchas malbaratas;
deléitase en pecados, el seso y le arrebatas;
con tus malos oficios almas y cuerpos matas.18

(1501)
Aunque sea pecado contra nuestro señor
diríjase a una monja en galanteador,
¡Ay Dios!, ¡Ojalá fuera yo mismo el pecador!
¡Ya haría penitencia, consumado el error!19

(1604)
Todos los demás pecados, mortales y veniales,
De estos tres nacen, cual ríos de las fuentes perenales;
en los tres está el comienzo y suma de todos los males.
Dios nos proteja de padre, de hijos y nietos tales.20

El peso de esta temática es tal que el libro se cierra con un ruego de

perdón a los pecados. Muestra evidente del conflicto interior que nos toca

transitar en este muno como valle de lágrimas.

(1727-1728)

A vos de buen galardón,


De los pecados, perdón,
y que el ángel bien atienda
en sus manos esta ofrenda,
¡Señor, estos pecadores
ruegan por sus bienhechores!
Recibe Tú esta canción,
escucha nuestra oración

16
Ibid. p. 69
17
Ibid. p. 75
18
Ibid. p. 89
19
Ibid. p. 252
20
Ibid. p. 267
en que los pobres rogamos
por quien nos dio que comamos 10
y por el que darlo quiso.
Dios, que padeció sumiso
Os dé el Santo Paraíso.21

La desnaturalización del amor plasmada por Juan Ruiz a lo largo y

ancho del Libro, asociada al pecado como hemos visto, llega a su punto

álgido en el momento que lo personifica en don Amor. Al personificarlo, Juan

Ruiz le transfiere las cualidades propias del hombre y como consecuencia

directa también el pecado del que forma parte de forma innata; por lo que

Juan Ruiz conecta el amor a lo terrenal, alejándolo del espíritu, implicando

con ello que el amor es pecado, vicio y lujuria.

Como reflejo del conflicto anterior, Juan Ruiz lo hace explícito en la

disputa del Arcipreste con don amor, acusándolo de falso, mentiroso y

embaucador en De cómo el amor visitó al arcipreste y de la disputa que

ambos sostuvieron:

(182)

Con enojo muy grande le empecé a denostar;


Le dije: -Si amor eres, no puedes aquí estar,
eres falso, embustero y ducho en engañar;
salvar no puedes uno, puedes cien mil matar.22

Le acusa de matar a las personas en grandes cantidades más que

salvarlas. Sirviéndose de engaños y separando a hombres y mujeres por

medio de iras y enfados, que no tiene regla fija por lo que es confuso, y

cuando se consuma una frustración de un enamorado, don amor no le allivia

con nada, sino que por el contrario, lo humilla y hace que se sienta asustado.

(183-186)

21
Ibid. p. 290
22
Ibid. p. 70
Con engaños, linojas y sutiles mentiras
emponzoñas las lenguas, envenenas tus viras, 11
hiere a quien más te sirve tu flecha cuando tiras;
separas de las damas a los hombre, por iras.

Enloqucidos trae a muchos tu saber;


los estorbas el sueño, el comer y el beber,
haces a muchos hombres a tanto se atrever
por ti, que cuerpo y alma llegarán a perder.

No tienes regla fija ni te portas con tiento:


a veces arrebatas con ímpetu violento,
a veces, poco a poco, con maestrías ciento;
en cuanto yo te digo tú sabes que no miento.

Cuando a uno aprisionas, no le alivias con nada,


hoy y mañana humillas su vida acongojada;
el que te cree, preso gemirá en tu mesnada
y por placer poquillo andará gran jornada.23

No obstante, nuestro arcipreste abre una vía a la esperanza de la

salvación a través del buen amor. Dios nos dio una segunda oportunidad tras

el pecado original para volver al paraíso junto a él por medio de la fe: el

horror vivísimo a la muerte y, lógicamente, el júbilo por la victoria de Jesús


24
sobre ella...

Con ello, Juan Ruiz predica desde su prólogo en prosa el comienzo del

camino a seguir si se quiere vencer a la muerte, como hizo cristo con la

resurrección.

escogiendo y queriendo con buena voluntad la salvación y gloria del


Paraíso para mi alma, hice este pequeño escrito en muestra de bien, y
compuse este nuevo libro en el que hay escritas algunas mañas,
maestrías y sutilezas engañosas del loco amor del mundo, del que se
sirven algunas personas para pecar. Y al leerlas y oírlas el hombre o la
mujer de buen entendimiento, que se quiera salvar, elegirá y hará el
bien 25

23
Ibid. p. 70-71
24
Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973 P. 229
25
Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen amor, prólogo en prosa,
version modernizada del prólogo tomado de http://jaserrano.com/LBA/
Por si esto no evidenciara el mensaje, nuestro escritor reincide
12
posteriormente en términos semejantes apelando al buen entendimiento de

los que lean su obra ofreciendoles entendimiento, es decir, el conocimietno

hacia la salvación del espíritu.

Y así este mi libro bien puede decir a cada hombre o mujer, al cuerdo
y al no cuerdo, tanto al que entienda el bien, elija la salvación y obre el
bien amando a Dios, como al que prefiera el loco amor en el camino
que recorra: te daré entendimiento. 26

Por tanto, a pesar de encontrar un pesimismo contundente a los largo

de los aspectos desarrollados con antrioridad, se atisba un rayo de

esperanza a través de la fe. Se articula la salvación por medio de la religión y

de dios, representados por el buen amor.

La valoración, por ello, un vitalismo se desarrolla en forma de


humorismo, y también en forma de seria didáctica porque al fin y al
cabo, Dios sigue pareciendo lo único seguro. 27

El arcipreste en base a esa firme convicción en la fe de un Dios

compasivo y a su gracia con el poder de redempción nos confiere un deseo

de ser salvados por él, incluso si somos pecadores puesto que un

arrepemtimiento sincero guía de nuevo reconduciéndonos hacia el sendero

de Dios. Pues nuestro Dios entiende de las tentaciones con que el hombre es

embaucado por el espejismo del loco amor, consumado en la tierra como

fruto de la debilidad que nos cararcteriza. Sin entrar en contradicción por ello

entre ambos aspectos.

No hay contradicción, ni inconsistencia que la que hoy en la vida de


cualquier hombre. Pues el ciclo de la vida, el amor y la muerte, el del
pecado, el arrepentimiento y la absolución. 28

26
Ibid.
27
28
De hecho el mismo arcipreste incurre en el pecado terrenal y al mismo
13
tiempo, por ejemplo, reprocha a don amor. Y, si se considera autobiográfico,

también ofreciendo buen entendimiento y siendo pecador.

Y este mismo Arcipreste, que se hace protagonista de las aventuras


amorosas de su obra, acude luego en devota peregrinación al
monasterio de Santa María del Vado para purificarse de sus
culpas... 29

A pesar de la crisis de valores religiosos encontrados en la

época, un número bastante amplio de textos bíblicos señalan, hasta con

virulencia, que la salvación de la culpa del pecado y de sus consecuencias es

obra de Dios. El arcipreste hace hincapie en el mismo aspecto prolongando

una y otra vez la agonía del sufrimiento y su conflicto hasta el final del Libro.

Un conflicto ineludible en la tierra por su debilidad, pero al tiempo inmerso en

la fe de que su amor en Dios y su sincero arrepentimiento haran mella en

Dios para alcanzar su salvación y el amor eterno del padre misericordia.

Hay en nosotros una creencia innata, desarrollada por la religión y sus

influjos, a la autojustificación que, conscientemente o no, señala a nuestra

natura cuando incurrimos en faltas. Así lo hace Juan Ruiz, interponiendo

entre él y nosotros la creación de un arcipreste, quizás un alter ego que

oculta sus faltas.

Y como le va sucediendo este arcipreste, su fe se ve en conflicto con

otros valores. Pero, aún pecando, su fe en Dios como amor puro se mantiene

inquebrantable. Una fe que por lo general se resquebraja cuando

descubrimos la fuerza de nuestras tendencias pecaminosas, fruto de nuestra

inestabilidad espiritual, que es justamente lo que trata de reforzarnos Juan

29
Ruiz por medio del Libro de buen amor, un amor firme e incondicional que se
14
verá recompensado con el amor eterno del padre de los hombres.

El Libro de buen amor es reflejo de las respuestas a todos estos

interrogantes. Respuestas que vienen determinadas y marcadas por una

doble realidad: por un lado, el arcipreste delega en Dios, quien obra en

nosotros con el poder de su gracia. Y, por otro, Juan Ruiz nos comunica que

debemos esforzarnos en no caer en la tentación.

En conclusión, El Libro de buen amor, se nos presenta como un texto

abierto a la interpretación del lector, pues ha sido demostrado que los

componentes del mismo reflejan valores ambiguos.

A lo largo de este proyecto he postulado ideas a favor y en contra del

supuesto carácter persimista de la obra para porbar su ambivalencia. Y es

por ello que el dar una única explicación, afirmando o negando el valor del

libro como pesimista en el fondo, sería, desde mi punto de vista, concurrir en

un error, debido a que la estructura semántica del mensaje es dual,

permitiendo la defensa de ambos valores.

En definitiva, la defensa de un valor u otro dependerá en gran medida

de los ojos que la contemplen, pues la obra demuestra su ambivalencia

también en este aspecto, descansando todo el peso de la interprestación

sobre las creencias personales del lector en base a su fe y su subjetividad

religiosa.
Bibliografía
15
Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de Buen amor, Editorial Castalia
S.A, 1995

Dámaso Alonso La cárcel del Arcipreste cuadernos hispanoamericanos, num.


86, febrero 1957, p.165-177.
Joset, Jaques. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Altea,

Taurus, Alfaguara, S.A, 1990.

Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y
estudios críticos, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973

María Rosa Linda, Nuevas notas sobre el Libro de Buen Amor XIII, 1-2 p. 17-
82

Serrano Segura, José Antonio, http://jaserrano.com/LBA/ apartado octavo: La


intención (sexto párrafo)

Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen
amor, prólogo en prosa, version modernizada del prólogo tomado de
http://jaserrano.com/LBA/

ESBOZO BIOGRÁFICO CURRICULAR:


José M. Pérez Sánchez (JM.Persánch)

Licenciado en Filologías Inglesa e Hispánica por la Universidad de Cádiz; comenzó


su Doctorado en el Bienio 2004-2006, en el que registró y entregó un trabajo de
investigación en el departamento de Historia de América, previo a la tesis, bajo el
nombre de La Creación del Latino en la Sociedad Norteamericana a través del Cine:
Sus Estereotipos y Memoria Colectiva, en 2006; publicó su primera novela bajo el
nombre El Espejo, en 2006. Antesala de olvido / Prelude to Oblivion supuso la
publicación de su primer poemario, en 2007, donde recoge una selección de poemas
escritos durante su estancia en Birmingham, Reino Unido, mientras cursaba estudios
en la University of Birmingham como estudiante de intercambio, año académico
2005-2006, quizás, por ello decide llevar a cabo la publicación a través de una edición
bilingüe. En el mismo año publicó su segundo poemario Poesía del agua, demos voz
al agua. El Centro Poetico de escritores noveles (Madrid) seleccionó un poema suyo
como semifinalista de su concurso literario "Palabras Indiscretas" y lo publicó en una
antología poética bajo el mismo nombre en el verano 2008. Recientemente
fue Profesor EFL en Cavendish School of English (Bournemouth, UK) y actualmente
es director fundador del Grupo Literario Palabras Indiscretas y responsable de la
sección de Estudios Hispánicos en la Revista Sarasuati.

Abierto a proyectos, propuestas, colaboraciones.

e-mail de contacto Jm.persanch@live.com


Sitio oficial del autor http://jmpersanch.webs.com
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