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Ambos ansiaban el lunes.

l le haba dicho, por telfono, que nunca haba


sentido un fin de semana tan largo.
Se acercaba la semana santa y con ello, el primer encuentro real, despus de
haber recado insistentemente en el amor. Jams se haban visto en persona.
Ella, mirando fijamente el techo de su habitacin se preguntaba cmo sera
aquella primera cita. Experimentaba un conjunto de emociones que
revoloteaban su corazn. Pero en ellos, siempre la extraa sensacin de que
acuda a un encuentro que se haba pospuesto hace siglos, por la llegada de su
prematura muerte a manos de los inquisidores.
En su mente divagaban imgenes como destellos de luz, como sucesos fugaces
de escenas pretritas. Su imaginacin transfiguraba el retrato de aquel
hombre virtuoso que nicamente haba visto en fotografas, con el de aquel ser
misterioso con el que otrora compartiera las mieles del concubinato.
Se levant de la cama, ya vestida. Trat de ser discreta con su facha. A pesar
de que el acuerdo consista en pasar slo una semana juntos, ella no quera
despertar en l, una mala impresin. Previamente, haban hablado por telfono
y le confirmaba que la recogera en el punto acordado. Su voz era tan familiar
para ella, tanto como las facciones que de l haba detallado en las fotografas.
Finalmente tom la maleta y zarp hacia el sitio pactado. Al salir de su casa,
mir hacia atrs dejando un pasado doloroso, sintiendo que este extrao
cambiara, al menos, una semana de su vida. Haba esperanza. Lo que ella no
imaginaba es que esa sensacin se prolongara indefinidamente, al punto de
convertir a este hombre en el eje de muchas decisiones importantes en su
vida. No poda tan siquiera imaginar que su vida dara un giro inesperado, en
muchos sentidos.

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