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Paternidad espiritual
La vocacin pastoral de los sacerdotes es grande y universal: se dirige a toda la Iglesia y,
por tanto, es tambin misionera. Por eso, el ministerio del sacerdote es a su vez ministerio
de paternidad. A travs de su dedicacin a las almas, muchas son engendradas a la vida
nueva en Cristo. Se trata de una verdadera paternidad espiritual.
Autoridad como amoris officium
El sacerdote ejerce toda autoridad ha de ejercitarse con espritu de servicio, como amoris
officium y dedicacin desinteresada al bien del rebao. Esta realidad, que ha de vivirse con
humildad y coherencia, puede estar sujeta a dos tentaciones opuestas. La primera consiste
en desempear el propio ministerio tiranizando a su rebao, mientras que la segunda
tentacin es la que lleva a hacer intil, en nombre de una incorrecta nocin de comunidad,
la propia configuracin con Cristo Cabeza y Pastor. Esto lleva a caer en la t entacin del
democraticismo y del igualitarismo
Comunin en el presbiterio
En virtud del sacramento del Orden cada sacerdote est unido a los dems miembros del
presbiterio por particulares vnculos de caridad apostlica, de ministerio y de fraternidad.
El presbtero est unido al Ordo Presbyterorum: as se constituye una unidad, que puede
considerarse como verdadera familia, en la que los vnculos no proceden de la carne o de la
sangre sino de la gracia del Orden.
Fraternidad sacerdotal y la pertenencia al presbiterio son elementos caractersticos del
sacerdote.
Pastoral vocacional
Todo sacerdote se dedicar con especial solicitud a la pastoral vocacional. No dejar de
incentivar la oracin por las vocaciones y se prodigar en la catequesis. Esta pastoral se
deber fundar principalmente en la grandeza de la llamada, eleccin divina a favor de los
hombres: delante de los jvenes es preciso presentar en primer lugar el precioso y bellsimo
don que conlleva seguir a Cristo. El sacerdote mantendr siempre relaciones de
colaboracin cordial y de afecto sincero con el seminario, cuna de la propia vocacin y
maestro de aprendizaje de la primera experiencia de vida comunitaria. Es exigencia
ineludible de la caridad pastoral, del amor al propio sacerdocio, que cada presbtero,
secundando la gracia del Espritu Santo, se preocupe de suscitar al menos una vocacin
sacerdotal que pueda continuar su ministerio al servicio del Seor y a favor de los hombres.