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Para ser aún más claros y completando la idea anterior, el acto de evaluar
está, necesariamente, atravesado por el bagaje cultural y social del alumno, por las
características del contenido a considerar y la metodología empleada para su
enseñanza, por los condicionamientos institucionales, por las cuestiones personales
del docente y de los alumnos, de la situación social (incluyendo en ello lo
económico, lo político, etc.), hasta del contexto local, regional, nacional y aún
mundial.
En la evaluación no sólo están en consideración el alumno y sus saberes,
también lo están el propio docente (como profesional de la enseñanza), la escuela,
el sistema educativo, la sociedad en su conjunto.
Para comenzar a desenredar la madeja, tal vez sea conveniente reiterar algo
ya conocido.
Si hablamos de una evaluación como “información intra-clase” sabemos que
en el proceso de enseñanza transitamos por tres momentos (no siempre de bordes y
límites internos claros, diferenciados):
♦ Una evaluación inicial que pretende conocer “el estado de la cuestión”, es decir,
el estado en que se encuentran los aprendizajes de nuestros alumnos. Este
momento, que se realiza durante todo el año (y con especial énfasis al comenzar
las clases o al iniciar cada tema nuevo), no sólo considera los aspectos
conceptuales del saber, sino también el manejo y dominio de lo procedimental y
el plano de las actitudes.
♦ Una evaluación de proceso o formativa (como la anterior, orientadora de la
tarea), no sólo sirve al docente para conocer el estado de lo aprendido, sino, y
muy especialmente, para la reflexión y toma de decisiones en relación con todo
lo que hace a su labor educativa 5. Pero no sólo ello, también permite (o al
menos, debería permitir) al alumno repensar su accionar como estudiante, como
sujeto activo de su aprendizaje6. La evaluación formativa supone también la
presencia de otros agentes que intervienen, de alguna manera y con roles
diferenciados, en los procesos de enseñanza y de aprendizaje: el personal de
conducción, otros colegas que participen de la atención del grupo de alumnos. La
evaluación es, sin lugar a dudas, una tarea de equipo.
♦ Una evaluación sumativa, de producto o de promoción que no debe distar
mucho de lo dicho precedentemente. Tendrá en cuenta las anteriores, los
procesos alcanzados por cada alumno, sus “puntos de partida y de llegada”, sus
logros y dificultades. Necesariamente, considera tanto lo conceptual como lo
procedimental y lo actitudinal e integra los aportes y opiniones de todos los que
han intervenido en la tarea. Sin duda, esta evaluación sirve al educador para
repensar la tarea del año concluido, buscar los ajustes adecuados para la
consecución de los aprendizajes de este grupo en particular, modificar (si fuera
necesario) las opciones metodológicas adoptadas y reflexionar acerca de los
acuerdos institucionales vinculados a contenidos, métodos, formas de
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Y algo más, “estos debates (...) podrían modificarse si los docentes recuperan
el lugar de la evaluación como el lugar que genera información respecto de la
calidad de su propuesta de enseñanza (...), como un lugar privilegiado para generar
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Y Pluckrose agrega
Comprender la naturaleza de los datos
Distinguir entre los hechos históricos y su interpretación;
Buscar explicaciones para un cambio,
Comprender que los sucesos tienen una multiplicidad de causas
Estimular la comprensión de los procesos de cambio y continuidad
Desarrollar la perspicacia para obtener una valoración del pasado basada en
la información.
Se espera además que el aprendizaje acerca de la social contribuya a la
educación personal y social del niño, desarrollando actitudes y valores (como el
respeto por los datos, la tolerancia de una variedad de opiniones) y estimulando una
comunicación clara.13
Y, finalmente,
♦ Valorar el error como un medio para pensar
A modo de cierre
Como ya dijimos, evaluar es, según nuestra opinión, una de las tareas más
complejas que el docente debe realizar. En ella se juega todo su trabajo y esfuerzo
cotidianos; pero también se juega la institución en la que ejerce, la del grupo de
alumnos... Es una tarea a realizar en equipo, siempre sosteniendo una mirada
amplia, compleja, abarcativa, holística. En la evaluación siempre hay más dudas que
certezas, más preguntas que respuestas, más dudas que afirmaciones categóricas.
Sólo teniendo conciencia de ello, afrontando que esto es así, podremos acercarnos
lo más ajustadamente posible a los aprendizajes de los alumnos, a sus dudas y
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