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Violencia, el leo que pint Alejandro Obregn en 1962 y que hoy pertenece al
Banco de la Repblica, es para los colombianos lo que Guernica o El grito son
para el mundo: imgenes que resumen el horror, la desesperanza, la barbarie de
que es capaz el ser humano. El cuadro muestra el cadver de una mujer encinta.
Est envuelta en sombras (ella misma es un conjunto de sombras) vecinas de un
gris tenue que recuerda ms un sudario que un amanecer.
Las pinceladas bruscas de Obregn (1920-1992) desnudan mejor la violencia
colombiana que dcadas de crnicas, noticias, cifras y anlisis. Como la
estadstica de muertos, heridos y masacrados es una ciencia relativamente
reciente y menos inquietante que los despojos del cuadro, tiende a pensarse
que la violencia colombiana empez hace apenas medio siglo, a lo sumo 80 aos.
No. Estas etapas no fueron las primeras ni las ltimas de un interminable calvario.
Desde los tiempos de la colonia, las atrocidades ocupan sitio destacado en la
historia nacional. Ya en 1597 gobernaba un presidente tan prfido, Francisco de
Sande, que los santafereos lo apodaban Doctor Sangre. Escribe el cronista
Juan Rodrguez Freyle en El carnero (1638) que siempre se conoci al doctor
Francisco de Sande la condicin cruel que tena.
Descontados los conquistadores, l inaugura la larga lista de nombres clebres
por sus hazaas violentas. Luego se sumarn los del virrey Flrez, que traicion a
Jos Antonio Galn y los comuneros y dispuso su ejecucin y la reparticin de sus
trozos descuartizados; el pacificador Morillo, que fusil a cientos de patriotas;
Hermgenes Maza, sanguinario general al servicio de Bolvar (y Bolvar que, como
presidente, mand fusilar enemigos, al igual que Santander, Mosquera y Rafael
Reyes).