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15 Respuestas a las Estupideces Creacionistas

Por John Rennie


INTRODUCIÓN

LA CONCHA DEL NAUTILUS: ¿Diseñado o evolucionado?


Cuando Charles Darwin introdujo la teoría de la evolución a través de la selección natural hace 143 años, los
científicos la debatieron ferozmente, pero la gran evidencia de la paleontología, la genética, la zoología, la
biología molecular y otros campos, gradualmente establecieron la verdad de la evolución más allá de la duda
razonable. Hoy esa batalla ha sido ganada en todas partes —excepto en la imaginación del público.

Es una vergüenza que en el siglo 21, en la nación más adelantada científicamente, los creacionistas puedan
persuadir a políticos, jueces y ciudadanos comunes que la evolución es una fantasía deficiente y pobremente
sustentada. Ejercen presión para que las ideas creacionistas, como el diseño inteligente, sean enseñadas como
alternativas a la evolución en aulas de ciencia. Mientras se publica este artículo, la Junta Directiva Educación
de Ohio debate si se promulgará tal cambio. Algunos antievolucionistas, como Philip E. Johnson, profesor de
leyes en la Univ. De California, Berkeley, y autor de "Darwin on Trial", admite que intenta que la teoría del
diseño inteligente sirva como "cuña" para reabrir las aulas de ciencia a los coloquios de Dios.

Maestros acosados y otros se pueden encontrar tratando de defender la evolución y refutar el creacionismo.
Los argumentos que los creacionistas usan son típicamente falaces y basados en malentendidos evolutivos (o
acerca de mentiras categóricas), pero el número y diversidad de las objeciones pueden poner incluso a
personas bien informadas en desventaja.

Para ayudar a contestarles, la siguiente lista refuta algunas de las discusiones más comunes "y científicas"
levantadas en contra de la evolución. También dirige a los lectores a más fuentes de información y explica por
qué la ciencia creacionista no tiene cabida en las aulas.

A continuación se presentan las 15 respuestas a preguntas estúpidas hechas por los creacionistas.
1. La Evolución Es Sólo Una Teoría. No Es Un Hecho O Una Ley Científica.

Muchas personas aprendieron en la escuela que una teoría cae en medio de una jerarquía de certeza —por
encima de una mera hipótesis, pero debajo de una ley. Sin embargo, los científicos no usan los términos de
ese modo. Según la Academia Nacional de Ciencias (ANC), una teoría científica es "una explicación bien
substanciada de algún aspecto del mundo natural que puede incorporar hechos, leyes, deducciones e hipótesis
probadas". Ninguna medida de validación cambia una teoría en una ley, que es una generalización descriptiva
acerca de naturaleza. Así es que, cuando los científicos hablan de la teoría de evolución —o la teoría atómica
o la teoría de relatividad– no están expresando reservaciones acerca de su verdad.

Además de la teoría de la evolución, representando la idea de descenso con modificación, uno también puede
hablar del hecho de la evolución. La ANC define hecho como una observación que ha sido repetidamente
confirmada y para todo propósito práctico es aceptado como verdadero.'El registro fósil y otra evidencia
abundante dan testimonio de que los organismos han evolucionado a través del tiempo. Aunque nadie observó
esas transformaciones, las pruebas indirectas son claras, inequívocas y convincentes.

Todas las ciencias frecuentemente confían en evidencias indirectas. Por ejemplo, los físicos no pueden ver las
partículas subatómicas directamente, así es que verifican su existencia observando las huellas reveladoras que
las partículas dejan en cámaras de niebla. La ausencia de observación directa no hace que las deducciones de
los físicos sean menos ciertas.

2. La Selección Natural Se Basa En Un Razonamiento Circular: Los Más Aptos Son Aquellos Que
Sobreviven Y Los Que Sobreviven Son Reputados Como Los Más Aptos.

La supervivencia del más apto es una forma coloquial de describir la selección natural, pero una descripción
más técnica habla de tasas diferenciales de supervivencia y reproducción. Es decir, en vez de etiquetar las
especies como más o menos aptas, uno puede describir cuánta descendencia son propensas a dejar bajo las
circunstancias dadas. Coloque un par de pinzones de pico pequeño que se reproducen rápido y un par de
pinzones de pico grande que se reproducen más lento en una isla llena de semillas de comida. Dentro de
algunas generaciones los procreadores rápidos pueden controlar más los recursos alimentarios. Pero si los
picos grandes rompen más fácilmente las semillas, la ventaja puede volcarse en los procreadores lentos. En un
estudio pionero sobre pinzones en las Islas Galápagos, Peter R. Grant de la Universidad de Princeton observó
estas clases de cambios demográficos en la naturaleza [Véase su artículo "Natural Selection and Darwin 's
Finches (Selección Natural y los Pinzones de Darwin)"; Scientific American, Octubre 1991].

La clave es que la habilidad adaptable puede estar definida sin hacer referencia a la supervivencia: Los picos
grandes están mejor adaptados para triturar semillas, sin distinción de si esa característica tiene valor de
supervivencia dadas las circunstancias.

3. La Evolución Es Poco Científica Porque No Es Comprobable O Falsificable. Hace Aseveraciones


Acerca De Acontecimientos Que No Fueron Observados Y Que Nunca Podrán Ser Recreadas.

Esta declaración sin lugar de la evolución ignora distinciones importantes que dividen el campo en al menos
dos grandes áreas: La microevolución y la macroevolución. La microevolución considera cambios dentro de las
especies con el paso del tiempo -estos cambios pueden ser preludios a la evolución de las especies, el origen
de especies nuevas. La macroevolución estudia qué grupos taxonómicos por encima del nivel de especies
cambian. Su evidencia se extrae frecuentemente del registro fósil y de las comparaciones del ácido
desoxirribonucleico para reconstruir cómo organismos diversos pueden estar relacionados.

En estos días, aun la mayoría de los creacionistas admiten que la microevolución ha sido defendida por
pruebas de laboratorio (estudios en células, plantas y moscas de la fruta) y de campo (como en los estudios de
Grant sobre la evolución del pico entre los pinzones de Galápagos). La selección natural y otros mecanismos –
como los cambios cromosómicos, la simbiosis y la hibridación– pueden inducir cambios profundos en las
poblaciones con el paso del tiempo.

La naturaleza histórica del estudio macroevolutivo involucra deducción a partir de fósiles y ácido
desoxirribonucleico en vez de la observación directa. Aún en las ciencias históricas (astronomía, geología,
arqueología y también la biología evolucionista), las hipótesis pueden ser examinadas para comprobar si están
de acuerdo con la evidencia física y si conducen a predicciones verificables acerca de futuros
descubrimientos. Por ejemplo, la evolución implica que entre los antepasados más antiguos de los humanos
(hace unos 5 millones de años) y la aparición de humanos anatómicamente modernos (cerca de 100,000 años
atrás), uno debería encontrar una sucesión de criaturas homínidas con características progresivamente menos
simiescas y más modernas, lo que ciertamente muestra el registro del fósil. Pero no se deberían encontrar
fósiles humanos modernos incrustados en estratos del período jurásico (144 millones de años atrás). De modo
rutinario la biología evolucionista hace predicciones mucho más refinadas y precisas y los investigadores las
ponen a prueba constantemente.

La evolución podría ser desmentida en otras formas, también. Si pudiéramos documentar la generación
espontánea de una sola forma de vida compleja a partir de materia inanimada, entonces al menos algunas
criaturas vistas en el registro fósil podrían haberse originado así. Si extraterrestres superinteligentes
aparecieran y reclamaran crédito por crear vida en la tierra (incluso especies particulares), la explicación
puramente evolucionista se proyectaría dudosa. Pero nadie ha venido aún con tal evidencia.

Nótese que la idea de la falseabilidad, como característica decisiva de la ciencia, nació con el filósofo Karl
Popper en los 1930s. Las elaboraciones más recientes en su pensar han expandido las más estrechas
interpretaciones de su principio precisamente porque eliminaría demasiadas ramas del esfuerzo científico.

4. Progresivamente, Los Científicos Dudan De La Verdad De La Evolución.

No hay evidencia que sugiera que la evolución pierda partidarios. Escoja cualquier edición de una publicación
biológica revisada por un colega y encontrará artículos que sustentan y extienden estudios evolucionistas o
que aceptan la evolución como un concepto fundamental.

A la inversa, las publicaciones científicas serias que discuten la evolución no existen. A mediados de 1990
George W. Gilchrist de la Universidad de Washington examinó miles de publicaciones en la literatura primaria
buscando artículos sobre la ciencia del diseño inteligente o de creacionismo. Entre cientos de miles de
informes científicos, no encontró ninguno. En los pasado dos años, escrutinios hechos independientemente por
Barbara Forrest de la Universidad Southeastern Louisiana y Lawrence M. Krauss de la Universidad Case Western
Reserve han sido igual de infructuosos.

Los creacionistas replican que una comunidad científica de mente cerrada desecha su evidencia. No obstante,
según los editores de Nature, Science y otras publicaciones destacadas, pocos son los escritos
antievolucionistas que hayan sido propuestos. Algunos autores antievolucionistas han publicado ensayos en
gacetas serias. Esos ensayos, sin embargo, raramente atacan directamente a la evolución o adelantan
discusiones creacionistas; en el mejor de los casos, identifican ciertos problemas evolucionistas no resueltos y
difíciles (lo cuál nadie disputa). En resumen, los creacionistas no dan una buena razón al mundo científico
para ser tomados en serio. Una cosa si es cierta. Los que están perdiendo adeptos son las religiones.

5. Incluso Los Desacuerdos Entre Biólogos Evolucionistas Muestran Cómo La Ciencia Bien
Fundada Respalda Muy Poco La Evolución.

Los biólogos evolucionistas discuten apasionadamente temas más diversos: ¿Cómo ocurre la evolución de las
especies, las tasas de cambio evolucionista, las relaciones ancestrales de aves y dinosaurios, si los
Neandertales fueron una especie diferente a los humanos modernos?...y muchas más. Estas discusiones son
iguales a las halladas en otras ramas de la ciencia. La aceptación de la evolución como un acontecimiento
objetivo y un principio orientador es no obstante universal en la biología.

Por desgracia, creacionistas deshonestos han mostrado voluntad por citar fuera de contexto los comentarios
de los científicos para exagerar y distorsionar las discrepancias. Cualquiera familiarizado con las obras del
paleontólogo Stephen Jay Gould de la Univ. De Harvard sabe que además de ser co-autor del modelo del
equilibrio puntuado, fue uno de los defensores más elocuentes y articuladores de la evolución. (El equilibrio
puntuado explica patrones en el registro fósil sugiriendo que la mayoría de los cambios evolutivos ocurren
dentro de intervalos geológicamente breves —que no obstante, pueden equivaler a cientos de generaciones.)
Pero los creacionistas se deleitan extrayendo frases de la voluminosa prosa de Gould para hacerle sonar como
si él hubiera dudado de la evolución, y presentan al equilibrio puntuado como si permitiera a las nuevas
especies materializarse de la noche a la mañana o a las aves nacer de huevos de reptil.

Cuándo se enfrente a la cita de una autoridad científica que parezca cuestionar la evolución, insista en ver la
declaración dentro de contexto. Casi invariablemente, el ataque resultará ser sólo humo.

6. ¿Si Los Humanos Descendieron De Monos, Por Qué Aún Existen Monos Brincando En Los
Árboles?

Este argumento sorprendentemente común refleja varios niveles de ignorancia acerca de la evolución. El
primer error es que la evolución no enseña que los humanos desciendan de los monos; manifiesta, y
apréndanlo bien, que ambos tienen un antepasado común.

Esta objeción es equivalente a preguntar "si los niños descienden de los adultos, ¿por qué sigue habiendo
adultos paseándose por las calles?" Nuevas especies evolucionan despegándose de las ya establecidas, cuando
poblaciones de organismos se aíslan de la rama principal de su familia y adquieren suficientes diferencias
como para permanecer distintas para siempre. En lo sucesivo, las especies progenitoras pueden sobrevivir
indefinidamente o puede extinguirse.

7. La Evolución No Puede Explicar Cómo Apareció Por Primera Vez La Vida En La Tierra.

El origen de la vida permanece en el misterio, pero los bioquímicos han aprendido cómo los ácidos nucleicos
primitivos, los aminoácidos y otros bloques constructivos de la vida podrían haberse formado y organizado en
unidades autogenerativas y autosostenidas, colocando la base para la bioquímica celular. Los análisis
astroquímicos sugieren que las cantidades de estos compuestos podrían haberse originado en el espacio y
haber caído a la tierra en cometas, un escenario que puede solucionar el problema de cómo surgieron esos
componentes bajo las condiciones que prevalecían cuando nuestro planeta era aún joven.

Los creacionistas algunas veces tratan de invalidar toda evolución apuntando a la incapacidad actual de la
ciencia para explicar el origen de la vida. Pero aun si la vida en la tierra resultara tener un origen no evolutivo
(por ejemplo, si los extraterrestres introdujeron células los primeros billones de años), la evolución desde
entonces sería robustamente confirmada por innumerables estudios micro y macroevolutivos.

8. Matemáticamente, es inconcebible que algo tan complejo como una proteína, una célula viva
o un humano aislados, pudieran surgir por casualidad.

El azar juega un papel en la evolución (por ejemplo, en las mutaciones aleatorias que pueden dar lugar a
nuevas características), pero la evolución no depende de la casualidad para crear organismos, proteínas u
otras entidades. Totalmente lo opuesto: La selección natural, el principal mecanismo conocido de la
evolución, implementa cambios no aleatorios conservando las características "deseables" (adaptables) y
eliminando las indeseables (poco adaptables). Mientras que las fuerzas de la selección permanezcan
constantes, la selección natural puede empujar a la evolución en una dirección y producir estructuras
sofisticadas en tiempos sorprendentemente cortos.

Como analogía, considere la secuencia de 19 letras "ENUNLUGARDELAMANCHA". Aquel millón de monos


hipotéticos, cada uno tecleando una frase por segundo, podrían tardar unos 115,000 años encontrarla entre las
secuencias de esa longitud. Pero en los 80s Richard Hardison de Glendale College escribió un programa de
computadora que generaba frases al azar mientras preservaba las posiciones correctas de las letras
individuales ( seleccionando frases de Hamlet). Como promedio, el programa recreó la frase "to be or not to
be" en 336 iteraciones, menos de 90 segundos. Más asombroso, podía reconstruir la obra entera de
Shakespeare en sólo cuatro y medio días de trabajo.

9. La Segunda Ley de la Termodinámica establece que los sistemas deben volverse más caóticos
con el paso del tiempo. Por ende, las células vivas no pueden haber evolucionado de productos
químicos inanimados y la vida multicelular no pudo haber evolucionado de los protozoarios.

Este argumento deriva de una mala interpretación de la Segunda Ley. Si fuera válido, los cristales minerales y
los copos de nieve también serían imposibles, porque ellas también son estructuras complejas que se forman
espontáneamente a partir de partes desordenadas.

La Segunda Ley declara realmente que la entropía total de un sistema cerrado no puede disminuir (uno en que
ninguna energía o materia sale o entra). La entropía es un concepto físico a menudo descrito informalmente
como desorden, pero difiere significativamente del uso coloquial de la palabra.

Lo más importante es, sin embargo, que la Segunda Ley permite que partes de un sistema disminuyan en la
entropía mientras que otras partes experimenten un incremento compensatorio. Así, nuestro planeta como un
todo puede aumentar más complejo porque el sol vierte calor y luz encima de él, y la mayor entropía asociada
con la fusión nuclear del sol más que reequilibra la balanza. Los organismos simples pueden dar su auge hacia
la complejidad consumiendo otras formas de vida y materiales inanimados.

10. Las mutaciones son esenciales para la teoría de evolución, pero las mutaciones sólo pueden
eliminar rasgos. No pueden producir características nuevas.

Al contrario, la biología ha catalogado muchos rasgos producidos por mutaciones puntales (cambios en
posiciones precisas en el ADN de un organismo) —por ejemplo, la resistencia bacteriana a los antibióticos. Las
mutaciones que surgen en la familia homeobox (Hox) de genes que regulan el desarrollo en animales, también
pueden tener efectos complejos. Los genes Hox controlan donde deberían crecer las patas, alas, antenas y
segmentos del cuerpo. En moscas de las frutas, por ejemplo, la mutación llamada Antennapedia causa que
broten patas donde deberían crecer las antenas. Estas extremidades anormales no son funcionales, pero su
existencia demuestra que los errores genéticos pueden producir estructuras complejas, donde luego la
selección natural puede probar los posibles usos.

Además, la biología molecular ha descubierto mecanismos para cambios genéticos que traspasan las
mutaciones puntales, y estos expanden las formas en las cuales los rasgos nuevos pueden aparecer. Los
módulos funcionales dentro de los genes pueden ser empalmados juntos en formas nuevas. Los genes
completos pueden ser duplicados por accidente en el ADN de un organismo, y los duplicados son libres de
mutar en genes para características nuevas y complejas. Las comparaciones del ADN de una gran variedad de
organismos señalan que fue así cómo evolucionó la familia globina de proteínas de la sangre durante millones
de años.
11. La Selección Natural Podría Explicar La Microevolución, Pero No Puede Explicar El Origen De
Especies Nuevas Y Órdenes Superiores De Vida.

Los biólogos evolucionistas han escrito mucho acerca de cómo la selección natural podría producir especies
nuevas. Por ejemplo, en el modelo llamado alopatría, desarrollado por Ernst Mayr de la Universidad de
Harvard, si una población de organismos fuera aislada del resto de sus especies por confines geográficos,
podría ser subordinada a diferentes presiones selectivas. Los cambios se acumularían en la población aislada.
Si esos cambios se volvieran tan significativos que la facción no pudiera o rutinariamente no pudiera proliferar
con la reserva original, entonces la facción estaría aislada reproductivamente y en su camino a convertirse en
una especie nueva.

La selección natural es lo mejor estudiado de los mecanismos evolutivos, pero los biólogos están abiertos a
otras posibilidades. Los biólogos constantemente evalúan el potencial de los mecanismos genéticos inusuales
que causan evolución de las especies o que producen características complejas en los organismos. Lynn
Margulis de la Universidad de Massachusetts en Amherst y otros ha sostenido de modo convincente que
algunos organelos celulares, como la mitocondria, evolucionaron a través del consorcio simbiótico de
organismos antiguos. Así, la ciencia da la bienvenida a la posibilidad de evolución resultante de fuerzas más
allá de la selección natural. No obstante esas fuerzas deben ser naturales; No pueden ser atribuidas a
inteligencias creativas y misteriosas cuya existencia, en términos científicos, no está probada.

12. Nadie Ha Visto la Evolución de Una Nueva Especie.

La evolución de las especies es quizá medianamente rara y en muchos casos podría requerir siglos. Además,
reconocer una especie nueva durante la etapa formativa puede ser difícil, porque los biólogos a veces
discrepan acerca de cómo definir mejor una especie. La definición más ampliamente usada, el Concepto
Biológico de las Especies de Mayr, reconoce una especie como una comunidad dispar de poblaciones
reproductivamente aisladas —un conjunto de organismos que normalmente no pueden proliferar fuera de su
comunidad. En la práctica, este estándar puede ser difícil de aplicar a los organismos aislados por distancias o
terrenos o a plantas (y, claro, los fósiles no se reproducen). Los biólogos por consiguiente llegan a usar los
rasgos físicos y de comportamiento de los organismos como pistas para su asociación de especie.

En la mayor parte de estos experimentos, los investigadores sometieron organismos a diversos tipos de
selección -por diferencias anatómicas, comportamientos de apareamiento, preferencias de hábitat y otras
características - y se encontraron con que crearon poblaciones de organismos que no se reprodujeron con
terceros. No obstante, la literatura científica contiene informes de acontecimientos aparentes de especiación
en plantas, insectos y gusanos. Por ejemplo, William R. Rice de la Universidad de Nuevo México y George W.
Salt de la Universidad de California en Davis demostraron que si clasificaban un grupo de moscas de las frutas
según su preferencia por ciertos ambientes y criasen a esas moscas separadamente por cerca de 35
generaciones, las moscas resultantes se rehusarían a reproducirse con las de un ambiente muy diferente.

13. Los evolucionistas no pueden apuntar a algún fósil transicional –criaturas que son mitad
reptil y mitad ave, por ejemplo.

Realmente, los paleontólogos saben de muchos ejemplos detallados de fósiles intermedios en forma entre
grupos taxonómicos diversos. Uno de los fósiles más famosos es el Archaeopteryx, que combina plumas y
estructuras esqueléticas peculiares a las aves con características de dinosaurios. También se han encontrado
otras especies fósiles con plumas, algunas más aviario que otras. Una secuencia de fósiles se extiende a lo
largo de la evolución de los caballos modernos a partir del diminuto Eohippus. Las ballenas tuvieron
antepasados de cuatro patas que caminaron en tierra y las criaturas conocidas como Ambulocetus y
Rodhocetus ayudaron a lograr esa transición [Vea "The Mammals That Conquered the Seas, " por Kate Wong;
Scientific American, Mayo]. Las conchas marinas fósiles dan la pista a la evolución de moluscos diversos a
través de millones de años. Quizá 20 o más homínidos (no todos ellos nuestros antepasados) llenan el espacio
intermedio entre Lucy, la australopithecina, y los humanos modernos.
Los creacionistas, con todo, descartan estos estudios fósiles. Opinan que el Archaeopteryx no es un eslabón
perdido entre reptiles y aves —es simplemente un pájaro extinto con características de reptil. Quieren que los
evolucionistas produzcan un monstruo bizarro, que no pueda clasificarse como perteneciente a algún grupo
conocido. Aun si un creacionista acepta un fósil tan transicional entre dos especies, entonces insistirá en ver
otros fósiles intermedios entre ese y los primeros dos. Estas frustrantes peticiones pueden llegar al infinito y
depositar una carga irrazonable en el registro, siempre incompleto, de los fósiles.

No obstante, los evolucionistas pueden citar adicionalmente, evidencia de apoyo de la biología molecular.
Todos los organismos comparten más o menos los mismos genes, pero como la evolución predice, las
estructuras de estos genes y sus productos divergen entre las especies, de conformidad con sus relaciones
evolutivas. Los especialistas en genética hablan del "reloj molecular" que registra el paso de tiempo. Estos
datos moleculares también muestran cómo son los variados organismos transicionales dentro de la evolución.

14. Las criaturas tienen características fantásticamente intrincadas –a niveles anatómicos,


celulares y moleculares– que no podrían funcionar si fueran menos complicadas o sofisticadas.
La única conclusión prudente es que son productos de un diseño inteligente, no de la evolución.

Este "argumento de diseño" es la columna vertebral de los ataques más recientes contra la evolución, pero
también es uno de lo más antiguos. En 1802 el teólogo William Paley escribió que si una persona encuentra un
reloj de bolsillo en un campo, la conclusión más razonable es que alguien lo dejó caer en ese lugar, y no que
fuerzas naturales lo crearon allí. Por la analogía, Paley replicó, las complicadas estructuras de las cosas
vivientes deben ser obra del intelecto directo y divino. Darwin escribió "El Origen de las Especies" como
respuesta a Paley: explicó cómo las fuerzas naturales de la selección, actuando sobre características
hereditarias, gradualmente podrían forjar la evolución de estructuras orgánicas adornadas.

Generaciones de creacionistas han hecho un intento por oponerse a Darwin refiriéndose al ejemplo del ojo
como una estructura que no pudo haber evolucionado. Según estos críticos, la habilidad del ojo para proveer
el sentido de la vista depende del acomodamiento perfecto de sus partes. De tal manera, la selección natural
nunca podría favorecer las formas transicionales requeridas durante la evolución del ojo - ¿De qué sirve medio
ojo? Anticipando esta crítica, Darwin sugirió que incluso los ojos "incompletos" podrían conferir beneficios
(como ayudar a las criaturas a orientarse hacia la luz) y por consiguiente podrían sobrevivir pues podría
fomentarse un refinamiento evolucionista. La biología ha reivindicado a Darwin: Los investigadores han
identificado ojos primitivos y órganos que detectores de luz por todo el reino animal, y lo que es más, han
rastreado la historia evolutiva de los ojos a través de la genética comparativa. (Se hace presente que en
diversas familias de organismos, los ojos han evolucionado independientemente.)

Los defensores del diseño inteligente de hoy son más sofisticados que sus predecesores, pero sus argumentos y
sus fines no son diferentes. Critican a la evolución intentando demostrar que no puede considerar la vida como
la conocemos y luego insisten en que la única alternativa justificable es que la vida fue diseñada por una
inteligencia desconocida.

15. Los descubrimientos recientes prueban que incluso en el ámbito microscópico, la vida posee
una calidad de complejidad que no puede haber sucedido por evolución.

"La complejidad irreducible" es el grito de guerra de Michael J. Behe de la Universidad Lehigh, autor de
Darwin 's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution (La Caja Negra de Darwin: El desafío Bioquímico a
la Evolución). Como ejemplo doméstico de una complejidad irreducible, Behe escoge la ratonera —una
máquina que no podría funcionar si faltara alguna de sus partes y cuyas piezas no tienen valor si no es como
parte de un todo. Lo que es cierto para la ratonera, dice, lo es más para el flagelo bacteriano, un organelo
celular parecido a un látigo destinado a la propulsión y que funciona como un motor fuera de borda. Las
proteínas que conforman un flagelo están misteriosamente organizadas en componentes motores, un
acoplamiento universal y otras estructuras como las que un ingeniero humano podría especificar. La
posibilidad de que este conjunto imponente e intrincado pudo haber surgido a través de modificaciones
evolutivas es virtualmente nula según explica Behe, y eso da indicios de un diseño inteligente. Él indica puntos
similares acerca del mecanismo coagulante de la sangre y otros sistemas moleculares.

Pero los biólogos evolucionistas tienen respuestas para estas objeciones. Primero, existen flagelos con formas
más simples que el que menciona Behe, así es que no es necesario que todos esos componentes estén
presentes para que un flagelo funcione. Todos los componentes sofisticados de este flagelo tienen
precedentes en otras partes de la naturaleza, como lo describieron Kenneth R. Miller de la Universidad Brown
y colegas. De hecho, el ensamblaje entero del flagelo es sumamente similar a un organelo que la bacteria de
la peste bubónica, Yersinia pestis, usa para inyectar toxinas en las células.

La clave es que las estructuras componentes del flagelo, que Behe sugiere sin valor, salvo su papel en la
propulsión, puede servir para funciones múltiples que habrían ayudado a favorecer su evolución. La evolución
final del flagelo podría luego haber integrado sólo la recombinación nueva de las partes sofisticadas que
inicialmente evolucionaron para otros propósitos. De modo semejante, el sistema de coagulación sanguínea
parece involucrar la modificación y elaboración de proteínas que fueron originalmente usadas en la digestión,
según los estudios de Russell F. Doolittle de la Universidad de California en San Diego. Así que, algo de la
complejidad que Behe llama evidencia del "diseño inteligente" no es irreducible del todo.

La complejidad de una clase diferente –"la complejidad especificada"– es la piedra angular de los argumentos
del diseño inteligente de William A. Dembski, de la Universidad Baylor, en sus libros "La Inferencia del Diseño"
y "Ninguna Cosa Es Gratis". Esencialmente su argumento es que las criaturas son tan complejas de un modo
que los procesos no orientados y aleatorios nunca podrían producir. La única conclusión lógica, Dembski
afirma, en un eco de Paley hace 200 años, es que alguna inteligencia sobrehumana creó y moldeó la vida.

El argumento de Dembski contiene varios hoyos. Es errado insinuar que el campo de las explicaciones consiste
sólo de procesos aleatorios o inteligencias diseñadoras. Los investigadores en sistemas no lineales y los
autómatas celulares del Instituto Santa Fe y otro sitios han demostrado que los procesos simples, no
orientados pueden producir patrones extraordinariamente complicados. Algo de la complejidad vista en
organismos, por tanto, puede emerger a través de fenómenos naturales que hasta ahora apenas entendemos.
Pero eso es muy diferente a decir que la complejidad no pudo haber surgido naturalmente.

"La Ciencia de la Creación" es una contradicción en términos. Un dogma central de la ciencia moderna es el
naturalismo metodológico —busca explicar el universo puramente en función de mecanismos observados o
comprobables y naturales. Así, la física describe al núcleo atómico con conceptos específicos relacionados con
la materia y la energía, y prueba esas descripciones de modo experimental. Los físicos introducen partículas
nuevas, tal como quarks, para limpiar sus teorías sólo cuando los datos demuestran que las descripciones
previas no puedan explicar los fenómenos observados. Las partículas nuevas no tienen propiedades arbitrarias,
es más —sus definiciones están estrechamente constreñidas porque las partículas nuevas deben ajustarse
dentro del armazón existente de la física.

En contraste, los teóricos del diseño inteligente invocan entidades oscuras que tienen, convenientemente,
cualesquier habilidades espontáneas necesarias para solucionar el misterio a mano. En vez de expandir la
averiguación científica, tales respuestas la cierran. (¿Cómo desmiente uno la existencia de inteligencias
omnipotentes?)

El diseño inteligente ofrece pocas respuestas. Por ejemplo, ¿cuándo y cómo intervino una inteligencia del
diseño en la historia de la vida? ¿Creando el primer ácido desoxirribonucleico? ¿La primera célula? ¿El primer
humano? ¿Fue cada una de las especies diseñada, o simplemente algunas primitivas? Los proponentes de la
teoría del diseño inteligente frecuentemente se rehúsan a ser acorralados sobre estos puntos. Ni siquiera
hacen intentos reales para reconciliar sus ideas dispares acerca del diseño inteligente. En lugar de eso,
persiguen el razonamiento por exclusión -es decir, restan importancia a las explicaciones evolucionistas
exageradas o incompletas y luego insinúan que sólo permanecen las alternativas basadas en el diseño.

Lógicamente, esto es engañoso: Aun si una explicación naturalista es defectuosa, no quiere decir que todas lo
sean. Además, una teoría del diseño inteligente no la hace más razonable que otra. Los oyentes son, en
esencia, abandonados a rellenar los espacios vacíos ellos mismos, y algunos indudablemente lo harán
substituyendo sus creencias religiosas por las ideas científicas.

Una y otra vez, la ciencia ha demostrado que el naturalismo metodológico puede retirar la ignorancia
encontrando respuestas progresivamente detalladas e informativas para los misterios que una vez parecieron
impenetrables: La naturaleza de la luz, las causas de las enfermedades, cómo trabaja el cerebro. La evolución
está haciendo lo mismo con el acertijo de cómo se concretó el mundo vivo. El creacionismo, sin importar el
nombre, no le agrega nada de valor intelectual al esfuerzo.

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