Sei sulla pagina 1di 5

Viollet-le-Duc

De la teoría de Viollet-le-Duc, las frases mas famosas son: “devolver al edificio el


estado que pudo haber tenido” o “un estado que nunca llegó a tener”, aunque la mayoría
de las veces estas frases, sacadas de su contextos, suenan mucho mas radicales de lo que
en realidad son.
La realidad es que en sus obras, Viollet-le-Duc no pretendió dar a un monumento el
aspecto que jamás tuvo, sino que trata de consolidarlas. A quienes podría inculparse es
mas bien a sus seguidores, y principalmente fuera de Francia, que al intentar de hacer lo
mismo inventaban elementos que “pudieron” haber estado. Esta corriente prosigue
desgraciadamente hasta la fecha y adquiere un gran auge en Rusia, Alemania, España e
Italia.
Actualmente desechamos un planteamiento así. Cuando una obra se destruye
totalmente, o cuando en el momento histórico en que se inicia la obra original(aun
existiendo un proyecto), no se llega a concluir por circunstancias que se dan en ese
momento, no es admisible tratar de construir, siglos después, con formas y estilo de
aquel momento, lo que no fue posible materializar entonces.
En el afán de devolver a un monumento su hipotético “estado original” lleva a inventar
una serie de formas que no solo carecerán de autenticidad, sino que además traerán
consigo la destrucción de elementos ulteriores de tanta validez como los primitivos.
La lectura cita como ejemplo nacional Palenque, aunque me parece que nosotros
tenemos mas cerca Ux,mal, Chichén Itzá o los vestigios encontrados en la mancha
urbana del municipio de Mérida, que han sido restaurados, y en el caso de los dos
primeros, existen documentos muy antiguos que demuestran la forma original del
edificio, y en base a eso se restauraron, pero en cuanto a los últimos no existen muchos
documentos que nos ayuden a saber cómo eran estos lugares, y se hace una hipótesis en
base a la cual se reconstruyen.

Ruskin

Representa la postura antagónica frente a Viollet-le-Duc. También hay algunas frases


famosas en cuanto a su teoría: “dejar que los edificios mueran dignamente”, “no tocar
sus piedras sino esparcir sus restos”, “la restauración es un engaño y un daño menor que
la ruina del edificio”, “no tenemos derechos sobre ellos”, etc. En los escritos de mayor
actualidad que abordan el mismo tema, se mantienen los principios básicos sobre el
respeto a la obra del pasado, sin tomar la teoría de Ruskin tan radical.

Camilo Boito

Es el primero en tratar de conciliar las dos corrientes anteriores. Sin llegar al extremo de
no poder tocar nada, porque en ese caso nos quedaríamos sin nada, y sin llegar a
inventar o “restaurar mas de lo debido”, Boito fija su criterio en ocho puntos básicos,
tendentes todos ellos a la manifestación de un principio de honradez y respeto por lo
auténtico, cuando es ineludible la intervención en un monumento:
• Diferencia de estilo entre lo nuevo y lo viejo.
• Diferencia de los materiales utilizados en la obra.
• Supresión de elementos ornamentales en la parte restaurada.
• Exposición de los restos o piezas que se hayan prescindido.
• Incisión en cada una de las piezas que se coloquen, de un signo que indique que se
trata de una pieza nueva.
• Colocación de un epígrafe descriptivo en el edificio.
• Exposición vecina al edificio, de fotografías, planos y documentos sobre el proceso de
la obra y publicación sobre las obras de restauración.
• Notoriedad.
Se destaca el valor de lo auténtico, al pedir que se deje una clara evidencia de la
intervención realizada. Sin embargo, no encontramos obras de Boito en los que se
materialicen sus principios.

Leopoldo Torres Balbás

Materializa la teoría de Boito en todas sus consideraciones: sensibilidad, conocimiento


profundo del carácter de la arquitectura con que se trabaja, y respeto por lo auténtico. Su
trabajo tal vez mas importante fue la restauración de la Alahambra de Granada.

Reunión Internacional de Atenas de 1931

Fue la primera reunión internacional realizada sobre el tema, donde se puso de


manifiesto la necesidad de unificar los criterios y ver los problemas en conjunto. Se
formularon una serie de bases, que se perfeccionaron mas adelante en Venecia en 1964.
La mayor aportación del documento de 1931 establece que: “en caso de que la
restauración sea indispensable…se recomienda respetar la obra histórica y artística del
pasado sin proscribir el estilo de ninguna época”.
Aparece la clasificación de la obra histórico-artística, y se precisa ya el carácter
excepcional de la restauración. También se habla acerca del “derecho de la colectividad
sobre el interés privado”. Se señala que “la técnica de la excavación y la conservación
de los restos impone la estrecha colaboración entre el arqueólogo y el arquitecto”.
En otra parte del documento se menciona el ambiente: “en la proximidad de los
monumentos antiguos, el ambiente debe ser objeto de atenciones particulares, que
también pueden ser objeto de estudio”.

Nueva conciliación

El Contexto Internacional, El Ambiente Y Los Bienes Culturales


Como resultado de diferentes congresos y reuniones que abordan el tema por todo el
mundo, se han logrado avances en este campo.
En cada país se han creado y han ido creciendo a un ritmo bastante acelerado diversos
organismos de trabajo y centros de estudio con organismos muy diversos. Se insiste en
la elaboración de catálogos e inventarios y en la elaboración de textos legales de
protección y salvaguardia; se destaca asimismo la idea de uso, adaptación, reanimación
y revitalización de monumentos y conjuntos urbanos; se muestra gran preocupación por
resolver los problemas derivados del tráfico de vehículos y la contaminación ambiental,
la protección de paisajes en sitios de belleza natural; y se percibe inquietud sobre el
turismo cultural y el turismo de masas. Se ha puesto gran interés en la preparación de
técnicos y especialistas calificados. Todo ello, en resumen, se agrupa y se dirige hacia
dos conceptos básicos: la defensa del ambiente humano, y la del valor de los elementos
que lo conforman, los bienes culturales.
Para nosotros, la arquitectura y el urbanismo serán la traducción formal del marco
ambiental en el contexto cultural. Según Villagrán, “la cultura es un ambiente
edificado”, y los arquitectos intervenimos en la conformación , conservación o
alteración de ese ambiente edificado.
Si queremos hacer realmente conservación mas que restauración, nuestra acción debe
ser básicamente preventiva, dirigiéndonos al estudio profundo de las causas de deterioro
de nuestro patrimonio cultural, para encontrar y aplicar las soluciones mas adecuadas.
El patrimonio natural y los bienes producidos por la cultura, como los objetos, edificios
y conjuntos urbanos históricos, constituyen bienes de capital y recursos insustituibles,
no renovables, que no podemos concebir como objetos suntuarios, de consumo o de
especulación.
Conservación de monumentos y zonas monumentales.
Salvador Berrio.

viollet le duc

En sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador
primitivo; entender el espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma.
Trata de devolver al edificio su forma original (forma prístina), o como él entiende que
debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es posible
reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. Llegó a decir en su "Diccionario
razonado de la arquitectura francesa", 1868: "El estilo es a la obra de arte, lo que la
sangre es al cuerpo humano". Sostiene la necesidad de prescindir de actitudes
subjetivas en la restauración, precepto que él mismo incumplía a menudo. Sus
intervenciones sobre los diversos monumentos franceses se caracterizaron siempre por
la primacía del estilo gótico, considerado superior por Viollet desde el punto de vista
tanto técnico como estético. La llamada "unidad de estilo" perseguía resaltar los
aspectos medievales del edificio intervenido, lo cual obligaba a eliminar o al menos
alterar los elementos "inferiores" o secundarios añadidos con posterioridad en los
momentos renacentista, barroco o neoclásico. Lo cierto es que en muchas ocasiones, las
intervenciones violletianas provocaron la desaparición de interesantes añadidos de
indudable calidad y valor histórico artístico, así como causaron la ruptura del proceso
vital de la obra artística: el intervencionismo indiscriminado borraba de un plumazo las
variadas huellas que señalaban el paso del tiempo en el edificio.

Viollet-le-Duc es una figura discutida, totalmente opuesta a John Ruskin, puesto que
éste último defiende la conservación frente a la restauración. Se achaca a Le-Duc falta
de rigor histórico al buscar una recuperación idealizada del edificio, añadiendo incluso
partes que nunca habían existido. Sin embargo su influencia ha sido grande en toda
Europa, llegando a crear escuela; en España por ejemplo se procedió a restaurar algunas
partes considerables de la catedral de León, tales como el hastial oeste, la fachada sur o
la cúpula barroca, intervenidas por Madrazo y Demetrio de los Ríos entre otros. De lo
que no hay duda es de su profundo conocimiento del arte medieval, habiendo incluso
quien lo considera un gran arquitecto gótico nacido fuera de tiempo.

Si Viollet-le-Duc defendía devolver al edificio a un “estado completo que quizás no


haya existido nunca” y Ruskin alegaba que el monumento estaba condenado a la ruina
desde el mismo momento de su creación, Camilo Boito intentó una “reconciliación”
entre ambas posturas (su teoría se conoció como “la tercera vía”). El consideraba al
monumento como un documento histórico que como tal debía ser conservado en la
forma íntegra en que había llegado al presente, por lo que se exigía un respeto hacia el
mismo impidiendo su falsificación. Más tarde, Giovannoni retomó la teoría de Boito y
la desarrolló en dos documentos capitales para la Conservación y Restauración: la Carta
de Atenas de 1931 y la Carta Italiana del Restauro de 1932. Boito y Giovannoni,
defendían la intervención del monumento siempre y cuando fuera necesario, pero con
una serie de criterios que incluían la diferenciación de estilos entre lo nuevo y lo viejo,
esto es, una postura no tan agresiva como la de Viollet-le-Duc ni tan radical como la
defendida por Ruskin.

Sus aportaciones al mundo de la conservación y la restauración, como parte del


mantenimiento del patrimonio se basan en varios estilos según el inmueble sobre el que
se pretende actuar:

- Restauración arqueológica, en las ruinas y monumentos de la antigüedad, con claro


valor arqueológico. Aquí se impondrá la conservación técnica y obligada, siempre con
carácter mínimo y una gran diferenciación con los elementos y materiales nuevos
incorporados.
- Restauración pictórica, en edificios medievales, cerca de los criterios románticos y
respetando su condición antigua y evocadora.

- Restauración arquitectónica, en eficicios clásicos (renacentistas, barrocos y más


recientes). En ellos se aconseja una unidad estilística más cercana a los principios de
Eugène Viollet-le-Duc, que asegure la belleza arquitectónica del inmueble.

Participa en el movimiento literario de la Scapigliatura, el equivalente milanés de la


Bohème parisina, debutando con Storielle vane (1876), seguidas en 1883 por Senso e
altre storielle vane (conocido también como Senso, nuove storielle vane). Están
presentes en estos relatos temas fantásticos y macabros que provienen de E.T.A.
Hoffmann, Edgar Allan Poe e Iginio Ugo Tarchetti, pero estos, en vez de asumir un
carácter obsesivo y alucinante, son exorcizados por tendencias racionalistas y estetistas.

Una constante de la narrativa de Camillo Boito es de hecho el tema de la belleza en


todas sus formas, sobre todo en la forma femenina, pero también en la musical y
artística. El estílo claro y riguroso, alejado de los excesos y de las sensiblerías de mucha
de la prosa scapigliata de fines del siglo XIX, hace a sus obras muy amadas sobre todo
por los lectores que se inclinaban por vez primera a la literatura: la última obra escrita
por él fue El maestro de setticlavio, una colección de cuentos publicada en 1891.

Sin embargo, al echar una mirada hacia el pasado y analizar las diferentes teorías
existentes sobre la Conservación y Restauración de Obras de Arte, me doy cuenta que
probablemente la mayoría de ellas, quedan obsoletas hoy en día. Un gran número de
esas teorías fueron escritas hace casi un siglo (si no más) y desde entonces hasta ahora
los criterios y exigencias en el campo del Arte han variado mucho. Actualmente, es la
propia obra la que determina cual es la mejor postura a tomar a la hora de intervenir en
ella, influyendo para ello, desde el lugar en el que vaya a estar situada la obra, hasta las
condiciones medioambientales del entorno, pasando por las medidas conservativas que
se tomarán en el futuro, el presupuesto del que disponga el restaurador, las exigencias y
gustos del dueño y evidentemente, el estar subordinado o no, a las órdenes de un
superior. Así, en muchas ocasiones, nuestro criterio de intervención tendrá que
acomodarse a la situación particular en la que nos encontramos, debiendo conjugar
nuestra ética de restaurador con las exigencias específicas de un proyecto en concreto.

Potrebbero piacerti anche