Inteligencia Competitiva

EL CICLO DE INTELIGENCIA (II)

Working Paper 8 de septiembre de 2016

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EL CICLO DE INTELIGENCIA (II)

1. Un aspecto del ciclo de inteligencia que con frecuencia no

recibe suficiente atención es el de la distribución de la
información.

2. Ya sean datos concretos conseguidos en el proceso de

captación o informes de inteligencia ya elaborados es muy
frecuente que no se aproveche la utilidad potencial de los
mismos asegurando que llegan a su o sus correctos
destinatarios.

3. Es esencial que el gestor receptor de los datos o el

responsable de la elaboración de informes de inteligencia no
se limiten a acumular información sino que aseguren la
eficiencia de su gestión mediante el envío de dicha
información a sus destinatarios.

4. La distribución de la información puede hacerse efectiva

mediante el envío directo -casi siempre por correo
electrónico- de datos o de informes de inteligencia o también
mediante la puesta a disposición de la información a través de
bases de datos o directores accesibles en internet. El acceso a
estos directorios o bases de datos estará habitualmente
reservado bien a los trabajadores de la empresa en su
conjunto bien a un número reducido de usuarios. Aunque la
información incluida en los mismos puede ser o no
confidencial, distinguir en cada informe o documento si tiene
o no tal carácter confidencial es complejo e inseguro. En
principio, lo habitual y recomendable es seguir un criterio
restrictivo, en el que sólo se permita el acceso abierto a
determinada información definida como tal de forma expresa
cuando ello sea necesario. De cualquier forma, los criterios de
confidencialidad de la información son, por supuesto,
sensiblemente distintos de una empresa a otra y de un sector
a otro.

5. En principio, es siempre conveniente que los autores de los

informes de inteligencia dispongan de criterios claros sobre los

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destinatarios necesarios y opcionales de cada informe. Estos

informes no recogen sólo información del entorno sino que
incluyen valoraciones internas y, por lo tanto, deben
necesariamente someterse a ciertos criterios de
confidencialidad. No sucede lo mismo con la distribución de la
información captada del exterior que, habitualmente, no
requiere los mismos criterios de restricción interna y permite
dejar a la discreción de sus gestores la remisión de los datos
dispuestos hacia distintos potenciales interesados dentro de la
empresa.

6. En algunas empresas de cierta dimensión, la distribución de la

información hacia el exterior puede ser un objetivo por sí
misma, de tal forma que facilite a la empresa un
posicionamiento de imagen en el sector y, a la vez, facilite la
rentabilización de un equipo o gabinete de análisis o estudios
que realice también la función de gestión de la inteligencia
competitiva para la empresa. El que la puesta en marcha de un
servicio de este tipo esté o no justificada depende
fundamentalmente de si el tipo de información a diseminar es
de suficiente interés para el entorno social, lo cual tiene
relación directa con el hecho de que existan o no servicios o
equipos similares en el mismo sector de actividad. Por
supuesto, la decisión requiere un delicado análisis estimativo
de si efecto positivo de imagen conseguido en el exterior
compensa o no la pérdida de confidencialidad de la
información difundida. O, en su caso, que la información que
consideramos como no reservada y que puede difundirse al
exterior tiene suficiente interés por sí misma. Ciertas
empresas se limitan a elaborar informes o boletines periódicos
de información a difundir en el exterior, de forma tal que el
contenido distribuido fuera de la empresa es limitado y el
riesgo de difundir información confidencial de interés es
suficientemente moderado.

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7. Por supuesto, características muy especiales reúne el ciclo de

inteligencia en las microempresas. Aunque es posible que se
subcontrate algún tipo de funciones de captación de
información, lo habitual es que todas las actividades descritas
en este ciclo sean gestionadas por una o -como mucho- dos
personas. Casi siempre, el propio empresario. Esto no significa,
en absoluto, que determinados procedimientos formales
descritos en el proceso o ciclo de inteligencia no tengan
interés para estos empresarios. Por supuesto, no tanto los
referentes a la distribución de la información captada. Pero sí
los referentes al archivo de la información y también a la
transformación de la información en inteligencia. Aunque
todas estas actividades sean desarrolladas por el propio
empresario, en las microempresas en las que la información
del entorno tenga una cierta relevancia, la autodisciplina del
empresario a la hora del archivo de la información o de la
formalización de pequeños informes periódicos de inteligencia
puede tener una gran importancia para que el empresario se
obligue a sí mismo a gestionar adecuadamente la información
conseguida.

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