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EDMUNDO O'GORMAN

CUATRO HISTORIADORES
DE INDIAS
Siglo XVI

PEDRO MÁRTIR DE ANGLERÍA


GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO y VALDÉS
FRA y BARTOLOMÉ DE LA~. S=ASAS _ ~
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LOS NOVENTA

pone al alcance de los lectores una colección eO:1 los más variados Consejo Nacional
para la
lemas de las ciencias sociales. Mediante la publicación de un libro
Cultura y las Artes
semanal, esta serie proporciona un amplio espectro del pensaruion.
io crítico de nuestro tiempo.
MÉXICO, D,F.
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fSTUU![;S p,:jFf.S¡ONM •.~~
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SENTIDO Y SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA
, . DE LA APOLOGÉTICA HISTORIA SUMARIA *
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1. INTRODUCCI6N

La consideración de una de las opiniones que circulan acerca del


valor de la Apologética ... nos sirve para analizar su sentido y signifi-
cación histórica. Nos referimos al que ya es un lugar común entre la
mayoría de los eruditos, a saber: que las obras más importantes del
.padres Las Casas son la Apologética ... y la Historia de las Indias, y
que a ésta se debe conceder la primacía sobre aquélla. Este juicio,
como todos los de su especie, es relativo a las preferencias persona-
les, y precisamente por eso no parece aventurado afirmar que dela-
ta el pernicioso hábito de recurrir a las fuentes históricas, no para
tratar de comprender lo que significaron en su día, sino para be-
neficiarse de ellas como canteras de noticias sobre los sucesos del
pasado. En este aspecto, quizá la Historia ... se lleve la palma; pero
desde el otro punto de vista, creemos que le corresponde a la Apo-
logética... y, en segundo lugar, al De unico vocationis modo, por ser,
entre las obras mayores, las que, respectivamente, contienen la
doctrina antropológica y el ideario misionero del autor, sus dos

• Publicado originalmente como segunda parte del estudio preliminar de fray


. .': Y"
Bartolorné de Las Casas, Apologético historia sumaria, edición preparada por Ed-
mundo O'Gorman, con un estudio preliminar, apéndices y un índice de materias, 2
vols., México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1967 (Serie de histo-
riadores y cronistas de Indias, 1).

71

;: .
72 CUATRO HISTORíALJORES DE ¡;"¡DIAS FRA Y I:\ARTOLOJ\-1i:: DE LAS CASAS 73

preocupaciones centrales, lo que no quiere decir. claro está, que la cidencia que al terminar la Apotoséttca ... hacia 15~9, haya sido
Historia ... no tenga un altísimo interés. Pero sea de ello lo que fuere, cuando fray Bartolomé legó al Colegio de San Gregario de Vallado-
tal parece que los especialistas olvidan una circunstancia decisiva, y lid el manuscrito de la Historia ... Sin embargo, como pese a sus
es que, no obstante la gestación incidental de la Apologética ... dentro ochenta y Cinco años, no es fácil concebir al padre Las Cas~s en es-
del cuerpo v texto de la Historia ... , aquella obra, y no ésta, fue la que tado de ociosidad, se explica que después de haber arch~vado I~
acabó reclamando la atención preferente del padre Las Casas, Historia ... , por así decirlo, haya vuelto sobre ella para contl~uarla.
puesto que la terminó casi hasta el último detalle;' mientras que de Cuanto acabamos de afirmar no resulta extraño SI no olvidamos
la otra se le quedó la mayor parte en el tintero. El hecho no puede la finalidad de la Apologética ... , porque, por más interés que se su-
explicarse como una mera casualidad; por lo contrario, es un ele- ponga en Las Casas por completar la crónic.a de los suce~os d.e In-
mento principal para enjuiciar la importancia que, respectivamen- d ias necesariamente le parecería secundano frente al interes de
te, les concedió el autor. Y en efecto, pese a la ventaja inicial de la ate;der al problema que motivó todos sus afa?es y que :ue la razón
Historia ... en cuanto que fue el libro que originalmente quería dejar de ser de su vida: el interés supremo de combatir la opiruon acerca de
Las Casas a la posteridad. ya vimos que en la medida en que se le la incapacidad racional de los indios, que, n~, se olvide,. es e.1pro-
fue insinuando la posibilidad de la otra obra, en esa medida su espí- pósito de aquel libro. Si en el curso de la redacción d.e ~~H/~torra:.: se
ritu debió debatirse en el dilema o de suspender el trabajo de la His- le fue haciendo patente la posibilidad de una exposicion sistemática
toria ... en beneficio del desarrollo de la Apologético ... o de proseguirlo de cuanto a ese respecto había pensado y acumulado al calor de las
hasta ponerle fin;" y el dilema era tanto más urgente y de tanto más polémicas, ¡cómo no entusiasmarse al grado .de. dedicar~e toda su
difícil decisión, cuanto que por los años en que se le empezó a energía, aun a costa de dejar inacabada una croruca que solo de una
ocurrir la Apologética ... , el padre Las Casas había alcanzado los manera indirecta podia encaminar a ese mismo fin! os parece que
ochenta de su edad. Porque, ¿qué otra cosa indica, si no una inde- estas consideraciones permiten concluir que la Apologética ... , no la
cisión como esa, el de otro modo insensato empeño de mantener Historia .... fue en la estimación del propio Las Casas su obra funda-
dentro del texto de la Historia ... la digresión cada vez más volumino .. mental; la corona de todos sus afanes y la expresión más madura y
sa que tuvo que acabar por desglosar para hacer de ella el primer acabada de su pensamiento respecto a las cuestiones que ocuparo~
gran trozo de la Apologética ... ? su existencia.' Pero si la Apologética ... fue eso para Las Casas, aSI
Debe admitirse, entonces, que si la Historia ... comenzó por ser en también debemos apreciarla nosotros, a riesgo, de lo contrario, de
el animo de Las Ca 'as, ya en su etapa de escritor." la obra de sus perder contacto con el espíritu que le dio la vida, y al falsear de esa
anhelos, la Apologética ... acabó por suplantarla para ocupar ese sitio manera la perspectiva del juicio, incurrir en el pecado mortal de la
de preferencia. Ahora bien, era irremediable que semejante mudanza tarea del historiador.
trajera el descuido y aun el abandono de la Historia ... , y precisa-
mente eso fue lo que aconteció, porque, sin duda, no es mera coin-
2. EL PLANTEAMIENTO DE LOS PROBLEMAS

I Sólo le faltó poner los encabezados a los capítulos. corregir y llenar los blancos
en las referencias a números de capitules en el texto.
_ o es fácil que un lector de nuestro tiempo se haga cargo del sentí-
" Las Casas proyectava que su Historia ... tuviera seis libros que comprendieran los do que tuvo en su día la Apologética ... , y la razón es.la distan~i.a hi~-
sucesos acaecidos desde 1492 hasta 1550; pero sin perder la esperanza de que "si tu- tórica que nos separa de ella y que nos la hace tan ajena. Casi mevi-
viere por bien la Divina Providencia de alargar más la vida. referirse ha lo que de
nuevo acaccicre, si digno Iuere que en historia se refiera".' Historia ...• prólogo.
) En la vida de Las Casas se distinguen fácilmente dos etapas a partir de su llama- 4 El libro lll, último de la obra. está fechado en 1561. Se ha es~eculado mucho.
da conversión de 1514. La primera, que es la etapa de actividad misionera. política y sobre si Las Casas escribió algo más; pero dadas las circunstancias es altamente
polémica. comprende desde ese año hasta después de la controversia de Valladolid. improbable. . . I versia
La segunda, que comprende el resto de su vida. es fundamentalmente la de escritor. 5 El error tan común de creer que el libro fue escrito como arma en a centro "
Este cambio. obviamente motivado por la decepción que le provocaría la ineficacia de Valiadolid ha impedido percibir la índole teórica de la Apologético ... Ysu 1I1tencl.o~
práctica de su debate con Sepúlveda y por su pérdida de influencia en la corte. pare- de pureza do~trinal. dos rasgos que te conceden un lugar aparte (con excc;pción (U1~a
ce responder a la incógnita que plantea el señor l3ataillon cuando se pregunta por lo del DE unico vocationis modo) del resto de la obra lascasasíana. tan teñida y a ea a
que le habrá pasado a Las Casas en 1552. Estas Indias ...• op. cit .• p. 102. de pasión. incongruencias Y exageraciones.
74 CUATRO íIJST()RIADO~ES IJ[ INIlIAS FRA" IlARTOLOME DE L;\S CASAS 75

tablemente se impone.vespecialmente al historiador, el interés que, Se advierte, entonces, que el fin que se propuso el padre Las Ca-
despierta el enorme cúmulo de datos y la variedad asombrosa de sas en la Apologética ... involucra, en su fondo, la cuestión de la posi-
noticias que atesora aquel singular y voluminoso libro. Cierto, se-"J bilidad de grados, no en la naturaleza humana misma, pero sí en su
rnejante riqueza no es despreciable y el deseo de beneficiarse de ella> actualización concreta y, por consiguiente, se trata de un debate
será siempre un título en abono de la obra y un aliciente para aven-",i acerca de la idea del hombre, no en cuanto individuo de la especie,
turarse en su lectura. Pero nadie sostendrá que ese fue el propósitoj' sino considerado en la concreción de su vida histórica.'
de Sil autor, ni el motivo que lo instó a acometer empresa tan ar-l
dua. Si, en consiguiente, deseamos captar la razón deser de la Apo- -r
logética ... , será necesario penetrar hasta el fondo de las creencias Y~ 3. EL SUPUESTO L6GICO DE LA ApOLOGÉTlCA ...
de los conceptos en que se sustenta. .*~
En el preámbulo o argumento, el autor declara con llaneza el fin ,S' Por la descripción que hicimos de la estructura Y contenido de la
que tuvo al escribir el libro. Quiere, dice, dar a conocer al indio"k, Apologética ... ,9 sabemos que todo el empeño de su autor se concretó
porque ha sido infamado con la calumnia de que carece de capac~:':~ a probar, mediante una doble argumentación, que todos los habi-
dad racional para gobernarse por si mismo con "humana policía y!~ tantes naturales del Nuevo Mundo, cualesquiera que fueran las
ordenadas repúblicas". 6 Estima, pues, Las Casas que esa OpillióñJ~. apariencias en contrario, gozaban de plena capacidad racional.
oculta lo que verdaderamente es el indio y por eso considera necesa-' Tratemos ahora de reducir ese alegato al esqueleto de su armazón
rio darlo a conocer. Pero esta declaración de motivos sólo en apa-::: lógica.
riencia es inequívoca, porque ¿en qué, precisamente, consiste seme"Y \ La primera demostración consiste en mostrar que los indios son
jante ocultación? Es obvio, desde luego, que no lo oculta en su sed_, racionales porque en ellos concurren todas o las más de las causas
humano (que sería la más extremosa manera de desconocerlo), an";"J naturales que para ese efecto son necesarias. Se advierte que este ar-
tes, por lo contrario, lo supone necesariamente, porque sólo de !o~,,~l gumento remite a la racionalidad en potencia; que es de índole
hombres puede predicarse con sentido que tienen o que carecen de'~ biológica, puesto que sólo considera al indio como un organismo
capacidad racional política. No se trata, pues, como hasido habi-,,~ animal y, por último, que el método seguido es analítico, de acuer-
tual sostener, de una negación en términos absolutos de la humani-] do con una manera previa de concebir la causalidad en la naturaleza.
dad del indio y, en consiguiente, no estriba en eso la ocultación Y,:"::: " La 'segunda demostración consiste en mostrar que los indios no
desconocimiento q.ue pret~nde su~erar Las Casas. Pe!o ~íes cierto;:l" sólo son necesariamente racionales por naturaleza, sino que efec-
que. el achaque de incapacidad racional no excluye.al indio' de la e~-"¡ tivamente lo han sido, puesto que eso revela su modo de vida. Se
pecie humana, no es menos cierto que supone en el un modo defi- :,,~'" advierte que en este segundo caso el argumento remite a la raciona-
ciente de participar en ella. Lo que se ventila, entonces, no estriba~~: lidad en acto; que es de índole histórica, puesto que considera al
en aclarar si el indio es o no es hombre, lo que nadie duda, sino en
determinar si lo es plenamente, o para decirlo de otro modo, en de-: ~ prueban "que no son osos, ni monos, y que no carecen totalmente de razón", es de-
terminar el grado en que se realiza en él la esencia humana. La dis .. ":l: cir, que no son animales; que son hombres, pero deficientes. Democrates alter. De
Iustis Belli causis apud indios (ea. 1547), Utilizamos la edición latino-castellana:
tinción es tan obvia corno importante, porque sólo asi se evita el ri- Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios. México, Fondo de
diculo absurdo en que ha incurrido más de un apologista del padre Cultura Económica, 1941. Nuestras futuras referencias son a esta edición, citada co-
Las Casas al insistir, con más dramatismo que verdad, en que a los .. mo Democrates alter. El pasaje arriba transcrito en p. 87. Véase, además, mi
indios se les negó la condición de hombres. Si asi hubiera sido, es~' articulo "Sobre la naturaleza bestial del indio americano" en Filosofía y Letras,
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1941, nums. 1 Y2. En este tra-
imposible entender que se hubiese puesto en cuestión su capacidad "~
racional y espiritual, puesto que la calidad humana es condición ne- ;:¡ bajo se discute si realmente hubo quienes opinaron que los indios eran animales, y se
muestra lo contrario, aunque no faltó quien lanzara esa acusación.
cesaria de la duda misma. 7 ,~ 8 Debe distinguirse cuidadosamente el probtema ontológico y la cuestión acciden-
ir
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tal de la posibilidad de grados en el entendimiento, porque el primero se refiere a la
capacidad racional misma, mientras que el segundo, al ejercicio de la facultad inte-
6 Apotogética ... , argumento, al principio.' "~"'~" lectiva, que, como previa, supone aquella capacidad.
7Tomemos el ejemplo de Scpúlveda, el más acérrimo "enemigo" de los indios. :;' ; 9 Véase apéndice A, pp. 95 ss. "Resumen esquemático de la Apologélica historia
En un pasaje frecuentemente citado dice que ciertas costumbres de los indios sólo'];
sumaria" .
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CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS
FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 77

indio como ente moral dotado de libre arbitrio y, por último, que el
concepción clásica antigua que le sirvi6 al cristianismo para montar
método es comparativo,' de acuerdo con una idea previa de la vida
su propia idea del hombre como criatura de origen y destino sobre-
humana, organizada idealmente conforme a la luz de la razón natural.,.,
naturales. Efectivamente, a nadie elude que el concepto' cicero-
Ahora bien, si así procedió el padre Las Casas, obviamente la ,{
ni ano que tan cabalmente hace suyo el padre Las Casas, no es sino
cuestión que nos hemos planteado es ésta: frente a la idea de que el . ~
indio es humano, pero que, siéndolo, 110 realiza, sin embargo, la
humanidad con toda plenitud, Las Casas estima suficiente de- i'ir.
*
una formulación de la idea esencialista que del hombre se forjó la
filosofía griega, y por eso no debe sorprender que en la frase arriba
transcrita hallemos los tres elementos básicos de aquella antigua y
mostrar que el indio goza de capacidad racional; es decir, consideró
venerable idea.iTenemos, en primer lugar, la afirmación de que-Ja
que bastaba demostrar que el indio era hombre. Sin embargo, en :
racionalidad es 'lo definitorio de lo humano, es decir, que su razón
estricta lógica, no se advierte por qué le pareció bastante esa de- '.,
es lo que hace que un hombre sea eso y no otra cosa, o para enun-
mostración, puesto que la tesis contraria no le niega al indio calidad '.•~'ii.
ciarlo en términos más propios, que la racionalidad es la esencia de
humana que, no obstante, es cuanto Las Casas. se esfuerza por ¿~
lo humano, y que en cuanto esencia, es algo inalterable y siempre
demostrar. Resulta, entonces, que para Las Casas, el haber dernosc ,~.~
idéntico a sí mismo. Tenemos, en segundo lugar, la afirmación de
trado que el indio participaba en la esencia humana bastaba, sin]
que esa esencia se da en "todos los hombres" , lo que es obvio, pues
más, para demostrar que participaba plenamente en ella, pues de ').
de otro modo no lo serían; pero lo que se añ-ade es que esa esencia
otra manera su argumentación no podría parecerle concluyente co- :t:
hace del hombre una clase de ente entre los demás entes de la natu-
mo, en efecto, le pareció, y la conclusión es, entonces, que el su-
raleza y por lo tanto, en ella se funda la idea de "especie humana"
puesto lógico del alegato contenido en la Apologética ... consiste en
como un concepto meramente lógico de clasificación que, de ese
desconocer la implicación fundamental de la tesis que se combate
modo, resulta no ser sino el conjunto y suma de todos los hombres.f
en ella y por consiguiente, en rechazar, sin discutir siquiera, la no-
, Tenemos, en tercer lugar, la afirmación de que la esencia humana
ción de que la esencia humana puede actualizarse en diversos gra-
: (la racionalidad) no s6lo define la "especie", sino que se da en cada
dos de plenitud. Pero si así piensa Las Casas, ¿cuál es, entonces, la
idea que tiene del hombre? uno de sus componentes, lo que también es obvio, pero ahora se
añade la idea de la igualdad anta lógica de todos los hombres, es de-
cir, en el ser, puesto que en cada uno de ellos la esencia humana se
4. LA IMPLICACIÓN FUNDAMENTAL DE LA DEMOSTRACIÓN actualiza plenamente y se manifiesta en los mismos inalterables ras-
gos, cualesquiera que puedan ser las apariencias en contrario. 12 En
Cuando en el curso de su alegato el padre Las Casas trató de la ne- suma, la postulación metafísica de una esencia fundamenta el con-
cesidad en que está el hombre de vivir congregado en ciudades cepto de especie humana como la suma de todos los entes racionales
como condición previa natural de la vida civilizada, topó con la di- en cuanto ontológicamente iguales entre sí; y ahora comprendemos
ficultad de explicar la existencia de hombres silvestres y errabun- por qué el padre Las Casas .no estimó necesario refutar expresa-
dos, y para hacerle frente a esa instancia que parecía argüir falta de mente la posibilidad de una graduación en 10 humano, y aun es de
racionalidad en algunos hombres del Nuevo Mundo, encontró la sospechar que ni siquiera percibió claramente que ése era el supues-
coyuntura para exponer su credo anrropológico. En efecto, con to de la tesis que combate en la Apologética ...
apoyo en la autoridad de Cicerón (De legibus, 1) declaró que "todas Podría pensarse, sin embargo, que semejante actitud es conse-
las naciones del mundo son hombres, y de todos los hombres y de cuencia válida de esa idea del hombre, pero sólo en lo que se refiere
cada uno delJos es una no más la definición, y ésta es que son ra-
cionales" .10 Ahora bien, ya el hecho de que invoque la autoridad de
Cicerón nos pone sobre la pista de que estamos en presencia de la estuviesen afectados de semejante monstruosidad. Véase Apologéttca.,., preámbulo
y cap. 48, e Historia, .. , prólogo y IIl. 151.
('
11 Para una explicación del concepto de especie humana como algo distinto a la
10 Apologético ... , cap. 48. El corolario de esta tesis es el famoso argurnenm iascasa-
mera suma de todos los hombres, véase Eduardo Nicol, Los principios de la ciencia,
siano, tan frecuentemente esgrimido, de que los individuos en quien el entendimien.
México, Fondo de Cultura Económica, 1965.
to es nulo o casi, constituyen una excepci6n y deben estimarse como rarísimos al gra-
'31 12 La igualdad cristiana tiene su fundamento, además, en la creencia de que el
do de que son verdaderamente monstruosos; de donde sacó la conclusi6n de la im- ,1
hombre fue "creado" a semejanza de Dios y llamado a un destino sobrenatural. .
posibilidad absoluta de que los habitantes de todo orbe, como es el Nuevo Mundo, ",(
Oportunamente consideraremos este segundo aspecto de la igualdad. ,:",
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78 CUATR(l HISTORIADORES DE INDIAS FRA Y BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

a la primera parte del alegato o sea, a la demostración relativa al as- go, esta manera de dejar a salvo el fundamento esencialista de la
pecto orgánico de su ser, porque, dadas las innegables diferencias ¡ condición humana frente a la instancia empírica de las diferencias
histórico-culturales de los diversos pueblos, podría suponerse que ~ históricas, no se llevó a cabo impunemente.: En efecto, si fue po-
en este terreno, por lo menos, estaría obligado a discutir y justificar sible seguir concibiendo la vida humana como el mero vivir biol6gico
su actitud de rechazo. Consideremos, entonces, esta posible objeción. del ente racional, la consecuencia ineludible es que, precisamente
I Pues bien, si, como piensa Las Casas, todos los hombres partici- por concebirse así, el acaecer histórico resulta accidental al hom-
pan por igual en una esencia y en cada uno de ellos se actualiza en bre, puesto que en nada afecta el núcleo de su ser, y necesariamente
características inalterables el vivir humano y los modos de ese vivir, uniforme en todos los pueblos, puesto que se cancelan sus diferen-
o sea la historia, no pueden ser sino la expresión de aquella esencia, o cias culturales a título de meras manifestaciones de momentos dis-
si se prefiere, manifestaciones de la racionalidad. Pero como ésta es tintos de un desarrollo biológico que tiene que ser igual en todos,'
el rasgo específico definitorio del hombre en cuanto ente orgánico, Esta consecuencia tiene un interés especial en nuestros propósi-
la consecuencia es que el devenir histórico no trasciende la esfera tos, porque descubre el fundamento del método comparativo,
de la vida biológica, de manera que si es cierto que el vivir históri- empleado por Las Casas en la segunda parte de su demostraci6n, y".
co es un vivir distinto al de los animales, no lo es porque en la his- nos enseña que,ellargo Y minucioso cotejo que hace entre los indí-' .,
toria el hombre supere la animalidad, sino, simplemente, porque genas americanos y las antiguas naciones del Viejo Mundo, no es·;:":Yi.\>,
ese es el módulo peculiar del vivir animal del ente: dotado de raz6n. como suele pensarse, una mera ilustraci6n marginal, un mero "ü'i'" :::,;}\;i:<'
La historia, es, pues, la historia natural del hombre o más clara- también" que pudo O no ser, sino un argumento 16gicamente válF:~P'~~;(';\
mente dicho, es una parte de la zoología. do, porque la diversidad real entre griegos, escitas, chinos, mexidl%::;l';),~~~'i.
Pero aquí surge una dificultad, y es que la vidahist6rica presenta nos y lucayos, por ejemplo, no hace fuerza de impedimento con~~'a,:·:~ ..~\\h:/\
una enorme variedad de formas en sus productos, puesto que los la comparación de sus respectivas culturas, ya que, para él, el deY~7':Y"~;¡~'"
pueblos muestran grandes diferencias en costumbres e institu- nir
. histórico
l mi de esos pueblos, como el de todos, es en el fond&.':\"·;"J"llit
. ;> .••.,·:·,'f" •.·,
ciones! Si el vivir histórico no es sino el vivir biológico del ente ra- Siempre e misrno.] ;:';>~.;'~:'.>~(;:~:.:'
cional,' tal variedad parece que contradice esa ecuación y hasta pa- :~::~/t~;··}~~
rece que amenaza la idea misma de una esencia, siempre idéntica a
sí misma. ¡La dificultad, por supuesto, es real y la contradicción 5. EL SENTIDO UNIVERSALlSTA DE LA APOUXJÉT!CA... ::;~f.8;¡1t~:
irreductible, pero esto lo ha llegado a admitir la antropología filo- .;'ti;
Contamos ya con los elementos necesarios para tratar de respon~e~·.\·:;>?,
sófica s6lo en época muy reciente.jl'ara ei pensamiento tradicional
en cuya esfera arraiga el ideado del padre Las Casas, se trató de su-
"
a a la pregunta que oriente estas reflexiones, a saber: ¿cuál es el seil~i~'::;: ,;".
perar el problema explicando que las diferencias culturales, lejos de do histórico de la Apologética ... , o lo que viene a lo mismo, el dei~~.Y, .. ·:;>:
constituir una instancia en contra de la índole del devenir histórico, doctrina antropológica del padre Las Casas?" Pero no se req~~j:M,:;;',,~~>
la ratifican y confirman, JJ porque se pensó que en nada afectaban mucha perspicacia para comprender que a esa interrogaci6n $§f:f':~7i·:::;t::;·
la esencia humana, siempre la misma e invulnerable a todo.cambio, puede responderse adecuadamente si se inquiere, además, por1!~1:;~\
sino que meramente expresaban distintos grados en la perfecci6n sentido histórico de la tesis de la inferioridad e incapacidad der~~rj'"
del entendimiento que, como la tierra, es más o menos fértil, no de dio, porque se trata de posiciones ideol6gicas que se suponen·tfi)l~,·.
suyo, sino por la intensidad y perfección de su cultivo. 1,1 Sin embar- tuamente, Empecemos, entonces, por examinar la del padre LaS'c~L . ' 1, '~' •.••-:'••~~ .•: •

Si repensan:os el concepto ~ntrop?16gico que le sirve de ciIIü}~·~W;á:


IJ Así, para Las Casas, la religiosidad misma pertenece a la auirnalidad del
a la Apologétlca ... , es notona la fidehdad con que el autor lo ap)l~,~;:\!.
hombre, y por eso la doctrina sostenida por ·él de que la idolatría no es de origen
diabólico, sino que procede del descarrío de la razón natural. Véase Apotogética ... ,
caso de los indios. Todo 10 deriva de aquella antigua premisii:'Q~~;...,.,
caps.71·74. finca la definición del hombre en la esencia racional. Por esó,;;~~~W;':
14 La imagen es del propio Las Casas. Hablando de los hombres silvestres, el caso
más extremo inferior en la escala de la diversidad de costumbres, dice que son "co-
·:..'<~:::·!\¡f··:·.
",I,'¡ \)~,-'\~""1\V.,' ~,.
mo tierra no labrada que produce fácilmente malas yerbas y espinas inútiles, pero
tiene dentro de si virtud tanta natural que labrándola y cultivándola da fructos do- 15 En la Apologético ... tenemos, sin duda, la expresión más completa' '",", . ti- -! ~
ea de esa doctrina. fl,AUI(¡¡f' ~ ~ 11)
mésticos sanos y provechosos". Apologético ... , cap. 48. t\)·
~~1-lno.. ~
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FRA Y BARTOLOMÉ DE LAS CASAS
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80 CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS
~
1
rno de origen providencia!, puesto que consistía en el derecho de
n.ota.mos insistentemente, el extenso alegato del padre Las Casas ni!.
siquiera discutela implicación en la tesis contraria, consiste en que "~I perseguir y alcanzar la meta históric?-t~ascende?tal co~ún ,a ~od?s,
de acuerdo con los inescrutables designios de DIOS. ASI, la umca m-
la naturaleza humana puede darse y efectivamente se da en distin- :iJ
tervención legítima consistía en la obligación por. ~arte de los
tos grados; de qu~, por consiguiente, en unos hombres y pueblos \. .
pueblos más afortunados de bri.ndar los ~UX¡]IOSe~?trltuales de la
se reahza con ple~ltud y en otr?s no, y que, por lo tanto, hay hom-:: .
predicación pacífica del evangelio y de la ~nstauraCI?n de los sacra-
bres cabales. ~estmados a la libertad y al ejercicio del mando, y .~
mentos de la Iglesia como la vía estableCida por DIOS para que el
hombres deficientes o menoscabados, "homúnculos" decía Sepúl- :
ve,da, 16 vaca do.s por la naturaleza a la servidumbre y ""destinados a ;' hombre alcance la gloria eterna. '
Nadie ignora que precisamente, esa fue la principal contenci6n
sujetarse, en bien propio, al régimen que aquéllos les impusieren. .í
del padre Las Casas'; p~ro ahora com~re.ndemos bien la liga q~e la
Pero la congruencia en la tesis del padre Las Casas no se limita a ' .
vincula con su pensamIento antropologlco, lo que nos au.ton~a a
d.erivar de su premisa la igualdad en el ser de todos los hombres :
afirmar, con pleno conocimiento de antecedentes, que; la finalidad
SIn? qué ese universalismo ontol6gico lo hace extensivo a la vida his::' .
de la Apologética ... consistente, según afirma su autor, en "dar a co-
t6n~a. Y es .q~e, a diferencia del concepto clásico antiguo, el pen-:;'
nocer" al indio no fue sino ofrecer una Imagen suya que revelara
samI~nto CrIStIanO superó la concepción meramente biológica de ';.
su identidad ab~oluta con la quese forjó la tradición cristia?a ac~r-
e~pe~I~ hU,~ana al convertirla, también, en una concepci6n de índole :,'
ea del hombre en general, superando, de ese modo, el partlc~lans-
hl~t~flC~. En efecto, de acuerdo con la doctrina tradicional del :~~
mo con que podía vérsele al indio en cuanto inesperado Y recién lle-
cnstlams~o, ca?a pueblo, dondequiera que se hallare y por aislado 1
gado miembro de la familia humana. ~o que simple y llanamente
l. que es.tuvlere, tiene su propio destino que, sin embargo, no ie es
nos dice el padre Las Casas es que, por Ignorad? Yaíslado que haya , ,~
exclusl.vo, porque P?r enci~a.de toda circunstancia contingente, se
existido el indio durante el espacio de tantos Siglos; por ajeno que
t~ata SIempre del ~Ismo y urnco destino de la humanidad.\Y la ra-
hubiere permanecido a la difusión de la palabra evan~élica; por d,is-
zon e~ que la.esencia en que se hacía partícipes a todos los hombres,
tinta que pudiere parecer su morfología, .Y .~or extranas y, aun bar-
ade.mas de .vJncula~los e~ la naturaleza, como individuos de una es-
baras e inhumanas que se juzgaron su rehglOn, sus costumbres, sus
peCIe, los ligaba en la historia en cuanto entes dotados de un alma ;"
instituciones Y en general su modo de vida, el español, pero :?bre
Illm?rtaI, creados a semejanza de Dios y llamados a la salvación en
lodo el hombre cristiano, no está sino en presencta de su próJ~mo,
!a vida eterna., De esta suerte, todos los hombres no s610 eran
es decir, de un hombre tal como él mismo es, tal corno-se concibe a
Iguales P?r naturaleza, sino semejantes por su origen sobrenatural
y. en la historia eran prójimos, es decir, cercanos, con independen- sí mismo. ' .
Vamos a concluir entonces, que el sentido de la Apologetlca .. ¡
era de su mutuo desconocimiento, y en última instancia eran her-
estriba en haber sido, en lo que toca al aspecto antropológic?, el e~- ....
,
,
manos, ~?mo hijos todos de un mismo padre que los convidaba a
"

fuerzo más completo y mejor realizado de cuantos produjo el SI-


su .mansJOn celeste. Por esta doctrina, en efecto, el advenimiento de
glo XVI frente a la crisis que suscit6 ese voluminoso suceso que en
Cristo alteró la í~do!e misma del discurso histórico, porque en lu-
otra parte hemos descrito como" la invención de América" . 18. Diga-
gar ?e que se le siguiera considerando como una serie de historias
mos, por consiguiente, que con independenCIa del valo: que t.lene ~a
particulares y e~tre ~llas, la privilegiada del pueblo electo; se la con-
obra singular que venimos examinando, como repertorio enciclope-
cibió c?mo la historia única de un solo pueblo que comprendía a la
dico, en ella y por ella el indio americano fue conceptual mente l~c.~r-
humanidad entera., .
parado, a título de igualda~ en tod?s .los órdenes, d~ntro de la vision
~a consecuencia más importante de este universalismo en la hi.
universalista de la comumdad cnsuana y, a decir verdad, no es
torra, fundado no sólo en la igualdad ontológica sino en la igualdad
de todos los homb~~s en cuanto prójimos y hermanos, fue que a ca- poco ese mérito.
da pueblo debe dejársele en el goce de su soberanía, entendida co- .¡
18 Edmundo O'Gorman, La invención de América, México, Fond~ de Cultura
:~ S:piJIYe~a, Democrates. alter, op, cit. (~trás nota 7), pp. 104, 110 Y 135. Econbmica, 1958. En la presentacibn inicial del tema Y en las concluslOn~s es m~s
. . Solo e? epoca muy tardía, a consecuencia de la ampliación de los horizontes he, completa la edición inglesa: The lnvention of America, Bloomington, Indiana Uní-
lenicos debida a las expediciones de Alejandro, se empezó a hablar de la "humani-
versity Press, 1961.
dad una". Plutarco, De Alexandri fortuna aut virtute, cap. 6.
82
n.: v : RO
r HIST()RIAIJOlll~ III !",/)I"~

fRA Y B/\IlTOI.OME OE LAS CASAS 83


Pero dicho eso, lodavia falta aquilatn¡ (un impOrtante logro,
considerándolo en relación con el sentido que tuvo cu su día /:.¡ tesis ue sea contradictoria debe cancelar-
de la incapacidad racional del indio, porque sólo de esa manera lle- duación de lo hum~no, 11~p.~rq mo inocua. Claramente se ad-
garemos a comprender el alcance de su significación histórica. se como si no hubiere existí o o .coto de tipo relativista que, por
. t de un pensamlen . de
vierte que se tra a . d '1 se percibe el lejano germen
eso, delata ya su moder~lda '~a~nc~lturales y mudanzas históricas
6. LA CONTRAD1CC[ÓN EN LA TESIS la comprensión de las d.lfere.n~d 'd n el ser mismo del hombre. Pe~
. di '. de la historici a e I n que
DE LA INCAPACIDAD DEL INDIO como In icacion . 1 debido y tratemos de ac arar e
ro no. adelantemos mas de
t ente la contra ICCI o di ion que le hemos señalado a la
consiste concre ao: . 1 de los indios.
Si COIl1paramos el ideario de Las Casas COn la tesis de la incapaci-
dad racional del indio, no cabe duda que aquélla tiene en su abono tesis de la incapacidad raciona A ologética ... , en el pasaje donde
una Con istencia lógica de que carece ésta, puesto que, teniendo ; Si volvemos al preambulo d.e!~ Pue estima infamatoria para los
ambas la misma premisa, sólo la primera le es fiel en todas sus con- 1 Las Casas da cuenta de la opl~lOn 9 ponente alegato, advertimos (I~
la cual levanto su irn d l i di ame ~ d r'1.'
secuencias. En efecto, la posibilidad de una graduación en lo hurna- ¡ indios
q y cont~a . él oculta el verdadero ser e ID 10, -
no, por más que se intentó radica-. en el acto y no en la potencia, 1 ue la calumma que, segun, iderarlo racionalmente mea- e: .: "
encierra una contradicción irreductible, porque si en realidad de ~ ricano, estri
ib
a,
iertarnente en con SI
cie ,? .. capaz "para gobernarse
l " • mo
co \ rt.oiJ\:f v vv..1..,A"
verdad lo racionai es lo definitorio de los humanos, de toda necesi- j paz, pero, y esto es lo d~c~slvod~nordenadas repúblicas]". 2~' Se, ve, \ ,~
dad debe admitirse que ese rasgo específico se da, no sólo en condi- , carente de "humana policía y id d tribuida a los indios se refiere >'::\:,
d d que la lI1CapaCI 1 -id a aolítica no en enera 1 a la po - ~.",' ...
ción de inalterable, sino uniforme, y toda graduación queda abso. ~ sin lugar a u a, ;.y;~;,'
lUlamente excluida. f es ecíficamente al or?en de a \1 a es en tal caso no senan om- .~¡\:.':i.
Los que en la conlingencia histórica parecen grados de humani- 1 ibilidad de vivir raci • ,u'ncapacidad que no alcanza la 'j;¡~~'~.
dad no 10 pueden ser realmente y se explican, como los explicó Las I1 . Se trata, por lo tanto, de ubna 1 inhabilita en la esfera del '~!.{~"
Casas, en la esfera, ésa sí circunstancial y accidental, del ejercicío méd
de
.
la del f
ser, pero ,que,
ber ser o para decirlo mas e a d b
S!.n em argo
1 ramen~e~ de una
,
incapa~ida,d
egir la vida SOCIalciviliza-
.e~ e
1
. ':"j.ti"
:'!~>
_', _
de la facultad del entendimiento, cuya plenitud o deficiencia depen- i . '. 1 masque eenr '~;-:I,
den de causas externas al ser, como son el medio ambiente y la edu- discerl1Jml~nto de a~ nr t adicción es ya patente,. p.orque no ,se .' ,",,4:%;'
cación o el ejemplo de otros hombres. IV da. Pero SI eso es aS1, a con.r Id d racional ontológica y al mis- .'
Debemos, pues, concederJe a la posición de Las Casas la ventaja ve cómo es posible conceder I~ua 1 a el discernimiento ético, Para
de la congruencia sobre la incongruencia de sus opositores; pero 10 mo tiempo negar igualdad ra.c~ona I~nmejor será recurrir al análisis
paradójico de esa superioridad lógica es que, como vamos a ver, re- concretar este punto tan deCISIVo, más autorizado, el humanista ':"
vela un atraso frente a las nuevas tendencias ideológicas que empe- de la tesis en el te~to de ~~ vocero . '.,'. ~::~:''''',:.'
zaban a hacerse sentir en la época y que acabaron por ocupar la JuanP Ginés de Sepúlveda.O Para Las ea sas y toda la tradición vige~t~~.>">.::; ....
/'.\i.¡D.l
..... ".,<,¡ ..... ".',."
presidencia en el pensamiento occidental. y la razón de semejante ;.", en ara Sepúlveda, dcom 1 azón natur al es capaz por sí sola de dlsc:rt':.;""""';':"';.,:
paradoja es que la historia no es un proceso lógico o por lo menos, ',,:.: ..,
la época, la luz e a r 1 injusto porque se suponía'qp.~7f: ':.'.:;.~'
sólo en proporción limitada y en ciertos sectores, y así suele aconrs. nir lo bueno y Justo e ' d lo ma o el, .
d los hombres las normas'",;~>s\t.,(?,.~.' ,.l"'" ." ' ..
' ., 1 lma de to os . 'd" '" .
cer que, por Congruente que sea una posición tradicional, cuando le Dios imprimió en e a. . t 'e la justicia divina guía la con u~~'
toca la hora de ceder ante el empuje de nuevas exigencias, aparecen ley. De ese modo el sentimien o a so indebido de la Iibertad~}~~~:,
h b a no ser que por u . . b s" y.:la.,
en su seno corrientes ideológicas que, sin abandono de las .viejas ta de los om :es, nat~raleza con malas costum re ..¡/.l;!q.~,\,\::\,,,
premisas, reclamán su reconocimiento por contradictorias que sean yan "corrompido la recta, de todos los hombres, es la ler!.:a~Í.\~.~~:
respecto de ellas. Es así, entonces, que la idea de la posible gra- 1 y así Impresa en e l corazon .,.ú, •. "" ...•.
e ,. " .¡:,\~;H',r~!1\:,;\·:,
/9 Asi cuando Las Casas describe el medio ambiente de la isla Española (que hace
'~'
.
. lo 48 dé' [li'\A:¡ipl
nte una testadura en el caplt~.
ti-
'd '¡'\Je.todáS
cXlensiva a todas las Indias), dice que es para mostrar el grado de entendimiento, no 20 A este respecto es muy lI1~re~asas corrigió la afirmación ongll1~!i~'ciimien.
de humanidad, en que la naturaleza coiocó a los habitantes naturales de ésas re- gética ... donde se advierte que as tá dotadas de la luz natural de ,en. :.. ,.
siones. Apologética ... , cap. 33. b· rbaras que sean es n ....'
las naciones, por a , Iíticamente capaces. . .'.,
to, en el s~n:ido de que todas s~ r:::ocrates alter. Véase atrás la nota 7.
21 Aludimos, claro está, a su e
84
CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS

FRA Y BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 85


llama de derecho natural. 12 Ahora bien, los mandamientos de ese
derecho se declaran en la conciencia de los hombres ya ello se debe cia, ni más ni menos, entre el hombre moral y el hombre amoral
que se "inclinan al deber y a la virtud, pues aunque el hombre, por que acaba por escindir la especie humana en dos porciones muy dis-
el apetito, sea inclinado al mal, por la razón es propenso al bien". 23 tintas, la que vive de acuerdo con el discrimen de las minorías doc-
Pero, por otra parte, esos mismos mandamientos se traducen en tas y que constituye la luminosa comunidad de los pueblos civili-
preceptos de un derecho positivo cuyas normas deben regir todos zados, y la que vive al margen de la civilización por deficiencia
los pueblos, puesto que no es sino la traducción jurídica de la ley de racional en la posibilidad de distinguir entre lo justo y lo injusto, y
Dios. A ese derecho positivo es al que se le conoce como el derecho que constituye el tenebroso mundo de los pueblos bárbaros.
de gentes. Hasta este momento no aparece ninguna discrepancia He aquí, pues, la interna paradoja de la tesis de la incapacidad
entre la manera en que la ley eterna se insinúa en la intimidad de la íl racional del indio americano y su implicación respecto a la posibili-
conciencia individual y en el régimen de las relaciones sociales; pero .~ dad de grados en la calidad humana, y ahora vamos a explorar una
la incongruencia aparece cuando surge el problema de la determi- de sus consecuencias para descubrir qué sentido pudo tener tan
naci6n del contenido concreto del derecho de gentes. En efecto, e' contradictoria tesis.
criterio que debe prevalecer en principio esel consenso universal;
pero como la historia revela gran variedad de opiniones, aquel con-
, senso no es discernible. Ante esta dificultad, Sepúlveda declara que 7, EL SENTIDO NACIONALISTA DE LA TESIS
. ,,,
'.
el discrimen tiene que atenerse a s610 las coincidencias que revelan DE LA INCAPACIDAD DEL INDIO
, los pueblos civilizados y el fundamento de esa soluci6n es que tales
coincidencias no son casuales, sino que expresan la opinión de los '1: Cuando en páginas anteriores preguntamos por el sentido de la
hombres sabios, virtuosos y prudentes, los únicos verdaderamente ': l' Apologética ... ,2$ hubo ocasión de mostrar que el pensamiento tradi-
capaces de discernir entre 10 que es y no es naturalmente justo.> y '¡, cional cristiano, en cuya esfera situamos el ideario del padre Las
bien visto, parece que la solución de Sepúlveda era inevitable; pero Casas, fundó el universalismo histórico de la especie humana al
en tal caso, la contradicción que buscamos es ya obvia',' Efectiva- considerarla como una comunidad vinculada por el destino trascen-
mente, por un lado se sostiene la idea del derecho natural como '\;::
dental de la salvaci6n eterna. Pero esta idea, también lo vimos, no tc
participación de todos los hombres en la ley eterna, de tal manera sólo supone la igualdad en el ser de todos los hombres, sino en su
que basta ser hombre para poder discernir sus mandamientos; y por ,\. vivir hist6rico. Es obvio, entonces; que la escisi6n de la humanidad
otro lado se sostiene la idea de ese mismo derecho natural como .'~ en el grupo de los pueblos civilizados frente al de los pueblos bárba-
una ley cuyo discernimiento no está al alcance de todos, sino de la ',\. ros, puso en crisis aquella antigua concepción universalista e iguali-
minoría formada por los hombres doctos, prudentes y virtuosos. .'ti taria, y el problema que necesariamente se pfesentó a los defensóres
Ahora bien, si en eso consiste la contradicción, lo que en ella se .. de la tesis de la desigualdad, consistió en salvar de algún modo el
fQ(lor,,,,1 (1«4
~ -t,. implica resulta no menos obvio, porque con toda evidencia resulta i universalismo histórico de la especie humana como correlato obli-
que, pese a la igualdad ontol6gica, en realidad se postula una pro- ; gado del universalismo ontol6gico, yal mismo tiempo itamitit'icies-
funda diferencia entre los hombres incapaces de discernir entre el cisión que hemos indicado. .
bien y el mal y los que tienen la capacidad de hacerla; una diferen- :;. Pues bien, para superar la dificultad, se elabor6 una doctrina
que, manteniendo en apariencia el concepto de ccmunídad frater-
.~~ nal cristiana, introdujo un nuevo elemento a basedelapótegma
22 Les naturaiis est participatio legis aeternae in creature rationis compote. Santo ¿:
Tomás, 2. 2, 91. 2., cit. Democrates alter, pp. 66 Y 67. ¡ aristotélico de que lo superior y más excelente debedominarlo infe-
23 Sepúlveda, Deinocrates alter, p. 67. '. .~ rior e imperfecto." En efecto, se admitió, con la tradición, que la
24 La ley natural, dice Sepúlveda, debe buscarse "en aquellos fil6sofos de quienes' humanidad tiene un solo y único destino (la salvacióneterna) y en
se juzga que más sabiamente trataron de la naturaleza y de las costumbres y del go-:,
bierno de toda república y, espeCialmente, de Arist6teles, cuyos preceptos ... , han si. , !l
2~ Véase atrás, apartado 4, pp. 76 ss.
do recibidos por la posteridad con aprobaci6n tan unánime que no parecen ya pa- ;':1
26 Sepúlveda la formuló de la siguiente manera:el dominio y la potestad son de di-
labras de un solo filósofo, sino sentencias y opiniones comunes a todos los sabios". "
Democrates alter, p. 69; De convenientia, I, 11 (Opera IV, 236). versos géneros, pero todos tienen su base en el derecho natural que, aunque parece
vario, se reduce a un solo principio, o sea "que lo perfecto debe imperar y dominar
sobre lo imperfecto, lo excelente sobre su contrario". Democrates alter, p. 83.
.,\<
;J;1,..
86 CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS ~
~:
FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 87
.;

él se funda la unidad histórica de la especie a cuyos individuos se les·


proclama ontológicarnente iguales; pero la novedad consiste en que ..(
1 bárbaros, no se puede mantener en bloque como dos porciones res-
pectivamente homogéneas, sino que necesariamente surgirá la ten-
ya no se admite que todos los pueblos tienen el derecho soberano de dencia de admitir que en la esfera de cada una de ellas también hay
perseguir aquel destino común por cuenta propia, puesto. que se grados de mayor o menor civilización o barbarie, según sea el caso.
piensa, según vimos, que algunos carecen de la capacidad racional y así será imposible impedir una rivalidad interna que pone en cri-
para discernir las normas que deben observarse para alcanzarlo. De sis la idea original de un grupo unitario de naciones civilizadas,
este modo, la historia particular de esos pueblos queda cancelada puesto que todas reclamarán el derecho de ocupar el peldaño más
como carente de verdadera significación histórica, 8. título de ser alto de la jerarquía, sin que exista más criterio para dirimir la con-
contraria a los mandamientos del derecho de gentes, y la única ma- tienda que la propia estimación en que cada pueblo tenga sus pecu-
nera en que pueden ingresar a la comunidad humana es con un ser liaridades históricas y su particular idiosincrasia. Todas se pondrán
histórico vaciado del sentido que pudiera cornunicarles sus historias . fácilmente de acuerdo en clasificar de bárbaras a ciertas naciones;
particulares, y destinado a llenarse por la imposición del modo de pero como se admite que la dominación de éstas pertenece a las ci-
ser de un pueblo ejemplar, es decir, de un representante de la ley .. viliza~as, cada una conside~ará que ese derecho le corresponde con \
eterna y encarnación auténtica del destino humano. Esa imposición exclusión de las otraS~j Y aSI, por ejemplo, en el caso particular de
se presenta, pues, como el mayor beneficio que puede recibir el los pueblos americanos, encontramos el alegato de que no hay na-
pueblo bárbaro, puesto que, en última instancia, equivale a una do- . ,~ ,
ción, entre las civilizadas, que sobrepase a España en prudencia,
tación de bumanidad.>' '. ingenio, fortaleza, esfuerzo bélico, humanidad, justicia, religión,
,',;, '
ILa consecuencia política de esta nueva manera de concebir el uni- templanza y, en general, en todas las virtudes cristianas, cívicas y
versalismo histórico es que los pueblos civilizados no sólo tienen el . políticas." En suma, cada nación se estimará a sí misma como el
derecho, sino la suprema obligación moral de intervenir en la vida : grupo privilegiado en cuanto que pretenderá que en sus costumbres
de los pueblos bárbaros, arrogándose su soberanía a fin de guiarlos . e instituciones encarna con mayor perfección la justicia de los man-
y ayudarlas, no ya sólo con los auxilios espirituales, sino imponien- .. damientos de la ley eterna y, por lo tanto, que, en su ser nacional,
do, por la fuerza si era necesario, instituciones benévolas y paterna- i~ representa el más alto grado de humanidad, y en su historia parti-
les que los obliguen ~ ~ntrar por el cauce de la verdadera religión y J; . cular, el único camino para realizar el destino humano y alcanzar la
de las costumbres civilizadas¡ Nada sorprendente, pues, que esa ha-;' meta que Dios le tiene designada." Pero estas pretensiones no se
ya sido la doctrina política de Sepúlveda y de cuantos defendieron': detienen en eso, porque involucran, además, una manera peculiar,
con él la justicia de la guerra contra los indios y la necesidad de los ': « y en su día novedosa, de concebir la historia universal. En efecto, si
repartimientos en encorniendas.> ." una nación es realmente portavoz eximio de los intereses supremos
Salta a la vista la enorme diferencia entre el viejo y el nuevo con- \' de la humanidad, su historia no puede menos de ofrecerse como pa-
cepto de universalismo histórico, fundado el primero en la ecuación radigrnática, de tal suerte que las historias particulares de las otras
absoluta entre la igualdad en el ser y en el deber ser, y el segundo, naciones no parecerían sino meras aproximaciones más o menos
en una ecuación relativa al grado de civilización que, en última ins- cercanas a ella, o lo que es lo mismo, que la historia del pueblo
tancia, se reduce a grado de humanidad. El trato igualitario ya no ejemplar se convierte en la única verdaderamente significativa en
consistirá, entonces, en la concesión de los mismos derechos a to- cuanto que en ella y solamente en ella está el camino que la divina
dos los pueblos, sino que se fundará en el postulado de que es providencia le ha trazado a la humanidad. ~ la resultante ineludible
contrario a la justicia distributiva "dar iguales derechos a cosas de- es que la nación que pretende gozar de tan alto privilegio está obli-
siguales:"29 Pero en la grave consecuencia de este re1ativismo es que gada a mostrar ese camino, no ya sólo a los pueblos bárbaros, sino
la dicotomía de la especie humana, dividida en pueblos civilizados y a todos, de manera que, en última instancia, los que se estiman co-
mo civilizados s610 acaban diferenciándose de los bárbaros, no en
27 Así se desprende de varias afirmaciones de Sepúlveda. Véase Democrates alter grado de civilización, sino en menor grado de barbarie. Todos, me-
pp. 135, 165 Y 173. También mi artículo' 'Sobre la naturaleza bestial del indio ameri-
cano", cit. en la nota 7. .
28 Sepúlveda, Democrates alter, pp. 133, 137, 172. 173 Y 175. lO Sepúlveda, Democrates alter, pp. 101·103, 105, 113 Y 151.
29 Sepúlveda, Demacra/es alter, p. 171. 31 La imagen del camino es de Sepúlveda. Demacra/es alter, p. 137.
,
,ti;
88 :t~,.:.;
CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS
'f:t
' >,"1: FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 89
~~é1,r
n?s elgrupo privilegiado, serán pueblos más o menos bárbaros, yij1~
la de Sepúlveda, aunque el lenguaje y las intenc!o~~s sean bast~nte
hIs,tona particular de aquel grupo asumirá el sentido de histori~: :
umversal~ distintos. Aparece, en primer lugar, l~ contradicción .entre la Idea
de una esencia humana que se supone inalterable y umforme en t.o-
Con este fenómeno hemos descrito en su entraña la gran averii
dos los hombres y la idea de que solamente unos son capac~s de ~I~-
ra d~l naci~na,1is~o moderno que, de ese modo, revela su profurí
cernir lo que MachiavelJi llama el "bien común". La dlf~rencl,a
sent~do antlcflStlano, porque, bien visto, no estamos sino en pr' entre el florentino y el cordobés es que aquél concede ese discerni-
sencia d,e una nueva versión de la vieja idea del Antiguo Testarne'
miento al hombre de voluntad de dominio, mientr~s que éste al
to que cifraba el devenir histórico universal en la historia de un sol
pueblo que se estimaba el elegido de Dios, ,'>
docto y virtuoso; pero en el fondo, la idea es la mls~a. De esta
contradicción, Machiavelli deduce, como lo hará Sepulveda, ~na
Pero sea cual fuere el juicio moral que merezca este nuevo mod'
dicotomía en la especie humana, puesto que postula, no como este
de entender la comunidad histórica de la especie humana, 10 ciert
unas naciones civilizadas frente a unas bárbaras, sino, más extre-
es que nos autoriza a afirmar que, así como el sentido de la Apo[c)
moso una minoría que encarna plenamente lo humano y una rna-
gética ... fue incorporar al indio americano al universalismo históri~
voría~ "el pueblo", que es mero instrumento de aquélla y cuyos
de la cristiandad, así el sentido, de la tesis nacionalista fue también' .
componentes son, históricamente hablando, meros hon:uncul~s en
ciertamente, incluir al indio en el ámbito de un universalismo hist6- ,;
quienes la humanidad no se realiza plenamente. La dlferencla.:s
rico; pero no ya como ,comunión fraternal de todos los hornbres y ~}
importante, pero, como en el caso anterior, ~l.~oncepto es tan:b1en
de todos los pueblos, SITIOcomo comunión bajo la égida de los'es'-' _'
tandartes de España. J2 ' , ,~ el mismo. Por último, si partiendo de esa eSCISlOnen la humam~ad,
Machiavelli acaba por identificar al príncipe (el hombre arquetipo)
con el Estado concebido como omnipotente y animado, en cons~-
8, EL VÍNCULO CON A¡liIÉRICA cuencia, por la aspiración al dominio universal, Sepúlveda, ya. ~o VI-
mos, acaba por concebir en la' hegemonía de su propia. nacion el
fundamento de la comunidad histórica de toda la especie.
Es de suyo evidente que esta nueva aventura del nacionalismc guar- ~ ,
El paralelo es significativo, porque vincula la tesis .de la incapaci-
da una e~trecha liga con I,a aparición de América, puesto que la he> "
dad del indio americano a las corrientes del pensamiento .mo~e:n?
mo~ podido describir al filo del análisis de la tesisacerca de la inca-"
que convirtió el fenómeno político en el centro del d~ve.mr ?Iston-
pacIdad, Fre~lsamente, del i,ndio ameri~ano; ~ la ma~era que nos:~ ;
co; pero, además, porque nos enseña que la cont~adlccl~n l~te:~a
parece mas directa para avenguar en que consiste ese VInculo es ver', '
de aquella tesis pudo deslizarse, gracias a la creclen~e dlsoClaCIO?
si la imprevista presencia del Nuevo Mundo tuvo alguna parte en-i ,
aquella aventura. ',: ' entre el destino trascendental del hombre en la otra VIda y su desti-
no en ésta cifrado en el ideal inmanentista de la dominación políti-
Nadie, ignora que el nacionalismo moderno es uno de los rasgos '
ca. En efe~to, fue de ese modo como la noción de la igualdad histó-
sob~esa]¡entes del advenimiento de la modernidad y por lo tanto es.t
rica dejó de hundir sus raíces hasta el núcle? ~el ser, y a~nque no se
obvio que l~ explicación completa de fenómenos tan complejos des-
negó que todos los hombres eran O.ht~loglcamente iguales, esa
borda los limites de estas reflexiones. Conformémonos,' entonces, "
igualdad quedó remitida a sólo la posibilidad de la ,salvaclOn en la
con recordar que en sus raíces se encuentra un cambio en la manera .
otra vida." sin hacerla extensiva a los intereses políticos, elevados a
de e?tende~ al hombre respecto a las creencias básicas que sobre ese:,
la categoría de principio de la vida histórica. " . . . ,
partlcul~r enseñaba la tradición cristiana. y así, en efecto, en el '
Pero, ¿cuál fue, entonces, el papel que desempeño el indio amen-
pensamiento de Machiavelli (1469-1527), el contemporáneo de Las' ,
cano en tan decisivo cambio? Para responder a esta pregunta, em-
Cas~s y el gran teórico del nacionalismo, encontramos y no por ea- .
pecemos por notar que su aparición fue un acontecimiento impre-
sualIdad, todas las notas que nos fue entregando el análisis del tex-
visto y que, como tal, no pudo menos de poner en trance de, duda. la
idea de la unidad de todos los pueblos y razas, según se habla forja-
32 En. el cronista Ovie~o te.nemos, uno de los más entusiastas exponentes de este
~ensamlento, aunque en el pnva un lmperialismo de tipo medieval sobre el naciona: . 1

hsmo moderno, Véase mi estudio sobre Gonzvlo Fernández de Oviedo en este libro, 33 A esto se refiere Sepúlveda cuando habla de los indios como "nuestros próji-
mos", Democratesa/ter, pp. 131 Y 135,
( 1, \ 1 I~(l I11S t () 1{1.,\ !J(lIU:" 1) I 1"':) I v-, FRAY 13,\RTOl.(J~1t llE L\S CASAS 91
, ,
• ~;a;
do (:11 ienninos del antiguo esquema tripartita de la ecumcnc, cuyo",t : ::lCUSO cn el terreno de la práctica; porque conviene aclarar de una
hermetismo cons+itut ivo impedía la posibilidad misma de semejilO-;,,:t uucna vez que la popularidad y el gran triunfo histórico del padre
te aparición, Porque a este respecto, es necesario distinguir en I{;'_~ , ... ¡ a~ Casas, tiene por base interpretaciones de fecha muy posterior
crisis que suscito la presencia del indio americano lo que se calific6''''.:~'.· tU\.' deformaron el sentido auténtico de su obra y de su p~~samlen-
de su "extrañeza", en cuanto individuo de la especie humana, de lo\~ I ) al tratar de convertirlo en el primer apóstol de un pacifismo de-
que vamos a llamar su "rareza" en cuanto ente histórico, debida'; , .nocrático lib ral que, como ya dijimos en otra parte, acabaron por
fundamentalmente al aislamiento en que había transcurrido su vid,(' i ransf'igurarlo en una especie de Woodrow Wilson en hábito de do-
) que lo colocaba al margen de la historia univer al. La primera, su,' minico.:" Tratemos entonces, como conclusión de este estudio, de
"extrañeza" quedó reducida a unidad cuando los rasgos estimados. matizar el sentido de la Apologético, .. en relación con el que tuvo en
amo extraños se explicaron como meros accidentes en la actualiza-: 'ti día la tesis contraria.
ción de la esencia racional." Pero la segunda, su "rareza", ya no' Del conjunto de nuestras reflexiones se desprende co~ ma~ifie.s.ta
pudo encontrar pareja solución, precisamente por la crisis en que. claridad que si el padre Las Casas se mostro ciego a la l,mphcac.lO.n
en ese momento histórico se hallaba la idea de la igualdad histórica, de las opiniones de sus contrarios, es por9ue no alcanzo a pe,rclblr
de todos los hombres. Si todavía hubier e prevalecido entonces ra'~ el nuevo espíritu nacionalista que las motivaba; no, cl~ro esta.' por
idea tradicional cristiana de la comunidad fraternal de todos los in- carencia de luces suficientes, sino porque toda su agitada Vida y
dividuos de la especie, no habría podido surgir el debate entre uri7i ,:pasionada obra, más que la defensa teórica de una~ idea.s, .es.la
Las Casas y un Sepúlveda, y la "rareza" histórica del indio también manifestacion exaltada de su profunda fe en el sentido histórico
habría sido explicada como un accidente de la marcha providenciaf que le concedió el cristianismo al a~vel1ir.niento de.l Salvad~r, y.de
del discurso histórico. Pero como no fue así, los hombres de sensi- su convicción acerca del papel providencial que DIOS le tema asig-
bilidad más moderna pudieron interpretar esa "rareza" a la luz d~~ nado como apóstol de los nuevos gentiles. Esta es .l~ clave para no
las nuevas exigencias nacionalistas, y surgió la corriente de opini6~: errar en la comprensión de todos los momentos decISIVOS. de su Vida,
que los juzgó íncapaces de discernimiento político. Pero lo irnpor- empezando por la famosa conversión de 1514 que no deja de. recor-
[ante para nosotros es reparar en el doble aspecto del Ienómeno.j .lar la del camino de Damasco, y para advertir en su obra un Impor-
porque si, por una parte, el indio se presto admirablemente por sus: tante elemento de tinte medieval que ocasiona sorpresas al lector
costumbres a aquella interpretación, por otra parte fue io imprevi-j desprevenido. Así, por ejemplo, toda esa l~r~~ disertación sobre
sible de su aparición lo que brindó, no solo un amplio campo a las la magia, eí poder de los hechiceros y las posibilidades de los ~o~~
aspiraciones de dominación nacionalista, sino el dato empírico que bres de transformarse en animales y de trasladarse por el aire.
hacía falta como apoyo histórico de las nuevas doctrinas antropo-j Pero de todos esos arcaísmos el más interesante para nosotros por
lógicas que servían de fundamento a dichas aspiraciones. El papel: su relevancia directa respecto al tema de nuestras reflexiones, es la
que desempeñó la imprevista presencia de los naturales de America.;
fue, pues, decisiva para el triunfo final del nacionalismo en sú' l~ Edrnundo O'Gorman, Fundamentos de la historia de América, Méxic.o,
lucha por afirmarse frente a las ideas tradicionales que se le opon¡an,'; lmprcrua Universitaria, 1942, p. 56. Tengo entre manos un estudio del proceso hl~-
iurico "m¡¡niqucista" que ha acabado por transfigurar a Las Casas en el án~e1luml-
noso del humanitarismo moderno ya Sepúlveda en su contrapartida dernoniaca. No
I cxis to la tentación de recordar aqui, como ejemplo, un texto que ilustra el momento
9. SIO IFICACICN CONJU 'rA DE LA ApOLOGÉTlCIl ... ,'11que se opera la deformación radical de las tesis defendidas por Sepúlveda, Me
y DE LA TESIS DE LA INCAPACIDAD DE LOS INDIOS r cficro a la Historia de lu santa y apostólica provincia de Santiago de /0 Orden de
l'redicadores escrita por fray Juan José de la Cruz y Moya, donde leemos que el de-
1110l1iosugirió a no pocos españoles y entre ellos' algunos de no pocas letras, que los
Si ahora volvemos la mirada a la Apologético ... podemos advertir qu'
indios no eran hombres "sino una tercera especie animal entre hombre Y m~n?".
el arcaísmo de sus contenciones la condenaba necesariamente' á Citado por Alberto María Carreño, Fray Domingo de Betanzos, O.P., México,
1934, pp. t51-152.
H El texto capital, por lo que se refiere a la reducción a unidad de la "extrañezai; l(, Apologético ... , caps. 85-102. Esto no quiere decir que pensemos que Las cas~s
de la naturaleza fisica del Nuevo Mundo, es la Historia 1101/1/'(/1 y moral de las Indias fuera, a ese respecto, una rara excepción en su época, porque todos sabemos que a
del padre Joseph de Acosta, S.J. Véase, adelante, mi estudio acerca de ese autor, pp creencia en la magia perduró por largo tiempo en la opinión popular europea, lo que
119 ss. " no quita que se trate de un rasgo arcaico.
/

FRA Y BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 93


92 CUATRO HISTORIADORES DE INDIAS ~¡.
;1~
neos, pero sí de generaciones posteriores que, P?r motiv?s extra~os
expresa negación de aquello que llamamos la "rareza" del indio :;' a ellos, deformaron su pensamiento con notono agravio a sus in-
americano y cuya influencia en la afirmación del nacionalismo es-. : . tenciones.
pañol pusimos de relieve en el apartado anterior. Al padre Las Ca-, , J. Todo esto nos abre la posibilidad de ver que el agrio diálogo
sas en efecto no s610 le resultaba indiferente la circunstancia del' . entre Las Casas y Sepúlveda se desarrolló en dos planos que sólo se
aislamiento s~cular del indio (que en eso consiste, recuérdese;''}: tocaban tangencialmente, o si se prefiere, en dos lenguajes que, con
aquella "rareza"), sino que, quizá por una .oscura premonici.ón ~e:iít¿ la apariencia de ser el mismo idioma conceptual, r~sultaba~ ~u-
la amenaza que albergaba para su doctn~a tan extraordinario .1:
tuarnente incomprensibles. Y hasta podemos'puntu.alizarlos d~Cl~n-
hecho, le pareció necesano negarlo en un capitulo que expresamen-'~ . do que el lenguaje de Las Casas fue el del aristotelismo escola~tlco
te dedicó al asunto y que, por su fecha, resulta muy anacrónico.37~:', puesto al servicio de los intereses universalistas ~e la c.omumdad
En efecto, ya para e~tonces, toda,s las. m~n~es m.ás alertas co~ulga-;I cristiana mientras que el de Sepúlveda fue el del aristotelisrno rena-
ban e~ la idea de la md~pendencla e individualidad geográficas de 't
centista puesto al servicio de los intereses políticos d~l nacionalismo
América como un "contmente", 38 pero el padre Las Casas se ernpe- .~: español. Y así, por ejemplo, aunque ambos ~onten~lentes comulga-
ñó, a contrapelo de esa opinión, en probar que América era una'~ ban en la noción aristotélica de que lo su penar y mas perfect~ debe
porción territ~rial. de Asia y por lo tanto, a r~vela.rnos que seguía:~i. regir lo inferior y menos perfecto, era imposible que se ente,n?ler~n,
pensando en terminas del antiguo esquema triparüta de la ecumc- ;~ porque para Las Casas se trataba del fundamento de la legitima In-
neo Y es que, además de ser eso lo que realmente creía al escribir:iI tervención meramente espiritual de un pueblo en los asuntos de
aquel capitulo;'? resultaba así, que el indio americano era un orien-",t,~ otro, mientras que para Sepúlveda se trataba del fundam~~to de la
tal que, como los chinos o los escitas, por desconocidos que fueran,;~ no menos legítima abrogación de la soberanía de una nacion en be-
estaban incluidos desde siempre en la antigua solución bíblica de la ,::' neficio de otra.
unidad histórica de la especie humana, dividida, es cierto, en la des- _). \.Apenas hace falta aclarar que esta incomprensión, tan visible
cendencia de Noé, pero unida en la hermandad de un tronc? :,O-:~ para nosotros gracias a la distancia histórica. que n?~ separa de
mún. Vemos, entonces, que para el padre Las Casas, la aparicióng, aquellos tiempos, no se percibía entonces con Igual nitidez, p~r la
de América acontece, como para Cristóbal Colón, en el ámbito de ~ senciila razón de que nunca un hombre es totalmente arCaICO, ~I to-
la antigua cosmovisión cristiana de la ecumene, y esto es capital en .~ talmente moderno. Pero, ¿quién no percibe que en las contenciones
la recta inteligencia de sus doctrinas, porque muestra hasta qué tt
punto permaneció ajeno a la apertura con:e~tual que, en todos los 1
de Las Casas hay un elemento que, por generoso 9ue pueda 'pare-
cemos, resultaba de imposible aceptación en las CIrcunstancias ?e
órdenes, trajo consigo ese magno acontecimiento;" de manera que ., la epoca?"! Y ¿quién no percibe, por otra parte, que en la contradic-
no resulta atrevido afirmar que lo que América Vespucio fue a CC).'!~ . ción misma de la tesis de Sepúlveda alienta la fe en la grandeza del
lón en la esfera de las ideas geográficas, Juan Gi~é~ de Sepúlveda 'i~~ pueblo español y en su destino como agente providencial de la uni-
fue a Las Casas en la esfera de las Ideas antropológicas; y por eso ~" ficación de todas las naciones de la Tierra, integradas en una comu-
no es casual que tanto Vespucio como Sepúlveda hayan incurrido"t nidad civilizada de acuerdo con las altas normas éticas de la religión
como precursores de nuevas corrientes culturales, en contradicciórrjs católica? ¿Cómo extrañarse, entonces, que a este ideal supremo se
respecto a sus premisas, todavía tradicionales, y hayan corrido pa-1-.~ haya subordinado el destino de los naturales de aquel nuevo mundo
reja suerte de la incomprensión y aun odio, no de sus contemporá;,:'~ que Dios, en su sabiduría providente, quiso entregar a España como
"';¡;¡ .
/){¡, un medio más para que cumpliera su altísimo destino? ¿C6m~, por
Ji Apologético .. " cap. 22, posiblemente interpelado después de terminada la obra. ~J~,:
último acusar a Sepúlveda de torvas intenciones cuando defiende
Si fue así, el capitulo debe ser posterior a 1559, pero en todo caso no puede ser ante,;:i~ik la institución de la encomienda como la respuesta indicada a la ne-
rior a 1555 en que se comenzó la redacción del libro, : ,.~;~:¡¡, cesidad de españolizar a los indios de acuerdo con las exigencias. de<
38 Sobre el sentido de este concepto a diferencia del antiguo concepto de "partes" ::(i aquel ideal? Y así acabamos por aceptar la mezcla de pureza e Im~ .'
de la tierra, véase mi lnvention o/ America, Bloomington. Indiana University Press:.,~
1961, pp. 131·132. ,;~
)9 Véase el proceso de la opinión de Las Casas a este respecto en mi edición de la .:~{ 41 Por ejemplo, la idea de que los reyes de España deberían devolver a los señores
Apologética ... , apéndice V.rj1~ . indígenas el dominio de sus tierras.
40 Sobre esto, mi Invención de América, op. cit. <':1'
,'"".¡,-
" ... '~

.-_J:r.; •
• • • ,:1-<'0 ~
94 CUATKO HISTORIADORES DE iNDIAS

pureza que siempre hay en las cosas humanas, y por comprenCí" ,ApÉNDICES
que esta historia que venimos glosando no es, según se ha preten]
do, la de un héroe magnánimo y denodado que adivina con clarL~
dencia las conquistas igualitarias del futuro y que lucha por ellass -
una época de oscurantismo dominado por las fuerzas entronizad]
del egoísmo y de la maldad. ;(
Digamos, entonces, que la gran discrepancia entre un Las cas.'
y un Sepúlveda, no es sino expresión de la sorda pugna entre ug
luz histórica que se extingue y otra que aspira a alumbrar el futú
del mundo; la lucha, recordémoslo,~ntre el antiguo ideal de la h~.
mandad de los hombres fundada n la comunión en un desti .
sobrenatural, y el moderno ideal de a fraternidad de los hombr
fundada en su pertenencia a una sola nación destinada a incluir po
entero a la humanidad. Y de ese modo nos explicamos que Las C'
'i í sas les haya achacado a sus opositores falta de cristianismo qu
I seguramente y en buena fe ellos no percibían; pero, también nól
J
~ ti
explicamos que éstos adviertan en aquél una carencia' de patriotij
¡l.,
"
.~V
mo eIt la que, igualmente de buena fe, no reparaba el padre L'
.
~ l-:
\ •..
;
Casasr" ,
'o,
j.' He aquí al descubierto el doble y contradictorio sentido de ¡- ESUMEN ESQUEMÁTICO DE LA APOLOGÉTlCA
t:"
A. R
'''.,. Apologética .. J Por una parte, se resuelve en ella el problema de 1 . HISTORIA SUMARIA
"extrañeza" del indio americano, al demostrarse su igualdad en e
ser respecto a los demás hombres, y por este motivo la obra se revis-s
te de una significación positiva sin paralelo en cuanto se intentó en de una mirada y retener fácilmente la
Para que el lector pueda abar/car,( le ofrecemos el siguiente resumen
ese sentido. Por otra parte, en la Apologética ... se ignora por cornple-, compleja estructura de la Apo oge leQ ..•
la el problema de la "rareza" de ese nuevo Adán que tan imprevi-.
esquemático.
siblemente había brotado de las ruinas del mundo medieval, y en La obra se divide en:
este segundo aspecto la obra tiene una significación del signo ne-
l . El pr eámbulo o argumento. . di
ió de la racionalidad de los m lOS.
gativo en cuanto que revela la falta de sensibilidad de su autor para 2. El tratado o demostraCI n
los nuevos vientos que soplaban por los corredores de la historia. y. 3, El epílogo.
así, sin necesidad de gratuitos achaques, de torcidas intenciones en
los contrarios, ya sabemos por qué a los éxitos polémicos de Las.
Casas no se siguieron los triunfos misioneros, ni las victorias políti-
cas, y en esta disparidad hemos de fincar la grandeza y a la vez la l. El preámbulo
tragedia de ese hombre extraordinario ..
Propósito de la obra: da.r ~ conocer al i~diO. oce al indio por haber sido
San Ángel-Ternixco, verano de 1965
infamado con la especie de que es ra~lO~a
por sí mismo. Resulta, pues,. necesano e
:a~~r~r
Justificación del proposlto: es que s.e efcon t incapaz para gobernarse
que no es así.
fundamento natural de la ea-
El método de la demostración: presentar el te de naturaleza ofrece
pacidad racional del hombre. El hombre.~o~i~neen dos partes. La primera
dos aspectos, de suerte qu~ la dem ostra~d~ su aspecto histórico.
42 Entre los ocho motivos que tuvo Las Casas para escribir su Historia de las In-
considera su aspecto orgánico, Y al segu ,
dias, el tercero, el cuarto y el sexto le servirían para demostrar lo contrario.

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