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1. P. S ~ c n s r u hLY
~ ~inmigrsrión
, Su iaflt<rrirroen elpuii. Citado por Xore M. N~.:?EZSEIXAS, "Algunas noes so^
Una uirión rinrcrica dcl arociicionir~iiocrpaiiol eii Mula& I.I.OIIDEN, "La, arucir~ii>iirrc r t > i í i i > lde
: ~cmigranter".
~
Conviene rrcrirdar a IoréC. MOYA al adverur qiic: '"hfrcr Finding o placr aod a way to iiic, rht rirxr srcp in rlic ¡m.
inigrariis' rdaprarioii \vas ro re-creare rciuiidiry a t i t i i l iirrworkr. Onc of thc vayr thcy wcnt aboui rhar \iras r o e r -
rzhlish and loin a plrthora of vnliintary ossaciatinns" Cr>winrurrd Sirnn#en, p 2 7 7 .
Pxri rrt:i problrmirin idrnritirir, y lar l6gir;ir de cornplerncnwriedad, pueden veis? la? rportacioncs dr Dcdlcr
Yorbcrru M A R Q U ~ E G'';Erpiiiulc~,
U~. u cirrrllanur) . " .y Willirm DOL'GLASS y Glurir 'IUTCIUICA
"ldcnridader cornplernenrariar...".
relaciones con el resto de los españoles ubicados cn Argentina. para establecer j c ~
rarquías internas alternativas a las derivadas del cstricto kxito económico-social. Pa-
ra los catalanes, corno para las restantes comunidades espafiolas, el adoptar este
géncro de estrategias no respondía iinicamcnte a ra7.oncs endógenas. El universo
migratorio rio era un mundo cerrado. La noticia de las vicisitudes qnr te~iíanlugar
en España, muy habitual rn la prensa argentina, incluycndo el p~riudismográfico
de arriplia difusión del tipo Ca~asy careta.<,Munoi y monadas o Fray Mocho, tnodifi-
calia el reciierdo y la identidad, o como mínimo sil iirilidad en uri contexto de mo-
vilización política y social.
La reconstriicción lejos dcl hogar paterno de la autoridad moral que se halla en
?l corazón de la nacióti afecta o incide en las dinliini~iisde la colectividad de enii-
grantes. El patrio~isinlilos cohesiona y les sitúa cn disposición de actuar como gru-
po. Ello es pariicularmente cierro cuando, corno si~crclea menudo, la patria o la
nación se entienden como una genuina comuriihn. Tudo nacionalismo, recordaba
en un texto recicnte Eduardo Manzano, es una afirmación política destinada a dar
respuesta al problema d e la identidad colectiva."' En la Argenritia de la dtcada de
1890, la identidad colectiva dc los españoles afrontaba retos complejos, y las elitrs
sociales que rncahezaban los espicioí de relación formal e informal que los agrupa-
ban, eran con5cicntes de ello y de S U especial relevancia. La derrota en Cuba no su-
ponía iin argumento en favor de lo descollante y rrioderno que era ser español. Ya
en plena conticnda colonial España, o para ser rnás prcciso los iiitelectuales españo-
les, tuvieron que repensar su futuro, empezando por preguntarse si lo tenían." La
derrota, además, haría quc la estriiituración de base local y regional qiic liabía
adoptado la sociabilidad española rii la emigración adquiriera nuevos e iiiquietan-
tcs matirrs. Lo catalán, lo vasco o lo gallego podía11 ahora, y no antes. presentarse
como alternativos a lo espanol.
La crisis colonial tenía lugar, finalmente, mientras el espectacular aumento de la
emigración procrderite de España ponía a prucba la coheciíiii de la colectividad. És-
ta, a través de sus instituciones y Iidrrazgos sociales e iritelectuales, se plantraba cb-
mo hacer frente a la ardua labor de proteger la cohrsiim étnica en una sociedad en
relación cori la cual el idionia, las fisonomías, la religión y tantos otros aspectos del
sustrato cultural eran con~partidos.A los prócrrcs de la comunidad de españoles les
inquietaba que el ~iitramadoasociativo que encabezaban perdiera capacidad de
atracción sobre los descendientes ai-geiitinos dc las priinrras hornadas de emigran-
l2 Alclrridru t. FERNANDEZ. "ti m ~ t u ~ l x s mcsp~ind o cn un barrio dr Buenos Aiies: San Jnci d r Flriro (IX'IU-
I!MiJY, p 641 I'ari el volumen dc la inrnigricibn erpahola, y ru ubicacihii, S. P A L A Z ~iN o i, rspnñuicr cn Am¿rrcu
Liitine ilSSO-1990).p.3399. Tras la calda dc las raras de cmigrariiin en los aríor zii~vcriia,ciitrr. 1901 y 1910 la cmiL
gracibn ciprnala crccih, en ru conjunto, un 15,746, muy por iiii.iiiia de la italiana o la poiruguen. Mayorltjir~a
rnenre. en un .34.25%,era cmignciiiri sr d i r i g i 6i Argrntina; vEasc Blanca SRNCHEZ ALOZSO, Lai cauini de id
ernigracidn espanola.. . , p.135-142.
' 3 Cicado por J r i i C. Mriua, Ct>r~in< ond S r w n p ~p.222
,
l4 Ililda SAl%*71)y F.riiilCIROTTI, "Lrimignnles y plitica: Un problcrna pcndicnrc", p.480. La rcgunda cmigraciÓii,
en Cnrlos M~i.a<;aitiiia<;n,Prora nziierin. , p 82.
l 5 E,, ci Licii cii~ciiilidudc que rqiii rc inticndc "poliurar" en el renrido de acrivar componenre? idcoliigirnr qiir,
por prcrrnrarir rnmn partidarios, coiiipori~nincvitablcmcnrc In fractura dc la cainunidad de eiiiigraiirer. ELdcrir,
ac cxrluirii ilrl r i i r ~ r r r i rtcidr riirrrc dc pcticion~ra las auraridader, o de creación dr conlicionrr r n rl intciior J c la
colectividad, cuii orros grupos iiaciunilcr u con ciudrdaiioi argeiiriiior, r tin de aliaiicai dcicrrriinador objrtivor
Arlmirrno, rc plantiaria iin matiz importanre con 105 reclamos a favor del vorn miiniripal iir los inmigranicr.En
lai clcccioncr lucilrs, ~rdirá. no rrrá ~njucgo ni la rabcraiiia argciitiiia ni, eii iciiiiilu r,trirro, grandes principios
ideol6gicoi. La parricipaiión en la elecci6n de 10% ecirorer rniin~cipñlerir, r n Is inmcnsr xiiayuria dc los ciior. p r c ~
rcntadi dcidc una lógica jidininirriarivirri. Paca lar tuudalidades d c iiiiciurrioijn pnlitica de los erpaiioieí c í im-
prcrclndihlr rl rrohajn dc Ediiardo J . Mii;i;i:z, "Polirica, paiticipnc>óiiy poder...".
Ahora bien, como sugrría unas líneas más arriha, reconstruir políticamente la pa-
tria eri el cxterior podía ser útil para alcanzar uti último objetivo. El rcconncimien-
to social en rI punto de partida era un propósito consciente en buena parte de las
elitrs étnicas. El éxito alcanzado en rl exterior, el capital acun~uladoen América.
tanto económico corno simbólico, se proyectaba sobrr rl pueblo, la ciudad o la co-
marca d r la que se partió años atrjs. El merrnazgo, la reintegración por arriba o La
ostcntariiin de la autonorriía moral frcntr a las jerarquías tradicionales podían ser
modalidades criritrapiiestas, o cninplcmeiivarias llegado el raso, mediante las que vi-
sualizar la niieva reputación. Eri relación con todas estas alrcrnarivas se drbe tener
prrscnte qiir el Iiderazgo social, y político, de la comuiiidad de crnigrantrs forma-
ha parte d r esc capital simbólico reiiriido en el exterior; y que, en no riirnor medi-
rla. había contrihiiido decididamenle a formar al emigrante retornado en técnicas
Je Iiderazgo politico y d r intervención ci>lrctiva que puede pensar rn aplicar a su
regreso en la sociedad d r partida.'h
Sería, con todo, denissiado siinple pensar que rse restablecer los nexos ron Espa
ña tenía siempre una razón iiiitrumeiital, un ascgurarsr el retorrio triunfal. 8ueria
parte de los individuos que asumían rl liderazgo efectivo de las socicdadrs o la di-
rección de los periSdicos españoles eran persnriajcs cultos a los que pudigramos eti-
quetar sin demasiados problemas como una suerte de intelertuales orgánicos d r la
rmigración. Eran, por ello mismo, lectores más o rrienos ividos, m i s o nienos cir-
cunsrnriciales, d r la producción hiscoriográfica liberal y nacionalista que se había es-
crito en las décadas criitrales del siglo xrx. El resulradii de esa fcirmacióii era que
sabían que I;i historia "instila en los m i r m b r o de la soniunidari la idea dc un desti-
no heredado, conipartido y aún poi culminar"; algunos de ell»i incluso habian lei-
do en Renan que los ancestros les habían hecho lo que eran." La emigración liabia
roto esos vínculos. La prédica nacionalista, la colaboracióii con los gastos militares
durante la Giierra de Cuba, la adscripcidn a alguna de las variantes del regenera-
cionismo y del hispanoamericanisn~o,eran, en rl fondo, una mnnrra de hilvanar de
nuevo la trarna que Ics hacía participes de una patria.
'*~e;sc. para el caro gallegol XasE M. NUkrr SeixXÍ, Emipnnto; ric~$i<~:cii i~idrnnoi;y, del iniinr~iauriir, "Rtlo
lurio!inaire\ c t coniorinirter ...".
"La
l7 E. M n , v z ~ u O ~ conrrrucrihii hiriiiriin del p r s d o iiaciaiialv. p.35 Vease la cirx de Frneír KENAX cii ?bid.,
p.240, n.3; corrripoiide a @ ~ ' r i i - r ryucqrd'ur/r aaiiiin?, P ~ r í r IR81.
,
'%lqciinJra P. F r i i ~ A ~ u c'"Pntria
z, y Culriira. A,pccroi dc li airiLin de Iii e l t c crprwla de Burnor Aircr (1890.
192or I
l
acruaciotics colcctivas habían dado lugar a una primera codificación de los rasgos
iderititarios propios de lo español. Periodistas y oradores forjaron, con la aquics-
cencia de las elites rcgionalcs y nacioriales. un autentico nacionalismo de guerra.
En apretada síntesis podría decirse que, entre 1895 y 1898, la identidad que se po-
tenció por parte de los publicistas españoles cotiieniplaba, rti prirrier lugar, la a f i r ~
macihn soleninc drl aislarriiriito. Dr la solrdad de España eri la comunidad
iiiicriiaciorial y, contra toda ?videncia, el desamparo ernorional dr los eipnñrilrs en
el seno de la sociedad argentina. De hcrho, uno dc los argunientos justificativos pa-
ra proceder a la crcación dc la Asociación I'arri6~ica Española fue el de confrontar
uria voz genuinamente española a la supuesta indiferencia, ambigiiedad o, incluso,
filoyanquismo de ciertas cabeceras periodísricas argentinas.iY El estudio de los posi-
cionamitntos argentitlos ~ I u r a n ~
lacguerra rriuestra una presencia nada desdeñable
dc rriaiicrs, y un caudal tal de voces proespañolas, que convierte en insostenible cl
argumento. Con todo, lo sorriivicron. 12 fin J c cuctiras, el desa~nparoerrgraridecía,
hacía mis cvidcntc, para los gcstores de la identidad, el patriinonio histórico-inoral
que se suponía había acuinulado España.20 En fin, respondiese a circiinsraiicias cib
jetivas o fuese el resiilrado de iin cicrto grado dc alucitiacióii colectiva, la concien-
cia dc la propia bolcdad cs CI cimicnto, la base sobre la que se construye el repertorio
de mitos que darán consistencia al esyiaEolismo de guerra. Soledad que se hace más
dura en la medida cn quc cnfrriire se lieiic a un culosu. Uno dc los artificios más ha-
bituales consistió en contraponer los rasgos detinirorios ric los F,srados TJnirlos dc
América y los de Espaiia; iina coiirraposiciíin que adquiría, cti s u Corrri~ilacií>~i
últi-
ma, cl perfil dc un choque entre dincro y valores. "Esa opulenta y audaz Norte
Arn6rica se olvida que sus dollars son susceptibles dc con~iiiiiir<c, cn taiiro que cl
valor, la constancia y la sangre de u r i ptieblo orgulloso por raza, heroico en batallas
extrahas, bravo en millares de guerras, prole auténtica de Viriatos, eso no se consu-
me nunca".Zl
L.a npulericia rior~carrirricaiiario rra iritrrpretada como el fruto legítimo de la
cornpetericia sana, sino como el resultado de combinar la ambición y la rapacidad
con la pcrfidia y la falta dc scntidu moral. Esa ainbición les ha llevado a "arrojar el
guante". El reto, que de eso se está escribiendo, ha sido recogido poi- F,spafia "coi1 la
serenidad y la entereza del que, fuerte en su razón y su dercctio, deficnde el honor
sin ceder a la fuerza rii mcdir el peligro".l' N o se trata de inconsciencia, dirán. Es el
l.:, Asoii:iriún, o Liga. I'atriutica re había plancado a raíz dc unos incidcnrer que, en cncro dc 1896, habían en^
icciitrdc .i riiriiiie,taiitci bunacrcnicl pracubinor con algunos iocior del Club Erpiñol, ucase Carmen ADAMS FER.
NASDLZ, ia Amérrca drirorironilda. .. , p.116 117. El raronimienra de la rupucira rolcdad, y cl dr la animadversión
dcl cntorno, no cra drl iodo navcdaro. D c hccho. cuando r iiicdirdar del siglo XIX salgan a la calle lar piiiiicror pc-
ribdicoi crpañolci, lo harzin,cntrc orrar funrioner, para disponer de un mediocon el cual ionrerrar B Ir>?nrprrros in-
jurioror c inrulcanrcr hacia Erpona cn la poliriir argentina; "Case JoséC. MOYA, Cauiins jiiid Srrangeri, 1>.?79-¿81.
20 " F ~ p a ñ ay Fvndoi Unidos. Ln acorud de lar porencinr", /.o Ccniurn. PrriMiro dr G u o a r i Iiinnro Sr*iin<~, In&-
getidiet~re(Rosario de Sinra Fe), 22~8~1898, p.4.
21 i n Tpmrdrn, 15-4-1896, p.5-6.
" E s i u rit:ir currrrl>iiiidrii:il iii.?iiificsioa p ~ o b i d opor l a Ligri P1iri6ticr rii CICentro Erpuñol dc Rorario. E 1 . w ~ ~
rnc~pzo(Roxario),19-4.1898~
tclriple, la teriacidad, el valor indomable de ese pueblo de Viriatos al que se aludía
antcriormrrite. La gloria y la honra son acaso los coriccptos más reiterados a la ho-
ra de explicar la voluntad d r resistir el cmbate drl ciclópeo enemigo. El orgullo
mostrado por el supucsto carácter indomable de los españoles -la confusión entre
España y españnlcs, o la peronificacióii de Espatía, cs constante- tenía' cs cierto,
una Cuercc colnración arcaizante. Prro es precisamente eso lo que se activa.
N o deja de resultar paradójico que unos einigrantcs que había11 elegido rrcons-
truir sus biografías ~ I un I contexto meritocrático reconociesen como factor alta-
mente valurativo de iu nacionalidad aqiirllo que, ciiando tras el Desastre alcancen
el estadio regeneracionista, prcsentarán como la causa de todos sus malcs. Quisiera
insistir en csta exaltación entusiástica, aunque piiiitual, de valores arcaizantes. Unos
valores que Ins cuadros iritelcctuales y los periodistas m i > conspiciii:is dc la cnlrcti-
vidad tcndiaii a despreciar en otriis momentos en nombre dcl espíritu de moderni-
dad, de empresa, de libre iniciativa, que contenía la opción migratoria. Esos mismos
pioneros del espíritu moderno, en un mornento de crisis, se reconocían en España,
"la naci6n de las grandcs tradiciones, el pueblo de la hidalguía, de la caballerosidad
y del heroísmo; iiiia patria vieja, grande y noble".23 TambiCii una nación de valirn-
res. IJri recurso habitual, como cn el raso de la prensa peninsular, era el de la asinii-
larióii de España con rI león ("Despierta noble Esparia, Icón hravo, / eriza tu
rnrlena, / ruge feroz, y al tigre y a la hicna, / rn el bosque enseña, / tú solo ser el rcy,
ellos eselavus"),24 mientras que a los Estados Unidos ss les sin~boliza,reiteradamen-
te, con 1111 cerdo.25
La soledad y la valentia, cl coraje frrnte a la putcncia agresora, unifican el tejido
social. La pati~iacs, todavía en esos mieses y para cl grueso de las elitcs rectoras y de
los creadores de opinihii de la colertividad, uii símbolo cohesionador dc todos los es-
pañoles, residan dondc residan y pertenezcan a la clase social que sci: ",Ah, Espa-
ña, Espatía! ¡Cómo te aman tus hijos! ¡Que fusióli social! El rico banquero y el
obrero, la matrona y la modesta operaria de los talleres dc tejidos, el burdo mnzo
de ciirrda, el elegante empleado de banco, el depcndirntc de rienda, cl secri~ariode
la legacihn, ,Viva F.spaña! por aquí, iVir;i España! por allá, Iágriinas de cnioiión,
protesrns íui ibunrlas, anatemas, brazos amenazadores, ojos rrlampagiieantcs; todas
las discusiones arribando .í un solo puiito: guerra a los yarikecs! Gurrra, guerra y
guerra!"." Es el mismo vocablo España el qiie, repetido haga la saciedad, se consi-
dera iiiia palabra ideal, incluso uii idcal hccho vcrbo transparriite, capaz de con-
mover a todos los hijos dc la raza latina. El jucgo de palabras se impone; no en vano
"El nonitire de España es soiioro, argentino, sugestivo á todos los oírlos de la raza
latina"."
j~,pan,,2.1.1Yu4. p.12.
36 Otro cjcmplo de Erpaiia-tiiadre en M ~ n u e l»H P~racro."A 1 p~tria"Espafio, . 2.1-1904. p. 27. Exisrc I i i i a prr-
sirtcnte caricatura caralinirra a propoclro d c la Lspiiia-mrilcr A niiricra dc cjcinplo. pucdc rcpioduciiac rl co-
r gucrrr r«lonial giic España había iorrenido a mrdirdos drl
iiiciirario del ciriljiniira Gabiicl Aloiiiar al i e ~ < i r d xIr
siglo x l x : "La faria I'Eipaña, aquella F$pu!iu, marcoiiii opulcntn i greinnsi. qui ja cii clr tcnips c l i r s i ~ sx ~ n r r ~ xc«-
~i,
iaiwdu ron u n a ioim y ion un ~;lairil«cn la mnno, com en La Nwrnancia de Cervrnrer o 11 Cnitillil dc la Reiri;i C.+
ralica, que el marciv Cervantcr rcprescnta, a Lii rvin dc lor rrloi, ron LWI Lóti i > i U ~ J Um ~ y rn
n 1"~ otlu urz «iililIo. L a
feiiiinirar adoracla de Ir rrina, cl scu crpanyol~imcdc maja, el rcu nam, qui recordaba Ir falsirsirrii llrgcndn dc la
primera Iiabcl, ioi aludaud r i'inii" 01 rtnru. publicrdo c n E l P o b l c C o r o ~11-11-19115,
, ha rido reproducido en Cr.
ALOMAK,Eifriurarne ... , p.2U2.
"Vtaic, por cjrmplo,ElMuairipio (Ruiniia), 11, 15, 16,23,26 y 27-11-1901; 20 2 ID02 y 8 y 10-5~1902.
rcgional y nacional. Tarnbién en el primer número d i la revista sc reproducía un
discurso de Juan Valera que resttlta del todo purito ejemplar: "La raza de hombres,
reducida á unidad desde hace siglos, cl habla común con que la raza sc reconoce y
distingue y cl mismo suelo eii que por anialgama y cruzamiento de diferentes puc-
blos y rrihus, se ha foriiindo, ha crecido y ha prosperado diclia raza, son la caiisa y
el objeto dc nuestro arnor patrio". Ln que ocurre a corriienzos del siglo XX, según
advierte Valera, es que deben hacerse compatibles el afecto por la patria gratidr y
por la chica: "Es mcncster amar con toda el alma la provincia, la ciudad natal, la al-
dea y hasta la casa ú la choza en quc nacimos, para dilatar Iiicgo ehtc arnor y haccr-
le fecundo, difundiéndole sobre cuantas rcgiones hrrnan ó forrriaron la patria á que
pcrteiieceincis y sobrc cuantos hombres la habitaron 6 la habitan"."
Es cierto que en las páginas de Espa-ia se publicaron artículos que, con~partieiido
el diagiirjstico, difirieron en la terapia, pero de una lccrura ateiit:i de sus páginas se
colige que la intención <ietcrtiiitiariteen el proyecto de la revista f ~ i ela de avanzar
en la propuesta que forniulaba Valera: renovar el sentimiento ~idcionalasurnicndo,
como se wnia ya larga cxpcriencia cn Argentina ile ello,"n que ése era un sentimien-
to complejo, que acumulaba diversos niveles, y que debía contemplarlos todos ellos.
Gonzalo Segovia, presidente de la Asociación en 1904 y colaborador Iiabitual de la
rcvista, podía, tras haccr un repaso al entramado de sociedades espafiulas, sostener
lo siguiente: "El amor ií la regiún es indispeiisable para qiie rl amor á la patria sea
vivo é inc«n<licioiial;no puede separarse la parte del todo, sin quc aquello sufra en
primer Iiigar, y el magnífico nombre d í erpaiiol es la bandera que cobija con honra
indiscutible á los que ostentan, como apellido nobiliario, el califiraiivo de catalán,
aragonés, gallcgo, andaluz, valenciano, etc. Honra y no peqiieiia es proceder de re-
giones ilustres, honra q ~ l c5e acrecienta con la unión d i todas las rcgiones an7par:i-
das bajo el manto rojo y amarillo de la patria corriúri"?' De hecho, lo que plantea
Segovia es uii discurso común en esos iiiomentos: el carácter corictntrico de La vida
societaria española en la Argeiititia rs una metáfora de la España posible y descahlc.
A partir dc septiembre de 1903,Espaiia incluirá una serie de artículos dcstioados
a evocar esas patrias chicas. En algunos casos, la evocaciúri resultari de lo más tópi-
ca. Es cI cnso de José Aracil Caro cuando define Andalucía como "Tierra retiusari-
te de alegría. Pedazo de la prirria corriún en el que la naturaleza, derrochando
Lu Hrpúblicu E,priñoiu (BuenosAlreí), 1-5-1904. p.]. José C. MOYA,CouaiiiondSiroiigrri, p.291 y 2 % y sr. Angel
ucnnre, La rrp*blica drlrmig>ariir... , (i.180-182.
" E p n a , 2-7-1905,p 7 8.
No sólo rii la, rrirucruras asoriitivñi. Tarnhirn cn las fiestas y c i i i u c i i i r < i ~colcctivor. Fnrrr ci 7 dc dicicmbrc de
1897 y el f; <Ir cncro de IR98 hibiail rcnidu luglr 1:s tiertar m i s imyortriitci urganizadaa por l:i colonia denrro iir
la c a m p a ñ a dr rccagida de C<,iindor psra cl Rio dc L> Pl<im. LAciriuiiuri C I W adoprh cl cvrntu i u c circular. Loa li-
niires <Ir1~ i p a c i olo? marrahaii luí diversos pabrlloncr rcgionaler, cn los que i c amenucatia 3 1 visitanre con comida,,
hchidai y r-niiunc$ piiipirr d i la rieris. r a d a uno de esos pabellones ~onrlbacon una fachada quc cvornt>x Iris rar-
go, idcnriticarorioí de lo cl tiiu~irrnirmocaralán, la barrica \,ilcnci*iia... La dcicripciYn y las forugriiiir
dc los pabellones ~ r i g o n i ivalencinnn,
, barco y gallcgo, ~ ~ ~ I j r p a2~1L1904,
ñe, p.8-9. La de los pabclloiici arturiano y
ratalbn, en <hi/i., 16-1-1Y04. p.8.
4 i .Los espaiii~icrcn ..\rgenrina",E\nnñu, 16~8~1903, I14-í.
gracias á manos llenas y vistiendo sus mejores galas, cubre los campos de múltiples
flores que al abrir sus corolas de variados matices, envían al sol inapreciables teso-
ros de fragancia como rendida y justísima prueba de agradecimiento, por el incom-
parable bien y la impagable distinción que reciben de ser acariciadas por rayos de
luz de eterna primavera".42 Pero no por tópica será la suya una remembranza me-
nos efectiva, de cara a los lectores de la revista, que la que ensaya Miguel de Una-
muno a propósito del paisaje de la niñez: "Para mí la patria, en el sentido más
concreto de esta palabra, la patria sensitiva -por oposición á la intelectiva 6, aún,
sentimental-, la de campanario, la patria, no ya chica, sino menos que chica, la que
podemos abarcar de una mirada, como puedo abarcará Bilbao todo desde muchas
de las alturas que le circundan, esa patria es el ámbito de la niñez, y sólo en cuanto
me evoca la niñez y me hace vivir en ella y bañarme en sus recuerdos, tiene valor".
Más desazonadoras que estas elucubraciones debían de resultar para ¡os lectores de
España, como mínimo pensando en sus hijos: "No pueden sentirá la patria aquellos
á quienes sus padres les trajeron de la ceca á la meca cuando eran niños los así asen-
derados2'.4'
Dentro de esa tónica general de articular una España, nación y patria de patrias,
el portavoz de la Asociación Patriótica publicó con relativa insistencia articulas y
sucltos encaminados a rcclamar dialogo y conocimicnro mutuo. El intclcctual ma-
drileño Antonio Lozaya era asimilado a la nómina de firmas al reclamar, tras haber
cniireiiipldn extasiado iiiia rcprcsenrnción r l i 1.a fcita del blaz del di-amariirgn cara-
la11 A I I ~ ~ Guirricri,
I quc CI trairo cavaliri vaya a Madricl para rorriprr suspicacia> y
prejuicios. Zozaya formulaba un "no" contundente al separatismo, pero un "sí"
igual dc firme a la reivindicación dc lo propio y al desarrollo dcl conocimicnro mu-
tuo. Todo cllo muy del gusto de Erpaia." Tan del gusto como para que diese cabi-
da a artírulris cti los qrir sr llegaba a riivinrlicar i i i i a tiarióii ron dos Irngiias, la
castellana y la catalana; y, como el autor era un veterano republicano. como para
que incluso sc sostuvicsc la idoncidad dc un modclo quc haría m i s ficil la inrcgra-
ción de Portugal al no ver amenazado su idioma. El articulo en cuestión salió de la
pliima rlc Carlos Malagari-iga, "caral5n, al querer i Catnluña en ella rliiiero a Espa-
ña". El tipo dr razoiiarriiriilo qur hostrridrá Malagarriga s r ~ostiriirsutirr uii jurgo
dc cspcjos. "Cataluña acaso pudo ser, pcro hoy en día no cabe, para clla, otra hipó-
tesis que España. El castellano acaso se hubiese podldo imponer, si por cjcmplo cl
servicio militni- obligatorio huhicsc sido tal, pcro ya no lo podrá hacer. [Hji. pasado
rl I ~ C I I CI ~~Cli15 T Y U C ~ I I ~ C > I~ ~C~I SI I I ~ I I L ~yCCI~ LC ~ Clas irripo>i~ii-itics
~~iii~oriiiizac~oras"~~~
América, la empresa americana de España, podía ser no ya un lenitivo al problema
Y 8 MAs arriculii, cn,5pu,iii, '1~8~1903, 1i.3-7, "La eviiliición del i;as~illanacn América. Tiriu, g rroynnor''.
' 9 1. Daniel INFANTE, ,,Pci~kspasa!! Krflrrionci dc iin rrrxpaiiiudo,p.12. Pxirtro mucho* y muy divrrrus rcliiios cn
lhi que cl c*ilirdo relaro la última visiiin dc l a pzrris
3" I.aan3-i ~ ~ J F R N T EPO^@^+^^!!,
, ~.i3.
En un fragmento del "Canto a la Patria" del ya citodo Gorizali~Srgovia, c n r r r s ~
liondientc al discurso pronunciado cn cl Circulo Callego con motivo del 2 de rna-
yo, sr lcia iina ioi-inula similar: "La patria, esa abstracción qucrida, esa entidad real,
grrirradora rtriiia rli- gi-antifi hechos y dc supremas abnegaciones, esa divinidad,
múltiple y universal. antrrior y tiu~trriuriii-n-laslas tcngnnias, no es una mezquina
catcnsión de territorio que sólo en prqurña partr LoiioLctiiris, inn es iin estrecho pc-
riinrtro geogrdfico determinado sin la inrcrvención d r nuestra vuluiitad por la al
tiii-a de una cordillera ó por la profundidad dc un rio, por un enlace regio 6 uiia
iiivasiiiti virrnt-iosa, no; la pati-ia, cs algo mis". Y ese valor afiadido Ic dimana de su
condiciúri de "agregado de riciirt-díi, 11c afectos y de aspiraciones". Un agrcgado
que, mediante la sencilla operaciiin dr roiiclrii>ar 1i:is tirtiipos pasadns, y ahí la his-
toria resulta mucho más operativa que la geografia, Iirrrriitr identificar a los espa-
finlcs, a todos ellos, "con sucesos ya pasados, que cstablrcen cierta >oliclariclad
iiisrintiva, poderosa, inquebrantable, entre los miembros dc una familia social, y
qlir rri Espaiia, rii esa ricrra sagrarls de España, nos hace mirar como gloria nues-
tra, propia riurilra, la rr~oluriíiii1ionirric.i (ic Pelayo, la sobcrbia epopeya del Cid,
la ficrn cntercia de Guíiiián el Rurno. los la~irrlrsclc Siiii C)iiiiirín y de T.eyianro, cl
talento creador dc Ccrvantcs, el estro satlrico dc Quevrilo, 1;i vrii;i Tcc~iiii:la(le l.<>-
pc de Vega, In inspiración inistica de Santa 'lcrcsa dc Jesús, y el numrn y la cieiicia
y rl Jrti~icdride esa inret-minablc serie de poetas, de sabios y dc htrocs, cuya me-
moria nos rrioryiillcrr, c u y a alta rrlclii-¡dad llena los Annbitos el mundo, y sobrc cu-
yos nombres augustos, tiende solicita sus alas pi-ot~ctorssel ingcl de la
inmortalidad. iksa cs la Patria!"."
"Uno d r cioi cjciilcror de i r r i l o o lo que pucdr cnconrrzrrc cii la obia dc rrri repuhlirnno cspanol iiciiirdu cn
Roí:irioderde final~sdc l a dCm1:i dc 18ROqiic era J . Daniel INFAKTE: linitori<mo y Peddraiión.
E s ~ a sIiiiiitacirinrs, sin cmhai-go, no ilicr<iri lugar a excesivas frustraciones cntrc
los protagonistas d r rsta liisiuria. A l fin y al cahn, corlificar y activar el patriotismo
cspañol consistía en elaborar una narración qur rrrorif;rtar;i, ccilicsiriiiata y niovili-
zara a la propia colccrividad de españoles. Y que al mismo tirmpo Sr clirigirr;l, b i i i
snliición de continuidad, a las elites liberales argentinas y a los connacionales, las au-
roiiidadrs y la ciiidarlanía en Espaiia. Las primeras, preocupadas cn csos rnomcntos
por rl prso que lo hispaiio drlir adqiiirir rn la definición de IJ. argentinidad del no-
vecientos; los segundos, vivien<lrisirrnprr clr cspalcl;i> ;i ria patrtr rlc 1.1 nación que
rcconsrruia sus biografías personales y colectivas lejos dr la patria, prrti Iircsros a
consumir los discursos estrictamcnre scnrimcnralcs quc allí, en América, los espa-
nnlps cniiipiisieran.
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