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CRÍTICA DE LIBROS

LUIS F. AGUILAR VILLANUEVA, Gobernanza y gestión pública, Fondo de Cultura


Económica, México, 2006. 500 páginas.

Este libro es producto de muchos años de desde un gobierno jerárquico a otro más
estudio, enseñanza y seguramente práctica asociativo; desde un mundo de pobreza,
de gestión pública. Se trata de una obra en violencia y fracasos financieros a otro más
la que se resumen largos años de medita- coordinado en donde se puede dar un desa-
ción sobre un tema que, con razón, el autor rrollo sostenido. Vamos pasando de un
considera central a nuestra época. Como ambiente en donde se busca el buen
resumen anticipado, digamos que es una gobierno a otro en donde se trabaja por el
obra muy trabajada y llena de conocimien- gobierno de calidad.
tos que está redactada para los ingenieros Es de agradecer que el autor no se limi-
políticos; aunque, por la experiencia y la te a un trabajo descriptivo o analítico, y
sabiduría del autor, acaba adentrándose que nos intente aportar una reflexión más
con buen criterio en el campo de la teoría honda sobre la trascendencia que tiene la
política. gestión de lo público y sus fundamentos
La obra consta de cuatro partes, un epí- sobre la vida cotidiana de los ciudadanos y
logo y dos anexos. Comienza analizando el bienestar de la sociedad.
la “Gobernanza”, para pasar luego a revi- También es cierto que el tratamiento
sar con detalle las grandes modalidades que se le da al Estado es un tanto oscuro.
académicas de su estudio: la “Nueva ges- Se da por descontado que el Estado es un
tión pública”, la “Gestión estratégica” y la concepto bien definido, aunque en el
“Gestión de calidad”. Conviene adelantar transcurso de la obra no queda claro que
que no se trata de una exposición aséptica esto sea así. Al menos para su autor, que
de las distintas escuelas sobre la gestión muestra cierta ambigüedad hacia el Esta-
pública, sino de su valoración como ins- do. Se habla de Estado con gran respeto,
trumentos de trascendencia política. El como actor importante, central, del drama;
autor considera que, bajo toda teoría de la pero parece algo confuso lo que se entien-
gestión pública, ha de encontrarse siempre de por él. Asoma la preocupación de que
una cierta visión del Estado que responda las teorías más avanzadas de la gestión
por ella. pública puedan estar basadas en una teoría
El tratamiento del tema se hace desde del Estado algo inadecuada. Aguilar pare-
la racionalidad. El autor se acerca a la teo- ce tener en cuenta una visión legal-formal
ría de la gestión con criterios científicos de la política. Un Estado que se mueve en
que buscan analizar con claridad y preci- el mundo de la dominación legal-racional
sión el mundo de la decisión. Sin duda se y viene a entenderse como una organiza-
percibe en el texto la influencia de Max ción social estructurada por leyes y pode-
Weber, autor sobre el que es considerado res generales. Un enfoque estatal en donde
un eminente experto. se habla de leyes y poderes en abstracto.
En su paseo por la producción teórica, Por otra parte, cuando ese Estado apa-
y según nos va exponiendo las distintas rece lo suele hacer en referencia a la polí-
modalidades, Aguilar nos hace transitar tica interior. No se trata cómo unos estados

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se relacionan con otros y sin ninguna auto- rés por los modelos mentales, la cultura de
ridad superior que regule nada. De las rela- actitudes, valores y orientaciones que
ciones estatales se mencionan (i) la com- ahora conjugan el derecho con la psicolo-
padrería intelectual, (ii) las modas para- gía. También se presenta otro vocabulario
digmáticas que van y vienen por el mapa y de buen diseño: planificación, organiza-
(iii) las instituciones de gobierno económi- ción, desempeño, control, ajustes, imple-
co supra-estatales que se consideran influ- mentación y evaluación. En el trasfondo
yentes. El tono de la obra es muy asevera- de lo ya superado, aún se percibe la pre-
tivo. El libro aparta dudas, limpia el terre- sencia de la vieja contabilidad.
no y proyecta luz en la oscuridad todo el Cuando el libro aborda el gerencialis-
tiempo. mo, que no es una práctica irreflexiva, se
El paso a la “Nueva Gestión Pública” nos advierte, al lector le vuelve a surgir la
nos lleva más allá en esa domesticación impresión de una cierta confusión entre
del poder del gobierno como coacción. gobierno y Estado. El texto se inclina
Ahora el gobierno se abre al mercado. En constantemente a valorar el Estado como
realidad el autor, cuando habla del merca- un conjunto de instituciones y prácticas
do, parece tener en mente sobre todo el sociales en torno al poder coactivo. Un
mercado nacional. La arena mundial ape- poder siempre legítimo, bien sea como
nas queda mencionada a través de los via- monopolio o como asunto descentralizado.
jes de los académicos por los congresos A estas alturas del libro, una ciencia tra-
cosmopolitas y la globalización de la eco- bajadora constante, parsimónica, ilustrada,
nomía limpia. No se mencionan los gran- abierta a la comprobación y al consenso
des choques que tienen los estados cons- (una ciencia un tanto bucólica o emérita)
tantemente de manera violenta y desigual. tiene ya ganada la partida a la irracionali-
La megapolítica queda aquí ignorada en dad de viejos y costosos aparatos de mal
cierta manera, lo cual no es achacable al gobierno que no funcionan, esquilman a
autor sino reflejo de la manera un tanto sus países y enconan a la población; es
viciada en que se expresan las teorías de la decir, les conducen a la derrota.
gestión pública que nos está exponiendo. La planificación estratégica nos
Así se nos cuenta cómo la Nueva Ges- lleva al clímax del libro. Cambia el tono;
tión Pública se trasplantó exóticamente a musicalmente diríamos que, aunque el
Nueva Zelanda y se apunta a una apertura autor sigue en tonalidad mayor, pasa de lo
de la gestión a la inteligencia, la reflexión maestoso a con fuoco. El autor habla
y el coraje cívico para transformar la inge- mucho más directo y sin ambages. Está en
niería pública. Como hombre práctico, lo que probablemente él considera es la
Aguilar es sensible a lo que aquí ve de verdad de la vida: la existencia como lucha
búsqueda de consensos académicos y cien- continua, como una vida cuya navegación
tíficos para poder evitar que gente buena transcurre sobre las corrientes profundas
quede atrapada en sistemas malos. En ese de la guerra interna de Harry Eckstein y
paso de la torpeza de los administradores asociados. Una visión de estratego para
premodernos al mundo racional, aparece una vida de índole militar; aunque no de
la gestión del personal y, con ello, el inte- milicias.

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La página 318 nos da entrada en la tie- cial más avanzada sin radicalismos. Más
rra prometida de la gestión de calidad. bien, al llegar aquí, Aguilar nos avisa con-
Estamos en el presente del siglo veintiuno. tra el fanatismo, como se hace de forma
Se vive la época de la calidad, se habla de constante en toda la obra. Muy adecuada y
la revolución de la calidad. Y aparece el oportuna la advertencia acerca de no crear
respeto a la persona humana, expresión de con estas explicaciones el dogma de la
los juristas siempre intrigante. época. Se agradece que el autor huya
Pasamos en el trasbordador de la crea- sobrio de los eventuales humores antiesta-
ción de valor al enfoque de excelencia- tales y promercantiles de algunos forma-
liderazgo. Se nos avisa de que, de todas tos, para aportar una reflexión ponderada.
formas, hay interdependencia productiva Asoma el problema de la complejidad
entre ambos conceptos: estrategia y cali- tan grande que nos queda al huir de las
dad. explicaciones tajantes. Por ejemplo, para
Estamos en un mundo más agradable y definir el gobierno hay que hablar de un
suave, se tiene en cuenta la sensación psi- conjunto —para el autor, palabra inter-
cológica de bienestar (cortesía, esmero, cambiable con sistema— de acciones de
puntualidad solícita, cuidado, custodia, propósito directivo, de actores gobernati-
limpieza, comodidad, seguridad y tranqui- vos, privados y sociales, de metas de vida
lidad). Aparece lo intangible, la coopera- en común, de distribución de responsabili-
ción simultánea —hay sitio para todos— y dades y de producción masiva; todo ello
el valor del trabajo personal. Frente a la en un ambiente de numerosas condiciones
inherencia, aparece ahora la importancia internas e internacionales. Una pluralidad
capital de la contingencia. indefinida que lo incluye todo. Tiene la
El libro describe y analiza con cuidado ventaja que es muy completa, no se deja
este nuevo mundo y es de agradecer la fuera nada, pero oprime un poco al lector.
buena síntesis y lo entendible que resulta. En el epílogo, la comunidad política y la
Algo que sólo puede hacer un maestro con sociedad económica y civil siguen estando
muchos años de estudio y reflexión. Muy cerca. Es notoria la reivindicación de la
interesante la referencia a la mentalidad de sociología política frente a la ciencia polí-
calidad, que da sentido a la productividad, tica positivista. Muy sutil y sabia la adver-
al factor ganador de la estrategia. Muy de tencia contra los ismos.
agradecer la claridad con la que se expo- Receloso de la sujeción de los ciudada-
nen los principios de la gestión de calidad. nos, termina anunciando el ascenso bene-
Son aclaraciones muy útiles. ficioso de un republicanismo democrático
Es muy interesante el análisis del autor necesario, si bien esta opinión resulta algo
de las posibles debilidades o carencias de disonante con sus reservas hacia el con-
este enfoque gerencial. Nos apunta la sos- cepto de autonomía.
pecha de que la aplicación masiva de nor- Después de un viaje tan denso y sabio
mas de calidad —¡y certificaciones!— al por la legalidad, la eficiencia, la racionali-
trabajo público pueda llevarnos de regreso dad y la excelencia, aparece a última hora
a la vieja administración. Y es muy refres- el mando, los centros de mando. Una pala-
cante que se nos presente la opción geren- bra que habíamos echado en falta. El libro

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nos convence de lo necesario del traspaso tión de calidad, son muy útiles. Se echa en
del mundo teórico de la administración — falta, sin embargo, un índice analítico,
lleno de pequeñez y subordinación— al de algo que sería obligado en esa tradición
la gerencia, en donde sí aparece la mano, anglosajona con la que el autor obviamen-
el emplear las manos. (Pero es importante te sintoniza.
que lo haga en inglés, management, y sin Gobernanza y gestión pública es un
confundir con la fea palabra española del esfuerzo extraordinario por presentar con
manejo). Acaba así una lectura muy pro- rigor el panorama de la teoría de la gestión
ductiva de un libro que empieza con el pública. Un esfuerzo generoso de refle-
gobierno y termina con la “responsabili- xión que nos ahorrará esfuerzos y evitará
dad pública de modo integral”. perdernos. Un libro recomendable para los
Queda por decir que los Anexos I y II cursos sobre gestión pública.
(pp. 443-90), sobre gestión estratégica en
el sector privado y los principios de la ges- GIUSINI SAMOGGIA

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DANIEL A. BELL, Beyond Liberal Democracy: Political Thinking for an East Asian
Context, Princeton University Press, Princeton, Oxford, 2006. 379 páginas.

Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de


un ejército que despojar a un miserable de su libertad.
Confucio
Nos hallamos ante una provocación. Y se trata de oponer dos sistemas de conoci-
ante una invitación. Esta colección de mientos, el oriental y el occidental, sino de
ensayos, algunos ya publicados con ante- colocarlos frente a frente y que se miren de
rioridad, representa la apuesta de Daniel una vez por todas, enseñando el uno al otro
A. Bell por hacernos dudar de algunas cer- sus vicios y virtudes, acabando con siglos
tezas, ofreciéndonos la posibilidad de de indiferencia, cuando no de desprecio
romper la rigidez de ciertas teorías que teñido de ignorancia.
más parecen profecías. Al destapar las Bell nos propone un duelo entre una
esencias del pensamiento político de perspectiva politológica abierta y enrique-
Extremo Oriente, empiezan a tambalearse cedora y el “fundamentalismo liberal” (p.
las verdades de la política liberal. 339). La situación actual de hegemonía
Bell es un canadiense en China. Ha teórica de la democracia liberal como des-
investigado y dado clases en varias univer- tino final de la evolución humana, no
sidades y centros de estudio en Hong Kong importa el país o la cultura de que hable-
y Singapur, y actualmente es profesor en la mos, indica la arrogancia occidental de
Universidad Tsinghua de Pekín. Llegó con tratar a los demás pueblos como intelec-
la cabeza llena de teorías occidentales que tualmente inferiores. Los teóricos europeos
habría que aplicar en los países asiáticos y norteamericanos se pasean por las uni-
para su desarrollo democrático, y se encon- versidades de Asia oriental adoctrinando
tró con culturas milenarias repletas de sabi- sobre los milagros de la democracia libe-
duría política. Y se dispuso a aprender, a ral, comportándose a la manera de los pro-
relativizar sus conocimientos, a compren- fetas de una religión. Es contra esa actitud
der que las cosas no sólo tienen un color y y esas recetas “curalotodo” que el autor
que la política puede enriquecerse con una emprende su aventura académica.
variada gama cromática. Este libro muestra El libro está dividido en tres secciones
sus hallazgos, sin afirmaciones dogmáti- que se corresponden con los tres principales
cas, de forma humilde pero sin rehuir la pilares de la democracia liberal: los dere-
polémica. El autor no pretende que este- chos humanos, la democracia y el capitalis-
mos de acuerdo en todo —nada más lejos mo. Cada una de esas tres partes del texto se
de su intención—, sino que intenta que compone a su vez de un capítulo que desa-
dejemos la comodidad intelectual en un rrolla las raíces filosóficas orientales que se
lugar apartado y abramos nuestra mente a constituyen como alternativas a esos tres
otras formas de sentir, de pensar, de actuar. grandes fundamentos de la teoría liberal,
A través de todo el libro se está fra- seguido de otros capítulos que se adentran
guando una batalla, una lucha abierta entre en problemas contemporáneos de los siste-
el dogma y la libertad de pensamiento. No mas políticos de Asia oriental.

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Este texto de Bell contiene dos grandes Analectas de Confucio y Las Obras de
temas de debate teorético, ambos extraídos Mencio, fue una época caracterizada por
del pensamiento confuciano: por un lado, crueles guerras entre estados fronterizos
la discusión acerca de la justicia de la gue- para lograr ventajas territoriales. Por lo
rra y la posibilidad de una “democracia tanto, resultaría paradójico que los princi-
confuciana” (p. 162-179) y, por otro, la pales pensadores políticos de esa etapa
cuestión del capitalismo, tratada desde una histórica tan beligerante mantuvieran unos
perspectiva más práctica. El menosprecio principios anarco-pacifistas. Sin embargo,
de las claves filosóficas orientales, que ha estos filósofos también consideraron la
sido una constante dentro de la tradición posibilidad de que el soberano sabio que
occidental, ha ocultado, para este autor, reinaría con benevolencia sobre la faz de
enseñanzas muy útiles acerca de los gran- la tierra no llegara a materializarse; en
des problemas que siempre han impulsado consecuencia, principalmente Mencio
la teoría social, entre ellos la justificación estableció las pautas o reglas de una gue-
de los conflictos bélicos y la mejor forma rra justa (pp. 35-40) o, como diríamos hoy
de organización política de un territorio. día, de una intervención humanitaria. Las
En el plano más abstracto de las ideas reglas serían básicamente tres: aquél que
puras, Confucio (tradicionalmente 551- inicia una guerra debe ser un gobernante
479 a.C.) buscaba el tian xia o el Mundo virtuoso que intenta liberar a otro pueblo
bajo el Cielo (p. 24), un orden político de la opresión de un tirano; el pueblo
armonioso sin fronteras nacionales y “liberado” debe dar la bienvenida a los
gobernado por un soberano sabio por libertadores, pero si esta querencia se
medio de la virtud, sin hacer uso de ningún extinguiera pronto, los conquistadores
poder coercitivo. La práctica de la benevo- deberían abandonar el país lo antes posi-
lencia y del ejemplo moral guiaría la con- ble; y, en tercer lugar, esta “expedición
ducta de los ciudadanos, e incluso atraería punitiva” sólo debería dar comienzo si el
a los habitantes de tierras lejanas que se soberano es tan virtuoso como para poder
sumarían a este orden pacífico, alejando la reclamar el apoyo del resto del mundo.
posibilidad de la guerra entre estados y Estas condiciones son indivisibles; si no se
tornando innecesarias las fronteras. En da una de ellas, entonces la guerra iniciada
esta suerte de comunismo primitivo, no sería justa y acabaría reproduciendo la
donde la violencia y las revueltas no tienen misma opresión que aspiraba a combatir.
razón de ser, la simpatía del pueblo por el Al exponer esta antigua sabiduría oriental,
gobernante se conseguiría garantizando Bell introduce ejemplos de algunos con-
una distribución equitativa de la riqueza y flictos actuales. No hay que ser muy ima-
una ausencia absoluta de privilegios. ginativo para adivinar a qué guerra que
Pero la realidad de la época que les llena de sangre las pantallas de nuestros
tocó vivir a Confucio y a Mencio (370-289 televisores podríamos aplicar estas reglas
a.C.), el más eminente seguidor de la filo- para condenar su flagrante injusticia.
sofía confuciana, tuvo poco de pacífica. El El autor destaca, por otro lado, la cues-
denominado Periodo de los Reinos Com- tión relativa a los derechos humanos que
batientes, cuando salieron a la luz Las han de priorizar los gobernantes. Si para

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los teóricos de la democracia liberal los de Bell, se acabaría la visión a corto plazo
derechos civiles y políticos son inviolables de una política basada en la lucha partidis-
y sagrados, para Mencio, así como para ta por el poder. La Xianshiyuan aseguraría
Confucio, un gobierno no puede asegurar que se llevaran a cabo los grandes proyec-
la paz y el bienestar si su pueblo no está tos estatales al estar compuesta por una
bien alimentado (p. 46) o no tiene una casa clase política profesional, con el máximo
donde guarecerse. De ahí que la principal nivel formativo, que actuaría con indepen-
tarea de un régimen político debe ser ase- dencia y neutralidad, sin estar lastrada por
gurar a sus ciudadanos los medios básicos las componendas de los grupos políticos y
de subsistencia. Lo que significa que la el interés electoral. Bell, no obstante,
más grave violación de los derechos observa explícitamente que en los países
humanos para la filosofía confuciana es occidentales no funcionaría este sistema.
que un gobierno prive deliberadamente a La raíz cultural confuciana de las socieda-
su pueblo de esos medios mediante el ase- des donde el autor aplicaría esta fórmula,
sinato masivo, la hambruna o desprote- que ensalza la disciplina y el valor de una
giéndolos de una epidemia, por poner elite meritocrática, le lleva a asegurar el
algunos ejemplos. Al contrario, la viola- éxito de esta especie de asamblea de
ción de los derechos civiles y políticos que sabios.
son vistos como un atentado a la dignidad En cuanto al capitalismo, al que Bell
humana por los defensores occidentales de dedica los últimos capítulos y que funcio-
los derechos humanos, tales como la nega- na como el complemento económico de la
ción sistemática de la libertad de expresión democracia liberal; la filosofía confuciana
o el maltrato a los disidentes políticos en le ha otorgado unos rasgos distintivos que
nombre del orden social no constituyen un han impulsado el poderío de las economí-
casus belli que justifique una “expedición as de los “tigres” asiáticos. Bell subraya
punitiva” o una intervención humanitaria cómo los derechos de propiedad, que en
por parte de potencias extranjeras. Occidente son marcadamente individualis-
La otra gran cuestión teórica que Bell tas, en estos países están referidos a los
pone sobre la mesa será lo que denomina lazos familiares, lo que confiere al capita-
“democracia confuciana”. A partir de las lismo asiático un carácter más corporativo
enseñanzas de Huang Zongxi, un profesor e integrador, desde el punto de vista del
confuciano del siglo diecisiete, el autor profesor canadiense, lo que permitiría unir
propone para los países de Asia oriental, un rápido desarrollo económico con una
en especial China y Corea, la implantación distribución del ingreso más igualitaria.
de un sistema democrático bicameral en el Bell dedica el capítulo 11 a la situación
que la meritocracia juega un papel central. de los trabajadores migrantes, probable-
La Cámara Baja estaría compuesta por mente la parte más débil de la estructura
representantes elegidos por sufragio uni- capitalista global, en los países de Asia
versal, mientras que la Cámara Alta, o oriental. La posibilidad de que la pobla-
Xianshiyuan, la formarían aquéllos que ción inmigrante acceda a contratos labora-
aprobaran un examen competitivo de altí- les legales en los países asiáticos es muy
simo nivel. Con este sistema, en opinión alta, aunque es muy difícil que esos mis-

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mos trabajadores puedan lograr la igual- filosofías confuciana y liberal en torno a la


dad política y legal con la población autóc- concepción de los derechos humanos.
tona. En Europa y Norteamérica la diná- Nos encontramos, pues, con una obra
mica es la opuesta, dado que si bien los de gran diversidad y densidad temática,
migrantes con un largo periodo de residen- que aborda sin complejos aspectos fuerte-
cia en el país de acogida pueden conseguir mente polémicos, y que logra despertar
la igualdad legal, el problema es que son profundas reflexiones sobre la convenien-
muy pocos los elegidos. Esto genera cifras cia o no de exportar nuestros modelos teó-
escalofriantes de trabajo ilegal, que las ricos occidentales a países con una evolu-
mafias prosperen y que la desprotección ción cultural diversa. Aunque al intentar
jurídica de estos seres humanos provoque desarrollar sus argumentos Bell pueda
situaciones de enorme sufrimiento. El pecar de cierta ingenuidad al asumir la
autor nos sitúa, de esta forma, ante un incorruptibilidad de la elite que haría fun-
dilema que resuelve a través de un enfoque cionar su “democracia confuciana” y sim-
culturalista: en los países asiáticos la con- plifique la hondura teórica de sus plantea-
secución de derechos políticos y civiles no mientos al contraponer una filosofía orien-
es un asunto prioritario para los inmigran- tal excesivamente arquetípica frente a un
tes, que aspiran a lograr por encima de canon liberal muy rígido, el recorrido por
todo una situación laboral estable y prós- otros mundos al que este autor nos invita
pera. La solución aportada por Bell nos habrá valido la pena.
retrotrae al debate anterior acerca de las
diferentes perspectivas adoptadas por las JUAN DORADO ROMERO

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WENDY BROWN, Regulating Aversion: Tolerance in the Age of Identity and


Empire, Princeton University Press, Princeton, 2006. 282 páginas.

En los dos primeros capítulos de Regula- as historically and culturally specific dis-
ting Aversion: Tolerance in the Age of courses of power with strong rhetorical
Identity and Empire Wendy Brown presen- functions. Above all, it seeks to track the
ta los parámetros foucaltianos de su inter- complex involvement of tolerance with
pretación de los discursos contemporáneos power”1 (p. 9). La tolerancia presupone y
sobre la tolerancia. En los demás capítu- reproduce relaciones de jerarquía y de
los, profundiza en su análisis a través de poder. Y, lo que es más importante, no hay
asuntos como las diferencias entre la tolerancia sin intolerancia y exclusión (es
emancipación de los judíos y de las muje- decir, sin un umbral de tolerancia), y lo
res en la Europa del siglo diecinueve, la tolerado, aunque incluido, lo está sólo en
tolerancia entendida en torno a la idea de una posición marginal e inferior. Su tesis
gubernamentalidad de Foucault, especial- de que la tolerancia debe ser estudiada en
mente en lo concerniente a las políticas de el contexto de las relaciones de poder
la administración Bush sobre los musul- refleja apropiadamente su inspiración en
manes y el matrimonio gay, o el Museo de Michel Foucault, quien entiende la tole-
la Tolerancia en Los Ángeles. Por último, rancia como discurso, como gubernamen-
en los dos capítulos finales se ocupa de talidad y como parte implicada en la sub-
cómo el discurso sobre la tolerancia va de jetivación; en otras palabras, la producción
la mano del discurso de la civilización y de formas particulares de sujetos.
cómo se implica a su vez con el liberalis- La segunda hipótesis de Brown es que,
mo y el imperio. como parte integral del liberalismo, los
Brown mantiene cuatro hipótesis sobre problemas de la tolerancia se pueden
la tolerancia. En primer lugar, cree que entender como sintomáticos de los proble-
está tan profundamente entrelazada con el mas con el liberalismo. Su hipótesis es que
ejercicio del poder que debería verse como “the semiotically polyvalent, politically
un ejercicio de poder. “Rather than trea- promiscuous, and sometimes incoherent
ting tolerance as an independent or self- use of tolerance in contemporary American
consistent principle, doctrine, or practice life, closely considered and critically theo-
of cohabitation, [the book] aims to com- rized, can be made to reveal important fea-
prehend political deployments of tolerance tures of our political time and condition”2

1
[Más que tratar la tolerancia como un principio, doctrina, o práctica de cohabitación inde-
pendiente o intrínsecamente coherente, [el libro] trata de abarcar los usos políticos de la tolerancia
como discursos de poder histórica y culturalmente específicos con fuertes funciones retóricas.
Sobre todo, trata de seguir la compleja relación entre la tolerancia y el poder].
2
[El uso de la tolerancia en la vida contemporánea americana, semióticamente polivalente,
políticamente promiscua, y a veces incoherente, estudiada de cerca y teorizada críticamente, puede
revelar importantes características de nuestra era y condición política.].

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(pp. 3-4). Por tanto, su crítica de la toleran- mientras que asuntos relativos al poder y
cia debe entenderse también como una crí- la desigualdad fundamentales se eliminan
tica del liberalismo, tanto en sus dos ver- de la agenda política y, de ese modo, se
siones de liberalismo político como en la despolitizan. En este sentido, la despoliti-
de capitalismo de mercado. zación se refiere al hecho de que la tole-
Su tercera hipótesis es que, como parte rancia, y de modo más amplio el liberalis-
del liberalismo, la tolerancia está implica- mo, permanezca en la superficie de las
da en un discurso más amplio de la civili- cosas, ocultando de ese modo las relacio-
zación, uno que ha de ser entendido en tér- nes subyacentes de poder.
minos de imperio (occidental), como se Un aspecto más de la despolitización
refleja en el título del libro. “Nosotros” los en el discurso de la tolerancia es la ten-
liberales, tolerantes y civilizados en el dencia a individualizar problemas y solu-
oeste somos opuestos a “ellos”, los bárba- ciones, algo relacionado con el individua-
ros incivilizados que son intolerantes y, lismo y el liberalismo. Por ejemplo, las
como tal, no merecedores de tolerancia. diferencias religiosas entre ciudadanos
El término “despolitización” resume la están privatizadas mediante la distinción
cuarta hipótesis. En teoría, los liberales público-privado, privatizando de ese modo
tienen cultura, mientras que los fundamen- el problema para el que la tolerancia, se
talistas estarían en manos de la cultura. El supone, es la solución; es decir, la diferen-
liberalismo, por tanto, está por encima de cia. Al mismo tiempo, la tolerancia cambia
la cultura y de su ausencia, razón por la el foco de atención del estado y las institu-
que puede ser tolerante con la cultura. Por ciones sociales a la actitud personal, de
otro lado, otros discursos están saturados cambios al nivel de la sociedad a cambios
por la cultura y no pueden ser neutrales en la actitud personal hacia otros.
con respecto a otras culturas. Ésta es, al Brown aborda estas hipótesis mientras
menos, la auto-interpretación del liberalis- examina cómo se ha problematizado la
mo. El objetivo de Brown es mostrar cómo tolerancia. ¿Cómo hemos llegado a pensar
el liberalismo no es más que una cultura la tolerancia y a practicarla del modo en
entre otras. Por tanto, cuando el liberalis- que lo hacemos? Más concretamente,
mo se presenta como neutral sólo lo puede Brown se pregunta cómo hemos llegado a
hacer ocultando su propia particularidad y pensar que hay un problema al que la tole-
los modos en que viola las culturas hacia rancia podría dar respuesta. Y nota acerta-
las que, en teoría, es tolerante. Este oculta- damente cómo las referencias a la toleran-
miento es un aspecto de la despolitización. cia se han multiplicado durante las últimas
Otro aspecto de la despolitización con- décadas, y cómo hoy en día la tolerancia es
cierne a la identidad. En este contexto, la una insignia que todo liberal quiere lucir.
despolitización consiste en la reificación La tolerancia ha surgido como respues-
de las identidades toleradas. Las identida- ta a la diferencia, especialmente a la dife-
des se toman como naturales más que rencia étnica y religiosa. Según Brown,
como productos contingentes de relacio- para explicar por qué la tolerancia se pre-
nes y luchas de poder. Como resultado, senta como respuesta al problema de la
todo lo que podemos hacer es tolerar, diferencia, hemos de preguntarnos a qué

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tipo de diferencia se supone que la tole- juego neutral. Más bien, a algunas de esas
rancia ha de dar respuesta. En este punto, diferencias —en concreto, aquellas que se
vincula la tolerancia con lo que podríamos desvían de la norma y que necesitan de la
llamar, en sentido amplio, política de iden- tolerancia— se las margina y menospre-
tidad. En concreto, la identidad —y la cia. De este modo, la forma en que enten-
diferencia— se considera esencial, y los demos la tolerancia como solución a un
sujetos se convierten en portadores de problema particular —esto es, el modo en
identidades esencializadas y naturalizadas. que la tolerancia se convierte en un pro-
Estos avances corresponden a un cambio blema— se vincula intrínsecamente al
en la izquierda en EE.UU. y en Europa, un ejercicio del poder y a la reproducción de
cambio de la igualdad a la tolerancia. desigualdades en las sociedades liberales.
Mientras que anteriormente las personas Pero, si bien Brown ofrece una perspi-
de izquierda pedían igualdad, ahora caz crítica de los discursos contemporáneos
muchos han capitulado ante ideales iguali- sobre la tolerancia, el libro presenta dos
tarios anteriores y han aceptado el capita- problemas. El primero hace referencia a la
lismo de mercado y las desigualdades naturaleza monolítica de su crítica; el
como inevitables, si no benignas. En lugar segundo, a la falta de alternativa. ¿Qué cri-
de la igualdad, el multiculturalismo y la tica el libro? A primera vista, está claro
tolerancia se han convertido en los eslóga- que es una crítica del discurso contempo-
nes de los liberales izquierdistas, pero ráneo sobre la tolerancia. Sin embargo,
estos discursos no pretenden acabar con inmediatamente surge una pregunta: ¿exis-
las desigualdades sociales o económicas y te algo así como la tolerancia en singular?
asumen las identidades y las diferencias O, si existen discursos sobre la tolerancia
como dadas. Las diferencias, normalmen- en plural, ¿están todos saturados por los
te interpretadas sobre el modelo de las problemas que la autora subraya? El pro-
diferencias religiosas o étnicas, se repre- blema es que Brown trata la tolerancia
sentan como diferencias naturales y no como algo demasiado monolítico, como si
como desigualdades que pueden ser fuera igual en todas sus expresiones.
enmendadas. Incluso cuando admite “the semiotically
Los objetos de la tolerancia —diferen- polyvalent, politically promiscuous, and
cias naturalizadas— corresponden por sometimes incoherent use of tolerance”3
tanto a lo que la tolerancia puede propor- (pp. 3-4), interpreta este pluralismo como
cionar: la tolerancia deja las identidades un fenómeno superficial que esconde con-
intactas y reafirma las jerarquías y des- tinuidades fundamentales a través de dife-
igualdades existentes, sean éstas sociales, rentes discursos. Aún más, la tolerancia se
económicas, raciales, etc. Por tanto, la considera sintomática del liberalismo y de
tolerancia reproduce diferencias, pero esas valores como el individualismo y la distin-
diferencias no se sitúan en un terreno de ción público-privado. Mientras que la tole-

3
[El uso semióticamente polivalente, políticamente promiscuo, y a veces incoherente de la
tolerancia].

Foro Interno
173 2007, 7, 161-230
CRÍTICA DE LIBROS

rancia es, sin duda, parte de la tradición liberalismo que critica. En otra parte del
liberal, Brown oscila libremente entre la libro argumenta que se debe aspirar a sacar
tolerancia, el liberalismo y la sociedad a la luz las relaciones de poder que la tole-
occidental contemporánea, tratados como rancia oculta. A su vez esto “suggests a
entidades monolíticas. positive political strategy of nourishing
Esto lleva a la segunda crítica. Brown counterdiscourses that would feature
admite que la tolerancia puede ser positiva power and justice where anti-political tole-
y significar un paso adelante, aunque el rance talk has displaced them”5 (p. 205).
que sea positiva o no depende de la alter- Los propósitos de esos contra-discursos —
nativa a la tolerancia. El argumento del “alleviating human suffering, reducing
libro es que aunque la tolerancia sea mejor violence, and fostering…political justice”6
que el odio y la violencia rotunda sigue (p. 205)— son propósitos a los que, sin
siendo problemática, de modo que, en la embargo, se adheriría cualquier liberal.
práctica, su crítica la incapacita para desa- Por tanto, los gestos de Brown hacia
rrollar una alternativa sustancial. Brown una alternativa a la tolerancia quedan en su
apenas profundiza en su alternativa; de mayoría vacíos. Ello se debe, a su crítica
hecho, lo único que encontramos son bre- general del discurso de la tolerancia, pues
ves apuntes al final de algunos capítulos. ¿dónde encontrar en el presente los recur-
Así, dice que su crítica ofrece “the possi- sos para una alternativa si el presente está
bility of conceiving and nourishing a libe- tan saturado por el liberalismo y éste a su
ralism more self-conscious of and recepti- vez por la dominación? En la medida en
ve to its own always already present hybri- que Brown trata la tolerancia como un dis-
dity [i.e., its own culture],…a liberalism curso monolítico de dominación, termina
potentially more modest…, more capable enfrentándose a una elección entre la tole-
of the multicultural justice to which it rancia liberal y una alternativa no especifi-
aspires…a liberalism less invested in the cada. Así pues, a pesar de su perspicacia,
absolute and dangerous opposition between el libro aporta poco sobre cómo combatir
us and them”4 (p. 175). Aquí parece que los aspectos negativos del discurso sobre
el objetivo sería un liberalismo más ama- la tolerancia.
ble e inclusivo, aunque no dice en qué con-
siste, ni mucho menos en qué difiere del LASSE THOMASSEN

4
[La posibilidad de concebir y nutrir un liberalismo más consciente y receptivo con respec-
to a su propio hibridismo, siempre presente [es decir, su propia cultura],…un liberalismo poten-
cialmente más modesto…, más capaz de la justicia multicultural a la que aspira…un liberalismo
menos comprometido con la absoluta y peligrosa oposición entre nosotros y ellos].
5
[Indica una estrategia política positiva de nutrición de contra-discursos que pondrían de
relieve poder y la justicia donde el debate anti-político sobre la tolerancia los ha desplazado].
6
[Aliviar sufrimiento humano, reducir la violencia y fomentar…justicia política].

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CRÍTICA DE LIBROS

NOAM CHOMSKY Y MICHEL FOUCAULT, La Naturaleza Humana: Justicia versus


Poder. Un debate, Katz Editores, Madrid, 2006. 93 páginas.

La naturaleza Humana: Justicia versus Otra guía útil para dilucidar sus posi-
Poder recoge el debate televisado por un ciones la encontramos en las dificultades
canal holandés hace unos años entre que ambos han de superar en el desarrollo
Michel Foucault y Noam Chomsky. En él, de sus reflexiones. Chomsky, desde la lin-
y pese a que ninguno de los pensadores güística, trata de explicar cómo los indivi-
quisieron comprometerse demasiado en duos generan nuevos conocimientos.
sus respuestas, quedaron patentes algunas Defiende que, pese a que existen unas
de sus diferencias en torno a la justicia, la estructuras cognitivas básicas que confor-
naturaleza humana y el poder, lo que hace man el fundamento de nuestras capacida-
de esta publicación una magnífica oportu- des, el desarrollo de las mismas implica un
nidad para contraponer las reflexiones de gran potencial de creatividad. Su énfasis
dos importantes críticos de la sociedad del en la capacidad creativa de los sujetos hay
siglo veinte. Quizá como señaló entonces que situarlo en la lucha que mantuvo con-
el moderador “la mejor forma de compa- tra el conductismo, que prácticamente no
rarlos sea considerarlos como cavadores dejaba capacidad de actuación al sujeto
de túneles que trabajan con herramientas hablante, considerándolo una especie de
diferentes en laderas opuestas de una tabula rasa en la que se agrupaba la infor-
misma montaña, y que no saben siquiera si mación que posteriormente simplemente
están acercándose” (p. 9). se combinaba. Chomsky, pese a considerar
En la primera parte se polemiza en que el ser humano posee por naturaleza
torno a la existencia o no de una naturaleza unas estructuras cognitivas y lingüísticas
humana. Chomsky defiende la existencia que constituyen el fundamento de sus
de unas estructuras lingüísticas y cogniti- capacidades, otorga libertad de actuación a
vas que conforman el fundamento de nues- los sujetos en la creación de nuevos cono-
tras capacidades; en sus términos, “un con- cimientos.
junto de esquemas o principios de organi- Foucault en lugar de partir del sujeto y
zación innatas que guían nuestro compor- sus capacidades presupuestas pone el
tamiento social, intelectual e individual” acento en el vínculo entre el sujeto y la
(p. 11). Foucault, por el contrario, descon- verdad. En sus palabras, “¿qué sucedería si
fía de dicho concepto, considerándolo más la comprensión del vínculo entre el sujeto
que un concepto científico un indicador y la verdad fuera un efecto del conoci-
epistemológico que cumplió la función de miento?, ¿qué ocurriría si la comprensión
designar o defender un discurso que se fuera una formación compleja, no-indivi-
oponía a los sustentados en la biología o la dual, no sujeta al sujeto?” (p. 27). En defi-
teología. En pocas palabras, la diferencia nitiva, nos encontramos ante dos perspec-
entre ambos radica en las preguntas que tivas completamente diferentes: la de
guían sus reflexiones: Chosmky se centra Chomsky, subraya la relevancia del sujeto
en el porqué tenemos un lenguaje, mientras en la producción del conocimiento, la de
Foucault lo hace en el cómo. Foucault cuestiona ese protagonismo del

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CRÍTICA DE LIBROS

sujeto autónomo. La razón de ello estriba nuevas teorías en la ciencia, es decir, par-
en la lucha que el pensamiento foucaultia- tiendo de una serie limitada de estructuras
no mantuvo con las reflexiones que guia- que, en función de su aplicabilidad y utili-
ron la historia del conocimiento: por un dad práctica se aceptan o rechazan. El
lado, la exigencia de atribución de un des- posicionamiento de Foucault diverge del
cubrimiento a un sujeto determinado y, por de Chomsky, constituyendo esta parte del
otro, la exigencia de la verdad, dónde ésta debate uno de los momentos de mayor
no se constituye en la historia sino que se visibilidad en torno a la diferenciación de
revela a través de ella mediante la supera- las reflexiones entre ambos. Foucault pre-
ción de una serie de impedimentos. Por tende mostrar cómo y bajo qué condicio-
ello, sus reflexiones se centran en “la capa- nes se produce el saber, considerado éste
cidad productiva del saber como práctica efecto de un proceso de prácticas colecti-
colectiva, colocando en su lugar a los indi- vas que van generando ciertas reglas que a
viduos y su ‘saber’ en el desarrollo de un su vez favorecen la aparición o no de nue-
saber que en un momento dado funciona vos conocimientos. Se rechaza así la idea
según ciertas reglas que es posible regis- hegemónica de progreso sustituyéndola
trar y descubrir” (p. 27). Se pone así de por la de transformación. Si el conoci-
manifiesto cómo con pocas reglas los indi- miento no es externo a los individuos, algo
viduos son capaces de generar conoci- que se obtenga tras la superación de cier-
miento y estructuras cognitivas novedosas, tos obstáculos, sino que se constituye en
introduciendo así “el punto de vista de la prácticas colectivas mediante reglas comu-
comprensión, de sus reglas, de sus siste- nales que limitan la capacidad de transfor-
mas en el juego del conocimiento” (p. 30). mación del conocimiento, más que una
Una vez presentados los posiciona- evolución o progreso lineal lo que hay son
mientos que ambos autores despliegan en discontinuidades o saltos en el saber, que
torno a la naturaleza humana y la creación transforman el conocimiento mismo, faci-
de conocimiento, llegamos a uno de los litando la aparición de nuevos saberes,
aspectos más sugerentes del texto: la evo- imposibles hasta el momento de la ruptura.
lución del conocimiento. Si existen unas En la segunda parte del libro el debate
estructuras cognitivas que constituyen el se centra en la política, permitiéndonos
fundamento de nuestras capacidades, limi- revisar la teoría del poder de Foucault y su
tando la posibilidad de alcance de nuestro modelo de acción política y atender a una
conocimiento y permitiendo al mismo contraposición entre las apuestas de ambos
tiempo la libertad de creación del sujeto, autores por dos modelos políticos diferen-
como defiende Chomsky, la evolución del tes sustentados por dos interesantes y
conocimiento será fruto de la capacidad de divergentes armas: la justicia y el poder.
adecuación de estas estructuras, ratificadas Desde el inicio del debate, Chomsky
como válidas a través de la experiencia. En apela a la necesidad y posibilidad de la
otras palabras, el salto inductivo a nuevas creatividad individual, elemento funda-
estructuras cognitivas y lingüísticas se mental que ahora retoma y conforma el eje
produce en el devenir de la historia de principal de su pensamiento político. Para
manera semejante a como se alcanzan él, una sociedad buena sería aquélla que

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

permitiera el trabajo creativo, es decir, la po social, lo oprimen y lo reprimen…[y]


creación liberada de todo tipo de limita- realizar una crítica del funcionamiento de
ción arbitraria. El objetivo de un modelo las instituciones que parecen neutrales e
de sociedad decente debería ser, pues, “la independientes y desenmascarar la violen-
superación de los elementos represivos, cia política que se ha ejercido a través de
opresivos, destructivos y coercitivos que éstas de manera oculta, para que podamos
se encuentran en toda sociedad real como combatirla. Porque esta dominación no es
residuo histórico” (p. 55). Esto le empuja a sólo la expresión de la explotación econó-
apostar por un modelo político ideal, cons- mica, sino su condición de posibilidad,
tituido por asociaciones libres descentrali- para suprimir a una es necesario discernir
zadas, un sistema federado, que incorpore a la otra de forma exhaustiva” (pp. 59-60).
instituciones económicas y sociales, donde El distanciamiento de Foucault con
se asegure una mayor libertad de creación respecto a la creación de una sociedad
y se nos exonere de las constricciones y ideal se sustenta sobre su crítica a una
opresiones de la sociedad. “Una sociedad naturaleza humana como la presupuesta
de libertad y asociación libre, en la que el por Chomsky, para quien existe una natu-
impulso intrínseco de la naturaleza huma- raleza humana que aún no ha adquirido los
na sea capaz de realizarse en los hechos” derechos que le permiten realizar sus
(p. 57). potenciales al máximo y de manera libre,
Cavando en otra dirección de la ladera razón por la cual ha de establecerse un
de la montaña está Foucault. Para él, el modelo ideal al que la sociedad deba diri-
poder político no sólo se ejerce a través de girse. Sin embargo, para Foucault el peli-
las instituciones vinculadas a la actividad gro es la definición de esa supuesta natu-
política, sino que pone de relieve lo que raleza desde nuestra sociedad particular y
constituye uno de los elementos más suge- nuestros parámetros de pensamiento, limi-
rentes de su pensamiento: la existencia de tación coherente con su reflexión en torno
instituciones que aparentemente no se al saber y su transformación. Dado que no
encuentran relacionadas con la acción existe una naturaleza humana que pueda
política y en las que puede observarse el alcanzarse tras la superación de obstácu-
ejercicio del poder; instituciones que son los, sino que ésta es producto de prácticas
el principal punto de apoyo del poder, de sociales, su definición puede resultar pro-
su solidez y su resistencia. Por ello consi- blemática puesto que se transformará a lo
dera, y así lo explicita, que la verdadera largo de la historia, dificultando su aplica-
tarea política no radica en la creación de bilidad como modelo ideal. “Estos con-
un modelo ideal al que la sociedad deba ceptos de naturaleza humana, de justicia,
dirigirse, sino en abordar una crítica u de realización de la esencia de los seres
objetivación del funcionamiento del poder humanos, son todos conceptos formados
en las instituciones que parecen neutrales dentro de nuestra civilización, de nuestro
al mismo. De este modo, la tarea esencial tipo de conocimiento y de nuestra forma
debería “indicar y mostrar, incluso cuando de filosofía, y por lo tanto forman parte de
están ocultas, todas las relaciones de poder nuestro sistema de clases; y no podemos
político que actualmente controlan el cuer- servirnos de estos conceptos para describir

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CRÍTICA DE LIBROS

o justificar una lucha que debería echar poder. Y porque derrocará el poder de la
abajo los fundamentos de nuestra socie- clase dominante considera que su guerra es
dad” (p. 81). justa” (p. 73). Lo que permite nuevamente
El otro pilar en torno al que gira el observar las herramientas con las que
debate es la justicia, que remite a la per- ambos autores cavan las laderas opuestas
cepción de la realidad social como conflic- de la montaña. Para Chomsky la lucha
tiva o no. Chomsky considera legal y legí- social o la guerra sólo se hace en términos
tima la desobediencia a la norma si respon- de una justicia superior o más pura que per-
de a una justicia superior o más pura. Fou- mita una mayor libertad e igualdad a los
cault, por el contrario, considera que la jus- ciudadanos, “porque cree que a través de la
ticia y por ende la lucha contra la injusticia transferencia de poder se alcanzarán ciertos
siempre es un arma de la lucha social, pero valores humanos fundamentales” (p. 74).
no como objetivo para lograr una mayor Sin embargo, Foucault considera que la
igualdad social, como defiende Chomsky, vida social es conflictiva en sí misma, y
sino como instrumento de poder: “la idea que la lucha social en lugar de hacerse en
de justicia ha sido inventada y puesta a fun- aras de una justicia superior y por tanto de
cionar en diferentes tipos de sociedades la igualdad, se lleva a cabo para lograr
como instrumento de cierto poder político poder: “Se hace la guerra para ganarla, no
y económico, o como un arma contra ese porque sea justa” (p. 73).
poder” (p. 77). En otras palabras, los gru- Dos perspectivas críticas, pues, las que
pos sociales no luchan por la justicia con el nos presenta este libro que constituye una
objetivo de reprender a los que ejercen tal magnífica oportunidad para reflexionar
injusticia y recompensar a quienes la sobre las herramientas y presupuestos con
sufren, sino que ésta siempre es un instru- las que los analistas nos acercamos a la
mento de poder. “El proletariado lucha realidad social.
contra la clase dominante porque, por pri-
mera vez en la historia, quiere tomar el NEREA LAYNA ROMERO

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2007, 7, 161-230 178
CRÍTICA DE LIBROS

HERBERT GINTIS, SAMUEL BOWLES, ROBERT BOYD Y ERNST FEHR (EDS.), Moral
Sentiments and Material Interests: The Foundations of Cooperation in Eco-
nomic Life, MIT Press, Cambridge, 2005. 404 páginas.

Los motivos que llevan a la emergencia de cerá el mantenimiento de la cooperación.


la cooperación y en general a la acción La propuesta que se presenta en el libro
colectiva que se analizan y documentan en muestra un comportamiento humano más
diferentes artículos de este libro muestran complejo y menos idealizado que permite
una nueva perspectiva de la gestión de las explicar cómo lograr y mantener la coope-
comunidades y nos permite comprender ración en el tiempo. En este sentido, es
por qué las dos instituciones preponderan- posible que se constituya como un patrón
tes de la modernidad, Estado y Mercado, de referencia para la filosofía política en el
son sólo una parte incompleta de los pro- siglo veintiuno.
blemas sociales contemporáneos. Se cuestiona la visión simplista que se
En la filosofía política, usualmente, le atribuye a Adam Smith y específica-
encontramos dos corrientes predominantes mente a la corriente neoclásica basada en
para tipificar el comportamiento humano: el homo economicus. Según esta visión el
una, con representantes como Thomas individuo, al actuar guiado por un interés
Hobbes o John Locke, considera que los estrictamente egoísta, favorecerá el bien-
humanos actuamos sólo guiados por nues- estar común como consecuencia de la
tra autosatisfacción; la otra, donde desta- automática y eficiente asignación de recur-
can Jean Jacques Rousseau o Karl Marx, sos que logra el mercado bajo el supuesto
asume que bajo el orden social correcto, de información perfecta (la mano invisi-
donde las condiciones económicas para ble). Se trae a colación el texto clásico de
vivir dejen de ser una preocupación, los Smith, conocido como La Teoría de los
humanos seremos altruistas. Contra los Sentimientos Morales (1759), en el que
supuestos de estos filósofos políticos, los promueve una estructura mucho más com-
autores de la obra que nos ocupa conside- pleja del comportamiento humano en la
ran que para mantener la cooperación y las medida que involucra otras consideracio-
instituciones que en ésta se sustentan, los nes en su actuar y cuestiona el carácter
humanos actúan como fuertes agentes estrictamente egoísta del ser humano.
recíprocos, lo cual implica, de acuerdo con Incluso se plantea hasta dónde es conve-
las circunstancias, ser cooperantes condi- niente el egoísmo o cuán importante es el
cionales y altruistas castigadores. En el bienestar o fortuna de los otros para la pro-
primer caso, los humanos y sus colectivos pia felicidad, mostrando así que la acción
actuarán de forma altruista en la medida en humana es resultado de una confluencia de
que lo hagan los demás, y aplicarán san- elementos, en la que la razón se comple-
ciones a aquellos que no asuman los acuer- menta con las emociones y los sentimien-
dos del colectivo o que se comporten tos, por ejemplo con manifestaciones
como gorrones, aunque con ello el casti- como la solidaridad o la simpatía hacia
gador deba asumir pérdidas; no obstante, a quienes consideramos iguales o cercanos.
largo plazo, este comportamiento favore- El libro se identifica con esta postura de

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CRÍTICA DE LIBROS

Smith no sin cuestionar el extremo contra- término que acuñan para reemplazar el
rio de los defensores de la visión egoísta, desafortunado pero importante concepto
esto es, aquellas corrientes intelectuales de “capital social”, recalcando la impor-
que asumen la buena voluntad y el altruis- tancia de la comunidad en la solución de
mo desinteresado de los individuos para ciertos problemas políticos donde los indi-
subordinarse a las necesidades del grupo, viduos, el mercado o el Estado poco pue-
como si este comportamiento fuera algo den hacer, o donde incluso su intervención
inherente a la naturaleza humana. puede llegar a ser un remedio peor que la
Moral Sentiments and Material Inte- enfermedad. También tratan asuntos como
rest aborda los problemas de la coopera- la explotación de bienes comunes, el desa-
ción y la acción colectiva desde la econo- rrollo de normas e instituciones, la con-
mía política y tomando como eje central la fianza y las redes sociales y diferentes pro-
teoría de juegos pero enfatizando en la blemas de acción colectiva en los que se
transdisciplinariedad en el sentido amplio exploran la emergencia y evolución de la
de la palabra. Lo cual significa que el libro cooperación.
no sólo reúne artículos de investigadores En los artículos que componen el libro
de distintas formaciones, sino que en él se encontramos reflexiones que nos hacen
reconoce la necesidad de explicaciones pensar acerca del éxito y correcto proceder
que desbordan las fronteras disciplinares. de ciertas políticas que se vienen implan-
En este sentido, en los artículos podremos tando, tanto en la Unión Europea como en
encontrar argumentos no sólo pertenecien- otras partes del mundo. Así, por ejemplo,
tes a la economía, las ciencias políticas o Elionor Ostrom (capítulo 9), argumenta
la antropología, sino que también son que la gerencia de recursos comunes
recurrentes las referencias a la biología, la (agua, bancos de peces, recursos foresta-
psicología social, la filosofía o las mate- les, etc.) frecuentemente falla cuando se
máticas, entre otras. basa en un modelo estándar de subsidios y
A pesar de la importancia que se le da multas dado por el Estado o cualquier otra
a la aproximación experimental, los auto- institución privada o pública; mientras
res son conscientes que ésta no desplaza a que, como se constata en diferentes casos,
otros enfoques como la estadística, la his- un programa en el que la comunidad local
toria o la etnografía; lo que se pretende, gestiona y cuenta con una regulación
por el contrario, es complementarlos. Algo gubernamental, contribuye efectivamente
evidente en los diferentes casos de estudio a la conservación del bien y a una distri-
expuestos. Además de mostrar los resulta- bución equitativa del mismo. En la prime-
dos de los experimentos, se contextualizan ra situación, a partir de una evidencia
en las circunstancias sociales y etnográfi- extensa, las medidas mencionadas termi-
cas de las poblaciones analizadas y, de esta nan generando una sobreexplotación del
manera, se fortalece la argumentación de bien, cuya consecuencia es que el sistema
los diferentes autores. de regulación voluntario por parte de la
Entre las cuestiones que aborda el libro comunidad se rompe ante la implementa-
cabe destacar lo que los autores denomi- ción inefectiva de las sanciones guberna-
nan “gobernanza comunitaria” (p. 381), mentales formales. Incentivos como los

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2007, 7, 161-230 180
CRÍTICA DE LIBROS

monetarios lo único que logran es destruir plo, para evitar que se arroje basura a la
la naturaleza cooperativa de la preserva- calle? Aquí no es tan evidente la posibilidad
ción de un bien común, y la amenaza de de focalizar el castigo para evitar que pulu-
multar la defección comienza a ser perci- len los gorrones. Si efectivamente desea-
bida como un tipo desagradable de acción mos asumir estos planeamiento teóricos en
hostil (especialmente en casos donde los el diseño de políticas públicas es esencial
agentes encargados de imponer las multas explorar esta situación, abordada de forma
tienen una relación antagónica con los superficial en el texto. Se da por hecho que
miembros del grupo a los que se les impo- con la presencia de cooperantes condicio-
ne). Lo que acaban promoviendo este tipo nales la cooperación ya está garantizada,
de medidas es la eliminación de las pre- sin embargo, la escala en la que nos ubi-
condiciones que favorecen una fuerte reci- quemos, sea una comunidad o una socie-
procidad al interior de las comunidades. El dad, es una variable que puede modificar
desarrollo de políticas alternativas se sus- los resultados. En el texto se sugiere que no
tenta en ese modelo de fuerte reciprocidad, sólo se castigará a los gorrones, sino tam-
ejemplificado con diferentes casos a lo bién a los miembros de la sociedad que no
largo del libro, cuyo éxito depende de una castiguen. Pero ¿qué pasa con aquéllos que
fracción de población de cooperadores tampoco castigan a los que no quieren cas-
condicionales. tigar a los gorrones?, o, en otras palabras,
Tiene un gran peso el argumento de ¿qué pasa cuando toda una sociedad es per-
cómo la presencia de cooperadores condi- misiva con ciertos comportamientos que de
cionales permitirá la permanencia de la una u otra manera afectan al conjunto
cooperación en el tiempo, específicamente social, o incluso que son criminales, como
con los altruistas castigadores que penali- en ciertos ejemplos históricos de regímenes
zarán a los que no asuman los compromisos totalitarios? Estas cuestiones tal vez desbor-
o reglas subyacentes que permitan mante- dan los intereses del libro, pero merecen ser
ner la cooperación. Este comportamiento tenidas en cuenta1. También desde la econo-
presenta una gran solidez y es evidente mía experimental se dedica un capítulo a la
cuando nos encontramos en grupos “peque- pregunta sobre cómo mantener la coopera-
ños” o comunitarios donde es relativamen- ción en juegos de n-personas, donde es difí-
te fácil localizar a los gorrones y que los cil focalizar el castigo. Como respuesta, se
altruistas castigadores penalicen a los que plantean una serie de condiciones comple-
se alejan de la cooperación; pero al preten- mentarías al comportamiento del cooperan-
der extrapolar este comportamiento a gru- te condicional. Se mencionan, así, aspectos
pos sociales mas grandes, el caso de necesarios en los grupos sociales como la
amplias concentraciones urbanas, ¿cómo existencia de leyes, de relaciones de domi-
garantizar un comportamiento cooperador nación en el interior de los grupos, de la
por parte del individuo en la urbe, por ejem- interiorización de la norma como creencia,

1
Por ello parece esencial explorar paralelamente textos como Robert AXELROD, The Com-
plexity of Cooperation, Princenton University Press, New Jersey, 1997.

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

de la disuasión, del sentido de pertenencia dependerá en gran medida de hasta qué


social, o de la reputación de los miembros punto y cómo logre comprenderse el con-
del grupo, entre otros aspectos que se deben texto social donde la política se implemen-
considerar y que permiten que en contextos tará, y de que ésta refleje los valores
de n-personas la cooperación se mantenga comunitarios e incorpore y empodere a la
y la sociedad logre evitar que pululen los comunidad en el proceso. No es posible
gorrones. mantener en el tiempo una política, ni en
A pesar de esta carencia, Moral Senti- general las instituciones, si no van de la
ments and Material Interest constituye una mano de la cooperación. Comprender este
referencia fundamental para aquellos fenómeno y la acción colectiva, como este
investigadores conscientes de que para el libro invita a hacer, es esencial para obte-
éxito de una política no sólo es necesario ner los resultados esperados en la implan-
tener en cuenta al mercado, al estado o los tación de una política pública.
individuos, pues la comunidad juega un
papel determinante. El éxito de la misma JORGE LUÍS SALCEDO M.

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

JANET HALLEY, Split Decisions. How and Why to Take a Break from Feminism,
Princeton University Press, Princeton, Oxford, 2006. 418 páginas.

Cuando el texto de Janet Halley, Split En este contexto se inscribe este traba-
Decisions, llegó a mis manos, confieso que jo de Janet Halley, catedrática de derecho
su título me hizo adoptar una cierta sospe- en Harvard especializada en temas de
cha escéptica. Un título que defendía deli- sexualidad y familia, que aboga por una
mitar “how and why to take a break from apertura de posiciones que no tenga miedo
feminism”1, se me antojaba cuanto menos a las rupturas, los cuestionamientos y las
amenazante. ¿Se trataba de una excusa contradicciones, sino que, precisamente
más para cuestionar las posiciones teóricas indagando en sus intersticios y sus líneas
feministas? Me había puesto en guardia. de fuga, presente visiones alternativas,
Sin embargo, al penetrar en su índice y potencialmente más positivas de cara a
comprobar las referencias, y más aún al responder a situaciones de dominación
leer su introducción, me di cuenta de que donde los ejes fundamentales no vengan
me encontraba con una propuesta de enor- marcados por el género, o no exclusiva-
me interés. Tal como apunta la autora, el mente por éste.
feminismo posee en la actualidad un esta- Halley desarrolla su argumento de un
tus de reconocimiento que permite la modo enormemente didáctico y muestra
orientación de políticas públicas y la pro- una sofisticada capacidad analítica al pro-
mulgación de leyes. Se trata de un movi- poner un recorrido por algunos de los tex-
miento que ha transformado la sociedad, la tos más relevantes de la producción femi-
forma de hacer y pensar la política, que ha nista estadounidense —y a la par mun-
inspirado otros movimientos sociales, pero dial— desde los primeros años ochenta del
que, en este momento, se ha convertido en siglo pasado hasta nuestros días. Sólo ese
una herramienta hasta cierto punto institu- repaso merecería una rápida traducción del
cionalizada. Más aún, ciertos temas han texto, dada la carencia generalizada de
acabado alcanzando en ocasiones la pátina materiales feministas en castellano, en par-
de verdades no cuestionables: un movi- ticular desde perspectivas no ortodoxas.
miento dirigido a la problematización de Sin embargo el interés del texto de
aspectos tan sólidamente establecidos Halley se centra en su atrevida propuesta
como la organización jerárquica de sexos según la cual en ocasiones quizá sería
y géneros ha acabado generando su propia mejor dejar el feminismo de lado para
ortodoxia y su potencial emancipatorio se abordar problemas de jerarquización y
ha visto en ocasiones limitado al preservar dominación y para considerar las enmara-
la idea de la dualidad genérica y la consi- ñadas relaciones de poder sobre las que se
deración de la subordinación de las muje- asientan determinadas prácticas sociales,
res como los ejes fundamentales en torno a para poder desarrollar una perspectiva de
los cuales se articula la opresión. la justicia capaz de evitar el daño de

1
[Cómo y por qué tomarse un respiro del feminismo].

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

unas/os en beneficio de otras/os. Paradóji- en esta definición no necesariamente ocu-


camente, esto no se plantea desde una pen las posiciones de dominación y subor-
perspectiva “anti-feminista”, sino, precisa- dinación esperadas? ¿Qué podríamos decir
mente, desde un profundo conocimiento y de la masculinidad trans, o la de las les-
respeto a sus teorizaciones y desde el con- bianas butch, por poner un ejemplo, mas-
vencimiento de la necesidad de ahondar en culinidades éstas en posiciones no necesa-
aspectos que, defendidos por perspectivas riamente dominantes, sino probablemente
feministas, han proporcionado posibilida- subordinadas? Halley señala cómo el
des para otras perspectivas entre las que hecho de que el feminismo se haya asenta-
Halley incluye fundamentalmente la teoría do como la teoría privilegiada para dirimir
queer2. no sólo cuestiones de género sino también
El desarrollo argumental de Halley de sexualidad genera problemas de cara a
comienza proporcionando una descripción evaluar situaciones como las menciona-
de los elementos que, en su opinión, han das.
constituido la base del feminismo en parti- Por otro lado, advierte la autora, en el
cular en Estados Unidos, pero que resultan feminismo se tiende a valorar positiva-
aplicables a Europa y al contexto español mente la unidad, la necesidad de coheren-
como “a subordination theory set by cia y las tendencias convergentes, al tiem-
default to seek the social welfare of po que se devalúan las posiciones que
women, femininity and/or female or femi- señalan posibles divergencias o espacios
nine gender by undoing some part or all of donde los intereses de “las mujeres”
their subordination to men, masculinity, podrían resultar contradictorios —esto es,
and/or male or masculine gender. That ocasiones en que los intereses de unas
is,…a distinction between something m fueran en detrimento de otras o incluso de
and something f; a commitment to be otros—. Así, se aceptarían planteamientos
a theory about, and a practice about, the feministas híbridos que aseguran que las
subordination of f to m; and a commitment diferentes diferencias —género, raza,
to work against that subordination on clase, sexualidad— suman y multiplican
behalf of f. In my shorthand…this three las opresiones, pero de tal forma que todas
parts are m/f, m>f, and carrying a brief for funcionarían en la misma dirección, pues
f” 3 (pp. 4-5). Pero, ¿podemos pensar situa- éstas estarían superpuestas amplificándo-
ciones donde los elementos movilizados se entre sí, como defendería, según

2
La teoría queer es una perspectiva teórica y política que se reapropia de un término dero-
gatorio, queer, un insulto que podría traducirse como “rarito/a, maricón o bollera”, que cuestiona
la normatividad sexual y que ha dado lugar a una amplísima y muy interesante literatura analítica.
3
[Una teoría de la subordinación establecida por defecto para buscar el beneficio social de
las mujeres, la feminidad, lo femenino o el género femenino al deshacer en parte o totalmente su
subordinación a los varones, la masculinidad, y/o lo masculino o el género masculino. Esto
es,...una distinción entre un algo m y un algo f; un compromiso por ser una teoría y una práctica
sobre la subordinación de f a m; y un compromiso para trabajar contra esa subordinación a favor
de f. En mi resumen...estas tres partes son m/f, m>f y posicionarse como defensa de f].

Foro Interno
2007, 7, 161-230 184
CRÍTICA DE LIBROS

Halley, la declaración del Combahee for f”—, considero cuanto menos desafor-
River Collective (pp. 82-90). Sin embar- tunado tachar de “paranoide” dicha posi-
go, las tendencias “divergentes” tenderían ción. Es difícil argumentar que no existen
a identificarse con planteamientos que lle- diferencias ni jerarquización en las rela-
varían a la ruptura y la parálisis del movi- ciones de género, al margen de que poda-
miento feminista, ya fuera en la versión mos considerar cómo las posiciones de
postcolonial de Gayatry Chakravorty Spi- género no se asientan en todos los casos en
vak4 (pp. 90-105) o en los cuestionamien- la línea de lo apuntado por Halley como
tos del sujeto ‘mujer’ como base del femi- planteamiento principal del feminismo. Lo
nismo en Gender Trouble y otros trabajos requerido en este caso serían análisis con-
de Judith Butler (pp. 136ss). cretos de las relaciones de poder y cómo
Pero Halley apunta a que esta imagen asientan posiciones desiguales, no única-
de parálisis vendría fundamentalmente mente establecidas en relación con el
sostenida por dos tendencias en los plantea- género.
mientos feministas que ella describe como En ese sentido, apuntaría, aunque de
“paranoid structuralism and the moralized una forma no satisfactoria, “la demanda
mandate to converge”5 (p. 188). La prime- moral de convergencia”, que plantea que
ra, el “estructuralismo paranoide” sosten- el sexismo y el racismo constituyen
dría que si bien puede dar la impresión “seamless, interlocking, synthesized, and
que muchas cosas han cambiado y que el integrated systems that intersect, converge
mundo “seem to be organized in a way and reinforce one another” 7 (p. 191). Pero,
that does not invoke m/f and m>f, or to señala Halley, y no podemos sino estar de
require us to carry a brief for f, this per- acuerdo con ella, esta demanda de conver-
ception is probably a deep error” 6 (p. 189), gencia, —que en ocasiones se convierte en
una investigación feminista rigurosa reve- la repetición de un listado de términos que
lará que finalmente la subordinación de las finalmente no acaban de incorporarse más
mujeres continúa presente. En este senti- que como un apéndice—, anularía, en ese
do, si bien es cierto que probablemente requerimiento moral de convergencia, jus-
habría que prestar una atención más direc- tamente el análisis de la relaciones de
ta a las formas concretas en que se consti- poder sobre cómo se constituirían las dife-
tuyen las diferentes posiciones, y en parti- rentes posiciones por el abogábamos
cular considerar hasta qué punto se pueden antes. Esto impediría, eventualmente, con-
mantener los supuestos presentados por siderar las formas en que en ocasiones el
Halley —“m/f, m>f and carrying a brief propio género se puede convertir en el

4
Gayatri Chakravorty SPIVAK, “Can the Subaltern Speak?”, en Cary NELSON and Lawrence
GROSSBERG (eds.), Marxism and the Interpretation of Culture, Macmillan, London, 1988, pp. 271-313.
5
[Estructuralismo paranoico y el mandato moralizado a la convergencia].
6
[Parece estar organizado de una forma que no invoca m/f y m>f, o que requiera de noso-
tras tomar partido por f, esta percepción constituye probablemente un grave error].
7
[Sistemas homogéneos, interconectados, sintetizados e integrados que intersectan, conver-
gen y se refuerzan entre sí].

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

espacio no marcado para la proliferación prácticas nunca irán en detrimento de otros


de otras opresiones que podrían incluso colectivos desfavorecidos. La pregunta
afectar a varones de colectivos discrimina- que se plantea a este respecto será de
dos en términos de raza, clase, sexualidad nuevo ¿qué mujeres? ¿Quiénes integrarían
o ciudadanía, por ejemplo. ese colectivo aparentemente homogéneo?
Éste sería particularmente el caso por- ¿Podemos presuponer que los intereses de
que las perspectivas feministas dominan- todas las mujeres se asentarían en los mis-
tes tenderían a reproducir lo que Halley mos términos? No se trata de preguntas
denomina “the Injury Triad”, siguiendo un novedosas, pero sí enormemente relevan-
modelo de políticas de la identidad desde tes y que aún no han sido completamente
un multiculturalismo de izquierdas que se incorporadas en el análisis.
asentaría en la definición de “social disad- La estrategia de Halley consiste así en
vantage experienced by subordinated dejar entre paréntesis al feminismo para
groups as harm” 8 (p. 324). Así pues, en la poder desarrollar una estrategia de la justi-
particular lectura del feminismo hegemó- cia capaz de atender esas complejidades.
nico, “[w]omen are injured, they do not Sin embargo, me pregunto hasta qué punto
cause any social harm, and men, who inju- puede resultar estratégico renunciar al
re women, are immune from harm — espacio del feminismo como campo de
female injury+female innocence+male lucha, cediendo su significación precisa-
immunity”9 (p. 320). Según esta tríada, las mente a aquellas posiciones que reprodu-
mujeres no tendríamos parte en la injusti- cen los problemas apuntados por Halley.
cia o seríamos incapaces de dañar a otras y ¿No sería posible pensar en el desarrollo
por supuesto a otros. Más aún, en la lucha de “otros feminismos” que sin renunciar al
frente a la injusticia —en particular la término precisamente indaguen en dichos
injusticia en contra de las mujeres, que se problemas? Ésta es una estrategia que
asentaría como la base para la lucha contra hemos visto desarrollada en el estado
la injusticia universal—, existiría una uni- español en los últimos tiempos por parte
dad de acción que posibilitaría que cual- de algunos colectivos feministas y a la que
quier acción en pro de esa justicia redun- sin duda me sumo. En cualquier caso, el
dase en un crecimiento general de ésta. Se texto de Janet Halley supone un original y
estaría planteando, según Halley, que no enriquecedor espacio para la reflexión que
existen “costes” en el ejercicio de prácti- no debería pasar desapercibido.
cas no discriminatorias a favor de las
mujeres y que los posibles costes de estas CARMEN ROMERO BACHILLER

8
[La desventaja social experimentada por grupos subordinados como daño].
9
[La tríada del daño: las mujeres sufren daño, ellas no causan ningún daño social y los hom-
bres, que dañan a las mujeres, son inmunes al daño —daño femenino+inocencia femenina+inmu-
nidad masculina].

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CRÍTICA DE LIBROS

CLAUDIA HILB, Leo Strauss: el arte de leer, Fondo de Cultura Económica, México,
2005. 356 páginas.

Es un placer dar noticia de un libro com- sión. Hilb parece estar de acuerdo con
petente en teoría política. Claudia Hilb ha Strauss en su rechazo del historicismo,
abordado una tarea difícil al intentar pre- pero aún así esta colocación tan intencio-
sentarnos la obra de cuatro grandes autores nada intriga al lector. Llama la atención
de la historia de la teoría política a través una incursión de este tipo, selecta y arbi-
de la lectura que de ellos hizo Leo Strauss. traria, en la historia de las ideas. Da la sen-
El esfuerzo es de agradecer porque los sación de que, con el pretexto de estar
autores son complejos y el mismo método siguiendo a Strauss, la autora puede así
de Strauss también es controvertido. Cier- centrarse en aquellos autores que ella con-
tamente se agradece el respeto con el que sidera pivotes de la modernidad. No es que
la autora trata el pensamiento de Strauss. no sea genuino su interés por la metodolo-
El libro responde a un trabajo de largo gía de Strauss y por su propia filosofía
recorrido en el que las lecturas de Hilb política, eso se da por descontado, pero se
sobre la obra de Strauss comienzan más de desearía una atención igual de cuidadosa a
veinte años atrás con “los textos y semina- otros pensadores en los que el maestro
rios de Claude Lefort” (p. 11). Su primer también se detuvo.
encuentro con Natural Right and History Es curioso, pero no extraño en la tradi-
tuvo lugar en francés y fue causa de atrac- ción en español, la inclinación de nuestros
ción y perplejidad, ya que la autora reco- profesores por los calvinistas. La obra de
noce lo leyó casi todo pero “entendió Hilb es un buen ejemplo de esto sin que en
poco” (ibidem). A partir de ahí, su interés el libro se mencione este asunto del factor
por la obra de Strauss fue en aumento y, a religioso, una ausencia sonora.
la vista del presente libro, con buen fruto. Es muy atrayente la aparición de un
Esas lecturas parecen haber sido todo Niccolò Machiavelli dialéctico, rebelde,
un periplo de formación personal en el filósofo, extra-cristiano, demoledor de las
que la autora ha ido aclarando por un lado viejas carcasas de la filosofía clásica y de
el entramado del pensamiento de Strauss la religión oficial. Se agradece la sutileza
y su deslumbrante metodología, y por otro de recoger ese “olvido de lo fundamental”
los nódulos centrales del pensamiento (p. 39) que se da en el florentino y que se
moderno. La presentación de la lectura valore este olvido como un instrumento
que hace Strauss de los cuatro autores se teórico de primera magnitud. Ahora bien,
desarrolla con mucha seriedad, lentamen- quizá no se profundiza adecuadamente en
te y con la profundidad que merece. Se algo que, junto con esta idea, en Strauss es
trata de una lectura sensible e inteligente, primordial de manera implícita. Nos refe-
sin urgencias. rimos al Machiavelli rétor, al hombre de
Claro que, desde el comienzo, el lector formación musical que menciona a Publio
se plantea el porqué de esta selección de Escipión y se mueve en un mundo de
autores y a qué se debe que se nos presen- transformación de la retórica clásica, a
ten los pensadores modernos en esta suce- punto de ser desvirtuada.

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CRÍTICA DE LIBROS

Conocer a Strauss a través de su expli- lectura que Strauss hace de Maimónides sin
cación de estos pensadores, predominante- que sintamos bien consultada esa pequeña
mente del norte o inclinados hacia ese obra maestra que es su Cómo empezar a
mundo gótico, es respetable. Es cierto que estudiar la Guía de Perplejos, amplio ensa-
Strauss estuvo siempre marcado por su yo de 45 páginas y pieza esencial en todo
formación asquenazí, por unos estudios este asunto1. En cierta manera y a pesar de
que combinaban tanto su formación teoló- su esfuerzo por no ser historicista, Hilb
gica como su preparación filosófica. incurre en este defecto al reunir a Strauss un
Ahora bien, era un sabio de poderosas tanto superficialmente con un maestro de
intuiciones propias a las que voluntaria- una valía que el propio Strauss supo ver con
mente no cerraba el paso. De esa forma, humildad como incomparable.
sus supuestas incoherencias le servían para También resulta frustrante la “Conclu-
salirse de su propia piel y llegar a un hecho sión” del libro (pp. 315-333) con su resu-
inusitado en pleno siglo veinte: el recono- men de las premisas más o menos escon-
cimiento como maestro de un genio sefar- didas de Strauss acerca de la filosofía y de
dí como Moisés Maimónides y la aprecia- su necesidad. El libro de Hilb se mueve de
ción de los maestros andaluces. Hacer eso manera muy aristotélica, anclado en ese
en pleno siglo veinte, en contra de lo que a principio de identidad que con la Metafísi-
él le había sido enseñado, revela su pode- ca de Aristóteles se implantó en la filoso-
rosa visión y su originalidad. Claro que fía occidental y especialmente en el
Strauss no es explícito al respecto. Desde mundo latinoamericano. Aunque lo cierto
luego no llega tan lejos en su recuperación es que Strauss fue de los pocos que con-
como para captar en su plenitud la hondu- testó valientemente este principio, com-
ra retórica de la cultura mediterránea, a la prendiendo, en la estela de su maestro
que sin duda él también velis nolis perte- Maimónides y paralelamente de Sigmund
nece. Strauss procede de la diáspora Freud, que en buena parte del cerebro
asquenazí, mucho más radical que la sefar- humano no rige tal principio de identidad.
dí, ésta última siempre a orillas del Medi- Como no lo rige en la letargia que es, para
terráneo, el mar que a fin de cuentas baña el maestro sefardí, la verdadera vía del
las tierras próximas a Jerusalén. Quizá esta conocimiento.
circunstancia no le ayudó a acercarse al La importancia de la letargia, aunque
Machiavelli de los Tercetos sobre Fortuna. no citada con este nombre, va a ser esen-
Dado lo anterior, leer teoría política cial en la filosofía de Strauss. El rechazo
europea a través de Strauss sin tener en que muestra Strauss hacia la modernidad
cuenta este periplo de recuperación genial aseverativa y triunfal, que Hilb encuentra
que llevó a cabo resulta cuestionable. Tam- plasmada en la ilustración y su racionali-
bién resultan inquietantes las alusiones a la dad atea, puede que tenga mucho que ver

1
Leo STRAUSS, “How to begin to study The guide of the Perplexed”, en Moisés MAIMÓNI-
DES,The guide of the Perplexed, traducción y edición de Shlomo Pines, The University of Chica-
go Press, Chicago, 1963, vol. 1.

Foro Interno
2007, 7, 161-230 188
CRÍTICA DE LIBROS

también con el rechazo religioso de una dología de Strauss para llegar a unas con-
sociedad vigilante en el que la letargia clusiones bien ordenadas y para que enca-
queda deteriorada e incluso excluida como jen como piezas limadas: el racionalismo
fuente de saber genuino. Todo lo contrario del amor habendi, la abundancia como
que él había aprendido en su formación en condición de la paz, la felicidad pública,
el halakah y en su maestro Maimónides, las carencias, la búsqueda triste de la ale-
para quien el verdadero saber llega de gría, el economicismo como maquiavelis-
noche y a través de los sueños. mo maduro y, cerrando el desfile, la noble
Tampoco acaba de convencer el análi- mentira de la filosofía.
sis del pensamiento de Baruch Spinoza. Es muy interesante la lectura que hace
Por una parte se nos habla de sus implica- Strauss de Hobbes. Hilb percibe el rechazo
ciones teológicas —esto sí aparece bien de Strauss hacia esa actitud moral origina-
conservado en el libro de Hilb—, pero por ria del inglés, una actitud “inexaminada”
otra se le coloca fuera del contexto de la (p. 120) que difracta su visión de la vida.
evolución del pensamiento sefardí, con sus Aquí nos asalta otra vez la pregunta de por
raíces en la edad de oro de 900-1300, y de qué Hilb no ha querido ahondar más en
las pugnas que se dieron en la Disputa de este punto y en las conexiones de Hobbes
Barcelona de 1263. Nos referimos a la asi- con Theodore de Bèze o con Petrus Ramus.
milación del mundo sefardí que se produ- Es cierto que Strauss no tenía acceso a esas
jo con las expulsiones de 1391 y posterio- conexiones —en su tiempo no se conocí-
res, y con la desesperada asimilación de an— pero en cierto modo él contaba con
las juderías del sur de Europa, de la que una intuición insuperable y personalísima
Spinoza es un genuino producto. Como lo que a veces le servía para rellenar con sufi-
es igualmente el humanista Isaac Abrava- ciencia los huecos de sus conocimientos y
nel a quien Strauss también estudió. percibir las conexiones en otros detalles.
Strauss supo ver de forma admirable, y a Igual ocurre con otros aspectos de Hobbes,
pesar de su formación, que en todo ese si bien achaca a la filosofía clásica “que era
mundo tan avanzado del sur se escondía más un sueño que una ciencia” (p. 120),
una sabiduría muy especial. En un sentido también escribió todo una parte de su
más concreto resultan confusas, y cuestio- Leviatán dedicada a ese Kingdom of Dark-
nables, algunas atribuciones a Strauss y a ness que tanto le inquietaba. En cierto
sus conexiones culturales como las que se modo él mismo era un humanista inflama-
hacen en la página 268. do de espíritu heroico.
Casi la mitad del libro está dedicada a Apresurémonos a decir que algunas
la lectura que hace Strauss de Thomas páginas del libro aportan sutilezas y clarifi-
Hobbes y de John Locke, dos pensadores caciones poco frecuentes en la teoría polí-
calvinistas. Hilb explica el pensamiento de tica contemporánea. Tenemos buenos
estos autores de la mano de Strauss y, dado ejemplos tanto en sus comentarios acerca
el rigor de la autora y el talento del maes- de la función del árbitro en una guerra civil
tro, el resultado no puede ser otro que muy —un árbitro que no debe limitarse a ser
bueno. No obstante, al lector le queda el neutral (p. 131)— como, y esto tiene más
regusto de que Hilb está pilotando la meto- alcance, la no confusión en Hobbes del jui-

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CRÍTICA DE LIBROS

cio con lo ejecutivo. Hilb capta con sensi- alude Strauss en el caso de Hobbes—, la
bilidad la importancia del juicio político y idea de que cada cual ha de ser el juez
de la contingencia en la filosofía política de natural para defender su propia vida y el
Hobbes. Si bien aquí es de lamentar que la tema del miedo a la locura. En especial se
autora, con su evidente talento y hondura, busca y no se encuentra una revisión ade-
se haya limitado a un Strauss leído literal- cuada de conceptos como la omnipotencia
mente para recoger una visión sobria y o la doble lógica de la guerra y de la paz,
defendible de Hobbes ante la ciencia aca- términos centrales para un extraordinario
démica. Esto nos lleva a una versión bas- autor que por algo siempre estuvo prenda-
tante convencional de Hobbes en donde do de Tucídides y a quien tradujo al inglés.
aparecen los conceptos más decantados en La parte dedicada a Hobbes es quizá la que
la literatura al uso como el summum malum más dudas suscita en este libro de la Pro-
de la muerte violenta, la preferencia del fesora Hilb.
sentido del tacto, la idea de la teología Pero, volviendo al principio, todo lo
decapitada, la lectura siempre dialéctica de anterior se nos sugiere al leer la obra por-
los textos y la identificación de la concien- que se trata de un trabajo valioso y de altu-
cia con el miedo a la muerte como “base ra, una obra pertinente y llena de coraje.
esencial de su filosofía” (p. 183), que dice Un libro en el que su autora alumbra el
Strauss. Citar textualmente la letra de pensamiento de cuatro autores modernos
Strauss sin tener en cuenta la música es una importantes a través del arte de la interpre-
manera arriscada de tocar sus partituras. tación de uno de los titanes de la teoría
En el caso de Hobbes se echa en falta política del siglo veinte. Un libro reco-
una pequeña incursión en conceptos como mendable por su sabiduría y muy útil para
el estado de naturaleza, tan manejado por los alumnos universitarios.
los autores cristianos, la excesiva estima-
ción del poder de la razón —a la que tanto JAIME MACABÍAS

Foro Interno
2007, 7, 161-230 190
CRÍTICA DE LIBROS

HANS KELSEN, ¿Una nueva ciencia de la política? Réplica a Eric Voegelin, Edi-
torial Katz, Buenos Aires, 2006. 300 páginas.

En periodos de crisis se tiende a imponer a religión y la economía. Para Voegelin, uno


las ciencias sociales justificaciones abso- de los primeros efectos de la “destrucción”
lutas. La nueva ciencia de la política de por el empleo del método como criterio de
Eric Voegelin1 postula la completa restau- corrección de la ciencia es la eliminación
ración de la ciencia política, “destruida” de una relevancia teórica, lo que conlleva
por el positivismo, sobre la base de la una acumulación extensa de conocimiento
metafísica y la teológica. ¿Una nueva irrelevante. Kelsen recuerda que esa acu-
ciencia de la política? Réplica a Eric Voe- mulación excesiva se sortea estableciendo
gelin presenta la aguda y hasta el momen- un criterio definido de relevancia teórica
to inédita respuesta que ofreció Hans Kel- que permita reconocer los hechos princi-
sen al texto que su antiguo alumno publicó pales. La configuración de tal criterio es
en 1952. posible sin recurrir a ninguna verdad tras-
Voegelin afirma que el positivismo se cendente (p. 28).
hace destructivo al imponer un solo méto- Otro punto de controversia es la distin-
do, el matemático, propio de las ciencias ción entre proposiciones objetivas y jui-
naturales. Desconoce, según Kelsen, las cios de valor y la inclusión o exclusión de
escuelas positivistas que distinguen entre éstos en la ciencia política. Voegelin ase-
problemas de ciencias sociales, a los que vera que dicha distinción es un error cau-
es factible aplicar métodos de las ciencias sado por la pérdida de la ontología de su
naturales, de otros problemas sociales que categoría de ciencia. Kelsen refuta que la
han desarrollado un método propio, verbi- “ontología metafísica” es la típica forma
gracia, el de imputación. Voegelin acepta de presentar valores subjetivos como ver-
que, en sentido estricto, no se ha presenta- dades objetivas, y así lo confirma la defi-
do nunca un traslado de método de las físi- nición de ontología que ofrece Voegelin,
cas matemáticas a las ciencias sociales. según la cual esta es “una ciencia del
Por ende, traslada sus objeciones a una orden en el que la naturaleza humana
intención matematizante. Pero si esto real- alcanza su máxima realización” (p. 26).
mente nunca se puso en práctica, difícil- Esta frase de libre interpretación tiene sin
mente se habría podido producir el efecto duda un sentido normativo de realización,
destructivo que denuncia. Además, vale en donde se quiere hacer desaparecer la
recordar que un método propio de las diferencia entre el ser y el deber ser.
ciencias naturales, como establecer nexos Uno de los grandes representantes de
causales, ha producido resultados satisfac- la ciencia social descriptiva libre de valo-
torios en los análisis sobre las vinculacio- res absolutos es Max Weber. Sin embargo,
nes entre la economía y la política, o la Voegelin trata de demostrar que la teoría

1
Eric VOEGELIN, La nueva ciencia de la política. Una introducción, Editorial Katz, Buenos
Aires, 2006.

Foro Interno
191 2007, 7, 161-230
CRÍTICA DE LIBROS

del alemán constituye una “escala hacia el mente. Kelsen contradice en el libro esta
orden absoluto”. Su completa teoría de interpretación, mostrando casos en donde
relaciones causales y tipos ideales permiti- la autointerpretación no es esclarecedora,
ría concluir cuáles serían las consecuen- sino por el contrario origen de confusión,
cias de escoger entre uno y otro valor en la y otros casos donde no se parte de la reali-
práctica política, lo que en última instancia dad política, sino de una supuesta crítica
le asignaría a la ciencia la función de científica que esconde propósitos políti-
determinar valores. Para Kelsen la ciencia cos. Kelsen afirma la dificultad de separar
puede demostrar que el medio por el cual la realidad de su interpretación científica.
se alcanza un valor es incompatible con la Una y otra se influyen mutuamente. Sin
realización de otro. De esto no se sigue, embargo, su diferencia radica en que la
como pretende Voegelin, que sea posible interpretación que hace la ciencia debe y
resolver el conflicto entre valores absolu- puede ser objetiva, mientras que la autoin-
tos no compatibles. El primero es un juicio terpretación, al estar mediada por los inte-
razonado que se fundamenta en hechos; el reses sociales del sujeto, siempre presenta
segundo es un juicio de valor puro e impo- algún grado de subjetividad.
sible de formular sobre la base de una Voegelin diferencia los “aspectos ele-
razón científica. Para Voegelin, la teoría mentales” de la representación, compues-
weberiana no dio el paso definitivo hacía tos principalmente por el conjunto de ins-
una “ciencia del orden” por la ausencia de tituciones con existencia externa, de los
contenidos provenientes de la metafísica “aspectos existenciales”, que presentan un
griega, medieval o del cristianismo ante- marco analítico más amplio del que se
rior a la Reforma. En el fondo, Voegelin deriva su esencia y un mayor valor cogni-
promueve dogmáticamente estas doctrinas tivo. El primero está compuesto por los
a la categoría de verdades absolutas, de órganos elegidos por un simple procedi-
ciencias del orden social, y base de un miento de representación que sólo cobra
derecho natural. Kelsen recuerda que sentido cuando se cumplen ciertos requeri-
todas las doctrinas de derecho natural han mientos concernientes a su sustancia. Kel-
sido rechazadas por sus resultados alta- sen cuestiona que toda representación de
mente contradictorios2. la sociedad no se da sino dentro de la exis-
Voegelin aborda el tema de la repre- tencia externa en el mundo. La “sustancia”
sentación política y se ocupa de la “autoin- que reclama Voegelin es producto de la
terpretación de la sociedad”. Esto lo confusión metodológica entre representa-
entiende como la hermenéutica primaria ción democrática y sus condiciones de
que hacen los seres humanos de sus rela- óptima posibilidad. De tal confusión, Voe-
ciones constituidas. Se trata de una fun- gelin sólo puede derivar que el concepto
ción básica de la ciencia social describir existencial de representación aparece en
esta autointerpretación y aclararla crítica- Estados que consiguen una eficaz obedien-

2
Hans KELSEN, “La Doctrina del Derecho Natural ante el Tribunal de la Ciencia”, en ¿Qué
es justicia?, Ariel, Barcelona, 2000.

Foro Interno
2007, 7, 161-230 192
CRÍTICA DE LIBROS

cia de sus mandatos. Kelsen afirma por el forman un solo Dios, y que avanzan hacía
contrario, que la eficacia no tiene relación la perfección divina. Así, descubre una
directa con la cuestión de la representa- innegable relación entre la escatología de
ción, ya que ésta se predica generalmente Fiore y la ciencia política moderna, parti-
de un orden jurídico y no de los órganos cularmente con quienes formulan igual-
del Estado. La eficacia es una calidad del mente una división trinitaria de la historia,
orden que se puede presentar en cualquier en antigua, medieval y moderna. Para Kel-
tipo de representación, ya que es una con- sen esta relación es mera casualidad. Los
dición de existencia del mismo (p. 91). periodos históricos de la ciencia son una
Voegelin pasará a una segunda rela- sistematización que puede modificarse en
ción: la representación de la verdad como cualquier tiempo (p. 175). No es aceptable
imitación de un orden divino por parte de una historia que atribuya sentido a su obje-
un orden político, que se hace producto de to y pretenda revelar la razón de los acon-
una justicia absoluta y sagrada en la tierra. tecimientos. Sin embargo los sujetos,
Objeta Kelsen que esta teología se confi- según Voegelin, recurren a esta ilusión
gura en ideología engañosa ya que la “ver- para vencer la incertidumbre que resulta
dad” no lo es en sentido lógico ni episte- de un cristianismo que desdivinizó el
mológico, sino en sentido moral y político. mundo mediante su victoria sobre el paga-
Verdad y justicia se confunden en un ejer- nismo. La seguridad de un mundo lleno de
cicio propio de la especulación no científi- dioses se pierde con los mismos dioses.
ca. Voegelin dirige su nueva ciencia de la Kelsen cree que tal interpretación queda
política a la filosofía griega de Platón y refutada por la victoria del cristianismo
Aristóteles. El resultado es que la verdad que sólo se explica por la gran certeza que
surge de aquellas manifestaciones del brinda Cristo a sus seguidores.
hecho de que existe una “verdad del alma” Voegelin, para explicar cómo la inma-
y una “verdad de Dios” y que ambas están nentización gnóstica puede lograr la certi-
vinculadas. Para Kelsen, aún si se acepta- dumbre que no logra la tradición cristiana,
ran dichas “manifestaciones”, éstas no son la concibe como “la expansión del alma
comprobadas ni comprobables, y resultan hasta el punto en que Dios llega a la exis-
inútiles para una ciencia de la política que tencia del hombre” (p. 152). Según Kel-
debe resolver problemas concretos sobre sen esta idea remite a la experiencia mís-
valores sociales (p. 137). tica de unión con Dios. No entiende cómo
Para dar contenido a los conceptos tal experiencia individual puede transfor-
expuestos, Voegelin formula un “gnosti- marse en ciencia social. A pesar de esto,
cismo histórico” que permite dar cuenta de Voegelin encuentra en G. W. Friedrich
la historia como un todo significante. Hegel, Friedrich W. J. Schelling, Auguste
Encuentra en la obra del monje Joaquín de Comte, Karl Marx y Adolf Hitler ejem-
Fiore (1145-1202) la primera expresión de plos de doctrinas que inducen a experien-
este proceso, principalmente en su formu- cias gnóstico-místicas de redivinización
lación de la división de la historia en tres de la sociedad. También en la revolución
períodos. Cada uno de los períodos se inglesa y rusa ve procesos gnósticos que
corresponde con las tres personas que con- monopolizan la representación de la exis-

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CRÍTICA DE LIBROS

tencia. Kelsen rebate estos intentos de Sus líderes son cualquier cosa menos
homogeneizar doctrinas y procesos tan soñadores que operan mágicamente (p.
diversos, destacando la ambigüedad del 235).
término gnóstico en la argumentación Se puede afirmar, como hace el editor
voegeliana Eckhart Arnold en el posfacio a la obra,
El último capítulo de la obra de Voege- que el planteamiento de Voegelin raciona-
lin se ocupa del fin de la modernidad, que liza una intuición común en su época: que
identifica con el fin del sueño gnóstico. los totalitarismos son una consecuencia de
Esta idea remite a un estado de indiferen- la pérdida de valores religiosos en la edad
cia con respecto de la realidad que condu- moderna. Voegelin utiliza todo un arsenal
cirá a la autodestrucción. El ensueño gnós- de términos técnicos y complicadas expli-
tico nubla la visión que orienta la acción caciones para sustentarlo científicamente.
política de las sociedades y destruye la Sin embargo, su demostración es desmon-
verdad del alma en el desprecio de los tada analíticamente por Kelsen. La teoría
seres humanos individuales. Kelsen de Voegelin presenta las debilidades pro-
recuerda que las guerras (la autodestruc- pias de toda teología política. Espera que
ción) tienen múltiples causas y que no son el orden político cumpla una función espi-
un fenómeno exclusivo de la modernidad. ritual, olvidando que la política pertenece
También se le antoja exagerado afirmar a la esfera profana de la vida humana.
que la visión ideológica nuble el accionar
político de los regímenes contemporáneos. DIEGO ENRIQUE PINILLA RODRÍGUEZ

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CRÍTICA DE LIBROS

JOSEPH MAGUIRE, Power and Global Sport. Zones of Prestige, Emulation and
Resistance, Routledge, London, 2005. 198 páginas.

¿Alguien se ha parado a pensar alguna vez a configurar asimismo las imágenes ideales
sobre la conexión existente entre once de una colectividad como nación. Gran
jugadores corriendo tras una pelota y la parte de esos códigos de comportamiento y
identidad de un país? ¿Y sobre la repre- sensibilidad que luego se identificarán
sentación evocativa de esa identidad como códigos nacionales se establecieron
nacional en una entrega de medallas en la en la etapa de tránsito que Elias considera-
que se iza la bandera y suena el himno al ba la sociedad cortesana que, en sus pro-
tiempo que el atleta laureado muestra un pias palabras, constituía en sí distintos
rostro compungido por la emoción? Este “talleres de civilización”1. Sus análisis
libro trata del núcleo del que parten esas acerca de la transformación de las cortes
cuestiones, a saber, la relación entre depor- francesa, alemana e inglesa en distintos
te y políticas de identidad territorial, en períodos son un intento de dar cuenta de la
concreto, nacional. formación de lo que luego serán los códi-
Es ésta la última obra de un autor, gos nacionales de tales países. Es en esa
Joseph Maguire, con cierta relevancia en el construcción dinámica de la comunidad,
ámbito anglosajón pero desconocido para con sus acontecimientos históricos clave,
el público español, quizá más si cabe en el con sus relaciones de amistad o rivalidad
ámbito de la teoría política. Sin embargo, con otros grupos humanos, donde va sedi-
su obra debe entenderse como continua- mentando poco a poco una imagen ideal de
ción de la de otro gran investigador social lo que constituye al individuo como tal, al
con el que confiamos el lector tenga mayor menos desde la perspectiva de pertenencia
grado de familiaridad: Norbert Elias. Diga- a un grupo nacional. Por ejemplo, en el
mos algunas palabras sobre éste para caso de Inglaterra, el desarrollo del parla-
entender cual es su conexión con el trabajo mentarismo político, del deporte y el Impe-
de Maguire. Toda la producción investiga- rio serán tres manifestaciones de un mismo
dora de Elias se revuelve y agita alrededor proceso en el desarrollo nacional que que-
de la cuestión del proceso de civilización, darán asociados a la figura del gentleman
de los cambios de largo alcance producidos que acaba asimilándose a la imagen gene-
en las sociedades a nivel general (sociogé- ral de lo que significa ser inglés. Esos sedi-
nesis) y en cada uno de los individuos que mentos de identidad quedan apegados
las conforman (psicogénesis). En esa afectivamente de tal forma a los individuos
visión dinámica de los procesos sociales da que llegan a constituirse como parte de su
especial importancia a la formación del habitus, como una segunda naturaleza. Esa
Estado Moderno, pasando de un antiguo identificación con el nosotros no siempre
régimen a la modernidad en la cual se van se realiza hacia lo que Elias denomina

1
Stalisnas FONTAINE, “The Civilizing Process Revisited: Interview with Norbert Elias”: Theory
and Society, n.º 5 (1978), p. 251.

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CRÍTICA DE LIBROS

“carisma de grupo”, asociado a una imagen y resarcir glorias pasadas o de potenciar


fuerte y positiva, sino que puede asociarse aún más el declive moral de ciertas colec-
a la “desgracia de grupo”, imagen débil o tividades. Desde este punto de vista, lo
negativa que puede provenir de un pasado deportivo puede servir entonces como ter-
de dominación colonial, fruto de la propia mómetro para medir el tipo de relaciones
imagen impuesta en gran medida por los entre grupos humanos, ya sean nacionales,
conquistadores2. Además, la propia imagen autonómicos, regionales, etc. Podemos
colectiva no se encuentra libre de contra- estudiar si hay identificación entre esos
dicciones y tensiones, muestra del hecho grupos o predomina la rivalidad, estable-
de que la integración política de un territo- ciéndose una clara oposición entre el noso-
rio no haya sido realizada de forma satis- tros y el ellos, y si esa relación ha variado
factoria. con el paso del tiempo. Además podemos
A Maguire podemos considerarle con- estudiar la articulación de las distintas
tinuador de ese proyecto centrado sobre capas del habitus referidas al lugar de per-
todo en cuestiones relativas al desarrollo y tenencia, asociando, por ejemplo, el apoyo
transformación emocional de las socieda- a las distintas equipaciones con el sistema
des. Para ello utiliza como terreno privile- de articulación territorial del país al que
giado la actividad deportiva. Es en ésta pertenece. También sirve para analizar dis-
donde la afectividad se torna algo primor- tintos aspectos de la identidad nacional:
dial, tal y como se torna en aquéllas capas ver cómo se apoya a los equipos, qué imá-
que conforman los estratos profundos de genes se proyectan sobre ellos (siendo los
los habitus. Así, el análisis del deporte jugadores la encarnación de la propia ima-
para él es fundamental si se quieren enten- gen nacional), si hay componente de nos-
der ciertos aspectos de las políticas de talgia de glorias pasadas o una autocrítica
identidad asociadas al lugar de pertenen- severa, etc. El análisis del grado de identi-
cia, teniendo especial predominancia los ficación, de adhesión o crítica hacia tales
colectivos nacionales (que no siempre representaciones puede decir mucho acer-
coinciden con las lindes de un estado). Los ca del nivel de integración de un país. Pero
equipos nacionales constituyen quizá la también sobre procesos de integración
más clara representación cultural y encar- territorial más amplios; así, Maguire apun-
nación simbólica de la identidad de un ta cómo la poca identificación actual con
país. En este sentido la escenificación de la la idea de un equipo representante de la
contienda deportiva es capaz de reactivar o Unión Europea puede ser algo muy signi-
reafirmar ciertas memorias colectivas ficativo para medir el grado de integración
almacenadas en la identidad individual, en de las unidades nacionales en ese marco
los habitus (concepto que Maguire defor- supranacional.
ma en parte en Elias, asemejándolo al Como he señalado, Maguire liga la
enfoque de Pierre Bourdieu), de reafirmar visión sociológica de Elias y su preocupa-

2 Norbert ELIAS, El proceso de Civilización, Fondo de Cultura Económica, México, 1995,


pp. 515ss.

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CRÍTICA DE LIBROS

ción por los procesos de civilización al fuerzas que se sienten como extrañas y que
estudio de las emociones mediante el aná- se experimentan como referidas a procesos
lisis de lo deportivo. Pero el marco que generales de globalización, algo que se
elige para tal tarea infunde a su obra cierto deja notar más claramente en las grandes
halo innovador: trata esta temática siempre ciudades. Fundamental también para ver
a escala global. Pretende ver hasta qué esa relación local-global es el estudio del
punto el deporte sirve como promotor de grado de penetración de modalidades
una integración de códigos internacionales deportivas de tradiciones culturales ajenas
afectivos —visión de bonanza asociada al o la modificación de las propias debido a
movimiento olímpico— o si por el contra- factores internacionales. Parece increíble la
rio agudizan la separación y la rivalidad poca atención que ha recibido hasta ahora el
hostil entre grupos humanos. Como apunta deporte como manifestación cultural —ni
el autor, dependerá de la situación el que la una palabra desde los Cultural Studies—,
articulación de tales tendencias se produz- fundamental para entender la transmisión
ca de un modo específico en cada caso. Es de valores en los flujos internacionales
éste un proyecto que lleva desarrollando (sobre todo gracias a lo que el autor deno-
desde inicios de los años noventa, esfuerzo mina complejo medios de comunicación-
que cristalizó a finales de la década con la deporte) y las formas de “recepción, resis-
publicación del ya clásico Global Sport: tencia y trascendencia” de esas formas cul-
Identities, Societies, Civilizations3. El libro turales. Durante los años ochenta y noven-
que aquí nos ocupa puede entenderse como ta proliferaron una serie de competiciones-
una continuación de la temática de tales productos o marcas no nacionales, previs-
trabajos pero con una nueva aportación. tos para su expansión internacional: la Liga
Pretende mostrar en concreto cuál es la Super-12 en rugby, la Champions League
relación local/global respecto a las políti- en fútbol, circuitos internacionales de tenis,
cas de identidad. Para ello se sirve de un de ciclismo, de motos y coches etc. A ello
análisis localizado en diversas actividades va asociado todo un modelo cultural con-
tal y como se desarrollan en el Reino creto, una ideología y unos valores deter-
Unido. Ésta es la parte central del libro — minados. Sin embargo, su recepción a nivel
que Maguire escribe en colaboración con local difiere, lo que supone la negación de
distintos autores— y en ella podemos la tesis unilateral de la homogeneización;
observar diversas manifestaciones de las más bien se puede hablar de un encuentro
conexiones globales-locales: desde el aná- de donde surgen nuevas formas culturales.
lisis sobre los movimientos internacionales Esto da la posibilidad de encarnar simultá-
migratorios de jugadores en el cricket al neamente “tendencias particularistas y uni-
modo en que el propio equipo deportivo se versalistas”. Maguire hace notar por ejem-
concibe como pieza clave para el manteni- plo que mientras otros productos america-
miento de identidad comunitaria frente a nos de cultura popular (desde series de

3 Joseph MAGUIRE, Global Sport: Identities, Societies, Civilizations, Polity Press, Cambrid-
ge, 1999.

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CRÍTICA DE LIBROS

televisión a la ropa o la música) sí han ron también el Parlamento Europeo y orga-


logrado transplantarse en otros lugares nizaciones como Amnistía Internacional)
como Europa no ha ocurrido de tal modo al final decidió no comprometer sus intere-
con sus formas deportivas autóctonas: ni el ses comerciales en la zona asiática. Tanto
fútbol americano, ni el béisbol, ni las carre- Estados Unidos como el Comité Olímpico
ras de coches Nascar han adquirido rele- Internacional trataron de separar el mensa-
vancia fuera del ámbito americano. je deportivo de lo político para evitar el
En la última parte del libro, Maguire se espinoso asunto de los derechos humanos.
aleja algo de la consideración local-global Estos hechos parecen mostrar que lo que
en la construcción de identidades para tra- está ocurriendo es un cambio en la balanza
tar la manera clásica en la que políticamen- de las relaciones geopolíticas y económi-
te se concibe el deporte en la actualidad: cas entre occidente y oriente, si bien de
como escaparate de las relaciones interna- momento las reglas de juego están siendo
cionales. Para ello toma como referencia la adquiridas a partir del modelo occidental.
adjudicación de los JJOO de 2008 a Bei- Como reflexión final, Maguire llama a
jing. Debido a que los juegos son hoy un la responsabilidad a aquellos intelectuales
escenario propicio para la disputa del esta- asociados al mundo deportivo que tienen la
tus y prestigio nacional, así como una obligación de realizar y mostrar unos aná-
demostración del nivel de desarrollo social, lisis críticos de la situación actual que ayu-
la adjudicación de la organización de ese den a desarrollar modelos somáticos más
gran acontecimiento deportivo (en el que sostenibles que el de la mera competición
además entran en juego grandes beneficios del espectáculo de la elite y que ayuden en
comerciales y económicos) es un hecho mayor medida a la construcción y desarro-
significativo para identificar la variación llo de la ciudadanía dentro de unos siste-
de los centros de gravedad políticos y eco- mas democráticos comprometidos con el
nómicos a nivel planetario. Para Maguire, bienestar y el desarrollo de sus ciudadanos.
la adjudicación en 2001 de los juegos a En resumen, este libro es una buena
Beijing no estuvo exenta de polémica entre introducción, no sólo a la obra de Maguire,
Estados Unidos y China. Sin embargo, la sino en general a lo deportivo como fenó-
administración Bush, aún con serias dudas meno relevante para el análisis político de
sobre si denegar su apoyo a la candidatura la construcción de identidades colectivas.
de Beijing, apoyándose en la violación de
los derechos humanos (algo que denuncia- RAÚL SÁNCHEZ GARCÍA

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CRÍTICA DE LIBROS

RAMÓN MÁIZ, Nación y revolución: La teoría política de Emmanuel Sieyès, Tec-


nos, Madrid, 2007. 208 páginas.

Gran parte del actual debate en la teoría de una u otra etiqueta a autores como John
política de las últimas décadas se ha cen- Locke, Montesquieu, James Madison o,
trado en el redescubrimiento de la tradi- posteriormente, Alexis de Tocqueville y
ción republicana como una tradición de John Stuart Mill que encontramos en los
pensamiento alternativa al liberalismo (y diferentes análisis son buena muestra de
que ha sustituido a la dicotomía tradicional que cabe hacer una lectura republicana o
liberalismo/democracia). Apoyado en una liberal de sus obras, dependiendo del ele-
diferente concepción de la libertad (enten- mento que destaquemos en sus trabajos y
dida como ausencia de dominación) y un del papel que le atribuyamos en la diferen-
mayor énfasis en las virtudes cívicas ciu- ciación de ambas tradiciones.
dadanas, el republicanismo se ha presenta- Sin entrar de lleno en este debate, la
do como una corriente intelectual y un excelente descripción de la obra de Emma-
proyecto político definido que compite nuel Sieyès que nos ofrece Ramón Máiz
con el naciente liberalismo durante los en este libro contribuye a reforzar esta
siglos diecisiete y dieciocho hasta resultar conclusión. El análisis minucioso de los
completamente derrotado. A pesar de ello, escritos del abate le permite realizar una
muchos autores consideran que sus con- lectura que se aleja llamativamente de la
ceptos básicos pueden ser utilizados para interpretación tradicional dominada por la
diseñar un proyecto alternativo al liberalis- versión canónica de Carré de Malberg, que
mo del siglo veintiuno en las sociedades presentaba a nuestro autor como inspira-
democráticas contemporáneas. dor de la Constitución francesa de 1791, a
Como suele suceder con este tipo de la que se atribuía un contenido “liberal” y
controversias, el desarrollo de los estudios moderado, y la consagración de un con-
posteriores realizados desde esta perspec- cepto de soberanía nacional que servía
tiva ha matizado la radicalidad de las pro- para justificar la restricción del sufragio y
puestas iniciales y el resultado es que, al la independencia total de los representan-
final, más que contribuir a definir clara- tes. Por el contrario, en su interpretación
mente una tradición republicana vigorosa Máiz destaca constantemente los elemen-
y perfectamente identificable, estas discu- tos republicanos de las propuestas de Sie-
siones nos están ofreciendo una visión yès y la forma en que éste intentaba aco-
mucho más rica y compleja de la tradición modarlos a la realidad de su época, dando
liberal. En lugar de una competencia entre lugar a una teoría con rasgos originales y
corrientes de pensamiento alternativas, lo diferenciados, que incorpora tanto refle-
que se vislumbra es cómo el liberalismo xiones metafísicas como el análisis deta-
surge de una reelaboración de muchos de llado de mecanismos institucionales con-
los temas y conceptos del republicanismo cretos. Además, esta descripción de la obra
clásico (romano y renacentista) adaptados del abate se sitúa en el contexto de un
al nuevo contexto de las sociedades amplio y fructífero debate que tiene lugar
modernas. En este sentido, la adscripción durante la Revolución Francesa en el que

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CRÍTICA DE LIBROS

se aborda una discusión de conceptos tan bién refleje con claridad que la dimensión
fundamentales como los de soberanía, colectiva de la personalidad humana es la
nación o representación, que nos permite que justifica la vida en sociedad.
apreciar sus interrelaciones y las conse- No obstante, son soberanía y nación
cuencias políticas del triunfo de unas defi- los dos conceptos clave de su teoría, cuya
niciones sobre otras. reformulación sostiene todo el edificio ins-
A través de un ágil relato que facilita el titucional construido como Estado consti-
acceso a la complejidad del texto, Máiz tucional y sistema representativo de base
nos introduce en el sistema de Sieyès seña- democrática. La descripción del contenido
lando como punto de partida de su discur- de ambos conceptos y de sus conexiones
so una concepción de la ciencia política ofrece, en opinión de Máiz, la clave para
como teoría normativa que proyecta sus entender las propuestas institucionales de
principios sobre una realidad dada (base Sieyès. La Nación se concibe como un
empírica). En este aspecto, la visión del agregado de individuos que se forma
abate coincide con la de muchos otros mediante el interés económico compartido
autores anteriores y coetáneos que insisten y que precede a la formación del Estado.
en la ruptura entre las repúblicas antiguas Éste nacería mediante el acto de soberanía
y los estados modernos, que obliga nece- fundamental a que da lugar la decisión del
sariamente a reformular el lenguaje políti- poder constituyente, y sólo puede adoptar
co para pensar las nuevas instituciones y la forma de Estado constitucional. Y en
poder transformar la realidad. La reflexión este tipo de Estado no existe ningún órga-
sobre la mejor forma de alcanzar una no soberano, pues todos los órganos, tam-
sociedad bien ordenada, por tanto, debe bién el pueblo, están limitados por la
hacerse teniendo como referencia el nuevo norma constitucional, y la soberanía queda
contexto: estados de gran extensión terri- como un recurso latente que puede acti-
torial, en los que la principal ocupación es varse sólo en momentos de crisis. Además,
el comercio (no la guerra), donde ha surgi- la misión fundamental que se atribuye al
do una cultura individualista y la religión poder del Estado es la de garantizar la
pertenece al ámbito de lo privado. Y todo libertad de los ciudadanos mediante el res-
ello descarta la posibilidad de acudir a los peto de todo un sistema de derechos.
precedentes históricos para pensar las nue- El análisis de los conceptos de sobera-
vas instituciones, en un período que ade- nía y nación es el que nos lleva a otro de
más es revolucionario. los conceptos clave, el de representación.
Desde este punto de partida, Máiz pasa La nación (o el pueblo) no tiene una
a analizar las coincidencias (y divergencias) voluntad definida y ésta (sea constituyente
de Sieyès con otros autores en relación con u ordinaria) se construye necesariamente a
su concepción del derecho natural, el con- través de la representación. Como destaca
cepto de libertad o la construcción de la Máiz, representar, en la concepción de Sie-
voluntad general. Pero lo que destaca en su yès, no es articular preferencias o deman-
interpretación es que el abate insiste en que das previas de los ciudadanos ni someter la
el individuo constituye el fundamento últi- voluntad de los representantes a la de los
mo del orden social, aunque, a la vez, tam- representados, sino “formar en común una

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CRÍTICA DE LIBROS

voluntad común”. Y sobre esta concepción encajar a cada uno de los autores en tradi-
se erige lo que en el libro se denomina un ciones dibujadas con un trazo grueso.
“sistema representativo de base democráti- Aunque, como hemos visto, esta cuestión
ca” que proporciona una visión de la teoría no se desarrolla directamente en el libro
del abate muy alejada de la interpretación que comentamos, las preguntas sí están
convencional, y que la distancia claramen- ahí. ¿Es Sieyès más liberal o republicano?
te del modelo consagrado en la Constitu- ¿O se trata, por el contrario, de un demó-
ción de 1791. A diferencia de este último, crata-liberal avant la lettre? En su sistema,
el rasgo principal y distintivo de la pro- el individualismo metodológico, la sobera-
puesta de Sieyès sería la defensa del man- nía matizada, la defensa del Estado consti-
dato libre para favorecer la deliberación, tucional y la representación van de la
pero no la independencia absoluta del mano de la insistencia en el control de los
representante, que estaría controlado por representantes y el fomento del civismo y
las denominadas “asambleas primarias”. la participación ciudadana. Con sus tesis
Éstas se convertirían así en los órganos muestra la dificultad de intentar situar con
básicos de participación ciudadana encar- precisión el desarrollo de un liberalismo
gados de supervisar la actuación de los distinguible de un republicanismo tanto
representantes, y además constituirían radical como moderado, democrático o no,
espacios de socialización política y fomen- y de adjudicar las etiquetas que se han uti-
to del civismo ciudadano. lizado para intentar hacer encajar a los
El detalle de la visión de la representa- diferentes autores en distintas tradiciones.
ción de Sieyès nos muestra tanto su origi- Por eso, esta nueva lectura de Sieyès,
nalidad como las posibilidades que presen- además de contribuir a un mejor conoci-
ta su organización institucional. Al contra- miento de la obra de un gran pensador clá-
ponerla a las otras propuestas que en ese sico, aporta argumentos a esta polémica
momento histórico estaban en juego se que obliga a revisar las tradiciones y pro-
puede apreciar cómo la misma defensa de porciona una fructífera reinterpretación de
la representación se puede encarnar en los autores supuestamente republicanos,
diferentes modelos, mediante distintos pero también de los considerados libera-
mecanismos institucionales. Y esto puede les, contribuyendo a descartar interpreta-
darnos pautas para reflexionar sobre el ciones excesivamente simplistas (muchas
posible ajuste de los mecanismos de repre- veces intencionadamente negativas).
sentación en un contexto muy diferente No obstante, estos debates van más
como es el de las democracias contempo- allá, porque la revisión de las tradiciones
ráneas, en el que los partidos políticos se se utiliza para legitimar propuestas ideoló-
han convertido en mediadores de la repre- gicas contemporáneas. Y desde esta pers-
sentación y la política se desarrolla en pectiva, ¿qué puede ofrecer Sieyès? Máiz
múltiples niveles. se centra en el esfuerzo de componer una
Volviendo a lo que señalábamos al ini- descripción rigurosa del laberíntico siste-
cio, la versión que nos ofrece Máiz de la ma construido por el abate, y la admira-
compleja y matizada teoría del abate es ción que parece mostrar a lo largo de las
buena muestra de la dificultad de hacer páginas del libro no se traduce en un inten-

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

to de asumir como propias algunas de las siones que aparecen en los distintos capí-
tesis o defender su vigencia conveniente- tulos, y que pueden haber quedado dilui-
mente adaptadas a los debates actuales. En das en el relato, para ofrecer una evalua-
este sentido, al terminar de hacer encajar ción más personal.
todas las piezas, pasa página de una forma En todo caso, las definiciones de los
un tanto abrupta, simplemente indicándo- conceptos que Sieyès proporciona están
nos que al final la influencia real de Sieyès ahí, así como el sistema en el que todas tie-
en los textos constitucionales franceses, a nen encaje, y se convierten en instrumen-
diferencia de lo que ha destacado tradicio- tos para inspirar la reflexión sobre nuestra
nalmente la interpretación dominante, fue propia realidad y en argumentos de autori-
muy escasa. Pero quizás hubiera sido dad para fundamentar nuestras propuestas.
deseable acabar con unas páginas en las
que se recuperaran algunas de las conclu- ELENA GARCÍA GUITIÁN

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CRÍTICA DE LIBROS

JOSÉ A. NIETO (ED.), Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, Edito-


rial Talasa, Madrid, 2003. 352 páginas.

Cuando todavía resuena el eco de las cos, que al menos en lo que respecta a la
voces que se revolvían ante esos nuevos antropología, todavía no han resonando al
modelos de familia que la nueva ley de mismo nivel que otros enfoques.
matrimonios homosexuales comenzaba a Nos recuerda su editor que en los últi-
regular, es muy bien venido un texto que, mos quince años se ha producido un incre-
desde la antropología, nos desvela lo cul- mento considerable de publicaciones de
tural de muchas de las acepciones que el contenido antropológico sexual, funda-
pensamiento hegemónico nos impone mentalmente en inglés. Y enfatiza el hecho
como naturales. de que pocas han sido traducidas al espa-
Es esta Antropología de la sexualidad y ñol. No creo que este vacío sea debido a un
diversidad cultural que edita el antropólo- desinterés por esta temática entre los edi-
go José A. Nieto una introducción bastan- tores españoles. Más bien al contrario.
te exhaustiva a las aportaciones que desde Cada vez es más fácil encontrar en las
el constructivismo ha realizado la antropo- librerías españolas algunos de los clásicos
logía al estudio de la sexualidad. Se pre- contemporáneos de la antropología de la
senta como un manual de curso para estu- sexualidad traducidos al castellano1. Yo
diantes de antropología, pero dada la diría que incluso en una proporción mayor
variedad de las aportaciones y los temas que otros textos antropológicos considera-
que introduce tiene claramente un público dos hoy como clásicos. Si bien es cierto
bastante más amplio. Mucho más en un que muchos de los debates —algunos cen-
contexto como el español que políticamen- trales en la antropología, como es el que
te se ha colocado en la vanguardia en el gira en torno al concepto de familia2— han
reconocimiento de la multiplicidad de llegado a España con un retraso de más de
identidades sexuales. Como ha ocurrido en diez años, y que gracias a libros como el
otros temas en la sociedad española, muy que aquí comentamos están comenzando
rápida a la hora de plantearse teórica y también a incorporarse al caso español3.
políticamente algunas cuestiones, también Lo que sin duda sorprende a los legos
en este caso la ley anticipó las transforma- en la materia es que una disciplina como la
ciones sociales y éstas a los debates teóri- antropología que ha hecho de la diversidad

1
Véanse, por ejemplo, Kath WESTON, Las familias que elegimos. Lesbianas, gays y paren-
tesco, Bellaterra, Barcelona, 2003 y Gilbert HERDT y Bruce KOFF, Gestión familiar de la homose-
xualidad, Bellaterra, Barcelona, 2002.
2
En los últimos diez años las ceremonias de bodas se están convirtiendo en parte integral de
los derechos de las lesbianas, bisexuales y gays y los temas familiares pasaron a ocupar el centro
de la vida de lesbianas, gays y bisexuales.
3
El texto coordinado por Xavier ROIGÉ, Familias de ayer, familias de hoy, editado por Ica-
ria en 2006, es una muy interesante contribución a este debate.

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CRÍTICA DE LIBROS

cultural su objeto de estudio haya tardado había ocurrido con otros movimientos
tanto tiempo en acercase a la sexualidad. sociales y políticos, la fuerza del movi-
Efectivamente, salvo algunos casos aisla- miento gay en los Estados Unidos está en
dos (Edward Westermack, Bronislaw la base de la atención que se comenzó a
Malinowski, Margaret Mead, Mary Dou- prestar a la homosexualidad en la esfera
glas), la antropología no se gira hacia la académica. Pero, como también ocurrió en
sexualidad hasta la década de los setenta otros ámbitos, la antropología se sumó
adoptando en la década de los noventa las más tarde que disciplinas como la historia
interpretaciones mas innovadoras desde la o los estudios culturales. En parte por la
perspectiva teórica de la construcción aporía a la que se enfrentaba la disciplina,
social. Nieto, en el estudio que introduce que, por un lado, planteaba la observación
este libro, habla de un redescubrimiento participante como método de investiga-
del sexo por parte de la antropología. Un ción etnográfico y, por otro, imponía por
giro al que contribuyeron en gran medida medio de un código ético el carácter ase-
los escritos gays y lésbicos así como algu- xuado del antropólogo en el campo. Expe-
nas corrientes feministas. Conviene seña- rimentar la sexualidad en el trabajo de
lar entre estas aportaciones a Audre Lorde, campo, y etnografiarla como se atrevió a
quien menciona por primera vez el matri- hacer en 1982 una antropóloga que firmó
monio de mujeres en África en 1984, y a con seudónimo (Manda Cesara), venció el
Gayle Rubín, que en un artículo seminal último tabú en el trabajo de campo y ter-
plantea que “el sexo es sexo pero lo que minó liquidando lo que Nieto define como
califica como sexo también es determina- “la estrategia actitudinal antropológica de
do y obtenido culturalmente”4. La apari- no interesarse en el estudio de la sexuali-
ción y posterior desarrollo del SIDA, que dad”, y abrió otra línea de investigación
planteó, entre otras cuestiones, la centrali- que en el libro que nos ocupa ejemplifica
dad del estudio de las conductas sexuales, el texto de Fran Markowitz, “Sexualizan-
fue el otro eje sobre el que se apoyó este do al antropólogo”, y que remite a esa otra
resurgimiento disciplinario. vuelta de tuerca de la antropología reflexi-
Lo cierto es que la antropología de la va que ha hecho del antropólogo —en este
sexualidad tiene en las críticas feministas caso, antropóloga— su propio objeto de
y en los escritos gays y lésbicos sus claros estudio.
antecesores. Como ocurría con la primera Lo cierto es que el redescubrimiento
antropología del género hay en esta nueva del sexo por parte de la antropología —en
corriente, que surge en el marco de las cri- gran medida debido al gran impacto de la
sis de re-presentación de la disciplina a teoría de la práctica en antropología5— ha
partir de los años setenta, una clara con- conducido a un provocativo replantea-
ciencia militante. De hecho, al igual que miento de la relación entre sexo y género.

4
Gayle RUBIN, “The Traffic in Women”, en Rayna R. REITER (comp.), Towards an Anthro-
pology of Women, Monthly Review Press, New York, London, 1975.
5
Véase, por ejemplo, Sherry ORTNER, “Theory in Anthropology since the sixties”: Compa-
rative Studies in Society and History, n.º 26 (1984), pp. 126-166.

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CRÍTICA DE LIBROS

El libro que presentamos recoge una antropología su principal referencia etno-


amplia muestra de los debates que en el gráfica. En esta colección se presenta
seno de la antropología se han generado en material etnográfico sobre los géneros her-
el marco de esta cuestión. mafroditas, tradiciones dos-espíritus, roles
La inversión de la relación entre sexo y de género cruzado, matrimonio entre
género que puso en cuestión el constructi- mujeres y matrimonio entre muchachos a
vismo social radical tiene en el texto de través de algunos textos clásicos sobre
Judith Butler Gender Trouble una de sus otras culturas, así como de la literatura
referencias fundamentales6. Frente a la clá- gay y lesbiana que ha aportado al debate
sica distinción feminista entre sexo como etnografía realizada en Europa y América.
identidad sexual biológica, natural y géne- Una muestra de estas aproximaciones son
ro como identidad construida socialmente, los capítulos de Kath Weston, que presen-
Butler plantea el sexo como una categoría ta en un estudio introductorio los estudios
culturalmente construida. La identidad lésbicos y gays en el ámbito de la antropo-
sexual es vivida como una performance logía, de Gilbert Herdt (uno de los pione-
altamente regulada, y la corporalidad de la ros en los estudios homosexuales) y el de
identidad sexual se considera algo indeter- Gilbert Herdt y Andrew Boxer, que se
minado, ambiguo y múltiple. “Las mujeres acercan al estudio de la bisexualidad desde
torero llevan a cabo un rol en y no con sus el estudio comparado de los sambia de
cuerpos” —dice Sara Pink en uno de los Papúa Nueva Guinea y los adolescentes
capítulos de este texto en el que trata de urbanos de Chicago.
presentar cómo la idea de las mujeres en el El estudio de los géneros alternativos
toreo se hace significativa. por parte de los antropólogos y antropólo-
Esta transformación también tiene con- gas gays y lesbianas están planteando un
secuencias en la comprensión del género interesante juego de espejos; por cuanto en
que en tanto entendido como una forma algunos casos se está regresando a las fuen-
cultural de configurar el cuerpo está abier- tes etnográficas con nuevas categorías teó-
to a una continua reforma. Términos tales ricas e ideológicas. Laura Rival, Don Sla-
como lo femenino y lo masculino son ter y Daniel Miller (1999), en este volu-
notoriamente intercambiables. men, subrayarían la centralidad del placer
La comprensión de lo masculino como sexual y la primacía que muchos autores
construcción cultural —poco explorado dan a la construcción de roles eróticos para
por la literatura feminista— ha abierto una criticar esa identificación que realizan los
nueva línea teórica que enmarcada en los constructivistas entre sexualidad y deseo
estudios de masculinidad está presente en sexual y plantear que la “sexualidad” es
este manual a través del capítulo de Deniz una categoría que más que ser usada debe
Kandiyoti sobre sociedades segregadas. ser explicada. Tal vez esté aquí una de las
La evidencia de terceros géneros, tran- críticas que podamos hacer a estos plantea-
sexualismo y transgenerismo tiene en la mientos, la carencia que muchas de las

6
Judith BUTLER, El género en disputa. El feminismo y la subversion de la identidad, Paidós,
Barcelona, 2001.

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CRÍTICA DE LIBROS

etnografías contemporáneas sobre sexo, un conjunto de escritos sobre conductas,


género y sexualidad muestran acerca de las actitudes y creencias sexuales. Y ofrece
prácticas culturales y percepciones que una muy interesante —y necesaria, para la
tales etnografías pretenden describir. sociedad y también para la academia—
En cualquier caso el libro que presen- aproximación a la antropología de la
tamos cumple con creces los objetivos que sexualidad.
se planteaba su editor en la presentación
del mismo, esto es, situar al lector frente a MERCEDES JABARDO VELASCO

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CRÍTICA DE LIBROS

JULIA REINHARD LUPTON, Citizen-Saints: Shakespeare and Political Theology,


University of Chicago Press, Chicago, 2005. 277 páginas.

Citizens-Saints es un trabajo académico nes a las que se ve sometido quien se acer-


ambicioso y arriesgado en el que se entre- ca o vive como ciudadano, el coste de
mezclan temas y cuestiones de ciencia aquellos actos de naturalización que nada
política, filosofía, y teología, cuyas cone- tienen que ver con la extraordinaria exce-
xiones son exploradas con el análisis lite- lencia del santo o del héroe, y que posible-
rario como hilo conductor. La obra gira en mente colisionen con aquellas pertenen-
torno al concepto de ciudadano-santo, a la cias y adscripciones que se encuentran en
oposición entre ambos términos, la excep- lo mas profundo de nuestra identidad.
cionalidad del santo o el héroe frente a la La ciudadanía se presenta como el
normatividad e igualación del ciudadano. acceso a un espacio de libertad e igualdad
La autora afirma que la ciudadanía nunca de posibilidades infinitas, pero también
es suficiente por sí misma (p. 208), que como un espacio al que se va a morir, en
necesita de otras formas de convivencia el que parte del ser humano desaparece
privadas o civiles que complementen a las bajo la integración en las rutinas normati-
cívicas, puesto que la ciudadanía no es vas y en la lealtad exclusiva hacia la polis;
más que formalidad y normatividad, apro- un espacio donde el santo ha de ser sacri-
piable por un determinado colectivo que ficado para que el hombre pueda disolver-
limite su universalidad y fije el precio real se como ciudadano en el orden de la ley y
del ingreso en ella. Por otra parte, la ensal- la ciudadanía, donde la integración y parti-
za (basándose para ello en Jüngern Haber- cipación en condiciones de igualdad en un
mas) como oportunidad y garantía para la cuerpo político superior van mas allá de la
construcción de una esfera pública de deli- mera formalidad y el reconocimiento
beración y compromiso entre miembros legal, y suponen una naturalización costo-
iguales, donde las diferencias puedan ser sa y constante que nos expone a la iguala-
resueltas y respetadas, y no tanto absorbi- ción, a la homogeneización y al empobre-
das y anuladas, donde las singularidades cimiento.
puedan unirse mediante actos o formas La autora coincide con Max Weber
excepcionales de consentimiento mutuo, (pp. 23-24) en el papel decisivo de la reli-
creándose lazos cívicos que no interfieran gión, especialmente de los monoteísmos,
en las afiliaciones previas. en la génesis y transformación de la ciuda-
Sin embargo, desde las primeras pági- danía en Occidente. Weber señala tres
nas, se advierte de los costes de la ciuda- momentos clave, el pacto del pueblo judío
danía, cuya tensión pretende conceptuali- con Dios, expulsando de su comunidad
zar la oposición entre el santo y el ciuda- todo ritual mágico, el milagro de Pente-
dano. Este trabajo toma el testigo de las costés, que implicaría la adopción ceremo-
tragedias griegas, que también advertían nial en el Espíritu Santo, y por último, la
de las pérdidas y exclusiones sobre los que voluntad de San Pablo de extender la
el nuevo orden de igualdad se asentaba (p. nueva comunidad entre los no circuncida-
2), y ahonda en los sacrificios y las tensio- dos. Es precisamente la relación entre el

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CRÍTICA DE LIBROS

universalismo paulino y la posibilidad de Otelo (capítulo 4) de William Shakespea-


ciudadanía moderna una de las cuestiones re, siempre con la tensión de fondo entre
tratadas con mayor profundidad a lo largo ciudadanía e identificaciones culturales,
del texto. entre ideales universales e identidades par-
El primer capítulo, dedicado a San ticulares. La circuncisión cobra especial
Pablo, hace referencia a la vida del após- importancia como marca física imborrable
tol, en quien encontramos la ciudad-estado y no genética, como reflejo de la voluntad
clásica (la huella helenística de la polis de de pertenecer a una nación definida por su
Tarso), la nación en diáspora (Israel), y la particular acuerdo con Dios. No es sólo
res pública sobredimensionada (la ciuda- una marca religiosa, sino también un sím-
danía romana), por cuyos círculos de iden- bolo de su ethnos, de pertenencia a un
tidad y jurisdicción se mueve a menudo de colectivo cuyos miembros se encuentran
manera simultánea, y sus esfuerzos por delimitados y diferenciados en la estricta
difundir el cristianismo entre las gentes, observancia de su código religioso (los
por la integración (que no fusión) de las textos y las interpretaciones compartidas)
naciones en Cristo y la construcción de y del imperativo genealógico iniciado por
comunidades entre judíos y gentiles, en un Abraham (p. 81), lo que otorga a sus nor-
difícil equilibrio entre pertenencias super- mas sociales una trascendencia y un signi-
puestas, expansivas y excluyentes. ficado particular incompatibles con la inte-
La ciudadanía en tiempos del Imperio gración del pueblo judío con el resto de
Romano, lejos de ser un modelo de unión naciones en Cristo. A pesar de reconocer
cívica, se trata de una condición pasiva (p. su prioridad histórica en la recepción de la
25), una serie de derechos y protecciones verdad revelada, la solución paulina eleva
superiores distantes de la idea inicial de la fe al rango de único signo y requisito de
autogobierno, una categoría universal pertenencia de la nueva comunidad, y al
cuyo amplio alcance descansa en el reco- bautismo como único acto performativo
nocimiento y la tolerancia de las prácticas acorde con esta nueva dimensión interna y
locales (p. 26). Es así como la teoría y la espiritual (p. 115), de vocación universal,
práctica de la ley imperial influyen en por encima de marcas físicas y materiales.
Pablo a la hora de relativizar las distintas Se confrontan de esta manera la integra-
pertenencias e identidades en el seno de ción en un cuerpo superior donde se garan-
Cristo, con especial mención a las resis- tice el respeto a la ley y la autoridad de
tencias del pueblo judío frente a los no cir- cada unidad (sumpolites) (p. 54), la subsu-
cuncidados, sentando las bases para un micion y reconfiguración de las particula-
modelo de comunidad política en la histo- ridades dentro del nuevo orden universal,
ria del cristianismo occidental. la restricción de la autoridad y la validez
La cuestión de la circuncisión aparece plena de sus códigos en el seno de una
tratada extensamente, no sólo en el primer nueva comunidad (p. 22), frente a la impo-
capítulo, si no en las posteriores revisiones sibilidad de renunciar o rebajar las afilia-
de obras de la literatura moderna como El ciones previas sin trastocar lo más profun-
Judío de Malta de Marlowe (capítulo 2), o do de la identidad colectiva; para la auto-
El mercader de Venecia (capítulo 3) y ra, se trata de una encarnación de la ten-

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CRÍTICA DE LIBROS

sión entre ethnos y demos, entre ciudada- ciudadanía y la naturalización, en una inte-
nía formal y particularidades étnicas y reli- resante asociación del personaje principal
giosas, con el consiguiente coste de la de Isabela con el de Antígona, quien repre-
naturalización y riesgo de muerte en la senta un mundo de rituales sociales parti-
ciudadanía. culares y diferenciados (los del hijo frente
Gracias a la revisión de El Judío de a los del padre, los de la mujer frente a los
Malta, El Mercader de Venecia y Otelo, el del marido), rituales positivos y negativos
trabajo recoge las consecuencias del fraca- de reciprocidad (p. 132) que nada tienen
so de la solución paulina a lo largo de la que ver con la ciudadanía de miembros
Edad Media y el Renacimiento, donde no iguales, equivalentes, y por lo tanto susti-
sólo los judíos rechazan la integración en tuibles en sus funciones. Isabela, una
Cristo, sino que son los gentiles quienes monja apartada voluntariamente de la
forman la nueva Iglesia, asociando cristia- sociedad, encarna la anulación y el sacrifi-
nismo y ciudadanía (p. 55), limitando y cio cruel de esas afiliaciones previas cuan-
apropiándose del universal, e interpretan- do rechaza intercambiar su virginidad por
do la autoafirmación de los judíos no la vida de su hermano, abriéndose a nue-
como el respeto y la integridad de un pue- vas formas de unión cívica (p. 143) que en
blo a su identidad, sino como autoexclu- su caso, y en general el de las mujeres,
sión de la comunidad política. Se conside- pasan por el matrimonio (pp. 13-14).
ra a los judíos sometidos a su propia ley (p. Mientras que Antígona rechaza con el
63), incapaces de emanciparse en Cristo (y sacrificio de su vida la muerte en la ciuda-
por lo tanto incapaces también de crecer danía, Isabela se casa en la ciudadanía (p.
en la ciudadanía), de naturaleza miserable 154), como resultado legal y ritual de su
y esclava, encerrados en una persecución ingreso (de su regreso) en el espacio cívi-
del interés propio que se limita al mercado co, donde sus capacidades sociales y fren-
y a la plaza (único espacio al que pueden te a la ley superan con creces las de la
acceder), y que nada tiene que ver con la mera función sexual, cuya negación era el
búsqueda del bien común. El pueblo judío, significado último de su vida previa.
representado aquí a través de los persona- El último bloque del libro se ocupa de
jes literarios, se ve atrapado entre el respe- La tempestad (capítulo 6), de Shakespea-
to a las normas sociales de una nación sin re, y Sansón Agonista (capítulo 7) de John
ciudadanía, y el deseo de igualdad y parti- Milton. En él se trata la cuestión de la
cipación en la esfera cívica, que sólo criaturidad del hombre, su núcleo más
puede ser satisfecho mediante sacrificios íntimo, previo a su existencia como hom-
reales y dolorosos, mediante la naturaliza- bre y como ciudadano, apoyándose en el
ción previa y forzosa, incompatible con la trabajo de Walter Benjamin y de Franz
pervivencia de su grupo como colectivo y Rosenzweig (pp. 162-165), conectándola
de dramáticas dimensiones para la identi- con el drama barroco del tirano-mártir,
dad personal. señor de criaturas pero criatura él mismo,
La revisión de la obra Medida por medi- alejado de la infalibilidad del creador,
da (capítulo 5), también de Shakespeare, da cuyas decisiones y actos violentos y
un nuevo giro al tema de los costes de la excepcionales ponen en riesgo su propia

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CRÍTICA DE LIBROS

soberanía (p. 183). Si en el análisis de La Nos encontramos, por lo tanto, ante un


tempestad la autora aprovecha para pro- trabajo original y evocador, complejo, ale-
fundizar en la criatura y su naturaleza pre- jado de categorizaciones y estrictas separa-
via a la ley y a toda ordenación, soste- ciones temáticas. Algo que, sin embargo, no
niendo que la ciudadanía siempre existe a es un obstáculo para que las múltiples cues-
expensas o en tensión con la naturaleza tiones introducidas por la literatura sean tra-
más profunda del ser humano, en el capí- tadas de forma rigurosa y profunda. Y, lo
tulo siguiente coloca a la criaturidad que resulta más enriquecedor, humanizadas
humana bajo la ley, en la peculiar forma a través de una serie de personajes, cuyos
de soberanía del juez (criatura y juez de perfiles permiten apreciar el diverso mundo
sus semejantes, soberano y sujeto ante la de las disminuciones personales en el acce-
ley), cuyos actos son siempre excepciona- so a la esfera cívica. La obra, de este modo,
les y de emergencia, y en la piel de la nos hace reflexionar acerca de las pérdidas
figura bíblica de Sansón (personaje prin- y renuncias, situadas en la parte mas íntima
cipal de la obra de Milton) compartida de la identidad personal, que conlleva el
tanto por judíos como por cristianos, cuya status de ciudadano, acerca de las lealtades
existencia se desarrolla en una época de que no encuentran cabida en la igualación y
tensiones en el seno de la nación israelita la formalidad de la ley, y que nos muestra,
debido a la autonomía de sus diferentes en el horizonte, el riesgo presente y cons-
tribus; tensiones entre la integración en tante de morir en la ciudadanía.
cuerpos superiores y distantes, y las afilia-
ciones próximas y cotidianas. GONZALO MONGE ORDEN

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DENISE RILEY, Impersonal Passion. Language as Affect, Duke University Press,


Durham, London, 2005. 142 páginas.

“There is a forcible affect of language lenguaje no es determinista; los hablantes


which courses like blood through its spea- no quedamos capturados por la fuerza del
kers”1 (p. 1). Con esta contundente aseve- conjuro de un Lenguaje con mayúsculas
ración comienza la obra de la poeta y ensa- que nos domina hasta el extremo; por el
yista Denise Riley, Impersonal Passion. contrario, Riley nunca pierde de vista
Una recopilación de nueve artículos que cómo se inocula nuestra capacidad de
nos conducen por un camino fronterizo agencia, entendida como una parte irre-
entre los peligros y potencialidades de la nunciable de esta dimensión emotiva del
dimensión impersonal del lenguaje y sus lenguaje.
afectos. Porque el lenguaje, según procura Impersonal Passion, sin renunciar a
demostrar la autora, guarda siempre un temas habituales de la lingüística, es una
rasgo ajeno y una posición de indiferencia obra peculiar y valiosa porque los afronta
frente a nosotros, al tiempo que constituye con rotundidad desde otra perspectiva. No
la fibra de lo personal, incluso de lo más formula teorías, aunque no olvida mencio-
íntimo. nar las referencias teóricas obligadas en
El reto de la obra es explorar un voca- las notas, sino que más bien desgrana a tra-
bulario y un modo de expresión —en vés de un estilo de escritura y pensamien-
cuanto acercamiento— a través del que to muy particulares —en deuda con su tra-
referirse a aquello que caracteriza la auto- bajo como poeta— paradojas lingüísticas
nomía relativa del lenguaje. Riley analiza y emotivas que nos constituyen y que son
la dimensión fenomenológica del lengua- difíciles de comprender.
je, aludiendo a experiencias emocionales El extrañamiento individual como
compartidas, mediante el que no sólo se punto de partida permite a la autora des-
ocupa de las implicaciones no explicitadas cribir el espacio que se conforma desde la
de aquello que se dice, sino que pretende máxima intimidad del lenguaje, en la que
acercarse a algo más intenso. La autora su interiorización se convierte en la mate-
trata de demostrar mediante estos ejem- ria prima de la subjetividad, hasta los cam-
plos la “emocionalidad” del lenguaje, es pos de violencia que imponen los actos,
decir, su capacidad de afectar como un aparentemente más nimios e impersonales,
efecto tangible. Una capacidad que funcio- a través de los que se nombra e interpela al
na independientemente de las intenciones mundo y sus sujetos. Quizá uno de los
expresivas del hablante individual, lo que puntos débiles de la obra es que no llega a
implicaría que el lenguaje opera emocio- exponer con claridad en qué consisten
nalmente más allá de su contenido oficial. estos puntos medios, espacios de frontera
No obstante, este poder impersonal del en los que conviven la capacidad de agen-

1
[Hay una contundente fuerza del lenguaje que recorre a los hablantes como si fuese sangre].

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CRÍTICA DE LIBROS

cia de los sujetos, a través de la acción lin- güísticos a la identificación en el espacio


güística performativa, y la experiencia del político; qué tipo de sintaxis condiciona
lenguaje como un elemento impersonal e los procesos identitarios cuando éstos son
impuesto a nuestra subjetividad que con- percibidos como un fenómeno comunica-
lleva efectos afectivos. tivo en su sentido más amplio. Si estos
Si bien quedan claros sus lamentos y mecanismos lingüísticos, en gran medida
las experiencias afectivas con que ilustra narrativos, son cruciales para la construc-
esta vivencia emocional del límite lingüís- ción de la subjetividad y la identidad (tam-
tico, echamos de menos que en ciertos bién colectiva) es porque nos vemos abo-
pasajes se detenga algo más y, sobre todo, cados a ser coherentes con fórmulas pres-
que se hubiese centrado con mayor profu- critas, a convertirnos en alguien como
sión en cómo estas cuestiones actúan en los cualquier otro a través de la acción retros-
ámbitos políticos. Por ejemplo, en el artí- pectiva; y para adecuarnos a aquello que
culo “What I want back is what I was”2, somos —porque suponemos que lo hemos
estudia cómo nos construimos una imagen sido— tenemos que reinterpretar o incluso
y un relato retrospectivo de nosotros mis- inventar la posición de los otros como tes-
mos, una imagen que habla de lo que nos tigos, a través de los cauces limitados de lo
permitimos tácitamente ser (o nos vemos que la autora refiere como “sintaxis de la
obligados a ser) en un momento determina- compensación o la consolación” (p. 47).
do aunque en realidad nunca antes lo haya- La limitación de la fórmula lingüística
mos sido. En ese proceso de reconstrucción y nuestra necesaria adecuación a ellas
identitaria hacia el pasado apelamos a lo como sujetos socializados está bien ilustra-
que creemos que otros han percibido y da en “Lying, when you aren’t”3, un suge-
saben de nosotros, algo que nunca antes rente artículo en el que es fácil reconocer-
percibimos y, más aún, en el presente se. En él analiza el sentimiento persistente
hemos perdido. Es el caso, por ejemplo, de de creer estar mintiendo, y la consiguiente
la belleza perdida, el discurso analizado en aparición de un cierto estado culposo,
el artículo. En este sentido, dichos relatos cuando empleamos expresiones conven-
sólo pueden edificarse a partir de las oreje- cionales para excusarnos frente a actos
ras, que según Riley, nos impone el pro- sociales, pese a recurrir a la fórmula para
nombre de la primera persona, es decir, decir la verdad. Según Riley, el cliché, el
nuestra incapacidad para vernos como enunciado convencional, la fórmula aplas-
otros nos ven tiene su equivalencia en las ta y abruma cualquier contenido verdadero,
palabras, y por eso los relatos sólo aspiran por eso “nothing, on occasion, can make
a convertirse en una especie de imagen de you feel so guilty as telling the truth”4 (p.
consolación frente a lo que somos. 85). Aunque también estos enunciados
La pregunta que emerge es cómo tras- dominadores pueden estar a nuestro servi-
ladar el efecto de estos mecanismos lin- cio al ofrecernos cobijo impersonal y per-

2
[Lo que quiero de vuelta es lo que yo era].
3
[Mintiendo, cuando tú no estás].
4
[En ocasiones, nada puede hacerte sentir más culpable que decir la verdad].

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2007, 7, 161-230 212
CRÍTICA DE LIBROS

mitirnos mantener distancias. Estas matiza- nales asociados a los sujetos. En su lugar,
ciones ayudan a la autora a mantener el ofrece una narración multidimensional en
equilibrio inestable que caracteriza Imper- la que rescata la impersonalidad del len-
sonal Passion, una posición que parece guaje como uno de los mecanismos deter-
estar siempre a punto de decantarse por la minantes en juego. La autora explora este
violencia y la dominación irresistible del particular no sólo en el uso explícito de for-
lenguaje, pero que gracias a un tenaz mas lingüísticas convencionales que limi-
empeño se mantiene en la cuerda floja tan nuestra expresión sincera, sino en otros
haciéndonos vislumbrar, si bien en ocasio- asuntos como la determinación que impone
nes muy tímidamente, el camino a otros la posesión de un nombre propio no esco-
espacios lingüísticos y por tanto, afectivos gido, que difícilmente puede ser cambiado
más liberadores y creativos. (“Your name which isn’t yours”6) o los
Lo interesante de su enfoque no sólo efectos de un discurso hiriente que ha sido
reside en apuntar de qué manera el lengua- interiorizado (“Malediction”7). Sin esa
je fuerza cauces, recorridos y tiempos dimensión puramente lingüística que com-
narrativos, sino cómo además provoca plementa la psicológica y por supuesto la
emociones que sería un error atribuir única- socio-histórica los fenómenos afectivos
mente y en primer lugar a la dimensión psi- que determinan nuestra subjetividad serían
cológica de los hablantes. En el ejemplo difícilmente aprehensibles.
anterior “structurally induced, their guilt La obra de Riley se vuelve bastante
was linked to the frustration of trying to arriesgada cuando propone mecanismos de
truthfully inhabit a linguistic model or trope defensa frente a la fuerza impersonal del
which is tacitly and collectively understood lenguaje que nos condiciona con los que
to be untruthful”5 (p. 93). La autora indica explicita mejor su perspectiva acerca de la
que la mala conciencia con la que uno con- capacidad de agencia lingüística. Se trata
vive tras ciertos usos del lenguaje deriva de una apuesta loable, pese a que no aca-
específicamente de la existencia y el uso de bemos de acordar con ella su efectividad.
normas lingüísticas y no es necesario acudir Por ejemplo en “All mouth and no
a deseos inconscientes como forma prima- trousers”8 analiza los cambios generacio-
ria de explicación de estos afectos. nales que afectan al lenguaje sexual y sus
Este es otro punto fuerte de Riley, su modos de expresión. Riley describe la
resistencia a reducir ciertos fenómenos experiencia de oírse como “sexualmente
afectivos a una pura dimensión psicológi- hablante”, debido a que nos vemos obliga-
ca, es decir, a hacerlos depender tan sólo dos a emplear estilos de hablar, vocabula-
del carácter y los condicionantes situacio- rios y modos, que no siempre, o no del

5
[Estructuralmente inducida, su culpabilidad está ligada a la frustración de tratar de apro-
piarse sinceramente de un modelo lingüístico o tropo que tácita y colectivamente es comprendido
como mentiroso].
6
[Tu nombre, que no es tuyo].
7
[Maldición].
8
[Todo boca y sin pantalones].

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CRÍTICA DE LIBROS

todo, hemos escogido. Frente a ello propo- reapropiación performativa de este tipo de
ne la expresión explícita de la vergüenza, discurso. Riley propone otra solución con
entendida como un fenómeno híbrido, dos etapas. En la primera, el sujeto afecta-
emocional y lingüístico, que permite hacer do tendría que percibir de qué manera
frente y comprender nuestra incomodidad. quien pronunció las palabras hirientes no
Poder avergonzarse y tomar nota de nues- era un sujeto realmente autónomo sino
tra propia disconformidad es una manera condicionado por dinámicas discursivas
de superar el condicionamiento de estos que “le hablaban”. Y en segundo lugar, el
afectos impersonales lingüísticamente sujeto afectado debería reapropiarse de las
operados. La duda es si posicionarse emo- palabras que continúan resonando en su
cionalmente frente a los marcos del dis- interior y que con el paso del tiempo con-
curso y, sobre todo, percibir su impersona- forman ya su subjetividad. Lo curioso es
lidad es un instrumento dotado de sufi- que dicha reapropiación apela a la imper-
ciente fuerza como para modificarlos. sonalidad de las palabras, no a su conteni-
Quizá el artículo más arriesgado y do cierto o falso, sino a su objetualiza-
polémico de la obra sea “Malediction”, un ción, ya que si las palabras no nos perte-
análisis acerca de los efectos perniciosos necen en plenitud podemos distanciarnos,
del lenguaje hiriente y maltratador, en el desprendernos de ellas sin desprendernos
que Riley propone un mecanismo para por completo de nuestra identidad. En el
controlar o, al menos, reducir el daño que fondo pareciera como si Riley quisiese
causa la interiorización y reiteración de recuperar la idea de apropiación perfor-
dicho discurso por parte del sujeto maltra- mativa pero no de los contenidos resigni-
tado. “Malediction” hace una buena expo- ficados, sino del hacer impersonal del len-
sición de cómo trabaja el discurso maltra- guaje, en este caso, como mecanismo de
tador en la configuración de la subjetivi- defensa. Ya que no tenemos control com-
dad del sujeto herido y destaca el contex- pleto sobre él, tampoco deberíamos dejar
to social amplio y complejo en el que se que nos condicionase en exceso y la fór-
produce este tipo de discurso. Junto a eso, mula sería resaltar y valorar la distancia
expone dos objeciones. La primera se que provoca nuestro extrañamiento como
refiere al fortalecimiento psicológico del seres hablados y hablantes. Es cuando
sujeto afectado como solución; esta expli- menos paradójico proponer desligarnos de
cación deja al margen los mecanismos lin- aquello que nos constituye, pero quizá es
güísticos, puesto que confía plenamente el terreno de la paradoja en relación a las
en la mejora de la autoestima como forma emociones lingüísticas el que mejor
de reducir el daño e incluso hacerlo des- explora la obra de Riley.
aparecer. La segunda tiene que ver con
serias dudas acerca de la eficacia de la VANESA SAIZ ECHEZARRETA

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ARLENE W. SAXONHOUSE, Free Speech and Democracy in Ancient Athens, Cam-


bridge University Press, New York, 2006. 235 páginas.

Me es tan odioso como las puertas del Hades


quien piensa una cosa y manifiesta otra.
Homero, Ilíada.

Resulta profundamente estimulante para tan difícilmente hoy podríamos traducir


quien por primera vez se acerca a la prosa como libertad de expresión en virtud de la
de Arlene W. Saxonhouse1 recoger su pro- resonancia liberal que dicho término alber-
puesta de lectura sobre varios textos clási- ga. Veamos en qué consisten y cómo se
cos como forma de repensar y profundizar relacionan cada una de estas tres claves.
en nuestros dilemas contemporáneos. Free La invocación a Atenas que Saxonhou-
Speech and Democracy in Ancient Athens se introduce tiene por escenario una demo-
es, ante todo, una puerta que se entreabre cracia brillante y un florecido espíritu de
al pasado, una puerta que —tomando pres- libertad y espontaneidad donde el disenti-
tado junto con la autora el lenguaje de miento y el respeto por las opiniones dis-
Sheldon Wolin2— nos permitiría captar la pares alimentan al círculo cerrado3 de la
presencia del pasado en nuestra imagina- ciudadanía. Por detrás, sin embargo, la
ción política contemporánea. En su pleni- autora va plasmando sottovoce las adver-
tud, esta armónica composición se asienta tencias de quienes, como Tucídides y Pla-
progresivamente a partir del análisis de tón, ven en los entretelones un precipicio
tres pilares: la invocación de la democra- “al caos y la tiranía de la masa que gobier-
cia ateniense (a la manera de un nutriente na” (p. 11). Aún así, y como muestra de la
de nuestra teoría política), la emoción fun- compleja tonalidad del bios theoreticos
dacional del aîdos griego (entendido como ateniense, los acordes iniciales del libro
vergüenza, pudor o respeto) y la práctica remiten a Perícles y su fabulosa Oración
política de parrhêsia o lenguaje franco que Fúnebre; oración que —tal y como Tucídi-

1
Arlene W. Saxonhouse es profesora del Departamento de Ciencia Política en la Universi-
dad de Michigan. Entre sus publicaciones están: Modern Mythmakers and Ancient Theorists (Uni-
versity of Notre Dame Press, 1996), Fear of Diversity: The Birth of Political Science in Ancient
Greek Thought (University of Chicago Press, 1992) y Women in the History of Political Thought:
Ancient Greece to Machiavelli (Praeger Series in Women and Politics, 1985).
2
Sheldon S. WOLIN, The Presence of the Past: Essays on the State and the Constitution,
Johns Hopkins University Press, Baltimore, MD, 1989.
3
Cerrado porque, como muy bien tiene en cuenta la autora, la referencia a ciudadanos “igua-
les” en la antigua Atenas sólo califica si se reconoce a la gran mayoría excluida de la ciudadanía:
mujeres, esclavos y comerciantes extranjeros. No se puede extraer de Atenas perspectivas de ciu-
dadanía universal. Sobre una población de aproximadamente 120.000 individuos solamente entre
5.000 y 7.000 asistían a la Asamblea con el fin de participar del proceso de autogobierno. (Nota
26, p. 29).

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215 2007, 7, 161-230
CRÍTICA DE LIBROS

des reconstruye4— va entreverando un a partir de la búsqueda filosófica compar-


rumor retórico profundo en la simientes de ten, por su naturaleza, una hostilidad mar-
la historiografía. La recuperación del sen- cada hacia las jerarquías en general; y en
tido que los atenienses daban a la libertad particular hacia aquellas distinciones basa-
del discurso (freedom of speech5) es el eje das “en la historia o el pasado” (p. 36).
sobre el que se asienta la noción de demo- De ahí el énfasis que la autora pone en
cracia que Saxonhouse reelabora. Una relacionar la democracia, como autogo-
visión que suelta amarras de la herencia bierno, con una voluntariosa predisposi-
liberal y su lenguaje de derechos ya que, ción a la amnesia. “For my argument in
como ella bien admite, en Atenas la liber- this book, the moment of democratic foun-
tad en el discurso no era la trinchera pro- dation for Athens is the moment when the
tectora de un ciudadano vulnerable y Athenians acquire the authority to rule
temeroso frente a un gobierno ajeno. De lo over themselves. That authority comes at
que se trataba, más bien, era de entender la the expense of history, of the past. To rule
libertad en la deliberación pública como themselves, the people must liberate them-
una práctica igualitaria ligada a la ingenie- selves from what has been, just as the
ría del yo-ciudadano, al self-craft, que flo- interlocutors in the Platonic dialogues
recía en la polis y sólo dentro de ella. La must shed the chains of past opinions to
libertad en el discurso y la búsqueda de la engage in the pursuit of what is true”6
verdad son congruentes y necesarias para (p. 40). Claro que acentuar el olvido del
la democracia. De ahí la defensa emotiva pasado, antes que la imaginación política
que la autora hace de la filosofía socrática; que requiere el aquí-y-ahora de la ciudad,
defensa que no escatima los rasgos de un da una tonalidad diferente y conflictiva a
Sócrates que utiliza la ironía y ciertos jue- su argumento. La amnesia, como predis-
gos de lenguaje como un púgil dialéctico, posición o como práctica, guarda más rela-
manipulador a ratos. Y es que la tesis del ción con el escape defensivo que con la
libro es que la democracia, la libertad del elección voluntaria. Una está tentada de
discurso y el descubrimiento de la verdad preguntar si el que la amnesia sea el sus-

4
“Y además, o nos formamos nuestro propio juicio, o bien deliberamos rectamente sobre los
asuntos públicos, no consideramos a las palabras un daño para la acción, sino mayor daño el no
enterarse previamente mediante la palabra antes de poner en obra lo que es preciso.” TUCÍDIDES,
Historia de la Guerra del Peloponeso, Hernando, Madrid, 1984, p.258
5
Este punto requiere aclaración. Traducir discurso por speech permitiría una inmersión más
honda en el entendimiento del lenguaje; en la medida en que el término discurso, con todo su oleaje
retórico, evoca el antiguo orare, el sentido contingente de la palabra pronunciada aquí-y-ahora ante
un auditorio. Aunque, como veremos, esta posibilidad será más bien sofocada a lo largo del argu-
mento del libro.
6
[En lo relativo a mi argumento el momento de la fundación democrática en Atenas es el
momento en que los atenienses adquieren la autoridad para gobernarse a sí mismos. Esa autoridad
viene a expensas de la historia, del pasado. Para gobernarse, el pueblo debe liberarse de lo que ha
sido, igual que los interlocutores de los diálogos platónicos deben desprenderse de las cadenas de
pasadas opiniones para comprometerse con la búsqueda de lo que es verdadero].

Foro Interno
2007, 7, 161-230 216
CRÍTICA DE LIBROS

tento y origen de la democracia significa bitoria y opresiva; una emoción que intro-
que el ejercicio democrático viene acom- duce la vergüenza y la mirada reprobatoria
pañado de una fobia7. En el fondo, Saxon- de los otros en el foro interior de cada ciu-
house intenta subrayar que cualquier reve- dadano. Si bien lo distingue de la culpa, el
rencia al pasado, cualquier autoridad fun- aîdos en la lectura de Saxonhouse aparece
damentada en la supuesta superioridad de como reflejo del control social; casi como
los primeros hombres, en los fundadores un instrumento pre-político al servicio de
de ciudades, “no es un sentimiento demo- las jerarquías de la polis8. Por eso mismo,
crático” (p. 52). Entramos así en las impli- en su argumento, la posibilidad de hablar
caciones y la complejidad del aîdos. con franqueza y de decir lo que se cree
En una suerte de doble hermenéutica, verdadero (parrhêsia) debe ser hostil a
Saxonhouse relata el mito que Platón pone este tipo de emoción cuya respuesta física
en boca de Protágoras en el diálogo socrá- es el sonrojo. Sin llegar a decirlo, la auto-
tico que lleva el mismo nombre. Allí, un ra roza la idea de que el ejercicio demo-
Protágoras elocuente e inventivo narra a crático de parrhêsia puede llevarse por
un Sócrates escéptico el mito por el cual delante, con toda su hostilidad y su embe-
Zeus envió a Hermes con un regalo a los lesamiento con la verdad, una parte impor-
hombres; ese regalo era el arte de la políti- tante del foro interno de cada ciudadano.
ca y estaba compuesto por dos dones: dikê Los cualidades asociadas a la parrhê-
(justicia) y aîdos (respeto). A partir de sia serían básicamente el atrevimiento y el
aquí, la autora aporta significados e inter- coraje (desafiar las jerarquías tiene sus
pretaciones del aîdos: si el Protágoras de consecuencias, y asumir el riesgo es cier-
Platón había enfatizado su carácter amiga- tamente valiente) y, segundo, el carácter
ble y de respeto por la ley (en cuanto al de veracidad que supone exponer “los pro-
estrechamiento de los vínculos entre las pios y verdaderos pensamientos” a partir
personas y emoción civilizatoria) Saxon- de la palabra (p. 88). Y resulta muy curio-
house, en su compromiso con Sócrates, lo so que con la soltura y la comodidad con
relaciona más bien con una emoción inhi- que la autora se desenvuelve a lo largo del

7
Y no es casual que, siguiendo este recorrido y al hacer un salto al presente, Saxonhouse se
haga eco del trabajo de Judith Shklar y su certera evocación de James Madison para El Federalis-
ta: “En principio el nuevo gobierno no necesitó de tradiciones, sólo de ciencia social”. El olvido
de la tradición en la fundación americana se asemeja más al reemplazo de la ciencia por la tradi-
ción, ya que sólo la ciencia social aparece a los ojos “eternamente vigilantes” de los padres funda-
dores, por utilizar la tan militarizada expresión de Hamilton, como “nueva, abstracta y universal”
(p. 204).
8
En este punto, como en otros, los ecos dialécticos son tal vez un poco estridentes. Y el
hecho de que la autora traduzca aîdos como vergüenza y, por tanto, como la fuerza inhibidora por
excelencia que impide decir en libertad pierde de vista las posibilidades igualmente democráticas
de decir con respeto y en libertad. Es el mismo tipo de desliz que la lleva a pontificar a Sócrates
en detrimento de Protágoras, a exaltar parrhêsia por omisión de isêgoria, a perseguir la verdad y
no lo verosímil; en suma, a rebajar la riqueza y profundidad de la retórica a la manipulación ver-
bal de algunos sofistas atenienses.

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CRÍTICA DE LIBROS

libro, en lo que concierne a la recuperación a quien cita de pasada. En sus Institutio


de ciertas claves del pensamiento clásico Oratoria, Quintiliano alude a la libera
sólo mencione la práctica de la retórica oratione, que Foucault equipara a la par-
como el arte demagógico de la adulación y rhêsia, como una figura retórica que per-
el engaño a través del uso de la palabra9. mite considerar la intensificación de las
Lamentablemente, Saxonhouse no escapa emociones de la audiencia de forma natu-
del cliché de la retórica como ornamento o ral (exclamatio)12. La autora cierra esta
como fraude lingüístico. Por ejemplo, cae puerta a cal y canto: retórica y parrhêsia
en amnesia respecto a la postura aristotéli- son como el agua y el aceite; en su inter-
ca sobre la necesaria complementariedad pretación no sólo están profundamente
entre retórica y dialéctica (el maravilloso escindidas, sino que se oponen entre sí.
libro que Aristóteles dedica a este tema ni Aún con esas sinuosidades, es de agra-
siquiera es tomado en consideración10). decer un texto que acompaña al lector en
Aquí sigue a pie juntillas a Michel un viaje al pasado a partir de una sensibi-
Foucault y su estudio sobre parrhêsia11. lidad exquisita, capaz de captar con ternu-
Sin embargo, a diferencia de Saxonhouse, ra y agudeza las luces y las sombras de
el filósofo francés sí considera, aunque de cuatro paradojas. La primera está repre-
mala gana, un posible encuentro con la sentada por la relación entre antiguos y
retórica a partir de la obra de Quintiliano, modernos; la segunda, entre la democra-

9
“Parrhêsia opposed rather than supported the practice of a rhetoric that obscures and dis-
torts the truth for the sake of individual benefit. The truly parrhesiastic speaker eschews the art of
rhetoric. Rhetoric with its goal of deception is not an expression of parrhêsia, but rather its per-
version” (p. 92). [La parrhêsia, más que apoyarse en la práctica de una retórica que oscurece y dis-
torsiona la verdad en aras de la búsqueda del beneficio individual se opone a ella. El verdadero
practicante de parrhêsia huye del arte de la retórica. La retórica, con su objetivo del engaño, no es
una expresión de parrhêsia sino más bien su perversión].
10
ARISTÓTELES, Retórica, Alianza, Madrid, 2000.
11
Michel FOUCAULT, “«Discourse and Truth: A Study of Parrhesia». Six lectures given in
English at the University of California at Berkeley”, 1983. Puede consultarse una interesante trans-
cripción, hecha por Joseph Pearson, en http://www.foucault.info/documents/parrhesia (2/06/2007).
El contenido de estos seminarios se reeditó y publicó bajo el título Fearless Speech, Semiotext(e),
Los Angeles, CA, 2001.
12
“However, one can also find some signs of the incorporation of parrhêsia within the field
of rhetoric in the work of rhetoricians at the beginning of the Empire. In Quintillian’s Institutio
Oratoria, for example (Book IX, Chapter II), Quintillian explains that some rhetorical figures are
specifically adapted for intensifying the emotions of the audience; and such technical figures he
calls by the name «exclamatio»”. [De todas formas, pueden encontrarse ciertos signos de incorpo-
ración de parrhêsia en el campo de la retórica en la obra de los rétores al inicio del Imperio. En
De Insititutione Oratoria (Libro IX, capítulo II), Quintiliano explica que algunas figuras retóricas
están específicamente adaptadas para intensificar las emociones de la audiencia; dichas figuras
técnicas las denomina “exclamatio”]. FOUCAULT, “The meaning of the word Parrhêsia”, en
“Discourse and Truth: a Study in Parrhêsia”, http://www.foucault.info/documents/parrhesia,
(2/06/2007).

Foro Interno
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CRÍTICA DE LIBROS

cia y la libertad en el discurso; la tercera, go mismo. ¿Resulta posible un aîdos


entre la filosofía socrática y los límites del democrático? De forma sugestiva, la pre-
régimen democrático ateniense; mientras gunta más interesante del libro se agita
que la cuarta se resume en la tensión que como una cortina al viento en sus últimas
la autora ve entre aîdos y amnesia. Hacia páginas. Una pregunta de difícil solución
el final, Saxonhouse reconoce la imposi- en un marco de análisis exclusivamente
bilidad de la política, tanto en Atenas dialéctico. Una pregunta, en suma, que
como en nuestras democracias contempo- debería hacernos reflexionar sobre la
ráneas, sin un cierto sentido de respeto, metáfora aristotélica de la retórica y la
sin un cierto sentimiento que, desde la dialéctica como hermanas gemelas.
igualdad, nos vincule de forma trascen-
dente a unos con otros y a cada uno consi- SILVINA VÁZQUEZ

Foro Interno
219 2007, 7, 161-230
CRÍTICA DE LIBROS

GEORGES SOREL, Reflexiones sobre la violencia, Alianza Editorial, Madrid, 2005.


404 páginas.

La liberación de los trabajadores será


hecha por los trabajadores mismos o no será
Lema de la Primera Internacional

Quienes elijan adentrarse en este libro des- intelectual solitario, un marginal, un


cubrirán una obra en su forma asertiva, excéntrico, un demagogo, un productor de
contundente, voraz, abrumadora en ocasio- meras palabras —así llamaba a los socia-
nes e incómoda casi siempre. Sobre todo listas parlamentarios y a los sociólogos—
esto último, incómoda, como lo fue su y sobre todo, un enemigo de la democra-
autor; un personaje singular y provocador cia. Por tanto, habrán de tomarse algunas
que pretendió que cada una de las líneas prevenciones antes de enfrentarse a un
que escribió —y que utilizó como arma texto al que pueden aplicarse adjetivos que
arrojadiza contra sus enemigos, aunque basculan entre provocador, subversivo,
con diferente suerte y brillantez— cuestio- desordenado, actual, retrogrado en ocasio-
nara los modos, las formas y los universos nes, irónicamente inmoral por momentos y
de sentido que dominaban la cuestión polí- con trazos de una insoportable e incómoda
tica de su tiempo. genialidad. Su obra es reflejo de una per-
En el pensamiento de Sorel es funda- sonalidad que no deja indiferente a quién
mental la centralidad y superioridad de la lee y mucho menos a quiénes sufrieron
aquello que consideró como un absoluto sus críticas y excesos verbales en una
universal e inmutable: las cuestiones Francia que, a caballo entre los siglos die-
morales. O si se quiere, por ser más ajus- cinueve y veinte, ya post-revolucionaria
tado a su natural pesimismo antropológico ya post-napoleónica, se enfrentaba al
y su combativo pensamiento, Sorel fue un advenimiento de la burguesía y El Capital.
tenaz perseguidor de lo inmoral. La singu- La obra de Sorel debe contextualizarse en
laridad de su vida no tendría mayor rele- este periodo de incertidumbres, nuevas
vancia si no fuera porque en ningún ideologías, reactualizaciones de las estruc-
momento guardó coherencia con lo predi- turas sociales y económicas y escándalos
cado y denunciado en su obra. Esta inco- políticos —capaces de ocasionar fracturas
herencia es el resultado de la contradicción de corte antisemita como fue el caso Drey-
entre un teórico radical de la acción y un fus—, y en el marco de una Europa que se
hombre que vivió apartado de todo víncu- modernizaba de la mano de un capitalismo
lo social y afectivo, tanto de sus homólo- que se tornaba hegemónico —también en
gos —filósofos y teóricos de la ciencia sus expresiones más radicales y antilibera-
política— como del proletariado, al que les como las que dieron lugar al nazismo
consideraba portador absoluto de los valo- alemán, el fascismo italiano y, a principios
res morales auténticos. Sorel acabó con- de siglo, la revolución bolchevique en la
virtiéndose en todo aquello que criticó: un Rusia zarista.

Foro Interno
2007, 7, 161-230 220
CRÍTICA DE LIBROS

Señalaré algunas de las cuestiones teó- nada se puede augurar como probable en
ricas más relevantes del texto con el obje- las ciencias del hombre, ni siquiera por
to de ver en qué medida sus ideas pueden medio de la razón. Es absurdo, pues, tratar
ser útiles para entender lo contemporáneo. de reducir los problemas de la existencia
Esto nos va a permitir, además, hacernos humana —problemas morales— a una
una idea de las influencias recibidas por el cuestión de medios, esto es, de técnica.
autor y las aportaciones posteriores de su Aplicar sistemas de ideas desvinculadas de
provocador pensamiento. De esta forma la acción a los seres humanos o tomar
constataremos cómo y por qué Sorel es nuestras propias construcciones teóricas
considerado uno de los padres fundadores como leyes universales e inmutables sólo
del anarcosindicalismo o sindicalismo puede traer las más funestas consecuen-
revolucionario y, en la misma línea, aun- cias. En este sentido, la crítica de Sorel a la
que con un devenir político de signo apa- Revolución Francesa y al racionalismo
rentemente opuesto, vislumbraremos ilustrado, con constantes referencias a las
pequeñas pinceladas sobre su influencia en “ejecuciones legales” en nombre de los
los orígenes teóricos del fascismo italiano valores que la sustentaban, es manifiesta
o —como ya han señalado otros autores— en toda su obra. Sorel es un antiliberal, un
en el nacional-sindicalismo joseantoniano. anticartesiano y un apologista indisimula-
En Sorel “el hombre” es un ser creador do1 de la violencia, pero al menos, como él
que sólo puede realizarse cuando crea; es mismo señala, no la adorna de eufemismos
ante todo un productor que se expresa a legales y disfraces judiciales. Al igual que
través de su obra, igual que un artista o un Kant y los románticos, Sorel hace descan-
escultor que talla la piedra. Desde esta sar todo el valor de “los hombres” en el
concepción naturalizada de las esencias carácter y en la motivación, añora una
humanas, que tanto recuerdan al romanti- vuelta a los valores “del robusto campesi-
cismo alemán, es desde donde Sorel va a no” y la calidad de vida por encima de
criticar el determinismo de Karl Marx y el valores materialistas y hedonistas, concep-
racionalismo, pues para él nada es previsi- ción que se asemeja claramente a la virtù
ble en la mente humana, a pesar de soció- del Renacimiento. Igual que en G. W. Frie-
logos ilustrados y demagogos utópicos. drich Hegel, para Sorel los humanos —a
Sorel critica en Marx su determinismo his- modo de tragedia griega— son autores y
tórico y su pretensión de adueñarse del actores.
futuro, es decir, dibujar de forma irrespon- Otra constante en toda su obra son las
sable y utópica el horizonte de la dictadu- duras críticas que vierte sobre el socialismo
ra del proletariado y el fin último —el fin parlamentario de su tiempo. Para Sorel éste
de la historia— de la desaparición del se había domesticado en los parlamentos
Estado. Sorel entiende que la vida es una plegándose al carácter pactista del parla-
batalla permanente donde todo está por mentarismo liberal y burgués, al que por
hacer y nada es previsible, por lo tanto otra parte atribuye el papel sustentador y

1
Sirva como muestra el título del apéndice II del libro, “Apología de la violencia”.

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CRÍTICA DE LIBROS

legitimador de un sistema político partito- tener en cuenta los sentimientos de las


crático, esto es, inmoral. El socialismo par- masas para luego modificarlos con imáge-
lamentario propugnaba por entonces que el nes sugestivas a modo de expresiones de
voto había sustituido al fusil y, para Sorel, voluntad. La huelga general actúa como
eso suponía vaciar de contenido la lucha de mito, y determinados mitos son necesarios
clases, pues seguían utilizando un lenguaje para la revolución social, pues “ciertas
marxista aunque ajeno a Marx. La lucha de construcciones de un porvenir indetermi-
clases, dice Sorel, es la esencia del socia- nado en el tiempo pueden poseer gran efi-
lismo. Y la huelga general, entendida cacia y muy pocos inconvenientes” (p.
como un fenómeno bélico de afirmación 178). Sorel sustituye el contenido raciona-
proletaria, es por extensión la revolución lista (utópico) del marxismo por los
social que, como mito, llevará finalmente a mitos, a los que desplaza del intelecto
suprimir todo un régimen y crear una para instalarlos en la afectividad y en la
nueva civilización. El mayor acierto de actividad. Si todo movimiento viene moti-
Marx según Sorel, es su visión de la lucha vado por la acción, la pretensión del autor
de clases como motor del cambio social. es destruir toda estructura económico-
La lucha es creación y su vanguardia la jurídica por medio de la violencia proleta-
clase trabajadora, que movida por el senti- ria. A la idea ilustrada de progreso, Sorel
do de justicia —valor absoluto para el opone la de catástrofe. Por eso niega la
autor— y la indignación, llevará a cabo negociación con la burguesía liberal y cri-
una revolución social que destruirá el esta- tica duramente al socialismo parlamenta-
do burgués, dando paso a una nueva civili- rio. Si la teoría de los mitos es el motor de
zación de productores, a diferencia de la la revolución social, la violencia es su ins-
civilización de su tiempo que, según Sorel, trumento.
era sólo de consumidores. Los sentimien- Las pequeñas prevenciones a las que
tos que deberán apelarse para llevar a cabo me refería antes tienen que ver con la
la guerra social no serán la envidia ni la ausencia gradual de coherencia argumental
venganza —sentimientos que considera y con el devenir político del propio autor,
dominantes en la revolución burguesa del amén de la imposibilidad de encasillarlo
siglo dieciocho—, sino el honor a modo de en una escuela de pensamiento concreta
ejército napoleónico: “La guerra hecha a —aunque esto último como premisa para
plena luz, sin ninguna atenuación hipócri- entender lo contemporáneo suscite cierto
ta, con miras a aplastar a un enemigo irre- alivio más que un obstáculo apriorístico.
conciliable…Por ello la apología de la vio- Sorel es por momentos marxista, pero cri-
lencia me es particularmente útil” (p. 352). tica el determinismo histórico y su excesi-
Así pues, para Sorel la lucha de clases vo énfasis en la economía así como la
es la esencia del socialismo, y se expresa ausencia de valores morales absolutos; en
a través de la huelga general proletaria. Se otros momentos hace una encendida defen-
antoja imprescindible señalar, por sustan- sa de la violencia proletaria para luego
tiva y central en toda la obra, su teoría arremeter contra los excesos guillotiniza-
sobre los mitos —de evidentes influencias dores de la Revolución Francesa; defiende
bergsonianas—, en la que es fundamental a Lenin y sin embargo, acabó abrazando el

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CRÍTICA DE LIBROS

fascismo de Benito Mussolini; por momen- ma social armonioso donde las cuestiones
tos es esencialista en su concepción de la humanas —cuestiones morales, recorde-
naturaleza humana para luego reivindicar mos, para él— queden reducidas a meras
el carácter creador y creativo de la misma; cuestiones técnicas. Sorel fue un autor que
apela al honor de los ejércitos imperiales analizó los sucesos de la vida social y polí-
de Napoleón como valor absoluto, pero tica de su época desde una muy particular
repudia los intentos de la burguesía y del visión del mundo y de la política. Sus
socialismo parlamentario de desmovilizar influencias filosóficas siempre fueron
y vaciar de contenido la lucha de clases reconocibles, manifiestas y en ocasiones
para convertirla en lucha entre naciones. contradictorias; si en una primera etapa sus
Nos encontramos así ante un autor leído autores de referencia fueron Marx y Lenin
tanto en círculos de extrema derecha, como —a los que terminó reprobando— final-
izquierdistas o simplemente nacionalistas, mente fueron Henri Bergson, Gustave Le
inspirador de ambos extremos políticos y Bon y José Ortega y Gasset los filósofos
de un buen número de jóvenes revolucio- que más influyeron en su pensamiento. No
narios. Sin embargo creo que es de justicia obstante, lo que siempre es una constante
destacar su figura como azote de los dog- en su obra —y aquí es donde quizás encon-
mas y los lugares comunes en los que se tremos al Sorel más brillante y recomenda-
habían postrado los ideales ilustrados de su ble— es el cuestionamiento moral y filosó-
época. Sus ideas contribuyeron entonces y fico de los paradigmas científicos hegemó-
nos invitan aún, con una vigencia y actua- nicos de su época: el racionalismo y el
lidad que inquieta por momentos, a enten- determinismo histórico.
der de forma crítica lo contemporáneo y a
deconstruir el ideal racionalista de un siste- JUANMA DEL POZO

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CRÍTICA DE LIBROS

GARRATH WILLIAMS (ED.), Hannah Arendt. Critical Assessments of Leading


Political Philosophers, Routledge, London, New York, 2006. 4 volúmenes:
347; 409; 423 y 405 páginas.

Se dice de Hannah Arendt que es la auto- a ésta que, por sus dimensiones, se preten-
ra que más bibliografía secundaria ha de sin duda canónica.
generado durante el último cuarto de siglo Tras una introducción ágil e informada
en la teoría política contemporánea. Una que se agradece, Williams nos sitúa ante el
obra extensa, de una riqueza por todos plan de la obra. Cada volumen aborda un
reconocida, junto a una personalidad y tema general: i) Arendt and Political
una biografía no exentas del atractivo de Events; ii) Arendt and Political Philosophy;
las grandes, han contribuido a todo ello. iii) The Human Condition; iv) Arendt and
También se ha dicho que a diferencia de Philosophy. Y cada apartado se divide a su
otros maestros de su generación, como vez en diversos temas ya más concretos:
Sheldon Wolin o Leo Strauss, la autora “The Origins of Totalitarianism”; “Revolu-
alemana no creó una escuela de discípu- tion; Democracy”; “Modernity and Social
los arendtianos. Era original, poco apega- Justice”; “Greece and Rome”; “Judge-
da a la vida universitaria, pero también ment”; “The Life of the Mind”… y así hasta
demasiado sugerente, e incluso para más de veinte. A pesar de que la mayoría de
muchos a menudo contradictoria. Aspec- los temas son los habituales de la crítica
tos de su obra como la distinción entre lo arendtiana, no estamos ante una simple cla-
político y lo social, la propia vida del sificación a base de grandes contenedores
espíritu, o qué decir de la nunca termina- donde depositar los trabajos escogidos. Al
da obra sobre el juicio no son los temas contrario, la compilación se ha tratado de
que crean una escuela. Pero sí interpreta- hacer con un mimo que se percibe desde el
ciones, y muchas. primer volumen, que se abre con el epígra-
Garrath Williams se ha enfrentado con fe “Personal Encounters”, bajo el que
éxito a la encomiable tarea de seleccionar encontramos pequeñas joyas de los amigos
más de setenta artículos, reseñas o capítu- y estudiantes más cercanos de Arendt,
los de libros sobre Hannah Arendt escritos como Mary McCarthy, Robert Lowell o
en los últimos cincuenta años en lengua Elisabeth Young-Bruehl, los cuales se des-
inglesa. Para ello se anuncia un comité piden de su maestra y amiga a la vez que
editorial de primera, con figuras tan cerca- nos cuentan detalles personales que nos
nas al pensamiento de Arendt como Seyla muestran quién escribía esos libros que
Benhabib, Margaret Canovan, Jeffrey tanto valoramos.
Isaac o Jerome Kohn, cuyos trabajos tam- A partir de ahí la obra es un sucesivo
bién se incluyen. Ya conocíamos algunas encuentro con reseñas y trabajos que, a
compilaciones valiosas, tanto fuera como pesar de las facilidades de internet, de los
dentro de nuestro país, donde Arendt se ha acuerdos de las bibliotecas universitarias
convertido en una de las autoras más leí- y de los esfuerzos de algunas publicacio-
das y comentadas. Pero ninguna que por nes por digitalizar sus archivos, son un
sus ambiciones y envergadura se pareciera auténtico tesoro. Es el caso del diálogo

Foro Interno
2007, 7, 161-230 224
CRÍTICA DE LIBROS

que entablan en 1953 Eric Voegelin y amplio reflejo que toma la numerosa inter-
Hannah Arendt al respecto de Los oríge- pretación feminista que la obra arendtiana
nes del totalitarismo. En realidad, el des- ha generado. Resulta por otra parte intere-
file de nombres es impresionante; así sante dedicar un apartado titulado —de-
tenemos, entre otros, a Raymond Aron safortunadamente— “Methodology”, a lo
tratando también el tema del totalitarismo, que en realidad trata de la manera antime-
a Eric Hobsbawn ocupándose de la revo- tódica de Arendt de pensar la política y sus
lución o a Paul Ricoeur analizando la dis- tiempos, el pensamiento o su propia forma
tinción entre poder y violencia; al maestro de escribir y narrar.
de Arendt, Karl Jaspers, con una entrevis- Por supuesto, una obra de estas carac-
ta acerca del polémico Eichmann en Jeru- terísticas siempre va a ser susceptible de
salén, a Sheldon Wolin con sendas críticas limitaciones, de ausencias temáticas, de
a la democracia y al pensamiento en interpretaciones diversas sobre quiénes
Arendt, un ambiguo reconocimiento a La están y quiénes no. En este sentido, quizás
Condición Humana desde Adrienne Rich, lo más llamativo sea el espacio que se le
una reseña del poeta y también amigo, W. otorga a un gran autor, Jürgen Habermas,
H. Auden, otra de Michael Oakeshott; y el único que cuenta con un apartado dedi-
por supuesto, todo el universo de nombres cado a su interpretación (“The Haberma-
que se han hecho habituales para los estu- sian Critique”) cuando ésta, aunque influ-
diosos de la autora alemana: su también yente en algunos círculos, resulta por lo
compañero y amigo Hans Jonas, Hanna menos limitada y confusa1.
Fenichel Pitkin, Dana R. Villa, Martín Jay, Williams especifica que los criterios de
George Kateb, Ronald Beiner, Judith selección de los trabajos son la calidad y la
Shklar, Albrecht Wellmer, Richard J. importancia de éstos, así como su disponi-
Bernstein y un amplio etcétera. Todos bilidad. Desconocemos cuándo este último
ellos realizan aportaciones tan relevantes criterio se impone a los otros, pero si
e interesantes que comentarlas sobrepasa entramos al detalle encontramos que en
el cometido de estas líneas. ocasiones estos principios se aplican, por
Se agradecen bloques temáticos que lo menos, sin todo el rigor anunciado. Es
nos muestren toda la actualidad política el caso, por ejemplo, del apartado dedica-
del pensamiento de Arendt. Es el caso del do a Grecia y Roma, donde se han escogi-
apartado dedicado a los derechos y los do dos textos recientes publicados en la
estados, o el mismo de “Power and Vio- revista Political Theory, valiosos por cuan-
lence”, donde se introduce una sugerente to nos muestran una Arendt antes romana
lectura biopolítica de Arendt a través de que ateniense, pero que en realidad parten
André Duarte. También es de alabar el de un trabajo anterior de Jacques Tami-

1
La justificación del editor al respecto descansa en que piensa que “deforming her
[Arendt´s] thought (as one may suppose of Habermas)” [deformando su pensamiento [de Arendt]
(como uno puede pensar que hace Habermas)], se logrará conectar e iluminar aspectos pasados por
alto sobre su pensamiento. Garrath WILLIAMS, “General Introduction”, vol. I., p. 16.

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niaux, y así lo asumen2. En este caso como górica del oído o nos distingue con acierto
en otros, creemos, siempre resultará más la soledad de la solitud (la khatima hebrea).
relevante incluir el texto que inaugura nue- Es cierto que la alianza, el pacto y la con-
vas sendas. fianza pueden encontrar sus bases explíci-
Por otra parte, celebramos el que se tas en la obra de Arendt dentro de Roma;
introduzca un apartado sobre “Jewish Poli- ¿pero de dónde proceden tales ideas teo-
tics and Identity” en el bloque que relacio- lógico-políticas sino de la misma Torá?
na a Arendt con los acontecimientos polí- ¿Qué sino las parábolas y alegorías de la
ticos que experimentó. Lo que no se Biblia contienen las fermenta cognitioni
entiende tanto es que sea un tema de con- que Arendt tanto alaba en Gotthold E.
tenido prácticamente análogo, “Zionism, Lessing?
Nationalism and Republicanism”, el que En otro orden de cosas, resulta muy
abra nada más y nada menos que el volu- positivo que Williams reconozca que esta
men dedicado a Arendt y la filosofía polí- impresionante compilación se limite a la
tica. Aquí de nuevo, como en gran parte de bibliografía en lengua inglesa sobre
la crítica arendtiana, se pasan por alto las Arendt, así como que al final añada una
hondas influencias que el pensamiento bibliografía seleccionada en otras lenguas.
judío imprimió en quien fue una niña judía Lo que realmente sorprende —una vez que
de Königsberg, acostumbrada a lidiar con el editor ha decidido acometer esta empre-
el antisemitismo desde entonces, que sa, por lo que se le supone versado— es
incluso aprendió hebreo en su exilio pari- que, en el apartado dedicado a los trabajos
sino, y que creció en un universo familiar en lengua española, se opte por ignorar a
y cultural que, aunque asimilado en su muchos de los grandes introductores de
mayor parte, guardaba muchas de las tra- Arendt en nuestro país.
diciones que marcaron la obra de contem- Por último, no podemos cerrar esta rese-
poráneos suyos de orígenes parecidos, ña sin comentar el precio excesivo que
como Walter Benjamin, Gershom Scholem toma la cuidada edición de estos cuatro
o el propio Leo Strauss. Con tales creden- volúmenes (alrededor de 800 euros en
ciales es natural que se vuelva una y otra total), algo que limita su acceso no sólo a
vez sobre temas como la identidad y la los lectores particulares, sino a las propias
cuestión judía o el sionismo, pero resulta instituciones. Es el único pero, eso sí, a
inexplicable que se continúe sin otorgar unas series de gran valor —que abordan en
atención teórica a la honda influencia que formato similar la obra crítica de autores
todo ello pudo causar en una autora que al como Thomas Hobbes, John Locke, Baruch
hablar del pensamiento se refiere también Spinoza, Jean-Jacques Rousseau, Jeremy
a los sueños, se fija en la importancia ise- Bentham, Antonio Gramsci o Michel Fou-

2
Jacques TAMINIAUX, “Performativité et Grécomanie”: Revue Internationale de Philosophie,
n.º 2 (1999), pp. 191-205. Trabajo que desarrolla en: “Athens and Rome”, en Dana VILLA (ed.), The
Cambridge Companion to Hannah Arendt, Cambridge University Press, 2000, pp. 165-177. Hay
que decir que de Taminiaux sí se ha incluido otro excelente trabajo, “Time and the Inner Conflicts
of the Mind” (vol. IV, pp. 175-191).

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cault— y que denotan un esfuerzo editorial empresa que ha logrado reunir una serie de
y compilador considerable. auténticos tesoros y que, sobre todo, va a
En cualquier caso, y aparte de las críti- facilitar mucho la tarea del estudioso de
cas, insistimos, que toda obra de estas Hannah Arendt.
dimensiones y ambiciones tiende a gene-
rar, nos encontramos ante una magnífica VÍCTOR ALONSO ROCAFORT

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SLAVOJ Z#IZ#EK, En defensa de la intolerancia, Ediciones Sequitur, Madrid, 2005.


128 páginas.

Bajo el título de En defensa de la intole- representaba la vieja guardia al servicio de


rancia encontramos un sugerente ensayo los intereses del “amo soviético” (p. 15).
en el que, por obra del intelectual esloveno Todas esas reivindicaciones, que surgieron
Slavoj Z#iz#ek, se ponen en cuestión algu- no sólo en Eslovenia, sino también en la
nos de los aspectos fundamentales del sis- mayoría de las repúblicas ex-soviéticas,
tema capitalista dominante en el mundo acabaron frustradas con el advenimiento
global actual. Un sistema, nos dice, regido del capitalismo-realmente-existente. A
por su propia lógica y cuya forma ideoló- pesar de la conciencia de oportunidad
gica superior es el multiculturalismo que, fallida, aquellas experiencias sirven como
tras insistir en presentar la intolerancia punto de partida para este pequeño ensayo
como la gran lacra de nuestro tiempo, que no supera las ciento cincuenta páginas
acaba reprimiendo la pasión esencial de lo y cuya propuesta última es retomar la polí-
puramente político. Este capitalismo-real- tica como “arte de lo imposible” (p. 33)
mente-existente impone una dinámica en frente a esa alianza de tecnócratas ilustra-
la que las reglas del juego vienen marca- dos y liberales capitalistas para los que la
das por el dominio de la esfera económica, política no es más que una mera actividad
espacio que determina aquello que es váli- gestora de las cuestiones sociales.
do y posible, y que queda oculto tras un El autor comienza planeando la bús-
velo de neutralidad inapelable. A su vez, queda de una posición desde la que articu-
en el escaparate social figuran toda una lar una crítica de izquierdas que se enfren-
serie de (post)políticas de reconocimiento te a la desustancialización característica de
de estilos de vida particulares, las cuales las sociedades de capitalismo avanzado,
terminan produciendo un efecto similar al en las que la forma política dominante es
del neurótico que lleva a cabo una activi- la post-política del liberalismo multicultu-
dad incesante y frenética con el propósito ral y tolerante. La post-política centra su
de desviar la atención de aquello que actividad en el reconocimiento de los más
“importa de verdad” (p. 123). diversos estilos de vida, a la vez que se
Z#iz#ek vivió en su país natal el derrum- presenta a sí misma como desideologiza-
be del régimen de la URSS y la consi- da, por haber superado la vieja lucha entre
guiente transición al capitalismo liberal. las izquierdas y derechas tradicionales.
Formó parte de un grupo de intelectuales Estaríamos hablando, según Z#iz#ek, de una
marginados por el Partido Comunista y “política sin política”1 que en su juego de
estuvo comprometido con una sociedad espejos nos impone la visión de un libre
civil muy activa que reclamaba cambios mercado “radicalmente neutro” y cuya
desde una posición socialista crítica con característica más definitiva sería, en el
los “comunistas en el poder” o lo que fondo, la capacidad de desalojar toda posi-

1
Slavoj ZI# Z#EK, Bienvenidos al desierto de lo real, Ediciones Akal, Madrid, 2002, p. 15.

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bilidad de aparición de lo “verdaderamen- diana, como el éxito social o la belleza


te político” (p. 33) dentro de la esfera corporal, y figuras que combinan lo real y
pública. lo imaginario, al modo del personaje-
Z#iz#ek, a través de la noción de “inter- icono Bill Gates, hacker antisistema llega-
pasividad”, analiza la manera en que per- do a lo más alto que adopta la imagen de
manecemos pasivos mientras actuamos cualquier vecino o conciudadano.
(frenéticamente). Pero nuestras acciones La post-política cuenta con un aparato
no son verdaderas por no ser imposibles. ideológico que mantiene a los ciudadanos
Sólo aquellos actos que se salen de las atados en la medida en que presenta como
reglas dadas lo son; sólo lo son aquellos evidentes una serie de oposiciones las cua-
que ponen en suspensión el “principio de les excluyen otras vías (im)posibles. “Nos
razón suficiente” (p. 104), esas acciones sentimos libres porque nos falta el lengua-
que parecen imposibles hasta el momento je para articular nuestra falta de libertad”3.
que dejan de serlo. Hablamos de actos que El autor propone rechazar los términos en
resultan trágicos por las severas conse- los que se nos presenta la realidad y arti-
cuencias que pueden tener y que sin cular nuevas formas y lenguajes para defi-
embargo son sumamente políticos, apasio- nir situaciones. En el ensayo esta propues-
nados, no basados en el cumplimento del ta se identifica claramente en tres momen-
deber característico del funcionario, sino tos. En primer lugar, no debemos resignar-
en una especie de vocación como la del nos a elegir entre las propuestas multicul-
político que describe Max Weber2, que se turalista-demócrata y fundamentalista-
compromete responsablemente con unos terrorista, pues ambas pueden llegar a ser
valores y empeñando toda su energía e dos caras de una misma moneda. Según
inteligencia intenta llevarlos a la práctica. Z#iz#ek la violencia excesiva e irracional
Este tipo de actos se ven reprimidos en tanto del fundamentalismo terrorista como
nuestra sociedad por ser los propios de del adolescente marginal europeo o norte-
radicales o locos. americano, representa la parte oscura del
Durante el desarrollo del texto, Z#iz#ek liberalismo occidental tolerante, el cual ha
hace repaso de algunas ideas importantes de mantenerse, paradójicamente, bajo la
de los teóricos de la sociedad del riesgo. tutela de un estado policiaco.
Señala que ya no existe una tradición sóli- En segundo lugar, habría que rechazar
da que oriente nuestras elecciones y nues- la existencia de un término medio entre lo
tra forma de obrar y destaca la caída de los que Z#iz#ek llama el “demasiado” —cuando
órdenes simbólicos tradicionales. Los el tolerante se enfrenta a la verdadera otre-
individuos comienzan a tener la impresión dad del otro (la ablación, la tortura, la pena
de un exceso de libertad que les abruma. de muerte, etc.) en la que la supuesta víc-
Sin embargo, esa libertad no es, sino que tima puede estar conforme con una prácti-
parece ser; surgen ideales imaginarios de ca cultural propia que amenaza su integri-
referencia que orientan la actuación coti- dad— y el “demasiado poco” —cuando el

2
Max WEBER, El político y el científico, Alianza Editorial, Madrid, 1988.
3
Z#IZE# K, Bienvenidos al desierto de lo real, p. 71.

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multiculturalista tolera las mayores aberra- dualidad. La escapatoria a este desolador


ciones al no querer imponer sus valores escenario la encuentra Z#iz#ek en un caso
sobre el otro al que no consigue concebir concreto, el de Mary Jay, la profesora de
como internamente dividido. El multicul- instituto de treinta y seis años que mantie-
turalista liberal va a obviar la inevitable ne relaciones sexuales con una alumno
comunicación entre culturas y las inheren- suyo de catorce. Este idilio alcanza niveles
tes contradicciones que las impiden ser de trasgresión social y presenta lo imposi-
plenamente “sí mismas”, ofreciendo visio- ble, lo inverosímil, lo imprudente como
nes frías y distantes, desde una supuesta objeto de deseo que, en tanto que es dese-
neutralidad, que en definitiva, acaba por ado, crea sus propias condiciones de posi-
hacerle superior. bilidad. Y ¿qué esa trasgresión sino la
Por último parecería que sólo tenemos esencia misma de la política?
oportunidad de oscilar entre una excesiva En definitiva, Z#iz#ek nos incita a repen-
reflexibilización y la nueva inmediatez del sar nuestros estilos de vida y la formas de
New Age. La reflexibilización trata de lle- obrar y sentir que conllevan por medio de
var a un segundo plano elementos que son concebir el desarrollo de los paraísos con-
constitutivos de la subjetividad: miedos, sumistas occidentales en íntima relación
inhibiciones, pasiones, traumas, etcétera. con sus partes oscuras (terrorismo, violen-
El ejemplo clave en el texto es el de la uti- cia, dominios militar y financiero). En este
lización de la viagra que convierte “la sentido, este pequeño ensayo de fácil y
erección en un procedimiento mecánico” amena lectura supone a la vez una intere-
(p. 99). Por su parte, la sabiduría del New sante propuesta para recuperar formas de
Age plantea experiencias personales hiper- agencia social pensadas en colectivo y que
individualizadas donde los otros no son contemplan transformaciones más allá de
más que “portadores de mensajes” y aque- esquemas de intervención individual y
llo que buscamos no podemos encontrarlo narcisista en la vida pública.
en comunión con parejas, amigos, familia
o extraños, sino en nuestra propia indivi- JAVIER GÓMEZ MURCIA

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