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Crecimiento y Desarrollo

La expresión crecimiento se entiende como el progreso desde un nivel determinado hacia


niveles superiores en la escala de bienestar de una sociedad. Esa escala es multifactorial,
multidimensional y canónica. Una escala o medida de bienestar presenta grados (niveles)
de bienestar, desde más de cero hasta el grado máximo, cada grado con características
socioeconómicas definidas, propias de ese nivel.

Mediante el uso de la escala de bienestar también hemos definido el término desarrollo.


Llamamos desarrolladas a las sociedades que han logrado garantizar la solución de los
problemas recurrentes de sus miembros, como familia o como individuos, sin pérdida de
sus jerarquías socioeconómicas.

Esta definición deja demasiada libertad a la opinión del observador, por mucho esfuerzo
que se haga en el diseño de una escala objetiva. Así se dan casos chocantes, como el de una
entidad inglesa que ha visto en la nación dominicana a una sociedad desarrollada mediante
la aplicación de una escala de felicidad que ni siquiera pública.

El problema de interpretación de la definición empeora cuando se examina la diferencia


entre crecimiento y desarrollo, porque se considera crecimiento cuando se produce un
simple saldo positivo en el progreso hacia niveles superiores, sin importar si algunos
empeoran, otros permanecen igual y otros aún avanzan. Mientras tanto desarrollo se define
como el paso de todos los miembros de la sociedad hasta un nivel superior, sin rezago. Por
eso, el crecimiento no solo no es sinónimo de desarrollo, sino que ni siquiera lo implica.

Que la escala de bienestar sea multifactorial, multidimensional y canónica expresa sus


cualidades teórico-matemáticas, aunque pueden ser expresadas en términos verbales para
que sean comprendidas por los no especialistas.

Que sea multifactorial significa que el bienestar es causado por muchos factores, tales como
la educación, la riqueza (o pobreza), el poder político, la cultura, la psicología social, etc..
Que el bienestar sea multidimensional significa que cada factor se relaciona con variables,
por ejemplo, la educación, con características congénitas, con el enriquecimiento del medio
ambiente, con el ingreso familiar, con la legislación social, con la crianza en el hogar, con
la actitud sobre la educación, con la calidad de la enseñanza, etc., como igual sucede para
otros factores. Que sea canónica significa que la relación entre los factores y las variables
ha perdido la caracterización de causa efecto, porque todos se influencian mutuamente en
un círculo vicioso (o virtuoso si puede diseñarse su cambio) que hace que la relación de la
ecuación social sea de doble vía.

El propósito de tener un gobierno es para que se encargue no solo de la paz social, sino
principalmente del desarrollo, porque dejadas libres, las instituciones de la sociedad pueden
lograr crecimiento pero no son garantes de desarrollo. Desgraciadamente parece que a
todos los administradores de la cosa pública que nos hemos gastado, al menos los de esta
etapa de democracia, solo les ha interesado exhibir crecimiento. Este hecho muestra la
necesidad de una alianza cuando menos inter institucional que produzca un programa de
desarrollo y se comprometa con su ejecución.
Un gobierno que procure desarrollo tiene que buscar un consenso interno con las
instituciones sociales dominicanas, así como tener conciencia de la posición que ocupa la
nación dominicana en el concierto de intereses nacionales y regionales del Planeta Tierra.
En este momento se vislumbra una alianza de los amenazados por el capital global y por el
poder financiero hegemónico de las grandes economías desarrolladas.

Esto es así, porque en comparación con ellas, las naciones grandes de territorio que no
pertenecen a ese club, India, China, Brasil, Argentina, Chile, Australia, Sudáfrica, Nueva
Zelandia, etc., como no están alineadas financieramente, son testigos de cómo las mejores
entidades de sus sectores privados emigran, restándole competitividad, poder político y
poder decisorio a sus economías, en una recomposición que no deja oportunidad al local
sino de ser subversivo. Esa realidad obliga a buscar competitividad mediante alianzas
locales ideológicas y económicas, así como a fomentar el capitalismo de Estado.

Nuestro zorro presidente parece haber visto una oportunidad de trascender dentro de este
nuevo tipo de relación coqueteando con los líderes de diferentes movimientos que aunque
reales todavía están soterrados. Por eso se han de fomentar inversiones que cumplan con las
prioridades de los Estados, apropiar fondos importantes para el desarrollo de tecnologías
destinadas a la obtención de ventajas comparativas, subvencionar con fondos públicos a los
sectores prioritarios cuando no haya respuesta inmediata del sector privado, crear alianzas
intercontinentales orientadas a contrarrestar el poder económico, mercológico y financiero
de Europa, USA y sus aliados, e invertir más en la gente.

Las opciones subversivas son escasas: el manejo de la legislación local para terminar
ventajas otorgadas que ya son inconvenientes, el control del poder extranjero en el mercado
de bienes y servicios, el incremento del poder adquisitivo de las clases marginadas, la
definición de sectores estratégicos nacionales, la inversión en el desarrollo humano, la
subvención de la producción y del consumo, la eficaz persecución y condena de los
prevaricadores. Por último, con la disposición de defender los intereses nacionales por
cualquier medio.

El capital nacional y los propulsores tradicionales de la revolución son quienes están en


mejor situación de entender el nuevo panorama mundial. Así que no es nada extraño que
esa alianza se produzca. Ahora la alianza se percibe a través de Chávez, pero éste es
simplemente un símbolo del momento.

En la República Dominicana, es imprescindible que el Estado, su poder ejecutivo, sus


legisladores y los administradores de justicia, estén conscientes de las alianzas que hay que
concertar con bloques externos y de la protección que debe diseñarse para manejar las
amenazas a la industria, al trabajo y al capital nacional. Solo así se conseguirá que la
actividad económica se traduzca en desarrollo. También tiene el sector empresarial que
asumir responsabilidades de co-gobierno para evitar que la globalización convierta el
triunfo de una empresa nacional en competidor de capital foráneo que goza de ventaja
competitiva en el mercado local.

Marcos R Taveras
marataveras@yahoo.com

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