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DEMOCRACIA Y REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICA LATINA, PARTICULARMENTE EN LOS ANOS SESENTA Lucia Sala de Touron Lipa a eS, Este breve texto constiruye s6lo un ejercicio sobre diferentes usos en América Latina de dos términos con fuerte carga ideolégica: democracia y revolucién. ‘Dedica un espacio algo mayor a su empleo en los afios sesena del siglo 30x. No se propone explicar, ni siquiera descrbir, los procesos histéricos en que se ins- criben, a los que, en todo caso, alude. De origen occidental, ambos eérminas han sido uni y otra ver resignificados cn distintas épocas ¢ incluso aplicados con diferentes sentidos en un mismo mo- ‘mento. Los objetos construidos a los que reficren'los términos democracia y revolucién —segin el sentido que se les haya asignado~ fueron complemen- tarios o incompatible, sobre lo que abundan ejemplos en los aos sesenta Una revisién hist6rica muy general del tema puede prevenir en la actual ‘dad del riesgo de “congelar” una tinica versién sobre la democracia. En Amé- rica Latina, aunque no sélo en ella, la democracia participativa es invocada en iscursos politicos por movimientos sociales y por corrientes y:gobiernos Sprogresisea” Comienza también a ser invocado el caricter revolucionario de algiin pro- eso, no a la manera sesentista, sino entendido como transformacién sustan- plise dee asd: a Refocra Unvestaa ena Rv de Fiala ris. 6, Buenos Ai eg. Sobre xia de Jost Calor Mariteg y a volun del pensamiento de Haya, vse Jiaio Cones, Clas, Eade ynacdn ene Per Mésico, UNAM, 1982, pp. 185-222 204 MIRADAS DE CONTUNTO | cidn de 1910. En Colombia, la Revolucién en Marcha ~que en 1934 llevé a 4a presidencia al liberal Alfonso Lopez. Pumafejo— inauguré tina politica mo. defadamente reformista en el plano laboral y en relacién al problema agratio. ré content temporalmente a un pafs donde se habfan producido huelgas, incluso en Ia empresa bananera, y luchas campesinas. [Be Argentina se ausodenominé revolucia el gope militar encabezado por el general José Félix Uriburu, que en 1930 derrocé al presidente electo lop afios antes por la Unién Civica Radical, Hipélito Yrigoyen. Si bien la cri sis| politica era anterior, la de 1930 contiibuyé a precipitarla. Ideolégica- ingot, iburu se nutrié del nacionalisino de derechas argentino, mencls de anismo ultraconservador, integrismo catélico con otras fuentes. En una rpclama del 10 de octubre de 1930, el dictador manifest6 que si la demo- cia era restaurada, debia sustituirse la representacidn “de comite” por un régimen corporativo."> La dictadura desembocé, de todos modos, en la lla- mada “década infame”. | | REVALORIZACION DE LA DEMOCRACIA Dé las dice dicraduras que existfan en 1943, la mayorta hablan sido susie das dos afios después mediante transiciones “desde arriba’, en acuerdo con la ‘ofosicidn o con parte de ella, 0 derrocadas por movimientos clvico militares con diversos grados de partcipacién popular | La democracia fue invocada por los opositores a las dictaduiras, incluidos log partidos liberales, los revolucionarios y las organizaciones obreras, est ikntiles ¢ intelectuales en la segunda mitad de los afios treinta y sobre todo desde 1943, cuando se revirtié la suerte de la Segunda Gucira Mundial, Sueesivos“climas de época”incidieron en Améiea Latina: desde la cxahtaién la democracia por parte de los aliados durante la guerra y en la inmediata sguerra, junto a la promesa de un mundo mejor y la autodeverminacién de log pueblos, hasta la “Guerra Fria’, cuando los paises latinoamerieanos se in- Pieroni cemicaraeat ed esadounidense. La evolucién particu- Jat de cada uno estuvo condicionada por lo que muy esqueméticamente pode- me amar “teulaionhisoe La versién del candidato a la presidencia de Chile en 1937, Gustavo Ross, rlustra que el término democraciapodia ser empleado en otro sentido: como |! Eno J. orbit, “Pura uns hina olen dela fara armada. Los gps mils te", en Todo er Hinorie, nian. 188, Buenos Aies, 1985, DEMOCRACIA ¥ REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICATLATINA... 208 “el gobierno de la seleccién y no de Is masa inculta’. Por el contratio, en el discurso del Frente Popular se resaltan las libertades democréticas junto al re- formismo social. En Uruguay, en 1938, una inmensa manifestacién reclamaba una “nueva constituci6n y leyes democriticas". La transicién hacia Ia democracia desde La dictadura desemboos en la restauracién, en otras condiciones histéricas, de un sistema institucional que reconstituyé el bipartidismo ttadicional. La izquicr- a ditigié al movimiento sindical, que no fue cooptado por el gobierno. En Venezuela, en el clima de “democracia y iberacién nacional”, segin re- lata Rémulo Betancourt, Accién Democritica lleg6 al gobiemo mediante una “revolucién” militar. Este partido, fundado en 1941, tenia, segiin Betancourt ~como antes el Partido Democrdiico Nacional-, una composiciSn policlasis- ‘2, ya que era integrado por sectores medios, abreros y campesinos..” La dictadura militar que habia derrocado a Gentlio Vargas comenzé a am- pliat las libereades politias, a liberar presos, y fj6 fecha para la cleccién, La ‘oposicién “democrética” en Brasil, como en otros pafses de América Latina, in- * Resulea sugestiva la referencia ala democracia en el “Objetivo nacional del gebicno de Chile", ado a conocer el 23 de diciembre de 1975, Se exprea alli dl propésito de configurar “una nueva democracia mediante la crescién de un fevo sistema politico insticucional, que preserve efectivamente las bases de Estado nacionalista y libertario, frente «la pretensién de socavarla".® El ge- rncral Augusto Pinoche no pudo cumplir el suefio de seguir la huclla del ge- ‘nckalisimo Franco: “morir de viejo siendo presidente de Chile”.»» % Alejandeo Wicker, Salvador Allrde... pets pp. 15-135. | © Javier innedo Castro, “Chile fines del siglo 0s entre lt modernidad, modernizacién 1a identidad”, en Eduardo Devt, Javier Pinnedo y Rafiel Segredo (comps), HI pensamiente ‘bilene en lilo 2% Mixico, Fondo de Caleta Econdmica, 1999, p. 322. ® Alejandro Wickes, “Junta milter: Objeivo nacional del gobierno de Chile”, en Chile edad y pote. Anelgi, México, UNAM, 1978, p. 308. % Javier Finnedo Casto, op et, p. 318, DEMOCRACIA Y REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICA LATINA... 221 z [LA PECULIARIDAD ARGENTINA Uno de los empleos més llamativos de os términos revolucién y democracia pa- 1a calificar a una dictadura fue el de Ia “Revolucién Argentina”, que en 1966 de- rrocé al gobierno constitucional presidido por el fadical Arcuro Illia, en particu- Jar durante los ers aos de la “presidencia’ del general Juan Carlos Onganfa. La “revolucién” se proclamé defensora de los valores de la tradicién y ma- nifesté, entre otras cosas, su propésito de realizar el “cambio de estructuras”, como parte de un “proyecto nacional”. Su gobierno fue uno de los més s6li- dos aliados de Estados Unidos. Ya a comnienzos de los aios sesenta, algunos ge- nerales, en la perspectiva de la doctrina de la “seguridad nacional” (inicialmen- te inspirada en la uleraderecha militar francesa), sostenfan que Argentina se hallaba involucrada én la tecera guerra mundial, contra enemigos comunistas abiertos y encubiertos. Aduciendo que la inepcia y la politiquerfa de gobiernos civiles favorecfan la subversién, sostenfan que en decerminadas circunstancias las Fuerzas Armadas debfan sustituirlos.™ Durante el “onganiato”, la “seguri- dad nacional”, el corporativismo y el integrismo catélicos, las posturas cerca- nas al Opus Dei y el franquismo se combinazon con politcas de cardcter des- arrollista y modernizadoras en base al gran extranjero y nacional. Esto \kimo implicé el disciplinamiento de una fuerza de trabajo con importante experiencia de lucha. También se reprimié la resistencia estudiantil y universi- taria a la imposicién de una ideologia més reaccionaria que conservadora. El dliscurso en esta etapa de la dictadura incluyé la peregrina afirmacién de que cl gobierno no habfa renunciado a la democracia, a pesar de “la desaparicién de los partidos politicos, del Congreso Nacional y de las legslaturas provincia les". Segin escribié Rati Alfonsin en el periédico opositor Inédite, el vicepre- sidente de Estados Unidos Richard Nixon realiz6 una pirueta magistral para slogiar a la revolucién y “dejar aclarada ru posicién democritica”. Adujo que jado sélo esperaba “poner en orden Ia economia para permitir la demo- cracia representativa’ >? No iba a ser la tinica versi6n de la revolucién ni de la democracia que sos- tendrian las Fuerzas Armadas, incluyendo las expuestas por quienes fueron considerados politicamente “liberales” que, en alggin caso, combinaron m: das de proteccin a la industria nacional y vetas populistas. El general Ale~ Osiris Guillermo Viegas, Plicry etratpian pare ef desarrollo y a seguridad nacional, ‘Buenot Aites, Pleamar, 1969, pp. 253 y : Radi Alfoasin, “Una bualaconcra la dicadura’ en Indio, Buenos Aires, Lega, 1986, p83. an MIRADAS DE CONJUNTO jandro A. Lanusse, al frente del gobierno y fracasado el intento de-concertar una alianza militar-politica cuando la lucha obrera, estudiantil y popular en ‘general y las acciones armadas habian hecho “ingobernable” al pals paral dic- tadura, emprendié el camino de una “democracia de partidds", cuya novedad provino de la legalizacién del peronismo mayoritario. La Revolucién Cubana influy6, como en toda América Latina, en la “cul- cura de la revolucién’” argentina, que adquitié inconfundibles rasgos propios. ‘A.comienzos de los afios sesenta habia fracasado el intento “guerrillero” enca- bezado por Jorge Ricardo En Montoneros, como en otras formacio- nes armadas de jévenes peronittas que aparecen a comicnaos de los afi seten- ta, una parce de sus jefes provenia del catolicismo conservador. Ciertos sectores de una Iglesia tradicionalmente conservadora como la argentina ~incluyendo sacerdotes, monjas y algunos obispos~ manifestaban su “opcién por los po- bres", y denunciaban desde los aBios sesenta la dificil situaci6n de los trabaja- ores. Algunos curas (como los que adhirieron al movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo) se proclamaban revolucionarios y anticapitalistas. Entre és- 108, hubo quienes optaron por el peronismo revolucionatio y constituyeron una de las Fuentes ideol6gicas de Montoneros.* | El discurso peronista nunca habfa enfatizado en la democracia pero s{en la revolucién nacionalista, invocada como liberacién nacional. En el “clima de época” se inscribe la carta dirigida por Pern en 1967 a los “compafieros”, en la que expresa que se le “desgarraba el alma” ante la muerte del Che Guevara, tuno de los grandes héroes y “la figura joven més extraordinaria que ha dado la revolucién en Latinoaméri Desde Inédito, Alfonsin invocaba al mismo tiempo revolucién y democra- cia. En 1970, transcribiendo objetivos del programa de La Hora del Pueblo (acuerdo entre radicales, peronistas y otros grupos), priori2aba “la necesidad de realizar planificadamente una verdadera revolucién pacifics” y democritica, “que liquide las viejs estructuras de la dependencia y el subdesarrollo”.»* > “Movimiento de Sacerdoes pan cl Teer Myndo, Nucsrscsincidenia sca. y 2 dle mayo de 1969", en Beatz Salo, La baala de a ideas (1943-1973), tao. Biblia 4s! Pensamiento Argentino, Buenos Aires, Ariel, 2001, pp. 231 y 232 Lacio Gero “Revolcidn, scialamo yviolenci’ bid, pp. 232-237; Carlos Mugia, "La aloes rsianoe del peronimo", sid, pp. 237-250 * juan Domingo Peéa,“Apunces dela a. N° 14", en Liana Carballo, Noemat Chater 1 Lilia Garuli, Document de Historia Argentina (1955-1976), Buen Att, EUDEIA, 1998, pp. 125-127 thd DEMOCRACIA Y REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICALATINA..._ 223 ‘Diversos sectores de la cultura invocaron también la revolucién, Humina al respecto la visién de Oscar Terin al analizar la década transcurrida entre 1956 y 1966, quien formé parte de esa “nueva izquierda intelectual” marxista nu- leada en corno a Pasado y Presente, integrada también por incelectuales escin- didos del Partido Comunista. Terén hace un recorrido por el pensamiento erf- tico argentino, desde la flosofia, las nacientes ciencias sociales, la histori, las letras y las artes, las sucesivas influencias externas, de las que su generacién hi- zo una lectura desde las crcunscancias argentinas. Recuerda las frustraciones a partic de 1955, el impacto de la Revolucién Cubana, el trinsito desde el anti- peronismo a la expectativa, las definiciones antiimperialists, antiliberales y re- volucionarias. La cita de José Aried, uno de los inspiradores del grupo y Ia re- vista, es elocuente de una opinién compartida entonces: la democracia no podia exiscie “mientras siga estando en manos de un reducido grupo de perso- ras el poder de decidir sobre el hambre, la fatiga, el trabajo, la vida misma det conjunto de los trabajadores”.2” Ya antes de 1991 —cuando publica Nuestros afios ssenta~, Terén criticaba los “puntos cicgos” de entonces y valorizaba la democracia y la tolerancia. Expresaba, sin embargo, la afioranza de “la fecun- didad de la critica hacia el poder”, de “un mundo mis justo y solidario entre log seres humans”, ya que “en definitiva quien en aquellos afios conocié la es- peranza ya no la olvida: la sigue buscando bajo todos los cielos, entre todos los hombres, entre todas las mujeres”. Perén, por su parte, a comicnzos de los afios setenta clogiaba a esa “juven- ‘ud maravillosa” que realizaba acciones tan sensacionales como el secuestro y la ejecucién del general Pedro Aramburu, juventud convertida en uno de los principales actores de la desestabilizacién de la dictadura y uno de los prota- sgonistas del trénsito hacia un gobierno peronista. ‘La revolucién de liberacién y la democracia aparecen como objetivos en el diccurso que Hécror Cémpora pronunciara ante la Asamblea Legislativa al asu- mir la presidencia de la nacién el 25 de mayo de 1973. Denuncia la dependen- cia y el saqueo de las riquezas nacionales y desarrolla los lineamientos de su go- bierno: la liberacién nacional, la independencia politica y de las relaciones internacionales, y un programa de teformas sociales, de desarrollo econémico y cultural. En un pals que habfa vivido largos afios bajo gobiernos de excepcién que habfan afectado los derechos humanos, resalta “el valor de moral de la de- ‘mocraciay Ia sustantividad del Estado de Derecho” que “siden justamente en » Jou Arc “Algunas consderaciones preliminares sobre la condicién obrer’, en Pasado 1 Procnt, sin. 9, Crdobs, abri-septiembre de 1965, p50. (© Oscar Tein, Nutro alas zene, Buenos Aires, Panto Su 1991. p. 191 a suas De conguTo us price deben pica haa ur kis onsecucacias. Nadie ene 2 he deminer con dl praca de deendarademocraca ola Hbrad: "En agosto, Cmpora renunciaba. Durante su gobiemo fue grande a influen- dela “tendencia” combativa. Los jévenes peroniscas y montoneros siguieron soma Kreis y Seca esa sie enor Gy verta en presidente el general Perén; bajo sa gobiemo, en condiciones econ6- cas difieies, se siguié apostando al ‘pacco social!” al tiempo que se agudiza- ban las confrontaciones sociales. Ya entonces, y ain inds a_partir de su muerte 1° de julio de 1974, la historia argentina iba a adquiric tonos dramicos y at transformarfa en tragedia al imponerse el 24 de marzo de 1976 la dictadu- mds sangrienta de su histori es Tah. cass te teal a Pitas dhenceeacarpeainn del Bl x, ni euando se impusieon las postriores de 1943, 1955 y 1966, habia exiido in el pas lucha armada. Pucde nes que, ee eer eros y la rilla trotskista Ejército lucionario lo contri- yaind SPREE W Gpe ee ak beatae Ta persitencia dal régimen oa ‘mucho después de la derrota de estos yes Hae ai Her on d vel refundacios jue se atribr con su involucramiento en la politica acd ed Rees al orate ae Beg UR le et Inentado el terrorismo de Estado, aplicado incluso més all de fronteras me- liante el Plan Céndor, cuyas acciones fucron controladas por el comand sur los ejéritosamericanos desde la zoba candlera de Panamd. Militarcsargen- fines pasar eat panes nee nice [mare Wador y Nicaragua, conectados con agencias estadounidenses. Un acto far- kesco desembocé en la trigica guerra de las Malvinas.‘ : | Signficarvamence, la “revolucin” desaparece de la terminologéa golpist. TFL golpe de Estado de 1976 se autodenominé simplemente “Proceso de _Reorganiaacién Nacional”. Por su parte, Cabild, una puiblicacin wlraconser- |radora, se congratulbs en junio de 1976 de que se ha hundido pars siempre ae (aes delight 9d ub Uc ULSMaNDid aa ll | nara con un nuevo gobierno civil, el tema de la democracia formé parte del | cro da daira yd es paride meses Pro dead yo nex | hasta la acrualidad, la demncracia ha sido objeco de una muy amplia produc- Gian depo sfrco en Argentine 1 cor J. Cnprs, La mtn prin Bas is BR, 1973 1 ‘For iy Le dnd bl dr legend Gare Medi Bes es Lae, 85,9710 : Pe avd ck, Le Aone uri Bano hina Epa Cap Ageing, 199,28, DEMOGRACIA Y REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICA LATINA... 225, URUGUAY: ENTRE DEMOCRACIAS Y REVOLUCIONES En Uruguay, el empleo de los términos revolucién y democracia en los afios sesenta no escapé a los “vientos revolucionarios” estimulados por la Revo- lucién Cubana, a las condiciones creadas por las dictaduras de “seguridad na- cional” vecinas, nial involucramiento de las fueraas represivas en la “contrain= surgencia’. En la época, se sostuvo que el “viejo Uruguay” politicamente demoliberal y socislmente reformista habla muerto. En todo caso, el tivo de ¢gracia Jo habia recibido en 1967, cuando el gobierno emprendi la readapear ign del pais en crisis a un modelo “estabilizador”, para cuya aplicacién y an- tela resistencia popular, el presidente Jorge Pacheco Areco gobeiné a partir de junio de 1968 y durante largas lapsos con “medidas prontas de seguridad”. Segiin dirigentes tupamaros, fue a partir de ese afio ~en que los primeros mi- litanees escudiantles fueron asesinados por la policia, cuando hubo miles de Presos y torcurados y se impuso la militarizaciénn de trabajadores— que la gue- rrlla urbana experimenté un impetuoso crecimiento, Las “medidas prontas de seguridad”, peculiar modalidad del “estado de sitio", estuvieron expresamente destinadas a abatir la resistencia sindical, estudiantil y populat, En 1964 la Convencién Nacional de Trabajadores (CN) habia resuclto res- Ponder a un previsible golpe de Estado con Ia huelga general. Las amenazas gol- Pistas se sucedieron en los afos siguientes. A partir del 27 de junio de 1973, y durante 15 dias, una huelga general fue la respuesta al golpe de Estado, Para en- tonces, la CNT reunia précticamente 2 todas las organizaciones sindicales obre- ras, de empleados piblicos y privados, y efan sus estrechos aliados secrores no ssalariados como Ia Federacién de Estudiantes Universtarios del Uruguay (reuU) y la Federacién de Teatros Independientes. El Frente Amplio y el Partido Nacional repudiaron la dictadura y dicron su apoyo a la huelga general. El presidente Pacheco contsba con cl apoyo de la mayoria del Partido Colorado y de un sector minoritario del Partido Nacional. Jorge Batlle, lider de Unidad y Reforma (otro sector colorado) habia sido el principal promo- tor de un proyecto de “modernizacién” conservadora. Eran muchas las eviden- cis sobre una corrupcién que salpicaba @ politicos y empresarios. Corpora- ciones eimpresariales apoyaron las medidas del gobierno, y banqueros y otros ‘grandes capicaliseas integraron el gabinete. Poco después de acceder ala presi- dencia, Pacheco inicié su recorrido por los cuarteles. Distinto tipo de organizaciones representativas de la sociedad civil, inclue yyendo movimientos por la libertad y la soberania, de mujeres, de laculeura, asf ‘como la Universidad de la Republica, reclamaron la vigencia de las libertades y derechos ciudadanos. En la “Carta Pastoral de Adviento", de diciembre de 26 MIRADAS DE CONJUNTO Iglesia Catblica denunciaba “la dificil situaci6n econémica y social”, yyla crisis de pafs era inscripra en la situgci6n latinoameri¢ana. La Iglesia se Tidarizaba con todos las que participaban en la dificil lucha por la justicia soi yy sosten(a la inoperancia de atribuir los males a “consignas fordneas y alos si dlicaros’, asi como pretender resolverlos “con lamados a la democracia, ala bertad y a la paz social”.“* La Presidencia, por su parte, adujo asumir “su dra- ritica responsabilidad de conducir la nacién” y manifesté su férrea decisi6n de no ceder a la oposicidn sistemética y menos aun “a la accién disolvente y subversiva que, al servicio de ideologias fordneas, pretende desmantelar las ba- ses de nuestra sociedad democritica". Mientras la Iglesia advertia sobre el em- pleo ideoldgico de democracia, el gobierno legitimaba su accionar argumen- tando que era fruto de elecciones ejemplares, “signadas por el espero total la legalidad democrética”.“? Democracia y revolucién fueron, invocados en documentos del Frente “Amplio (F4),alianza constituida el 5 de febrero de 1973 con la participacién de la casi toralidad de partidos y movimientos de la izquitrda: independiente, socialista, comunista, demécrata cristiano, y fracciones desprendidas de los dos partidos tradicionales: el Colorado gobernante, y el Partido Nacional. El fren- te politico del Movimiento de Liberacién Nacional (cupamaros) se integré al FA, y la organizacién armada suspendi6 temporalmente su accionar ance las clecciones que se celebraron el 25 de naviembre. En su Dedaracién Constitutiva el FA se presenté como respuesta a“la pro- funda crisis estructural” que el pals padecta desde décadas str, a su depen- dencia del extranjero y el predominio de “una oligarquia en directa conniven- cia con el imperialismo”, a la que responsabilizaba de las “hondas tensiones sociales y un clima de preocupacién colectiva sobre el destino mismo de la nacionalidad”. En distintos documentos y en discursos del general Liber Seregnl, su pre- sidente, el Frente Amplio se atribuia “la misién histrica de realizar la segin- 4a y definitiva etapa de la emancipacién nacional” y asumia su condicién re- volucionaria.” En el discurso frenteamplista, revolucién no fue equivalence a 4 Carlos Demasi, Alvaro Rico, Jorge Landineliy Maria Sara Lope, La cade de la demo- raia: Cromolgia eomparada de la biaria reciente del Uruguay (1967-1973), Monuerideo, enzo de Excutis lnterdsciplinatios del Uruguay y FOU, spp. 27'y 28 © Bid, pp. 69 y 70. Decaracién Consticutiva y otros documento, en Miguel Aguirre Bauley, EY Frente Amplio, Histera y Documenta, Montersleo, Eicignes de la Banda Oriental, 1985, pp. 65-104. 1 Clea del iscurso de Liber Seregi, en Selva Braeli, “Congreso de comits de base, Emus rim, 62, Montevideo, enexo-ebrezo de 1973, pp. 73-78. DEMOCRACIA Y REVOLUCION: SUS USOS EN AMERICALATINA.... 227 lucha armada de minorias sino @ un cambio radical con protagonismo del pue- blo organizado. Cuba parecta mostrar la factibilidad de Ia revoluciGn, pero ya desde 1955 el Partido Comunista y ocras fucrzas de igquierda habfan plantea- do la necesidad y la posibilidad de esa opcién. El proceso cubano condujo a la definicién revolucionaria a otros sectores como el Partido Socialist, a juven- tudes cristianas, independientes 0 escindidos de los partidos cradicionales. ‘Segiin afirman hoy algunos ex guerrilleros, la opci6n por la lucha armada par- 16 de la conviccién de que era necesario resistr los intentos golpistas. ‘Tanto en la Declatacién Programética como en otros documentos del PA, ‘un punto principal lo constituye el restablecimiento del Estado de Derecho, el fancionamiento “integral de la democracia con partidos politicos", una més fiel representacién de la voluntad ciudadana a nivel nacional y local y la vigo- rizacién “de los institutos de democracia directa y representacién de los traba- jadores, productores y usuarios en los distintos servicios municipales’. El pro- grama comprendié tn conjunto de grandes transformaciones para promover | produccién y en particular la pequefia empresa, la reforma agraria, la nacio- nalizaci6n de la banca y del comercio exterior, la planificacién del desarrollo agrario, industrial, energético y de las comunicaciones. Propuso la “elimina- ‘i6n de los grupos de poder nacionales y extranjeros [..], la reforma radical del ségimen triburario” y el estimulo a los pequefios productores.** Gran parte de 1a “incelligentzia” contribuy6 a elaborar el proyecto anterior y un plan de desa- wollo de la educacién, la cultura, la salud, la vivienda y la seguridad social. ‘Cuando la guerrilla ya habla realizado acciones especraculares, en septim- bre de 1971 el gobierno confié a los mandos militares la tarea de “enfrentar la actividad subversiva”. Ya entonces, el Ejecutivo y los mandos de las Fuerzas Armadas diferenciaban sedicién armada de subversién, calidad atribuida a las formas de accién politica y sindical que afectaban cl orden, la democracia y ameuazaban a la nacién, ‘A fines de 1971, la mayor de las guerrillas resolvié pasar a la ofeasiva, EL 14 de abril de 1972, un comando tupamaro ajusticié a cuatro integrantes del Escuadrén de la Muerte, una de las formaciones irregulares que ya haba cje- cutado 2 “subversivos". El Poder Legislative aprobé la vigencia del “estado de ‘guerra interna” por un plazo de 30 dias y la suspensién de derechos y garant{- 4 individuales. Quedaron opacados los efectos de la uelga general contra la politica gubernamental que habia paralizado gran parte del pais el dia anterior. En un clima enrarecido, las Fuerzas Armadas realizaron ejecuciones, incluyen- * Bases Programéticas del Frente Amplio (17 de febrero de 1971), en Enrique Ro £51 Frente Amplia. Conguisnahirica del pueblo uraguaye, Montevideo, 1980, pp. 48-55. fat oes o:17 de ol Seo mints deme, Fore de | Frente Amplio fueron criticas de las ejecuciones realizadas por Ia guerrilla. José Diaz, legislador y actual ministro del gobierno presidido por Tabaré Vézquea, |sostuvo entonces que no existfan condiciones para la lucha armada “porque |habfa un ejercicio [.] de la democracia politica, de la democraca liberal”. |Un mes después de la declaracién del “estado de guerra interna’, el senador | Zelmar Michelini denunciaba que el 90% de los procedimicntos habjan sido | realizados contra domicilios o cubes frenteamplistas.” Para entonces, mds de | un centenar de domicilios y locales de esta fuerza politica habfan sido objeo de arentador. El Frente Amplio llam6 a revertr la l6gica bélica y acuié la consigna: “Paz, para los cambios y cambios para la paz". Convoe6 a luchar por la rafirmacién | reer de las ora demoeriticas,y el 12 de jlo pret a volun, tid de agorar ls vias democriticas a fin de que el pueblo”, mediante su lucha y su movilizacin, “realice las grandes transformaciones por las que el pais en- tero clama’. En su discurso del 18 de julio, decfa Seregnis “Ante la confesién del fracaso por parte del gobierno (que declare estar limitado por la democra- cia), el Frente Amplio reafirma una vez més su fe en la democracia, su volun- tad de extenderla y profundizarla en todos los érdenes de la vida nacional”. Proclamaba que “el pueblo organizado democriticamente es el protagonista | del proceso histsrico”5* Como ¢s sabido, Uruguay no recorrié esta senda. En medio de las conver saciones con tupamaros presos y libres, propésitos de liquidar la coerupcién, comunicados de los militares con confusas manifestaciones sobre la necesidad | de cambios, negociaciones con politicos de casi todos los sectores, enffenta- ‘mientos con el Parlamento, se legé la diceadura cuando ya gran parte de! po- | der efectivo se habia deslizado hacia las Fuerzas Armadas. | Tambien otras corrientes politicas habfan expuesto la idea de que Uraguay necesitaba grandes cambios. El movimiento Por la Patria, mayoritazio en l in- | terior del Partido Nacional, en “Nuescro compromiso con usted”, su programa electoral en 1971, se presentaba como alternativa al oficialismo y su “modelo | radical de desnacionalizacién” y dependencia, y a su proyecto de “esabiliza- cién” y la consiguiente represién. Se presentaba también como alternativa a } “minorias que practican el culto «la unifoemidad torlitaria de pensamnientos y de comportamientos’. Afirmaba que el futuro mejor “no podra lograrse por 22s MIRADAS DE CONJUNTO | 2 Aons Lea, relate impale Montevideo Fin eS, 2002. 265 ** Vise Edis. 63, Montevideo, ces Unidos mars maye de 1973 * Gamin Werstn (comp), Le aided pala México, 989; 9-20, DEMOGRACIA Y REVDLUCION: SUS USOS EN AMERICA LATINA... “229

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