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RESPONSABILIDAD CIVIL CASOS PRACTICOS INiGo pe LA Maza GAzMuri Carvos Pizarro WILSON RESPONSABILIDAD CIVIL CASOS PRACTICOS SEGA Basados en la legislacién chilena vigente y de acuerdo a la ley 17.336 del aito 1972 y su modificacién del 0g de mayo del 2010, acogiéndonos al Titulo III de las Limitaciones y Excepciones al Derecho de Autor y a los Derechos Conexos que indiea en su Articulo 71 C: "Bs lcito, sin remunerar ni obtener autorizacién del titular, todo acto de reproduccién, adaptacién,distribueién o comunicacién al piiblico, de una obra licitamente publicada, que se realice en beneficio de personas con discapacidad visual, auditiva, ode otra clase que le impidan el normal acceso « ta obra, siempre que dicha utilizacién guarde relacién directa con ta diseapacidad de que ‘se trate se leve a cabo a través de un procedimiento o medio apropiado para superar la diseapacidad y sin fines comerciales. En los gjemplares se sefialaré expresamente la circunstancia de ser reatizados bajo la excepeién de este articulo y la prohibiciin de su distribueién y puesta a disposicién, a cualquier titulo, de personas que no tengan la respectiva diseapacidad." Por tanto damos cumplimiento al inciso 2 de la norma citada RESPONSABILIDAD CIVIL ‘cASOS PRACTICOS © IRIGO DE LA Maza Gazmurt - CARLOS PIZARRO WILSON Inpice ABREVIATURAS «sesssssssssee INTRODUCCION (COMENTARIO DE SENTENCIA LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDAD CIVIL EL DENOMINADO CUMULO U OPCION DE RESPONSABILIDADES. OBJETIVOS 1. CONDICIONES DE LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILI- DADES «ssseseee II. LAS TEORIAS ACERCA DE LA CONCURRENCIA DE RESPON- SABILIDADES TI]. EL CUMULO U OPCION EN LA RESPONSABILIDAD MEDICA ... BIBLIOGRAFIA ... ACTIVIDADES (COMENTARIO DE SENTENCIA, RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PROPIO Y POR EL HECHO AJENO OBJETIVOS I. LA RESPONSABILIDAD Y LA RELACION ENTRE EL PRINCI- PAL Y BL AGENTE 0 SUBCONTRATISTA .. 12 15 17 18 23 24 II, REGLA JURIDICA APLICABLE EN LA ESPECIE. a) La responsabilidad por el hecho propio b) La responsabilidad por el hecho ajeno ex. 2.320 del Cédigo Civil 1, Régimen juridico de la responsabilidad por el hecho ajeno . 2. Aplicacién al caso ... ¢) La indemnizaci6n del dafio moral... 1) El dafto moral: distinciones y compensacién de culpas 1.1. Categorias del daiio moral 1.2. La compensacién de culpas 2) Avaluacién del dafio moral 2.1. Apreciacién general La facultades econémicas del demandado ACTIVIDADES .. Caso pRACTICO RETIRO UNILATERAL DE TRATATIVAS PRELIMINARES Y RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL OBJETIVOS ... I, LA IDENTIFICACION Y PRINCIPIOS DE LA ETAPA DE TRATA- ‘TIVAS PRELIMINARES II. LAS CONDICIONES BAJO LAS CUALES EL RETIRO UNILATE- RAL GENERA LA OBLIGACION DE INDEMNIZAR EL DANO CAUSADO a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebracién del contrato b) Retiro unilateral injustificado. ixpice Pagina 26 27 28 29 31 31 32 32 Bg) 34 34 36 42 47 48 50 SI 353 fypice mm Pagina III. EL ESTATUTO DE RESPONSABILIDAD A TRAVES DEL CUAL, DEBE RECLAMARSE DICHO DANO eae 56 ACTIVIDADES 58 (Caso PRACTICO INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL, CULPA GRAVE Y DOLO OBJETIVOS ....... abd 65 1. EL JUICIO DE REPROCHE .... 67 II. EL DOLO 69 TI. La CULPA... . 70 IV. LA ASIMILACION DE LA CULPA GRAVE AL DOLO.....+.00 71 BIBLIOGRAFIA «.-.ssseoeses00 osononononen 75 ACTIVIDAD 75 (COMENTARIO DE SENTENCIA LA CAUSALIDAD OBJETIVOS seneennnces 77 1. APLICACION DE LA TEORIA DE LA EQUIVALENCIA DE LAS. CONDICIONES .. Hi Il. CAUSALES DE EXONERACION QUE INTERRUMPEN LA CAUSALIDAD...... eee 84 EXTRACTO DE LA SENTENCIA «ssssssssssssssssen 85 BIBLIOGRAFIA Y SENTENCIAS. career tee 86 ACTIVIDADES fees 87 Iv Caso prAcTi¢o. LA FUERZA MAYOR COMO DEFENSA DEL DEUDOR Opsetvos INTRODUCCION I, DE LA CULPABILIDAD . II, ...HACIA LA CAUSALIDAD IIL, EL RECORTE DE GAS Y LA FUERZA MAYOR .... ACTIVIDADES .. COMENTARIO DE SENTENCIA. EL LUCRO CESANTE: PROCEDENCIA Y CALCULO. I. LA CALIDAD DE LAS VICTIMAS Il. PROCEDENCIA DE LA INDEMNIZACION: EL CARACTER HI- POTETICO DE LOS BENEFICIOS ... III, CUANTIA DE LA INDEMNIZACION: ALGUNAS PAUTAS GENE- RALES ACERCA DEL CALCULO DEL LUCRO CESANTE ... IV. LA PRUEBA DEL LUCRO CESANTE .. ACTIVIDADES RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA PRIVADA DE SALUD. Caso prActico OBJETIVOS ...... 1, LA INFLUENCIA DE LA RESPONSABILIDAD PENAL EN EL AMBITO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL, IL. La RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE .. invice, Pagina 100 103, 106 109 115 118 121 122 124 126 inpice III. LA RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA POR EL HECHO PRO- PIO TV, EXTRACTO DE LA SENTENCTA wssssscssssssseessesensen V. BIBLIOGRAFIA VI. ACTIVIDADES Caso pRACTICO RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE. OBjJETIVOS I, LAS CONDICIONES DE LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRE- SARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE II. EVOLUCION JURISPRUDENCIAL DE LA RESPONSABILIDAD. DEL EMPRESARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE . A. Intento de contractualizacién de la responsabilidad del empresario B, Objetivacién de la responsabilidad del empresario .. 1. Técnicas que hacen més estricta la responsa- bilidad ... 2. Régimen de la responsabilidad ... BIBLIOGRAFIA ACTIVIDAD ‘COMENTARIO DE SENTENCIA RESPONSABILIDAD CIVIL MEDICA Y POR ACCIDENTE DEL TRABAJO Opserivos I. FUNDAMENTO Y REGIMEN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD. CIVIL II. LAs VICTIMAS Y EL FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILI- DAD CIVIL ma Ps eeserrsiaunenast 137 138 142 142 143, 143 145 146 147 VI II. ASPECTOS PROCESALES .. A. La causa de pedir y la responsabilidad civil .. B. La competencia de los juzgados laborales y las victimas por rebote .. EXTRACTO DE SENTENCIA INET WIS). ABE se esrntst gr aemnteerener rey REDACCION DE DEMANDA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO. OpsETIVO ACTIVIDAD soexennriie Caso pRACTICO RESPONSABILIDAD DE DIRECTORES Y GERENTES DE SOCIEDADES ANONIMAS OBJETIVOS .. BIBLIOGRAFIA .. ACTIVIDADES Caso pRrACTICO ‘TRANSACCION Y SOLIDARIDAD COIN alec enrscharntsiginaerenshremnemeenslinn ACTIVIDAD .......00044 inpice Pagina 157 157 159. 161 165 171 183, 185 190 191 197 200 JCPG Ltda. Pp. RD, ABREVIATURAS articulos avenida Cédigo Civil alemén Casacién Civil confréntese crénica Corporacién del Cobre Corporacién Nacional Forestal Considerando Constitucién Politica Recueil Dalloz doctor doctora Decreto Supremo fojas Juris Classeur Periodique Général Librairie Générale de Droit et Jurisprudence Ley de Sociedades Anénimas limitada nota numero pagina paginas Revista de Derecho y Jurisprudencia RTD civ. S.A. sec. SLL. Sr. Sra. IxiGo pe LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON Revue Trimestrielle de Droit civil Sociedad Anénima seccién Seftor Juez de Letras seflor sefiora siguientes Su Sefioria Usfa INTRODUCCION La responsabilidad civil constituye hoy una de las tematicas mas importantes del Derecho de las Obligaciones. En la reforma curricular introducida en las facultades de Derecho mas importantes en nues: tro pais, ha pasado a ocupar un semestre completo en la estructura curricular, En los tribunales cada dia son mas numerosas las de mandas para obtener la indemnizacién de perjuicios ocasionados por actividades de diversa naturaleza. En la doctrina también ha existido en el tltimo tiempo una mayor publicacién consagrada al tema. Este no es un fenémeno exclusivo de la realidad chilena. En el extranjero es dificil exagerar la relevancia de la responsabilidad civil. Tanto en el sistema del common law como en aquel conti- nental cada dia son mas las obras destinadas al estudio de esta rama del Derecho. Sin embargo, y pese a la relevancia de la materia, en la mayoria de las facultades de Derecho del pais se sigue ensefiando la responsabilidad civil de espaldas a la practica de la misma. Los pro- fesores explican por via de la clase magistral los contenidos, recu- rriendo ya sea al tratado de Arturo Alessandri u otro mas actual. De ahi que hayamos sentido la necesidad de entregar una obra que re- coja ejercicios de responsabilidad civil que permitan a los alumnos aplicar los conocimientos dogmaticos recibidos en clases. 4 INiGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON En forma de talleres o seminarios de trabajo los ejercicios que se presentan pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar destre- zas para la practica profesional de la responsabilidad civil. Se tra- ta, entonces, de una obra destinada a los estudiantes, con el objeti- vo que desarrollen destrezas especificas en esta area como el comentario de sentencia y el caso practico. Para cada ejercicio hemos agregado una actividad con preguntas, andlisis de senten- cias, redaccién de demanda 0 casos practicos. Hemos creido con- veniente agregar en la mayoria de los ejercicios una breve biblio- graffa fundamental. Para la elaboracién del libro hemos recurrido a los comenta- rios de jurisprudencia que publicamos en la Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, los talleres practicos Ilevados a cabo durante el curso de responsabilidad civil imparti- do en la Universidad Diego Portales, en la Universidad de Chile y en nuestra practica profesional. El método esta inspirado en los travaux pratiques de la ensefianza francesa del Derecho y, en par- ticular, tuvimos en cuenta el libro de los profesores Paul-Henri Antonmattei, Jacques Raynard y Jean-Baptiste Seube, Travaux dirigés de droit des obligations, Paris, Litec, 2002. Agradecemos el apoyo de la Fundacién Hewlett para el des- arrollo de este proyecto y esperamos que sea de utilidad para nues- tros estudiantes y colegas en la ensefianza de la responsabilidad civil. INIGO CARLOS DE LA MAZA GAZMURI PIZARRO WILSON COMENTARIO DE SENTENCIA LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDAD CIVIL EL DENOMINADO CUMULO U OPCION DE RESPONSABILIDADES OBJETIVOS * Conocer el problema del cimulo u opcién de responsabili- dades planteado en la sentencia. * Conocer las teorfas para justificar la procedencia o improce- dencia de la opcién. ° Identificar las peculiaridades del ctimulo u opcién en casos de responsabilidad médica como el que resuelve esta sentencia. En una intervencién quirtrgica, la pabellonera, dependiente de la clinica, encargada de la identificacién de las sustancias 0 medica- mentos que debfan usarse en la operaci6n incurrié en un error al vaciar dos litros de cloruro de sodio en el recipiente destinado a recibir sorbitol, el compuesto que debio haberse utilizado para irri- gar la vejiga del paciente. La irrigacién de cloruro de sodio en la vejiga del paciente por algunos minutos le causé lesiones consisten- tes en el sangramiento difuso y moderado de la vejiga, producién- dole una “Ccistitis intersticial” con la consiguiente pérdida de capaci- dad de la vejiga como reservorio de orina, que result6 en poliaquiuria, cuya curaci6n o sanacién espontanea resulta muy improbable. 6 INiGo DE LA Maza Gazurt - CarLOs PizaRRO WILSON Se demanda la responsabilidad extracontractual de la clinica por el hecho ajeno. No existe mayor informaci6n sobre la senten- cia de primera instancia, salvo que acoge los argumentos del deman- dante. La sentencia es apelada y la Corte de Apelaciones confirma la sentencia, negando lugar a la indemnizaci6n por lucro cesante, por no haberse acreditado el dafio, y concediendo $5.000.000 (cinco millones de pesos) por concepto de dafio moral. El demandante fund6 su pretensién en la existencia de un cuasidelito civil cometido por una persona que se encontraba al cuidado de la clinica y que podria haberse evitado si el estableci- miento médico hubiera ejercido adecuadamente el cuidado que su respectiva autoridad le conferia sobre su dependiente. La demandada, por su parte, sefialé que no ha existido omi- sién, descuido o negligencia que hiciera posible el hecho dafioso. Agrega, ademas, que no procede aplicar las reglas sobre responsa- bilidad extracontractual toda vez que entre las partes del proceso existia una relaci6n contractual. Los hechos descritos dan lugar a la discusién de una serie de puntos de derecho. Entre ellos, es posible destacar la responsabili- dad médica, la responsabilidad por el hecho ajeno, la procedencia del lucro cesante y su prueba en el caso de daifios fisicos, la proce- dencia y avaluaci6n del dafio moral, la calificacidn de las acciones civiles y el cimulo de responsabilidades. Este comentario se cir- cunscribe al andlisis de la concurrencia de responsabilidades en el caso chileno con algunas menciones al Derecho Comparado. El problema sobre el cual interesa detenerse es si, asumiendo que existia contrato de prestaci6n de servicios hospitalarios, podia el paciente demandar extracontractualmente las indemnizaciones pertinentes a la clinica por responsabilidad por el hecho ajeno. En el caso en cuesti6n, el tribunal estim6 que: “de existir dicha rela- ci6n [la contractual], nada impediria que el actor pudiera acogerse a las disposiciones relativas a la responsabilidad extracontractual RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOs PRACTICOS 7 para lograr la satisfaccidn a las pretensiones formuladas en la de- manda”. La Corte, sin embargo, no justifica esta conclusién que, como se vera, ha sido objeto de una ardua discusi6n en el Derecho Nacio- nal y Comparado. Un examen del problema contribuiré a esclare- cer si la decisi6n del tribunal en este punto fue o no correcta. La estructura del comentario es la siguiente: — En primer lugar, se indica cual es el problema que intenta re- solver el cimulo u opcidn y cudles los requisitos para que se pre- sente. Sobre lo anterior se aclara que existen casos en que la doctrina esté conteste en que no se satisfacen los requisitos, otros en que satisfaciéndose hay consenso en que procede 0, bien, en que no procede; a continuaci6n, se sugiere que la hipdtesis mas desafian- te respecto al ctimulo u opcién es aquélla en que se encuentra este caso, es decir, esto es un contrato cuyo incumplimiento constituye un ilfcito civil y en el que las partes no han distribuido contractual- mente los riesgos. — En segundo lugar, se exploran las diversas posiciones sobre el problema en el Derecho Nacional y Comparado. —En tercer lugar, se advierte que es un caso de responsabilidad médica de una clinica por el hecho de su dependiente y se revisan dos posiciones doctrinarias. I. CONDICIONES DE LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDADES EI problema del ctimulo de responsabilidades se configura cuan- do el incumplimiento de un contrato constituye, a la vez, un delito o cuasidelito civil. Contrario a lo que pareciera indicar su nombre, el problema del ctimulo u opcién no refiere a si la victima puede 0 no agregar las indemnizaciones por incumplimiento contractual y 8 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLOs PIZARRO WILSON por el delito 0 cuasidelito. Nadie discute que, atendida la funcién reparatoria de la responsabilidad civil en el caso chileno, no resul- ta posible. La duda radica en si la victima puede optar, por el esta- tuto contractual o extracontractual, al solicitar la indemnizacién o si, en cambio, la existencia del contrato lo vincula inexorablemen- te. En palabras de Ram6n Meza Barros el problema: “se traduce en averiguar si el incumplimiento de la obligacién emanada de un contrato da origen a una responsabilidad exclusivamente contrac- tual o si, originando igualmente una responsabilidad delictual o cuasidelictual, puede el acreedor elegir una u otra para obtener la reparacién del dafio”! El ctimulo u opcién de responsabilidades dista de ser un capri- cho académico, la opcién entre uno y otro estatuto posee numero- Sas consecuencias practicas derivadas de las diferencias que es posible apreciar en el Derecho chileno respecto de la responsabili- dad contractual y extracontractual?. En general, se ha sostenido que los requisitos del cimulo u opci6n son tres. — Primero, como ya se ha advertido, es necesario que el hecho causante del daiio constituya incumplimiento de una obligacion contractual y violacién de un deber general de cuidado*. ' Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las obligaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1986-1987, p. 263. 2 Véase, por ejemplo, Arturo ALESSANDRI RopricuEz, Responsabilidad extracon- tractual en el derecho civil chileno, Santiago, Imprenta Universitaria, 1943, p. 51; Hernan Corrat Tatciani, Lecciones de responsabilidad extracontractual, Santiago. Editorial Juridica de Chile, 2003, p. 33 y Pablo Ropricuez Grez, Responsabilidad extracontrac- tual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1999. 3 Véase Guillermo Garcia VaLpecasas, “El problema de la acumulacién de la res- ponsabilidad contractual y delictual en el derecho espafiol”, en Revista de Derecho Pri- vado, Madrid, octubre, 1962, p. 831 y ss. 4 Conviene advertir que no todo incumplimiento contractual supone la infraccién a un deber de cuidado. La coincidencia se presentara tnicamente cuando el hecho genera- RusPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 9 — Segundo, es necesario, ademas, que la victima de la infrac- cién contractual y delictual sea la misma persona, el acreedor con- tractual. —Tercero, la doble infraccién debe haber sido cometida por la misma persona. En el caso resuelto por la sentencia se presentan los tres requisitos. La irrigaci6n con sorbitol constituye incumpli- miento de contrato y una omisién del deber general de cuidado, aun cuando no hubiese existido contrato el paciente hubiese podi do reclamar la indemnizacién en sede extracontractual. Asimis mo, coinciden el acreedor y la victima por una parte y, por otra, el causante del dajio y el infractor del contrato. Para continuar con el examen del caso conviene despejar des- de ahora aquellas situaciones que no resultan conflictivas para la doctrina porque 0, bien, no concurren todos los requisitos de la opcién o, bien, se acepta sin discusion. Estas pueden ser divididas en dos grupos. El primero comprende situaciones en que los su- puestos se asemejan a los del ctimulo, pero no Ilegan a confundir- se con éstos. Dentro de dicho grupo —y sin 4nimo exhaustivo de identificarlas todas— la primera situaci6n ocurre cuando el dafio ha sido causado por distintas personas, una de las cuales se encuentra relacionada contractualmente con la victima y la otra no. Alli re sulta claro que la victima podra dirigirse contractualmente contra Ja primera y utilizando las reglas aquilianas contra la segunda. La segunda tiene lugar en casos donde el incumplimiento del contra- Continuacién nota + dor del dafio diera lugar a indemnizaci6n, aun, sino existiera el contrato, Asf, por ejem: plo, la infraccién al deber de entrega de la compraventa s6lo posee relevancia juridica existiendo contrato, no sucede lo mismo, por ejemplo, en el caso que resuelve la set cia que se comenta en estas paginas. Sobre el caso de la responsabilidad méd caimulo se puede consultar Pedro Zetava Ercuecaray, “Responsabilidad civil de los hospitales y clinicas modernas: tendencias jurisprudenciales, en RDJ, tomo xciv, N° 2, 1997, pp. 60-62. 10 InIGo pe LA Maza Gazmurt - Cartos Przarro WILSON to no s6lo dajia al cocontratante sino, ademas, a un tercero. En este caso, el tercero podrd dirigirse extracontractualmente contra el cau- sante®. La tercera que puede identificarse ocurre en aquellos casos en que un mismo hecho genera, por una parte un incumplimiento contractual y, por otra, un daiio diverso, susceptible de ser alega- dos bajo el estatuto extracontractual®, Aqui existen, en verdad, dos hipotesis de dafio diversas, sujetas cada una a un estatuto distinto. Cuarta, es aquélla en el que no existe verdadero contrato entre las partes, como sucede en el transporte benévolo. Quinta, tiene lugar respecto de los actos 0 contratos declarados nulos por sentencia judicial ejecutoriada. Finalmente, una sexta tiene lugar cuando uno de los contratantes le ocasiona a otro un dafio a través de un hecho que no constituye incumplimiento del contrato’. Dentro del segundo grupo se encuentran otras dos situaciones en las cuales, concurriendo los requisitos de la opci6n, ésta se acepta sin discusiones. La primera de ellas ocurre cuando asf lo han pacta- do las partes. La segunda tiene lugar cuando el incumplimiento del contrato configura, ademas, un delito 0 cuasidelito penal y se reclama la responsabilidad civil en sede penal. En el primer caso es la voluntad de las partes lo que hace indiscutible la procedencia de la opcidn; en el segundo, la existencia de una disposicién legal 5 Sobre estas dos primeras situaciones véase Mariano Yzquterpo Toisapa, Responsa- bilidad civil. Contractual y extracontractual, Madrid, Editorial Reus $.A., 1993, p. 114. Es Leslie Tomasei.o Harr quien identifica esta tercera situaci6n y la ejemplifica~ citando a René Demogue-con el caso de un accidente ferroviario que hiera aun pasajero y, a la vez, dafie un inmueble de su propiedad, vecino al lugar de los hechos. Véase El dafo moral en la responsabilidad contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1969, p. 261 7 Aestas tiltimas tres situaciones se refiere Rodrigo Barcia LeHMAN, “Algunas con- sideraciones sobre el principio de responsabilidad contractual”, en Instituciones moder- nas de Derecho Civil. Homenaje al profesor Fernando Fueyo Laneri, Santiago, Edito- rial Juridica ConoSur Ltda., 1996, pp. 564-565. RESPONSABILIDAD CIviL., CASOS PRACTICOS ' que faculta a la victima a alegar la responsabilidad civil bajo las reglas extracontractuales®. Conviene detenerse sobre aquellas situaciones en las que la doctrina parece encontrarse de acuerdo con que la opcidn no re sultarfa procedente. El caso aqui es aquél en que las parte: distribuido de manera contractual los riesgos del incumplimiento Usualmente se ha sefialado que el argumento seria la fuerza obli gatoria del contrato’. Hernan Corral agrega que, en este caso, se ria contrario a la buena fe que una de las partes invocara el estatu- to extracontractual para arribar a una soluci6n distinta. El autor previene, sin embargo, que este razonamiento no seria aplicable a los contratos por adhesi6n o a aquellos que contienen clausulas: predispuestas, pues allf resulta irreal sostener que el adherente ha participado con su voluntad en dicha distribucién!°. Considerados los casos anteriores parece posible concluir que la situacién mas controvertida para la discusién acerca de la op cién de responsabilidades es aquélla en que satisfaciéndose sus requisitos, el incumplimiento contractual no configura delito o cuasidelito penal 0 no haya sido alegado como tal y las partes no han distribuido en el contrato los riesgos derivados de su incum- plimiento. Este es, precisamente, el caso resuelto por la sentencia en comento. Por una parte, existe contrato entre las partes, por otra, la infraccién de las obligaciones contractuales no ha sido ale- gada como ilfcito penal y, por ultimo, no existe una de riesgos convenida expresamente en el contrato. han ibucién 8 Sobre estos dos casos véase ALEssANpri Ropricurz (n. 2), p. 91. 9 Las partes utilizarfan el contrato para distribuir los riesgos de su incumy Al hacerlo estan previendo los gastos que estin dispuestos a afrontar y si esa op\ sostiene, debe ser respetada. No hacerlo vulnerarfa el principio de Ia autonom! voluntad 10 CorraL TALCIANI (n. 2), pp. 36-37. 12 INIGo DE La Maza Gazurt - CarLos Pizarro WILSON TL. LAs TEORIAS ACERCA DE LA CONCURRENCIA. DE RESPONSABILIDADES En general, la doctrina chilena se ha inclinado por no aceptar la opcidn de responsabilidades con las condiciones recién apunta- das!'. Asi, por ejemplo, Arturo Alessandri, siguiendo a los Ma- zeaud, ha sostenido que en el silencio de las partes respecto a la distribucién del riesgo derivado del incumplimiento contractual, debe entenderse que éstas han aceptado tacitamente la aplicacion del estatuto contractual!”, Por lo mismo, permitir que se persiguiera la responsabilidad del deudor fuera de los limites del contrato se- ria simplemente infringirlo. Planteadas de esta manera las cosas, todo el problema radicarfa en determinar si el hecho que produjo el dafio constituy6 o no la infraccién de una obligacién contrac- tual, si asf fue no habria lugar para la opcién!. En el Derecho Comparado se denomina a esta posicién “teorfa de la no acumulacién (non cumul) o de la absorcién”, Justificando su aplicacién, Chironi ha sefialado que: “las partes han sometido ese interés [aquel lesionado por la infraccién del contrato] a una particular tutela, y por ello lo han sustrafdo de cualquier otra tutela genérica preexistente. No puede ser juridicamente serio el que, segtin las necesidades 0 conveniencias, la victima opte por situar su pretensi6n en la 6rbita extracontractual, en la que obtendra un mayor resarcimiento si todavia no ha transcurrido el breve plazo "I Véase, por ejemplo, ALESSANDRI RopriGUEz (n. 2); RopriGuez Grez (n. 2); Toma- SELLO Hart (n. 6). ! La voluntad tacita se prestarfa respecto de las reglas supletorias las partes, Si éstas nada dicen se entiende que han aceptado las reglas de la responsabili- dad contractual, que actian como elementos de la naturaleza del respectivo contrato, véase articulo 1.444 del Cédigo Civil. le la voluntad de '3 ALessanpri Ropriuez (n, 2), pp. 86-87. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 13 prescriptivo, 0 por resignarse a una indemnizacién del dafio con tractual previsible si ha transcurrido ya”!4. Mariano Yzquierdo Tolsada allega un nuevo argumento, sos teniendo que los factores de integracién contractual han determi- nado la expansion del contenido obligacional del contrato —inclu- yendo, por ejemplo, obligaciones de informacion y seguridad que las partes no convinieron explicitamente- y, por lo mismo, la po- ibilidad que la responsabilidad contractual absorba los datos oca- sionados en el marco del contrato, lo cual harfa innecesario recu rrir a la responsabilidad extracontractual en busca de un resultado justo. Esta teorfa es actualmente dominante en el caso francés. No sucede lo mismo, sin embargo, en Espaiia, Italia, Alemania, Sui- za, Grecia y Japon, donde compite con otras que aceptan el cimu- lo!5, Segtin Genévieve Viney, en el caso francés, los tribunales han argumentado en contra del ctimulo la fuerza obligatoria del contrato y el respeto a la autonomia del régimen de la accién en la responsabilidad contractual !®, Como ya se ha advertido, la aceptacién de la opcién es es entre los autores chilenos. A favor de ella, en general, se manifies- tan Rodrigo Barcia y Hernan Corral y, respecto de la responsabili- dad médica, Pedro Zelaya!’. El primero, sefialando que no existe una regla expresa que impida a la victima la eleccién del estatuto que utilizaré para reclamar la indemnizaci6n de perjuicios. Res- pecto a la fuerza obligatoria del contrato, este autor indica que el 4 Citado en ¥zquiervo Totsana (n. 5), p. 118. '5 Véase Gentvieve Viney, Traité de Droit Civil. Introduction a la Responsabilité, 2* ed. Paris, LGDJ, 1995, p. 406 y Santiago CavaNtLas MUica e Isabel TaPta FERNANDEZ, La concurrencia de responsabilidad contractual y extracontractual, Tratamiento sustantivo y procesal, Madrid, Editorial Centro de Estudios Ramon Areces, S.A., 1992, p. 66. 16 Viney (n. 15), pp. 407-410. '7 Sobre la posicién de Pedro Zelaya se volverd mas adelante. 14 INIGO pE LA Maza Gazurt - Cartos Pizarro WiLson, contrato puede ser invalidado por causas legales y al demandar la victima, sirviéndose de las reglas extracontractuales, s6lo habria optado por la invalidez del contrato por causas legales. Respecto al argumento segtin el cual aceptar el cimulo de responsabilida- des significaria echar por tierra el principio de la autonomia con- tractual, Rodrigo Barcia sostiene que el legislador chileno prefirié proteger la voluntad real de los declarantes a aquélla declarada. No parece razonable —contintia el autor— supgner del silencio de las partes que éstas pretendieran regular los posibles ilicitos civi- les que el cumplimiento puede acarrear, salvo que asf se haya esti- pulado!8 , Por su parte, Hernan Corral afirma que el ctimulo pro- cederia en todas aquellas ocasiones en que, aun, prescindiendo del contrato el daiio causado seria igualmente indemnizable bajo las reglas aquilianas!®. Este tiltimo autor no se extiende, sin embargo, sobre los fundamentos de su posicién. En el Derecho Comparado”, la teoria del concurso de accio- nes 0 de la opcién”! se ha justificado argumentando, por una parte, una suerte de voluntad implicita de las partes de no excluir el esta- tuto extracontractual. Asi, por ejemplo, Guillermo Garcia Valde- casas, siguiendo a Van Ryn sefiala que: “debe presumirse la vo- Barcia Leaman (n. 7), p. 564 8 ConraL TaLciant (n. 2) p. 36. 20 Véase CavANILLAS MUica y TAPIA FERNANDEZ (n. 15), p. 69 y 21 CavaNiLLAs Micica explica que resulta més adecuada la denominacién “concurso nes” toda vez. que, aun existiendo dos acciones procesales distintas para deman- das de responsabilidad contractual y extracontractual, la expresién opcién de responsabi- lidades no es plenamente descriptiva, toda vez que no se trata tinicamente de escoger entre el ejercicio de una accién de responsabilidad contractual y el de una de responsabi- lidad extracontractual, toda vez que pueden plantearse aun dos problemas, a saber: 1) la posibilidad de intentar una de las acciones en un nuevo proceso en aquellos casos en que Ja acci6n alternativa no hubiese tenido éxito en un proceso anterior y 2) si aun cuando la acci6n intentada en el primer proceso sea exitosa es posible intentar la accién alternativa cuando no se haya obtenido con la primera la total reparacién (n. 15), p. 67. de ai RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS. 15 luntad favorable a la opcién mientras no se pruebe la voluntad de excluir la responsabilidad delictual””?. A este argumento se afiade aquél segtin el cual la normativa sobre responsabilidad extracontractual seria de orden ptblico y, por lo tanto, inderogable. Por otra parte, se ha argumentado que no resulta razonable que el deudor que sufre el dafio se encuentre en una situacién desmejorada respecto a un tercero que lo sufriera. Se sefiala, ademas, que es posible apelar a los instrumentos de integracién —Ia analogia y los principios generales del Derecho: para favorecer la opcion. A la analogia se puede recurrir, pues en otras ocasiones el legislador permite a la victima la opcién entre otras acciones. A los principios generales se acude sefialando como tales la proteccién de la victima de un dafio y —algo circularmen- te—a un principio de opcién”’. Como ya ha sido advertido, la teo- ria de la opcién ha sido recogida por tribunales italianos, alema: nes, suizos, espafioles y en algunos paises del common law”. TL. EL COMULO U OPCION EN LA RESPONSABILIDAD MEDICA Concluido ya este somero andlisis de las coordenadas genera- les del problema del ctimulo u opcién de responsabilidades, convie- ne precisar que la sentencia en comento refiere a un caso de respon- sabilidad médica. Un caso en el que, ademas, se demanda a una clinica por el hecho de su dependiente. En este tipo de casos el problema de la opcién adquiere una fisonomia particular que con- 2 Garcia VALDECASAS (n. 3), p. 838. 23 Véase, en general, Garcia VALDECASAS (n. 3). > Una buena descripcién de todos estos casos en CavaniLLas Muaica y Tapia FEr- NANpEzZ (n 15), p. 69 y's 16 INico DE LA Maza Gazmurt - CarLos PIZARRO WILSON, viene considerar al momento de evaluar la decisién del tribunal. Seguin sefiala Pedro Zelaya no resulta deseable en estos casos una aplicaci6n estricta e indiscriminada de aquella doctrina que niega lugar a la opcidn. Las razones que allega este autor son dos: — En primer lugar, en la mayoria de los casos resulta dificil determinar con precisién los limites entre la responsabilidad con- tractual y extracontractual tanto del recinto hospitalario como de los médicos que trabajan en él. —En segundo lugar, negara la victima la posibilidad de servir- se del estatuto extracontractual le acarrea diversos inconvenien- tes. Con relacién a lo primero, Pedro Zelaya sostiene que contra- tos como el que dieron origen al conflicto que resuelve la sentencia en comento son generalmente consensuales e innominados; por lo mismo, resulta artificial intentar imputarles a sus clausulas el ca- racter de tinica fuente de todos los deberes de conducta que deben ser asumidos por el hospital, el profesional 0 ambos. Agrega que en los casos de medicina curativa o terapéutica existe una multi- plicidad de casos en los que, en raz6n del estado en que el paciente ingresa al recinto, ni él ni sus parientes o representantes prestan su consentimiento para la operaci6n 0 tratamiento médico. — En tercer lugar, aun cuando el paciente haya prestado su vo- luntad para contratar tanto con el hospital como con el médico tratante —sostiene el autor— dicha voluntad no se extiende a la par- ticipaci6n de otros profesionales que, en la practica, suelen parti- cipar de las intervenciones o tratamientos. De acuerdo con lo segundo —los inconvenientes para la vic- tima de limitar su opcién al estatuto contractual— el autor identifi- ca, entre otros, los siguientes argumentos: — 1) salvo dolo 0 culpa grave no podra demandar los perjuicios imprevistos, — 2) por regla general no podré demandar la reparaci6n del dafio moral, RESPONSABILIDAD CIVIL. CASS PRACTICOS 7 — 3) no podra aprovecharse de la presuncién de solidaridad pasiva propia de sede extracontractual, —4) puede verse sujeta a cldusulas limitativas 0 eximentes de responsabilidad”. Divergiendo, en parte, de la opinién de Pedro Zelaya, C Pizarro considera que en los casos de responsabilidad por el hecho ajeno de las clinicas, en que existe contrato, debe aplicarse el estatu to contractual. Este ultimo autor sefiala que, existiendo un contra to de hospitalizaci6n entre la clinica y el paciente, aquélla respon de por el hecho de sus dependientes bajo el estatuto contractual?” Sostiene que esta situacién puede ser deseable para la victima en la medida que la responsabilidad contractual se objetivice, como ha sucedido con la responsabilidad extracontractual por el hecho ajeno2’, rlos BIBLIOGRAFIA ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO, Responsabilidad extracontra tual en el derecho civil chileno, Santiago, Imprenta Universi- taria, 1943. 25 Ze ava Brcuecaray (n. 4), pp. 60-62. 26 “La responsabilidad médica por el hecho ajeno”, en Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, N° 1, Santiago, 2003, pp. 199-201 27 Carlos Pizarro Wilson sostiene que la responsabilidad de las clinicas por el hecho de sus dependientes se ha fallado, generalmente, utilizando el estatuto extracontractual, porque frecuentemente se trata de acciones civiles que nacen de un delito 0 cuasidelito y, por lo mismo, caen dentro de uno de los casos en que se permite la opcidn. No obstante, el articulo 59 del nuevo Cédigo de Procedimiento Penal dispone que las acciones destinadas a obtener Ia reparaci6n de las consecuencias civiles del hecho punible contra personas distintas al imputado o por personas distintas a la victima s6lo podrin ejercerse ante el tribunal civil competente. En ese escenario no cabrfa lugar a la opcién, Véase Carlos Pizarro WiLson, “La responsabilidad médica por el hecho de otro”, en Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, N° 1, Santiago, 2003, p. 196. 18 IkiGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos P1Zarro WILSON CorRAL TALCIANI, HERNAN, Lecciones de responsabilidad extra- contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003. YZQUIERDO TOLSADA, MARIANO, Responsabilidad Civil. Contrac- tual y extracontractual, Madrid, Editorial Reus S.A., 1993. ACTIVIDADES . Segtin su opinién, ,procedfa en este caso la opcidn de res- ponsabilidades como lo fallé la Corte? 2. {Le parece concluyente el argumento segiin el cual en el silen- cio de las partes debe interpretarse que su voluntad real fue no excluir el estatuto de responsabilidad extracontractual? 3. ¢Considera que las peculiaridades de la responsabilidad mé- dica en este caso allegan nuevos argumentos para permitir la opci6n de responsabilidades? 4. (En la siguiente sentencia cree usted apropiado recurrir a la aceptaci6n de la opcién de responsabilidades para aplicar el estatuto de responsabilidad extracontractual? Corte de Apelaciones de Concepcién, 10 de agosto de 2000, LexisNexis, N° 22158. “Visto: En cuanto a la apelaci6n: ..Se tiene en su lugar y, ademds, presente: 1) Que el juez de primera instancia ha dado por establecido que Adriana Yolanda de la Luz Fierro Caamaiio fallecié a raiz de una infeccién intrahos- pitalaria producida por la falta de cuidado en la mantencién de los niveles y controles de asepsia durante y después de la operaci6n a que fue sometida en el Hospital Las Higueras, de Talcahuano, al RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS. 19 no haberse tomado por el personal del mismo las medidas de pre- cauci6n correspondientes 0 los debidos deberes del cuidado, lo que es constitutivo de culpa. 5) Que, ahora bien, es una realidad innegable que los dafios causados a la paciente con ocasin de una intervenci6n quirtrgica pueden revestir simultaneamente caracteristicas propias de una in- fracci6n contractual (al contrato de prestacién médica, de hospitali zaci6n y/o de asistencia sanitaria), y, al mismo tiempo, de un de- lito o cuasidelito civil (la violacién del deber general de actuar con diligencia y no causar dafio a otro). En otras palabras, la negligen- cia médica y hospitalaria con dafios al paciente puede incluirse indistintamente en el supuesto de hecho de la normativa contrac- tual (arts. 1547 y siguientes del Cédigo Civil) y de la extracontrac- tual (arts. 2314 y siguientes del mismo Cédigo). No cabe duda que en la actualidad existe una gran inseguridad conceptual en la delimitacién de los supuestos de hecho de una y otra responsabilidad, es decir, la linea divisoria entre los deberes de cuidado emanados del contrato y aquellos que emanan del de- ber general de no causar culpablemente dafios a terceros, es muy borrosa en ciertos ambitos del quehacer humano, y, sobre todo, en los servicios de atencién médica empresarialmente organizada. Por ello es preferible otorgar a la victima la opcién de elegir la via extracontractual, aunque el demandado pruebe que existfa un vincu- lo contractual previo al daiio, hecho este tiltimo que, por lo demas, no se ha alegado ni establecido en autos, esto es, no se encuentra acreditada la existencia de un vinculo contractual entre la paciente fallecida y la parte demandada. Solamente aparece la existencia de dicho vinculo entre el médico que la operé y ella” [sic.] (Pedro ZELAYA ETCHEGARAY, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xciv, N° 2, 1997, p. 47). La jurisprudencia se ha inclinado también por esta solucién, como puede verse en los fallos de la Corte de Apelaciones de San- 20 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos P1zarRo WILSON tiago (Gaceta Juridica, N° 151, enero 1993, p. 58; Gaceta Juridi- ca, N° 199, enero 1997, p. 89). Por lo demas, quienes niegan el ctimulo u opcién de responsabi- lidad la aceptan cuando la inejecuci6n de la obligacién contractual constituye, a la vez, un delito 0 cuasidelito penal, y, en el caso en estudio, no puede dejar de considerarse que en el proceso penal seguido a consecuencia de la muerte de la paciente, esta Corte, por resolucién de 27 de marzo de 1998, que en copia se lee a fs. 124 de esta causa, aprobé el sobreseimiento temporal que en virtud del art. 409 N° | del Cédigo de Enjuiciamiento Criminal habfa dic- tado el juez, sustituyendo la cita de ese N° | por la del N° 2 de la misma disposici6n y teniendo tnicamente presente que si bien del sumario existen antecedentes suficientes de haberse cometido el hecho ilicito que se investiga, no hay antecedentes suficientes pa- ra acusar a determinada persona como autor, complice 0 encubri- dor. 6) Que también la jurisprudencia ha sefialado que no es necesa- rio que la victima identifique y demande al concreto dependiente 0 agente sanitario que con dolo o culpa caus6 el dafio respectivo. Para condenar civilmente al Hospital demandado no es necesario acreditar cual fue el especifico dependiente culpable del dafio, pues basta probar que alguien dentro de la organizacién hospitalaria incurrié en culpa y que dicha negligencia fue la causa del dafio. Asi, se ha resuelto que no es de rigor que la sentencia determi- ne quién o quiénes han sido los autores del daiio, ni el demandante tiene que indicarlo, pudiendo hasta ignorar quiénes hayan sido. El que persigue la responsabilidad de una persona jurfdica no tiene sino que patentizar la existencia del daiio mismo y que el hecho daiioso no se habria producido sin negligencia o culpa de alguien, dependiente de ella 0 a su cuidado (Corte Suprema, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xxi, sec. 1*, p. 681; misma revis- ta tomo Ly, sec. 4", p. 209). RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 2 Del mismo modo lo estima la doctrina (ALESSANDRI Ropri- QUEZ (n. 2), p. 373). La Corte de Apelaciones de Concepcién, en sentencia de 17 de diciembre de 1992, manifesté: En consecuencia, aun cuando no se haya podido determinar la persona del delincuente para su conde- na posterior, es posible acoger la accién civil para la reparacion del dafio, en cuyo caso, en la especie, resulta responsable la insti tuci6n policial en donde fueron aplicados los tormentos, dependien- te del Fisco de Chile, representado por el abogado don Enrique Steffens Correa (Revista de Derecho, N° 5, Concepcion, Univer- sidad Catélica de la Santisima Concepcién, Facultad de Ciencias Juridicas y Sociales, 1996, p. 267). 7) Que los tribunales han manifestado que la responsabilidad extracontractual de los hospitales es directa y no subsidiaria. Por tanto, la victima no tiene necesidad de demandar primero, o conjun- tamente al menos, al agente directo del dafio para obtener una sen- tencia favorable, sino que puede demandar sdlo y directamente al establecimiento por el monto total del daiio sufrido, lo que, por lo demas, guarda concordancia con lo preceptuado por los art y 2322 del Cédigo Civil (Pedro ZELAYA ETCHEGARAY, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xciv, N° 2, 1997, p. 72). COMENTARIO DE SENTENCIA™ RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PROPIO Y POR EL HECHO AJENO Osretivos ¢ Comprender los diversos problemas juridicos que involucra la responsabilidad extracontractual por el hecho propio y por el hecho ajeno. * Analizar la procedencia y avaluacién del dafio moral. Entender la denominada “compensacién de culpas”. Aplicar a un caso concreto los razonamientos desarrollados en el comentario de sentencia. Los hechos pueden ser descritos como sigue. Producto de una descarga eléctrica en una celda energizada de dependencias de la empresa minera Exaec-Chile, Carlos Pardo Contreras, trabajador de la empresa contratista Integra Ltda., fallecié en forma instanta- nea. La cényuge del occiso por si y en representaci6n de sus dos hijas menores demand6 indemnizaci6n por los perjuicios morales sufridos a ambas empresas. * Este comentario tiene su origen en un informe en Derecho elaborado junto con Carlos Peiia Gonzalez, vicerrector académico de la Universidad Diego Portales, quien autoriz6 su modificaci6n y publicacién, 24 INiGo pe LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON Dicha demanda fue acogida parcialmente por el fallo de pri- mera instancia condenando s6lo a la empresa Exaec. Esta resolu- cion fue confirmada por la Corte de Apelaciones de Valparaiso con declaracién de que se reducfan los montos de la indemniza- ci6n. La sentencia de apelacién fue, a su vez, objeto de un recurso de casacién en el fondo por parte de la empresa Exaec Chile y, en definitiva, la Corte Suprema rechazé el recurso de nulidad confir- mando la resoluci6n del tribunal de alzada. , Existen tres cuestiones relativas a la sentencia que merecen un andlisis desde la dogmatica del Derecho Civil: ~ Una -de cardcter general-, relativa a la responsabilidad del principal por los actos del contratista 0 de los dependientes del contratista, — Dos, tiene que ver con el fundamento juridico de la respon- sabilidad extracontractual, fuente de la indemnizaci6n en este caso. ~— Tres, es necesario referirse a problemas que atingen al daiio extrapatrimonial. I. LA RESPONSABILIDAD Y LA RELACION ENTRE EL PRINCIPAL Y EL AGENTE O SUBCONTRATISTA En términos generales, la relacién de contrato de empresa y subcontrato importa, desde el punto de vista econémico, un fend- meno de descentralizacién productiva. Por razones de especializa- ci6n, a veces, o, simplemente, de costos de transaccién, las empre- sas tienden a transferir parte de su esfera productiva a otras”®, Cabria 28 Cabe distinguir nitidamente la figura del contrato de empresa de aquélla del subcontrato de contrato de empresa. En efecto, en el primero participan dos sujetos de derecho, uno de ellos -el contratista-, se obliga por un precio a ejecutar a beneficio del otro -principal-’, una obra o un trabajo, de manera independiente y sin poder de represen- taci6n. Esta definicin es bastante amplia y comprende gran parte de los contratos de RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 25 preguntarse si dichos actos importan al mismo tiempo transferen- cia de responsabilidad por accidentes. Dicho de otra manera, cabe responder si en presencia de un contrato de empresa o un subcontrato, el principal puede esgrimir como causal de exonera- ci6n de responsabilidad dichos actos juridicos. La respuesta debe ser negativa tanto en la hipétesis del contrato de empresa como del subcontrato, Cada vez mas, en la esfera de la responsabilidad, la nocidn de empresa en el sentido técnico juridico, ha sido reem- plazada por la nocién mas amplia de “organizacién empresarial”. En conformidad a esa idea, si las labores del agente pertenecen al rea propia de actividad del principal como parece ser el caso—, entonces el contrato no es causa suficiente para exonerar de res- ponsabilidad al principal. Existe aqui una verdadera relacién de dependencia organizacional o empresarial que pone al principal en condiciones 6ptimas de prevenir el riesgo, de ahi que el criterio sea econdémicamente correcto. En otros términos, un acto del contra- tista cae bajo la esfera empresarial del civilmente responsable —el principal-—, quien, entonces, no puede exonerarse. Es obvio, ade- més, que una soluci6n contraria incentivaria a las empresas a di- fundir el riesgo mediante el contrato de empresa y no mediante el seguro, que es la soluci6n mas eficiente. La misma soluci6n existe en materia laboral. El articulo 64 del Cédigo del Trabajo establece Continuacién nota * prestacion de servicios y otros diversos. Por su parte, el subcontrato de contrato dle empresa, presenta dos modalidades, En la primera, el subcontratista efectéa una tarea por la cuenta del principal. El contrato supone la existencia de un negocio inicial y encuentra su justificaci6n en la relacién econdmica entre el principal y el contratista -subcontrato econémico-. En la segunda, el subcontratista s6lo trabaja por la cuenta del contratista y éste utiliza el subcontrato para que un tercero ejecute las tareas que involu- cra su actividad, No existe relacién entre el principal y el subcontratista -subcontrato industrial-. La primera figura no presenta ninguna particularidad. Sobre esto véase Frangois Coutarp Duru.teut y Philippe Detesecour, Contrats civils et commerciaux, Paris, Dalloz, 1998, p. 771 y ss. 26 INIGo DE LA Maza Gazmurt - CaRLos PIzARRo WILSON. la responsabilidad subsidiaria del principal por las obligaciones laborales y previsionales del contratista para con sus trabajadores. Cuando no se trata del incumplimiento de obligaciones con- tractuales”?, sino de ilfcitos que acarrean responsabilidad civil, el problema tiene que ver con determinar si el principal puede ser demandado por los dafios que ha causado el contratista 0 el sub- contratista. En este caso, se hace responsable el principal por un acto u omisi6n del contratista que causa un dafio —genuina hipote- sis de responsabilidad por el hecho de un tercero-, siendo que si no existiere relaci6n entre el principal y el contratista, s6lo este Ultimo serfa responsable. Esto tiene que ver con determinar cudles son los fundamentos de derecho para exigir la responsabilidad del principal por los actos del contratista. TI. REGLA JURIDICA APLICABLE EN LA ESPECIE En el Ambito de la responsabilidad extracontractual tratada en el titulo xxxv del libro 1v del Cédigo Civil, existen dos reglas que podrian esgrimirse para perseguir la responsabilidad en el caso en cuesti6n. Por una parte, la regla que establece la responsabilidad por el hecho propio y, por otra, la regla que regula la responsabili- dad por el hecho ajeno. 2 Este es un problema complejo, el establecer qué reglas juridicas son aplicables frente al incumplimiento de las obligaciones contractuales del principal o del subcontratista, se trata de los extremos de la relacién contractual, para aplicar la respon- sabilidad contractual se han esgrimido como argumentos la estipulacién a favor de otro y la nocién de grupos de contratos, Véase, Christian Larroumer, Responsabilidad civil contractual, algunos temas modernos, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1998, p. 9; “Leffet relatif des contrats et la négation de existence dune action en responsabilité nécessairement contractuelle dans les ensembles contractuels”, en JCPG, 1991, p. 313. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 27 a) La responsabilidad por el hecho propio El Cédigo Civil trata este tipo de responsabilidad en dos pre- ceptos fundamentales. Se trata de los articulos 2.314 y 2.329. El primero se refiere a la responsabilidad por el hecho propio. Esta responsabilidad se caracteriza porque en ella es necesario probar la culpa del actor para dar lugar a la indemnizacion. En otras pala- bras, corresponde probar la culpa a la victima y es el caso o hipotesis general de nuestro sistema de responsabilidad civil extracontractual. Sin embargo, parte de la doctrina nacional —Carlos Ducci Claro y Arturo Alessandri Rodriguez—, han visto en el segundo precepto citado una hip6tesis de responsabilidad por el hecho propio con presuncién de culpa. En esta segunda hipstesis de presuncién de culpa, el actor del dafio s6lo podria eximirse probando que actué diligentemente o estableciendo la concurrencia de una causa ex- trafia, esto es, un caso fortuito o fuerza mayor; el hecho de un tercero o de la victima de naturaleza absoluto*”. Para los profesores citados la presuncién concurre en aquellos casos en que se verifica una actividad peligrosa o que genera un riesgo. La culpa seria consustancial al ejercicio de dicha activi- dad, se tratarfa de la denominada culpa inclusa. Por el solo hecho de realizar una actividad peligrosa se presume la culpabilidad en el evento que se produzca un dafio. El articulo 2.329 consagra, segtin Arturo Alessandri, una presunci6n de culpa en aquellos ca- sos en que la actividad en si misma genera riesgos, por ese solo hecho habria imputabilidad y un juicio de reproche fundado en la culpa. El empresario, en este caso, estarfa obligado a hacer todo lo que esté de su parte para evitar dajios, sin garantizar, empero, que €stos podran evitarse. Sin embargo, esta apreciacién doctrinaria no ha sido compartida por la jurisprudencia que ve en el articulo 3 Avessanpet Ropricurz (n. 2), p. 292 y ss. 28 INiGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON 2.329 una reiteraci6n del principio general de responsabilidad que consagra el articulo 2.314 del Céddigo Civil. Con todo, existe una sentencia reciente que acoge la interpretacién de presuncién de culpa?!, La sentencia de la Corte Suprema que analizamos, afirma su criterio tradicional y no considera que el articulo 2.329 consagre una presuncién de culpa. Por el contrario, todo el proceso esté orientado a probar la culpa de la empresa Exaec y, de esta manera, hacer procedente la indemnizacién. La Corte Suprema ha aplica- do derechamente la responsabilidad por culpa y sostenido que, probada ésta, corresponde indemnizar. Se trata, entonces, de una aplicacién uniforme de los articulos 2.314 y 2.329 del Cédigo Ci- vil. Para la Corte Suprema no existe una presunci6n de culpabili- dad, a lo menos en la especie, que implique liberar a la victima de probar la culpa del victimario. Sin embargo, existe un problema de argumentaci6n juridica de la Corte Suprema y que se manifiesta también en las sentencias del fondo. En efecto, pese a que se argumenta en favor de la apli- caci6n del articulo 2.329, también se hace el mismo ejercicio en favor de la aplicacién de la responsabilidad por el hecho ajeno, esto es, la responsabilidad del empresario por el hecho de su de- pendiente que aparece recogida en el articulo 2.320 y que pasa- mos a analizar. b) La responsabilidad por el hecho ajeno ex. 2.320 del Cédigo Civil En el desarrollo del proceso se cita este tipo de responsabili- dad que constituye un caso de presuncién de culpa. Curiosamente 3! Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de septiembre de 2000, en LexisNexis, N° 21059. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 29 no lo hace la demandante en su escrito principal, pero si la sefiala en la réplica. Esta mencién del articulo 2.320 del Cédigo Civil va a desencadenar un debate en los escritos posteriores sobre la apli- caci6n de su régimen juridico. En consecuencia, debemos, por lo pronto, referirnos al estatuto juridico de esta responsabilidad para, luego, analizar su concordancia con los hechos: motivo de la cau- sa y la sentencia de casacién. J, REGIMEN JURIDICO DE LA RESPONSABILIDAD POR EL HECHO AJENO Para la doctrina tradicional, este tipo de responsabilidad deriva de la falta de vigilancia o culpa en la elecci6n del dependiente por parte del empresario o tercero civilmente responsable. Se trata de un incumplimiento por omisi6n, es decir, no se realiza lo que debia realizarse —el empresario omiti6 una accién que debia realizar—. Enesta hipétesis el Cédigo establece una presunci6n de culpa con- tra el empresario, pero no asf contra el dependiente. La victima no debe probar la culpa del empresario o, en general, del tercero ci- vilmente responsable, ésta se presume. En todo caso, debera la victima probar la culpa del dependiente, sea para exigir la respon- sabilidad de éste o del principal. El empresario puede en la hipote- sis de responsabilidad por el hecho del dependiente romper la pre- sunci6n probando que hizo lo que tenia que hacer: produce una prueba que excluye su culpa, acredita, en otras palabras, que hizo lo que debia hacer. Ademas, puede probar un evento que equivalga a fuerza mayor 0 caso fortuito y en este caso se eximira también de responsabilidad. En esta hipdtesis, sin embargo, lo que hace es romper el vinculo causal entre el hecho imputable y el dafio pro- ducido. Este modelo pone de manifiesto la culpa del empresario 0 principal en la vigilancia que debe cumplir en relaci6n con las actividades de sus dependientes. La nica diferencia con la res- 30 IniGo pe LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WiLson ponsabilidad por culpa del articulo 2.314 es que en esta hipétesis la culpa o negligencia del principal se presume iuris tantum*?. En suma, para que estemos en presencia de este tipo de res- ponsabilidad indirecta del empresario es necesario que concurran como requisitos: en primer lugar, un sujeto dependiente o comi- sionista del principal; un vinculo de subordinaci6n entre el princi- pal y el dependiente; los perjuicios deben ser causados con oca- si6n del ejercicio de las funciones por parte del dependiente; es necesario, también, la prueba de la culpa o dolo del dependiente; ambos sujetos deben ser capaces de cometer un ilicito civil?9, Este modelo de responsabilidad es criticable, pues si estable- cemos que el principal responde por el incumplimiento de un de- ber propio —vigilar y controlar la conducta del dependiente— no existe coherencia con la posibilidad que otorga el artfculo 2.325 para repetir contra el dependiente. Tampoco se condice con este modelo la exigencia de capacidad para cometer delitos 0 cuasi- delitos por ambos participes. En verdad, segtin denuncia el profe- sor Zelaya, existe una confusidn que parte del andlisis de la doctri- na francesa, que recoge como modelo la responsabilidad vicaria, es decir, la responsabilidad objetiva del principal, en la cual este ultimo no puede excusarse probada la culpa del dependiente, sino recurriendo a la fuerza mayor. Por otra parte, la poca claridad en torno a los supuestos que justifican la responsabilidad del principal se manifiesta en nuestra jurisprudencia que justifica las indemnizaciones recurriendo tanto al articulo 2.314 como al articulo 2.320 inciso 4°, como ocurre, por lo demas, en el caso de anilisis. 5? Pedro ZeL Ava Ercuearay, “La responsabilidad civil del empresario por el hecho de su dependiente”, en RDJ, tomo xc, Santiago, 1993, p. 119 y ss. % Op. cit., p. 129; RDJ, tomo Lxx,Santiago, p. 65; Fallos del Mes, N° 194, p. 292. 20, P. RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS. 31 2. APLICACION AL CASO Sin embargo, en el caso en cuestién si bien se cita la respon- sabilidad por el hecho ajeno- tanto en las sentencias de fondo como en la de casacién no se argumenta de manera coherente. En efecto, dicha responsabilidad, segtin sefialamos, requeriria nada mas pro- bar el hecho imputable, el dafio, la relaci6n causal, el vinculo de dependencia y la culpa o dolo del dependiente. Cuestién diversa ocurre en el proceso en que, justamente, se intenta probar la culpa del empresario —Exaec— y no la del dependiente —Integra Ltda—. La raz6n, de la parte demandante, es intentar obtener una indem- nizacién de la demandada mas solvente. Con todo, parece obvia la confusién entre las distintas figuras de responsabilidad que recoge el titulo xxxv del libro 1v del Cédigo Civil. Por otra parte, el intento de la defensa de escapar a la responsa bilidad, imputando el accidente a fuerza mayor 0 caso fortuito re- sulta improcedente. En la especie no concurren los elementos de la fuerza mayor, esto es, irresistibilidad, imprevisibilidad y exte- rioridad. Incluso, con una interpretacién moderna de la nocién de fuerza mayor en que sus elementos se reducen s6lo a la irresistibi- lidad no parece aplicable, puesto que el hecho era absolutamente evitable. En este sentido, la sentencia es concordante con el orde- namiento juridico. Por el contrario, la defensa de Exaec confunde las nociones de fuerza mayor con la compensacién de culpas. c) La indemnizacion del dafio moral Resulta relevante, a la luz de la sentencia de casaci6n, abordar dos, cuestiones en este acapite. Por un lado, la procedencia del daiio moral con cardcter general y, por otro, el monto y apreciacién de la indemnizacién. 32 INIGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON 1. El dafio moral: distinciones y compensaci6n de culpas 1.1, Categorias del dafio moral La sentencia de casaci6n no realiza ninguna distincién en cuanto a las categorfas que pueden verificarse de dafo extrapatrimonial. En efecto, la resoluci6n que recae en el recurso de nulidad al igual que la sentencia de apelacién y de primera instancia fundamenta la indemnizaci6n del dafio moral sélo en el pretium doloris. Es decir, las referidas resoluciones realizan una estimacién del dafio moral en atenci6n a los sufrimientos que afectan a las demandan- tes producto del fallecimiento del trabajador. La jurisprudencia ha aplicado una forma constante de apreciar el dafio moral que no se condice con criterios desde hace un tiempo establecidos por la jurisprudencia y doctrina comparada. En el Derecho Comparado es posible distinguir varias categorias 0 tipos de dafio extrapatri- monial, no se habla del dafio moral, sino de los dafios morales. A saber: el pretium doloris, el daiio estético, el perjuicio de agrado y el dafio de afeccién. En todo caso, la demanda se refiere al dafio moral en general y tampoco realiza distincién alguna. Ademés, en un error técnico manifiesto no se solicita el daiio material 0 econémico que sufren las victimas producto de la falta de mantenimiento que significara la ausencia de los recursos que el marido proveia al hogar. En el Derecho Comparado es comin solicitar este tipo de indemniza- cién y que puede ser calculada hasta en un cincuenta por ciento de la remuneraci6n. Podemos constatar que en esta materia la sentencia en cues- tién no constituye ningtin cambio en la jurisprudencia de nuestros tribunales. La Corte Suprema entiende el dafio moral como una noci6n univoca y a la que corresponde una indemnizacion global RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 33 por una sola vez. Esto es criticable, aunque con cierta uniformidad en nuestra jurisprudencia. En suma, las victimas demandan sélo el dafio moral propio en calidad de victimas por rebote. Es decir, no demandan en calidad de herederos, sino a titulo personal, por el daiio sufrido como conse- cuencia de la muerte. Podrian, también, haber esgrimido el dafio que padecié la victima directa esgrimiendo una titularidad deriva- da*4, 1.2. La compensacién de culpas El articulo 2.330 sefiala que la apreciacién del daiio esta suj a reduccion, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemen- te. Queda establecido en los hechos de la causa que existe una exposicidn imprudente de la parte del occiso. A partir de esta consta- taci6n la sentencia de casaci6n sefiala que corresponderia reducir la indemnizaci6n en aplicaci6n de este precepto. Sin embargo, di- cha reducci6n no se aplica por no haber sido solicitada por los demandados. Esta misma apreciacién aparece tanto en la senten- cia de primera como de segunda instancia. La compensacién de culpas distribuye los costos del accidente en proporci6n a la negligencia de la victima y del victimario. Se trata de un criterio, prima facie, eficiente. Para aplicar ese criterio es indiferente que el demandante es: grima su calidad de causahabiente del de cujus para demandar 0 que lo haga por derecho propio. En ambos casos la compensacién debe operar. Si el demandante lo hace por derivacién —demanda en su calidad de heredero de la victima directa— es obvio que ha- + Sobre este asunto véase Ram6n Domincuez AcutLA, “Por la intransmisibilidad de la acci6n de dafio moral”, en Estudios de derecho civil, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valdivia-Santiago, LexisNexis, 2005, p. 607 34 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON bra de repararse aquella parte del dafio que no corresponde a la negligencia de la victima que lo demanda. Si, en cambio, el de- mandante lo hace por derecho propio —en calidad de victima por rebote, como es el caso— la solucién debe ser la misma, puesto que el demandado no esta obligado a reparar mas alla del dafio que caus6 y en la proporcién que lo hizo. Asi, en la hipotesis que un trabajador fallezca en un accidente que él contribuy6, en un 30% a causar, su hijo s6lo podra demandar el 70% restante. Si lo hace en calidad de heredero —es decir, ejercita la accién de su padre— seria absurdo pretender que se le repare el dafio que caus6 el de cujus a quien él representa. Si demanda por derecho propio, deberia ser reparado en un 70% por la empresa y en el 30% por la victima directa, cuya negligencia, en esa proporcién, lo dafié. En ningin caso, supuesta la concurrencia de culpas, puede pretenderse que el demandado repare el total. Esa solucién es justa y, ademas, econ6- micamente eficiente. En suma, el reproche que imputa el fallo de la Corte Suprema a los abogados de la parte demandada debe estimarse correcto. 2. Avaluacién del dafio moral 2.1. Apreciacion general Como resulta tradicional en nuestra jurisprudencia la aprecia- cién del dafio moral queda entregada a la discreci6n de los tribu- nales del fondo y dicha evaluacién no puede ser objeto de casa- cién*>, Dificil resulta establecer si la estimacién de los montos es antiago, 1934, sec. 1, p. 144; tomo xxx, 1935, sec. 1, p. 10; tomo xxx, 1936, sec. 1, p. 507; tomo 1, 1953, sec. 4, p. 89; tomo tv, 1960, sec. 4, p.l44; vit, 1960, sec. 4, p. 201; tomo Lx, 1963, sec. 4, p.47; tomo Lx, 1963, sec. 4, p. 290; tomo ix, 1963, sec. 4, p. 374; tomo txm, 1966, sec. 4, p. 359; tomo Lxv, 1968, sec. 4, p.187; tomo Lxvi, 1969, sec. 4, p. 102; tomo Lxvut, 1970, sec. 4, p. 6; tomo Lxvil, RESPONSABILIDAD CIVIL, CASOS PRACTICOS 35 razonable. En si misma la avaluacién del perjuicio moral es, en este caso, arbitraria, pues no se efecttia sobre la base de criterios explicitos*®, Basta constatar que los montos reconocidos a las vic- timas en la sentencia de primera instancia son reducidos por la Corte de Apelaciones sin expresidn de fundamento. Es la mera discreci6n la que, en este caso, determina los montos de la indem- nizaci6n. Sin embargo, en este punto podriamos sefialar que la jurisprudencia de nuestros tribunales ha ido variando su aprecia- ci6n hacia el alza. Desde hace un tiempo los montos a indemnizar se han ido acrecentando. En el Derecho Comparado se han ideado distintos mecanis- mos para practicar la apreciacién del dafio moral. Esta tarea se facilita, por una parte, estableciendo distintas categorias de perjui- cios extrapatrimoniales y, por otra, mediante tablas de indemni- zaci6n que, si bien no superan la discrecionalidad, por lo menos, Continuacién nota * 1970, sec. 4, p. 50; tomo xxiv, 1977, sec. 4, p. 281; tomo Lxxv, 1978, sec. 4, p. 594; tomo xxv, 1978, sec. 4, p. 601; tomo Lxxvit, 1981, sec. 2, p.67; tomo Lxxvin, 1981, sec 4, p. 235; tomo Lxxvul, 1981, sec. 5, p. 317; tomo Lxxix, 1982, sec. 4, p.109; tomo Lxxx, 1983, sec. 4, p.151; tomo Lxxx1, 1984, sec. 4, p. 29; tomo Lxxx1, 1984, sec. 2, p. 121; tomo Lxxxu, 1985, sec. 2, p. 6; tomo Lxxxm, 1986, sec. 4, p. 36; tomo Lxxx1y, 1987, sec 4, p.131; tomo Lxxxiv, 1987, sec. 4, p. 137; tomo Lxxxvi, 1989, sec. 4, p. 73; tomo Lxxxv, 1990, sec. 3, p. 167; tomo Lxxxvit, 1991, sec. 4, p.141; tomo Lxxxvi, 1991, sec. 4, p.159; tomo xxtv, 1927, see. 1, p. 567; tomo xxix, 1942, sec. 1, p. 203; tomo xt 1944, sec. 2, p. 41; tomo xLv, 1948, sec. 1, p. 526; tomo xtvmt, 1951, sec. 4, p.74; tomo xtyut, 1951, sec. 4, p. 186; tomo L, 1953, sec. 4, p. 89; tomo Lx1x, 1972, sec. 4, p. 66. 36 Los elementos mas comunes que los jueces tienen en consideracién son los que siguen: las circunstancias en que se produjo el accidente; la situacién social y as cont icas y morales de las personas que han suftido el dafio; salud, edad, actividades y educaci6n de las personas que han suftido el dafio; naturaleza y extensién del daiio y grado de culpabilidad de los autores; situacién econémica y social del demandado; pa: rentesco del que demanda con Ia victima; dolores y sufrimientos que el hecho haya causado tanto en Ia victima como en su familia, su duraci6n y persistencia; gravedad y naturaleza del delito; naturaleza del derecho agraviado. 36 INiGo pe LA Maza Gazurt - CarLos Pizarro WiLsoN importan una regla de igualdad en la aplicacién de ella. Esas ta- blas, ademas, cumplen la funcidn de hacer mas predecible el costo esperado del accidente —Io que, a su turno, permite al empresario, regular el nivel 6ptimo de precauci6n-. 2.2. Las facultades econémicas del demandado Nada mis la sentencia de primer grado s¢ refiere a este proble- ma siendo confirmada por la de segunda instancia. La sentencia de casaci6n no trata este punto por no ser objeto de nulidad. Con todo, algunas reflexiones sobre este aspecto resultan indispensa- bles. Las facultades econémicas del demandado —como un factor a tener en cuenta al tiempo de fijar el monto de la indemnizacién— es un elemento respecto del cual no hay uniformidad en la doctri- na ni en la jurisprudencia. Mientras algunas sentencias lo conside- ran, otras, en cambio, afirman que no puede ser un elemento deter- minante en la regulacién del monto de la indemnizaci6n a pagar. Al respecto se ha sefialado: “Es entonces, contrario a la ley conside- rar la fortuna del autor del dafio para aumentar o disminuir la in- demnizacién...”37, Se trata de una opinién digna de ser considera- da, claro esta; pero parece olvidar algunos factores —intrinsecos a un sistema de responsabilidad— que conducen a la conclusi6n con- traria, a saber: a tomar en consideraci6n esas facultades para fijar la indemnizacién. Desde luego, tomar en cuenta esas facultades esta en perfecta consonancia con un andlisis econémico respecto del tema. Una posicién especialmente favorable para evitar el daiio esta unida a una mejor posicién econémica. En otras palabras, un victimario 37 RDJ, tomo Lxv, Santiago, 1968, sec. 4, p. 323; RDJ, tomo Lxv1, Santiago, 1969, sec. 4, p. 21. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 37 mis rico pudo prevenir mejor el dafio y su extensién y pudo hacerlo a menor costo que la victima. Si no lo hizo, la lesividad moral de su acto es mayor. De cierta forma, esta idea posee una consonan- cia con el fundamento de la responsabilidad en el riesgo de la em- presa. Fista se encuentra en la mejor posicién para reducir los cos- tos del accidente, ya sea a través de seguros privados 0 de precios. Alo anterior, ha de agregarse la funcion preventiva del s de responsabilida evidente que la posicién econémica habra de ser tenida en cuenta si la indemnizaci6n ha de cumplir funciones de prevenci6n y operar de estimulo para inhibir la comisi6n de ili citos. Sila disposici6n a adoptar las precauciones en el futuro sera mayor cuando se acerque a la utilidad esperada —es decir, cuando de no adoptarse la precauci6n la pérdida de utilidad es mayor-, entonces, es evidente que el juez, atento a las funciones de la res- ponsabilidad, debera tener en cuenta la capacidad econémica del responsable del ilcito. En fin, hay todavia una razon de equidad: el principio de utili dad marginal del dinero obliga a tomar en cuenta la fortuna del demandado al tiempo de fijar la indemnizaci6n. Un mill6n de pe- sos no tiene el mismo valor para un victimario pobre que para un rico: la fijacién de indemnizaciones que no considere ese no cumple el criterio de equidad que ha de animar a la nes judiciales. En suma y, para terminar, podemos constatar que el fundamento de la responsabilidad de la empresa, sea por el hecho propio 0 por sus dependientes, no se encuentra bien estructurado en nuestro Derecho Positivo. La jurisprudencia utiliza expedientes que faci- litan la indemnizacién logrando, de esta manera, una respues la ingente necesidad de las victimas de ser indemnizadas. Esto se encuentra en consonancia con una tendencia, desde hace un buen tiempo, bien asentada en el Derecho Comparado. Hemos visto cémo los elementos de la responsabilidad se han ido flexibilizando ister specto resolucio- Aa 38 IxiGo pe LA Maza Gazmuri - CARLOS PIZARRO WILSON, y, sobre todo, recurriendo al dafio moral con una presuncién en teoria simplemente legal, sin olvidar lo arbitrario de la fijacién prudencial, dan como resultado un sistema que no otorga a las empresas los elementos suficientes para determinar correctamen- te sus politicas en torno a los accidentes que puedan ocurrir en sus faenas. Se hace necesario, por cierto, una jurisprudencia que no se encuentre marcada por tendencias, sino por principios que den cla- tidad al Derecho Positivo. “Sentencia Corte Suprema, 21 de diciembre de 1998. Santiago, veintiuno de diciembre de mil novecientos noventa y ocho. Vistos: En estos autos rol N° *** del Segundo Juzgado Civil de Los Andes, caratulados ***** y otros con ***’, se han deducido recur- sos de casaci6n en la forma y en el fondo por las demandantes y demandada, respectivamente, en contra de la sentencia de una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Valparafso que confirm6 la de primera instancia, con declaracién de que se reduce el monto de las indemnizaciones, que sélo C. debe pagar a las actoras, por concepto de dafio moral causado por la muerte accidental, dentro de sus dependencias, de un trabajador de I., empresa que presta servicios a la condenada, el cual era cényuge y padre de las actoras. Considerando: 1° Que en el recurso de casaci6n en el fondo interpuesto por C. se sostiene que la sentencia confirmatoria de segundo grado ha cometido diversos errores de derecho, los que desarrolla en tres grupos: a) Se infringen, dice, los articulos 2314, 2322, 2322 y 2329 del Cédigo Civil, de los cuales se desprende la recurrente que para que RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 30 un empresario sea responsable extracontractualmente, es necesario que se individualice a la persona natural dependiente suya que ac tué con dolo, malicia o negligencia en el ejercicio de sus funciones; b) Se infringen los articulos 2314, 2322 y 2329 del Cédigo Civil, en cuanto exigen para que sea procedente la indemnizacién de perjuicios que exista un nexo causal entre la conducta del hechor y el daiio sufrido por la victima; c) Por tiltimo, también se infringen los articulos 2314 y 2329 del Cédigo Civil, en la medida que el fallo, para llegar a condenar a C., se fundament6 en una disposicién de un reglamento tacita mente derogado; 2° Que como se puede apreciar y observar de inmediato, en el recurso no se han dado por infringidas leyes reguladoras de la prue~ ba, por lo cual se debe concluir que en la especie, los hechos que los falladores del fondo han dado por establecidos en la sentencia son inamovibles para esta Corte, segtin lo preceptuado en el articu- lo 785 del Cédigo de Procedimiento Civil. 3° Que es preciso entonces establecer, con la mayor claridad posible, cuales son los hechos de la causa dados por establecidos. en el fallo recurrido, m4xime que como se pudo apreciar durante los alegatos de los abogados de las partes, éstos discrepan al res: pecto. Determinados tales hechos, se puede resolver si a ellos le fueron o no aplicadas correctamente las disposiciones legales que se dicen infringidas y, si tal circunstancia, de ser veridica, ha in- fluido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia; 4° Que conforme con el texto de la sentencia recurrida, en cuanto reproduce y complementa la de primera instancia, es indudable que los siguientes son los hechos de la causa: a) ‘El sefior P. a la fecha 10 de Octubre de 1993, trabajaba como maestro electricista para la demandada I. Limitada, la que a su vez se desempefiaba como contratista de C. en la ejecucién de obras de electricidad para esta tiltima empresa’ (considerando 34). 40 INIGo DE LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON b) ‘El sefior P. fallecié a consecuencia de una fuerte descarga eléctrica recibida en una celda energizada que es parte de las insta- laciones de C., en circunstancias que trabajaba para la demandada I. en las obras que ésta debia realizar para la primera, especifi- camente ensanchando un orificio de entrada en una celda de alta tensi6n, para lo cual empleaba una herramienta llamada nock-out’ (considerando 35°), c) ‘Lasala eléctrica y la celda o cabina energizada se encontra- ban sin Ilaves en la oportunidad en que el sefior P. ingresé a ell: la primera en raz6n de que dependientes de otra empresa contra- tista de C. efectuaban labores de limpieza y la segunda por moti- vos no especificados en autos’ (considerando 36°). d) ‘No surge que el sefior P., en la oportunidad de su falleci- miento, se encontrara ejecutando trabajo que le hubiere sido orde- nado por su empleadora precisamente para ese dia y momento, vale decir, que se haya encontrado en pleno cumplimiento de ins- trucciones de su empleadora’ (considerando 45°). e) ‘El sefior P. decidié adelantar, el dia de su fallecimiento, una operaci6n que estaba programada para dia posterior’ (consideran- do 47°). f) ‘El sefior P. poseia la experiencia y capacidad necesaria para efectuar el trabajo que realizaba en el momento de su fallecimien- to’ (considerando 54°). g) ‘Que considerada la extrema peligrosidad de una celda de alta tension energizada, la propietaria 0 usuaria de la instalacién de la cual forma parte dicha celda, ‘debe mantenerla cerrada, en forma que sea fisicamente imposible el ingresar a ella’ ’ (considerando 68°). h) ‘Que existié imprudencia por parte del sefior Carlos P., pero dicha imprudencia no elimina el hecho de que el resultado dafioso fue posible debido a la negligencia en que incurrieron los respon- sables de C. al mantener sin Ilave una celda de alta tensin ener- gizada’ (considerando 730°). RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 41 i) ‘Que era previsible y debi6 ser previsto por C., que la manten cién de una celda de alta tensi6n sin Ilave en un lugar al que tienen acceso no s6lo los funcionarios de C., sino también los de otras empresas, constitufa situaci6n de grave riesgo’ ( considerando 77°) j) ‘El Tribunal desestima la argumentaci6n de las demandadas. de haber constituido caso fortuito el hecho en el cual perdié la vida el sefior P.’ ( considerando 78°). 5° Que transcritos los considerandos que establecieron los he chos de la causa que tienen relevancia para la resolucin de la casa cién de fondo en estudio, se observa que son los mismos que esta Corte Suprema tuvo en vista para rechazar originariamente por ma. nifiesta falta de fundamento la presente casacién y que la llevaron a sostener que el recurso discurre sobre una base factica diversa de aquella a la que arribaron los sentenciadores (fojas 810, consi- derando 4°). El hecho de haberse traido, previa reposicion, la causa en relacién, lo que significo a los abogados de las partes hacer valer lo conveniente en favor de la defensa de sus respectivos clien- tes, no ha permitido a esta Corte variar esa primitiva apreciacion, por lo que ha de concluirse que el recurso debe ser rechazado; 6° Que, a mayor abundamiento, se estima conveniente agregar que la infraccién de los articulos 2314 y 2329 del Cédigo Civil, fundada en el hecho de que el fallo sustenta en una disposici6n regla- mentaria tacitamente derogada, debe ser también rechazada, por cuan- to una sentencia no es susceptible de ser atacada por esta via esti- mandose que exista violacién de reglamentos. Estas normas, de inferior jerarquia que la ley, no son, como tradicional e invariablemente se ha sostenido, susceptibles de justificar una casaci6n en el fondo; T° Que también se cree oportuno rechazar el recurso por el motivo referido en la letra a) del considerando 1°, esto es, por ha- berse infringido los articulos 2314, 2322, 2325 y 2329 del Codigo Civil al establecerse en la sentencia responsabilidad extracontrac- tual por parte de C. en la muerte accidental del trabajador P., sin 42 Inio pe LA Maza Gazmuri - CarLos Pizarro WILSON que se haya individualizado a la persona natural que desempefian- do labores para esa empresa con dolo, malicia o negligencia, hubiere sido la autora cta del delito o cuasidelito civil. En este ambito se debe tener en cuenta la jurisprudencia de este tribunal y la doctrina de los autores, que han sostenido que una acci6n de esta naturaleza no esta sujeta a la condicién de que se designen de un modo preciso, por sus nombres, a los empleados o dependientes que hayan sido causantes del dafio, pues ninguna de las disposiciones legales mencionadas asi lo exige” (Corte Supre- ma, agosto de 1974, Repertorio de Legislacion y Jurisprudencia Cédigo Civil, articulo 2.320; ALESSANDRI RODRIGUEZ (n. 2)). Por lo demas, actuar de otra manera seria dejar sujeta la in- demnizaci6n pertinente a la sola voluntad de la empresa para indi- vidualizar o no al causante directo del dajfio, lo que de no lograrse favoreceria sus intereses” [sic.]. Por ultimo, si de repetir se trata, nada impediria que la empre- sa demandara a aquél de sus dependientes que asi hubiere actua- do, para que acreditado ello y no estando prescrita la accién lo pueda lograr; nBa-- Por estas consideraciones y de conformidad a lo dispuesto en los articulos 764 y 767 del Cédigo de Procedimiento Civil, SE RE- CHAZA el recurso de casacién en el fondo deducido por el abogado .. en representaci6n de la demandada C. en contra de la sentencia de veintisiete de abril de mil novecientos noventa y ocho escrita de fojas 600 a 604, la que por tanto, no es nula. Rol N° 2077-98”. ACTIVIDADES Desarrolle las siguientes preguntas teniendo en cuenta la sen- tencia y el comentario. RESPONSABILIDAD CIVIL, CASOS PRACTICOS. 43 1. En virtud de qué fundamentos podria aplicarse la reduccién de la indemnizacién a las victimas por rebote si la exposi cin imprudente de la victima hubiese sido alegada oportu- namente. 2. Realice un andlisis de los fundamentos para aceptar 0 recha- zar la transmisibilidad de la accion por dafio moral de la vic- tima directa a los causantes. 3. Realice un comentario del siguiente fallo de la Corte de Ape: laciones de Santiago teniendo en cuenta la funcién del siste ma de responsabilidad civil. Corte de apelaciones de Santia- go, 9 de septiembre de 2000, en LexisNexis, N° 21059. “Que, conforme lo dispone el articulo 2329 del Codigo Civil, por regla general, todo dafio que pueda imputarse a malicia 0 ne- gligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta. Esta norma establece, a juicio de esta Corte, una presunci6n general de culpa- bilidad si el perjuicio causado es consecuencia de un hecho que, por su naturaleza o por las circunstancias en que se realiz6, es susceptible de atribuirse a culpa o dolo del agente; 2. Que, para arribar a tal conclusidn, se ha considerado espe: cialmente: (a) la redaccién misma de dicha disposicién, pues, al utilizarse por el legislador la expresién subjuntiva pueda, se esta queriendo aludir, en general, a cualquier dafio que sea posible, probable o racional de imputar a malicia o negligencia. De manera que, cualquier perjuicio que provenga de haberse alterado el nor- mal, rutinario y consecuencial desenvolvimiento de un determina- do quehacer, trabajo 0 actividad, debe presumirse que proviene de dolo o culpa del agente; y (b) los ejemplos que contiene la misma disposici6n, todos los cuales se refieren a hechos que suponen la caracteristica antes anotada, en el sentido de que todos ellos alte- ran el comportamiento normal con el que se ha de proceder en cada una de las circunstancias descritas en cada ejemplo. Asi, lo 44 INIGo pe LA Maza Gazmuri- CarLos Pizarro WILSON normal es que aquel que dispara un arma de fuego no lo haga en forma imprudente. Asi también, lo normal es que aquel que re- mueve las losas de una acequia 0 cafierfa en calle o camino tome las precauciones necesarias para que no caigan los que por alli transitan de dia o de noche. Asf finalmente, lo normal es que, aquel que se encuentra obligado a la construcci6n o reparacién de un acueducto o puente que atraviesa un camino, lo tenga en estado de no causar dafo a los que transitan por él. 3. Que, tal disposicién, no puede constituir una repeticién de laregla general contenida en el articulo N° 2314 del Cédigo Civil, tanto porque ello supondria una redundancia poco frecuente en la obra del legislador civil, cuanto porque la norma se encuentra pre- cisamente inserta al final de las presunciones de responsabilidad por el hecho ajeno y por el hecho de las cosas, lo que sugiere que ella ha querido instituir la regla general en materia de presuncién de responsabilidad por el hecho propio; 4. Que, en materia de excavaciones profundas que se realizan para la construcci6n de edificios en zonas urbanas, sobre todo en los suelos adyacentes a una construcci6n, la normalidad esta cons- tituida por el hecho de que no se produzcan dafios en las construc- ciones colindantes con la excavaci6n y la anormalidad esté consti- tuida por la produccién de dichos daiios. Esto significa que las empresas constructoras deben tomar las medidas necesarias para que no se produzcan dafios en dichas propiedades, sobre todo cuan- do dichas excavaciones se realicen en los suelos adyacentes com- prendidos en la superficie dada por los 45 grados de una linea con Ja vertical (segtin reza el informe de peritos que rola a fojas 349 de autos). De esta manera, es posible presumir, al tenor de la norma descrita, que si se produjo dafio en la construccién de la deman- dante, es debido a que la Constructora demandada no actué con la debida diligencia, debiendo ella probar que se adoptaron las medi- das adecuadas segtin lo habria hecho aquel que debe imprimir a su RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS: 45 actuar aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean or- dinariamente en sus negocios propios. 5. Que, del andlisis de la prueba rendida en autos, se debe con- cluir que la sociedad constructora demandada si bien ha aportado prueba suficiente para acreditar que se emple6 en general el proce- dimiento adecuado para impedir que se produjeren dajfios en las construcciones vecinas, no ha aportado prueba alguna para demos: trar que hizo lo necesario para impedir que ocurriera el dafio en la construccién de la demandada, atendido su tipo, calidad y condi- cién. En efecto, la propia sociedad constructora, en su escrito de contestaci6n a la demanda corriente a fojas 111 de autos, ha dicho que el daiio provocado se produjo con motivo de que las depen- dencias de servicio de la casa de la demandante, estan construidas sin una correcta union estructural con el muro divisorio, es decir, estan simplemente adosadas sin los pilares correspondientes. Pues bien, si la empresa constructora demandada tuvo conocimiento de tal hecho o defecto constructivo antes de iniciar la excavacién, no se entiende por qué raz6n no adopté las medidas tendientes a im- pedir el dafio que, en tales condiciones, se podia prever. Y, por otra parte, si desconocia tal hecho o defecto, fue porque no realiz6 los estudios necesarios para determinar los efectos que los trabajos de excavacién podrian producirse en las sobredichas construcciones, atendida su condicién. En todo caso, la empresa constructora de- mandada no aporté prueba alguna al respecto; 6. Que, en tales circunstancias, la empresa constructora de- mandada no ha aportado la prueba necesaria para destruir la pre- suncién de culpabilidad que opera en su contra, por lo que se debe concluir que los dafios sufridos en la propiedad de la demandante deben ser indemnizados por ella; Y visto, también, lo prevenido en las normas legales citada se confirma la sentencia apelada de 27 de enero de 1997, escrita fojas 427. 46 INGO pe LA Maza Gazurt - Car.os Pizarro WiLSON Registrese y devuélvase con el cuaderno de medida precauto- ria tenido a la vista. Redaccién del Abogado Integrante sefior Alberto Lyon P. Pronunciada por la Ministro sefiora Sonia Araneda B. y los Abogados Integrantes sefior Francisco Merino S. y sefior Alberto Lyon P. Rol N° 2.159-1997” [sic.]. Caso PRACTICO RETIRO UNILATERAL DE TRATATIVAS PRELIMINARES Y RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL OBJETIVOS ¢ Identificar la etapa de las tratativas preliminares. * Conocer los supuestos de la responsabilidad precontractual por retiro unilateral. * Conocer la discusién que se ha planteado en el caso chileno respecto al estatuto de responsabilidad en los ponsabilidad precontractual por retiro unilateral. Dos grupos empresariales han mantenido durante mas de dos. afios tratativas preliminares destinadas a la celebracién de un contrato de compraventa sobre un conjunto de predios madereros ubicados. en la IX Regi6n, cuyo valor alcanza varias decenas de millones de délares. Con este objetivo, ambas han intercambiado titulos de pro- piedad, estudios sobre los mismos, sus correspondientes observa- ciones y borradores de contratos de promesa y mandato. Asimismo, la parte compradora ha incurrido en significativos gastos con la fi- nalidad de concretar el negocio. Con fecha 22 de noviembre de 2004 las partes convienen en firmar una promesa de compraventa sobre los predios en cuesti6n fijada para el 25 de enero de 2004. Dos se- manas antes de esta fecha el grupo vendedor informa al grupo com- os de r 48 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON prador que se retira de las negociaciones porque habfa vendido los predios a un tercero que pag6 un valor superior en dos millones de dolares al precio que se habia convenido para la promesa de venta. Entre las partes no alcanz6 a celebrarse ningtin contrato en virtud del cual el grupo vendedor se obligara a celebrar el contrato de com- praventa. El representante del grupo empresarial comprador se diri- ge asu oficina y le comenta que desea demandar al grupo vendedor por los daiios que le ha ocasionado el retiro de las negociaciones. Le indica que el quiebre de las negociaciones no s6lo le provocé pérdi- das por los gastos hechos en raz6n de éstas como los estudios de titulos, las visitas a terreno, la redaccién de proyectos de contratos y otros afines, sino que, ademas, perderdn ciertas ganancias e inver- siones que proyectaban sobre los predios forestales. EI examen de este caso indica que, durante las negociaciones preliminares de un contrato solemne —el de compraventa de inmue- bles— una de las partes se retira, ocasionando a la otra dafios pe- cuniarios. El problema que se trata de resolver es si el retiro unilate- ral de las negociaciones preliminares genera 0 no el deber de indemnizar los dafios causados. Los antecedentes expuestos permiten referirse a la identifica- ci6n de etapa de las tratativas preliminares y los principios que interactian en ellas (1), las condiciones bajo las cuales el retiro unilateral genera la obligacidn de indemnizar el dafio causado (II) y el estatuto de responsabilidad a través del cual debe reclamarse dicho dafio (III). I. LA IDENTIFICACION Y PRINCIPIOS DE LA ETAPA DE TRATATIVAS PRELIMINARES La etapa de las tratativas preliminares se encuentra dentro del periodo precontractual, esto es, aquella etapa de negociaciones que RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 49 precede al perfeccionamiento del contrato. Este periodo de ne- gociaciones se inicia con las tratativas, contintia con la oferta y puede, aun, incluir un contrato de promesa. La importancia del Ambito precontractual no es igual en todos los contratos. En la mayoria de los casos el periodo precontractual sera extremadamente breve, comenzando por la oferta y una aceptacién practicamente simultaneas. En otros, sin embargo, dicho periodo sera extenso ¢ involucraré gastos para las partes y comprendera tratativas, oferta y contratos de promesa, como en el caso que se trata de analizar Las tratativas constituyen un conjunto de negociaciones enca- minadas a explorar los respectivos intereses de las partes. Comien- zan desde el momento en que las partes manifiestan su voluntad de negociar y se extienden generalmente hasta el momento en que una de ellas formula una oferta de contrato. No obstante, las trata- tivas pueden concluir directamente en la celebraci6n del contrato definitivo 0, bien, en la celebracién de un contrato de promesa. También es posible ponerles término a través del desistimiento bilateral de las partes 0, como sucedié en este caso, por el retiro unilateral de una de las partes. Para comenzar a examinar el retiro unilateral conviene tener presente que en las tratativas preliminares las partes recién se en- cuentran explorando la posibilidad de celebrar un contrato, por lo mismo, las partes no contraen ninguna obligacién de permanecer en ellas. De igual modo, las partes conservan su libertad para reti- rarse unilateralmente en cualquier momento. En otras palabras, las partes conservan su libertad de contratar 0 no hacerlo. Este principio de libertad contractual debe, sin embargo, vincularse con un cierto deber de comportamiento de las partes durante las trata- tivas preliminares, cuya infraccién es uno de los requisitos de la responsabilidad precontractual. El deber de comportamiento im- plica que las partes deben negociar honesta y lealmente. El funda- mento de este deber de conducta se encontraria en el principio de 50 INiGo DE LA Maza Gazuri - CarLos Pizarro WILSON la buena fe objetiva. Asi, por ejemplo, el Cédigo Civil italiano de 1942 dispone en su articulo 1.337 que: “Las partes en el desarrollo de las negociaciones y en la formacién del contrato deben com- portarse de acuerdo a la buena fe”. En el caso chileno, la buena fe objetiva se encuentra recogida en el articulo 1.546 a propésito de la ejecucién de los contratos. Sin embargo, se ha sostenido que éste sdlo seria “un supuesto de aplicacién de un principio mas vasto que rige en el ejercicio de todo derecho”>* y que, por lo tan- to, alcanzarfa a las tratativas preliminares. Llegados a este punto conviene enfatizar que, en doctrina, no se discute el derecho de retirarse de las tratativas, éste es absoluto, por lo mismo, no existen dudas respecto a la posibilidad que tenia el grupo comprador de retirarse de las tratativas; lo que se discute es con qué condiciones el retiro genera obligacién de indemnizar el dajio causado. Hasta el momento se ha sugerido que una de las condiciones que debe satisfacer el retiro es que vulnere el deber de actuar de buena fe; a continuacién, se examina con mayor detalle éste y los demas requisitos que deben concurrir. II. Las CONDICIONES BAJO LAS CUALES EL RETIRO UNILATERAL GENERA LA OBLIGACION DE INDEMNIZAR EL DANO CAUSADO Se ha sugerido que para que surja la obligacién de indemnizar deben concurrir copulativamente los siguientes requisitos: 38 Ram6n Domincuez Benavente, Ramén Dominaurz Acut.a y Carmen Dominauez Hipatco, “Comentarios de jurisprudencia”, en Revista de Derecho de la Universidad de Concepcién, N° 196, Concepcién, enero-junio 1996. p. 183. Véase, también, Hugo Rosene Avarez, Responsabilidad precontractual, Valparaiso, Ediciones Universita- rias de Valparaiso, 1979, p. 60 y Rubén Srictsrz, “Tratativas precontractuales”, en Rubén Snictirz (director), Contratos. Teoria general, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1993, pp. 99-100. A igual conclusién Hega Luis Diez-Picazo en la traduccién de la obra de Franz Wreacker, El principio general de la buena fe, Madrid, Civitas, 1997, pp. 10 y 12. RESPONSABILIDAD CIVIL, CASOS PRACTICOS 51 a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebracién del contrato. b) Retiro unilateral injustificado*”. Ya se ha advertido que la etapa de las tratativas preliminares se inicia con el acuerdo de las partes. La relaci6n entre la voluntad que deben prestar las partes para comenzar a negociar y la respon. sabilidad precontractual se manifiesta a propédsito de la buena fe Como sostuvo Raymond Saleilles: “por el hecho solo de haber habido consentimiento para las negociaciones, hay necesidad, para cada una de las dos partes, de obrar en conformidad a la equidad comercial y ala buena fe”*°. En el caso aleman se ha sugerido que al comenzar a negociar un contrato las partes aceptan involucrarse en una “relacién de confianza”, que implica la observancia de cier- tos deberes precontractuales. Revisemos las condiciones de la responsabilidad precontractual. a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebracién del contrato El dafio es el presupuesto central de la responsabilidad civil. Sobre lo que interesa detenerse en esta hipdtesis de responsabili dad precontractual es la extensién de la indemnizacion. Debe ad vertirse que las partes pueden haber convenido la distribucién de los gastos en cuyo caso habré de estarse al acuerdo*!. En la ausen- ® Hugo Rosenpe Auvarez, Algunas consideraciones sobre la responsabilidad precontractual, Valparaiso, Ediciones Universidad de Valparafso, 1979, p. 59. En el caso italiano se ha sefialado que los requisitos serfan la confianza de uno de los contratantes en la realizaci6n del contrato, interrupci6n injustificada y perjuicios para la otra parte 4° Raymond Satenes, “De la responsabilidad precontractual”, en RDJ, tomo v, Santiago, 1908, pp. 127-160. 4 Rosenve Avarez (n. 38), pp. 61-63. 8 INiGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos PiZARRo WILSON cia de estipulacién sobre los gastos lo primero que interesa advertir a este respecto es que el dafio se presenta en una etapa en que atin no existe contrato, por lo mismo, la indemnizacién no deberia in- cluir aquellas ventajas que se hubieran derivado de la celebracién del contrato*?, Respecto de los demis gastos se ha sostenido que unicamente cabria la indemnizacién de aquellos que poseen una relaci6n de causalidad con las apariencias creadas por la conducta de la otra parte en las negociaciones*?. Es la apariencia creada y la confianza que suscita en la otra parte donde debe buscarse la justa medida de la indemnizacién. Asi, por ejemplo, no serfan indem- nizables los gastos en que hubiera incurrido la otra parte con anterio- tidad al comienzo de las negociaciones. Respecto de los gastos efec- tuados durante las tratativas, Hugo Rosende sugiere distinguir entre gastos provocados y espontaneos, definiendo a los primeros como: “los que realiza una persona en vista a la celebraci6n de un contrato o de una serie de contratos, sin contar para ello con el asentimiento de la persona con la que va a contratar”’. Respecto de los provoca- dos sefiala que son aquellos que “requieren del consentimiento en tratar y, ademas que exista una manifestacidn de voluntad que mueva a efectuarlos 0 cree la apariencia de que son indispensables para proseguir las conversaciones’”*4, El autor incluye dentro de esta especie de gastos los “necesarios para la preparaci6n del proyecto de contrato como los viajes, ensayos, trabajos, etc., que se realicen para llevarlo a cabo y que, ademas, aparezcan justificados por la aquiescencia de la otra parte y dentro de los limites de la autoriza- cién”. Admite excepcionalmente aquellos efectuados sin el con- sentimiento de la otra parte en la medida que ellos aparezcan ® Véase Clara Asta GonzA.ez, La culpa in contrahendo, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del Pais Vasco, 1989, p. 288. Savemes (n. 40), p. 143. Rosenpe Atvarez (n. 38), p. 67. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS. 53 causalmente vinculados a una apariencia creada por la otra parte". Respecto del lucro cesante se ha sefialado que, atendido el estado de las negociaciones, debe considerarse con prudencia, toda vez que la parte dafiada siempre debié considerar la posibilidad del re- tiro de su contraparte*®, Como ha sefialado una autora, la clave para considerar la extensin de la indemnizaci6n es la “confianza tutelable” de las partes, en el sentido de que no se trata de un mero estado subjetivo, sino sustentado en datos externos y objetivos*’. b) Retiro unilateral injustificado No basta el retiro unilateral para generar la hipotesis de res- ponsabilidad en las tratativas preliminares. Ya se ha advertido que uno de los principios involucrados en esta etapa es la libertad de contratar. Por lo mismo, la regla general es que las partes puedan retirarse libremente sin que esto les genere la obligacién de demnizar. El guid de la cuestién esta en que el retiro sea injustifi- cado. Por lo mismo, el problema se encuentra en determinar cudn- do el retiro obedece a una causa justa. La justa causa de retiro ha sido un expediente comtnmente utilizado en decisiones judiciales sobre responsabilidad precontractual en el ambito del Derecho 45 Rostnpe Atvarez (n. 38),p. 68. 45s GonzAtez(n. 42), p, 289. En el mismo sentido Roberto Brebbia ha sostenido que en estos casos tnicamente debiera indemnizarse el interés negativo, citando guiente jurisprudencia argentina; “La indemnizacién del daiio al interés negativo s6lo comprende los perjuicios que no habria sufrido si no se hubiere constituido la obliga- cin, es decir, se mira hacia el pasado y se trata de restablecer la situacién patrimonial anterior la constitucién de la obligacién que ha resultado desvanecida, Roberto Brenna, Responsabilidad precontractual, Buenos Aires, Ediciones La Rocca, 1987, p. 220, n. 4. En el caso de la jurisprudencia alemana el principio para mensurar la extensién de la indemnizacién ha sido también reponer las cosas al estado anterior en que se encontra- rian si la circunstancia que da lugar a la reparacién no se hubiera producido. 4TAsva GonzALez (n. 42), p. 221. 34 INiGo pe LA Maza Gazmurt - CarLos P1zarro WILSON europeo, Los tribunales, sin embargo, no han proporcionado crite- rios generales que permitan evaluar, en general, cuando el retiro se encuentra justificado y en qué ocasiones no. Aqui es posible detectar casos que no presentan dificultades y casos més discuti- bles. Dentro de los primeros es posible identificar algunos como el de quien inicia las conversaciones preliminares o las contintia sin intencidn de obligarse, en cuyo caso es evidente que el retiro resulta injustificado, aquél en que las partes a través de un acuerdo se reservan el derecho de retirarse de las tratativas preliminares —donde el retiro sera siempre justificado- 0, bien, el caso en que existe una circunstancia objetiva e indisponible que afectaria la eficacia del contrato cuyas bases se estan negociando —en este caso, salvo que una de las partes conociera esa situaci6n y no la infor- mara a la otra, se ha considerado que el retiro seria justificado—8. Respecto de las situaciones mas discutibles, probablemente las mas desafiantes sean los “motivos de conveniencia”. Aqui se trata de situaciones nuevas que acaecen durante las tratativas y que deter- minan que para una de las partes resulte mas ventajoso no celebrar el contrato que se negocia. Este serd el caso, por ejemplo, en que una de las partes reciba una oferta més conveniente que aquélla que se encuentra negociando o, bien, simplemente, cambie de opinién respecto a la conveniencia del negocio proyectado. En estos casos no existe una solucin uniforme en el ambito del Derecho Compa- rado. En el caso italiano, por ejemplo, se ha sostenido que el deber de comportarse de buena fe, exigible a quienes negocian, se limita a no iniciar 0 continuar las negociaciones sabiendo que no se prose- guird con ellas49, Un sector de la doctrina alemana ha sugerido, en cambio, que la causa tinicamente seria justificada en aquellos casos ee Sale a ry , : Rees En este caso la discusién se centrard en determinar hasta donde llega la obligacién de cerciorarse e informar las circunstancias que puedan determinar la ineficacia del con- trato que Se prepara, op. cit., p. 281 ® Véase Benarn, citado en Asa GonzAtz (n. 42), p. 224, n. 718. RESPONSABILIDAD CIVIL, Casos PRACTICOS 55 que permitirian incumplir impunemente el contrato proyectado”?. Ambos extremos parecen excesivos, soluciones tan rotundas no pa recen capturar la complejidad del problema. La solucién mas ade- cuada parece ser razonar en torno a los hechos desde coordenadas mis flexibles como: el avance de las tratativas preliminares, la con- fianza creada en la otra parte y el peso del motivo de conveniencia que se utiliza. Con todo, aun cuando se estima que el retiro obedece auna causal justificada—-eliminando de esa manera el factor de impu. tabilidad— se ha sostenido que si existiera un enriquecimiento sin causa podrfa intentarse la actio in rem verso?!. La exposicién sucinta de los requisitos de la responsabilidad precontractual por retiro unilateral de las tratativas preliminares indica que es necesario que las partes hayan consentido en iniciar las, que una de ellas haya creado una cierta apariencia que genera- ra una confianza tutelable en la otra de modo que la indujera a incurrir en algunos gastos y que una de las partes se retire unilate- ralmente del negocio sin una justificaci6n suficiente. Conviene advertir ahora si esos requisitos se presentan 0 no en el caso que se examina. Como ya se ha sefialado, se trata de las tratativas preliminares de la enajenaci6n de un inmueble, que son interrumpidas unilateralmente por el grupo vendedor antes de celebraci6n de la promesa. El estado de avance de las tratativas no deja lugar a duda respecto al consentimiento de las partes en ini- ciarlas. Asimismo, cabe preguntarse si aquella parte que se retiré habia creado una apariencia de voluntad de contratar que generara una confianza tutelable en la otra. Una vez mas el avanzado es\ do de las negociaciones y, especificamente, el hecho que se habia convenido la celebracién de un contrato de promesa parece indi- car que es posible vincular causalmente, al menos, algunos de los dafios a la confianza creada. Siguiendo la tendencia comparada Véase Astia GonzAtez (n. 42), p. 281. $1 Véase Rosenpe Atvarez (n. 38), p. 76. 56 INGo DE LA Maza Gazmuri - Cartos P1zarRo WILSON parece razonable, teniendo en cuenta que todavia las partes se en- contraban en las tratativas preliminares, concluir que esos dafios deberjan limitarse inicamente a aquellos en que incurrié el grupo comprador motivado por las actitudes del grupo vendedor, lo que, en principio, excluiria el lucro cesante alegado por el primero. Fi- nalmente, respecto a si el retiro del grupo vendedor resulta 0 no justificado, es necesario advertir que, si bien es cierto que éste se retiré por un motivo de conveniencia —una mejor oferta— su infrac- cidn al deber de comportarse de buena fe se origina en haber oculta- do al grupo comprador la existencia de negociaciones paralelas. Es en esta ocultaci6n donde se percibe con claridad la infraccién a un deber de comportarse de buena fe. Lo que torna injustificado el retiro, en este caso, es que el grupo vendedor siguié negociando aun cuando sabia —o al menos tenia una duda mas que razonable— que no celebrarfa el contrato con el grupo comprador. Sefialado lo anterior esto es, que el grupo vendedor incurrié en responsabilidad por el retiro unilateral de las conversaciones preliminares— resta detenerse en el estatuto contractual que debe guiar la pretensi6n resarcitoria del grupo comprador. En otras pala- bras, es necesario determinar si éste debe regir su pretensién por las reglas del estatuto contractual o extracontractual. III. EL ESTATUTO DE RESPONSABILIDAD A TRAVES DEL CUAL DEBE RECLAMARSE DICHO DANO En el caso chileno no parecen existir dudas con relaci6n a que en casos de retiro unilateral en las tratativas preliminares el estatu- to aplicable es el extracontractual**. Al respecto, sin embargo, se 52 Véase, por ejemplo, ALESSANDRI RopRIGUEZ (n. 2), p. 57, RoseNDE ALvarez (n. 38), p. 113; Cora Tatciant (n. 2), pp. 39-41. Un problema que aqui s6lo se anuncia es c6mo RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 57 ha planteado una duda referente al caracter solemne del contrato que se negociaba. Hugo Rosende ha sefialado que en casos donde se ha formado el consentimiento, pero falta un requisito exigido para el perfeccionamiento del contrato —en este caso la solemni- dad referiria a la promesa (escrituracin)-, existirfa un consenti- miento formado, pero ineficaz que podria dar lugar a una relacion cuasicontractual®?. La relevancia de la tesis de Hugo Rosende ra- dica en que, en su opinién, la regla comtn en el Derecho chileno es la responsabilidad contractual, por lo mismo, las hipot responsabilidad cuasicontractual quedarian regidas por ella. E posici6n posee relevancia si acepta que el estatuto comun de la responsabilidad en Chile es el contractual. No obstante, la impc tancia de quienes sostuvieron alguna vez esa postura™, hoy apare- ce en retirada®°. Por lo mismo, aun de aceptarse la posicién de Hugo Rosende, respecto al caracter cuasicontractual de esta respon- sabilidad, se aplicaria el estatuto extracontractual”®. En definitiva, el caso expuesto constituye una genuina hipote- sis de responsabilidad precontractual, al concurrir los elementos: de mn nota 5 Continuae compatibilizar el deber de comportarse de buena fe, propio del estatuto contractual, con la culpa y el dolo que constituyen los factores de imputaci6n de la responsabilidad extracon tractual. Hay casos, como el que se ha analizado, donde eso resulta sencillo, pues la infrac cién al deber de buena fe constituye, a la vez, un caso de culpa grave o dolo dependiendo cémo se caracterice a este tltimo. En otras circunstancias el problema se complejiz: sucede en los casos de motivos de conveniencia examinados més arriba. 53 Rosenpe Atvarez (n. 38), p. 111. 54 Asf ALessanpri RopriGuez.(n. 2). 55 Asi Corrat Tacciant (n. 2), pp. 39-41; Ram6n Domincurz BeNAvENTE et al., “Co- mentarios de Jurisprudencia”, en Revista de Derecho, N° 199, Concepcion, Universidad de Concepcién, 1996, pp. 179-183. 56 Con todo, Hernan Corral ha sostenido que en el caso de los cuasicontratos, por la cercanfa que presentan con los contratos en su estructura, podrian aplicarse las reglas del estatuto contractual. Aceptdndose la posicién de Hugo Rosende vuelve a cobrar impor- tancia, Corrat. TALciant (n. 2), p. 41. 58 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos PIZARRO WILSON de consentimiento en la negociacién, gastos involucrados y retiro injustificado por una de las partes. Por tratarse de un ilfcito civil ajeno a toda relacién contractual, corresponde aplicar el estatuto de responsabilidad extracontractual. ACTIVIDADES 1. Explique cual es la regla de responsabilidad comin en el De- recho chileno y su importancia para la responsabilidad pre- contractual por retiro unilateral de las tratativas preliminares. 2. Revise el siguiente extracto de sentencia y explique los erro- res del demandante. Sentencia Tribunal de Letras de Talca, 31 de marzo de 1997, rol 2217/2000, N° identificador LexisNexis 25292. “Primero: Que a fojas 1, don Juan Antonio Luna Espinoza, deduce demanda ordinaria en contra de don Sergio Bobadillas Valenzuela, a fin de que el tribunal declare su obligacién de sus- cribir el contrato de compraventa sobre el inmueble que indica en los términos y condiciones que sefiala, con costas. Séptimo, Que los antecedentes probatorios precedentemente sefialados constituyen un conjunto de presunciones judiciales, gra- ves, precisa, directa y concordantes que permiten al sentenciador tener por establecido los siguientes hechos: a) Que en el mes de septiembre de 1992, Juan Luna Espinoza acord6 con don Sergio Bobadilla Valenzuela, la compraventa de un terreno aledafio a su propiedad, de una superficie aproximada de 3.182 metros cuadrados. b) La compraventa no pudo perfeccionarse en aquella época por tener que sanear previamente el terreno del demandado los problemas que presentaban sus titulos. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 59 c) Que el demandado recibié por dicha propiedad la suma de $8.000.000.- d) Que el demandante y el demandado fijaron personalmente los deslindes de la propiedad que se acordaba vender y que son los que actualmente ocupa el demandante. e) Que luego de solucionado las dificultades que presentaba en sus titulos la propiedad del demandado, y no obstante haber hecho entrega material del bien raiz, éste se nego a suscribir la respectiva escritura ptiblica, alegando diferencias en las medidas de lo que habia vendido al demandante. f) Que el demandante al tomar posesién del terreno, realiz6 fuertes inversiones en el lugar consistentes en el relleno y nivela- ci6n del lugar con la carretera Cinco Sur, con un cierro de mas de cinco mil metros cuadrados, en la ampliaci6n de su servicentro y hosterfa, con cabaiias, comedores y piscina. Octavo: Que es cierto lo que sostiene el demandado en cuanto a que ninguna venta de bienes rafces puede reputarse perfecta mien- tras no se ha otorgado por escritura ptiblica. Y que tampoco es posible hacer que el demandado haga entrega de un retazo de su propiedad, que ni siquiera fue objeto de un contrato de promesa [sic.]. Corte de Apelaciones de Talca, 8 de noviembre de 1999. “Sobre esta materia, vale decir, si acerca de la responsabili- dad en relacién con la formacién del consentimiento respecto de un contrato solemne, cuyo es el caso de autos, han de aplicarse las normas inherentes a los delitos y cuasidelitos civiles, sostiene don Hugo Rosende A.: ‘...no puede olvidarse la intencién del legisla- dor expresada claramente en la historia fidedigna del establecimien- to del Cédigo de Comercio, en la especie, en el Mensaje con que el Proyecto fue presentado al Congreso Nacional. En dicho Mensaje, el legislador mercantil fue categérico al indicar que en el Titulo I 60 INIGO DE La Maza Gazmurt - Cantos Pizarro WILSON del Libro II del Proyecto’ se trata de un asunto tan dificil como importante, omitido en la Ordenanza y atin en el Cédigo Civil. Frecuentemente, ocurre la necesidad de fijar el momento y el lugar en que las propuestas verbales o escritas asumen el caracter de con- tratos perfectos y careciendo de reglas claras y precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto e ilustren la conciencia del magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e inseguras de los autores que han examinado con més o menos profundidad esos puntos. Para obviar dificultades de tanta trascendencia, el Pro- yecto ha dado soluciones satisfactorias a las cuestiones principales € incidentes que ofrece la materia; y de este modo ha Ilenado un sensible vacio en nuestra legislacién comercial y civil” [sic.]. Continia el sefior Rosende: “Del texto que se ha citado, resalta de manera evidente que la intencién del legislador fue dar aplicacién general a las normas sobre formacién del consentimiento. Asi, pues, sobre la base de este antecedente histérico, es claro que las disposiciones del Cédi- go de Comercio que se refieren a la formacién del consentimiento no pueden ser interpretadas como normas de excepcién, aunque estén contenidas en un cuerpo de leyes especial” [sic.]. “En segundo lugar, el problema que plantea la doctrina tradi- cional respecto de la imposibilidad de aplicar las normas de for- macién del consentimiento a los contratos civiles, por tratarse de normas de excepcién y por existir un precepto general en el Cédi- go Civil que reglamenta las obligaciones que nacen sin conven- cin, debe ser resuelto de conformidad con las normas que a con- tinuaci6n se indican” [sic.]. “Existe al parecer un conflicto entre dos leyes incluidas en dis- tintos cuerpos de leyes, el articulo 2.284, ubicado en el Cédigo Civil pero que reglamenta genéricamente las obligaciones nacidas en ausencia de convencion, y las normas del Codigo de Comercio en materia de formaci6n de consentimiento que reglamentan es- RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS. 61 pecificamente una cuestién no prevista en el derecho comin. Sin embargo, este conflicto es sélo aparente. En primer lugar, por la naturaleza del articulo 2.284 del Cédigo Civil que se limita a indi- car genéricamente las fuentes de las obligaciones, en ausencia de convenci6n; en segundo lugar, porque dicho articulo no indica de qué naturaleza es la obligacién que de las citadas fuentes nace; en tercer lugar, si bien, en principio, son obligaciones extracon- tractuales, esta sola circunstancia no autoriza a sostener que, en materia de responsabilidad civil, sean las disposiciones que regla- mentan la responsabilidad delictual las que deben aplicarse a las: obligaciones legales y cuasicontractuales, segtin creemos haberlo demostrado en el Capitulo I” [sic.]. a).- “En consecuencia, debe reconocerse que del cotejo de ambos preceptos resulta que el articulo 2.284 se limité a indicar las fuentes de las obligaciones nacidas fuera de convencién y que los articulos 97 a 106 del Cédigo de Comercio se refieren especi- ficamente a las obligaciones que pueden nacer de alguna de di- chas fuentes en la formacién del consentimiento ;Cudl es dicha fuente? La fuente es el acto voluntario y en especial, el hecho vo- luntario, licito y no convencional, 0 sea, el cuasicontrato. No po- dria alegarse en contrario que los tinicos cuasicontratos s contemplados en el Cédigo Civil, ya que, éste expresa que se re- fiere a los principales cuasicontratos, por lo que la enumeraci6n del articulo 2.285 del Cédigo Civil no es taxativa. Por lo demas se admiten otras especies de cuasicontratos, asi, en materia procesal se habla del cuasicontrato de litis contestaci6n, a propésito de la relacién procesal que se traba en los litigios y, a nuestro parecer, en los articulos 97 y siguientes del Cédigo de Comercio se con- templa un cuasicontrato en la formacién del consentimiento” [sic.]. Mas adelante agrega: “En nuestra opinion, la tnica interpretaci6n correcta residiria en las normas del Cédigo de Comercio, pues son éstas las que 62 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos PIZARRO WILSON reglamentan especfficamente la situacién que se examina y son, ademis, las llamadas a Ilenar un vacio en la legislacién civil, de acuerdo con los términos del Mensaje del Codigo de Comercio. Por ultimo, no puede olvidarse el fundamento que sirve de base a la responsabilidad en el periodo precontractual, fundamento que debe encontrarse en la buena fe y en la equidad, cuya violacion da derecho a solicitar indemnizacién. De aqui resulta que las tinicas disposiciones que admiten este fundamento son las relativas a la formaci6n del consentimiento, raz6n esta que abona la tesis de la aplicacién del Cédigo de Comercio” [sic.]. Enseguida y al referirse a una situaciOn similar a la que se ven- tila en esta causa sefiala: “Para que el contrato quede perfeccionado, falta tinicamente, el cumplimiento de la solemnidad. Este es, entonces, el punto exac- to en que debe centrarse la controversia. {Que efectos civiles pro- duce el consentimiento asi formado pero carente de eficacia para dar nacimiento al contrato? {estamos en presencia de tratativas 0, por el contrario, ante una oferta y aceptaci6n validamente emiti- das?, vale decir, {en qué instancia del perfodo precontractual se encuentran las partes? En nuestra opinion, existe concurso real de voluntades que, si bien no basta para perfeccionar el contrato, puede agravar la responsabilidad del oferente en términos que exista en- tre ambas una relaci6n cuasicontractual que genera responsabili- dad en caso de retractacién y que obliga a indemnizar dafios y perjuicios. Por lo tanto, en este especie de contratos, al existir un consentimiento formado pero ineficaz para perfeccionar el contra- to, subsiste el derecho de retracto para ambas partes, hasta el mo- mento en que se cumpla la solemnidad o se haga la entrega de la cosa pero la parte que se desiste podra incurrir en responsabilidad precontractual por los dafios y perjuicios que dicho retracto cause al otro precontratante. Esta responsabilidad dimanara de los prin- cipios aceptados en el Cédigo de Comercio, las que constituyen el RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 63 derecho comtin en materia de responsabilidad precontractual y el verdadero criterio con arreglo al cual deben enfocarse las deman- das de indemnizacién” [sic.]. (ROSENDE ALVAREZ (n. 39). Los sentenciadores participan del criterio expuesto en la antes. parcialmente transcrita monografia, sin perjuicio de lo cual conside- ran que cualquiera sea la doctrina que se siga, vale decir, sea que se estime que en casos como el de autos se aplican | atinentes a la responsabilidad contractual, sea que se estime que son pertinentes las que conciernen a los delitos y cuasidelitos, resul ta evidente que el fundamento de aquella responsabilidad es el del respeto a la buena fe y a la lealtad, que han de regir las relaciones habidas entre quienes llevan a cabo negociaciones encaminadas a la celebracién de un determinado contrato, buena fe cuya viola ci6n acarrea a su autor la obligacién de resarcir los perjuicios que asi haya irrogado a su contraparte. En este sentido y si bien en tanto no se haya perfeccionado el respectivo contrato persis facultad de retractaci6n, esta no puede ejercitarse abusivamente, es decir, como lo sefiala el profesor Pablo Rodriguez, fundandose “en el contenido de normas que se aplican con un superado cri- terio literal” [sic.]. (El abuso del derecho y el abuso circunstan- cial, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1997, p. 387). “7°) Que por las razones precedentemente desarrolladas corres: ponde hacer lugar a la demanda de autos en lo atinente a la indem- acion de perjuicios que en ella se reclama en contra de don Sergio Bobadilla Valenzuela, desechandose asi la tesis del demandado en cuanto a que, no existiendo contrato alguno entre los litigantes, no es posible acoger la pretensién del actor, ya que, éste ha invocado las normas atinentes a la responsabilidad contractual.- Conclusién ademas de la cual cabe la reflexién de que, atin cuando existiese una errénea invocacién de las normas aplicables a la respectiva controversia, el sentenciador no queda constrefiido por la cali cién juridica que de los hechos realicen los litigantes’”.- [sic.]. Ss normas fe la Caso PRACTICO INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL, CULPA GRAVE Y DOLO OssETIVos * Que el alumno identifique el criterio que permite diferenciar entre obligaciones de medio y resultado. * Que el alumno advierta la funcién que desempeiia el juicio de reproche en las obligaciones de resultado. * Que el alumno identifique las distintas formas en que se ha entendido la nocién de dolo en el Derecho chileno. * Que el alumno conozca los efectos de la asimilacién de la culpa grave al dolo y la discusi6n que se ha generado respec- to a su equivalencia en materia probatoria. En este caso practico se examina el incumplimiento contrac tual en una obligaci6n de resultados y la funcién que desempefia alli el factor de atribucion subjetivo, distinguiéndose si se trata de culpa grave o dolo y las consecuencias de la asimilacién de la primera al segundo. Con fecha 25 de noviembre de 2002, Domingo Edwards celebra un contrato de compraventa con Paulina Costabal en virtud del cual el primero vende, cede y transfiere a la segunda el inmueble ubica- do en calle Las Azucenas 934. La compradora paga el precio a ente- 66 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON ra satisfaccién del vendedor. Las partes convienen que la tradicién tendra lugar con fecha 30 de noviembre del mismo aio. Con fecha 3 de noviembre, don Domingo vende el mismo inmueble a Estanislao Gutiérrez, realizéndose su tradicién el dia 12 de noviembre. Con- sultado por dofia Paulina acerca de la fecha de la tradicién, don Domingo le informa que ha vendido el inmueble a otra persona por un precio superior, a quien, ademés, le ha hecho la tradicién. Le sefiala que lamenta profundamente los perjuicios que le pueda ha- ber ocasionado y que durante ese mismo dia le depositaré en su cuenta corriente el precio que ya le habia pagado por el inmueble. Con fecha 12 de noviembre, dofia Paulina se dirige a su oficina y luego de relatarle estos hechos afiade que ella actualmente vive en una casa arrendada que debe dejar el 29 de noviembre. Le sefia- la, asimismo, que se encuentra tramitando un cuantioso contrato de mutuo de dinero con una instituci6n financiera con el objetivo de reunir el dinero necesario para operar a su hija en Estados Uni- dos. La instituci6n le exige caucionar el mutuo con un inmueble y ya habia aceptado constituir una hipoteca sobre el inmueble ad- quirido por dofia Paulina. Esta le informa que desea saber si puede exigirse el cumplimiento forzado del contrato y, en caso contrario, desea solicitar indemnizacion de perjuicios. Frente a la primera pregunta de dofia Paulina la respuesta es negativa. Aun cuando el articulo 1.489 del Cédigo Civil concede al acreedor diligente la opcién de exigir el cumplimiento forzado del contrato o su resolucién, la compraventa posee una regla espe- cial en el articulo 1.817, segtn el cual: “Si alguien vende separa- damente una misma cosa a dos personas, el comprador que haya entrado en posesién sera preferido al otro; si ha hecho la entrega a los dos, aquel a quien se haya hecho primero sera preferido; si no se ha entregado a ninguno, el titulo mds antiguo prevalecera”. En el caso que se trata de examinar el segundo comprador ha entrado en posesi6n, por lo mismo es preferido. El problema de RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 67 dofia Paulina se circunscribe, entonces, al monto de los perjuicios que podra reclamar por el incumplimiento de la obligacién princi- pal del vendedor. La regla que conviene tener presente al momento de conside- rar los perjuicios indemnizables es la contenida en el articulo 1.558 del Cédigo Civil. Segtin ésta: “Si no se puede imputar dolo al deu- dor, s6lo es responsable de los perjuicios que se previeron 0 pu- dieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es res- ponsable de todos los perjuicios que fueron una consecuenc inmediata 0 directa de no haberse cumplido la obligacién 0 de haberse demorado su cumplimiento”. Pues bien, asumiendo que existen perjuicios directos previstos e imprevistos en este caso es necesario indagar acerca de si el ven- dedor responde segtin las reglas de la culpa o segtin aquéllas del dolo. De concluirse, que responde bajo las reglas de la culpa, es necesario detenerse sobre la extensidn de la indemnizaci6n. I. EL JUICIO DE REPROCHE Por regla general, en el sistema del Cédigo Civil la responsabi- lidad supone un juicio de reproche. La reprochabilidad de la con- ducta se basa en la intenci6n de causar un dajfio 0 en su aceptacién segtin como se entienda el dolo o, bien, en el descuido o negligen- cia de quien ha producido el dajio en el caso de la culpa. En mate- ria contractual esto resulta claro en las obligaciones de medios; se discute, sin embargo, en las de resultado’, pues, parte de la doc- 57 La distinci6n entre obligaciones de medio y resultado se encuentra determinada por la substancia de la prestaci6n del deudor. Segin Luis Dfez-Picazo si Gnicamente se obliga al despliegue de “energfa, actividad, la observancia de un estandar de conducta” se tratard de una obligaci6n de medios, si su compromiso y su obligacién consisten en la produccién de una modificacién en la realidad material o jurfdica se tratard de una obli- 68 INGO DE LA Maza Gazmurt - CaRLos Pizarro WILSON trina ha sostenido que en las obligaciones de resultado la respon- sabilidad prescinde de la culpa®®. Asi, por ejemplo, Mariano Yz- quierdo Tolsada ha sugerido que en este tipo de obligaciones: “in- cumbe al acreedor probar que el resultado no se ha obtenido, debiendo ser el obligado quien, para exonerarse, habra de probar una causa ajena (caso fortuito, fuerza mayor, conducta de la victi- ma 0 intervenci6n de terceros). No le bastard demostrar que actué n culpa, sino que deberé acreditar la ruptura del nexo causal”>?. Aun cuando se acepte esto y se admita que el vendedor contrae una obligacién de resultado —la tradicién de la cosa vendida— conviene advertir que el juicio de reproche sigue resultando rele- vante para la determinacién de la indemnizacion, aunque en un sentido diverso de aquél que se aplica en las obligaciones de me- dios. En estas tiltimas el juicio de reproche —la determinacién de la existencia de culpa o dolo- es necesario para determinar si sur- Continuacién nota 57 gacién de resultado. Véase Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Madrid, Tecnos, 1970, tomo 1, p. 238. Para una discusién de esta distincién véase Daniel PENAILILLO Artvato, Obligaciones. Teoria general y clasificaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003, pp. 224-227 y Alejandro Garcia Gonzatez, Responsabilidad civil contrac- tual. Obligaciones de medios y de resultado, Santiago, ConoSur, 2002, pp. 24-30. 58 Véase PENAILILLO AREVALO (n, 57), pp. 229-230. ® YzquieRDo ToLsapa (n. 5), p. 155. © Parece existir cierto consenso en considerar la obligacién del vendedor como una de resultado, incluso, un critico de la distincién entre obligaciones de medios y de resul- tado como Pablo Rodriguez Grez sefiala que: “Cuando se celebra, por ejemplo, un con- trato de compraventa, es muy dificil (si no imposible) excepcionarse de pagar el precio 0 de entregar la cosa, alegando que se ha empefiado la diligencia debida, ya que el vende- dor debe ser duefio o poseedor de la cosa vendida y el comprador prever la manera de disponer del dinero suficiente, cualquiera sea el grado de culpa de que se responda. Pero atin asf, la destrucci6n de la especie 0 cuerpo cierto por culpa o hecho ajeno exoneraré al vendedor de entregar la cosa”. Responsabilidad contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003, pp. 134-135. Esto es, segtn se ha advertido, lo que caracteriza a una obligacién de resultado. RESPONSABILIDAD CIVIL, CAsos PRACTICOS 69 ge la obligacién de indemnizar y el monto de la indemnizacién. En el caso de las obligaciones de resultado, la obligacién de indem- nizar surge con prescindencia del juicio de reproche, tinicamente el caso fortuito eximirfa al deudor. Sin embargo, al momento de indemnizar, el articulo 1.558 distingue segtin si existe dolo 0 no. Si no existe —haya o no culpa en las obligaciones de resultado— el deudor tinicamente responder de los perjuicios directos previs- tos. Existiendo, se sumaran los imprevistos. Por lo mismo, lo pri- mero que debe determinarse en este caso es si existié 0 no dolo. II. EL DOLO El dolo se encuentra definido en el articulo 44 del Cédigo Civil como: “la intenci6n positiva de inferir injuria en la persona 0 pro- piedad de otro”. Aun cuando, en general, la doctrina chilena acepta que se trata de un concepto aplicable tanto a la formacién del con- sentimiento y a la responsabilidad contractual y extracontractual (las tres dreas que se presentan en el Cédigo Civil) existen severas discrepancias respecto a la interpretacién del precepto. Para la ma- yoria de la doctrina chilena el dolo supone el animus nocendi, es decir, el propdsito deliberado de causar el dafio. En el caso de los incumplimientos contractuales se actuaria dolosamente cuando el incumplimiento tuviera como fin causar el dafio, de manera que siendo otro el mévil de la conducta no existiria dolo. Segtin Arturo Alessandri: “(N)o basta la conciencia de que se pueda causar un dajio, es menester la intencidn de dafiar”®!. Para otro sector de la doctrina, el dolo quedaria determinado por la decisién deliberada 61 ALessanprt Ropricuez (n. 2). En el mismo sentido Luis Claro Solar, Alfredo Barros Errézuriz. y Ram6n Meza Barros. Un resumen de las posiciones de estos autores puede encontrarse en Cristian Banri pet. Rio, La asimilacién de la culpa grave al dolo, Santiago, Editorial LexisNexis, 2003. 70 INiGo pe LA Maza Gazmurt - CarLos PIZARRO WILSON de incumplir el contrato. La intenci6n a que alude el articulo 44 del Cédigo Civil consistiria segtin Rodriguez —uno de los exponentes de esta posicién— “en la aceptacién de un resultado cierto, producto de una actividad positiva o negativa que despliega una persona vo- luntariamente”®, ese resultado es el daiio que experimentaré el co- contratante como consecuencia del incumplimiento del contrato. Los tribunales chilenos, en general, se han inclinado por la primera teorfa®. Por lo mismo, es improbable que consideraran dolosa la actitud del vendedor quien sefiala que lamenta el incum- plimiento de su obligacion y lo justifica por una mejor oferta. Como se verd a continuaci6n, sin embargo, esto no significa que la com- pradora no pueda reclamar la indemnizacién de los perjuicios di- rectos imprevistos. TI. La CULPA La nocién de culpa en el Derecho chileno posee dos compo- nentes: — La omisi6n de una diligencia apropiada. — La ausencia de la intencién de provocar un daiio. Se ha considerado, ademas, que la falta del deber de cuidado incluye la previsibilidad del dajio, esto es, el peligro de causar el dafio debe haber sido previsible para un hombre prudente medio puesto en la situacién del deudor que incumple el contrato™. Con- siderando lo anterior, es dable sostener que en este caso el vende- © Ropricuez Grez (n. 60), p. 149. Una vez més, abundantes referencias bibliograficas sobre esta posici6n en la doctrina chilena pueden encontrarse en BANri DEL Rio (n. 61). ® Algunas citas de sentencias pueden encontrarse en ALEssanpRI RopRiGuEZ (n, 2), pp. 163-164 y Banrt pet. Rio (n. 61), p. 176. Véase Corrat Tatciant (n. 2), p. 214. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 7 dor actué culposamente. Por una parte, parece evidente que si el incumplimiento en este caso no puede imputarse a dolo podrd, al menos, vincularselo a la negligencia del vendedor. Por otra parte, ya se ha dicho, no existié en este caso la intencién de dafiar a la compradora, cosa distinta, el vendedor previd y acepté esta conse- cuencia. De alli entonces que la compradora tenga derecho a recla mar indemnizaci6n por los perjuicios directos previstos. {Qué suce de, en cambio, con los imprevistos? La respuesta a esta tilltima pregunta precisa considerar a qué tipo de culpa corresponde el in cumplimiento del yendedor. El Cédigo Civil chileno establece tres tipos de culpa en su articulo 44: la culpa grave o lata, la culpa leve y laculpa levisima. En las obligaciones de medios la graduacién de la culpa se encuentra relacionada con la “prestacién” de la culpa que fija el grado de cuidado que cada parte debe observar en el cumplimiento de sus obligaciones y la dependera de la utilidad que el contrato preste a las partes, de manera que si el contrato presta utilidad a ambas, responderan de culpa leve, si inicamente al acree dor, el deudor respondera de culpa grave y si sdlo interesa al deu- dor, éste responderé de culpa levisima (articulo 1.547). Al eliminarse el juicio de reproche en las obligaciones de resultado, la gradua- ci6n asf considerada no presta ninguna utilidad. Sin embargo, como se ha advertido, puede tener importancia en lo que interesa a este caso, respecto del monto de la indemnizaci6n. Para advertir esto es necesario examinar la equiparacién de la culpa grave al dolo. TV. LA ASIMILACION DE LA CULPA GRAVE AL DOLO Ya en el Digesto Paulo sostuvo que: “La negligencia grande es culpa y la culpa grande es dolo”®. La asimilacién de la culpa gra- © Paulo liber I Manuallim, D. 50.16.226. 72 INIGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos P1zarRo WILSON ve al dolo es generalmente aceptada en el Derecho Comparado, aunque sus alcances sean a veces diversos®, En el Derecho chileno Ja maxima se encuentra consagrada —ya se ha visto— en el articulo 44 del Cédigo Civil. Se ha sostenido que la equivalencia entre la culpa grave y el dolo implicarfa hacer extensibles al deudor que incumple el contrato con culpa grave todos los efectos del incum- plimiento doloso. Por lo mismo, sugieren la gran mayoria de los autores, aquel deudor cuyo incumplimiento es imputable a culpa grave responderia de todos los perjuicios directos cuya causa sea el incumplimiento, incluyendo aquellos imprevistos. Ahora bien, en el caso que se trata de examinar, {resulta impu- table a culpa grave el incumplimiento del vendedor? Se trata, se- giin se ha observado, de un caso en que se podia prever el dajfio y se acepta, aunque no se desea, refiriéndose a situaciones como ésta Arturo Alessandri sefiala que: “en tales casos seguramente habra culpa grave o lata, ya que quien obra a conciencia de que su accién u omisi6n ha de causar un dafio omite en realidad aquel cuidado y diligencia que atin las personas negligentes y de poca prudencia suelen emplear en sus actos 0 negocios, y esta culpa en materias civiles equivale al dolo”®’, La opinién de Arturo Alessandri puede ser reforzada advirtiendo: la contradicci6n existente entre la con- ducta del vendedor y la rectitud, correcci6n y lealtad que exige la buena fe en la ejecucidn de los contratos; y prescindiendo del ani- mo de obtener mayores ganancias por parte del vendedor, la venta de una cosa ya vendida constituye un ejemplo paradigmiatico de falta de cuidado. Advertido ya lo anterior, es posible sefialar a dofia Paulina que tiene derecho a que se le indemnicen los perjuicios directos del incumplimiento, hayan 0 no sido previstos por las partes al mo- © Véase Bane Et Rio (n. 61), pp. 110-166. © Avessanpat RopriGuez (n. 2), pp. 169-170. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 2B mento de la celebracién del contrato. Un ultimo punto sobre el cual conviene detenerse respecto a la asimilaci6n de la culpa gra- ve al dolo en este caso es la prueba de la culpa grave. Segtin se sabe la prueba de la culpa se rige por lo dispuesto en el articulo 1.547 del Cédigo Civil, presumiéndose culpable el incumplimien- to. Con todo, conviene advertir que, como ya se ha dose de una obligacién de resultado el deudor deberd acreditar caso fortuito para exonerarse, en este caso, de la indemnizacién Sin embargo, traténdose del monto de la indemnizaci6n las cosas cambian, pues, ya se ha advertido, seré relevante determinar si existié culpa grave o no. Por lo mismo, la pregunta que conviene formular es si resulta aplicable la regla del articulo 1.547 y, por lo mismo, la culpa grave se presume 0, bien, si al equipararse la cul- pa grave al dolo, la primera como el segundo debe acreditarse por quien la alega. Un sector importante de la doctrina ha considerado que la asimi- laci6n de la culpa grave al dolo no se extiende al onus probandi®. De esta manera, a la culpa grave no se le aplicarfa la regla contenida en el articulo 1.459 segiin la cual: “El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los demas casos debe probarse”, sino que se regirfa por la regla del articulo 1.547, presumiéndose. Aunque ésta es una opinién frecuentemente soste: nida sus defensores no prodigan argumentos suficientes para justi carla. Por otra parte existen buenos argumentos para pensar lo con trario. El primero es de texto y se encuentra en el ya citado articulo 44 del Cédigo Civil, en materias civiles —sefiala el precepto— la cul- pa grave equivale al dolo. Como puede advertirse el legislador no distinguié casos en que los efectos de la culpa se equiparan a los del dolo y casos en que esto no sucede, sino que, cosa distinta, utiliz6 una regla general. No se entiende, entonces, por qué el intérprete icho, tratan- 68 Véase BAI DEL Rio (n. 61), p. 222, 14 INIGo DE LA Maza Gazmuri - Car.os Pizarro WiLson deberia realizar estas distinciones. Una segunda razén, sostenida, entre otros, por Pablo Rodriguez, es que de aceptarse que la culpa grave se presume y el dolo debe probarse, significaria que el legisla- dor ha sido mas severo con aquellos deudores cuyo incumplimiento es imputable a culpa grave que con aquellos en que resulta imputa- ble, pues, desde el punto de vista de la responsabilidad, ambos que- darian en la misma situaci6n, sin embargo, la culpa de los primeros se presumiria y el dolo de los segundos deberia ser probado por quien lo alega®. Aunque ambos argumentos resultan convincentes, hay que convenir con Cristian Banfi que una aplicaci6n estricta de la asimilaci6n en materia probatoria puede producir consecuencias indeseables, asi, utilizando un ejemplo cercano al de este ultimo autor no parece razonable imponer al acreedor de un contrato de depésito la prueba de la culpa grave del depositario si tinicamente se desea hacer efectiva la responsabilidad por culpa, prescindiendo del articulo 1.558 en lo que respecta al dolo y la equiparacién con la culpa grave”. Por este motivo parece todavia razonable compartir, como lo hace Cristian Banfi, el criterio de René Abeliuk, segtn el cual la culpa grave se presumiria inicamente en la medida que se reclamaran los efectos propios de la culpa, en aquellos casos en que se buscaran los efectos propios del dolo, ésta debiera acreditarse”!. Considerando esto Ultimo, lo mas razonable seré que dofia Paulina acredite la culpa grave. La prueba de la culpa grave en este caso no sera, por lo demas, compleja, bastara con acreditar la existencia de los dos contratos de compraventa y la tradicién del inmueble en el segundo caso. © Pablo Ropricuez Grez, Inexistencia y nulidad en el Cédigo Civil chileno: teorta bimembre de la nulidad, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1995, pp. 58-59. 7 Banet pet Rio (n. 61), p. 226. 7 Citado en Banrt pet. Rio (n. 61) pp. 228-229. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 75 BIBLIOGRAFIA PENAILILLO AREVALO, Daniel, Obligaciones. Teoria general y cla- sificaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003. BANFI DEL Rio, Cristian, La asimilacién de la culpa grave al dolo, Santiago, Editorial LexisNexis, 2003. ACTIVIDAD 1. Qué relaci6n existe entre el articulo 1.558 y el vinculo cau sal necesario para indemnizar los perjuicios. 2. Explique el problema de la asimilacién de la culpa grave 0 lata al dolo. 3. Desde el punto de vista de la exoneraci6n de responsabili dad qué importancia tendria distinguir entre el incumplimien- to de una obligacién de medio y una de resultado. COMENTARIO DE SENTENCIA LA CAUSALIDAD OBJETIVOS * El alumno debe identificar el problema de causalidad plan- teado en la sentencia * El alumno debe conocer las diversas teorias que explican el vinculo causal * El alumno debe entender en qué consiste la fuerza mayor 0 caso fortuito Con fecha | de septiembre de 2001, Andrea Pérez Gutiérrez, suscribié un contrato de cuenta corriente con el Banco Sudamex. Con posterioridad, entre enero y agosto de 2002 el referido Banco entreg6 a Marcelo Astengo diversos talonarios de cheques de la cuenta corriente de la Sra. Pérez. Luego, el Sr. Astengo falsificé al menos treinta y seis cheques de la cuenta corriente de la Sra. Pérez. EI Sr. Astengo no habia sido autorizado por la Sra. Pérez para re- tirar talonarios de cheques, salvo que se hiciera “contra entrega del correspondiente formulario de solicitud firmado por los titula- res”. Existe una notoria disconformidad entre la firma de la titular de la cuenta corriente y las firmas estampadas en los formularios destinados a retirar talonarios de cheques. La misma disconformi- 78 INiGo pe LA Maza Gazwuri - CARLOS PIZARRO WILSON. dad existe con respecto a las firmas registradas en 6rdenes de pa- gos que no provenian de la titular de la cuenta corriente. Numero- sos cheques fueron protestados y varias demandas fueron presenta- das en contra de la titular. Ademas, algunas instituciones financieras negaron concederle créditos a causa de informes comerciales ne- gativos. La Sra. Pérez demand6 indemnizacién de perjuicios en contra del Banco alegando que experimenté un dafio moral que lesiona su honor, su crédito, su prestigio, su buen nombre y su desempefio profesional. La sentencia de primera instancia precisa que: “la falta de dili- gencia a que estaba obligado el banco, vale decir su incumplimiento contractual, fue la causa directa del dafio moral sufrido por la cuenta correntista””. Y el considerando 15° del fallo de primera instancia puntualiza que: “las causas que motivan un dafio pueden ser va- rias y a veces sucesivas pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido en forma directa y necesaria a generarlo, de modo que si alguna hubiere fallado, con certeza, no se habria produ- cido el daiio, En tal situacién, el que incurrié en hecho ilfcito o en el incumplimiento contractual que generé directa y necesariamen- te el dafio es obligado a repararlo y no puede excusarse por el hecho de que otra causa, ademas de su conducta culpable, haya contribuido a producirlo...” [sic]. Agrega el fallo de primera, reproducido por la Corte de Apela- ciones y la Corte Suprema que: “en el caso de autos concurre la responsabilidad extracontractual del autor del hecho ilicito y la responsabilidad contractual del Banco demandado, cuya ligereza y falta de comprobaci6n adecuada al entregar los talonarios de 7 Bs evidente la impropiedad del lenguaje en la sentencia. No corresponde decir que el Banco estaba obligado a “la falta de diligencia”, sino que la falta de diligencia 0 incumplimiento contractual fue la causa directa del dafio moral de la actora, RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 19 cheques a un tercero posibilité la falsificacién... indudablemente el fraude de que fue victima la actora no se habria producido si el Banco hubiere cotejado las firmas de su comitente con las regis- tradas por ésta...” [sic]. La Corte Suprema ratifica esta linea de pensamiento sefialan- do que: “este planteamiento es correcto, desde que en la genera- ci6n del perjuicio o lesién que reclama la demandante, concurrie- ron en estrecha comuni6n e interdependencia, el incumplimiento contractual por parte del Banco por el hecho de haber proporcionado aquellos talonarios de cheques, con palmario descuido de sus em- pleados, y el dolo del estafador, por otra” [sic]. Finaliza la Corte Suprema sefialando que: “no ha habido, en- tonces, transgresién de los recordados articulos 1556 y 1558 por este capitulo” [sic]. En los considerandos transcritos se alude a la teoria de la equi valencia de las condiciones para explicar la causalidad entre el incumplimiento contractual y el daiio. Sin embargo, cabe interro- garse sobre la validez del argumento del fallo que impide alegar otras causas para excluir o reducir la responsabilidad del Banco. En consecuencia, el fallo convoca el andlisis de dos problemas. vinculados a la causalidad: la aplicacién de la teoria de la equivalen- cia de las condiciones y la procedencia de la fuerza mayor como eximente de responsabilidad. I. APLICACION DE LA TEOR[A DE LA EQUIVALENCIA DE LAS CONDICIONES Para establecer la responsabilidad civil del agente 0 agentes del dajio resulta necesario verificar un vinculo causal entre la culpa o laconducta u omisi6n de dicho agente o agentes (dependiendo si se trata de la responsabilidad por culpa u objetiva) y el perjuicio 80 IniGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON sufrido por la victima. Este requisito 0 condicién de la respon- sabilidad civil es admitido por la unanimidad de la doctrina y la jurisprudencia nacional y extranjera. Sin embargo, la aceptacién del vinculo causal como elemento indispensable de la responsabi- lidad civil tanto contractual como extracontractual no despeja las controversias relativas a la definicién del vinculo causal y a las consecuencias de la intervencién de una causa extrafia que inte- rrumpa el vinculo causal. Por ende, es necesario referirse a las teorias para explicar la causalidad y cémo la fuerza mayor o un equivalente pueden impedir la responsabilidad civil. Las afirmaciones de la Corte Suprema son elocuentes para acep- tar la teorfa de la equivalencia de las condiciones. Los partidarios de esta teoria estiman que el hecho dafioso, como todos los he- chos, presenta diversos factores que pueden tener relacién con la accién u omisién del hombre o con circunstancias externas. Se considera que cada uno de estos factores desde el instante que cons- tituyen un hecho o circunstancia indispensable para la realizacion del resultado, deben ser considerados como una de sus causas. No procede realizar ninguna selecci6n o descarte entre las condi nes necesarias para la produccién del perjuicio, ya que si alguna hubiere faltado, el dafio no se habria verificado. En consecuencia, para considerar un hecho u omisi6n la causa del dafio, basta que haya sido alguna de las condiciones sine qua non del resultado. Por cierto, se descartan las condiciones irrelevantes que, si bien se relacionan con algunos aspectos particulares del dafio, no determi- nan el acaecimiento del dafio ni su extensi6n. Para muchos, en esta parte del elemento causal s6lo interviene el aspecto naturalistico, O sea, una causalidad material 0, mas propiamente, una cuestion meramente factica que escapa al recurso de casaci6n en el fondo. EI fallo aplica la supresién hipotética para determinar si co- rresponde atribuir a un hecho la calidad de causa. La sentencia estima que la ausencia de negligencia del Banco al aceptar los RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 81 formularios de retiro, sin realizar un cotejo o comparaci6n entre la firma registrada de la cuentacorrentista y aquélla estampada en el mencionado formulario, habria significado la desaparici6n del he- cho dajfino. Todas las causas se miran como equivalentes, cada una de ellas es necesaria para la existencia del dafio y, por lo tanto, son todas causas del dafio. Como se puede observar, el problema de determinar cudles son los hechos causales se presenta cuando existe pluralidad de causas. En otras hipétesis mas simples la causalidad queda opacada por la necesidad de atribuir culpa al agente del dajfio. Para la teoria de la equivalencia de las condiciones todos los hechos que debieron con. currir para que el dafio se produjere son causas. Sin embargo, esto no significa que dichos hechos u omisiones que se estiman causa, segtin la equivalencia de las condiciones, sean aut6nomos para plicar el dafio. Asi, por ejemplo, la negligencia del Banco, al no cotejar las firmas, no basta para que se haya producido el dafo. Dicha omisi6n del Banco es necesaria, mas no suficiente. Segtin la teorfa de la equivalencia de las condiciones cada hecho u omis causal explica en su totalidad el resultado dafioso al estimarse como equivalentes. En consecuencia, los agentes causantes deben res- ponder por el total sin distinguir la proporci6n en que hayan contri- buido al dajio. En razén de estas observaciones, la teorfa de la equi- valencia de las condiciones se ha criticado por ser demasiado amplia. En cierto sentido podriamos sostener que la regla prevista en el articulo 2.317 del Cédigo Civil acoge esta teoria, ya que permite dirigirse por el total del dafio en contra de cualquiera de los copar- ticipes del ilicito civil. No obstante, esta regla de solidaridad s6lo se refiere al régimen de la obligacién de indemnizar el daiio, mas no intenta dilucidar la teorfa para entender la causalidad. Otra teoria que intenta explicar la causalidad es aquélla conoci- da bajo el nombre de causalidad adecuada. Segtin esta teoria hay que retener como causas del daiio sélo aquellos acontecimientos ion 82 INIGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON que contienen la posibilidad objetiva de producir el resultado dafi- no. Corresponde aplicar un criterio de previsibilidad o de razona- bilidad. Un hecho debe calificarse de causa si al momento de produ- cirse el dajio era previsible, segiin el curso ordinario de las cosas y la experiencia normal de los acontecimientos, que dicho hecho era apto para producir un resultado del tipo que se produjo. De manera tal que el acaecimiento del dafio es favorecido por el hecho en cuesti6n. Esta teoria, a diferencia de la equivalencia de las condicio- nes, no aplica una supresi6n hipotética del hecho para definir la causalidad. Aplica un criterio de previsiblidad, debiendo atribuirse aun hecho el cardcter de causal, cuando aquél es probablemente la causa del dafio. Un hecho puede calificarse como causa del dajfio si al momento de producirse el autor estaba en condiciones de prever el dafio, teniendo en cuenta el curso ordinario de las cosas. Esta teorfa recurre a un elemento relativo permitiendo atribuir la causalidad en casos en que no existe certeza absoluta que la supre- si6n del acto 0, sobre todo, en la hipdtesis de la omisién, no se habria producido el dafio. Piénsese en la omisién del médico en practicar la técnica apropiada o que se rehtisa a atender el paciente, en ambos casos la equivalencia de las condiciones no nos permiti- ria asegurar la causalidad, puesto que aun si consideramos que el médico acttia en conformidad a su /ex artis no estarfamos en con- diciones de asegurar el cambio en el desenlace causal. Asi, la teo- ria de la causalidad adecuada permite la imputacién objetiva. Aun- que es menos exacta, permite atribuir responsabilidad cuando no existe una certeza absoluta que el hecho ha sido la causa del dafio. No cabe duda que la teorfa de la equivalencia de las condicio- nes presenta mas certeza al determinar cuando un hecho es causa de un daiio, pero no resuelve todos los problemas de la causalidad. En aquellos acontecimientos que involucran una pluralidad de cau- sas, un velo de oscuridad cae en la prueba del vinculo causal. En cuanto a la prueba, la teoria de la causalidad adecuada 0 cualquie- RESPONSABILIDAD CIVIL, Casos PRACTICOS 83 ra basada en la idea de probabilidad o previsibilidad permite de manera mas conveniente dar por acreditada la causalidad”>. Sin embargo, algunos autores han planteado una posible con ciliacién entre la equivalencia de las condiciones y la causalidad adecuada. Siendo la primera 6ptima para establecer la causalidad factica, es decir, aquellos hechos materiales que conducen al daiio, Ja causalidad adecuada seria mas propia para di versas causas materiales identificadas. De esta manera, ambas (co rias pasarian a ser complementarias”*. Por otra parte, una posicién pragmatica ha sido planteada para solucionar los problemas de la causalidad. Los jueces, cuando se enfrentan a definir la existencia del vinculo causal, no siempre deben recurrir a la elaboracién de complejas teorias. A veces, bas- ta la equivalencia de las condiciones para afirmar o desc un determinado hecho como causal. En otros, sin embargo, sera ne cesario recurrir a un criterio de racionabilidad, por lo cual debera recurrirse a la causalidad adecuada. En nuestro caso la equivalencia de las condiciones permite con- denar de manera exclusiva al Banco, siendo que el daiio causado a la cuentacorrentista fue el resultado de su actuar negligente junto con la intervencién maliciosa del estafador. Quiza deberia haberse indicado que la responsabilidad del Banco procede sin perjuicio mir entre las di 73 Asf, por ejemplo, no siempre es facil determinar que un hecho u omisi6n ha sido la causa de un daiio, Tratindose de la responsabilidad civil médica, el informe del Servicio Médico Legal puede seftalar que la intervenci6n adecuada y oportuna del médico en con formidad a la lex artis habria podido presumiblemente evitar el dafio. Sin embargo, no se afirma categéricamente la relacién causal, pero aplicando la teorfa de la causalid da puede estimarse como acreditado el vinculo causal, Véase Genevieve Viney y Patri Jourpam, La responsabilité civile. Les conditions, Paris, LGDJ, 1998, N° 340-341, p. 161 ™ Op. cit. N° 345, p. 163. En una perspectiva cercana, pero que distingue segtin el fundamento de la responsabilidad civil, Ramén Dominauez Acutta, “Aspectos de la relaci6n de causalidad en la responsabilidad civil con especial referencia al derecho chi leno”, en Roma e America, N° 10, 2000, pp. 115-127. 84 IkiGo DE LA Maza Gazmuri - CARLOS P1zARRO WILSON del derecho a repetir en contra del estafador, quien, por cierto, tuvo una actuacién relevante en el resultado dafiino. Ademas, si uno suprime la conducta del malhechor, resulta indudable que el dajfio no se habria producido, raz6n para sostener que el Banco no fue el Gnico antecedente causal del daiio. TI. CAUSALES DE EXONERACION QUE INTERRUMPEN LA CAUSALIDAD Un aspecto vinculado al problema de la causalidad es la apli- cacion de la fuerza mayor o caso fortuito como eximente absoluta de responsabilidad civil. Segiin expresa el fallo comentado, la con- currencia de varias causas del dafio y estimandose todas ellas de manera independiente, impide que algunos de los agentes imputa- dos puedan alegar la concurrencia de otras causas que explican el dafio para exonerarse o reducir su indemnizacién. Una aplicacién estricta de la teorfa de la equivalencia de las condiciones hace res- ponsable por el total del dafio a cualquiera de los agentes causales con independencia de los otros sujetos que intervienen. Esta posi- ci6n es excesiva, pues implica que en presencia de concausas todos los que contribuyen al resultado dafioso deben responder por el total. Sin embargo, en el caso en cuesti6n, existiendo dos hechos que contribuyeron al resultado, no puede exigirse a cada uno de manera independiente la responsabilidad por el total de dafio. En efecto, el banco cuya omisin negligente contribuy6 al dafio de la demandante no es la tnica causa del daiio; la maquinacién fraudu- lenta del Sr. Astengo constituye, sin duda, un genuino hecho cau- sal. Aqui cabe responder si quien contribuy6 entre otras causas al hecho dafiino debe responder por el total o puede exonerarse par- cialmente alegando que su conducta no fue el tnico hecho causal del dafio. Existen argumentos para sostener que el Banco podria RESPONSABILIDAD Civil. CASOS PRACTICOS 85 alegar que su omisi6n negligente no fue la Gnica causa del daiio y que no debe responder por el total. Debemos recordar que se trata de responsabilidad contractual y, en consecuencia, no existe solida- ridad, salvo que ésta se pacte o se establezca en la ley. En el caso en cuestion, el Banco no debe responder por el total, pues seria presumir la solidaridad en el 4mbito contractual (véase articulo 1.511 del Cédigo Civil). Cabe tener presente, que en este caso concurre la responsabili- dad contractual del Banco y, en principio, la responsabilidad ex tracontractual del estafador—Sr. Astengo-. Cuando concurren am- bos estatutos de responsabilidad no corresponde establecer la solidaridad. Esta s6lo concurre tratandose de un hecho ilfcito co- metido por dos o mas autores (art. 2.317 del Cédigo Civil). La sentencia de la Corte Suprema, al hacer responsable por el daiio total al Banco, establece una solidaridad por via pretoriana 0 judi cial. Aqui cabria preguntarse si el Banco se subroga en los dere- chos de la victima para demandar al estafador en la proporci6n en que contribuy6 al dafio. Otra solucién implicaria que aquél que fragu6 el fraude fuera exonerado de responsabilidad. Por otra par- te, en el Ambito extracontractual, el agente del daiio puede deman. dar la reduccién de la indemnizaci6n cuando la victima ha contri buido causalmente al dafio con su exposicién imprudente. De tal manera que si un hecho u omisi6n exterior al agente del dafio ha contribuido causalmente al mismo, debe permitirse que pueda pro- cederse a una reducci6n proporcional de la responsabilidad. EXTRACTO DE LA SENTENCIA. Corte Suprema 20 de octubre de 1994, en Fallos del Mes, N° 431, p. 657. 86 IniGo DE LA Maza GazMurt - CarLos P1ZaRRo WILSON Considerando N° 3: “Que la sentencia precisa que la falta de diligencia a que esta- ba obligado el banco, vale decir, su incumplimiento contractual, fue la causa directa del daiio moral sufrido por la cuenta correntista. El considerando 15° del fallo de primera instancia reproducido por la Corte de alzada, puntualiza que las causas que motivan un dafio pueden ser varias y a veces sucesivas pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido en forma directa y necesaria a generarlo, de modo que si alguna hubiere fallado, con certeza, no se habrfa producido el dafio. En tal situacién, el que incurrié en hecho ilicito 0 en el incumplimiento contractual que generé direc- ta y necesariamente el dafio es obligado a repararlo y no puede excusarse por el hecho de que otra causa, ademas de su conducta culpable, haya contribuido a producirlo... En el considerando si- guiente apoya sus afirmaciones al agregar que en el caso de autos concurre la responsabilidad extracontractual del autor del hecho ilicito y la responsabilidad contractual del Banco demandado, cuya ligereza y falta de comprobacién adecuada al entregar los talona- rios de cheques a un tercero posibilité la falsificaci6n..., induda- blemente el fraude de que fue victima la actora no se habria produ- cido si el banco hubiera cotejado las firmas de su comitente con las registradas por ésta” [sic]. BIBLIOGRAFIA Y SENTENCIAS 1. Corte Suprema 20 de octubre de 1994, en Fallos del Mes, N° 431, p. 657. 2. Corte Suprema, 26 de enero de 2004, observaciones de Carlos Pizarro WILSON, en Revista Chilena de Derecho Privado, N° 2, Santiago, 2004, p. 175 y ss. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 87 3. Domincuez AGutLa, Ramén, “‘Aspectos de la relacion de causalidad en la responsabilidad civil con especial referencia al derecho chileno”, en Roma e America, N° 10, 2000, pp. 115-127. 4. CorRAaL TALCIANI, Hernan, Lecciones de responsabilidad civil extracontractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003, pp. 179-207. 5. RopRiGUEZ Grez, Pablo, Responsabilidad extracontractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1999, pp. 369-398. ACTIVIDADES Previa lectura de la bibliograffa, analice la sentencia de la Cor: te Suprema de 26 de enero de 2004 (LexisNexis N° identificador 29707) y entregue un comentario sobre la relaci6n entre el recurso de casacién en el fondo y la causalidad. “Santiago, veintiséis de enero de dos mil cuatro. Vistos: En estos autos, rol N° 1.266-97, del Vigésimo Octavo Juzgado Civil de Santiago, caratulados ‘Ariztfa Comercial Ltda. con Ban- co Sudamericano’, don Ram6n Briones Espinoza y don Hernan Bosselin Correa, en representaci6n de la parte demandante, han interpuesto recurso de casacién en el fondo contra la sentencia pronunciada a fojas 288, con fecha tres de mayo de dos mil dos, por una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, en la que este tribunal revocé la de primer grado que condené a la parte demandada a pagar a la actora la suma de $ 32.124.499 a titulo de indemnizacién de perjuicios, declarando en su lugar, que se recha- za dicha demanda en todas sus partes. 88 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos P1zaRo WILSON Considerando: Primero: Que el presente recurso se funda en que la sentencia impugnada infringio el articulo 2314 del Cédigo Civil, incurrien- do en el error de derecho de darle a este precepto un sentido, inter- pretacién y alcance que se aparta completamente de su tenor lite- ral y espiritu; al efecto agrega que los perjuicios producidos se deben a un error del banco demandado, por lo que la sentencia no ha podido considerar que dicho error no le fue totalmente imputa- ble y que el demandante pudo eventualmente haber evitado el venci- miento de las acciones que habria tenido contra el girador de do- cumento. Segundo: Que, de esta manera, a juicio del recurrente, los sen- tenciadores han incurrido en dos errores de derecho: a) No han calificado correctamente el error de responsabilidad del banco demandado al verificar el domicilio del cuentacorren- tista, los que constituyen acciones negligentes y culpables; y b) Excluyen de los cuasidelitos y de la aplicacién del articulo 2314 del Codigo Civil, aquellas acciones dafiosas producidas por pluralidad de causas, olvidando que el precepto indicado no esta- blece para la existencia de un cuasidelito la presencia de una causa Unica, relevante, exclusiva y excluyente. Lo que hace dicha sen- tencia es obviar la relacién de causalidad y la culpabilidad, cuan- do en la produccién del resultado dafioso interviene no sélo la actividad del demandado, sino que también alguna conducta omisiva del demandante, lo que a su juicio representa una inco- rrecta aplicaci6n del citado articulo y, al mismo tiempo, dejar de aplicar la norma del articulo 2330 del Cédigo Civil. Tercero: Que en relacién a los fundamentos sefialados, debe tenerse en cuenta que, como es sabido, para que un hecho doloso 0 culpable genere responsabilidad, es necesario que entre éste y el dafio exista una relacion o vinculo de causalidad. Aunque las nor- RESPONSABILIDAD CIviL. CASOS PRACTICOS 89 mas del Cédigo Civil no hacen referencia expresa a este requisito, es evidente que lo suponen, como lo demuestran los articulos 1439 y 2314, que se refieren al hecho constitutivo de delito 0 cuasidelito que ha inferido dajio y el articulo 2399 que sefiala que todo daiio que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona debe ser reparado por ésta, de donde cabe concluir que implicitamente ambas disposiciones exigen que exista relacién de causalidad en- tre el hecho y el dajio. Cuarto: Que tradicionalmente se ha estimado que la causalidad ige que entre el hecho y el dajio exista una relacién necesaria y directa y si bien estas expresiones resultan un tanto vagas para resolver los casos mds complejos, tienen la virtud de destacar los elementos determinantes de la causalidad: el naturalistico y el nor mativo. El primero exige, una relacién natural de causalidad, que se expresa en un nexo de causa a efecto, y el segundo, que el daiio resulte atribuible normativamente al hecho. Quinto: Que la responsabilidad por culpa supone una infrac- ci6n a un deber de cuidado, de modo que la calificacién reparato ria tiene por condicidn que el responsable haya incurrido en un hecho ilicito y de modo que por contravenir dicho deber de cuida- do, el autor del hecho debe reparar los dafios resultantes. En este contexto, se plantea un problema de atribucién de los dafios al hecho, si a pesar de haberse realizado un acto que civilmente es ilfcito, no existe, sin embargo relacién entre el dafio y el equivoco fin protector de la norma. Sexto: Que, con todo, la causalidad es una cuestién e: mente de hecho en su primer aspecto -el naturalis entendido como condicién necesaria de responsabilidad; pero la atribuci6n normativa del dafio al hecho ilfcito (dafio directo) en- cierra elementos y aspectos de derecho y, como tal, es susceptible de ser revisados por la Corte Suprema mediante el presente recur so de casaci6n en el fondo. ricta tico-, esto es, 90 INIGo pe LA Maza Gazmuri - CARLOS P1zARRO WILSON. Séptimo: Que el dafio sufrido por la sociedad demandante, en la especie, consiste en la pérdida de las acciones legales y funda- mentales para su cobro, siendo la accién criminal el principal me- dio que poseen los acreedores para obtener el pago de los créditos, lo que, ademas, es motivo evidente de su amplia aceptacién en el mundo comercial y lo ingue de otros instrumentos dentro del sistema econémico; todo lo cual hace concluir que tal situacién esta en estricta y directa relacion con la actuacién negligente de la entidad financiera demandada. Octavo: Que al estimar, en consecuencia, los jueces recurridos que el error del banco demandado al verificar el domicilio del cuen- tacorrentista no puede considerarse como un hecho doloso 0 culposo que haya causado dafio, evidentemente ha incurrido en un error de derecho en cuanto a la atribucién normativa del dafio al hecho ilicito, equivoco que ha influido de manera sustancial en lo dispositivo del fallo recurrido, desde que condujo al rechazo de la acciOn resarcitoria intentada, pues de obrar interpretando correc- tamente el articulo 2314 del Cédigo Civil, en los términos ya indi- cados, los sentenciadores habrian debido confirmar, en todas sus partes, la sentencia de primer grado. Noveno: Que por todo lo razonado el recurso de casaci6n en el fondo debe ser acogido. Por estas consideraciones y atendido, ademas, lo dispuesto en los articulos 772, 765, 767 y 805 del Cédigo de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casacion en el fondo interpuesto con- tra la sentencia de tres de mayo de dos mil dos, escrita a fojas 288, la que se invalida y reemplaza por la que se dicta a continuacién, sin nueva vista pero separadamente. Registrese. Redactado por el Ministro sefior Orlando Alvarez Hernandez. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros sefiores Orlando Alvarez H., Urbano Marin V. y RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS ol Jorge Medina C. y los Abogados Integrantes sefiores Patricio Novoa Fy Juan Infante P. No firman los sefiores Novoa e Infante, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la cau- sa, el primero por fallecimiento y el segundo por encontrarse au- sente. Santiago, 26 de enero de 2004. Santiago, veintiséis de enero de dos mil cuatro. En cumplimiento a lo que dispone el articulo 785 del Codigo de procedimiento Civil se dicta la siguiente sentencia de reempla- Z0: Vistos: Se confirma la sentencia apelada de treinta y uno de julio de mil novecientos noventa y ocho, escrita a fojas 134, con costas. Registrese y devuélvase. Redaccién del Ministro sefior Orlando Alvarez Hernandez. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros sefiores Orlando Alvarez H., Urbano Marin V. y Jorge Medina C. y los Abogados Integrantes sefiores Patricio Novoa FE. y Juan Infante P. No firman los sefiores Novoa e Infante, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la cau sa, el primero por fallecimiento y el segundo por encontrarse au- sente. Santiago, 26 de enero de 2004. Rol N° 2.947-02” [sic]. Caso PRACTICO LA FUERZA MAYOR COMO DEFENSA DEL DEUDOR OpsETIVos * Analizar los elementos de la fuerza mayor en el Derecho chi leno. * Conocer la discusién dogmiatica acerca de la fuerza mayor. * Entender la relacién entre la distincién de obligaciones de me- dio y de resultado y la responsabilidad por culpa y objetiva. + Aplicar a un caso concreto la fuerza mayor. En el curso de 1995 se firma el Protocolo de Acuerdo que re- gula Ia interconexién gasffera y el suministro de gas natural entre Chile y Argentina. Dos afios mas tarde se inaugura el gasoducto GasAndes, que vincula la red argentina con Santiago. En marzo recién pasado el gobierno argentino toma la decisién de limitar las exportaciones de gas al volumen vendido en el afio 2003 para ase- gurar el suministro a su mercado interno. En abril, Argentina da inicio a los recortes llegando a 3.300.000 m3 diarios en el norte y centro del pais. La empresa MetroGas, proveedora chilena de gas en gran parte del territorio nacional, anuncia que 420 empresas de la Regién Metropolitana tendran que reducir su consumo de gas. en un 15% a partir del préximo mes de junio. Al parecer, Argenti- 94, INIGo De LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON na habria decidido acortar el suministro de gas hasta ocho millones cuatrocientos mil metros ctibicos’>. La empresa distribuidora del gas en Chile habria enviado a sus clientes una carta indicando que: “situaciones imprevistas imposibles de resistir y que escapan ente- ramente de su control” no permitirian cumplir con sus obligaciones. Los hechos descritos nos permiten analizar la fuerza mayor como causal de exoneracién de responsabilidad del deudor con- tractual. El andlisis de las circunstancias nos permitira establecer que no cabe aplicar la fuerza mayor como causal de exoneracién a favor de la empresa distribuidora, sino que, mas bien, podria si- tuarse en el terreno de la imprevisién para poder revisar los con- tratos celebrados. INTRODUCCION El Cédigo Civil, separandose de su modelo francés, define la fuerza mayor” en el articulo 45 entendiendo por tal “el imprevis- 75 La Tercera, Sai 120, 16 de mayo de 2004, 76 Los autores nacionales concuerdan en entender las expresiones “fuerza mayor” y “caso fortuito” como sinénimas, Como sefialan de manera acertada Alberto Coustasse y Fernando Iturra: “la discusién sobre este particular s6lo constituye una controversia de matiz escolastico, sin asiento alguno en la realidad juridica”, Alberto Coustassr y Fernan- do Irurra, El caso fortuito ante el derecho c intiago, Editorial Juridica de Chile, 1958, p. 69; Ramén Dominauez Acuna, La causalité dans la responsabilité en droit com- paré francais et chilien, tesis, Toulouse, 1967, p. 445; ALEssanprt Ropricutz, (n. 2), p. 599; René ABELIUK MaNasevicn, Las obligaciones, Santiago, 4* ed., Editorial Juridica de Chile, 2001, tomo n, p. 744; Ropriaurz Grez (n. 2), p.437. Si bien este autor concuerda en la sinonimfa de ambas expresiones, sefiala que la doctrina “ha intentado fundar una distin- cién sobre la base de reservar la expresiGn caso fortuito para los hechos de la naturaleza (terremotos, inundacién, sequia, etc.) y la expresi6n fuerza mayor para los actos de autori- dad’ A nuestro entender, dicha tesis ha sido sustentada por L. Josserand, aunque el autor no lo cita, Louis Josseranp, Force majeure et cas fortuit, DH, 1938, chr., p. 25. Sin embar- go, el profesor Rodriguez, en una obra posterior, descarta toda relevancia a esta distincion, Ropricurz Grez (n. 60), p. 180; Jean Rapouanr, Du cas fortuit et de la force majeure, RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 95 to a que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario ptiblico, ete.”77. A su turno, el articulo 1.547 inciso 2° establece que el deudor no es responsable del caso fortuito, a menos que se haya constitui do en mora o que haya sobrevenido por su culpa. A partir de estos preceptos se construye la nocién de fuerza mayor, la cual no esta exenta de criticas. La nocién de fuerza mayor no ha evolucionado en el Derecho chileno desde la promulgacién del Codigo Civil. Esta inmutabili- dad puede tener su origen en la existencia de una definicion legal de la misma. De manera comtn se entiende que la fuerza mayor debe ser irresistible e imprevisible. Ademas, no debe ser imputa- ble al deudor’’. En la doctrina francesa se suele agregar la condi Continuacién nota thése, Paris, 1920, p. 166; Christian Larroumer, Droit civil. Les obligations, 3° ed., Paris, Economica, 1998, tomo m, p. 779; Henri, Leén et Jean Mazeaup y Francois CHanas, Legons de droit civil, 9 ed, 1998, tomo 1, vol. 1: Obligations, p. 663; Jacques FLour, Jean Louis Auperr y Eric Savaux, Les obligations, Le rapport d’obligation, Paris, Armand Colin, 1999, tomo m, p. 133. 77 Del titulo en el cual se encuentra el precepto relativo a la fuerza mayor se conclu ye la aplicaci6n general de la definiciGn. Dicho concepto se aplica en el ambito contrac tual como en el extracontractual. En este sentido, ALEssaNpR! RopriGuez (n. 2), p. 602; Dominauez Acut.a (n. 2), N° 150, p. 444; Cfr. Ropricuez Grez (n. 2), p. 441 y ss., quien defiende una noci6n diversa de la fuerza mayor segiin se trate del ambito contractual 0 extracontractual. 78 La Corte Suprema se ha pronunciado sobre la fuerza mayor. Asf se ha dicho por la Corte: “el caso fortuito o fuerza mayor es el imprevisto a que no es posible resistir, concepto juridico definido por el legislador que supone un acontecimiento imprevisible ¢ irresistible, esto es, cuando no hay ninguna raz6n especial para creer en su realizacién y cuando no es posible evitar sus consecuencias. El hecho constitutivo del caso fortuito debe ser imprevisto e inevitable en sf mismo, es decir, que ni el agente ni ninguna otra persona colocada en las mismas circunstancias de tiempo y lugar, habrian podido precaverlo o resistirlo. La determinacién de si un suceso constituye un caso fortuito, depende de su naturaleza y de las circunstancias que lo rodean y los jueces del fondo 96 INGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos PIZARRO WILSON cién de exterioridad”’. A pesar del interés de la definicién, estas condiciones no estén sujetas al control de nulidad de la Corte Su- prema. La calificacién de caso fortuito o fuerza mayor incumbe a los jueces del fondo®. En este trabajo no llevaremos a cabo un andlisis de los elementos de la fuerza mayor, cuestién que ha sido realizada con anterioridad*!. Ms bien quisiéramos exponer algu- nas consideraciones sobre el funcionamiento de esta institucién como medio de defensa del deudor contractual. La doctrina tradicional considera entre los elementos de la fuer- za mayor que el hecho constitutivo no sea imputable al deudor. En otros términos, que la fuerza mayor no tenga origen en la conduc- ta del deudor. En este sentido, el profesor Dominguez estima que: “en el sistema chileno (la ausencia de culpa del deudor) es el pri- Continuacién nota establecerdn soberanamente los hechos materiales que se invoquen como caso fortuito y un mismo suceso, por consiguiente, puede o no tener ese cardcter y todo dependera de si el agente estuvo 0 no en Ja absoluta imposibilidad de preverlo y evitarlo”, Corte Supre- ma, 2 de mayo de 1963, RDJ, tomo Lx, Santiago, sec. 1*, p. 59. 7 En el Derecho francés, la jurisprudencia exige la exterioridad como elemento de calificacién de la fuerza mayor. Sin embargo, existe gran controversia al respecto en la doctrina. Sobre este aspecto, Paul-Henri, ANTonmarret, Contribution a l'étude de la for- ce majeure, préface de B. Teyssié, Paris, LGDJ, 1992, N° 33, p. 25 y ss.; RADOUANT (n, 76), p.223; Viney y JouRDAIN (n. 73), N° 384, p. 218; LarrouMer (n. 76), N° 725, p. 784, En Derecho chileno, no suele citarse a la exterioridad como elemento de la fuerza mayor, puesto que en la definicién del articulo 45 no se hace ninguna alusién. Véase Domincuez Aauta (n. 76), p. 520, n. 727. 8° Corte Suprema, 26 de agosto de 1941, RDJ, tomo xxx1x, Santiago, sec. 1*, p.203: “Que si por definicién del articulo 45 del Cédigo civil se Hama fuerza mayor 0 caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, no puede ponerse en duda que es una cuestién de hecho de la causa, y por lo mismo de la exclusiva competencia de los juec: de la instancia, establecer si un determinado suceso tiene 0 no los caracteres de improvi- so y si es ono posible resistir”. Cf. ALESSANDRI RODRIGUEZ (n, 2), N° 519, p. 600; DomiN- vez Acutta (n. 76), N° 181, p. 535. 81 Véase Dominauez AautLa (n. 76), N° 172, p. 519 y ss. Aqui puede consultarse un andlisis comparado de la fuerza mayor en Derecho chileno y francés. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 97 mero y mas importante de los elementos del caso fortuito. Si el caso de fuerza mayor exonera al demandado, es porque se excluye la culpa. Si la culpa del deudor es la fuente del hecho invocado como constitutivo de caso fortuito, el demandado no sera exone rado. La culpa excluye el caso fortuito”®, Por su parte, para Pablo Rodriguez Grez la nocién de fuer mayor 0 caso fortuito seria mas amplia en el Ambito contractual, y estaria vinculada al deber de diligencia tipificado en la ley. La exigencia de efectuar una actividad mas alla de aquélla tipificada en la ley acarrearfa exoneraci6n. Sin embargo, en este caso, se propone eliminar de la nocién de fuerza mayor la irresistibilidad®* 6n sostuvo Jean Radouant: “la responsabilidad, ya sea contractual © extracontractual, tiene su fundamento en la culpa; la fuerza mayor consistente en la ausencia de culpa, resulta natural que su efecto sea suprimir la responsabilidad”, nota Cass. Civ. 2*, 13 de marzo de 1957, D. 1958.73, Véase André Tuc, “Force majeure et absence de faute en matigre contractuelle”, en RTD civ., 1945, p. 235; “Force majeure et absence de faute en matidre délictuelle”, en RTD civ., 1946, p. 171 % E] profesor Rodriguez Grez. sostiene: “més allé de Ia diligencia debida hay un impedimento insuperable (porque no existe el deber de despejarlo) e imprevisto (ya que no se considers al momento de obligarse), que exime de responsabilidad al deudor con tractual, El caso fortuito y la fuerza mayor, por lo tanto, en el campo de la responsabilidad contractual, son eminentemente relativos y dependerdn del grado de diligencia de que responde el deudor para el cumplimiento de la obligacién contraida”, (n. 76), p. 439. Esta posicién conlleva a suprimir la irresistibilidad 0, al menos, condicionarla al deber de conducta del deudor, Se trata de una proposici6n original, pero demasiado restr fuerza mayor debe ser entendida de manera objetiva y no considerando la conducta del deudor, cuestién esta iltima que se vincula con la prueba de diligencia, mas no con la fuerza mayor, Si el deudor se encontraba en la posibilidad de evitar el daito, es de hecho era resistible, no puede considerarse que concurre la fuerza mayor. Ademés, no nos parece acertado el ejemplo propuesto por el profesor Rodriguez. La reparacién del in mueble sujeto a la ley de monumentos nacionales imposibilitada por el acuerdo del Con sejo respectivo constituye fuerza mayor no porque la conducta exigible al deudor es capara a concurrir a los tribunales pidiendo el cese de la medida, sino porque constituye tun tipico caso de hecho del principe. Las acciones posteriores al acuerdo de! Consejo no pueden tener incidencia en la ocurrencia de Ia supuesta hipotesis de fuerza mayor. In cluso, para la opinién del profesor Rodriguez el ejemplo no calza. En efecto, si la culpa 98 INIGO DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON, En efecto, al exigir al deudor s6lo la ausencia de culpa la nocién de fuerza mayor no tendria ningiin sentido. La propuesta consiste en hacer equivalentes la nocién de diligencia exigida y fuerza mayor, siendo ambas nociones diversas. Cada vez que el deudor probara que no incurrié en culpa 0, lo que es lo mismo, que su conducta se adecu6 a la diligencia exigida por la ley 0 el contrato, estarfa exonerado de responsabilidad. {Para qué referirse a la fuer- za mayor como ausencia de culpa del deudor? Bastarfa, segtin esta tesis, con la prueba de la diligencia en el cumplimiento de la obli- gaci6n contractual, pasando la fuerza mayor a ser un equivalente de la ausencia de culpa. De ahi que nos parezca impertinente con- fundir la ausencia de culpa del deudor con la nocién de fuerza mayor. Si bien es exacto afirmar que la fuerza mayor no debe ser una consecuencia de la culpa del deudor, no es menos cierto que aquélla puede cohabitar con la culpa sin que necesariamente se produzca el efecto liberatorio para el deudor. Asi, la culpa del deu- dor, que no tiene un vinculo con el dafio, no impide la exoneracién por fuerza mayor. El profesor Larroumet entrega un ejemplo: “Si una culpa es retenida contra el médico que no practicé una inter- vencion quirtirgica segtin la lex artis, el médico no sera responsa- ble sila muerte del enfermo durante la intervenci6n es imputable a un ataque cardiaco sin ningtin vinculo con la culpa cometida, en raz6n que incluso sin la culpa el paciente habria fallecido de un ataque cardiaco”®+, Todavia podriamos citar la regla prevista en el articulo 1.672 del Cédigo Civil. Segiin este precepto la pérdida de la cosa por Continuacién nota ® del deudor excluye la fuerza mayor, este razonamiento es bajo el supuesto que la culpa del deudor sea anterior al hecho fortuito. En caso contrario deberia sostener que la culpa con posterioridad al suceso fortuito también excluye la exoneracién de responsabilidad. * Larroumer (n. 76), N° 720, p. 779.

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