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Seminario de Jacques-Alain Miller Clinica Diferencial de las Psicosis Cuaderno de Restimenes Enero 1987 - Marzo 1988 Traduccién: Irene Agoff Revision: Ricardo Nepomiachi Socibap PSICOANALITIC, simposio del campo freudiano 1.S.B.N, 950-9921- 4 - 9 1991 Asociacién de Psicoanilisis Simposio del Campo Freudiano ‘Huergo 239 (1426) Buenos Aires - Argentina - Tel. 772-2504 Registro de la Propiedad Intelectual en trémite Hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Derechos reservados Impreso en Argentina - Printed in Argentina Produceién grafica: Susana Appel INDICE + 8 de Enero de 1987 Estudio del texto de Freud, “La pérdida de la realidad en ta Neurosis y la Psicosis + 15 de Enero de 1987 Lecturas de las Cartas 22 y 25 de Freud a Jung a propésito de la Clinica Diferencial +22.de Enero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers + 29 de Enero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers (continuacin) + 5 de Febrero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers (a propésito del Caso Aimée) + 12 de Febrero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers: (La tesis de Lacan como jaspersiana. La relacién de comprensién). + 5 de Marzo de 1987 Sobre el Caso Aimée o la paranoia de autocastigo. + 12 de Marzo de 1987 Propuesta de trabajo para los participantes dei Seminario, +2de Abril de 1987 Cuestiones actuales en el abordaje de tas psicosis. +16 de Abril de 1987 Experiencia de Gelb - Lacan y Sartre - Alucinacién en Merleau Ponty. Comentario de las pags. 532-533 de Ecrits. +30 de Abril de 1987 Las Psicosis en “Los Complejos Familiares”, Lacan 1938, +7 de Mayo de 1987 Las Psicosis en “Los Complejos Familiares”. Lacan 1938 (continuacién) +14 de Mayo de 1987 Comentario de los Ecrits hasta +21 de Mayo de 1987 Interlocucién delirante, Examen de “Vengo de ta fiambreria...” ;Marrana! + 28 de Mayo de 1987 Continuacién del comentario de “Vengo de la fiambreria”.. +4 de Junio de 1987 Lectura de “De una cuestién prefiminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. + 11 de Junio de 1987 Sobre Lacan, Merleau Ponty, a propésito de la alucinacién. +25 de Junio de 1987 Lectura de “De una cuestiGn preliminar”... (continuacién) +2 de Julio de 1987 Lectura de “De una cuestiGn preliminar”... (continuacién) “De una cuestiéa preliminar”... y de los Seminarios 1, Ity IIL inar™... (continuacién) 10 n 4 15 0 19 2 28 28 30 32 35 38 2 48 52 Ve +1 de Octubre de 1987 56 Sobre Rousseau y la Paranoia +8 de Octubre de 1987 0 Sobre el concepio significacién personal. La Holofrase. +15 de Octubre de 1987 6 EL Estatuto del nifto psicético. +22 de Octubre de 1987 ® Sobre Topologta y psicosis +29 de Octubre de 1987 4 Sintoma y Nombre del Padre. Suplencia, Nudo borromeo. +5 de Noviembre de 1987 16 Preguntas a los expositores. +12.de Noviembre de 1987 » De las neurosis y psicosis freudianas a tas neurosis y psicosis lacanianas. +19 de Noviembre de 1987 2 Comentario sobre la REP. dedicada a la psicosis. +26 de Noviembre de 1987 83 Continuacién +3 de Diciembre de 1987 85 Empleo del concepto de forclusién por Lacan + 10 de Diciembre de 1987 99 E! Hombre de los Lobos: la cuesti6n diagnéstica. +17 de Diciembre de 1987 93 ' EI Hombre de los Lobos: Diferencia entre forclusiGn de la castracion y forclusién del Nombre del Padre) +7 de Enero de 1988 95 El Hombre de los Lobos. Paranoia de Transferencia, . +14 de Enero de 1987 98 El Hombre de los Lobos: La cura con R. Mack Brunswick +21 de Enero de 1988 100 E] Hombre de los Lobos: Reconsideracién del caso. +4 de Febrero de 1988 105 EI Hombre de los Lobos (continuacién) 118 de Febrero de 1988 13 E] Hombre de los Lobos: en el Seminario X1 +25 de Febrero de 1988 18 EI Hombre de los Lobos (erotismo anal y castracién, Cap. VI) +3 de Marzo de 1988 ng E] Hombre de los Lobos (continuacién) +10 de Marzo de 1988 121 EI Hombre de los Lobos (continuacién) +17 de Marzo de 1988 13 ‘ EI Hombre de los Lobos (continuacién) +24 de Marzo de 1988 130 EI Hombre de los Lobos: lesde la 2* Tépica (1926) _ te IEC PRESENTACION Creado en 1968 y renovado en 1974 por Jacques Lacan, el Departa- mento de Psicoanélisis de la Universidad de Paris VI, tiene una mi wnza superior y de investigacién, Su vocacién es la de trans saber sobre el psicoanilisis, vocacién que se sostiene en el principio de que lo propio de ese saber freudiano es que es irreductible a un "corpus" doetrinario cerrado y definitivamente constituido. Es en cl marco de este Departamento que se crea en 1975 el D-E.A. Wiplome d'Etudes Approfondies) y el Doctorat de 3 cycle de-psicoané- isis por iniciativa y bajo la responsabilidad cientitica de Jaeques Lacan, EID.E.A. y la Tesis de Psicoantisis sancionan un trabajo de investi- gacién referido al Campo Freudiano, Bajo la nibrica de ”Matcmas e Historia del psicoandlisis", Jacques-Alain Miller reunia, scmanalmente en la Rue Huysmans, sede de la Ecole de la Cause Freudienne, a un grupo de analistas y no analistas en un Seminatio donde un trabajo activo de este marco del DEA, Habiendo sido gentilmente invitados a concurrir, nos parecis que tenia gran valor poder hacer priblico algo de ese trabajo a través del documento inapreciable que constituye este "Cuaderno de Restimenes” en el que encontramos una reseia, sesidn tras sesién de lo alli elaborado. Este “Cuaderno" recoge el trabajo realizado entre principios de encro de 1987 y fines de marzo de 1988, dedicado a lo que abordaria el V* Encuentro Intemacional de la Fundacién del Campo Freudiano en julio de 1988 en Bucnos Aires: "La Clinica Diferencial de las Psicosis", Se podrd leer el testimonio de un estudio y debate fundamental del tema a partir de los textos de Freud y la ensefianza de Lacan, pero también considlerar producciones de la 1.P.A. Es de destacar el tratamiento que a lo largo de los meses de diciembre, enero, febrero y marzo se hizo en particular del historial clinico de Freud: “El Hombre de los Lobos"; paradigma cn la experiencia freudiana, de una cuestién diagnéstica abierta al debate. Esta publicacién se realiza no sin haber tcnido que sortear serios obstéculos, en primer lugar un rasgo de heterogeneidad ya que como se advertird cada resumen es hecho por un participante del seminario diferente encada ocasién lo que hace imposible encontrar una unidad de estilo, Pero también, se sumé al esfuerzo de traduccién, ta transcripcién de los manus- critos que por momentos exigié un desciframiento de los rasgos propios de la escritura, letra por letra. Hemos decidido mantener las citas de Lacan y Freud en su ubicacién enla edicién francesa, Esperamos que el lector advertido sepa disculpat las dificultades insalvables en nombre de reconocer el valor de documento original que se daa la difusién Nuestra Sociedad Psicoanalitica Simposio del Campo Freudiano asi lo entendié apoyando esta publicacién, Profundamente agradecidos a Jacques-Alain Miller por haber accedi- doa nuestra solicitud, asi como a todos los participantes del Seminario que aprobaron la decisién. investigacisn y debate se realizaba en el RN. Septiembre 1991 8 de enero de 1987 Como introduccién, se recuerda la jornada franco- japonesa que tendrd lugar el domingo en la Escuela El programa de este mes sufre una ligera variacién en razén de la presencia del senor Sasaki. 15 de enero: referencias freudianas. 22 de enero: Francois Leguil, Lacan y Jaspers. 29 de enero: programa del ato. Serge Cottet: Estudio del texto de Freud: Pérdida de la realidad ‘en la neurosis y en la psicosis. Este tema clinico no es especfficamente freudiano. Es un lugar comin de 1a psiquiatrfa y de la psicolo~ fa de comienzos de siglo y se inscribe en una tradici6r Tepliegue del sujeto sobre si mismo, coexistencia de ta Tocuray las quimeras o alusién al tema romdntico del re pliegue interior. En este sentido, el suefio sirve de para- Gigma a la estructura de la psicosis. El texto de 1924 constituye una tentativa de Freud por desprenderse de este lopos, arreglar cuentas con viejas formulaciones, en especial acerca de la confusién de ciertas psicosis con el suefio, Freud no carece de medios para subvertir este punto de vista: hay una realidad psiquica. El deseo es el motor de Ia realidad psiquica. El punto de vista ultrarre- alista de Freud lo conduciré a recusar Ia existencia de un mundo interior: hay predominio de la realidad psiquica fobre la realidad material. Nunca se debe introducir en tas formaciones psiquicas el patrén de la realidad (For- mulaciones sobre los dos principios). Esto permite hacer una selecci6n entre las acepcio~ nes del conceplo. Esa realidad se inscribe en la estructu- ra del deseo, consecuencia del principio de placer. El principio de realidad permite una rectificacién de In ilu- si6n alucinatoria, que s6lo debe su eficacia al deseo de prolongar la satisfaccién. En un primer tiempo, Freud considera que el fantas- ma no demanda més que realizarse, Freud introduce la distincién entre repliegue interior, suefios diumos y una esiructura del fantasma que exige la realizacién. Lo que aparece como frustracién, con la consecuencia del re- pliegue, va a ser corregido por nuevos aportes relativos al fantasma. El texto de 1924 es la culminacién de aquel vector que no opone fantasma y realidad. En lo que respecta a la psicosis: el psicético no se encuentra en un mundo interior. Por el contrario, en la fase final, una restitucién de 1a realidad, superposicion de la nueva realidad, viene a duplicar el mundo exterior. El camino se recorre en sentido inverso: va de la psico- sis ala neurosis para demostrar en qué forma el desape- go del neurdtico en relacién con el mundo exterior 10 impide una restitucién del valor de realidad por medio del fantasma, Por lo tanto, Se trata de un aporte de la psicosis a la puesia a punto de la doctrina del fantasma en la neurosis. EI fantasma no es refugio imaginarid ante una reali- dad decepeionante, sino principio activo de una cons- trucecién de la realidad. En to referido a las relaciones del sujeto con lo real, Freud descarta la categorfa de undo interior, de vivencia. Cuando pone a trabajar el tema de la retracci6n de la libido, 1o hace en nombre de ‘una reformulacién del fantasma. Diferentes fechas: _-1911: Formulaciones sobre los dos principios, ar- culo escrito contra Janet: tesis de una perturbacién de Jo real en la neurosis, efecto de astenia. Para Freud, Ta desconexi6n de la realidad exterior es un efecto de la re- presién. Las variaciones de la percepcién son las conse- cuencias del deseo. —También 1911: El fantasma es el punto débil de esta organizacién que puede sustituir a una insatisfac- cin, tomar el lugar de !a satisfaccién de la pulsi6n, det jgoce en el sentido freudiano, Freud habfa hecho notar a Jung que {a introversién de 1a libido no es un conceplo correcto. La libido, o bien se apega a un objeto real, o bien se asienta en el fantasma, La oposicién no es entre neurosis y psicosis, sino entre neurosis y normalidad. En fa psicosis hay fracaso del socorro que el neurético en- cuentra en el fantasma, y el cuerpo propio ocupa este lu- gar del objeto faltante “1914: Tesis de la Ichlibido. Esta oposici6n en- ccuentra su fundamento en Ia siguiente monstruosidad te- Grica: goce narcisista, éstasis de la Ichlibido. Freud de- termina dos modos de goce que corresponden a los dos ‘mecanismos: rechazo en la psicosis, represién en la neu- rosis. Estos dos modos vienen a suplir una insuficiencia para hallar en la realidad exterior el objeto de s cidn de 1a pulsi6n. 1919: Pegan a un nif cepcién. “1927; Freud aporta finalmente una precision con respecto al pedazo de realidad, con la teor‘a de Ia castra- cin del Otro; hay un fragmento de realidad que dornina: a ausencia del pene materno. ‘S6lo con la teoria del fetichismo queda Freud en condiciones de establecer tres mecanismos de defensa: represi6n, renegacién, rechazo. Mientras que en este texto (1924) todavia se habla de renegaci6n para la psicosis, Freud se muestra inde 0 respecto de la nocién de escotomizacién (Lafforguc) ‘para este modo de ausentamiento de la realidad. Nueva teorfa de ta per- Detalle del texto: En Ia primera Iinea: rectificacién en relacién con un articulo precedente, Neurosis y psicosis (Névrose, psychose et perversion, pig, 223). Freud reconsidera los Conceptos de neurosis y psicosis a la luz de la segunda t6pica: conflicto entre el yo y el ello. Psicosis: conflicto del ello y el mundo exterior, una de las dos instancias va ‘ser sactificada; el mundo exterior en la psicosis, el ello ‘en la neurosis, Pero Freud se consagra después a la resti- tucién de lo que esté perdido. En el primer texto lo que vale para la neurosis es la nocién de conflicto, de com- promiso; Se trata de una posicién estructuralista tema- Fiat yo, ello, mundo exterior, cambio caleidoscépics se: iin Ja estructura, Pero-aquf Freud toma a la neurosis por modelo. Su definicién de la etiologta es débil: concep- ci6n unitaria segtin la cual al sobrevenir la frustracién, el individuo enferma. Enel primer texto (Neurosis y psicosis): la construc- ci6n de la neurosis y de la psicosis se produce en dos tiempos, que presentan analogia y a la vez se encabel- gan. Ya no se puede decir que la etiologia sea comin. Texto de 1924. Para la psicosis, Schreber: cre- pusculo del mundo, Tiempo 1, momento patégeno. Tiempo 2: reconstruccién del mundo, tentativa de cura cién, psicosis. En lo que respecta a la neurosis: en un primer tiem- po lo que se sacrifica es el ello y no la realidad. En el segundo tiempo hay fracaso en Ia represién, retorno de la reprimido. No es ésta la posicién de los janetianos: aistamiento del neurético que rasca las paredes; hay un efecto de retomo de Ia reivindicacién pulsional. Aqui las categorfas de realidad pierden su consistencia: retorno de Io reprimido como un real, lo que vuelve sin parar al mismo lugar con su cardcter demonfaco, Freud utiliza la prueba de realidad en un sentido nuevo. Hay dos conceptos de esta prueba: —lo que permite distinguir interno/externo, percep- cién/alucinacién; —una prueba que lo real nos envfa, de insatisfa cién. La realidad se rehiisa al deseo. Ejemplo del duclo; ejemplo que Freud toma de los Estudios sobre 1a histe- ria (Seforita R.), la estructura de esta paciente es la de un diagnéstico diferencial. Freud constata que no se puede hablar de escena traumftica. Lacan lo articula de otra manera, Freud considera que la paciente esta ena- ‘morada de su cufiado. Su hermana muere. Surge la idea: éles libre. Es mas un pensamiento que un trauma debido @ una Versagung, el renunciamiento es subjetivo. Freud hace funcionar la ley de “a posteriori". Lo que retorna en Io real en forma de conversién histérica no es el acontecimiento producido en la realidad sino el recuerdo teprimido det pensamiento de casarse con él. Aquf el es- quema de la insatisfacci6n real no funciona. Es més bien el de tos que fracasan al triunfar. Una falta en lo real nunca es la causa de una neurosis. Lo que la desencade- a es el renunciamiento, 1a suspensién del deseo. El diagnéstico diferencial de Freud es el siguiente: imagi- hemos que un sujeto no tenga en cuenta este real; enton- ces, no tiene que reprimir una pulsién culpable. Este modo de razonamiento es constante en Freud, Con respecto al diagndstico diferencial de histeria y esquizofrenia, ejemplo de Tausk del girador de ojos: le han dado vuelta los ojos, 1a cabeza. Freud dice: si hubiera sido histérica, los ojos se le hubieran dado vuelta realmente. Comparacién de las dos fases, la primera de la neu- tosis y la primera de la psicosis. Neurosis y psicosis se distinguen mucho més clara- mente en la primera reaccién que en la fase de repara- cién que sigue. Hay una dificultad de lectura, pues Freud comienza separando y luego se dice: se las puede aproximar. Comienza por una diferencia de estructura y busca analogias a nivel de los fendmenos. La analogia: segin el mecanismo de fuga, rio querer saber nada de la demanda pulsional; y la renegacién: como si eso no existiera. Sobre la restitucién: + El retomo de to reprimido en la neurosis. El ello no se hace olvidar. Freud indica un cambio de valor (uti- lizado en Ichspaltung): desplazamiento del valor fico que produce efectos de Unheimlich, valor designado por Ja impresi6n de un sentido secreto dado a los objetos de interés del neurético, fenémenos de destrealizacién, un ent del mundo exterior por ef andlogo de un Ejemplo: trastorno de memoria en la Acr6polis; se estd ahi pero no se cree en ello, Desdoblamiento de la realidad regulado por el complejo paterno (culpabili- dad con relacién al padre). El que da el sentimiento de realidad es el complejo de Edipo, Para un punto de perturbacién de la posicién en el Edipo —correlativa- mente, perturbacién del sentimiento de ta realidad del smund Asimismo, lo poco de realidad, el fenémeno de ex- trafieza que puede hacer pensar en la psicosis. Esto es lo que Freud llama sentido simbélico prestado a las cosas; finalmente es el efecto perturbador de lo imaginario en la relacién con la percepcisn, + En la psicosis. Freud se sirve de un concepto res- tringido de psicosis: un defecto en la relacién con el mundo exterior y el recubrimiento por un delirio confor- ‘me con el ello. si no hay que cambiar nada en la exigen- cia'de goce, se cambia toda la realidad para sustituirla por otra. En la urgencia, guerra sin cuartel. Ejemplo de Ja pérdida real de un hijo que es objeto de una renega- ci6n: no hay duelo. La dama acuna un pedazo de made- ra, La confusi6n alucinatoria de Meynert es su ejemplo. Esto se harfa mds claro en Schreber: ctepiisculo del mundo y luego accptacién; compromiso con el goce que tiene en cuenta un indicio de deformacicn. EI punto de vista de Freud es estructural a pesar de Ja imprecision en cuanto a Jas analogias. Lo que cuenta en Ia psicosis es el tiempo 2, en la neurosis el tiempo 1, Un cuasi fantasma en la psicosis viene a vestir una reali. dad. Término de ersatz, de sustituto. El término de lugar es determinante en cuanto al diagnéstico. Es lo que hace tas veces de real Conclusion: en tos dltimos tres textos de Freud so- bre esta cuestién (Fetichismo, 1927, Escisién del yo, 1938, Compendio de psicoandlisis) el punto pivote es la castracién (que no est indicada en el texto de 1924). Jacques-Alain Formula una pregunta a quienes tienen el alemén por lengua materna, F F, Kaltenbeck. El término Schonung (en la conclusi6n) debe ser traducido por reserva. Se lo traduce por almacén, J.-A. Miller. Es el término que Lacan destaca en la “Cuestién preliminar” a propésito de pérdida de realidad, como ppunto en el que radicarfa la diferencia entre la teorfa de Freud y quienes consideran que el almacén de acceso- ros est en el interior. Pégina 542 de los Ecrits, nota de Lacan sobre Pérdida de 1a realidad, Aniiculo incisivo, tajante, Lacan explica que el asunto no es la pérdida de Ja realidad sino lo que la sustituye (es la conclusién del articulo de Freud). Enlaza el titulo del texio con la frase de conelusién. He propuesto este texto al Campo Freudiano como punto de referencia en clinica diferenciat de la psicosis. Se trata de un paralelo muy insistente entre neurosis y paicosis a la manera de Corneille y Racine. Acentuaré la palabra “diferencial”, que es propia del significante. En esta clinica, los puntos de referencia son A, (a), el bina- rio, sujeto-falo. La clinica clisica esté ordenada en fun- cién del desarrollo: texto de referencia de Abraham, “EI desarrollo de la libido”, que ordena segin el desarrollo tuna elinica diferencial de la psicosis. Nosotros podemos ordenarla segin la estructura, en la medida en que se twata del lenguaje. Algunas conclusiones sobre el Yo no sé necesario. “Conciencia sin ciencia no es mas que complicidad de ignorancia” gIntentamos estar nosotros en complicidad de saber? No, nosotros introducimos un Yo no sé. No el del analizante sino lo no sabido que constituye el marco del saber. Esto indica una determinacién en forma de esquema. En el texto de Freud, los dos términos neurosis y psicosis, ello y mundo exterior, estén puestos en parale~ lo, Psicosis: pérdida de la realidad bajo el Iétigo del ello. Neurosis: sacrificio a la realidad - pérdida del ello. P REF N Rt E Primer paralelo En el segundo pardgrafo aparece una correcci6n: hay una pérdida de realidad en las dos. Lo cual conduce a Freud a una ordenacién temporal: 1*" tiempo / 2% tiempo, Estructuras desplegadas temporalmente. N Rt BE 9 POR ERO 2)R- E+ 2)R+E Podrfamos esperar que al nacimiento de ta psicosis se produzca algo andlogo al de 1a neurosis, pero la ana- logia es formal. Aquf se sacrifica al ello, se va hacia la realidad, Freud intenta la analogia, Lo gufa su matema plicito, saca esta Férmula por analogfa y aqui hace la observacién de que no se advierte E- en la psicasis: no hay sacrificio del lado del ello. Por lo tanto au‘, en de- finitiva, un E+ que es misterioso. Esto no se produce al precio de una resiriccién del ello, No hay E- como hay tun R-. La psicosis toma una vfa més autocrética, Por eso el R+ cambia de sentido, pasa a ser especifico de la psi- cosis, un R’, una nueva realidad, diferencia entre repre- sin y renegacién en el sentido psicstico. ;Qué es lo que diferencia al E+ en la neurosis del E+ en la psicosis? Freud lo dice al final: en la neurosis la investidura de la realidad por el ello esté siempre localizada. Se asienta, como el juego del nifio, en un fragmento de realidad. En la psicosis, Ia refundicién de te realidad implica que en ‘este aspecto carece de Ifmite. Por lo tanto, dos modos de insercién del ello en la realidad, 0 sea de goce, uno loca- izado y el otro no. El pivote secreto es, de todos modes, ta castraci6n. {Cudl es esa realidad en Freud? Con Lacan diferen- ciamos la realidad simbélica de Ia realidad comiin. Aqui se pueden ver las afinidades de esta realidad con lo sim- blico normalizado bajo la férula del Nombre del Padre. Oposicién un tanto endeble del ello y ef mundo ex- terior. Lo que puede servir de punto de referencia, 1o que propongo como esquema de 1a Etica del psicoandlisis: tun espacio en cuyo centro est 1a Cosa negra que forma agujero. La Cosa éxtima esté opuesta a algo de un solo bloque: simbélico e imaginario = el mundo fundamen- talmente estructurado como el lenguaje, S I estén del mismo lado en la Etica para poner de relieve la expe- riencia de la Cos ‘Aqui la realidad de la que Freud habla la leeré a par- tirde estos Vorstelung freudianos tales como en Ja Etica He aquf a qué titulo se puede apoyar esta determinacién estructural binaria. Yersién de Gisele Chaboudez ec cs a 15 de enero'de 1987: La sesién fue dedicada a una lectura de las cartas de Freud a Jung, en especial la carta n®22 y la carta n* 25, centradas en la cuestidn de una clinica diferencial cuyos primeros elementos se pueden extraer aqui. Serge Cottet En su estudio de la carta n? 22, Serge Cottet hace no- tar que ya en 1907 Freud tuvo la preocupacién de precisar la relacién de lo simbético con Jo real a partir de la para- noia, relacién que serd objeto de textos ulteriores. En la paranoia se trata de un real que es efecto de una proyec- ¢ién, mecanismo cuya estructura en relacién con la repre- sin Freud intenta establecer. A diferencia de Bleuler, quien aplicé pura y simplemente el esquema de la neuro- is a la demencia precoz, Freud procura dar cuenta del es- tatuto diferente de lo real al precio de una torsién efectua- da en el esquema del capitulo VII de Ia Traumdeutung. En el fondo, el problema es explicar de qué modo una re- presentacién de deseo puede aparecer como procedente del exterior, como algo percibido, desprovisto de afecto, pero caracterizado, con el despliegue del delrio, por una nota de hostilidad. Tenemos, pues, dos tiempos. Primer tiempo: hay un deseo, la libido se desprende y el resultado de esta sustraccién son las palabras “ellos dicen que..." La representacién no culmina en la motri- cidad, sino que retorna en el polo de Ia percepcién sin os auxilios de una teorfa de la represién y de la censura en el suefio, En el sueno, el deseo se hace represemtar sobre Otra escena, aquf retorna en lo real percibido y es- pecialmente en palabras. EI segundo tiempo es el de la lucha defensiva contra ese real exterior que se manifiesta en voces. Asf pues, el problema es la diferenciacién entre la alucinaciéa clinica y el suefio, la proyeccién y la regre~ sién, la investidura de palabra y la figurabilidad. Esta distincién tiene su culminacién en la carta n? 25, donde queda claramente afirmada: en lo que concier- ne ala psicosis y a la proyeccién, no se puede hablar de regresi6n. Hace falta otro modelo que suponga una ine- xistencia de simbolizacién y un no-trabajo del incons- ciente, Aquf también Freud distingue dos tiempos. “Dicen de mf que me gusta el coito”: primer tiempo, la libido abandona la representacién de objeto, 1o que queda abolido es el “yo pienso”, una posicién del sujeto sobre # goce; dicho de otra manera, el sujeto no toma partido, no hay represién de un deseo del que el sijelo no qui ‘a saber nada. Segundo tiempo, el retomo en forma del enunciado “a ella le gusta el coito”, recibido con frialdad, sin afec- ‘0. Aquf la representacién no conoce el destino normal Je una pulsién, no es tratada en lo inconsciente. Des- jués de la Iria acogida, el afecto retorna con inversi6n 4e signo en forma de hostilidad. No se trata de la proyeccién de un odio pregenital sto serd tratado més bien en el texto sobre el Presiden- te Schreber, donde ademds Freiid ctiticard ta nocién de proyeccién como proyeccién de algo refrenado por den- to, hacia el exterior. Lo que queda abolido dentro, un agujero, vuelve del exterior. Serge Cottet resume este examen mediante un es- quema: —la representaciGn + el afecto = pulsién, como em- uje interno (el montante de afecto ligado a la re- resentaciGn permite al sujeto saber que se trata de su deseo); —la representaciGn - el afecto = percepcién (externa). Se tienen, pues, los dos tiempos de la paranoia: 1, Libido, -afecto = percepeién, con indiferencia det sujeto, 2.E1 afecto personal retoma: Libideg + percepcién = delirio; es la creencia, La carta n? 22 contiene los elementos de una elf- nica diferencial, entre paranoia y duelo y entre histe- tia y esquizofrenia, Freud menciona asimismo una oposicién entre hipocondrfa y paranoia andloga a la que existe entre neurosis de angustia e histeria. En la carta n® 25 aparece un complemento a esta clinica: en ella Freud dice, ademas, que el concepto adecuado para la psicosis es “paranoia” y no “demencia pre- coz”. En efecto, 1a paranoia es una forma completa y desarrollada porque incluye el retorno en 10 real, miientras que en la demencia precoz s6lo esté en juego el cuerpo propio. Entre las dos, hay una forma mixta en Ta que el centro del delirio esta ocupade por los ér- ganos del cuerpo (dimensi6n paranoide de la demen- cia precoz) En 1907, Freud se interesa en la confrontacién de los mecanismos del suefo y del destino de la pulsién. Se interesa en lo que es simbolizable, Sélo on 1924, des- pus de la introducci6n del narcisismo, se manifestard el interés por el yo. Agnis Aflalo Evoca un pasaje de las Minutas, la sesién del 27 de febrero de 1907, donde se despliega la misma oposicién entre lo interno como acompaiiado de afecto y Io exter- no como percepcién. Basta que un fendmeno sea “exter- no” para que sea objeto de una creencia, Eric Laurent Subraya la importancia del perfodo 1904-1911 que sigui6 al encuentro con Bleuler y sus discfpulos, perfo- do sumamente fecundo. Freud se opone al grupo esta- blecido por Bleuler bajo.el concepto de “demencia pre~ coz" por efectuarse sobre una base deficitaria. El término “paranoia”, en cambio, valoriza los fenémenos productivos, Estima que el término “Verwerfung” (de la carta n* 22) que S. Cottet considera desprovista aquf de estaluto conceptual, no deja de tener cierto alcance, pues Freud ya lo habfa utilizado antes. Neeee eee eee ETEEEEEIIEEEEEEEEEEEEEG Jacques-Alain Miller. ‘Agrega algunas observaciones. 1. Si nosotros abordamos la cuestién de las psicosis por los textos, es porque ellos contienen los elementos de una clinica freudiana diferencial, y ésto ya en 1907, mientras que en Lacan el punto no aparece inmediata- clinica deficitaria y una clinica productiva. “Produc- ci6n” es un término 2 la vez freudiano y lacaniano. Una oposicién operatoria nos da una regla general para el abordaje de los fenémenos. 3. Al comienzo del Seminario 111, Lacan evoca la disimetrfa entre esquizofrenia y paranoia. Esto coincide con la posicién de Freud en su respuesta al envio por Jung de un libro sobre la demencia precoz y més tarde ‘en Ia carta n® 70: “Escribo paranoia y no demencia pre- coz...” etc.). Se apunta asf al meolto del problema. 44, Se trata de una correspondencia, 0 sea de textos dirigidos a una persona concreta. Freud toma en consi- deraci6n 1a tesis de Jung sobre el autoerotismo como ‘esencia de la demencia precoz, y responde a esta tesis eencuadrando el autoerotismo en relacién con la repre~ sién. 5. Por dltimo, J-.A Miller vuelve sobre el texto y propone reexaminar su articulacién con un esquema ba- sado en la biparticién simple que hallamos en su base. Lo interior se opone a Jo exterior como lo caliente a lo frlo. Para Freud, la realidad es lo “frie”, lo que se percibe tal como es. Lo interior es el dominio de la Tibi do, que puede desplazarse y es “cuantitativa”. (Claro ¢s- Md que en 1924 la realidad es otra cosa, més compleja). Se trata de dar cuenta de algo que se oye en el exte~ rior y que los otros no oyen; zqué es 10 que ha sucedido en Io “caliente” para que vuelva al exterior “enfriado” como un enunciado percibido? 1. Primero hay una investidura libidinal de una repre~ sentaci6n de objeto. 2. Después, desinvestidura libidinal. 3. Proyeccién (no bien aquéllo pierde la cualidad de “caliente”, se torna exterior). 4, Puede deducirse que habré hostilidad respecio de ese objeto, traduccién de una desinvestidura libidi- nal. Lo que complica esta sumaria biparticién es Ia du- plicidad de la sede mAs profunda de la libido: yo y ob- jeto. L.- A. Miller propone representar esto en un esque- ma. pelo Una vez desinvestido, el objeto pasa automiti mente a la clase de la de- recha, en Io exterior. {Cudl es el destino de la libido desinvestida?: a) bien, una vez que el objeto Fue proyectado, Ia li- bido queda confrontada con un objeto que se ha tornado profundamente hostil, como si fuera el ne- gativo del objeto desinvestido y formara parte de la realidad: paranoia; byo bien la libido desinvestida se traslada sobre el Yo: autoerotismo, demencia precoz. Entre ambas posibilidades se sitda Ia demencia pa- ranoide (cf. carta n® 25), donde s6lo una parte de la do se dirige, en el delirio, contra el objeto, y éste es el caso de Schreber. En la demencia precoz, todo refluye, sin remisién, sobre el Yo: las representaciones de objeto pierden todo imerés. os indicaciones: —La construccién de Lacan, con simbélico y real, si- gue una I nea de continuidad con este esquema. To- mada en cuenta la castracién, esto nos da, para la libido, la escritura + pero funciona como la libido freudiana, unas veces bajo el sujeto y otras bajo el objeto. La forclusién puede ser considerada como un tipo de represién. En la neurosis hay retomno en lo sim- bélico y no en lo real; en !a psicosis, retomo en lo real y no en Jo simbélico. En resumen, el sujeto de la psicosis también ess di vidido en el lenguaje. No porque haya forclusién esté menos presente la divisi6n del sujeto. Version de Alfredo Zeno1 2 2g een notre 22 de-enere'de- 1987 J.-A. Miller Hoy no trabajaremos en continuldad directa con la sesién precedente, pues vamos a escuchar una exposi- idn de Francois Leguil sobre Lacan y Jaspers. Trans- currida una hora de exposicién, haremos una pausa para discutir sobre lo que Leguil haya aportado, Frangois Leg: Haré una pequefia introduccién pues anoche di una charla en un cfrculo junguiano al que pertenece un viejo amigo mio, el sefior Michel Cuzenave. Asi que diré unas palabras sobre, digamos, Lacan y Jung, Tanto Jung co- mo Jaspers fueron referencias que estuvieron muy pre. sentes para Lacan y que para nosotros lo estén mucho ‘menos. En lo que nos atafic, diré s6lo esto, que al fin y al cabo en 1955 Lacan no emple6 otro término para cali ficar el rechazo de Jung por Freud que el de “excomu- nin” (1955) y, a la postre, no es otro el que, en 1964, va a aplicar a su propio caso. Esto constituye una comuni- dad en la excomunién, quedando claro que asf como Jung decidié hacerse junguisno, Lacan no decidié hacer- se lacaniano. Diré también que el retorno de Lacan a Freud va a la par con una referencia a Jung que aparece en puntos muy especificos de los Excritos. Exposicién de Francois Leguit La referencia a Jaspers interviene en el punto en que se abre la cuestiGn de las psicosis. He llamado al debate “Karl Jaspers - Jacques Lacan” por antifrasis, pues no hay debate Jaspers - Lacan dado que nunca polemizaron. De manera que ese debate hay que construirlo. {Por qué? Alegaré cuatro razones. De 1955 a 1958, Lacan va desplegando sutilmente una diatriba contra Jaspers, diatriba que llegard a tocarse con la injuria. Después de 1933, pasado un afio de su tesis, Lacan no volvié a hablar de Jaspers, siendo que entre 1932 y 1933 lo habia hecho con profusién por haber sido Jas- ers el primero que le proporcioné una elfnica diferen- cial de las psicosis; la siguiente ocasién fue la de los complejos familiares, de 1938, y luego el final de “Acerca de la causalidad psiquica’. El titulo mas anti- jaspersiano de los Escritos es “Acerca de la causalidad psiquica”, pues segiin Jaspers una causalidad no puede ser pstquica. En el conjunto de la psicopatologia podemos distin- guir tres nombires; el de Janet, con la nocién de sfatesis y la tensién psicol6gica, el de Adolph Meyer, apreciado Por Lacan en 1932, y el de Jaspers. Adolph Meyer funda la psiquiatrfa norteamericana € impide a Kraepelin cruzar el Atléntico. Algunos, como T, Lida piensan que A. Meyer facilité de este modo la penetracién del psicoandlisis en los Estados Unidos. No hubo debate Jaspers-Freud, pese a que Jaspers interviene en Ia psicopatologia a partir de 1913. Jones, en su bio- grafia, s6lo.cita a Jaspers, una vez, y lo-hace para decir. que Jaspers estaba “imareado”, én el séntido futbolistico, por Pfister, el cura del equipo. Este debate que construimos entre Jaspers y Lacan hace de contrapunto a otros dos: el de Lacan y Ey entre 1932 y 1936, y el que se despliega en el articulo de los, Escritos, “Acerca de la causalidad psfquica”, El debate Jaspers-Lacan se cierra en 1938. El segundo jaldn de este debate es la tesis de Lacan, pieza esencial de la psicopatologia, “De la Psychose Pa- ranoiaque”... 1932. ‘Tres lecturas del debate Jaspers-Lacan en la literatura: 1. La lectura de E, Roudinesco. En el Libro I de su historia del psicoandlisis francés, E. Roudinesco men- ciona a la sefiora Minkowska como la jaspersiana de la &poca, siendo que el jaspersiano de la época es J. Lacan. Segiin la tesis de E. Roudinesco, Lacan se sirvié de la psicogénesis para hallar una contrapartida al doctor de Ciérambault, lo cual no es falso pera sf insuficiente. La sefiora Minkowska no es jaspersiana sino constituciona- lista. El’punto que dividfa entonces a Lacan y Loewens- tein era el organicismo. Lacan no opone una psicogénesis a una organogéne- sis, sina que sustituye a ambas por una psicogenia en la se privilegia la estructura mental y se relega la organici- dad a un segundo plano aunque sin eliminarla, 2. La lectura céctel (Paul Bercherie). Bercherie hace un buen resumen de Jaspers en Fundamentos de la cli nica, pig. 233. Considera que Lacan apel6 a Jaspers pa- ra desprenderse del mecanicismo biol6gico freudiano, ‘Tampoco es posible confundir a Politzer con Jaspers, pues para Politzer la psicologta debe sellar la muerte de Ia vivencia y de la interioridad. En Los complejos fami- Hares, cuando menos jaspersiano es Lacan es allf donde muestra acentos politzerianos. 3, La lectura de Lantéri-Laura, Se trata de su artfcu- lo en L’évolution psychiatrique, 1984, n® 4, pig. 975. Para este autor, el secreto del psicoandlisis es que no hay psicogénesis. Podrfamos proponer una cuarta lectura. Proponiendo una transposiciGn terminolégica de “Proceso”, al co- ‘mienzo de la tesis €sto corresponde “proceso”, y al fi- nal a “tendencia concreta”, En 1938 Lacan decia “juego formal del complejo”; en 1946, “modo imaginario”. En 1955, Lacan dice “El proceso es la relacién del sujeto con el significdnte.” En 1958, mencionando a Jaspers, decia: “la estructura como maquina original seria lo que pone en escena al sujeto”, Esta es una lectura burda, pues Lacan no toma a Jaspers como inspirador. En 1955, el 16 de setiembre (no el 16 de noviem- bre), Lacan habla de Jaspers: “La referencia primera a la comprensibilidad sirve para determinar aquéllo que jus- tamente produce una ruptura y se presenta como incom- prensible La tesis de Jaspers consiste en oponer lo que es comprensible a lo que no es comprensible. Lacan, por su parte, hace una distincién entre sen- tido y comprensién. Para Lacan, la “relaci6n de com- prensién” de Jaspers serfa la simple idea de que hay cosas que tienen un cardcter obvio. Lacan pone el ejemplo de la bofetada que se da a un nifio, y opone de entrada Ja comprensién a algo que ha de ser descifrado en el mensaje del Otro (la bofetada). La relacién de comprensién de Jaspers se evoca tan s6lo como “una relacién siempre en el limite”. Limite inasible entse lo comprensible y lo incomprensible. ‘A menudo se identifica la psicogénesis con Ia rela- ccién de comprensi6n; para Lacan, el gran secreto del psicoandlisis es que no hay psicogénesi Dicho esto, si se toma toda la frase, hay que subra- yar que Lacan s6lo fue psicogenetista en un aspecto me- itodolégico. Por ejemplo, dice: “Descartes es un psicoge- netista de genio”; esto lo dice en “Acerca de lz causalidad psfquica”. O bien, “de Clérambault es un psi- cogenetista”, En “La cosa freudiana”, contempordnea del Seminario ITI, Lacan dice “lo que da a la obra de és- te Uaspers] su estilo, como da su peso a su estatua de di- rector de conciencia en vaciado y de maestro del pensa- miento de hojalata” (pag. 424, Ecrits). En “Situaci6n del psicoandlisis en 1956": “Lo repe- timos a nuestros discfpulos: ;Cuidaos de comprender! y dejad esta nauseosa categoria a los sefiores Jaspers y consortes”. (Ecrits, pag. 471). ‘Lacan opone comprensién a desciframiento. En “La direcccién de la cura”, pag. 635, habla de la ilusi6n corriente de la “comprensién en el sentido nefas- to en que obtuvo de Jaspers su cotizacin”. De igual manera, en la pig. 651, “Observaci6n sobre 1 informe de Danie! Lagache”, Lacan menciona a Jaspers como uno de los culpables ocultos de la psicologia del Yo. El jaspersiano de la historia del psicoandlisis es Laga- che: “Y negard incluso Lagache la influencia nefasta de la antinomia de Jaspers, en esa jugada de trilis con que se pretende deslumbrarnos, haciendo espejear el lustre de la fisiologia sobre la puerta del desvén de que nos sacan...”” 4A qué responde esta diatriba contra Jaspers? La- ‘can no esté quemando lo que ador6, En 1955 Jaspers escribe un libro, De la psicoterapia, que es un libelo contra el psicoanilisis. Asf pues, Lacan es violento con Jaspers porque es preciso serlo. En ese libro, Jaspers alega retomar simplemente las tesis de su Allgemeine psychologic. iQuién es Jaspers? Nacido a finales del siglo XIX jo de comerciantes mayoristas, cursa es- tudios de derecho y luego de medicina, Es asistente de la cétedra de psiquiatria en Heidelberg y tiempo des- pués pasa a la filosofia, transformando su cétedra en cé- ledra de esta tiltima ciencia, Padece una severa dolencia de dilataci6n bronquial por la que le pronostican que morird a los 30 afios que es la edad en que escribiré su Psicopatologta general... En 1910 vive un encuentro importantisimo: el encuentro con Heideggcr, propiciada por su maestro Husserl. Aqui comienza un debate Jas- pers-Heidegger. Hay un elogio de Heidegger en el libro de Jaspers Psychologie der Weltanschauungen. Para Jaspers, la comprensibilidad es el hecho de aprehender las motivaciones de otro. La “relacién de ‘comprensién” es la relacién con otro definido como su- jeto de una Weltanschauung. Heidegger dice que para Jaspers la cuestién del ser se le plantea al hombre en una situacién Ifmite de su existencia, idea que Lacan hace fntegramente suya. Critica a Jaspers, entre otras cosas, por no comprender nada de los tiempos y haber hecho sobre el cogito un estudio atropellado, Hay un articulo de T. Lorand, filésofo de Bordeaux, sobre el debate Jaspers-Heidegger entre 1928 y 1964. De 1928 a 1964, una parte del Diario de Jaspers esté de- cada a “Nota sobre M. Heidegger”. En 1925, dice que el Sein und Zeit es un camino de perdici6n para el pen- samiento filos6fico. En 1937, Heidegger escribe en Subjetividad y tras- cendencia: “ia que me preocupa no es la cuestién de la existencia del hombre, sino la del ser en su conjunto co- ‘mo tal; Jaspers la pasa totalmente por alto.” Jaspers legaré a Francia después de 1945 en la mis- ma oleada que Heidegger. Este escribe a Beaulret, en las cartas sobre el humanismo: “ve usted que mi pensamien- to y el de Jaspers estin separados por un abismo”, Io que hard decir a Beaufret que el nexo Jaspers-Heidegger est tan justificado como Reaumur-Sebastopol. ‘Tras haberla propiciado, Jaspers perderd toda espe- ranza de reconciliacién. Heidegger escribe en 1955 Uber die Linie, donde dice que “es de un grotesco difi- cilmente emulable proclamar que mi tentativa de pensar es la demolicién de la metaffsica, y mantenerse al mis- ‘mo tiempo, gracias a esa tentativa, en caminos de pensa- mientos con representaciones prestadas..." Heidegger reprocha a Jaspers haberle usado sus con- ceptos desde 1925. Para Jaspers, 1a Antinomia descansa en el hecho de que la captacién del ser que é1 describe como lo englobante (Dasein) no puede concebirse sino en la escisin sujeto/objeto que aparece en las situaciones limites: muerte, enfermedad, locura. Jaspers pregona una filosofia de 1a racionalidad como alumbrado de Ia existencia, con los dobletes libertad/trascendencia, con frases asombrosas: “Hay una adhesin de ta li- bertad a la trascendencia, no hay claridad sin objeti- vacién; la Antinomia esta en que en momentos limi- tes el sujeto queda dividido del objeto por algo que es la captacién de la finitud de la situacién y al mis- mo tiempo necesitado de leer los signos del ser y de la trascenden El perfodo 1933-1945 fue horroroso para Jaspers de- bido a que su esposa era judfa, El convoy que deb/a lle- vvar a Jaspers al campo de la muerte estaba previsto para el 14 de abril de 1945. En este afio, Jaspers se va de Ale- mania, afectado por la escasa repercusién de su libro La culpa alemana, En 1950 declara nuevamente la guerra al psicoandli- sis en una conferencia titulada “Zur Kritik der Psycho- analyse” . Reprocha al psicoanslisis el crimen de haber pensado que la causalidad pueds no ser extrafia al senti do, La causalidad es-extrafia al-sentido, se: lavaprehende desde fuera, en el exterior de uno mismo, En “La cosa freudiana”, Lacan responde que la cau- salidad no es externa sino heterogénea, JA. Miller En Ia pAgina 651 de Ecrits, cuando Lacan evoca la nefasta influencia de la antinomia de Jaspers, lo que se evoca es algo de este orden, 1a oposicién entre causali- dad y sentido, ya que en la Iinea anterior menciona la carta forzada de la concepeién causal. F Leguil La antinomia es un término que aparece de otra ma- nera, ZPor qué es preciso que la causalidad sea exterior al sentido? Porque ella permite actuar desde afuera, esto remite a la expresi6n “direccién de conciencia en vacia- do”. La comprensién no pretende ser tan eficaz, ella apela a la libertad, dice Jaspers. La confusién entre sen: tido y causalidad constituye para él un crimen de lesa li- bertad, que es reificada. Todo lo que le ocurre al hombre tiene un sentido: éste es el error del psicoandlisis Lacan critica la comprensién en el Libro I, pég. 253 (ed. francesa, Les écrits thecniques de Freud), a prop6- sito del paciente de Balint que le cuenta bolazos. Balint no comprende. “Cuando ustedes no comprenden una historia, no se acusen sin més; diganse ‘debe tener un sentido, que yo no comprenda Las cosas que el paciente le cuenta a Balint no for- man un todo, no son un conjunto, términos estos dos que en Jaspers son sindnimos de comprensién. Lacan le indi- ca que esta faceta comprensible podria apuntar a una or- con lo que la tesis de Jaspers queda reducid de la comprensién, el cuerpo interviene. El objeto de la Psicopatologia general, de 1913, es Jo que Jaspers denomina la actividad psfquica y cons- ciente. “Actividad” es un término que Lacan utiliza con- tra Henri Ey. Para Jaspers no hay enfermedad psfquica. Lacan se- fiala la relacién del trabajo de Jaspers sobre la compren- sién con Ia invencién de la esquizofrenia. Abordar la psicosis por la esquizofrenia es abordarla por Jaspers. Jaspers busca un concepto unificador de lo mérbido. P. Talossian, en su libro Antropologia comprensiva, dice que hay en Jaspers un eidetismo latente. Con la comprensién, Jaspers dice algo que le sirve para situar todo lo que no se comprende de! lado de una esencia patolégica, del proceso. Retoma la tesis de Di hey: en lo que se comprende hay un punto, una génesis posible en el paso de un estado a otro. A la psicologta comprensiva se le opone ta psicolo- fa explicativa, que da cuenta de las causas. Proceso: es lo que se opone a lo que se comprende. El proceso es un concepto forjado en el limite entre comprensi6n y expli- cacién. Cuando ya no se comprende al Otro, cuando hay discomtinuidad en el sentido, ya no se apela a la psicogé- nesis sino a la explicacién fisiol6gica. En la clfnica se localiza un proceso, en un corte. El Proceso pone una barrera a la nocién de desarrollo de la Personalidad. Los celos, sea el estado de creencia de que se lo engafia. En el proceso, el estado precedente falta, Cuando no se comprende, se-leen.los signos. Lo animal es lo incomprensible. “Proceso” se distingue de la disgregaci6n de la con- ciencia de naturaleza neurol6gica. Con el proceso queda afectada la noci6n de responsabilidad del sujeto, asi co- mo se pierde la introspeccién, ‘Ast pues, Jaspers comprendié lo que constitula el pe- so del sinsentido; esto es lo que retiene Ey en 1962, en un articulo sobre la nocién de proceso en psicopatologfa, “Proceso” darfa cuenta del sinsentido en el sentido. J-A. Miller Se ha hecho un paralelo entre Jaspers y Heidegger, y esto podria ser vinculado con la mairiz comin, que es Husserl. Jaspers intenta abordar la psicopatologta a par- tirde la fenomenotogia. Hay una filiacién que lleva otra vez de Husserl a Brentano, a quien Freud conocié, Las oposiciones “explicacién” // compren: “sentido //causalidad”, proceden de la fenomenologia, y “Mis alld de! principio de realidad” es un intento de Lacan de construir una fenomenologia del psicoandlisis Hay utilizacién det método fenomenolégico. Pero Lacan se dio cuenta de que asf iba desencaminado. La Antinomia de Jaspers juega con las oposiciones Experiencia Exterior // cosa reificada en el dominio de lo causal. Enel sentido: comprensibilidad // libertad subjetiva. En Lagache esto produce, en 1950: “en amplia me- ida, la significacién fue sacrificada a la causalidad En 1957: después de “EI psicoandlisis y su ensefian- za” una de las grandes direcciones del pensamiento de Lacan, dice Lagache, es wna critica del naturalismo cau- sal; Lagache reprocha a Lacan hacer una trascendencia del lenguaje”. Naturalismo causal y materialidad se oponen a sen- tido y comprensién. Este binario no recubre para Jaspers la divisi6n fis coy psiquico, Harumann, Kris y Loewenstein, como teéricos de la “ego psychology”, se sirven de la misma antinomia. Cuando la relacién de comprensién no conduce a nada, esto acaba reduciéndose a la causalidad. Lacan, por su parte, trasciende al debate, pues el uso de Ia cadena sig- nificante deshace la oposicién jaspersiana. Esta oposicién Ciencia/Interpretacién viene de Dilt- hey. Jaspers reprocha a Heidegger no haber comprendi do nada de la ciencia. F. Leguit Cuando uno ya no comprende, interpreta los signos, que el sujeto emite a su pesar. Cuanto menos compren- demos, mas debemos interpretar. En cuanto a la esquizofrenia en el sentido de Bleu- ler, cuando ya no se comprende el sentido, se interpretan los signos del proceso primar La comprensién es limitada, ad, 1a explicacién causal, es infi jentras que la causali- ta, - A. Miller El problema de Ia intersubjetividad. El cogito carte- iano se plantea a través de una cierta ascesis del sujeto, la duda hiperbélica. El problema es distinguir a los eres hablantes por rasgos que le sean particulares. Este problema de distincién de los seres hablantes rntre los entes mundanos fue renovado por Husserl: re- conozco que hay otro sujeto cuando hay un sentido que 'o comprendo. Lacan retom6 esto: no puede haber sentido més que para un sujeto, La relacién de comprensién es una relacién entre el sujeto y el significado. En este sentido sitda Ey a Lacan ‘como jaspersiano. El aporte de Lévi-Strauss y Jakobson permitird a ‘Lacan tratar de una manera muy diferente la cuestién, el fenmeno del sentido en su relaci6n con el sujeto, muy diferente y més cientifica 29 de enero de 1987 Continuacién de la exposicién de F. Leguil sobre Jaspers Tratando esta vez de Ia relacién de Lacan con Jas- pers, F. Leguil formula la tesis siguiente: "De la caucién concreta a la oferta de una discontinuidad. Plantea que Jaspers integra el circuito por el que Lacan va de de Clérambault a de Ciérambault, 0 sea que permite a La- can, en el momento de escribir su tesis, una critica de de Clérambault que posteriormente, en “Acerca de la cau- salidad psfquica”, le hard posible retorar a él. Esta ert ica de de Clérambault se ejerce en nombre del sentido, por el enfogue fenomenol6gico, y el retorno a de Clé- Tambault se efectia por el significante; de este modo, la xenopatfa de de Clérambault es retomada en el concepto del Otro, Ast pues, el abordaje de la psicosis a partir del sig- nificante esta precedida por una dialéctica entre el ob- Jetivismo de de Clérambault y el semantismo de Jas- pers. Desde esta perspectiva, Lacan pone de manifiesto el interés te6rico del concepto de proceso oponiéndolo al de comprensién: del lado de sta, 1a conciencia, la continuidad, el sentido; del lado del proceso, la solu- cién de continuidad, Ia causalidad inconsciente, el azar, la mutacién subjetiva irreducible. El proceso pst- 4quico se opone al desarrollo: entre ambos, el concepto de reaccién. 1a lectura que Lacan hace de Henry Ey se sitéa en esta oposicién. El fenémeno de automatismo mental es situado en el cruce de dos series causales: la causalidad orgdnica y la causalidad psiquica. En este punto tienen lugar, entre F. Leguil y J.- A. Miller, un debate sobre esta lectura de Ey por Lacan. 10 Sin embargo, esta lectura de Ey por Lacan pone en evidencia que el fendmeno del automatismo mental, en el punto de crucé de las dos series, aparece como deter- minado en relacién con la causalidad orgénica, y como fortuito en relacién con la causalidad psicégena com- prensiva: se trata, pues, de la intrusién de un fenémeno causal en la sucesién de ideas. Esta oposicién reaparecerd, en Lacan, con la oposi- ci6n tyche-automaton. Se puede considerar que la rafz de la oposicién La- can-By reside en le diferente postura respecto de la li- bertad, libertad que Ey define en funcién del proceso causal, Pero allf donde se hablaba en términos de limite de Ja comprensi6n, Lacan hablaré de intrusién significante, Jo cual subraya la seriedad con que tomé las intrusiones alegadas por Jaspers. Pero el inconsciente estf estructu- rado como un lenguaje y no como un organismo. JA. Miller El punto que nos interesa es el del fondo sobre el cual aparece Ia forclusién, lo cual supone que, al desper- lar estos textos de los comienzos, tanto la referencia a Freud de 1906-1911 como los inicios del Lacan psiqui tra en la década del treinta, harfamos extrafio nuestro contexto. Respecto del Lacan de los comienzos, la cues- ti6n de la psicosis esté en primer plano, es para él una cuestiGn profesional. Lacan est en busca de su senda y Ia encuentra en el ‘fen6meno: asf, en “Mis allé del principio de realidad”, parte de la descripcién fenomenol6gica dela experiencia analitica y de dos puntos que conseyvan un peso singu- Jar: el lenguaje ocupa la experiencia analitca y el oyen- ne en ella un lugar distintivo, Lacan no eseribiré a segunda parte prevista, pero ha sido hallada una senda, ‘Versién de Marie Héléne Brousse 5 de febrero de 1987 Francois Leguil ala segunda parte de la Tesis de ‘La propia sucesién de los tres capftulos dedicados especificamente al caso pone en evidencia ta influencia de Jaspers. En el primer capftulo Lacan le rinde homenaje: a) “Proceso” es el concepto capital. ') EI método de la comprensién es el método sano. ©) Fenémenos elementales. La segunda parte de la tesis esté dedicada al examen clinico del caso. Los capitulos tratan la siguiente serie: 1. Examen clfnico del caso. 2. gRepresenta la psicosis de nuestro caso un “pro- eso” orgénico-psiqui 3. cRepresenta la j6n a un conflicto vital y a traumas afectivos de- terminados? 4,La anomalfa de estructura y la fijacin de desazo- Io de la personalidad de Aimée son las causas primeras de la psicosis. Los tres primeros titulos responden a un método jas~ persiano. Se destacan dos puntos: a) zes posible locali- zar el “proceso” en la experiencia clinica?, b) quid de reaccién. conflicto vital Desplazamiento lacaniano (operado sobre Jaspers) a i trauma afectivo o* determinado En el titulo del capitulo 4, Lacan deja de ser jasper- siano, Se separa de Jaspers sin decirlo. Sobre el final de su tesis, y sin citar a Jaspers, La- ccan explica el por qué del método llamado comprensivo, En suma, hay que encontrar criterios puramente objeti- vvos “aptos para proteger [la determinacién de un hecho dado} de toda contaminacién con las ilusiones, detecta- das a su vez, de la proyeccién afectiva.” (pég. 310). Lacan intenta proponer una definicién de la perso- nalidad que le permita desprenderse del organicismo y conservar un método de observacién objetiva, Lacan es el nico francés que saca consecuencias de las tesis de Jaspers en su propia clinica, ‘Su apuesta consiste en llamar “fenémeno elemental” a sfntomas en los que se expresan los factores determinantes de la psicosis, Su ambici6n es alcanzar una palognomfa, cs decir, tratar de arribar al diagn6stico mediante la detec ci6n de un solo signo que darfa su sello a la enfermedad. Los fenémenos elementales expresar‘an el mecanismo, Lo que preocupa a Lacan es determinar en la clinica aquéllo que, habida cuenta de la historia del paciente, es rmuevo y heterogéneo. Proceso: lo que excede a los limites de la compren- sign, Este concepto de proceso permite escapar a la hi- pétesis neurolégica. Interpretacién: (pags. 210 y 211): Lacan rompe con tuna posicién jaspersiana: “el contenido no carece de re- lacin con el mecanismo”. u Hace explicita su diferenciacién de los psicogenetis- tas:"... i nuestra teoria tiende a despojar a la interpreta~ cin de su cardcter razonante, no por ello anula su alcan- ce psicdgeno, sino que solamente la hace retroceder sobre unas modificaciones atfpicas, mas 0 menos larva- das, de las estructuras perceptivas” (pag. 210). ‘Aimée padece de un sindrome neurasténico: ésta es Ja primera clave. La segunda clave es el conflicto vital cen el plano de las relaciones sociales. Leguil destaca la sinonimia: vital/moral/social/psi- a personalidad anterior del sujeto esté marcada ante todo por un inacabamiento de las conductas vitales” (pigs. 268-269). Lacan elimina la hip6tesis organicista, La ilusion de la memoria: “trastomo consistente en tuna insuficiencia de la rememoracién, que permite que una imagen-faniasma (evocada a su vez por las asociacio- nes de una percepcién, de un suefio o de un complejo de- lirante) se transformen en imagen-recuerdo” (pag. 213). Lacan agrupara seguidamente los fenémenos ele- ‘mentales bajo cuatro encabezamientos: 2) estados oniroides, coloreados a menudo de ansiedad, ») trastornos de “incompletud” de la percepcién, ¢) interpretaciones propiamente dichas, 4) ilusiones de la memoria (pag. 216). Los grupos b, ¢ y d: “dependen de mecanismos psi- ccasténicos, es decir que se presentan como trastornos de la percepeién y de la rememoracién, ligados electiva- mente a las relaciones sociales” (pig. 216). GES posible definir la psicosis de Aimée como un proceso’: “Es ésta una pregunta a la cual no podemos cconlestar sino después de haber estudiado las relaciones del delirio con la historia y con el cardcter de la enfer- ma, con lo que vamos a intentar conocer su personali- ad.” (p6g. 217). F, Leguil sostiene que Lacan, en el capitulo 2, da un giro decisivo, El acontecimiento da cuenta de lo que or- ‘ganizarfa ala psicosis 1, El acontecimiento da cuenta no de lo que desen- cadenaria la psicosis sino de 1o que la organiza. 2. El acontecimiento revela el conflicto vital subyacen- te. El acontecimiento nos permite irdel trauma al conflicio. Lacan trae a colacién el “cardcter sensitivo” de Kretschmer, Lo cita en las pags. 93, 100, y 226, donde ‘considera a Aimée como una “intrigante refinada” Kreischmer le permitiré asomarse a la cuesti6n de conflicto moral, de conflicto vi Lacan nos dice que el delirio se organiza en torna del trauma (pag. 233). Los complejos familiares En la pagina 85, Lacan seflala que “Queda por esta- blecer si los complejos que cumplen tales funciones de motivaci6n y tema en los sfntomas de la psicosis, de- sempefian también un papel de causa en su determinis- mo, y esta cuesti6n es oscura” (pég. 85). ‘Afiade: “... si bien pretendfamos comprender sinto- mas por und psicogénesis, lejos estamos de haber pensa- do en reducir a ésta el determinismo de la enfermedad. Muy por el contrario, al demostrar en la paranoia que su fase fecunda entratia uri estido hipnoico-confusional, onirico 0 crepuscular—, subrayamos la necesidad de al- aiin resorte orginico para la subduccién mental con la que el sujeto se inicia en el delirio” Y¥ un poco més adelante, en la pag. 87: “El aborto de la realidad en las psicosis, aparte de deberse en dhtima instancia a una deficiencia biol6gica de la libido, revela también una derivacién de la sublimacién donde el pa- pel cumplido por el complejo familiar se ve corroborado por el concurso de numerosos hechos clinicos". Retorno a la tesis: En Ia pigina 233 (tercer capftulo de la parte II), La- can sittia el desencadenamiento de la psicosis de Aimée en forma de sintomas oniroides e interpretativo de’ ca- deter difuso y asistemético. Pero sélo con el trauma moral “aparece en Aimée la primera sistematizaci6n del 10 es causal tan s6lo en funcién del sentido que el sujeto le ha dado. EI punto importante sigue siendo el de la implica- ci6n del sujeto en estos fendmenos.» .- Resumen Después de haber situado los tres primeros capttulos de la segunda parte de la tesis de Lacan como “jasper- sianos”, Frangois Leguil nos diré que en el cuarto capi- tulo Lacan se separa de Jaspers sin decirlo. 13 Leguil pasa a definimos lo que constituye la preocu- pacién, la ambici6n y la apuesta de Lacan, La preocupacién consistir4 en proponer una defini- cin de la personalidad que le permita desprenderse del organicismo y conservar un método de observacién ob- jetiva, Leguil hace notar que Lacan es el inico francés, que saca consecuencias en su préctica de las tesis “jas- persianas”. La apuesta de Lacan en este momento consiste en denominar fendmeno elemental a sfntomas en los que se ‘expresan los factores determinantes de la psicosis.. La ambicién es alcanzar una patognomia, es decir, tratar de Hegar al diagndstico mediante a localizacién de un solo signo que dar‘a su sello a la enfermedad. ‘A continuaci6n, examina el caso Aimée. Para res- ponder al interrogante de si la psicosis de Aimée es un proceso, Lacan estudia antes las relaciones existentes ‘entre el delitio y Ia historia y cardcter de la enferma, F, Leguil formaré una serie con los conceptos de acontecimiento, desencadenamiento, organizacién del delirio, trauma y conflicio. Después precisaré las refe- rencias a Kretschmer en que Lacan se apoyé El capitulo 3 se cierra con la cuestién de la eleccién de la psicosis. Lacan plantea que la causa primera de la enfermedad de Aimée no debe ser situada en el proceso 10 mas bien en el desarrollo En el capftulo 4 trata de las relaciones de compren- sign, El método es semiol6gico. Nuestro comentador es- timard que este capitulo es “abrahamiano” antes que ‘jaspersiano”. Se exponen ahora los ocho puntos que hemos extrai- 4o de la intervenci6n de J.-A. Miller: 1, La tesis de Lacan es “jaspersiana’ 2. El procedimiento de Lacan consistié en tratar de insertar la relacién de comprensién en la psicopatologta de su época. 3. El aporte de Lacan es la relacién de comprensién, como palanca que opera sobre las teorias de su tiempo. 4. La originalidad reside en que podemos entender por qué raz6n Lacan fue reticente a la publicacién de su. tesis: énfasis puesto en las relaciones de comprensién. 5. Lacan es el primero que aplicé el método com- prensivo. Define la personalidad como el individuo aprehendido a partir de la relacién de comprensi6n. El individuo aprehendido como sujeto del seritido. 6. El esfuerzo de Lacan es captar el sentido a partir de tun punto de vista cientfico. Hace apelacién a una ciencia fundada en la objetividad. Es “neo-jaspersiano”, radicaliza larelacién de comprensién. 7. La “tendencia concreta” de Lacan no tiene nada de orgénica; es un fenémeno inmerso en el sentido, 8. Lacan siempre se sita en confrontacién con la causalidad orgénica. J.-A. Miller subraya que, aun si la causa orgénica existe, el sujeto tendré que implicarse. ‘Yersién de Luis Solano 12 de febrero de 1987 8. Zizek y H. Schulz Efectian sendas puntualizaciones que siguen una misma direccién: el psicoandlisis y el tema de la com- prensién, Sefalan las diferentes reapropiaciones del psi- coandlisis por parte de la filosofia, Queda por realizar ‘un estudio sobre el tema de la comprensién, de Brentano a Husserl, A. Miller Se refiere seguidamente al jaspersianismo de Lacan tal como queda de manifiesto en la primer parte de su tesis. El debate psicopatolégico en el que Lacan se ins- ccribe es el que se suscita a partir del tratado de Kraepe- lin de 1899, Se oponen dos tesis: A) El psicogenismo, con un doble componente: 1. Las teorfas de la consttucién (escuela francesa) 2. Las teorfas de la reaccién (escuela alemana) B) El organicismo, también con un doble compo- nente: 1. Organicismo puro 2. Proceso psiquico de Jaspers. La originalidad de la tesis de Lacan radica en apoyar- se en parte sobre las teorfas de la reaccién psicogénica, y en parte sobre el proceso psiquico, es decir, organicista. Oponiéndose a los defensores de la teorfa de la constituci6n, innata y hereditaria (Sérieux, Capgras), Bleuler encuentra la explicacién de la enfermedad en “tas reacciones del sujeto ante situaciones vitales” (te- 4 sis, pig, 7). Kretschmer, por su parte, modula esta r accién en funcién del carécter, del acontecimiento viv do y del medio. Otros tantos elementos que entran en el marco de las “relaciones de comprensién”. Esto es lo que Lacan integra en su psicogenismo. Para Lacan, es psicogénico todo sintoma “cuyas causas se expresan en funcién de los mecanismos complejos de la person: dad... y de su desarrollo” (id, pag. 45). Pero dentro del marco general de las relaciones de comprensi6n , Lacan se detiene, lo mismo que Jaspers, ante lo que éste denominé “proceso p: incomprensible. En efecto, este proceso introduce en la personalidad un elemento nuevo, heterogéneo, irreducti- ble a toda comprensiGn y que no depende de organicis- guna cons- -ntimientos intelectuales” analizados por Ja- net y las “interpretaciones zafias” descriptas por Meyer- son y Quercy, constituyen en cierto modo el paradigma de este proceso. Detrés de lo cual Lacan ubicaré todo aquéllo que se denominaré “fenémeno elemental” en una psicosis. La conclusién que se desprende es que Lacan, en su tesis, fue enteramente jaspersiano. De un modo positivo, porque las relaciones de comprensién se ajustaban per- fectamente a su teorfa de la personalidad; de un modo negativo, en la medida en que Lacan reserva una suerte particular a aquello que escapa a la comprensién y que {queda imteresado en el proceso psiquico. Tal vez se pueda agregar que el Lacan que vendré a denunciar las relaciones de comprensi6n se inscribe en este debate de Lacan contra Lacan. Version de Jo Attié 5 de marzo de 1987 Exposicién de Jacques-Alain Miller sobre la se- ‘gunda parte de la Tesis (“El caso Aimée o la paranoia de autocastigo”) Dos observaciones preliminares: 1. Problema de Ia monografta: €l méiodo prototipi- co tal como Lacan lo establece, es decir, no una sintesis descriptiva sino una “descripci6n concreta”, es nuevo. Contamos con muchas monograffas de Janet, Flournoy, ‘Azam, pero son excepciones. En cambio, en el campo propiamente psiquidirico existe una tradicién monogré- fica sobre hombres famosos, en particular autores. En cierto sentido, Aimée se halla a medio camino entre esta tradicion y la monograffa puramente clinica, puesto que sus escrtos eran apreciados por los surealistas. 2. Comprensi6n: la comprensién aparece como un criterio clinico de inaci6n, segin se expresa en la definicién de la pagina 309: “dar su sentido humano a Jas conductas y fendmenos mentales presentados por los enfermos”. Véase también el articulo de Lacan en “Le Minotaure”, con apoyo en J. J. Rousseau, que coincide con la posicién tomada por los surrealistas en cuanto a Ja dignidad humana de la locura. A los ojos de Lacan, el riesgo de proyeccién que la comprensién puede representar es “sorteable por criterios objetivos”: las relaciones de comprensién “brotan de los propios hechos”, no vacila en afirmar en la pégina 310. -A. Miller pasa seguidamente al examen porme- .do del caso propiamente dicho. Relectura de! primer parrafo de la pag. 153 (“El atentado"), con su sabroso estilo de pastiche periodisti- co. (Hugo Freda nos sefiala de paso un trabajo de Male- val, "Recherche exhaustive sur l'événement”, centrado en una compilacién de los diarios de la época.) El nombre de Aimée: el retrato de Aimée se conden- sa en el nombre que ella misma se pone en un escrito y que Lacan le otorga a su vez. como insignia de su eroto- manfa. Su nombre es por sf solo un diagnéstico, el nom- bre de su posicién erotoman‘a ‘Aun cuando Lacan no aporte en su informe ninguna coordenada transferencial, de todos modos sefala, en la gina 158, que “sus relaciones con su médico no estén indemnes de un eretismo imaginativo vagamente eroto- manfaco. Aimée se cree amada”. EL objeto de Aimée. Odjeto princeps: su hijo. “Uni- 0 objeto de su inquietud”. La postura de Aimée es la de Andrémaca (“Unico objeto de mi resentimiento”), y se la describe en forma general como de una gran dignidad (Pigs. 157, 158). “Hice eso —dice— porque querian matar a mi hijo” (pég. 159). Los trastomnos de Aimée Nota de traducetén: (4-3-87) '* El nombre propio Aimée corresponde al partcipio del verbo ‘amar. Aimée significa, pues “amada’ comenzaron diez afios antes, durante un embarazo que culminé en el alumbramiento de un nifio muerto, Por otra parte, la amenaza de muerte sobre el hijo se enlaza con un suceso traumético producido en la generacién anterior: el mayor de los hijos muere estando la madre de Aimée encinta (el nifio cae por la abertura de un hor- no encendido). El Otro de Aimée: los ene Cuando da a luz un nifio muerto, imputa esta des- gracia a sus enemigos y concentra la responsabilidad de esta muerte en su mejor amiga. La “cristalizacién hostil”, como la llama Lacan, tiene lugar a rafz de una Namada telefénica de esta amiga, poco después del parto. El punto de inseminacién va a cristalizar y pre- cipitarse en el atentado contra la sefiora Z. Lacan po- ne de relieve la serie de reduplicaciones de esta figura inicial. La sefiorita C. de la N., su amiga, es la posta hacia la sefiora Z.: gracias a su amiga oy6 hablar de ella por primera vez (véase pag. 226, pig. 165). Antes de ser su enemiga, la sefiorita C. de la N. habia sedu- cido a Aimée: homologia de la serie persecucién-se- duccién. En la pégina 226, Lacan clasifica a esta ami- ga dentro del tipo que se opone al sujeto “a la manera como se opone al objeto su imagen invertida en el es- pejo” (cita de Kretschmer). Matriz de la serie: !a ma- dre y la hermana mayor. La hermana mayor, “Ruth de un Booz tendero” que se habfa visto defraudada en su necesidad de ser madre (pig. 230), va a vivir a la casa de Aimée ocho meses después de la boda. La confe- n de 1a oposicién a la hermana se bre paso tras la admiracién de pura fachada, cuando su atencién recae en otra cosa. (Observacién de Colette Soler: el méto- do es herencia de de Clérambault, para quien es preci- so manejar a estos pacientes, conmoyerlos y entonces, darse cuenta, hablan), En la pagina 147, Lacan evoca, en lo relativo a este ‘punto, Ia ensefianza de Westerterp sobre las experiencias niciales que determinaron el delirio. ‘Tomada de frente, Aimée opone una reaccién de de- negacién a toda sospecha referida a su hermana mayor. Reproche mayor que sistematiza el delirio: reproche 2 la hermana de haber raptado al nifio, pero desviado so- bre un sustituto: la amiga envidiada, la enemiga més fn- 1a desconocida. Desconocimiento que se desplazaré hacia la sefora Z. En el abordaje de este caso se afsla, pues, uns fun- cfén, un lugar: F(x) = funcién del Ideal (x) =asutumo — - Sarah Bernard = Ia amiga = Ia sefiora Z. - la mujer que ella quisiera ser, La nocién de autocastigo, que resume todos los ele- ‘menios, aplasta un poco el relieve del abordaje deiallado del caso. El autocastigo pone de manifiesto que Aimée se agredi6.a-sf.misma,-pero.nos reduce. demasiado répi 15 damente al “auto”, Los elementos dispersos que consti tuyen al Otro (y 2 la funcién del Ideal) merecen por sf miismos aterici6it. Lugar de la literatura erotomanfaca de Aimée: debe ser puesto en relacién con un desfallecimiento simbéli- co; necesidad de un socorro benévolo (el Principe de Gales) en esta erotomania, Erotomanfa = retorno de la forclusién. La sopladura del delirio (expresién re tomada en 1966). Los temas del delirio quedan completamente reduci- dos a su admisién, pero ningin alivio sucede al acto pro- piamente dicho. Todo cae de un solo golpe (pag. 250), pero, a diferencia de los delirios pasionales, después de Ja agresién no se produce nada semejante: Aimée “se cu- ra” estando en prisién durante el tiempo del castigo. La sedacién se produce cuando el acto recibe castigo. Esto €5 10 que justifica el término de autocastigo. Esialuio de los elementos que aparecen en el lugar de (x) en F(x): en el fondo, Lacan ha descubierto ya el estadio del espejo en el caso Aimée, en la nocién misma que nivela en una Tinea a.g’a"...= yo (hallando su ni cleo en el complejo fraterno, pag. 261). Véase también Ja calificacién de imagen invertida en el espejo, referida ala amiga. Por otra parte, las referencias a Guiraud (pég. 237) —"Les meurires immotivés"—, al enemigo interior en “el que se“objeliva la erifermedad, y al “kakon” que el su- Jeto quiere matar (pég. 301) nos acercan extratamente a del pequefio a como éxtimo, Pero agut también la notacién clfnica del autocastigo impide a Lacan com- prender en todo su alcance el esladio del espejo y 1a es- Cisién del Yo (la alienaci6n). El autocastigo nos devuel- veal "yo mismo” como tal. A través de este caso Lacan se pregunta si se trata de un proceso 0 de una reaccién. Respuesta: ni 1o uno ni lo otro (respuesta basada en el concepto de personalidad). De un lado y de otro La- can demuestra lo mismo: todo esté ligado a las relacio- nes sociales, esto es, al Otro (A). El pulido de la clinica es aqui patente, aunque em- brionario. Asimismo, Lacan hace de los cuatro fenéme- nos elementales por él distinguidos —estados oniroides, incompletud de la personalidad, interpretacién, ilusio- nes de la memoria— otros tantos trastornos de la per- cepcién y de la rememoracién ligados a las relaciones Sociales, otros tantos trastornos en la relacién con el Otro simbstico. En el fondo, mientras que a Ia entrada de la tesis la clave es la relacién de comprensién, a la salida tenemos in de Yves Depelsenaire 12 de marzo de 1987 Jacques-Alain Miller hace una lista de propuestas de trabajo para los participantes del seminario sobre clinica diferencial de la psicosis. Propone clasificarlos en cinco categorfas: Freud, Lacan, Historia de la Clinica, Clinica, Practica. 1. Freud 1, Anne Lysy: La pérdida de la realidad en la neurosis apsicosis en diferentes textos freudianos. 2, Michael Turnheim: Sobre Otto Gross. 3, Mare Strauss: El delirio del Hombre de los Lobos. 2, Lacan: 1*—Hasta la "Cuestién preliminar..” 1, Silvia Tendlarz: Antecedentes de Lacan. 2. Marianne Rouveaux: Primeros escritos sobre la pa- ranoia y la cuestién del estilo. imitris Vergetis: Cambio de una lingistica de ta palabra 4 una lingifstica de la palabra a una lin- giistica del significante, del Seminario IIT a los Escritos. Claude Léger: La pasién (delirio pasional) en Lacan, de Clérambault y otros, tomando como base el escri- to de Lacan “Acerca de Ia causalidad Psiquica”. 28 De 1955 a 1975 Partiendo de las dos notas de Lacan a Jenny Aubry (Omicar? 37), nuevos apor- tes a la cuestién de la cosis durante el peri 1955-1975. 1. Alexandre Stevens 2. Antonio Di Ciaccia 3°—A partir de 1975, es decir, del Seminario Le sint- home 1, Mare Strauss: Relaciones entre las formaciones imaginarias y las suplencias. 2. Sol Aparicio: El sinthome, gcambio de estatuto del Nombre del Padre? 4°—J, J. Bouguier: Topologia y psicosis (punto de en- lace Freud/Lacan?) 3. Historia de la clinic 1. Zizek: la influencia de Schelling (estatuto ético det mal) sobre la nocién de psicosis en Kraepelin, @ropone igualmente un trabajo sobre la ley del co- raz6n, el delirio de presuncién y el alma bella en Hegel, pero Jacques-Alain Miller le sugiere limitar- aa folie a deux en la historia de la . Roberto Derbe2: los borderline, desde la genesis del término en los autores anglosajones. 4, David Yemal y Hugo Freda: Las psicosis en el psi- coandlisis argentino. 4. Clinica: 1® —Diferencias formates: 4) Trayectos en un caso clinico 1. Frangoise Koehler: Del autismo a la paranoia, pre- cisién de este pasaje en una cura iniciada cuando cl paciente tenia 4 afios y que se prosigue desde hace 18. . Franz Kaltenbeck: Sobre un trabajo de Adolf, Wolfli, “Von der Wiege bis zum Fraab” (“De la cu- na alatumba”), b) Formas de psicosis 1. Nancy Beaufils: La psicosis puerperal 2. Christian Vereecken: La melancolia. 3. Alain Grosrichard: J. J Rousseau, la paranoia y su posicién de fascinacién social. |” 4, Estela Solano: El autismo. 2° La estructura psicética a) Elementos caracterfsticos 1, Angel Enciso: A prop6sito de los neologismos 2. Philippe Hellebois: la increencia. 1b) Desencadenamiento 1, Jean-Jacques Gorog y Pierre Naveau: La coyuntura de desencadenamiento, referencias del Seminario IN, Katan y Westertep. ©) Estatuto de diferentes conceptos y del fenémeno psi- cosomatico 1. Charles Schreiber: Fenémeno psicosomitico y psi- cosis. Referencia a Ida Macalpine. .. Genevidve Morel: Sublimacién y psicosis; en el ca- so de Joyce, Lacan habla de sinthome y no de subli- ‘macin; examen del punto en lo referente a la cien- |. Frangoise Schreiber: Fantasma y psicosis. :E1 objeti- vo de la cura es producir un axioma?: por ejemplo, un fantasma de dimensién asinttica segiin la escri- tura propuesta por Eric Laurent: $ O(a). - Gistle Chabouder: La cuestién del deseo en el psi- eético. Asumir el deseo de Ia madre, congelacién del deseo (R.S.L), tener el objeto (a) a su disposi- (én (Lacan 1967, “Psicoandlisis y formacién del psiquiatra”). . Jean-Pierre Klotz: Muerte del sujeto en la psicosis y muerte del Otro en la neurosis. ) La cuestién del Padre 1, Claude Duprat: la forclusién en relacién con ta es- tructura que incluye a (2). 2, Annie Staricki: Incidencias del Padre real. 7 3. Maxime Legros: El poder parental en una familia rasa, ©) Clinica diferencial psicosis/neurosis 1. Philippe La Sagna: Lectura del Hombre de las Ra- tas con Schreber 2, Frangois Balmts: Puntos de clinica. 5. Practica: Jo Autié: la transferencia en la cura. Las faltas: Realizada esta vista de conjunto, se apuntaron una serie de faltas: —a nivel hist6rico, Abraham, que eché los fundamen- tos de la clinica diferencial de las psicosis entre si, y la cuesti6n de si puede hallérsela en otros auto- res. —el estudio del estatuto del objeto (a) en las diferen- tes psic Alain Grosrichard ropone trabajar sobre Rousseau, citado por Lacan en la tesis y en “El problema del estilo y la concepcién psi quiétrica de las formas paranoicas de la experiencia”. Rousseau, paradigma del paranoico y de sus efecto de fas- cinacién social (ya previsto en el apartado “Clinica”). Version de Rachel Fajerstajn 18 | Se [eu ‘be 2 de abril de 1987 Cuestiones actuales en.el abordaje de las psicosis. Exponen Serge Cottet y Eric Laurent. Serge Cottet ‘Ya en abril de 1976 Lacan en la apertura de Ia See- cién clinica se referia a las Memorias del Presidente Schreber utilizando las categorias que estructuran a los cuatro discursos (cf. Ornicar? n® 9). Es decir, hacer tra- ‘bajar S, Sp yrajen las psicosis, como para ponerlas a | prueba. No retroceder ante la psicosis no implica forzo- samente “psicoanalizar” al psicdtico. Son de destacar cinco puntos: 1. Hay un trabajo de disolucién de la clinica psi- quidirica; Esta es objeto de una disoluciOn por parte del |DSM-IIT, que barre, diluye, borra las estructuras clini- jeas. A diferencia de este discurso, la elfnica lacaniana pone un marcado interés en los fenémenos elementales, rasgos especificos a partir de los cuales se puede esta- blecer un diagnéstico y poner al desnudo la estructura, 2. La vieja clinica aguanta. Por el hecho mismo de esa disoluci6n, muchos trabajos toman por objeto la frontera entre neurosis y psicosis. Critica del borderline. Concepto de despersonalizacién. El tema principal sigue siendo la clinica diferencial esquizofrenia/paranoia. Se acentiia Ia asimetria, se indaga en el “fuera del discurso” Jécl dicho esquizofrénico. A veces, ello permite pregun- arse por la posibilidad de histerizacién del psicético es- Jquizofrénico. La categoria lacaniana de empuje a la mujer, 0 de [goce, son muy utilizadas. En cuanto a la psicosis mania co-depresiva, jconstituye ésta un punto tope? En lo que stafie a la psicosis manfaco-depresiva, no hay disolu- ign. Aquf aparece una discrepancia. 3. 2A qué Lacan acudimos? Al iltimo: las categori- 25 fundamentales utilizadas en las exposiciones de Gand son el goce, la relacién del psicético con el Otro goce. Hay una tendencia general a separarse de la “cues- jim pretiminar”; se habla poco de las Memorias de Schreber y las concepciones lacanianas de la psicosis jquedan un tanto desprendidas de sus orfgenes. Se habla ‘mucho del seminario sobre Joyce y de las dos notas so- "re el niio de la carta de Lacan a Jenny Aubry. 4. La cura del psicético plantea problemas, menos 1a lie nifios que la de adultos. En el nifio todo parece mos- rarse como si el objeto (a) estuviese presente ahé en 1a experiencia. La cura del psicético plantea el problema de la [ransferencia y de su manejo en la psicosis. R. Broca “Si el psic6tico esté en el lugar del objeto (a), gen {qué lugar debe colocarse el analista? En qué lugar es co- 19 locado?” {Qué sucede con el fenémeno transferencial ge- nerado por la entrada de! psicético en el discurso analtti- co? Fuera de la transferencia, empuje a la mujer; dentro de Ia transferencia, erotomania. Ello habla de la interro- gaci6n, de la prudencia necesarias para la interpretacién y para el fenémeno mismo del encuentro, articulado espe- ‘cialmente con la transferencia en la psicosi SLa forclusién y Ia cuestién de 1a suplencia a la asf llamada carencia paterna. Eric Laurent a propésito de Joyce, imaginario de seguridad, ego fabricado del psiestico. El tema de las suplencias es delicado, no se puede reparar ta psicosis inflando lo imaginario (mencién de tuna discusién con Serge André en Gand). Jacques-Alain Miller Comenta a este respecto la pagina 551 de Ecrits, re- cordando que si no existieran los términos simbélicos, Jos términos imaginarios se aplastarfan unos sobre otros. Leer al primer Lacan a partir de! dltimo no significa mo- dificarle los términos. S. Cottet {Cuéles son las consecuencias terapéuticas de esta referencia (suplencia)? {Curacién esponténea fuera del andlisis? Ayuda la transferencia a esos momentos de pacificacién, o impide sus efectos? ;Hay un savoir faire? Discusién E, Solano Recuerda que con el autismo no es tan fécil. La reti- cencia del psicoandlisis es mayor con adultos psicéticos que con nifios. En las curas de nifios, la dimensién de Hamada al Otro es més marcada, F. Kohler Sélo se habla de curas exitosas. Lugar del saber a ‘ocupar por un"'yo sé”. C. Soler El psicoanalista no puede ocupar el lugar del saber, ues recibe desmentidas de este “yo sé”. Con el nifio au- tista, la nica desmentida viene de los colegas. E, Solano Es un primer tiempo, petsficado el nifio en un signi- ficante solo y tinico, hay un “yo soy” del analista. Una vex que el nifio queda afectado por el lenguaje, a posi- cin del analista debe cambiar. 4H Freda No hay tan s6lo un manejo diferente de 1a transfe- rencia 0 un efecto de moral, no se trata s6lo del lugar del Otro, sino también del desarrollo y de quién hace la demanda, F. Josselyn Owra diferencia es que el dibujo precede a la palabra, H. Freda {No hay lugar en el nifio para la sugesti6n, y enton- cces un lugar de otro que sabe? Un conocimiento de la topologia del sujeto proyectada en los dibujos demanda~ dos por el Otro. Niflo-objeto, uilizable por el analisia que lo encuadra partiendo de! saber. ‘A. Zenoni Pone el acento en la aporfa de la cura posible con el adulto. Efectos terapéuticos producidos por el signifi- cante desconectado de Sp. Estos efectos deben ser aisla- dos y mantenidos en su virtualidad. Lugar de una cura cen otro espacio diferente del campo social de tratamien- to del psicético, de ahf una parcializacin de la erotoma- fa y una desconexién de los dos lugares del discurso (agente y Otro). ¢Freud, Lacan? ,Qué se ha hecho hoy de la nocién de delirio como tentativa de curacién? Si lo toma en otra forma, distinta de la curaci6n. El delirio permitirfa una pacificacién de los apontes al significante a titulo de aceptacién de un nuevo modo de goce (reconciliacién schreberiana, con el empuje a la mujer. ;Se debe insistir enesta vertiente?). C. Soler A propésito de Schreber, evoca la figura desdoblada del dios Jano, Amo supremo del Universo y Amo supre- ‘mo en maldad. El analista lega a figurar este lugar de garante del Universo. Hay pacificacién a través del mo- vimiento de la cura, reduccién de la metéfora delirante, desinflamiento de sus efectos imaginario, dejando como nédulo una conviccién delirante, suerte de modus viven- di. {Hay una finalizacién y una scparacién posibles? Una finalizaci6n, si, pero zuna separaci6n? El psicoana~ lista queda como garante (referente). E, Laurent Las cuestiones que la psicosis plantea a los psicoa- nalistas varian segiin los momentos. Si nos referimos a Ja ensefianza de Lacan, debemos constatar que produjo cuestiones diferentes. Se observa en su ensefianza una cierta periodicidad. Cada diez afios se produce una rede- finicién del abordaje de las psicosis. 1946:"Acerca de la causalidad psiquica” 1956:Seminario IIl y “Cuesti6n preliminar. 1966:Sobre 1a presentacién de las Memorias del Presidente Schreber 1976:Joyce. En 1946, “Acerca de la causalidad ps ta de la clinica diferencial de las psicosi Lacan hace emerger el grupo de las paranoias (cf. de Clérambault), 20 Jas psicosis pasionales y la serie desplegada erotomanta, megalomanta, del concepto vasto de esquizofre En 1956, Seminario sobre la psicosis y “Cuestién preliminar...": el acento recae sobre el desencadenamien- to, la psicosis en sus coyunturas, en sus rupturas. Con la dificuliad siguiente: en este momento no hay indicacién sobre la psicosis infantil, con lo que hubo més desarrollos por parte de los discipulos. Serge Leclaire; Frangoise Dolto: déficit simbético y refuerzo de lo imaginario. Aqut el desencadenamiento es un punto problemstico, En 1964, respondiendo al libro de Mannoni (Enjan- ce alienée), Lacan dice que “aquf se introduce la dimen- sién psicética en esta nifia débil”, Eric Laurent destaca- ba la diferencia entre “se introduce” y el tema del desencadenamiento. Lo mismo en la carta a Jenny Aubry: “Resulta de ello que en la medida misma de lo ‘que presenta de real, estard expuesto a un mayor sobor- no en el fantasma.” En 1966, en torno a la presentacién de las Memo- rias, cuestionamiento del goce como aquello ante lo cual retroceden los psicoanalistas. En 1976: remiendo del ego; imaginario de seguridad y eleccién del yo son otras tantas cuestiones de los fen6- menos elinicos (mAs relacionados con los desencadena. mientos tardfos). En la clinica anglosajona, después de cierto entu- siasmo hacia 1956, no hubo nada més. S6lo algunos ca- sos de Winnicott, aislado en su ensefianza en Londres. Las publicaciones recientes no abundan en las librerfas, s6lo hay algunas reediciones, ensayos de Tustin raros y ‘marginales en el movimiento psicoanalttico. En cambio cobran mayor peso los autores norteamericanos. Publi- cacién reciente de 42 vidas en tratamiento (42 personas observadas durante 30 afios. Estudio de ta Menninger Clinic en tramos de 15 afios. O., Kernenberg). Ha cam- biado el gusto frente a la cuestin que la psicosis plantea al analista, Cémo reactivar al interés sobre los limites de la psi- cosis: Lacan no consideré la psicosis como una topolo- sie de lugar con un limite, sino Ia psicosis misma como limite, “locura como limite de ta libertad”. Retomado en 1956, funcién del fantasma en la psicosis, caso Schreber y su modo asint6tico de aleanzar el goce. En 1976, Joy- e, limite por anudamiento y ajuste en una nueva con- ccepeién del tema mismo det ifmite. Este interés parece basarse en un hecho empirico: la clinica de las psicosis cambia porque cambia el discurso del Amo. + Los encuentros de psicéticos con analistas, son ca~ da vez. més frecuentes. + Los nifos analizados crecen (aquf se plantea la ccuesti6n del desencadenamiento) Los practicantes, en cambio, dicen que las psicosis ‘estén disminuyendo (hay menos catetonias, alucinacio- nes, etc... , que los neurolépticas las hacen desaparecet. ‘Somos la primera generacién que vive con es0 y con la parcelacién clinica. Y lo que se verifica es que el trata- miento quimioterapéutico es, a largo plazo, ineficaz. Se consignan los resuliados de Bleuler hijo: 25% de cura- cién espontinea, 50% de estabilizacién. ‘Se incorpora a la ensefianza el concepto de border-li- ne; Se mencionan, eventualmente, los resultados atipicos del tratamient De abf el interés por tres érdenes de prioridades: 1, Lacclosién de la psicosis en ta cura de un neuré- 2 ico, Cuando esto se produce, sorpresa del psicoanalis- ta; no se trata de yugular la sorpresa sino de reavivarla, investigar y restituir toda su impostancia y todo su pe- 80 los fendmenos elementales, aun en sus pequefias singularidades: neologismo, mensaje que no viene del Otro sino del propio. ;Pues bien!: todo el resto puede continuar. 2, Estabilizacién delirante observada en un perfodo de larga duraci6n: describir correctamente lo que suce- de. Hacer nombre para un sujeto, empuje a la mujer y diferentes estabilizaciones del sujeto, que se ubica como excepci6n. 3. El psicético no es un anarquista, Lo que él pro- mueve es la cuestién del gerante del Universo. 11 de abril de 1987 Jacques-Alain Miller Reanuda su comentario de la lectura de la experien- cia de Gelb por Lacan. El verdadero sentido de esta lectura surge sobre el fondo de !a polémica de Lacan con el existencialismo, en particular con Sartre y Merleau-Ponty. Para empezar, Miller describe la temporalidad de la experiencia segiin el modo en que Lacan la reordena, En un primer tiempo, hay investidura del perceptum, lo que ocasiona un trastorno a nivel de su percepcién. En un segundo tiempo, el percepium queda desinvestido, lo ‘que hace posible una visién clara. Podemos generalizar: el espectéculo del mundo s6lo se instaura con claridad a partir de una operacién de desinvestidura. Esta proble- matica resurge en Lacan bajo la forma de Ia extracci6n del objeto (a). Seguidamente, Miller se aplica a demostrar que el uso que hace Lacan del términos percipiens, percepium, es indicio de una polémica discreta con Sartre. Estos té minos tienen, sin duda, un origen escoldstico, y Ia tesis de Lacan es que, opuestamente a las ciencias de la natu- raleza, ta psicologie nunca corté su cordén umbilical con la escoléstica, Pero el recurso de Lacan a esta termi- nologia puede interpretarse como un eco del lugar que se concede a estos términos en la Introduccién de El ser y la nada. Sartre los utiliza para introducir lo que él lla- “ontologia fenomenolégica”, expresiOn que encierra una ambigtiedad, toda vez que la ontologia remite al ser. En el fondo, se trata de elaborar una docirina del ser partiendo del fenémeno. Sartre sefiala que 1a filosofia modema avanza en el sentido de un monismo que encuentra su fundamento en la nocién de fen6meno. Ella tiende resueltamente a re- ducir lo existente al despliegue diversificado e infinito de sus apariciones, aparténdose de cualquier suposicién de una esencia, de un nicleo de ser en el meollo de las, apariciones, cuyo juego éste presidiria. La clisica opo: cidn del ser al aparecer ya no tione pertinencia. Con una orientacién inversa a la de Kant, la filosofia postula la equivalencia del ser al aparecer, refundidos ambos en la nocién de fenémeno, e invalida la oposicién kantiana fe- némeno-ndumeno. Husserl desempend, en esta mutacin de la filosoffa, un papel capital. Para exponer su propia posicién, Sartre se extiende ‘en el comentario critico de una célebre férmula de Ber- keley: “esse est percipi”, “ser es ser percibido”. Y se pregunta acerca del estatuto del ser del aparecer. ,Es le- gitimo considerar que el ser del fendmeno se reduce al Juego fenoménico de sus apariciones, como Berkeley no vacila en afirmar? Sartre recusa la idea de que el perci- pi agotaria al ser. El ser de la aparicién no se deja reab- sorber en la serie de las apariencias fenoménicas. Este ser corresponde a un registro transfenoménico. La fun- cin del percipiens encarna este registro de transfeno- menidad. El percipiens es un nombre de la conciencia como conciencia de sf. Sartre distingue, en efecto, dos 2 rmodalidades de la conciencia, Recuerda que Husserl de- mostré que la conciencia es fundamentalmente conci cia de algo. Ella no es “contenido”, sino actividad posi ional frente al mundo. Su intencionalidad apunta a un objeto mundano. Sartre da un paso mds y destaca que to- da conciencia como mira intencional de un objeto es, ante todo, conciencia de sf misma, Pero la conciencia posicional de la conciencia produce un desdoblamiento de conciencia que una nueva reflexién consciente sera Hamada a suturar, ocupando un sitio exterior al desdo- blamiento intencional. Por lo tanto, si se trata a la con- ciencia como objeto al que se apunta, se reintroduce en el centro de ella misma Ia particién objeto-sujeto que se reitera en cada paso de recubrimiento efectuado por una actividad de conciencia. Para yugular este juego de rei teracién intencional, s6lo queda postular a 1a conciencia de sf como no reductible a un objeto, y como inmediata a la conciencia, La conciencia de sf se agota en su pre- sencia en la conciencia. Como ninguna distancia la sepa- ra de é5ta, se presenta como no posicional. De ahi que el elemento “de” sea puesto entre paréntesis. Al final de este recorrido, Sartre hace de 1a conciencia (de) sf una conciencia prerreflexiva que é! distingue de la concien- cia reflexiva, sede de una actividad posicional. Otra linea de contacto entre las posiciones de Lacan y la problemética sartreana esta dada por la concepcién del lenguaje expuesta en El ser y la nada. Indudable- mente, el lenguaje de Sartre no es ni le palabra articula- da ni la cadena significante. Se presenta como un fend~ meno de expresidn que se nutre de significaciones tomadas de una capa de existencia prerreflexiva. No es tun fen6meno secundario sino que “es en su origen la prueba que un para-sf puede hacer de su ser-para-otro”. Pero lo que se debe destacar es que, en Sartre, el andlisis del lenguaje implica una cierta versi6n de la in- tersubjetividad. El sentido de toda actividad subjetiva se constituye afuera, en la relaci6n con el otro, pues al su- jelo se le escapa el sentido de sus actos, que se juega a nivel de la libertad det otro de conferirles uno. Asi pues, el sujeto no es amo del sentido, ya que el sentido se re~ vela por mediacién del otro. En Lacan encontramos algo equivalente en la referencia al poder discrecional det oyente. Otro panto interesante ¢s la idea de la psicosis ex- puesta aqui por Sarire. Este considera que el robo de pensamiento, lejos de ser una particularidad de la aliena- ccién mental, es algo inherente al fenémeno de la expre- sin, El robo de pensamiento pone al descubierto Ia es- tructura de Ia relacién intersubjetiva, pues ésta se polariza en torno al poder del otro de colocar el sentido bajo la dependencia de su libertad alienante. B! loco, de~ clara Sartre, no hace mas que realizar a su manera la condicién humana. Férmula que no deja de evocar 10 cenunciado por Lacan en “Causalidad psfquica”, en cuan- toa la proximidad de la locura con el ser del hombre. Lacan abrevé también en la concepcién del maso- quismo formulada por Sartre en El ser y la nada. La ac~ titud masoquista consiste en que el sujeto se desembara- za de su subjelividad para reducirse a su ser de sf. La actitud masoquista es descripla como anonadamiento de la subjetividad, unilatefalizada del tado del otro. En el fondo, ésto es 1o que Lacan formaliza con la escritura (a) ——>: Por otra parte, Lacan se sirve del término “en si para calificar Ia posicién del objeto. ‘A continuaci6n, J.-A. Miller pasa a comentar la po- sicién de 1a alucinacién en Merleau-Ponty. Tres puntos referidos a su estatuto merecen seftalarse: 1. La alucinacién no es un fenémeno sensorial, 21 Tampoco pertenece al orden del juicio. 3. Al lado de la percepcién verdadera, es una moda- tidad de una posicién primordial que consiste en la ad- hesién antepredicativa del sujeto al espectéculo del mundo. Su condicién radical est en lo que Merleau- Ponty denomina “tolerancia antepredicativa del mundo”. Para refcrirse a ella, Merleau-Ponty wtiliza la expresion “impostura alucinatoria”, sefialando que aparece en otra escena, diferente de la del mundo, el cual es percibido ‘como sobreimpreso. Puesto que su fundamento es de or- den antepredicativo, la alucinacién esté més acd de tas operaciones de duda y demostracién. Esta concepcién permite, entre otras cosas, desmontar tanto 1a argumen- tacién del empirismo como la del intelectualismo. Merleau-Ponty destaca también ef hecho de que t0- da alucinacién es alucinacién del cuerpo, expresando un irastorno del esquema corporal. Indica asf la existencia de cierto nivel, que Lacan Hama imaginario, donde et cuerpo y el mundo se corresponden. En cuanto a la concepcién de Merleau-Ponty en lo referente a la palabra, ha de apuntarse su distin’ tre palabra hablada y palabra hablante. El centro organizador de la fenomenologia de !a percepcién es la rehabilitacién det sujeto unificante, afi- nado a partir de la critica del empirismo y del intelectua- lismo y dotado de un fundamento antepredicativo, Mer- jeau-Ponty afirma una posicin de existencia sin divisién, fundado en la “presencia en-por-a través del cuerpo”; como dice Lacan, ésto es el Dasein, vei Merleau-Ponty. El pedestal de su fenomenologia es el Tugar del Uno, al que Lacan opone el lugar del Otro, cu- ‘ya funcién pone de relieve reordenando los datos de la experiencia de Gelb. Para Merleau-Ponty, el sujeto esté presupvesto, lo que puede agregarse a lo prerreflexivo y fa la percepcién para formar un signo de su empresa ‘comparable al sujeto supuesto saber, ppp - $85. Lacan no vacila en transponer el punto inicial de su Tectura al campo del fenémeno. Propone partir del fen6- ‘meno y tratar de inscribir en é1 al sujeto. Partir del fené meno y conformar al sujeto sobre su estructura es en La- can una constante metodol6gica. Esto le permite postular al sujeto como suposicién, pero no como presuposicién. Su posicién estd condicionada por la estructura. Asf pues, no se asigna al sujeto ninguna funcién de substrato. La primaciaes conferida al perceptum, El sujeto, en cuanto percipiens, no cumple un papel constituyente, no es la condicién ni del percipi ni del perceptum, Esto queda ilustrado en ta experiencia de Gelb, donde Lacan descu- bre una antinomia que define las posiciones del sujeto. La forma de esta antinomia es Ia si B 1.0 bien el Cono S6lido blancuzco Se encama en tina opacidad de luz, 2.0 bien Jo que aparece son las formas iluminadas. De esto se puede deducir un sujeto alternante, con es- tructura de pulsacién en eclipse. En lugar de un sujeto unificante, tenemos un sujeto cuyas posiciones se man- fiestan alterndndose. Este andlisis permite a Lacan des- cartar aquella solucién que consistirfa la particién inter- na del fenémeno y su repercusién en el sujeto a un problema de acomodaci6n del percipiens. La misma It- nea de lectura adopta Lacan en lo referente a la alucina- cin verbal. En el fondo, lo que él define es un nuevo estatuto del sujeto, un estatuto funcional, en el sentido de que el sujeto toma un valor distinto en funcién de la estructura del fenémeno, del perceptum. sujeto como percipiens * “del sentido del sonido de la visién de la mirada £ (perceptum) = La misma légica preside el andlisis del cuadro Los ‘embajadores: hay un tiempo en que no se ve de qué se trata, y lego un tiempo en que la forma del objeto apa- rece. Lo mismo en Ia experiencia de Gelb: un tiempo en aque reina la indeterminacién de las formas, y Iuego un tiempo de transparencia. Al cono s6lido de la luz le co- rresponde la calavera falica del cuadro. En el primer caso, Jo que tenemos es la extraccién del objeto, que se opera ‘con Ia interposicién del cuadrado blanco: en el segundo, Ia inclusidn del (-@)EI término “opacidad” rubrica aqui como es de regla en Lacan, la presencia del objeto. El co- no se presenta como un objeto extraiio que hace frente al sujeto y perturba su acuerdo con ¢l mundo. Captamos aquf Ia mirada en su antinomia con la visidn. La visién no se establece sino en el tiempo dos, donde emerge et per- cipiens, Pero en el campo de la visién hay algo que no se ve. El artista nos permite alcanzarlo. El tiempo dos es aquel en que la visién se hace posible. EI precio a pagar para ello es una elisién. Lo que da su estructura a esa pe cepcién es un rechazo, término esencial para el andl de la alucinacién “marrana”, También aqui lo que estruc- tura a la cadena es un rechazo. El fenémeno alucinatorio auditivo quita toda legitimidad a Ta tentacién de reducir la estructura de estos fendmenos a una cuestién de acomo- daci6n, La alucinacién auditiva obliga a hacer una distin- ccidn entre las subjetividades imeresadas en el fenémeno, ‘pues ellas se reparten por el propio sujeto entre su propia subjetividad y la otra, La etribucién subjetiva implica per- sonajes distintos. Seguidamente, J.-A. Miller inicia el comentario de Jas paginas 532-533 de Ecrits. Lacan se aplica a elabo- rar una fenomenologia del significante auditivo. Para evitar la palabra “audicién”, que introduce en escena al sensorium, prefiere la expresiGn “acto de ofr”. Aclara {que ofr el sentido u off el sonido no son Io mismo: aqut tenemos de nuevo una estructura de alterancia. O bien nos determinamos por el sentido, con lo que tendremos ‘cierto tipo de sujeto, 0 bien nos determinamos por el sonido, y tendremos otro tipo diferente, Precisa que el sentido se cristaliza en un doble movimiento de retroac- cién y-de anticipacién. Seftala que estas prec berfan bastar para poner en evidencia las subjeiividades implicadas en la mira del perceptum, Pero podria ele- varse una objecién, consistente en la tentativa de dedu- cir estas diferentes subjetividades de la objetivacién operada en el percipiens. Objecion ala que Lacan res- ponde poniendo de manifiesto las paradojas que carac- terizan a cada una de las tres relaciones del sujeto con 4 los efectos de la palabri 4. -Los efectos de-la palabra recibida por el otré: esencialmente, efectos de sugestién, 2. El sujeto se divide entre la emisién de su propia palabra y su escucha, 3. Aparicién de la alucinacién motriz verbal al fi- nal de esta escala de divisién, ‘Version de Dimitris Verg 30 de abril de 1987 J.-A. Miller ‘Jed. Gorog nos hablar hoy del abordaje de las psicosis en "Lot complejos familiares”, texto escrito jpor el doctor Lacan en 1938, seis afos después de su tesis. J.J. Gorog ‘Ya en la primera parte, y concretamente en el capi- tulo 2, titulado “El complejo de intrusién”. Lacan men ciona el problema de las psicosis. Pero donde presenta ‘su punto de vista sobre las psicosis es principalmente en Ia segunda parte, “Los complejos familiares en patolo- fa”, capftulo 1, “Las psicosis de tema familiar" J.-A. Miller La lectura de “Los complejos familiares” difiere mucho de la que exige la tesis de 1932; en este texto ob- servamos una mutacin en el estilo de Lacan. J.J. Gorog, Podemos decir incluso que la Lectura de “Los com- plejos familiares” es sumamente dificil. JeA, Miller entras que la tesis no ofrece mayores dificultades en cuanto a la comprensiGn inmediata, otra cosa sucede con “Los complejos... " Este texto nos plantea proble~ ‘mas de lectura, aunque no tengan la dimensién de los que hallamos en los Excritos. Puede ser dificil captar el sentido de un pérrafo cuando se desconoce el esfuerzo de precisién légica que da a cada término una importan- cia espectfica. En “Los complejos familiares”, cuando Lacan dice “los psicoanalistas” (pag. 83), atin no se cuenta a sf mis- ‘mo como elemento de este conjunto: esta situado en una posicién medisdora entre psiquiatrfa y psicoandlisis. A diferencia de la esis, sefala el aporte del punto de vista analttico a los psiquiatras, pero sin colocar al psicoandli- sis en situacién de exterioridad, Lacan habré comenzado a ejercer el psicoandlisis en 1938. En Ia parte consagrada @ las psicosis Lacan hace su- yo el cuadro de Abraham, cuadro que ya estaba presente ‘en su tesis; esta parte constituye una variacién respecto Gel cuadro, un comentario de lo que se podria represen- tar como un cuadro; esto constituye un prematema, pre~ matema fundado en la clasificacién, El cuadro de Abra- ham era ya un esfuerzo hacia el matema y ofrece un ‘gran interés para el enfoque de una clinica diferencial de Tas psicosis, clinica que supone una previa ordenacién. J.J. Gorog A mi juicio, “Los complejos familiares” es el més completo de los textos sobre clinica diferencial de las psicosis, Lacan parte del estadio del espejo; en el capftu- a5 o consagrado al complejo de intrusién, presenta su teo- ra del estadio del espejo y de las relaciones entre este estadio y las psicosis. Lacan menciona los celos infanti- les y luego los celos amorosos, subrayando el interés del sujeto por la imagen del rival, interés que confunde identificacién con amor. En las formas psicéticas de la pasién, la megacién de este interés es origen de Ia agre~ sividad, que no tiene su resorte en la rivalidad. Si el ce- oso delirante niega su interés por el rival, es porque en este psicético la identificacién no esté instalada; se trata de un problema de idemificacién, Al final de este capt- tulo y del que trata de las psicosis (cf. pags. 49 y 88), el doctor Lacan pone especial énfasis en las folies & deux : ‘Aimée, las hermanas Papin y la paranoica de “Vengo de 1a fiambrerfa” son ejemplos de estas formas clinicas que Lacan menciona con frecuencia; formas que siempre aparecen en grupos familiares descompletados, reduci- dos a la madre y los hermanos, donde el padre falta. I-A. Miller Conviene distinguir dos cosas en el texto: 1. Una presentacién de la doctrina general. “Los complejos familiares” son el primer gran es- crito psicoanalftico de Lacan, 1a primera muestra de una aprehensién del psicoanilisis como totalidad. ‘Una segunda parte que trata de los complejos familiares en patologia, primero en las psicosis yy luego en las neurosis. La lectura ha de cen- irarse en las paginas 77 a 88, consagradas a las psicosis. Existe una relacién de independencia entre estas dos partes; la que trata de las psicosis puede ser lefda por sf misma. J.J. Gorog, ‘Al comenzar, Lacan hace referencia a su tesis sobre la relaci6n entre personalidad y paranoia de autocastigo. J.-A. Miller Lacan nos presenta una clinica diferencial modo a la vez simple y opaco. Los complejos familiares, dice, desempefian en las neurosis una funcién formal y en las psicosis una funcién causal. En este texto hay un exceso y casi una locura clasificatoros. Demos un senti- do a esta oposicién entre lo formal y lo causal. En las psicosis, el tema familiar aparece en el delirio, donde se manifiesta en forma abierta. Esta es la raz6n por lz que Lacan, en “Los complejos... ", deja a la esquizofrenia ‘como locura aparte. La morfologia del complejo es leg ble en las psicosis, mientras que como tal no es mani fiesta en las neurosis. La familia no aparece explic mente a nivel del sintoma neurdtico, pero interviene en la determinacién causal de la enfermedad. Observemos que Lacan abre un punto de interrogacién en cuanto a la causa de la psicosis. Pese a que al final del capitulo se- fiala una causa familiar, Lacan fefiere el determinismo:. de las psicosis (cf. pag. 85) més a una tara biol6gica de {a libido que a una psicogénesis. En lo que respecta a la forma, distingue el tema —a saber, aquello de que se ha- bla— del motivo, 0 sea‘el objeto-puesto en‘cuestin en el delifio, y esto posibilita una clasificacién, De manera mds general, Lacan opone entre sf forma, causa y fuente, J.J. Gorog, Lacan deja de lado 1a esquizofrenia y la psicosis manfaco-depresiva, J.-A. Miller . Lacan pone el acento en tres tipos de psicéticos: 1) el reivindicador, 2) el paranoico, 3) el parafrénico, Toma en cuenta otras dos psicosis que se intercalan: el deli de relaci6n y la psicosis alucinatoria. J.J. Gorog ‘Vuelve sobre el caso Aimée con una critica embrio- naria pero conservando la denominacién de “paranoia de autocastigo”. J-A. Miller Sf, Lacan critica la validez de su concepto de perso- nalidad. Le parece muy discutible que sea vélido hablar de personalidad en tas psicosis. La paranoia de autocas- tigo no excluye la existencia de la personalidad, pero Lacan considera que en las otras psicosis hay ausencia de verdadera personalidad. En 1938, su concepto de la Personalidad ha variado; ahora entiende que para que la personalidad se constituya hace falta el complejo de Edipo. Al concepto de personalidad le opone la segunda t6pica freudiana, haciendo hincapié en el yo. Concibe la Psicosis como una detencién del desarrollo det yo. L can postula el principio de un desarrollo normal del yo y en cada estadio de su desarrollo, el yo tiene correlacién con un objeto. Christian Jutien La introduccién redactada por H. Wallon para el to- mo VIII de la Enciclopedia Francesa encierra una crit 2 del concepto de personalidad. J.J. Gorog ‘Tomemos el final de la pagina 79 y el principio de Ja 80: “El Ifmite de la realidad... el narcisismo de su re- lacién con la realidad.” Aquf Lacan articula el estadio del espejo con la ereccién del objeto. En el psicético, el conformismo es el semblante imaginario que no ha inte- grado al objeto como medio para la satisfaccién del de- seo. En este capitulo Lacan establece una distincién esencial entre el ser y el tener, la imagen y el objeto. Cuando la imagen del padre edfpico esté presente, el ob- Jeto se sitdéa en el Edipo. En la psicosis, a falta de esta, el objeto queda transformado por una extrafieza inefa. ble, se revela como choque, enigma, significacién, La- can pone en primer plano, como una constante en las psicosis, la fase fecunda del delirio, nocién ya presente en su tesis. I-A. Miller Lacan presenta agut su nueva teorfa de las psicosis: 1; La psicosis es tina detencién del desarrollo del yo 2. El.yo se desarrolla en una sucesién de estadios con correlacién del yo y el objeto, 3. En la psicosis, la relaci6n con la realidad es narci- sistica y se traduce en las formas del objeto. El yo psicé- tico es un yo narcisista y esto se traduce a nivel del ob- Jeto, de las formas del objeto. 4. Lacan reemplaza el concepto de personalidad por el concepto pseudo-dialéctico de un desarrollo regulado por crisis. 5. Las formas del delirio se corresponden con las formas de detencién de este desarrollo. 6. En todo desencadenamiento de una psicosis hay ‘un punto tope y luego vuelta atrds. desarrollo normal 7 0 Tt gino “= Purito tope y vuelta [> 0 atrds en las psicosis Lacan articula “el limite de 1a realidad del objeto en Ia psicosis”, “el punto de vuelta atrés de 1a subli- macién”, con Ia ereccién del objeto correspondiente al aura de la realizacién edfpica (cf, pag. 79). Mucho més tarde, en los Escritos, a propdsito de la fidelidad a a envoltura formal del sintoma, evocard (pag. 66) “ese limite donde ella se vuelve atrés en efecios de creacién”. En “Los complejos familiares”, Lacan —subrayémoslo— hace un uso generalizado del con- cepto de sublimacién, y‘el Edipo queda situado como momento de sublimacién por excelencia (cf. pag. 59), Ko.que-él lama “sublimacién” es el momento.en que el yo cesa de ser correlativo al objeto. Antes del Edipo hay una correlacién en espejo entze el yo y el objeto; es el Edipo el que permite una independencia del yo y del objeto. En el fondo, la psicosis es ta sublimacion imposible; més tarde Lacan designard ese punto de re- al con el término “forclusidn”, forclusién del Nombre del Padre. En este texto de 1938 Lacan ve la esencia de la psicosis en el estancamiento de la sublimecién. Subrayemos que esa vuelta atrés de la sublimacién in- terviene a partir del punto tope del Edipo, ain si, en la psicosis, el proceso de desarrollo se detiene antes del Edipo propiamente dicho. En realidad, la fase fecunda entrafia una reproduccién parédica del Edipo, repre~ senta un equivalente parddico del Edipo. Lo que Lacan lama “ereccién del objeto” es ta emergencia del objeto ed{pico. El Edipo culmina en que en lo sucesivo hay un sujeto y no ya un objeto co- mo correlativo al yo. El padre es el prototipo de ese objeto, él es ese objeto que ya no tiene correlacién con el yo. El padre integra el principio de la sublimacién y el Edipo abre al sujeto el mundo de la realidad y de la sublimacién (cf. pag-$9), Este abjeto extrafio, este ob- jeto Otro —con mayiscula— es lo que surge en la fase fecunda al comienzo en cada psicosis. Lo que Lacan distingue aquf no se lee en Freud. Ulteriormente, La- can formulard de otra manera esta determinacién esen- cial, enunciando que el encuentro con un padre hace al principio del desencadenamiento de la psicosis. Pode- ‘mos decir que hay una homologfa de estructura entre la fase fecunda y el Edipo. La fase fecunda es una falsa crisis edfpica, En la psicosis hay una derivacién de la sublimacién, una sublimacién derivada. Para el sujeto psicético el conformismo imaginario forma suplenci sefialemios como dato capital que el estatuto profunda del yo psicético es un yo narcisista. Hallamos una serie regresiva en.el néicleo de esta clinica. diferencial que, implicitamente, prevée las relaciones del sujeto con el gran Otro. Frangoise Schreiber En su novela “ quién amar?” y responde “a €1” (of. tesis, pag. 189°), al tiempo que sefiala que la redacci6n de este pasaje la tu- vo largo tiempo “embotellada”. Posteriormente, sus es- critos erotomanfacos se dirigirén a un “é1” que vendré al lugar de la forclusién. Joa. Este estancamiento de 1a sublimacién constituye lo esencial de la doctrina de Lacan sobre 1a psicosis en “Los complejos... ". Al no estar instalado el padce, el Edipo, la sublimacién no se consuma en la psicosis, es derivada, En lugar de la extrafieza de la figura del pa- dre, aparece la del objeto ‘del encuentro, Lo que esté en cuestién en el goce psicético es que no ha podido con- sumarse una evacuacién del goce. El vacfo de Ja subli- ‘macién no se produce en las psicosis. Sin embargo, pe- se al estancamiento de la sublimacién, hay efectos de creaci6n de los que es preciso dar cuenta y que se opo- nen a tal imposibilidad de sublimacién , En la psicosis el goce no esté negativizado, y por ello se hacen nece- sarios canales de evacuacién que son los de la subli- macién, ‘Vamos a desarrollar ahora con el cuadro siguiente, la clasificacién que organiza esta clinica diferencial de las psicosis. ler I-A. Miller ‘Teniendo que presidir el coloquio del CN.RS., no podré estar presente el jueves 7 de mayo, J. J. Gorog y §, Cottet coordinarén la préxima reunién, Versién de Claude Duprat ‘acién | entidades -| segunda | estatute del cbjeio distancia dal detrio linicas topical 0-00 teorla | gotiriode | _ obiete contingencias de alfrerte | comunicati- | reivindicaciin | inhomogé- | el objeto familiar fos reproches va neo doliro de | clideal simulténeo relacién do yo (Krotschmer) | @s externo | = Y Y 1 més acé | intencién | datiriode | ef supsryé | sustituto de los aleance existencial demostratival persecuciin | que esta objetos ésto concieme agudaments de no reprimida) familiares. al sujata = | y Y disgregacién lapsicosis | ‘delyo alucinatoria | arcaico | y v Y discordancia| la paratronia | ~ megalomanta’ | | identiticacion del objeto dolirante 7 de mayo de 1987 Presentacién de J.-J. Gorog @) El delirio de reivindicacién (al frente) presen- ts una dificultad clinica. EI sujeto afronta el Edipo que induce la fase segunda, y a partir de la crisis pro- duce algo asf como si la situacién edfpica estuviese digerida y se atrapara al objeto, irreductible a una equivalencia. El sujeto cofsigue obtener el objeto que reclama, objeto hallado en su lugar més alld. Kretsch- mer. El objeto conmemora ese momento (de identifi- cacién), la censura omnipresente évoca al superyé freudiano, del que la conciencia moral y el (II) deli- rio de relacién son anticipaciones, El superyé deja atras la clinica de Kretschmer. Delirio con conciencia, En este punto hay estabilizacién. Lacan lo sefiala y se ocupa de otras cosas. En el esquema lineal de punto tope y marcha atrés de las psicosis, Gorog propone la paranoia como tema general, con tres retrocesos; el esquema no se corres- ponde con el de Abraham. (Mas acé) (UD) Stndrome de persecucién interpretativa. Hay homosexualidad latente reducida a -1. GV) En las psicosis alucinatorias crénicas, €l con- cepto de automatismo mental es una referencia esencial. Lo que aparece son cosas fragmentarias: e! doble con el Que el sujeto se identifica esté fragmeniado, Alucinacio- nes. Hay una referencia al supery6 0 mejor dicho al fra- caso de este agente. El doble con quien el sujeto se iden- tifica no tiene el mismo sentido que ta identificacién implicada en el Edipo. Esta idemtificacién se manifiesta en formas auditivas verbales de la alucinacién “cuyos contenidos autodifamadores seftalan la afinidad evoluti- va con la represién moral... como fantasma [fantéme] especular del cuerpo”. Schilder. Ectoscopfa. Alucinaciones especulares, el sujeto doble al crepiisculo, con variaciones del doble, lo irveal de la experiencia, Goethe, Maupassant y otros dan ejemplo de esto. No €s sdlo asunto de psicosis. El miembro fantasma Vantéme] no es una alucinacién. En la clinica, hallamos la funcién del doble en el automatismo mental, en la a toscopfa y en las parafrenias. Estructuras megalomanie cas. A través del objeto en su estructura “antropomérfi- ca y organomérfica”, del objeto conformade por la relaci6n familiar: a) en funcién paulatinamente decre- ciente, lejos de la familia con respecto a la realidad de los allegados, el objeto son los allegados; ) distan del sujeto respecto de su delirio, que disminuye en el de- lirio reivindicador; 6) decrecimiento de la distancia de la erteza, que va en aumento; d) disminucién de la afir- macién del yo. Por la “discordancia desconcertante entre la creen- cia y la conducta” (del parafrénico), ta discrepancia mueve al sujeto a no amoscarse. Hay una disminucién del peligro, Lacan tropieza con una paradoja: los psicoa- nalistas dicen que en las psicosis 1os complejos son conscientes, mientras que en las neurdsis son incons- 28 cientes. Si bien los complejos son latentes en las neuro- sis,que-es‘donde'se los descubri6, y patenies én las'psi cosis, de todas formas es posible reconocer los comple jos en las psicosis. Mientras que en su tesis Lacan era hostil a de Clé- rambault, en “Los complejos familiares” procura justifi- car su interés por él, Opuestamente a Sérieux y Capgras, Lacan hace una clara diferencia entre el delirio de filiacién y el delirio de filiacién animal, que revela una estructura més arce ca dela psicosis. Se la puede localizar en el esquema li- neal si se agrega hacia atrds la estructura arcaica de la psicosis, la parafrenia, Lacan mantiene lo dicho en su tesis a propésito de Ja piscogénesis, no se interesa en “la herencia psicolégi- ca", se limita “al examen de los factores propiamente fa- miliares”, Ataca a de Clérambault en materia de automa tismo mental (funcién orgénica), ataca el automatismo y la vertiente de la comprensién. Refuta las dos cosas Se puede ligar la tara biolgica de la libido por el deficit de a libido, que esta organizada como una falta. El sujeto tomado de sorpresa por el desasosiego del destete sigue el camino de la regresién y de la psicosis hipocondrfaca. En el conjunto de las paranoias, Lacan hace un abordaje por las fantasfas en la forma de tas fan- tasfas de la madre fica, S. Cottet Sefiala que es “divertido” que la misma causalidad, en un régimen de més o menos, produzca la perversion 0 lapsicosis (régimen del empuje de la pulsién sexual), En la referencia a la madre fica, Lacan opera un recorte semejante al de Abraham. La homosexualidad latente es enfocada a partir de la madre falica, La mujer retoma bajo la forma de la madre félica, La libido es la energia para engancharse al espejo y des- render el significante, se escribe -@ (menos phi). La tara es el deficit orgénico, Tara y goce. Tara “en las ropias fuentes de la vitalidad del sujeto... inés radical”. Hay un nexo entre la tara y el goce. Lacan dice “y creemos reconocer un signo peculiar de ello en el des- garramiento inefable”. Se puede asociar la tara con la funcién falica, que esta ausente. El goce del psicético esté ligado al hecho de que no hay funcién filica: Un Punto central es que el goce esté més alld de la com- prensién. Lo real separa los érdenes imaginario y sim- bélico. En “Los complejos... ", el ideal del yo esté formado Por el hermano semejante. El objeto patemo 0 el padre como abjeto (Cotter) es radicalmente otro. El objeto del hermano vira Ia libido destinada al Edipo a la imago de la homosexualidad primitiva. La es- truclura edtpica esté instalada, J.J. Gorog (VD Paranoia/Parafrenia: Hay una constante en la familia del paranoico, sancionada por la designacién ha- bitual de “nidos de paranoicos”. Frecuencia de Ia para. noia en Iinea familiar directa, a menudo con agravacién de 1a forma hacia la parafrenia y “precesiéa temporal”, que quiere decir que el hijo y 1a hija desencadenan la psicosis antes de que se desencadene la psicosis de la madre, Esto es contrario a la percepcién americana de que la madre loca desencadena Ia grilla psicética. En los delirios “ deux” hay que distinguir la “fe deux”, Lacan explica en su tesis que los dos sujetos son psicéticos, 1o mismo que en la locura simulténea, cuan- do aun separados los dos siguen delirando cada uno por su lado, 2 diferencia del delirio inducido por uno al otro (falsa locura). No se puede reabsorber la figura de la madre, que tiene una funcién especular para la hija. El lugar imaginario madre-hija es un lugar de catéstrofe, y es el caso de los celos femeninos en Freud, Gorog Termina la presentacién hablando de la esquizofre- nia, término de Pichot, como entidad cuya férmula més clara es la que dio Lacan: “Introversién de la personali- dad por subduccién narcisista de la libido”, Introversién que se expresa como un estancamiento regresivo a partir del destete. La discusién es presidida por S, Cottet M. Strauss {Qué es lo que justifica el uso del cuadro? JJ. Gorog EI punto importante es que con el automatismo mental se hace dificil distinguir las diferentes manifesta~ ciones clinicas. El sujeto quiere recuperar el objeto per- ddido lo mismo que el neurStico, pero falta la instalacién del Edipo, aun siel estatuto del objeto no es el mismo. El supery6 no es muy operador en el texto. El con- cepto de superyé no reprimido es no freudiano, tiene que ver con et ideal del yo. C.Duprat En su tesis, Lacan clasifica la paranoia de autocasti go como una psicosis del supery6. 29 J-J. Gorog La concepcisn de supery6 se precisa sobre el Edipo. EI superyé no reprimido es una forma de pensarlo. En 1932 Lacan traduce de Freud Sobre algunos mecanis- mos neuréticos en los celos, 1a paranoia y la homose- xualidad”, de 1922. 8, Cottet Se pregunta de qué Freud se sirve Lacan: ciertamen- te, mas del Freud de la etapa del narcisismo que del, Freud de El yo y el ello. Sublimacién, fin del narcisismo, fase de idealiza- cién a través del ideal del yo, paso de la libido narcisista a libido de objeto. A. Aflalo Entre el supery6 y el ideal del yo hay une diferencia radical. oJ. Gorog Puede demostrarse lo contrario, A. Aflalo Insiste en que para Lacan la formacién del Edipo, a diferencia de Freud, se constituye con dos vertientes, una punitiva del superyé y otra del amor del ideal del yo. No se podria hablar del Edipo sin las dos, es diffeit hablar del ideal del yo sin el Edipo. JJ. Gorog La diferencia se hace a partir de las dos funciones del Padre al mismo tiempo. C.Duprat Asf como , segiin Ia tesis, ef autocastigo ocupa un primer plano en las psicosis, en “Los complejos fami res" Lacan evoca la neurosis de autocastigo. ve in de Roberto Derbex 14 de mayo 1987 Exposicién de Dimitris Vergetis <— La Légica 9) eronologia —————___} 4» acmé En el comienzo, se aporta una precisién en lo refe- rente a la relacién con el objeto de fos delirios,. J.-A. Miller Recuerda que los estadios que definen la relacién con el objeto estén ordenados conforme el tiempo de retroaccién del Edipo. J.J. Gorog Retoma las conclusiones de su exposicion prece- dente acerca del- —delirio de reivindicactén: en este delirio el lugar del objeto es el del objeto perdido (el sujeto lo quiere); por lo tanto, la psicosis es ta que mejor conserva un tipo de relacién con la realidad. —delirio de vigilancia: este delirio es un Ifmite de la locura en su relacién con la conciencia. Aqut, el su- pery6 hace surgir el objeto en el acmé de la crisis. A continuacién, se formula una apreciacién gene- al sobre el coloquio del C.N.R.S. (F. Leguil, P. Nave- au, C. Soler): habré que retener un enunciado, el de M. Tort: “el analista lacaniano no retrocede ante la psico- sis pues esté ausente”, y un tema que funciona aunque no diga n ada: “las funciones del padre”. D. Vergetis Propone un recorrido de los Escritos hasta la “Cuestion preliminar a todo tratamiento posible de la pricosis", y paralelamente de tos Seminarios 1, ly I. Estos recorridos muestran ——la forma en que el uso de la lingiistica por parté* de Lacan repercute en la teorizacién de su aborda- je de la psico: —Y un desfasaje entre los Seminarios y los Escritos en cuanto a la relacién conjunta del sujeto y del Oto. Puesto que Lacan no toma prestados los conceptos de que se sirve, sino que los forja o los vuelve a forjar, Vergetis adopta para su exposicién el siguiente princ pio rector: la nocién de sujeto en tanto instancia deri- vada, que lo separa irreductiblemente de los lingllis- tas. Por otra parte, esta nocién no es idéntica en los Escritos y en los Seminarios. Pero, en ambos, el punto de referencia es siempre el esquema L (“La carta roba- da", Seminarios 1 y II). Pero si el sujeto es contempo- raneo del esquema L, hay que perseguir su surgimien- to en la cuestién del sentido, (“La agresividad en psicoandlisis Para Vergetis, la cuestién del sentido es una deuda de Lacan con Jaspers (apertura del Seminario 1), J.-A. Miller Los conceptos de los que Lacan no disponia en su tesis para hacer del psicoandlisis una ciencia del set do, los redescubre en la demostracién de Lévi-Strauss (a lingifstica es una ciencia del sentido). D. Vergetis Freud situé ta palabra como asociada a los efectos de sentido; Lacan precisa que se trata de Ja palabra en tanto articulada. Esta €6 la linea estructural que recoire el Seminario II. ~ Con el Informe de Roma, el sentido pasa a estar sujeto a la jurisdicciGn de la palabra. Hasta aqui, la solidaridad entre el sentido y la pa- Jabra implica una solidaridad entre el Seminario y los Escritos. A partir del escrito “La agresividad en psicoandli- sis”, el sujeto del sentido es una respuesta ai de Ia agresividad del yo y de la servidumbre imagina- ria ejercida por la imago (en “Los complejos. famil res"). El sujeto se distingue del yo pues el sentido le da su estatuto. Y, aunque enlazado a las imégenes, es el Tenguaje el que da al sujeto su estatuto, En consecuencia, Lacan retomara su concepci6n de Ja cura analitica en su relaci6n con la ética, en “Mas alld del principio de realidad”. Pero,-para Vergetis, subsiste un punto de fuga: la psicosis. -A, Miller " Recuerda que el esquema L es el rasero del abor- daje de la psicosis tanto en la “CuestiGn preliminar... ” como en el Seminario, D. Vergetis Hay un desfasaje entre el Escrito y el Seminario IIL, El esquema L figura en la “cuestién preliminar, pero como simplificado, a causa de la disyuncién que habrd efectuado Lacan en el Seminario II, entre el in- consciente y el Otro. Aqui se trata de un sujeto distinto al de Ia dialéctica intersubjetive; en consecuencia, La- can modifica la definicién del Otro. Estas modificaciones del sujeto y de! Otro decidi- ran a Lacan a abordar ciertos aspectos de la psicosis. J-A. Miller La clave de la psicosis es el narcisismo, después de que faya habido fracaso del Edipo. Pero, pregunta:.20 afios después, ,cudl es la clave? Para Lacan, el esquema Les evolutivo. La letra ca- pital A aparece al final del Seminario IT. Su interés por la psicosis modifica y justifica el estatuto de A: en el Otro existe el discurso, y el discurso funciona fuera del sujeto; ésto se demuestra en la psicosis, El problema es saber.cémo un sujeto no estd siem- pre transido por el Ouro. La psicosis, la paranoia, es un estado nativo del sujeto puesto en radical concordancia con el lugar del Otro, En el Seminario IIf, Lacan trata sobre Ja psicosis partiendo de la promocién del Otro y de su enganche en Ja intersubjetividad. Asf pues, no hay separacion entre su elaboraciGn teérica y su interés clinico. ). Vergetis Con el ejemplo “Vengo de la fiambreria” se define el sujeto det sentido a partir de la intencién significati- va del lenguaje. El sujeto sigue apegado todavia a to Imaginario, por la intenci6n, En 1954, la nocién de verdad separa al sujeto del sentido. En consccuencia, cuando el mensaj Otro, el sujeto sufre una nueva divisién. ‘Cuando el mensaje no es mediatizado por el Otro, el sujeto recibe su propio mensaje y hay entonces ex- clusi6n del Ovo (Seminario TI, pag. 64). ~~ vuelve del JA. Miller Recuerda que esta exclusién del Otro pasard a ser Ja forclusion del Nombre del Padre. La exclusién del Otro es ina funcién de comunicacién que subyace al esquema L. ‘Lacan deniega al Otro la funcidn de clave de béve- da, danque el psicético hable, hasta no haber hecho la distincién Iégica entre él Otro del lenguaje y ef Otro, de fa fey (al final de “Cuesti6n pretiminar... "). = "fir este punto Lacan se contesta: no hay Otro del Otro: Hay Otro de Ia ley, que’es el Otro del Otro del Téiguaje. Luego, eri este punto de purificacién, se refu- tard a sf mismo'con este axioma: no hay Otro del Oro. Para el psic6tico esté excluido el significante del Ouro del Otro, es decir, el Otro del lenguaje como Otro “de la ley. . EI X implica que haya sido modificada la defini- ign de la psicosis. ELA del A es una formula que lo cambia todo en serie, ELA del lenguaje es llamado A previo en “Subver- sin del sujeto..." ° En el Seminario III, el sujeto est4 reducido a las, sombras de unos otros hechos a la ligera. ‘La nueva nocién clave para Ia psicosis es entonces ‘un punto de estructura: es el Otro como Nombre det Padre, como pumto de almohidillado. D. Vergettis Se pregunta cul es Ia estructura delirante de “Ven- g0 de la fiambreria”. El Otro esté excluido. No hay verdad hima. La respuesta es la alocucién ae La semana préxima: —"'La cuestién preliminar..." Capitulo 4 del Seminario II (“Marrana” ) —Su paralelo con “Los complejos familiares” ‘Version de Yasmine Grasser Exposicién de Dimitris Vergetis El caso clinico comentado por Lacan es un delirio“a deux”. La pareja apresada en este delirio se compone de una hija y sumadre. Lacan aniculatascaracteriticas enomenolégicas de estaparejasobree! fondo de larelaciOn queamtas mujeres Jrantienen principalmente con su vecina —muy implicada en el deseo de que es vietima Ta enferma, dice Lacan— y secundariamente con su amante. EL peculiar acento de esta rela in esti dado por un sentimiento de intrusi6n que anima y orienta las reacciones de la pareja madre-hia, confontada con Iasirrupciones de a vecina, En suma, Lacan pone derelievec sentimientoge intrasién, Pinimizael alcance de otros aspectos fenomenolégicos del caso, por ejemplo la erotomanta, yrecusa la pertinencia deuna Serie de conceptos proyecciGn, defensa, homosexualidad. Sin descartar por completo su aplicacién, constala que no son jnfédiictible se estrella igualmenté la explicacién por lainjuria, ‘A fin de explicar el mencionado hecho de que la palabra tos para explicar el nfcleo mismo del caso, a, saber, que la palabra “marrana’” fue ofda en lo real. Conta este pento ‘comomodode defensa instalado en ur cifcuito de proyeccién. fue ofda en lo real, Lacan evoca dos érdenes de diferencias, Ja del pequefio otra con el gran Otro y Ja de la palabra y el lenguaje. gran Ouo es aprehendido a partir del reconacimiento como virtualidad abierta por ta palabra y come prossso reciprouo. El reconocimiento es reefproco por lo mismo que la palabra, en sus formas electvas,refiere siempre e sujcto rerOtrasujeto, del uerecibe su mensaje en forma invertida. Sibien aenfermarecibe su propia palabra de otro no ie recibe invertida, La palabra no es recibida al final de un trayecto que implique al Otro © implique su consagracién, esencial para tr yeconocimiento del sujeto. La conclusién que Lacan extrae es que hay exclusién del gran Ouro y, correlativamente, fhundimiento del sujero.en el yo. Esta exclusién tiene dos consecuencias: eae modo de comunicacién del sujeto no puede ser el de la palabra verdadera sino el de la alusién. =f produce una suerte de retorno ala topica del espe, reactivndose Ia fantasmagoria de fragmentacion, Mientras que, en el Seminario, Lacan pone de relieve, con respecto a la interlocucién delirante, la inversién temporal enue laalocucény la respuesta, al retomarel caso enos Escritos moviliza olroaparaio lingi(sticainspirado en Jakobson.. Cae cma “"marrana” como respuestaen loreal que viene a complear el mensaje "vengo de la flambreria® poniendo fin ala indeterminacién del Yo (Je). 21 de mayo de 1987 Exposicién de Jacques-Alain Miller Esta proposicién preliminar: “en la psicosis hay ex- clusiéa del Otro”, es la forma aproximada de la forclu- sién. Se desprende de “Los complejos familiares”: 1, Si en la psicosis la relacién con la realidad es nar- cisistica, se plantea el problema de la entrada en una re- alidad desnarcisizada, objetiva, comtin, cientifica inclu- sive. Lacan hace funcionar la sublimacién como efecto del paso por el Edipo, momento en que se consuma la emergencia de un objeto no narcisistico, en el resplan- dor del asombro. 2, Si el narcisismo se traduce en la forma de un ob- Jeto que pasa de una realidad a un imaginario cada vez ‘més importante, y que va del delirio de reivindicacién a la parafrenia (cuadro del 30 de abril) el objeto edtpico marca una ruptura con el del narcisismo. La crisis edipi- a permite la emergencia de un objeto que ya no es es- Pejo del sujeto, que es diferente del yo, y que ya no tie- ne la misma funcién, El resultado del Edipo es que ahora hay no s6lo un yo correlative a un objeto, sino un sujeto. El padre es este objeto particular, no correlative al yo; él hace posibles para el sujeto el principio de la sublimacién y el mundo de a realidad. En este pasaje estén obrando una doctrina y un corte epistemolégico relativos al fundamento del sujeto del saber. A partir de esta ruptura con el narcisismo, de la que emerge una realidad despojada de esa investidura, se torna manipulable la extensién partes extra partes de Descartes. Desde.el momento en que Lacan tiene esta orienta- si6n, 1a de que la relacién simbélica viene a encuadrar a lo imaginario dandole sus cimientos, no puede sino sa- ‘car la conclusi Jo que prevalece es la rela- cién imaginaria, entonces ha habido exctusién de Ia re- lacién simbética, 2Cémo interviene el lenguaje? Si bien la exclusion es una proposicién necesaria, Pronto resultard inadecuada, y traer como consecuencia otras diferenciaciones y elaboraciones, en particular el Ouro del lenguaje y el Otro de la ley. Si bien la invencién, la construccién teérica no es: ‘én,.no van en Ifnea recta, de todas formas hacen falta Proposiciones, donde el paso siguiente viene a desmentir el paso anteriot para poder decir: no era eso, El progreso de los Escritos sobre el Seminario es el Proceso de un decir sobre el otro que lo hace “no ser ms eso”. Si el esquema L pone de manifiesto la interfe- rencia I- S, el grafo sitiia el encuadramiento de lo Ima- ginario por lo Simbélico, donde ya estén trabajando dos redondeles, De hecho, se tratard de elaborar conjuntamente: Ia 32 realidad narcisistica trae aparejada una exclusién del Otro, pero deja subsistente una relacién con el otro, En el delirio, Lacan enfatiza la relacién “4 deux”: “la paranoia es un delirio del pasillo, del foro y de la fe- ria”, Se aborda la psicosis por la relacién con el pequeiio otro. En el caso Aimée, la relacién con la madre, la her~ ‘mana y los diferentes sustitutos; en el de las hermanas Papin, la relacién con la hermana; en “Los complejos fa- miliares” Lacan produce una escala de clasificacién de £808 otros con los que el psicético tiene que vérsclas (isrealizaci6n cada vez mayor del objeto). Lacan recoge en la fenomenologia lo que atafe a la relacién: —es un caso de delirio “a deux” Ia interlocucién delirante es una relacién narcisistica con la realidad, la aciente esté prisionera de la relacién dual, no dispone de la mediacién del Owro, En los Escritos, la paciente suelta su “marrano”, pe- ro aqui Lacan ya no quiere escuchar una proyecciéi mo en el Seminario. cochino —marrana Esta suposicién de un cochino dirigido al otro y de su retomo por reflexién, esta respuesta del pastor a la Pastora no lo satisface en su propésito de captar la aluc nacién, pues implica un dual simétrico, una equivalencia entre los términos. Cuando uno introduce el lenguaje ya no se conforma con el dual, el lenguaje introduce una asimetria, hace pasar de lo simb6lico a lo real. Aquf esté el punto crucial del examen del caso: este aso de lo simbélico a lo real, a partir del desequilibrio entre “marrana oft, — “Vengo la fiambrerfa” decirse y La cuestién a plantearse es 1a siguiente: 2Cémo es- tructurar la relacién dual, de la madre con la hija? Nada se puede comprender del caso si no se advierte que la enferma responde a una situacién que la rebasa, 2QuE es lo que la rebasa de la situacién? Encontrarse con alguien en el pasillo no es de por sf perturbador: la aciente no esté escuchando injurias todo el tiempo. Es Preciso, pues, que se encuentre ahf presente un término ue exceda a la relacién dual. Es preciso aislar ese tér- mino antinémico a la situacién pero convocado por ella. Ahi no esté la arlesiana, la cantante calva que motiva la palabra; es la vecina del piso, no nombrada, el término a cuyo alrededor la cosa se estructura. En esta situacién el hombre s6lo estd de manera indirecta, la intrusa es la ve- cina, ella es la que convoca la exclusién. Esa vecina im portuna, primordialmente invasora, es el objeto indeci ble; el objeto es esa ausente, Ia vecinita, mientras que su amigo es el un-padre de la situaci6n, Esta situacién ine- basable crea un detirio de vigilancia, ‘dos mujere3, <«——_ intrusién de una vecina invasora proceso de exclusién MARRANA La realidad narcisistica pone el acento en la proyec- cién, la forma del objeto traduce el narcisismo, revancha, cochino-marrana. Si uno esté prisionero de la relaci6n dual, es que hay un término cuya evocacién y cuya in- trusién son inencuadrables. Ese objeto que hace efrac- cién en la intimidad es el objeto del horror que no se puede sino rechazar: el objeto que no tiene nombre, ob- jeto sin-nombre, ahije madre @ —— vecina 2Qué soy? un ser del sujeto faltante en el mar del nombre propio encuentra ahf su nombre de marrana Lo que ahf se aisla es el LUGAR DEL Goce. Esta es la anticipaci6n de Lacan al objeto indecible. A este forzamiento de la intrusién responde, del la- do del sujeto, la expulsién, el rechazo de la cosa bajo las, especies de Ia mala vecina. La intencién de rechazo es, importante para descomponer el enunciado lingufstico. “Marrana” no es simplemente un querer decir, sino un rechazar, la interlocucién delirante ino” “eres un cocl “MARRANA' Por no poder injuriarto, ella recibe la injuria en lo reat En La palabra verdadera “ti eres mi maestro” se inviste al Otro y, de rebote, se recibe su estatuto: la alocucién precede a la respuesta. En la interlocucién delirante, la respuesta de lo real viene primero, y la alocuci6n simbélica después: (Yo, Ia) MARRANA vengo de la fiambreria La asignacién subjetiva es indeterminada, el enun- cciado “vengo de la fiambrerfa” es equfvoco, no se sabe @ dénde apunta ni quign es el yo [Je]*. MARRANA es una alocucién que le esté dirigida, ella esté segura de cso: es la alucinacién, De rebote, la indeterminacién del yo [Je] queda fijada: es ella. La identidad subjetiva queda fijada como un:{ndice-de plus-de-gozar. La injuria es el modo primordial del didlogo, epunta al Otro en su punto ms fntimo. 33 alusi6n (yo 1a) MaRRAWA, respuesta de lo real en la marioneta que tiene frente a sf en la cual resuena su propio mensaje “Vengo de la fiambrerfe": alocucién del yo en tanto que siempre un otro habla por alusién, Resumen El tema final de la sesiGn fue el andlisis lingifstico de 1a interlocucién detirante, Esta se opone a la interlo- cucién de la palabra verdadera. La exclusién del Otro trae aparcjada la indeterminacién de! sujeto en el signi- ficante, 1o que se traduce en la alusién y en la imposibi- lidad de la palabra verdadera, Previamente, D. Vergetis marcé en su exposicién ciortos puntos de referencia. En toro de le proposicién preliminar: “en la psico- sis hay exclusin del Otro” (como forma aproximada de Ia forclusién del Nombre del Padre), J.-A. Miller resitué 1a evolucién de Lacan respecto de “Los complejos fami- Tiares” i, en la psicosis, la relacién con ta realidad es nar- cisistica, se plantea el problema de la entrada en una re- alidad objetiva. Lacan hace funcionar la sublimacién co- mo efecto del paso por el Edipo, momento de emergencia de un objeto, el Padre, como no correlative al yo. Esta ruptura con el narcisismo esté indicando una doctrina y un corte epistemoldgico en 10 referente al fundamento del sujeto del saber. Provisto de esta nueva orientacién, la de que lo simb6lico estructura a lo imagi- nario, Lacan puede postular que, al prevalecer en la psi- cosis la relacién narcisistica, el Otro esté excluide. Esta proposicién mostrard ser insuficiente y exigiré diferenciar entre el Otro del lenguaje y el Otro de la ley. De hecho, se tratard de elaborar conjuntamente que “la realidad narcisista excluye al Otro, pero conserva una relacién con el otro”. Lacan recoge una serie de da- 10s atinentes a la relacién, pero para preguntarse: ;Cémo sc estructura la relacién dual? El desfasaje, claramente seftalado por Vergetis, et tre’el Seminario y los Escrites, proviene de un cambio de registro de Lacan y procederfa de una anticipacién, tedrica a lo real y al objeto indecible. La interferencia, del lenguaje sobre lo imaginario produce real. El punto cerucial del caso es este paso de lo simbélico a lo real, a partir de la asimetria entre: decir: “Vengo de la fiambrerfa” y ofr: “Marrana”, Es un mensaje interrumpido subjetivamente y no gramaticalmente - En los Escritos, Lacan ya no se satisface con la expli- cacién por la proyeccién y busca el punto de exceso que a ala situacién,un,cardeter de irrebasable pata la pacien- tet este punto es la vecina, intrusa que ihita a la exchu- sidn, objeto inencuadrable que es preciso rechazar, objeto sin nombre del que la injuria traduce el Ingar del goce. Volviendo al andlisis de la interlocucién delirante: en la palabra verdadera hay institucién de dos sujetos que se reconocen por mediacién del Otro. La interlocucién delirante apunta a la indetermina- cién del sujeto como punto de goce, por la mediacién injuriante de la marioneta. La paciente habla a partir del otro pequefio a que es cella misma, su reflejo en el espejo; Ia palabra se expresa cen lo real de la marioneta, se indica a sf misma en un més allé de lo que dice. La injuria apunta a lo que hay de objeto en el sujeto. 34 Nota de traduccion + Téngate presente que, en francés, el pronombre personal precede siempre al verbo ("Vengo de la fiambreria” traduce a “Ye ‘viens de cher le charcutie"). En castellano, Ta desinencis verbal re~ presenta sl pronombre y lohace en general ianecesario. [N. del T] Versién de F. Labridy 28 de mayo de 1987 Continuacién del comentario de "Vengo de la fiam- breria” (Seminario III, pags. 59-64 y Escritos, pags. 534-535). Miller Hay dos abordajes de la interlocucién “jMarrana! 1, Sela puede pensar como fenémeno de comuni- cacién (si la paciente oye “jMarrana!”, .qué es Io que formul6 ella? “;Cochino!”), Lo que aqui se entiende co- mo psicético es que la respuesta aparece antes que Ia alocuci6n, Es el esquema de la proyeccién. 2. En suescrito, Lacan, “poco inclinailo a recono- cer en ello la retorsi6n de un “|Cochinol... ” (pg. 534), utiliza el esquema de la forclusién; ya no se trata de lo que va del sujeto al otro sino de pasaje, de transferencia de lo Simb6lico a lo Real (esquema que podemos gene- ralizar al sintoma). Se enfatiza entonces la verdadera estructura de la tuacién, la madre y la hija, donde la funcién determinan- te es la intrusa, la vecina “primordialmente invasora”. El hombre, el amigo de la vecina, es el Un-padre; él evoca ese goce intruso. ‘La “malvada vecina”, reverso de “tu vecin ma) del amor cortés. ‘Hay un esbozo de: Un-pacre, (la Da- El objeto (a) “Marrana”, es la palabra de lo que no tiene nombre, 0 sea S(X), lo que resuena en lo Real de . Vergetis ‘Hace notar que 1a menci6n del matrimonio de la pa- ciente no es idéntica en la pag, 61 del Seminario y en el escrito, donde se trata de la “conviccién” de la paciente acerca de que su marido y su familia politica se propont- an despedazarla (pag. 534). A. Aflalo Pregunta por gué dice Lacan que “iMarrana!” es el “propio mensaje del sujeto” (pég. 62). -A.Miller En el Seminario Lacan esté en aprietos. Conviene ms detenerse en el tltimo pérrafo de la pégina 62, don- de Lecan establece un orden cronolégico de la comuni- ccacién: para poder hacerse reconocer por el Otro, “prim- ro" tiene que ser reconocido el Otro. En el pentltimo parrafo de la pagina 64, sefiala que, cen la posicién la respuesa (“Marana”) esté supuesta 45 presupuesta por la alocucién (“Vengo de la fiambrerfa”).. Hay una inversién correlativa del Otro que responde al otro como alocutatio, Estando el Otro excluido, lo que el, sujeto dice le llega como alocucién real del pequefio otto. H. Schulz-Keil Sefiala el valor de 1a alusi6n como “un decit mal”, como una comunicacién que no tiene lugr pero que qui- 24 no por ello es indecible. P.G. Gueguen En la misma Ifnea, se refiere a un paciente que esté seguro que se le ha dicho algo por alusién, pero es inca- paz de decir qué, I-A. Miller Hay que distinguir “jMarrana!”, que no es alusivo, de Jo que sf es alusivo: “Vengo de la fiambreria”, La alusién como tal no es patol6gica; la frase “Ti eres mi mujer” es alusiva, designa indirectamente el estatuto del sujeto. Se trata del cardcter fundamentalmente alusivo de toda cadena significante, que s6lo se estabiliza en su es- tatuto referencial cuando el sujeto sabe cudl es el objeto investido. De lo que se trata es de poder aislar el térmi- no investido. ;Dénde esté el objeto de la frase? Para “Vengo de la fiambrerfa”, es “jMarranal”: la verdadera referencia esta separada del resto de la frase, ésta es alu- siva porque no se sabe a quién apunta, hay equivoco. Sefiala un punto no inmediatamente claro de la pé- gina 535 (Escritos): lo equivoco y lo alusivo se rednen en el Yo (Je). {Por qué distingue Lacan al sujeto hablan- te del sujeto de la frase? Para los lingtlistas, el Yo (Je) designa a todo svjeto hablante que lo formule, no es equivoco, G. Vereecken EI “Yo” [je] es equivoco en el estilo indirecto. R, Fajersztajn Sefiala que esto se puede comparar con las frases in- terrumpidas de Schreber. A. Aflalo Hace una observaci6n sobre el “ti”, que designa ala tercera persona, Véase el final del Seminario III. J-A. Miller "Yo" [Je] es una palabra inequfvoca por excelencia, pero aquf estamos en la interlocucién delirante. En esta frase ya presente, gde qué modo van a distinguirse las voces, lo uge le viene del otro y Io que la paciente se di- ce? Ese es el asunto. “Vengo de la fiambrer‘a” permanece en suspenso has- ta el momento de llegar a “iMarrana!”: aquf es donde se efectiia la intencién de rechazo, “marrana” es atribuida al otro (que aqut tiene furicién de.un-padre), La-frase-perma~ ~ rece, pues, en suspenso, permanece a nivel del cédigo y .5lo se vuelve mensaje al precio de la forclusién de /Marrana!”. Solo entonces el sujeto dice:**Yo dije ésto.” Esto nos corduce a un tiempo cero de la cadena sig- nificante (sin mensaje), donde un “Yo” (Je] circula que no es asumido por el sujeto sino después de rechazar Punto capital que muestra a ta cadena significante no tomade atin en la significacién. Se trata de un estado pre- disoursivo del significante: antes de ser tomado en la atri- bucién sujetiva de las voces, el significante ya estaba ah. Y. Gaumont Plantea una cuestién retomando una observacién precedente sobre el valor de alucinacién del “Vengo... ". JA. Miller Lacan hace hincapié en la injuria y en lo que pudo hacer decir a la paciente lo que ella se habfa dicho. In- tenta pensar la correlacién entre las dos Frases. ;Por qué se ha rechazado una parte del sintagma? “jMarrana!” es el objeto de una intencién de recha- 20 y, correlativamente, la paciente puede atribuirse el resto de la frase. Las frases interrumpidas de Schreber se detienen en los shifters (cf. Ecrits, pag. 540), pero aqui el shifter viene del Otro, ilega el sujeto del exterior. Esto pone en juego el S y el (a). +++ +4 4+ ++ 110 $ a C. Soler A propésito del pasaje de la pagina 535: certidumbre tocé a su fin ( ... ) con la opos palabra “marrana” ( ... )" 10 Mamativo es que los dos fragmentos de frase permanecen en suspenso para la pa- ciente en cuanto a su significacién, No mueven a inte- rrogacién como sucederfa en la neurosis G, Clastres El rechazo de “marrana” a lo real, :permite hablar de un sujeto barrado 0 de un sujeto no barrado? I-A. Miller Hagamos un poco de clfnica-ficcién. El ejemplo es excelente porque permite aprehender la forclusidn a ni- vel de un segmento, zY si fuera represién? Actuando la funcidn del sintoma Esobre “jMarrena!", podria dar otras formas de transferencia a lo real. En la histeria, por ejemplo: “;Todos los hombres son unos cachinos!” En la neurosis obsesiv: ‘na, uno termina por serlo”. El conjunto de la frase estarfa reprimido y habrfa in- certidumbre en cuanto al “Yo” [Je]. ‘Una mujer es una marra- Estos dos fragmentos de frase, “Vengo de Ia fiam- brerfa” y "Marrana”, constitiyen un modo patente de di- visién del sujeto, G. Clastres Hace notar que se trata de dos registros diferentes (ou) H, Schultz-Keil “Marana” es una injuria corriente én alemén. Y. Gaumont Recuerda, a propésito de una exposicién reciente, un grabado de Rembrandt donde se ve una marrana ten- dida y durmiendo (...). JA. Miller En Schreber la frase hubiera sido “Vengo de F. Schreiber En las injurias que Aimée dirige a las otras muje~ res aparece “hocico de marrana”, Aqui no hay incerti- dumbre. A. Enciso Hace notar que “marrane” [true] tiene una col cién neolégica (...). JA. Miller La paciente oye un “Ti eres ésto”; alcanza el Ifmite extético de su ser. En este sentido la alucinacién realiza un atravesamicnto del fantasma “ser despedazada por su familia politica”. P. G. Gueguen En relaci6n con la dificultad de atribucién subjetiva, evoca la intromisién de los sujetos. C. Soler Pregunta de dénde saca Lacan las palabras que cita como jaculaciones del amor: . “Bombén” y “Ratoncito” ("Chace y Rat’ ) (pig. 535). JA. Miller Esto hace referencia a lo indecible del Otro. Hay un esfuerzo de Lacan, al igual que en el Seminario If, por hallar una palabra que designa al objeto (a). Aqui dice falto de significante”, es decir, S(A). Se trata de lo mis- ‘mo que en L’ étourdit, cuando dice que la injuria es ta primera y ta dltima palabra, M.H. Brousse Formula una pregunta acerca del nivel cero de la ca- dena, JA. Miller Todavfa no hay satisfaccién de la referencia, Para estar representado por el significante es preciso que a ser rechazado. M. H. Brousse No hay efecto de significacién, zentonces? J.-A. Miller Hay: 1? un sentido textual; 2° una “desambiguaci6n” del yo [yo]; 3° el cardcter alusivo subsiste después de ser rechazada la referencia, J.L. Gault (...) J.-A. Miller en “Vengo ..." y metéfora en “jMarra~ Lo importante ahora es resituar este ejemplo en el conjunto de la “CuestiGn preliminar”. Esquema de las cinco partes del texto: TI, Después de Freud El aporte de Freud (una gramética, la introduccién del narcisismo, un armaz6n que posibilita ocuparse de las psicosis: el falo, 1a castraci6n y el padre) fue tergi- versado por los posfreudianos. Necesitamos “referencia met6dica al Edipo” (pag. 546). Il con Freud Es decir, Lacan . Estructuracién de los aportes de Freud: A, esquema L y esquema R. IV. Del lado de Schreber Aplicacién de estos aportes al caso Schreber. Esque- mal. \V.Post-scriptum (parte no desarrollada en el Seminario) a hipétesis de Lacan, el Nombre del Padre, el Un-padre. LHacia Freud No es necesario estar ahf para captar montones de cosas. Hay que partir del fenémeno (lo que es posible cuando se vuelve de Freud). EI punto nodal es la relaci6n del sujeto con el signi- ficante, Descubierto por Lacan en psiquiatrfa, él !o con- duce a Freud. Psiquiatria > Freud Ss ‘Los.cinco puntos de-esta parte I: ‘ 1 panes hist6ricas 21 centradas en el sujeto ay 3. "yMarranal” 4, transicién - la relacién del sujeto con el signifi- cante. 5.el texto de las alucinaciones. 1 y 2: Hay una critica de la perspectiva clésica del sujeto unificante, incapaz de dar cuenta de las relaciones del sujeto con el significante, como lo demuestran el ejemplo de “jMarrana!” y las alucinactones (cf. puntos 3 yd). El significante divide al sujeto; lejos de ser “unifi- ante”, el sujeto es pasién del significante. Otra lectura posible: Lacan contra Lacan, contra el sujeto constituyente del Informe de Roma y de “Varian- tes de la cura tipo” Detrés de la polémica con ta psicologfa hay un cam- bio de perspectiva; el estatuto propio del sujeto es el de lun sujeto constituido (hablado) y no ya constituyente; la cadena significante, con su estructura, preexiste a la ins- cripcién subjet La alucinacién muestra que el perceptum, Yo percibi- do, no se relaciona con el sensorium, con los sentidos, si- no con lo real, y que éste tiene ya su estructura (pag. 537). ‘Resumen 1. Mencién de los dos abordajes del ejemplo de inter- Jocucién delirante “yMarrana!”; 1. Segyin el esquema de la proyeccién, y 2. Segiin el esquema de la forclusién, 10 que permite aisiarla como nombre del objeto indecible. IL. Lo alusivo y lo equivoco. 1, Estatuto alusivo de toda cadena significante, cuyo estatuto referencial s6lo se estabiliza cuando el sujeto sabe cual es el objeto investido. 2. El “yo” [Je], fundamentalmente inequivoco, es equfvoco en la interlocucién delirante: el sujeto de la frase “deja en suspenso la designacién del sujeto ha- blante”. 3. “Vengo de la fiambrerfa”: frase en suspenso, per- manece a nivel del cédigo y no se hace mensaje sino al precio de la forclusién de “/Truie!”, Slo después de re- chazar este punto en el otro puede el sujeto asumir el “yo” (Je] y atribuirse el resto de la frase. Aeeste respecto, distinguimos un tiempo cero de la ca~ dena significante donde circula un “yo” [Je] no asumido (todavia) por el sujeto. La cadena no esté tomada en la co- muntcaciGn. Se trata de un estado prediscursivo del sign ficante que precede a la atribucién subjetiva de las voces. IM Bl ejemplo es resituado en el conjunto de la “Cuestién preliminar”: ef. la pdgina precedente. Yersidn de Sol Aparicio Nota de tradueclén * Bn la versign cattellana de los Escrito, “bombén” y “aton- ito", tradueciéa no literal debido, precisamente, a que el uso de es- {os tenminos en la frate et "jaculatorio". Cabe aadir, de pass, que hhemos traducido *jseularations" por *jaculations” (a diferencia d= la ‘mencionada versiGn castllana) en el afin de respetar la expres de Lacan, quien aqui se aparta del estrico francés. (N. de T.). 4 de junio de. 1987 Lectura del artéculo de los Escritos, “De una cues- én preliminar a todo tratamiento posible de la psico- sis’ Jacques-Alain Miller La primera parte constituye una suerte de fresco epistemol6gico. No es especialmente freudiana, se trata rs bien de una polémica politica. Su estatuto con rela- ci6n al resto, El inconsciente aparece agregado en un se- gundo tiempo del articulo. (Partes IT y Ill: doctrina psi- coanalftica; IV: caso Schreber; post-scriptum: consecuencias a nivel de la I6gica del significante.) Se observa aquf el mismo movimiento de construc: in que el de “Instancia de la letra”. Fundamento te6ri co de este método: el Lenguaje es la condicién del inconsciente, Por lo tanto, primero se puede hacer abs- traccién del inconsciente y trazar la estructura del len- uaje; hablar de Ia estructura como tal sin alusién a la experiencia, Lacan se sittia aqu{ en el rango del fil6sofo 0 del psicélogo. Estos primeros pérrafos destacan un punto episte- ‘molégico clave: en ellos, Lacan opone la fisica a la psi cologia. Mientras que la fisica conocié el corte galileo, Jz psicologéa se muestra en continuidad con los prej cios més viejos de la escoléstica y de Aristteles. En esta parte del articulo, ei sentido del sujeto seré el de ser sujeto del significante: el acento cae sobre la relacién entre el sujeto y el significante. Primera frase del texto: el problema de la psicosis existia antes de Freud. Dos primeros pérrafos: estatuto del sujeto. La natu- raleza de la fisica moderna ya no es la misma que antes. La psicologfa tomista (santo Tomas de Aquino) de la abstracci6n; facultades del sujeto en santo Tomés. Eric Laurent Nocién de Ia facultad perceptiva; esta concepeién prescinde de los efectos subjetivos, J.-A. Miller Psicologia intelectualista; el empirismo (Locke) Joes también. Se la intenta corregir afiadiéndole lo afec- tivo, Hiato entre conocer y sentit/experimentar/percibir. Dominacién del conocer sobre el sentimiento, Teoria abstracta de las facultades del sujeto. Peticiones senti- mentalistas “corrigen” esta abstraccién, Locke: nocién de tabula rasa. Su proyecto es expli- car cOmo es posible tener ideas. Platdn, como excepcién alo que dice Lacan aquf, da cuenta del conocimiento sin abstraceién, por participacién. Platén debia explicar, dadas ciertas ideas, de qué modo participan en la expe- riencia, en una percepcién singular. En cuanto a la psicologia fenomenol6gica, 10 que Lacan dice aquf es en referencia a Merleau-Ponty. Para éste, Ia aportacién de sentido es efectuada por un sujeto activo, y Lacan, en la época del Discurso de Roma,-ha- bla del sujeto de a palabra que, ene acto dela palabra, constituye, crea el estatuto del Otro. En “Cuesti6n preli- mnlivar”, Lacan negard'la funci6it consittisjenté- det saje~ to, Pagina 536: el sujeto unificante va a ser descalifica- do. Lacan se orienta hacia el sujeto dividido. Teorfa de Ia percepcis percipiens __perceptum sujelo significante Referencia a la Fenomenologta de la percepcién (1945), de Merleau-Ponty. La primera parte, titulada “Los prejuicios clésicos", habla de las fecultades del su- : Ia sensacin, la asociacién de ideas, la atencién, el . Husserl efectuaba “un retorno” a las cosas mis- mas”; Merleau-Ponty efectia un “retorno a los fendme- nos, (Lacan retorna, tinicamente, a Freud! Intelectualismo y empirismo: los mismos prejuicios, el mismo concepto de sensacién. Son dos caras del mis- ‘mo prejuicio. La tesis de Lacan es que la estructura de la palabra ya estd presente en el perceptum. El pedazo de cera que M. ‘Merleau-Ponty toma de Descartes: Merleau-Ponty vuelve a los fendmenos, color, olor, etc.; para la percepcién, cuando las percepciones desaparecen, ya no hay cera. Merleau-Ponty pone el acento en la comunicacién entre los diferentes compartimentos de percepcién de percep- ign: el color anuncia el ruido que harfa la cera al ser gol- peada, etc. La percepcién es predicativa; pero el mundo de los fenémenos puros es antepredicativo. Segiin Merle- au-Ponty, el nivel de los predicedos (de su atribucién) im- plica ya una forma de estructura significante, mientras que el sentir puro se dirige més bien a la verdad. E! juicio esté ligado con la préctica, no con la verdad, Lacan, por e! contrario, reintroduciré el significante en el fendmeno. Mis adelante, en otro pasaje del libro, Merleau-Ponty se refiere a la dimensién constitutiva: en lo profundo de la naturaleza hay un sentido, una conciencia no tética que no postula cosas, que no posee nada... Para Merleau-Ponty, e5- tos fenémenos (y por lo tanto la verdad) son incomprensi- bles para el pensamiento objetivo (cf. pag. 61). Encontramos en Les temps modernes (1961), um tex- to de Lacan’sobre Merleau-Ponty en el que se refiere a “De una cuestién preliminar...". Aqu{ demuestra que el significante ya esta en la percepcién, el significante es previo en toda constitucién del sujeto. Merleau-Ponty da el ejemplo de un disco negro ha- ado en la oscuridad, pero débilmente iluminado. Cuan- do se introduce un cuadrado blanco, se introduce efecti- vamente un elemento diferencial que tome el cardcter del significante. El cuadrado blanco pasa a ser el Sp que hace advenir al disco negro como Sy. En este nivel, el inconsciente esté casi constituido. En un primer tiempo: el sujeto es como el disco ne- ‘gro, que estd disuelto en la luz. ‘En un segundo tiempo: se reprime lo percibido, el sujeto queda petrificado por el significante. Lo percibido se hace normal/fijo a condicién de que haya abstracci6n; hay rechazo del Otro encamado en una opacidad de luz. La entrada en’escena de un significante distinguido (como la discusién de la forma y el fondo en el Semine- rio XT) conduce a un rechazo del Otro y a una represién del sujeto. El cuadrado blanco se sitfa en oposicién, introduc- clén del significante en el campo de la percepcién. La sustracci6n de un elemento significante de la percepcién lleva al pénico. Resumen Lectura de “De una cuestién preliminar.. La primera parte, al igual que la primera parte de “La instancia de Ja letra en el inconsciente”, se inicia con una dimensién que no es estrictamente psicoanaliti- cay donde Lacan trata de la estructura como tal, sin re- currir tanto a la experiencia. Comienza por una especie de fresco epistemol6gico donde constata que, a diferencia de la ffsica, 1a psicolo- gfa todavia no ha pasado por un corte epistemolégico; sigue estando en continuidad con los prejuicios escolés- ticos e incluso aristotélicos. Lacan se propone situar al sujeto en su relacién con 1 significante; el sentido del sujeto serd ser el sujeto del significante y no el sujeto de la percepcién. Su elaboracién epistemolégica denuncia a la psico- logfa intelectualista, caracterizada por teorfas abstractas de las facultades del sujeto y en la que aparece un hiato insostayable entre el sentir y el conocer. J.-A. Miller ha- ce nolar que, a semejanza de Merleau-Ponty, las psico- logias empiristas (como la de Locke) se sirven del mii mo concepto de sensacién, y que entre los empiristas el conocimiento priva siempre sobre el sentimiento, sobre clafecto. Lacan pasa luego a Ia critica de 1a fenomenologt especialmente de a elaboracién por Merleau-Ponty en 29 su libro Fenomenolog(a de la percepcién. Para Merleau- Ponty, se da con el sujeto partiendo de los fenémenos, y puede uno plantearse la perspectiva de un sujeto unifi- cante; el Lacan del Discurso de Roma habla de una suj to constituyente de la palabra, de un sujeto que se cons- tituye en el acto de la palabra. Pero, en este texto, Lacan rechaza este punto de vista, orienténdose hacia su con- cepto del sujeto dividido, “Mientras que Merleau-Ponty pretende establecer un nivel de percepcién situado mas acé de lo simbélico, Lacan mostraré de qué modo la percepeiéa —a nivel de os fendmenos a los que alude Merleau-Ponty— esté ya estructurado por el significante, (El sujeto habré de ser ‘buscado entonces no como efecto de las percepciones, como una decantacién de un individuo a partir de un conjunto de sensaciones, sino més a bien a ras del sig- nificante.) Miller hace referencia al texto de Lacan sobre Mer- leau-Ponty publicado en “Les temps modernes”, 1961, donde examina los ejemplos del pedazo de cera de Descartes y del disco negro iluminado en una habita~ cin a oscuras; el disco gira en redondo hasta que se troduce un cuadrado blanco de papel. Para Lacan, el cuadrado blanco introduce la diferencia, un elemento diferencial que determina al disco como polo de una oposicién binaria, de un par de significantes Sy, S2 (como en el ejemplo sobre la forma y el fondo del Se- minario XI). Este ejemplo tomado de la fenomenologia de la percepcién sirve a Lacan de trampolfn para situar al sujeto. En un primer tiempo, se diré que el sujeto esté, al igual que el disco negro, disuelto en la luz; en un segun- do tiempo, en el momento de yuxtaponerse el cuadrado blanco, el sujeto queda reprimido. Antes de que advenga el significante, el sujeto no esta; después, no esté sino en tanto reprimido: se lo identifica a nivel de lo percibido reprimido. La introduccién del cuadrado blanco da lu- gar, al mismo tiempo, a un rechazo del Otro. . 1 de junio de 1987. . Jacques-Alain Miller Reanuda el examen del debate acerca de la aluct- nacién, que opone discretamente a Lacan con Merleau- Ponty. Para establecer las lineas de fuerza de este debate y las cuestiones en juego, trae a colacién el homenaje ren- dido por Lacan a Merleau-Ponty, donde quedan al descu- blerto el sentido y Ia intencidn critica de ciertas tesis so- bre la alucinacién expuestas en la “Cuestién preliminar”, Los desarrollos efectuados por J.-A. Miller pueden ser divididos en cuatro partes. En la primera, Miller introduce la cuestién de la al cinacién, resaltando la audacia tedrica de Lacan, quien sella la originalidad de su abordaje de las alucinaciones mediante un reproche generalizado, dirigido a cuanta posiciGn se haya expuesto sobre el tema, Meter en la misma bolsa todas estas posiciones, a pesar de su disparidad, y recusar su pertinencia, consti- tuye un movimiento de demostracién que no carece de afinidades con la operaci6n cartesiana, la cual funda el cogito en la evacuacién de todos los saberes sedimenta- dos. Lacan reitera en este caso una operacién de barrido, una operacién de limpieza cuyo modelo es el estadio del espejo. Lacan recuerda que el axioma fundamental de todo enfoque de la alucinacién se resume en la formula si- guiente: “una alucinacién es un perciptens sin objeto”. Asf pues, el sujeto de la percepcién es Hamado a dar ra- 26n de este perceptum desprovisto de objetividad, ast como de su adhesién a su existencia, carente de todo fundamento sensorial. En la estructura normal de la percepcién, el percep- sum y el percipiens, términos de origen escolistico, de- penden de una referencia a la realidad. Se entiende que el percipiens, cuando su percepcién se ajusta a un per- ceptum Ileno de realidad, permanece a nivel de la objeti- vidad, A su vez, cuando la realidad no esta implicada en el perceptum, la aparici6n de éste, calificada de alucina- toria, es imputada al percipiens. Lacan invierte la perspectiva y reconoce al perceptum un alcance causal, cuyos efectos de divisién Fecaen no sobre un percipiens sino sobre un sujeto. En suma, se pueden articular tres modelos que ilus- tran las distinciones que acabamos de establecer: J. Percepcién normal 5 < —> Realidad Percipiens Perceptum M.- Percepcién alucinatoria [ j——— Perceptum Percipiens alucinatorio 40 II. Modelo “lacaniano” C] (Esquemas propuestos por J.-A. Miller) ——/\ Suit En la segunda parte, J.-A, Miller sitéa la posiciéa fenomenolégica de Merleau-Ponty mediante el comenta- rio del capitulo “La cosa y el mundo natural” El punto de partida de Merleau-Ponty es la critica a aquellas teorfas que en la captaci6n de la percepcién omiten un tiempo, el de su emergencia originaria en el fenémeno, para subordinar su estatuto a la potencia for- mativa del juicio. Merleau-Ponty, por su parte, se ofien- ta a delimitar la percepcién ajustindose al nivel radical en que el horizonte de la objetividad no esté ain temati- zada por una conciencia, y donde la individualidad del objeto come cosa no se ha disuello todavia en un con- Junto de determinaciones de orden predicativo. El problema que insiste en este capitulo es el de saber cémo se constituye Ia unidad de esa cosa, mas acd de su reconstruccién por una conciencia tética y por un saber cientifico que se apoderarfan de ella a ni- vel del juicio. EI problema se plantea debido a que las contingen- cias de la experiencia no quitan a la cosa su estilo per- Ceptivo, estabilizado en torno @ una constante. El aspect contingente de la experiencia esté esen- cialmente ligado a la nocién de incompletud, donde toda captacién actual del objeto, por depender de un punto de vista localizado, esté sentenciada, Opuestamente a la captacién abstracta y global de las idealidades mateméticas, la inclusién del punto de vista en toda percepcién del objeto descompleta su for- ma. Esta se encarna fundamentalmente en siluetas par- ciales, las Abschattungen de Husserl, sucesivamente da- das en un flujo temporal y obedeciendo a puntos de vista localizados. Esta problematica se resume en la siguiente frase de Merleau-Ponty: “La percepcién del mundo no es més que una dilatacién de mi campo de presencia". Asi, tras la doble recusacién de la conciencia como actividad del pensamiento y del objeto como “en si” im- penetrable, Merleau-Ponty intenta circunscribir la ui dad antepredicativa del objeto partiendo de la adhesién equivoca del sujeto al espectaculo del fenémeno. El operador de esta adhesin es el cuerpo, que abre un campo de presencia en el mundo. Se advierten aquf las razones de su critica a Kant, quien condena al sujeto a pensar su percepcién y su ver~ dad, puesto que las vistas perspectivas sobre el objeto estarfan coordinadas con el sistema objetivo del mundo y no subordinadas a un campo de presencia, ‘Trata Miller seguidamente 1a cuestiGn de la constan- cia a nivel del color, integrado en la estructura ilumina- cién-objeto iluminado, Aborda después Ia tercera parte, dedicada a la reevaluacién de la experiencia de Gelb descripta por ‘Merleau-Ponty, segiin la lectura que hizo de ella La- can. No incluimos aqué la descripcién de la experiencia citada. Sefiala Miller que Lacan, al proponer su rearticula- cin, resalt6 el hecho de que, lejos de ofrecemos el pa- radigma de una captacién perceptiva, unificante del ob- jeto en un nivel primordial interpredicativo, esta ‘experiencia se presenta escindida en dos tiempos. ‘Miller destaca en el propio texto de Merleau-Ponty el esbozo de un movimiento incumplido hacia una tal lectura de la experiencia en cuestién. En efecto, acaba aislando una I6gica de la iluminacién “que bien puede —dice— explicitarse en proposiciones disyuntivas”. Este “o bien, o bien” traduce la relaci6n de incom- patibilidad y exclusién recfproca en que quedan apresa- das la visién del cono blancuzco solidificado en 1a inde~ terminacién del espectaculo, y la visién del papel iluminado en el campo reorganizado, En la cuarta parte, y a la luz de los resultados de la aque precede se intenta restituir Ia ordenacién de la lectu- ra efectuada por Lacan, “Miller subraya que ella afsla dos tiempos en el fené- meno, siendo el segundo més complejo ¢ incluyendo os dimensiones. El primero es aquél en que el Otro inviste al sujeto “con su consistencia lechosa”. El segundo se inicia con 1a introduccién del papel blanco, que establece en el campo del fenémeno una at- ticulacién que podemos escribir: Sy — S2. El sujeto como tal se constituye como reprimido, pero, a rafz de su represi6n, puede erigitse como sujeto ‘que percibe, como perciplens afirmado en un percep- tum unfvoco. 41 EI primer tiempo puede ser calificado de alucina- cién experimental. El perceptum emerge sélo en el se- ‘gundo tiempo, cuando el sujeto como percipiens se ins- tala en el lugar que le prepara la represién: Percipiens. g Por iltimo, J.- A. Miller sefiala que el Otro, encar- nado en una opacidad de luz, se presenta como una figu- raci6n de la Cosa; y justifica la homologacién de la ilu- minacién con el Otro, evocando lo que el propio Merleau-Ponty afirma al respecto cuando declara que la iluminacién, a semejanza del sefior de una casa, sabe y ve el objeto. Esquema recapitulativo propuesto por J.-A. Miller. 12 tiempo: — SA | Sreprimido emergencia del perceptun Percipiens que se afirma en un perceplum univoco. Als TaCosa [5 Sp @) Yersién de Dimitris Vergetis 25 de junio de 1987 Angel Enciso Bergé Introduce ta discusién de las paginas $32 y 533 del texto “De una cuestién preliminar a todo tratamiento posible de ta psicosis”. Estas pAginas constituyen una manera nueva de abordar la cuestién de los objetos, y particularmente del objeto voz, en el mismo momento en que la cadena sig- nificante alcanza méxima importancia para la cuestién del sujeto. ‘Ya en 1950 Lacan hace publica su posicién con res- pecto a Jakobson, recordando el uso del fonema, punto esencial para comprender el texto si se quieren evitar los pasos en falso. ‘Tenemos aquf un doble trayecto: 1. Hacia el perceptum partiendo del sensorium, con una sintesis del percipiens, trayecto que contrasta 2. Del percipiens hacia el perceptum (algo aparece en el lugar del sensorium). Lo que en el campo auditivo pone al sensorium en entredicho no es tanto el que nos sea imposible escuchar el sentido y el sonido simulténeamente. Hay aqui sin du- da una divisién, pero en lo que se refiere a nuestra préc- tica, las respuestas dadas hasta ahora no se sostienen. Lacan rompe con esta tradici6n filoséfica, a la que pone en entredicho. ‘Tomemos el ejemplo de ta phoné de Arist6tetes. La phoné es simbolo de las pasiones del alma. Esta defini- cin del alma admite cierta sfntesis subjetiva y es casi una alusién a la Escuela. La concepcién asistotélica pro- dujo una sintesis ideal que permite plantear la cuestiOn de la modulacién sonora, que puede formar parte, no obstante, del sentido, Después se descubriré la impor- tancia de Ja voz en el tratamiento de los afectos, entra- fiando una sintesis de la voz sobre la base de una subje- tivacién propia del objeto. La subjetividad esta involucrada en la mira del perceptum. J. Lacan reconoce aguf diferentes formas de sudjetividad, es decir, un as- pecto desintegrado de la subjetividad en el sensorium. Los esquemas de déficit y compensacién llegaron a suministrar medios de anélisis para los pacientes afecta- dos por alucinaciones. Tomemos esta sfntesis subjetiva y tratemos de con- trastarla con un punto que no deberia serle extraiio, al contrario; nos referimos al punto en que la palabra le es- U4 mas dirigida que nunca (al sujeto), esto es, a su pleno sentido de palabra. Esta palabra de pleno sentido se da cuando ¢! Otro se dirige direciamente a él diciéndole: “ti” , Momento crucial. Se producen entonces comprobados efectos de suje- cién por pane de este sujeto frente a ese Otro que se di- ea él: obediencia, puesta en guardia, sugestiOn, En cierto modo, este sujeto queda desubjetivado, en compa- a2 racién con Ia sfatesis subjetiva que constitute frente a ese Otro-que-le habla, La tinica manera.de mantenerse . en este lugar supone que el sujeto suponga que aquél que se dirige a él no es més que un portavoz de un dis- curso que no es de él: el sujeto debe introducir, pues, un elemento, del mismo modo que en la experiencia del co- no de luz blancuzca hay, que agregar un elemento, el cuadrado blanco, para deshacer la luz blancuzca que te- nia al sujeto cautivo, y reencontrar al significante en ejercicio. La interposicién del lugar del portavoz es semejante ala del cuadrado blanco. En la misma forma, los efectos mencionados (escucha, sugestién, obediencia) pueden reflejar los efectos de atraccién del sujeto, de pregnan- cia del sujeto en la sombra del cono luminoso. El sujeto se defiende, pero esto es lo que evoca cuando concede cierto lugar preciso a quien se dirige a 41 como portavoz. Logra introducir asf cierta diferencia, cierta distancia, El portavoz tiene algo que ver con la voz, esa voz que se dirije a él con efectos diferentes: sugestién, obe- diencia, etc. Al intentar poner al portavoz a distancia, lo que se desprende es, en la vo2, la parte fisica que toma el signi- ficante, Desde el punto de vista del objeto voz, se puede considerar que lo que el portavoz representa —ese dis- ccurso en el campo de la phoné— ocupa un lugar particu- lar que es ocultado por los otros efectos. Sin embargo, esta puesta a distancia deja ver que la manera de prote- gerse de la voz es hacer que la palabra quede en concor- daiicia con el portavoz, para que, en Ia diferencia signi- ficante captada por el fonema en su discurso, algo de la phoné pueda extinguirse, situarse de otra manera. Queda evocada asi la divisién del sujeto, y con ello, algo de la voz resulta suficientemente apresado en la di- ferencia entre los significantes para que pueda yo apar- tar, frente al portavoz, todos los otros efectos de la voz {que dificultaban al comienzo de relaci6n. Este aspecto discriminativo del significante me per- smitirfa interpretar: + Pagina 533: “Pero mas notable atin es la relacién del sujeto con su propia palabra, donde lo importante es- té mas bien enmascarado por el hecho puramente aciisti- co de que no podria hablar sin ofrse.” Hay aquf una suerte de espejismo: cuando uno se oye, cree que la vor. le pertenece; coma si el hecho de ofmos a nosotros mis- mos nos garantizara que, cuando eso hablaba, hablaba en la voz. + Pdgina 533: “Que no pueda ottse sin dividirse es ‘cosa que tampoco tiene nada de privilegiado en los com- portamientos de la conciencia,” Efectivamente, escucher no es algo exclusivo del sensorium. + Pagina 533: “Los clinicos han dado un paso mejor al descubrir la alucinacién motriz verbal por deteccién de movimientos fonatorios esbozados.” Es decir que, al inismo tiempo que haba alucinacién verbal, 12 persona esbozaba movimientos fonatorios. ,Podemos decirnos, que se trata del intento de dar voz cuando, por el signifi- cante, 12 vor le es rehusada al sujeto? De aquf Lacan puede deducir: + Pagina 533, rente en Ia produccién de una cadena significante: ésta se impone por sf misma al sujeto en su dimensién de voz" Quiere decir que la que se oye es la cara f6nica del significante; la phoné apresada por el significante depende de la cadena significante misma, y no del of- do; asf, en el puro significante, la cara fénica puede ponerse. + Pagina 533: “2° toma como tal una realidad pro- porcional al tiempo, perfectamente observable en la experiencia, que implica su atribucién subjetiva”. Es- te punto, en la cadena significante misma, concierne a la atribucién de la voz tal como el significante la apresa en la phoné; quiere decir que si al sujeto no se le garantiza este lugar, algo de la cara sonora le es re~ husado. + Pégina 533: “3° su estructura propia en cuanto significante es determinante en esta atribucién, que, por regla, es distributiva, es decir con varias voces, y que pone pues, como tal, al percipiens, pretendidamen- te unificante, como equivoco.” Entendemos que el fun- cionamiento de la cara fénica pueda desfallecer en de~ terminado momento (alucinacién verbal), pero gpor qué varias voces? ,Querré decir que en la phoné de ca- da uno le esté dada la posibilidad de tener la propia? En cuanto tal, el percipiens se presenta en la cadena significante como equivoco, porque la cadena es esen~ cial para la atribucién subjetiva; pero esta atribucién subjetiva es relativa en la cadena significante. Esta ca- dena significante no puede ser tomada sino a partir del rechazo del Otro, rechazo producido por la aparicién del significante en su campo. lado que el sensorium es indife- r G. Clastres Este pasaje, al menos su primera parte, no es un de- sarrollo significante del esquema L? Porque en él se sepa~ ran, radicalmente, e! discurso en el lugar del Otro de la re- lacién de palabra entre dos figuras a a’. ¢Cémo comprender Ja alucinacién motriz verbal? {Es un intento del sujeto alu- cinado de dar a la alucinacién un soporte motor? A. Bergé Podemos intentar comprenderlo con el ejemplo de “marrana”, {Qué es lo que se esboza en ese momento? uVengo de la fiambrerfa” 0 “marrana”? Son palabras de tuna cadena que no pertenece al que dice “Yo” [Je]? 10 estamos ante un movimiento inverso donde aquéllo que, en Ja palabra alucinada, es escrito por el significante, in- tenta ser recibido? En este punto seria mAs bien una suerte de esbozo de lo que no consigue decirse (en la alucinacién verbal), G. Clastres EI “movimiento fonatorio esbozado”, {seria la tenta- tiva del sujeto de apropiarse, de atribuirse lo que se im- pone sobre él? 4B A. Aflalo Con respecto a “Ia realidad proporcional al tiempo”, entiende que designa la actitud de escucha de los pa- cientes alucinados (se detienen... ); esta “realidad pro- porcional al tiempo” designarfa el vector de retroaccién de la cadena significante. F. Sauvagnat Respecto de la alucinacién verbal motriz, Séglas de- mostré que los alucinados se hablaban y esto fue lo més importante de ta tesis de Lagache de los aflos '30. Habfa alucinacién... disolucién de 1a personalidad. Lacan indi- cca que es éste un buen camino, pero que no alcanza para dar cuenta de la alucinacién. €. Soler Respecto de la divisién del sujeto cuando se escu- cha, sefiala que en el campo del “observarse a sf mismo” tendrfamos una divisién del mismo tipo. Miller Refiriéndose a Valéry, al estadio del espejo y al Se- minario XI, sefiala que el término “divisiGn”, entera- mente general, es incluso més patente en el campo de la visi6n que en el campo auditivo. F. Sauvagnat Se pregunta si Lacan hace aguf referencia a textos precisos; por ejemplo, tratando del reflejo aciistico, menciona los trabajos efectuados a partir de 1900, en los que se hace ofr a los bebés un ruido desacostumbrado para comprobar si son sordos 0 n0. J.-A. Miller Una experiencia consistente en reenviar al sujeto su propia voz, con un ligero desfasaje (con un casco), per- mite constatar que ésto reproduce alteraciones en la pa- labra (sobre estas experiencias, véase L'oreille, editorial Du Seuil A. Bergé En la coleccién Point, de editorial Du Seuil, consul- tar las experiencias de Tomatis, para ver de qué modo ajustar el sonido con el sentido en una sfatesis imagina- ria, M. Strauss Una experiencia, comunicada a de Clérambault, puede ayudar incluso al diagnéstico, Se trata de hacer un ruidito ritmico durante la entrevista. El sujeto alucinado adopta entonces una actitud de escucha. El ruido puede desencadenar alucinaciones. A. Bergé En estos casos hay.que conseguir cierto acuerdo entre, el ritmo y el significante. Esto no se toca en el texto, Ca- bbe preguntarse qué otra cosa hace el psicético con la phoné, es decir que algo de la phoné puede ser tomado en el campo del neologismo. En el neologismo, las modifica~ cciones verbales pueden estar atestiguando un manejo par- ticular del significante en lo relativo a su faz sonora, C. Soler 1. En Jo que respecta al tiempo periencia, que implica su atribucién subjetivi ejemplo comentado: “Vengo de. una ilustracién, con la incertidumbre que acaba pa- sado un tiempo. 2. pPodrfamos hallar ejemplos precisos de lo que La- can llama (pg, 533) “deletreo alucinatorio no audi tivo”, que probarfan que el sensorium es indiferente para la produccién de la cadena significante? Por- que encontramos alucinaciones auditivas y hasta tdctiles, pero hay deletreo. )bservable en la ex- el A. Miller “Mené, tegel ufarsin”. Esté escrito (Daniel, 5, 25). A. Bergé Podrfamos tomar el ejemplo de una paciente que en- cuentra palabras obscenas dirigidas a ella, en la vidriera de su negocio, Por supuesto, cuando se las va a mirar, ya no estén, C. Soler Habrfa que estar seguros de que no es un tiempo se- gundo de una alucinacién auditiva, A. Affato En el caso de los sordomudos, no es en absoluto un sensorium. S. Cottet Acerca del ejemplo de Séglas. yCémo interpretar los movimientos fonatorios esbozados? {Habria algo més, que la cara f6nica del significante, siendo ya un ejemplo de la voz como objeto, en tanto materializacién afénica y afonética de la voz como objeto? A. Grosrichard En este pasaje hay una progresién de Lacan, o sea, tres etapas: 1. Hablar y oftse. Aguf hay phoné del lado del emi- sor y del lado del receptor 2, Movimientos fonatorios esbozados. Esto parece- tfa neutralizar la phoné del lado del sujeto. De ahf no sa- le ningin ruido que haga deducir que algo es escuchado frente al sujeto. La voz no esté en el sujeto. 3. Alucinacién de los dos lados, sensorium neutrali- zatlo de los dos lados. En resumen: 1, Ruido a la derecha y a la izquierda; 2. Ruido a la derecha; 3, Ruido ni a la derecha nia la izquierda, Sintesis asualcance. E, Solano La observacién de un lactante que ya ha pasado el estadio del espejo, pone dé manifiesto la andadura tem- poral de la atribucién subjetiva. Si acercamos el contes- tador telefnico a su ofdo, observamos.: :Perplejidad ante la voz que sale del contesta- dor. nifio se vuelve hacia la persona que lo leva para ver si el emisor es esta persona. 3:Se vuelva hacia la habitacién buscando al emi- ‘sor. " 4:Comprende que la voz es emitida por el aparato y esboza entonces movimientos fonatorios. ‘5:Esto concluye con la articulacién de ciertos fo- nemas. J.-A. Miller Algunas observaciones sobre el mismo fragmento. 1, El conjunto de esta primera parte del texto esté dirigido @ explicar de una manera nueva la alucinacién verbal. Encontramos la historia de la psicologfa y de la filosoffa, luego una controversia latente con la fenome- nologia y un debate con los prejuicios cldsicos, ya gesta- dos en Arisiéicles, que pasaron a la escoldstica y luego se impregnaron de psicologia moderna; pero todo esto apunta a la alucinacién verbal: ;c6mo tratarla te6rica~ mente? El texto apunta a ella, pues tendré como pivote las alucinaciones de Schreber. 2. Para realizar este tratamiento teérico, Lacan toma la cuestién de la percepcién en toda su amplitud y for- mula el abordaje habitual de la alucinacién como gober- nada por el cuestionamiento del sujeto percibiente a sa- ber: pedirle que dé raz6n de la alucinacién. De ahf el estudio de las deficiencias del sujeto percibiente con vistas a elaborar una docirina de la alucinacién, Es una orientaci6n, pues, hacia el cuestionamiento del sujeto percibiente y de sus eventuales déficits para efectuar tuna sintesis satisfactoria de las informaciones sensoria- les. A ésto, Lacan le opone un abordaje completamente perceptum ~<—— percipiens De af a alucinacién como perceptum sin objeto, sin correlato de realidad. Perceptum << percipiens alucinatorio El psiquiatra puede decirse que se halla en la misma realidad que el paciente, el cual, en un momento dado, oye algo. Vuelve uno entonces hacia el sujeto que tiene el perceptum, quien debe dar razén de lo que oye siendo que nosotros no oimos nada. El enfoque distinto de Lacan consiste en partir de ese perceplum, aunque no tenga objeto. Aunque el suje- to sea el tinico que da testimonio de él, no tenemos que ponerlo en tela de juicio. Se trata, pues, de validar este ‘percepium sin objeto y de reconocerle una objetividad, aunque s6lo sea la del testimonio, En ese momento se habla del perceptum voz y desde ah se recorre el camino inverso. Es decir, no se arranca de un perciplens unifi- ccanté que constituye al perceptum, sino, por el contrario, de un sujeto relativo al perceptum. La conversién tedrica a la que Lacan invita ¢s admi- tir una primariedad del perceptum en la percepcién, de Ia misma manera que admitimos perfectamente la prima- riedad del significante en un sujeto efecto del significan- te. Y asf es: el perceptum, ya se trate de alucinacién ver- bal o de audicién de la palabra, esté fundamentalmente estructurado como un lenguaje. Se trata cabalmente de una conversién te6rica, pues el paso que da Lacan es considerar que Ia.teorfa clésica esté equivocada, y él va a demostrar cémo. Es decir que lo que ponemos en pri- mer plano siempre puede hallar una respuesta a nivel de la teorfa clésica, trabajando sobre el perciplens. Aun con el ejemplo de “marrana”, Lacan tiene el cuidado de pre~ cisar:"Por supuesto todo ésto puede ser considerado co- mo efectos del espejismo en la perspectiva clésica del sujeto unificante”. (Pag. 536). Por lo tanto, el sujeto unificante es un prejuicio, un prejuicio antepuesto a cualquier demostracién, y hay ra zones para elegir otro punto de partida, especialmente cen lo que atate a la alucinacién verbal, 4, Esta primariedad del perceptum estf enteramente in- dicada por Lacan en la pégina 533: “ ..donde el sujeto ‘muestra todas las paradojas de las que es paciente en esa percepeién singular", En efecto, si se parte del perceptum, cl sujeto es fundamentalmente paciente. Es un sujeto no ac- tivo sino que padece los efectos de la estructura del per- ceptum. Esto es lo que Lacan quiere mostrar, que el sujeto sure del perceptum, el cual parece ser un perceptum auditi- ‘vo pero en rigor es perceptum del significante, Hay una progresién que va del acto de ofr, en que el sujeto aparece como activo, a la paciencia de ofr. Lacan sacude progresivamente el estatuto de unidad del percipiens. Lo sacude primero como perciplens orientado a un erceptum, y en este sentido demuestra que el acto de of se diferencia, y que.la posicién del sujeto resulta dis- tinta segiin que este sujeto apunte al sentido o al sonido. Sefiala de este modo que el ejemplo del acto de oft esté indicando una diferenciacién del percipiens segin sea aquéllo a que apunta, Lo sacude después, en una segunda parte, y desde ‘un punto de vista inverso, el del sujeto paciente del per- ceptum lo cual explica que, con toda naturalidad, co- mencemos por: 1®un sujeto que no habla, que escucha al otro que he- bla; es decir, por el punto en que su paciencia es més manifiesta: cuando debe sufrir la palabra del otro, Este es el primer punto; 2%de qué modo sufre su propia palabra al reconocerla como suya; 3%de qué modo sufre su propia palabra sin reconocer- la como suya. Este es el punto al que querfamos llegar. Hay aquf una légica estricta que comienza por el afuera. Estos tres puntos se reunen de hecho como ribricas de una percepeién singular: percepcidn de la palabra y no solamente audicién, Esto puede ser desarrollado en una suerte de fenomenologta de Ia palabra (cf. Merleau- Ponty). ¥ esta fenomenologfa permite ya decir: las alu- cinaciones verbales no son sensoriales. El estudio de la estructura del perceptum nos permi tird precisar esta problemética. 1" En lo que respecta al primer punto, Lacan pone de relieve el efecto de sugestién, que da fe de wna ab- sorcién en la palabra del otro, de una intrusi6n de la pa- labra del otro en la conciencia del sujeto. Hay que some- ter a examen la maniobra por Ia que el sujeto intenta ponerse a distancia de esa captacién, considerando que hay un otro que habla, un “portavoz” de un discurso que no es de é1 0 de una intencién que mantiene en él reser- va” (pég. 533). Puede tratarse de una suspensién, de una desconfianza que impone cierta lejanfa ¢ impide hacer lo que el otro dice. 2 La relacién del sujeto con su propia palabra. En- ‘contraremos los términos sobre el final, cuando todo es- to se precipita: “Pero més notable atin es la relaci6n del sujeto con su propia palabra, donde lo importante esté mds bien en- mascarado por el hecho puramente actistico de que no podria hablar sin ofrse” (pag. 533). Este hecho de que no es posible hablar sin ofrse, La- can lo trae como tapadera, como méscara de lo que im- porta, y esto aparece al fi “Pero no por ello [los clinicos] han articulado dénde reside el punto crucial: es que, dado que el sensorium es indiferente en Ia produccién de una cadena significan- te... "(pag. 533). Se.srata de, up andlisis.de,la autoqudici6n..En rigor, esto nos llevarfa otra vez al sensorium, alas propiedades del sensorium auditivo, Esto de que el sujeto no podria escucharse sin divi dirse es una contribucién a la unided del percipiens, pe- Fo. hay-aqu{ un fenémeno general de autorreflexidn (ver- se, tocarse, pensarse uno mismo = yo me pienso pensando), Hay aguf cierto mimero de paradojas. Este Segundo punto tiene, pues, dos caras, una en la que con- tribuye a destruir los prejuicios de la unidad, y otra que le sirve para ocultar lo importante, 3° “Los elinicos han dado un paso mejor al descu- brir la alucinaci6n motriz verbal por deteccién de movi- mientos fonatorios esbozados”. (Pag. 533). Es la obser- vacién de que, en las alucinaciones. verbales, el sujeto habla sin saberlo, ‘Tenemos, pues, tres modalidades de divisin del sugjeto: —EI sujeto que habla es al mismo tiempo el sujeto que se oye. —EI sujeto que se escucha se divide. —EI sujeto que habla sin saberlo (alucinacién verbal). La ditima modalidad enfatiza la dimensién de alteri- dad de ta palabra, que antes estaba camuflada, Ahora bien, el hecho central es que quien estaba camufiado era el sujeto paciente de la percepcién de la palabra, Lacan acufia este hecho crucial en tres formulas que son los puntos cruciales (tres tiltimos pérrafos de la pa- gina 533). Sélo dejando de ser psicélogo se puede abordar es- te hecho crucial, es decir cuando deja uno de evocar las Pequeiias experimentaciones, o sea cierto savoir faire, y de poner en primer plano los comportamientos de 1a conciencia y hasta la observacién de los datos. Enume- rarlos s6lo es posible mirando del lado del sujeto que percibe, esto es, del lado de la estructura del percep- ‘um de la palabra, y hasta decimos, de la estructura de la cadena significante. La psicologta de la palabra es aguf un tiempo hacia atrds, y los tres puntos que Lacan ordena se deducen supuestamente de la estructura de la cadena significante, no sélo auditiva sino también de lo que se lee. Lacan deduce tres nociones invariables y que no aluden a ninguna posicién subjetiva, que no conciernen a las actitudes subjetivas. En efecto, toda cadena significante lleva incluidas tees funciones, ine- liminabl 1. La voz 2. EL TEMPO 3. La pistRiBUcION 1, “ésta se impone por s{ misma al sujeto en su di mensién de voz” (pég. 533). El “por si misma” subraya la autonoméa del perceptum. En el campo determinado, el acento recae sobre las propiedades de Ia estructur Aqu{ nos hallamos sin duda por delante de la lingilfsti- a, estamos en la lingdister(a, es decir en otra forma de empleo de la lengua. Esto para que no se confunda la voz con el acento, con la tonalidad. Es una voz que no ene nada que ver con a modulacién sonora, una voz vacfa, puramente ajustada a la cadena significante co- mo tal. Por eso hablé de voz “éfona”, “afonolégica”.No se la debe confundir con ningiin sensorium. Se ee 7 F Legs Hablar de voz fonolégica elimina, cualquier cuestién. de promunciacién, J+A, Miller Podemos decir que la voz fonolégica es éfona. Aqut se enfatiza el caréctet impersonal de la voz. Por ejem- plo, “el cielo es azul” se impone en su dimension de voz. Esto significa que no se la aborda como objeto vor. sino con voz del Otro (ef. grafo del deseo): Vee 2. “toma como tal una realidad proporcional al tiem- Po, perfectamente observable en la experiencia, que im- plica su atribucién subjetiva” (pag. 533). Es impresionan- te la experiencia de Lacan de que estas voces que no son audibles ocupan cierto tiempo para el paciente alucinado, Hevéndolo 2 interrumpirse, con el ofdo aguzado. No es un tiempo psicolégico, es un tiempo. intrinseco, ligado a la propia sucesién de la cadena significante, Precisamente Porque ésta es lineal, y porque sus elementos se presentan con un cardcter sucesivo, hay una funcién tiempo ligada a toda cadena significante. La voz, que es ahi un percep- ‘tum sin objeto, se inscribe en la realidad por el tiempo, Ro por la audicién, puesto que no se la oye. A nosotros, £8 lo tinico que nos la hace asequible. Esto no concierne Gnicamente a ta alucinacin verbal, sino también al acto leer. Se trata de un adiestramiento al que el sujeto puede no tener acceso, leer sin pronunciar, o en silencio, 0 més rapido de lo que hablarta. 3, “Su estructura propia en cuanto significante es determinante en esta atribucién que, por regla, es distri- butiva, es decir con varias voces, y que pone pues, como tal, al percipiens, pretendidamente unificante, como equivoco” (pig. 533). Es bastante singular decir “por re- gla”, decir que para toda cadena significante, “por re- ala”, la atribucién subjetiva esté disiribuida, Esto es al- go dificil de entender, pues puedo pensar que, cuando hablo, yo mismo distribuyo la cadena significante, Aho- ra bien, no sé si este “por regla” estaba tan claro en Ja JingUtstica de ta época, Jakobson lo habja intuido, ;Por gué tendrfa la cadena significante esta atribucién distri- butiva y no unitaria? Continuaremos con este punto la proxima vez. Resumen Angel Enciso Bergé introduce la lectura de las pégi- nnas 532-533 de la “Cuestién preliminar” En este texto Lacan enfoca de un modo nuevo la cuesti6n de los objetos y, en particular, la del objeto voz, En el momento crucial en que el Otro se ditige di- Fectamente al sujeto, éste queda desubjetivado. Para res- tablecerse en el lugar del sujeto, va a suponer al otro portavoz de un discurso que no es de él. Los efectos de la adicién de esta suposicién pueden ser comparados ccon la adicién del cuadrado blanco en la experiencia de Gelb descripta por Merleau-Ponty. Esta puesta a distancia del Otro como portavoz per- mite desiindar, en la voz, la parte fisica tomada por el icante, es decir la diferencia significante captada por el fonema, Desde entonces algo de la voz resulta su- ficientemente tomado entre los significados como para que el sujeto dividido pueda, frente al portavoz, hacer a un lado los otros efectos de la voz (sugestién, etc.). Tras intercambiar los presentes una serie de obser- vaciones, J.-A. Miller pasa a comentar el texto. Las paginas 532-533 apuntan a dar una explicacién nueva de la alucinacién verbal. Para ello, Lacan con: dera el conjunto de ta cuestién de la percepcién y co- mienza por poner en tela de juicio la unidad del sujeto que percibe, del percipiens, por el cual es costumbre abordar la alucinacién verbal, Lacan opone un aborda- Je distinto consistente en pedir razén de ta alucinacién verbal al perceptum mismio, a la estructura Tingifstica del perceptum. En efecto, mientras que la nocién de un sujeto invariable de la percepcién es un prejuicio, la estructura del perceptum en cambio, es un dato, aun cuando el perceptum carezca de objeto, Lacan invita, pues, a arrancar de nuestro nico dato, el testimonio del sujeto. En lo sucesivo hablaremos de un percepium voz y de un sujeto relativo a este perceptum. Lacan invita aquf a una conversién te6rica, la de admitir la primariedad del perceptum, de la percep- cién. Avanza, en su demostracién, desde el acto de ofr, donde el sujeto aparece como activo, hacia la pa- ciencia de ofr, donde es pasivo, y sacude, en cada una de estas dos posiciones, el estatuto de unidad del percipiens. 47 Considerando al sujeto paciente del perceptum, La- ‘can examina, sucesiva y Idgicamente, tres modalidades de divisién del sujeto: 1. Un sujeto que sufre de la palabra del otro. 2.Un sujeto que sufre su propia palabra reconocién- dola como suya. 3. Un sujeto que sufre su propia palabra sin recono- cerla como suys, Si bien la fenomenologfa permite ya establecer que las alucinaciones verbales no son sensoriales, sdlo el es- tudio de la estructura del perceptum permitir& delimitar esta problemética de la percepcién de la palabra. Lacan pone asf en evidencia: 1, el efecto de sugestién en el primer sujeto, quien se defiende de la absorcién en la palabra del otro con la suposicign de un otro del otro, 2. Ia divisién, no especifica del sensorium, evidente cen el segundo sujeto, 3. la dimensi6n de alteridad de la palabra en el ter- ‘cer sujeto, que es el hecho crucial, por cuanto se trata del sujeto paciente de la percepcién de la palabra. Es un hecho crucial acufiado por Lacan en tres f6rmulas que tratan sobre las tres funciones ineliminables de toda ca- dena significante: 1, La voz como vor vacfa, que nada tiene que ver con Ja modulacién sonora; una voz. fona, afonolégica. 2. tiempo, tiempo intrinseco ligado a la lincalidad de la cadena y por el cual la voz, perceptum sin ob- Jeto, se inscribe en la realidad, 3. La distributividad de Ia atribucién, donde tz men- cién “por regla” plantea un problema. Versién de J. J. Bouquier

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