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Literatura Española del Siglo XX

Comentario de un Texto poético


Valores formales

El poeta es el verdadero hacedor del poema, más allá del autor real al que nos remite
el poema. No será, pues, Juan Ramón, quien escriba, sino el poeta. Y pretende
comunicar una sensación, un estado de animo: el mismo que a él le llevó a realizar el
poema.
En un comentario poético se deberán tratar los siguientes puntos:
A.- Estructura externa
B.- Estructura interna
C.- Lenguaje poético
A.- ESTRUCTURA EXTERNA.

Generalmente, el poema se presentará en verso. ( Hay, por supuesto, poemas en


prosa, pero no es el caso en ninguno de los poemarios propuestos, haciendo la salvedad
de Luis Cernuda, donde además es minoritario.) El primer cometido será el análisis
métrico del poema, con la inclusión de un comentario sobre todos los aspectos
métricos: versos, pausas, acentos, rimas y estrofas. Se tendrá en cuenta que algunos
poemas no presentan una métrica tradicional, sino el verso libre, el cual no responde a
ninguno de los aspectos métricos citados. En los poemarios seleccionados es muy
minoritario, pero esta presente. Conviene ir con cautela, pues en algunos autores ( Juan
Ramón Jiménez, Cernuda, Neruda, Vallejo ) nos encontramos con versos libres, con
métrica tradicional y con una mezcla , a veces, de ambos, pues el verso libre es un
elemento característico de la poesía del Siglo XX, y fueron estos autores los que d
dieron ese paso, a veces de forma clara, a veces, como prueba.
En el verso, se indicara el nombre, clasificación y origen. ( Ej: el verso alejandrino es
un verso de arte mayor, compuesto por dos hemistiquios heptasílabos, de origen
medieval. Fue utilizado por el llamado Mester de Clerecía, en el Libro de Alexandre,
obra anónima del siglo XIII , de donde recibió el nombre/) .
Las pausas finales son las que marcan verdaderamente el verso. El elemento más
atractivo, para el comentario, es la presencia de encabalgamientos, motivado por
múltiples causas, según el autor y poema, y no se deben pasar por alto.
No se suele atender a los ritmos acentuales en el poema, aunque sea el elemento
primordial del mismo. Probablemente el tiempo del que se dispone no de lugar a su
estudio. No obstante, si se puede hacer alusión a ello en casos muy marcados.
En la rima se hará constar su tipo ( asonante o consonante) y su esquema, respetando
las convenciones más extendidas: identificar la misma rima con la misma letra,
mayúscula o minúscula según sean los versos de arte mayor o menor; y señalando con
un guión los versos sueltos.. No estaría de más señalar los fonemas que formas la rima
en cada caso, si no son muy abundantes.
Finalmente, se comentará la estrofa. Presenta, en algunos de los autores leídos, una
formulación tradicional: soneto, romance, cuartetos, serventesios, décimas, etc... Pero
en muchas otras, desde el Modernismo, aparecen esquemas métricos novedosos, que no
responden a ningún esquema fijo, sino a la libre creación del poeta. Habrá que ver la
adecuación de la misma al contenido que en ella se expresa.

B.- ESTRUCTURA INTERNA.

En la estructura interna se reflejarán los diversos apartados en que podríamos


dividir el "contenido" del poema. Ello supone adelantar, en parte, el significado del
poema. No habrá más remedio que hacerlo así, pues el "contenido" de un poema
probablemente tiene mucho más que ver con estas cuestiones formales que con las
puramente significativas: en otras palabras: si es literatura lo es por la forma externa que
ha querido darle el poeta y por la organización de sus materiales lingüísticos. Y no
porque su significado sea poético por si mismo.
Hay que tener en cuenta, consecuentemente con lo dicho ahora, que la estructura
interna guarda relación, en muchas ocasiones, con la externa. La división en
determinadas estrofas puede indicar una división significativa. ( Así ocurre
generalmente con el Romancero gitano de Lorca )
Por otro lado, la estructura interna puede hallarse determinada en otras ocasiones por
la utilización de unos recursos expresivos diferentes en cada una de sus partes. Si se
encontraran estos recursos propios del lenguaje poético, facilitaría y anticiparía, de
nuevo, algunos elementos que se desarrollaran en el punto siguiente.
Como se vera, su delimitación es compleja, pues se deben atender a diversos aspectos
que se trataran con amplitud en otros apartados. Por ello se aconsejo antes, y se insiste
ahora, en la conveniencia de hacer un pequeño esquema previo.

C.- LENGUAJE POÉTICO.

El análisis del lenguaje poético es el apartado más arduo de elaborar. Presenta


múltiples rasgos y es difícilmente delimitable, por cuanto los recursos son muy
variables, incluso en diferentes poemas de un mismo libro. Además, conviene ir
aunando estos rasgos con la estructura externa y con sus valores significativos, pues
una enumeración de elementos poéticos sin valor significativo carece de todo
interés. (Ejemplo: "el texto presenta muchas metáforas, repeticiones y aliteraciones". )
Y esa explicación tampoco consiste en definir las figuras ( Ejemplo: "la aliteración es
la repetición de fonemas" ) Para realizar un buen comentario se deben evitar estas listas
y explicaciones que no aportan nada sobre el texto. Habrá siempre que buscar su valor
poético.
Radicará en el uso de de figuras literarias y en el valor expresivo que aporten los
materiales lingüísticos. En realidad no son dos aspectos distintos, sino que están
funcionando en el mismo plano. La distinción es puramente metodológica.
Sin pretender la exhaustividad, se pueden apuntar algunos elementos que tal vez
sirvan de guía, teniendo en cuenta que no todos aparecerán en un determinado poema.
Advertir también que cada poema impondrá el orden en que se comentan estos
materiales; por ello, el orden en que aparecen aquí sólo obedece a los diferentes planos
de la lengua.
Fonología.

El principal recurso fonológico que presenta el texto ya ha sido abordado en la


estructura externa, pues todos los elementos métricos son fonológicos.
Recordar sólo la aliteración, muy presente en los poemarios seleccionados, tiene
valores expresivos muy alejados según los casos, dependiendo de los sonidos que se
repitan. Recordar ahora su presencia durante todo el modernismo, sin olvidar que puede
estar presente en cualquier poema.
Morfología.
Un repaso de la Lengua de COU debiera ser suficiente para comprobar que la lengua
ofrece múltiples posibilidades expresivas. Sólo aparecerán aquí aquellas que pueden ser
más productivas.
El sustantivo: Los valores expresivos del sustantivo radican más en su significado que
en sus aspectos morfológicos. Tal vez, el único aspecto morfológico interesante es la
presencia de morfemas apreciativos: dimimutivos, aumentativos y despectivos. En
todos ellos, suelen primar los valores afectivos sobre los verdaderamente denotativos,
de tal forma que el autor no aumenta o disminuye magnitudes, sino que manifiesta su
subjetividad hacia las realidades a las que alude el sustantivo.
El adjetivo: Debe ser tenido muy en cuenta pues sus posibilidades son muy variadas.
Aumentan según sea su función y frecuencia: desde el adjetivo con función de atributo
al grupo de adjetivos epítetos alrededor del nombre. Cela muestra toda su ternura y toda
su ironía a través de la disposición binaria/ternaria de los adjetivos en torno al
sustantivo. Su colocación respecto al nombre es muy variable: los adjetivos
especficativos suelen posponerse al sustantivo, mientras que los explicativos se
anteponen. Otro criterio muy a tener en cuenta es que los adjetivos valorativos se
anteponen, mientras que los objetivos se posponen.
El verbo: Los valores modales, aspectuales y temporales que el verbo ofrece son muy
utilizados por casi todos los poetas. Convendría repasarlos en el manual de Lengua de
COU. Así, Lorca, en su Romancero Gitano, utiliza el mismo sistema verbal que el
romancero viejo, donde se priman los valores aspectuales del verbo
(imperfectivo/perfectivo) en detrimento de los valores temporales. Igualmente expresiva
es la oposición Indicativo/Sunjuntivo en La realidad o el deseo de Cernuda.
Determinantes y pronombres: Se unen generalmente al verbo para mostrarnos las
personas gramaticales. La lírica muestra la subjetividad de un "yo". Y puede ir dirigida
a una segunda persona, bien concreta (en los poemas amorosos), bien representación del
lector, o a una colectividad. Blas de Otero, en Ancia, pasa del yo al nosotros para
manifestar un cambio en la concepción de su poesía.
Sintaxis.
Los recursos sintácticos más frecuentes son: paralelismo ( a veces acompañado de
repetición), hipérbaton, asíndeton y polisíndeton. Los tres últimos son recursos
escasos en la poesía del siglo XX. Por ello mismo, su aparición es muy significativa. El
paralelismo suponen un detenimiento lírico y temporal, a veces en acciones o
sentimientos que se repiten.
Semántica.
La mayor complejidad de los textos poéticos podría radicar en que predominan los
valores connotativos frente a los denotativos. Remiten a determinados temas que
suelen ser constantes en cada poeta, traspasando en muchas ocasiones un libro y
abarcando la obra entera del poeta y hasta toda una época literaria.
Generalmente, no afectan solamente a una palabra, sino a un grupo de ellas que
mantienen un estrecha relación significativa. Estas reiteraciones léxico-semánticas van
referidas a significados "clave" que es necesario comentar. Machado insiste en ciertos
elementos como la tarde, la infancia, el recuerdo, las galerías, etc... Neruda, en los
elementos telúricos. Abril, de Luis Rosales, lleva un título significativo por si mismo.
Las figuras literarias referidas al plano semántico son muy numerosas.
Figuras de pensamiento.
La personificación o prosopopeya generalmente le sirve al poeta para trasladar sus
sentimientos a todas las cosas. Aunque no muy presente en los textos poéticos elegidos,
hay dos figuras contrarias: cosificación y animalización: ambas se pueden rastrear en
los Poemas humanos de Vallejo; están muy frecuentes, con otra intención, en el estilo
esperpéntico que utilizan Valle-Inclán y Cela en sus respectivas obras. En estos casos,
se trata de rebajar la dignidad de los personajes; en Vallejo, se parte de esa degradación
del ser humano para aceptarla casi con alegría.
La antítesis representa el contraste de ideas o pasiones (amor/odio, realidad/deseo).
Al ser la visión del poeta un visión subjetiva, es muy frecuente que se vea alterada,
sobredimensionada: aparecerá la hipérbole.
Tropos
El uso y la renovación expresiva de la metáfora es probablemente el rasgo más
característico de la poesía del Siglo XX. Arranca en el Modernismo para pasar a la
depuración expresiva de Juan Ramón Jiménez y llegar a la culminación con la
Generación del 27. Siempre pone en estrechisima relación dos términos (real e
imaginario), de donde proviene toda su fuerza expresiva. Se tratara siempre de explicar
esa relación y los nuevos significados que adquieren los dos términos. En el
Modernismo, la metáfora aparece vinculada con la sinestesia. Y en otras ocasiones, se
podría establecer relación con el símbolo: no podía ser de otra forma, pues el
Simbolismo francés es una de las fuentes de donde se nutre nuestro Modernismo.
Tambien en relación con la metáfora, aparece el símil o comparación, que mantiene el
deslinde entre los dos elementos puestos en relación.
La metonimia ( Parece cada vez más inadecuado establecer la diferencia con la
sinécdoque ) establece la relación entre el todo y la parte o viceversa. Establece
cambios significativos importante, al reducir o ampliar la caracterización semántica de
las realidades a las que se refiere.

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