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EXPERIMENTOS SOCIALES PARA COMBATIR LA POBREZA

Jesús Castillo More

En una reciente conferencia, la joven economista Francesa, Esther Duflo, profesora de


Alivio de la pobreza y Desarrollo Económico, en el MIT, galardonada con la Medalla Clark
otorgada por la Asociación Económica Americana, y Directora del Laboratorio de Acción
para la Pobreza (J Pal), expuso la metodología de los experimentos sociales para combatir
la pobreza en forma eficaz, aplicada por el organismo bajo su dirección.

Empezó recordando que cada día mueren 25,000 niños en el mundo por causas enteramente
prevenibles. Esto equivale al terremoto de Haití cada ocho días, dijo.

Viendo la información de África, que ha conseguido mucha ayuda, sin embargo el PBI no
muestra progreso. ¿Cómo sabemos que habría ocurrido sin la ayuda? Tal vez habría estado
mejor o peor. Como existe una sola África, no sabemos cuál es la contraparte. ¿Qué haría
usted? ¿Dar la ayuda, esperar y rogar que algo resulte? ¿O dedicarse a su vida cotidiana y
dejar que el terremoto cada ocho días siga ocurriendo? La cosa es que si no sabemos si
estamos haciendo algún bien, no estamos mejor que los médicos Medievales en su lucha
contra las lombrices. Algunas veces, el paciente mejoraba, otras veces moría. ¿Era a causa
de las lombrices? ¿Era otra cosa? No sabemos. Surgen posibles preguntas.

La inmunización mediante vacuna es la forma más barata de salvar la vida de un niño. El


mundo ha gastado mucho dinero en eso. Sin embargo, al menos 25 millones de niños no
consiguen la inmunización que merecen. La tecnología está allí, la infraestructura está allí,
y sin embargo ello no ocurre. ¿Cómo usar el presupuesto para resolver este problema?

Por otro lado, la malaria mata casi 900,000 personas cada año, la mayoría de ellos menores
de 5 años. Sabemos cómo matar la malaria. ¿Qué haría usted? ¿Regalar mosquiteros o haría
que la gente los pague para que los valoren y no los usen para otras cosas? ¿Cómo lo
sabría?

Otra posibilidad: Educación. ¿Cómo haría usted esto? ¿Contrataría profesores? ¿Construiría
más escuelas? ¿Daría desayuno escolar? ¿Cómo lo sabría?

Aquí está el asunto dice Duflo. No puedo responder la gran pregunta; si la ayuda hizo bien
o no, pero estas tres preguntas posibles si puedo responderlas. No estamos en la edad
media, estamos en el siglo 21. En el siglo 20, experimentos controlados en forma aleatoria
han revolucionado la medicina, permitiéndonos distinguir entre medicamentos que son
efectivos o no. Se puede hacer el mismo experimento controlado en forma aleatoria para la
política social. Se puede someter la innovación social al mismo test riguroso, científico, que
usamos para los medicamentos. En esta forma, se puede separar el tema, de las decisiones
políticas, sabiendo que es lo que funciona, que no funciona y por qué.
Duflo refiere su experiencia en Rajashan, India, donde solo el 1% de niños estaban
vacunados. Eso es malo, no porque las vacunas no estén allí. Están allí y son gratis. No es
porque los padres no cuiden a sus niños. El mismo niño que no está vacunado contra el
sarampión; si lo contrae, sus padres gastan miles de rupias en curarlo. ¿Cuál es el
problema? Parte del problema seguramente es que la gente no está debidamente informada.
En ese país hay muchos mitos y creencias sobre la vacunación. En ese caso, la persuasión
es difícil. Pero puede ser que haya otro problema, que es el de pasar de la intención a la
acción. Si el problema es que los padres no vacunan a sus hijos porque tienen que caminar
varios kilómetros, de modo que postergan indefinidamente, es más fácil de resolver porque
A podemos dar facilidades y B dar a la gente una razón para actuar hoy en vez de mañana.

Se hizo un experimento aleatorio controlado en 134 villas en los distritos de Rajashan. En


algunos distritos seleccionados aleatoriamente, se dio facilidades organizando
mensualmente campañas en carpas donde la gente podía vacunar a sus hijos. En otros
distritos, pusimos carpas y dimos una razón para actuar ahora, entregando un kilo de
legumbres por cada inmunización. En los distritos que sirvieron para comparación, nada
cambió. Un kilo de legumbres es poco. Nunca va a convencer a alguien para que haga algo
que no quiere hacer. Si el problema es la tendencia a postergar, puede dar una razón para
actuar hoy en vez de más tarde.

¿Qué encontramos? Esto es lo bello de los experimentos aleatorios. Las carpas aumentaron
la vacunación de 6 a 17%, En las carpas con entrega de víveres se llegó al 38%. Aquí tiene
la respuesta: Dé facilidades y entregue un kilo de víveres y multiplica por seis la tasa de
inmunización. Es más barato dar víveres que no darlos. El costo por inmunización termina
siendo más barato dando incentivos, por los mejores resultados y por los costos que ahorran
en hospitales y enfermeras.

Empecé con una gran pregunta, concluye Duflo y no podía responderla. La subdividí en
preguntas más pequeñas y tengo las respuestas a éstas. Son respuestas buenas, científicas,
robustas. No podemos erradicar la pobreza todavía, pero podemos empezar. Empezar con
cosas que sabemos efectivas. Esto no va a ser fácil. Es un proceso lento. Algunas veces, lo
que funciona en una parte no funciona en otra, pero no hay otra forma

“No puedo decir si la ayuda dada en el pasado ha hecho diferencia, pero podemos regresar
dentro de treinta años y decir “Lo que hemos hecho, realmente ha acelerado un cambio
hacia lo mejor”. Creo que podemos y espero que lo hagamos.”

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