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Esas contribuciones en el Siglo XX marcaron y siguen marcando un giro paradigmático del hegemónico
Paradigma Newtoniano de los últimos 300 años. Un paradigma científico es un sistema de reglas del juego
científico, en tanto estructuras de razonamiento o racionalidad y dominios cognitivos, demarcados por los
deseos, y el emocionar (subjetividad biología) de los integrantes del campo que se manifiestan en
interacciones que conforman una dinámica subyacente que guía la actividad científica, y dan soporte a los
esquemas de explicación.
Pero los avances científicos del siglo XX ponen en entredicho la idea newtoniana de la representación de
la realidad por medio de la teoría, como ya lo habían hecho la filosofía, las ciencias sociales, el
psicoanálisis, el feminismo, y algunos saberes tradicionales. La nueva teoría de la física sostiene que la
mente trabaja con ideas y que las relaciones que hace no son representativas de la realidad, sino de las
ideas que tiene. Así, si una idea es o no verdadera, no lo determina su correspondencia con la verdad
absoluta, sino su consistencia con nuestra propia experiencia.
Y aquí viene su tesis: los autores de esta propuesta de paradigma –varones en su mayoría- señalan la
importancia de las expresiones comunicacionales, emocionales y, en cierta forma políticas en los proceso
humanos, pero no profundizan ni detallan algunas dimensiones vinculadas a la construcción política y
pulsional de la humanidad. Por asociarlas a lo femenino o la feminidad.
Y parte del problema es que en este “detalle”, las expresiones de género resultan desdibujadas, con lo que
se corre el riesgo de reflejar una homogenización a-histórica de la humanidad que deja por fuera, opaca e
invisibiliza los aportes de lo femenino y de las mujeres entro otros.
Su sospecha acerca de la opacidad de las mujeres la trabajo desde las prácticas científicas e intelectuales
que enfrentan o neutralizan “lo femenino”. Ese mundo, el de la ciencia y la intelectualidad ha sido
decretado institucionalmente como el lugar dónde se construye conocimiento, por tanto paradigmas.
Rangel escogió el camino de la epistemología porque está cenvendida de que CÓMO CONOCEMOS está
más allá de una institucionalidad científica. Y porque le interesa también CÓMO DESCONOCEMOS. Los
espacios científicos están formados por seres en relaciones, con poderes, seres con amores, seres con
odios, seres con deseos sexuales, seres con orientaciones sexuales explícitas o encubiertas, seres con
modos de satisfacción pulsional que los jalonean y de los que si acaso pueden dar cuenta, sobre todo si
serán calificados de “anormales” o “perversos”, seres con esposas, esposos, hijos, pobreza, abundancia,
seres con legados familiares, abolengos,. Con o sin traiciones, con o sin compromisos adquiridos, con
espiritualidad, que tuvieron madres y padres, etc.
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Por eso su elección ha sido, en particular, la epistemología feminista psicoanalítica. He escogido ese
camino porque en esta epistemología, el conocimiento y desconocimiento resultan de los intercambios
múltiples en una red dinámica que no puede reducirse a la relación “sujeto – objeto”, precisamente
porque en su construcción operan diversas biologías/historias. Por eso el conocimiento solo puede
comprenderse como parte de la red que le da sentido.
Sugiere Rangel que a pesar de la opacidad e invisibilidad de “lo femenino”, en las construcciones
subjetivas está, siempre está, el “problemático” femenino. Está en las expresiones de género
culturalmente construidas y exigidas para hombres y mujeres, porque la subjetividad es un hilo de la
trama de la vida.
Entonces, habrá que mirar con cautela, más allá de lo aparente, sintonizarnos con la incertidumbre para
darnos la oportunidad de ver cosas nuevas, conectarnos con lo no-conciente para correr los velos, eso
velos que nos cubren la mirada y con los que cubrimos el “objeto” con el que nos relacionamos.
Encontrarnos con las conexiones, los bucles, las recursiones porque no hay ADENTRO y AFUERA.
El Grupo 13, “Más Allá del Género, Cuerpo y Cotidianidad” se había abocado a:
Visibilizar lo ensombrecido desde la manera concreta en que se abordan temas aparentemente poco
explorados hasta ahora por el paradigma holístico: el poder de lo cognitivo y afectivo desde la
subjetividad.
Tejier hilos entre la Teoría de la Complejidad y la Epistemología Feminista, que envuelven la subjetividad
y los procesos de poder que la delimitan, aplicados a algunos temas del Doctorado.
En ese contexto, señal la tesis de Rangel cómo la prevalencia de distintas expresiones del patriarcado en
todas las relaciones sociales ha tenido interferencias en el reconocimiento de determinados saberes. Estas
interferencias se han concretado en condiciones que limitan la visibilidad, o promueven la desvalorización
de saberes patriarcalmente asociados con lo femenino.
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- lo relativo a las emociones
- lo relativo a la inconsciencia
- lo relativo a las mujeres
- lo relativo la sexualidad
- lo relativo a la diferencia sexual
- lo relativo al poder
Por tanto psicoanálisis, feminismo, filosofía, antropología y saberes tradicionales, no tienen rango de
ciencias duras, por tanto, valen menos científicamente hablando.
Dice la autora que “Este es un rompecabezas para que cada quién lo conecte, como lo estoy haciendo yo.
Y es una invitación a hacerlo conmigo.”