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Juan Santos Atahualpa fue un caudillo mestizo que se levantó en armas en 1742 en el Perú colonial para liberar a los pueblos indígenas de la opresión. Logró el apoyo de varias naciones indígenas y atacó fuerzas españolas, tomando el fuerte de Quimiri. Estimulado por sus éxitos militares, condujo a sus huestes a través de la cordillera hasta Tarma, pero luego desapareció sin dejar rastro. Su levantamiento tuvo una profunda significación histórica al log
Juan Santos Atahualpa fue un caudillo mestizo que se levantó en armas en 1742 en el Perú colonial para liberar a los pueblos indígenas de la opresión. Logró el apoyo de varias naciones indígenas y atacó fuerzas españolas, tomando el fuerte de Quimiri. Estimulado por sus éxitos militares, condujo a sus huestes a través de la cordillera hasta Tarma, pero luego desapareció sin dejar rastro. Su levantamiento tuvo una profunda significación histórica al log
Juan Santos Atahualpa fue un caudillo mestizo que se levantó en armas en 1742 en el Perú colonial para liberar a los pueblos indígenas de la opresión. Logró el apoyo de varias naciones indígenas y atacó fuerzas españolas, tomando el fuerte de Quimiri. Estimulado por sus éxitos militares, condujo a sus huestes a través de la cordillera hasta Tarma, pero luego desapareció sin dejar rastro. Su levantamiento tuvo una profunda significación histórica al log
Juan Santos Atahualpa fue un caudillo mestizo nacido en el Cuzco, probablemente el ao
1710; recibi educacin de parte de los jesuitas y aprendi castellano y latn; con uno de los religiosos viaj a Espaa, Francia, Inglaterra y Angola, pero se desconoce detalles sobre el tiempo que dur tal viaje y los motivos del mismo. De regreso al Per parece que ya tena en mente desatar una rebelin, tal vez en base a las comparaciones que hizo entre la vida que hall en el Viejo Mundo y la que pasaban los indios del Per, oprimidos por la dominacin colonial hispana.Algunos historiadores creen que estuvo relacionado con los ingleses; sea como fuere, lo cierto es que al desatar su lucha libertaria aparecieron en las costas del virreinato las naves del marino ingls Jorge Anson. Juan Santos Atahualpa, desde la montaa de Huanta, se intern en la selva central para establecerse inicialmente en Chanchamayo, tal vez huyendo de la justicia colonial. En mayo de 1742 tuvo una entrevista con el cacique Santabangori, de resultas de la cual logr la adhesin de numerosas naciones del Gran Pajonal, especialmente de los Ashninca (Campas), entre los que se hizo proclamar Apu Inca dicindose descendiente de Atahualpa, cuyo nombre tom, proclamando que iniciaba la lucha para liberar a los pueblos indios de la opresin feudal-colonial. El aniquilamiento de los espaoles fue, precisamente, uno de los principales fines de su programa de accin, as como tambin la abolicin de los usos y costumbres extranjeras que se trataba de imponer a las poblaciones nativas. La meta: lograr la restauracin del imperio de los Incas. El conocimiento que posea de la lengua quechua y de varios dialectos amaznicos le permiti ser comprendido prontamente por los indios de la selva central, que se plegaron a su lucha con gran entusiasmo. Gobernaba por entonces el virrey Antonio de Mendoza, quien, sabedor de los acontecimientos, envi una expedicin con el propsito de apresar al lder libertario. Las tropas virreinales, puestas al mando del corregidor de Tarma Alfonso Santa y Ortega y del gobernador Benito Troncoso, establecieron un fuerte en Quimiri, por octubre de 1742, en cuya custodia qued el capitn Fabricio Bertholi con 60 soldados, mientras el resto se internaba al interior. Juan Santos tuvo puntual conocimiento de ello y as pudo asaltar una remesa de vveres que marchaba con destino al fuerte, iniciando luego el sitio del mismo. Muchos de los soldados espaoles perecieron entonces a raz de una epidemia y en los dems cundi la desmoralizacin, al extremo que presionados por el hambre algunos desertaron. Entonces, Juan Santos exigi a Bertholi la rendicin, mas se neg ste confiando en que le llegaran pronto los refuerzos que haba solicitado por intermedio de un religioso que pudo eludir a los insurrectos. Finalmente, el lder libertario decidi atacar el fuerte y todos los espaoles fueron muertos, el ao 1743. Estimulado por sus triunfos, Juan Santos condujo a sus huestes al otro lado de la cordillera, llegando hasta el pueblo de Andamarca, que fue destruido. Pas luego por Jauja y de all se dirigi a Tarma, que estuvo a punto de ser tomada. Pero a partir de esta accin las noticias sobre sus correras desaparecen. Acerca de su desaparicin no se sabe nada en concreto. En 1761 el virrey informaba en su Memoria que desde 1756 no se haba vuelto a saber del lder libertario y que lo ms seguro era que hubiese muerto. Una versin apunta que surgieron desavenencias internas entre los rebeldes, al punto que Juan Santos tuvo que ordenar la muerte de su lugarteniente Antonio Gatica y de otros hombres temiendo una posible traicin. Se trata de una simple conjetura, como hay varias otras. Una, por ejemplo, seala que el caudillo fue envenenado. Se ha recogido tambin una leyenda nativa segn la cual Juan Santos fue muerto por una bala que le dispar uno de sus seguidores que quiso de esa manera probar su inmortalidad. Como quiera que hubiese sido, lo cierto es que sus partidarios le construyeron un
monumento en Metraro y se dice que su cuerpo estuvo en el mismo lugar de su muerte
hasta el siglo XIX, en que un prefecto orden el traslado de sus restos al cementerio. Este movimiento tiene para nosotros una profunda significacin histrica, por el hecho de que logr, al menos durante un buen tiempo, la liberacin de la poblacin nativa. Mucho tardaran los espaoles y criollos en intentar ocupar nuevamente esa regin del territorio amaznico. Por ello, Juan Santos Atahuallpa es un smbolo vivo del Per libertario.
Levantamiento de Juan Santos Atahualpa:
El cacique de Tinta, Surimana y Tungasuca (Per), Jos Gabriel Condorcanqui, adopt el
nombre de Tpac Amaru II, como un homenaje al ltimo Inca, Tpac Amaru I, ajusticiado por el virrey Toledo en 1572. A diferencia de Toms Katari, Condorcanqui era quechua, y tena una posicin econmica acomodada. Era propietario de un gran nmero de mulas, con las que se dedicaba al transporte de mercaderas; adems, fue educado en la escuela para caciques del Cusco, por lo que hablaba perfectamente el castellano y saba leer y escribir. Al igual que otros comerciantes, se vio afectado por el establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas, reformas fiscales ejecutadas por el visitador Jos Antonio de Areche. La sublevacin estall en 1780, cuando los indgenas de Tinta apresaron al corregidor Antonio de Arriaga y lo ajusticiaron. Enteradas las autoridades espaolas, enviaron un ejrcito que enfrent a las huestes indgenas en la batalla de Sangarar; sta fue favorable a las tropas de Tpac Amaru. A finales de ese ao, Tpac Amaru inici un avance hacia el sur, controlando toda la zona comprendida entre el Cusco y el noroeste del lago Titicaca. El cacique ofreci la libertad a los esclavos, acabar con la mita, los repartos, las grandes haciendas y las aduanas. A pesar ello, se sostiene que las causas de su levantamiento fueron ms de orden fiscal que en contra del gobierno espaol. Tpac Amaru cerc al Cusco, pero sus esfuerzos por ingresar en la ciudad fueron intiles. En marzo de 1781, el jefe indgena, su esposa Micaela Bastidas, y sus hijos, fueron apresados. Tpac Amaru fue descuartizado en la plaza del Cusco el 18 de mayo de 1781. La rebelin continu en la regin hasta 1783, bajo el mando de Diego Cristbal Tpac Amaru.
CANTO CORAL A
TUPAC AMARU II
Lo harn volar con
dinamita. En masa, lo cargarn, lo arrastrarn. A golpes le llenarn de plvora la boca. Lo volarn: Y no podrn matarlo! Le pondrn de cabeza sus deseos, sus dientes y gritos. Lo patearn a toda furia. Luego, lo sangrarn: Y no podrn matarlo! Coronarn con sangre su cabeza; sus pmulos con golpes. Y con clavos sus costillas. Le harn morder el polvo. Lo golpearn: Y no podrn matarlo! Le sacarn los sueos y los ojos. Querrn descuartizarlo grito a grito. Lo escupirn. Y a golpe de matanza lo clavarn: Y no podrn matarlo! Lo pondrn en el centro de la plaza, boca arriba mirando el infinito. Le amarrarn los miembros. A la mala, tirarn: Y no podrn matarlo! Querrn volarlo y no podrn volarlo. Querrn romperlo y no podrn romperlo. Querrn matarlo y no podrn matarlo. Querrn descuartizarlo, triturarlo, mancharlo, pisotearlo, desarmarlo. Querrn volarlo y no podrn volarlo. Querrn romperlo y no podrn romperlo. Querrn matarlo y no podrn matarlo. Al tercer da de sus sufrimientos, cuando se crea todo consumado, gritando LIBERTAD! sobre la tierra, ha de volver, Y no podrn matarlo!