Sei sulla pagina 1di 4

Legislatura de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires


PROYECTO DE LEY

Artículo 1º.- Declárase de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y
cultural, el cuarenta y cinco por ciento (45%) indiviso del inmueble de la “Confitería del
Molino” sito en Av. Rivadavia 1801/07/15 esquina Av. Callao 10/20/28/30/32 de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (Circunscripción 11, Sección 9, Manzana 74, Parcela 23),
correspondiente a los niveles 3º, 2º y 1º Subsuelos, Planta baja y 1º Piso, según el plano que
se incorpora como Anexo I y que forma parte integrante de la presente Ley.

Artículo 2º.- Decláranse de utilidad pública y sujeto a expropiación, por su valor histórico
y cultural, los bienes muebles e instalaciones originales existentes en el inmueble al que se
refiere el artículo 1º, y los bienes intangibles pertenecientes a la ex Confiteria Del Molino,
incluyendo la marca “Del Molino”, clase 42, (Res. 1590589), registrada en el Instituto
Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) por Nietos de Cayetano Brenna S.A.

Artículo 3º.- El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires procederá a la


restauración y puesta en valor de la totalidad de la fachada, incluyendo la cúpula, así como
de las áreas del inmueble y los bienes muebles expropiados.

Artículo 4º.- Decláranse como Bien Integrante de Patrimonio Cultural de la Ciudad


Autónoma de Buenos Aires, en los términos del artículo 41º, Inc. h) de la Ley 1227 a los
bienes muebles e instalaciones originales a los que se refiere el artículo 1º de la presente
Ley.

Artículo 5°.- Los bienes a expropiar serán concesionados por el Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en los términos del Capítulo III de la Ley 2095 y sus normas
reglamentarias, complementarias y modificatorias, para su uso exclusivo como Confitería,
Restaurant, Elaboración de productos de panadería, pastelería y helados, Casa de fiestas
privadas y usos complementarios permitidos por la normativa vigente Se deberán
conservar las características estilísticas, los bienes muebles e inmuebles y demás elementos
ornamentales y decorativos originales, existentes en el interior del inmueble.

Artículo 6º.- La determinación del valor de los bienes a expropiar se hará de acuerdo con la
tasación que efectúe el Banco de la Ciudad de Buenos Aires.

Artículo 7º.- En caso de no existir acuerdo sobre el valor de los bienes objeto de la
expropiación, el Poder Ejecutivo procederá en la forma prevista por el artículo 14 de la Ley
238, haciendo uso de la potestad establecida en el inciso c) de dicha norma.

Artículo 8°.- Facúltase al Poder Ejecutivo a promover las acciones conducentes a fin de
deducir de la indemnización a pagar por la expropiación el importe de los impuestos, tasas
y contribuciones que los propietarios adeuden al Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires por cualquier concepto y demás rubros que pudieran corresponder de acuerdo
con las previsiones de la Ley 238.

Artículo 9°.- Los gastos que demande el cumplimiento de la presente ley serán imputados a
la partida presupuestaria correspondiente.

Artículo 10º.- Comuníquese, etc.

Último cambio: mapineiro - Cantidad de caracteres: 10376 - Cantidad de palabras: 1960


Pág. 1/4
Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires

FUNDAMENTOS

Señora presidenta:

La historia de la Confitería del Molino se remonta a 1821, cuando el


inmigrante italiano Constantino Rossi abrió la “Confitería del Centro” en la esquina de las
calles de las Torres y Somavilla –años más tarde, esquina de las calles Federación y
Garantías; hoy Rivadavia y Rodríguez Peña–. Poco después el local fue rebautizado como
“Confitería del Molino”, en homenaje al primer molino harinero instalado en la ciudad de
Buenos Aires en el mismo barrio.

Con motivo de la construcción de la Plaza Congreso, la Confitería del


Molino se trasladó el 28 de febrero de 1905 a su actual ubicación, en la esquina de las
avenidas Rivadavia y Callao donde se levantaba una vivienda de dos pisos con negocio en
la planta baja perteneciente a Cayetano Brenna que, posteriormente, encargó la
construcción de la actual sede de la confitería, inaugurada en 1917.

El nuevo edificio fue proyectado y construido por el joven arquitecto


italiano Francisco Tereso Gianotti, incluye también los 3 subsuelos donde se producía y
fabricaba la propia pastelería. El trabajo, pese a la complejidad, se resolvió en menos de un
año. El conjunto reunía una gran diversidad de materiales: cerámicas, vitraux, mosaicos de
colores, composiciones en mármol y esculturas de bronce, traidos de Italia. La réplica de
las aspas de un molino harinero, realizada en hierro, completaba simbólicamente la fuerza
constante y dinámica que impulsaba la época. La obra, que fue aludida por el propio autor
como expresión de su “modernismo gianottiano”, se transformó en un hito de la
arquitectura porteña gracias a su peculiaridad, reforzada por encontrarse frente a otro de los
monumentos emblemáticos de la Ciudad como el Palacio de los Dos Congresos.

El local desató un éxito rotundo e inmediato. Los legisladores abrían allí


sus cuentas corrientes y Brenna los atendía con levita. El Molino se había convertido en un
foro para el debate, la conversación y las citas amorosas.

El Molino, con un volumen construido cercano a los 6000 m2, presenta


un valor fundamental desde el punto de vista de la historia de la arquitectura porteña: su
creador, lo proyectó en la misma época que la Galería Güemes, la construcción más alta de
la ciudad hasta 1915.

Gianotti, que fue convocado para este proyecto siendo un profesional


muy joven, plantea en él –como en todas sus obras posteriores– una combinación
particular. Desde la sobriedad ecléctica, con rasgos compositivos del academicismo francés
y ornamentación modernista en el desarrollo de la fachada, a la aplicación de los mayores
adelantos tecnológicos de la época, en el marco de un riguroso estudio de las necesidades
funcionales y de ingeniería que según él toda obra debía observar.

Según explica el propio Gianotti en sus memorias, su intención fue


lograr una imagen que no pasara desapercibida para el público, apelando a soluciones
inéditas como la marquesina y los artefactos de vitraux en la planta baja, la torre mirador
con sus vitraux de dibujos relativos a las nubes y al viento en el remate, y las famosas
aspas, como sello de identidad original alusiva al nombre de la casa.

El Molino superó toda clase de vicisitudes, atravesó incendios, cierres y


anexiones, sin perder nunca el brío propio de aquellos espacios genuinamente hilvanados a
la pulsión cultural del tiempo histórico y la comunidad en que perviven.

Último cambio: mapineiro - Cantidad de caracteres: 10376 - Cantidad de palabras: 1960


Pág. 2/4
Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
Oliverio Girondo, Roberto Arlt, Enrique Santos Discépolo, Homero
Manzi, Aníbal Troilo, Tita Merello, Carlos Gardel, Irineo Leguizamo, Alfredo Palacios,
Olinda Bozán, Amado Nervo, José Ingenieros, Alfredo Palacios, Marcelo T. De Alvear,
Agustín P. Justo, Juan Domingo Perón, fueron, entre otros, algunos de sus habitué.

La vecindad inmediata con el Congreso Nacional, cuya inauguración fue


contemporánea, lo convirtió en una extensión informal aunque obligada del palacio
legislativo. Así, en los períodos democráticos de la Argentina, parlamentarios y políticos
de todos los partidos y sectores convertirían a la Confitería del Molino en una usina
paralela donde se confrontaban ideas, se abrían nuevos caminos alternativos de
convergencia y, en definitiva, se formulaba, en gran parte, el destino nacional.

En sintonía con el signo democrático que le confería a este punto de


encuentro su proximidad al Congreso, muchos hechos puntuales relativos a lo mejor de
nuestra cultura institucional transcurrieron en la Confitería del Molino. Como caso testigo
en este sentido caben recordar los días de diciembre de 1983, cuando su salón principal
albergó reuniones históricas que respaldarían pública y fundacionalmente la defensa
irreductible de los derechos humanos por parte de la sociedad argentina, así como la
condena a la violación de los mismos perpetrada por quienes interrumpieron la
institucionalidad del país. Consolidada la creación de la CONADEP, se reunió en el
emblemático salón de la esquina de Callao y Rivadavia el entonces “Foro del pueblo
Argentino contra el terrorismo de Estado” convocado , entre otros, por las Madres de Plaza
de Mayo, la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH), la CGT de la República
Argentina la Asociación de familiares de detenidos y desaparecidos. Algunos de los
oradores que prestigiaron aquella jornada (antecedente directo del “Nunca Más”) fueron el
premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, Estela de Carlotto y Simón Lazara, entre otras figuras
representativas de la nueva etapa que se abría con la flamante democracia recuperada.

Semejante bagaje de antecedentes no fue suficiente, sin embargo, para


preservar este histórico edificio del abandono. La casa cerró sus puertas por vacaciones el
24 de enero de 1997 y no volvió a abrirlas.

La confitería, con su torre aguja en ochava, forma parte del Área de


Protección Histórica Nº1 San Telmo – Av. De Mayo, sancionado en 1992, estando
catalogado con Nivel de Protección Estructural. Cinco años después, el 24 de noviembre de
1997, por medio del Decreto 1110/97, fue declarada Monumento Histórico Nacional. Pero
estas medidas no alcanzan para evitar los daños que surgen de la desidia y la ausencia de
actividad humana, factor que, en definitiva, actúa como sangre y alma en un caso de estas
características.

Tan emblemática casa no volvería a ser la misma sin la presencia plural


y vital de sus clientes y trabajadores, en suma; sin el factor humano que le dio su identidad
primigenia. El abandono, por otra parte, tampoco coincide con el profundo reconocimiento
que la sociedad tiene para con este entrañable edificio histórico. No hay porteño que no lo
tenga en el recuerdo y lamente su inactividad.
La Confitería del Molino es un espacio vivo en la memoria de los
ciudadanos que parece esperar pacientemente su liberación a favor de la vida cultural
porteña. Afortunadamente nadie lo olvida, pero el sólo recuerdo no revierte el desamparo.
Este proyecto conjuga la doble finalidad de recuperar una joya de
nuestro patrimonio y revalorizar la que fuera usina político-cultural por excelencia de la
Ciudad de Buenos Aires, hoy anclada en el kilómetro cero. Necesitamos que soplen nuevos
vientos para estas aspas y recuperarlo en la dimensión del movimiento que merece. Su
identidad histórica, arquitectónica y cultural representa y alberga como pocos espacios
porteños lo público con lo privado y viceversa: el café de los cafés, la gran casa de puertas
abiertas, ubicada frente a la máxima institución legislativa de la República, donde los
asuntos de nuestra vida intelectual, política, social y artística encontraron su recinto
espontáneo para la elucidación pacífica, urbana, democrática. Un paradigma, en suma, de la

Último cambio: mapineiro - Cantidad de caracteres: 10376 - Cantidad de palabras: 1960


Pág. 3/4
Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
cualidad “ciudadana” en el sentido amplio de la palabra que nos define como hacedores de
nuestro entorno, y no apenas como meros habitantes.

La Confitería del Molino fue históricamente un ámbito paralelo a la vida


democrática y cultural de nuestra Ciudad; un reflejo profundo de la identidad participativa
de Buenos Aires y una extensión física de las principales vicisitudes que atravesamos los
argentinos. Ese doble valor patrimonial que alberga, merece que la construcción sea
recuperada en el marco de un proyecto sustentable incluyendo el punto de vista edilicio y
cultural.

A su vez, el envejecimiento y deterioro debe ser revertido cuanto antes,


especialmente si tenemos en cuenta la urgencia agregada que nos impone el bicentenario,
cuyos festejos resultarían sin duda incompletos de no contar con este verdadero “testigo
vivo” de nuestra historia funcionando a pleno y cumpliendo, en su ilustre caso el segundo
centenario como vecino del Congreso Nacional.

En consecuencia proponemos la expropiación de los niveles


pertenecientes a la Confitería propiamente dicha, como así también los bienes muebles e
instalaciones originales existentes en el inmueble y la marca identificatoria, con el fin de
que el Gobierno de la Ciudad otorgue en concesión la explotación comercial de la
confitería. El resto de los pisos permanecería en poder de los actuales propietarios,
descendientes del propietario original, Cayetano Brenna. El Gobierno se haría cargo
además de la restauración de la totalidad de la fachada y de las áreas expropiadas poniendo
fin, de esta manera al deterioro de este querido edificio.

Es por todo lo expuesto que solicitamos a este cuerpo la aprobación del


presente proyecto de ley.

Último cambio: mapineiro - Cantidad de caracteres: 10376 - Cantidad de palabras: 1960


Pág. 4/4

Potrebbero piacerti anche