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de la arquitectura mexicana
Introducción
Analizar la arquitectura y el urbanismo mexicano ha sido trabajo de muchos
especialistas: historiadores, sociólogos, arquitectos, ingenieros, críticos de arte,
antropólogos, etcétera. Se pueden encontrar estudios desde estas disciplinas, con
sus enfoques, métodos y teorías, para ofrecer explicaciones sobre la producción del
hábitat de los mexicanos en diferentes periodos y contextos geográfico- históricos.
Hasta ahora, los estudios realizados a los discursos arquitectónicos mexicanos
consideran la Arquitectura inserta en un contexto histórico, con condicionantes
diversas que inciden en ella: pero considerar a los discursos arquitectónicos como
parte de un sistema estructural que se relaciona, se impacta, se condiciona y se
modifica a través de su producción, ya sea práctica (construcciones) o textual
(documentos escritos) aporta una nueva mirada que busca salirse de las posiciones
usuales desde las que se ha estudiado a la producción arquitectónica para elaborar
un análisis más integral, más comprehensivo de los múltiples factores que se
entretejen en relaciones no siempre armónicas, incluso de lucha y antagonismos,
con elementos instituidos y estrategias instituyentes, que van abriendo los caminos,
proponiendo y definiendo las prácticas sociales que a su vez influyen en las
estructuras del sistema. Lo que aquí se propone es una visión postestructuralista
para el análisis de los discursos de la arquitectura mexicana.
1
Concepto propuesto por Foucault: para su definición, ver más adelante, pág. 13
2
Michel Foucault también desarrolla este concepto: para su definición, ver más adelante, págs. 5 y 10
1
Con el reconocimiento de los códigos del sistema discursivo de la episteme,
es posible hacer una reinterpretación de las funciones de los discursos
arquitectónicos al interior de la estructura de saberes de tales periodos históricos,
para comprender sus productos, sus cambios, sus conflictos y sus respuestas desde
y hacia la sociedad que los produjo. El estudio de la arquitectura como una práctica
social discursivisada al interior de un sistema estructural dinámico, en constante
movimiento, con tensiones y conflictos que revelan una matriz cultural con una
concepción del mundo propia, otorga una mirada desplazada de los lugares
acostumbrados de análisis para buscar una re-interpretación de los discursos
arquitectónicos del pasado, y con esto modificar la visión sobre los discursos
arquitectónicos contemporáneos.
3
IBÁÑEZ, Jesús (1994): El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden. Capítulo I:
“Las paradojas de la investigación social: una tarea necesaria e imposible”. España, Siglo XXI, p. 24
2
La Arquitectura, vista desde la Comunicación, es definida por Jenks como el
uso de significantes formales (materiales y espacios cerrados) para articular
significados (estilos de vida, valores, funciones), haciendo uso de ciertos medios
(estructurales, económicos, técnicos y mecánicos).4 Bajo esta concepción, el
discurso arquitectónico se presenta bajo dos modalidades: en la praxis, con los
edificios como documentos expresivos, con signos, símbolos y códigos físicos, y el
discurso escrito, la conceptualización que originó la construcción, o el fundamento y
descripción de la obra arquitectónica.
4
JENKS, Charles (1981): El lenguaje de la arquitectura posmoderna, Gustavo Gili, Barcelona,
España, p. 79.
5
YÁÑEZ, Enrique (1996): Arquitectura, teoría, diseño, contexto, Limusa, México
3
Con la aplicación de los principios de la Lingüística a la Teoría de la
Arquitectura, Joao Rodolfo Stroeter6 define a la teoría arquitectónica como un
“metalenguaje”, y correlativamente, Kate Nesbitt la define de la siguiente manera:
“Dentro de la disciplina de arquitectura, la teoría es un discurso que describe la
práctica y la producción de arquitectura e identifica sus desafíos.” 7 Esta idea del
lenguaje también es suscrita por Rafael López Rangel, para quien la teoría de la
arquitectura constituye una “organización formal estético-técnica, social-histórica,
que a su vez juega un papel en la producción y en las formas ideológicas, por medio
de las especificidades de su lenguaje.” 8
Reconfiguraciones
En este momento de crisis de los saberes, en que los campos disciplinares están
cuestionados, los movimientos y cambios que implican las reconfiguraciones, los
desplazamientos, descentramientos que impactan desde niveles epistemológicos y
metodológicos hasta las dimensiones más específicas como las nociones y
categorías, han emergido una serie de factores o elementos que transforman tanto
la manera de aprender como la de generar conocimientos. Entre estas nuevas
condiciones, la noción del pensamiento complejo de Edgar Morin 9 proclama una
6
STROETER Joao Rodolfo (1994): Teorías sobre Arquitectura, Trillas, México
7
NESBITT, Kate (1996): Theorizing a New Agenda for Architecture: an Anthology of Architectural
Theory. Princeton Architectural Press, New York, U.S.A., p. 16
8
LÓPEZ RANGEL, Rafael (1977): Contribución a la Visión Crítica de la Arquitectura, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, Departamento de Investigaciones Arquitectónicas y Urbanísticas,
Puebla, México, p. 17
9
MORIN, Edgar (2000): Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa, pp. 135-164
4
nueva visión sobre el mundo, que requiere diferentes maneras de acercarse a
observarlo y estudiarlo para su comprensión.
La noción de Complejidad
El análisis de cualquier actividad humana requiere de una mirada transdisciplinar
que permita estudiar de manera compleja estas experiencias. La asunción de que
todo conocimiento acerca del mundo se realiza a través de las personas, y de que
estas personas tienen en su estructura mental la presencia de tradiciones, rituales,
creencias, miedos, afectos que influyen en la producción de sentido sobre sus
experiencias, implica que la comprensión de este mundo es siempre multifacética y
cultural, esto es, compleja11.
10
Concepto desarrollado por diferentes autores como: IBÁÑEZ, Jesús (1994): El regreso del sujeto.
La investigación social de segundo orden. Capítulo I: “Las paradojas de la investigación social: una
tarea necesaria e imposible”, BOURDIEU, Pierre y Loïc WACQUANT (1995): La práctica de la
antropología reflexiva. Respuestas. Por una antropología reflexiva, y MORIN, Edgar (2000):
Introducción al pensamiento complejo.
11
MORIN, Edgar (2000): Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa, pp. 135-164
5
En esta misma línea de ideas, Beck propone la construcción de un objeto de
estudio complejo12, que pueda ser analizado desde diferentes perspectivas que van
más allá de un estudio inter o multidisciplinario. Esta complejización del objeto de
estudio es un proceso, el objeto se va construyendo de manera compleja al ser
analizado desde diferentes ámbitos en los que se localiza y se puede observar, para
conocer su comportamiento, la función que desempeña en diferentes estructuras
(económica, política, cultural) además de analizar las relaciones entre éstas, sus
tensiones, constricciones e influencias.
Episteme
A la distancia que establece el tiempo, es posible observar el pasado con una
mirada integradora para construir un panorama general que permita el análisis de los
diferentes discursos desarrollados en un espacio definido territorialmente y un
tiempo determinado entre dos momentos de inflexión o cambio en las relaciones de
estos discursos.
Sujeto y objeto son efectos del orden simbólico, que cambian con el tiempo y
es regulado por los valores enarbolados en un periodo determinado 13. El cambio de
estos valores produce cambios en las estructuras que condicionan los
comportamientos humanos, las actividades de las sociedades. Estas estructuras
conforman un sistema dinámico, relacional, que ante cualquier alteración en alguna
estructura, las demás también reciben algún efecto de esta modificación.
Este sistema es definido por Foucault, como “el conjunto de las relaciones
que pueden unir, en una época determinada, las prácticas discursivas que dan lugar
a unas figuras epistemológicas, a unas ciencias, eventualmente a unos sistemas
formalizados”.14 En otras palabras, este concepto refiere una plataforma de saberes,
el conjunto de conocimientos que domina una sociedad con los cuales construye
una visión del mundo y que sirve de escenario para su producción cultural. El orden
de las cosas, los saberes, cuando varían, cambian la episteme del tiempo, se da una
inflexión, una transformación que genera una base epistemológica nueva para el
12
BECK, Ulrich (2004): Poder y contra-poder en la era global. Barcelona. Paidós.
13
IBÁÑEZ, Jesús (1994): El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden. Capítulo I:
“Las paradojas de la investigación social: una tarea necesaria e imposible”. España, Siglo XXI, p. 16
14
FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1982, p. 323
6
conjunto de saberes de ese momento, de ese espacio-tiempo específico. La historia
se compone de un conjunto de saberes contemporáneos15, saberes de diferentes
tipos que se relacionan entre sí en un tiempo determinado, y que se expresan a
través de diferentes discursos en ese momento histórico. De esta manera, los
saberes varían de episteme en episteme.
El sujeto y la reflexividad
En las sociedades hay estructura, la que se entiende como las relaciones entre
elementos reflexivos (sujetos): hay sistema, lo cual comprende las relaciones entre
las relaciones, y además hay jerarquía entre estos elementos16. Los elementos
reflexivos de la sociedad son los individuos, que a través del lenguaje nombran las
cosas, y que crean discursos y códigos que funcionan para ciertas épocas. De esta
manera, el sujeto investigador está integrado en su investigación como sujeto-en-
proceso, a través de la reflexividad. Esta reflexividad significa que lo objetivo se
refleja y se refracta en lo subjetivo.
15
El sentido de contemporaneidad es manejado aquí como conceptos usados en el mismo tiempo,
sea cual fuere el periodo histórico analizado.
16
IBÁÑEZ, Jesús (1994): El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden. Capítulo I:
“Las paradojas de la investigación social: una tarea necesaria e imposible”. España, Siglo XXI, p. 5
17
MORIN, Edgar (2000): Introducción al pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa, p. 157
18
BOURDIEU, Pierre y Loïc WACQUANT (1995): La práctica de la antropología reflexiva.
Respuestas. Por una antropología reflexiva. México: Grijalbo,
7
por Bourdieu, resulta en un ejercicio sumamente difícil, ya que exige del investigador
“la ruptura de las adherencias y las adhesiones más profundas y más inconscientes:
justamente aquéllas que, muchas veces, constituyen el ‘interés’ del propio objeto
estudiado para aquél que lo estudia…” En este sentido, el reconocimiento de la
postura propia en la estructura interna del campo, y ante los diferentes discursos que
conviven en conflicto, esto es, la subjetividad propia del investigador, debe
explicitarse en un ejercicio de reflexividad que es parte constitutiva del enfoque o la
visión que se tiene al abordar el objeto de estudio. Haciendo eco de Bourdieu,
Renato Ortiz recomienda que la ruptura con el sentido común es fundamental para el
razonamiento científico19. La reflexividad de los propios esquemas, nociones y
actitudes ante los discursos teóricos permitirá tener conciencia de la ubicación
personal del investigador para buscar el distanciamiento necesario en el análisis y la
re-interpretación de la información para ser capaz de observar e identificar los
movimientos estructurales y estratégicos del campo y sus agentes.
Lenguaje, discurso
El mundo puede ser leído como un texto: para Ianni, la modernidad y su relato son
considerados como los constructores del conocimiento científico20. En la narrativa
histórica, social y científica que describe los descubrimientos, las conquistas y los
encuentros, se ve el empeño por comprender a los otros, sus diferentes visiones del
mundo y sus transformaciones.
19
ORTIZ Renato (2002): Taquigrafiando lo social. Siglo XXI. Buenos Aires
20
IANNI, Octavio (2000): Enigmas de la modernidad-mundo. México. Siglo XXI.
8
especial. Confiere nombres, califica, cuantifica, enfatiza, incluye, interpreta,
reproduce y traduce el significado de las realidades.
21
IÑIGUEZ Rueda, Lupicinio (2003): Análisis de discurso: manual para las ciencias sociales,
Barcelona, España, Universidad Abierta de Cataluña, p. 99
9
La propuesta de analizar los discursos arquitectónicos mexicanos inscritos en
periodos determinados responde a una postura metodológica cualitativa para
interpretar las prácticas sociales de los sujetos posicionados en contextos
históricamente ubicados, cuyo discurso nombra el mundo objetivo y construye
sentido a través de procesos complejos de negociación, ya que sus contextos les
otorgan posiciones desiguales desde donde ejercer su práctica discursiva con otros
elementos22. Para el análisis social, la práctica discursiva de los sujetos socialmente
constituidos e históricamente ubicados, es importante en tanto actualización de
matrices culturales, establece Rossana Reguillo, ya que en sus prácticas discursivas
estos sujetos construyen sentido (objeto de estudio de los métodos cualitativos), y a
través de estas construcciones manifiestan condicionantes de etnia y género,
educación, visión del mundo, concepciones políticas y religiosas, etcétera, lo que da
cuenta de una formación cultural contextualizada.
22
REGUILLO, Rossana: “Anclajes y mediaciones del sentido. Lo subjetivo y el orden del discurso: un
debate cualitativo”, en Revista Universidad de Guadalajara, núm. 17 invierno del 99-00, Universidad
de Guadalajara, México, pp. 50-55.
23
FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1982, p. 323
10
En la segunda episteme que Foucault ubica en los siglos XVIII y XIX, hubo un
cambio en la concepción de los discursos: éstos rompieron sus vínculos con las
cosas, dejaron las ideas de la similitud para pasar a la comparación. La generación
de conocimientos se realiza bajo la operación de las comparaciones de la medida y
del orden.24
24
FOUCAULT, Michel, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1971, pp. 59
25
Ibídem, 337
26
Ibídem, 334-335
11
acontecer. Encontrar las relaciones, regularidades y rupturas en varios discursos,
para descubrir el código que los genera.
El orden de las cosas que conocemos no lo tienen de por sí, sino que ese
orden responde a una mirada, a un lenguaje. La plataforma que resulta del orden
sobre la que se construyen las teorías no se constituye en las cosas mismas, sino
que es construida por las prácticas discursivas que conforman la historia de un
momento cultural. De esta manera, los discursos deben tratarse (para su análisis)
como conjuntos de acontecimientos discursivos, los cuales son considerados según
series homogéneas29. Bajo esta concepción, la historia no es una sucesión de
hechos, de causa y efecto que siguen un camino hacia una meta. La historia está
compuesta de los campos epistemológicos desarrollados en las culturas en un
periodo determinado de tiempo y que abarcan un cierto espacio. Cada episteme
genera un tipo de hombre. La historia no es una línea continua en busca del
progreso: Foucault se opone totalmente a esta concepción. La historia se compone
de un conjunto de saberes contemporáneos, saberes de diferentes tipos que se
relacionan entre sí en un tiempo determinado, y que se expresan a través de
27
En el sentido que propone Martín Barbero, en su obra “Transdisciplinariedad: notas para un mapa
de sus encrucijadas cognitivas y sus conflictos culturales”, Ponencia en Congreso Internacional
“Nuevos Paradigmas Transdisciplinarios en las Ciencias Humanas”. Universidad Nacional. Bogotá,
2003, como el traslado epistemológico de métodos de una disciplina a otra.
28
FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1982, p. 322
29
FOUCAULT, Michel, El orden del discurso, TusQuets, Barcelona, 2002, p. 57
12
diferentes discursos en ese momento histórico. De esta manera, los saberes varían
de episteme en episteme. El orden de las cosas, los saberes, cuando varían,
cambian la episteme del tiempo, se da una inflexión, una transformación que genera
una base epistemológica nueva para el conjunto de saberes de ese momento, de
ese espacio-tiempo específico.
30
FOUCAULT, Michel, El orden del discurso, TusQuets, Barcelona, 2002, p. 181
31
FOUCAULT, Michel, idem, p. 90
32
REGUILLO, Rossana: “Anclajes y mediaciones del sentido. Lo subjetivo y el orden del discurso: un
debate cualitativo”, en Revista Universidad de Guadalajara, núm. 17 invierno del 99-00, Universidad
de Guadalajara, México, p. 10
13
La práctica discursiva es un conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre
determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época dada, y para
un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio
de la función enunciativa. Las formaciones discursivas son las que resultan de la
agrupación, la relación de diversos enunciados que se refieren a un objeto. Se
podría constituir, así, una arquitectura conceptual de la gramática. Se pueden
descubrir los encadenamientos de inferencia o los sistemas de dispersión (esto es,
que entre los objetos, tipos de enunciación, conceptos o temas que abordan, se
pueda definir una regularidad) y dar cuenta de las formas unitarias en que se
constituyen.33
33
FOUCAULT, Michel, El orden del discurso, TusQuets, Barcelona, 2002, pp. 50-62
14
ciencias sociales, constituyen las bases teóricas para el análisis de las prácticas
discursivas de la arquitectura mexicana.
34
En el sentido en que lo define Jesús Martín Barbero en “Transdisciplinariedad: notas para un mapa
de sus encrucijadas cognitivas y sus conflictos culturales”, 2003, en que señala lo multidisciplinar
como las diferentes visiones disciplinarias acerca de un objeto, y lo interdisciplinar como el traslado
epistemológico de métodos de una disciplina a otra.
15