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{$T2A3 }Leni Riefenstahl: <Hitler me necesitaba m€s como persona que como mujer>

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{$S2A3 }Habla la actriz y cineasta del III Reich, amada por Hitler, Goering y Go
ebbels{=}
{$E2A3 }Leni Riefenstahl, 92 años, actriz y cineasta del III Reich, piloto, expe
dicionaria en Africa, submarinista en los Mares del Sur, autora de la obra maest
ra de la propaganda nazi <Triumph des Willens> (El Triunfo del Espíritu). Su agi
tada vida dio pie a numerosos rumores sobre sus experiencias con sucesivos dirig
entes nazis. ¨Fue amante de Hitler? <Adolf me atrajo hacia sí y me abrazó apasio
nadamente, los ojos se le incendiaron de excitación y ví que lo deseaba; pero, c
omo si notara mi resistencia, se contuvo, miró al cielo y dijo que no podía amar
a una mujer hasta no ver cumplida su misión>. <Hitler era absolutamente asexuad
o. Nunca lo llegué a amar. Quien estuvo perdidamente enamorada de él fue la muje
r de Goebbels, la bella Magda: Por seguir a Hitler hasta en la muerte no dudó en
matar a sus seis hijos y suicidarse>. Al final de esta colosal tragedia wagneri
ana, y durante veinticuatro horas ininterrumpidas, sobre el inclemente bombardeo
aliado resonaban los compases del entierro de Sigfrido.{<}
{$TX1A3 }-Mick Jagger considera a Riefenstahl una artista genial, cuyas película
s colecciona con pasión. Andy Warhol, que se tenía por su modesto alumno, esperó
días enteros en la calle, ante su mansión de Poeking (Munich), hasta ser recib
ido. Stalin le envió una carta de admiración cuando el estreno de <Olympia>, sob
re las Olimpiadas del 36 y pieza obligada de estudio en las escuelas de cinemato
grafía. Mussolini le pidió que rodara para él una película sobre las Lagunas Pon
tinas. Hitler la adoraba, Goering admiraba su valentía y Goebbels le imploró de
rodillas su amor. Por encargo de Hitler rodaría tres filmes sobre el Partido Nac
ional Socialista alem€n, de los cuales <El Triunfo del Espíritu> sigue consider€
ndose la cumbre del cine aplicado a la propaganda.{<}
-Pero Riefenstahl, a sus 92 años, dice estar tan volcada en el presente y su pró
ximo rodaje que no tiene tiempo para el pasado: <Si ha venido Vd. para hablar de
Hitler, puede irse inmediatamente. No tengo ningún interés en hablar de mi pape
l en la vida de ese hombre esquizofrénico. Hitler no desempeñó nada importante e
n mi vida. Rodé una película, en tres partes, para él porque me lo pidió; de ahí
surgió la leyenda...>{<}
-Se revuelve furiosamente cuando escucha decir <filme de propaganda> o se le rec
uerda su secuencia en que el sol sale tras las nubes, coincidiendo con la subida
de Hitler al poder, en el <El tiempo de Hitler>: <Mi película no fue un filme d
e propaganda. Sólo era un documento. Mostré en celuloide aquello que entonces fa
scinaba a todo el mundo. Precisamente se me tomó a mal que rodara sin preparar u
na sola escena. Todo en esa película era real. En "El Triunfo del Espíritu" no h
ay un solo comentarios. La película es historia>.{<}
-¨Le parece bonito haber sido amiga de Hitler?{<}
-<Me caía simp€tico, era muy agradable y educado y siempre repetía que no quería
guerra, que no quería expulsiones. A veces tengo la impresión de que perdió las
riendas de todo. En los momentos m€s difíciles me llamaba y me invitaba a su ca
sa y entonces hablaba sin interrupción, sin mirarme. Caía en discursos largos, m
aníacos, divagaba a veces sobre la idea de suicidio, pero también decía que no
podía abandonar al partido... Después de horas me miraba brevemente, me acaricia
ba la mano y me susurraba: "Gracias por haber venido". Muchas veces salí de su h
abitación sin haber dicho una sola palabra. Mire, le aseguro que Hitler me neces
itaba m€s como persona que como mujer. Necesitaba vitalmente alguien en quien co
nfiar>.{<}
-¨No llegó incluso a bailar para él la Danza del Vientre?{<}
-Por Dios! Eso es una mentira de Louis Trenker (la vieja estrella del cine alem
€n), que dijo haber descubierto después de la guerra las memorias de Eva Braun;
ella fue, físicamente, la única mujer en la vida de Hitler. Gané a Trenker en lo
s tribunales: Demostré que en gran parte estaban copiadas del "Diario de la Cond
esa Larisch", de 1913. Pero todo el mundo se me había echado encima. Nadie quiso
creerme, la mentira era mucho m€s interesante y el diario de Eva Braun se publi
có en todo el mundo; durante décadas fui difamada. Se publicaron toneladas de me
ntiras sobre mi vida. Hace mucho que estaría muerta si siguiera indign€ndome. Y
precisamente con Hitler! Un ser totalmente asexuado. Pienso que ese era el orig
en de su esquizofrenia>.{<}
-El propio Hitler quiso conocerla tras sus primeros éxitos.{<}
-<Reconozco que me impresionó su interés, y también que yo quería conocerlo. Nos
encontramos; parecía natural, en ningún caso un dictador, una persona m€s bien
modesta. Aparentemente, aquel Hitler no tenía nada que ver con el del Sportpalas
t. Fuimos a pasear por la costa. El mar estaba en calma y el aire era c€lido par
a la estación. Empezó a hablar de mis películas: La que m€s le gustaba era la pr
imera, "Blaues Licht">.{<}
-<Encontraba poco frecuente que una mujer joven pudiera defenderse de las presio
nes de la industria. "Cuando lleguemos al poder, tendr€ Vd. que hacer nuestras p
elículas", me dijo Hitler. Yo reaccioné de forma impulsiva: "Eso no puede ser: N
o puedo trabajar por encargo. Tengo que tener las manos libres para ser creativa
". Recuerdo que murmuró tan sólo: "No quiero forzar a nadie a entrar en mi parti
do... si Vd. fuera m€s mayor, sería m€s madura y tal vez eso le ayudaría a compr
ender mis ideales">.{<}
-<Yo titubeé, pero le dije: "Vd. tiene prejuicios racistas. Si yo hubiera nacido
judía o india, no habría querido hablar conmigo. ¨Cómo podría trabajar para una
persona que establece esas diferencias entre las personas?" Entonces me dijo qu
e le gustaría que las personas de su entorno le hablaran de forma tan abierta y
sin complejos. Después, tras un largo paseo, Hitler se detuvo y se volvió hacia
mí. Me miró durante largo rato, me atrajo hacia sí y me abrazó apasionadamente.
Yo estaba sorprendida, no podía creerlo: No quería que aquello ocurriera. El me
miró poseído de una gran excitación. Pero de repente debió de comprender que le
estaba rechazando y me soltó. Sabía que le había ofendido y lamenté incluso el h
aberme reunido con él. Todavía veo cómo levantó los brazos al cielo y dijo: "No
puedo amar a ninguna mujer hasta que no haya cumplido mi misión".{<}
-Después de Hitler, también conquistó a Goering y a Goebbels.{<}
-Goering era un piloto apasionado. Fuera de mi arte, creo que realmente lo que l
e seducía de mí es que fuera una mujer que también volaba. Del doctor Goebbels s
iempre me inquietó su extraña mirada. Sus ingeniosos juegos de palabras eran muy
divertidos, pero me sentía intranquila en su presencia. Tenía rasgos interesant
es: Grandes ojos negros, frente ancha, pelo negro y espeso, y manos cuidadas, pe
ro su boca tenía un aspecto tremendamente vulgar. Es curioso que tuviera una muj
er tan guapa: Magda Goebbels era toda una dama, distante y segura, en seguida se
granjeó mi simpatía>.{<}
-¨Era Goebbels el demonio del grupo?{<}
-A veces un poco, cuando se ponía cínico. Una vez me o que él manejaba los hilos
en el Reichstag y decidía cómo bailaban las marionetas. Era realmente un hombre
peligroso. Podía imaginarme que, si las circunstancias lo hubieran exigido, hab
ría servido igualmente a Stalin. Bien, le hice saber que no sentía nada por él,
pero desgraciadamente eso le hizo insistir aún m€s. No podía comprender que exis
tieran mujeres que pudieran resistírsele. Para ser exactos, era un pequeño mitóm
ano. Se comportaba como un niño. Con los ojos brillantes me contó cómo, en 1926,
tras el estreno de mi película "Heilige Bergen" (Montañas sagradas) había esper
ado delante del UFA-Palast sólo para verme de cerca. Y después me leyó, imagínes
e, unas frases de "Así hablaba Zaratustra". Dejó el libro, se acercó a mí y me m
iró como si quisiera hipnotizarme: "Leni, reconozca que est€ enamorada del Fuehr
er". Le contesté que estaba diciendo tonterías, que el Fuehrer era un fenómeno y
que sólo podía admirarlo, pero no amarlo>.{<}
-¨Sentia celos de Hitler?{<}
-Exactamente, era un hombre así de enfermo. Pues bien, Goebbels perdió el contro
l de sí mismo y me dijo: "Tiene Vd. que ser mi amante, me necesita, sin Vd. mi v
ida sería una pesadilla La quiero a usted desde hace tanto!" Se arrodilló ante
mí y sollozó como un niño pequeño. Estaba loco, totalmente loco. Yo miraba sorpr
endida al doctor Goebbels arrodillado. Cuando se abrazó a mis piernas, fue demas
iado. Me eché atr€s y le pedí que saliera inmediatamente de mi casa. El titubeó
y yo grité: "Qué clase de hombre es Vd. Goebbels! Tiene una mujer guapísima, un
hijo adorable Se comporta Vd. de forma repugnante!" Pero en lugar de marcharse
de mi casa, continuó sollozando y murmurando que quería a su mujer y a su hijo,
pero también a mí y que estaba dispuesto a cualquier sacrificio por mí. "L€rgu
ese de mi casa, doctor! V€yase, se ha vuelto Vd. loco". Abrí la puerta y llamé a
l ascensor. Se fue con la cabeza gacha, como un perrillo y desde entonces no me
pudo ver. Goebbels, que como ministro de Propaganda se convirtió en primer pilar
del régimen, no pudo perdonarme nunca esa humillación>.{<}
-Goebbels tuvo hasta seis hijos con Magda, a los que ella mató antes de suicidar
se como Hitler.{<}
-<Magda Goebbels me había confesado que aunque quería a su marido su amor por el
Fuehrer era mucho m€s fuerte. Estaba dispuesta a sacrificarse por el Fuehrer. S
e enamoró perdidamente del Fuehrer y nótese que no estoy diciendo "de Hitler". S
e había divorciado de un hombre muy rico, Guenther Quandt, porque sólo quería un
a cosa: Llegar junto al Fuehrer. Tan sólo, cuando supo que Hitler no podía quere
r a ninguna mujer "m€s que a Alemania" desde que muriera su sobrina Geli, decidi
ó hacerse secretaria de Goebbels para permanecer cerca. Pienso con frecuencia en
aquellas palabras de Magda cuando recuerdo que mató a sus seis hijos y se suici
dó para seguir a Hitler en su muerte>.{<}
-¨Qué sabe de la extraña relación de Hitler con su sobrina Geli?{<}
-<Bueno, Hitler pensaba que era irresponsable unirse a una mujer, porque ésta na
da podría obtener de él. "Mi amor pertenece a mi pueblo", solía decir. Pero una
vez me confió, mientras le narraba el rodaje de "Olympia", un secreto que no hab
ía revelado a nadie: En su habitación había un busto de una muchacha, adornado c
on flores. Me explicó que era Geli, su sobrina, a la que quería enormemente y er
a la única mujer con la que podría casarse. Luego me enteré de que Geli se había
suicidado y precisamente en aquella habitación: El día antes había encontrado e
n el abrigo de Hitler una carta de amor de Eva Braun. Le aseguro que Hitler nunc
a pudo superar esa pérdida>.{<}
-Tras su triple éxito mundial con <El Triunfo del Espíritu>, <Olympia> y <La Vic
toria de la Fe>, estalló la guerra. Ya no podría Vd. seguir ajena a la política.
{<}
-Nunca pude entender la declaración de guerra de Hitler a Polonia. Un par de día
s antes me dijo: "Dios me dar€ la felicidad de vivir la renovación de Berlín y n
o tener que entrar en guerra". La Prensa decía que el único deseo de Hitler era
lograr un corredor hasta Prusia Oriental. No teníamos otra información. Incluso
yo, que estaba muy próxima a Hitler, pensaba que se había visto obligado a comba
tir y que, como Hitler creía, la guerra acabaría enseguida>.{<}
-<Quise ir a la guerra como enfermera, pero al final cogí una c€mara y viajé a P
olonia como cronista de guerra. El día de nuestra llegada, unos civiles polacos
mataron a un alto oficial alem€n y a cuatro soldados, los descuartizaron y les s
acaron los ojos. Dos días antes los partisanos polacos habían matado a seis sold
ados alemanes que dormían. Afectados por estas primeras im€genes de la guerra, f
uimos a la plaza del pueblo. Los soldados estaban alrededor y unos civiles estab
an cavando la fosa. La rabia de los soldados era enorme y el miedo de los polaco
s atroz: Temían estar cavando sus propias tumbas. Entonces llegó un oficial y ex
igió disciplina y calma. Pidió que, pese a lo ocurrido, no se respondiera con ot
ros crímenes. Pero un grupo de soldados alemanes furiosos empezó a dar patadas a
los polacos y yo les grité: "¨No han oído ustedes al oficial? ¨Y ustedes preten
den ser soldados alemanes?" Los soldados, rojos de ira, se volvieron contra mí;
uno me encañonó dispuesto a acabar con aquella loca. Yo le contemplé aterrorizad
a. En ese momento me fotografiaron>.{<}
-En Nuremberg se mostró esa imagen como prueba de que Vd. fue una nazi despiadad
a.{<}
-<Es cierto. En aquella ocasión habían muerto treinta civiles polacos. Yo quería
volver corriendo a Berlín. Abandoné las crónicas de guerra; era demasiado para
mí. Pero años después, en los juicios de Nuremberg, esa fotografía pretendió dem
ostrar que yo había incitado a aquellos soldados a cometer crímenes de guerra. A
fortunadamente muchas personas testificaron en mi favor>.{<}
-En su obra inacabada <Tiefland> (Tierras bajas), rodada en España, se dijo que
utilizó a presos de un campo para acarrear agua para un lago artificial. Y su co
rrealizador escribió que Vd. pidió al arquitecto que le construyese un bosque en
tero, y luego le hacía desplazar los €rboles a su antojo.{<}
-<Demonios! Lo primero es pura mentira>. <Mire, es comprensible que los directo
res puedan parecer dictadores, pero en mi plató no ocurrían tales perversidades.
Se han inventado cientos de historias sobre mí. Respecto a lo otro, sucedió que
Mussolini declaró la guerra a los franceses, aunque estos ya habían capitulado.
Así tuvimos que trasladar el equipo de rodaje desde España a Alemania, sustitui
mos los Pirineos por los montes de Karwendel. Se reconstruyó el pueblo de Rocabr
una, el castillo y el molino, con motivos españoles. Pero cuando visité las obra
s, quedé anonadada; los arquitectos habían cometido un error terrible: No habían
hecho el trazado del pueblo en función del lugar donde debía situarse la c€mara
>.{<}
-Y ¨era mejor cambiar el pueblo y el bosque que la c€mara de sitio?{<}
-<Adem€s las casas estaban demasiado separadas y no se podía tomar los planos ge
nerales con las montañas al fondo. Por la pérdida de tiempo resultó imposible co
ncluir la película antes del invierno y quedó sin terminar. Aún así muchos dicen
que es una obra maestra>.{<}
-En 1949, Merkur de Munich publicó que con esa película Vd. había sacado a gitan
os de España para llevarlos a campos de exterminio.{<}
-<Presenté una querella contra el editor. Su abogado quiso adoptar una pose teat
ral diciendo: "Vd. es una directora diabólica" e intentó que "Tiefland" fuese pr
ohibida. Todos los testigos declararon a mi favor, con excepción de una periodis
ta gitana de Revue. Afirmó haber visto con sus ojos morir en las c€maras de Ausc
hwitz a los gitanos de "Tiefland". Cuando se le pidieron nombres citó a la famil
ia Reinhardt. Mi ayudante de dirección, el doctor Reinl, que había escogido a lo
s gitanos en un <lager> cercano a Salzburgo, juró ante el tribunal que había vis
to a los Reinhardt después de la guerra. Yo misma recibí luego una carta de Anto
nija Reinhardt. Después de aquello Revue quiso chatanjearme con la foto de la ma
tanza de Konskie, en Polonia. Yo no tenía porqué comprar nada y ni respondí; así
que ellos publicaron la foto como prueba de mi presencia en una matanza contra
judíos. Me querellé de nuevo y volví a ganar. Gracias a Dios, estos últimos años
me han dejado en paz. Cuando muera, la Prensa alemana tal vez diga de mí que fu
i un genio del cine; como han venido diciendo en todo el mundo>.{<}
{$T1A3 }Del Reichstag a Africa{=}
{$FI1A3 }Praga. Ramiro Villapadierna{>}
{$TX1A3 }-Bailarina y actriz, Leni Riefenstahl revolucionó con apenas veinte año
s el arte cinematogr€fico y documental, en los años 30, y con la célebre filmaci
ón de las Olimpiadas del 36 dejó escrito para siempre el abecedario del cine dep
ortivo.{<}
-El nacismo utilizó su arte y ella pagó su ingenuidad política con un amargo exi
lio. Considerada la amante de Hitler y una monstruosa directora nazi, que emplea
ba a internos de los <lager> para sus necesidades de rodaje -por lo que cumplió
una larga condena de c€rcel-, Leni Riefenstahl inició su segunda carrera cinemat
ogr€fica en Africa. {<}
-Con un infiernillo y una hamaca de campaña atravesó todo el continente negro. Q
uería filmar a gentes que no hubieran visto nunca a un hombre blanco: Los Nuba.
Cuatro meses después estaba en los huesos y nadie pensó que aquella anciana, que
ya pasaba de 70 años, sobreviviría. El calor del Sud€n y la agotadora expedició
n la habían secado física y psicológicamente. Sucedió hace m€s de veinte años.{<
}
-La Riefenstahl que ahora desciende gracilmente los escalones del salón de su ca
sa de Munich no puede tener 92 años. Salvo si se piensa que después de reponerse
de su epopeya africana, ha pasado los últimos 20 años buceando con c€maras subm
arinas las profundidades del Caribe. En breve, con su ayudante Horst, se pondr€
al frente de la obra de su vida: <Imagen, pura imagen>. <Me he operado recientem
ente de los ojos y veo mucho mejor>, aclara.{<}
-¨Leni Riefenstahl llegó a realizadora magistral para escapar de papeles de chic
a bella, aria, inocente?{<}
-<Sucedió que un día me sentí muy frustrada con un papel mío en una película y m
e puse a imaginar el papel de otra manera. Las im€genes surgían de mis sueños. P
odía imaginarme de forma muy nebulosa a la muchacha de las montañas, un ser naci
do de la Naturaleza. Veía como escalaba a la luz de la luna, como era perseguida
y apedreada. Veía cómo se arrojaba de la roca y caía al vacío. Me encontré pose
ída. Me senté ante mi mesa y redacté un guión de dieciocho p€ginas, titulado "Bl
aues Licht" (Luz Azul). A la chica la llamé Yunta, un nombre español. A los prod
uctores no les gustó, pero yo estaba loca por aquel proyecto. Había ahorrado alg
ún dinero, pero debía olvidarme de un estudio. No habría honorarios para la prot
agonista: La haría yo. Quedaba el problema del dinero para el director. Tal vez
alguien aceptara trabajar a crédito... Todavía no podía imaginarme a mí dirigien
do>.{<}
-<Busqué actores aficionados; sólo el protagonista sería profesional. Otra probl
ema importante era el guión. Me dirigí al judío Bela Balasz, uno de los mejores
guionistas de la época; estuvo encantado y aceptó trabajar sin cobrar. Como c€ma
ra empleé a mi amante de entonces, Hans Schneeberger. Viví como un monje y dejé
incluso de comprarme medias: Sólo me ponía pantalones. Sabía lo que quería y era
muy obstinada. Mire me molestaban las películas que se rodaban entonces. Las es
cenas siempre tenían que ser bonitas; incluso en los entierros debía lucir el so
l y para mí eso era una ruptura de estilo. Quería que hubiese armonía. Después d
e diez semanas de rodaje, volví a mi ciudad Berlín para ver el material filmado.
En la sala de montaje me quedé sin respiración: Era mucho m€s impresionante de
lo que creía. Y comenzó un tabajo apasionante; hice miles de cambios y variacion
es en el montaje, hasta que dije: Basta. Y entonces, en el UFA-Palast de Berlín,
se produjo el triunfo, un éxito inesperado, una sensación con la que sólo podía
haber soñado. Las felicitaciones vinieron de todas partes. Recibí telegramas de
Charlie Chaplin y Douglas Fairbanks. En la primera Bienal de Venecia obtuve la
Medalla de Plata. Una mujer, figúrese>.{<}
-<Mire, en realidad era como si hubiera previsto mi futuro con aquella primera p
elícula: Un muchacha poco común, de las montañas, que vive en su mundo, persegui
da y aislada, cae al vacío porque sus ideales han sido destruidos. Viajé por tod
o el país con la película y en todas partes se oía ya hablar de Adolfo Hitler>.{
<}
FIN@

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