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23-02-2012
Dardo Scavino, Miguel Vitagliano
Esta carta de Miguel Vitagliano a Dardo Scavino forma parte del segundo nmero
de la revista En ciernes. Epistolarias, en la que diferentes escritores e intelectuales
se cartean entre s. "La isla Martn Garca constituida como el ojo de aguja por
donde se va enhebrando una serie de tramas nacionales", seala Vitagliano.
Por Miguel Vitagliano.
Dardo Scavino.
argentinos: Sarmiento y su capital para los Estados Unidos de Amrica del Sur, la
victoria del Almirante Brown ante los europeos, los desesperados paseos de Rubn
Daro, la crcel donde los presos picaron los adoquines para las modernas calles de
Buenos Aires, el lugar de detencin para la tripulacin del Graf Spee, la crcel de
Yrigoyen, Pern y Frondizi, la isla donde todos los habitantes son presidiarios pero
nadie sabe con exactitud quines pertenecen a la parte que queda afuera del todo, y
hasta los pan dulces que Menem iba a comprar especialmente como contaban sus
amigos periodistas en radio y televisin.
esperaban las aguas que contenan todas las posibilidades del futuro. Deban
dejarse llevar por Duquesa, entregarse al arrebato del deseo en lugar de pretender
domarlo. Otros haban domado a Duquesa, otros aspiraban a ser sus domadores, no
ellos que se refugiaban en la estela del instinto del animal. Ellos nacan otros en el
momento en que se lanzaban al agua, esa era la verdadera orilla que importaba, la
que quiz slo podan nombrar con el nombre de otra, la de la otra orilla que no
perteneca exactamente al otro lado.
En la leyenda se habla de Duquesa y su potrillo, nada se dice de la suerte posterior
de los hombres. Por supuesto que no tendra por qu hacerlo, se trataba de la regla
impuesta por ese relato. Pero prefiero leer el espacio del relato y no su regla: lo que
la leyenda destaca es que los hombres nacen hombres libres en el momento en que
se arrojan al agua, ni antes ni despus. Me demoro en mi casa buscando Saer y los
nombres; quiero encontrar un prrafo que marqu en el libro y se me escapa. Me
topo con otros, me detengo en otros, sin hallar esa distincin precisa que hacas de
la palabra potica. Seguramente voy a encontrar el prrafo cuando ya haya enviado
la carta; estoy seguro. Decas que la palabra haca aparecer lo que hasta ese
momento permaneca oculto, en lo indiscernible. Era as, Dardo? Todava tengo el
tiempo de mi lado, todas las posibilidades estn abiertas mientras escribo.
Un abrazo grande,
Miguel