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LECCIÓN 3
LA GLORIA DE SU ENCARNACIÓN
“…Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los
que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos.
(Gá 4:4)
Jesús no aparece en la historia del hombre como por azar, Él es un ser único, antes de
existir como hombre entre los hombres, había sido con Dios y era Dios. Era el Hijo
eterno del Padre, que venía al mundo para salvar lo que se había perdido (Lc 19:10).
1. Origen de su venida. Nace en la propia voluntad del Hijo (He 10:7; Jn 19:18)la
cual era expresión de la del Padre; y respondía a un plan divino trazado desde
el principio. Cristo vino al mundo movido por su amor, pero también por su
relación con Dios, cuyos designios redentores el había de realizar.
Una vez que se haya cumplido cabalmente la obra de Cristo veremos cuán glorioso fue
el hecho de que un día Dios enviara a su Hijo para nuestra salvación. El hecho de
enviar al Hijo equivalía a decir “lo envío a la muerte”. De ahí la trascendencia de Jn
3:16, donde percibimos destellos de su gloria incomparable.
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CRISTOLOGÍA
CONTEMPLANDO LA GLORIA DE DIOS
Esta es una gran revelación referente al Logos descrita en el principio del evangelio de
Juan, que analizaremos detalladamente.
Esa identificación plena con la raza humana es precisamente lo que le capacitó para
representarla y rescatarla de su estado de condenación. (Ro 5:12-19; He 2:17).
2. Y habitó entre nosotros. (Éx 40:34), en otras palabras puso “el tabernáculo
entre nosotros” con su encarnación, pues la presencia de Dios se manifestaría
en Cristo, “lleno de gracia y de verdad”, fiel expresión del carácter y los
propósitos redentores de Dios, por eso Jesús dijo: “El que me ha visto a mí ha
visto al Padre” (Jn 14:9)
Este aspecto Pablo nos lo da entender de una manera clara y reveladora. “quien,
siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de *siervo y
haciéndose semejante a los seres *humanos. Y al manifestarse como hombre, se
humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”.
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CRISTOLOGÍA
CONTEMPLANDO LA GLORIA DE DIOS
Pero “vemos…a Jesús coronado de gloria y honra” (v. 9). Y lo vemos “hecho un poco
menor a los ángeles”, es decir, hecho hombre, como Hijo de Dios encarnado. El
objetivo de esta encarnación es la redención de los seres humanos. Esta redención
solo era posible sobre la base de “su muerte en provecho de todos”. Podemos decir
que Jesucristo nació para morir. Esto es normal para todo ser vivo, pero para Jesús es
profundamente cierta, pues desde su nacimiento su vida fue un constante discurrir por
el camino que conducía al “padecimiento de la muerte”. Esta meta no seria un
accidente, ni un hecho determinado por la voluntad de los hombres, sino “por la gracia
de Dios” en cumplimiento de un designio divino inspirado en el deseo amoroso de
salvar a los hijos de Adán sin vulnerar los principios de santidad y justicia.
Era necesaria la expiación y esta solo podía ser valida si se llevaba a cabo mediante el
sacrificio del Dios-hombre, víctima y sacerdote a un tiempo. Cristo en la cruz era el
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CRISTOLOGÍA
CONTEMPLANDO LA GLORIA DE DIOS
Esta fraternidad a la que alude Jesús se encuentra en el versículo (11): “El que
santifica (Cristo) y los que son santificados (redimidos) de uno son todos), en la Nueva
Biblia Española dice “de un solo linaje son todos”.
Cristo es Hijo de Dios por naturaleza, el cristiano lo es por adopción. Somos hermanos
de Cristo, y él al venir a ser uno como los suyos asumiendo su naturaleza humana en
su encarnación. “Así que, por cuanto los hijos participaron de la carne y sangre, él
también participó de lo mismo…” (14).
2. Acceso a Dios por la mediación de su Hijo, “quien debía ser de todo semejante
a sus hermanos para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que
Dios se refiere” (17). Él fue el gran sumo sacerdote que, mediante el sacrificio
de sí mismo, abrió el camino para que sus redimidos puedan acercarse libre y
confiadamente a Dios (He 10:19-20). En este ministerio de la mediación sobre
salen: la misericordia y la fidelidad del Mediador, los cuales garantizan la
efectividad de su acción.