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Teologa Pastoral:
Martin, Cristina Betsab
Familia: Son los primeros y principales educadores. Los padres han dado la vida
a los hijos y estn gravemente obligados a su educacin. Este deber es de tanta
trascendencia que, cuando falta, difcilmente puede suplirse. Deben, los padres,
formar un ambiente familiar animado por el amor, por la piedad hacia Dios y
hacia los hombres, que favorezca la educacin ntegra, personal y social de los
hijos. En la familia cristiana, enriquecida con la gracia del sacramento, es
necesario que los hijos aprendan a conocer la fe recibida en el bautismo.
robustece la fe, anima la vida con el espritu de Cristo, lleva a una consciente y
activa participacin del misterio litrgico y alienta a una accin apostlica. Por
otro lado, aprecia mucho y busca dignificar los dems medios como son los
medios de comunicacin social, los mltiples grupos culturales y deportivos, las
asociaciones de jvenes y, sobre todo, las escuelas.
Entre los medios, el de mayor importancia es la escuela, que a la vez que
cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la capacidad
del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las
generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida
profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos, contribuyendo a la
mutua comprensin; adems, en el que deben participar a un tiempo las
familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural,
cvica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana. En ello, es
importante la vocacin de quienes desempean la funcin de educar en las
escuelas, requiere dotes especiales de alma y de corazn, una preparacin
diligentsima y una facilidad constante para renovarse y adaptarse.
CONCLUSIN
Se exhorta encarecidamente a los mismos jvenes a que, conscientes del
valor de la funcin educadora, estn preparados para abrazarla con
generosidad. Y exhorta a los sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares a que
perseveren generosamente en su empeo educativo y a que se distingan en la
formacin de los alumnos en el espritu de Cristo, en el arte pedaggico y en el
estudio de la ciencia, de forma que no slo promuevan la renovacin interna de
la Iglesia, sino que sirvan y acrecienten su benfica presencia en el mundo de
hoy, sobre todo en el intelectual.