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Este documento describe los pasos iniciales de un proceso legal. Explica que un proceso tiene un inicio, desarrollo y conclusión. La primera fase es la introducción, donde alguien solicita justicia al juez. Luego discute que la iniciativa de un proceso civil la puede tomar cualquier parte, mientras que en un proceso penal solo el ministerio público puede iniciarlo. Finalmente, señala que en ciertos delitos menores la querella de la víctima es necesaria para iniciar el proceso, a diferencia de una simple denuncia.
Este documento describe los pasos iniciales de un proceso legal. Explica que un proceso tiene un inicio, desarrollo y conclusión. La primera fase es la introducción, donde alguien solicita justicia al juez. Luego discute que la iniciativa de un proceso civil la puede tomar cualquier parte, mientras que en un proceso penal solo el ministerio público puede iniciarlo. Finalmente, señala que en ciertos delitos menores la querella de la víctima es necesaria para iniciar el proceso, a diferencia de una simple denuncia.
Este documento describe los pasos iniciales de un proceso legal. Explica que un proceso tiene un inicio, desarrollo y conclusión. La primera fase es la introducción, donde alguien solicita justicia al juez. Luego discute que la iniciativa de un proceso civil la puede tomar cualquier parte, mientras que en un proceso penal solo el ministerio público puede iniciarlo. Finalmente, señala que en ciertos delitos menores la querella de la víctima es necesaria para iniciar el proceso, a diferencia de una simple denuncia.
Resea Capitulo IX LA INTRODUCCION Edgar Orlando Junca Aguirre Oscar Blandn Garibello Alfonso Velasco reyes
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Tambin el proceso tiene su vida, esto es, su principio y su fin: se abre,
se desarrolla y se cierra. Si queremos, pues, observar su historia, ser oportuno detener la atencin ante todo en la primera fase, llamada introduccin. En efecto, la apertura del proceso es una introduccin en el sentido de que alguien llama a la puerta del juez y le pide justicia, y el juez lo introduce cerca de s. No se trata de un acto, sino de una fase. Todo el proceso es un camino que se recorre a pasos singulares, uno tras otro; para estudiarlo, distingamos en l varios sectores, del primero de los cuales nos estamos ahora ocupando. El delito o la litis es un hecho que no se manifiesta sino excepcionalmente ante los ojos del juez. La primera duda para resolver es esta: Si ocurriese ante sus ojos podra el juez iniciar sin ms el proceso? En principio la respuesta es negativa. La iniciativa del proceso est encomendada a una parte, tanto en materia civil como en materia penal. En materia civil est en vigor el principio de la demanda de parte, tanto si el proceso es contencioso como si es voluntario. Este principio se expresa por medio de una frmula antigua: neprocedat iudex ex officio [no proceda el juez de oficio]; el juez no puede hacer un proceso si no es solicitado para ello. Tambin en materia penal, en el papel ocurre lo mismo, con la diferencia de que mientras la iniciativa del proceso civil puede tomarla indiferentemente una parte u otra, la del proceso penal pertenece solo al acusador, es decir al ministerio pblico. Una persona no podra pedir que se la castigara, ni aun siquiera que se hicieran indagaciones para hacer que resultara que ciertas sospechas que corren a su cargo son infundadas, mientras que uno puede dirigirse al juez civil pidindole que declare la certeza de que no existe una deuda de su parte respecto a otro que se jacta, en cambio, de ser su acreedor. Una tal diferencia est justificada solo hasta cierto punto. Si el derecho penal fuese hoy lo que debiera ser y se tuviese de la pena un concepto verdaderamente medicinal, quien ha cometido un delito podra dirigirse al juez, como al mdico se dirige el enfermo; pero estamos lejos todava de este grado de civilizacin. Ni siquiera el juez penal puede, de ordinario, abrir la puerta si no ha llamado a ella el ministerio pblico; constituye excepcin a esta regla nicamente el pretor, el cual juzga de los delitos menos graves, y para ello tiene el poder de juzgar sin iniciativa del ministerio pblico.
Pero el ministerio pblico, precisamente porque no es una parte en sentido
sustancial, es decir, un interesado, se encuentra en orden a esta iniciativa en una posicin muy distinta de la posicin de la parte en el proceso civil. Esta ltima, antes o despus, est siempre informada de la necesidad del proceso, ya que se trata, en fin de cuentas, de asuntos suyos. Uno no puede ignorar si tiene o no tiene un crdito, si su deudor le paga o no, si su inquilino no quiere devolverle la casa al vencer el arrendamiento, etc.; en cambio, el ministerio pblico, por lo menos de ordinario, no sabe nada de un delito que no le atae; por eso la ley regula y hasta estimula los modos como se le da la noticia. Si esta le llega de un particular, se habla de denuncia; si de un oficial pblico, de parte; si de quien ejerce una profesin sanitaria, de relacin. Estos actos tienden a poner al ministerio pblico en condiciones de asumir la iniciativa del proceso, pero no son necesarios a ese objeto, salvo que se trate de ciertos delitos cuyo castigo no se admite sino en cuanto lo exija la persona ofendida. Esta exigencia toma el nombre de querella; y se distingue de la denuncia precisamente, en que sin ella el proceso penal no podra ser promovido; esto ocurre casi siempre porque el proceso penal tiene naturalmente sus inconvenientes debidos sobre todo a la publicidad. Por esto ciertos procesos, por ejemplo, en materia de injuria, de difamacin, de adulterio, de corrupcin de menores, pueden ocasionar a la parte lesionada un escndalo que se debe evitar. La querella no es, pues, como la denuncia, la simple noticia de un delito, sino al mismo tiempo un requerimiento de la parte en sentido sustancial, necesario para la introduccin del proceso.