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CAPITULO I
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producía el encontrarse la fotografía cuando revolvía
entre sus papeles privados, en busca de cualquier
documento.
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aún a pesar de esos pocos parásitos, criminales
sociales, chantajistas espirituales y demás
productos de una maleducación ciega y egoísta, con
toda injusticia y desigualdad en este mundo,
dejando tras de sí al hombre nuevo, con una
dignidad recuperada a través del trabajo y la cultura
y el sentimiento de hermandad entre iguales, que,
como base monolítica, haría desarrollarse a este
hombre hasta las más altas cimas del arte y de la
tecnología.
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que todo iba bien, y que lo que empezaba ahora era
turismo...¡que equivocados estaban!
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Siguió un proceso largo y difícil, de cruces de
miradas, más o menos casuales, durante los
traslados de los prisioneros a sus diferentes tajos, y
en las ocasiones especiales en las que el joven
moreno y delgado, de ojos profundos, tuvo que venir
a su casa para hacer algún trabajo.
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Un compañero le ayudó a aprender algunas
palabras en alemán, pocas, pero que llegaron a ser
suficientes, y la historia siguió...hasta que las tropas
americanas se acercaron al pueblo, y se corrió el
rumor de una ejecución en masa de los prisioneros.
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habilidad el patrimonio del suegro y que se compra
el primer Opel -duradero y seguro- al principio de
los sesenta y hoy vota al partido Liberal de Hans-
Dietrich Genscher.
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CAPITULO II
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CAPITULO III
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Presidente de la República desde 1985 a 1990, por el APRA
(Alianza Popular Revolucionaria Americana)
2
Movimiento terrorista originado por el pase a la lucha armada
del PCP (Partido Comunista del Perú), activo desde 1980.
3
Cholo puede significar mestizo en Aymará, o muchacho en Que-
chua; yo no he conseguido respuesta precisa. Hoy se usa en el Perú
para designar a todo el que tiene evidentemente sangre india, y puede
tener matices peyorativos o cariñosos... depende.
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bajo"... pero nadie le había prevenido contra el frío
invierno limeño, con casi un 100% de humedad
relativa bajo un cielo permanentemente gris.
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(Servicio de Inteligencia), en la que no consiguió
entender absolutamente nada, llegando incluso a
dudar de la cordura del individuo. Lo único que
realmente sacó en claro de la charla fue que a partir
del momento de su incorporación, iba a tener que
estar dispuesto a soportar periódicas sesiones de
paranoia persecutoria por parte del Servicio de
Inteligencia, con la cual, él supuso, sus integrantes
se defendían del aburrimiento.
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mujeres le sostenían con gusto la mirada; y en la
que él, que estaba por primera vez en su vida, libre
de preocupaciones presupuestarias, se sintió en
condiciones de llevar hasta sus últimas
consecuencias los contactos, que su buena planta y
la apariencia de hombre a quien la fortuna sonríe,
no tardarían en proporcionarle.
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- Ciertamente Sr. Vidal, esto no es La Habana ni
Caracas, pero este destino es mejor que un
centenar de otros posibles, y somos muchos los
que hemos ido aprendiendo a respetar, e incluso a
amar a Lima; las razones ya las irá descubriendo
usted mismo con el tiempo -
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CAPITULO IV
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pobreza, con exteriorizaciones nada discretas de
opulencia, le parecía como hecho aposta para que
la una resaltara a la otra y viceversa...- ya lo
entenderé algún día - se dijo, convencido de que
nunca lo entendería.
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donde se amontonaban libros y papeles alrededor
de su computadora, alguna taza con restos de té,
y el silencio de un cuarto piso que daba al patio
interior, donde una especie de federación de viejas
intransigentes había conseguido reducir al silencio
a la media docena de niños, la mayoría hijos de
emigrantes, con los que en total contaba la
manzana.
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suburbios de lujo, donde se suponía que un
respetable funcionario de la Embajada Alemana
debía vivir, o intentaría alquilar un viejo piso en el
centro de Lima, para renovarlo con cariño, como
había hecho en Munich?. ¿Aceptaría él tener
servicio?. Estas cuestiones le dieron bastante que
pensar en los primeros días, tanto así, que su
propio jefe, el Sr. Hausmann, le mostró su
preocupación al cumplir un mes de estancia en
hotel, y le ofreció nuevamente el apoyo adminis-
trativo del personal de la oficina.
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fuera, otros le parecían antipáticos o simplemente
sosos, y además estaba su prejuicio en contra del
burócrata.
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para que él recibiera la casa absolutamente libre.
Una primera reacción de solidaridad ante aquella
gente, acompañada del análisis pragmático de la
situación, por parte de la corredora, le llevó a
aceptar la presencia de un matrimonio de mediana
edad y sus tres hijos adolescentes en las
generosas dependencias de servicio, y a cerrar un
acuerdo de limpieza y atención básica del
inmueble y de su persona, lo cual le transportó a
un mundo de confort al cual él no estaba
acostumbrado, pues a pesar de sus protestas, se
vio adelantado en la mayoría de las labores
domésticas que él pretendía ejecutar; y que
ejecutaba normalmente en Munich, encontrándose
con que casi no le dejaban hacer nada.
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CAPITULO V
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dejar de ser entendido como lo que era: un
demócrata progresista convencido. Al cabo de un
par de semanas de comunicación intensa,
consiguió, al menos, que sus colegas alemanes
tuvieran relativamente clara su posición; de lo que
los peruanos pensaban no llego a enterarse nunca,
a pesar de la buena comunicación que, desde un
principio, le permitió su perfecto castellano.
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voluntario a un par de obligaciones de
representación de la oficina, y al poco tiempo
empezó a tener problemas de agenda entre cine
clubes, conferencias, presentaciones de libros,
inauguraciones de cosas y cenas o charlas con
amigos... finalmente él era un soltero inde-
pendiente y con mucho tiempo disponible.
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CAPITULO VI
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aparentemente indolente apilaba diarios viejos allí
mismo.
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Thadeus sintió la presión de un arma en su
espalda, a través del asiento del automóvil,
durante los doscientos metros que aún condujo él;
luego, en una callejuela discreta, transbordaron a
una camioneta de carga, en cuya caja fue
encerrado Thadeus, privado de toda visibilidad, y
de la mayor parte de lo que llevaba encima.
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espaldas, Thadeus se acurrucó como mejor pudo,
y se quedó dormido.
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CAPITULO VII
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- Pero Anne, no puede ser que solo te hayan
comunicado eso, ¿y por que no nos han llamado a
nosotros? -
- ......-
- ¿Tampoco has anotado el nombre del que te ha
llamado? -
- ......-
- Pero Anne ¿en qué estabas pensando? -
- ......-
- Si, si, ya entiendo que no tienes ninguna
obligación, y que hoy tienes un examen, y que
finalmente, los problemas de Thadeus son de él,
pero ¡es que lo han secuestrado! -
-......-
- Si, bueno, voy a dejar la línea libre, por si llaman
de exteriores... ah y gracias.-
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le parecía demasiado poco para sentarse
tranquilamente a esperar.
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Dejó correr un poco de tiempo en su
evocación, y la nueva imagen de su amigo ya no
tenía fusil; esta vez estaba de paisano y sostenía
una bolsa de viaje y un maletín. Era la última vez
que se habían visto; los amigos se separaban.
Julian cruzaba la frontera hacia Francia y Antonio se
iba con el maquis, como médico eso si, harto de
muertes y confiado en que la victoria final le
encontraría contabilizando curaciones.
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- No, chico, supongo que lo que pretenden no es
dinero, y si eso fuera, pedirían un montón; les
interesa la publicidad, o la liberación de su jefe,
que está en la cárcel -
- .....-
- Recurrir a la embajada, psch... ¿a cual embajada
te refieres? -
- ......-
- No sé, yo no espero mucho de ellos. Lo que no
consigan los unos tampoco lo van a conseguir los
otros. Déjame que intente yo algo a través de
algunos compañeros... Te mantendré informado -
- ......-
- No te preocupes, yo te llamaré, ya veremos como
lo hago. Un abrazo muy fuerte Julian, confía en
nosotros, adiós. -
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cierta tensión en su gesto. No está dormido; es la
computadora que trabaja.
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CAPITULO VIII
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estetoscopio por el lápiz, para poder vivir, antes de
cualquiera de las traiciones, reales o imaginadas,
que le había impuesto la emigración.
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órdenes una compañía de soldados, si fuera
necesario.
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CAPITULO VIII
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embajada negociara, y a salir de allí vivo y sin
heroicidades.
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El comprendió inmediatamente el sentido del
acto: se trataba de dar publicidad a su captura, de
mostrarle ¡vivo! ante los medios de comunicación.
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Las hipótesis que se le ocurrieron fueron dos:
O los tipos no eran periodistas, y todo era un
extraño paripé, cuyo sentido y utilidad se le
escapaban, o bien sí eran periodistas, pero estaban
asimismo implicados en el secuestro; en ese caso lo
más probable era que fueran del periódico "El
Diario", órgano del Sendero Luminoso, o bien de
"Cambio", si es que sus captores eran del MRTA...
Se le ocurrió que ese podría ser un buen sistema
para averiguar en manos de quien estaba; y lo
utilizó.
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parecían el lugar menos esperable para encontrar
blancos... - excepto arriba del todo - concluyó en
una segunda fase del análisis.
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Su reacción tomó por sorpresa a los
demás, de manera que pudo atravesar el dintel y
agarrar a uno de los periodistas, justo en el
momento en que éste se estaba quitando el pañuelo
de los ojos. Thadeus no sabía qué era lo que
pretendía, pero en ningún caso quería quedarse
solo en aquella habitación.
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CAPITULO IX
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- ¿Cómo dices?. Pero Paco, ¿cómo se te ocurre
que yo pueda saber algo de ese secuestro?
- ...
- Ya, ya me doy cuenta, pero yo no sé más que lo
que dicen los periódicos.
- ...
- Si, claro que yo tengo comunicación directa con
el Ministro del Interior. Tu sabes que somos viejos
amigos...
- ...
- Hombre, mi opinión personal es que ese amigo
vuestro, ese compañero español, estará en libertad
antes de veinticuatro horas.
- ...
- No me adules, así no vas a sonsacarme; yo te
digo lo que puedo.
- ...
- Si, de acuerdo, pero yo también tengo que ser
discreto...
- ...
- No seas dramático, nadie le va a hacer ningún
daño, yo te lo puedo asegurar.
- ...
- De nada, igualmente; ¿a ver cuando nos vemos y
me invitas a una botella de Chivas a la salud de tu
amigo, eh?.
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- ¿Estás seguro de que ellos están mezclados en el
secuestro?
- ...
- Pero no sé que sentido pueda tener eso.
- ...
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CAPITULO X
Lo incómodo de la postura se va
traduciendo en dolores menores, mientras que los
más agudos van perdiendo intensidad,
convirtiéndose la situación en un suplicio de
aburrimiento. Thadeus siente llegar la oscuridad,
tirado en el suelo y atado, con temor creciente ante
la perspectiva de una noche entera en esas
condiciones.
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aparece un cuerpo humano, que cierra nuevamente
tras de sí, con un cierto sigilo; como si no quisiera
despertarlo. Thadeus se hace el dormido, pero
mantiene sus ojos abiertos con una rendija
imperceptible.
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- Nos debéis esclavitud, pobreza... Nos debéis la
dignidad que nos habéis robado. Nos debéis la
arbitrariedad de una cultura y de una religión que
relega al indio, y a la mujer del indio aún más, a la
posición del siervo.
- ¡Oye! que yo no tengo la culpa de todo eso.
- ¡Cállate! - La mujer parecía haber encontrado
más seguridad después de la anterior parrafada, y
apoyaba ostensiblemente la mano en la culata de
la pistola que llevaba al cinto. - ¡Te voy a violar! -
concluyó.
Thadeus no pudo reprimir una sonrisa.
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Nuevamente la pistola le apuntaba,
mientras la mujer le urgía la colaboración necesaria.
Thadeus intentó concentrarse para excitarse, pero
sin éxito.
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La erección fue total, y la mujer se
dio cuenta de que quizás había apresurado
demasiado las cosas, por lo que se apresuró a
sentarse sobre Thadeus, penetrándose, lo que por
cierto le endulzó el gesto.
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Thadeus pensó que si así era la cosa,
lo mejor que podría hacer era concentrarse en
eyacular pronto y dejarse de problemas. Sin
embargo al mirar el rostro de la muchacha, se
encontró con que ésta había elevado la barbilla y
cerrado los ojos, componiendo una imagen de
placer, que tuvo la virtud de motivar más a Thadeus.
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temblorosas, y todas sus pertenencias en una
bolsita de plástico.
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CAPITULO XI
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- Sr. Embajador, ya estoy libre, supongo que
gracias a sus gestiones. Quisiera agradecerle todo
y ponerme a su disposición.
- Me alegra mucho, Sr. Vidal, que esté Vd. libre y
bien, pero he de decirle que la Embajada no ha
tenido oportunidad de hacer nada; simplemente no
hemos encontrado interlocutores con los que
negociar, ni nadie se ha dirigido a nosotros con
ninguna exigencia... yo pensé que se habría
escapado Vd.
- Estoy confundido, Señor, ¿quién puede haber
conseguido mi libertad?
- Lo ignoro... Bueno, quizás el Sr. Antonio...
- ¿Qué Sr. Antonio?
- Un viejo amigo de su padre. Me llamó hace dos
días para contarme una teoría según la cual el
Gobierno podría estar implicado en su secuestro;
yo lógicamente hice un par de averiguaciones
discretas, con resultados más que confusos...
ahora todos están más preocupados de lo que van
a hacer después del 28 de julio5, que de lo que
pasa en el país. En la oficina tengo su teléfono;
por favor véame después de haber descansado.
¿a qué hora le mando un automóvil?.
- No se moleste Señor, yo iré dentro de una hora a
la Embajada.
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papá Julian llora soto voce. Le cuesta un cuarto de
hora convencer a ambos de que está
absolutamente bien, de que no le han herido ni
torturado, ni está involucrado en nada turbio, ni
tiene por que ocurrirle nada en el futuro. Él está a
salvo, pero no sabe a quien se lo debe...
Nuevamente aparece el nombre de Antonio, y su
teléfono.
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Máximo dirigente del Movimiento Revolucionario Tupac
Amaru, realmente fugado, junto con otros cuarentaytantos, en las
condiciones que narra la novela, en julio de 1990.
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iluminación interior, ventilación y todos los lujos.
No ha quedado ni uno solo del MRTA en la cárcel.
- Pues a mí me han soltado - repite Thadeus.
- Coño, pues eso no es normal, por algo te habrán
secuestrado ¿no?.
- Eso digo yo.
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CAPITULO XII
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entre sus derechos está el ponerse o no corbata en
su tiempo libre. Sin embargo, él no cuenta a nadie la
historia completa; quizás un extraño pudor, quién
sabe por qué, le impide hablar de la "violación".
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¡Tiene planta el viejo!, allí sentado en
su silla, como un patriarca, en el entorno de chicos y
grandes que pululan por el Centro, le hace recordar
a Thadeus aquellos versos:
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mismo valor que el mandamás del MRTA,
acompañado de treinta o cuarenta más.
- Tampoco eso sorprendería a nadie.
- ¡Coño Antonio!, si la cosa no es que sorprenda o
deje de sorprender, lo tremendo es que sea tan
evidente para cualquiera, y que nadie haya hecho
nada por camuflar la operación con alguna
maniobra de distracción.
- Tadeo, tu llevas en este país ya siete meses;
debiera ser suficiente para haber comprendido
que, en ciertos ambientes, la gente tiene una piel
extremadamente dura.
- Hombre, yo como diplomático extranjero no soy
la persona más adecuada para hacer tales
aseveraciones, por muy cierto que eso sea... Pero,
¿y si ambos nos equivocamos, y lo que hay detrás
es otra cosa?.
- ¿Como qué?.
- ¡Si yo lo supiera!.
- Pero ¿qué es lo que te preocupa?.
- Me preocupa que a esta historia le falte un acto, y
que en ese acto me toque a mí jugar un papel
desagradable.
- No seas tan alemán Tadeo. Aquí la planificación
no existe, y menos aún a medio plazo. Las
operaciones tienen un ciclo vital corto, un
beneficio grande o chico, pero unitario, y...¡a seguir
viviendo!.
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del Centro, y se va quedando; ve atardecer, lee un
periódico español, mira con atención a un grupito de
chicas guapas que se dirigen al teatrín, mientras
que Antonio le presenta a otros asiduos del Centro,
o se dedica a sus gestiones.
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muerto en vida, demasiado separado de las cosas
reales... por otra parte puede ser que las cosas
reales, tal y como son en este país, no sean
asimilables por una afectividad sana, sin serio
peligro.
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capacidad de éste de ignorar todo lo que no sea la
burbuja de confort en la que se aísla del exterior.
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CAPITULO XIII
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En el Centro Español funciona el
Circulo Juvenil, y en éste hay un grupito de
arquitectos, graduados y en trámite, que de vez en
cuando se reúnen para hacer tertulia. Montserrat es
parte del grupo, y Thadeus acaba acercándose
también, a cuenta de un proyecto de desarrollo de
tecnologías alternativas de construcción barata,
cuya formulación acaba asesorando.
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enviar al Instituto de la Juventud de Madrid para
solicitar su financiación. Se ponen inmediatamente
de acuerdo, y una hora después ambos jóvenes
leen concentradamente el documento en la
habitación de trabajo de la vieja casa de Barranco,
en la que Thadeus ha conseguido ya sentirse
totalmente en su hogar.
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pareciendo... ¡, o es que me miras por que tengo
una mancha en la camisa?.
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pasan conscientemente sin tocarlo, al lado de lo que
parecen ir buscando.
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se lee el lema: "¡Póntelo, pónselo!, Ministerio de
Asuntos Sociales".
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- Comprende chico, la vida es hermosa, y hay
demasiado tío empeñado en que las relaciones de
un hombre con una mujer han de ser las de un
colonizador con la tierra virgen... prefiero ser
Nueva York a la Amazonía.
- Pero, si no nos somos fieles tendremos que follar
siempre con condón.
- En eso estoy de acuerdo, pero tampoco es tan
malo, ¿no?.
- ¡Toma!, como no eres tú la que se lo tiene que
poner.
- ¿Quieres un besito de desagravio por las
incomodidades?.
- ¿Donde yo diga?.
- ¡Donde tú digas!.
CAPITULO XIV
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Pero parece que hay sangre nueva
en la Dircote, o que los viejos expedientes son
revisados de vez en cuando; El caso es que no ha
pasado una semana del primer encuentro con
Montserrat, cuando Thadeus recibe una llamada
en la que un joven teniente le pide, con toda
gentileza y respeto, si pudiera ampliarle un par de
puntos de su declaración, así como revisar algunas
fotos nuevas, para efectos de una eventual
identificación.
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El teniente, que ha percibido la
frialdad disciplinada con la que el joven diplomático
ha llegado a su oficina, y la ve transformarse en un
cierto interés, comprende que se va ganando su
confianza y no resiste la tentación de irle dando
señales de lo que se mueve en su cabeza.
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- Comprendo que éste no es su país ni su
problema, pero ¿no se siente usted ofendido por la
tosquedad de la maniobra? ¿no le parece que es
una ofensa a la inteligencia...?
- Supongamos por un momento que yo me he
hecho las mismas reflexiones que usted, pero
¿como podría ayudar mi testimonio a aclarar
algo?.
- ¡Recuerde cuanta gente ha estado involucrada en
su secuestro!
- ¿Para qué serviría eso?
- El MRTA puede movilizar mucha gente para una
operación de cobertura, incluso ocho me parecen
pocos, pero si la operación no es del MRTA,
directamente, sino de algún grupo muy cercano al
poder, que no quería dejar presos del MRTA en
manos del Gobierno de Fujimori, ésta tenía
necesariamente que ser llevada a cabo por alguno
de los pocos jóvenes que estos grupos pueden
movilizar... no me imagino a ninguno de los
violentos históricos, haciendo ese trabajo. ¡Están
demasiado bien situados!.
- Usted es consciente, teniente, de lo poco seguro
que puedo estar yo, en cuanto a los datos que me
pide, y la trascendencia que ellos pueden tener.
- ¿Trascendencia?, ja. ¡Esto nunca pasará de ser
un divertimento intelectual por mi parte!. Yo quiero
saber que es lo que ha pasado, pero si intentara
sacar mis conclusiones a la luz me encontraría
entre un poder, aún muy grande y muy real, y la
indiferencia de la justicia... me harían pedazos
antes de que llegara a abrir la boca.
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- Demasiado joven para ser tan cínico.
- ¿Sabe usted cuanto gano?
- No.
- Si, si lo sabe, ¡sabe que gano una miseria!. Lo
único que me justifica en este trabajo es aplicar lo
que me han enseñado, practicar, aprender cada
día más, y ser cada día un mejor investigador...
quizás algún día eso me sea útil, a mí o a mi país.
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No ha pasado un par de segundos
cuando Thadeus tiene los ojos fijos en una
fotografía. El no tiene duda; la habitación podía
haber estado obscura, las circunstancias ser poco
propicias para una identificación, pero él estaba
seguro... aquella era la mujer.
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por qué?. - sigue un corto silencio, y continúa el
oficial - Realmente no entiendo la razón por la que
tú pudieras estar interesado en ocultarme esa
información; y eso introduce en la investigación
una nueva variable que tendría que evaluar..
Quizás el síndrome de Estocolmo... perdóname,
Thadeus, ¿te importaría que te llamara mañana,
cuando esté un poco más claro?.
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(Un gilipoyas, eso eres tú, un gilipoyas de remate)
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que a él le puede afectar, y sin embargo se
pregunta por qué le ha afectado tanto... En ese
momento echa de menos a alguien con quien
poder analizar los hechos y sus reacciones, pero
comprende que, aún siendo una tontería, ya ha
hecho mucho camino solo, y no puede pedirle
consejo a nadie... ¿o si?. Thadeus llevado por un
impulso súbito llama a Antonio y se sincera del
todo.
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El joven se sienta frente al viejo,
también en un sillón frailero, tieso e incómodo,
pero bueno para verse las caras.
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ha visto envuelta ya un par de veces en sucesos
violentos, a los cuales, por supuesto se ha echado
tierra... Esta pieza ajustaría muy bien en la
hipótesis de que tu secuestro ha sido una cortina
de humo para cubrir a alguien, que desde el
gobierno habría dispuesto que Fujimori no
heredara ni un solo emerretista en la cárcel. La
segunda es que el teniente Pedro Santamaría
Quispe tiene un brillante expediente académico,
así como una bien ganada fama de excéntrico,
con matices místicos, entre los que se cuenta su
afición como predicador dominical. Tiene enemigos
en el cuerpo por su tozuda negativa a colaborar en
"operaciones" de las que dejan dinero.
- ¡Pues si que estamos buenos!.
- ¿Qué te pasa?.
-¿Qué me pasa?. ¡Antonio, no te olvides que el
que está metido en esto soy yo, que soy un
diplomático de un país amigo, que he ocultado
información de valor definitivo, y que pudiera ser
que ese teniente ya estuviera al tanto de todo,
habiéndome dejado a mí con el culo al aire!.
- ¡Joder Tadeo, no dramatices!. En tu situación
puedes alegar de todo, que todo lo que alegues te
lo creerán.
- Si, quizás, pero tendré que pensar aún en alguna
explicación plausible, para el caso de que sea
necesario...
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CAPITULO XV
80
ha puesto el tema en conocimiento del Embajador;
ahora espera su reacción, consciente de que todo
es posible, y sin poder adivinar nada tras el rostro
de jugador de póker del viejo diplomático.
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saben divinas; les pongo cebolla en la salsa
blanca. ¿cómo le gustan a usted?.
- ¡Ah no Herr Vidal! yo no tengo ni la menor idea
de lo que las croquetas tienen dentro, pero jamás
olvidaré el sabor de aquellas que nos ponía la
patrona de la pensión en la que yo viví en Madrid,
cuando usted aún no había nacido, y yo me
empeñaba en aprender Español estudiando
Historia en la Universidad Complutense... creo que
aprobé lo que aprobé por que era extranjero, y los
españoles han sido siempre muy hospitalarios,
pero lo que realmente estudié fue la manera de
tirarse la tarde entera tomando "chatos" de tinto,
con su correspondiente tapita, y volver a casa
cenado, después de haber acompañado a las
chicas a casa ¡antes de las diez!.
- Huy Sr. Embajador, eso de que las chicas han de
estar en casa a las diez es hoy ya museable; ¡pues
no se han dado prisa los españoles en liberalizar
sus costumbres!.
- Ya, ya me he dado cuenta... a veces siento, junto
a los españoles de ahora, que les han salido alas,
que van más que ligeros, pero con paso seguro...
solo me preocupa que esa conquista de la libertad
y de la prosperidad, pueda ir seguida de una
obsesión de consumo, que les aprisione como una
nueva tiranía.
- Es cierto; a veces da la sensación en España de
que regalasen los Mercedes y los BMW, de tantos
como se ven por las calles...
- Yo no quiero ser injusto con España, ni con su
desarrollo, pero la que yo echo de menos es la
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España de mis veinte años... ¿o lo que echo de
menos son mis veinte años?.
- A ese respecto, lo único que yo puedo intentar es
hacer croquetas de pobre, que se han de parecer
mucho a las croquetas de postguerra, de pensión
en Madrid.
- En realidad mi pregunta iba dirigida a obtener una
evaluación, por su parte, de las croquetas del
restaurante del Centro Español... aunque no tengo
fe alguna en que un restaurante pueda recrear las
croquetas a las que me refería -.
- Si le apetece, puedo intentarlo yo.
- Esta vez permítame que le invite yo a almorzar
unas croquetas del Centro Español, que ahora
mismo nos mandamos traer, mientras usted me
amplía con todo detalle, aquí, en mi salita de
reuniones, la historia y sus implicaciones.
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responsabilidad de llevar el asunto a buen puerto,
de manera discreta.
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CAPITULO XVI
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Después de la marcha de Montserrat,
Thadeus se ve inundado por una deliciosa molicie
que lo lleva lentamente de vuelta a la cama,
haciéndole sustituir sus planes de lectura por una
experiencia de introspección, nada sistemática, en
la cual el joven siente que se va conociendo a sí
mismo con una transparencia nueva.
- Dígame.
- Doctor Vidal, buenas noches; le habla el teniente
Santamaría.
- Por Dios, ¿sabe que hora es?.
- ¡Es muy urgente!; si no, no hubiera llamado...
¿tiene usted un momento?
- No puedo garantizarle que mi conversación sea
muy lúcida, pues estoy ya dormido; pero usted no
se cohiba, y dígame por favor eso tan urgente.
- Oh, perdone, pero es realmente urgente.
- Bien...
- Se trata de las señoritas de las fotografías; aún
no comprendo por qué usted me ocultó que había
reconocido a una, pero me veo obligado a llamarle
para que me confirme la identificación.
- ¿Eso es lo que usted entiende por muy urgente?
- Si, pues en caso contrario me veré obligado a
detener a una de ellas. - la voz del teniente está
evidentemente alterada.
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Thadeus tiene perfectamente claro,
que la única posición que él puede mantener sin
daño para nadie, es la de no conocer a la
muchacha, y está lo suficientemente tranquilo
respecto a su posición, como para dar el tema
definitivamente por cerrado, cueste lo que cueste.
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- ¡No lo permitiré!.
- Haga usted lo que crea más conveniente, pero
por favor, no me moleste más, si no desea que sea
yo quien haga la reclamación formal a la
Cancillería.
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CAPITULO XVII
"TENIENTE DE LA POLICIA
APARECE ASESINADO EN LA
89
PLAYA DE ESTACIONAMIENTO DEL
AEROPUERTO INTERNACIONAL
JORGE CHAVEZ; SE DESCONOCE
LA IDENTIDAD DE LOS AUTORES,
ASI COMO LAS RAZONES DEL
HECHO"
90
EPILOGO
91
la mujer, y tiró de él hasta que lo tuvo entero en sus
manos.
92
Sobre la "wickeltisch", especie de cómoda alta con
una bandeja acolchada, construida especialmente
para cambiarle los pañales al bebé, se
amontonaban ya varios botes de potingues
incomprensibles, así como pañales, toallitas
húmedas de un solo uso, etc.
93
Pero Perú no son sólo niños; también la imagen
del Teniente Santamaría le recuerda, cada vez con
más frecuencia, el Perú de quienes intentan arreglar
algo. Santamaría, loco de honradez, quizás muerto
por eso mismo, y Fujimori, poseído por el ansia de
poder (suya o de un tal Montesinos) son partes del
mismo dibujo, que Thadeus nunca entenderá del
todo.
FIN
94
El autor reside actualmente en Guatemala.
95