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TITULO DE ARTÍCULO/TRABAJO: LA NECESIDAD DEL


PROFESIONAL EN GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
EL CASO DE AGUASCALIENTES, MÉXICO

Autor(es):
ALEX RICARDO CALDERA ORTEGA
Secretario General de El Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes, A.C.
Profesor-investigador Depto. Gestión Pública y Desarrollo. Universidad de
Guanajuato (Campus León). Email: profalexcaldera@yahoo.it

JESÚS AGUILAR LÓPEZ


Presidente de El Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes, A.C.
Profesor investigador del Departamento de Estudios Políticos y de Gobierno de
la Universidad de Guanajuato. Email: jesuspolitologo@gmail.com

Fecha publicación: 07 ABRIL 2010

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LA NECESIDAD DEL PROFESIONAL EN GOBIERNO Y
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. EL CASO DE
AGUASCALIENTES, MÉXICO
Por Alex Ricardo Caldera Ortega*
y Jesús Aguilar López**

LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Antecedentes en México

La enseñanza de los asuntos del Gobierno y la Administración Pública en México se


remonta a los años cincuenta del siglo XX. En la Universidad Nacional Autónoma de
México, un grupo de prestigiados catedráticos e investigadores de la Facultad de
Derecho deciden separar una línea de investigación y docencia específica en los temas
del Estado y las relaciones de poder (Merino, 1999: 7).
El resultado primario fue una importante aportación a la ciencia política a partir de
una serie de libros que hoy son clásicos para la formación de investigadores y
profesionales en estas áreas. Su inspiración había sido los textos clásicos de principios
de siglo, tales como, La Constitución y la Dictadura de Emilio Rabasa, y Los grandes
problemas nacionales, de Andrés Molina Enríquez.
La influencia exterior por dar un nuevo giro al estudio de los fenómenos políticos se
daba a partir de los hechos mundiales de la primera mitad del siglo XX: la revolución
rusa, la guerra civil española, la primera y segunda guerras mundiales, así como la
transformación y gestación de la bipolaridad mundial. No fue casualidad, en este
sentido, que entre las primeras puertas de acceso a la ciencia política estuviera en la
Teoría del Estado.
Uno de estos notables catedráticos de la UNAM era Mario de la Cueva quien, al
prologar el libro de Herman Séller La Soberanía, daba cuenta de la necesidad de
abordar los fenómenos políticos y de gobierno más allá del simple estudio del derecho.
La aportación paralela que también era convergente en ese momento era el
desarrollo de la sociología mexicana. Por ese entonces fue importante la traducción de
la obra celebre Economía y Sociedad (Fondo de Cultura Económica, 1944) del alemán
Max Weber. A partir de esto plantea Mauricio Merino “... lo cierto es que la discusión
acerca de la importancia del método como la pareja indispensable del objeto de estudio
para el desarrollo de cualquiera de las ciencias sociales adquirió desde entonces, una
densidad diferente.”

*
Secretario General de El Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes, A.C. Profesor-investigador
del departamento de Gestión Pública y Desarrollo del Campus León de la Universidad de Guanajuato.
Correo-e: deprofalexcaldera@yahoo.it
**
Presidente de El Colegio de Estudios Sociales de Aguascalientes, A.C. Profesor investigador del
Departamento de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad de Guanajuato. Correo-e:
jesuspolitologo@gmail.com
Lo anterior, llevó al mencionado grupo de profesores a fundar la Escuela Nacional
de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el 14 de julio de 1950. Los primeros
aportes fueron en la docencia, ya que se formaron los primeros politólogos
profesionales de México. El programa de estudios fue elaborado a partir de lo que en
ese momento se impartía en la London School of Economics and Political Science y en
la Universidad de Loviana. El proceso de “mexicanización” de la ciencia política lo
hizo Lucio Mendieta y Núñez (Merino, 1999:10).
En un primer momento, en el fondo se trataba de una concepción que formaba
políticos, quizá hombres de Estado, más que estudiosos de la política. Aparte de la
aportación de las ciencias sociales, como el derecho constitucional y administrativo,
historia de México, economía, sociología, psicología social, se incluían materias de de
literatura y oratoria.
En 1958 se decidió agregar formalmente el área de Administración Pública, estando
como rector Pablo González Casanova. A mediados de los sesenta, Enrique González
Pedrero ensaya la modalidad de que los alumnos pudieran elegir entre las dos
formaciones: la ciencia política y la administración pública. Para entonces también se
crea la segunda licenciatura en estas áreas en la Universidad de Baja California.
En la década de los sesenta, los especialistas en estas áreas después de saberse
incapaces de abarcar todos los problemas tratables del principal objeto de estudio de la
ciencia política —el poder político—, se empezó a escribir desde de otras perspectivas.
Se publicaron así textos clásicos, que serían la base para la formación de muchos
politólogos en México. Algunos de ellos son: La democracia en México de Pablo
González Casanova, La politización del niño mexicano de Rafael Segovia, y La
ideología de la Revolución Mexicana de Arnaldo Córdova.
Otras aportaciones pueden ser las lecciones en forma de libro de Raúl Cardiel Reyes
en su Curso de Ciencia Política, los trabajos sobre partidos políticos de Vicente Fuentes
Díaz, Antonio Delhumeau y Octavio Rodríguez Araujo, el Sistema Político Mexicano
de Daniel Cosío Villegas, La riqueza de la pobreza de Enrique González Pedrero y los
trabajos de política exterior de Mario Ojeda.
En 1974 se crea el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública
gracias a la iniciativa de Mario Martínez Silva. La creación de este Colegio confirmaba
el afianzamiento de la licenciatura en México. Para 1993 ya los egresados rasaban los
dos millares. Ese mismo año se da la fundación de la Asociación Nacional de
Estudiantes de Ciencia Política y Administración Pública (ANECPAP) y se organiza el
primer congreso nacional de estudiantes en la ciudad de Puebla.
En 1996 se organiza el primer Congreso Nacional de Ciencia Política en la Ciudad
de México, donde se confirmaba que ya existían 24 centros de enseñanza de estas
disciplinas en todo el país. La explicación de esta consolidación académica de la
licenciatura era el avance político del país que exigía profesionales conscientes del reto
que la democratización ponía a todas las instituciones políticas para trabajar con la
nueva realidad plantada de competitividad electoral, pluralidad, gestión pública eficaz y
exigencia de participación ciudadana.

La necesidad social del profesional en Gobierno y Administración Pública

Debido al cambio político experimentado en México recientemente —aunado con una


crisis de eficiencia, eficacia y legitimidad de los gobiernos en todos los órdenes,
originada por varios factores, pero la mayoría asociados con la carencia de buenos
equipos de gobierno—, se hace imperativo disponer de recursos humanos formados y
capacitados para emprender los cambios necesarios, no sólo hacia la modernización de
las estructuras estatales, sino principalmente hacia la redefinición de lo que significa
gobernar para darle efectiva respuesta a las demandas que exijan tomar decisiones de
gran trascendencia por parte del sistema político.
Para lograr buenos gobiernos en la práctica es oportuno romper algunos paradigmas
sobre lo que significa gobernar y, más aún, posicionar en los altos dirigentes la referida
idea de que se necesitan gerentes públicos de carrera, lo cual implicaría necesariamente
una revolución educativa que debe ser llevada a cabo a través de un liderazgo
contundente, en un espacio diseñado especialmente para ello.
Así, las Escuelas de Gobierno surgen para llenar esta necesidad y ocupar el espacio
que otras organizaciones han dejado vacante, fundamentalmente convencidas de la
urgencia de contar con mejores gobernantes, para construir mejores sociedades, pues
como lo advierte la Escuela Superior para Asuntos Públicos e Internacionales de la
Universidad de Pittsburg (1972):
…los centros o institutos de administración pública tiene por finalidad el mejoramiento
de la capacidad de gobierno, adiestrando a individuos con capacidad administrativa y
personal, para que planifiquen y gerencien los servicios públicos nacionales, regionales
y locales; así como el perfeccionamiento de los conocimientos e instalaciones que
contribuyan a ese fin. (Morales García, 1987: 112)

En este mismo orden de ideas, Carlos Matus, principal propulsor de las llamadas
Escuelas de Gobierno en toda Latinoamérica, afirma que éstas son:
…centros de formación de alto nivel para jóvenes que deseen desarrollar su vocación
política o tecnopolítica, donde de igual manera los actuales dirigentes políticos puedan
recogerse a renovar sus experiencias y conocimientos; donde los individuos puedan
reunirse para estudiar y desarrollar en común las Ciencias y Técnicas de Gobierno,
fortaleciendo sus valores democráticos, así como renovar su identidad y personalidad
culturales. (Matus, 1987)

Ahora, si bien es cierto que muchas universidades mantienen programas


permanentes de gerencia pública, es necesario señalar, sin embargo, que esto no es lo
mismo que especializarse en ciencias y técnicas de gobierno. De hecho, el gerente
público debe poseer la habilidad de alcanzar objetivos de interés colectivo, a través de la
adecuada administración de recursos de diverso tipo (humanos, materiales y financieros,
en dicho sector); mientras que el experto en tecnopolítica, (especializado en la ciencias
y técnicas mencionadas) supera tal definición, al ser
...un híbrido entre el intelectual, el político y el gerente, que practica el juicio
cuasiracional...un científico social preocupado por la acción, sin complejos para
explorar el futuro difuso e incierto,...preparado para comprender un mundo complejo
con múltiples recursos escasos y variados criterios de eficiencia y eficacia... a la par que
preocupado por la planificación de la acción en cualquier ámbito. (Matus, 1987)

El profesional de la tecnopolítica constituye un apoyo fundamental a la


administración pública, ya que su formación en ciencias y técnicas de Gobierno lo
convierten en un soporte de la calidad de la gestión gubernamental, a lo que se suma el
manejo de los elementos teóricos de la academia y los beneficios derivados del olfato
del político de oficio, lo cual ha de cambiar la forma de hacer política.
En síntesis, las Escuelas de Gobierno, en concordancia con ese nuevo liderazgo que
deben asumir ante la crisis económica, social, cultural, pero principalmente política que
atraviesan la mayoría de las naciones latinoamericanas, deben tener como misión
principal elevar la capacidad de gobierno, es decir, el caudal de conocimientos,
herramientas, técnicas y experiencias que conformen la experiencia necesaria para una
gestión de éxito en todos sus niveles (local, estatal y federal), y lograr mejores ejercicios
públicos por el bien de la ciudadanía.
En este sentido, la sociedad mexicana e hidrocálida ha venido demandando un nuevo
liderazgo político, que sea capaz de responder a las complejidades de los problemas
sociales en aras del bienestar colectivo. Desde este punto de vista, una voz que ha
sonado casi al unísono señala que es necesario prepararse para gobernar, y por ello,
deben existir organizaciones que se dediquen a formar los líderes del mañana. Dichas
organizaciones deben ser las Escuelas de Gobierno.
Pero no sólo es el Gobierno en sus diferentes niveles que reclama este tipo de
profesionistas. Diferentes instituciones como los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones no gubernamentales y empresas paraestatales e incluso privadas,
demandan Licenciados en Gobierno y Administración Pública.
Los ciudadanos han tomado conciencia de que deben ejercer sus derechos y
convertirse en actores de los procesos políticos del país. Las organizaciones civiles, los
partidos políticos y los grupos de presión son hoy en día cada vez más participativos e
interactúan con estructuras políticas complejas, en un contexto de operación en flujo
constante. La transición hacia una democracia plena parece ser una meta posible.

LA ENSEÑANZA DE LOS ASUNTOS DEL GOBIERNO Y LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN


AGUASCALIENTES

Antecedentes en Aguascalientes

En Aguascalientes, los últimos quince años han sido de importantes transformaciones


en lo que a política concierne. No sólo se cambiaron relaciones de poder entre agentes
del sistema político, sino también hubo cambios en los patrones y referentes políticos
tanto de actores relevantes, como de ciudadanía hidrocálida en general.
El proceso de cambio político se hace evidente en 1995, en las elecciones locales
intermedias el PRI pierde algunas alcaldías (cuatro de ellas) y la mayoría en el Congreso
local, pero se refrenda y se hace contundente en la elección de 1998 donde el PAN gana
la gubernatura del estado. El proceso de elección para gobernador de 2004, al parecer,
sólo viene a significar el inicio de un sistema político donde el PAN y el PRI son las
piezas centrales del andamiaje político-electoral del estado y de las relaciones de poder
con respecto a los demás actores.
En este proceso de cambio, el papel del gobierno y la administración pública ha sido
central, pues han tenido que evolucionar durante todo este tiempo a partir de la
exigencia de la sociedad hidrocálida. De manera particular los cambios de la esfera
política, económica y social han incidido en las trasformaciones de estructuras
gubernamentales, procedimientos y decisiones políticas.
Esta nueva realidad política en Aguascalientes confirma la necesidad de una
necesaria transformaciones de operar el Gobierno y la forma de hacer política. De
manera convergente 1995 es el inicio de la enseñanza de la ciencia política y la
administración pública en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). Antes
de eso la realidad de la enseñanza de los asuntos públicos y de gobierno no tenía
antecedentes.
El reconocimiento como primeros profesionales en esta área en la entidad es tanto
para Gilberto Calderón Romo como para Jorge Varona Rodríguez, egresados de la
Universidad Nacional a finales de los sesenta. Hacia finales de los setentas arriba a la
entidad otro conjunto de egresados, ya no sólo de la UNAM, sino de otras universidades
del país, tal es el caso de Ricardo Vázquez Flores y Espartaco Ovalle Peña, egresados
respectivamente de la Universidad Autónoma de Chihuahua y la Universidad de Baja
California.
De aquí en adelante a cuenta gotas se empiezan a incorporar más politólogos a la
vida profesional de la entidad, no llegando a más de 20 a finales de la década de los
ochenta. Con ese número reducido de profesionales hacia noviembre de 1988 se funda
el Colegio de Ciencias Políticas y Administración Pública de Aguascalientes, A.C.
Hasta ese momento el interés principal de éstos profesionales había estado en su
desenvolvimiento en el servicio público, reduciendo el interés por la academia y la
enseñanza de la ciencia política a impartir materias de teoría política a nivel
bachillerato. Los temas políticos abordados desde una perspectiva más estructural en
términos metodológicos y “científicos” eran abordados principalmente por sociólogos
de la UAA, pero que en la realidad no habían sido formados dentro del área concreta de
la ciencia política.
Como antecedente previo a la creación de la primera licenciatura en estas áreas, es
pertinente mencionar la experiencia de 1994, al impartirse el Diplomado en Análisis
Político en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, con una difusión limitada a
algunas instituciones públicas, se logró una inscripción de más de 50 estudiantes.
No es hasta 1995 cuando se aprueba la puesta en marcha de la licenciatura en
ciencias políticas y administración pública en la UAA, con la inspiración del licenciado
Ricardo Vázquez Flores y con el apoyo del doctor Daniel Gutiérrez Castorena y del
licenciado Abelardo Reyes Sahagun catedráticos de la propia Universidad. El primer día
de clases fue el 6 de agosto de 1995, un día después del inicio de la alternancia política
en Aguascalientes. La nueva realidad política que vivía Aguascalientes evidentemente
exigía la preparación de profesionales que tratarán de insertarse en ella y ayudarán
entenderla. Los primeros egresados salieron en julio de 2000, otra fecha importante de
el cambio político en el país. Desde entonces el gobierno en sus tres ámbitos —federal,
estatal y municipal—, demás instituciones estatales —Poder Judicial y Legislativo— y
organizaciones partidistas y sociales se han servido de los conocimientos de estos
profesionales de forma eficiente y efectiva, con historias de gran éxito profesional
individual.
En la misma UAA, entre agosto del 2000 y junio del 2001 se ofreció la
Especialidad en Análisis Político, que también registró una fuerte demanda por parte de
diversos sectores profesionales y funcionarios del Sector Público en el Estado, así como
de egresados de la carrera de ciencias políticas de la UAA y otras afines. Finalmente,
concurrieron a esta especialidad más de 30 participantes.
La pluralidad de los espacios de poder en Aguascalientes es un hecho, e
instituciones políticas como partidos, organizaciones civiles, gobiernos estatales,
municipales y congresos se han revitalizado. Esto ha llevado a que la toma de
decisiones se muestre como un proceso altamente complejo, lleno de visiones e
intereses definidos, escasez de recursos y una creciente demanda ciudadana de mayor
participación. Aunado a esto, la profesionalización del sector público es un pendiente
histórico, y en este momento se está presentando una coyuntura en la que todos los
órdenes de gobierno están dispuestos en alcanzarlo. Este es el escenario que le tocó
enfrentar a los profesionales del Gobierno y la Administración Pública en
Aguascalientes; las herramientas intelectuales con las que cuenta, le permiten entender
ese proceso de manera amplia, e insertarse en éste y convertirse en coadyuvadores en la
dinámica de los procesos políticos.

Diagnóstico de la formación en Gobierno y Administración Pública en


Aguascalientes

Fuera de la experiencia en la UAA, la enseñanza y formación de profesionales en las


áreas de la ciencia política, el gobierno y la administración pública son escasas.
El Gobierno del Estado en 1995 realizó un importante esfuerzo a través del Instituto
de Administración Pública de Aguascalientes, pero en 1998, con la entrada del gobierno
de Felipe González, interrumpió de forma inexplicable. Durante el sexenio 1998-2004
se generaron algunos cursos con el apoyo del Instituto Tecnológico de Estudios
Superiores de Monterrey, Campus Aguascalientes, pero sin mayores resultados. No es
sino hasta la presente administración del Ingeniero Luis Armando Reynoso Femat, en la
que la creación de la Secretaría de Innovación y Gestión en 2005 propone las
condiciones institucionales para mejorar en la capacitación y formación de los
funcionarios públicos. Los resultados aún no se avizoran.
La formación de este tipo se ha venido a acrecentar, sin duda, con el esfuerzo del
Centro de Investigación, Capacitación y Estudios Estratégicos, que desde 2003, primero
por su cuenta, y después la alianza estratégica de la Universidad La Concordia, ha
ofrecido la capacitación de funcionarios del gobierno estatal y de los distintos
municipios en las herramientas básicas de la perspectiva de las políticas públicas.
Con este camino recorrido, y según información del Seminario de Estudios Políticos
de Aguascalientes que a partir de un informe (2005, con metodología a partir del
estudio de Kliksberg, 1983) da cuenta de la opinión de los egresados de estas áreas en la
entidad se plantea que los retos en la formación del profesional en Gobierno y Asuntos
Públicos son los siguientes:
1) El administrador público en Aguascalientes necesita de formación en
tecnologías administrativas, que le permita transferir de experiencias
exitosas y generar innovaciones “domésticas”.
2) El administrador público en Aguascalientes necesita formación en
pensamiento complejo para potenciar su capacidad de resolución de
problemas y toma de decisiones. La complejidad referida se debe a las
posibilidades estrechas de maniobra, escasez de recursos y fuerte presión
política.
3) El administrador público en Aguascalientes necesita formación en aptitudes
de liderazgo y capacidades para manejo de grupos.
4) El administrador público en Aguascalientes necesita preparación para la
conducción del cambio organizacional. Necesita herramientas de
investigación de la dinámica de sus características, reaprendizaje en función
de ellas y readaptación de conductas y mecanismos de acción.
5) El administrador público en Aguascalientes necesita formación en valores
éticos.

El diagnóstico concluye que es necesario avanzar aún más en la enseñanza


profesional de las técnicas gubernamentales y la administración pública. Es necesario
abrir más espacios para la enseñanza de éstas áreas y sus fenómenos relacionados. Pero
sobre todo, es necesario cooperar estrechamente con las instancias gubernamentales
estatales y municipales, demás instituciones políticas (Congreso y Judicatura locales), y
organizaciones sociales (ONG´s, cámaras empresariales, sindicatos, etc.) para que estos
conocimientos y profesionales se inserten en la organización para encontrar niveles de
eficiencia y eficacia mayores que redunden en beneficio de la ciudadanía (Seminario de
Estudios Políticos de Aguascalientes, 2005).

Conclusión

El sector público y la sociedad en general está transformándose ante la inminente


apertura de los mercados en el ámbito profesional, en donde los egresados en el
esquema nacional y estatal, buscarán alternativas que los ubiquen y posicione en
campos competitivos; estos jóvenes que serán los próximos profesionistas que darán un
vuelco y ruptura de paradigmas, no pueden conformarse con carreras que ofrezcan más
de lo mismo, sino aquellas que conlleven una innovación o plus que oriente a los
profesionistas de la educación superior a mejores niveles de vida, pero sobre todo, en
mejor circunstancias competitivas que rebasen los estándares nacionales y los iguale a
los internacionales.
En este sentido, consideramos que al atender un área poco explorada por las
diversas instituciones de educación superior, que va desde la profesionalización de los
de los recursos humanos con que trabaja el gobierno, y que contribuye al
fortalecimiento de la transparencia, demacración y la igualdad se debe aplaudir y se
debe alentar.

Referencias
Kliksberg, Bernardo, Universidad, formación de administradores y sector público en
América Latina, FCE, México, 1983
Merino, Mauricio, “Prólogo. Sobre la evolución de la ciencia política mexicana”, en
Mauricio Merino (coord.), La ciencia política en México, Colección Biblioteca
Mexicana, FCE/CONACULTA, México, 1999, pp. 7-22.
Matus, Carlos, Política, Gobierno y Planificación; Caracas, Venezuela; Ediciones del
Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social
(ILPES), Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Fundación
ALTADIR, 1987.
Morales García, Lucrecia, “Las Escuelas de Gobierno y las Universidades”, en Revista
Educación Superior y Sociedad, Volumen 8, Número 1, de la UNESCO
(CRESALC), Caracas, 1997.
Seminario de Estudios Políticos de Aguascalientes, Estudio sobre perfil deseable del
profesional en ciencia política y administración pública, 2005.

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