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Durante un periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa
Occidental y Central mediante conquistas o alianzas y sólo fue, tras su derrota en la
Batalla de las Naciones cerca de Leipzig en octubre de 1813, que se vio obligado a
abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia en lo que es conocido como los Cien
Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio
de 1815, siendo exiliado a la isla de Santa Elena, donde falleció.
Días después de su matrimonio, Bonaparte tomó el mando del Ejército francés en Italia,
al que lideró exitosamente en la invasión de dicho país. Por aquella época ganó el apodo
de «Pequeño Cabo» en virtud de su camaradería con la tropa. Logró sacar a las fuerzas
austríacas de Lombardía y derrotó al ejército de los Estados Papales. A raíz de la
protesta del Papa Pío VI por la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió
anexionándose dos pequeños territorios papales. Sin embargo, Bonaparte desoyó las
órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al Papa
En 1797, Bonaparte al mando del ejército derrotó sucesivamente a cuatro generales
austríacos cuyas tropas eran superiores en número y forzó a Austria a firmar un acuerdo
de paz. El resultante Tratado de Campoformio le dio a Francia el control de la mayoría
del norte de Italia, así como el de los Países Bajos y el área del Rín. Una cláusula
secreta prometía otorgar Venecia a Austria. Bonaparte marchó contra Venecia,
ocupándola y acabando con más de 1.000 años de independencia. Posteriormente, en
1797, Bonaparte organizó los territorios ocupados en Italia en lo que se conoció como la
República Cisalpina.
bloqueo continental
Invasión a Portugal
Para cumplir con el tratado, Napoleón ordenó invadir Portugal iniciando la guerra.
Bajo el comando del General Jean-Andoche Junot, las tropas francesas entraron en
España el 18 de octubre de 1807, cruzando la península y llegando a la frontera
portuguesa el 20 de noviembre. Sin encontrar ninguna resistencia, llegaron a Abrantes
el 24, a Santarém el 28 y finalmente a Lisboa el día 30. El día antes, la familia real y la
corte había huido a brasil transportados en barcos británicos. Portugal había dejado una
Junta e Regencia con órdenes de no oponer resistencia.
La segunda invasión fue dirigida por el mariscal Nicolas Jean de Dieu Soult. Como la
primera invasión había fracasado, Napoleón forzó la abdicación de Carlos IV y él y su
hijo el futuro Fernando VII entregaron el trono a José Bonaparte. Bajo el mandato de
John Moore las tropas británicas cruzaron la frontera note portuguesa pero fueron
derrotados en La Coruña por el mariscal Soult, y fueron forzados a volver a Portugal.
Los franceses ocuparon inmediatamente el norte del país, llegando a Oporto el 24 de
marzo.Wellesley volvió a ser el que expulsara a los franceses del norte del país,
ayudado por el primer Vizconde de Beresford. Los portugueses y los británicos
vencieron a Soult en la Batalla del Duero, reconquistando la ciudad de Oporto el 29 de
mayo , forzando a las tropas francesas a retirarse a Galicia.
La tercera invasión fue la última campaña militar de la Guerra Peninsular en suelo
portugués. En 1810, comandados por el mariscal André Masséna, los ejércitos franceses
penetraron en el norte de Portugal conquistando Almeida en agosto. En seguida
iniciaron la marcha hacia Lisboa. Se enfrentaron a las tropas luso-británicas en la
Batalla de Buçaco perdiéndola pero reagrupándose rápidamente. Enseguida rompió las
filas portuguesas y reinició la marcha a la capital. Los ejércitos aliados volvieron a la
capital y ocuparon puestos en las denominadas Líneas de Torres Vedras, un brillante
sistema de defensas montado por los británicos con la ayuda de la población local. Los
franceses llegaron a las líneas el 14 de octubre pero fueron incapaces de romper las
defensas y debido a que se acercaba el invierno tuvieron que regresar a España
Invasión a Rusia
La invasión del Imperio Ruso liderada por Napoleón en 1812 fue un punto de
inflexión en el transcurso de las Guerras Napoleónicas. La campaña redujo a las fuerzas
de invasión francesas y aliadas a menos del dos por ciento de su capacidad inicial. El
papel de este episodio en la cultura rusa puede apreciarse en la obra de Tolstoi Guerra y
paz, y en la identificación que la Rusia soviética hizo entre ésta y la invasión alemana
de 1941 a 1945.
Hasta 1941 se había conocido a ésta como la Guerra Patriótica (en ruso:
Отечественная война, Otechestvennaya Voyna). El término ruso Guerra Patriótica de
1812 le distingue de la Gran Guerra Patriótica, término aplicado a la guerra en el frente
oriental durante la Segunda Guerra Mundial.
Así mismo, se la llama de forma ocasional Guerra de 1812, lo que puede producir cierta
confusión, dado que este mismo nombre se le da al conflicto entre el Reino Unido y los
Estados Unidos acontecido ese mismo año.
Además, 80.000 guardias nacionales habían sido reclutados para el servicio militar
regular, defendiendo las fronteras del imperio en el Gran Ducado de Varsovia. Con
éstas, las fuerzas totales de Napoleón alcanzaban los 771.500 hombres. Este enorme
esfuerzo humano agotó de forma sensible al Imperio, considerando además que 300.000
tropas francesas ya luchaban en España, y alrededor de 200.000 se encontraban
apostados en Alemania e Italia.
Las 450.000 tropas francesas constituían la mayoría del ejército, cuyos aliados
completaban el resto de tan extenso número de hombres. Además de los cuerpos del
ejército austriaco de Schwarzenberg, había también unos 95.000 polacos, 90.000
alemanes (24.000 bávaros, 20.000 sajones, 20.000 prusianos, 17.000 westfalianos, y
muchos miles procedentes de los pequeños estados del Rin). También 25.000 italianos,
12.000 suizos, 4.800 españoles, 3.500 croatas y 2.000 portugueses, así como también
algunos contingentes belgas. En resumidas cuentas, cada nación del vasto imperio de
Napoleón se encontraba representada en este monstruoso ejército.
De acuerdo con las estimaciones más modernas, el ejército ruso se encontraba muy por
debajo de este número de soldados al principio. Alrededor de 280.000 soldados rusos se
desplegaron en la frontera polaca en preparación de la invasión planeada por el Zar
Alejandro I de Rusia sobre el Gran Ducado de Varsovia, estado satélite del Imperio
Francés. El total de las fuerzas rusas rondaba los 500.000 hombres (aunque algunas
estimaciones sitúan esta cifra en tan sólo 350.000, mientras otras la elevan hasta los
710.000. Seguramente, un número aproximado a 400.000 sería una estimación
apropiada) al inicio de la guerra.
Napoleón señalaría posteriormente que de haber salido de Moscú quince días antes,
podría haber destruido al ejército de Kutúzov acampado cerca de Tarutino. Aunque esto
no hubiera dejado en modo alguno a Rusia indefensa, sí la hubiera privado de la única
concentración de tropas capaz de enfrentarse a los franceses. Tal vez de haber ocurrido
esto, Alejandro se hubiera rendido, pero eso nunca podrá saberse con exactitud.
Sentado sobre las ascuas de una ciudad en ruinas, y sin haber recibido la capitulación
rusa, y con una nueva maniobra rusa forzándoles a salir de Moscú, Napoleón inició la
larga retirada. En la Batalla de Maloyaroslávets, Kutúzov pudo al fin forzar a los
franceses a usar la misma carretera de Smolensk, que antes les había llevado al este,
para volver hacia occidente. Al tiempo, continuaban bloqueando el flanco sur para
impedir a los franceses salir de esta ruta.
Sólo 58.000 de los hombres de Napoleón sobrevivieron a la campaña rusa. Las pérdidas
rusas en las pocas batallas a campo abierto fueron al menos comparables con las
francesas, pero las pérdidas civiles a lo largo de la parte de Rusia devastada por la
guerra fueron muy superiores a las bajas militares. En total, en contra de las
estimaciones iniciales que indicaban varios millones de muertos, hubo alrededor de un
millón de muertos, divididos casi a partes iguales entre rusos y franceses. Las pérdidas
militares se sitúan en 300.000 franceses, 70.000 polacos, 50.000 italianos, 80.000
alemanes y tal vez unos 450.000 rusos. Además de las pérdidas humanas, los franceses
perdieron casi 200.000 caballos y más de 1.000 piezas de artillería
Los cien dias
El periodo conocido como los Cien Días (en francés Cent-Jours), o Campaña de
Waterloo, comprende desde el 20 de marzo de 1815, fecha del regreso de Napoleón a
París desde su exilio en Elba, hasta el 28 de junio de 1815, fecha de la segunda
restauración de Luis XVIII como rey de Francia. Este periodo pone fin a las llamadas
Guerras Napoleónicas, así como al imperio francés de Napoleón Bonaparte.
La expresión Cien Días fue usada por primera vez por el prefecto de París, Conde de
Chabrol, en su discurso de bienvenida al rey, y se usa también para referirse a la guerra
de la Séptima Coalición. Este periodo conoció el último de los conflictos del largo
periodo napoleónico, y tanto el Reino Unido como Rusia, Prusia, Suecia, Austria y
algunos estados alemanes declararon en el Congreso de Viena al Emperador francés
fuera de la ley y no lo reconocieron como líder de la nación francesa, aliándose en su
contra
El fin de Napoleón
Napoleón fue encarcelado y desterrado por los británicos a la isla de Santa Helena en el
Atlántico, el 15 de julio de 1815. Allí, con un pequeño grupo de seguidores, dictó sus
memorias y criticó a sus aprehensores.
Enfermo del estómago durante mucho tiempo, aquejado de una continua pesadez y un
dolor en el costado derecho, los médicos creían que era una afección hepática, pero él
sospechó inmediatamente que estaba atacado de la misma dolencia de su padre, un cirro
en el píloro o cáncer de estómago,4 pero no se lo dijo a nadie hasta que estuvo lo
suficientemente seguro de que así estaba sucediendo.
Napoleón había estipulado en su testamento el deseo de ser enterrado a las orillas del
Sena, pero se le dio sepultura en Santa Helena. En 1840, a instancias del gobierno de
Luis Felipe I, sus restos fueron repatriados. Trasladados en la fragata Belle-Poule, se
depositaron en Les Invalides (París), la llegada de los restos de Napoleón fue muy
esperada en Francia. Durante su funeral sonó el Réquiem de Mozart.