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Twain seala un importante aspecto del apuro que no puede ser una
mera reaccin fisiolgica, sino que implica necesariamente una
concepcin relativamente compleja del yo, como un yo entre otros, un
yo sujeto a las expectativas y juicios de los otros, que el yo puede luego
interiorizar y aplicar a s mismo.
El arrepentimiento es el ms inocente del lote de emociones, aunque, a
diferencia del apuro, admite la culpa.
Por lo general, la persona que se arrepiente sufre el dao. De hecho, el
arrepentimiento puede ser meramente proforma, sin sentimientos
alguno, como cuando nos excusamos porque no podremos acudir a una
fiesta o a una recepcin a la que no tenamos ganas ni intencin de
asistir.
No es que estemos engaando o siendo hipcritas. El arrepentimiento
como tal no exige demasiado compromiso ni implicacin emocional.
Pero la seriedad del arrepentimiento tiene que ver con la profundidad de
la prdida, no con la cantidad de culpa.
Tenemos o deberamos tener remordimientos por haber cometido un
delito grave o por haber herido gravemente a otra persona .
A diferencia de la mayora de los casos de arrepentimiento, el
remordimiento puede ser una emocin debilitante, dependiendo de la
gravedad de la ofensa: habiendo arruinado la vida de otro.
A diferencia del arrepentimiento y el apuro, el remordimiento no slo nos
hace sentirnos culpable y responsables, sino que, al igual que la culpa,
es ya una forma de castigarnos a nosotros mismos. Moralmente es una
emocin muy onerosa.
Creo que deberamos distinguir entre asumir la responsabilidad y ser
responsables, una distincin ignorada con frecuencia por los filsofos.
Tanto la vergenza como la culpa son emociones moralmente
relevantes, pero con diferencia. Ambas son emociones sociales, no slo
porque involucran a otras personas, sino porque los dos tienen que ver
con nuestro lugar en el orden social.
La vergenza es una emocin netamente social. Comporta la sensacin
de fallar seriamente a los que nos rodean violando sus normas, no
estamos a la altura de sus expectativas, decepcionndoles.