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20132120887
APRENDIENDO A MARAVILLAR
Cmo me hubiera encantado conocer docentes del estilo del Maestro Antonio
Iriarte! sus escritos me han permitido visualizar a un baquiano, (trmino que el
mismo adopta en El Arte de Maravillar), que de un modo astuto transmite saberes
sin presumirlos, un erudito que no ostenta su conocimiento (por mucho que este
sea) como bandera de gloria para opacar a los dems, sino aportndolo para
realmente ayudar a sus estudiantes, para guiarlos en el mundo de los saberes de
un modo prctico. Definitivamente mi carrera como docente en formacin del rea
de Ingls se ha dividido en dos, (antes de la ctedra y el acercamiento al maestro
Iriarte / despus de sta) en gran medida, debido a la particular manera en la que
se asume el privilegiado espacio de interaccin que es la clase.
Siento que tena un velo en los ojos, que me impeda ver ms all, siento ahora
que puedo hacer mucho ms, que mi paso como docente por la vida de mis
pupilos no ser como ha sido hasta ahora, ser en cambio, valorando mis
experiencias como docente, reconociendo la diversidad que puede haber en un
espacio educativo.
Admiro mucho la propuesta y quisiera adaptarla a mi experiencia personal y
profesional, motivar a un estudiante no es tarea fcil, afortunadamente me gusta
ensear y me gustan los retos. Y aqu encuentro uno grande y valioso.
A continuacin me sirvo de un texto annimo que le hace poco tiempo, en el cual
se ven reflejadas esas enseanzas que el maestro Antonio Iriarte nos transmite en
sus escritos. Todo eso que es el ser humano, su esencia, su condicin; esa
naturaleza que habita en l y que pide a gritos salir de las barreras de la razn.
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"Bajo la piel
habita el verbo mudo que somos.
He ah mi ofrenda..."
Al pasear en la calle con paso desprevenido y mirada atenta, mirando
rostros, veo historias. Ellas habitan hoy la piel de este diario en que
escribo mi memoria y me permiten recordar con la voz del desprotegido,
esa voz hambrienta que nunca ha comido a mi lado, porque come en mi
interior.
Se detiene el ltimo video, impregnando mi conciencia con el tibio
clamor de un abrazo fervoroso y multitudinario... Se escuchan algunos